Universidad Autónoma de México Colegio de ciencias y humanidades plantel Vallejo Proyecto: La biodiversidad en México, la Selva Lacandona y el paso del hombre en ella.. Asesor: Ruiz Amaro Luz Del Carmen Autores: Gonzalez Hilario Alexis Esquivel Ocadiz Liliana Morales Montalvo Astrid Trujillo Gonzales Osmar Alejandro Abril del 2020. Estructura del Proyecto Índice I. Introducción: La importancia de biodiversidad. II. Factores importantes para la biodiversidad de México III. Biodiversidad General de México IV. ¿Qué es la Selva Lacandona? V. Biodiversidad en la Selva Lacandona VI. El efecto del Hombre en ella VII. El desarrollo sostenible ......... ............................. ................................. ......................... ..... ............................ ................................. a. Las actividades agropecuarias no han resuelto las condiciones de marginación local; paradójicamente el deterioro ambiental se incrementa mientras el bienestar social empeora. b. La sustentabilidad de los proyectos de conservación en la Selva Lacandona. VII. Justificación y Objetivo VII. Bibliografía ........................................ ................................................. Nuestro enfoque está principalmente es la Selva Lacandona y para poder hablar de ella, nos introduciremos a la biodiversidad general de México. Introducción. La importancia que esta tiene es porque forma parte de nuestras vidas y constituye el recurso del que dependen familias, comunidades, naciones y las futuras generaciones. La biodiversidad se describe como la variedad de vida en la Tierra y es una pieza fundamental para el sistema de soporte de la vida, proporciona servicios ambientales básicos para los seres humanos, como, agua dulce, suelo fértil y aire puro, que ayuda a polinizar las flores, a limpiar los desechos y proporcionar alimentos, y desempeña un papel en la regulación de procesos naturales como el ciclo de crecimiento de las plantas, las épocas de reproducción de los animales y los sistemas climáticos. El término biodiversidad implica que ningún organismo vive en aislamiento, pues to que las formas en que los millones de organismos interactúan en la Tierra contribuyen al equilibrio del ecosistema global y a la supervivencia del planeta. Factores importantes para la biodiversidad en México. Para poder introducirnos bien en el tema es importante saber que factores hace a la biodiversidad de nuestro país. En cuanto a los expertos concierne la basta diversidad en México se debe a tres principales factores; La complejo relieve de montañas, la variedad de climas y la m ezcla de zonas biogeográficas, son estos factores los que nos interesan, entonces las cosas funcionan así: ◾ En la superficie de nuestro país se encuentran cadenas montañosas vitales para la biodiversidad, como son la Sierra Madre Oriental y la Sierra Occidental, como otra importantes cadenas. ◾ En México hay zonas con climas húmedos tropicales, fríos climas alpinos, hasta secos extremos. Esta variedad hace posible ecosistemas y zonas únicas para las especies. ◾ Las zonas biogeográficas son las Neártica y la neotropical, así es posible encontrar especie típicas de los climas fríos y en el segundo caso, de los climas tropicales. Todo esto crea numerosos ecosistemas, como por ejemplo, en los litorales de nuestro país pueden encontrarse arrecifes, lagunas costeras, cuerpos de aguas salobres, además de las cuencas, fluviales, los ríos, las lagunas y los embalses artificiales que hacen posible toda esta biodiversidad. Biodiversidad General de México. México pertenece a los países con mayor biodiversidad del mundo y la prueba de ello es que pertenece a los 12 países que albergan el 70% de las especies de la Tierra en el 32% de territorio que representan. Esta biodiversidad representa del 10 al 12% de las especies conocidas hasta nuestros días. Su territorio alberga fauna y flora de dos regiones biogeográficas (neártica y neotropical). Es un país tropical montañoso con un elevado número de endemismos, y presenta ambientes marinos templados en el Pacífico y tropicales en el Golfo de México y Caribe, todo lo cual significa que nuestro territorio es privilegiado en cuanto a la variedad de ecosistemas y variación genética en las especies. Alberga aproximadamente 64,878 especies de las cuales; - 26.000 son plantas 361 anfibios 864 reptiles 535 mamíferos 2,692 peces 1,097 aves Además, en México existe una gran variedad de especies endémicas, es decir especies que solo habitan en este país. De los 316 anfibios registrados, 174 son endémicas, es decir, el 49%, mientras que 493 de los 864 de los reptiles son endémicos. Como en la siguiente gráfica se muestro lo grande de la diversidad en México. ¿Que es la selva lacandona ? Selva Lacandona que discurre en una superficie de 1.8 millones de hectáreas ubicadas al oriente del estado de Chiapas, en los municipios de Las Margaritas, Altamirano, Ocosingo, Palenque, Maravilla Tenejapa, Marqués de Comillas-Zamora Pico de Oro y Benito Juárez. Lacandona, nombre que deriva del grupo maya proveniente de la Península de Yucatán que se asentó a orillas del lago Miramar para instalar su centro ceremonial Lacan-Tun (Peñón, en lengua maya). (Mujeres nativas del lugar) La Selva Lacandona es una de las regiones de mayor biodiversidad de México y del trópico húmedo de América, lo cual se debe a varios factores como la ubicación, la temporada de lluvias, y su clima cálido-húmedo. Esta selva recibe anualmente entre 2,000 y 5,000 mm de precipitación pluvial, por su ubicación geográfica y con su altitud, que va de los 100 a los 1,500 msnm, es puerta de entrada para numerosos grupos de flora y fauna de Centro y Sudamérica que enriquecen aún más la diversidad biológica. El eterno verdor de la Selva Lacandona es consecuencia de las grandes hojas perennes de árboles de más de 65 metros de altura en esta porción del territorio nacional de clima cálido húmedo con temperaturas constantes de 22 oC promedio, y lluvias durante nueve a 12 meses al año, agua que propicia su exuberancia y que, a través de los suelos, forma arroyos que al confluir integran la corriente más caudalosa de México: el río Usumacinta que nace en Guatemala. La impresionante red hidrológica del Usumacinta se ubica en una de las regiones con más altos niveles de precipitación de Mesoamérica, caracterizada por poseer un relieve complejo y por la formación, en Chiapas, de lagos y lagunas como Najá, Metzabok, Montebello, Lacanjá y Miramar, además del importante humedal de Catazajá. Pródiga, la Selva Lacandona protege contra la erosión al acumular materia orgánica en los suelos y evita tanto el arrastre de sustratos como el azolve en otros sitios; genera agua para consumo humano, para riego y para generar electricidad; suministra oxígeno y capta bióxido de carbono, lo que mitiga el calentamiento global; aporta recursos alimenticios y medicinales como plantas y animales, y es hábitat de un sinfín de especies de flora y fauna, hongos y microorganismos, entre otros. Biodiversidad en la selva lacandona En sus suelos y lagos alberga el 24.8 % de las especies mamíferas de México, el 33 % de aves, el 40 % de las mariposas diurnas y del 15 al 20 % de las plantas vasculares de nuestro país. Reservorio genético asombroso que oxigena al planeta, la jungla lacandona es una joya de megadiversidad: 625 especies de mariposas; 114 de mamíferos, 345 de aves y 84 de reptiles, además de 3,400 especies de plantas, de las cuales 160 se pueden encontrar en una sola hectárea y en conjunto representan el 15% de los vegetales que existen en México, entre los que sobresale, por rara, la flor Lacandonia schismática, única entre 250,000 plantas descritas. La Selva Lacandona es hogar del mayor número de especies de murciélagos del mundo, lo mismo que de fauna rara, endémica, amenazada o en peligro de extinción como el tapir, la nutria de río, el jaguar, la guacamaya roja, el mono araña, el mono aullador, el águila arpía, el cocodrilo de río y la tortuga blanca. Según estimaciones, en tan solo una hectárea de este lugar es posible encontrar hasta 265 especies de plantas, de las que unas 160 corresponden a árboles. Esto hace que esta selva sea el lugar con una mayor densidad de plantas en el mundo. En la selva Lacandona hay una gran cantidad de plantas epífitas como musgos, líquenes, helechos e, incluso, algunas bromelias y orquídeas. Los tipos de vegetación y flora más representativos de esta área natural mexicana son: la selva alta perennifolia, encontramos en caoba la que (Swietenia macrophilla) y cedro rojo (Cedrella odorata); la selva mediana perennifolia, donde destaca el bari (Caluphyllum brasiliense) y el bosque de pino-encino, con varias especies. Entre los animales más destacados que podemos mencionar de esta región están 70 especies de mamíferos, como el jaguar (Panthera onca), el ocelote (Felis pardalis), sarahuato el mono (Alouatta palliata) y el mono araña (Ateles geoffroyi); 306 especies de aves, como la guacamaya roja (Ara macao), el tucán real (Ramphastus sulfuratus) y el de collar (Pteroglosssus torquatus) y una gran cantidad de reptiles, como la nauyaca, la boa constrictor y las coralillo, además de anfibios e insectos. La fauna de la Lacandona es rica en especies endémicas de Chiapas. El efecto del hombre en ella En la Selva Lacandona las diversas acciones derivadas del vínculo entre la sociedad y la naturaleza han transformado gravemente el territorio. Estas acciones no sólo eliminan la cobertura vegetal, sino que llevan consigo la pérdida de los aportes que los bosques podrían brindar a la sociedad. La pérdida de las áreas boscosas, asociada sobre todo a la deforestación y el cambio de uso del suelo, y el alto nivel de perturbación de muchos bosques remanentes son fenómenos comunes y extensivos en México. Entre los años 2000 y 2012 cerca de 6% (142 000 hectáreas) de las pérdidas en cobertura arbórea ocurridas en México tuvieron lugar en la región de la Selva Lacandona. La deforestación sigue consumiendo a esta selva y la magnitud del problema ha puesto en riesgo el equilibrio ecológico en la región. Enclavada en la cuenca del Río Usumacinta, en el estado de Chiapas, se estima que concentra una quinta parte de todas las especies que habitan en México (20%). Abarca una superficie aproximada de 1 millón 200 mil hectáreas pero la pérdida de árboles se ha convertido en su más grande amenaza. De acuerdo con Global Forest Watch, una plataforma de monitoreo forestal, de 2001 a 2018 Chiapas perdió 574 mil hectáreas de cobertura arbórea, una reducción del 12% desde 2000. Bastaron 21 años para que en el municipio Marqués de Comillas casi la mitad de la superficie arbórea se haya esfumado. De acuerdo con una investigación de científicos mexicanos la pérdida de vegetación de 1986 a 2007 fue de 33 mil hectáreas, el 42.2% de la superficie. Es importante destacar que la pérdida de cobertura arbórea, no ha sido homogénea ya que 86% ocurrió fuera de los límites de las ocho ANP analizadas. La mayor parte de la deforestación es causada en los bordes de las ANP y avanza al interior partiendo de nuevas unidades agropecuarias. Cuando la deforestación se origina en el interior se debe a los asentamientos ilegales que dilatan el área habitacional y de cultivo. En las ANP la mayor parte de la deforestación se origina en los bordes y crece hacia el interior a partir de la creación de nuevas unidades destinadas a la producción agropecuaria (Fig. 1.4.2). Desde el interior la deforestación crece por los asentamientos ilegales que expanden el área habitacional y de cultivo. Figura 1.4.2 Deforestación en la región Selva Lacandona, 2000-2012. El color verde limón indica las zonas boscosas en el año 2000. El color rojo es la deforestación del periodo 2001-2012. En color azul está delineada la región Selva Lacandona y en color verde se delinean las nueve ANP de la región. Desde los satélites la deforestación es evidente. Las imágenes muestran cómo la Selva Lacandona ha perdido cobertura a causa de la deforestación. La deforestación se evaluó mediante un análisis diacrónico de cuatro imágenes de satélite de los sensores Landsat 5 y Landsat 7 correspondientes a 1986, 1997, 2000 y 2003 (30 m de resolución), y una imagen del sensor Spot 5 del año 2007 (20 m de resolución). En primer lugar se procesaron las imágenes para disminuir los errores de comparación entre ellas debido a las diferencias en la hora de toma, las condiciones climáticas al momento de la toma y las condiciones del terreno (El Hajj et al. 2008). La tasa de deforestación se calculó a partir de Semarnat (2002) como r = (S2/S1)1/t -1, donde S2 y S1 son las superficies ocupadas por los usos de suelo al final e inicio, y t es el tiempo transcurrido. La pérdida total de vegetación natural en el periodo de 21 años (1986-2007) fue de 33 759 hectáreas (42.2%), lo que equivale a una tasa de deforestación de 2.6% anual. Pero considerando que para 1976 el 95% del municipio estaba cubierto por selva (De Jong et al. 2000), se podría decir que en 31 años se perdieron 46 642 hectáreas (50.2%) de selva a una tasa de pérdida de 2.2% anual (cuadro 4.1.1). Cuadro 4.1.1 Área de selva perdida por periodo y pérdida total acumulada entre 1986 y 2007 en Marqués de Comillas Un factor adicional que promovió la deforestación ocurrida en los últimos años del siglo XX, fue el Programa de Certificación de Derechos Ejidales y Titulación de Solares Urbanos (Procede), que había sido creado en 1994 pero fue de implementación progresiva en la región. Este programa definió el mecanismo para otorgar certeza a los ejidatarios sobre sus parcelas mediante el certificado de parcelación agraria, avalado en la reforma del artículo 27 constitucional en 1992. Sin embargo, la Ley Agraria en su artículo 59 prohíbe en los ejidos la parcelación de tierras con selvas y bosques y las destina a tierras de uso común. Muchos ejidatarios que se habían posesionado de selvas, para lograr que les extendieran su certificado deforestaron la selva antes de que el programa fuera implementado en sus ejidos. Este proceso de parcelación pudo haber sido otro incentivo para la deforestación de la selva. Finalmente, la intensa deforestación del último periodo analizado puede responder a los subsidios mediante programas del sector agropecuario como Procampo y Progan, que obligan al campesino al cambio de uso de suelo. En ese entonces no habían iniciado los programas de estímulo a la conservación como es ahora el Programa de Pago por Servicios Ambientales. Las principales causas de la deforestación en todo el mundo se relacionan con el incremento poblacional, la expansión de los terrenos agropecuarios y con el cambio de uso del suelo de la cobertura vegetal original a terrenos agropecuarios. En la Selva Lacandona estos procesos se suman a una compleja organización político social que influye tanto en la vida de la población como en el uso que se le da a la tierra. Sin lugar a dudas, el crecimiento poblacional ha tenido un papel fundamental en el proceso de pérdida de cobertura arbórea en la región. Otros factores asociados al aumento demográfico también influyeron en el proceso de transformación. La construcción de caminos y la exploración petrolera contribuyó a la dispersión de la ocupación de la región durante estos primeros 20 años. La deforestación, además de contribuir al cambio climático global, tiene consecuencias graves como la pérdida de diversidad biológica, la degradación de los suelos y la reducción en la provisión de los servicios ecosistémicos, de los cuales depende en gran medida el bienestar humano y compromete la base de recursos para el desarrollo nacional, afecta la calidad de vida y las posibilidades de desarrollo de muchas comunidades rurales de nuestro país. La mayor parte de la población que habita en esas comunidades se encuentra en condiciones de alta marginación socioeconómica, en buena medida por un prolongado abandono tanto del gobierno federal como de los estatales, una inserción desventajosa y tardía de la región en la dinámica socioeconómica nacional e internacional, políticas públicas contradictorias y fragmentadas, así como por una historia de aislamiento y explotación del trabajo y los recursos de la región por los grupos de mayor poder económico y político. Los Lacandones han pedido intervención del gobierno federal. En octubre de este 2019 habitantes de la Selva Lacandona reclamaron que su territorio y formas de gobierno están en amenaza. Indígenas de la Comunidad de Bienes Comunales de la Selva Lacandona pidieron la intervención del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) para rescatar y conservar lo que queda de la Reserva de la Biosfera de los Montes Azules. Debido a su enorme riqueza biológica y su importancia estratégica, la región Lacandona se ha convertido en una prioridad de conservación, tanto a nivel nacional como internacional, por lo que numerosas organizaciones y grupos han intervenido fuertemente en la vida y el territorio de las comunidades que la habitan, canalizando una gran cantidad de recursos. Sin embargo, dado el contexto social antes resumido, tales esfuerzos no se han traducido ni en una adecuada conservación ni en el desarrollo de las comunidades que la habitan, que siguen viviendo en condiciones de marginación y expuestas a frecuentes confrontaciones. A ello debe sumarse que el gobierno estatal impulsa actualmente políticas muy controvertidas, entre las que destacan la creación de las llamadas “Ciudades rurales sustentables”, con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo y grandes corporaciones privadas. En este contexto, es importante impulsar la discusión de las estrategias que favorezcan la conservación de la selva en la región, que permitan a la vez distender los conflictos por la tierra y aumentar la capacidad de las comunidades locales para mejorar sus condiciones de vida y modificar las relaciones clientelistas que las han vinculado tradicionalmente con el Estado mexicano. En la actualidad la conservación de las selvas y bosques de la Selva Lacandona, debiera ser un tema de importancia nacional, sobre todo si se consideran las funciones que el ecosistema y su diversidad tienen en los ciclos del agua, del carbono y del nitrógeno. Aun cuando desconocemos los efectos sinérgicos entre la pérdida de la cobertura arbórea y el cambio climático sabemos que la deforestación de las selvas húmedas aporta alrededor de 10% de las emisiones globales de dióxido de carbono. Esta situación nos confiere una mayor responsabilidad para buscar soluciones encaminadas hacia la conservación y el uso sustentable del capital natural regional. A la fecha es evidente que los instrumentos vinculados con la conservación de la biodiversidad han tenido un papel crucial en el mantenimiento de la cobertura original de la región. No obstante, la gran presión poblacional y sus necesidades están siendo cada vez más exigentes. La complejidad del territorio y los resultados evidenciados aquí, llaman a una solución holística por parte de la sociedad organizada, que tenga como punto de partida la conservación del entorno natural. Desarrollo Sostenible en la Selva Lacandona. Uno de los mayores retos que enfrentan las sociedades humanas es evitar la pérdida de la biodiversidad, de la que somos parte. Durante millones de años la vida en el planeta ha evolucionado y se mantuvo más o menos estable en los últimos 10 000 años, hasta que la irracionalidad del desarrollo, sobre todo en las últimas seis décadas, se instaló en las naciones. El abuso de la biodiversidad y sus servicios ambientales, poco interiorizado en la conciencia de los ciudadanos, ni siquiera sirvió para ofrecer la prosperidad; el viejo, pero no superado paradigma de «el costo del desarrollo» solo ha incrementado la pobreza, la desigualdad y el deterioro ambiental. Históricamente en México no se ha reconocido la importancia de estos ecosistemas en las políticas de desarrollo. Por el contrario, en los últimos 50 años se fomentaron muchos procesos de colonización y, de manera desordenada, se establecieron miles de asentamientos humanos e infraestructura por todo el trópico mexicano. Las tecnologías no apropiadas para estas condiciones ambientales provocaron la devastación de las selvas. Lamentablemente, las mismas tendencias, con sus especificidades, han ocurrido en todo el mundo. México tenía originalmente diez millones de hectáreas de este tipo de selvas, que se distribuían desde el sur de Tamaulipas hasta la frontera con Guatemala. De ellas, solo queda un poco más de un millón de hectáreas: una mitad en los Chimalapas y la otra en la Selva Lacandona. Por eso, la conservación de estas dos regiones es estratégica para el país y para el mundo. En la región Selva Lacandona estos ecosistemas ocupaban originalmente alrededor de un millón ochocientas mil hectáreas, las cuales se han reducido a menos de una tercera parte. El resto está transformado en potreros para una ganadería muy ineficiente y para cultivos agrícolas de autoconsumo; miles de hectáreas están abandonadas por improductivas e infértiles, la selva se sigue tumbando y su población empobreciendo. Las políticas de colonización erróneas, y de fomento productivo sin criterios ambientales ni sociales y carentes de planificación en el largo plazo a las que ha estado sometida la Selva Lacandona imprimen en la región, día a día, una huella de destrucción ambiental y marginación social. Un hecho ineludible es que la miseria y las desigualdades en la región han marginado del bienestar a decenas de miles de jóvenes que no tienen acceso a la tierra ni a empleos dignos. Su único horizonte es la desesperanza y son carne de cañón de quienes persiguen intereses ilegales. Afortunadamente, la activa participación de la sociedad, la academia y muchas poblaciones locales, llevó al Estado mexicano a tomar la decisión de conservar importantes macizos de selva decretando siete áreas naturales protegidas. La Reserva de la Biosfera Montes Azules destaca por su extensión y, gracias a ello, conserva la mayor diversidad de especies de México y alberga las últimas poblaciones sanas de muchas especies, varias en peligro de extinción, como el tapir, el jaguar, el jabalí de labios blancos, la guacamaya roja. Las actividades agropecuarias no han resuelto las condiciones de marginación local; paradójicamente el deterioro ambiental se incrementa mientras el bienestar social empeora. Morpho, en el ejido Playón de la Gloria; un campamento ecoturístico con el nombre de Tamandua, en el ejido Flor de Marqués; y un hotel ecoturístico denominado Canto de la Selva en el ejido Galacia (Fig. 1). Éstos buscan no sólo evitar la deforestación, sino promover la conservación de la selva, así como mejorar los beneficios socioeconómicos de la población y diversificar sus fuentes de ingresos. La participación en los proyectos se restringió a que los ejidatarios contarán con selva alta perennifolia en buen estado de conservación, pues sólo así se podrían llevar a cabo las actividades implicadas, como ecoturismo, manejo y aprovechamiento de lepidópteros para realizar artesanías y construir un mariposario, al tiempo que se conservarán los espacios. La superficie de selva de los tres ejidos es de aproximadamente 1495 hectáreas: Galacia es el que posee mayor extensión, seguido de Flor de Marqués y Playón de la Gloria. La mayor parte de la superficie de selva (Fig. 1), también está inscrita en el Pago por Servicios Ambientales (psa) de la Comisión Nacional Forestal. Al unirse al proyecto y contar con el psa, los ejidatarios se comprometieron a evitar el cambio de uso de suelo de la selva y a aplicar prácticas de manejo que fomenten el mantenimiento de los servicios ecosistémicos. Para identificar los alcances que han tenido los proyectos, se aplicó una encuesta de 23 preguntas, con dos secciones principales: la socioeconómica y la percepción de su entorno, a 70 personas involucradas en los proyectos, entre ejidatarios y trabajadores o ambos. Con los datos obtenidos correspondientes a la parte económica se hizo un análisis costo-beneficio y costo de oportunidad, y con los demás datos se realizaron estadísticas de la población. La sustentabilidad de los proyectos de conservación en la Selva Lacandona. Los proyectos, más allá de fomentar la conservación por el incentivo económico, buscan crear una nueva percepción o conciencia ambiental en cuanto a los beneficios derivados de la selva. En general, las personas involucradas en los proyectos consideran que la selva es importante y relacionan su bienestar con ella, pues reconocen los beneficios de algunos servicios ecosistémicos. El agua, la protección de la selva contra la sequía y el calor y la proporción de oxígeno y protección contra la contaminación fueron los que más mencionaron, seguidos de los beneficios para sus sistemas productivos (Fig. 2). Se concluyó que los tres proyectos son rentables, siendo la conservación la mejor opción si se compara con los escenarios de deforestación de la selva y expansión de la agricultura y ganadería. Los beneficios rebasan el aspecto económico, pues abarcan los ámbitos ambiental y social, como se muestra en los cuadros 1 y 2. La primera parte de los dos cuadros señala los resultados esperados sin considerar los proyectos: se mantiene la tendencia de deforestación para expandir sus actividades agropecuarias. La segunda parte presenta las condiciones con los proyectos en marcha, donde se han diversificado las actividades económicas y la selva se ha conservado. Esto da un mayor soporte a los proyectos de conservación, ya que cumplen con las tres dimensiones conocidas para el desarrollo sostenible: la ambiental, la social y la económica. La conservación de estos remanentes de selva alta perennifolia es importante más allá de obtener algún beneficio de ellos, ya que poseen un valor intrínseco. Estos fragmentos de selva sirven de refugio para muchas especies de plantas y animales y proveen una oportunidad para conservar aquellas en peligro de extinción que se encuentran en ella. La mayoría de las especies tropicales de las selvas son relativamente intolerantes a las condiciones externas y poseen un poder limitado de dispersión. La presencia de estos fragmentos permitirá la persistencia de determinadas especies, mucho más de lo que un paisaje completamente deforestado podría hacer. Estos fragmentos podrán crecer si se les da la oportunidad, lo que puede resultar eventualmente en la reforestación de los paisajes. Siendo viables estos proyecto, se podrían replicar en zonas dentro de la Selva Lacandona para evitar la degradación del medio ambiente, promover el empleo, tener una menor dependencia de las actividades agropecuarias y mejorar las condiciones socioeconómicas de los pobladores. Se propondría un mejor manejo agropecuario, lo que representa un área de oportunidad en la que la agroecología podría ser la estrategia para garantizar que la parte económica pueda sostenerse a lo largo del tiempo, incluso con rendimientos crecientes. BIBLIOGRAFÍA - González Quintero, C., P. Pérez Akaki. 2015. Desarrollo sostenible en la selva lacandona: análisis de tres proyectos de conservación biológica. CONABIO.Biodiversitas, 123: 1-6 - Carabias, J., J. de la Maza y R. Cadena (coords.), 2015. 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