Subido por Alexis Hilario

La biodiversidad en México, la Selva Lacandona y el paso del hombre en ella.

Universidad Autónoma de México
Colegio de ciencias y humanidades plantel Vallejo
Proyecto:
La biodiversidad en México, la Selva Lacandona y el paso del
hombre en ella..
Asesor:
Ruiz Amaro Luz Del Carmen
Autores:
Gonzalez Hilario Alexis
Esquivel Ocadiz Liliana
Morales Montalvo Astrid
Trujillo Gonzales Osmar Alejandro
Abril del 2020.
Estructura del Proyecto
Índice
I.
Introducción: La importancia de biodiversidad.
II.
Factores importantes para la biodiversidad de México
III.
Biodiversidad General de México
IV.
¿Qué es la Selva Lacandona?
V.
Biodiversidad en la Selva Lacandona
VI.
El efecto del Hombre en ella
VII.
El desarrollo sostenible
.........
.............................
.................................
.........................
..... ............................
.................................
a. Las actividades agropecuarias no han resuelto las
condiciones de marginación local; paradójicamente el
deterioro ambiental se incrementa mientras el bienestar
social empeora.
b. La sustentabilidad de los proyectos de conservación en la
Selva Lacandona.
VII. Justificación y Objetivo
VII. Bibliografía
........................................
.................................................
Nuestro enfoque está principalmente es la Selva Lacandona y para poder
hablar de ella, nos introduciremos a la biodiversidad general de México.
Introducción.
La importancia que esta tiene es porque forma parte de nuestras vidas
y constituye el recurso del que dependen familias, comunidades,
naciones y las futuras generaciones. La biodiversidad se describe
como la variedad de vida en la Tierra y es una pieza fundamental para
el sistema de soporte de la vida, proporciona servicios ambientales
básicos para los seres humanos, como, agua dulce, suelo fértil y aire
puro, que ayuda a polinizar las flores, a limpiar los desechos y
proporcionar alimentos, y desempeña un papel en la regulación de
procesos naturales como el ciclo de crecimiento de las plantas, las
épocas de reproducción de los animales y los sistemas climáticos. El
término biodiversidad implica que ningún organismo vive en
aislamiento, pues to que las formas en que los millones de organismos
interactúan en la Tierra contribuyen al equilibrio del ecosistema global
y a la supervivencia del planeta.
Factores importantes para la biodiversidad en México.
Para poder introducirnos bien en el tema es importante saber que
factores hace a la biodiversidad de nuestro país. En cuanto a los
expertos concierne la basta diversidad en México se debe a tres
principales factores;
La ​complejo relieve de montañas​, la ​variedad de climas y la m
​ ezcla de
zonas biogeográficas​, son estos factores los que nos interesan,
entonces las cosas funcionan así:
◾ ​En la superficie de nuestro país se encuentran cadenas montañosas
vitales para la biodiversidad, como son la Sierra Madre Oriental y la
Sierra Occidental, como otra importantes cadenas.
◾ En México hay zonas con climas húmedos tropicales, fríos climas
alpinos, hasta secos extremos. Esta variedad hace posible ecosistemas
y zonas únicas para las especies.
◾ Las zonas biogeográficas son las Neártica y la neotropical, así es
posible encontrar especie típicas de los climas fríos y en el segundo
caso, de los climas tropicales.
Todo esto crea numerosos ecosistemas, como por ejemplo, en los
litorales de nuestro país pueden encontrarse arrecifes, lagunas
costeras, cuerpos de aguas salobres, además de las cuencas, fluviales,
los ríos, las lagunas y los embalses artificiales que hacen posible toda
esta biodiversidad.
Biodiversidad General de México.
México pertenece a los países con mayor biodiversidad del mundo y la
prueba de ello es que pertenece a los 12 países que albergan el 70% de
las especies de la Tierra en el 32% de territorio que representan.
Esta biodiversidad representa del 10 al 12% de las especies conocidas
hasta nuestros días.
Su territorio alberga fauna y flora de dos regiones biogeográficas
(neártica y neotropical). Es un país tropical montañoso con un elevado
número de endemismos, y presenta ambientes marinos templados en el
Pacífico y tropicales en el Golfo de México y Caribe, todo lo cual
significa que nuestro territorio es privilegiado en cuanto a la variedad
de ecosistemas y variación genética en las especies.
Alberga aproximadamente 64,878 especies de las cuales;
-
26.000 son plantas
361 anfibios
864 reptiles
535 mamíferos
2,692 peces
1,097 aves
Además, en México existe una gran variedad de especies endémicas, es decir
especies que solo habitan en este país. De los 316 anfibios registrados, 174 son
endémicas, es decir, el 49%, mientras que 493 de los 864 de los reptiles son
endémicos.
Como en la siguiente gráfica se muestro lo grande de la diversidad en México.
¿Que es la selva lacandona ?
Selva Lacandona que discurre en una superficie de 1.8 millones de
hectáreas ubicadas al oriente del estado de Chiapas, en los municipios
de Las Margaritas, Altamirano, Ocosingo, Palenque, Maravilla
Tenejapa, Marqués de Comillas-Zamora Pico de Oro y Benito Juárez.
Lacandona, nombre que deriva del grupo maya proveniente de la
Península de Yucatán que se asentó a orillas del lago Miramar para
instalar su centro ceremonial Lacan-Tun (Peñón, en lengua maya).
​(Mujeres nativas del lugar)
La Selva Lacandona es una de las regiones de mayor biodiversidad de
México y del trópico húmedo de América, lo cual se debe a varios
factores como la ubicación, la temporada de lluvias, y su clima
cálido-húmedo.
Esta selva recibe anualmente entre 2,000 y 5,000 mm de precipitación
pluvial, por su ubicación geográfica y con su altitud, que va de los 100 a
los 1,500 msnm, es puerta de entrada para numerosos grupos de flora y
fauna de Centro y Sudamérica que
enriquecen aún más la diversidad
biológica.
El eterno verdor de la Selva
Lacandona es consecuencia de
las grandes hojas perennes de
árboles de más de 65 metros de
altura en esta porción del
territorio nacional de clima cálido
húmedo
con
temperaturas
constantes de 22 oC promedio, y
lluvias durante nueve a 12 meses al
año, agua que propicia su
exuberancia y que, a través de los
suelos, forma arroyos que al confluir integran la corriente más
caudalosa de México: el río Usumacinta que nace en Guatemala.
La impresionante red hidrológica del Usumacinta se ubica en una de
las regiones con más altos niveles de precipitación de Mesoamérica,
caracterizada por poseer un relieve complejo y por la formación, en
Chiapas, de lagos y lagunas como Najá, Metzabok, Montebello, Lacanjá
y Miramar, además del importante humedal de Catazajá.
Pródiga, la Selva Lacandona
protege contra la erosión al
acumular materia orgánica en
los suelos y evita tanto el
arrastre de sustratos como el
azolve en otros sitios; genera
agua para consumo humano,
para riego y para generar
electricidad;
suministra
oxígeno y capta bióxido de
carbono, lo que mitiga el
calentamiento global; aporta recursos alimenticios y medicinales como
plantas y animales, y es hábitat de un sinfín de especies de flora y
fauna, hongos y microorganismos, entre otros.
Biodiversidad en la selva lacandona
En sus suelos y lagos alberga el 24.8 % de las especies mamíferas de
México, el 33 % de aves, el 40 % de las mariposas diurnas y del 15 al 20 %
de las plantas vasculares de nuestro país.
Reservorio genético asombroso que oxigena al planeta, la jungla
lacandona es una joya de megadiversidad: 625 especies de mariposas;
114 de mamíferos, 345 de aves y 84 de reptiles, además de 3,400
especies de plantas, de las cuales
160 se pueden encontrar en una sola
hectárea y en conjunto representan
el 15% de los vegetales que existen
en México, entre los que sobresale,
por rara, la flor Lacandonia
schismática​, única entre 250,000
plantas descritas.
La Selva Lacandona es hogar del
mayor número de especies de
murciélagos del mundo, lo mismo que de fauna rara, endémica,
amenazada o en peligro de extinción como el tapir, la nutria de río, el
jaguar, la guacamaya roja, el mono araña, el mono aullador, el águila
arpía, el cocodrilo de río y la tortuga blanca.
Según estimaciones, en tan solo una hectárea de este lugar es posible
encontrar hasta 265 especies de plantas, de las que unas 160
corresponden a árboles. Esto hace que esta selva sea el lugar con una
mayor densidad de plantas en el mundo. En la selva Lacandona hay
una gran cantidad de plantas epífitas como musgos, líquenes, helechos
e, incluso, algunas bromelias y orquídeas.
Los tipos de vegetación y flora
más representativos de esta área
natural mexicana son: la selva
alta
perennifolia,
encontramos
en
caoba
la
que
(Swietenia
macrophilla) y cedro rojo (Cedrella
odorata);
la
selva
mediana
perennifolia, donde destaca el bari (Caluphyllum brasiliense) y el
bosque de pino-encino, con varias especies.
Entre los animales más destacados que podemos mencionar de esta
región están 70 especies de
mamíferos, como el jaguar
(Panthera onca), el ocelote
(Felis
pardalis),
sarahuato
el
mono
(Alouatta
palliata) y el mono araña
(Ateles
geoffroyi);
306
especies de aves, como la
guacamaya roja (Ara macao), el tucán real (Ramphastus sulfuratus) y el
de collar (Pteroglosssus torquatus) y una gran cantidad de reptiles,
como la nauyaca, la boa constrictor y las coralillo, además de anfibios
e insectos. La fauna de la Lacandona es rica en especies endémicas de
Chiapas.
El efecto del hombre en ella
En la Selva Lacandona las diversas acciones derivadas del vínculo entre la
sociedad y la naturaleza han transformado gravemente el territorio. Estas
acciones no sólo eliminan la cobertura vegetal, sino que llevan consigo la
pérdida de los aportes que los bosques podrían brindar a la sociedad.
La pérdida de las áreas boscosas, asociada sobre todo a la deforestación y
el cambio de uso del suelo, y el alto nivel de perturbación de muchos
bosques remanentes son fenómenos comunes y extensivos en México. ​Entre
los años 2000 y 2012 cerca de 6% (142 000 hectáreas) de las pérdidas en
cobertura arbórea ocurridas en México tuvieron lugar en la región de la
Selva Lacandona. La deforestación sigue consumiendo a esta selva y la
magnitud del problema ha puesto en riesgo el equilibrio ecológico en la
región.
Enclavada en la cuenca del Río Usumacinta, en el estado de Chiapas, se
estima que concentra una quinta parte de todas las especies que habitan
en México (20%). Abarca una superficie aproximada de 1 millón 200 mil
hectáreas pero la pérdida de árboles se ha convertido en su más grande
amenaza.
De acuerdo con Global Forest Watch, una plataforma de monitoreo forestal,
de 2001 a 2018 Chiapas perdió 574 mil hectáreas de cobertura arbórea, una
reducción del 12% desde 2000.
Bastaron 21 años para que en el municipio Marqués de Comillas casi la
mitad de la superficie arbórea se haya esfumado. De acuerdo con una
investigación de científicos mexicanos la pérdida de vegetación de 1986 a
2007 fue de 33 mil hectáreas, el 42.2% de la superficie.
Es importante destacar que la pérdida de cobertura arbórea, no ha sido
homogénea ya que 86% ocurrió fuera de los límites de las ocho ​ANP
analizadas. ​La mayor parte de la deforestación es causada en los bordes de
las ANP y avanza al interior partiendo de nuevas unidades agropecuarias.
Cuando la deforestación se origina en el interior se debe a los asentamientos
ilegales que dilatan el área habitacional y de cultivo.
En las ​ANP la mayor parte de la deforestación se origina en los bordes y
crece hacia el interior a partir de la creación de nuevas unidades destinadas
a la producción agropecuaria (Fig. 1.4.2). Desde el interior la deforestación
crece por los asentamientos ilegales que expanden el área habitacional y
de cultivo.
Figura 1.4.2 Deforestación en la región Selva Lacandona, 2000-2012.
El color verde limón indica las zonas boscosas en el año 2000. El color rojo es la
deforestación del periodo 2001-2012. En color azul está delineada la región Selva
Lacandona y en color verde se delinean las nueve ​ANP​ de la región.
Desde los satélites la deforestación es evidente. Las imágenes muestran
cómo la Selva Lacandona ha perdido cobertura a causa de la
deforestación.
La deforestación se evaluó mediante un análisis diacrónico de cuatro imágenes de satélite
de los sensores Landsat 5 y Landsat 7 correspondientes a 1986, 1997, 2000 y 2003 (30 m de
resolución), y una imagen del sensor Spot 5 del año 2007 (20 m de resolución). En primer
lugar se procesaron las imágenes para disminuir los errores de comparación entre ellas
debido a las diferencias en la hora de toma, las condiciones climáticas al momento de la
toma y las condiciones del terreno (El Hajj ​et al​. 2008).
La tasa de deforestación se calculó a partir de ​Semarnat (2002) como r
= (S2/S1)1/t -1, donde S2 y S1 son las superficies ocupadas por los usos
de suelo al final e inicio, y t es el tiempo transcurrido. La pérdida total
de vegetación natural en el periodo de 21 años (1986-2007) fue de 33
759 hectáreas (42.2%), lo que equivale a una tasa de deforestación de
2.6% anual. Pero considerando que para 1976 el 95% del municipio
estaba cubierto por selva (De Jong ​et al.​ 2000), se podría decir que en
31 años se perdieron 46 642 hectáreas (50.2%) de selva a una tasa de
pérdida de 2.2% anual (cuadro 4.1.1).
Cuadro 4.1.1 Área de selva perdida por periodo y pérdida total acumulada entre 1986 y 2007 en
Marqués de Comillas
Un factor adicional que promovió la deforestación ocurrida en los últimos
años del siglo XX, fue el Programa de Certificación de Derechos Ejidales y
Titulación de Solares Urbanos (​Procede​), que había sido creado en 1994 pero
fue de implementación progresiva en la región. Este programa definió el
mecanismo para otorgar certeza a los ejidatarios sobre sus parcelas
mediante el certificado de parcelación agraria, avalado en la reforma del
artículo 27 constitucional en 1992.
Sin embargo, la Ley Agraria en su artículo 59 prohíbe en los ejidos la
parcelación de tierras con selvas y bosques y las destina a tierras de uso
común. Muchos ejidatarios que se habían posesionado de selvas, para
lograr que les extendieran su certificado deforestaron la selva antes de que
el programa fuera implementado en sus ejidos. Este proceso de parcelación
pudo haber sido otro incentivo para la deforestación de la selva. Finalmente,
la intensa deforestación del último periodo analizado puede responder a los
subsidios mediante programas del sector agropecuario como ​Procampo y
Progan​, que obligan al campesino al cambio de uso de suelo. En ese
entonces no habían iniciado los programas de estímulo a la conservación
como es ahora el Programa de Pago por Servicios Ambientales.
Las principales causas de la deforestación en todo el mundo se relacionan
con el incremento poblacional, la expansión de los terrenos agropecuarios y
con el cambio de uso del suelo de la cobertura vegetal original a terrenos
agropecuarios. En la Selva Lacandona estos procesos se suman a una
compleja organización político social que influye tanto en la vida de la
población como en el uso que se le da a la tierra. Sin lugar a dudas, el
crecimiento poblacional ha tenido un papel fundamental en el proceso de
pérdida de cobertura arbórea en la región.
Otros factores asociados al aumento demográfico también influyeron en el
proceso de transformación. La construcción de caminos y la exploración
petrolera contribuyó a la dispersión de la ocupación de la región durante
estos primeros 20 años.
La deforestación, además de contribuir al cambio climático global, tiene
consecuencias graves como la pérdida de diversidad biológica, la
degradación de los suelos y la reducción en la provisión de los servicios
ecosistémicos, de los cuales depende en gran medida el bienestar humano
y compromete la base de recursos para el desarrollo nacional, afecta la
calidad de vida y las posibilidades de desarrollo de muchas comunidades
rurales de nuestro país.
La mayor parte de la población que habita en esas comunidades se
encuentra en condiciones de alta marginación socioeconómica, en buena
medida por un prolongado abandono tanto del gobierno federal como de
los estatales, una inserción desventajosa y tardía de la región en la dinámica
socioeconómica nacional e internacional, políticas públicas contradictorias
y fragmentadas, así como por una historia de aislamiento y explotación del
trabajo y los recursos de la región por los grupos de mayor poder económico
y político.
Los Lacandones han pedido intervención del gobierno federal. En octubre
de este 2019 habitantes de la Selva Lacandona reclamaron que su territorio
y formas de gobierno están en amenaza. Indígenas de la Comunidad de
Bienes Comunales de la Selva Lacandona pidieron la intervención del
presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) para rescatar y conservar
lo que queda de la Reserva de la Biosfera de los Montes Azules.
Debido a su enorme riqueza biológica y su importancia estratégica, la región
Lacandona se ha convertido en una prioridad de conservación, tanto a
nivel nacional como internacional, por lo que numerosas organizaciones y
grupos han intervenido fuertemente en la vida y el territorio de las
comunidades que la habitan, canalizando una gran cantidad de recursos.
Sin embargo, dado el contexto social antes resumido, tales esfuerzos no se
han traducido ni en una adecuada conservación ni en el desarrollo de las
comunidades que la habitan, que siguen viviendo en condiciones de
marginación y expuestas a frecuentes confrontaciones. A ello debe sumarse
que el gobierno estatal impulsa actualmente políticas muy controvertidas,
entre las que destacan la creación de las llamadas “Ciudades rurales
sustentables”, con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo y
grandes corporaciones privadas.
En este contexto, es importante impulsar la discusión de las estrategias que
favorezcan la conservación de la selva en la región, que permitan a la vez
distender los conflictos por la tierra y aumentar la capacidad de las
comunidades locales para mejorar sus condiciones de vida y modificar las
relaciones clientelistas que las han vinculado tradicionalmente con el Estado
mexicano.
En la actualidad la conservación de las selvas y bosques de la Selva
Lacandona, debiera ser un tema de importancia nacional, sobre todo si se
consideran las funciones que el ecosistema y su diversidad tienen en los
ciclos del agua, del carbono y del nitrógeno. Aun cuando desconocemos
los efectos sinérgicos entre la pérdida de la cobertura arbórea y el cambio
climático sabemos que la deforestación de las selvas húmedas aporta
alrededor de 10% de las emisiones globales de dióxido de carbono. Esta
situación nos confiere una mayor responsabilidad para buscar soluciones
encaminadas hacia la conservación y el uso sustentable del capital natural
regional.
A la fecha es evidente que los instrumentos vinculados con la conservación
de la biodiversidad han tenido un papel crucial en el mantenimiento de la
cobertura original de la región. No obstante, la gran presión poblacional y
sus necesidades están siendo cada vez más exigentes. La complejidad del
territorio y los resultados evidenciados aquí, llaman a una solución holística
por parte de la sociedad organizada, que tenga como punto de partida la
conservación del entorno natural.
Desarrollo Sostenible en la Selva Lacandona.
Uno de los mayores retos que enfrentan las sociedades humanas es evitar la
pérdida de la biodiversidad, de la que somos parte. Durante millones de
años la vida en el planeta ha evolucionado y se mantuvo más o menos
estable en los últimos 10 000 años, hasta que la irracionalidad del desarrollo,
sobre todo en las últimas seis décadas, se instaló en las naciones. El abuso de
la biodiversidad y sus servicios ambientales, poco interiorizado en la
conciencia de los ciudadanos, ni siquiera sirvió para ofrecer la prosperidad;
el viejo, pero no superado paradigma de «el costo del desarrollo» solo ha
incrementado la pobreza, la desigualdad y el deterioro ambiental.
Históricamente en México no se ha reconocido la importancia de estos
ecosistemas en las políticas de desarrollo. Por el contrario, en los últimos 50
años se fomentaron muchos procesos de colonización y, de manera
desordenada, se establecieron miles de asentamientos humanos e
infraestructura por todo el trópico mexicano. Las tecnologías no apropiadas
para estas condiciones ambientales provocaron la devastación de las
selvas. Lamentablemente, las mismas tendencias, con sus especificidades,
han ocurrido en todo el mundo.
México tenía originalmente diez millones de hectáreas de este tipo de selvas,
que se distribuían desde el sur de Tamaulipas hasta la frontera con
Guatemala. De ellas, solo queda un poco más de un millón de hectáreas:
una mitad en los Chimalapas y la otra en la Selva Lacandona. Por eso, la
conservación de estas dos regiones es estratégica para el país y para el
mundo.
En la región Selva Lacandona estos ecosistemas ocupaban originalmente
alrededor de un millón ochocientas mil hectáreas, las cuales se han
reducido a menos de una tercera parte. El resto está transformado en
potreros para una ganadería muy ineficiente y para cultivos agrícolas de
autoconsumo; miles de hectáreas están abandonadas por improductivas e
infértiles, la selva se sigue tumbando y su población empobreciendo. Las
políticas de colonización erróneas, y de fomento productivo sin criterios
ambientales ni sociales y carentes de planificación en el largo plazo a las
que ha estado sometida la Selva Lacandona imprimen en la región, día a
día, una huella de destrucción ambiental y marginación social.
Un hecho ineludible es que la miseria y las desigualdades en la región han
marginado del bienestar a decenas de miles de jóvenes que no tienen
acceso a la tierra ni a empleos dignos. Su único horizonte es la desesperanza
y son carne de cañón de quienes persiguen intereses ilegales.
Afortunadamente, la activa participación de la sociedad, la academia y
muchas poblaciones locales, llevó al Estado mexicano a tomar la decisión
de conservar importantes macizos de selva decretando siete áreas naturales
protegidas. La Reserva de la Biosfera Montes Azules destaca por su extensión
y, gracias a ello, conserva la mayor diversidad de especies de México y
alberga las últimas poblaciones sanas de muchas especies, varias en peligro
de extinción, como el tapir, el jaguar, el jabalí de labios blancos, la
guacamaya roja.
Las actividades agropecuarias no han resuelto las condiciones de
marginación local; paradójicamente el deterioro ambiental se incrementa
mientras el bienestar social empeora.
Morpho, en el ejido Playón de la Gloria; un campamento ecoturístico con el
nombre de Tamandua, en el ejido Flor de Marqués; y un hotel ecoturístico
denominado Canto de la Selva en el ejido Galacia (Fig. 1). Éstos buscan no
sólo evitar la deforestación, sino promover la conservación de la selva, así
como mejorar los beneficios socioeconómicos de la población y diversificar
sus fuentes de ingresos.
La participación en los proyectos se restringió a que los ejidatarios
contarán con selva alta perennifolia en buen estado de conservación, pues
sólo así se podrían llevar a cabo las actividades implicadas, como
ecoturismo, manejo y aprovechamiento de lepidópteros para realizar
artesanías y construir un mariposario, al tiempo que se conservarán los
espacios. La superficie de selva de los tres ejidos es de aproximadamente
1495 hectáreas: Galacia es el que posee mayor extensión, seguido de Flor
de Marqués y Playón de la Gloria. La mayor parte de la superficie de selva
(Fig. 1), también está inscrita en el Pago por Servicios Ambientales (psa) de la
Comisión Nacional Forestal. Al unirse al proyecto y contar con el psa, los
ejidatarios se comprometieron a evitar el cambio de uso de suelo de la selva
y a aplicar prácticas de manejo que fomenten el mantenimiento de los
servicios ecosistémicos.
Para identificar los alcances que han tenido los proyectos, se aplicó una
encuesta de 23 preguntas, con dos secciones principales: la
socioeconómica y la percepción de su entorno, a 70 personas involucradas
en los proyectos, entre ejidatarios y trabajadores o ambos. Con los datos
obtenidos correspondientes a la parte económica se hizo un análisis
costo-beneficio y costo de oportunidad, y con los demás datos se realizaron
estadísticas de la población.
La sustentabilidad de los proyectos de conservación en la Selva
Lacandona.
Los proyectos, más allá de fomentar la conservación por el incentivo
económico, buscan crear una nueva percepción o conciencia ambiental
en cuanto a los beneficios derivados de la selva. En general, las personas
involucradas en los proyectos consideran que la selva es importante y
relacionan su bienestar con ella, pues reconocen los beneficios de algunos
servicios ecosistémicos. El agua, la protección de la selva contra la sequía y
el calor y la proporción de oxígeno y protección contra la contaminación
fueron los que más mencionaron, seguidos de los beneficios para sus
sistemas productivos (Fig. 2).
Se concluyó que los tres proyectos son rentables, siendo la conservación la
mejor opción si se compara con los escenarios de deforestación de la selva
y expansión de la agricultura y ganadería. Los beneficios rebasan el aspecto
económico, pues abarcan los ámbitos ambiental y social, como se muestra
en los cuadros 1 y 2. La primera parte de los dos cuadros señala los
resultados esperados sin considerar los proyectos: se mantiene la tendencia
de deforestación para expandir sus actividades agropecuarias. La segunda
parte presenta las condiciones con los proyectos en marcha, donde se han
diversificado las actividades económicas y la selva se ha conservado. Esto
da un mayor soporte a los proyectos de conservación, ya que cumplen con
las tres dimensiones conocidas para el desarrollo sostenible: la ambiental, la
social y la económica.
La conservación de estos remanentes de selva alta perennifolia es
importante más allá de obtener algún beneficio de ellos, ya que poseen un
valor intrínseco. Estos fragmentos de selva sirven de refugio para muchas
especies de plantas y animales y proveen una oportunidad para conservar
aquellas en peligro de extinción que se encuentran en ella. La mayoría de
las especies tropicales de las selvas son relativamente intolerantes a las
condiciones externas y poseen un poder limitado de dispersión. La presencia
de estos fragmentos permitirá la persistencia de determinadas especies,
mucho más de lo que un paisaje completamente deforestado podría hacer.
Estos fragmentos podrán crecer si se les da la oportunidad, lo que puede
resultar eventualmente en la reforestación de los paisajes.
Siendo viables estos proyecto, se podrían replicar en zonas dentro de la
Selva Lacandona para evitar la degradación del medio ambiente,
promover el empleo, tener una menor dependencia de las actividades
agropecuarias y mejorar las condiciones socioeconómicas de los
pobladores. Se propondría un mejor manejo agropecuario, lo que
representa un área de oportunidad en la que la agroecología podría ser la
estrategia para garantizar que la parte económica pueda sostenerse a lo
largo del tiempo, incluso con rendimientos crecientes.
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