Energía, desarrollo y conflictos sociales. Prof. Carlos Duran JoseMontt Durante el siglo XX, especialmente en los Estados con tendencias desarrollistas, y aunque con distintas mecánicas, han fomentado el aumento de infraestructura Estatal con el fin de resolver ciertos problemas estructurales que aquejan a las economías latinoamericanas. La Expansión y entrada especialmente de capitales ingleses y americanos desde 1880 hasta aproximadamente la primera mitad del siglo XX al continente contribuyen a la expansión Estatal latinoamericana y significará la primacía de la lógica de la división internacional del trabajo y la canalización de capital en busca de mejor rendimiento. El crecimiento basado en la exportación-importación de estos países se ubica en la lógica de países centro-periferia, donde estos últimos se enriquecerían en la medida en que los países altamente desarrollados demandaran productos alimentarios y materias primas que no posee. Si bien la lógica de acción de los Estados latinoamericanos varía dependiendo del concepto según el cual cataloguemos al mismo y del apego al ideal centro-periferia, podemos decir que para todos estos, ya sea de corte desarrollista o dictatorial-conservador, ocupan como el recurso lingüístico del “progreso” para entregarle sentido a una acción. El relato del “progreso”, especialmente referido al plano económico, pareciera impregnar cualquier discurso político latinoamericano de aquella época, haciendo patente que el núcleo de la discusión no era la teleología histórica, sino más bien el modo de llegar a él. Una preocupación transversal de estos Estados, por un lado y las empresas que buscan maximización de sus recursos y ganancias, por otro, posiciona como una preocupación central del Estado la creación de una matriz energética sólida que tenga la capacidad de abastecer la gran y creciente demanda empresarial que significaría los capitales frescos, ya sea nacionales o internacionales. El caso de Brasileño, con sus continuas dictaduras, nos entrega pautas para afirmar que el carácter nacional- desarrollista de un estado no es siempre una expresión de la voluntad popular ni democrático, mientras que tampoco pareciera una contradicción histórica el afirmar que un gobierno autoritario como el Strossner, mediante préstamos extranjeros, utilizó la narrativa desarrollista –a pesar de ser un conservador o contrarevoucionario- para fomentar la construcción de megaproyecto binacionales. En un contexto dictatorial, la narrativa nacional-desarrollista como método de legitimación prevalecería por sobre los intereses particulares de los integrantes de aquel estado, posicionando al progreso de forma unidireccional y bueno en si mismo. En este sentido, este estudio se vuelve interesante pues la respuesta del Estado brasileño y Paraguayo ante esta necesidad energética para afrontar el desarrollo se materializaría en la hidroeléctrica binacional de Itiaipú, la mayor generadora de energía a nivel mundial, emplazado en una zona geográfica de gran importancia y disputada desde la época colonial entre la corona española y Portuguesa, por medio de los Bandeirantes. Este hecho, sumado a otros factores, dificulta la aceptación del proyecto ante la población local, los cuales han generado diversos mecanismos de resistencia que se traducen no solo a alterar la cotidianeidad, sino también implica el cuestionar la narrativa institucional, y por ende, su propia identidad como estado nacional. este discurso compartido, supone que desarrollo económico como objetivo indiscutido y consensual, unificando la nación en torno a economías nacional autonomías y sociedades modernas y democráticas, por medio de la industrialización, o en otros casos, la construcción de la vía socialista. Para José Luis Fiori, “a pesar de esta amplia convergencia estratégica, las políticas desarrollistas sólo hayan sido aplicadas de forma muy puntual, irregular y descoordinada”. Uno de aquella nación, Brasil, ““la matriz teórica y estratégica que tuvo más importancia no fue ninguna de estas tres [teoría weberiana de modernización económica, teoría estructuralista CEPAL, Teoría marxista) , por el contrario, fue la teoría de la “seguridad nacional” formulada por los militares brasileños que tuvieron un papel central en la construcción y en el control o tutela del “estado desarrollista”, entre 1937 y 1985. El “desarrollismo militar” dio sus primeros pasos en Brasil, con la Revolución del 30 y con el Estado Nuevo, pero recién en los años 50, se transformó en una ideología y en una estrategia específica y diferenciada dentro del universo desarrollista, siendo la única que asociaba explícitamente la necesidad del desarrollo y de la industrialización, con el objetivo prioritario de la “defensa nacional”. Por otro lado, En cuanto al caso paraguayo estudiado por Herken, Arce y Ovando, en el que describen la economía desde 1940 hasta 2008, distinguen 3 periodos fuertemente diferenciado, del cual tomaremos 2 por su importancia en esta investigación. La primera, que abarca desde 1940 hasta 1970, está marcada por las consecuencias negativas provocada por la guerra civil acaecida el año 1947, la cual influye en ul crecimiento de tipo vegetativo, denominado como “gran retardo” que caracterizó el periodo. El segundo periodo y central para este estudio, está caracterizado por un acelerado crecimiento económico “de tipo asiático”, obra en gran medida del shock endogeno que significó el Megaproyecto Itaipú, que irá a la baja a partir del año 1982, recuperando un crecimiento estancado. En esta línea, un proyecto de necesidad binacional emplazado en un territorio fronterizo caracterizado por un conflicto histórico que data hace mas de 200 años entre Paraguay, que implicó además la movilización y reubicación de miles de afectados con la consiguiente destrucción de la seguridad financiera de aquellas familias, no es de fácil tramitación. A pesar de que su construcción aseguró el pleno empleo, un alto índice PIB y cifras macroeconómicas positivas, las cargas negativas del proyecto generó un escenario de conflicto potencialmente desestabilizador para el gobierno de Strossner. Para orientar esta investigación utilizaremos la pregunta: ¿Qué formas de resistencia y organización emerge entre los habitantes afectados por las necesidades Estatales, materializado en el proyecto energético binacional de Itaipú? Tomando en cuenta la cercanía de la aprobación del proyecto energético de itaipú con el de Yacyterá (entidad binacional paraguayo-argentino), ocuparemos también este caso para realizar un paralelo al caso principal. En este sentido, creemos que éste estudio demostrará, en primer lugar, que las categorías analíticas de los estados desarollistas (o militar-nacionalista) y su narrativa nacionalista quedan inutilizadas al adentrarnos en la descripción del largo proceso político-social que llevó a materializar el proyecto. En segundo lugar, con el fin de dimensionar los efectos que conllevó este proyecto, daremos cuenta de las problemáticas mas importantes que afectaron a los residentes del lugar, siendo el mayor problema uno de carácter conceptual: ¿Qué dimensiones se debe cumplir para ser considerado un “afectado”?. Por último, se analizara por medio de estudios previos los discursos, métodos y acciones directa que llevan a cabo los pobladores con el fin de visibilizar su lucha contra los intereses nacionales e internacionales. El Megaproyecto Binacional 1. Itaipú. Entre la política y la economía En cuanto a la represa de Itaipú, es considerada la séptima maravilla moderna de la ingeniería, por parte de la revista “sociedad americana de ingenieros civiles” del año 1995. Su imponente infraestructura produce alrededor de 103.098.366 MWh (2016), es destinado al consumo del 95% del Estado Paraguayo, mientras que el remanente energético es vendido a precio de producción a Brasil, cubriendo el 24% de su demanda energética. La mega construcción ha sido visitada por alrededor de 9 millones de turistas en éstas 2 últimas décadas según los informes oficiales de la binacional Itaipú. En su construcción participaron inicialmente 40.000 obreros, generando una inyección económica de tipo endógeno denominado “milagro paraguayo” o “crecimiento tipo asiático” bajo el periodo de gobierno de Strossner, que se traduciría en buenas cifras macroeconómicas. Por otro lado, de un costo inicial previsto de 2.033 US$, se llegó a un costo final de 20.000 millones US$, pues no se consideraron en el informe las obras temporales que requirió la puesta en marcha de la central principal que requirió la asistencia de 2 represas temporales- de los cuales la mayor parte de la inversión la realizó Brasil. Este megaproyecto se encuentra emplazado en la ciudad de Saltos del Guairá nombre tomado por el encuentro entre el rio Paraná y la cordillera del Mbrakajú, que producen un accidente geográfico de 7 saltos- y se realizó mediante la inundación de la zona afectada, lo que se tradujo en la desaparición del atractivo natural. Su inicio simbólico comienza con un gesto del dictador Paraguayo Alfredo Strossner, quien para oficializar un encuentro programático energético binacional con su par brasileño construye el puente de la amistad -en un contexto de relaciones internacionales tensas entre ambas naciones y con un pasado bélico que aún causa conflictos, especialmente en lo referido a los tratados que dieron por terminada la guerra del Chaco-. Su construcción, sin embargo, fue siempre materia de conflicto, incluso de orden militar. En el año 1965 Brasil pretendió la construcción del megaproyecto en territorio considerado como propio, ignorando así los tratados previos (el tratado Loizaga-cotegipe, del año 1872 y el Ibarra Mangebeira, de correspondiente al 1927) sobre los nuevos límites territoriales postguerra del chaco. por medio de la ocupación militar y con la intención de desviar el rio Paraná al territorio brasileño, se desconocía la legitimidad del cauce natural del Paraguay y elevó a niveles internacionales la tensión por los derechos sobre los mismos. En una entrevista realizada por el medio ABC color, el día 2 de julio del 2007, el general en retiro Adolfo Samaniego -oficial de la guarnición militar de puerto presidente Strossnerdeclaró:” No era un pequeño destacamento militar estacionado en la zona de Puerto Coronel Renato”. Luego agregó: “… y pude observar que dos batallones brasileños ocupaban completamente Puerto Renato. Mediante las indagaciones realizadas por los lugareños, también pude comprobar la presencia en las inmediaciones de un tercer batallón proveniente de Foz de Yguazú y de un cuarto, originario de Coronel Sapucaia”. Finalmente, y gracias al arbitrio de los estados unidos, en el año 1966 se suscribe el Acta de Foz de Yguazú, zanjando momentáneamente el conflicto bélico y diplomático por el aprovechamiento del Paraná. Por un lado, se estableció en el punto III la soberanía del Paraguay sobre el 50% de la energía a producir en el limítrofe río Paraná. En cuanto al aprovechamiento económico de los recursos, el punto IV expone que” la energía eléctrica eventualmente producida por los desniveles del río Paraná, desde e inclusive el Salto del Guairá o Salto Grande das Sete Quedas hasta la boca del río Yguazú, será dividida en partes iguales entre los dos países. Siendo reconocida a cada uno de ellos el derecho de preferencia para la adquisición de esta misma energía a justo precio, que será oportunamente fijado por especialistas de los dos países, de cualquier cantidad que no sea utilizada para la satisfacción de las necesidades del consumo del otro país”. (Acta de Iguazú punto 4, 1966). Además, planteaba la necesidad de una licitación internacional a cargo de la Internacional Engineering Company Inc. (IECO), de San Francisco, EEUU, y la ELC Electroconsul S.p.A de Milán, Italia, las que en el año 1970, proponen las dos posibles vías de aprovechamiento hídrico. Finalmente, se firma el tratado de Itaipú el año 1973. Éste, cuenta con 25 artículos y 3 anexos (sobre la administración de Itaipú, sobre las obras de Itaipú, sobre las condiciones económicas de contratación de energía y beneficios). Para el contexto del presente trabajo, es importante recalcar que se introdujeron modificaciones en cuanto al aprovechamiento hídrico: El Tratado sustituyó el derecho de preferencia acordado en el Acta y lo lo sustituyó por el derecho de adquisición, es decir, la entrega en exclusividad al Brasil de la energía no utilizada por el Paraguay, que le cedía su soberanía energética, sin posibilidad de venderla a terceros por 40 años. El valor que Paraguay recibe por esa compensación es de 9,4 dólares el megawatt/hora de energía producida. Esto lo establece el Anexo C, la tercera parte del Tratado que contiene el costo de la electricidad y cómo se maneja. El manejo a nivel político de los precios en la negociación de los factores de multiplicación del precio, los que son proporcionales a las capacidad de influencia del agente individual político, genera efervescencia en el sistema social, puesto que revitaliza el problema identitario en la población. En el medio de prensa ABC Color de Paraguay, basado en el último informe de James Spalding (2015), realizan un balance económico en lo estipulado en el Tratado de Iguazú hasta la actualidad. El primer año en el que percibió la compensación, fue el año 1989, cinco años después del inicio del funcionamiento del megaproyecto y los números ascienden a los US$ 13.415.500. la media de los 90s alcanzó los US$ 58 millones. Entre el nuevo milenio y el 2006, la media fue de US$ 71 millones y a partir de 2007, por primera vez se pasó la barrera de los US$ 100 millones mediante el aumento a finales del año 2005 del factor multiplicador de 4 a 5,1. Luego con la firma del Acuerdo del 25 de julio de 2009, se obtuvo la triplicación de dicho factor que pasó de 5,1 a 15,3. El acuerdo fue ratificado por el Congreso brasileño recién en mayo de 2011, con lo cual a partir de ese año la compensación comenzó a incrementarse y en los últimos años fue de unos US$ 300 millones. Considerando los neuvos factores tarifarios y los valores de mercado que rigen en Brasil según el medio de prensa, son US$ 68.807 millones, que de renta neta que dejó de percibir Paraguay por su parte de energía en Itaipú en tres décadas. De esta forma, el megaproyecto de Itaipú no solo debe considerarse como el punto de inicio de la “época de oro” de la economía Paraguaya, del pleno empleo y del gran PIB, sino que introdujo nuevas nuevas tramas de significado en la comprensión de la identidad paraguaya con respecto a sus vecinos Brasileños. Sumado al conflicto histórico en la zona de Itaipú, la población tiene el nuevo desafío de posicionarse políticamente el próximo 2023, año en el que comenzará el nuevo proceso de negociación tarifaria. 2. Los “afectados” Este posicionamiento nacionalista sin embargo es más fácil de realizar al no ser un afectado directo de megaproyecto. En los movimientos ambientales, “la mayoría de las estadísticas incluye como afectado a las personas desplazada por los embalses. En raras ocasiones e incluyen a aquellas que han sido privada de sus tierras y de sus forma de vida”. (A. Gomez p.77) El proyecto inicial no considero un estudio acucioso sobre los posibles efectos del desplazamiento forzoso de ciudades enteras en un proceso de poblamiento en manos de empresas privadas. El escrito de José Enrique Greño Velasco es decidor: “La crítica parece concluyente, al menos [en el segundo de los aspectos enumerados. [en referencia a posible amenaza en las tierras, declarado por el presidente de la Sociedad Nacional de Agricultura del Paraguay Lorenzo Mengual]. Ha comenzado la especulación de tierras en el área paraguaya cercana a la región fronteriza del río Paraná, donde se construirá la represa. El encarecimiento de las tierras facilita su adquisición por colonos brasileños, ya que los agricultores paraguayos no tienen posibilidad de competir por sus escasos recursos económicos” (p.77) de esta forma, el proceso migratorio trajo aparejado una reconfiguración en cuanto a los habitantes de las nuevas ciudades y de sus roles tanto actor económico. El encarecimiento de tierras por la especulación obliga al campesino paraguayo a migrar a tierras más alejadas, con menos capacidad de producción por un lado, o cambiar de actividad económica. Otro factor que dificulta la fácil aceptación de un megaproyecto de tal envergadura es que realizar un embalse también trae consigo una perdida identitaria. En el caso de la represa de yacyterá (hidroeléctrica binacional paraguayo-argentino), se contempló en el anexo B del tratado de 1973 una serie de medidas de mitigación que no fueron realizadas. El informe de 1993 de la fundación vida silvestre argentina arrojó sin embargo, que existen un aproximado de “50.000 pobladores rurales urbanos, deterioro del estado sanitario y pesquerías locales, y la inundación de valiosos yacimientos arqueológicos y ecosistemas naturales, incluidas unas 300 islas “(Cavalli, Ayelén p.4). Éste fenómeno es algo que se repite en los estudios de los megaproyectos hídricos en Latinoamérica, destacándose entre las luchas contra las hidroeléctricas el caso mexicano, la lucha contra HidroAysén en Chile y los casos expuestos hasta ahora en el Paraguay. Siguiendo con las categorías expuestas por Cavalli, el grupo de habitantes “Afectados” se dividen en dos: “(1) afectados directos que, con motivo del llenado del embalse, fueron relocalizados de su lugar de origen a otro lugar previsto para el reasentamiento poblacional o recibieron una indemnización monetaria por la expropiación de sus tierras por parte de la EBY […] (2) afectados indirectos a aquellos habitantes de las localidades que no fueron desplazados por el llenado del embalse pero sus comunidades sufren las consecuencias de ellos” (p.7). en el primer grupo, de las aproximadamente 80 mil personas, el 70% corresponde a habitantes paraguayos, casi 60 mil personas. En el caso específico de Yacyterá, los afectados directos se pueden subdividir en dos grupos. El primero “el grupo de personas que fueron afectadas los primeros años y que se encuentran reconocidos en el censo 1989/1990. En los 20 años de demora de ejecución de proyecto se instalaron nuevas familias en las zonas afectadas por als obras, gran parte de ella descendiente de afectados originario y de otras localidades perjudicadas”. (Idem, p. 8) De esta forma, podemos decir que la lucha semántica es de importancia en la construcción de un movimiento reivindicativo, pues permite la clara identificación del problema. El estado paraguayo no se ha hecho cargo de las obras de mitigación necesarias para resguardar la seguridad laboral, para preservar la configuración económica y las redes de las sociedades ya establecidas en las ciudades inundadas, ni tampoco veló por entregar algún mecanismo que le otorgue legitimidad a un proyecto que parece financiar (o subvencionar según los paraguayos) los intereses político partidista (a través de desvíos de fondos) y por sobre todo, a la industria Brasileña. Por otro lado, la perdida de zonas arqueológicas y de importancia histórica merman los elementos constructores de la identidad paraguaya (por ejemplo, la inundación de estaciones de trenes, molinos, museos, o la desaparición de las 7 caidas de agua) e invitan a repensar el problema energético en torno a las luchas populares como autodeterminación de los propios recursos frente a un Estado nacional que no defiende los intereses comunes, tanto intraestatal como en la relación entre estados. Así, “la lucha no se limita a una reivindicación sectorial, como una indemnización mas alta, sino que se enmarca en una critica estructural del proyecto y del sistema socioeconómico al que es funcional” (Idem. Pag 14). 3. Acción y reivindicación En el punto 165 de la comisión de verdad y justicia de Paraguay, hace mención del despojo “del hábitat de los Pueblos Mby’a y Avá Guaraní, a consecuencia de la construcción de las hidroeléctricas de Yacyretâ e Itaipú, respectivamente, no ha sido aún reparado en la proporción del daño causado a las comunidades.” En correspondencia con lo dicho anteriormente, estas comunidades indígenas ven en la lucha por la autodeterminación como derecho una de las vías legitimas de organización. El año 2005, los afectados llegaron a la OEA (CIDH) para criticar el modelo de desarrollo económico paraguayo y poner en evidencia el nulo proceso de negociación, consulta o participación de algún tipo de la población afectada. Debemos destacar para estos efectos la importancia del territorio de los Avá Guaraní: Itaipú significa piedra que suena, haciendo referencia al peculiar sonido de las caídas de agua que le permitían orientarse en su territorio. Por otro lado, los afectados no identificados con alguna etnia también vieron en un primer momento en las leyes una forma de lucha. Sin embargo, los diversos recursos de protección han sido rechazado por la justicia paraguaya. Esta negativa local, sin embargo, ha trascendido fronteras generando un movimiento regional en contra de los proyectos hidroeléctricos. “producto de las reuniones internacionales y de la consolidación e una estrategia mas amplia, se ha posibilitado y alentado la conformación de una serie de organizaciones y redes locales y nacionales”. (Gomez, Wagner, Torres, Martin, rojas p.97). Solo para nombrar algunos, existen el movimiento de afectados por las represas en Brasil (MAB) y la CMR, bajo el lema “afectados somos todos”. Bajo el alero de la MAB, surge la Red latinoamericana contra las represas y por los Ríos, sus Comunidades y el Agua (REDLAR) con presencia de doce países: Brasil, argentina Colombia, costa rica, chile , el salvador, ecuador, Guatemala, honduras, México Paraguay y panamá. Basado en lo expuesto por Alain Toureine, Myriam Elena Barone y carolina Ruiz Diaz, miembros de la universidad nacional de misiones, plantean que los movimientos sociales “se conforman por conducta de solidaridad grupal, asumida dy practicadas por estos actores, con el fin de disminuir o reducir la dominación social a la cual están condicionados […] la mayoría de los movimientos surgen sobre las relaciones sociales preexistentes”. P. (7-8). En este sentido, los movimientos sociales levantan -dentro de las figuras preponderantes de los asentamientos a trasladar- figuras que trascienden a nivel político-social en calidad de su figura de dirigente negociador, generando así tensión entre los políticos partidarios tradicionales y los dirigentes sociales, tensión que es liberada en algunos casos por el ofrecimiento de cargos institucionales partidarios a los mismos. En cuanto a la acción directa, podemos sostener que “lo escenarios públicos donde fueron expuesta las demandas fueron diversos: Cortes de ruta- único acceso de ingreso a la capital provincial-, carpas de protesta, comunidados de prensa, reclamos por medios de comunicación, etc y por supuesto en determinados momentos cruciales, por ejemplo: elecciones de gobernador” (Idem p.10). Conclusión En el presente trabajo planteamos el problema energético de los estados desarollistas como un problema que sobrepasa la división analítica de lo “económico” , “político” y “social”. La negociación de los precios en torno a tratados, realizado por negociadores estatales -presidentes, subsecretarios u otro organismo encargado- genera una alta politización en torno a la interpretación del resultado de las políticas energéticas del Estado. El malestar en torno a la subvención de energía al Brasil y los aislados cortes de luz, generan una hostilidad al proyecto levantado gracias a la narrativa nacionalista de Strossner y que deja huellas hasta hoy. Ad portas de un nuevo proceso de negociación este 2023, la expectativa de un aumento del valor y por ende, del ingreso a arcas estatales se torna importante incluso en los programas de gobierno y el apoyo popular de los no afectados directamente por el proyecto. En cuanto a los afectados – ya sea desplazados o quienes sufrieron otro tipo de reestructuración social- este posicionamiento nacionalista es inútil instrumentalmente para la legitimación de proyecto. Ante las negativas del gobierno paraguayo y de la entidad binacional, la respuesta a los proyectos hidroeléctricos sobrepasa las fronteras y, bajo el lema “todos somos afectados”, pretende reunir el malestar general de la población contra los intereses, ya sea internacionales (prestamistas), nacionales (políticos) o binacionales (empresas). La lucha por los derechos de todos así se trasforma en el nuevo foco que, aunque con expresiones particulares dentro de cada estado, manifiesta un sentir común. Bibliografía - Álvarez, Néstor, Jaume, Fernando, Sosa, Lautaro y Proyecto Podeci, FHyCS, UNaM (2009). Movilización, protesta y negociación. Los vecinos de posadas afectados por yacyretá. XXVII Congreso de la Asociación Latinoamericana de Sociología. VIII Jornadas de Sociología de la Universidad de Buenos Aires. Asociación Latinoamericana de Sociología, Buenos Aires - Cavalli, Ayelén (2011). Naturaleza, conflicto social y formas alternativas de construcción política. El rol de las asambleas de afectados ambientales. VI Jornadas de Jóvenes Investigadores. Instituto de Investigaciones Gino Germani, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires. - Resistencias sociales en contra de los megaproyectos hídricos en América Latina” Revista Europea de Estudios Latinoamericanos y del Caribe. - La mega-hidroeléctrica Yacyretá en el vórtice de las reconfiguraciones urbanas. El caso de las ciudades de Posadas, Argentina, y Encarnación, Paraguay. Estudio exploratorio. - Pasaron veinticinco años y todo…sigue igual. Historia de la lucha y conflictos de grupos sociales relacionados con la Hidroeléctrica Yacyreta –Argentina/Paraguay. Myrian Elena BARONE y Carolina RUIZ DIAZ. Ceed –Centro de Estudios Energéticos para el desarrollo –Universidad Nacional de Misiones- . - HIDROELÉCTRICA BINACIONAL ITAIPÚ: DEL PROYECTO ECONÓMICO Y GEOPOLÍTICO A LA RECONFIGURACIÓN SOCIO TERRITORIAL. Miriam Hermi Zaar.