Pentecostés1 Introducción En el capítulo 2, empieza a cumplirse la promesa que Jesús les había dado, al enviar el Espíritu Santo para que morase entre sus discípulos. En los siguientes textos está la promesa hecha por Jesús: Juan 14:17: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros. Juan 14:26: Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho. Juan 15:26: Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí. Juan 16:13: Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. Hechos 1:8: pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo. La fiesta escogida para el cumplimiento de la promesa del Espíritu Santo es la fiesta de Pentecostés o la fiesta de las semanas, según Éxodo 34.22: “También celebrarás la fiesta de las semanas, la de las primicias de la siega del trigo, y la fiesta de la cosecha a la salida del año”. Es muy significativo dicha fiesta, como lo explica el Dr. Stott, Dicha fiesta tenía dos significados, uno agrícola y otro histórico. Originalmente se encontraba en el medio de los tres festivales judíos anuales relacionados con la cosecha (Deuteronomio 16.16). Se llamaba o bien fiesta de la siega (Éxodo 23.16), porque celebraba la terminación de la siega de granos, o fiesta de las semanas o Pentecostés, porque se efectuaba siete semanas o cincuenta días (pentekostos significa “quincuagésimo”) después de la pascua, que era cuando comenzaba la cosecha de granos (Éxodo 34.22; Levítico 23.15ss; Número 28.26). Hacia el final del período intertestamentario, comenzó a observarse también como el aniversario de la 1 Sermón predicado por Maynor Agüero Obregón, el domingo 9 de febrero de 2020, en la iglesia Ministerios Centro Cristiano de Cartago. entrega de la ley en el monte Sinaí, porque se consideraba que había ocurrido cincuenta días después del éxodo (Stott, pág.65). Pentecostés celebraba la fiesta de la cosecha y el aniversario de la entrega de la Ley de Dios al pueblo de Dios. Hay un gran simbolismo en la celebración y el descenso del Espíritu Santo sobre la nueva comunidad de fe, porque debido a esto se da la primera cosecha de personas entregadas a Jesús (3 000 personas en un día) y la que la ley fuera grabada en el corazón de los discípulos, “Infundiré mi Espíritu en ustedes, y haré que sigan mis preceptos y obedezcan mis leyes” (Ezequías 36.27); "Éste es el pacto que después de aquel tiempo haré con el pueblo de Israel afirma el Señor: Pondré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón. Yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo” (Jeremías 31.33). Lo anterior, nos da el contexto para un correcto entendimiento de lo que está pasando en la fiesta de las semanas o Pentecostés. Vamos a dar un vistazo a todo que ocurre en el capítulo 2: Los símbolos del Pentecostés (vv.1-13), la explicación de lo ocurrido en Pentecostés (vv. 14-42) y la vivencia de Pentecostés (vv. 43-47). 1) Símbolos del Pentecostés (vv.1-13) En la narración de Hechos, hay tres símbolos que están asociados a lo ocurrido en el monte Sinaí: viento, fuego y voces, como lo describe el libro de Hebreos 12:18-19: “No os habéis acercado al monte que se podía palpar y que ardía en fuego, a la oscuridad, a las tinieblas y a la tempestad, al sonido de la trompeta y a la voz que hablaba, la cual los que la oyeron rogaron que no les siguiera hablando”. Los tres símbolos (viento, fuego y habla) parecían experiencias naturales; pero sus origen y carácter eran sobrenaturales. El estruendo no era viento, sino que parecía serlo; lo que vieron no era fuego, sino que se asemejaba; el hablar consistía en idiomas que no eran los comunes a los discípulos sino diferente en algún sentido. Es interesante que tres sentidos estén involucrados en el evento; oyeron un ruido, vieron algo parecido a fuero y hablaron otras lenguas (Stott, pág. 66). Pero, más que el evento en sí mismo, lo que importa es el significado que tienen. Los testigos del evento lo preguntaron: ¿Qué quiere decir esto? (v.12). Una posible explicación ya la había predicho Juan el Bautista, cuando dijo: “Yo a la verdad os bautizo en agua, pero viene uno más poderoso que yo, de quien no soy digno de desatar la correa de su calzado; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego” (Lucas 3.16). Es el inicio de una nueva era, donde el viento podría simbolizar el poder de Dios en las vidas de los creyentes (ver. Hechos 1:8); la visión del fuego podría simbolizar la pureza, como el carbón encendido que purificó los labios de Isaías (6:6-7); y el hablar en otras lenguas, la universalidad de la iglesia cristiana. Con respecto a este punto de hablar en otros idiomas, nos recuerda el episodio de Génesis 11:1-9, donde Dios descendió para confundir a los habitantes de Babel, Dios les dio nuevos idiomas para dispersarlos del objetivo propuesto de hacerse un nombre por si fueran dispersos. En Pentecostés, Dios desciendo y da nuevos idiomas a la comunidad de discípulos para que alaben el nombre de Dios en todos los idiomas y sean dispersados para darle la gloria a Dios, y reunirlos como pueblo de Dios. Este es el gran desafío que tiene el evento de Pentecostés, vivir por el por de Dios, en pureza y hablando de las maravillas de Dios a otros. 2) Explicación del Pentecostés (vv. 14-42) A pesar de la extraordinaria experiencia del Espíritu de Dios, hay quienes se burlan; por eso, el Pedro quien le levanta y da el primer sermón de la época del cristianismo. Es un sermón interpretando de los acontecido, que podemos describir en cuatro secciones: a) Explicación desde las Escrituras (vv.14-21). Usando las palabras en Joel 2:28-32, Pedro interpreta los acontecimientos de Pentecostés como el cumplimiento de la profecía, que inicia los tiempos postreros, donde la iglesia juega un papel relevante (vv. 2:17-18) y la eliminación del viejo pacto (vv. 19-21), evento que ocurrió con la destrucción del templo de Jerusalén en el año 70 d.C. b) Centralidad de la obra de Cristo (vv.22-28). Lo siguiente en el mensaje es Jesús, dando un resumen de cómo la obra de Jesús, incluyendo su muerte en la cruz, fue el designio eterno de Dios para proveer salvación a su pueblo. c) Implicaciones de la Resurrección de Jesús (vv.29-36). Otro de los temas que el apóstol expone es la implicación muerte y la resurrección de Jesús. Explicación tanto desde las escrituras como de la experiencia que ellos vivieron al ser testigo de su resurrección, exponiendo que Jesús es ahora Señor y Salvador de todos. d) Exhortación final (vv.37-42). Termina su exposición con una exhortación: Arrepentíos y bautícense en el nombre de Jesús (v.38). Es un desafío a caminar como un discípulo de Jesús, en obediencia a las Escrituras y bajo la guía del Espíritu Santo que ha descendido sobre la nueva comunidad de discípulos. Los anterior, debe ser la pauta de todo discurso, sermón, enseñanza y plática de los discípulos de Cristo. En todo lo que hablemos debe emanar de las escrituras como nuestra fuente de autoridad y fundamento de vida, para que nos lleve a ver a Cristo en todo y que sea Él el centro y motivación de vida, y eso nos permita exhortar a todos nuestros oyentes a vivir entregados a Jesucristo. 3) Demostración del Pentecostés (vv.43-47) ¿Qué produjo este evento del descenso del Espíritu Santo en Pentecostés? Fue el nacimiento de la comunidad de discípulos que llamamos iglesia. Se añadieron unas 3000 nuevas personas a la comunidad cristiana. Se dio el inicio de la nueva cosecha de creyentes, que continuaría a través de la historia hasta nosotros. La comunidad de discípulos era obediente a la ley de Dios, que había sido colocada en sus corazones. Por eso, “perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones” (v.42). La llenura del Espíritu la expresaron en estos términos: “Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos (vv.2:46-17). Conclusión Si queremos ver la gloria de Dios a nuestro alrededor, debemos orar para que Dios envíe su Santo Espíritu y grabe su ley en nuestros corazones, para vivir para Él. Si queremos un nuevo Pentecostés, es para que vivamos bajo el poder del Espíritu Santo, en santidad y pureza, para proclamar las buenas nuevas a otras personas, de la gloria de Dios. ¡Amén! Bibliografía Stott, J. (2010). El mensaje de Hechos. Buenos Aires, Argentina: Certeza Unida.