AL JUZGADO DE LO CONTENCIOSO-ADMINISTRATIVO DE ZARAGOZA DON ISAAC GIMENEZ NAVARRO Procurador de los Tribunales y de la ASOCIACION PARA LA DEFENSA DE LA SANIDAD PUBLICA, con CIF nº …. y con domicilio a efectos de notificaciones en …….; ……………………………, cuyas demás circunstancias, así como mi mandato y representación, constan en la escritura de poder que, debidamente bastanteada, acompaño al presente escrito (Documento nº UNO), con ruego de su inserción en Autos y devolución del original, ante el Juzgado de lo Contencioso-Administrativo de Zaragoza al que por turno corresponda comparezco y, como mejor proceda en Derecho, DIGO: Que, en fecha 17 de febrero de 2015, fue publicado en el Boletín Oficial de Aragón nº 32, el anuncio del Servicio Aragonés de Salud, por el que se convoca, por tramitación ordinaria y anticipada, la licitación por procedimiento abierto, con admisión de variantes y varios criterios de adjudicación, del contrato de concesión de obra pública para la construcción y explotación del nuevo Hospital de Alcañiz (Teruel). Considerando que dicha resolución no es conforme a Derecho, por medio del presente escrito vengo a interponer RECURSO CONTENCIOSO-ADMINISTRATIVO contra la convocatoria, por el Servicio Aragonés de Salud, por tramitación ordinaria y anticipada, de la licitación por procedimiento abierto, con admisión de variantes y varios criterios de adjudicación, del contrato de concesión de obra pública para la construcción y explotación del nuevo Hospital de Alcañiz (Teruel). En cumplimiento de los requisitos exigidos por el artículo 45 de la Ley 29/1998, reguladora de esta Jurisdicción, hago constar: PRIMERO: Que, en cumplimiento de lo previsto en el art. 45.2.c), se adjunta, como DOCUMENTO Nº DOS, copia del BOA nº 32, en el que figura el texto íntegro del acto administrativo objeto de esta impugnación. Asimismo, como DOCUMENTOS Nº TRES al …… , se aportan certificaciones de los acuerdos adoptados para la interposición del presente recurso contencioso-administrativo, por las distintas Entidades recurrentes. 1 SEGUNDO: El presente recurso se interpone dentro del plazo legalmente establecido en el artículo 46.1 de la Ley de la Jurisdicción Contencioso-Administrativa, es decir, en el plazo de dos meses a contar desde la publicación en el Boletín Oficial de Aragón de la convocatoria de licitación impugnada TERCERO: Se acompañan, como ya hemos señalado ut supra, como Documento nº UNO, en virtud del art. 45.2.a), los poderes que acreditan la representación que ostento, debidamente bastanteados. CUARTO: Deberá darse al recurso la tramitación del procedimiento ordinario por razón de las pretensiones en el mismo ejercitadas, superiores a 30.000 euros. Por lo expuesto, SUPLICO AL JUZGADO: Que, teniendo por presentado este escrito, con los documentos que se acompañan y sus copias, se sirva admitir todo ello, teniendo por comparecido y parte al Procurador actuante, en nombre y representación de la ASOCIACION PARA LA DEFENSA DE LA SANIDAD PUBLICA…………………………, contra la convocatoria, por el Servicio Aragonés de Salud, por tramitación ordinaria y anticipada, de la licitación por procedimiento abierto, con admisión de variantes y varios criterios de adjudicación, del contrato de concesión de obra pública para la construcción y explotación del nuevo Hospital de Alcañiz (Teruel); y que, en virtud del artículo 48 del mismo texto legal, se solicite la remisión del expediente administrativo para que, en su momento, se me dé traslado del mismo a fin de formalizar el escrito de Demanda, prosiguiendo con los demás trámites legalmente establecidos hasta dictar Sentencia estimatoria de las pretensiones de mi representada. PRIMER OTROSÍ DIGO: Que, siendo general para pleitos el poder que acompaño, y precisándolo para otros usos, SUPLICO AL JUZGADO: Que tenga por hecha la anterior manifestación y acuerde la devolución de dichos poderes, una vez tomada nota bastante en Autos. SEGUNDO OTROSÍ DIGO: Que, sin perjuicio de la que tenga a bien señalar el Juzgado, conforme a lo prevenido en el artículo 40 de la Ley Jurisdiccional, esta parte manifiesta que la cuantía del presente recurso es indeterminada. 2 SUPLICO AL JUZGADO: Que tenga por hecha la anterior manifestación, en relación con la cuantía del procedimiento, a los efectos legales procedentes, y sin perjuicio de la competencia que a este Juzgado corresponde para la definitiva fijación de la misma. TERCER OTROSÍ DIGO: Que interesa a esta parte la SUSPENSIÓN CAUTELAR del acto administrativo impugnado. Para determinar, en cada caso concreto, si procede o no la tutela cautelar, es precisa la ponderación de tres elementos: la intensidad con la que el interés general demanda la ejecución inmediata del acto, la intensidad del daño que la ejecución inmediata del acto administrativo puede causar a su destinatario, y la apariencia de buen derecho de quien solicita la tutela cautelar Respecto de los dos primeros elementos, el Auto del Tribunal Supremo de fecha 21 de enero de 1997, Ar. 84, afirma que, “cuando las exigencias de ejecución que el interés público presente sean tenues, bastarán perjuicios de escasa entidad para provocar la suspensión. Por el contrario, cuando aquellas exigencias sean de gran intensidad sólo perjuicios de muy elevada consideración podrán determinar la suspensión”. Y, en cuanto a la apariencia de buen derecho, el Auto del Tribunal Supremo de fecha 17 de marzo de 1995 establece que, si bien “no puede ser por sí sola causa determinante de la suspensión de los actos administrativos recurridos, sí es criterio complementario con el principal de la existencia de daños y perjuicios de imposible o difícil reparación”. Veamos los tres elementos: A) Es manifiesto que el interés público no exige la inmediata ejecución del acto administrativo impugnado: Para el Tribunal Constitucional, el privilegio de la autotulela encuentra su fundamento constitucional en el art. 103.1 CE, si bien, advierte, se trata de un fundamento abstracto y genérico, cuya existencia ha de verificarse en cada caso concreto, cuando el interesado cuestione ante los órganos judiciales la necesidad de dar inmediato cumplimiento al acto impugnado (STC. 78/1996). Se considera que la forma “constitucionalmente correcta” de afrontar las solicitudes de medidas cautelares es la que comienza por preguntarse si el acto administrativo recurrido, y frente al que se solicita la tutela judicial cautelar, necesita ser ejecutado inmediatamente o, lo que es igual, si el interés público, entendido como la necesidad de servir con eficacia a los intereses generales, demanda su in3 mediata ejecución, porque, si no es así, no hay fundamento constitucional que legitime la prerrogativa de la ejecutividad de dicho acto. Obviamos la transcripción de los artículos 129 y ss. LJCA, reguladores de la tutela cautelar judicial, en los que se destaca la necesaria ponderación de los distintos intereses en conflicto, la necesidad de analizar si la ejecución del acto puede hacer perder la finalidad legítima del recurso y el contenido del art. 130.2, que, como cláusula de cierre, prevé la denegación de la medida cautelar cuando pueda causarse perturbación grave de los intereses generales o de tercero, lo que no ocurre en el asunto que nos ocupa. Es claro que el acto recurrido (la convocatoria de licitación del Nuevo Hospital de Alcañiz) no requiere la inmediata ejecución del mismo, pues la población de Alcañiz, si bien, en el medio y largo plazo, va a precisar del nuevo Hospital, a fecha de hoy y en los próximos dos años (lo que puede durar el procedimiento) tiene sus necesidades sanitarias correctamente atendidas por el antiguo (actual) Hospital de Alcañiz, en pleno y correcto funcionamiento e íntegramente gestionado, en todos sus servicios, hospitalarios y no hospitalarios, por el SALUD, misma gestión que se pretende por partes de los recurrentes para el nuevo Hospital, en contra de lo licitado. Y, es más, a tenor de lo que señalaremos a continuación, dados los desmedidos costes del contrato de concesión de obra pública que nos ocupa, muy superiores a un contrato de obra pública ordinario, con posterior gestión directa o indirecta por la Administración, lo que requiere el interés general es la no ejecución del acto administrativo impugnado; al menos durante el año o dos que dure el procedimiento en la primera instancia. B) En el asunto que nos ocupa, el “fumus boni iuris” juega a favor de la suspensión del acto. Comenzaremos la fundamentación citando a Don Marciano Sánchez Bayle, con una transcripción parcial de su documento de trabajo nº 182/2014 “La privatización de la asistencia sanitaria en España”: “El siguiente paso, no en el tiempo, pero sí en la intensidad de la privatización ha sido la puesta en marcha de las iniciativas de financiación privada (PFI por sus siglas en inglés = private finance initiative), un modelo que se puso en marcha en el Reino Unido como una variante de la colaboración público-privada por el gobierno conservador de John Major en 1992 y que posteriormente se ha extendido a muchos países del 4 mundo (…). El sistema PFI consiste básicamente en que una empresa o un grupo de empresas privadas construye un centro (no necesariamente sanitario, también se ha empleado para centros educativos, etc.) pone la financiación para hacerlo y luego las administraciones públicas le pagan durante un plazo entre 20 y 30 años según los casos concretos un canon establecido previamente, además las empresas privadas se hacen cargo de las actividades de mantenimiento y de otras en teoría no relacionadas directamente con la prestación del servicio (en el caso de los hospitales todas la consideradas no sanitarias, es decir todas excepto la enfermería y la práctica médica). En España los primeros hospitales PFI se construyeron en la Comunidad de Madrid, un total de 6 centros, 5 de ellos constituyendo una sociedad pública para gestionar cada uno de los mismos, manteniendo la adscripción al sistema público de la parte sanitaria en el de Majadahonda (resultado del cierre y el traslado del personal de la Clínica Puerta de Hierro). La apertura se produjo en 2007, excepto el de Majadahonda que lo fue en 2008. Del funcionamiento de estos centros conocemos poco o nada por los datos oficiales porque el secretismo y la falta de transparencia han sido la norma. Lo que si se conoce es la sobredotación presupuestaria de los centros de modelo PFI y/o titularidad privada respecto a los centros públicos. Por poner un ejemplo, en 2010 el presupuesto cama/año de los centros de gestión pública era de 277.375 €/año de media y el de los centros de gestión privada suponía 434.686 €/año de media; y en 2011 el de los hospitales públicos era de 307.187 €/año de media, mientras que el de los hospitales privados y PFI fue 485.970 euros, lo que contradice la supuesta mejora de la eficiencia de estos centros. Otro hecho a tener en cuenta es que, siendo el coste de construcción de los 7 hospitales que se abrieron en primer lugar de 701 millones de euros, al acabar 2011 las empresas concesionarias han recibido 763´1 millones de euros (de acuerdo con los cálculos del concurso inicial), quedando una deuda de 4.284´7 millones de euros, por lo que es evidente que podrían haberse construido escalonadamente a un precio netamente inferior sin incurrir en la exorbitante deuda actual. También es conocido que las concesionarias han reclamado a la Comunidad Autónoma de Madrid 80 millones de euros en concepto de pérdidas y un aumento del canon anual de 9´2 millones de euros (sobre una rentabilidad esperada del 11´5%, declaran haber obtenido ¡¡sólo!! el 9%) En este mismo ámbito de cosas se conoció en 2012, en el Informe del Tribunal de Cuentas, que en 2010 la Comunidad de Madrid, sin darle publicidad, había aumentado el canon en 1´9 millones € anuales, y que ha estado pagando directamente al personal no sanitario que trabajaba en Majadahonda, ahorrándole a la empresa concesionaria un total de 11 millones de euros. (…) 5 El modelo PFI ha tenido numerosas críticas en Reino Unido, que es donde existe una más dilatada experiencia de su funcionamiento. Las críticas pueden resumirse en los siguientes aspectos (McKee 2006, Talbot-Smith 2006, Fisher 2007, Pollock 2012, Ruane 2012, Francis 2013): -Resulta mucho más caro (entre 7 y 8 veces) debido tanto a los elevados intereses de los préstamos como a la necesidad de las empresas de obtener beneficios, como al hecho de que permite manipulaciones financieras que encarecen los costes al estar ligados los contratos a actualizaciones automáticas con indicadores financieros (Libor). -Disminuye de manera importante el número de camas y el personal sanitario y no sanitario. -Se ha encontrado aumentos de las enfermedades nosocomiales e incluso se ha responsabilizado a este modelo de la elevada mortalidad detectada en el hospital de Staffordshire”. Pues bien, del Pliego de Cláusulas Administrativas Particulares del contrato de concesión de obra pública del “Nuevo Hospital de Alcañiz”, sometido a información pública, se infiere que estamos ante un Hospital modelo PFI, en cuya construcción y explotación se van a dar todos los problemas y vicios que se han referido con anterioridad. La empresa que resulte adjudicataria va a construir el Nuevo Hospital, encargándose de su urbanización, financiación y puesta a disposición del mismo al SALUD, y a cambio la concesionaria va a recibir un canon mensual desorbitado con revisión anual indexada al IGC, y además va a gestionar (con beneficios, lógicamente) los servicios de mantenimiento general del edificio, instalaciones y mobiliario general, conservación de viales y jardines, suministros y gestión energética, mantenimiento y gestión del aparcamiento, mantenimiento del equipamiento de electromedicina, transporte interno-externo, seguridad, restauración para pacientes, limpieza, desratización, desinsectación y desinfección, residuos urbanos y sanitarios; y a lo anterior se añade que la concesionaria va a tener todos los derechos de explotación (con beneficios, lógicamente, también) de cafetería-restaurante y comedor externo, servicios multimedia/TV, máquinas de vending y otras explotaciones comerciales, previa autorización de la Administración. Si se analiza el “Estudio de la viabilidad económico-financiera del Nuevo Hospital de Alcañiz”, fechado el 20 de noviembre de 2014, también sometido a información pública, el presupuesto total del Hospital (edificación, urbanización y mobiliario) es 99.381.786´43 euros (IVA incluido), el período de explotación por la concesionaria es de 20 años, a iniciar en enero de 2018, y durante ese período está prevista 6 una rentabilidad garantizada para el concesionario del 7´5% (más una segunda retribución que garantiza un 6´5% adicional), lo que implica una Cantidad Máxima Anual (en euros 2014) –que, como siempre y tal y como nos dicta la experiencia más reciente, será mínima- de 18´08 millones de euros (IVA incluido). Como puede colegirse del Pliego de Cláusulas y del Estudio de Viabilidad, se prevé un calendario de ejecución de tres ejercicios, entre 2015 y 2017, con unos porcentajes de compromiso de gasto del 39´7%, 32´4% y 27´9%, lo cual supone unas cantidades anuales de 38’2, 31’2 y 26’8 millones de euros, que no parecen imposibles de asumir por el SALUD, que va a tener que asumir y estar pagando durante 20 años la media (mínima, como ya advertimos) de 18´08 millones de euros a la concesionaria. ¿Quid prodest? En el propio Estudio de Viabilidad, sus autores (AFI-CAP), cuando analizan el sistema de concesión pública, después de señalar una serie de “ventajas”, como que se resuelve simultáneamente la financiación, explotación y mantenimiento de la infraestructura; que se trasladan parcialmente los riesgos del proyecto fuera de la Administración; y que se produce un menor impacto en las cuentas públicas durante el período de construcción, difiriéndose ésta en el tiempo, se señalan como inconvenientes, los siguientes: “-Complejidad en la determinación del equilibrio de riesgos entre la Administración y el explotador. -Dificultades potenciales de estimación de la demanda de algunos servicios y de las tarifas a aplicar. -Necesidad de la Administración de realizar un continuo seguimiento y control de la concesión de manera permanente. -La Administración ha de soportar el IVA de la Cantidad Máxima Anual (CMA), concepto que se podría evitar con otra forma de gestión. -El coste de financiación al que se somete el privado es superior al que soportaría la Administración Pública. -Desde la experiencia de AFI-CAP en proyectos de similares características, el proyecto de obra, las condiciones de explotación y los diferentes supuestos de modificación contractual han de estar perfectamente definidos, porque a posteriori podría conllevar reequilibrios permanentes con los problemas de negociación que ello supone”. Tal y como acreditaremos en la fase de prueba, con las periciales oportunas, el Gobierno de Aragón ha escogido un tipo de contrato totalmente inadecuado para el servicio público sanitario. Si bien el contrato de concesión de obra pública puede ser adecuado, e incluso óp7 timo para construir una autopista o un aeropuerto (y aun así todos conocemos los problemas que han generado las concesionarias, con sus intentos de reequilibrio económico de la concesión), no es válido para la prestación de un servicio como el sanitario (o el educativo), que va a ser prestado por funcionarios y personal de la Administración: médicos y enfermeras (o profesores), y donde la concesionaria sólo asume un papel, totalmente ajeno al servicio público, de “acreedor” y beneficiario de una supuesta (falsa) incapacidad de la Administración para financiar una obra (100 millones de euros) y una serie de servicios durante 20 años. Para lo que sirve el contrato de concesión de obra pública implementado a la construcción de hospitales no es para la mejor prestación del servicio, y ni siquiera para la mejor financiación, sino que sólo sirve para dar un gran paso en España hacia la privatización de la sanidad y para trasvasar ingentes fondos públicos (los impuestos de los contribuyentes) a las empresas del Ibex. En el contrato que nos ocupa, no sólo se da un gran paso hacia la privatización de la sanidad, sino que, además, el Gobierno de Aragón se va a obligar a abonar a una concesionaria –según el propio Informe de Viabilidad Económica- unas cantidades que, al garantizarse el beneficio del 7´5 % anual (¡una barbaridad!) –más un 6´5% adicional- va a suponer 18´08 millones de euros (IVA incluido), que, en veinte años de concesión, representan casi 400 millones de euros (que con actualizaciones anuales se calculan en 500 millones), por un hospital cuya puesta en funcionamiento cuesta apenas 100 millones de euros, dejándose los servicios no clínicos a la concesionaria, quien, obviamente, los reducirá cuanto pueda en aras al ahorro y al beneficio propio, y además dejándose la explotación de todos los negocios lucrativos del Hospital al concesionario (¿cuánto pagaría una empresa de restauración por el restaurante o el bar del Hospital?, ¿y una empresa de TV y multimedia?, ¿y una floristería? … ingresos todos éstos que pasan directamente a la concesionaria). Consideramos que es un contrato no aplicable al servicio de salud pública y extraordinariamente ventajoso para quien resulte adjudicatario -y desastroso para el interés general, tanto en términos económicos como en términos de prestación del servicio-. El contrato en cuestión supone un primer (y gran) paso hacia la privatización del servicio público de sanidad, supone la privatización de todos los servicios no clínicos y rentables del hospital (limpieza, cocinas, mantenimiento, lavandería, seguridad, archivo de historias, laboratorio, radiología …), y supone el placet de la Administración para la instalación y 8 explotación de los negocios más rentables del Hospital (restaurante, bar, tiendas …), manteniéndose, eso sí, la financiación pública de los servicios clínicos y sanitarios, prestados por personal estatutario de la Administración (médicos y enfermeras). Si pensamos hoy que todas las grandes constructoras del país tienen ya sus divisiones de limpieza, restauración, vigilancia, mantenimiento, jardinería …, parece claro el pingüe beneficio para la concesionaria: cuando construye y urbaniza se lleva el beneficio industrial de la construcción; cuando gestiona servicios se lleva el beneficio industrial de todos ellos (mantenimiento, limpieza, cocina, lavandería, vigilancia …) y el cliente es la Administración; y, además puede establecer negocios lucrativos con clientela asegurada, pues tales actividades económicas se van a instalar dentro del Hospital de Alcañiz. Y todo ello a costa de los contribuyentes, tristemente representados, para esta ocasión, por el Gobierno de Aragón, el cual, dentro de 20 años, habrá trasvasado 500 millones de impuestos pagados por los ciudadanos a una empresa concesionaria (o a una UTE), que habrá hecho un negocio fácil y redondo. Se utiliza el contrato de concesión de obra pública para la construcción y gestión de un Hospital porque se está pretendiendo convencer de que la financiación privada es una mejor alternativa para la búsqueda de recursos para la construcción de cualquier infraestructura; pero se obvia que es, de siempre y por lógica, la financiación pública la que consigue que se le “fíe” a mejores precios por debajo de los del mercado bancario (vgr. créditos del Fondo Social Europeo, Banco Europeo de Inversiones, FEDER). Y si se obtiene el dinero “más barato”, menos dinero se abona a largo plazo; todo lo contrario que con las financiaciones “caras” de la empresa privada, incapaz de autofinanciarse. Además, utilizar el contrato de concesión de obra pública para una infraestructura como la del Nuevo Hospital de Alcañiz, cuyos principales servicios, los sanitarios, se van a prestar con funcionarios y personal a cargo y en nómina del Gobierno de Aragón, no parece que tenga demasiado sentido. Sí lo tendría el que para conseguir el mismo objetivo (construcción y explotación del Hospital) se licitara un contrato de obra –como siempre se ha hecho-, y luego los de gestión de servicios; y, así, la citada Administración podría gestionar directa o indirectamente, según prefiriera, los servicios no sanitarios, optimizando y pudiendo controlar los costes y la eficiencia; y el Gobierno de Aragón podría gestionar también directa o indirectamente, según eligiera, las actividades lucrativas o negocios a instalar en el Nuevo Hospital; y 9 nunca se podría plantear el problema (tan previsible como que se producirá) de que, como advierte AFI-CAP en su Estudio de viabilidad económica-financiera, la concesionaria, tarde o temprano, ponga a la Administración entre la espada y la pared, en la búsqueda de un “reequilibrio” de un supuesto desequilibrio económico-financiero del contrato en contra de la concesionaria. Últimamente en España son demasiados los ejemplos de rescates forzosos de las Administraciones a “sus” concesionarias, por desequilibrios y porque no se obtiene el beneficio garantizado, con el consiguiente perjuicio a los contribuyentes. C) Existe “periculum in mora”. Si conectamos con las palabras del propio Tribunal Supremo contenidas en el Auto de 21 de enero de 1997, transcritas ut supra (“cuando las exigencias de ejecución que el interés público presente sean tenues, bastarán perjuicios de escasa entidad para provocar la suspensión. Por el contrario, cuando aquellas exigencias sean de gran intensidad sólo perjuicios de muy elevada consideración podrán determinar la suspensión”), el hecho de hallarnos ante una nula exigencia de inmediata ejecución y ante unos perjuicios de muy elevada consideración, parece que debería conducir al otorgamiento de la tutela cautelar. Parece claro que si continúa la licitación y hay adjudicación, si luego ésta se anula porque el Juzgado llega a la conclusión de que el contrato de concesión de obra pública impugnado (el que consta en Pliegos y se analiza en el informe de viabilidad) no es legal, ni es el adecuado para la construcción de un Hospital ni para el interés general (100 millones de inversión particular inicial, para recibir 500 millones en veinte años a cargo del Gobierno de Aragón), el concesionario que resulte adjudicatario pedirá todo tipo de indemnizaciones. Es por todos conocido el Auto de fecha 10 de julio de 2013, dictado por el Tribunal Superior de Justicia de Madrid, Sección Tercera, en la pieza de medidas cautelares nº 674/2013, por la que se acordó: “ADOPTAR LA MEDIDA CAUTELAR URGENTE solicitada y suspender provisionalmente la ejecución de la Resolución de 30 de abril de 2013 de la Viceconsejería de Asistencia Sanitaria de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid por la que se hace pública la convocatoria para la licitación del contrato de servicios denominado “Gestión por concesión del servicio público de la atención sanitaria especializada correspondiente a los hospitales 10 universitarios Infanta Sofía, Infanta Leonor, Infanta Cristina, del Henares, del Sudeste y del Tajo”. Y también el Auto que fuera dictado el 17 de abril de 2006 por el Juzgado Contencioso-Administrativo nº 2 de Zaragoza, suspendiendo las obras del nuevo Campo de Fútbol: “Estimar la medida cautelar solicitada consistente en la suspensión instada por los recurrentes respecto dos acuerdos de la Junta de Gobierno Local de 23-12-2015 que aprobó el Proyecto de Nuevo Campo de Fútbol y 3-22006, que adjudicó las obras a la UTE ACCIONA INFRAESTRUCTURAS, SA - SACYR, S.A., por lo que acuerdo la suspensión de ambos, previa prestación de doscientos mil euros de fianza en el plazo de quince días”. En aras a evitar esas indemnizaciones que el adjudicatario del concurso impugnado, todavía en el trámite de convocatoria de licitación, pudiera solicitar, de anularse el contrato de concesión de obra pública objeto de litis, es por lo que se viene a solicitar la medida cautelar de suspensión de la convocatoria, por el Servicio Aragonés de Salud, por tramitación ordinaria y anticipada, de la licitación por procedimiento abierto, con admisión de variantes y varios criterios de adjudicación, del contrato de concesión de obra pública para la construcción y explotación del nuevo Hospital de Alcañiz (Teruel). Esta parte, en su Demanda, va a solicitar la anulación y revisión del tipo de contrato escogido por el Gobierno de Aragón (y de varias cláusulas de su Pliego) para la construcción del Nuevo Hospital de Alcañiz y que se abandone el contrato de concesión de obra pública y se implemente el sistema tradicional para la urbanización, edificación, financiación y gestión del Nuevo Hospital: un contrato de obras y los subsiguientes de gestión de los servicios propios del hospital, tanto los sanitarios como los no sanitarios. Por lo expuesto, SUPLICO AL JUZGADO: Que dicte Auto de SUSPENSIÓN CAUTELAR del acto administrativo impugnado, con base en los argumentos expuestos y al quedar acreditada la concurrencia de los requisitos jurisprudencialmente exigidos para que se acceda a dicha suspensión. Zaragoza, a 7 de abril de 2015. 11