Caperucita Roja Érase una vez una niña que todo el mundo conocía por su precioso abrigo rojo de capucha. Todos la llamaban Caperucita Roja. La pequeña iba a visitar a su abuela que vivía en el bosque para llevarle una cesta con ricos pasteles. Un día, mientras Caperucita cruzaba el bosque con su cesta, se topó con el Lobo. Su madre le había dicho que no hablase nunca con desconocidos, pero ese Lobo parecía un animal tan educado y respetable. Le pide ayuda y le pregunta: ¿Cuál es el camino más corto para llegar a la casa de su abuela? El lobo en vez de darle el más corto le da el más largo, para así el llegar primero a la casa de la abuela, ya que el quería comerse a la niña. Se hizo pasar por Caperucita y ante la puerta preguntó si podía pasar. La abuela le dijo que pasara, que la puerta estaba abierta, el Lobo Feroz entró y se comió a la abuela de un solo bocado. Una vez que Caperucita llegó a la casa, empezó a hablar con quién creía que era la abuelita, en realidad era el lobo, ella nota algo muy distinto en su abuela, y le pregunta: Caperucita - ¡Qué ojos más grandes tienes! Lobo - ¡Para verte mejor! Caperucita - ¡Qué orejas más grandes tienes! Lobo - ¡Para oírte mejor! Caperucita - ¡Qué manos más grandes tienes! Lobo - ¡Para abrazarte mejor! Caperucita - ¡Qué nariz más grande tienes! Lobo - ¡Para olerte mejor! Caperucita - ¡Y qué dientes más grandes tienes!. Lobo - ¡Para comerte mejor! El lobo intentó coger a la niña pero ésta lanzó un grito que llego oídos del cazador que pasaba cerca y la ayuda ahuyentando al feroz lobo disparando con una escopeta. La Abuelita salió con vida milagrosamente y abrazó a su nieta. En resumen, caperucita aprendió a no hablarle a los extraños.