LOS FINES DE LA EDUCACIÓN NACIONAL, ¿SE CUMPLEN EN SI MISMOS? Autor: Guillermo Antonio Hernández García. El Ministerio de Educación, a través del tiempo ha buscado mantener un rumbo coherente y pertinente del sistema educativo para enfrentar los desafíos que año tras año y década tras década van apareciendo; mejorar la calidad de la educación, profundizar en los valores y modernizar el sector educativo para formar alumnos con principios e íntegros en su saber, saber hacer y saber ser. Pero, todos estos cambios de cuyo objetivo ha sido y es mantener el rumbo del sistema educativo se basan en “fines” definiendo un fin como un objeto, motivo o finalidad.1 Estos fines de la educación nacional son, o deberían de ser, el motivo de cada reforma educativa, llegando a concebir un sistema contextualizado a nuestra realidad para mejorar la educación y llegar precisamente a esos mismos fines. El primer fin, lograr el desarrollo integral de la personalidad en su dimensión espiritual, moral y social, implica sustentar un modelo educativo ordenado que responda a prioritariamente a la formación del alumno en su dimensión espiritual, es decir la experiencia interior más profunda de la persona que le permite dar sentido y propósito a su existencia, sin importar sus condiciones exteriores y trascender de uno mismo para contemplar la vida y poner en práctica la fe y la creencia de un Ser Supremo, quien es Dios. La dimensión moral, aquella que enfoca el desarrollo de la persona en el marco de la ética y valores como autonomía individual y familiar, respeto, solidaridad, compromiso social, integridad, entre otros; promoviendo el respeto por los derechos humanos, la naturaleza y por el propio ser. La dimensión social, que pone en perspectiva la educación como una actividad de integración en la que se prepara al alumno para que sepa adaptarse y actuar con éxito dentro de la sociedad. De ello se desprende comentar que la sociedad incide en la educación y la educación incide en la sociedad. Al lograr el desarrollo integral de una persona en sus tres dimensiones antes mencionadas, se estará aportando a la “creación” de una sociedad más justa y digna; 1 Diccionario de lengua española. En http://www.wordreference.com/definicion/fin. Consultado el jueves 4 de octubre de 2012. precisamente el segundo fin, contribuir a la construcción de una sociedad democrática más prospera, justa y humana, permite ir más allá de la persona y enfocarse al desarrollo de la familia, comunidad y sociedad en general. Al lograr el desarrollo integral de la persona, que luego se ve reflejado en su actuar y en el desarrollo de sus relaciones sociales, se obtiene una sociedad más próspera, justa y humana; justa y humana en cuanto que, al ser receptores de conocimientos y valores que elevan su espiritualidad, moralidad y relaciones sociales, permiten ser inculcado el respeto a los derechos humanos y la observancia de los correspondientes deberes, el cual define el tercer fin de la educación. Propone hacer del individuo un ser más humano, que se convierta en “persona humana”. La educación debe tener como objetivo promover la tolerancia y amor, amor al conocimiento, al aprender, al enseñar, al prójimo, a la familia, a la comunidad, a la sociedad, a la vida. Por lo tanto, el cuarto fin de la educación es combatir todo espíritu de intolerancia y odio. Al pretender y alcanzar el respeto a los derechos humanos se logra también minimizar todo insinuación de intolerancia para la apertura de una educación, no sólo de calidad, sino también de igualdad, “igualdad en la diversidad”. El quinto fin de la educación es: conocer la realidad nacional e identificarse con los valores de la nacionalidad salvadoreña. La educación tiene, entre otras cosas, ser la portadora de elementos culturales y cívicos, como: tradiciones, costumbres, arte, deporte y la identidad con nuestras raíces, promoviendo nuestra cultura indígena, el náhuatl y el amor a la patria a través de los símbolos patrios; todo este conglomerado de realidades nacionales que nos identifican con nuestra nacionalidad nos permitirá reconocer y adoptar el orgullo de ser salvadoreño y de saber que un día Centroamérica fue una sola nación y que como tal compartimos esa costumbre y esas tradiciones en gran parte. Propiciar la unidad del pueblo centro americano es el sexto y último fin de la educación. Pero, ¿cómo se encuentra nuestro sistema educativo en relación a estos fines? Si bien es cierto, los fines de la educación representan un ideal, hay que decir también que nuestro sistema no logra cumplir con ellos aun y cuando en el campo educativo han habido reforma tras reforma; hace falta ajustar ciertas áreas de engranaje como por ejemplo al currículo nacional, agregar el enfoque humanista y concientizar, en aras de encontrar, una actitud receptiva y positiva de los docentes para realizar su trabajo de manera más pertinente, eficaz y eficiente. Debe ser propuesto una reforma educativa, que no responda a intereses políticos, ni económicos en particular. El desafío de la educación es crear una verdadera política incluyente en donde los fines educativos establecidos no solo vean al ser humano como un medio para alcanzar dichos fines, sino también visualizar a la persona como un fin en sí mismo. El currículo nacional debe tener como eje central al ser humano y girar alrededor de él, con programas y metodologías que promuevan su integridad física, moral y espiritual. Las reformas deben ser acordes a la realidad contextual de cada individuo y de cada país.