El efecto Joule, a vista de pájaro, es el desprendimiento de calor provocado por el movimiento de electrones –también conocido como corriente eléctrica– por un material. Este efecto se recoge en la fórmula Q = P x t, donde “Q” es energía o calor desprendido (también representada por la letra E y medida en Julios o Calorías), “P” la potencia consumida (medida en vatios) y “t” el tiempo transcurrido (medido en segundos). Para entender el efecto Joule, debemos entender el origen de las corrientes eléctricas. Para ello, imaginemos un circuito simple con una pila de 6 Voltios (con un polo positivo y otro negativo) y una resistencia de unos 3 ohmios. 1. Al conectar la pila al circuito, los electrones almacenados en la pila comenzarán a recorrer el circuito desde el polo positivo hasta el negativo, atravesando los cables y la resistencia conectada al mismo. 2. Estos electrones se mueven a causa de una diferencia de potencial –que, en este caso, es de 6 voltios–. Para entender dicho concepto, imaginemos una escalera. El polo positivo es la zona superior de la escalera. El polo negativo, la zona inferior. Desde la zona superior, hacemos rodar unas bolas. Estas, inevitablemente, comenzarán a descender hacia abajo por la fuerza gravitatoria. Con los electrones ocurre algo similar. Este movimiento de electrones del polo positivo (mayor potencial) al polo negativo (menor potencial) es lo que conocemos como corriente eléctrica. 3. Al moverse esos electrones, estos impactan con otros átomos y partículas subatómicas (las que componen los cables, las resistencias, etc.) y, por lo tanto, provocan que estas se muevan en mayor o menor medida. Al aumentar su movimiento, aumenta su energía y, por lo tanto, el desprendimiento de calor al exterior. Este desprendimiento inevitable –solo sería evitable si los materiales conductores fueran 100% perfectos, algo que es imposible de lograr– de energía en forma de calor se conoce como el efecto Joule.