-SOCIOLOGÍAAntonio Gramsci 8 UNIDAD 2 TEORÍA SOCIOLÓGICA CONTEMPORÁNEA PÁG, 9A 15 PÁG. 28 A 37 PÁG. 50 A 83 PÁG, 95A 97 (29 COPIAS) Notas sobre Maquiavelo, sobre la política y sobre el Estado moderno Ediciones Nueva Visión • Buenos Aires El príncipe moderno Y. ,Apuntes sobre la política de Maquiavelo.- . El carácter fundamentál de El Príncipe no consiste en ser un tratado sistemático, sino un libro "viviente", en el que la ideología política .y la ciencia política se fundan en la forma dramática del "mito". Entre la utopía - y el tratado escolástico, formas bajo las cuales se cónfiguraba la ciencia política de la época, Maquiavelo dio a su concepción una forma imaginativa y artística, donde el elemento doctrinal y racional se personificaba en un condottiero ocie representa en forma plástica y "antropomórfica" el símbolo de la "voluntad colectiva". El proceso de formación de una deterMipada. voluntad colectiva, qüetiéne un determinado fin político, no es reprei -eltaáo a tra.Tésde pedantescas disquisiciones y clasificacioneS de principios y criterios de un método de acción, sino dbm6 las cualidades, los rasgos característicos, los deberes y necesidades, de .una persona concreta, despertando así la fantasía artística de aquellos ra. quienes se procura convencer y dando una .forma : más concreta a las • pasiones políticas.' Será necesario buscar en los escritores politicos . que precedieron a hiaquiavelo la existencia de escritos configurados cacao El Príncipe. Su misma conclusión está ligada a este carácter "mítico" del libro. Luevc de haber representado al condottiero ideal en un pasaje de gran eficaeia arttstca, Maquiavelo invo condottiero real que históricamente lo Personifique; y es esta invocación apRsionada, que se refleja en todo el libro,'.1i»que le - confiere precisamente el carácter dramático. En los Prolegorneni de Lnigi Russo, Maquiavelo es llamado el artista de la política y una vez se encuentra también la expresión "mito", pero no precisamente en el sentido arriba indicado. ■ 9 El Príncipe de Maquiavelo podría ser estudiado como una ejemplificación histórica del "mito" soreliano, es decir, de una ideología política que no se Pr-éSenta comuna fría utopía, ni como una argumentación doctrinaria, sino como la creación de una . fantasía concreta que actáa sobre un pueblo disperso y pulverizado para suscitar y oiganiz.ár -su voluntad colectiva. El carácterutópico - dé El Príncipe resupe en el hecho - dé"qiié-il Príncipe no existía en la realidad histórica, no se presentaba al pueblo italiano con caracteres de inmediatez objetiva; sino que era una pura abstracción doctrinaria, el símbolo del jefe, del condottiero ideal; pero los elementos pasionales, míticos, contenidos en el pequeño volumen y planteados con recursos dramáticos de gran efecto, se resumen y convierten en elementos vivos en la conclusión, en la invocación a un príncipe "realmente existente". En el pequeño volumen, Maquiavelo trata de cómo debe ser el Príncipe que quiera conducir a un pueblo a la fundación de un nuevo Estado, y la investigación es llevada a cabo con rigor lógico y desape0 científico. En la conclusión, Maquiavelo mismo se vuelve pueblo, se confunde con el pueblo, mas no con un pueblo concebido en forma "genérica", sino con el pueblo al que Maquiavelo previamente ha convencido con su trabajo, del cual procede y se siente la conciencia y expresión y con quien se identifica totalmente. Parece que todo el trabajo lógico" no fuera otra cosa que una autorreflerión del pueblo, un razonamiento interno que se hace en la conciencia popular y que concluye con un grito apasionado, inmediato. La pasión, de razonamiento sobre sí misma, se transforma en "afecto", fiebre, fanatismo de acción. Por eso el epilogo de El Príncipe no es extrínseco, "pegado" desde afuera, retórico, sino que, por el contrario, debe ser explicado como un elemento necesario de la obra o, mejor, como el elemento que ilumina toda la obra y que aparece como su "manifiesto político". Es posible estudiar aquí cómo Sorel, partiendo de la concepción de la ideología-mito, no llegó a comprender el fenómeno del partido político y se detuvo en la concepción del sindicato profesional. Aunque es verdad que para Sorel el "mito" no encontraba su mayor expresión en el sindicato como organización de una voluntad colectiva, sino en la acción práctica del sindicato y de una voluntad colectiva ya actuante. La realización máxima de dicha acción práctica debía ser la huelga general, es decir, una "actividad pasiva" de carácter negativo y prelirryinqr (el carácter positivo está dado solamente por el acuerdo logrado en a F 10 las voluntades asociálas) que no preveía una verdadera fase "activa y constructiva". En Sorel, por consiguiente, se enfrentaban dos necesidades: la del mito y la de la crítica del mito, en cuanto "todo plan preestablecido es utópico y reacciionario" La solución era abandonada al impulso de lo irracional, de lo "arbitrario" (en el sentido bergsoniano de "impulso vital") o sea, de la "espontaneidad". 2 ¿Pero puede un mito, sin embargo, ser "no constructivo"? ¿Es posible imaginar, en el orden de intuiciones de Sorel, que sea productivo en realizaciones un instrumento que deja la voluntad colectiva en la fase primitiva y elemental del mero formarse, por distinción (por "escisión" ), aunque sea con violencia, es decir, destruyendo las relaciones morales y jurídicas e:cistentes? Pero esta voluntad colectiva, formada de manera elemental, ¿no cesará súbitamente de existir, disolviéndose en una infinidad de voluntades singulares que en la fase positiva seguirán direcciones diferentes y contradictorias? Al margen de la cuestión de que no puede existir destrucción, negación, sin una construcción y una 2 Habría que anotar aquí una contradicción implícita en el modo en que Croce plantea su problema de historia y antihistoria con respecto a otros modos de pensar del mismo autor: su aversión a los "partidos políticos" y su forma de plantear la cuestión de la "previsibilidad" de los hechos sociales (cfr. Coneersazioni crítIche, serie primera, pp. 150-152, reseña del libro de Ludovico Limentani, La preuisione dei fatti sociali, Bocea, Turín, 1907). Si los hechos sociales son imprevisibles y el mismo concepto de previsión es puro sueño, lo irracional no puede menos que dominar y toda organización de hombres es antihistórica, es un "prejuicio". Sólo corresponde resolver en cada caso y con criterio inmediato, los particulares problemas prácticos planteados por el desarrollo histórico (cfr. el artículo de Croce, "11 partito come giudizio e come pregiudizio", en Cultura e cita morale) y el oportunismo es la única línea politica posible. ° Para Sorel es vital que la clase obrera no establezca ninguna clase de compromiso con la burguesía, tanto en el dominio político (antiparlamentarismo) como en el dominio económico (organización de la cooperación obrera). La organización cooperativa posibilitaría el paso del instinto de clase a la conciencia de clase del proletariado, vale decir, el triunfo de la "escisión" de la sociedad. Dicha escisión, "sin la cual sería imposible para el socialismo cumplir con su papel histórico", peligra a veces cuando la burguesía, temerosa de su futuro, cede en parte a las exigencias del proletariado. Esto explica la importancia que tiene en Sorel la teoría de' la "huelga general": "Cracias a ella el socialismo subsiste joven, parecen infantiles las tentativas encaminadas al logro de la paz social, y las deserciones de los compañeros que se aburguesan, además de no desanimar a las masas, las impelen más a la rebeldía. En suma: la escisión no corre peligro de desaparecer" (Sorel, op. cit., p. 123). (N. del T.) lI afirmación implícitas, entendida ésta no en un sentido "metafísico'', sino práctico, o sea, políticamente, como programa de partido. En este caso se ve con claridad que detrás de la espontaneidad se supone un mecanicismo puro, detrás de la libertad (libre impulso vital), un máximo determinismo, detrás del idealismo, un materialismo absoluto. El príncipe moderno, el mito-príncipe, no puede ser . una per.organismo ser un -ptiede individuO concreto; sóIó un sona real, un elemento de sociedad corriplefoeri -elctár comience a concretarse una voluntad colectiva reconocida y afirmada parcialmente en la acción. Este _organismo ya ha sido dado por el desarrollo histórico políti s-a la primera célula en la que se resumen los gérmear de -Volun- tad colectiva que tienden a devenir universales y totales. En el mundo moderno, sólo una acción histórico-política inmediata e inminente, caracterizada por la necesidad de un procedimiento rápido y fulminante, puede encarnarse míticamente en un individuo concreto. La rapidez se torna necesaria solamente cuando se enfrenta un gran peligro inminente que provoca la inmediata exacerbación de las pasiones y del fanatismo, aniquilando el sentido crítico y la corrosividad irónica que pueden destruir el carácter "carismático" del condottiero (eso es lo que ha ocurrido en la aventura de Boulanger). Pero una acción inmediata de ese tipo, por su misma naturaleza, no puede ser de vasto alcance y de carácter orgánico. Será casi siempre del tipo restauración y reorganización y no del tipo característico de la fundación de nuevos Estados y nuevas estructuras nacionales y sociales (tal como en el caso de El Príncipe de Maquiavele, donde el aspecto de restauración sólo era un elemento retórico, ligado al concepto literario de la Italia descendiente de Roma y que debía restaurar el orden y la potencia de Roma); 3 será de tipo "defensivo' y no creativo original. Podrá 3 Más que por el modelo ejemplar de las grandes monarquías absolutas de Francia y de España, Maquiavelo fue impulsado a su concepción política de la necesidad de un Estado unitario italiano por el recuerdo del pasado de Roma. Es necesario poner de relieve sin embargo que Maquiavelo no debe por ello ser confundido con la tradición literaria-retórica. Primero, porque este elemento no es exclusivo, ni aún dominante, y la necesidad de un gran Estado nacional no es deducida de el, y además porque el hecho mismo de invocar a Roma es menos abstracto de lo que parece si es colocado puntualmente en el clima Arte de la guerradelHumanisoyRcet.EnlibroVId se lee: "Esta provincia (It311.1) parece nacida para resucitar las cosas muertas, corno se ba visto en el caso de la poesía, la pintura y la es,:nitura", ¿por 12 tener vigencia donde se suponga que una voluntad colectiva ya e xi stente, aunque desmembrada, dispersa, haya sufrido un colapso peligroso y amenazador, mas no decisivo y catastrófico, y sea necesario reconcentrarla y robustecerla. Pero no podrá tener vigencia donde hay que crear ex novo una voluntad colectiva, encauzándola hacia metas concretas y racionales, pero de una concreción y racionalidad aún no verificadas y criticadas por una experiencia histórica efectiva y universalmente conocida. El carácter "abstracto" de la concepción soreliana del "mito" aparece en la aversión (que asume la forma pasional de una repugnancia ética) por los jacobinos, quienes fueron ciertamente una "encarnación categórica" del Príncipe de Maquiavelo. El Príncipe moderno debe tener una parte destinada al jacobinismo (en el significado integral que esta noción ha tenido históricamente y debe tener conceptualmente), en cuanto ejemplificación de cómo se formó y operó en concreto una voluntad colectiva que al menos en algunos aspectos fue creación ex nono, original. Y es necesario que la voluntad colectiva ! y la voluntad política en general sean definidas en el sentido moderno; la voluntad como conciencia activa de la necesidad históriCa, como protagonista de unClrama- Iiistórico efectivo y real. Una de las primeras partes debería estar dedicada, precisamente, a la "voluntad colectiva", planteando así la cuestión: ",:,Cuándo puedeecir -a-------.Sée— lue .Ziísten las condiciones para _que se pueda suscitar y desarrollar una voluntad colectiva nacion_ al.pó- 1 pular?", --o-s-ea -efecEtian-d-oun análisTs_históríco (económico) - de la estructura .social del_ país dado Vanna, representación "drama -ti-ea:h .: realizadas a través de los siglos, para 'suscitar delas estaTaintad y las razones sucesivos ..fraci-s-6-s776Flué" en Italia no. Se dio la monarquía absoluta en lá época de Maquiavelo? Es necesario remontarse hasta el Imperio Romano (cuestiones de la lengua, los intelectuales, etc.), comprender la función,, de las Comunas medievales, el significado del catolicismo, etc. Es necesario, en suma, hacer un esbozo de toda la historia italiana, sintético pero exacto. qué no encontraría entonces la virtud militar? etc. Habrá que reagrupar las otras menciones del mismo tipo para establecer su carácter exacto. e Gramsci se refiere aquí, cosa la dignación de "Príncipe moderno", al partido político de la clase obrera. (N. del T.) • Recordamos a los lectores que Grarnsci desarrolla in extenso estas problemas tanto en Los intelectuales y la organización de la cultura (Nueva Visión, 13 ' Las razones de los sucesivos fracasos de las tentativas de crear una voluntad colectiva nacional-popular hay que buscarlas en la existencia de determinados grupos sociales que se forman con la disolución de la Lurguesía comunal, en el carácter particular de otros grupos que reflejan la función internacional de Italia como sede de la Iglesia y depositaria del Sacro Imperio Romano. Esta función y la posición consiguiente determinan una situación interna que puede denominarse "económica-corporativa", es decir, políticamente, la peor de las formas de sociedad feudal, la forma menos progresiva y más estancada. Faltó siempre, y no podía constituirse, una fuerza jacobina eficiente, precisamente la fuerza que en las otras naciones ha suscitado y organizado la voluntad colectiva nacional popular fundando los Estados modernos. Finalmente, ¿existen las condiciones para esta voluntad?, o bien, ¿cuál es la actual relación entre estas condiciones y las fuerzas hostiles? Tradicionalmente las fuerzas hostiles fueron la aristocracia terrateniente y más generalmente la propiedad de la tierra en su conjunto, con el característico elemento italiano de una "burguesía rural" especial, herencia de parasitismo legada a los tiempos modernos por la destrucción, como clase, de la burguesía comunal (las cien ciudades, las ciudades del silencio). ° Las condiciones positivas hay que buscarlas en la existencia de grupos sociales urbanos, convenientemente desarrollados en el campo de la producción industrial y que hayan alcanzado un determinado nivel de cultura histórico-política. Es imposible cualquier formación de voluntad colectiva nacional-popular si las grandes masas de campesinos cultivadores no irrumpen simultáneamente en la vida política. Esto es lo que intentaba lograr Maquiavelo a través de la reforma de la milicia; esto lo que hicieron los jacobinos en la Revolución francesa. En esta comprensión de Maquiavelo hay Buenos Aires, 1972), como en Literatura y vicia nacional. Sobre las Comunas, cfr. 11 Risorgimento (Einaudi), obra en la que Gramsci analiza las causas que impidieron a las Comunas superar la fase "económica-corporativa" para constituirse en estados capitalistas plenos. (N. del T.). • Ciudades del silencio (le cittó del silenzio) fueron llamadas por Gabriele D'Annunzio, en sus Laudi, las ciudades italianas que luego de haber conocido un período de pleno florecimiento en el pasado, decayeron y se redujeron a centros burocrático-administrativos de escasa importancia. De su pasado esplendor aún conservan rastros en los monumentos y joyas arquitectónicas, lo cual las convierte esa centro del turismo mundial, por ejemplo: Ravena, Siena, Bérgamo, etc. (N. del T.) 14 <_ ■.-■„,, e. que identificar un jacobinismo precoz, el germen (más o menos fecundo) de su concepción de la revolución nacional. Toda la historia desde 1815 en adelante muestra el esfuerzo de las clases tradicionales por impedir la formación de una voluntad colectiva de este tipo, para mantener el poder "económico-corporativo" en un sistema internacional de equilibrio pasivo. Una parteiz nz91-tante del_ Príncipe moderno deberá estar dedicada a la cuestión de una reforma intelectual ymoral, es decir, a la cuestión religiosa o de" -un-a concepción del mundo: Tambiéri - en este campo encontramos en la- iia-Clian- áuséñciá dé jacobinismo y miedo del jacobinismo (la última expresión filosófica de ese miedo es la actitud malthusiana de B. Croce hacia la religión). El Príncipe moderno debe ser, y no puede dejar de . ser, el abancléTa.d'a y eI orgánizador— dé unareforma 11itelectiiál y moral ;cual.lo._ 'Crear -el terrenó -bára un deSarroW .tiltertor d1757- v6lurifá.-d-CZIECTJa-. - n-acionalpcípiilar liacia el cumplí mientó d'é-i-riná - fóriná superior y;total'ae civilización moderna. Estos dos -DITntos fundamentales, la foríníCión de una voluntccl colectiva nacional-popular, de la cual el moderno Príncipe e al mismo tiempo el organizador y la expresión activa y operante, y' la reforma intelectual y moral, deberían constituir la estructura del t-a. ajo. Los puntos concretos de programa deben ser incorporados en la primera parte, es decir, deben resultar "dramáticamente" del discurso y no ser una fría y pedante exposición de r azonamientos. ¿Puede haber una reforma cultural, es decir una elevación civil de los estratos más bajos de la sociedad, sin una precedente reforma económica y un cambio en la posición social y en el mundo económico? Una reforma intelectual y moral no puede dejar de .estar _ligada_ a un prograrn _de.. relamía, ..cconómica.,o mejor, el programa de reforma económica es precisamente la „. _ manera concreta de presentarse de . toda r dorma intelectual y moral. El Príncipe moderno, al desarrollrse, perturba todo el sistema de relaciones intelectuales y morales en cuanto su desarrollo significa que cada acto es concebido como útil o dañoso, virtuoso o perverso, sólo en cuanto tiene como punto de referencia al Príncipe moderno mismo y sirve para incrementar su poder u oponerse a él. El Príncipe ocupa, en las conciencias, el lugar de la divinidad o del imperativo categórico, deviene la base de un laicismo moderno y de una completa laicización de toda la vida y de todas las costumbres. — 15 • • c-zeau.1, la "duración" debe ser concreta y no abstracta y que, en cierto sentido, no debe sobrepasar determinados límites. Supongamos que dichos límites mínimos estén constituidos por dos generaciones: la precedente y la futura, lo cual ya es bastante sí consideramos a las generaciones no desde el punto de vista de los años -treinta años antes para una, treinta años después para la otra- sino desde el punto de vista orgánico, en un sentido histórico, lo que al menos para el pasado es fácil de comprender. Nos sentimos solidarios con los hombres que hoy son muy viejos y que representan el "pasado" que aún vive entre nosotros, que es necesario conocer, con el cual es necesario arreglar cuentas, que es uno de los elementos del presente y de las premisas del futuro. Y con los niños, con las generaciones nacientes y crecientes, de las cuales somos responsables. (Muy diferente es el "culto" de la "tradición", que tiene un valor tendencioso, implica una elección y un fin determinado, es decir, que está en la base de una ideología.) Sin embargo, si se puede decir que un "espíritu estatal" así entendido está en todos, es necesario a veces luchar contra las deformaciones que lo afectan o las desviaciones que produce. "El gesto por el gesto", la lucha por la lucha y especialmente. el individualismo estrecho y pequeño, no son más que la satisfacción caprichosa de impulsos momentáneos. (En realidad, se trata siempre del "apoliticismo" italiano, que adopta estas formas variadas pintorescas y caprichosas.) El individualismo no es más que un apoliticismo animalesco, el sectarismo es "apoliticismo" y, si se observa bien, el sectarismo es, en efecto, una forma de "clientela" personal, mientras falta el espíritu de partido que es el elemento fundamental del "espíritu estatal". La demostración de que el espíritu de partido es el elemento fundamental del espíritu estatal es una de las tesis más importantes a sostener; viceversa, el "individualismo" es un elemento de carácter animal, "admirado por los forasteros", como los movimientos de los habitantes de un jardín zoológico. El partido político. Dijimos anteriormente que en la época derna el protagonista del nuevo Príncipe no podría ser un héroe personal, sino un partido político, el determinado partido que en cada momento dado y en las diversálIeTa-c-iones- inteniaTaélas crearCíreite fin esti -raciOnál e históri- intente réFéhtes na:Cron-es ___— camenterelclid65 un nuevo ti o de Estado. 28 Es Preciso observar corno en los regímenes que se presentan como totalitarios, la función tradicional de la Corona es en realidad asumida por un determinado partido, que 'es totalitario precisamente porque cumple esta función. Cada partido es la expresión de un grupo social y nada más que delin soT6 . -Inr.po social. Sin embargo, -Iii-détermiriadas condiciones sociales, ilgu - ricSTriartidos representan un solo grt_ipo_ social en cuanto ejercen u -r7a7funciane equilibrio y de arbitraje entre los intereses del propio:grupo fos_ iie--- T6T-de-m-Tigrupos procuran que el cieSirrollo_aeLgrupq je pre-é-rifák1.6" j.)15du -- —za-corTer coilsenEirfile-n'toy con la ayuda de los gru -lo--s-ali-ádoi",----eri-cleitos-e1.111:-C-onelde los grupos aáVersarins_ m ás hostiles. La fórmula constitucional del rey o del presidente c.re la república, que "reina pero no gobierna", es la fórmula jurídica que expresa esta función de arbitraje, la preocupación de los partidos constitucionales por no "descubrir" a la Corona o al Presidente. Las fórmulas que establecen la no-responsabilidad por los actos de gobierno del Jefe del Estado y hacen recaer dicha responsabilidad en el gabinete, son la casuística del principio general de tutela de la concepción de la unidad estatal, del consentimiento de los gobernados a la acción estatal, cualquiera sea el personal inmediato que gobierna y el partido al que pertenezca. Con el partido totalitario, estas fórmulas pierden significación y son menospreciadas por consiguiente las instituciones que funcionaban en el sentido de tales fórmulas. Dichas funciones pasan a ser absorbidas por el partido, que exaltará el concepto abstracto de "Estado" y tratará de diversas maneras de dar la impresión de que la función de "fuerza imparcial" es activa y eficaz. ¿Es necesaria la acción política (en sentido estricto) para que se pueda hablar de "partido político"? En el mundo moderno se puede observar que en muchos países los partidos orgánicos y fundamentales, por necesidades de lucha o por otras razones, se han dividido en fracciones, cada una de las cuales asume el nombre de "partido" y hasta de partido independiente. Debido a ello con mucha frecuencia el Estado Mayor intelectual del partido orgánico no pertenece a ninguna 'de tales fracciones pero actúa como si fuese una fuerza dirigente totalmente independiente, superior a los partidos y a veces considerada así por el público. Esta función se puede estudiar con mayor precisión si se parte del punto de vista de no que un periódico (o un grupo de periódicos), una revista (o un grupo de revistas), son también "partidos" o "fracciones de partido' o "función de determinado partido". Piénsese en la función de Times en Inglaterra y del Corriere delta Sera en Italia, pero también en la función de la llamada "prensa informativa", que se llama a sí misma "apolítica" y hasta de la prensa deportiva y técnica. Por otra parte, el fenómeno ofrece aspectos interesantes en los países donde existe un partido único y totalitario de gobierno. porque ese partido ya no cumple funciones estrictamente políticas, sino solamente técnicas, de propaganda, de policía, de influencia moral y cultural. La función política es indirecta, pues si no existen otros partidos legales, existen siempre de hecho otros partidos y tendencias que escapan a la coerción legal, contra los cuales se polemiza y se lucha como en una partida de gallina ciega. De todas maneras, es verdad que en tales partidos predominan las funciones culturales, dando lugar a un lenguaje político de jerga: es decir, que las cuestiones políticas revisten formas culturales y como tales se vuelven irresolubles. Pero h lay un partido tradiCional que tiene un carácter esencial "indirecto"; o sea, se presenta como puramente "educativo" (lucus, etc.), moralista, de cultura (sic): es el movimiento libertario. Aun la llamada acción directa (terro -r5-ta) es concebida como "propaganda" por el ejemplo, lo cual permite reforzar el juicio de que el movimiento libertario no es autónomo, sino que vive al margen de los otros partidos "para educarlos". Se puede hablar de uu "liberalismo" inherente a cada partido orgánico. (¿"Qué son los 'libertarios intelectuales o cerebrales' sino un aspecto de tal "marginalismo" con respecto a los grandes partidos de los grupos sociales dominantes?) La misma "secta de los economistas" era un aspecto histórico de este fenómeno. 32" que parep_Itic Se presentan, por lo tanto, dos formas de "a ediata: el que está - -ol cen hacer abstracción de la acciliCp constituido por una élite de hombres de cultura que tienen la e el punto de vista de la cultura, de la ideofunción de dirigir desd' logía general, un gran movimiento de partidos afines (que son en realidad fracciones de un mismo partido orgánico); y en el período más reciente, el partido no de elite sino de masas, que en tal carácter no tiene otra función política que la det711""fillidad genérica de tipo militar a un centro político visible o invisible (frecuentemente el centro visible es el mecanismo:: de comando de fuerzas que no desean mostrarse a -plena luz...sino:. operar sólo indirectamente, por interpósita persona y por "interpósita ideología"). La masa es simplemente de "maniobra" y se la mantiene ocupada" con prédicas morales, con estímulos sentimentales, con mesiánicos mitos de espera de épocas fabulosas, en las cuales todas las contradicciones y miserias presentes serán automáticamente resueltas y curadas. " Cuando se quiere escribir la historia de un partido político es necesario en realidad afrontar toda una serie de problemas, mucho menos simples de lo que cree un Robert "Michels, por ejemplo, quien, sin embargo, es considerado un especialista en la materia. ¿Cómo deberá ser la historia de un partido? ¿Será la mera narración de la vida interna de una organización política, cómo nace, los primeros grupos que la constituyen, las polémicas ideológicas a través de las cuales se forma su programa y su concepción del mundo y de la vida? Se trataría, en tal caso, de la historia de grupos restringentes de intelectuales y a veces de la biografía política de una sola personalidad. El marco del cuadró deberá ser, por consiguiente, más vasto y comprensivo. Se deberá hacer la historia de una determinada masa de hombres que siguió a los promotores, los sostuvo con su confianza, con su lealtad, con su disciplina o los criticó en forma "realista" dispersándose o permaneciendo pasiva frente a algunas iniciativas. Pero esta masa ¿estará constituida solamente por los adherentes al partido? ¿Será suficiente seguir los congresos, las votaciones y el conjunto de actividades y de modos de existencia con los cuales una masa de partido manifiesta su voluntad? Evidentemente, será necesario tener en cuenta el grupo social del cual el partido en Ó'-n.es Ta ra- tOri a - de un ser menos que a historia de "-r-----ci u-n d et er- partido,'ensum iiilládd -grupo sociaT. Pero esté grupo no está aislad; tiene amigos, adversl arLos,Tene-frlias ".tólo ifellcjmpreiocu—j -o' detodo el conjuntosocial v estatal (y frecuenteraite -TirriBién — con inter-f-era"Cias internacionales) resultará la. historia de un determinado partido, por .lo se .P-tre-cle decir que escribir la ona e un yado no significaotTa cosa,que escribir la historia general de un país desde un punto de vista monográí'ico, para subrayar un aspecto característico. Un partido habrá tenido mayor o menor significado y peso, justamente en la medida en que su. actividad particular haya pesado más o menos en la determinación de la historia de un país. He aquí por qué del modo de escribir la historia de un partido deriva el concepto que se tiene de lo que un partido es y debe ser. El sectario se exaltará frente a los pequeños actos internos que tendrán para él un significado esotérico y lo llenarán de místico entusiasmo. El historiador, aun dando a cada cosa la importancia que tiene en el cuadro general, pondrá el acento principalmente sobre la eficiencia real del partido, sobre su fuerza determinante, positiva y negativa, sobre el hecho de haber contribuido a crear un acontecimiento y también de haber impedido que otros se produjesen. El problema de saber cuándo se forma un partido, es decir, cuándo tiene un objetivo preciso y permanente, da lugar a muchas discusiones y con frecuencia, desgraciadamente, a una forma de vanidad que no es menos ridícula y peligrosa que la "vanidad de las naciones" de la cual habla Vico. Se puede decir, es verdad, que un partido jamás está acabado y formado en el sentido de que todo desarrollo - crea nuevas tareas y nuevas cargas, pero también en el sentido•de que en ciertos partidos se verifica la paradoja de que terminan de formarse cuando no existen más, es decir, cuando su existencia se vuelve históricamente inútil. Así, ya que cada partido no es más que una nomenclatura de clase, es evidente que para el e ción partido que se propone anular la división en clases, su_p—if y. acabado cansiste en_no_existir Jnas,porque_ no existenclases por lotanto, tampoco sus ,expresiones. Pero aquí se quiere hacer' resaltar un momento particular .11-11-te proceso de desarrollo, el momento subsiguiente a aquel en que un hecho puede o no existir, debido a que la necesidad de su existencia no se convirtió aún en perentoria" y depende en "gran parte" de la existencia de personas de enorme poder volitivo y de extraordinaria voluntad. ¿Cuándo un partido se vuelve "necesario" históricamente? co w para o , para su ineludible transCuand-61-a7.formarse en Estado están al menos en vías de formación y dejan prever normalmente su desarrollo ulterior. Pero en tales condiciones, ¿cuándo se puede decir que un partido no puede ser destruido por los medios normales? Para responder es necesario desarrollar un razonamiento: para que exista un partido es precisó fue coexistan " (19 elementos fundamentales ( es decir tres grupos de elementos): Un elemento indefinido, de hombres comunes, medios, que ofrecen como participación su discipl idelidad, mas no el espíritu creador y con alta cal:Wein-E& organización. Sin ellos el partido no existiría, es verdad, pero es verdad también que el partido no podría existir "solamente" con ellos. Constituyen una fuerza en cuanto existen hombres que los centralizan, organizan y disciplinan, pero en ausencia de esta fuerza cohesiva se dispersarían y se anularían en una hojarasca inútil. No es cuestión de negar que cada uno de estos elementos pueda transformarse en una de las fuerzas de cohesión, pero de ellos se habla precisamente en el momento en que no lo son y no están en condiciones de serlo, o si lo son actúan solamente en un círculo restringido, políticamente ineficaz y sin consecuencia. 2) El elemento de cohesiónzriicipál, centralizado en el campo nadonar,que transforma en potente y eficiente,.1,un conjunto de fuerzas quelEia . °nada; a sí mismo serían cero o poco más. ee Estlemento está dotado de una potente fuerzi -décoi.es irríTeru -e centraliza y disci lina y, sin duda a causa de esto, está dotado iFurEente, e inventiva (si la "inventiva" se entiende en cierta dirección, según ciertas líneas de fuerzas, ciertas perspectivas y también ciertas premisas). Es verdad también que un partido no podría estar formado solamente por este elemento, el cual sin embargo tiene más importancia que el primero para su constitución. Se habla de capitanes sin ejército, pero en realidad es más fácil formar un ejército que formar capitanes. Tanto es así que un ejército ya existente sería destruido si le llegasen a faltar los capitajles mientras que la existencia de un grupo de capitanes, acordes entre sí, con fines comunes, no tarda en formar un ejército aun donde no existe. 3) Un elemento medio,que articula el primero y el segundo, que los pone en contacto, no sóro'ffsi.c6-1-ino mg-r.2 e intelecttig. En la realidad, para cada partido existen "proporciones definidas" entre estos tres elementos y se logra el máximo de eficacia cuando tales "proporciones definidas" son alcanzadas. Partiendo de estas consideraciones, se puede decir que un partido no puede ser destruido por medios normales cuando existe necesariamente el segundo elemento, cuyo nacimiento está ligado a la existencia de condiciones materiales objetivas (y si este elemento no existe todo razonamiento es superfluo), aunque sea disperso y 33 R9 errante, ya que no pueden dejar de formarse los otros dos, o sea el primero, que forma necesariamente el tercero como su continuación y su medio de expresarse. Para que esto ocurra es preciso que haya surgido la convicción férrea de que es necesaria una determinada solución de los problemas vitales. Si esta convicción no se formará más que el segundo elemento, cuya destrucción es más fácil a causa de su pequeño número. Sin embargo, es necesario que este segundo elemento, en caso de ser destruido, deje como herencia un fermento que le permita regenerarse. Pero, ¿dónde subsistirá y podrá desarrollarse mejor este fermento que en el primero y en el tercer elemento, que, evidentemente, son los más homogénos con el segundo? La actividad que el segundo elemento dedica a la constitución de este fermento es por ello fundamental, debiéndoselo juzgar en función: 1) de lo que hace realmente: 2) de lo que prepara para el caso de que fuera destruido. Entre estos dos hechos es difícil indi-. car el más importante. Ya que en la lucha siempre se debe prever la derrota, la preparación de los propios sucesores es un elemento tan importante como los esfuerzos que se hacen para vencer. A propósito de la "vanidad" de los partidos se puede decir . que es peor que la "varr dTrE a le las naciJnes'r de la cual habla Vico. ¿Por qué? Porque una nación no puede dejar de existir y en el hecho de su existencia siempre es posible considerar, aunque sea con buena voluntad y forzando la expresión, que su existencia está plena de destino y de significación. Un partido puede en cambio no existir en virtud de una necesidad interna. Es necesario no olvidar jamás que en la lucha entre las naciones, cada una de ellas tiene interés en que la otra sea debilitada por las luchas internas y que los partidos son justamente los elementos de dicha lucha. Respecto a los partidos, por consiguiente, siempre es posible preguntar si existen por sus propias fuerzas, en virtud de una necesidad interna, o si, por el contrario, existen solamente en función de intereses extranjeros (y, en efecto, este punto no es olvidado jamás en las polémicas sino que, por el contrario, es un tema sobre el cual se insiste aun en aquellos casos en que la respuesta no es dudosa, lo cual significa que este punto penetra y deja dudas). Naturalmente, es una tontería dejarse atormentar por esta duda. Políticamente, la cuestión tiene una importancia sólo momentánea. En la historia del llamado principio de las nacionalidades, las intervenciones extranjeras en favor de los partidos nacionales que turban el 34 orden interna de los Estados antagonistas son innumerables, hasta tal puntO que cuando se habla, por ejemplo, de la política "oriental" de Cavciur el problema consiste en saber si se trata de una "política' tea , vale decir de una línea permanente, o dé una estratagema del momento para debilitar a Austria con vistas a 1859 y a 1866. Así, en los movimientos nazzini.a1:1'6Dle principios de 1870 (ejemplo: el asunto Barsanti) se ve la intervención de Bismarck, quien previendo una guerra con Francia y el peligro de una alianza ítalo-francesa, pensaba debilitar a Italia mediante conflictos internos. También en los sucesos de junio de 1914 algunos ven la intervención del Estado Mayor austríaco preparando la guerra que después sobrevendría. Como observamos, la casuística es numerosa y es preciso tener ideas claras al respecto. Si se admite que con cualquier actitud que se adopte se le hace siempre el juego a alguien, lo importante es buscar por todos los medios hacer bien el propio juego, esto es, vencer claramente. De todas maneras, es necesario despreciar la "vanidad" de partido y sustituirla por hechos concretos. Quien sustituye los hechos concretos por la vanidad o hace la política de la vanidad, de inmediato es sospechoso de poca seriedad. No es necesario agregar que los partidos tienen que evitar aun la apariencia "justificada" de que se 'hace el juego a alguien,. especialmente si ese alguien es un Estado extranjero. Que luego seespecule sobre esto, es algo que nadie puede evitar. Es difícil pensar que un partido político cualquiera (de los grupos dominantes, pero también de los grupos subalternos) no cumpla asimismo una función de policía, vale decir, de tutela de un cierto orden político y legal. Si esto se demostrara taxati va mente, ser planteada en otros términos: sobre los modos y direcciones en que se ejerce tal función. ¿Se realiza en el sentido de represión o de difusión? ¿Es de carácter reaccionario o progresista? El partido considerado, ¿ejerce su función de policía para conservar un orden exterior, extrínseco, obstaculizador de las fuerzas vivas de la historia, o la ejerce en el sentido de que tiende a conducir al pueblo a un nuevo nivel de civilización del cual el orden político y legal es una expresión programática? En efecto, una ley encuentra quienes la infringen: 1) entre los elementos sociales reaccionarios que la ley ha desposeído; 2) entre los elementos progresistas que la ley oprime; 3) entre los elementos que no 36' alcanzaron el nivel de civilización que la ley puede representar. La función de policía de un partido puede ser, por consiguiente, progresista o regresiva; es progresista cuando tiende a mantener en la órbita de la legalidad a las fuerzas reaccionarias desposeídas y a elevar al nivel de la nueva legalidad a las masas atrasadas. Es regresiva cuando tiende a oprimir las fuerzas vivas de la historia y a mantener una legalidad superada, antihistórica, transformada en extrínseca. Por otro lado, el funcionamiento del partido en cuestión suministra criterios discriminatorios; cuando el partido es progresista funciona "democráticamente" (en el sentido de un centralismo democrático), cuando el partido es regresivo funciona "burocráticamente" (en el sentido de un centralismo burocrático). En este segundo caso, el partido es meramente ejecutor, no deliberante; técnicamente es un órgano de policía y su nombre de "partido político" es una pura metáfora de carácter mitológico. Industriales y agrarios. Se presenta el problema de saber si los grandes industriales pueden tener un partido político permanente i, propio. La respuesta me parece que debe ser negativa. Los gran. des industriales utilinn alternativamente todos los partidos existentes, pero no tienen un partido propio. Mas no por ello son, de alguna manera, "agnósticos" o "apolíticos". Su interés corresponde a un determinado equilibrio que obtienen precisamente reforzando con sus medios, en cada oportunidad, este o aquel partido del variado panorama político ( con excepción, se entiende, del partido antagónico cuya afirmación no puede ser ayudada ni aun por cuestiones tácticas). Cierto es, sin embargo, que si esto ocurre en la vida "normal", en los casos extremos, que por otra parte son los que cuentan (como la guerra en la vida nacional), el partido de los grandes industriales es el de los agrarios, quienes en cambio tienen permanentemente un partido propio. Se puede ver como ejemplo de lo aquí señalado el caso de Inglaterra, donde el Partido conservador absorbió al Partido liberal, que sín embargo aparecía tradicionalmente como el partido de los industriales. La situación inglesa, con sus grandes Trade Unions, explica este hecho. Es cierto que en Inglaterra no existe formalmente un gran partido antagónico de los industriales. Pero existen las organizaciones obreras de masa y se ha observado cómo ellas, en ciertos momentos decisivos, se transforman constitucionalmente desde abajo hacia arriba, destruyendo la envoltura burocrática (por ejemplo en 1919 y en 1926). Por otro lado, existen estrechos intereses permanentes entre agrarios e industriales (especialmente ahora que el proteccionismo se transformó, en general, en agrario e industrial) y es innegable que los agrarios están "políticamente" mejor organizados que los industriales, atraen más a los intelectuales, son más "permanentes" en sus directivas. La suerte de los partidos "industriales" tradicionales, corno el "liberal-radical" inglés y el radical francés (que, sin embargo, siempre se diferenció mucho del primero) es interesante (lo mismo que el "radical italiano", de tan buen recuerdo). ¿Qué representaban esos partidos? Un nexo entre clases altas y bajas, y no una única gran clase; de allí sus permanentes apariciones y desapariciones. La base de "maniobras" estaba dada por la clase baja, que se encontraba en condiciones siempre diferentes en el interior del grupo, hasta transformarse por completo. Hoy suministra la base de los "partidos demagógicos" y se comprende que así sea. En general, se puede decir que en esta historia de los partidos la comparación entre los distintos países es de lo más instructivay decisiva para encontrar el origen de las causas de las transformaciones. Y esto también respecto de las polémicas entre lbs partidos de los países "tradicionalistas" o - sea donde están representados los "retazos" de todo el "catálogo" histórico. Un elemento primordial de juicio tanto para las concepciones del mundo como —y especialmente— para las actitudes prácticas, es el siguiente: la concepción del mundo o el acto práctico ¿pueden ser concebidos "aislados", "independientes", conteniendo toda la responsabilidad de la vida colectiva; o esto es imposible y la concepción del mundo o el acto práctico deben ser concebidos como "integración", perfeccionamiento, contrapeso, etc., de otra concepción del mundo o actitud práctica? Si se reflexiona se ve que este criterio es decisivo para un juicio ideal sobre los motivos ideales y los motivos prácticos y se observa también que tiene una gran importancia práctica. Uno de los prejuicios más comunes consiste en creer que todo lo que existe es "natural". que exista, que no puede menos que existir y que las propias tentativas de reformas, por mal que resulten, no interrumpirán la vida porque las fuerzas tradicionales continuarán actuando y precisamente continuarán la vida. Este modo de pensar es, por cierto, parcialmente justo; pobres de nosotros si El realismo político. "excesivo" (por consiguiente superficial y mecánico) conduce freceentemente a afirmar que el hombre de Estado debe operar sólo en el ámbito de la "realidad efectiva", no interesarse por el "deber ser" sino únicamente por el "ser". Lo cual significa que el hombre de Estado no debe tener perspectivas que estén más allá de su propia nariz. Este error condujo a Paolo Treves a encontrar en Guicciardini y no en Maquiavelo el "político verdadero". Es necesario distinguir no sólo entre "diplomático" y "político", sino también entre científico de la política y político de acción. El diplomático no puede dejar de moverse únicamente en la realidad efectiva, porque su actividad específica no es crear nuevos equilibrios, sino conservar dentro de ciertos cuadros jurídicos un equilibrio existente. Así también el científico debe moverse sólo en la realidad efectiva en cuanto mero científico. Pero Maquiavelo no es un mero científico; es un,hombre de partido, de pasiones poderosas, un político de acción ci .¿Ie quiere crear nuevas relaciones de fuerzas y no puede por ello dljar de ocuparse del "deber ser", no entendido por cierto en sentido moralista. La cuestión no debe por consiguiente ser planteada en estos términos. Es mucho más compleja. Se trata de analizar si el "deber ser" es un acto necesaria o arbitrario, es voluntad concreta o veleidad, deseo, sueño en las nubes. El político de acción es un creador, un suscitador, mas no crea de la nada ni se mueve en el turbio vacío de sus deseos y sueños. Se basa en la realidad efectiva, pero, ¿qué es esta realidad efectiva? ¿Es quizás algo estático e inmóvil y no sobre todo una relación de fuerzas en continuo movimiento y cambio de equilibrio? Aplicar la voluntad a la creación de un nuevo equilibrio de las fuerzas realmente existentes y operantes, fundándose sobre aquella que se considera progresista, y reforzándola para hacerla triunfar, es moverse siempre en el terreno de la realidad efectiva, pero para dominarla y superarla (o contribuir a ello). El "deber ser" es por consiguiente lo concreto o mejor, es la única interpretación realista e historicista de la realidad, la única historia y filosofía de la acción, la única política. La oposición Savonarola-Maquiavelo no es la oposición entre ser y deber ser (todo el parágrafo de Russo sobre este punto es pura literatura), sino entre dos deber ser, el abstracto y difuso de Savonarola y el realista de Maquiavelo, realista aunque no haya devenido realidad inmediata, ya que no se puede esperar que un individuo o un libro cambien la realidad sino sólo que la interpreten e indiquen una línea posible de acción. El límite y la angustia de Maquiavelo consiste en haber sido una "persona privada", un escritor y no el Jefe de un Estado o de un ejército, que siendo una sola persona tiene sin embargo a su disposición las fuerzas de un Estado o de un ejército y no únicamente ejército de palabras. No por ello se puede decir que Maquiavelo fue también un "profeta desarmado", pues eso sería hacer del espíritu algo barato. Maquiavelo jamás afirmó que fueran sus ideas o sus propósitos los de cambiar él mismo la realidad, sino única y concretamente los de mostrar cómo deberían haber actuado las fuerzas históricas para ser eficientes. ;.0Arzólisis de las . situaciones. Relaciones de fuerzas. Un estudio sólife la fóhñá é qt_Wel—p"reasb - analizar las "situaciones", o sea la forma en que es preciso establecer los diversostósd'e relaciones de fuerzas, puede prestarse a una exposición elemental de ciencia y aitéllolítico, entendida como un conjunto de cánones prácticos de investigación y de observaciones particulares, útiles para destacar el interés por la realidad efectiva y suscitar intuiciones políticas más rigurosas y vigorosas. Al mismo tiempo hay que agregar la exposición de lo que en política es necesario entender por estrategia y táctica, por "plan" estratégico, por propaganda y agitación, por 'Orgánica" o ciencia de la organización y de la administración en política. r. Los elementos de observación empírica que por lo general son expuestos en forma desordenada en los tratados de ciencia politica (se puede tomar como ejemplo la obra de Mosca Elementi di scienza politica) en la medida en que no son cuestiones abstractas o sin fundamento, deberían encontrar ubicación en los diversos grados de las relaciones de fuerza, comenzando por las relaciones de las fuerzas internacionales (donde se ubicarían las notas escritas sobre lo que es una gran potencia, sobre los agrupamientos de Estados en sistemas hegemónicos y, por consiguiente, sobre el concepto de independencia y soberanía en lo que respecta a las potencias medianas y pequeñas) para pasar a las relaciones objetivas sociales, o sea al grado de desarrollo de las fuerzas productivas, a las relaciones de fuerza política y de partido (sistemas hegemónicos en el interior del Estado) y a las relaciones políticas inmediatas (o sea potencialmente militares). ¿Las relaciones internacionales preceden o siguen (lógicamente) a las relaciones sociales fundamentales? Indudablemente las siguen. Toda renovación orgánica en la estructura modifica también orgánicamente las relaciones absolutas y relativas en el campo internacional a través de sus expresiones técnico-militares. Aun la misma posición geográfica de un Estado nacional no precede sino sigue (lógicamente) las innovaciones estructurales, incidiendo sobre ellas sin embargo en cierta medida (precisamente en la medida en que las superestructuras inciden sobre la estructura, la política sobre la economía, etc.). Por otro lado, las relaciones internacionales inciden en forma pasiva o activa sobre las relaciones políticas (de hegemonía de los partidos). Cuanto más subordinada a las relaciones internacionales está la vida económica inmediata de una nación, tanto más un partido determinado representa esta situación y la explota para impedir el adelanto de los partidos adversarios (1recordar el famoso discurso de Nitti sobre la revolución italiana técnicamente imposible!). De esta serie de datos se puede llegar a la conclusión de que con frecuencia el llamado "partido del extranjero" no es precisamente aquel que es vulgarmente indicado como tal, sino el partido más nacionalista que, en realidad, más que a las fuerzas vitales del propio país, representa la subordinación y el sometimiento económico a las naciones o a un grupo de naciones hegemónicas.'' •••••.. -;- , Es el problema de las relaciones entre estructura y superestructuras a el que es necesario plantear exactamente y resolver paró un análisis justo de las fuerzas que operan en la historia de un período determinado y definsu relación. Es preciso moverse en el ninguna sociedad se propone tareas ámbito de dos principios: s necesan._as__L para cuya solución no existan 5 7?:-111 "-ieriíes o no estén, . --menos, en- víaZe- aptriciiSnx de desarrollo; _ 2 ninguno sociedad ¿lesáparece 1:; --pled'é- ser sustau--ia-si-rntes rimplicitas en sus rrolló todas las formas de vira era" -es no cfEra--Una mención a este elemento internacional ''represh ,o" de las energías internas se encuentra en los artículos publicados por G. Volpe en el Corriere ddlo Sera del 22 y 23 de marzo de 1932. 11 relaciones.'n A partir de la reflexión sobre estos dos cánones se p-je1711-égar al desarrollo de toda una serie de otros principios de metodología histórica. Sin embargo, en el estudio de una estructura es necesario distinguir los movimientos orgánicos (relativamente permanentes) de los movimie—tn o-S-Vi e seiti--eden llamar "de yuntura" (y se presentan como ocasionales, inmediatos, casi accidentales). Los fenómenos de coyuntura dependen también de movimientos orgánicos, pero su significado no es de gran importancia histórica; dan lugar a una crítica política mezquina, cotidiana, que se dirige a los pequeños grupos dirigentes y a las personalidades que tienen la responsabilidad inmediata del poder. Los fenómenos orgánicos dan lugar a la crítica histórico-social que se dirige a los grandes agrupamientos, más allá de las personas inmediatamente responsables y del personal dirigente. Al estudiar un período histórico allarece la gran importancia de esta distinción. Tiene lugar una crisi que a veces se prolongó por decenas de años. Esta duración e.rsc_eptcion2.1significa que . la estructura se Kr:IIrevelado (maduraron) contradicciones incurableS y q -ue----ia-S'011`-' fliprzas políticas, que...±.an, p --o-sitivamente en la conservación y din -te-1s - a ',3""é- Ta estructura misma, se es- fuerzan -Sin embargo .por saneary Por* superar dentro de ciertos límites. Estos esfuerzos in-cesantes y perseverantes (ya que ninguna forma social querrá confesar jamás que está superada) forman el terreno de lo "ocasional" sobre el cual se organizan las fuerzas antagónicas que tienden a demostrar (demostración que en última instancia se logra y es "verdadera" si se transforma en una nueva realidad, si las fuerzas antagónicas triunfan; pero inmediatamente se desarrollan una serie de polémicas ideológicas, religiosas, filosóficas, políticas, jurídicas, ete:71.178-Earácter concreto es valorable en la medida en que son convincentes y desplazan la anterior disposición de las fuerzas sociales) que existen ya las condiciones necesarias j suficientes para que determinadasTaTeas puedanaaor 12 "Ninguna formación social desaparece antes de que se desarrollen todas las fuerzas productivas que caben dentro de ella y jamás aparecen nuevas y más altas relaciones de producción antes de que las condiciones materiales para su existencia hayan madurado en el seno de la propia sociedad antigua. Por eso, la humanidad se propone siempre únicamente los objetivos que puede alcanzar, pues, bien miradas las cosas, vernos siempre que estos objetivos sólo nacen cuando ya se dan o, por lo menos, se están gestando, las condiciones materiales para su realización" (Marx, "Prólogo" a la Crítica de la Economía Política). 53 te deban ser resueltas históricamente ( en cuanto todo venir a irseri ---~115er histórico aumenta er desorden necesario y prepara catástrofes más graves). El error en que se cae frecuentemente en el análisis históri.: 1 co-político consiste en no saber_ encontrar la relación justa entre 1. lo orgánico y lo ocasional. Se llega así a. expoñer como inmediitamente a-ctiv-a7s causas que operan en cambio de una manera mediata, o por el contrario a afirmar que las causas inmediatas son las únicas eficientes. En un caso se tiene un exceso de "economismo" o de cloctrinarismo pedante; en el otro, un exceso de "ideologismo"; en un caso se sobreestiman las causas mecánicas, en el otro se exalta el elemento voluntarista e individual. La distinci.6n entre " movimientos" y hechos orgánicps y de "coyun-tura" uocasionales.cfebe -ser aplicada a_todas las situaciones, no sólo —v -é-riiica un desarrolló réVe-11745-6 de crisis e ncre—sa aquellas en do aguda, sino también a aquellas en donde se verifica un desarrollo progresivo o de prosperidad y a aquellas en donde tiene lugar un estancamiento de las fuerzas productivas. El nexo dialIctico entre los dos órdenes de movimientos y, en consecuencia, dé investigación, es difícilmente establecido con exactitud; y si i, e1 error es grave en la historiografía, es aún más grave en el arte politico, cuando no se trata de reconstruir la historia sino de construir la presente, y la futura." Son los mismos deseos de los hombres y sus pasiones menos nobles e inmediatas las causas del error, en cuanto se superponen al análisis objetivo e imparcial y esto ocurre no como un "medio" consciente para estimular a la acción sino como un autoengaño. La serpiente, también en este caso, muerde al char- _ El hecho de no haber considerado el elemento inmediato de las "relaciones de fuerza" está vinculado a residuos de la concepción liberal vulgar, de la cual el sindicalismo es una manifestación que creía ser más avanzada cuando en realidad daba un paso atrás. En efecto, la concepción liberal vulgar, dando importancia a la relación de las fuerzas políticas organizadas en las diversas formas de partido (lectores de periódicos, elecciones parlamentarias y locales, organizaciones de masa de los partidos y de los sindicatos en sentido estricto) era más avanzada que el sindicalismo que daba una importancia primordial a la relación fundamental económica-social y sólo a ésta. La concepción liberal vulgar tenía en cuenta también, en forma implícita, tales relaciones (como tantos elementos lo demuestran) pero insistía sobre todo en la relación de las fuerzas políticas, que eran una expresión de las otras y que en realidad las contenían. Estos residuos de la concepción liberal vulgar se pueden hallar en toda una serie de exposiciones que se dicen ligadas a la filosofía de la praxis y que facilitaron el desarrollo de formas infantiles de optimismo y de necedad. 13 54 latán, o sea, el demagogo es la primera víctima de su demagogia. Estos criterios metodológicos pueden adquirir visible y didácticamente todo su significado si se aplican al examen de los hechos históricos concretos. Se lo podría hacer con utilidad en el caso de los acontecimientos desarrollados en Francia de 1789 a 1870. Me parece que para mayor claridad en la exposición sería necesario abrazar todo este período. En efecto, sólo en 1870-71 con la tentativa de la Comuna, . se agotan históricamente todos los gairne's-ie nacidos en 1789, lo cual significa que la nueva clase que lúcha Por- el - Idar 'no sólo derrota a los representantes de la vieja sociedad que se niegan a considerarla perimida, sino también a los grupos más nuevos que consideran corno superada también la nueva estructura surgida de los cambios promovidos en 1789. Dicha clase demuestra así su vitalidad frente a lo viejo y frente a lo más nuevo. Además, en 1870-71 pierde eficacia el conjunto de principios de estrategia y de táctica política nacidos prácticamente en 1789 y desarrollados en forma ideológica alrededor de 1848 (y que se resumen en la fórmula de "revolución permanente".° Sería, interesante estudiar cuánto de esta fórmula ha pasado a la estrategia mazziniana —en el caso, por ejemplo, de la insurrección de Milán de 1853— y si ocurrió en forma consciente o no). Un elemento que muestra lo acertado de este punto de vista es el hecho de que los historiadores no están en absoluto de acuerdo (y es imposible que lo estén) cuando se trata de fijar los límites del conjunto de acontecimientos que constituyen la Revolución Francesa. Para algunos (Salvemini, por ejemplo) la re° La expresión "revolución permanente" se encuentra en el Mensaje del Consejo Central a la Liga de los Comunistas. (Véase K. Marx, Revelaciones sobre el proceso a los comunistas, Lautaro, 1948, pp. 201 y 209): "Nuestro deber es el de lograr la revolución permanente" [ ...] "su grito de guerra debe ser: ...la revolución en permanencia". De esta consigna de la revolución de 1848 Trotski partió para elaborar su teoría fundamental de la revolución permanente, criticada por Gramsci en diversas partes de esta obra y en los demás Cuadernos de la cárcel. En una nota de Passato e Presente, p. 71, titulada "Pasado de la guerra de movimiento (y del ataque frontal) a la guerra de posición, también en el terreno político", Can:mei considera a Trotski como :<el teórico politico del ataque frontal en un período en que este tipo de ataque sólo puede conducir a la derrota". Enemigo declarado de las revoluciones democráticas, basadas en un amplio frente de clases, Trotsld proclama la necesidad de la revolución socialista mundial y combate la tesis del "socialismo en un solo país". Al respecto, ver más adelante el escrito de Gramsci "Internacionalismo y política nacional". (N. del T.) 55 volución se cumplió en Valmy. Francia creó el Estado nuevo y supo organizar la fuerza político-militar que afirmó y defendió su soberanía territorial. Otros consideran que la Revolución continúa hasta Thermidor, o mejor, hablan de varias revoluciones (el 10 de agosto sería una revolución en sí, etc.) 14 El modo de interpretar a Thermidor y la obra de Napoleón, ofrece las más ásperas contradicciones: ¿se trata de una revolución o de una contrarrevolución? Según otros, la historia de la revolución continúa hasta 1830, 1848, 1870 y aun hasta la guerra mundial de 1914. En todos estos puntos de vista existe una parte de verdad. En realidad, las contradicciones internas de la estructura social francesa, que se desarrollan después de 1789, sólo encuentran un equilibrio relativo con la tercera república y Francia conoce entonces sesenta años de vida política equilibrada luego de ochenta años de conmociones producidas en oleadas cada vez más espaciadas: 1789, 1794, 1804, 1815, 1830, 1848, 1870. El estudio de estas "oleadas" de amplitudes diferentes es precisamente lo que permite reconstruir las relaciones entre estructura v superestructura por un lado, y por el otro, entre el desarrollo del movimiento orgánico y del movimiento coyuntural de la estructura. Se puede decir, por lo tanto, que la mediación dialéctica entre los dos principios metodológicos enunciados al comienzo de esta nota puede encontrarse en la fórmula política-histórica de la revolución permanente. Un aspecto del mismo problema es la llamada cuestión de las relaciones de fuerza. Se lee con frecuencia en las narraciones históricas la ex-presión genérica: "relaciones de fuerza favorables, desfavorables a tal o cual tendencia". Planteada así, en abstracto, esta fórmula no explica nada o casi nada, porque no se hace más que repetir el hecho que debe explicarse presentándolo una vez corno hecho y otra como ley abstracta o como explicación. El error teórico consiste, por lo tanto, en ofrecer como "causa histórica" un canon de búsqueda y de interpretación. En la "r lación de fuerza» mientras tanto, es necesario distin- _ guir 'versos momentos o grados; que en lo fundament al son los siguientes )Una_relación de fuerzas sociales estrechamente ligadas a la e de la volunEra_Ces_ estrtIclura, objetiva, indepe-iial-e-r'it— quebirede ser medidraritóisTsfeiriáne las ciencias exactas o fi- Cfr. La Réoolution Franpaise, de A.. Mathiez, colección Armand Colín [trad. cast.: La Revolución Francesa, 3 t., Labor, Barcelona, 1935. N. del T.1. 14 56 sicas. Sobre la base del grado de desarrollo de las fuerzas materiales de producción se dan los g,i...- rjcsSociareCadál uno (31-1Weir— na- fésr-eprese7ifáunrfühelYnY tiene u" n- á iosictrn¿leiermna--dr misma 7617e-Eiírn-Ttlárellreilires lo que es, tinarealiaac1 -rel7e1Te7 na i e puecre-rWrificar el número de las empresas y de sus emplea^ dos, el número de las ciudades y de la población urbana, etc. Esta fundamental dissición de fuerzas permite estudiar si existen en la sociedad las condiciones necesarias y suficientes para su transformación, es decir, permite controlar el grado de realismo y de posibilidades de realización de las diversas ideologías que nacieron en ella misma, en el terreno de las contradicciones que generó durante su desarrollo. 2) ¡Un momento sucesivo es la relación de las fuerzas políti- , cas; es decir, la valoración del grad -o-W-1°m - ogeneidad autocó -CréTiciay organizacloriZeánza--a6 p.gr los diferentes sociales Eiii"Tnómento, a.S1-,¿7, --puecli ser analizado- y dividido en áderentes grados que corresponden a los diferentes momentos de la conciencia política colectiva, tal como se manifestaron hasta ahora en'' la historia. El primero-,y más elemental es el económico-corporati-: vo: un comerciante siente que debe ser solidan° con otro comer, ciante, un fabricante con otro fabricante, etc., pero el comerciante no se siente aún solidario con el fabricante; o sea, es sentida la unidad homogénea del grupo profesional y el deber de organizarla pero no se siente aún la unidad con el grupo social más vasto. Un seeudernemento es aquel en el que 5 e logra la conciencia de la solidaridad de intereses entre todos los miembros del grupo social, pe o roen el cam ... meramente económico. 11 en este moTrIaffo-S-e-plantea la cuesEón Ést221; _ -pc -ro-- sólo en el terreno de lograr una igualdad pOlítico - j'úrin los grupos dominantes, ya que se reivindica el derecho a participar en la legislación y en f. la administración , y hasta de modificarla, de reformarla, pero en los cuadros fundamentales existentes. Un_tereer_inCM- éiAto es aquel en el que se lo ra la conciencia de que mpios intereses corporativos, en su desarrollo actuálx _futurózsuperan los límites_Aeja éruporación de grupo_uura.mente económico y_put,,cleLz deben. convertrírerr es_gnips~ipasles. Esta es lára-éTrias estrictamente olítica,sz señala el neto jere-g estctura rri a la esfera é _ILE.T2Les4-stictiri;1 -éairTp". ejas. a fasee7arCliMásijeT:17)gias ya existentes seTrat isTo-rielw_. tia-cr71;a n reialijrnabo. hasta slue_.unaLs_91a ellas, o al menos una sola combinación de ellas, tiende a prevalecer, ---rirnaTia; á-Imponerse, a BifundirieS-órfora ergre-a--ío-Clal, -detérr os y---p7oliticos, la urial-d «además de la uñid-id-de los fines eco- Ilmje--y moraf,--Plantean-do tocraTrás—Eüeálóiel-éritornórIr crtirs9erv«rállTcha no sobre un plano corwrallvii--156Tobfé-ur onza ; y creandotordinados. El Estad iinaSerie 'dé grUpdiSiii Sobre fuldániental. es concebido como organismo propio ,de un grupo; destinado a crear las c-oridiCiones favorables para la máxima expansión Ter in-Wm—ó- grapo; pero este desarrollo y esta expansión son concebidos yliTé-s-énta-dos como la fuerza motriz de una expansión universal, de un desarrollo de todas las energías "nacionales". El grupo dogenerales minante es coordinado concretamente e1--c-o-WeVaa como una y pos,subordinaclo- S-de"1);Wi."--formación y una superación continua de equilibrios inestables (en el ámbito de la le-y) entre los intereses del grupo fundamental - y los de los grupos subordinados, equilibrios en donde los intereses del grupo dominante prevalecen pero hasta cierto punto, o sea, hasta el punto en que chocan con el mezquino interés económicocorporativo. En la historia real estos momentos se influyen recíprocamente, así expres-ailo. Tal iT"ecir: según en forma horizontal y vertical, por 1-a-s-áctividades económicas sociales (horizontales) y según los territorios (verticales), combinándose y escindiéndose de diversas maneras; cada una de estas combinaciones puede ser representada por su propia expresión organizada, económica y política. Sin embargo, es necesario tener en cuenta que estas relaciones_ nternas de un Estado-Nación se confunden con las relaCiones internacio- nales, creárido nuevas combinaciones originalei e his- tóricamente Caí-Cretas. Una ideología nacida en un país muy desarrollado se difunde en países menos desarrollados, incidiendo en el juego local de las combinaciones. 15 La religión, por ejemplo, ha sido siempre una fuente para tales combina15 ciones ideológico-políticas nacionales e internacionales, y con la religión las otras formaciones internacionales, la masonería, el Rotary Club, los judíos, la diplomacia de carrera, que sugieren expedientes políticos de diversos orígenes históricos y los hacen triunfar en determinados países, funcionando como partido político internacional que opera en cada nación con todas sus fuerzas internacionales concentradas. Religión, masonería, Rotary, judíos, etc., pueden entrar en la categoría social de los "intelectuales", cuya función, en escala internacional, es la de mediar los extremos, la de "socializar" los expedientes 58 Esta relación entre fuerzas internacionales y fuerzas nacionales se complica aún más por la existencia, en el interior de cada Estado, de muchas secciones territoriales, de estructuras diferentes y de relaciones de fuerza también diferentes en todos los grados (la Vendée, por ejemplo, estaba aliada a las fuerzas reaccionarias y las representaba en el seno de la unidad territorial francesa. Del mismo modo, Lyon, en la Revolución francesa, presentaba un núcleo particular de relaciones). 3) El tercer momento es el de la relación de las fuerzas militares, inmediatamente decisivo segen_las_circunstancial. (El de-sarrollo histórico oscila continuamente entre el primer y el tercer momento, con la mediación del segundo.) Pero este no es un momento de carácter indistinto e identificable inmediatamente en forma esquemática. También en él se pueden distinguir doszrados: uno militar en sentido estricto, o técnico-militar, y otro que puede aln-om —inarsepoiffic-o---m- ilitar --; En cursó deldesarrollo histórico, estos dos grad-a-s-e-Préseliaron en unq gran variedad de combinaciones. Un ejemplo típico que puede servir como demostración-límite, es el de la relación de opresiórb militar de un Estado sobre una nación que trata de lograr su independencia estatal. La relación no es puramente militar, sino político-militar; y, en efecto, un tipo tal de opresión sería inexplicable sin el estado de disgregación social del pueblo oprimido y la pasiVidad de su mayoría; por lo tanto la independencia no podrá ser lograda con fuerzas puramente militares, sino militares y político-militares. En efecto, si la nación oprimida, para iniciar la lucha por la independencia, tuviese que esperar que el Estado hegemónico le permita organizar un ejército propio en el sentido estricto y técnico de la palabra, tendría que esperar bastante (puede ocurrir que la reivindicación de un ejército propio sea satisfecha por la nación hegemónica, pero esto significa que una gran parte de la lucha ya ha sido desarrollada y vencida en el terreno político-militar). La nación oprimida, por lo tanto, opondrá inicialmente a la fuerza militar hegemónica una fuerza que será sólo "político-militar", o sea, una forma de acción política que posea la virtud de determinar reflejos de carácter militar en el sentido: 1) de que sea eficiente para disgregar íntimamente la eficacia bélica de la nación hegemónica; 2) que constécnicos que hacen funcionar toda actividad de dirección, la de encontrar los compromisos y los medios de escapar a las soluciones extremas. 59 trilla a la fuerza militar hegemónica a diluirse y dispersarse en un gran territorio, anulando en gran parte su capacidad bélica. En el Risorgimento italiano, se evidencia la trágica ausencia de una dirección político-militar, especialmente en el Partido de Acción (por incapacidad congénita), pero también en el Partido piamontés-moderado, tanto antes como después de 1848, no ciertamente por incapacidad, sino por "malthusianismo económico-político", esto es, por-que no se quería ni siquiera mencionar la posibilidad de una reforma agraria y porque no se deseaba la convocatoria de una asamblea nacional constituyente y sólo se tendía a que la monarquía piamontesa, sin condiciones o limitaciones de origen popular, se extendiese por toda Italia mediante la simple sanción de los plebiscitos regionales. Otra cuestión ligada a las precedentes es la de determinar si las crisis históricas fundamentales son provocadas inmediata ---mente conenicla-o-n-ó-n-u ca-.5.71:riés-p-tiee'ta a la Ouestiaiesii— p-ófra-S--C-.0si-s7ec en-forma implícilá en los parágrafos precedentes, donde se tratan cuestiones que no son más que otra manera de presentar las que tratamos ahora aquí. Sin embargo, es siempre necesario por razones didácticas, dado el público a las que están dirigidas, examinar toda forma de presentarse de una misma cuestión como si fuese un problema:independiente y nuevo. Se _p_uede, excluir que_ las_crisis económicasprodnzcarkper.síanismaes„acontecimientos fundamentales -T-ós llpuéden crear un terreno más favorable a la difusión de erlrtas maneras -de 7-,ensar„de plantear y_Desplyrlas cuestiones que en -a-f5d-6-érdesarrolo ulterior deelaevidaaestatal. Por otro lacro: Ege— todaslfirmcnequo alsperídcio prosperidad pueden dar lugar a juicios unilaterales. En su compendio de historia de la Revolución francesa, Mathiez, oponiéndose a la vulgar historia tradicional que a priori "encuentra" una crisis coincidente con la gran ruptura del equilibrio social, afirma que hacia 1879 la situación económica era más bien buena en lo inmediato, por lo que no puede decirse que la catástrofe del Estado absoluto sea debida a una crisis de empobrecimiento. Es necesario observar que el Estado estaba enfrentado a una mortal crisis financiera y se planteaba la cuestión de saber sobre cuál de los tres estratos sociales privilegiados debían recaer los sacrificios y las cargas para poner en orden las finanzas del Estado y del rey. Además, si bien la posición económica de la burguesía era floreciente, no era buena por cierto la situación de las clases populares on de la ciudad y del campo, especialmente de aquéllas, atormentadas por una miseria endémica. En todo caso, la rup_eura dely equilibrio de fuerzas no ocurreor causas mecánicas inmediatas dé empobrecírnieriiiael grupo social zrequilii;li¿iycie hecho lo rompe; cica ré, tior el contrario, en er cuadro de conflictos superiores al mundo económico inmediato, v aculados al "prestigio" de clase (intereses eco . nómiCo-s fainids a una exasperación del sentimiento de independencia, de autono. Mía- y- de poder. La cuestión particular; dél Vrialestar o bienestar éainómico como causa de nuevas realidades históricas es un aspecto parcial de la cuestión de las relaciones de fuerzas en sus diversos grados. Pueden producirse novedades tanto porque una situación de bienestar está amenazada por el egoísmo mezquino de un grupo adversario, como porque el malestar se ha hecho intolerable y no se vislumbra en la vieja sociedad ninguna fuerza que sea capaz de mitigarlo y de restablecer una normalidad a través de medios legales. Se puede dedir, por lo tanto, que todos estos elementos son la manifestación concreta de las c-o-Srl-i'itárá -del-- coViiiirito ia..1,relaciones,,s9ciales .fuerzas, 15-r-éCtiVo 'terreno adviene el' pasaje de éstas a relaciones políticas de fuerzas para culminar en la relación militar decisiva. Si falta este proceso de desarrollo que permite pasar de un momento al otro, y si es esencialmente un proceso que tiene por actores a los hombres y su voluntad y capacidad, la situación permanece sin cambios, y pueden darse conclusiones contradictorias. La vieja sociedad resiste y se asegura un período de "respiro", exterminando físicamente a la elite adversaria y aterrorizando a las masas de reserva; o bien ocurre la destrucción recíproca de las fuerzas en conflicto con la instauración de la paz de los cementerios y, en el peor de los casos, bajo ,la vigilancia de un centinela extranjero. Pero la observación más importante que surge a propósito de todo análisis concreto de las relaciones de fuerzas, es la siguiente: que tales análisis no pueden ni deben convertirse en fines por sí mismos ( a menos que se escriba un capítulo de historia del pasado) y que adquieren un significado sólo en cuanto sirven para justificar una acción práctica, una iniciativa- de voluntad. Ellos muestran cuáles son los puntos de Menor resistencia donde la fuerza de la voluntad puede ser aplicada de manera más fructífera, sugieren las operaciones tácticas inmediatas, indican cómo 'se puede A lanzar eficazmente una campaña de agitación política, qué lenguaje será el que comprenderán mejor las multitudes, etc. El elemento decisivo de toda situación es la fuerza permanentemente organizada y predispuesta desde hace—iii-37cho ara qUe -WWdellév--ar--Jelante cuandq se juzga que una situación es_fav- órable (7 lciés—s7-5ro-e-n la medida en que una fuerza semejante existe y está impregnada de ardor combativo). Es por ello una tarea esencial velar sistemática y pacientemente por formar, desarrollar y tornar cada vez más homogénea, compacta y consciente de sí misma a esta fuerza. Esto se ve en la historia militar y en el cuidado con que en todas las épocas los ejércitos fueron preparados para iniciar una guerra en cualquier momento. Los grandes Estados han llegado a serlo precisamente porque en todo momento estaban preparados para insertarse eficazmente en las coyunturas internacionales favorables y éstas lo eran porque ofrecían la posibilidad concreta de insertarse eficazmente en ellas. Observaciones sobre algunos aspectos de la estructura de los partidos políticos en los períodos de crisis orgánica. En cierto momento de su vida histórica, los grupos sociales se separan de sus partidos tradicionales, Esto significa que los partidos tradiciona,Ca. liTfa:fna de organización que presentan, con los determiIes--nados hombres que los constituyen, representan y dirigen, ya no son reconocidos como expresión propia de su clase o de una fracción de ella. Cuando estas crisis se manifiestan, la situación inmediata se torna delicada y peligrosa, porque el terreno es propicio para soluciones de fuerza, para la actividad de oscuras potencias representadas por hombres providenciales o carismáticos. ¿Cómo se forman estas situaciones de contraste entre "representados y representantes" que desde el terreno de los partidos (organizaciones de partido en sentido estricto, campo electoral-parlamentario, organización periodística) se transmiten a todo el r"--• organismo estatal, reforzando la posición relativa del poder de la burocracia (civil y militar), de las altas finanzas, de h Iglesia y en general de todos los organismos relativamente independientes de las fluctuaciones de la opinión pública? En cada país el proceso es diferente, a..1.1ue el contenido sea el mismo. Y el contenido es la is e regemon e la clase din ente, que se produce o bien \ porque c ra c ase racas en a guna gran empresa política para la cual requirió o impuso por la fuerza el consenso de las grandes masas (la guerra, por ejemplo), o bien porque vastas masas (especialmente de campesinos y de pequeños burgueses intelectuales) pasaron de golpe de la pasividad a una cierta actividad y plantearon reivindicaciones que en su caótico conjunto constituyen una revolución. Se habla de "crisis de autoridad" y esto es justamente la crisis de hegemonía, o crisis del Estado en su conjunto. La crisis crea peligrosas situaciones inmediatas porque los diversos estratos de la población no poseen la misma capacidad de orientarse rápidamente y de reorganizarse. con el mismo ritmo. La clase dirigente tradicional, que tiene un numeroso personal adiestrado, cambia hombres y programas y reasume el control que se le estaba escapando con una celeridad mayor de cuanto ocurre en las clases subalternas; si es necesario hace sacrificios, se expone a un porvenir oscuro cargado de promesas demagógicas, pero se mantiene en el poder, lo refuerza por el momento y se sirve de él para deStruir al adversario y dispersar a su personal directivo que no pyede ser muy numeroso y adiestrado. El pasaje de las masas de michos partidos bajo la bandera de un partido único, que representa mejor y resume las necesidades de toda la clase, es un fenómeno orgánico y normal, aunque su ritmo sea rapidísimo y casi fulminante en relación a las épocas tranquilas. Representa la fusión de todo un grupo social bajo una dirección única considerada como fa- única capaz de resolv— eruiijra -;;ePio'lle'iriae'xistente y alejar un peligro mortal. Cuando la crisis no encuentra esta solución orgánica, sino la solución del jefe carismático, ello significa que existe un equilibrio estático (cuyos factores pueden ser eliminados, prevaleciendo sin embargo la inmadurez de las fuerzas progresistas), que ningún grupo, ni el conservador ni el progresista, tiene fuerzas como para vencer, y que el mismo grupo conservador tiene necesidad de un jefe."' Este tipo de fenómenos está vinculado a tina de las cuestiones más importantes que conciernen a los partidos políticos: a la capacidad del partido de reaccionar contra el espíritu de rutina, contra la tendencia a anquilosarse y a devenir anacrónico. Los partidos nacen y se constituyen en organizaciones para dirigir las situaciones en momentos históricamente vitales para sus clases; pero no siempre saben adaptarse a las nuevas tareas y a las nuevas épocas, 16 Cfr. El dieciocho Brumario de Luis Bonaparte. Z no siempre saben adecuarse al ritmo de desarrollo del conjunto de las relaciones de fuerza (y por ende de la posición relativa de sus clases) en un país determinado o en el campo internacional. Cuando se analizan estos desarrollos de los partidos, es preciso distinguir el grupo social, la masa de los partidos, la burocracia y el Estado Mayor de los partidos. La burocracia - es la fuerza consuetudinaria y conservadora más peligrosa; si ella termina por constituir un cuerpo solidario y aparte y se siente independiente de la masa, el partido se convierte en anacrónico y en los momentos de crisis aguda desaparece su contenido social y queda como en las nubes. Véase lo ocurrido a una serie de partidos alemanes con la expansión del hitlerismo. Los partidos franceses constituyen un campo rico para tales investigaciones: todos ellos son anacrónicos y están anquilosados, son documentos histórico-políticos de las diversas fases de la historia pasada de Francia, que repiten una terminología envejecida; su crisis puede llegar a ser aún más catastrófica que la de los partidos alemanes. Al examinar este tipo de acontecimientos no se da habitualmente una adecuada ubicación al elemento burocrático, civil y militar y no se tiene presente, además, que en tales análisis no deben entrar solamente los elementos militares y burocráticos en acción, sino también los estrados sociales entre los cuales, en los complejos estatales que estamos considerando, se recluta tradicionalmente la burocracia. Un movimiento político puede ser de carácter militar aunque el ejército como tal no participe allí abiertamente. Un gobierno puede ser de carácter militar aunque el ejército como tal no participe en el gobierno. En determinadas circunstancias puede ocurrir que convenga no "descubrir" al ejército, no hacerlo salir de la constitucionalidad o, como se dice, no llevar la política entre los soldados, para mantener la homogeneidad entre oficiales y soldados en un terreno de aparente neutralidad y superioridad, más allá de las facciones. Y sin embargo, es el ejército, es decir el Estado Mayor y la oficialidad, quien determina la nueva situación y la domina. Por otro lado, no es cierto que el ejército, según la Constitución, jamás deba hacer política. El ejército debe justamente defender la Constitución, esto es, la forma legal del Estado, con sus instituciones conexas. De allí que la llamada neutralidad significa solamente el apoyo a la parte más reaccionaria. Pero en tales situaciones es necesario plantear la cuestión de esta. manera.para impedir que en el ejército se re- produzcan las divergencias del país y desaparezca en consecuencia el poder detenninante del Estado Mayor a causa de la disgregación del instrumento militar. Todos estos elementos de observad ;r, no son, por cierto, absolutos; tienen un peso muy diferente según los momentos históricos y según los países. La primera investigación a realizar es la siguiente: ¿existe en algún país un estrato social generalizado para el cual la carrera burocrática, civil y militar, sea un elemento muy importante de vida económica y de afirmación política (participación efectiva en el poder, aunque sea indirectamente, por "chantaje")? En la Europa moderna, este estrato se puede identificar en la burguesía rural media y pequeña, que está más o menos difundida en los diversos países según el desarrollo de las fuerzas industriales por un lado, y de la reforma agraria por el otro. Ciertamente, la carrera burocrática (civil y militar) no es un monopolio de este estrato social. Sin embargo, le es particularmente adecuada debido a la función social que este estrato desempeña y a las tendencias psicológicas que la función determina o favorece. Estos dos elementos dan al conjunto del grupo social una cierta homogeneidad y energía en la dirección y, por ende, un valor político y una función frecuentemente decisiva en el conjunto del organismo social. Los miembros de este grupo están habituados a mandar directamente a núcleos de hombres, aunque sean a veces exiguos, y a mandar desde un punto de vista "político", no "económico"; es decir, que en su arte de dirección no hay una aptitud para ordenar las "cosas", para ordenar "hombres y cosas" en un todo orgánico, como ocurre en la producción industrial, porque este grupo no tiene funciones económicas en el sentido moderno del término. Tiene una renta porque jurídicamente es propietario de una parte del suelo nacional y su función consiste en impedir "políticamente" al campesino cultivador mejorar su propia existencia, porque todo mejoramiento de la posición relativa del campesino sería catastrófica para su posición social. La miseria crónica y el trabajo prolongado del campesino, con el consiguiente embrutecimiento, constituyen para él una necesidad primordial. Por ello despliega la máxima energía en la resistencia y . en el contraataque a la menor tentativa de organización autónonna..del trabajo campesino y a todo movimiento cultural campesino - que escape del ámbito de la religión oficial. Este grupo social encuentra sus límites y las razones de su debilidad intrínseca en su dispersión territorial y en la 'falta de 65 homogeneidad" que está vinculada estrechamente a tal dispersión; esto explica también otras características como la volubilidad, la multiplicidad de los sistemas ideológicos seguidos, la misma rareza de las ideologías a veces adoptadas. La voluntad está orientada in hacía un fin,_p_ero_es.lenta y necesita, ¡icino—g-ériéfár dri— peliíicamenteTYl proceso ... peso roc para centralizarse organizadky e grupo coincide seteltia—Eüllao." línoTuilfaa5." e. specífica de e-s-tcon la voluntad y los intereses inmediatos de la clase alta; no sólo el proceso se acelera sino que se manifiesta de inmediato la "fuerza militar" de este estrato, que a veces, estando organizada, dicta su ley a la clase alta, al menos en lo que respecta a la "forma" de la solución, si no al contenido. Se ven aquí actuar las mismas leyes observadas en las relaciones ciudad-campo en lo que respecta a las clases subalternas: la fuerza de la ciudad se transforma automáticamente en fuerza del campo, pero ya que en el campo los conflictos asumen de inmediato una forma aguda y "personal", por la ausencia de márgenes económicos y de la presión normalmente , anás fuerte que se ejerce de arriba hacia abajo, en el campo los ceiitraataques deben ser más rápidos y decisivos. El grupo en cuestión comprende y ve que el origen de sus males está en la ciudad, en la fuerza de las ciudades y por ello comprende que "debe" dictar la solución a las clases altas urbanas, a fin de que-el foco principal sea apagado, aunque esto no convenga de inmediato a las altas clases urbanas, ya sea porque es demasiado dispendioso o porque a la larga se transforma en peligroso (estas clases parten de la visión de ciclos más amplios de desarrollo, en los cuales es posible maniobrar, y no solamente del interés "físico" inmediato). En este sentido debe entenderse la función directiva del estrato en cuestión y no en un sentido absoluto; sin embargo no es poca cosa, 17 Es preciso anotar cómo el carácter "militar" de dicho grupo social, que tradicionalmente era un reflejo espontáneo de ciertas condiciones de existencia, es ahora conscientemente educado Un reflejo de este 'grupo se ve en la actividad ideológica de los intelec17 tuales conservadores de derecha. El libro de Gaetano Mosca, Teorica dei governi e gaverno par/cimentare (21 ed., 1925, ed., 1883), puede servir de ejemplo al respecto; desde 1883 Mosca estaba aterrorizado por un posible contacto entre la ciudad y el campo Mosca, por su posición defensiva (de contraataque) comprendía mejor en 1883 la técnica de la política de las clases subalternas que la comprensión que tenían de ella, aun muchas decenas de años después, los representantes de estas fuerzas subalternas, comprendidas las urbanas. 66 y preparado en forma orgánica. En este movimiento consciente entran los esfuerzos sistemáticos para hacer surgir y para mantener de una manera estable las diferentes asociaciones de militares en retiro y de ex combatientes de los diferentes cuerpos y armas, especialmente de oficiales, que están ligados a los Estados Mayores y pueden ser movilizados oportunamente sin necesidad de movilizar el ejército de leva, que mantendría así su carácter de reserva de alarma, reforzada e inmunizada contra la descomposición política por estas fuerzas "privadas" que no podrán dejar de infhiir en su "moral", sosteniéndola y robusteciéndola. Puede decirse que se verifica un movimiento de tipo "cosaco", no en formaciones escalonadas a lo largo de la frontera nacional, como ocurría con los cosacos zaristas, sino a lo largo de las "fronteras" de cada grupo social. En toda una serie de paises, por lo tanto, la influencia del elemento militar en la vida estatalnósizifica ftgencia-...ylpeso del elemento técnicomilitar, sino también influencia y peso del esGaTo71ocial-dnde é-a el elemento técnicomilitar (sobre todo_ de los ficia les- suba Yernos) extrae su origen. Esta serie de observaciones son indispensables pailirialiZáFera— specto más íntimo de aquella determinada forma política que suele llamarse cesarismo o bonapartismo, para distinguirla de otras formas, en 'las "aiales el elemento técnicomilitar como tal predomina bajo formas quizá más visibles y exclusivas. o España y Grecia ofrecen dos ejemplos típicos, con elementos símiles y disímiles. Para España es necesario tener en cuenta algunas particularidades: extensión del territorio y escasa densidad de la población campesina. Entre el noble latifundista y el campesino no existe una numerosa burguesía rural; tiene, por consiguiente, una escasa importancia la oficialidad subalterna como fuerza en sí ( tenía en cambio una cierta importancia antagónica la oficia-' lidad de las armas sabias: artillería e ingenieros, de origen burgués urbano, que se oponía a los generales e intentaba tener una política propia). Los gobiernos militares son por lo tanto gobiernos de "grandes" generales. Pasividad de las masas campesinas como ciudadanía y como tropa. Si en el ejército se verifica la disgregación política, es en un sentido vertical, no horizontal, por la competencia de los clanes dirigentes: la tropa se separa para seguir a los jefes en lucha entre sí. El gobierno militar es un paréntesis entre dos gobiernos constitucionales; el elemento militar es la re- 67 serva _permanente del orden, es una fuerza que opera de "manera pública" cuando la legalidad" está en peligro. Lo mismo ocurre en Grecia, con la diferencia de que el territorio griego se extiende en un sistema de islas y que una parte de la población más enérgica y activa está siempre sobre el mar, lo cual hace más fácil la intriga y el complot militar. El campesino griego es pasivo como el español, pero en el cuadro de la población total, al ser el griego más activo y enérgico y a la vez marino, es decir al estar casi siempre lejos de su centro de vida política, la pasividad general debe ser analizada en forma diferente y la solución del problema no puede ser la misma (los fusilamientos de los miembros de un gobierno derrocado, ocurridos en Grecia hace algunos años, deben ser explicados quizás como un arrebato de cólera de este elemento enérgico y activo que quiere dar una lección sangrienta). Debe subrayarse especialmente el hecho de que en Grecia y en España la experiencia del gobierno militar no ha creado una ideología política y social permanente y orgánica desde un punto de vista formal, como ocurre en carlbio en los países potencialmente bonapartistas, por así decir. Pero las condiciones históricas generales de los dos tipos son las mismas: equilibrio de los grupos urbanos ea lucha, lo cual impide el 'juego de la democracia "normal", el parlamentarismo; es diferente, sin embargo, la influencia del campo en este equilibrio. En los países como España, el campo, completamente pasivo, permite a los generales de la nobleza terrateniente servirse políticamente del ejército para restablecer el equilibrio amenazado, o sea la supremacía de las clases altas. En otros países, el campo no es pasivo, pero su movimiento, desde el punto de vista político, no está coordinado con el movimiento urbano: el ejército debe permanecer neutral ya que es posible que de otra manera se disgregue horizontalmente (permanecerá neutral hasta cierto punto, se entiende), y entra en cambio en acción la clase militar burocrática, que, con medios militares, sofoca el movimiento del campo (más peligroso en lo inmediato). Tal sector logra en esta lucha una cierta unificación política e ideológica, encuentra aliados en las clases medias urbanas (medias en sentido italiano) reforzadas por los estudiantes de origen rural que están en la ciudad, impone sus métodos políticos a las clases altas, que deben hacerle muchas concesiones y permitir una determinada legislación favorable; logra hasta cierto punto impregnar al Estado de sus intereses y sustituir una parte del personal dirigente, con68 tinuando armado bajo el desarme general y amenazando con el peligro de una guerra civil entre sus tropas y el ejército de leva si la clase alta muestra demasiada veleidad de resistencia. Estas observaciones no deben ser concebidas como esquemas rígidos, sino únicamente como criterios prácticos de interpretación histórica y política. En los análisis concretos de los acontecimientos reales las formas históricas están bien caracterizadas y son casi "únicas". César representa una combinación de circunstancias reales muy diferentes de las representadas por Napoleón 1, así como las de Primo de Rivera difieren de las de Zivkovitch, etc. En el análisis del tercer grado o momento del sistema de las relaciones de fuerzas existentes en una situación determinada, se puede recurrir con—u-Ti-dirál—concepto que, en la ciencia militar, se denomina "c2xuntura estratégica", o sea, con mayor precisión, el grado de preparación estratégica del teatro de la lucha, uno de cuyos elementos principales está dado por las condiciones cualitativas del personal dirigente y de las fuerzas activas que se pueden llamar de primera línea (comprendidas también las de asalto): El grado de preparación • _.._._estratégica puede dar la victoria a fuerzas aparentemente" (es decir cuantitativamente) inferiores a las adversarias. Se puede decir que la preparación estratégica tiende a reducir a cero los llamados "factores imponderables", esto es, las reacciones inmediatas y sorpresivas de parte, en un momento dado, de las fuerzas tradicionalmente inertes y pasivas. Entre los elementos de la preparación de una coyuntura estratégica favorable deben incluirse justamente aquellos considerados en las observaciones sobre la existencia y la organización de un grupo militar junto al organismo técnico del ejército nacional." 1 5 A propósito del "grupo militar" es interesante lo que escribe T. Tittoni en los "Ricordi personan cli politica interna", Nueca ,kritotogia, 19-16 de abitil de 1929. Tittoni cuenta que ha meditado sobre el hecho de que para reunir a la fuerza pública necesaria para hacer frente a los tumultos surgidos en una localidad, era necesario desguarnecer otras regiones: durante la semana roja de junio de 1914, para reprimir los motines de Ancoiaa se había desguarnecido a Ravenna, donde luego el prefecto, privado de la fuerza pública, tuvo que encerrarse en la prefectura, abandonando la ciudad a los revoltosos ."Muchas veces me pregunté qué habría podido hacer el gobierno si un movimiento revolucionario hubiese surgido simultáneamente en toda la península." Tittoni propone al gobierno el enrolamiento de los "voluntarios del orden", ez combatientes organizados por oficiales retirados. El proyecto de Tittoni pareció digno de consideración, pero no tuvo. continuadores. 69 Otros elementos pueden ser elaborados partiendo de este fragmento del discurso pronunciado en el Senado el 19 de mayo de 1932 por el Ministro de Guerra, general Gazzera (cfr. Corriere della Sera del 20 de mayo): 'El régimen disciplinario de nuestro ejército, gracias al fascismo, aparece hoy como norma directiva que tiene valor para toda la nación. Otros ejércitos han tenido y todavía conservan una disciplina formal y rígida. Nosotros tenemos siempre presente el principio de que el ejército está hecho para la guerra y que para ella debe prepararse; la disciplina de paz debe ser, por consiguiente, la misma que la de tiempo de guerra, encontrando esta última su fundamento espiritual en la época de paz. Nuestra disciplina se basa en un espíritu de cohesión entre los jefes y los simples soldados que es fruto espontáneo del sistema seguida. Este sistema ha resistido magníficamente durante una larga y durísima guerra hasta la victoria; es mérito del régimen fascista haber extendido a todo el pueblo italiano una tradición disciplinaria tan insigne. De la disciplina de cada uno depende el éxito de la concepción estratégica y. de las operaciones tácticas. La guerra ha enseñado muchas cosas y entre ellas que hay una separación profunda entre la preparación de paz y la realidad de la guerra. Es cierto que cualquiera que sea. la preparación, las operaciones iniciales de la campaña ponen a los beligerantes ante problemas nuevos que dan lugar a sorpresas de ambas partes. No es preciso sacar de esto la conclusión de que no sea útil tener una concepción a priori y que de la guerra pasada no se puede derivar ninguna enseñanza. Se puede obtener de ella una doctrina de guerra que debe ser entendida con disciplina intelectual y como medio para promover modos de razonamiento no discordantes y una uniformidad de lenguaje tal que permita a todos comprenderse y hacerse comprender. Sí a veces la unidad de doctrina amenazó degenerar en esquematismo, se reaccionó de inmediato, imprimiendo a la táctica una rápida innovación, que era requerida también por los adelantos técnicos. Tales reglamentaciones, por consiguiente, no son estáticas, ni tradicionales como creen algunos. La tradición sólo es considerada como fuerza y los reglamentos están siempre en curso de revisión no por un deseo de cambio, sino para poder adecuarlos a la realidad -. (Un ejemplo de "preparación de la coyuntura estratégica" se puede encontrar en las Memorias de Churchill, donde habla de la batalla de Jutlandia.) >() ELC8SariSMO. César, Napoleón I, Napoleón III, Cromwell, etc. Compilar un catálogo de los acontecimientos históricos que culminaron en una gran personalidad "heroica". • Se puede de-c-17-71ue el cesarismo expresa una situación en la cual las fuerzas en lucha se equilibráis de una manera catastrófica, o sea -delia- m •-•—a-n-iii t2. que la continuación de la lucha no puede menos que concluir con la destrucción recíproca. Cuando la fuerza progresiva A lucha con la fuerza regresiva B, no sólo puede ocurrir que A venza a B o viceversa; puede ocurrir también que no venza ninguna de las dos, que se debiliten recíprocamente y que una tercera fuerza C intervenga desde el exterior dominando a lo que resta de A y de B. En Italia, luego de la muerte de Lorenzo el Magnífico,* ocurrió precisamente eso. Pero si bien el cesarismo expresa siempre la solución "arbitraria", confiada a una granyersonalidad, de una situación históricoigtica caracterizada _por urleguili5rio dé Tnerzas ------áep Va7 catástrófig.,_.nosiemPre tienen el mismo signifi&idoliistórico. Puede éiiitir un cesarismo progresista . y uno regresivo; y el significado exacto dé cada forma de cesarismo puede ser reconstruido, en última instancia, por medio de la historia concreta y no a través de un esquema sociológico. El cesarismo es progresista cuando su intervención ayuda a las fuerzas progresivas a triunfar aunque sea con ciertos compromisos y temperamentos limitativos de la victoria; es Jegzesivo cuando su intervención ayuda a triunfar a las fuerzas regresivas, también en este caso con ciertos compromisos y limitaciones, los cuales, sin embargo, tienen un valor, una importancia y un significado diferente que en el caso anterior. César y Napoleón I son ejemplos de cesarismo progresivo. Napoljrn-III y "Bismarck de cesarismo regresivo. S'-etrata de ver si en la dialéctica "revolución-restauración" es el elemento revolución o el elemento restauración el que prevalece, ya que es cierto que en el movimiento histórico jamás se vuelve atrás y no existen restauraciones in Loto. Por otro lado, el cesarismo es una fórmula polémica-ideológica y no un canon de interpretación histórica. Se pueden dar soluciones cesaristas aun sin un César, sin una gran personalidád "heroica" y representativa. El sistema parlamentario dio también un mecanismo para tales solu- 'a Ala muerte de Lorenzo el Magnifico (1492) se produce en Italia la ruptura del equilibrio existente entre los diversos Estados y se abre un período de decadencia total y de desmembramiento de la Península. (N. del T.). 70 71 ciones de compromiso. Los gobiernos laboristas" de Mac-Donald eran hasta cierto punto soluciones de este tipo; el grado de cesarisrno se intensificó cuando se formó el gobierno con Mac-Donaki como presidente y la mayoría conservadora. Así en Italia, en octubre de 1922, hasta la separación de los "populares" ° y luego gradualmente hasta el 3 de junio de 1952, y aun hasta el S de noviembre de 1926, se dio un movimiento político-histórico en el cual se sucedieron diversas formas de cesarismo hasta una forma más pura y permanente, aunque no inmóvil y estática. Todo gobierno de coalición es un grado inicial de cesarismo, que puede o no desarrollarse hasta los grados más significativos (naturalmente la opinión generalizada es, en cambio, la de que los gobiernos de coalición son el más "sólido baluarte" contra el cesarismo). En el mundo moderno, con sus grandes coaliciones de carácter económico-sindical y político de partido, el mecanismo del fenómeno cesarista es muy diferente del que existió en la época de 'Napoleón III. En el período hasta Napoleón III las fuerzas mili,tares regulares o de línea constituirían un elemento decisivo para el advenimiento del cesarismo, que se verificaba a través de golpes de Estado bien precisos, con acciones militares, etc. En el mundo moderno, las fuerzas sindicales y políticas, con medios financieros incalculables puestos a disposición de pequeños grupos de ciudadanos, complican el problema. Los funcionarios de los partidos y de los sindicatos económicos pueden ser corrompidos o aterrorizados, sin necesidad de acciones militares en vasta escala, tipo César o 18 Brumario. Se reproduce en este campo la misma situación examinada a propósito de la fórmula jacobino-cuarentiochesca de la llamada "revolución permanente". La técnica política moderna ha cambiado por completo luego de ° Después de la marcha sobre Roma y del triunfo de Mussolini, los "populares" (antecesores directos del actual partido clerical italiano demócrata-cristiano) sumaron sus votos a los fascistas en las elecciones del 17 de noviembre de 1922, participando luego en el gobierno. Luego de algunas discrepancias entre el dirigente Don Sturzo y las altas jerarquías de la Iglesia, el partido decide presentarse en forma separada en las elecciones del 26 de enero de 1924, rechazando posteriormente su incorporación a un frente Único de oposición al fascismo_ El 3 de enero de 1925, el gobierno de Mussolini suprime la libertad de prensa y el 9 de noviembre. de 1926, la Cámara de Diputados declara disueltos a los partidos de. la oposición y expulsa de dicha. Cámara a sus representantes. (N. del T.) 79 1848, luego de la expansión del parlamentarismo, del régimen de asociación sindical o de partido, de la formación de vastas burocracias estatales y "privadas" (político-privadas, de partido y sindicales) y las transformaciones producidas en la organización de la policía en sentido amplia.° sea, no sólo del servicio estatal destinado a la represión de la delincuencia, sin también del conjunto de las fuerzas organizadas del Estado y de los particulares para tutelar el dominio político y económico de las clases dirigentes. En este sentido, partidos "políticos" enteros y otras organizaciones económicas o de otro tipo deben ser considerados organismos de policía política, de carácter preventivo y de investigación. El esquema genérico de las fuerzas A y B en lucha con una perspectiva catastrófica, es decir, con la perspectiva de que no venza ninguna de las dos en la lucha por constituir (o reconstituir) un equilibrio orgánico del cual nace (puede nacer) el cesarismo, es precisamente una hipótesis genérica, un esquema socjplógico (cómodo para el arte político). Esta hipótesis puede tornarse cada vez más concreta, elevarse a un grado mayor de aproxir&ación a la realidad histórica concreta si se precisan algunos elementos fundamentales. Así, hablando de A y de B se dijo solamente que se trataba de dos fuerzas, progresista una y regresiva la otra, pero en un sentido general. Se puede precisar de qué tipo de fuerzas progresistas o regresivas se trata y obtener así una mayor aproximación. En el caso de César o de Napoleón I, puede decirse que aún siendo A y B distintas y contradictorias, no eran sin embarga tales como para que no pudiesen en "absoluto" llegar a una fusión y una asimilación recíproca luego de un proceso molecular; lo cual en efecto ocurre, al menos en cierta medida (suficiente no obstante para los fines histórico-políticos del cese de la lucha orgánica fundamental y por ende de la superación de la fase catastrófica). Este es un elemento de mayor aproximación. Otro elemento es el siguiente: la fase catastrófica puede emerger por una deficiencia política "momentánea" de la fuerza dominante tradicional, y no ya por una deficiencia orgánica necesariamente insuperable. Hecho que se verificó en el caso de Napoleón III. La fuerza dominante en Francia de 1815 a 1848 se había escindido políticamente (facciosamente) en cuatro fracciones: legitimista,. orleanista, bonapartista y jacobino-republicana Las luchas internas de facción eran tales como para tornar posible el avance de: 13 la fuerza antagónica B {progresista) en forma "precoz"; sin embargo, la forma social existente no había agotado aún sus posibilidades de desarrollo, como lo demostraron abundantemente los acontecimientos posteriores. Napoleón III representó (a su modo, según su estatura, que no era grande) estas posibilidades latentes e inmanentes; su cesarismo tuvo por consiguiente un colorido particular. El cesarismo de César y Napoleón I ha sido, por así decir, de carácter cuantitativo-cualitativo, o sea representó la fase histórica del paso de un tipo de Estado a otro tipo, un pasaje en el cual las innovaciones fueron tantas y de características tales como para representar una verdadera revolución. El cesarismo de Napoleón III fue única y limitadamente cuantitativo, no hubo un pasaje de un tipo de Estado a otro tipo de Estado, sino sólo una "evolución" del mismo tipo, según una línea ininterrumpida. En el mundo moderno los fenómenos de cesarismo son totalmente diferentes tanto de los de tipo progresista César Napoleón I, como también de aquellos del tipo Napolón III, si bien se aproximan a estos últimos. En el mundo moderno el equilibrio de perspectivas catastróficas no se verifica entre. fuerzas que en última instancia pudiesen fundirse y unificarse, aunque fuera luego de un proceso fatigoso y sangriento, sino entre fuerzas cuyo contraste es incurable desde un punto de vista histórico, y que se proi fundiza especialmente con el advenimiento de formas cesaristas, Sin embargo, el cesarismo tiene también en el mundo moderno un cierto margen, más o menos grande según los países y la fuerza que ellos posean en la estructura mundial, ya que una forma social "siempre " tiene posibilidades marginales de desarrollo ulterior y de sistematización organizativa y especialmente puede basarse en la relativa debilidad de la fuerza progresista antagónica, por la naturaleza y el modo peculiar de vida de la misma, debilidad que es necesario mantener: por ello se ha dicho que el cesarismo moderno es, más que militar, policial. Sería un error de método (un aspecto del mecanicismo sociológico) considerar que en los fenómenos de cesarismo, tanto progresista como regresivo o de carácter intermedio episódico, todo el nuevo fenómeno histórico se deba al equilibrio de las fuerzas "fundamentales": es necesario ver también las relaciones existentes entre los grupos principales (de distintos géneros, social-económico y técnico-económico) de las clases fundamentales y las fuerzas auxiliares guiadas o sometidas a la influencia hegemónica. Así, no - se comprendería el golpe de Estado del 2 de diciembre sin estudiar la función de los grupos militares y de los campesinos franceses. in episodio histórico muy importante desde 2-ste punto de vista es, en Francia, el affaire Dreyfus; él también entra en esta serie de observaciones, no porque haya conducido al "cesarismo" sino justamente por lo contrario: porque impidió el advenimiento de un cesarismo que se estaba preparando y que tenía un carácter completamente reaccionario. Sin embargo, el movimiento Dreyfus es característico porque son los elementos del bloque social dominante quienes desbaratan el cesarismo de la parte más reaccionaria del mismo bloque, apoyándose no en los campesinos, en el campo, sino en los elementos subordinados de la ciudad guiados por el reformismo socialista (pero apoyándose también en la parte más avanzada del campesinado). Del tipo Dreyfus encontramos otros movimientos histórico-políticos modernos, que no son por cierto revoluciones, pero que tampoco son por completo reaccionarios, al menos en el sentido de que destruyen en el campo dominante las cristalizaciones estatales sofocantes e imponen en la vida del Estado y en las actividades sociales un personal diferente y más numeroso que el precedente. Estos movimientos pueden tener también un contenido relativamente "progresista" en -cuanto indican que en la vieja sociedad existían en forma latente fuerzas activas que no habían sido explotadas por los viejos dirigentes; "fuerzas marginales", quizás, pero no absolutamente progresistas en cuanto no pueden "hacer época". Lo que las torna históricamente eficientes es la debilidad constructiva de la fuerza antagónica y no una fuerza íntima propia; de allí entonces que estén ligadas a una situación determinada de equilibrio de fuerzas en lucha, ambas incapaces de expresar en su propio campo una voluntad propia de reconstrucción. .., • • _ < 0.) —• c: r.rc •:•—,_ , ' - . • ) Lucha política y guerra militar. En la guerra militar, logrado el fin estratégico de la destrucción del ejército enemigo y de la ocupación de su territorio, se da la paz. Es preciso señalar, por otro lado, que para que concluya la guerra basta con que el fin estratégico sea alcanzado sólo potencialmente; o sea basta con que no exista duda de que un ejército no puede combatir más y que el ejército victorioso "puede" ocupar el territorio enemigo. La lucha política es enormemente más compleja. En cierto "sentico—pur -5 1.11. 1.0 ser parangonada con las guerras coloniales o con las viejas guerras de conquista, cuando el ejército victorioso ocupa o se propone ocupar en forma estable todo o una parte del territorio conquistado. Entonces, el ejército vencido es desarmado y dispersado, pero la lucha continúa en el terreno político y en el de la "preparación' militar. Así, la lucha política de la India contra los ingleses (y en cierta medida de Alemania contra Francia o de Hungría contra la Pequeña Entente) conoce tres formas de guerras: de movimiento, de 7-"v.a de Gandhi es una posición y subterránea. ti.i-Psisfén-drá-lisi guerra posición, que eii--álgunosm-ó-m-efira-s-e-convierte en guén de movimiento y en otros en guerra subterránea: el boicot es guerra de posición, las huelgas son guerra de movimiento, la pilpá-fa-ciÓn- clandesting.A7 armas_yde er -antos combativos de rc. pe— asálto—Es -kuerial.suIterránea. Hay una forma de "arditismo",* --és—empre'adaCon mucha ponderación. Si los ingleses tuviesenla convicción de que se prepara un gran movimiento insurreccional destinado a destruir su actual superioridad estratégica (que consiste, en cierto sentido, en su posibilidad de maniobrar a través de líneas interiores y de concentrar sus fuerzas en el punto "esporádicamente" más peligroso) con el ahogamiento de masa (es decir, constriñéndolos a diluir sus fuerzas en un teatro bélico generalizado en forma simultánea), les convendría provocar la salida prematura de las fuerzas combatientes indias para identificarlas y decapitar el movimiento general. Así, a Francia le convendría que la derecha nacionalista alemana fuese envuelta en un golpe de Estado aventurado que impulsara a la presunta organización militar ilegal a manifestarse prematuramente, permitiendo una intervención afortunada desde el punto de vista francés. He aquí por qué en estas formas mixtas de lucha, cuyo carácter militar es fundamental y el carácter político preponderante (toda luchápolítica tiene siempre un sustrato rnilitar), el empleo de los "arditi" deman: a üñJesarrollo tácticO original, para cuya concepción la experien- d — cia de guerra sólo puede dar un estímulo y no un modelo. El problerna de los con-atad-jis ° balcánicos merece un trata° Durante la guerra mundial (1915-1918) se denominó "arditi" a los grupos de élite especializados en las acciones rápidas y peligrosas, separados de la tropa por insignias diferentes y un régimen particular. (N. del T.) ° Se llamaban así las bandas de combatientes irregulares que operaban. la península balcánica y preparaban la lucha contra los turcos. (N. del T.) 76 miento aparte, ya que están ligados a condiciones particulares del ambiente físico-geográfico regional, a la formación de las clases rurales e igualmente a la eficiencia real de los gobiernos. Lo mismo para el caso de las bandas irlandesas, cuya forma de guerra y de organización estaba ligada a la estructura social de ese país. Los a:ornitadjis, los irlandeses y las otras formas de guerra de guerrillas deben ser separadas de la cuestión del arditismo, si bien parecen tener puntos de contacto con ella. Estas formas de lucha son propias de minorías débiles pero exasperadas, contra mayorías bien organizadas, mientras que el arditismo moderno presupone una gran reserva, inmovilizada por diversas razones pero potencialmente eficiente, que lo sostiene y lo alimenta con aportes individuales. La relación existente en 1917-18 entre las formaciones de "arditi" y el ejército en su conjunto puede conducir y condujo ya a los dirigentes políticos a erróneas formulaciones en sus planes de lucha. Se olvida: 1) que los "arditi" son simples formaciones tácticas .que presuponen un ejército poco eficiente, mas no inerte por completo, puesto que si la disciplina y el espíritu militar se relajaron basta aconsejar una nueva disposición táctica, a pesar de todo existen en cierta medida, y, en correspondencia con ella, se da justamente la nueva formación táctica; de otra manera se produciría inevitablemente la derrota y la fuga; 2) que es preciso no considerar al "arditismo" como un signo de la combatividad general de la masa militar, sino, por el contrario, como un signo de su pasividad y de su relativa desmoralización. Esto sea dicho manteniendo implícito el criterio general de que los parangones entre el arte militar y la política deben ser establecidos siempre cum grano salis, es decir sólo como estímulos para el pensamiento y como términos de simplificación ad abs-urdum. En efecto, en la militancia política falta la sanción penal implacable para quien yerra o no obedece exactamente, falta la ley marcial, sin contar con el hecho de que la -disposición de las fuerzas políticas no es ni de lejos comparable al encuadramiento militar. En la lucha política, además de la guerra de movirni.ento y. adea gue-ñ-ádéjedio o de posición, osición, éxltezOzaslaunas. i El verdadero la a-ál'ard-s1767-o-séreTia-a-rd itisradr m-od erno, es propio de la guerra 4 de posición, tal como se reveló en 1914-18. La guerra de movimiento y la de asedio de los períodos precedentes tenían también, en cierto sentido, sus "arditi". La caballería ligera y pesada, los bersaglieri, etc., las tropas veloces en general, cumplían en parte una función de "arditi"; así, por ejemplo, en el arte de organizar las patrullas estaba contenido el germen del arditismo moderno. En la guerra de asedio dicho germen existía más que en la guerra de movimiento: servicio de patrullas más extendido y, sobre todo, el arte de organizar salidas y asaltos imprevistos por medio de elementos escogidos. Otro elemento digno de tenerse presente es el siguiente: en la lucha política es preciso no imitar los métodos de lucha de las clases dominantes, para no caer en fáciles emboscadas. En las luchas actuales este fenómeno se verifica con mucha frecuencia. Una organización estatal debilitada es como un ejército que ha perdido todo su vigor; entran en el campo los "arditi", o sea las organizaciones' armadas privadas que tienen dos objetivos: hacer uso de la ilegalidad, mientras el Estado parece permanecer en la legalidad, como medio de reorganizar al mismo Estado. Creer que a la actividad privada ilegal se le puede contraponer otra actividad similar, es decir, combatir el arditismo con el arditismo es algo estúpido; significa creer que el Estado permanecerá siempre inerte, lo cual no ocurre jamás, al margen de las otras condiciones diferentes. El carácter de clase lleva a una diferencia fundamental: una clase que debe trabajar todos los días con horario fijo no puede tener organizaciones de asalto permanentes y especializadas como una clase que tiene amplias disponibilidades financieras y no está ligada, con todos sus miembros, a un horario fijo. A cualquier hora del día y de la noche, estas organizaciones convertidas en profesionales pueden descargar golpes decisivos y utilizar la sorpresa. La táctica de los "arditi" no puede tener, por lo tanto, la misma importancia para una clase que para otra. Para ciertas clases es necesaria, porque le es propia, la guerra de movimiento y de maniobra que, en el caso de la lucha política, puede combinarse con un útil y hasta indispensable uso de la táctica de los "arditi". Pero fijarse en un modelo militar es una tontería: la política debe ser, también aquí, superior a la parte militar. Sólo la política crea la posibilidad de la maniobra y del movimiento. De todo lo dicho se advierte que en el fenómeno del arditismo militar es preciso distinguir entre función técnica de arma especial ligada a la moderna guerra de posición y función político-militar: como función de arma especial el arditismo existió en todos los ejércitos que participaron en la guerra mundial; como función político-militar existió en los países que tenían como expresión un ejército nacional poco combativo y un Estado Mayor burocratizado y fosilizado en la carrera. A propósito de la comparación entre los conceptos de guerra ... de.. rieirio-nientes --- eir el arte político, debe recordarse el folleto de Rosa," traducido del francés al italiano en 1919 por C. Alessandri. En el folleto se teorizan un poco apresuradamente y en forma superficial las experiencias históricas de 1905. En efecto, Rosa descuidó los elementos "voluntarios" y organizativos que en aquellos acontecimientos eran mucho más eficientes y numerosos de lo que ella creía, víctima de un cierto prejuicio "economista" y espontaneísta. Sin embargo este folleto (y otros escritos de la misma autora) es uno de los documentos más significativos de la teorización de la guerra de maniobra aplicada al arte político. El elemento económico inmediato (crisis, etc.) es considerado como la ardiréira de cal:Tipa—ira- que, en la guerra, abre una brecha en la defensa enemiga, brecha suficiente como para que las tropas propias irrumpan y obtengan un éxito definitivo (estratégico) o al menos importante en la dirección de la línea estratégica. Naturalmente, en la ciencia histórica la eficacia del elemento económico inmediato es considerado como mucho más complejo que el de lá artillería pesada en la guerra de maniobra, ya que este elemento era concebido como causante de un triple efecto: 1) abrir una brecha en la defensa enemiga, luego de haber llevado la confusión a los cuadros adversarios, abatida su confianza en sí mismos, en sus fuerzas y en su porvenir; 2) organizar con una rapidez fulminante las propias tropas, crear sus cuadros, o al menos ubicar con una celeridad fulminante los cuadros existentes (elaborados hasta entonces por el proceso histórico general) en su puesto de encuadre de las tropas diseminadas; 3) crear en forma instantánea la concentración ideológica de la identidad de los Rosa Luxemburg, Lo sciopero generale - I1 partito e i sindicati, Societi Eclitrice "Avantir, Milán, 1919. (N. del E.) [Trad. cast., Huelga de matas, partido y sindicatos. Cuadernos de P. y P. no 13, Córdoba, 1970]. 19 maniobryguedpscónlartmiyoscnep- gines a alcanzar. Era una forma de férreo determinismo economista, -con el agravante de que los efectos eran concebidos como inmediatos en el tiempo y en el e: pacio; se trataba por ello de un verdadero misticismo histórico, de la espera de una especie de destello milagroso. La observación del general Krasnov (en su novela) 2° de que la Entente (que no quería una victoria de la Rusia imperial para que no fuese resuelta definitivamente a favor del zarismo la cuestión oriental) impuso al Eltado Mayor ruso la guerra de trinchera (absurda dado el enorme desarrollo del frente del Báltico al mar Negro, con grandes zonas palúdicas y boscosas) mientras que la única posible era la guerra de maniobra, es una tontería. El ejército ruso en realidad intentó la guerra de maniobra y de profundización, especialmente en el sector austríaco (pero también en la Prusia Oriental) y obtuvo éxitos brillantísimos aunque efímeros. La verdad es que no se puede escoger la forma de guerra que se desea, a menos de tener súbitamente una superioridad abrumadora sobre el enemigo, y sabido es cuantas pérdidas costó la obstinación de los Estados Mayores en no querer reconocer que la guerra de posición era "impuesta" por las relaciones generales de las fuerzas . que se enfrentaban. La guerra de posición , en efecto, 'Cleresrpnpiamente dicñnso no está constituida sólo _por_ las -„Ttrin sino por todi7ef sistema organizativo . e_inclustriai—deT 1.71:11(117) . -iére.i.tal: y ella es Tm-p-u-cSta- so bre qUI'lítrifeádoaspb:17 rápido de los cañones, por las ametralladoras, los tódó-findr ."tiro fusiles, la concentración de las armas en un determinado punto y además por la abundancia del reabastecimiento que permite sustituir en forma rápida el material perdido luego de un avance o de un retroceso. Otro elemento es la gran masa de hombres que constituyen las fuerzas desplegadas, de valor muy desigual y que justamente sólo pueden operar como masa. Se ve cómo en el frente oriental una cosa era irrumpir en el sector alemán y otra diferente en el sector austríaco y cómo también en el sector austríaco, reforzado por tropas escogidas alemanas y comandadas por alemanes, el ataque de choque como táctica termina en un desastre. Algo análogo se observa en la guerra polaca de 1920, cuando el avance que parecía irresistible fue detenido delante de Varsovia por el general - 520 : Pedro Krasnov, Dalraquila.imperiale 1928. (N. del E.) 20 bandiera rana, SaiAni, Florencia, Weygand en la línea comandada por los oficiales franceses. Los mismos técnicos militares que ahora se atienen fijamente a la guerra de posición como antes se atenían a la guerra de maniobra, no sostienen por cierto que el tipo precedente debe ser suprimido de la ciencia; sino que en las guerras entre los Estados más avanzados industrial y civilmente se debe considerar a ese tipo como reducido a una función más táctica que estratégica, se lo debe considerar en la misma posición en que se encontraba en una época anterior la guerra de asedio con respecto a la de maniobra. La misma reducción debe ser realizada en el arte y la ciencia política, al menos en lo que respecta a los Estados más avanzados, dei la"sociedad civil" se ha convertido en una estructura muy compleja y resistente a las "irrupciones" catastróficas del elemento económico inmediato (crisis, depresiones, etc.): las superestructuras de la sociedad civil son como el sistema de trincheras en la guerra moderna. Así corno en éste ocurría que un encarnizado ataque de la artillería parecía destruir todo el sistema defensivo adversario, cuando en realidad sólo había destruido la superficie exterior y en el momento del ataque y del avance los asaltantes se encontraban frente a una línea defensiva todavía eficiente, lo mismo ocurre en la política durante las grandes crisis económicas. Ni las tropas asaltantes, por efecto de las crisis, se organizan en forma fulminante en el tiempo y el espacio, ni, tanto menos, adquieren un espíritu agresivo; recíprocamente, los asaltados no se desmoralizan ni abandonan la defensa, aun entre los escombros, ni pierden la confianza en las propias fuerzas ni en su porvenir. Las cosas, por cierto, no permanecen tal cual eran, pero es verdad que llegan a faltar los elementos de rapidez, de ritmo acelerado, de marcha progresiva definitiva que esperaban encontrar los estrategas del cadornismo político. El último hecho de este tipo en la historia de la política son los acontecimientos de 1917. Ellos señalaron un cambio decisivo en la historia del arte y de la ciencia de la política. Se trata, por consiguiente, de estudiar con "profundidad" cuáles son los elementos de la sociedad civil que corresponden a les sistemas de defensa en la guerra. de posición. Se dice con "profundidad" intencionadamente, ya que fueron estudiados, pero desde puntos de vista superficiales y triviales, tal como ciertos historiadores de costumbres estudian las rarezas de la moda femenina desde un punto de vista "racionalista", es decir, persuadidos de que a ciertos fenóme- 1? ,f nos se los destruye tan sólo con explicarlos en forma "realista", como si fuesen supersticiones populares (que por otro lado tampoco se destruyen con el hecho de explicarlas). Es necesario ver si la famosa teoría de Bronstein sobre la permanencia 21 del movimiento no es el reflejo político de la teoría de la guerra de maniobra (recordar la observación del general de cosacos Krasnov), en última instancia, el reflejo de las condiciones generales económico-cultural-sociales de un país donde los cuadros de la vida nacional son embrionarios y desligados, y no pueden transformarse en "trinchera o fortaleza". En este caso, se podría decir que Bronstein, que aparece como un "occidentalista", era en cambio un cosmopolita, es decir superficialmente nacional y superficialmente occidentalista o europeo. Ilich, 22 en cambio, era profyndamente nacional y profundamente europeo. • 1 , Én sus memorias, Bronstein recuerda que se le dijo que su teona había demostrado ser válida luego de... quince años, y responde al epigrama con otro epigrama. En realidad, su teoría como tal no era válida ni quince años antes ni quince años después; corno ocurre con los obstinados, de los que habla Guicciardini, él adivinó "grosso modo", es decir, tuvo razón en la previsión práctica más general. Es corno afirmar que una niña de cuatro años se convertirá en madre y al ocurrir esto, a los veinte años, decir: lo había adivinado", no recordando sin embargo que cuando tenía cuatro años se deseaba violarla, en la seguridad de que se convertiría en madre. Me parece que Ilich había comprendido que era necesario pasar de la guerra de maniobra, aplicada victoriosamente en Oriente de 1917, 23 a la guerra de posición que era la única posible en Occidente donde, como observa Krasnov, en breve lapso los ejércitos podían acumular interminables cantidades de municiones, donde los cuadros sociales eran de por sí capaces de transformarse en trincheras muy provistas„Lin parece que éste es el significado de la fórmula del ;frente úni.` ", que corresponde a la concepción de un solo frenté--"ts ré—la Entente bajo el comando único de FochLa teoría de Trotzki de la "revolución permanente". N. del E.) Lenin. (N. del E.) 23 En Rusia. (N. del E.) 21 Sólo que Ilich no tuvo tiempo de profundizar su fórmula, aun teniendo en cuenta el hecho de que podía ser profundizada sólo teóricamente, mientras que la tarea fundamental era nacional, es decir, exigía un reconocimiento del terreno y una fijación de los elementos de trinchera y de fortaleza representados por los elementos de la sociedad civil, etc. En Oriente el Estado era todo, la sociedad civil era primitiva y gelatinosá; en Occidente, entre Esta& y sociedad civil existía una justa relación y bajo el temblor del Estado se evidenciaba una robusta estructura de la sociedad civil. El Estado sólo era una trinchera avanzada, detrás de la cual existía una robusta cadena de fortalezas y casamatas; en mayor o menor medida de un Estado a otro, se entiende, pero esto precisamente exigía un reconocimiento de carácter nacional. La teoría de Bronstein puede ser comparada con la de ciertos sindicalistas franceses sobre la huelga general y con la teoría de Rosa expuesta en el folleto traducido por Alessandri. El folleto de Rosa y sus teorías, por otro lado, influyeron sobre los sindicalistas franceses, tal como se evidencia en ciertos artículos de Rosn}er sobre Alemania aparecidos en la Vie Ouvriére (primera serie 1:n pequeños fascículos). Dicha teoría depende en parte también de la teoría de la espontaneidad. El concepto de revolución pasiva. El concepto de "revolución pasiva" debe ser rigurosamente deducido de los dos principios fundamentales de ciencia política: 1) que ninguna formación social desaparece mientras las fuerzas productivas que se desarrollaron en su interior encuentran aún posibilidades de ulteriores movimientos progresivos; 2) que la sociedad no se plantea objetivos para cuya solución no se hayan dado ya las condiciones necesarias, etc. Se entiende que estos principios deben primerV ser desarrollados críticamente en toda su importancia y depurados de todo residuo de mecanicismo y fatalismo. Deben ser referidos así a la descripción de los tres momentos fundamentales que pueden distinguirse en una "situación" o equilibrio de fuerzas, con la máxima valoración del segundo momento, o equilibrio de las fuerzas políticas y especialmente del tercer momento o equilibrio político-militar. Se debe recordar que Pisacane en sus Ensayos se ocupa precisamente de este tercer- momento. Pisacane comprende, a diferen. pueda decirse que cada grupo humano tiene su particular principio óptimo de proporciones definidas. La ciencia de la organización, en especial, puede recurrir con provecho a dicho teorema y esto se evidencia ccn claridad en el caso del ejército. Pero cada forma de sociedad tiene su tipo de ejército y cada tipo de ejército su principio de proporciones definidas, el cual, por otro lado, cambia con las diferentes armas y especialidades. Existe una determinada relación entre soldados, graduados, suboficiales, oficiales subalternos, oficiales superiores, Estados Mayores, Estado Mayor General. Existe relación entre las diferentes armas y especialidades entre sí; todo cambio en una parte determina la necesidad de un nuevo equilibrio con el todo. Políticamente, el teorema puede ser aplicado a los partidos, sindicatos, fábricas, y veremos entonces cómo todo grupo social tiene su propia ley de proporciones definidas que varía según el nivel de cultura, independencia mental, espíritu de iniciativa y sentido de la responsabilidad y de la disciplina de sus miembros más retrasados y periféricos. La ley de las proporciones definidas es resumida así por Pantaleoni en los Principi di economia pura: "...Los cuerpos se combinan químicamente sólo en proporciones definidas y toda cantidad de un elemento que supere la cantidad requerida por una combinación con otros elementos, presentes en cantidades definidas, queda libre; si la cantidad de un elemento es deficiente con relación a la cantidad de otros elementos presentes, la combinación sólo ocurre en la medida en que es suficiente la cantidad del elemento que está nresente en menor cantidad que los otros"» Fodríamos servirnos metafóricamente de esta ley para comprender cómo un "movimiento" o tendencia de opiniones se transforma en partido, es decir en fuerza política eficiente desde el punto de vista del ejercicio del poder gubernativo, lo cual ocurre precisamente en la medida en que posee (habiéndolos preparado en su interior), dirigentes de distinta capacidad y en la medida en que esos dirigentes hayan adquirido una determinada preparación. El "automatismo" histórico de ciertas premisas (la existencia de ciertas condiciones objetivas) es potenciado políticamente por los par25 Maffeó Pantaleoni, Principi di econornia pura, Milán, 1931, parágr. 5, p. 112. (N. del E.) 94 tidos y los. hombres capaces; su ausencia o deficiencia (cuantitativa y cualitativa) vuelve estéril al propio "automatismo" (que por lo tanto no es automatismo). Las premisas existen en abstracto, pero las consecuencias no se realizan porque falta el factor humano. Por ello se puede afirmar que los partidos deben formar dirigentes capaces y representan la función de masa que selecciona, desarrolla, multiplica los dirigentes necesarios para que un grupo social definido (que es una cantidad "fija", en cuanto puede establecerse cuántos son los componentes de cada grupo social ) se articule y de un caos tumultuoso se transforme en un ejército orgánicamente predispuesto. Cuando en sucesivas elecciones del mismo grado o de diverso grado (por ejemplo en la Alemania anterior a Hitler: elecciones para presidente de la república, para el Reichstag, para las dietas de los /Ander, para los consejos comunales y así hasta los comité de empresas) un partido oscila en su masa de sufragios de cifras máximas a cifras mínimas que parecen extrañas y arbitrarias, se puede deducir que los cuadros de tal partido son diferentes en entidad y en calidad, en cantidad y no en calidad (relativamente) o en calidad y no en cantidad. Un partido que tiene muchrjs votos en las elecciones locales y menos en las de importancia superior es cualitativamente deficiente en su dirección central: posee muchos subalternos o al menos un número suficiente, pero no posee un Estado Mayor adecuado al país y a su posición en el mundo, etcétera. S . Sociología y ciencia política. El éxito de la sociología está en relación con la decadencia del concepto de ciencia política y de arte político que tiene lugar en el siglo XIX (con más exactitud en la segunda mitad, con el éxito de las doctrinas evolucionistas y positivistas). Lo que hay de realmente importante en la sociología no es otra cosa que ciencia política. "Política" deviene sinónimo de política parlamentaria o de pandillas personales. Existe la convicción de que con las constituciones y los parlamentos se inició una época de "evolución natural" y que la sociedad encontró sus fundamentos definitivos porque eran racionales. He ahí por qué la sociedad puede ser estudiada con el método de las ciencias naturales. Empobrecimiento del concepto de Estado que se deriva de esta manera de ver. Si ciencia política significa ciencia del Estado y Estado es todo el complejo de actividades prácticas 95 y teóricas con las cuales la clase dirigente. no sólo justifica y mantiene su dominio, sino también logra obtener el consenso activo de los gobernados, es evidente que todas las cuestiones esenciales de la sociología no son más que las cuestiones de la ciencia política. Si queda algún residuo, sólo puede estar constituido por problemas falsos, vale decir, ociosos. La cuestión que se le planteaba al autor del Ensayo Popular ° era, por lo tanto, la de determinar el tipo de relación que debía existir entre la ciencia política y la filosofía de la praxis; si entre las dos existe identidad (afirmación insostenible, o sostenible sólo desde el punto de vista del más -grosero positivismo) o si la ciencia política es el conjunto de principios empíricos y prácticos que se deducen de una más vasta concepción del mundo o filosofía propiamente dicha, o si esta filosofía no es más que la ciencia de los conceptos o categorías generales que nacen de la ciencia política. Si es. verdad que el hombre sólo puede ser concebido como hombre históricamente deterninado, es decix que se ha desarrollado y vive en ciertas condiciones, en un determinado complejo social o conjunto de relacir.Snes sociales, ¿puede concebirse a la sociología solamente como el estudio de estas condiciones y de las leyes que regulan su desarrollo? Ya que no se puede prescindir de la voluntad y de la iniciativa de los mismos hombres, este concepto no puede menos que ser falso. Hay que plantear el problema de qué es la propia "ciencia". ¿No es también "actividad política" y pensamiento político en cuanto transforma a los hombres, los torna diferentes de lo que eran antes? Si todo es "política", para no caer en una fraseología tautológica y vacía, es preciso distinguir con nuevos conceptos la política que corresponde a la ciencia que tradicionalmente es llamada "filosofía", de la política que se llama ciencia política en sentido estricto. Si la ciencia es "descubrimiento" de una realidad antes ignorada, ¿esta realidad no es concebida, en cierto sentido, como trascendente? no se piensa que existe aún algo "ignoto" y por consiguiente trascendente? ¿Y el concepto de ciencia como "creación" no significa también el concepto de ciencia como "política"? Todo consiste en ver si se trata de creación "arbitraria' o racional, es decir "útil" a los hombres para ampliar su concepto de la vida, para tornar superior (desarrollar) la vida misma." El número y la calidad en los regímenes representativos. Uno de los lugares comunes más banales que se vienen repitiendo contra el sistema electivo de formación de los órganos estatales es éste: que el "número es en él una ley suprema" y que las 'opiniones de cualquier imbécil que sepa escribir (y en ciertos palses, hasta las de un analfabeto) vale, cuando se desea determinar el curso político del Estado, exactamente lo mismo que la d3 quienes dedican al Estado y a la nación sus mejores fuerzas", etc."' Pero lo cierto es que de ninguna manera es verdad que el número sea "ley suprema" ni que el peso de la opinión de caca elector sea "exactamente" igual. Los números, también en este caso, tienen un simple valor instrumental que dan una medida y una relación y nada más. Por otro lado, ¿qué se mide? Se mide precisamente la eficacia y la capacidad de expansión y de persuasión de las opiniones de pocos, de las minorías activas, de las élites, de las vanguardias, es decir, su racionalidad, historicidad o funcionalidad concreta. Esto significa que no es verdad que el peso de las opiniones de los individuos sea "exactamente" igual. Las ideas y las opiniones no "nacen" espontáneamente en el cerebro de cada individuo: tuvieron un centro de formación, irradiación, difusión, persuasión, un grupo de hombres o también una particular individualidad que las elaboró y presentó en la forma política de actualidad. La numeración de los "votos" es la manifestación final de un largo proceso en el cual la influencia máxima corresponde justamente a quienes "dedican al Estado y a la nación sus mejores A propósito del Ensayo popular y de su apéndice Teoría y práctica, ver en la Nunca Anto/ogia del 16 de marzo de 1933 la reseña filosófica de Armando Carlini, de la cual resulta que la ecuación: ,,Teork:. práctica =-.. matemática pura: matemática aplicada, ha sido enunciada per un inglés (pm Wittaker, roe parece). 27 Las formulaciones son muchas, algunas más felices aún que las aquí mencionadas y extraídas. de Mario de Silva en la- Critica n'ascirta del 1• de agosto de 1932,, pero el contenido es siempre igual. 20 ° Cramsci se refiere aquí a Nicolai Bujarin y a su libro Teoría del materialismo histórico. %íanual popular de sociología marxista [trad. cast. en Cuadernos de• Pasado y Presente n9 31, Córdoba 1972]. Debe recordarse que este libro motivó un análisis exhaustivo y critico, en otros cuadernos de la cárcel de Grainsci recopilados bajo el título de: El materialismo histórico y la filosofia de Benedetto Croce (trad. cast.: Nueva Visión, Buenos Aires, 1972, pp. 125-179). (N. del T.) 96 97 -SOCIOLOGÍAUNIDAD 2 TEORÍA SOCIOLÓGICA CONTEMPORÁNEA ANTONIO GRAMSCI ANTOLOGÍA selección, traducción y notas de manual sacristán PÁG. 34 A 37 PÁG, 223 A 226 PÁG, 290 A 292 PÁG, 308 A 312 PÁG, 388 A 397 PÁG, 409 A 422 PÁG. 485A 488 27 (COPIAS) )KI s'O() verniuno ecitores MÉXICO ESPAÑA ARGENTINA COLOMBIA GRAMSCI: ANTOLOGÍA. L - 1910 1926 - LA REVOLUCION CONTRA «EL CAPITAL» 4 [5-1-1918; A; I. G. P.; S. G. 149-153] La Revolución de los bolcheviques ' se ha injertado definitivamente en la Revolución general del pueblo ruso. Los maximalistas, que hasta hace dos meses habían sido el fermento necesario para que los acontecimientos no se estancaran, para que no se detuviera la marcha hacia el futuro produciendo una forma definitiva de reajuste —reajuste que habría sido burgués—, se han hecho dueños del poder, han asentado su dictadura y están elaborando las formas socialistas en las que tendrá que acomodarse, por último, la Revolución para seguir desarrollándose armoniosamente, sin choques demasiado violentos, partiendo de las grandes conquistas ya conseguidas. La Revolución de los bolcheviques está más hecha de ideología que de hechos. (Por eso, en el fondo, importa poco saber más de lo que sabemos ahora.) Es la Revolución contra El Capital, de Carlos Marx. El Capital, de Marx, era en Rusia el libro de los burgueses más que el de los proletarios. Era la demostración crítica de la fatal necesidad de que en Rusia se formara una burguesía, empezara una Era capitalista, se instaurase una civilización de tipo occidental, antes de que el proletariado pudiera pensar siquiera en su ofensiva, en sus reivindicaciones de clase, en su revolución. Los hechos han superado las ideologías. Los hechos han provocado la explosión de los esquemas críticos en cuyo marco la Historia de Rusia habría tenido que desarrollarse según los cánones del materialismo histórico. Los bolcheviques reniegan de Carlos Marx, afirman con el testimonio de la acción cumplida, de las conquistas realizadas, que los cánones del materialismo histórico no son tan férreos como podría creerse y como se ha creído. Y, sin embargo, también en estos acontecimientos hay una fatalidad, y si los bolcheviques reniegan de algunas afirmaciones de El Capital, no reniegan, en cambio, de su pensamiento inmanente, vivificador. No son «marxistas», y eso es todo; no L 2: 1917-1922 35 han levantado sobre las obras del maestro una exterior doctrina de afirmaciones dogmáticas e indiscutibles. Viven el pensamiento marxista, el que nunca muere, que es la continuación del pensamiento idealista italiano y alemán, y que en Marx se había contaminado con incrustaciones positivistas y naturalistas. Y ese pensamiento no sitúa nunca como factor máximo de la historia los hechos económicos en bruto, sino siempre el hombre, la sociedad de los hombres, de los hombres que se reúnen, se comprenden, desarrollan a través de esos contactos (cultura) una voluntad social, colectiva, y entienden los hechos económicos, los juzgan y los adaptan a su voluntad hasta que ésta se convierte en motor de la economía, en plasmadora de la realidad objetiva, la cual vive entonces, se mueve y toma el carácter de materia telúrica en ebullición, canalizable por donde la voluntad lo desee, y como la voluntad lo desee. Marx ha previsto lo previsible. No podía prever la guerra europea, o, por mejor decir, no podía prever que esta guerra habría durado lo que ha durado' e iba a tener los efectos que ha tenido. No podía prever que en tres años de sufrimientos indecibles, de indecibles miserias, esta guerra iba a suscitar en Rusia la voluntad colectiva popular que ha suscitado. Una voluntad de esa naturaleza necesita normalmente para constituirse un largo proceso de infiltraciones capilares, una larga serie de experiencias de clase. Los hombres son perezosos, necesitan organizarse, exteriormente primero, en corporaciones y ligas, y luego íntimamente, en el pensamiento, en las voluntades [...] ° de una continuidad incesante y múltiple de estímulos exteriores. Por eso normalmente los cánones de crítica histórica del marxismo captan la realidad, la aferran en su red y la tornan evidente y distinta. Normalmente las dos clases del mundo capitalista producen la historia a través de la lucha de clases en constante intensificación. El proletariado siente su miseria actual, se encuentra constantemente sin asimilar por ella y presiona sobre la burguesía para mejorar sus condiciones. Lucha, obliga a la burguesía a mejorar la técnica de la producción, a conseguir que ésta sea más útil para que resulte posible la satisfacción de sus necesidades más urgentes. Es una afanosa carrera hacia el perfeccionamiento que acelera el ritmo de la producción e incrementa constantemente la suma de los bienes que servirán a la colectividad. En esa carrera caen muchos y dan más urgencia al deseo de los que se mantienen, y la masa esta constantemente agitada, y va pasando ce caos pueblo a entidad de pensamiento cada vez más ordenado, y cada vez es - ' Publicado primero en 1. G. P., casi completamente tachado por la censura . Luego en A. Reproducido, por último, en I. G. P. Este periódico estaba sometido a la censura de Turín. El A.. a las de Milán y Roma. ° La Revolución de octubre de 1917. • Indicado como laguna del original por los editores de las Opere. 38 GR AMSC I : ANTOLOGÍA. L-1910-1926 más consciente de su potencia, de su capacidad de hacerse con la responsabilidad social, de convertirse en árbitro de sus propios destinos. Eso ocurre normalmente. Cuando los hechos se repiten según cierto ritmo. Cuando la historia se desarrolla según momentos cada vez más complejos y más ricos en significación y valor, pero, a pesar de todo, semejantes. Mas en Rusia, la guerra ha servido para sacudir las voluntades. Estas, a causa de los sufrimientos acumulados en tres años, se han encontrado al unísono mucho más rápidamente. La carestía era acuciante, el hambre, la muerte de inanición podía aferrarles a todos, aplastar de un golpe decenas de millones de hombres. Las voluntades se han puesto al unísono, primero mecánicamente y luego activamente, espiritualmente, a raíz de la primera revolución. La predicación socialista ha puesto al pueblo ruso en contacto con las experiencias de los demás proletariados. La predicación socialista permite vivir dramáticamente en un instante la historia del proletariado, sus luchas contra el capitalismo, la larga serie de los esfuerzos que ha de realizar para emanciparse idealmente de los vínculos del servilismo que hacían de él algo abyecto, para convertirse así en consciencia nueva, en testimonio actual de un mundo por venir. La predicación socialista ha creado la voluntad social del pueblo ruso. ¿Por qué había de esperar que se renovase en Rusia la Historia de Inglaterra, que se formase en Rusia una burguesía, que se suscitara la lucha de clases y que llegara finalmente la catástrofe del mundo capitalista? El pueblo ruso ha pasado por todas esas experiencias con el pensamiento, aunque haya sido con el pensamiento de una minoría. Ha superado esas experiencias. Se sirve de ellas para afirmarse ahora, como se servirá de las experiencias capitalistas occidentales para ponerse en poco tiempo a la altura de la producción del mundo occidental. América del Norte está, desde el punto de vista capitalista, por delante de Inglaterra, precisamente porque en América del Norte los anglosajones han empezado de golpe en el estadio al que Inglaterra había llegado tras una larga evolución. El proletariado ruso, educado de un modo socialista, empezará su historia partiendo del estadio máximo de producción al que ha llegado la Inglaterra de hoy, porque, puesto que tiene que empezar, empezará por lo que en otros países está ya consumado, y de esa consumación recibirá el impulso para conseguir la madurez económica que, según Marx, es la condición necesaria del colectivisnio. Los revolucionarios mismos crearán las condiciones necesarias para la realización completa y plena de su ideal. Las crearán en menos tiempo que el que habría necesitado el capi- I. 2: 1917-1922 37 talismo. Las críticas que los socialistas dirigen al sistema burgués para poner de manifiesto sus imperfecciones, su dispersión de la riqueza, servirán a los revolucionarios para hacerlo mejor, para evitar esas dispersiones, para no caer aquellas deficiencias. Será al principio el colectivismo de la miseria, del sufrimiento. Pero esas mismas condiciones de miseria y de sufrimiento habrían sido heredadas por un régimen burgués. El capitalismo no podría hacer inmediatamente en Rusia más de lo que podrá hacer el colectivismo. Y hoy haría mucho menos que el colectivismo, porque tendría en seguida contra él un proletariado descontento, frenético, incapaz ya de soportar en beneficio de otros los dolores y las amarguras que acarrearía la mala situación económica. Incluso desde un punto de vista humano absoluto tiene su justificación el socialismo en Rusia. El sufrimiento que seguirá a la paz no podrá ser soportado sino en cuanto los proletarios sientan que está en su voluntad, en su tenacidad en el trabajo, el suprimirlo en el menor tiempo posible. Se tiene la impresión de que los maximalistas han sido en este momento la expresión espontánea, biológicamente necesaria para que la humanidad rusa no cayera en la disgregación más horrible, para que la humanidad rusa, absorbiéndose en el trabajo gigantesco y autónomo de su propia regeneración, pueda sentir con menos crueldad los estímulos del lobo hambriento, para que Rusia no se convierta en una enorme carnicería de fieras que se desgarren unas a otras. NUESTRO MARX [4-V-1918; I. G. P.; S. G. 217-221] . ¿Somos marxistas? ¿Existen marxistas? Tú sola, estupidez, eres eterna. Esa cuestión resucitará probablemente estos días, con ocasión del centenario, y consumirá ríos de tinta y de estulticia. La vana cháchara y el bizantinismo son herencia inmarcesible de los hombres. Marx no ha escrito un credillo, no es un mesías que hubiera dejado una ristra de parábolas cargadas de imperativos categóricos, de normas indiscutibles, absolutas, fuera de las categorías del tiempo y del espacio. Su único imperativo categórico, su única norma es: «Proletarios de todo el 222 GRAMSCI: ANTOLOGÍA. II.-1926-1937 dijo nada más, se retiró a un rincón, se sentó en un instrumento de indecible nombre y se quedó allí, como Mario ante las ruinas de Cartago, meditando sobre sus perdidas ilusiones. Evitó cuidadosamente hablar conmigo durante el tiempo que estuvimos aún en la misma celda y no me saludó cuando nos separaron. Otro episodio parecido me ha ocurrido más tarde, pero creo que todavía es más complejo. Estábamos a punto de marchar; los guardias de la escolta nos habían puesto ya hierros y cadenas; me habían encadenado de un modo nuevo y muy desagradable, pues los hierros me sujetaban los pulsos rígidamente, y los huesos de la muñeca quedaban fuera de ellos y chocaban con el hierro del modo más doloroso. Entró el jefe de la escolta, un brigadier gigantesco, que al pasar lista se detuvo ante mi nombre y me preguntó si yo era pariente del «famoso diputado Gran-isci». Le dije que yo mismo era ese hombre, y él me observó compasivamente, murmurando algo incomprensible. En todas las paradas le oí hablar de mí, calificándome siempre de «famoso diputado», en los corros que se formaban alrededor del coche celular (y he de añadir que mandó que me rectificaran la posición de los hierros de una manera más soportable); tanto insistió en ello que, dado el ambiente que se respiraba, empecé a temer que todo redundara en una buena paliza administrada por algún exaltado. En cierta ocasión un brigadier, que hasta entonces viajaba en el segundo vagón celular, pasó a aquel en que estaba yo y empezó a hablarme. Era un tipo extraordinariamente interesante y curioso, lleno de «necesidades metafísicas», como diría Schopenhauer, y que conseguía satisfacerlas del modo más extravagante y desordenado que imaginarse pueda. Me dijo que siempre había imaginado mi persona con dimensión «ciclópea», y que desde ese punto de vista se sentía muy desilusionado. Estaba leyendo un libro de M. Mariani, el Equilibrio degli egoismi, y acababa de leer un libro de un cierto Paolo Gilles ", que era una refutación del marxismo. Me guardé de decirle que Gilles era un anarquista francés sin la menor calificación científica ni de otro tipo; me gustaba oírle hablar con gran entusiasmo de tantas ideas y nociones disparata e inconexas, como puede hablar un autodidacta inteligente, pero sin disciplina ni método. De repente empezó a llamarme «maestro». Me divertí mucho, como puedes imaginar. Y así he hecho la experiencia de mi «fama». ¿Qué te parece? Casi he terminado el papel. Quería describirte con detalle mi vida aquí. Lo haré esquemáticamente. Me levanto a las seis y " Paul Gines, Abbozzo di una filosofía della dignitd umana, trad. italiana. Milano, 1926. II. 1: 1926-1929 223 media de la mañana, media hora antes de diana. Me hago un café muy caliente (aquí en Milán está permitido el combustible «Meta», muy cómodo y útil); limpio la celda y me aseo. A las siete y media recibo medio litro de leche todavía caliente, que me bebo en seguida. A las ocho salgo al aire, o sea, al paseo, que dura dos horas. Me llevo un libro, paseo, leo, fumo algún cigarrillo. A mediodía recibo la comida de fuera, igual que la cena por la noche; no consigo comérmelo todo, pese a comer más que en Roma. A las siete de la tarde me meto en la cama y leo hasta las once, más o menos. Recibo durante el día cinco periódicos: el Corriere, la Stampa, el Popolo d'Italia, el Giornale d'Italia, el Secolo. Estoy abonado a la biblioteca, con suscripción doble, y tengo derecho a ocho libros semanales. Compro también alguna revista e Il Sole, un" periódica económico-financiero de Milán. Siempre tengo para leer. He leído ya los Viajes de Nansen y otros libros de los cuales te hablaré en otra ocasión. No he sentido ningún malestar, aparte del frío de los primeros días. Escríbeme, querida Tania, y mándame noticias de Giulia, de Delio, de Giuliano, de Genia y de todos los demás, y noticias tuyas, noticias tuyas. Te abrazo, Antonio. La carta anterior y ésta están sin franquear porque se me ha olvidado comprar sellos en las horas hábiles. CARTA A TATIANA SCHUCHT [Cárcel de San Vittore, Milán, 19-111-1927; L. C. 57-60] Carissima Tania, he recibido esta semana dos tarjetas tuyas; una del 9 y otra del 11 de marzo; no he recibido, en cambio, la carta a la que aludes. Creí que recibiría tu correspondencia remitida desde Ustica, y efectivamente me ha llegado un paquete de libros de la isla, y el escribientillo que me los entregó me dijo que en el paquete había también cartas cerradas y tarjetas que aún tenían que pasar por la oficina de revisión; espero tenerlas en cuestión de días. GRAMSCI: ANTOLOGÍA. II: 1926-1937 Te agradezco las noticias que me mandas de Giulia y de los niños; no consigo escribir directamente a Giulia; aún espero alguna carta suya, aunque sea muy atrasada. Me imagino su estado de ánimo, además de sus condiciones físicas, por toda una serie de razones; esta enfermedad debe haber sido muy angustiosa. Pobre Delio: ¡de la escarlatina a la gripe en tan poco tiempo! Escribe tú a la abuela Lula y pídele que me escriba una larga carta, en italiano o en francés, como pueda (aparte de que tú podrías mandarme una traducción), y que me describa con detalle la vida de los niños. Estoy convencido de que las abuelas saben describir a los niños y sus movimientos mejor que las madres, de una manera real y concreta; son más objetivas y tienen, además, la experiencia de toda una vida; me parece que la ternura de las abuelas es más sustanciosa que la de las madres (pero Giulia no tiene que ofenderse ni considerarme peor de lo que soy). No sé decirte nada sobre Giuliano; en este terreno fracasé ya una vez con Delio. Tal vez yo mismo supiera hacerle algo adecuado si pudiera estar junto a él. Decide a tu gusto y escoge algo en mi nombre. Estos días he estado haciendo una pelota de cartón que está acabando de secarse; no creo que sea posible mandártela para Delio; además, todavía no se me ha ocurrido una manera de barnizarla, y sin barniz se desharía fácilmente por la humedad. Mi vida sigue transcurriendo monótonamente. Incluso el estudio es mucho más difícil de lo que parece. He recibido algún libro y leo en realidad mucho (más de un volumen al día, además de los periódicos), pero no me refiero a eso; me refiero a otra cosa. Estoy obsesionado (fenómeno, supongo, característico de los presos) por la siguiente idea: que habría que hacer algo für ewig, según una compleja concepción de Goethe que, según recuerdo, atormentó mucho a nuestro Pascoli ". En suma, " Gramsci tiene presente el poema de Pascoli «Per sempre» (de los Canti di Castelvecchio). Basta una lectura del poema para comprobar que Gramsci está usando la expresión «para siempre» o «para la eternidad» con trágica ironía, y que está muy lejos de desear, satisfecho, calma para producir una obra académica sistemática. Como frecuentemente se toma al pie de la letra su frase de esta carta, ignorando todo su trágico autosarcasmo, puede ser útil al lector repasar el poema de Pascoli (versión literal de la ed., Bologna, 1917): «¡¿Te odio?!... No te amo, ya lo ves / no te amo... ¿Te acuerdas de aquel día? / Muy lejos llevaban los pies / a un corazón que pensaba en la vuelta. / Y así volví... y tú no estabas. / Había en la casa un eco del ayer, / de un largo prometer. Y conmigo / de ti llevé sólo aquel eco: / ¡PARA SIEMPRE! // No te odio. Pero el eco callado / de aquella infinita promesa / viene conmigo y me pulsa en el corazón, / con el contado 1 II. 1: 1926-1929 225. querría ocuparme• intensa y sistemáticamente, siguiendo un plan previo, de algún tema que me absorbiera y centralizara mi vida interior. He pensado hasta ahora en cuatro temas, y ya eso es un. indicio de que no consigo concentrarme; son: I.° Una investigación acerca de la formación del espíritu público 'en Italia el siglo pasado; dicho de otro modo, una investigación acerca de los intelectuales italianos, sus _orígenes, sus agrupaciones según las corrientes de la cultura, sus diversos modos de pensar, etc. Tema sugestivo en sumo grado, y que yo, naturalmente, no podría sino esbozar a grandes rasgos, dada la imposibilidad absoluta de -disponer de la mole inmensa de material que sería necesaria. ¿Recuerdas mi rápido y muy superficial escrito acerca de la Italia meridional y la importancia de B. Croce? " Pues bien, querría desarrollar ampliamente la tesis que apunté allí, desde un punto de vista «desinteresado», für ewig. 2.° Un estudio de lingüística comparada. Nada menos: Pero ¿qué podría ser más «desinteresado» y für ewig que eso? Se trataría, naturalmente, de estudiar sólo la parte metodológica y puramente teórica del tema, que no ha sido nunca tratada completa y sistemáticamente desde el nuevo punto de vista de los neolingülstas contra los neogramáticos. (Esta carta mía, querida Tania, va a ponerte los pelos de punta.) Uno de los mayores «remordimientos» intelectuales de mi vida es el profundo dolor que causé a mi buen profesor Bartoli, de la Universidad de Turín, el cual estaba convencido de que yo era el arcángel destinado a dispersar definitivamente a los «neogramáticos», porque él, miembro de la misma generación y atado por millones de lazos académicos a esa muchedumbre de hombres infames, no quería rebasar en sus formulaciones un determinado límite fijado por las conveniencias y la deferencia para con los viejos monumentos funerarios de la erudición. 3.° Un estudio del teatro de Pirandello y acerca de la transformación del gusto teatral italiano que Pirandello ha representado y ha contribuido a determinar. palpitar de las horas; / me gime en el corazón con el grito / del pájaro sin plumas caído del nido: / ¡PARA SIEMPRE! // No te amo. Miré sonriendo / la flor de tu blando rostro. / Tiene todos tus ojos, pero el rostro... / No tuyo. Y besé la carita desconocida / sin sobresalto de la sangre. / Le dije: «Y a mí, ¿me quieres?» / «¡SI, mucho!» Y fijó tus ojos en mí. / «¿Para siempre?», le dije. Me dijo: ¡PARA SIEMPRE! // Respondí: «Eres niña y no sabes / qué quiere decir Para siempre». / Con• testó: «¿Qué quiere decir?» / Para siempre significa Morir... / sí: doi • mirse la noche: / quedarse tal como se estaba / .¡PARA SIEMPRE!». " «Algunos temas de la cuestión meridional», cfr. aqui págs. 192 y sigs. 226 GRAMSCI: ANTOLOGÍA. 11.-1926-1937 ¿Sabes que yo descubrí y contribuí a popularizar el teatro de Pirandello mucho antes que Adriano Tilgher? Yo he escrito sobre Pirandello entre 1915 y 1920 lo suficiente para componer un pequeño volumen de 200 páginas, y en aquel momento mis afirmaciones eran originales y carecían de precedentes: Pirandello era amablemente soportado, cuando no objeto de burla abierta. 4.° Un ensayo acerca de la novela de folletón por entregas y acerca del gusto popular en literatura. La idea se me ha ocurrido leyendo la noticia de la muerte de Serafino Renzi, primer actor de una compañía de bolos, que son el reflejo teatral de las novelas por entregas, y recordando lo mucho que me divertí cada vez que fui a oirle, porque la representación era doble: las ansias, las pasiones desencadenadas, la intervención del público popular, no era, ciertamente, la menos interesante de las dos representaciones. ¿Qué te parece todo eso? En el fondo, si bien se observa, hay homogeneidad entre esos cuatro temas:. el espíritu popular creador, en sus diversas fases y grados de desarrollo, está en el fundamento de todos en la misma medida. Escríbeme tus impresiones; yo me fío mucho de tu buen juicio y del fundamento de tus opiniones. ¿Te he aburrido? Has de saber que el escribir es para mí el sucedáneo de la conversación: cuando te escribo me parece verdaderamente estar hablándote; lo que pasa es que todo se reduce a un monólogo, porque tus cartas no me llegan o no se refieren a la conversación emprendida. Por eso, escríbeme cartas, y largas, además de las tarjetas; yo te escribiré una carta cada sábado (puedo escribir dos por semana) y me desahogaré. No vuelva a la narración de mis aventuras e impresiones de viaje porque no sé si te interesan; el hecho es que tienen un valor personal para mí, porque se vinculan con determinados estados de ánimo y también con determinados sufrimientos; para que fueran interesantes para otro habría que exponerlas de una forma literaria, mientras que yo tengo que escribir de golpe, en el poco tiempo en que dispongo de tintero y pluma. A propósito: ¿sigue creciendo la plantita de limón? No me has vuelto a hablar de ella. ¿Y cómo está mi patrona? ¿O ha muerto? Siempre me olvido de preguntártelo. A principios de enero recibí, estando en Usticá, una carta del señor Passarge, que estaba desesperado y creía en la próxima muerte de su esposa; luego no he sabido nada más. Pobre señora; temo que la escena de mi detención contribuyera a acelerar el proceso de su mal, porque me quería mucho y estaba muy pálida cuando me llevaron. Te abrazo, querida Tenia; quiéreme y escríbeme. Antonio, II. 1: 1926-1929 227 CARTA A CARLO GRAMSCI 96 [Cárcel de San Vittore, Milán, 12-IX-1927; L. C. 124-127] Carissimo Car/o, hé recibido juntas tu carta del 30 de agosto y la certificación del 2 de septiembre. Te lo agradezco de corazón. No sé qué te ha escrito Mario; tengo la impresión de que te ha alarmado demasiado, mientras que yo pensaba que su visita habría contribuido a tranquilizar a mamá. Me he equivocado. Tu carta del 30 de'agosto es realmente dramática. Me propongo escribirte a menudo a partir de ahora, para intentar convencerte de que tu estado de ánimo no es digno de un hombre (y ya no eres tan joven). Es el estado de ánimo de los que sucumben al pánico, de los que ven peligros y amenazas por todas partes, y pOr eso se hacen incapaces de obrar seriamente y de vencer las dificultades reales una vez determinadas y distinguidas las dificultades imaginarias creadas por la mera fantasía. Quiero decirte ante todo que tú y los demás de casa me conocéis muy poco y tenéis por ello una opinión completamente equivocada de mi capacidad de resistencia. Me parece que hace ya casi veintidós años que dejé la familia, y desde hace catorce años no he estado en casa más de dos veces, el año 20 y el 24. Ahora bien: en toda esa época no me he dedicado a vivir como un señor; al contrario; a menudo he atravesado períodos malísimos y he pasado también hambre en el más literal sentido de la palabra. Llega un momento en que hay que decirlo, porque con ello [...] 97 se consigue tranquilizar a los demás. Es posible que me hayas envidiado alguna vez, porque' yo he podido estudiar. Pero desde luego que no sabes cómo pude hacerlo. Quiero recordarte sólo lo que me pasó en los años del 1910 y 1912. El año 10, como Nannaro había conseguido un empleo en Cagliari, me fui a vivir con él. Recibí el primer dinero para el mes y luego ya nada más: quedé completamente a cargo de Nannaro, que no ganaba más de 100 liras al mes. Cambiamos de pensión. Yo ocupé una pequeña habitaHermano de Gramsci, como Mario y Nannaro (Gennaro), nombrados en la carta " Texto no descifrado por los editores de L. C. 290 GRAMSCI: ANTOLOGÍA. II.-1926-1937 riodista, o simple literato (en el sentido de que, si es funcionario, tiende a convertirse en eso, etc.). Puede decirse que la «literatura» es una función social, pero que los literatos, individualmente tomados, no son necesarios para esa función, aunque ello resulte paradójico. Pues es verdad, en el sentido de que, mientras las demás profesiones son colectivas y la función social se descompone en las individuales, eso no ocurre con la literatura. El problema es el «aprendizaje»: pero, ¿se puede hablar de «aprendizaje» artístico-literario? La función intelectual no puede separarse del trabajo productivo en general, ni siquiera para los artistas, sino cuando éstos han demostrado que son de verdad «artísticamente» productivos. No es eso lo que perjudicará al «arte» —sino que tal vez, incluso, lo beneficiará—: le perjudicará sólo la bohéme artística, y aquello otro no será un mal, sino al contrario. (C. VIII; L. V. N. 65-66.) 4. La sociedad civil. Hay que distinguir entre la sociedad civil, tal como la entiende Hegel y en el sentido en que la expresión se utiliza a menudo en estas notas (o sea, en el sentido de hegemonía política y cultural de un grupo social sobre la entera sociedad, como contenido ético del Estado) y el sentido que dan a la expresión los católicos, para los cuales la sociedad cicil es, en cambio, la sociedad política o el Estado, frente a la sociedad familiar y a la Iglesia. Dice Pío XI en su encíclica sobre la educación (Civi/itá Catto/ica, del 1 de febrero de 1930): «Tres son las sociedades necesarias, distintas, y, sin embargo, armoniosamente coordinadas por Dios, en el seno de las cuales nace el hombre: dos sociedades de orden natural, que son la familia y la sociedad civil; la tercera, la Iglesia, de orden sobrenatural. La primera, la familia, instituida inmediatamente por Dios para su propio fin, que es la procreación y la educación de la prole, la cual por eso mismo tiene prioridad de naturaleza, y, por tanto, prioridad de derechos, respecto de la sociedad civil. Ello no obstante, la familia es sociedad imperfecta, porque no tiene en ella misma todos los medios de su propia perfección; mientras que la sociedad civil es sociedad perfecta, teniendo en ella misma todos los medios para su fin propio, que es el bien común temporal; por lo cual, en este respecto, o sea, respecto del bien común, tiene preeminencia sobre la familia, que consigue precisamente en la sociedad civil su conveniente perfección temporal. La tercera sociedad en la cual nace el hombre, mediante el bautismo, a la vida divina de la Gracia, es la Iglesia, sociedad de orden sobrenatural y universal, sociedad perfecta, II. 2: 1929-1932 291 porque tiene en ella misma todos los medios necesarios para su fin, que es la salvación eterna de los hombres, y, por tanto, perfecta en su orden». Para el catolicismo, lo que en lenguaje hegeliano se llama «sociedad civil» no es «necesario», sino puramente histórico y contingente. Para la concepción católica no hay más Estado que la Iglesia, la cual es un estado universal y sobrenatural: la concepción medieval se mantiene teóricamente en pleno. (C. VIII, PP 164-165.) 4. Hay que meditar sobre el siguiente tema: la concepción del Estado gendarme o sereno (aparte de las especificaciones de carácter polémico: gendarme, sereno, etc.), ¿no es la única concepción del Estado que supera las fases extremas «corporativoeconómicas»? Seguimos en el terreno de la identificación de Estado y gobierno, identificación que consiste precisamente en una resurrección de la forma corporativo-económica, o sea, de la confusión entre sociedad civil y sociedad política, pues hay que observar que en la noción general de Estado intervienen elementos que hay que reconducir a la noción de sociedad civil (en el sentido, pudiera decirse, de que Estado = sociedad política + sociedad civil, o sea, hegemonía acorazada con coacción). En una doctrina que conciba al Estado como tendencialmente susceptible de agotamiento y de resolución en la sociedad regulada, el tema es fundamental. El elemento Estado-coacción puede concebirse en un proceso de agotamiento a medida que se afirman elementos cada vez más importantes de sociedad regulada (o Estado ético, o sociedad civil). Las expresiones «Estado ético» o «sociedad civil» significarían entonces que esta «imagen» de Estado sin Estado estaba ya presente en el pensamiento de los más grandes científicos de la política y del derecho cuando se situaban en el terreno de la ciencia pura (utopía pura en la medida en que se basa en el presupuesto de que todos los hombres son realmente iguales y, por tanto, igualmente razonables y morales, o sea, capaces de aceptar la ley espontáneamente, libremente, y no por coacción, como impuesta por otra clase, como cosa externa a la conciencia). Hay que recordar que la expresión de «sereno» para calificar el Estado liberal es de Lassalle, o sea, de un estatalista dogmático y no dialéctico (examinar bien la doctrina de Lassalle sobre este punto y sobre el Estado en general, en contraste con el marxismo). En la doctrina del Estado-sociedad regulada se 1 292 GRAMSCI: ANTOLOGÍA. II.-1926-1937 partirá de una fase en la cual «Estado» será lo mismo que «gobierno», y se identificará con «sociedad civil», a una fase de Estado-vigilante nocturno, - organización coactiva que tutelará el desarrollo de los elementos de sociedad regulada en incremento continuo, la cual, por tanto, reducirá gradualmente sus intervenciones autoritarias y coactivas. Ni tampoco debe sugerir eso la idea de un nuevo «liberalismo», aunque será el comienzo de una fase de libertad orgánica. (C. VIII; M. 131-132.) Paso de la guerra de movimiento (y del ataque frontal) a la guerra de posición también en el campo político. Esta me parece la cuestión de teoría política más importante planteada por el período de la postguerra, y la más difícil de resolver acertadamente. Está relacionada con las cuestiones suscitadas por Bronstein*, el cual puede considerarse, de un modo u otro, como el teórico político del ataque frontal en un período en el cual ese ataque sólo es causa de derrotas. Este paso en la ciencia política no está relacionado con el ocurrido en el campo militar, sino indirectamente (mediatamente), aunque, desde luego, hay una relación, y esencial, entre ambos. La guerra de posición requiere sacrificios enormes y masas inmensas de población; por eso hace falta en ella una inaudita concentración de la hegemonía y, por tanto, una forma de gobierno más «interventista», que tome más abiertamente la ofensiva contra los grupos de oposición y organice permanentemente la «imposibilidad» de disgregación interna, con controles de todas clases, políticos, administrativos, etc., consolidación de las «posiciones» hegemónicas del grupo dominante, etc. Todo eso indica que se ha entrado en una fase culminante de la situación políticohistórica, porque en la política la «guerra de posición», una vez conseguida la victoria en ella, es definitivamente decisiva. O sea: en la política se tiene guerra de movimiento mientras se trata de conquistar posiciones no decisivas y, por tanto, no se movilizan todos los recursos de la hegemonía del Estado; pero cuando, por una u otra razón, esas posiciones han perdido todo valor y sólo importan las posiciones decisivas, entonces se pasa a la guerra de cerco, comprimida, difícil, en la cual se requieren cualidades excepcionales de paciencia y espíritu de invención. En la política el cerco es recíproco, a pesar de todas las apariencias, y el mero hecho de que el dominante tenga que sacar a relucir todos sus recursos prueba el cálculo que ha hecho acerca del adversario. (C. VIII; P p 71.) * Ver nota 111. II. 2: 1929-1932 293 Política y diplomacia. Cavour, anécdota referida por Ferdinando Martini, Confessioni e ricordi, 1859 - 1892 (ed. Treves, 1928), págs. -150-151. Para Crispi 114, Cavour no tenía que ser considerado como un elemento de primera línea en la historia del Risorgimiento: sólo había que considerar tales a Vittorio Emanuele, Garibaldi y Mazzini. «¿Cavour? ¿Qué hizo Cavour? Nada, sino diplomatizar la revolución...». Martini acota: «No me atreví a decirle, pero pensé: Usted perdone, ¿y eso es poco?» Me parece que Crispi y Martini siguen en eso dos distintas vías de pensamiento. Crispi se refiere a los elementos activos, a los «creadores» del movimiento nacional-revolucionario, o sea, a los políticos propiamente dichos. Por tanto; la diplomacia es para él una actividad subalterna y subordinada: el diplomático no crea nuevos nexos históricos, sino que se esfuerza por obtener sanción para los creados por el político; no se puede comparar a Talleyrand con Napoleón. En realidad, Crispi se equivoca, pero no por lo que Martini cree. Cavour no fue sólo un diplomático, sino que fue, e incluso esencialmente, un político «creador», sólo que su modo de «crear» no era de revolucionario, sino de conservador: y, en última instancia, no triunfó el programa de Mazzini y Garibaldi, sino el de Cavour, y no se comprende por qué Crispi pone juntos a Vittorio Emanuele, Mazzini y Cavour; Vittorio Emanuele está del lado de Cavour, y Cavour domina a Garibaldi y a Mazzini a través de Vittorio Emanuele. Es verdad que Crispi no habría podido aceptar este análisis, a causa del «afecto que al intelecto liga»; su pasión sectaria estaba aún viva, como quedó siempre viva en él, pese al cambio radical de sus posiciones políticas. Por otra parte, tampoco Martini habría admitido nunca (al menos en público) que Cavour fue esencialmente un «bombero», o, por así decirlo, un «termidoriano preventivo», porque ni Mazzini, ni Garibaldi, ni Crispi mismo tenían la madera de los jacobinos del Comité de Salud Pública. Como he l" Francesco Crispi, 1818-1901, abogado, periodista y político siciliano. Miembro del gobierno provisional antiborbónico en Sicilia cuando la Revolución de 1848. Varios años de destierro por sus tendencias republicanas. Inspiracior•de la expedición de los garibaldinos a Sicilia y secretario de Estado del gobierno garibaldino de la isla (1860).. En este momento Crispi es todavía federalista y no abiertamente monárquico. Luego, ya diputado en el Parlamento italiano, evolucióna hacia la derecha, hasta el punto de impulsar la campaña imperialista de Eritrea (1890), a la que primero se había opuesto bajo el gobierno Depretis, que la inició. Durante un posterior gobierno (1893) Crispi dirigió la represión contra los anarquistas. Dificultades con el Vaticano y las derrotas sufridas en la guerra colonialista determinaron el final de su carrera política en 1896. 308 GRAMSCI: ANTOLOGÍA. II.-1926-1937 (de innovar, pues, de determinar mejor aquellas aspiraciones), y no de destruirlas. En cambio, el sarcasmo de derecha intenta destruir precisamente el contenido de las aspiraciones (y no, desde luego, en las masas populares, porque entonces destruiría también el cristianismo popular, sino en los intelectuales), y por eso el ataque a la forma no es más que un expediente «didáctico». Como siempre ocurre, las primeras manifestaciones originales del sarcasmo han tenido imitadores y papagallos; el estilo se ha convertido en una «estilística», se ha transformado en una especie de mecanismo, en lenguaje cifrado, en jerga, que podría suscitar observaciones divertidas (por ejemplo, los que utilizan la palabra «civilización» anteponiéndole siempre el adjetivo «sedicente» permiten sospechar que ellos creen en la existencia de una «civilización» ejemplar, abstracta, o, por lo menos, se comportan como si lo creyeran, con lo cual pasan de la mentalidad crítica e historicista a la mentalidad utópica). En su forma originaria el sarcasmo tiene que entenderse como una expresión que subraya las contradicciones de un período de transición; se intenta mantener el contacto con las expresiones humanas subalternas de las viejas concepciones y, al mismo tiempo, se acentúa la distanciación respecto de las concepciones dominantes y dirigentes, a la espera de que las nuevas concepciones, con la solidez conquistada a través del desarrollo histórico, dominen hasta adquirir la fuerza de las «creencias populares». El que utiliza el sarcasmo posee ya con solidez esas nuevas concepciones, pero éstas tienen que expresarse y divulgarse con una actitud polémica, pues en otro caso serían una «utopía» porque parecerían «arbitrariedad» individual o de secta; por otra parte, y ya por su propia naturaleza, el «historicismo» no puede concebirse a sí mismo como expresable en forma apodíctica o predicativa, y ha de crear un gusto nuevo, y hasta un lenguaje nuevo como medios de lucha intelectual. El «sarcasmo» (como la «ironía» en el terreno literario reducido de la educación de grupos pequeños) aparece, por tanto, corno componente literario de una serie de exigencias teóricas y prácticas que superficialmente pueden aparecer como insanablemente contradictorias: su elemento esencial es la «pasionalidad» hecha criterio de la potencia estilística individual (de la sinceridad, de la convicción profunda por oposición al lorismo y al mecanicismo). Desde este punto de vista hay que examinar las últimas anotaciones de Croce en el prólogo de 1917 al volumen sobre el Materialismo histórico, en donde se habla de la «maga Alcina», y algunas observaciones acerca del estilo de Loria. También hay II. 2: 1929-1932 309 que ver en el texto alemán el ensayo de Mehring sobre la «alegoría». (C. XIII; M. 154-156.) Espontaneidad y dirección consciente. Se pueden dar varias definiciones de la expresión «espontaneidad», porque el fenómeno al que se refiere es multilateral. Hay que observar, por de pronto, que la espontaneidad «pura» no se da en la historia: coincidiría con la mecanicidad «pura». En el movimiento «más espontáneo» los elementos de «dirección consciente» son simplemente incontrolables, no han dejado documentos identificables. Puede por eso decirse que el elemento de la espontaneidad es característico de la «historia de las clases subalternas», y hasta de los elementos más marginales y periféricos de esas clases, los cuales no han llegado a la consciencia de la clase «para sí» y por ello no sospechan siquiera que su historia pueda tener importancia alguna, ni que tenga ningún valor dejar de ella restos documentales. Existe, pues, una «multiplicidad» de elementos de «dirección consciente» en esos movimientos, pero ninguno de ellos es predominante ni sobrepasa el nivel de la «ciencia popular» de un determinado estrato social, del «sentido común», o sea, de la concepción del mundo tradicional de aquel determinado estrato. Este es precisamente el elemento que De Man contrapone empíricamente al marxismo, sin darse cuenta (aparentemente) de que está cayendo en la misma posición de los que, tras describir el folklore, la hechicería, etc., y tras demostrar que estos modos de concebir tienen una raíz históricamente robusta y están tenazmente aferrados a la psicología de determinados estratos populares, creyeran haber «superado» con eso la ciencia moderna y tomaran por «ciencia moderna» los burdos artículos de las revistas de difusión popular de la ciencia y las publicaciones por entregas. Este es un verdadero caso de teratología intelectual, del cual hay más ejemplos: los «hechiceristas» relacionados con Maeterlinck, que sostienen que hay que recoger el hilo de la alquimia y de la hechicería, roto por la violencia, para poner a la ciencia en un camino más fecundo de descubrimientos, etc. Pero De Man tiene un mérito incidental: muestra la necesidad de estudiar y elaborar los elementos de la psicología popular, históricamente y no sociológicamente, activamente (o sea, para transformarlos, educándolos, en una mentalidad moderna) y no descriptivamente como hace él; pero esta necesidad estaba por lo menos implícita (y tal vez incluso explícitamente 310 II. 2: 1929-1932 GRAMSCI: ANTOLOGÍA. 11.-1926-1937 declarada) en la doctrina de Bici " 9, cosa que De Man ignora completamente. El hecho de que existan corrientes y grupos que sostienen la espontaneidad como método demuestra indirectamente que en todo movimiento «espontáneo» hay un elemento primitivo de dirección consciente, de disciplina. A este respecto hay que practicar una distinción entre los elementos puramente «ideológicos» y los elementos de acción práctica, entre los estudiosos que sostienen la espontaneidad como «método» inmanente y objetivo del devenir histórico y los politicastros que la sostienen como método «político». En los primeros se trata de una concepción equivocada; en los segundos se trata de una contradicción inmediata y mezquina que trasluce un origen práctico evidente, a saber, la voluntad práctica de sustituir una determinada dirección por otra. También en los estudiosos tiene el error un origen práctico, pero no inmediato como en el caso de los políticos. El apoliticismo de los sindicalistas franceses de anteguerra contenía ambos elementos: era un error teórico y una contradicción (contenía el elemento «soreliano» y el elemento de concurrencia entre la tendencia anarquista-sindicalista y la corriente socialista). Era, además, consecuencia de los terribles hechos de París de 1871: la continuación, con métodos nuevos y con una teoría brillante, de los treinta años de pasividad (1870-1900) de los obreros franceses. La lucha puramente «económica» no podía disgustar a la clase dominante, sino al contrario. Lo mismo puede decirse del movimiento catalán, que no «disgustaba» a la clase dominante española más que por el hecho de que reforzaba objetivamente el separatismo republicano catalán, produciendo un bloque industrial republicano propiamente dicho contra los terratenientes, la pequeña burguesía y el ejército monárquico. El movimiento torinés fue acusado al mismo tiempo de ser «espontaneista» y «voluntarista» o bergsoniano (!). La acusación contradictoria muestra, una vez analizada, la fecundidad y la justeza de la dirección que se le dio. Esa dirección no era «abstracta», no consistía en una repetición mecánica de las fórmulas científicas o teóricas; no confundía la política, la acción real, con la disquisición teorética; se aplicaba a hombres reales, formados en determinadas relaciones históricas, con determinados sentimientos, modos de concebir, fragmentos de concepción del mundo, etc., que resultaban de las combinaciones «espontáneas» de un determinado ambiente de producción material, con la «casual» aglomeración de elementos sociales dispares. Este elemento de «espontaneidad» no se descuidó, ni menos se despreció: fue educado, orientado, depuLenin. a 4 311 rado de todo elemento extraño que pudiera corromperlo, para hacerlo homogéneo, pero de un modo vivo e históricamente eficaz, con la teoría moderna. Los mismos dirigentes hablaban de la «espontaneidad» del movimiento, y era justo que hablaran así: esa afirmación era un estimulante, un energético, un elemento de unificación en profundidad; era ante todo la negación de qué se tratara de algo arbitrario, artificial, y no históricamente necesario. Daba a la masa una conciencia «teorética» de creadora de valores históricos e institucionales, de fundadora de Estados. Esta unidad de la «espontaneidad» y la «dirección consciente», o sea, de la «disciplina», es precisamente la acción política real de las clases subalternas en cuanto política de masas y no simple aventura de grupos que se limitan a apelar a las masas. A este propósito se plantea una cuestión teórica fundamental: ¿puede la teoría moderna encontrarse en oposición con los sentimientos «espontáneos» de las masas? («Espontáneos» en el sentido de no debidos a una actividad educadora sistemática por parte de un grupo dirigente ya consciente, sino formados a través de la experiencia cotidiana iluminada por el sentido común, o sea, por la concepción tradicional popular del mundo, cosa que muy pedestremente se llama «instinto» y no es sino una adquisición histórica también él, sólo que primitiva y elemental). No puede estar en oposición: hay entre una y otros diferencia «cuantitativa», de grado, no de cualidad: tiene que ser posible una «reducción», por así decirlo, recíproca, un paso de los unos a la otra y viceversa. (Recordar que Kant quería que sus teorías filosóficas estuvieran de acuerdo con el sentido común; la misma posición se tiene en Croce; recordar la afirmación de Marx en la Sagrada Familia, según la cual las fórmulas de la política francesa de la Revolución se reducen a los principios de la filosofía clásica alemana.) Descuidar —y aun más, despreciar— los movimientos llamados «espontáneos», o sea, renunciar a darles una dirección consciente, a elevarlos a un plano superior insertándolos en la política, puede a menudo tener consecuencias serias y graves. Ocurre casi siempre que un movimiento «espontáneo» de las clases subalternas coincide con un movimiento reaccionario de la derecha de la clase dominante, y ambos por motivos concomitantes: por ejemplo, una crisis económica determina descontento en las clases subalternas y movimientos espontáneos de masas, por una parte, y, por otra, determina complots de los grupos reaccionarios, que se aprovechan de la debilitación objetiva del gobierno para intentar golpes de estado. Entre las causas eficientes de estos golpes de estado hay que incluir la renuncia de los grupos responsables a dar una direc- 312 GRAMSCI: ANTOLOGÍA. II.-1926-1937 ción consciente a los movimientos espontáneos para convertirlos así en un factor político positivo. Ejemplo de las Vísperas sicilianas y discusiones de los historiadores para averiguar si se trató 'de un movimiento espontáneo o de un movimiento concertado: me parece que en las Vísperas sicilianas se combinaron los dos elementos: la insurrección espontánea del pueblo siciliano contra los provenzales —ampliada con tanta velocidad que dio la impresión de ser simultánea y, por tanto, de basarse en un acuerdo, aunque la causa fue la opresión, ya intolerable en toda el área nacional— y el elemento consciente de diversa importancia y eficacia, con el predominio de la conjuración de Giovanni da Procida con los aragoneses. Otros ejemplos pueden tomarse de todas las revoluciones del pasado en las cuales las clases subalternas eran numerosas y estaban jerarquizadas por la posición económica y por la homogeneidad. Los movimientos «espontáneos» de los estratos populares más vastos posibilitan la llegada al poder de la clase subalterna' más adelantada por la debilitación objetiva del Estado. Este es un ejemplo «progresivo», pero en el mundo moderno son más frecuentes los ejemplos regresivos. Concepción histórico-política escolástica y académica, para la cual no es real y digno sino el movimiento consciente al ciento por ciento y hasta determinado por un plano trazado previamente con todo detalle o que corresponde (cosa idéntica) a la teoría abstracta. Pero la realidad abunda en combinaciones de lo más raro, y es el teórico el que debe identificar en esas rarezas la confirmación de su teoría, «traducir» a lenguaje teórico los elementos de la vida histórica, y no al revés, exigir que la realidad se presente según el esquema abstracto. Esto no ocurrirá nunca y, por tanto, esa concepción no es sino una expresión de pasividad. (Leonardo sabía descubrir el número de todas las manifestaciones de la vida cósmica, incluso cuando los ojos del profano no veían más que arbitrio y desorden.) (C. XX; PP 55-59.) . Algunas causas de error. Un gobierno, un hombre político o un grupo social aplica una disposición política o económica. Demasiado frecuentemente se infiere de ello una conclusión general de interpretación de la realidad presente y previsión del desarrollo de esa realidad. No se tiene suficientemente en cuenta que la disposición aplicada, la iniciativa promovida, etc., puede deberse a un error de cálculo y puede, por tanto, no representar ninguna «concreta actividad histórica». En la vida histórica, igual que en la biológica, hay abortos, además de na- II. 2: 1929-1932 313 cimientos viables. Historia y política van estrechamente unidas; incluso son la misma cosa, pero de todos modos hay que distinguir entre la apreciación de los hechos históricos y la de los hechos y los actos políticos. En la apreciación de la historia, a causa de la amplia perspectiva hacia el pasado y por el hecho de que los mismos resultados de las iniciativas son un documento de la vitalidad histórica, se cometen menos errores que en la apreciación de los hechos y los actos políticos en curso. Por eso el gran político tiene que ser «cultísimo», tiene que «conocer» el máximo de elementos de la vida actual; conocerlos no «librescamente», como «erudición», sino de una forma «viva», como sustancia concreta de «intuición» política (pero para que se hagan en él sustancia concreta de «intuición» tendrá que aprenderlos también «librescamente»). (C. XX; M. 161.) «Oleada de materialismo» y «crisis de autoridad». El aspecto de la crisis moderna lamentado como «oleada de materialismo» está relacionado con lo que suele llamarse «crisis de autoridad». Si la clase dominante ha perdido el consentimiento, o sea, ya no es «dirigente», sino sólo «dominante», detentadora de la mera fuerza coactiva, ello significa que las grandes masas se han desprendido de las ideologías tradicionales, no creen ya en aquello en lo cual antes creían, etc. La crisis consiste precisamente en que muere lo viejo sin que pueda nacer lo nuevo, y en ese interregno ocurren los más diversos fenómenos morbosos. En este capítulo hay que situar algunas observaciones sobre la llamada «cuestión de los jóvenes», determinada por la «crisis de autoridad» de las viejas generaciones dirigentes y por el impedimento mecánico opuesto a quienes podrían dirigir para que no realicen su misión. El problema es éste: ¿puede «curarse» con el puro ejercicio de la fuerza, que impide el triunfo de nuevas ideologías, una ruptura entre las masas populares y las ideologías dominantes tan grave como la que ha ocurrido en la postguerra? El intermedio, la crisis cuya solución históricamente normal se impide de este modo, ¿se resolverá necesariamente en favor de una restauración de lo viejo? Dado el carácter de las ideologías, eso puede excluirse, aunque no de un modo absoluto. Por de pronto, la represión física producirá a la larga un difuso escepticismo, y nacerá una nueva «combinación», en la cual, por ejemplo, el catolicismo se hará todavía más jesuitismo mezquino, etc. También de eso puede inferirse que se están formando las condiciones más favorables para una expansión inaudita del ma- 388 GRAMSCI: ANTOLOGÍA. II. 1926-1937 filosofía de la práctica. A parte de la cuestión planteada por Sorel, parece que el hecho mismo de que (se suponga) se afirme una escasa capacidad teorética del segundo de los dos amigos (por lo menos, una posición subalterna respecto del primero) impone averiguar a quién corresponde el pensamiento original, etcétera. En realidad nunca se ha hecho (aparte el libro de Mondolfo) una investigación sistemática de este tipo en el mundo de la cultura, o aun más: las exposiciones del segundo, algunas relativamente sistemáticas, están ya en primer plano, como fuente auténtica y hasta única fuente auténtica. Por eso parece muy útil el volumen de Mondolfo, al menos por la orientación que señala. (C. XXII; I. M. S. 76-79.) La formación de los intelectuales. ¿Son los intelectuales un grupo social autónomo e independiente, o bien tiene cada grupo social su categoría propia especializada de intelectuales? El problema es complejo por las varias formas que ha tomado hasta ahora el proceso histórico real de formación de las diversas categorías intelectuales. Las más importantes de esas formas son dos: 1) Todo grupo social, como nace en el terreno originario de una función esencial en el mundo de la _producción económicá, se crea al- mismo tiempo y orgánicamente una o más capas de intelectuales que Ié dan homogeneidad y consciencia de su prqpia Éuncióri, n,o.sólo en el campo econ6mici —grim—fárnbien ed Lel social yp7 irilico: el empresario capitalista crea consigo mismo "éf-TéErii-C-b -iña-u-sTiral, el científico de la economía política, el organizador de una nueva cultura, de un nuevo derecho, etc. Hay que observar el hecho de que el empresario representa una elaboración social superior, ya caracterizada por una cierta capacidad dirigente y técnica (o sea, intelectual): ha de tener, además, una cierta capacidad técnica fuera de la esfera limitada de su actividad y de su iniciativa, o sea, también en otras esferas: en aquellas, por lo menos, más próximas a la producción económica (tiene que ser un organizador de masas de hombres; tiene que ser un organizador de la «confianza» de los sujetos que ahorran en su empresa, de los compradores de su mercancía, etc.). Una élite, al menos, de los empresarios, si no todos,. ha de tener una capacidad de organización de la sociedad én general, enlodó 1u. cgrr15Worganismo de sérv-Tc15.17h-árt Ite ar a or ganism estatal,..porla_necesisild .di.érear las con favorables a la expansión de su propia clase; o ha de tener --al f II. 3: 1932-1935 389 menos la capacidad de escoger los «administradores» (empleados especializados) a los que confiar esa actividad organizativa de las relaciones generales exteriores a la empresa. Puede observarse que los intelectuales «or~» producidos por cada nueva clase al constituirse ella misma en su progresivo esarro119,59.0—eaLM:may2r_párte- «especianzacionegirde aspectos parciales de la actividad primitiva del tipo social nuevo sacado a la luz por la nueva clase *. También Ios señores feudales poseían una particular capacidad técnica, que era la militar, y precisamente la crisis del feudalismo empieza en el momento en que la aristocracia pierde el monopolio de la capacidad técnico-militar. Pero la formación de los intelectuales en el mundo feudal y en el anterior mundó clásico es una cuestión que hay que estudiar aparte: esa formación y elaboración procede por vías y modos que hay que estudiar concretamente. Así hay que observar que la masa de los campesinos, aunque tenga una función esencial en el mundo de la producción, no elabora intelectuales «orgánicos» propios suyos ni se «asimila» nunca una capa de intelectuales «tradicionales», aunque estos grupos sociales toman muchos de sus intelectuales de la masa de los campesinos, y gran parte de los intelectuales tradicionales son de origen campesino. 2) Pero todo grupo social «esencial», al surgir en la historia a partir de la estructura anterior y como expresión de un desarrollo de ésta (de esta estructura), ha encontrado, al menos en la historia hasta el momento ocurrida, categorías intelectuales preexistentes y que hasta parecían representar una continuidad histórica ininterrumpida, a pesar de los cambios más complicados y radicales de las formas sociales y políticas. La más típica de estas categorías intelectuales es la de los clérigos, monopolizadores durante mucho tiempo (durante toda una fase histórica que se caracteriza incluso, en parte, por ese monopolio) de algunos servicios importantes: la ideología religiosa, o sea, la filosofía y la ciencia de la época, con la escuela, la instrucción, la moral, la justicia, la beneficencia, la asistencia, etc. La categoría de los eclesiásticos puede considerarse • Los Elementi di scienza politica, de Mosca (nueva edición, aumentada, de 1923), deben examinarse ya bajo esta rúbrica. La llamada «clase política» de Mosca no es sino la categoría intelectual del grupo social dominante; el concepto de «clase política» de Mosca tiene que relacionarse con el concepto de élite de Pareto, que es otro intento de interpretar el fenómeno histórico de los intelectuales y su función en la vida estatal y social. El libro de Mosca es un enorme cajón de sastre de carácter sociológico-positivista, a lo que se añade la tendenciosidad de la política inmediata, lo cual lo hace menos indigesto y más vivo literariamente. kt. 390. GRAMSCI: ANTOLOGÍA. 11.-1926-19371 . como la categoría intelectual orgánicamente vinculada a la aris4 tocracia de la tierra: estaba jurídicamente equiparada a la aris= tocracia, con la que se repartía el ejercicio de la propiedad feu: dal de la tierra y el uso de los privilegios estatales dimanantes de la propiedad *. Pero el monopolio de las sobrestructuras por parte de los clérigos ** no se ha ejercido nunca sin luchas y. limitaciones, y así se ha producido el nacimiento —en varias formas que hay que investigar y estudiar concretamente— de otras categorías, favorecidas y ampliadas por el reforzamiento del poder central del monarca hasta el absolutismo. Así se va formando la aristocracia de la toga, con sus privilegios propios, y una capa de administradores, etc., científicos, teóricos, filósofos no eclesiásticos, etc. Dado que esas varias categorías de intelectuales tradiciona-. les sienten con. «espíritu de cuerpo» su ininterrumpida continuidac1, histórica y su «calificación», se presentan ellos mismos corno autónomos e independientes del grupo social dominante. Esta autoafirmación no carece de consecuencias en el terreno ideológico y político, las cuales son de mucho alcance: toda la filosofía idealista puede relacionarse fácilmente' con esa posición adoptada por el complejo social de los intelectuales, y se puede entender como la expresión de la utopia social por la cual los intelectuales se creen «independientes», autónomos, revestidos de sus caracteres propios, etc. Pero obsérvese que si el Papa y la alta jerarquía de la Iglesia se creen más vinculados a Cristo y a los apóstoles que a los senadores Agnelli y Benni ' 44 , no puede decirse lo mismo de Gentile y Croce, por ejemplo: Croce sobre todo se siente intensa* Para una categoría de estos intelectuales, tal vez la más importante después de la «eclesiástica» por el prestigio y la función social que ha tenido en las sociedades primitivas —la categoría de los médicos en sentido amplio, o sea, de todos los que «luchan» o parecen luchar contra la muerte y las enfermedades-- habrá que ver la Storia della medicina, de Arturo Castiglioni. Recordar que ha habido una conexión entre la religión y la medicina, y que sigue existiendo en algunas zonas; hospitales en manos del clero por lo que hace a ciertas funciones organizativas, aparte de que donde aparece el médico aparece el sacerdote (exorcismos, asistencias varias, etc.).—Muchas grandes figuras religiosas eran y fueron entendidas como grandes «terapeutas»: la idea del milagro, hasta la resurrección de muertos. También de los reyes se siguió creyendo durante mucho tiempo que curaban mediante la imposición de las manos, etc. *• De aquí en muchas lenguas de origen neolatino o influidas profundamente por las lenguas neolatinas a través del latín eclesiástico, la acepción general de «intelectual» o «especialista», que tiene la palabra «clérigo», con su correlativo «laico», en el sentido de profano, no especialista. '" Poderosos industriales (Agnelli, de la Fiat). II. 3: 4932-1935 391 mente vinculado con Aristóteles y Platón; pero nunca esconde, sino al contrario, que está vinculado a los senadores Agnelli y Benni, y precisamente en esto hay que ver el carácter más destacado de la filosofía de Croce. ¿Cuáles son los límites «máximos» de la acepción de «intelectual»? ¿Puede hallarse un criterio unitario para caracterizar por igual todas las varias y diversas actividades intelectuales y para distinguirlas al mismo tiempo y de un modo esencial de las actividades de los demás grupos sociales? El error metódico más frecuente me parece consistir en buscar ese criterio de distinción en el núcleo intrínseco de las actividades intelectuales, en vez de verlo en el conjunto del sistema de relaciones en el cual dichas actividades (y, por tanto, los grupos que las personifican) se encuentran en el complejo general de las relaciones sociales. Pues el obrero o proletario, por ejemplo, no se caracteriza específicamente por el trabajo manual o instrumental, sino por ese trabajo en determinadas condiciones y en determinadas relaciones sociales (aparte del hecho de que no existe ningún trabajo puramente físico, y que la misma expresión de Taylor, «gorila amaestrado», es una mera metáfora para indicar un límite en cierta dirección: en cualquier trabajo, físico, incluso en el más mecánico y degradado, hay un mínimo de calificación técnica, o sea, un mínimo de actividad intelectual creadora). Y ya se ha observado que el empresario, por su misma función, ha de tener en cierta medida algunas calificaciones de carácter intelectual, aunque su figura social no está determinada por ellas, sino por las relaciones sociales generales que caracterizan, precisamente, la posición del empresario en la industria. Por eso podría decirse que todos los hombres son intelectuales; pero no todos los hombres tienen en la sociedad la función de intelectuales *. Cuando se_suslingue entre intelectuales y no-intelectuales se refiere uno en realidad y exclusivamente a la función social inmedisita_de la categorláprofesional de los intelectuales, o sea, se piensa en la dirección en que gravita el peso mayor de la actividad profesional específica; en la elaboración intelectual o en el esfuerzo nervioso-muscular. Eso significa que, aunque se pue-1 de hablar de intelectuales, no se puede hablar de no-intelectuales, porque no existen los no-intelectuales. Pero tampoco la relación entre esfuerzo de elaboración intelectual-cerebral y esfuerzo nervioso-muscular es siempre igual; por eso hay...s.arios. * Del mismo modo, no se dirá que todos los hombres son cocineros y sastres por el hecho de que cada cual puede freírse en algún momento un par de huevos, o coserse un desgarrón de la chaqueta. 392 GRAMSCI: ANTOLOGÍA. I1.-1926-1937 grados de activids mana . No hay actividad hude la quepueda excluirse toda intervén no se puede separar al -ifliffe-r-deTWórn-iis-áfébK-Arratro, todo hombre, fuera de su profesión, despliega alguna actividad intelectual, es un «filósofo», un artista, un hombre e to, buen gusparticipa de una concepción del mundo, tiene runa línea consciente de conducta moral y contribuye, p or tanto, a sostener o a modificar una concepción del mundo, o sea, a suscitar nuevos modos de pensar. 3 El_probienia_dejaxzeaciAnde____uriá nueva ca a intelectual consiste, por tanto, en_elabs1 ' ectual queexiste en cada individuo conen la actividad in earrollo nuadificand cierto grado de desasualación...con. e elmerzo ar...en_b_l. nerv olo-muscuisca de un nuevo equilibrio, y consiguiendo qué el i iirg-tnt esfuerzo nervioso-mtácular, en" cuanto elemento de actividad práctica general que innova constantemente el mundo físico y social, se convierta en fundamento de una concepción del mundo nueva e integral. El tipo tradicionál_y vulgarizado del intelectual es_e bifre ,cido_rpor.el,literato, él filólok,2l_a_.Por eso los periodistas, que se consideran literatos, filóSofoi artistas, se consideran también como los «verdaderos» intelectuales.. Pero en el.inundo moderno intelectualdehe_ ara J la base_ del nuevo ,tipó de . a_educa~cnice, cionanaagg fr.li.imarl1 Ini.9 relaz, .Urloa~al, incluso el más primitivo y carente de calificación. caSobre esa base trabajó L'Ordine arrollar Nuovo, semanario, para desciertas formas de nueva intelectualidad y para determinar de los su nuevos conceptos, y no fue ésa una de las menores razones éxito, porque ese planteamiento correspondía a 'aspiraciones latentes y concordaba con el desarrollo de las formas reales de la vida. modo de ser del nuevo intelectual no puede yá consistir en. lgElelocuenCia afectos y las pasiones, 41.09motorexterior y riiiiiiéxitánéd - delos mei mezclarse activo en ,la vida pIktka, omo constructor orenizador, «persuasor permane nte» precisamente por no ser puro orador, y, sin embargo, superior al espíritu abstracto matemático;. de la técnica-trabajo pasa ala Járdlic~cia y a la concepción Erniázilátá histórica, Sin la cual se sigue siendo «especialista» y no se llega a «dirir gente» (especialista + político). Así se forman históricamente categorías especializadas para 1 el ejercicio de la función intelectual, se forman en conexión con ' todos los grupos sociales, pero especialmente any con los grupos sociales más importtes, experimentan elaboraciones más a te pilas y complicadas en relación con el grupo social dominante. Una Una de las características más salientes de todo grupo que se - - II. 3: 1932-1935 393 desarrolla hacia el dominio es su lucha por la asimilación y la conquista «ideológica» de los intelectuales tradicionales, asimilación y conquista que es tanto más rápida y eficaz cuanto más elabora al mismo tiempo el grupo dado sus propios intelectuales orgánicos. El enorme desarrollo que han tomado la actividad y la organización de la escuela (en sentido amplio) en las sociedades surgidas del mundo medieval indica la importancia que han llegado a adquirir en el mundo moderno las categorías y las funciones intelectuales; igual que se ha intentado profundizar y dilatar la «intelectualidad» de cada individuo, así también se han intentado multiplicar las especializaciones y refinarlas. Eso, se aprecia por los diversos grados de las instituciones de enseñanza, hasta llegar a los organismos que promueven la llamada «cultura superior» en todos los campos de la ciencia y de la técnica. / La escuela es el instrumento para 1a -elaboración de los intelectuales de los diversos grados. La complejidad. de la función intelectual en los diversos Estados puede medirse objetivamente por la' cantidad de escuelas especializadas y por su jerarquización: cuanto más extensa es el «área» escolar y cuanto más numerosos son los «grados» «verticales» de la enseñanza, tanto más complejo es el mundo cultural, la civilización de un Estado determinado,. En la esfera de la técnica industrial puede obtenerse un término de comparación: .la industrialización de un -país se mide por su equipo para la construcción de máquinas y por su equipo para fabricar instrumentos cada vez más precisos destinados a la construcción de máquinas y de instrumentos para construir máquinas, etc. El país que mejor equipo tiene para construir instrumentos para los gabinetes especializados de los científicos y para construir instrumentos destinados a la verificación de esos instrumentos dichos puede considerarse como el más complicado en el terreno técnico-industrial, como el país más civilizado, etc. Así ocurre también por lo que hace a la preparación de los intelectuales y a las escuelas dedicadas a esa preparación: las escuelas y las instituciones de alta cultura son asimilables. Tampoco en este campo puede separarse la cualidad de la cantidad. A la especialización técnico-cultural más refinada tiene que corresponder la mayor extensión posible de la difusión de la instrucción primaria y la mayor solicitud en favorecer los grados intermedios en el mayor número posible. Como es natural, esa necesidad de crear la más amplia base posible para la selección y la elaboración de las calificaciones intelectuales más altas —o sea, de dar a la cultura y a la técnica superiores una estructura democrática— no carece de inconvenientes: así se crea la posibilidad de grandes crisis de 394 GRAMSCI: ANTOLOGÍA. II.-1926-1937 paro de los estratos medios intelectuales, como efectivamente ocurre en todas las sociedades modernas. Hay que observar que la elaboración de las capas intelectuales en la realidad concreta no se produce en un terreno democrático abstracto, sino según procesos históricos tradicionales e-muy concretos. Se han formado capas que tradicionalmente «producen» intelectuales, y ésas son las mismas capas que tradicionalmente se han especializado en el «ahorro», o sea, la burguesía rural pequeña y media y algunos estratos de la burguesía urbana pequeña y media. La varia distribución de los diversos tipos de escuela (clásicos y profesionales) en el territorio «económico» y las varias aspiraciones de las diversas categorías de esas capas determinan o dan forma a la producción de las diversas ramas de especialización intelectual. Así, por ejemplo, en Italia la burguesía rural produce especialmente funcionarios estatales y miembros de las profesiones liberales, mientras que la burguesía urbana 'produce técnicos para la industria, y por eso la Italia del norte produce especialmente técnicos y la Italia del sur produce especialmente funcionarios y miembros de las profesiones liberales. intelectuales y el de la producciónncusjamojga, como ocurre con los grupos sociales fundamentales, sino que está «mediada» en grados diversos, por todaeLLeack_ao_cial, por el com le 'o de las sobrestructuras, cuyo«funclonariasasaturedSam.ent? os intelectuales. o 'Ta (medirse la ssorganicidad» de los diversos estratos intelectuales, su conexión más o menos íntima con un grupo social fundamental, estableciendo una gradación de las funciones y de las sobreestructuras de abajo a arriba (desde la base estructural ,hacia arriba). Por ahora es posible fijar dos grandes «planos» sobrestructurales; el que puede llamarse de la «sociedad civil». o sea, del conjunto de los orRanismow_ulgarme_ntellamados política o Estado», los cuales urivados»,yel«c corresponden, respectivamente, a la función de «hegemonía» q_ue....el_ampodgratuazde.jjetcLejjpda la sociedadLAJA.de directopo_de mandó, que se expresa en el Estado y en «clominj. el gobierno «jurídico». Estas funciones son muy precisamente organizativas y conectivas. Los intelectuales soñ los «gestores» dél grupo dominante para el ejercicio de las funciones subalternas de la hegemonía social y del gobierno político, o sea: 1) del consentimiento «espontáneo», dado por las grandes masas de la población a la orientación impresa a la vida social por el grupo dominante fundamental, consentimiento que nace «históricamente» del prestigio (y, por tanto, de la confianza) que el grupo dominante obtiene de su posición y de su función en el mundo II. 3: 1932-1935 395 de la producción; 2) del aparato de coerción estatal, que asegura «legalmente» la disciplina de los grupos que no dan su «consentimiento» ni activamente ni pasivamente; pero el aparato se construye teniendo en cuenta toda la sociedad, en previsión de los momentos de crisis de mando y de crisis de la dirección, en los cuales se disipa el consentimiento espontáneo. Este planteamiento del problema da como resultado - una extensión muy grande del concepto de intelectual, pero sólo así es posible llegar a una aproximación concreta a la realidad. Este modo de plantear la cuestión choca con los prejuicios de casta: es verdad que la misma función organizativa de la hegemonía social y del dominio estatal produce una cierta división del trabajo —y, por tanto, toda una tradición de calificaciones—, en algunas de las cuales no aparece ya ninguna atribución directiva ni organizativa: existe en el aparato de dirección social y estatal toda una serie de empleos de carácter- manual e instrumental (de orden y no de concepto, de agente y no de oficial o funcionario, etc.); pero hay que introducir evidentemente esta distinción, como habrá que admitir algunas más. De hecho, la actividad intelectual tiene que dividirse y distinguirse por grados también desde el punto de vista interno, grados que en los momentos de oposición extrema dan una diferencia cualitativa propiamente dicha: en el escalón más alto hay que colocar a los creadores de las varias ciencias: de la filosofía, del arte, etc.; en el más bajo, a los más humildes «administradores» y divulgadores de la riqueza intelectual ya existente, tradicional, acumulada *. En el mundo moderno se ha ampliado de un modo inaudito la categoría de los intelectuales así entendida. El sistema social democrático-burgués ha elaborado masas imponentes, no todas justificadas por las necesidades sociales de la producción, aunque lo están por las necesidades políticas del grupo dominante fundamental. De aquí la concepción loriana 15 del «trabajador» improductivo (pero ¿improductivo respecto de quién, y respecto de qué modo de producción?), que podría justificarse parcialmente si se tiene en cuenta que esas masas explotan su posición • La organización militar ofrece, también en este caso, un modelo de esas complejas gradaciones: oficiales, jefes, oficiales generales, Estado Mayor, y no hay que olvidar las clases de tropa, cuya importancia real es superior a lo que suele creerse. Es interesante notar que todas esas partes se sienten solidarias, y que los estratos inferiores manifiestan incluso un espíritu de cuerpo más evidente y obtienen de él un «orgullo» que a menudo los expone a chistes y apodos. '" Del socialdemócrata positivista Achille Loria, frecuente objeto de la burla de Gramsci. 396 GRAMSCI: ANTOLOGÍA. 11.-1926-1937 para conseguir diezmos ingentes de la renta nacional. La formación de masa ha standardizado a los individuos en cuanto a su calificación individual y a su psicología, determinando los mismos fenómenos que en todas las masas standardizadas: competición que plantea la necesidad de la organización profesional de defensa, paro, superproducción de las escuelas, emigración, etcétera. (C. XXIX, C. VIII; L C. 3-10.) La ciudad y el campo. De Michelis, «Premesse e contributo alío studio dell'esodo rurale», en la Nuova Antología, 16 de enero de 1930. Artículo interesante desde muchos puntos de vista. De Michelis plantea el problema de un modo bastante realista. Por de pronto, ¿qué es el éxodo rural?. Hace doscientos años que se habla de él, y la cuestión no se ha planteado nunca con los términos económicos precisos. También De Michelis se olvida de dos elementos fundamentales de la cuestión: 1) los lamentos por el éxodo rural tienen una de sus causas en los intereses de los propietarios, que ven cómo se elevan los salarios por la concurrencia de las industrias urbanas y para dar una vida más «legal», menos expuesta, a los abusos y a las arbitrariedades, que son la trama cotidiana de la vida rural; 2) en el caso de Italia no alude a la emigración de los campesinos, que es la forma internacional del éxodo rural hacia los países industriales y una crítica real del régimen agrario italiano, porque el campesino se va a trabajar de campesino a otro sitio, mejorando su tenor de vida: Es justa la observación de De Michelis de que la agricultura no ha sufrido por ese éxodo: 1) porque la población agraria no ha disminuido a escala internacional 2) porque la producción no ha disminuido, sino que hay sobreproducción, como lo muestra la crisis de los precios de los productos agrícolas [eso era verdad en las crisis pasadas, o sea, cuando las crisis correspondían a fases de prosperidad industrial; pero hoy, cuándo la crisis agraria se suma a la crisis industrial, no puede ya hablarse de sobreproducción, sino de subconsumo]. En el artículo se citan estadísticas que muestran la extensión progresiva de la superficie cultivada con cereales, y aún más de la dedicada a productos para la industria (cáñamo, algodón, etc.), así como el aumento de la producción. El problema se considera desde un punto de vista internacional (para un grupo de veintiún países), o sea, de división internacional del trabajo. (Desde el punto de vista de las varias naciones el problema puede ser distinto, y en eso consiste la crisis actual: es una resistencia reaccionaria a las nuevas relaciones , 397 II. 3: 1932-1935 mundiales, a la intensificación de la importancia del mercado mundial.) El artículo cita alguna fuente bibliográfica: habrá que repasarlo. Termina con un error colosal: según De Michelis, «la formación de las ciudadep en tiempos remotos no fue sino el lento y progresivo desprendimiento del oficio, que se separó de la actividad agrícola con la cual se confundía anteriormente, para convertirse ahora en una actividad distinta. El progreso de los próximos decenios consistirá, gracias sobre todo al desarrollo de la energía eléctrica, en devolver el oficio al campo, para volver a reunirlo, en formas nuevas y según procedimientos perfeccionados, con el trabajo propiamente agrícola. Italia se prepara para 'ser una vez más adelantada y maestra en esta obra redentora de la artesanía rural». De Michelis incurre en muchas confusiones: 1) el nuevo enlace de la ciudad con el campo no puede ocurrir sobre la base de la artesanía, sirio sólo sobre la base de la gran industria racionalizada y standardizada. La utopía «artesanal» se basa en la industria textil: se pensaba que con la cumplida posibilidad de distribuir la energía eléctrica a distancia sería posible devolver a la familia campesina el telar en la forma mecánica moderna, moyido por la electricidad; pero ya hoy un solo obrero mueve (según parece) hasta veinticuatro telares, lo cual plantea nuevos problerhas de concurrencia y de capitales ingentes, además de plantearlos de organización en una forma irresoluble para la familia campesina; 2) la utilización industrial del tiempo que el campesino tiene que quedar parado (éste es el problema fundamental de la agricultura moderna, que pone al campesino en condiciones de inferioridad económica frente a la ciudad, la cual «puede» trabajar durante todo el año) no puede conseguirse más que en una economía planificada, muy desarrollada, que sea capaz de mantenerse independiente de las fluctuaciones temporales de la venta que ya se producen y acarrean estaciones muertas también en la industria; 3) la gran concentración de la industria y la producción en serie de piezas intercambiables permite transportar secciones fabriles al campo, descongestionando las grandes ciudades y haciendo más higiénica la vida industrial. No es el artesano el que volverá al campo, sino que volverá a él el obrero más moderno y standard izado. (C. XXX; M. 144-145.) . 4. El número y la cualidad en los regímenes representativos. Uno de los lugares comunes más triviales que se van repitiendo contra el sistema electivo de formación de los órganos estatales 408 GRAMSCI: ANTOLOGÍA. 11.-1926-1937 (un gran periódico que apoye el movimiento es también una aportación financiera indirecta, y no pasa de ahí. Es demasiado poco. También en este caso el análisis de los diversos grados de correlación de fuerzas tiene que culminar en la esfera de la hegemonía y de las relaciones ético-políticas. Un elemento que hay que añadir como ejemplificación de las teorías llamadas de la intransigencia es el de la rígida aversión de principio a los llamados compromisos, la cual tiene como manifestación secundaria lo que podría llamarse el «miedo a los peligros». Está claro que la aversión de principio a los compromisos está unida con el economicismo, porque la concepción en la que esa aversión se funda tiene que ser la convicción férrea de que existen para el desarrollo histórico leyes objetivas del mismo carácter de las leyes naturales, y, además, la persuasión de un finalismo teleológico análogo al religioso: como las condiciones favorables tendrán que producirse fatalmente y como ellas determinarán, de un modo más bien misterioso, acontecimientos palingenéticos, es no sólo inútil, sino inclusd perjudicial, toda la iniciativa voluntaria que tienda a predisponer dichas situaciones según un plan. Junto a esas convicciones fatalistas los intransigentes tienen, por otra parte, la tendencia a confiar «luego», ciegamente y sin criterios, en la virtud reguladora de las armas, lo cual no carece de cierta lógica y coherencia, porque están pensando que la intervención de la voluntad es útil para la destrucción, no para la reconstrucción (la cual, en realidad, está ya en acto en el momento mismo de la destrucción). La destrucción se concibe así mecánicamente, no como destrucción-reconstrucción. Esos modos de pensar no tienen en cuenta el factor «tiempo», y no tienen en cuenta, en último análisis, ni la misma «economía», en el sentido de que no comprenden cómo los hechos ideológicos de masa van siempre retrasados respecto de los fenómenos económicos de masa, y cómo, por tanto, en ciertos momentos el empuje automático debido al factor económico se frena, se detiene o hasta queda momentáneamente destruido por elementos ideológicos tradicionales; por eso tiene que haber una lucha consciente y preparada para hacer «comprender» las exigencias de la posición económica de masa que pueden contradecirse con las directivas de los jefes tradicionales. Una iniciativa política adecuada es siempre necesaria para liberar el empuje económico de los obstáculos de la política tradicional, para cambiar, esto es, la dirección política de ciertas fuerzas que es necesario absorber para realizar un bloque histórico económico-político nuevo, sin contradicciones internas, y como dos fuerzas «semejantes» no pueden fundirse en un organismo nuevo sino a través de una II. 3: 1932-1935 409 serie de compromisos o por la fuerza de las armas, poniéndolas en un plano de alianza o subordinando la una a la otra mediante la coerción, la cuestión consiste en saber si se tiene esa fuerza coactiva y si es «productivo» emplearla. Si la unión de dos fuerzas es necesaria para vencer a una tercera, el recurso a las armas (si es que de verdad se tiene esa posibilidad) es pura hipótesis metódica, y la única posibilidad concreta es el compromiso, porque la fuerza se puede utilizar contra los enemigos, pero no contra una parte de sí mismos que se quiere asimilar rápidamente y de la que se necesita «buena voluntad» y entusiasmo. (C. XXX; M. 29-37; son dos apuntes.) Análisis de las situaciones. Correlaciones de fuerzas. El estudio de cómo hay que analizar las «situaciones» o sea, de cómo hay que establecer los diversos grados de correlaciones de fuerzas, puede prestarse a una exposición elemental de ciencia y arte !Míticos, entendida como un conjunto de cánones prácticos de investigación y de observaciones particulares útiles para despertar el interés por la realidad de hecho y para suscitar intuiciones políticas más rigurosas y vigorosas. Al mismo tiempo hay que exponer lo que se debe entender en política por estrategia y por táctica, por «plan» estratégico, por propaganda y por agitación, por orgánica, o ciencia de la organización y de la administración en política. Los elementos de observación empírica que comúnmente se exponen en confusión en los tratados de ciencia política (se puede tomar como ejemplar la obra de G. Mosca, E/ementi di scienza politica) tendrían que situarse, en la medida en que no sean cuestiones abstractas o en el aire, en los varios grados de correlaciones de fuerzas, empezando por las correlaciones de las fuerzas internacionales (en esta sección habría que colocar las notas escritas acerca de lo que es una gran potencia, las agrupaciones de Estados en sistemas hegemónicos y, por tanto, acerca del concepto de independencia y de soberanía por lo que hace a las potencias pequeñas y medias), para pasar a las • correlaciones objetivas sociales, o sea, al grado de desarrollo de las fuerzas productivas, a las correlaciones de fuerza política y de partido (sistemas hegemónicos en el interior de los Estados) y a las correlaciones políticas inmediatadas (o sea, potencialmente militares). Las relaciones internacionales, ¿son (lógicamente) anteriores o posteriores a las correlaciones sociales fundamentales? Posteriores, sin duda. Toda innovación orgánica en la estructura 410 GRAMSCI: ANTOLOGÍA. II.-1926-1937 modifica orgánicamente las correlaciones absolutas y relativas en el campo internacional, a través de sus expresiones técnicomilitares. También la posición geográfica de un Estado nacional es posterior y no anterior (lógicamente) a las innovaciones estructurales, aunque reaccione sobre ellas en cierta medida (precisamente en la medida en la cual las sobrestructuras reaccionan sobre la estructura,: la política sobre la economía, etc.). Por otra parte, las relaciones internacionales reaccionan pasiva y activamente sobre las correlaciones políticas (de hegemonía -de los partidos). Cuanto más subordinada está la vida económica inmediata de una nación a las relaciones internacionales, tanto más representa un partido esa situación y la aprovecha para impedir la llegada de los partidos adversarios al poder (recuérdese el famoso discurso de Nitti sobre la Revolución italiana técnicamente imposible). Desde esa serie de hechos se puede llegar a la conclusión de que a menudo el llamado «partido del extranjero» no es precisamente el que:-se indica como tal, sino el partido más nacionalista, el cual, en realidad, más que representar las fuerzas vitales del país, representa la subordinación y sometimiento económico a las naciones o a un grupo de naciones hegemónicas *. El problema de las relaciones entre la estructura y las sobrestructuras es el que hay que plantear y resolver exactamente para llegar a un análisis acertado de las fuerzas que operan en la historia de un cierto período, y para determinar su correlación. Hay que moverse en el ámbito de dos principios: 1) el de que ninguna sociedad se plantea tareas para cuya solución no existan ya las condiciones necesarias y suficientes, o no estén, al menos, en vías de aparición o desarrollo; 2) el de que ninguna sociedad se disuelve ni puede ser sustituida si primero no ha desarrollado todas las formas de vida implícitas en sus relaciones **. De la reflexión sobre esos dos cánones se • Una alusión a este elemento internacional «represivo» de las energlas internas se encuentra en los artículos publicados por G. Volpe en el Corriere della Sera del 22 y el 23 de marzo de 1932. •• «Una formación social no perece antes de que se desarrollen todas las fuerzas productivas para las cuales es aún suficiente y nuevas y más altas relaciones de producción hayan ocupado su lugar, ni antes de que las condiciones materiales de existencia de estas últimas hayan germinado en el seno mismo de la vieja sociedad. Por eso la humanidad se plantea siempre y sólo las tareas que puede resolver; si se observan las cosas atentamente, se hallará siempre que la tarea misma no surge sino donde las condiciones materiales de su solución existen ya o se encuentran al menos en proceso de formación» (MARX. Introducción a la Crítica de la economía política). II. 3; 1932-1935 411 puede llegar al desarrollo de toda una serie de otros principios de metodología histórica. Por de pronto, en el estudio de una estructura hay que distinguir entre los movimientos orgánicos (relativamente permanentes) y los movimientos que pueden llamarse «de coyuntura» (y que se presentan como ocasionales, inmediatos, casi accidentales). Los fenómenos de coyuntura depénden también, por supuesto, de movimientos orgánicos, pero su significación no tiene gran alcance histórico; producen una crítica política minuta, al día, que afecta a pequeños grupos dirigentes y a las personalidades inmediatamente responsables del poder. Los fenómenos orgánicos producen una crítica histórico-social que afecta a las grandes agrupaciones, más allá de las personas inmediatamente responsables y más allá del personal dirigente. Al estudiar un período histórico se presenta la gran importancia de esta distinción. Se.tiene, por ejemplo, una crisis que a veces se prolonga durante decenios. Esa excepcional duración significa que se han revelado en la estructura contradicciones insanables (las cuales han llegado a madurez), y que las fuerzas políticas que actúan positivamente para la conservación y la defensa de la estructura misma se esfuerzan por sanarlas y superarlas dentro de ciertos límites. Esos esfuerzos incesantes y perseverantes (puesto que ninguna forma social confesará nunca que está superada) constituyen el terreno de lo «ocasional», en el cual se organizan las fuerzas antagónicas que tienden a demostrar (demostración que, en último análisis, sólo se consigue y es «verdadera» si se convierte en nueva realidad, si las fuerzas antagónicas triunfan, pero que en lo inmediato se desarrolla a través de una serie de polémicas ideológicas, religiosas, filosóficas, políticas, jurídicas, etc., cuya concreción puede estimarse por la medida en la que consiguen ser convincentes y alteran la disposición preexistente de las fuerzas sociales) que existen ya las condiciones necesarias y suficientes para que puedan, y por tanto deban, resolver históricamente determinados problemas («deban», porque todo incumplimiento del deber histórico aumenta el desorden existente y prepara catástrofes más graves). El error en que a menudo se cae en los análisis históricopolíticos consiste en no saber hallar una relación justa entre ló que es orgánico y lo que es ocasional: así se llega a exponer como inmediatamente activas causas que lo son, en cambio, mediatamente, o a afirmar que las causas inmediatas son las causas eficientes únicas; en el primer caso se tiene el exceso de «economicismo» o de doctrinarismo pedante; en el otro, el exceso de «ideologismo»; en un caso se sobrestiman las causas mecánicas, en el otro se exalta el elemento individualista 412 GRAMSCI: ANTOLOGÍA. 11.-1926-1937 e individual. La distinción entre «movimientos» y hechos orgánicos y movimientos y hechos «coyunturales» u ocasionales tiene que aplicarse a todos los tipos de situación, no sólo a aquellos en los cuales ocurre un desarrollo regresivo o de crisis aguda, sino -también a aquellos otros en los cuales se verifica un desarrollo progresivo y de prosperidad, así como a los de estancamiento de las fuerzas productivas. Difícilmente se establecerá de un modo exacto el nexo dialéctico entre los dos órdenes de movimiento y, por tanto, de investigación; y si el error es ya grave en la historiografía, lo será aún más en - el arte político, cuando no se trata de reconstruir la historia pasada, sino de construir la presente y la futura *; los propios deseos y las propias pasiones inferiores son la causa del error, porque sustituyen al análisis objetivo e imparcial, y eso ocurre no como «medio» consciente para estimular la acción, sino como autoengaño. También en este caso muerde la víbora al charlatán, o sea, el demagogo es la primera víctima de su demagogia. Estos criterios metodológicos pueden cobrar visible y didácticamente toda su significación cuando se aplican al examen de hechos históricos concretos. Podría hacerse útilmente para los acontecimientos ocurridos en Francia entre 1789 y 1870. Me parece que, para mayor claridad de la exposición, es necesario abarcar todo ese periodo. Pues, efectivamente, sólo en 1870-71, con el intento de la Comuna, se agotan históricamente todos los gérmenes nacidos en 1789, o sea, no sólo que la nueva clase que lucha por el poder derrota a los representantes de la vieja sociedad que no quiere confesarse decididamente superada, sino que además derrota a los grupos novísimos que consideran ya superada la nueva estructura nacida de la transformación iniciada en 1789, y así prueba que es vital frente a lo viejo y frente a lo novísimo. Además, en 1870-71 pierde eficacia el con* El no haber considerado el momento inmediato de las «correlaciones» de fuerza está relacionado con los residuos de la concepción liberal vulgar, de la cual es una manifestación el sindicalismo que creía ser más adelantado mientras estaba dando un paso atrás. La concepción liberal vulgar, en efecto, al dar importancia a la correlación de las fuerzas políticas organizadas en las varias formas de partidos (lectores de periódicos, elecciones parlamentarias y locales, organizaciones de masa de los partidos y de los sindicatos en sentido estricto), estaba más adelantada que el sindicalismo, el cual concedía importancia primordial a la relación fundamental económico-social y sólo a ella. La concepción liberal vulgar tenía en cuenta implícitamente también esa relación (como se manifiesta en tantos indicios), pero insistía más en la correlación de las fuerzas políticas, que era expresión de la otra, y, en realidad, la contenta. Estos residuos de la concepción liberal vulgar se pueden identificar en toda una serie de estudios que se consideran dependientes de la filosofía de la práctica y han producido formas infantiles de optimismo y de estupidez. II. 3: 1932-1935 413 junto de principios de estrategia y táctica política nacidos prácticamente en 1789 y desarrollados ideológicamente en torno al 48 (los que se resumen en la fórmula de la «revolución permanente»; sería interesante estudiar qué parte de esa fórmula pasó a la estrategia de Mazzini —por ejemplo, por lo que hace a la insurrección de Milán de 1853—, y si ello ocurrió conscientemente o no). Un elemento que muestra el acierto de este punto de vista es el hecho de que los historiadores no están nada concordes (y es imposible que lo estén) al fijar los límites del grupo de acontecimientos que constituye la Revolución francesa. Para algunos (Salvemini, por ejemplo), la Revolución se consuma en Valmy: Francia ha creado el nuevo Estado y ha sabido organizar la fuerza político-militar que afirma y defiende la soberanía territorial del mismo. Para otros, la Revolución continúa hasta Termidor, y hasta hablan de varias revoluciones (el 10 de agosto sería una revolución independiente, etc.) *. El modo de interpretar Termidor y la obra de Napoleón ofrece las contradicciones más ásperas: ¿se trata de revolución o de contrarrevolución? Para otros, la historia de la Revolución continúa hasta 1830, 1848, 1870 e incluso hasta la Guerra Mundial de 1914. Hay una parte de verdad en cada uno de esos modos de ver las cosas. Realmente las contradicciones internas de la estructura social francesa que se desarrollan a partir de 1789 no encuentran una composición relativa hasta la tercera República, y entonces Francia tiene sesenta años de vida política equilibrada después de ochenta de agitaciones de onda cada vez más larga: 1789, 1794, 1799, 1804, 1815, 1830, 1848, 1870. Precisamente el estudio de esas «ondas» de diversa oscilación permite reconstruir las relaciones entre la estructura y las sobrestructuras, por una parte, y, por otra, entre el desarrollo del movimiento orgánico y el movimiento coyuntural de la estructura. Puede decirse, por de pronto, que la mediación dialéctica entre los dos principios metodológicos enunciados al comienzo de este apunte se puede descubrir en la fórmula político-histórica de la revolución permanente. La cuestión que suele llamarse de las correlaciones de fuerza es un aspecto del mismo problema. A menudo se lee, en las narraciones históricas, la expresión genérica «correlaciones de fuerzas favorables, desfavorables a tal o cual tendencia». Así, abstractamente, esta formulación no explica nada, o casi nada, porque se limita a repetir el hecho que hay que explicar, pre-‘ sentándolo una vez como hecho y otra como ley abstracta y • Cfr. La Révolution franqaise, de A. Mathiez, en la colección A. Colin. 414 GRAMSCI: ANTOLOGÍA. 11.-1926-1937 como explicación. El error teórico consiste, pues, en dar un canon de investigación y de interpretación como si él fuera la «causa histórica». En la «correlación de fuerzas» hay que distinguir, por de pronto, varios momentos o grados, que son fundamentalmente éstos: 1) Una correlación de fuerzas sociales estrechamente ligada a Ja estructura, objetiva, independiente de la voluntad de los hombres, y que puede medirse con los sistemas de las ciencias exactas o físicas. Sobre la base del grado de desarrollo de las fuerzas materiales de producción se tienen las agrupaciones sociales, cada una de las cuales representa una función y ocupa una posición dada en la producción misma. Esta correlación existe, simplemente: es una realidad rebelde; nadie puede modificar el número de las empresas o de sus empleados, el número de las ciudades con la correspondiente población urbana, etc. Esta división estratégica fundamental permite estudiar si en la sociedad existen las condiciones necesarias y suficientes para una transformación, o sea, permite controlar el grado de realismo y. de actuabilidad de las diversas ideologías nacidas en su mismo terreno, en el terreno de las contradicciones que la división ha engendrado durante su desarrollo. 2) Un momento ulterior es la correlación de las fuerzas políticas, esto es: la estimación del grado de homogeneidad, de autoconsciencia y de organización alcanzado por los varios grupos sociales. Este momento puede analizarse a su vez distinguiendo en él varios grados que corresponden a los diVersos momentos de la consciencia política colectiva tal como se han manifestado hasta ahora en la historia. El primero y más elemental es el económico-corporativo: un comerciante siente que debe ser solidario con otro comerciante, un fabricante con otro fabricante, etc., pero el comerciante no se siente aún solidario con el fabricante; o sea: se siente la unidad homogénea y el deber de organizarla, la unidad del grupo profesional, pero todavía no la del grupo social más amplio. Un segundo momento es aquel en el cual se conquista la consciencia de la solidaridad de intereses de todos los miembros del grupo social, pero todavía en el terreno meramente económico. Ya en este momento se plantea la cuestión del Estado, pero sólo en el sentido de aspirar a conseguir una igualdad jurídico-política con los grupos dominantes, pues lo que se reivindica es el derecho a participar en la legislación y en la administración, y acaso el de modificarlas y reformarlas, pero en los marcos fundamentales existentes. Un tercer momento es aquel en el cual se llega a la consciencia de que los mismos intereses corporativos propios, en su II. 3: 1932-1935 4l desarrollo actual y futuro, superan el ambiente corporativo, de grupo meramente económico, y pueden y deben convertirse en los intereses de otros grupos subordinados. Esta es la fase más estrictamente política, la cual indica el paso claro de la estructura a la esfera de las sobrestructuras complejas; es la fase en la cual las ideologías antes germinadas se hacen «partido», chocan y entran en lucha, hasta que una sola de ellas, o, por lo menos, una sola combinación de ellas, tiende a prevalecer, a imponerse, a difundirse por toda el área social, determinando, además de la unidad de los fines económicos y políticos, también la unidad intelectual y moral, planteando todas las cuestiones en torno a las cuales hierve la lucha no ya en un plano corporativo, sino en un plano «universal», y creando así. la hegemonía de un grupo social fundamental sobre una serie de grupos subordinados. El Estado se concibe, sin duda, como organismo propio de un grupo, destinado a crear las condiciones favorables a la máxima expansión de ese grupo; pero ese desarrollo y esa expansión se conciben y se presentan como la fuerza motora de una expansión universal, de un desarrollo de todas las energías «nacionales», o sea: el grupo dominante se coordina concretamente con los intereses generales de los grupos subordinados, y la vida estatal se concibe como un continuo formarse y superarse de equilibrios inestables (dentro del ámbito de la ley) entre los intereses del grupo fundamental y los de los grupos subordinados, equilibrios en los cuales los intereses del grupo dominante prevalecen, pero hasta cierto punto, no hasta el nudo interés económico-corporativo. En la historia real esos momentos se implican recíprocamente, horizontal y verticalmente, por así decirlo, o sea, según las actividades económicas sociales (horizontales) y según los territorios (verticales), combinándose y escindiéndose por modos varios; cada una de esas combinaciones puede representarse en una propia expresión organizada económica y política. Pero aún hay que tener en cuenta que con esas relaciones internas de un Estado-nación se entrelazan las relaciones internacionales, creando nuevas combinaciones originales e históricamente concretas. Una ideología nacida en un país desarrollado se difunde en países menos desarrollados, incidiendo en el juego local de combinaciones *. La religión, por ejemplo, ha sido siempre una fuente de esas combinaciones ideológico-políticas nacionales e internacionales, y, con la religión, también las demás formaciones internacionales, la masonería, el Rotary Club, los hebreos, la diplomacia de carrera, que sugieren expedientes políticos de orígenes históricos diversos y los llevan al triunfo en determinados países, funcionando como partido político internacional que 418 GRAMSCI: ANTOLOGÍA. II.-1926-1937 Esta correlación entre fuerzas internacionales y fuerzas nacionales se complica todavía más por la existencia, dentro de cada Estado, de numerosas secciones territoriales de varia estructura y diversas correlaciones de fuerzas de todos los grados (así, por ejemplo; la Vendée estaba aliada con las fuerzas internacionales reaccionarias y las representaba en el seno de la unidad territorial francesa, y Lyón representaba, en la Revolución, un particular nudo de correlaciones, etc.). 3) El tercer momento es el de la correlación de las fuerzas militares, que es el inmediatamente decisivo en cada caso. (El desarrollo histórico oscila constantemente entre el primer y el tercer momento, con la mediación del segundo.) Pero tampoco éste es indistinto ni identificable inmediatamente de una forma esquemática, sino que también en él se pueden distinguir dos grados: el militar en sentido estricto, o técnico-militar, y el grado que puede llamarse político-militar. En el desarrollo de la 'historia esos dos grados se han presentado con una gran variedad de combinaciones. Un ejemplo típico, que puede servir como paradigma-límite, es el de la relación de opresión militar de un Estado sobre una nación que esté intentando conseguir su independencia estatal. La relación no es puramente militar, sino político-militar, y, efectivamente, un tipo de opresión así sería inexplicable sin el estado de disgregación social del pueblo oprimido y sin la pasividad de su mayoría; por tanto, no podrá conseguirse la independencia con fuerzas puramente militaíes, sino que harán falta fuerzas militares y político-militares. Pues si la nación oprimida tuviera que esperar, para empezar la lucha por la independencia, a que el Estado hegemónico le permitiera organizarse su propio ejército en el sentido estricto y técnico de la palabra, podría echarse a dormir (puede ocurrir que la reivindicación de contar con un propio ejército sea admitida por la nación hegemónica, pero eso significará que una gran parte de la lucha habrá sido ya combatida y ganada en el terreno político-militar). La nación oprimida opondrá, por tanto, inicialmente a la fuerza militar hegemónica una fuerza sólo «políticomilitar», esto es, le opondrá una forma de acción política que tenga la virtud de determinar reflejos de carácter militar, en el sentido: 1) de que tenga eficacia suficiente para disgregar Inactúa en cada nación con todas sus fuerzas internacionales concentradas; una religión, masonería, el Rotary, los hebreos, etc., pueden incluirse en la categoría «intelectuales», cuya función consiste, a escala internacional, en mediar entre los extremos, «socializar» los hallazgos técnicos que permiten funcionar a las actividades de dirección, arbitrar compromisos y vías de salida entre las soluciones extremas. 3: 1932-1935 411 timamente la eficacia bélica de la nación hegemónica, y 2) que obligue a la fuerza militar hegemónica a diluirse y dispersase por un gran territorio, anulando así su eficacia bélica. a el Risorgimento italiano puede observarse la desastrosa falta 'de dirección político-militar, especialmente en el Partito d'Azione (por incapacidad congénita), pero también en el partido piamontés-moderado, igual antes que después de 1848, y no por incapacidad, ciertamente, sino por «maltusianismo económico-pontico», o sea, porque no quería aludir siquiera a la posibilidad de una reforma agraria ni convocar una asamblea nacional constituyente, sino que tendía simplemente a conseguir que la monarquía piamontesa se extendiera por toda Italia sin condiciones ni limitaciones de origen popular, con la mera sanción de los plebiscitos regionales. Otra cuestión relacionada con las anteriores consiste en ver si las crisis históricas fundamentales están determinadas inmediatamente por las crisis económicas. La respuesta a esta cuestión está implícitamente contenida en los párrafos anteriores, donde se tratan cuestiones que son otra manera de presentar la ahora suscitada; pero siempre es necesario, por razones didácticas y dado el público particular, examinar cada modo de presentarse una misma cuestión, como si fuera un problema independiente y nuevo. Puede excluirse que las crisis económicas inmediatas produzcan por sí mismas acontecimientos fundamentales; sólo pueden crear un terreno más favorable para la difusión de ciertos modos de pensar, de plantear y de resolver las cuestiones que afectan a todo el desarrollo ulterior de la vida estatal. Por lo demás, todas las afirmaciones relativas a los períodos de crisis o de prosperidad pueden provocar juicios unilaterales. En su compendio de historia de la Revolución francesa, Mathiez, oponiéndose a la historia vulgar tradicional que «descubre» apriorísticamente una crisis en coincidencia con las grandes rupturas del equilibrio social, afirma que hacia 1789 la situación económica era más bien buena en lo inmediato, por lo cual no se puede decir que la catástrofe del Estado absoluto se haya debido a una crisis de pauperización. Hay que observar que el Estado estaba sometido a una crisis financiera mortal, por lo que se planteaba la cuestión de cuál de los tres órdenes sociales privilegiados iba a tener que soportar los sacrificios y los pesos inevitables para poner de nuevo a flote las haciendas estatal y real. Además, aunque la posición económica de la burguesía era sin duda floreciente, no ocurría, por supuesto, lo mismo por lo que hace a la situación de las clases populares de la ciudad y del campo, las últimas de las cuales estaban atormentadas por una miseria endémica. En cualquier caso, la ruptura del equilibrio de fuerzas 418 GRAMSCI: ANTOLOGÍA. II.-1926-1937 no ocurrió por causas mecánicas inmediatas de pauperiiación del grupo social que estaba interesado en romper el equilibrio y que de hecho lo rompió, sino que ocurrió en el marco de conflictos superiores al mundo económico inmediato, relacionados con el «prestigio» de clase (intereses económicos futuros) y con una exasperación del sentimiento de% independencia, de autonomía y de poder. La particular cuestión del malestar o bienestar económico como causa de nuevas realidades históricas es un aspecto parcial del problema de la correlación de fuerzas en sus varios grados. Pueden producirse novedades ya porque una situación de bienestar quede amenazada por el nudo egoísmo de un grupo adversario, ya porque el malestar se haya hecho intolerable y no se vea en la vieja sociedad ninguna fuerza capaz de mitigarlo y de restablecer una normalidad con medios legales. Por tanto, se puede decir que: todosesos elementos son manifestación concreta de las fluctuaciones de coyuntura del conjunto de las correlaciones sociales de fuerza, en cuyo terreno se produce el paso de esas correlaciones sociales a correlaciones políticas de fuerza, para culminar en las correlaciones militares decisivas. Si ese proceso de desarrollo se detiene en un determinado momento (y se trata esencialmente de un proceso que tiene por actores a los hombres, a la voluntad y la capacidad de los hombres), la situación dada es inactiva y pueden producirse conclusiones contradictorias: la vieja sociedad resiste y se asegura un período de «respiro», exterminando físicamente a la élite adversaria y aterrorizando a las masas de reserva; o bien se produce la destrucción recíproca de las fuerzas en conflicto, can la instauración de la paz de los cementerios, que puede incluso estar bajo la vigilancia de un centinela extranjero. Pero la observación más importante que hay que hacer a propósito de todo análisis concreto de las correlaciones de fuerzas es la siguiente: que esos análisis no pueden ni deben ser fines de sí mismos (a menos que se esté escribiendo un capítulo de historia pasada), sino que sólo cobran significación si sirven para justificar una actividad práctica, una iniciativa de la voluntad. Los análisis muestran cuáles son los puntos de menor resistencia a los que pueden aplicarse con más fruto las fuerzas de la voluntad, sugieren "Ias operaciones tácticas inmediatas, indican cómo se puede plantear mejor una campaña de agitación política, qué lenguaje será mejor comprendido por las muchedumbres, etcétera. El elemento decisivo de toda situación es la fuerza permanentemente organizada y predispuesta desde mucho tiempo antes, la cual puede ser lanzada hacia adelante cuando se juzga que una situación es favorable (y será favorable sólo en p II. 3: 1932-1935 419 la medida en que exista una fuerza así y esté llena de ardor combativo); por eso la tarea esencial consiste en curarse sistemática y pacientemente de formar, desarrollar, homogeneizar cada vez más y hacer cada vez más compacta y consciente de sí misma a esa fuerza. Esto se comprueba en la historia militar y en la atención con la cual se ha preparado siempre a los ejércitos para empezar una guerra en cualquier momento. Los grandes Estados han sido grandes precisamente porque estaban en cualquier momento preparados para intervenir eficazmente en las coyunturas internacionales favorables, y éstas eran favorables para ellos porque los grandes Estados tenían la posibilidad concreta de insertarse eficazmente en ellas. (C. XXX; M. 40-50; son dos apuntes.) A prqpósito de las comparaciones entre los conceptos de guerra de movimiento y guerra de posición en el arte militar y los conceptos correlativos en el arte político, hay que recordar el librito de Rosa traducido al italiano en 1919 por C. Alessandri (tradujo del francés). En el librito se teorizan un paco precipitada y hasta superficialmente las experiencias históricas de 1905: pues Rosa descuidó los elementos «voluntarios» y organizativos que en aquellos acontecimientos fueron mucho más numerosos y eficaces de lo que ella tendía a creer, por cierto prejuicio suyo «economicista» y espontaneista. De todos modos, ese librito (y otros ensayos de la misma autora) es uno de los documentos más significativos de la teorización de la guerra de movimiento aplicada al arte político. El elemento económico inmediato (crisis, etcétera) se considera como la artillería de cerco que abre en la guerra una brecha en la defensa enemiga, rotura suficiente para que las tropas propias irrumpan dentro y obtengan un éxito definitivo (estratégico) o, por lo menos, un éxito importante según la orientación de la línea estratégica. Como es natural, en la ciencia histórica la eficacia del elemento económico inmediato se considera mucho más compleja que la de la artillería pesada en la guerra de maniobra o movimiento, porque este elemento se concebía como origen de un efecto doble: 1) el de abrir brecha en la defensa enemiga tras haber desorganizado al enemigo mismo, haciéndole perder la confianza en sí, en sus fuerzas y en su porvenir; 2) el de organizar vertiginosamente las tropas propias, crear los cuadros o, por lo menos, poner in- ' mediatamente en su puesto de encuadramiento de las tropas Rosa Luxemburg, La huelga general. 420 GRAMSCI: ANTOLOGÍA. IL-1926-1937 dispersas a los cuadros propios (elaborados hasta entonces por el proceso histórico general); 3) el de crear inmediatamente la concentración ideológica de identidad con la finalidad buscada. Era ésta una forma de férreo determinismo economicista, con el agravante de que sus efectos se creían /rapidísimos en el tiempo y en el espacio; por eso se trataba de un misticismo histórico propiamente dicho, expectativa de una especie de fulguración milagrosa. La observación del general Krasnov en su novela, según la cual la Entente (que no deseaba una victoria de la Rusia imperial para que no se resolviera definitivamente a favor del zarismo la cuestión oriental) impuso al Estado Mayor ruso la guerra de trincheras (absurda, dada la enorme extensión del frente desde el Báltico al Mar Negro, con grandes zonas pantanosas y de bosque), mientras que la única posibilidad era la guerra de maniobra, es una afirmación pura y simplemente estúpida. En realidad el ejército ruso intentó la guerra de movimiento y de rotura del frente, sobre todo en el sector austríaco (pero también en la Prusia oriental), y tuvo'éxitos brillantísimos, aunque efímeros. La verdad es que no se puede elegir la forma de guerra que se quiere practicar, a menos que uno tenga desde el primer momento una superioridad aplastante sobre el enemigo, y son sabidas las enormes pérdidas que costó la obstinación de los Estados Mayores en no reconocer que la guerra de posiciones quedaba «impuesta» por la correlación general de las fuerzas en pugna. Pues la guerra de posiciones no consta sólo, en efecto, de las trincheras propiamente dichas, sino de todo el sistema organizativo e industrial del territorio que se encuentra a espaldas del ejército de combate, y la imponen especialmente el tiro rápido de los cañones, de las ametralladoras, de los mosquetones, y la concentración de armas en un determinado punto, así como la abundancia de suministro, que permite sustituir rápidamente el material perdido a raíz de un hundimiento del frente y una retirada. Otro elemento es la gran masa de hombres que intervienen en las formaciones de primera línea, de valor muy desigual y que, precisamente por eso, tienen que actuar como masa. Así se ha visto cómo en el frente oriental una cosa era irrumpir en el sector alemán y otra irrumpir en el austríaco, y que incluso en el sector austríaco, una vez reforzado por tropas alemanas elegidas y mandado por alemanes, la táctica de asalto se saldó con un desastre. Lo mismo se vio en la guerra polaca de 1920, cuando el avance que parecía irresistible fue detenido ante Varsovia por el general Weygand al llegarse a la línea mandada por oficiales franceses. Los mismos técnicos militares, ahora obsesionados por la guerra de posición II. 3: 1932-1935 421 igual que antes lo estaban por la de movimiento, niegan que este tipo tenga que considerarse eliminado de la ciencia de la guerra; sólo que en las guerras entre los Estados más adelantados industrialmente y en civilización, la guerra de movimiento tiene que considerarse como reducida ya a una función táctica más que estratégica, o sea, a la posición en que antes se encontraba la guerra de asedio respecto de la de maniobra. La misma reducción hay que practicar en el arte y en la ciencia de la política, al menos por lo que hace a los Estados más adelantados, en los cuales la «sociedad civil» se ha convertido en una estructura muy compleja y resistente a los «asaltos» catastróficos del elemento económico inmediato (crisis, depresiones, etc.): las sobrestructuras de la sociedad civil son como el sistema de trincheras de la guerra moderna. Así como en ésta ocurría que un encarnizado ataque artillero parecía haber destruido todo el sistema defensivo del adversario, cuando en realidad no había destruido más que la superficie externa, de modo que en el momento del asalto los asaltantes se encontraban con una línea defensiva todavía eficaz, así también ocurre en la política durante las grandes crisis económicas; ni las tropas asaltantes pueden, por efecto mero de la crisis, organizarse fulminantemente en el tiempo y en el espacio ni —aun menos— adquieren por la crisis espíritu agresivo, y en el otro lado, los asaltados no se desmoralizan ni abandonan las defensas, aunque se encuentren entre ruinas, ni pierden la confianza en su propia fuerza y en su propio porvenir. Es verdad que las cosas no quedan como estaban antes de la crisis económica, pero no se tiene ya el elemento de rapidez, de aceleración de tiempo, de marcha progresiva definitiva, como lo esperarían los estrategas del cadornismo político " 9. El último hecho de este tipo en la historia de la política han sido los acontecimientos de 1917. Ellos han marcado un giro histórico decisivo en el arte y en la ciencia de la política. Se trata, pues, de estudiar con «profundidad» cuáles son los elementos de la sociedad civil que corresponden a los sistemas de defensa de la guerra de posición. Se escribe aquí intencionadamente «con profundidad», porque esas cuestiones han sido ya 1 " El general Cadorna fue el jefe del Estado Mayor del Ejército italiano durante la Primera Guerra Mundial. La crítica militar posterior ha tendido a salvar las concepciones estratégicas del general, probablemente por motivos políticos. Gramsci aplica el término «cadornismo político» a la visión mística, extremista y economicista de la huelga general porque se atiene, verosímilmente, a la estimación popular de la estrategia de Cadorna como una irresponsable expectativa, a la vez eufórica e inerme, de la autodestrucción (batalla de Caporetto). 422 GRAMSCE ANTOLOGÍA. IL-1926-1937 II. 3: 1932-1935 423 , estudiadas, pero desde puntos de vista superficiales y triviales, al modo cómo ciertos historiadores del vestido estudian las extravagancias de la moda femenina, o bien desde un punto de vista «racionalista», o sea, con la convicción de que ciertos fenómenos se destruyen en cuanto que se explican «con realismo», como si fueran supersticiones populares (las cuales, por lo demás, tampoco se destruyen con sólo explicarlas). (C. 35XX; M. 65-67.) rior; historia y filosofía son inseparables en este sentido, forman un «bloque». Pero se pueden «distinguir» los elementos filosóficos propiamente dichos, y en sus diversos grados: como filosofía de los filósofos, como concepciones de los grupos dirigentes (cultura filosófica) y como religiones de las grandes masas, y se puede ver que cada uno de esos grados presenta formas diversas de «combinación» ideológica. (C. XXXIII; L M. S. 21-22.) Filosofía e historia. Qué hay que entender por filosofía, por filosofía en una época histórica, y cuál es la importancia y la significación de las filosofías de los filósofos en cada una de esas épocas históricas. Admitiendo la definición de la religión propuesta por Croce, o sea, la idea de una concepción del mundo que llega a ser norma de vida, como norma de vida no puede entenderse en sentido libresco,. sino como actuada en la vida práctica, se puede decir que la mayor parte de los hombres son filósofos, en cuanto que actúan prácticamente y su actuar práctico (las líneas directrices de su conducta) contiene implícitamente una concepción del mundo, una filosofía. La historia de la filosofía tal como corrientemente se entiende, o sea, como historia de las filosofías de los filósofos, es la historia de los intentos y de las iniciativas ideológicas de una determinada clase de personas para cambiar, corregir y perfeccionar las concepciones del mundo existentes en cada época determinada, y para modificar, por tanto, las normas de conducta coherentes con ellas, o sea, para alterar la actividad práctica en su conjunto. Desde el punto de vista que nos interesa, el estudio de la historia y de la lógica de las varias filosofías de los filósofos no es suficiente. Al menos como orientación metódica, hay que llamar la atención sobre las demás partes de la historia de la filosofía, o sea, sobre las concepciones del mundo de las grandes masas, de los grupos dirigentes más restringidos (o intelectuales) y, por último, sobre los vínculos entre esos varios complejos culturales y la filosofía de los filósofos. La filosofía de una época no es la filosofía de tal o cual filósofo, ni la de tal o cual grupo de intelectuales, ni la de tal o cual gran parte de las masas populares: es una combinación de todos esos elementos, que culmina en una dirección determinada a lo largo de la cual ésa su culminación se hace norma de acción colectiva, o sea, se hace «historia» concreta y completa (integral). La filosofía de una época histórica no es, pues, más que la «historia» de esa misma época, la masa de variaciones que el grupo dirigente ha conseguido determinar en la realidad ante- A pesar de todo, a pesar de la elaboración experimentada en estos últimos años, ¿puede decirse que no haya restos de la filosofía de la práctica en la concepción de Croce? * ¿Verdaderamente no hay ya en el historicismo de Croce ninguna influencia de su experiencia intelectual de los años que van de 1890 a 1900? La posición de Croce a este respecto se desprende de varios escritos; son de especial interés el prólogo de 1917 a la nueva edición del Materialismo storico, la sección dedicada al materialismo histórico en la Storia della Storiografia italiana nel secolo XIX y el Contributo alla Critica di me stesso. Pero, aunque interesa lo que Croce piensa de sí mismo, eso no es suficiente ni agota la cuestión. Según Croce, su actitud respecto de la filosofía de la práctica es la de un desarrollo ulterior (una superación) por el cual la filodofía de la práctica se ha convertido en un momento de una concepción más elaborada; pero el valor de esa experiencia sería sólo negativo, en el sentido de que habría contribuido a destruir prejuicios, residuos pasionales, etc. Por utilizar una metáfora tomada del lenguaje de la física: la filosofía de la práctica habría actuado en la mentalidad de Croce como un Sobre los «residuos» o supervivencias (que en realidad son elaboraciones que tienen su peculiar organicidad) de la doctrina de la filosofía de la práctica en la filosofía de Croce se está constituyendo una cierta literatura; cfr., por ejemplo, el ensayo de Enzo Tagliacozzo, «In memoria di Antonio Labriola» (Nuova Italia, 20 de diciembre de 1934, 20 de enero de 1935, especialmente la segunda entrega), y el ensayo de Edmondo Cione «La logica dello Storicismo», Napoli, 1933. (Por una reseña de este ensayo, publicada en la Nuova Rivista Storica, enero-febrero de 1935, página 132-134, parece que para Cione Croce no se libera completamente de las supervivencias de la filosofía de la práctica hasta la Storia d'Europa. Hay que ver éste y otros ensayos de Cione. En una reseña de algunas publicaciones de Guido Calogero (Critica, mayo de 1935), Croce alude al hecho de que Calogero llama «filosofía de la práctica» a una interpretación suya del actualismo gentiliano. Cuestiones de terminología (pero acaso no sólo de terminología), que es necesario aclarar 484 GRAMSCI: ANTOLOGÍA. 11.-1926-1937 El problema aquí aludido tiene un eco grotesco en el artículo de Alfredo Gargiulo, «Dalla cultura alla letteratura», en la Italia Letteraria del 6 de abril de 1930. En ese artículo, y en los demás de la misma serie, Gargiulo muestra el agotamiento intelectual más completo (es uno de tantos jóvenes sin «madurez»): se ha acanallado completainente en la banda de la Italia Letteraria, y en el artículo citado acepta como propio este juicio expresado por G. B. Angioletti en el prólogo a la antología Scrittori nuovi, compuesta por Enrico Falqui y Elio Vittorini: «Los escritores de esta antología son, pues, nuevos no porque hayan encontrado nuevas formas o cantado nuevos temas; nada de eso; lo son porque tienen del arte una idea distinta de la de los escritores que los precedieron. O, por llegar en seguida a lo esencial: porque creen en el arte, mientras que aquellos creían en muchas otras cosas que no tenían nada que ver con el arte. Por eso esa novedad puede aceptar la forma tradicional y el- contenido antiguo. No es éste el lugar de repetir cuál es esa idea. Pero se me permitirá recordar que los escritores nuevos, realizando una revolución (!) que n'O por haber sido silenciosa (!) será menos memorable (!), piensan ser sobre todo artistas, mientras que sus predecesores gustaban de ser moralistas, predicadores, estetizantes, psicologistas, hedonistas, etc.». El discurso no es muy claro ni ordenado: si algo concreto se puede obtener de él es la tendencia a un seiscientismo programático y nada más. Esta concepción del artista es una nueva manera más de «mirarse la lengua» al hablar, un nuevo modo de construir «conceptines». Y puros constructores de conceptines, no de imágenes, son la mayoría de los poetas exaltados por la «banda», con Giuseppe Ungaretti en cabeza (el cual, por lo demás, escribe una lengua suficientemente afrancesada e impropia). El movimiento de la Voce no podía, ut sic, crear artistas, eso es evidente; pero al luchar por una nueva cultura, por un modo nuevo de vivir, promovía indirectamente también la formación de temperamentos artísticos originales, porque en la vida hay también arte. La «revolución silenciosa» de la que habla Angioletti ha sido sólo una serie de confabulaciones de café y de mediocres artículos de periódico standardizado y de revistillas provinciales. La máscara del «sacerdote del arte» no es una gran novedad, aunque cambie de ritual. Parece evidente que, para ser exactos, hay que hablar de lucha por una «nueva cultura», y no por un «arte nuevo» (en sentido inmediato). Tal vez no se pueda siquiera decir, para ser exactos, que se lucha por un nuevo contenido del arte, porque éste no puede pensarse abstractamente, separado de la forma. II. 3: 1932-1935- 485 Luchar por un arte nuevo significaría luchar por crear nuevos artistas individuales, lo cual es absurdo, porque no es posible crear artificiosamente artistas. Hay que hablar de lucha por una nueva cultura, o sea, por una nueva vida moral, que por fuerza estará íntimamente vinculada con una nueva intuición de la vida, hasta que ésta llegue a ser un nuevo modo de sentir y de ver la realidad, y, por tanto, mundo íntimamente connatural con los «artistas posibles» y con las «obras de arte posibles». El que no se pueda crear artificiosamente artistas individuales no significa, por tanto, que el nuevo mundo cultural por el cual se lucha, suscitando pasiones y calor de humanidad, no suscite necesariamente «nuevos artistas»; o sea, no se puede decir que fulano y mengano serán artistas, pero sí que del movimiento nacerán artistas nuevos. Un grupo social que entra en la vida histórica con actitud hegemónica, con una seguridad en sí mismo que antes no tenía, tiene necesariamente que suscitar de sí personalidades que antes no habrían hallado fuerza suficiente para expresarse cumplidamente en un sentido determinado. Tampoco se puede decir que se formará una nueva «aura poética)), según una frase que estuvo de moda hace algunos años. El «aura poética».no es más que una metáfora para expresar el conjunto de los artistas ya formados y revelados, o, al menos, el proceso iniciado y ya consolidado de formación y revelación. (C. VI; L. V. N. 6-10; son dos apuntes.) El problema de la dirección política en la formación y el desarrollo de la nación y del Estado moderno en Italia. Todo el problema de la conexión entre las varias corrientes políticas del Risorgimento, o sea, de sus relaciones recíprocas y de sus relaciones con los grupos sociales homogéneos o subordinados existentes en las varias secciones (o en los varios sectores) históricos del territorio nacional, se reduce a este fundamental dato de hecho: los moderados representaban un grupo social relativamente homogéneo, razón por la cual su dirección sufrió oscilaciones relativamente limitadas (y, en cualquier caso, según una línea de desarrollo orgánicamente progresivo), mientras que el llamado Partito d'Azione no se apoyaba concretamente en ninguna clase histórica, y las oscilaciones sufridas por sus órganos dirigentes se componían en última instancia según los intereses de los moderados: la afirmación atribuida a Vittorio Emanuele II de que «tenía en el bolsillo» el Partito d'Azione, o algo parecido, es prácticamente exacta, y no sólo por los contactos personales del rey con Garibaldi, sino también porque de 486 GRAMSCI: ANTOLOGÍA. 11.-1926-1937 II. 3: 1932-1935 487 hecho el Partito d'Azione fue dirigido «indirectamente» por Cavour y el rey. El criterio metodológico en el cual hay que fundar el examen es -éste: que la supremacía de un grupo social se manifiesta de dos modos, como «dominio» y como «dirección intelectual y moral». Un grupo social es dominante respecto de los grupos adversarios que tiende a «liquidar» o a someter incluso con la fuerza armada, y es dirigente de los grupos afines o aliados. Un grupo social puede y hasta tiene que ser dirigente ya antes de conquistar el poder gubernativo (ésta es una de las condiciones principales para la conquista del poder); luego, cuando ejerce el poder y aunque lo tenga firmemente en las manos, se hace dominante, pero tiene que seguir siendo también «dirigente». Los moderados siguieron dirigiendo el Partito d'Azione incluso después de 1870 y de 1876, y el llamado «transformismo» no fue sino la expresión parlamentaria de esa acción hegemónica intelectual, moral y política. Se puede incluso decir que toda la vida italiana desde 1848 está caracterizada por el transformismo, o sea, por la elaboración de una clase dirigente cada vez más amplia dentro de los marcos fijados por los moderados desde 1848 y a partir del hundimiento de las utopías neogüelfas y federalistas, con la absorción gradual, pero continua y obtenida con métodos de varia eficacia, de los elementos activos salidos' de los grupos aliados y hasta de los grupos adversarios y que parecían enemigos irreconciliables. En este sentido la dirección política se ha convertido en un aspecto de la función de dominio, porque la absorción de las élites de los grupos enemigos lleva a la decapitación de éstos y a su aniquilación por un período a menudo muy largo. En la política de los moderados aparece claramente que puede y debe haber una actividad hegemónica incluso antes de llegar al poder, y que no se tiene que contar sólo con la fuerza material que da el poder para ejercer una dirección eficaz; precisamente la brillante solución de estos problemas ha posibilitado el Risorgimento en las formas y con los límites que ha tenido, sin «terror», como «revolución» sin «revolución», o sea, como «revolución pasiva», por utilizar una expresión de Cuoco 166 en un sentido un poco distinto del que él le da. ¿En .qué formas y con qué medios consiguieron los moderados asentar el aparato (el mecanismo) de su hegemonía intelectual, moral y política? En formas y con medios que se pueden llamar «liberales», o sea, por medio de iniciativas individuales, «moleculares», «privadas» (no mediante un programa de partido elaborado y constituido según un plan antes de la acción práctica y organizativa). Por lo demás, eso era «normal», dada la estructura y la función de los grupos sociales representados por los moderados, de los cuales los moderados eran la capa dirigente, los intelectuales en sentido orgánico. Para el Partito d'Azione el problema se planteaba de manera distinta, y él mismo habría debido utilizar sistemas organizativos distintos. Los moderados eran intelectuales «condensados» ya naturalmente por la organicidad de sus relaciones con los grupos sociales cuya expresión eran (para toda una serie de ellos se tenía una identidad de representado y representante, o sea, los moderados eran una vanguardia real, orgánica, de las clases altas, porque ellos mismos pertenecían económicamente a las clases altas: eran intelectuales y organizadores políticos y, al mismo tiempo, jefes de empresa, grandes terratenientes o administradores de grandes fincas, empresarios comerciales e industriales, etc.). Dada esa condensación o concentración orgánica, los moderados ejercían una poderosa atracción, de forma «espontánea», sobre toda la masa de intelectuales de cualquier grado que existían en la península en estado «difuso», «molecular», por las necesidades, satisfechas aunque fuera elementalmente, de instrucción y administración. Aquí se aprecia la solidez metodológica de un criterio de investigación histórico-política: no existe una clase independiente de intelectuales, sino que cada grupo social tiene su propia capa de intelectuales o tiende a formársela; pero los intelectuales de la clase históricamente (y realistamente) progresiva, en las condiciones dadas, ejercen una tal atracción que acaban por someter, en último análisis, como subordinados, a los intelectuales de los demás grupos sociales y, por tanto, llegan a crear un sistema de solidaridad entre todos los intelectuales, con vínculos de orden psicológico (vanidad, etc.) y a menudo de casta (técnico-jurídicos, corporativos, etc.). Este hecho ocurre «espontáneamente» en los períodos históricos en los cuales el grupo Vincenzo Cuoco, 1770-1823. Miembro del circulo ilustrado revolucionario de Nápoles (1787). Tuvo una función de segunda fila en la República Partenopea. A la restauración de los Borbones fue condenado a veinte años de destierro y confiscación de bienes. Durante su exilio en Europa escribió su ensayo histórico sobre la Revolución napolitana. De vuelta a Nápoles en 1806, el rey José Bonaparte y luego Murat le confían cargos políticos que parcialmente le confirmaron los Borbones tras la segunda restauración. La obra cultural de Cuoco, inspirada por motivos historicistas análogos a los de la escuela de Savigny, contribuyó a difundir en la Italia del norte la tradición intelectual del sur (especialmente Vico). Con la expresión «revolución pasiva» se refiere Cuoco a la napolitana de 1799, realizada tras la llegada de los franceses y con escasa intervención popular. Cuoco usa la expresión peyorativamente. 488 GRAMSCI: ANTOLOGÍA. H.-1926-1937 social dado es realmente progresivo, o sea, empuja realmente la sociedad entera hacia adelante, satisfaciendo no sólo sus exigencias existenciales, sino también la tendencia a la ampliación de sus cuadros para la toma de posesión de nuevas esferas de la actividad económico-productiva. Apenas el grupo social dominante ha agotado su función, el bloque ideológico tiende a desintegrarse, y entonces la «espontaneidad» puede ser sustituida por la «coacción», en formas cada vez menos disimuladas e indirectas, hasta llegar a las medidas de policía propiamente dichas y a los golpes de Estado. (C. V.; R. 69-72; es el fragmento inicial de un largo apunte.) Observaciones sobre el folklore. Giovanni Crocioni (en el volumen Problemi fondamentali del folclore, Bolonia, Zanichelli, 1928) critica por confusa e imprecisa la clasificación del material folklórico propuesta por Pitré en 1897 en su nota previa a la Bibliografía delle tradizioni popolari, y propone otra en cuatro secciones: arte, literatura, ciencia, moral del pueblo. Pero también esta división ha sido criticada por imprecisa, mal definida y demasiado laxa. Raffaele Ciampi se pregunta en la Fiera Letteraria del 30 de diciembre de 1928: «¿Es científica? ¿Cómo se sitúan en ella, por ejemplo, las supersticiones? ¿Y qué quiere decir moral del pueblo? ¿Cómo estudiarla científicamente? ¿Y por qué no hablar entonces de religión del pueblo?» Se puede decir que hasta ahora el folklore se ha estudiado sobre todo como elemento «pintoresco» (en realidad, hasta ahora no se ha recogido más que material de erudición, y la ciencia del floklore ha consistido principalmente en estudios de método para la recolección, la selección y la clasificación de ese material, o sea, en el estudio de las cautelas prácticas y de los principios empíricos necesarios para desarrollar provechosamente un aspecto particular de la erudición; cosa que no ha de ser desconocimiento de la importancia y de la significación histórica de algunos grandes estudiosos del folklore). Habría que estudiar el folklore, en cambio, como «concepción del mundo y de la vida», implícita en gran medida, de determinados estratos (determinados en el tiempo y en el espacio) de la sociedad, en contraposición (también ella por lo general implícita, mecánica, objetiva) con las concepciones del mundo «oficiales» (o, en sentido más amplio, de las partes cultas de las sociedades históricamente determinadas) que se han sucedido en el desarrollo histórico. (De aquí la estrecha relación entre el folklore y el sentido común, que es el folklore filosófico.) Concepción del mundo no sólo no elaborada y asistemática porque el pue, II. 3: 1932-1935 48 9 blo (o sea, el conjunto de las clases subalternas e instrumentales de toda forma de sociedad que ha existido hasta ahora) no puede, por definición, tener concepciones elaboradas, sistemática y políticamente organizadas y centralizadas en su desarrollo acaso contradictorio; sino incluso múltiple: múltiple no sólo en el sentido de varia y contrapuesta, sino también en el sentido de estratificada desde lo más grosero hasta lo menos grosero, por no decir ya que se trata de una aglomeración indigesta de fragmentos de todas las concepciones del mundo y de la vida que se han sucedido en la historia, de la mayor parte de las cuales no se encuentran documentos —mutilados y contaminados— más que en el folklore. También la ciencia y el pensamiento modernos dan continuamente nuevos elementos al «folklore moderno», porque ciertas nociones científicas y ciertas opiniones, una vez aisladas de su contexto y más o menos desfiguradas, caen constantemente en el dominio popular y se «insertan» en el mosaico de la tradición (la Scoperta dell'America, de C. Pascarella, muestra lo curiosamente que se asimilan las nociones sobre Cristóbal Colón y sobre toda una serie de opiniones científicas difundidas por los manuales escolares y por las universidades populares). No se puede entender el folklore más que como reflejo de las condiciones de vida cultural del pueblo, aunque algunas concepciones propias del folklore se prolonguen incluso después de que las condiciones han sido (o parecen) cambiadas, dando acaso lugar a combinaciones extravagantes. No hay duda de que existe una «religión del pueblo», especialmente en los países católicos y ortodoxos, muy distinta de la de los intelectuales (religiosos), y sobre todo muy distinta de la orgánicamente .sistematizada por la jerarquía eclesiástica, aunque se puede sostener que todas las religiones, incluso las más refinadas, son «folklore» en relación con el pensamiento moderno; pero con la capital diferencia de que las religiones, y la católica en primer lugar, son precisamente «elaboradas y sistematizadas» por los intelectuales (r.) y por la jerarquía eclesiástica, y presentan, por tanto, especiales problemas (hay que estudiar si esa elaboración sistemática es necesaria para mantener el folklore en situación de multiplicidad dispersa: las condiciones de la Iglesia antes y después de la Reforma y del Concilio de Trento y el diverso desarrollo histórico-cultural de los países reformados y de los ortodoxos después de la Reforma y de Trento son elementos muy significativos). Así también es verdad que existe una «moral del pueblo», entendida como conjunto determinado (en el tiempo y en el espacio) de máximas de conducta práctica y de costumbres que .10 la formación de los intelectuales I ANTONIO GRÁMSCI iitt..gran este libru tina seleecit.1 texws de !o fitie toda se ha (1(110111in:ido "ese montimenro del peainiento, Los CO/0 cárcel, de i\ntonio ("iranisei". I.•,11 la cSpiri?. de bis uhir:tivos - de la lucha por la que Grantsci entregt't su vida, e ininitinando a todos ellos, se encuenira el de 11,ízratt una transt'orniticit;tt tivl (pie llaga tic él tui verdaderd hninitve. Un hombre total, pleno, solo ser:1 posible cuando mediante tt, tras las transfurtnaciones económit.as y so neCe:;ariaS 211 e! ser.w de la ANTONIO GRAMSCI dr a b- X tI"In koVZ itUtt'U 11'"‘ r rti l 47.1 jr, ér% 1,1 :,.• 0, ,1,72, 1 N I. I n t e 1--, -- ,cti- hi a 1 1 1---.7 z-- -5 '1i ( j sociedad, Gula wio de sus inicio- bros se haya convertido en un ser plenamente consciente, eiltatrainteu•forinia , lo, que Ilumine . los itni-. 0,:.• dantenu,s e:eller:des v .cidt•e;:rt. las cunquista-t jara Cdantsei. deben llegar a ser ver:Lit:evos intele...ttualet•t, pues aun di ir:lb:'_ 1110s 'ementa! exi;.t . e 12..)it fUicIHi (ler, UNIDAD 2 TEORÍA SOCIOLÓGICA CONTEMPORÁNEA ti2;:t ■:)1Z que •tan 5:1 Cunteni , 10, luti! agallintlutz. akell,:.:11tIfeze 11i pensamicalo (lel autor. bajo el .tittilo I A eS:11 0 1.,;•;1, I z OKNIACtÓN DE LOS INTrLECTI:ALES. ' CAP,1 21 A 36 LA FORMACIÓN DE LOS INTELECTUALES 1..a presente obra es (11 aquellas •que hacen- meditar al lector por la trascendencia .(1c los problemas que plantea. • (10 COPIAS) Capílu!o 1 La formacIón de los Intelectuales ¿Son los intelectuales un grupo social autónomo e indc-pendiente, o todos los grupos sociales tienen sus propias categorías de intelectuales especializados? "El problema es complejo por las diversas formas que ha asumido hasta ahora el proceso histórico real de la orrnación de las distintas categorías intelectuales. i>4<-!..vs.- Las más importantes de esas formas son dos: crszY--- •:Priirt5 a-b-Todo grupo social que surge sobre la base 'original de una función esencial en el mundo de la pro. diteción económica, establece junto a el, orgánicamente, uno o más tipos de intelectuales que le dan homogeneidad:: no Solo en el campo económico, sino también cn el so1 y en el político. ELempresario capitalista crea consta.° al técnico de la industriá,171 -71b-clo en tica, al organizador d'e una nueva cultura dé - uff-nitevo dereclio__Es preciso señalar que el empresario representa un producto social superior, caracterizado ya poi• cierta capacidad dirigente y técnica, es decir, intelc-ctip.l. Memás de en su esfera de actividad e iniciativas, debe poseer determinados conocimientos técnicos en a'guna otra, al menos en la más próxima a la producción económica. Debe ser un organizador de masas, organizador de la "confianza" de los inversionistas en su administración, de los compradores de su mercancía, etcétera. Si no todos los empresarios, sí un núcleo selecto, re21 •querido por la necesidad de establecer las condiciones más favorables para la expansión de su clase, dei_ poseer 'una aptitud adecuada de organizador de la sociedad en general, desde sus múltiples instituciones de servicios •hasta el organismo estatal. Y en todo caso, tiene que tener la suficiencia para seleccionar y elegir a los "encargados" o empleados especializados a quienes confiar esta i • • actividad organizadora de las relaciones generales al mar:; gen de la administración. Se puede observar que las actividades de los intelectuales "orgánicos" 1 * que toda clase nueva establece consigo y que forma a lo largo de su . desarrollo progresivo son, por lo demás, "especializa' ciones" de los aspectos parciales de la actividad primaria ,del nuevo tipo social surgido de la nueva clase. También el señor feudal= poseía una competen.ia técnica especial: la militar; la crisis del feudalismo se inicia desde el momento en que la' aristocracia pierde el monopolio de la capacidad técnico-militar. Pero la formación • de los intelectuales en el mundo feudal —y en el clásico que le precedió— precisa de un ..examen particular, ya * Mientras no se especifique lo contrario, todas las notas son. del editor italiano. .-.1 El "Intelectual orgánico" es otro de los conceptos, funda1tentales originados por Grainsel. Et intelretual ort11..r.len es, según, sus propias pabbras, que emerge "sobre _ e trrr.no a exigencias de una función necesaria ene carneo r1~ ]n nrnrlue_ clUr esonointea -. Así, por ejemplo, ei empresario capitalista crea consigo al técnico de la. industria, elc. A su vez, el obrero instituye al organizador sindical, al revolucionario profesional y, también, a organizadores de una nueva cultura, etcétera. 2 De feudo. Eran llamados "feudales" lis bienes concedidos por el rey o por los grandes señores a sus fieles, en pago de los servicios prestados de carácter militar. En el feudo, el señor tenía todos los poderes. El feudo se caracterizaba, también, por un tipo particular de economía que buscaba producir en sus dominios todo lo que le era necesario. Por eso, los intercambios eran limitadísimos, y los campesinos se hallaban indisolublemente ligados a la tierra que cultivaban, en condición de siervos de la gleba. El sistema feudal se difundió en Europa, por los franceses, en el siglo van, y sólo fue definitivamente barrido por.la vía de la revolución burguesa. 22 que su aparición y desarrollo se. producen por caminos y medios que han de estudiarse concretamente. Es de advertir que la masa de los campesinos, aunque ejerce una función necesaria en la esfera de la producción, no crea intelectuales propios, orgánicos_y no asimila ningún tipo de intelectuales , tradiciuuales, a pesar de que otros grupos sociales extrajeron muchos de sus intelectuales de. esa misma masa campesina y de que la mayoría de los i t lectuales tradicionales son de origen campesino. En la historia. todo trntno social "fundam ntat que brota como expresion de la nueva estntetura en desarrollo — a que a su vez surge de las precedentel estructuras económicas— ha encontrado, hasta as ahora, las categorías infelectualcvr bieri se mostraban como representantes. de •una continuidad histórica ininterrumpida. hasta para las más complica-das y radicales transformacirines de las formas sociales y políticas. La más • típica de estas categorías, de intelectuales es la de los_sslesEsta categoría monopolizó. por largo tiempo —toda una fase histórica simbolizada •en parte 4 porestmnli—aguctvdesimporan: la ideología religiosa .o sea, la filóSofía, y la Ciencia de la época. y con ellas la escuela, la enseñanza, la moral, la justicia, !a beneficencia. etc. La categoría de los eclesiásticos se puede considerar la jerarquía mte ectual organicanrelifIlikarla a la primitiva aristocracia a tierra v cstaa—Jurnlicaincnte equiparada con ella, repartiéndose el eLeecielo de la propiedad feudal y el disfrute .de...los..pri.vihg : joss.statales zniazados_a-la-propie4ad Pero el monopolio de la supracstructura por parte de los ecler.iásticos 3 Esenciales son les grupos de la sociedad (clases) que históricamente se encuentran en disposición de asumir el Poder y la dirección de las otras clases, como, por ejemplo, la burguesía y el proletariado. 4 El Medievo, es decir, el período que va, aproximadamente, desde la caída del Imperio Romano (476 d. de C.) hasta el descubrimiento de América en 1492. 23 no estaba exento de luchas y limitaciones; por eso surgieron en variadas y concretas formas de investgación y estudio otras categorías adecuadas y de mayor volumen, para reforzar el poder central del monarca hasta el absolutismo. Así comienza a formarse la aristocracia de la toga,° con sus propios privilegios y jerarquías de administradores, científicos, teóricos, filósofos no eclesiásticos, etcétera.° Como estas diversas catetrorías de inteleetoalae tratiicionales se Sentían con espíritu de cuerea la historicidad de su cuSirieffenti se mantuvo ininterrumpida, colocándore l1e.,zt21posición c autónoma e in ,depencliente ?tel 1 grupo social, dominante. Esta auto-posicion tw•o consee I cuenctas, y de largo alcance, en el campo ideológico y , político. Toda la filosofía idealista se puede relacionar To por el conjunto so; fácilmente ll. .7 cial de los intelectuales, y tal postura puede definirnos ': también el significado de utopía social que orilló a los ..intelectuales a creerse independientes, autónomos, reyes1tidos de propia representación.' -1-- Sin embargo hay que advertir que si el Papa y los altos jerarcas de la Iglesia. se .estiman_ más ligados a . i Cristoyalpóequosnadr.Ageliy Benni, 8 no pasa lo mismo con Gentile y Croce, tomemos por caso. Especialmente Croce, se siente estrechamente is Los 51.1.11 /2ga/125. 6 Gramsci se refiere al establecimiento de una (no eclesiástica) surgido en conexión con la formacion y ;terarrollo de la absoluta en Europa, el reino de rico y loe senoríos ea Italia y en función de las necesidades ie otro orden, más hien que de t~stratie , ru.lon ortes. ti las exigencias del presti 7 La relación entre la utopía, que hace a los intelectuales creerse independientes de la clase dominante, y la concepción `'■ idealista, está en el hecho de que, según talas concepciones, es el pensamiento, la idea, lo que crea la realidad, y no viceversa. e Dos de entre los principales exponentes del capitalismo italiano, accionistas, respectivamente, de la FIAT y de la Montecatini. , 24 ligado a Aristóteles y a Platón y no oculta, sino al contrario, su ligazón con los senadores Agnelli y Benni, y ahí es donde hay que buscar las características más relevantes de la filosofía de Croce.° ¿Cuáles son los "máximos" límites dela acepción de intelectual? ¿ Puede hallarse un criterio unánime para caracterizar las diversas y dispares actividades intelectuales distinguiéndolas, al propio tiempo y- en esencia, de las correspondientes a otros grupos sociales? Me parece que el error de método más extendido es haber buscado esta CI:stimación de lo diferencial en lo intrínseco de la 7zihót intelectual, en lugar de. situarla en el conjunto • del Sistema de relaciones en el que ellos --y por consiguiente los grupos que les personifican--- vienen a Itnir:,e al Cornolejo general de las relaciones sociales. Ciertamente, or ejemplo, el trabajador o proletario no se cal:lie:eriza específicamente por su labor manual o mecánica si •su trabajo no se sitúa en determinadas condiciones y relaciones sociales (aparte de la consideración de que no existe trabajo que sea puramente físico; de donde se desprende que la expresión de Taylor sobre "el gorila amaestrado" es una metáfora para indicar un límite en determinada dirección. En cualquier trabajo - físico, aun en el más mecánico y descalificado, existe un mínimo de calidad técnica, un mínimo de actividad intelectual creadora). Ya se hizo observar que los empresarios, por su misma función, deben tener, en cierta -- medida, uaa serie de cualidades de tipo intelectual, pero su persona9 A propósito de esta frase, Cruce desmintió que itubittra conocido a Agnelli y a Betmi. Pero evidznterneute que Gran-tse:: no alude a una relación física o material, sino al hecho de gnu Croce habla vertido al terreno de la cultura las CY1Zjerv.43.: económicas y politices del gran capital italiano en una determinada fase de su desarrollo. lo Federik Taylor (1356-1915), ingeniero norteaniericano, fundador de la organización científica del trabajo, tendente a aumentar la productividad mediante una explotación más racional del trabajo de los obreros y algunas innovaciones en el sisteme de producción. 25 lidad social no está definida por estas cualidades, sino por las relaciones sociales generales, que precisamente caracterizan su posición de empresario en la industria. Por consiguiente, podría .. decirse que todos los hombres son intelectuales, ero •u .d .s nen en la sociedad a uncion de intelectuales». Cuando se establece el distingo entre .intelectuales y 1 no intelectuales, en realidad se está haciendo 'mención al 1 inmediato ejercicio social. de la categoría profesional de l los intelectuales; es ' decir, se considera la dirección en que recae el mayor volumen de la actividad profesional: si se produce en energía intelectual o en esfuerzo nervio. puede hablar de l muscular. Esto significa que si bien r. • .:Intelectuales, no podernos referirnos a no intelectuales, :porque el no intelectrial no existe. Pero la relación entre el esfuerzo- de trabajo intelectual-cerebral y el mnscularnervioso, no es siempre uniforme, ya• que se presentan diversas calidades de ocupación intelectual. No existe humana facultad de obrar de la que quepa excluir toda intervención intelectual; no se puede separar rhonto•faber •del homo sapiens. 12 En fin, todos , los hombres:- al mar :, gen de su profesión, manifiestan alguna actividad finte- . leetual, y ya sea corno filósofo, artista u hombre de gusto, -participa de una concepción del mundo, observa una consecuente línea de conducta moral y, por consiguiente, contribuye a mantener o a modificar un concepto universal, a suscitar nuevas ideas. Por tanto, el problema de crear un nuevo tipo de intelectual radica en desarrollar críticamente la manifestación intelectual ,-.-que en todos, en cierto grado de evolución, existe— modificando su relación -con el esfuerzo ' muscular-nervioso en un nuevo equilibrio, consiguiendo iI 11 , puede suceder que en alguna ocasión se tercie el freírse uno un par de huevos o coserse un desgarrón de la chaqueta, lo que no significa que se sea cocinero o sa.s•e. 12 Literalmente uomo fabbro (el forjador) simboliza el trabajo manual, y uomo sapiente (el sabio), significa la actividad intelectual. 26 ...que éste, como elemento de actividad práctica general que renueva perpetuamente el mundo físico y social, se convierta en el fundamento de una nueva e integral eoncepmundo. El tipo tradicional de intelectual se con• fiere vulgarmente al literato, al filósofo, al artista. Por eso, los periodistas que se creen escritores, filósofos o artistas se consideran también verdaderos intelectuales. th-En la vida moderna, la educación técnica estrechamente] .1 conee..ta. a a lra ,o itidustrial, aun el más primario y I ,1 descalificado, debeornara - ase del_miuodp&c le 1 *Sobre este principio ha trabajado el semanario L'Ordiste nuevo orientado a desarrollar ciertas formas del nuevo intelectualismo y a determinar conceptos nuevos, y el hecho de que el planteamiento corresponda a necesida . deslatnyvouciódelasfrm-vctu, ha sido uno de los' . motivos que explican su éxito. El modo de ser del nuevo 'intelectual no puede consistir Va—a-1-Zer elocuencia como motor externo momentáneo, de afectos zarse activamente en la vida prácY tica Como constructor, organizad y pr.:Inasr24- constante —pero, no .. ppr ora or-- y, con todo, remontándose por encima del espíritu abstracto matemático; de la tí•tnic,1 7 trabjoselgécni-a.yITr a eorb ...._...._‘ ) hno iarns uns es•ecialista' , pero se es c rrirren la ts a político) '' Se establecen así, históricamente, las categorías de intelectuales especializados para el ejercicio de su fun.1 r. 13 No es por azar que, en la Unión Soviética, la escuela politécnica, es decir, científico-técnica, sea la base de la enseñanza.. 34 El tipo de intelectual que simboliza Gramsei es el inte7-ectual ligado orgánicamente al desarrollo de la organización politice de la clase obrera. Este nuevo tipo de intelectual dirigente, nada: tiene que ver con ciertas figuras inveteradas de caudillos políticos que se confiaban preferentemente en la oratoria y en la emoción. Por el contrario, '•ni nto de los •ro• n a •e la •roducci'n técnica y de la econom deben acom ar e 'unto con una visión gener ri • .. , ca e la reali a a mo lean 27 ción; se integran conectadas a todos los grupos sociales y, especialmente, a los más importantes, donde experimentan singular, fuerte y compleja formación vinculados 1 grupo social dominante: Una de las características sobresalientes esalientes . de todo grupo en desarrollo hacia el poder , es su lucha por conquistar y asimilar la ideología del onnic omayor mssii.tn o Irt árapin ea.. yl geirsnuttope lose ce(it edspu gn con s tct pnr(otop i eos y i. htl te1.13lyeec, ticarleatradicional, dado, dez eficacia scuando . orgánicos. El enorme desarrollo —considerado en el sentido más amplio— adquirido por el movimiento y la organización escolar en la sociedad que surge de la época medieval, denota la importancia que en el mundo moderno asumieron las categorías y las funciones intelectuales; indica cómo se ha buscado profundizar y ampliar la intelectualidad de cada individuo y también multiplicar las especializaciones, perfeccionándolas. De esto se derivan las instituciones escolares de . diversos grados y los organismos para promover en todo campo de ciencias y técnicas la llamada "cultura superior". p2aracijoucleiateLa escuela es el instrumento de .rer lectt—tald—de. diversas categorías. El conjunto de la labor ua en os ( Istintos Estados se puede apreciar, objetivamente, por la cantidad de escuelas especializadas y la jerarquización de que gozan. Cuanto más extensa es el "área" escolar y abundantes los "grados superiores" de enseñanza de un Estado determinado, más vigorosa es su esfera cultural y su sociabilidad. A semejanza, podemos referirnos al campo de la técnica industrial. Y vemos que la industrialización de un país se estima por sus instalaciones para la fabricación de máquinas herramientas y por su fabricación de instrumentos y equipos de precisión. El país que dispone de la mejor instalación para la fabricación de instrumentos para los gabinetes de experimentación científica y para construir aparatos de comprobación de tales instrumentos, puede decirse que es el más completo en la esfera técnico-industrial, el de ma- 28 yor sociabilidad. Así ocurre en la preparación de los intelectuales y en las escuelas a tal fin; escuelas e institutos de alta cultura son semejantes. En esta materia tampoco se puede desligar la cantidad de la calidad: a la preparación técnico-cultural más elevada no puede dejar de corresponder ...la amplísima difusión de la instrucción primaria y la suma solicitud para favorecer al máximo a los grados interMedios. Naturalmente, que la necesidad de establecer la base más vasta [posible de selección y formación de intelectuales de calificación superior, es decir, de dar una estructura democrática a la cultura y V.enica superiores, no deja de tener inconvenientes, pues, como sucede de hecho en toda sociedad moderna, se crea, de ese modo, la posibilidad de grandes crisis de desocupación entre las capas medias intelectuales. Es de advertir, que la formación de los estamentos intelectuales en la realidad concreta no s .,.L3-2ieeesuce en un terreno emocra a... aostracto, sino conforme ,a procesos históricos tradicionales muy precisos. Se crean por'ras capas que tradrelonaltnente "producen" intelectuales y que son as mis i u ea mente se esoeCializan en el "agro", o sea, la pequena y la...media burguesía del cazp y algunos estratos de las de la ciudad. La variada distribución de los diferentes tipos (le escuelas "..- -2 Clá-Siths y profesionales— en el terreno econoenco" y las diferentes aspiraciones de las varias categorías de estas capas; determinan o conforman la producción de las múltiples r=inde es. -7)7.i7WCi-on intelectuár:ks-i7eiirelia, la burguesía rural pi esenta, espe ,lairnente, funcionarios estatales y profesionales, mientras, la burguesía citadina procura técnicos para la industria. Por eso, en el norte de Italia se forman, singularmente, los técnicos, y con similar particularidad, en el sur los funcionarios y los pifio f esionales. La relación entre los intelectuales y .1a. esfera de la producción...no .es_. inrnecli tít, como como sucede, con los, grupos s ociales_ fsja arnentales.,...pero es __`.1tnedi;Ita'.:,, y_ madi. f e1.1.... i..t r 29 ( rente escala, en toda la trama social, en el conjunto de la supraestructura. de la que, precisamente, los intelectuales son funcionarios. Se podría estimar lo "orgánico" de las distintas capas de intelectuales, su mayor o menor conexión con un grupo social básico, fijando una graduación de las funciones y de la supraestructura desde abajo hacia arriba, desde la base estructural hasta lo alto. De momento, se pueden establecer dos grandes "eapas"Tsupraestructurales• la llamada, por así decir, "s( ,cied.ci5pd .vil", que abarca al conjunto. de organismos volt; 'mente denominados "privados" y la " ociedad política D Estado", que corresponde a la nción "hegemónica" que el grupo dominante ejerce ore toda la sociedad y al "po-des de mando directo" que se manifiesta en el Estado y en el gobierno "jorídico". 16 Estas funciones son, precisamente, organizativas y de. conexión. Los intelectuales son los "empleados" del grupo dominante a quienes se les encomienda las tareas subalternas en la hegemonía social y en el gobierno político; es decir, en el consenso "espontáneo" otorgado por las grandes masas de la población a la directriz marcada a la vida social por el grupo básico dominante, consenso que surge, "históricamente", del prestigio.,--y por tanto, -• 1 5 Encontramos formulado, de modo sintético y sumamente claro, uno de los pensamientos gramscianos más importantes. el de le dictadura (dominio) y hegemonía (dirección intelectual y moral), entre coerción y consenso. Toda clase, para afirmar su poder, debe ejercer la diciadtira sobre las clases antagónicas, pero al mismo tiempo debe asegurarse la dirección de las clases y capas sociales no antagónicas. La relación entre aquellas dos entidades, ambas esenciales y connaturales.„ con la realidad del poder y del Estado, no se manifiestan por Grarrisci de modo abstracto, es decir, de una vez por todas. Esa relación se determina históricamente según la situación objetiva, estados de fuerza, etc. Queda, sin embargo, como cierto, que ninguna de las dos entidades es eliminable —al menos hasta que desaparezca el Estado— y que la entidad consenso es no sólo fundamental, sino indispensable para la conquista del poder y sa mantenimiento y robustecimiento para la construcción de una sociedad nueva. El pensamiento gramsciano constituye un desarrollo original de la doctrina leninista de la alianza de clases. • 30 de la confianza— originado por el grupo prevalerte por su posición y su papel en el mundo de la prodticción; y ij en el aparato coercitivo estatal, que asegura "legalmen- i te"ladiscpnogruativpsmen "desacuerdo", instituido no obstante para toda la sociedad en previsión de momentos de crisis de mando y de 1. declina. direcón,uaolsepntáo Este planteamiento del problema presenta una gran amplitud del concepto de intelectual, pero sólo asi es posible llegar a una concreción aproximada de la realidad. Este modo de proyectar la cuestión checa con los prejuicios de casta. Es verdad que la propia labor organizativa de la hegemonía social y del dominio estatal dan lugar a una cierta división del trabajo y, por consiguiente, a toda una.graduación•de calificaciones, de alguna de cuyas matizaciones están ausentes las atribuciones organizativas y directivas, ya que en el aparato de dirección social y estatal existe toda una serie de empleos de carácter manual y especializado, de sistema y no de concepto, de subalternos, no de jefes o funcionarios. Pero, evidentemente, estas distinciones son necesarias, como se precisará, también, hacer algunas otras. ,De hecho, la.actividad intelectual debe diferenciarse en grados, también desde el punto de vista intrínseco, pues tal graduación, en momentos decisivos, ofrece una verdadera diferencia cualitativa en sí. A los escalones superiores habrán de llevarse a lo creadores en las diversas ciencias, en la filosofía, en las artes, etc., y a los inferiores, a los más modestos administradores y divulgadores de la riqueza I intelectual ya existente, acumulada." La categoría de los intelectuales, entendida de este modo, se ha extendido en forma inaudita en el mundo mo14 En este caso, la organización militar se presenta también como modelo de este conjunto de graduaciones: oficiales subalternos," oficiales superiores, Estado Mayor: sin olvidar a las clases de tropa, cuya inizortancia real es mucho mayor do lo que so piensa. Es de notar que todos estos escalones se sienten J afianzados. 31 derno. En el sistema social democrático burgués se han creado imponentes masas de intelectuales que no se justifican solamente para la atención de las necesidades de la producción, sino también para las exigencias políticas del grupo básico dominante. De aquí la concepción loriana del trabajador improductivo" pero improductivo con referencia a qué y a cuál modo de producción?), la que podría disculparse, en parte, si se toma en cuenta a ese núcleo que saca el mayor provecho de su posición asignándose grandes ingresos sobre la renta nacional. La organización de la masa ha nivelado a los individuos en su calificación y psicología, determinando los mismos fenómenos que en las demás masas uniformadas: la concurrencia, que plantea la necesidad de la organización profesional de defensa de sus intereses, la desocupación, la superproducción escolar, la emigración, etc. Pluralidad de situaciones de los intelectuales urbanos y rurales Los intelectuales de tipo urbano se encuentran enlazados" a la industria y unidos a su suerte. Su tarea puede compararse a la de los oficiales subalternos del ejército: no tienen ninguna iniciativa autónoma en la elaboración y planeamiento de la producción; relacionan, articulan a 1T El concepto de trabajador improductivo se expone, entre otras obras en el Corso di economice politicd de Loria, publicada en 1%9 y luego reeditada. Según Loria. trabajadores improductivos son los poetas, los filósofos, escultores, escritores de todo tipo, médicos, abogados, profesores, etc., quienes entran en pugna con los propietarios capitalistas, ya que éstos desearían aumentar el número de disponibles a su servicio para pagarles menos, mientras que a aquéllos les interesa lo contrario. n9 una `de tantas extravagancias de Loria. 16 Junto a la que viven. 32 la masa de trabajadores especializados" con el empresario, preparan la ejecución inmediata del plan de producción establecido por el Estado Mayor de la industria, y controlan las fases laborales elementales. El promedio de los intelectuales urbanos se encuentra, por lo general, en situación muy uniforme; el resto se confunde cada vez más con el verdadero Estado Mayor industrial. Los intelectuales tipo rural son, en su mayoría, "tradi-i cionales", ligados a la población campesina y a la peque-1 fía burguesía de la ciudad (particularmente de las pe-1 quefias) aún no atendidas y puestas en movimiento por el sistema capitalista. Abogados, notarios, etc., relacionan a la masa aldeana con la administración estatal o local, jugando, por tanto, un gran papel político-social, ya que la actividad mediadora profesional difícilmente puede carecer de la correspondiente relación política. En otras palabras, en la campiña, el intelectual —va sea sacerdote.• ahogado, maestro, notario o médico— goza de un nivel de vida diferente, cuando no superior, al del aldeano medio, razón por la cual representan el modelo social en la aspiración aldeana a salir de su condición, mejorándola. • El campesino anhela siempre que por lo menos uno de sus ,hijos llegue a ser intelectual — especialmente le agrada el sacerdocio — ; es decir, que se convierta en señor, elevando así el rango social de la familia y facilitándole la vida económica por la influencia, que no dejará de tener, cerca de los demás señores. La actitud del aldeano hacia el intelectual es doble y contradictoria: • admira la posición social del intelectual y del empleado estatal en 19 Las observaciones de Gramsci, válidas, en general, en el período en que las escribió, se amplian ahora. Estos intelectuales asumen, en la actualidad, nuevas funciones y no sólo técnicas, sino de organización de la voluntad de los obreros en apoyo a la dirección administrativa de la empresa a fin de aumentar la productividad (beneficios, en el régimen capitalista) conforme al ejemplo que presentan los técnicos fabriles en los Estados Unidos. Su influencia política directa sobre los obreros puede ser observada en nuestros días. LA FORMACION.— 2• 33 general; sin embargo, a veces, fingen despreciarla, o sea, que su admiración encierra rasgos parciales de envidia e ira. No se entenderá nada de la vida colectiva aldeana ni de los gérmenes y fermentos de desarrollo que contienen, si no se torna en consideración, si no se estudia en concreto y no se profundiza sobre la influencia que sobre ellos ejercen los intelectuales. El desarrollo orgánico de la masa aldeana está ligado, hasta cierto punto al movimiento de los intelectuales, en el que se inspira. Los intelectuales urbanos son un caso distinto. Los técnicos de fábrica no cumplen ninguna misión politica sobre el conjunto de trabajadores especializados, ya que, en definitiva, tal función correspondió a fases ya superadas. Y en ocasiones sucede lo contrario: que la masa de trabajadores calificados, y aunque sea a través de sus propios intelectuales orgánicos, ejerce influencia política sobre los técnicos. Corno cuestión esencial del problema se presenta la:" diferenciación entre intelectuales corno categoría orgh-. 1. , intelectuales como ca-i sZ rica de cada grupo social bás ic o tegoría tradicional, sobre cuya distinción emanan multitud de problemas y posibilidades de investigación histórica. ;. Desde el ángulo relacionado con el partido política moderno, la cuestión más interesante es la que atañe a su verdadero origen, a su forma y desarrollo. ¿Qué dependencia tiene el partido político con el problema de los intelectuales ? Es preciso tener presente algunas consideraciones. En primer lugar, para algunos grupos sociales, el partido político no es más que el modo peculiar de crear su propia categoría de intelectuales orgánicos —y así se forman, y no pueden por menos de hacerlo dadas las características y condiciones generales del surgimiento, vida y desarrollo del grupo social determinado— en el icampo político y filosófico y no en el de la técnica de producción.2 ° Y, luego, porque el partido político, para cual- I 20 Gnamsci se refiere aquí a la clase trabajadora, quien, a través de su partido crea sus propios intelectuales orgánicos. 34 quier grupo, es justamente el mecanismo que en la sociedad civil cumple similar función a la más vasta y sintetizada que practica el Estado en la sociedad política. i. Es decir, procura la soldadura entre los intelectualespr- 1 gánicos del grupo dominante y los intelectuales tradicionales; y el partido cumple esta misión subordinada a la esencial de preparar a sus componentes, elementos de un grupo social que nace y se desarrolla en lo económico, hasta convertirlos en intelectuales políticamente calificados, en dirigentes y organizadores de toda clase de actividades y funciones inherentes a la evolución orgánica de la sociedad, en lo civil y en lo político. De tal forma, puede decirse que, en su ámbito, el partido político realiza su misión más completa y orgánicamente que, en una esfera más amplia. cumple el Estado la suya. Un intelectual que entra a participar en el partido político de un específico grupo social, se integra a los intelectuales orgánicos del mismo, se conecta estrechamente al grupo, no sucede con la participación en el medio estatal más que relativamente, salvo en algunas ocasiones. De ahí, qúe muchos intelectuales piensan que son el Estado, creencia que, dada la masa imponente de la categoría, ha 1. adquirido en ocasiones notoriedad y creado especiales complicaciones al grupo económico básico que realmente . I es el Estado. 21 La consideración de que todos los miembros del partido político deben ser estimados corno intelectuales, es algo que quizá se preste a motivo de burla y de ridículo, pero, si se reflexiona, nada más exacto que esta afir- 1 "En el campo de la técnica de producción —añade Gramsci en una nota— se forman los estratos que podríamos decir equivalen a las clases de tropa del ejército, o sea, los trabajadores calificados o especializados de la ciudad y, mejor aún, los medieros y colonos en el campo." 21 Gramsci alude a las contradicciones que, en ocasiones, pueden surgir entre determinados politices que dirigen oficialmente el Estado y la fuerza económica, pero los que, en realidad, son agentes o, como dice frecuentemente Gramsci, empleados. 35 !nación. Podrán haber diferencias graduales, y, sin embargo, lo importante no es el mayor o menor volumen de más o menos alta graduación en la composición' del ) partido, sino su función directiva y organizativa, educarecirarn,ncliatn er in teno itnid gsa iarelpaerra" tilVap,aretsiddoecplorlítrco i telpecatruaalc. usintr comerciar, fabricar más y a menor costo, o el campesino para aprender nuevos métodos de cultivo de la tierra, aunque algunos aspectos de las exigencias del comerciante, industrial o campesino pueda satisfacerlas el partido político. Para estas exigencias, dentro de ciertos límites, están los sindicatos profesionales, donde las actividades económicocorporativas del comerciante, el industrial y el campesino encuentran el marco adecuado. En el partido político, los componentes del grupo social económico superan esta preocupación de su desarrollo histórico y se transforman en agentes de actividades generales de carácter nacional e internacional. Esta función del partido político se aprecia mejor después de hacer un análisis histórico concreto del modo en que se desarrollan las categorías orgánicas y tradicionales de los intelecttiáles, tanto en el terreno de los diferentes aconteceres históricos nacionales como en la evolución de los distintos grupos sociales más importantes en el cuadro de los diversos países, especialmente de los grupos cuya vida económica se basa fundamentalmente en el 'trabajo especializado. 36 -SOCIOLOGÍA- 12 UNIDAD 2 M. HORKHEIMER / T. W. ADORNO TEORÍA SOCIOLÓGICA CONTEMPORÁNEA PÁG. 7A 14 PRÓLOGO A LA PRIMERA EDICIÓN ALEMANA PÁGS 15A 59 CONCEPTO DE ILUMINISMO 28 (COPIAS) Dialéctica del iluminismo Traducción de H. A. MURENA EDITORIAL SUDAMERICANA BUENOS AIRES PRÓLOGO A LA PRIMERA EDICIÓN ALEMANA IMPRESO EN LA ARGENTINA Queda hecho el depósito que previene la ley 11.723. ©1987, Editorial Sudamericana S.A., Humberto 1531, Buenos Aires. Cuando hace dos años iniciamos el trabató cuyas primeras pruebas dedicamos ahora a Friedrich Pollock, esperábamos poder terminar y presentar la totalidad en ocasión de su.quincuagésimo aniversario. Pero cuanto más adelantábamos en la empresa más nos dábamos cuenta de la desproporción entre ella y nuestras fuerzas. Lo que nos habíamos propuesto` erra nada menos Tue comprender por qué la humanid,ad,enJugar-de. entrar en un estado verdaderamente humano, desemboc¢ en un nuevo género de barbarie. Habíamos subestimado las dificultades del tema, porque teníamos aun demasiada f e en la conciencia actual. A pesar de haber observado desde hacía muchos años que en la actividad científica moderna las grandes invenciones se pagan con una creciente decadencia de la cultura teórica, creíamos poder guiarnos por el modelo de la organización científica, en el sentido de que nuestra contribución se limitase esencialmente a la crítica o a la continuación de doctrinas particulares. Hubiéramos debi--,1a---tas do atenernos, por lo menos en el orclen-te.mátiso disciplinas tradicionales: sociología, psicología..g-gnoseo- ISBN 950-07-0464-1 Título del original en alemán : Dialektik der Aufklarung. Philosophische fragmente Publicado en alemán por: Querido Verlag N. V. Amsterdam ©-1944 by Social Studies Association, Inc. All rights reserved S. Fischer Verlag B.m.b.1-1., Frankfurt a/Main logia. Los fragmentos recogidos en este volumen demuestran que hemos debido renunciar a aquella fe. Si el examen y el estudio atento de la tradición científica constituye un momento indispensable para el conocimiento —en especial allí donde los depuradores positivistas la abandonan al olvido como cosa inútil—, por otro lado, en la fase actual de la civilización burguesa ha entrado en crisis no. sólo la organización sino el sentido mismo de la ciencia. Ló qué los fascistas hipócritamente elogian y lo que Ids dóciles expertos en humanidad invenuamente cum- 8 MAX NORKNEIMER-THEODOR W. ADORNO píen, la autodestrucción incesante del iluminismo, obliga al pensamiento a prohibirse hasta el último candor respecto a los hábitos y las tendencias del espíritu del tiempo. Si la vida pública ha alcanzado _un, estadio en el que el pensamiliitá ie-tfaiilróiírralnevitablemente en mercancía y la:"lengüá- en embellecimiento de ésta, ;el intento de desnudar tal de avación debe negarse a 4exigencias" anre-i-cre qüe sus_cansecuencias_histáricas .univrridtersTrdlloritle-fr-pot completo-imposible. Si los obstáculos fueran solarnente aquellos que derivan de la instrumentalización inconsciente de la ciencia, el análisis de los problemas sociales podría vincularse con las tendencias que están en oposición a la ciencia oficial/ PWró también éstas han sido embestidas por el proceso global de la próducción y no han cambiado menos que la ideología contra la cual se dirigían. Les ac teció_lo qu_e_siempre le acontece, al. , ensaco ento me orib-s-o; et cual, ap_erias sale- Voluntariamente de,su elementb -critia7,. prira quzzeztir_s_e_Enjus_t_tumento.4_seriv-férodéuna realidad;contribuy . Rtivo - en algo riegativo_y funesto.,La filosofía, que en el sigló)ü,an, a 75eSarde-irrqtréWiii de libros y hombres, inspiraba a la infamia un terror mortal, bajo Napoleón había pasado ya al partido de ésta. Incluso la escuela apologética de Comte usurpó la sucesión de los inflexibles enciclopedistas y tendió la mano a todg_aquello contra lo cual éstos habían combatido. Lasfietas ) is:de la crítica .e.n.apro- ,1 le'a'TUne ni siquiera el contenido...teórico, bació-n_Lm • cuc4 . 1,erria_ci se volatiliza. Por lo -dernás, hoy la historio' motorizada anticipa incluso estos desarrollos espirituales, y los exponentes oficiales, que tienen otras preocupaciones, liquidan la teoría que los ha ayudado a conquistarse un puesto bajo el sol aun antes de que esta haya tenido tiempo de prostituirse. En la reflexión crítica sobre su propia Culpa el pena..._ se ve p57icirda5 privado no-S615-det- uso-afirmatarita-ezentifica y-cotidiana-álló-tditi6Un d-ClWle_la_aposiciáriyo se prél-enta más una sola expresión que ~- conspirar con tendencias del pensa- 9 miento dominante, y lo que una lengua destruida no hace por cuenta propia es sustituido inevitablemente por los mecanismos sociales. A los censores libremente mantenidos por las firmas cinematográficas a los efectos de evitar gastos mayores corresponden fuerzas análogas en todos los campos. El proceso al que es sometido un texto literario, si no es ya en la previsión automática del autor, de todos •modos parte del staff de lctores, revisores, ghost writers, dentro y fuera de las editoriales, supera en perfección a toda;. censura. Tornar completamente superfluas las funciones de la censura parece ser —no obstante toda reforma útil— la ambición del sistema educativo. ctamente En su convicción de que, si no se limita estri a la determinación de los hechoá y al cálculo de proba... cognósóitivo se hallaría -demasiado expuesto al charlatanismo y a la superstición, el sistema educativo prepara el árido terreno para que acoja ávidamente supersticiones y charlatanismo. Así como la prohibición ha abierto siempre camino al producto más nocivo, del mismo modo la prohibición de la imaginación teórica abre camino aja locura política. Y en la medida en que los hombres no han caído aún en su poder, son privados por los mecanismos de censura —externos o introyectadós en su interior— de los medios necesarios para resistir. La aporía ante la que nos encontramos frente a nuestro trabajo se reveló así como el primer objetivo de nuestro estudio: la autodestrucción del iluminismo. No tenemos ninguna duda —y es nuestra petición-de prin-Oipiórespecto a que la libertad en la sociedad es inseparable del pensamiento iluminista. Pero consideramos haber descubierto con igual claridad que el concepto mismo de tal pensamiento, no menos que las formas históricas concretas y las instituciones sociales a las que se halla estre..en de la regresión chamente ligado, implican ya el _aelin que hoy se verifica4-35r doquier. Si el iluminismo no acoge en sí la conciencia-de este morrientdX-egfáTiT67firma su propia condena. Si la reflexión sobre el aspecto destructor del progreso es dejada a sus enemigos, _el pensamiento ciegamente pragmatizado pierde-su carácter-de-superación DIALÉCTICA DEL ILUMINISMO 10 MAX HORKHEIMER - THEODOR W. ADORNO ---co iEn la misteriosa actitud de las masas técTnicamente edificadas para caer bajo cualquier despotismo, ;en su tendencia autodestructora a /p paranoia "popular", / en todo este absurdo incomprendid# se revela la debilidad de la comprensión teóricade i1Qu ' Creemos contribuir con estos fragmentos a dicha comprensión en la medida en que muestran que../a_causa regresión del iluminismo arla mitología 7.10 cada....tant.o...enlasnad:ernal_mitologías._n- acionalistas, paganas, etc., elegiclas---deliberaclamente_Porno_fines_legresivos, como • en propio iluminismo paralizado por .. el iiTiido7CLla_verdad, entendiendo a ambos conceptos no sólo en el sentido de la "historia de la cultura" sino también en sentido real. Así como • el iluMinismo expresa el . movimiento real de la sociedad burguesa en general bajo la especie de sus ideas, encarnadas en personas e instituciones, del mismo modo lamed cia racional sino también_su.configuración_en_la_rea/idad. _ El` 7-r-iiiaa.:Farfzeterístico_del _auténtico .hij_o_ de la- civiliza eión que; por lo demás -, desde que .son percibidos se hallan ya esquemáticamente preformados por las costumbres dominantes en la ciencia, en lós negocios y en la política, es idéntico a/ miedórispecto a la desvicsción-saciaLT.ales costumbres . determinan incrusa_eljcoripepta (1..?...0..lariM1 (en la tingila y errékp -ensamiento) al que arte, literatura irf -iirdo-fia debelIlzi hoy adecuarse. Este...concepto —que califica -dé oscúfo y compliarli5 sobre todo de extraño al espíritu nacional, al pensamiento que interviene negativamente en . los hechos y én las formas de pensar dominantes— conde., na aj_elp:/1r,„a_unaL h seguera-eada vez más_ profunda., El heno de que incluso el reformer más honesto, •M recomienda la renovación de un lenguaje consumido por el uso, refuerce —al hacer suyo un aparato categorial prefabricado y la mala filosofía en que éste se Sostiene— el poder de lo que existe, ese mismo poder que querría quebrantar, forma parte de la situación sin camino de salida. licLfa i, sa_ cLe,s_sólo_cdra-frame--de-indicar el mito_EL-mit~siempre_oscura_y_evidente_a_ia,..1?ez, . DIALÉCTICA DEL ILLIVIINISMO 11 ue y se ha distinguido siem • e por su amiliaridad exime •11 tra•a o • e concep o. La condena natural deos hombres es hoy inseparable"; del progreso socia', El • mento de_apraguzcióneconócondidofies para un mica, que e • endra •.1/ n lado frtgl d- 75-mál justo _procura_porot • clo_d_aparatóié.c.nico 1 y -a- 1-5:§Triipos sociales que disponen.. de_ él una inmensa su~dtirsórr-67erréklb-dé la „po-biación;EI individuo 1 se ve„rilialaii"...aro -freVife -alas- p o- tearas Tales potencias lleúan al mismo tiempo a un nivel, hasta ahora sin precedentes, el dominio de la sociedad .sobre rece_tente al la naturaleza. Mientras e vee como nunca aparato al ue sirve, ese apárato lo /o.a hecho,. En el estado injusto la impotencia y rd gibilidad de la masa crece - con la cantidad de bienes que le es asignada. La elevación dert-ribei de vida de los infet -Tñtiente -consid-efilbTe`y socialmente insigriores - .-----Wat é- fia nificante— se refleja en la aparente e hipócrita difusión del espíritu, cuyo véradderrriftpfIretia.7ffeTaci5n.3 0- 2.tareificación...E/ espíritu no puede menos que • debilitarse - I. cúadó es consolidado como patrimonio cultural y distri- I/ buido con finessle_consumo. El alud de informaciones minuciosas y de diversiones domesticadas corrompe y estupidiza al mismo tiempo. No se trata de la cultura como valor en el sentido de los "críticos de la. civilización", Huxley, Jaspers, Ortega y Gasset; etc., sino del hecho de que el iluminismo debe tomar conciencia de sí, si no se quiere que los hombres , sean completamente traicionados. No se trata de conservar el pasado, sino de realizar sus_Ispetanzas. Mientras del pasado. ' .---7-rcó~destrucción c qué hoy el Si la cultura respetable ha sido hasta el siglo pasado un privilegio pagado con mayores sufrimientos por quienes se hallaban excluidos de la cultura, la fábrialigiénica de nuestro siglo ha sido pagada con la usi l_ós~,s_culturales en el .crisot esmesurado. Y tal vez no fuese siquie-rcrlin—iffecto tan alto como lo consideran los defensores de la cultura, si la venta y liquidación de la cultura no contribuyese a pervertir y convertir en lo contrarió las mejoras económicas. - 12 MAX HORKBEIMER - THEODOR W. ADORNO En las condiciones actuales incluso los bienes materia. les se convierten en elementos de cteibenturaTSUrMasa de los bienes materiales; por falta delLjel úa.ilaeicirdaba origen en el período precedente, bajo_. forma de superproducCfón:cl-Crisis de la economía interna, hoi; cuandoldbpos de poder han ocupado el puesto yiafirinción de aquel Meto social, dicha masa produce la amenaza . irtternaciona/ del fascismo:. el progreso_se.inviettLy se convierte en regreso. El hecho de que la fábrica higiénica -1-13-cro lo que con ella se relaciona liquiden obtusamente la metafísica es cosa en definitiva indiferente; pero que la fábrica y el palacio de deportes se conviertan dentro de la totalidad social en una cortina ideológica tras la que se condensa la miseria real no resulta indiferente. A partir de este punto surgen nuestros fragmentos. El primer ensayo, que es la base teórica de los siguientes, busca esclarecer la mezéldde _racipttalidad_~d • social, I .tairibién la7-6tra mezcla, inseparable de la priMera, de naturaleza y dominio de la naturaleza. La crítica a la que- en tal- ensayo se spmete_al iluminismo tiene por objeto :preparar un conce2to positivo - lite —que- lo libere de la petrificici6n en ciego. dominio. En términos muy generales él primer ensayo podría resumirse, en su aspecto criticó"; en dosteSis: el mitii -ess! Ya iluminismo, el iluminismo vuelve a con -u-ertirse-eñraft-oióqfg. Estas tesis son ilustraday,en los dos excursus sobre temas concretos particulare_El primero estudia la dialé~_de ituminisma_ enzW-OdílIC.Care2Timo de los primerísimos documentos representativos de la civilización-burguesa occidental. En el centro se hallan los conceptos de sacrificio y de renuncia, en los cuales se revela la diferencia. y la unidad de la npturaleza mítica y del dominio racional de la naturaleza.;El segundo excursus se ocupa de Kant, Sade y NietiSche, inflexibles ejecutores del iluminismo. En él se muestra cómo el..dominio de todo lo que es .natural-en el Iiijetódueño de sí concluye justamente én el dominio de la objetividad y de la naturalidad más ciega. Esta tendencia nivela todos los contrastes del pensaMiento burgués, empegando por el que existe entre rigor moral y amoralidad absoluta.. - 13 El capítulo sobre la industria cultural muestra la regresión del iluminismo ... JaiskoLlogía_aik tiene su expresión difitYriiErt eirerale y en la radio, donde_. el iluminismo fe-SitOTr oen el-cálculo delefecto yen la técnica de producción y difusión;1 13deolola, en cuanto a aquello que es su verdadero contenido, sé agotaen la fetichización de lo existente y del poder que contiiilá la técnica. En eránálisisde esta contradiccióii la indiütriaciatural es tomada con más seriedad que lo que ella misma querría. Pues dado que sus continuas declaraciones respecto a su carácter comercial y a su naturaleza de verdad reducida se han convertidó desde hace tiempo en una excusa para sustraerse a la responsabilidad de la mentira, nuestrocWZAHIsis se -atiene-d-la pretensión objétiVamente inherente a sus productos de ser creaciones estéticaside ser por lo tanto verdad representad,a. -EF.tdinconsistencia de targretensIón séTesenmascara la vacuidad social de tal industria. Este capítulo es aun más fragmentario que los otros. El análisis- ;en forma de tesis de los "elementos del antisemitismo" está dedicadocirretorno de la ,sociedad iluminada a la barbarie en ld-rédlidad.- La tendencia a la autodestrucción pertenece' desde el comienzo a la racionalidad no sólo idealmente sino también prácticamente y no sólo en la fase en que emerge en toda su evidencia. En este sentido es esbozada una prehistoria filosófica del antisemitismo. Su "irracionalismo" se deduce de la esencia misma de la raiffii-dominCtnte y del mundo hecho a su imagen. Los Elementos están relacionados en forma estrecha con investigaciones empíricas del Institut für Sozialforschung, fundación creada y mantenida en vida por Feliz Weil, sin la cual no sólo nuestros estudios sino también buena parte del trabajo teórico continuado a pesar de Hitler por los alemanes emigrados no hubiera sido posible. En la última sección se publican apuntes y esbozos que en parte entran dentro de la corriente teórica de los ensayos precedentes, pero que no podían hallar su puesto en ellos, y en parte dibujan provisionalmente problemas DIALÉCTICA DEL ILUMINISMO MAX HORKHEIMER-TMODOR W. ADORNO 14 que serán objeto de trabajo futuro. Se refieren en< su mayor parte a una antropología dialéctica. Los Angeles, California, mayo de 1944. El libro no contiene modificaciones importantes en el texto, terminado durante la guerra. Se ha agregado a continuación la última tesis de los Elementos del antisemitismo. Junio de 1947, MAX HORICHErMER TWODOR W. ADORNO CONCEPTO DE ILUMINISMO eri el sentido más amplio de pensamien: to en -c-oTifíao_progreso, ha perseguido siernpre el objetiv-o de quitaien amos. Pero la' tierra enteramente iluminada resplandece bajo el signo de una triunfal desventura. El pro.-del iluminismo consistía-en- liberar alanundo.de; gram la magia. Se ,relSói-11. - mediante 11 ciencia, disolver los mitZ'S-Ty- confutara imaginación. Bacon, "el padre de la filosofía experimental", 1 recoge ya los diversos temas. Desprecia a los partidarios de la tradición, quienes "pri-. mero creen que otros saben lo que ellos no saben; luego suponen Éaber ellos mismos lo que ellos no saben. La credulidad, la aversión respecto a la duda, la precipitación en las respuestas, la pedantería cultural, el temor a contradecir, la indolencia en las investigaciones personales, el fetichismo verbal, la tendencia a detenerse en los conocimientos parciales: todo esto y otras cosas más han impedido las felices bodas del intelecto humano con la naturaleza de las cosas, para hacer que se ayuntase en cambio con conceptos vanos y experimentos desordenados. Es fácil imaginar los frutos y la descendencia de una unión tan gloriosa. La imprenta, invención grosera; el cañón, que estaba ya en el aire; la brújula, conocida ya en cierta medida antes: ¡qué cambios no han aportado,__Ia. una al estado de la ciencia,. 7irarc de la guerra, la tercera al de las finanzas, el comercio y ra-Tña.vegacion! Y fiémds -dado estas Triv—earóliet-, - con 1 Voltaire, Lettres philosophiques, Garnier, 1879, vol. XII, pág. 118. en Oeuvres comptétes, MAX HORKHEIMER - THEODOR W. ADORNO 16 repito, casi por casualidad. La superioridad dél hombre reside en el saber, no hay ninguna duda respecto a ello. En el saber se hallan reunidas muchas cosas que los reyes con todos sus tesoros no pueden comprar, sobre las cuales su autoridad no pesa, de las que sus informantes no pueden darles noticias y hacia cuyas tierras de origen sus navegantes y descubridores no pueden enderezar el curso. Hoy dominamos la naturaleza sólo en nuestra opinión, y nos hallamos sóinefidIra-ru nece-srilád;j517ro si-nosdejáséTribá guiar ii-or -élrá—érriTairiVención, or cliarnos ser sus amos - en:la-práCtia". 2 len que ajeno a -las matemáticas, Bacon . ha sabido descubrir con exactitud el animus de la ciencia sucesiva. El feliz connubio en que piensa, entre el intelecto humano y la naturaleza de las cosas, es de tipo patriarcal: el intelecto que vence a la superstición debe ser el amo de la naturaleza desencantada. El saber, que es poder, no conoce límites, ni en la esclavización de las criaturas ni en su fácil aquiescencia a los señores del mundo. Se halla a disposición tanto de todos los fines de la econo,mía burguesa, en la fábrica y en el campo de batalla, como de todos los que quieran manipularlo, sin distinción de sus orígenes. Los-reyes-na-disponen_de-la-técnica más directamente que_lo_que 1g hacen_los.inercaderes: la técnica_es-democrática- como-el-sisterna_eco~ e_ ue_se_desarrolla. La técnica es la esencia de tal saber. Dicho-saber-no-tiende -sea en Oriente como en OCCidente- a .1os-conceptos -y a -las imágenes, a la felicidáctsiencnnocimienta ; --sino al método, p. la explotación del rabajo,_ al capitaLprivacio o estatal. 't'Ocios los des-cubrimientos que aun promete según Bacon son a su vez instrumentos:- la radio como imprenta sublimada, el avión de caza cómo artillería más eficaz, el proyectil guiado a distancia como brújula más segura. Lo que los hombres quieren aprender de la naturaleza á -TIforma- dé utilizarla para lograr -érao—im riró-iiifegía1 de la era el único de los viejos que aún se le resistía, la última 2 Bacon, In Praise of Knowledge, Miscellaneous Tracts upon Human Philosophy, en The Works of Francis Bacon, a cargo de Basil.Montagu, London, 1825, vol. I, pág. 254 y sigs. Cfr. Bacon, Novum Organum, en op. cit., vol. XIV, pág. 31. Bacon, Valerius Terminus, of the Interpretation of Nature, Miscellaneous Tracts, en op. cit., vol. I, pág. 281. 17 ILUMINISMO naturaleza y de los hombres. Ninguna otra cosa cuentsr.-Shr-mira mismo, el iluminismo ha quemado hasta el último resto, de su propia autoconciencia. Sólo el pensamiento que se hace violencia a sí los mismo es lo suficientemente duro para rálfaár i mffos. Frente al actual triunfo-` del "sentido de los hechos", incluso el credo nominalista de Bacon resultaría sospechoso de metafísica y caería bajo la acusación de vanidad que él mismo formuló contra la escolástica. Poder y conocer son sinónimos.' La estéril felicidad de conocer es lasciva tantopara_Bacon..'cornó_lara Liiterb. Lo que iinwta no es la satisfacción_que ,los_ .-hombres. llaman Véttlád;iin-olá.o.p-e.Fin-didfr el procedimiento eficaz; , "el verdadero fin area la ciencia" reside no en" "discursos plausibles, edificantes, dignos o llenos de efecto, o en supuestos argumentos evidentes, sino en el empeño y en el trabajo, y en el descubrimiento de detalles antes desconocidos para un mejor equipamiento y ayuda en la vida".4 No debe existir ningún misterio, pero tampoco el deseo de su revelación. La liberación del mundo respecto a la magia es la liirialacifi del animismo. Jenó-fadiculiza aros dio ses rnúltiplég,"qüe-se-asemejan a sus creadores, los hombres, con todos sus accidentes y defectos, y la lógica más reciente denuncia las palabras convencionales del lenguaje como monedas falsas que conviene sustituir por fiches neutrales. El mundo se convierte en caos y la síntesis en salvación. No hay ya ninguna diferencia entre el animal totémico, los sueños del visionario y la idea absoluta. En su itinerario hacia la nueva ciencia los hombres renuncian al significado. Sustituyen el conceptopor la _fórmula, la causa por Ja_regla _y_la _probabilidad. La causa ha sido el último concepto filosófico COT1-.-él-DIALÉCTICA DEL cualrítienfhgladocuts,peq 3 4 18 MAX HORKHEIMER. - THEODOR W. ADORNO secularizaCión del principio creador. Definir modernamente sustancia y cualidad, actividad . y 7s-éry existen-MY:ha sido, desde Bacon en adelante, interés y 'carea de la filosofía; pero laciencia:se desentendía ya de estas categorías. Habían sobrevivido como idola theatri de la vieja metafísica, y eran ya, en los tiempos de aquélla, monumentos de entidad y fuerzas de la prehistoria, cuya vida y muerte habían sido expuestas y trazadas en los mitos. Las categorías mediante las cuales la filosofía occidental definía el orden eterno de la naturaleza, señalaban puntos ya ocupados por Ocnos. y Perséfona, Ariadna y Nereo. Las categorías presocráticas fijan el momento del tránsito. Lo húmedo, lo informe, el aire, el fuego, que aparecen en ellas como materia prima de la naturaleza, son residuos apenas racionalizados de la concepción mítica. Así como las imágenes de la generación de la: tierra y del río, llegadas hasta los griegos desde el Nilo, se convirtieron allí en principios hilozoicos, en elementos, del mismo modo la inagotable ambigüedad de los demonios míticos se espiritualizó en la forma pura de las esencias ontológicas. Por último, con las ideas de Platón, incluso las divinidades patriarcales del Olimpo invisten las características del logos filosófico. Pera..:en..la_her_encia platónica y aristotélica de_la rnetafísica_el ilurninismo_r_econocióFarántinsión guas fuerzas y persiguió como_superstición la -5FEté1 de verdad de los_ universales.. El iluminismo cree aún descubrir en la autoridad de los conceptos generales el miedo a los demonios, con cuyas imágenes y reproducciones los hombres buscaban, en el ritual mágico, influir sobre la naturaleza. &, partir de ahora la materia debe ser dominada más allá deTTOda ru-Siarr -réSpecto a fuerzas superiores a ella o inmanentes en ella, es deCit, - de cualidades ocultas. Lo que no se adapta al criterio del cálculo y_cle- la utilidad -ésá-fos-ojos del iluminismo, pechoso. Y cuando el iluminismo puede desafrollárSe sin perturbaciones provenientes de la opresión externa, el freno desaparece. Sus mismas ideas sobre_los derechos de los hombres terminan_por correr la suerte cfe15 -1 viejos- universales. Ante cada resistencia es- iiifitual• que 19 encuentra su fuerza no - hace más que aumentar.' Ello deriva deLhecho de que el iluminismo-se-reconoce-a- sí ;-. mismo-ineltisct-en los mitos. Cualesquiera que sean los mitos a los que incumbe la resistencia, por el solo hecho de convertirse en argumentos en este conflicto, rinden homenaje al principio de la racionalidad analítiCa que reprochan al iluminismo. El iluminismo es totalitario. En _la .base del mito_ 'el iluminismo ,ha vistosiempre antropomorfismo, la proyección de lo subjetivo sobre la naturaleza. Lo sobrenatural, espíritus y demonios, serían imágenes reflejas de los hombres, que se dejaban asustar por la naturaleza. Las diversas figuras míticas son todas reducibles, según el iluminismo, al mismo denominador, es decir, al sujeto. La respuesta de Edipo al enigma de la Esfinge —"ellombre_v_u.elste_in3plisoriminadamente, como solución estereotipada del iluminismo, ya se trate de un trozo de significado objetivo, de las.líneas de un ordenamiento, del miedo a fuerzas lalignas o de la esperanza de salvación. El iluminismo reconoce a priori, como ser y acaecer, sólo aquello que se deja reducir a una unidad; su ideal es el sistema, del cual se deduce todo y cualquier cosa. En eso no se distinguen sus versiones racionalista y empirista. Pese a que las diversas escuelas podían interpretar diversamente los axiomas, la estructura de la ciencia unitaria era siempre la misma. El postulado baconiano de una scientia universalis 6 es —pese al pluralismo de los campos de investigación— tan hostil a lo que no se puede relacionar como la mathesis universa/is leibniziana al salto. La multiplicidad de las figuras queda . reducida a la posición y el ordenamiento, la historia al hecho, las cosas a materia. Según Bacon, debe subsistir entre los princiDIALÉCTICA DEL ILUMINISMO 5 Cfr. Hegel, Phdnomenologie des Geites, en Werke, II, pág. 410 y sigs. 6 En ello están de acuerdo Jenófanes, Montaigne, Hume, Feuerbach y Salomon Reinach. Cfr. Reinach, Orpheus, versión inglesa de F. Simmons, London & New York, 1909, pág. 6 y sigs. Bacon, De augmentis scientiarum, en op. cit., vol. VIII, pág. 152. 20 MAX HORKHEIMER - THEODOR W. ADORNO pios supremos y las proposiciones empíricas una conexión lógica evidente a través de los diversos grados de universalidad. De Maistre lo torna-eri - bi'anaz.diciendo que posee une idole d'échelle.8 La lógica formal ha sido la gran escuela de la unificación. Lálógica -fófínal ofrecía a - lbs iliaiiiiltas-erésqiiérii-a de la calculabilidad del universo. La equiparación de sabor mitológico de las ideas con los números en los últimos escritos de Platón expresa el anhelo de toda desmitización: el número se convierte en el canon del iluminismo. Las mismas ecuaciones dominan la justicia burguesa y el intercambio de mercancías. "¿No es acaso la regla de que sumando lo impar a lo par se obtiene impar, un principio tanto de la • justicia como de la matemática? ¿Y no existe una verdadera correspondencia entre justicia conmutativa y distributiva por un lado y proporciones geométricas y aritméticas por, el otro?" " La sociedad burguesa-se-halla dominada por lo equiv-alente. Torna •CbMparable_lo heterogéneo reduciéndolo a grandezas abstractas. Todo lo que no se resuelve en números, y en definitiva e/L.10 uno, se convierte para el iluminismo en apariencia; y el positivismo moderno confina esto a la literatura. Unidad es la palabra de orden, desde Parménides a Russell. Se continúa exigiendo la destrucción de los dioses y de las cualidades. Pero los mitos que caen bajo los_golpes_del.iluminismo eran ya prodiTérfo1-de- rm —iim co...ilurninismo. En el cálculo científkbldél acontecer queda anulada 12."áprtrEilaó -n queel pensaniiento- liabíalorinüládb_.,t0-; ariatonte-cer. El rriiro--quería contar, nombrar, maniestar el origen: y iior5 -- tanto también exponer, fijar, explicar. Esta tendencia se vio reforzada por el exten• dimiento y la recompilación de los mitos, que se cónvirtieron en seguida, de narraciones de cosas acontecidas, en doctrina. Todo ritual implica una concepción del acon- l vo, DIALÉCTICA DEL ILUMINISMO tecer, así como delyroceso específico que debe ser influidopor el encarlia--Miento. Este elemento teórico del ritual se tornó independiente en las primeras epopeyas de los pueblos. Los mitos, tal como los encontraron los trágicos, se hallan ya bajo el signo de esa disciplina y ese poder que Bacon exalta como meta: En el lugar de los espíritus y demonios locales había aparecido el cielo y su jerarquía, en el lugar de las prácticas exorcizantes del mago y la tribu, el sacrificio graduado jerárquicamente y el trabajo de los esclavos mediatizado mediante el mando. Las divinidades olímpicas no son ya directamente idénticas a los elementos, sino que los simbolizan. En Homero, Zeus preside el cielo diurno, Apolo guía el sol, Henos y Eo se hallan ya en los límites de la alegoría. Los dioses se separan de los elementos como esencias de éstos. A partir de ahora el ser se divide en el tO g —que se reduce,. con el progreso dé-Ta7-firaófía7 a-lá mónada; al mero punto de referencia- 7-- y en la masa de todas las cosas y criaturas exteriores, Una sola diferencia, la _propio ser y ld edlidat-absorbe-a OUís. Si se dejan de lado las diferencias, el todartág-I da:Som ardo liótábrI: En -él16 _concuerdan mundo-. qu.—pká. ...olím la historia judía de la creación y. la. religióii. "...Y dominarán los peces del mar y los pájaros del cielo y en los ganados y en todas las fieras de la tierra y en todo reptil que repta sobre la tierra." 11 "Oh Zéus, padre 'Zeus, tuyo es el dominio del cielo, y tú vigilas desde lo alto las obras de los hombres, justas y malva- . ; das,eincluorgdsanimleytcopce la rectitud." la "Puesto que las cosas son así, uno expía . inmediatamente y otro más tarde; pero incluso si alguien pudiera escapar y la amenazadora fatalidad de los dioses no lo alcanzara en seguida, tal fatalidad termina infaliblemente por cumplirse, e inocentes deben pagar por la mala acción, sus hijos o una generación posterior."' Frente a los dioses se mantiene sólo quien se • 9 Les Soirées de Saint-Pétersbourg, 5erne entretien, en Oeuvres compietes, Lyon, 1891, vol. IV, pág. 256. 10 Bacon, Advancement of Learning, en op. cit., vol. II, pág. 126. 21 11 la 13 Génesis, I. 26. Arquíloco, fragmento 87. Solón, fragmento 13. 22 MAX HORKHEIMER - THEODOR W. ADORNO somete totalment. El surgimiento del sujeto se .paga_con el-recoriocirbietitó del_p_o_d_érzc:orno --princiPiCaTe todas las felarin-11-.-Pe a-la unidad de esta razón la división entre Dios y hombre parece en verdad irrelevante, tal como la razón impasible lo hiciera notar desde la más antigua crítica homérica. Como señores de la naturaleza, el dios creador y el espíritu ordenador se asemejan. La.- semejanza_del hombre__con_Dios_consiste en la soberanía sobre lo existente,_en-la_mirarla patronal, en el mando. --El-inito _perece,en el-iluminismo _ y. la, naturaleza en la- Pura -thjefiviáad. Los hom-bres pagan eráérecenta- • `miento de su poder con el extrañamiento de aquello sobre lo cual lo ejercitan. El iluminismo se relaciona con las cosas como el dictador con los hombres, pues el dictador sabe cuál es la medida en que puede manipular a éstos. El hombre de ciencia conoce las cosas en la medida en que puede hacerlas. De tal suerte el en-si de éstas se convierte en para-él. En la transformación la • esencia de las cosas se revela cada vez como la misma: como fundamento del dominio. Esta identidad funda y constituye la unidad de la naturaleza. La cual se hallaba escasamente presente en la evocación mágica, como unidad del sujeto. Los ritos del shamán se dirigían al viento, a la lluvia, a la serpiente exterior o al demonio en' el enfermo, y no a materias o registros. Y quien practicaba no era el espíritu uno e idéntico: éste variaba de acuerdo con las máscaras del culto, que debían asemejarse a los diversos espíritus. La magia es una falsedad sanguinolenta, pero en ella no se llega todavía a esa negación aparente del dominio por la cual el dominio mismo, transformado en pura verdad, se coloca como base del mundo caído en su poder. El mago se torna similar a los demonios; para asustarlos o para aplacarlos adopta actitudes horribles o mansas. Por más qué su oficio sea la repetición, aún no se ha proclamado -como el hombre civil, para quien los modestos terrenos de caza se reducirán al cosmos unitario, a la síntesis de toda posibilidad de presa- copia e imagen del poder invisible. Sólo en la medida en que es (y se conserva) -- 23 hecho a semejanza de ese pOder consigue el hombre la identidad del Sí, que no puede perderse en la identificación con otro, sino que se posee de una vez para siempre, como máscara 'impenetrable. Es la identidad del espíritu y su correlato, la unidad de la naturaleza, ante la cual sucumbe irnnilmucidelas cualidades. La natu-' \ DIALÉCTICA DEL ILUMINISMO ralyz15ivdesuca onvirte rikcaótiCarblét-o-aePiiira teher,- en identidad abstracta. Eh la ma- es Lo -clue le acontece_, áigiíuibiliáid giá-la-a la lanza del, enemigo, a su pelo, a su nombre, le acontece también a su persona; la víctima sacrificial es ejecutada ep lugar del dios. La sustitáción_en el sacrificio es un prdgreso hacia la 16 ica discursiva. Incluso si la -• que era preciso sacri icar por la hija o el cordero que había que ofrecer por el primogénito debían poseer aún cualidades específicas, representaban sin embargo ya la especie, tenían ya la accidentalidad arbitraria del catálógo,/Pero el carácter sacro del hic et nunc, la unicidad del elegido;-que-incluso-etS ustittito asuniedo tingue radicalmenteijó.léóii3ifeíté, incluso; en el-cambio, en insustituible. La ciencia,pon,e f_in,l_estajo ,,133y_en víctimas, sí, pero la cienciasustitüibdidáB § rallidaOf se 'convierte en fungibit 'díos. ningún ustilidad universal. Un átomo no es desintegrad o tución,. sino como especimen de la materia, y no es en un lugir—ii-éii- i'epresentación, sino consideradno_ mero ejemplar, la forma en que el conejo recorre el via crucis del laboratorio. Justamente debido a que en la ciencia funcional las diferencias son tan lábiles que todo desaparece en la materia única, el objeto científico se fosiliza; y, en comparación, el rígido ritual de antaño se aparece como dúctil, pues aún sustituía una cosa por otra cosa. El mundo de la magia contenía aún diferencias, cuyos rasgos han desap.are_cido incluso en 11-. natiples afinidades entre lo foriná- liiiáiiíltfc-a7"--LáFi que existe soiiiiiülidaselación única entre et su. ' 14 Cfr., por ejemplo, Robert H. Lowie, An Introduction to Cultural Anthropology, New York, 1940, pág. 344 y sigs. DIALÉCTICA DEL ILUMINISMO , 24 MAX HORKHEIMER THEODOR W. ADORNO jeto que da sentido y el objeto privado de éste, entre el . sigoal177.uin ica c y é porMonccidéntal -dé:dicho- sik, nicao.Elfsemág,uñoianercsiderados sólo como un signo de la cosa, sino que estaban unidos a ella por la -semejanza o por el nombre. No se trata de una relación de intencionalidad sino de afinidad. • La magia,. como-la-eieneierbusea-finesrperolos_persigue mediante la mimesis 'Lao a través de una creciente separación del-objeto. La magia no se furidáiner itaTéiimodo alguno 'en "la omnipotencia del pensamiento", que el primitivo se atribuiría al igual que el neurótico; " no puede* existir "supervaloración de los procesos psíquicos en relación con la realidad" allí donde pensamiento y realidad no se hallan radicalmente separados. La "infle, xible fe en la posibilidad de dominar el mundo"," que Freud atribuye anacrónicamente a la magia, corresponde sólo al dominio del mundo según el principio de realidad por obra de la ciencia serena y madura. Para que las prácticas limitadas del brujo cediesen su puestb - áTraTie-c= nicl-lirdasifial-universulmlicalle era_ antes_ necesario que lospensamientosse_independizasen de los objetos tal como ocurre en el Yo adaptado . a la reálidad. CromoW~car_nente cies -irr011ada . —que con pretensiónde verdad cubre de sombra a la fe mítica más antigua, las religiones populares—, el mito solar, patriarcal, es ya iluminismo, con el cual eriTu7m-iñlámo-filo~rédérfiedirse errel -fiiiiiñófálárinr-Aro-ra tropieká-earrim -igual-.-La-inijologiEcrnisr4áVa- puesto en rria.chr-él-pro-destiáTn fin del iluminismo, en el que, con necesiiii-d-ir ricepción-teórica .detétrai, riicri—C-a—é—iiifj—ra—a—CTiláZióri—deát-ruciora de . no ser más que uriá .fe, has que también-los -conceptos de espíritu, verdlre- rriélüáci -delluitinigrrir6 quedan relegadoS Cómo magia áriimista-E1 prin-dirlód-e la necesidad fátál por el que perecen los héroes del mito, y que .se desarrolla como lógica consecuencia del veredicto oracular, no do- 15 Cfr. Freud, Totem und Tabu, en Gesammelte Werke, pág. 106 y sigs. le Ibid., pág. 110. X, 25 mina sólo —purificado hasta la coherencia de la lógica . formal— en todo sistema racionalista de la filosofía occidental, sino sobre la sucesión misma de los sistemas, que comienza con la jerarquía de los dioses y, en un permanente crepúsculo de los ídolos, exhala, como contenido idéntico, la ira por la falta de honestidad. Así como los mitos cumplen ya una obra_iluminista, del mismo incido el iluminismo se hunde a cada paso más piofu-iidemente en la Mitología. Recibe la materia de los 'Mitos ¡Fea destruirS1Y -, como juez, incurro a su vez en el encantamiento mítico. Quiere huir al proceso fatal de la represalia, ejerciendo la represalia sobre el proceso mismo. En los mitos todo_acontecimiento debe pagar por el hecho de haber acontecido. Lo mismo acontece en el iluminismo: el hecho_ ie_ anula apenas ha ocurrido. La ley de la igualdad de acción y reacción afirmaba el poder de la repetición sobre todo lo que existe mucho tiempo después de que los hombres se hubieran liberado de la ilusión de identificarse, mediante la repetición, con la realidad repetida, y de sustraerse así a su poder. Pero cuanto más desaparece la ilusión mágica, tanto más despiadadamente la repetición, bajo el nombre de legalidad, fija al hombre en el ciclo, en el cual, por haberlo objetivado en la ley de la naturaleza, el hombre cree desempeñar el papel de sujeto libre. El pyin- cipodenma,lxicódetoarm ala fantaél iluminisMo sostiene contr repetición, que sía mítica, es el principio mismo del mito. La -árida sabiduría para la cual no hay nada nuevo bajo el sol, porque todas las cartas del absurdo juego han sido jugadas, todos los grandes pensamientos han sido ya pensados, los descubrimientos posibles se pueden construir a priori, y los hombres están condenados a-la autoconservación por adaptación, esta árida sabiduría no hace más que reproducir la sabiduría fantástica que rechaza: la confirmación del destino, que renueva continuamente, mediante el talión, lo que ya había sido. Lo que podría ser de otra forma es nivelado. Tal es el veredicto que erige críticamente los confines de la experiencia posible. El precio de lá identidad de- todo-con_todo- consiste- en que nada 26 MAX HORKHEIMER THEODOR W. ADORNO puede ser idéntico a sí mismo. EVilurrismo disuelve el errorde la vieja desigualdad, -el:dominio inmediato, pe-r--6-1O- éterririá--errfa mediación universal, que relaciona tollo ente a otro. Hace lo que Kierkegaard cita en elogio de su ética protestante y que aparece ya en el ciclo de las leyendas de Hércules como uno de los arquetipos del poder mítico: destruye lo inconmensurable. No sólo son disueltas las cualidades -en • el pensarnieritO, sino que asimismo se obliga a los hombres a la conformidad real. La ventaja de que el mercado no se preocupe por el nacimiento ha sido pagada, por el sujeto del cambio, Mediante la necesidad de permitir que la producción de mercancías que se pueden adquirir en el mercado modele las posibilidades conferidas por el nacimiento. Los hombres han recibido como 'don un Sí propio _y particular y distinto de— todos los demás sólo para que se convirtiese con mayor seguridad en idén-tico. Piró. dado que tal Sí no se adecuó . nunca del todo, - el iluminismo simpatizó siempre, incluso durante - el período liberaí,con la constricción social. La unidad de lo colectivo manipuladd consiste en—la negación de todo lo singular; es una burla dirigida a esa sociedad que podría hacer - del individuo un individuo. La horda, cuyo nombre retorna en la organización de la "Juventud de Hitler", no es una recaída en la antigua barbarie, sino el triunfo de la igualdad represiva, el desplegarse de la igualdad jurídica como injusticia mediante los iguales. El mito de cartón de los fascistas se revela como lo auténtico de la prehistoriarjustamente --.err la-- medida en ,qu e_lo. verdadero arlálaba con atención la represalik mien,tras que lo falso la ejecuta ciegamente_ en las víctimas/l'oda tentativa de liquidar la constrición natural_ liquidando la naturaleza cae con mayor profundidad en la coacción natural. y tal es el curso de la civilización europea. La abstracción, instrumentó del iluminismo, se conduce con sus objetos igual que el destino, cuyo concepto elimina: como liquidación. Bajo el dominio nivelador .de lo abstracto, que vuelve todo repetible en la naturaleia. y de la industria, para la cual lo anterior prepara, Tos liberados mismos terminaron por convertirse en esa "tro- 27 _ ege1 17 sp iaM los resultados del ilumipa" en la cual H n La separación del sujeto respecto -al—objeto, premisa__ de la abstracción, se funda en la separación respecto a la cosa, que el amo logra mediante el servidor. Los cantos de Homero y los himnos del Rig Veda provienen de la época del dominio de las tierras y de las rocas, cuando un belico-So pueblo de dominadores se monta sobre la masa de los indígenas vencidos. 18 El dios supremo entre los dioses_ nace con este mundo burgués en el que el rey, jefe de la nobleza armada, obliga a los vencidos a servir en Id gleba; mientras que médicos, adivinos, artesanos y mercaderes _se ocupan del traficar. Con el fin del nomadismo el orden social se constituyó sobre la base de la propiedad estable. Dominio y trabajo se separan. Un_ propietario como Odiseo "dirige desde lejos un personal -h-u---Meroso y—minuciosamente diferenciado de cuidadores de bueyesrde cabras; de cerdos y servidores. Por la noche, después - de haber visto encenderse desde su castillo mil fuegos en el campo, puede echarse tranquilamente a dormir:_ sabe que sus bravos servidores velan, para tener alejadas a las bestias feroces y para expulsar a los ladrones de los recintos confiados a su custodia". 19 Launiversld a,roldpógica discursiva, el dominio en la esfera del concepto, se levanta sobre la base del dominio real. Enema--sustitución de la herencia mágica, de las viejas y confusas representaciones, mediante la unidad conceptual, se expresa el nuevo ordenamiento, determinado por los libres y organizado por el comando. El Sí, que aprendió el orden y la subordinación en. la escuela de la sumisión al mundo - externo, ha identificado pronto la verdad - en general con el pensamiento que dispone, sin cuyas firmes distinciones la verdad no podría subsistir. Así se ha vedado, DIALÉCTICA DEL ILUMINISMO Phtinomenologie des Geistes, cit., pág. 424. Cfr. W. Kirfel, Geschichte Indiens, en Propyiiienioeitgeschichte, III, pág. 261 y sigs., y G. Glotz, Histoire Grecque, I, en Histoire Ancienne, París, 1938, pág. 137 y sigs. 19 G. Glotz, op. cit.„ pág. 140. 17 18 28 MAX HORKHEIMER - THEODOR W. ADORNO junto nla–rnagia -rrrimética,.eLcono/imiento--que-4presa e ctivamente al ob'eto. - Todo el odio se vuelve hacia la imagen dé la prehis orla superada y a su imaginaria felicidad. Las divinidades ctónicas de los aborígenes son relegadas al infierno en que la tierra misma se transforma bajo la religión solar y luminosa de Indra y Zeus. Pero cielo e infierno se hallaban estrechamente ligados. Así como el nombre de Zeus correspondía a la vez —en cultos que no se excluían recíprocamente— a un dios subterráneo y a un dios de la luz, 20 así como los dioses del Olimpo mantenían relaciones de todo tipo con las divinidades ctónicas, del mismo modo las buenas o malas potencias, la salud y la enfermedad, no estaban separadas terminantemente entre sí. Estaban vinculadas al igual que el nacer y el perecer, la vida y la muerte, el invierno y el verano. En el mundo luminoso de la religión griega perdura la turbia indiscriminación del principio religioso, que en las primeras fases conocidas de la humanidad era venerado como mana. En forma primaria, indiferenciada, mana es todo aquello que resulta desconocido, extraño, todo aquello que trasciende el ámbito de la experiencia, aquello que en las cosas es más que su realidad conocida. Lo_que el primitivo siente como sobrenatural no es una sustancia espiritual opuesta a la material, sino la complicación de lo natural respecto al miembro singular. El grito de terror con que se experimenta lo insólito se convierte en el nombre de lo insólito. Nombre que fija la trascendencia de lo desconocido respecto a lo conocido y convierte por lo tanto al estremecimiento en sagrado. El_desdoblamiento. de..la naturaleza en-apariencia y esencia, acción y fuerza, que es lo- que hace posible tanto al mito corno a la ciencia, nace del temor,del hombre, cuya - expresión-_ se e-órivierte en- explicación–No se trata de que el alma sea "trade -rida" a la najuraleza, como sostiene la interpretación psicologista; mana, el espíritu que mueve, no es una 20 Cfr. Kurt Eckermann, Jahrbuch der Religionsgeschichte und Mythologie, Halle, 1845, I, pág. 241, y O. Kern, Die Religion der Griechen, Berlín, 1926, I, pág. 181 y sigs. DIALÉCTICA DEL ILUMINISMO 29 proyección, sino el eco de la superpotencia real de la naturaleza .en las débiles almas de los salvajes. La separación entre lo animado y lo inanimado, la atribución de determinados lugares a demonios o divinidades, deriva ya de este preanimismo. En el cual está ya irriplf -cita la separación entre sujeto y objeto. Si el árbol no es considerado más sólo como árbol, sino como testimonio de alguna otra Cosa, como sede del mana, la lengua expresa la contradicción de que una cosa sea ella misma y •a la vez otra cosa además de lo que es, idéntica y no idéntica. 21 Mediante la divinidad, el lenguaje se convierte, .de tauto-Egía--, _en _lenguaje. El concepto, que suele ser definido como unidad _pará -étéríStica de aquello que bajo él se halla comprendido, ha sido en cambio, desde el principio, un pr 7oductó del pensamiento dialéctico, en el que cada cosa es lo que es sólo en la medida en que se convierte eri lo qué no es. Ha sido esta la. forma originaria de de-termina-ción objetivate, -por la" cliie c-oric-éptcry cosa Sé han separado recíprocamente, - de lá misma deteriiiinaciorique se halla ya muy avanzada en la epopeya lioinériCa7y qué se invierte en la moderna Ciencia positiva7Pero esta dialéctica sigue siendo inipotente en . la medirla en_que se des -arrolla. a Partir del grito de terror, que es la duplicación, la tautología derterre.mismo. Los dioses no pueden quitar al hombre el terror del cual sus nombres son el eco petrificado. El hombre- tiene la _ilusión de haberse liberado del terror cuando ya no queda nada desconocido. 'Ello determina el curso de la desmitización, del iluminismo que identifica lo viviente con lo no-viviente, así como el mito iguala lo no-viviente con lo viviente. El iluminismo es la angustia mítica vuelta...radical. La pura inmanencia positivista;cruéissu último producto, no es má que un tabú universal, por así decirlo. No debe existir ya nada afuera, puesto que la simple idea de un afuera 21 Hubert y Mauss describen así el contenido representativo de la "simpatía" de la mimesis: "L'un est le tout, tout est dans l'un, la nature triomphe de la nature." (H. Hubert y M. Mauss, Théorie genérale de la magie, en "L'Année Sociologique, 1902-3, pág. 100.) k 30 MAX HORKHEEZER-THEODOR W. ADORNO es la fuente genuina de la angustia. Si la venganza del primitivo por el asesinato de uno de los suyos podía a veces ser aplacada acogiendo al homicida en la propia familia, 22 ello significaba la absorción de la sangre ajena en la propia, la restauración de la inmanencia. El dualismo mítico no conduce más allá del ámbito de lo existentso ►El_ mundo penetrado y dominadoporel mana, incluso el del Mito inili)-y_gamo,son._e_ternament-e--rsuales_y sin_salida. Cada nacimiento es pagado con la muérÑ, cada felicic Iad--c ---i-da resyliOsespuederirzouscar en el intervalo a su disposición distribuir _las suertes de amerao_con criterios diVerios del „ . Ciego curso del destino:: al final lo exiiteiiie la realidad, 'triunfa sobre arrancada al des- ti-no. , Ostenta las características de éste; dicha justicia corresponde a la mirada que los hombres (los primitivos tanto como los griegos y los bárbaros) lanzan, desde una sociedad de presión y miseria, al mundo circundante. Culpa y ex ladón, felicidad y desventura, son así para la tus icia mítirA rnmo para-la--pae . de una ecuación. Ljus 'da s_e_pierde en,,e1 derecho. El áhamán exorciza al ser p Ifgróál -Triediant\e-s-ü---rñ- isma imagen.-Snristrumento es la igualdad. La misma igualdadt clita en la civilizada la pena_ . IrícTiíso las representaciones míticas pueden sér—réconducidas; sin residuos, a relaciones naturales. Así como la constelación de Géminis, con todos los otros símbolos de la dualidad, conduce al ciclo ineluctable de la naturaleza, que tiene su antiquísimo signo en el huevo del cual han salido, del mismo modo la balanza en la mano de Zeus, que simboliza la justicia del entero mundo patriarcal, reconduce a la naturaleza desnuda. El paso del_ caos-a_la...civilización,_ donde las_xelaciones naturales no ejercitan - ya directamente_su. poder, .sino que lo hacen a través de la cOliciencia de los hombres, no ha canibiado- enn de la igualdad. Incluso oshombres han pagad o 130-1;éalimente este tránsito con 22 Cfr. Westermarck, Ursprung der Moralbegriffe, Leipzig. 1913, I, pág. 402. 31 la adoración . de aquello a lo que antes —al igual que todas las otras criaturas— se hallaban simplemente soMetidos. Antes los fetiches se hallaban por debajo de d. Ahora - la igualdad se conviér en la ley de igualda uñ!étiche Ira véridá sobre lbs ojos de la justiciano signif ic an ic a m---éiff iriter erir en su. curso-, *nace ifilá - libertád.---sino también q-üe DIALÉCTICA DEL ILUMINISMO La doctrina de los sacerdotes era simbólica en el sentido—deque en ella señal e imagen coincidían. Tal como lo atestiguan los jeroglíficos, la palabra ha. cumplidb en el origen también la función de Imagen, Picha función ha pasado a .los mitos. Los mitos, como los ritos mágicos, entienden la naturaleza que se repite. Esa naturaleza es el alma de lo simbólico: un ser o un proceso que es representado como eterno, porque debe reconvertirse continuamente en acontecimiento por medio de la ejecución del símbolo. Inexhaustibilidad, repetición sin fin, permanencia del objeto significado, no son sólo atributos de todos los símbolos, sino también el verdadero contenido de éstos. Los mitos de creación; en los que el mundo surge de la madre primigenia, de la vaca dei huevo son, en antítesis al Génesis bíblico, simbólicos. La ironía dé los antiguos respecto a los dioses demasiadia-liiimanós - no daba en lo esencial. La individualidad no agota la esencia de los dioses. Éstos tenían aun en sí algo del mana: encarnaban la naturaleza como der universal. Con sus rasgos preanimistas desembocaban directamente -éri - el iliuninishib: - B_ajo - la verecinida - e del Olimpo, se hacubierta de la chroniques-candaleu bía-desarrollado-la- doctrina .de la mezcla, de la presión y- el choque de los elementos, qué rnuy pronto se estableció como ciencia y redujo los mitos a creaciones -de la fantasía. Con- la precisa separación entré ciencia y poesía la división . del trabajo, ya efectuada por_swinterm~extiende..al lenguaje. Como signo, la palabra, pasa a la ciencia; como sonido, como imagen ; como palabra verdadera, es repartida entre las diversas artes, sin que se pueda recuperar ya más la unidad gracias a su adición, senestesia o "arte total”. Como signo, el lenguaje , "pe MAX HORKHEIMER THEODOR W. ADORNO 32 debe limitarse a ser cálculo;yara conocer a la'natura111-aaebe renunciar_alapretensián_de_ilenieársele. Como debe limitarse A ser linn capia: para -ser enteramente naturaleza debe renunciar a la pretensión /de conocer a ésta. Con el progreso del iluminismo sólo lasobras-de-arte-ver-da deras_han_paclido_sustraerle _a _la simple irnitación.:de_lo queya existe. La antítesis corriente entre arte y ciencia, que-lat -tepara entre sí como "sectores culturales", i2graoomiertir. a-am-b-ii,Tóin - Oen-adn'Inistrabies, las transfigura al fin, justamente por, su cualidad de opuestas, en virtud_de, sus mismas tendencias, a la una en la otra. La.ciencill en_m_interpretación neopositivista,se_convierte en esteticismo, sistema 3. que lo de signos absolutos, carente-de-eda--4-ntli7tc"&__. trascienda: se convierte_en„surna en...ese luego," respecto al cual hace ya tiempo que_los matemáticos han afirniado con orgullo que resume suadividad. -Pe-r-oTériFte_ de la reproducción integral se ha lán- zádo,hasta-en_sus técnicak-a-la-cienciállmOitiVíaa. Dicho arte se convierte una vez máse n mundo, en duplicación ideológica, en reproducción dócil. La separación de signo elmagen es inevitable. Pero se ha hipostasiadó con ingenua complacencia; cada_uno_de_los-dos-principios aislados tiende a la distribución de la verdad.. _ El abismoAne se ha a_bierto__con..esta. separación ha sido señalado y tratado por la filosofía en la •relación entré-intuición concepto, y en muchas ocasiones, aunque eriVano, se ha intentado llenarlo: precisamente la filosofía ea-defiáida por dicho intento. PC"fr lo general, es verdad, la filosofía se puso de lado de la parte de la cual toma sil-nombre. Platón prohibió la poesía con el mismo gesto con el que el positivismo prohibe la doctrina de las ideas. Mediante su celebrado arte Hornero no ha llevado a cabo reformas públicas o privadas, no ha ganado una guerra ni ha hecho ningún descubrimiento. No basta que una nutrida multitud de secuaces lo haya honrado y amado. El arte debe aun probar su utilidad." La imitación es prohibida por él igual que - 23 Cfr. el décimo libro de la República. 33 por los judíos. Ra7,LSn__y__._religiJSn-prehibexr-el-prineipin•de la magia. Aun en la separación respecto a la realidad, en la renuncia del arte, ese principio continúa siendo deshonroso; quien lo practica es un vagabundo, un. nómade superviviente, que no hallará más patria entre los que se han convertido en estables. No se debe influir más sobre la naturaleza identificándose con ella, sino que-es-prWii857-ninarla mediante el trabajo. La ob-Pa dé arte pasee aún en común con la magia el hecho de instituir un ciclo propio y cerrado en sí, que se sustrae al contexto de la realidad profana, en el que rigen leyes particulares. Así como el primer acto del mago en la ceremonia era el definir y aislar, respecto a todo el mundo circundante, el lugar en que debían obrar las fuerzas sagradas, de la misma forma en toda obra de arte su ámbito se destaca netamente de la realidad. Justamente, la renuncia a la acción externa, con la_sp,Té -11 arte se sepaaSela-Simpatia mágica,..c_onserva con mayor profundidad la 'herencia de la magia. La obra - Té arte coloca la pura iiriááen éri . dinitr'aste - crin la realidad física, cuya -imagen retorna, custodiando sus elementos. Y en el sentido de la obra de arte, en la apariencia estética, surge aquello a lo que daba lugar, en el encantamiento del primitivo, el acontecimiento nuevo y tremendo: la aparición del todo en el detalle. En la obra de arte se cumples una vez_lná.s-el-desdahlararenta_p_o a cosa . aparecía COMO algo espiritual, como manifestación del .manc7.-Eilo constituye su "aufán7 de la totalidad, el arte aspira a la dignidad de lo absoluto. Ello indujo en ciertas ocasiones a la filosofía a asignarle una situación de preferencia respecto al conocimiento conceptual. Según Schelling, el arte comienza allí donde el saber abandona al hombre. El arte es para él "el modelo de la ciencia, y la ciencia debe aún llegar allí donde encontramos al arte"." De acuerdo con su doctrina, la separación entre imagen y signo queda "enteramente abolida por cada singular representación arDIALÉCTICA DEL ILUMINISMO 24 Erster Entwurf eines Systems der Naturphilosophie, parte V, en Werke, Erste Abteilung, II, pág. 623. MAX HORKHEIMER - THEODOR W. ADORNO 34 tística"." Pero muy.raras ye_ces_se_lalló_el_mundo burgués dispuesto a demostrar esta fe en el arte. _ Cuando plisó lírriitél. el áaber,- ello-ier- lo - general no aconteció relipara dar paso alirtersino é".14e-'1VI•édiinte la fe,Iigiosidad militante de la nueva edad —Torquemada, Lutero, Malibmal.2 ha preten-dido-. Co-ríciliar eszítit_u_yrealidad. Pero la es -un concepto - privativo:_se_destri:Ve como fe si 'rio expone coritinuarnente_su-diferencia o su acuerdo con el saber. Puesto que está obligada a calcular los -límites del saber, se halla limitada también ella. El intento de la fe, en el protestantismo, de hallar el principio trascendente de la verdad, sin el cual no hay fe, como. en la prehistoria, directamente en la palabra, y de restituir a ésta su poder simbólico, ha sido pagado con la obediencia a la letra, y no ciertamente a la letra sagrada. Por quedar siempre ligada_ aL saber, en una relación hostira amistosa, la fe perpetúa la separación en la lucha para superarla: 'su fanatismo es el. signo de su falsedad, la 'admisión objetiva de que creer solamente significa no creer más. La mala conciencia es su segunda naturaleza. En la secreta conciencia del defecto por el cual se halla fatalmente viciada, de la contradicción que es inmanente a ella, de querer hacer un oficio de la conciliación, reside la causa por la cual toda honestidad subjetiva de los creyentes ha sido siempre irascible y pelicsrosa.,Los horrores del hierro y del fuego, Contrarref'orma. y Reforma, no fueron los excesos sino la realización del principio de la fe. La fe muestra continuamente que posee el mismo caráerer—qTiéra- Iiiáto-ria -universal,_ a la que cinfIrla moderna sé convierteincluso en su instrumento favorito, en su astucia particular. Indetenible no es sólo el iluminismo del siglo xvni, como ha sido reconocido por Hegel, sino, como nadie mejor que él lo ha sabido, el movimiento mismo del pensamiento. En el conocimiento más ínfimo, así como en el más elevado, se halla implícita la noción de su distancia respecto a la realidad, que convierte al apologista en un mentiroso. La paradoja de la. fe dege. 25 Werke, Erste Abteitung, II. pág. 626. DIALÉCTICA DEL ILUMINISMO 35 nera.allin_en la estafa, ervel mito del siglo xx, y su irracionalidad se trasfigura en un sistema racional, en manos de los absolutamente iluminados, que guían ya a la sociedad hacia la barbarie. Desde que el lenguaje entra en la historia sus amos son sacerdotes y magos. Quien ofende los símbolos cae, en nombre de los poderes sobrenaturales, en manos de los tribunales de los poderes terrestres, representada por esos órganos agregados a la sociedad. Qué aconteció antes es cosa que resulta oscura. El estremecimiento del que nace el mana se hallaba ya sancionado, por lo menos por los más viejos de la tribu, dondequiera que el mana aparezca en la etnología. El mana fluido, heterogéneo, es consolidado y materializado con violencia por los hombres. Rápidamente los magos pueblan cada aldea con emanaciones y coordinan, de acuerdo con la multiplicidad de los dominios sacros, la multiplicidad de los ritos. Lés magos desarrollan, con el mundo de los espíritus y " sus características, el propio saber profesional y la propia autoridad. Lo sacro se halla en relación con los magos y se trasmite a ellos. En las primeras fases, aún nómades, los miembros de la tribu toman aún parte autónoma en la acción ejercida sobre el curso natural. Los hombres hacen salir de las cuevas a las bestias salvajes, las mujeres desarrollan el trabajo que puede realizarse sin un comando rígido. Es imposible establecer cuánta violencia precedió al hábito respecto a un orden tan sencillo. En tal orden el mundo se halla ya dividido en una esfera del_poder y en una esfera profana,En él el curso natural, comQemanación del mana, .se encuentra ya - re norma que exige sumisión. Pero si el salvaje nómade, a pesar de todas las sumisiones, tomaba aún parte en el encantamiento que delimitaba a éstas, y se disfrazaba de bestia salvaje para sorprender a la bestia, en épocas sucesivas el comercio con los espíritus y la sumisión se hallan repartidos entre clases clase diferentes de la humanidad: - el poder por uii lado, _ obediencia. por otro. Los procesos naturales, eternamente iguales_ y recurrentes, soninculcados, a los sírbditos —por tribus extranjeras o por los propios círculos dirigentes—•como_fiempa_o_ca- 36 MAX HORKHEIMER - THEODOR W. ADORNO dencia laboral, según el ritmo de las clavas o de los palillos que resuenaTerifiii53 7-r en todo monótono ritual. Los símbolos toman el aspecto_de. fetiches. 'Su conté- nido, la repellaón de la naturaleza, se revela luego siempre como la permanencia —por ellos de alguna forma representada— de la constricción social. El estremecimiento objetivado en una_imagenflia_se convierte en emblema - del dominio consolidadp,cle grupos privilegiados. Pero lo mismovienen a ser también los conceptos generales, incluso cuando se han liberado de todo aspecto figurativo. La .misma forma deductiva de la ciencia refleja coacción :Y jerarquía. Así comó -lárfprimeras categorías representaban indirectamente la tribu organizada y su poder sobre el individuo aislado, del mismo modo el entero orden lógico —dependencia, conexión, extensión y combinación de los conceptosestá fundado sobre las relaciones correspondientes_de la realidad social, sobre la división del, trabajo." Pero este , C1.113cter social de las formas del pensamiento no es como lo quiere Durkheim, expresión de solidaridad social, sino que atestigua en cambio respecto a la impenetrable unidad de sociedad y dominio. El dominio confiere - '-mayor fuerza y consistencia a la totalidad social en la _ _ La división del trabajo, , a la que el que se establece, dominio da lugar en el plano social, lirve a la totalidad dominada para autoconservarsé. Pero así la totalidad como tal, la actualización de la razón a ella inmanente, se_convierte de modo forzoso en la actualización de lo particular. El dominio .á er - opone . a lo singular como .universal;-iguálrque la razón en la .realidad. 'El poder de todos los miembros de la sociedad —a quienes, en cuanto tales, no les queda otro camino— se suma continuamente," a través de la división del trabajo que les és impuesta, en la realización de la totalidad, cuya racionalidad se- ve a su vez multiplicada/Lo_ que_ todos experimentan_ por obra de p_ocos se cumple siempre como abuso de los indivi-dlos por parte de los mtraosry- la7óprelión de la socieCfr. E. Durkheim. De quelques formes primítives de classification, en "L'Année Sociologique", IV (1903), pág. 66 y sigs. 26 DIALÉCTICA DEL ILUMINISMO 37 11a-opresión-por-par:te_ dertale -4T:11917 . a, y no universalidad socia inmediata (la solidaridad), la quelaj-e ile bij e-711 as-fOr— riartr-fi) co mas-dél pensamiento. Los o ..iuszíft . con os que a on ristóteles explican y exponen el mundo, elevan, con su pretensión de validez universal, las relaciones "fundadas" por ellos_ al grado de verdadera realidad. Tales conceptos surgían, como dice Vico," de la plaza del mercado en Atenas, y reflejaban igual pureza las leyes de la físiCa, la igualdad de los con ciudadanos de las de pleno derecho y la inferioridad mujeres, niños y esclavos. El lenguaje mismo confería aasumido las relaciones había como - de dominio la universalidad que medio de comunicación una sociedad civil. El y normas noénfasis metafísico, la sanción mediante ideas eran más que la hipóstasis de la dureza exclusiva que los conceptos debían necesariamente asumir dondequiera que la lengua unía la comunidad de los señores en ejercicio del mando. Pero en esta función de reforzamiento d el_p_oder-sonial-d e e ngi li se convirtieron en tanto más s eas.superfluas n aS cua nto más crecía aquel po.e V7-, g olPe de gracia. L_I:su guaje- científica -les l estión 4ue tiene - Wi--- ala d-- el -espanto inspirado por el aún algo g del etioheVnoidj laoloap ~g a_ta n n_ep e. La unidad de colectividad domi nio se torna patente más bien en la universalidad que él contenido malo asume necesariamente en el lenguaje, metafísicO o científico. La_apología metafísica_ delatsea aba_lainjusticia_ de lo existente por lo menos -eri -lá incongruencia- del -co ncepto -ylidad del lenguaje__ científico ralidad. En la im ardajá inmpteyícia_ baper i o por completo la fuerza de expresión,--y halla allí sólo lo -e ' tente su signo neutral. Esta ?Teatr alidad-es física que la metafísica. Finalinente el il" más meta- radevoransólSím -lOoTo-i, sino también_a _sus sucesores, los conceptos universales, de etafTsTaivo dad tiene también de o colectivo s esta !unida 1 27 Principii di scienza nuova delle nazioni, en ella G. Vico, Opere, d'intorno a cargo de F. comune natura 1933, pág. 832. Nicolini, napoli, ,O 1108.11.11E.IMER - THEODOR IN, AD:AY isirAx o 3á dejado más quemoiedo a io colectiyo_del cual ésta ha. n1-05,-.- A los conceptos tes ocurre frente al iluminism ha lomisquearntflosuSi ninguno de ellos puede sentirse tranquilo. Si el positividno lógico ha dado aun una Chance a la chance, el dea etnológico la equipara ya a la esencia.p áles "Nossurvivances idées vagues SOT1t de ea de la sustanci de chance et de quintessence :cette notion beaUCOUP plus riche", o $ si_ iluminisro,-como nominalisrno, se detiene._. delanterná 1'ca. del r¿dinen,.del concept-o-no d.esartb11-ao,_pu ado por co-n-cer algunos," ' • del nombre_propio. Ya no es jSosible establecer ién nome bre si, tali corno ha sido afirm nte tamb , M as aqu ellos .tidurn los nombres propios eran originarian breshan genéricos; es-verdad de todas foi últimos. La compartido aun elque, destino de estos gión juda, í ennola sustancialidad del yo —n.egad.a por H ume y 1Viach— es lolamismo que el nombre. En lapara reli destruir el mito, que idea patriarcal se levanta el vínculo entre nombre y ser es aún reconocido en la prohibición de pronunciar el nombre de Dios. El mundo desencantado del judaísmo concilia la magia negándola do lo ión judía no en la idea de Dios. La religión admite ninguna palabra que pueda consolar la desesperación de todo que es mortal. Dicha religión vincula una esperanza únicamente a la prohibición de invocar a Dios como aquello que no es, lo finito como infinito, la mentira corno ver- es la denun dad. La prueba de salvación consiste en abstenerse de conocimiento no es abssustituya a ésa; el toda fe la q ilusión. La negación, por lo demás, cia de tracta. La negación indiscriminada de todo lo positivo, la fórmula estereotipada de la nulidad, tal como es aplicada por el budismo, pasaun por sobre lanoprohibición nombre, rnenos quede suel escepti caricatur a, da llamar a lo absoluto con opuesto, el panteísmo, o que su carica cismo burgués. Las___121plicas5.9n-es-ael_mundo corno _na 11 cit.,ág.p8. y Mauss, op. Cfr. Tánnies, Philosohische Terminologie, en Psycholo11 illert lb p, Leipzig, 1908, pág. 31. 9 b-Soriologische Anstalt -;•- 39 o como todo son mitologías, y las_vías_garantizadas para la redención, prácticas mágicas. sublimadas. La satisfacción de saber, todo por anticipado y la transfiguración dé la negaiividad en redención son formas falsas de resistencia al engaño. El derecho de la imagen se ve salvado en la firme ejecución de su prohibición. Esta. ejecución, "negación determinada"," no se halla garantizada a priori —por la na superióridaddél concepto abstracto— contra las seducciones de la intuición, corno lo está el escepticisnió, que considera que tanto lo falso como lo verdadero son nada. La negación determinada rechaza las representaciones imperfectas de lo - absoluto, los ídolos, no oponiéndoles, como el rigorismo, la idea respecto a la cual no tienen vigencia. La dialéctica .más bien hace ver toda imagen como: escritura, y enseña a 'leer en- sus caracteres la admisión de su falsedad, que la priva de su poder y se lo adjudica a la verdad. De esta suerte el lenguaje se convierte erí algo más que un sistema de signos. En el concepto de negación determinada Hegel ha indicado un elemenf8 que distingue al iluminismo de la corrupción positivistá a la cual lo asimila. Pero il concluir él por elevar a absoluto el resultado consabido del entero proceso de la negación, la totalidad sistemática e histórica, contraviene la prohibición y cae a su vez en la mitología. Ello no le ha acontecido sólo a su filosofía corrio apoteosis del pensamiento in constante progreso, sino al propio iluminismo, a la sobriedad gracias a la cual cree distinguirse de Hegel y de la metafísica en general. Porque el_ iluminismo es más totalitario que ningún otro sistema: Su falsedad no reside en aquello que siempre le han reprochado sus enemigos románticos —método analítico, reducción a los elementos, reflexión. disolvente—, sino en aquello por lo cual el proceso se halla decidido por anticipado. Cuando en el operar matemático lo desconocido se convierte en la incógnita de una ecuación, es ya caracterizado como archiconocido aun antes de que se haya determinado su valor. La naturaleza es, DIALÉCTICA DEL ILUMINISMO 3° Hegel, op. cit., pág. 65. ti MAX HORKHEIMER - THEODOR W. ADORNO 40 antes y después de la teoría de los cuantos, aquello que resulta necesario concebir en términos matemáticos; incluso aquello que no encaja perfectamente, lo irresoluble y lo irracional, es asediado desde muy cerca por teoremas matemáticos. Identificando por anticipado el mundo matematizado hasta el fondo con la verdad, el iluminismo cree impedir con seguridad el retorno del mito. El iluminismo identifica-el•pensamiento -con ..las matemálli asrdecirlo, se emancipa a-las -mateláfiWié las eleva hasta prestarles-tm--carácter-absoluto. "Un mundo infinito, en este caso un mundo de idealidad, es concebido en tal forma que sus objetos no se tornan accesibles para nuestra conciencia sigularmente, imperfectamente y como por azar; pero un método racional, sistemáticamente unitario, termina por alcanzar, en un'progrest5 infinito, todo objeto en su pleno s&-en-sí ... En la matematización de la naturaleza__cumpl.ida por-MEIo liiifaturaleza misma resulta —bajo la guía de la nueva matemática7,-_-- idealizada; se convierte —en términos mo...-átTca..1'"-El persadernos— 'él une multiplicidad matem miento se_regica en un pród -eso -au-fomático que se desarrolla por cuenta propia, compitiendo con la máquina que él mismo produce para que finalmente lo pueda sustituir. El iluminismo-" ha -desechado -la - exigencia de pensar el pensamiento —de la cual la filosofía de Fichte -éonátituye el desarrollo-radical—, porque-tal-exigencia lo distrae del imperativo de guiar la praxis, .que, por otro lado; -etprüib:Fichte deseaba -realizar. El procedimiento matemático es convertido, por así decirlo, en ritual . del- pensamiento. Pés-e- a • la autolimitación, axiomática, el \proc:édimientó maternátiTise_ plantea' como osa,. .._. necesario y objetivo: transforma alensamiei~. en instrumento, tal corno_gustosamen e lo llama. Pero mediante esta mimesis, por la que epensamiento queda DIALÉCTICA DEL ILUMINISMO , - WissenEdmund Husserl, Die Krisis der europaischen en "Philoschaften un die transzendentale Phiínontenologie, sophia", Belgrado, 1936, págs. 95-97. 32 Cfr. Schopenhauer, Parerga und Paralipomena, II, pág. 356, en Werke, ed. Deussen, V, pág. 671'. *1 41 nivelado con el mundo, lo que existe de hecho se ha convertido hasta tal punto en lo único que incluso el ateísmo incurre en la condena formulada contra la metafísica. Para el positivismo, que ha sucedido corno juez a la razón iluminada, internarse en - tandos inteligibles no es ya algo sencillamente prohibido, sino un charlataneo sin sentido. Para su fortuna,'el positivisMo no tiene necesidad de ser ateo, porque el pensamiento reificado no puede ni siquiera plantear la cuestión. El censor positivista deja pasar de buena gana, igual que al arte, al culto; oficial, como un sector especial y extrateorético de actividad' social; a la negación, que se presenta con la pretensión de ser ccintidriiiénto, laca. La_ distancia del pensamiento _respecto a la tarea de_ordenar_loque es, 'ta—salidada círculoiipredestinado de la realidad, significa —para el espíritu científicd— locura y autodestrucción, „tal como lo era para el mago primitivo la salida del círculo mágico que ha trazado para el exorcismo; y' en ambos casos se toman las disposiciones necesarias para que la violación del tabú tenga incluso en la realidad consecuencias dañosas para el sacrílego. El dominio de la_.naturaleza traza el círctilo .en-el que la" crítica de la razón pura ha encerrado al pensamiento. Kant unió la tesis de su fatigoso e incesante progreso hasta el infinito con la insistencia inflexible sobre su insuficiencia y eterna limitación. La respuesta que ha dado es el veredicto de un oráculo. No hay ser en 'el mundo que no pueda ser penetrado por la ciencia, pero aquello que puede ser penetrado por la ciencia no es el ser. De tal suerte, según Kant, el juicio filosófico mira a lo_nuevo, pero no conoce nunca nada nuevo, puesto que repite siernpré sólo aquello . que la razón ha puesto ya en el objeto. Pero _a este pensamiento, protegido y garantizado —en los diversos departamentos de la ciencia— por los sueños de un visionario, le es presentada luego la cuenta: el dominio universal sobre la naturaleza se retuerce contra el mismo sujeto pensante, del cual no queda más que ese mismo, eternamente igual "yo pienso" que debe poder acompañar todas mis representaciones. Sujeto y, objeto se anulan entre si. El Sí abstracto, el derecho de registrar y ILUMINISMO' 43 rapto de Perséfona. La unicidad del acontecimiento mítico, que debía legitima-1=11 dé hecho, - es- un_ engaño. En el origen el rapto de la diosa formaba una unidad inmediata con la muerte de la naturaleza. Se repetía cada ,.otoño, e incluso la repetición no constituía una serie 'de acontecimientos separados, sino que cada vez era el mis--. mo . Al.c_onsoliclarse laor ___c_ Jeiencia__del acoplecimiento_fue_relegado_ al_ pasado__ como_ único, y se buscó aplacar_ritualmente —recurriendo a lo que había acontecido hacía muchísimo— el horror.a la muerte en ceda ciclo-estacional. Pero la separación es imponente. Una vez establecido aquel pasado único, el ciclo asume carácter de inevitable, y el horror se propaga desde•lo. antiguo tanto sobre el entero acaecer como sobre la repetición pura y simple. La subyugación de, todo la que es de hecho, ya sea por la prehistoria fabulosa, ya. por el formalismo matemático, la relación simbólica de lo actual con el acontecimiento mítico en el rito o con la categoría abátracta en la ciencia, hace aparecer como predeterrninado a lo nuevo, que es así, en realidad, lo No es la realidad la que carece de esperanza; sino el saber l-E-olci-fáfitásrtico--cimatemático-_--. apropia que —'-e-n -elifin de la realidadComo esquemaY así la perpetúa. En el mundo iluminado la mitología ha atravesado. y. La . realidad completamente depu- traspdolfn. rada de demonios y de sus últimos• brotes conceptuales, asume, en su naturaleza esclarecida, el carácter numinoso que la prehistoria asignaba a los demonios. Bajo la etiqueta de los hechos en bruto la injusticia social de la cual éstos nacen es consagrada hoy como algo eternamente inmutable,. con. tanta seguridad como era santo e intocable el mago bajo la protección de sus dioses. El extrañamiento de los hombres respecto a los objetos dorriTriados no es el único precio que se paga por el dominio; con la reificación del espíritu han sido adulteradas también las relaciones internas entre los hombres, incluso las ,de cada cual consigo mismo. El individuo jelin-ce a un nudo o entrecruzamiento de reacciones y comportamientos convencionales que se esperan prácticamente de él. El animismo había vivificado las cosas; el indusDIALÉCTICA DEL MAX HORK.HEIIVIER - THEODOR W. ADORNO más- que_lo . abstracto 42 . de r.,_no tiene frente sistematizó material, ue no cuenta con otra roniedad qUe—fa-é osesión. La ecuación de-espíritu r velse, pero sólo debido a que servir de sustrato a esta se iflund-c5termina por aylos dos miembros de ella se eliden recíprocamente. En la reducción del pensamiento -a la cAtegoría de aparato matemático le halla implicita la consagración del mundo o Loq_ua_parece-un triunfo medida de sí mismo. 1,,la sumisión de todo lo que o_mediante la dócil coma racionalidad objetiy, de l al formalismo lógi_p_m_a.d co, es render existe inmediatos . Comp sumisión de la razónalos datos le eren" los datos sus el dato como tal, no limitarte a temporales, gracias a las cuaabstractas relaciones espacio rnanejados, sino entenderlos les puedencomo ser tomados y en cambio la superficie, como momentos mediatos del concepto, que se cumplen sólo a través de la explicación de su significado histórico, social y humano:),oda • pretensión-del conocimiento es abandonada. Puesfo qué él conóCimiehto río consiste 0Io—érila percepción, en la clasificación y en el cálculo, sino justamente en la negación determinante de lo queyo es inmediato. Mientras instrumento es el que núa el el formalismo matemático,cu abstracta de lo inmediato, fij t mero, la form a mis n la pur a inmediatez. Si da razón a lo e el conocimiento se limita a su repetición,se pensamiento que es.deento hecho, ensamiento se reduce a tautología. Cuanto más nto el p erisefiorea'el aparato teórico-de-fód6-lo que existe, ta más ciegamente se limita a reproducirlo. De tal manera el iluminismo recae en la mitología_de--la--que_nunc_ha sabido liberarse. Pues la _itologíahabía_reproducido corno verdad, en sus configuraciones, la esencia de lo del mundo), y había existente (ciclo, destino, dominio del renunciado a la esperanza. En la preñez de la imagen mítica, como en la claridad de la fórmula científica, se halla confirmada la eternidad de locomo que es de hecho, mada el signif y la realidad bruta es proclamada que oculta. El mundo como gigantesco juicio analítico, el único que ha quedado de todos los sueños de la ciencia, es de la misma índole que el mito cósmico, que asociaba los acontecimientos de la primavera y del otoño con el 1 • MAX HORKEEIMER - THEODOR W. ADORNO 44 trialismo reifica las 'almas. Aun_ antes de la planificación total, el aparato económico. adjiaicaaiitariáticamente a las mercancías valores que deciden el c6idniittarriierito. de los hombres. Atrzvés-de - las-itnumerables agencias.de la producción de_masas_y de.-su cultura, se inculcan al individuo los estilos obligados de conducta, 'Pré -Sentándolos como los itriicos'naturarel, decorosos y razonables. El individuo queda cada vez más determinado-como co_ sa, como elemento estadístico, como success or fail re. Su criterio es. la .autoconservación, el adecuamiento lograd» o riTrá la 'objetividad de su función y a los,716-dlilos-que sido fijados. Todo eltó; res la id e75 la criminaliII fuerza de lo colectivo, que ejerce su dad, :aprende— vigilancia desde. la. . escuela hasta el sindicato. Pero incrtiíólo colectivo amenazador es sólo una superficie falaz tras la—cual—s-e—daiitáinds" p6fereis que manipulan su, vioteirciáT . SITErutalidad, que mantienefloSIndividuos en—s-ü—liigar, representa tan poco la verdadera cualidad de los hombres, como el valor aquella de los objetos deconsumo. El aspecto satánicamente _deformado _que las cosas_v_los -lióm-bres han asumido a la..luz clara del cono.Cimiento desprejuiciado, reconduce al dariinio,Ilprin7_ cipio—Cíue llevó ya a cabo la especificación del mana en los espíritus y en las divinidades _y_Clue_ eniiiScaba la mirada en los espejismos de los! magos. La fatalidad, coi la que la prehistoria sancionaba la muerte incomprensible, entra en la realidad comprensible sin residuos. El pánico meridiano, en el cual los hombres se -daban cuenta de súbito de la naturaleza como totalidad, tiene su' correspondencia en aquello que hoy está listo para estallar en cualquier instante: los hombres aguardan que el mundo sin salida sea convertido en llamas por una totalidad que son ellos mismos y sobre la cual nada pueden. El iluminismo...experimenta-un horror mítico por el mito. Y advierte la presencia del mito no sólo en conCeptoá o términos confusos, como cree la crítica semántica, sino en toda expresión humana en cuanto ésta no tenga un puesto en el cuadro teleológico de la autocon- ILUMINISMO 45 servación. La proposición spinoziana Conatus sese conservandi primum et unícum virtutis est fundamentum " constituye la verdadera máxima de toda civilización occidental, en la cual se aplacan las divergencias religiosas y filosóficas de la burguesía. El_Sí,. que después de la metódica extinción de todo signo natural, concebido como mítico, no debía ser ya cuerpo ni sangre ni alma ni tampoco yo natural, constituyó —sublimado como sujeto trascendental o lógico-- el punto de referencia de la razón, la instancia legisladora del obrar. Quien confía en _la vida directamente, sin relación racional con la autoCageri.7adión, iitielVe a caer, según el juicio del iluminismo y del protestantismo, en la etapa prehistórica. El impulso es en sí mítico, como la superstición; servir a Iii—dibi-que -rió- ess-postulado por el Sí, resulta absurdo comSlá embriaguez. El progreso ha reservado la misma suerte a ambas: a la adoración y a la caída en el ser inmediatamente natural; ha lanzado la maldición sobre el olvido de sí, en el pensamiento tanto como en el placer. El trabajo social de todo individual es, en la economía burguesa, mediatizado gracias al principio del Sí;,, debe restituir, a los unos el capital acrecentado, a los otros la fuerza para el trabajo. Pero cuanto más se realiza el proceso de la autoconservación a travéS de la división bürgtresa—del trabajo, tanto más dicho progreso exige la autoalienación de los individuos, que deben adecuarse en cuerpo y alma a las exigencias del aparato técnico. A su vez, el pensamiento iluminado no deja de tener esto en cuenta: finalmente incluso el sujeto trascendental del ,conocimiento es en apariencia liquidado como último recuerdo de la subjetividad, y sustituido por el trabajo tanto más uniforme de los mecanismos reguladores automáticos. La subjetividad_ se ha consagrado en la lógica de reglas del jüego, 'que aspiraríaira ser arbitrarias sólo para poder gobernar con menos perturbaciones. El posi,tivishio, en fin, que no se ha detenido ni siquiera ante la cosa más cerebral que se pueda imaginar —el pensamiento—, ha acorralado incluso la última instanr 4P interDIAL1tCTICA DEL 33 Ethica, Pars IV, Propos. XXII, Coroll. MAS HORKHEIMER-THEODOR W. ADORNO 46 mediaría entre la acción individualy la norma social,E1 proceso_técnico, en el que el sujetóséIa-reffitedo-despulí7Cle haber sido cancelada de la conciencia, es inmune r( rtn a tanto a_la.a.mbigüedad del pensamiento nlítiro---íí---i, .misma se todo significado en general; porque la rai6i ha convertido en un simple accesorio del aparato-económico ornnicomprenáivo. Desempeña el papel d utensi .universal- para la fabricación de todos los emás, rígidamentl adaptado a su fin, funesto como el -o-b-fát exactamente calculado en la producción material, cuyo resultado para los hombres se sustrae a todo cálculo. Se ha cumplido finalmente su vieja ambición de ser el puro órgano de los fines. La exclusividad. de las leyes_lógicas deriva de está univocidad de -la función, en última instancia del carácter coactivo de la autoconservación, que concluye siempre de. nuevo.. en la._ elección entre supervivencia- y ruina, reflejada. aun-en el principio de que__ de dos proposiciones contradictorias sólo una esverdadera 7 la otra es falsa. El formalismo de este principio y de toda la lógica deriva de la opacidad .y de la confusión de los intereses en una sociedad en la que la conservación de las formas y la de los individuos coinciden sólo casualmente. La expulsión_deLpensarniento_del ámbito de la lógica... ratifica r . en _el aula :universitaria, la reifitación del hombre en la fábrica y la oficina. De tal fOrma el tabú se inviste inCluso-del poder ciu11-5- formula, el iluminismo del espíritu que este es. Pero así la _nátu 2._ raleza, _que es. la. vIrpladera autoconservación, esesencadenada por el proceso _destinado- a •ilejarla, tanto- en el individuo comoen el destino colectivo de crisis y guerras. Se permanece en la teoría coma única norma, - el ideal de la ciencia unificada, la praxis se somete a_ la routine irresistible de la historia universal. Eitotalmente en manos de la civilizaCión se_c_onvierie_en- un elemento de_aquellainhurnanislad.a la • n.e. la-civilización Ira-Várido de_sustraerse_ desde.el..comienzo. Se realiza 'laia la. ar más antigua, la de perder el propio nombre. La existencia puramente natural, animal y vegetativa, era para la civilización el peligro absoluto. compor• • •arecieron suce-= tamiento DIALÉCTICA DEL ILUMINISMO 47 sivamente como etas_sup_eradas, y_volver_Lk, -caer en el nivel de ellas era cosa asociada al terror-de Sí pudiese convertirse de nuevo en aquella naturaleza de la. que se había alejado con esfuerzo indecibley:que. le inspiraba justamente per ,.ello_un indecible horror. El' vivo recuerdo de la prehistoria, de las fases nóMades, y tanto más de las fases propiamente prepatriarcales, ha sido extirpado de la conciencia de los hombres, en todos los milenios, con las penas más tremendas. El espíritu iluminado ha sustituido el fuego y la tortura por la marca impresa a toda irracionalidad debido a que conduce a la ruina. El hedonismo era moderado y los extremos le resultaban no menos sospechosos que a Aristóteles. El.ideal burgués de la adecuacióna la naturaleza: no se refiere a la naturaleza amorfa, sino a la virtud del justo medio. Promiscuidad y ascesis,, hainbre y abundancia, son, bien que antitéticas, inmediatamente idénticas como fuerzas disolventes. A través de la subordinación de toda la vida a las exigencias de su conservación, la minoría que manda garantiza, con la propia seguridad, tambien la supervive -ficía Urdo. Desde HoMer-o- iiál-fa los tiempos modernos, el espíritu dominante busca pasar entre la Scila de la recaída en la reproducción simple y la Carybdis de la satisfacción libre e incontrolada; siempre ha desconfiado de toda otra brújula que no sea la del mal menor. Los neopaganos alemanes, administradores de la psicología de guerra, dicen querer liberar el placer. Pero como en los milenios han aprendido a odiarse bajo la presión del trabajo, en la emancipación totalitaria el placer continúa siendo vulgar y mutilado por el autodesprecio. El placer permanece sometido a la autoconservación, tal como se lo'había enseñado la razón, en el intervalo depuesta. En las grandes mutaciones de la civilización occidental, desde-- la -ap-a-zrición de la religión olímpica hasta el Renacimiento, la Reforma y el ateísmo burgués, cada vez qué nuevos pueblos o clases expulsaron más decididamente al. mito, el temor a la naturaleza incontrolada y amenazadora,, consecuencia desu - misma materialización y objetivación, fue degradado a superstición animista, y el dominio de 1. MAX HORKWEIMER - THEODOR W. ADORNO 4d la naturaleza interior y exterkr_lue convertían en ,fl abialuto_de-la -vida. Finalmente, automatizada la autocolíServación, la razón es abandonada por los que han tomado su pueáto en la guía de la producción, los cuales la temen ahora en los desheredados. La esencia del iluminismo es la alternativa, cuya •ineluctabilidad es la del dominio. Los hombres habían tenido siempre que elegir entre su sumisión a la naturaleza y la de la naturaleza al Sí. Con la expansión de la economía, mercantil burguesa el oscuro horizonte del mito es aclarado por el sol de la ratio calculante, bajo cuyos gélidos rayos maduran los brotes de la nueva barbarie. Bajo la coacción del dominio el trabajó humano siempre se ha alejado más del mito para recaer, bajo el dominio, siempre de nuevo en su poder. En un Itelato homérico se halla expresado el _nexo entre mito, dominio y trabajo. El decimosegundo canto de la Odisea narra el paso' ante las sirenas. La Ié-ritación que _éstas representan es la de perderIe en e5. pasado.. Pero el héroe al que la tentación se dirige se ha convertido en adulto mediante el sufrimiento. En la variedad d é-175S pequeños mortales enfa cual há debido conservarse le ha consolidado en. ala unidad-de la vida individual, la identidad de la persona : , Como agua, tierra y aire, se escinden ante él los reinos del tiempo/La onda de aquello que fue refluye de. la toca del presente,. y ,e1 futuro se extiende nuboso en el horizonte. Lo que Odiseo ha dejado tras de sí entra en el reino de lal . sombras: el Sí se halla aún: tan cercano al mito primordial, del cual ha salido con inmenso esfuerío, que su misrrib7pasado, el pasado directamente vivido, se transforma en pasado mítico. Odiseo trata de remediaresto mediante un sólido orden.arniento del tieniDo. - Ei esquerrial.-tripártito debe liberar 'él instante presente de la potencia .del -pasado, manteniendo a éste tras el confín absoluto de lo irrecuperable, y poniéndolo, como saber utilizable, a disposición de la hora. El impulso de salvar el pasado como viviente, así como el de utilizarlo como materia del progreso, se satisfacía sólo en el arte, al que pertenece también la historia como representación de la vida pasa, DIALÉCTICA DEL ILUMINISMO 49 da. En la medida en que el arte' renuncia a valer-como conocimiento, excluyéndose así de la pzaxis, es tolerado por la praxis social igual que el placer. Pero el canto de las sirenas no se halla aún degradado y reducido a puro arte. Ellas conocen "todo cuanto ocurre en la fértil tierra"," y en particular, las acciones en que también Odiseo tomó parte, las fatigas que "padecieron en la vasta Troya argivos y teucros, por la voluntad de los dioses"." Al reevocar directamente un pasado muy reciente, amenazan, con la irregstible promesa de placer con que se anuncia y -és escuchado su canto s el orden patriarcal que restituye -á:cada—uno su vida sólo a cambio de su entera duración fémporal. Quien cede a los artificios de las sirenas está perdidb; pueStrnicamente una constante presencia de espíritu -á-franca a la existencia de la naturaleza. Si l'as sirenas . saben todo lo que acontece, piden en cambio el futuro, yla .promesa del alegre retorno es el engaño con que el pasado se adueña del nostálgico. Odiseo es puesto en guardia por Circe, la diosa que retransforma a los- hombres en animales: él ha sabido resistírsele y ella, en compensación, lo pone en condiciones de resistir a otras fuerzas de disolución. Pero la tentación de las sirenas sigue siendo . invencible, y nadie puede sustraerse a ella si escucha el canto. La humanidad ha debido someterse a un tratamiento espantoso para que naciese y se consolidase el Sí, el carácter idéntico, práctico, viril del honIre, y algo de todo ello se repite en cada infancia. El esfuerzo para mantener unido el yo abarca todos lo's estadios del yo, y la tentación de perderlo_ha. estado siempre ._unida a la ciega decisión de conservarlo. La ebriedad narcótica, que hace expiar la euforia en la que el Sí permanece como suspendido en un sueño similar a la muerte, es una de las antiquísimas instituciones sociales que sirven de mediadoras entre la autoconservación y el autoaniquilamiento,, una tentativa del Sí para sobre- 34 Odisea, XII, 191. (Para todas las referencias a obras homéricas en este libro se ha usado la versión española de Luis Segalá y Estalella.) 36 Ibid., 189-90. MAX HORKHEIMER - THEODOR W. ADORA 0 50 vivirse a "sí mismo,' La angustia de perder el Sí, y de confín entre Sí mismo y el resto anular con el Sí el a la estrucción, d de la vida, el miedo a la muerte y p se hallaestrechamente ligado a una romesa de felicidad amenazada en por la que la civilización se ha visto illádiencia y _el t rabajo, a obe de lbf instante. Su camino fue el alón etername nt e com o sobre el_ cual la satisfai puraapariencia, Corrio-Sellaa impotente. El pensamiento iu-eireT-y--a.-- la de Odiseo; igualmente hostil la propia i-r- - dos posibi_ propia felicidad, sabe todo esto. Conoce sólo Una es! la que prescribe a sús compalidades de saIida -. , ñeros. Les tapa las orejas con cera yleS "ordena remar con todas sus energías. Quien quiere perdurar y subsistir irrevoca bl e, y no debe prestar oídos al llamado de loue e st é en puede hacerlo sólo en la medida en q no d ad h socie que la condiciones de escuchar. Esto es lo ntrados, t rados, los rabajaprocurado siempre. Frescos y conc e des de dores deben mirar hacia adelante y p los induciría lo que está a los costados. El impulso que en a desviarse es sublimado —con rabios aamargura— ibi. La ot a pos esfuerzo ulterior. Se vuelven prá.ctic_o_s tenire_nte, que lidad es la que elige Odiseo, el señox_terra hace trabajar a los demás para sí.:1151yes,,.pero impotente, anto más fuerfé resulta atado al mástil de la nave, y •cti - co, así como despdad ués atar la tentación más fuerte se haceán n_mayor tersa ci se negar también los burgueses . 1a___tengan la felicidad cuando —al crecer su poderío— al alcance de la mano. Lo que ha oído no tiene consecuencias paró él, pues no puede _hacer otra cosa que serias con la cabeza para que lo desaten, pero ya es demasiado tarde: sus compañeros, que no oyen nada, conocen sólo el peligro del canto y no su belleza, y lo salvarse con él, dejan arádcrar mástil, para salvarlo y salva Reproducen con su propia vida1a vida del opresor, que no puede salir ya de su papel social. Los mignossínculos con los cuales se ha ligado irrevocablemente a la praxis mantienen a las sirenas lejos de la praxis:/su tentación eto de cones neutralizada al convertírsela en puro obj n templación, en arte/El encadenado asiste a un cocierto, onado, inmóvil como los futuros escuchas, y su grito apasi 51 su pedido de liberación, mueren ya en un aplauso. Así el goce artístico y el_trabajo manual se separan ála salida de la- prehistoria. El epos contiene ya la teoría justa. El patrimonio cultural se halla en exacta relación con el trabajo mandado ; y uno y otro tienen su fundamento en la condición. ineluctable del dominio social sobre la naturaleza. Medidas como esas tomadas en la nave de Odiseo al pasar frente- a las sirenas constituyen una alegoría premonitbria de la dialéctica del iluminismo. Así como la .sustitüTbrlidad.. es la medida del dominio y como el más potente es aquél que puede hacerse representar en el mayor número de operaciones, del mismo modo la sustituibilidad es- el instrumento del progreso y a la vez de la regresión. En las condiciones dadas, la...e-xerrélóri del trabajo significa también mutilación, y no sól6 para los desocupad5kiiiio tárribiéd para el polo social opuesto. Los superiores experimentan la realidad, con la que ya no tienen directamentereláción, sólo como sustrato, y se_petrifican_enteramente en el si'que comanda. El primitivo sentía la cosa natural sólo Corne objeto que huía a su deseo, "pero el señor, que ha colocado al siervo entre la cosa y él, se vincula sólo con la dependencia de la cosa, y la goza simplemente; y abandona el lado de la inde. 7: pendencia al siervo que la trabaja"?' Odiseo es sustituido en el trabajo. Como no puede ceder a la tentación del abandono de sí, carece también —en cuanto propietario— de la participación en el trabajo, y, finalmente, también_d_e su dirección, mientras que por otro lado sus compañero por hallarse cercanos a las cosas, no pueden gozar el trabajo, porque éste se cumple bajo constricción, sin esperanza, con los sentidos violentamente obstruidos. El esclavo permanece sometido en cuerpo y alma, p't señor_ entra :en_ regresión. Ninguna. forma de dominio ha sabido aún evitar este precio, y- la circularidad de la historia en - su -- progré1-6-halra su explicación en este debilitamiento, que es el equivalente del poderío. MienDIALÉCTICA DEL ILUMINISMO s,- 34 G. W. Hegel, Phiinomenologie des Geistes, ed. Lasson, pág. 146. MAX HORKBEIMER - THEODOR W. ADORNO 52 tras -actitudes y conocimientos de la -humanidad -se-van diferenciando gracias a la división del.trahajo, la humanidad retrocede hacia fases antropológicamente más primitivas, puesto que la duración del dominio comporta, con la facilitación técnica de la existencia, la fijación de los instintos por obrá de una fijación más fuerte. La fantasía se deteriora. El mal no consiste en el retraso de los individuos respecto a la sociedad o a la producción material. Donde, la evolución de la máquina se ha convertido ya- éri la mecanismo de dominio, y la tendencia técnica y social, estrechamente ligadas desde siempre, convergen en la toma de posesión total del hombre, los atrasadoS no representan sólo la falsedad. Viépversa, la ádáptación a la potenciaidel progreso —ó al . progreso de la potencia— implica siempre de nuevo esas formaciones regresivas que .hacen evidente el progreso de su contrario, y no sólo en el progreso fracasado, sino también en el mismo progreso logrado. La maldición del progreso constante es la incesante regresión. Esta regresión no se liinita a la experiencia del mundo sensible, que está ligada a la proximidad física, sino que •concierne también al intelecto dueño de sí, que se senara if clon de fa, álierieriCi a sensible _Para San de la función intelectual, por la que sé -Zip-ripie el dominio sobre los sentidos, la reducción del pensamiento a la producción de uniformidad, implica el empobrecimiento tanto del pensamiento como de la experiencia;, la separación de los dos campos deja. a ambos hurdillados. y disminuidos. En la limitación del pensamiento a tareas administrativas y organizativas.:. - practicada como superiores desde el astuto. Odiseo hasta los ingenuos directores generales, se halla ya -implícita la obtusidad que ciega a los grandes cuando ya no es sólo cuestión de manipular a los pequeños. El espíritu se. transforma de hecho en ese aparato de dominio y autodominio que la filosofía burguesa, equivocándose, ha visto en él desde siempre: La sordera, que ha caracterizado a los dóciles proletarios desde los tiempos del mito, no representa ninguna ventaja respecto a la inmovilidad del amo. De la inmadurez de los dominados vive la decadente socie. . DIALÉCTICA DEL ILUMINISMO 53 dad. Cuantgi_a_ ná .compaiegc lo,§ m fi sutil es el aparato económico y científico, al cual el sistema de producerrn-a-a-dágado tiempo ha el cuerpo que lo sirve, • tanto más pobres son las experiencias de las que este cu , ergo es__Cágáz. La -eliitinaciókra- las clialidades-Tsu traducción en funciones ; pasa de la ciencia, a través de la racionalización de los métodos de trabajo, al mundo perceptivo de los pueblos, y asimila éste de nuevo al de los batracios. La regresión de las masas consiste hoy en la _incapacidad -de -bír con lo$7propios::oídos aquello que aún no ha sido oído, de tocar con las propias manos algo que aún no ha sido tocado, la nueva forma de ceguera que sustituye a toda forma mítica vencida. Gracias a la ¡mediación de la sociedad total, que_embiste contra"-todo impulso:y_relación, los hombres son reduciló-S-d-él,riuevó áaquello contra lo cual se volvía el prinCipió del Sí, laley de desarrollo de la sociedad: a simples seres genéricos; iguales entre sí por aislamiento de la colectividad dirigida en forma coactiva. Los remeros que no pueden hablar entre ellos se hallan esclavizados todos al mismo ritmo, así como el obrero moderno en la fábrica, en el cine y en el transporte. Son las concretas condiciones del trabajo en la sociedad las que_ producen el conformismo, y no impulsos conscientes que intervendrían para estupidizar a los hombres oprimidos .3r...desviarlos de la verdad. La impotencia de los trabajadores no . -es sólo una coartada de los patrones, sino la consecuencia lógiea de la sociedad industrial, en la que se ha transformado finalmente el antiguo destino, a causa de los esfuerzos hechos para sustraerse a él. Pero esta necesidad lógica no es definitiva. -Tal necesidad -se halla ligada al - domirilo, a la yez como su reflejo e instrumento. Por lo cual su verdad no es menos problemática que lo que su evidencia es ineluctable. Sin duda el pensamiento ha logrado siempre determinar de nuevo su misma problernatididad. El pensamiento es el siervo a quien el señor-no puede -detener según su placer. En cuanto al dominio, desde que la humanidad se ha Vuelto-estable, y Mego en la economía mercantil, se ha objetivado _en„leyes y organizaciones, ha debido a la-vez MAX HORKHEIMER - THEODOR W. ADORNO 54 limitarse. El mstrui-rieitió_:se _vuelve autónomo: la insfiricia _ Mediadora del espíritu atenúa, independientemente de la voluntad de los amos,ia_inmediatez_de la injusticia económica. Loa instrumetrtos -.-del-dominio, que bydos deben aferrar —lenguaje, armas y finalinente - Talmáquinas—, deben . dejarse aferrar-por todos. Así, en el dominic4 el momento de. la racionalidad se afirma además corrió' diverso del dominio. El carácter objetivo del instrumento, que lo torna universalmente disponible, su "objetividad" para todos, implica-ya la crítica al dominio a cuyo servicio el pensamiento se ha desarrollado. A lo largo del camino que va de la mitología a la logística el pensamiento ha perdido el elemento de la reflexiónsobre-sí, y hoy la maquinaria mutila a los hombres, a pesar de que los sustenta. Per.c)en_la forma de las_máquinas la ,ratio extrañada sé mueve hacia una sociedad que coñciÍiaél --_aparato_cristalizacip en aparato material e intérJétual con el ser viviente liberado y lo refiere a la sociedad misma como a su IÚ-ja-i-rreal. El órigen_partfcular del perisamiento y su perspectiva universal han sido desde siempre_ inseparables. Hoy, con la tranirói: mación- del mundo en industria, la perspectiva de lo universal, la realización social del pensamiento, se halla hasta tal punto próxima y accesible que justamente a: causa de tal perspectiva el pensamiento es negado, por los mismos patrones, como_ mera ideología. Y muestra sólo la mala conciencia de las camarillas en que se encar-na al fin la necesidad económica el hecho de que sus manifestaciones —desde las intuiciones del Führer hasta "la visión dinámica del mundo"—, en neto contraste con la apologética burguesa precedente, no insistan más en que sus propias fechorías son consecuencias necesarias de leyes objetivas. Lab _mentiras-rnític as_ de_misión- y_destino, que ocupan el puesto dejas leyes objetivas,-no_expresan siquie-ía toda la .fálSedad: no son ya como -antaño las leyes objetivas del mercado,-.que se - afirmaban en las acciones de los empresarios --y_ llevaban a la catástrofe, sino que-es-la deCisión consciente de los directores_genei rales, como /resultarifé - que no tiene nada que-envidiar en téminos de necesidad a los más ciegos mecanismos de DIALÉCTICA DEL ILUMINISMO 55 los precios, en cuanto a manejar el destino de la sociedad. Los dorninadores_nosné creen en ninguna necesidad objetiva, pese a que a veces den tal nombre a sus maqui; naciones. Se presentan como_ ingenieros de la historia universal. Solo los dominado toman- coíhb - necesaria e intocable la evolución que, a cada aumento . del nivel de vida, los vuelve urr. poco más impbtentes. Su reducéión a puros objetos de 'administración, que da forma anticipada a todos los sectores de la vida moderna, incluso en el lenguaje y la percepción, proyecta frente a los dominados una -necesidad objetiva ante la cuál éstos se creen impotentes. La miseria como contraste stepoder e impotencia crece . hasta el infinito junto con la capacidad de suprimir perdui-ablemente -toda miseria. Para todo individuo resulta impenetrable la selva de camarillas e instituciones que, desde los supremos puestos de comando hasta la economía de los •rackets profesionales, propenden a la continuación indefinida del statii_quo. El absurdo del estado en el cual el póder del sistema sobre -lb-S- hOMbies crece a cada paso en que los- sustrae al poder:J:1e .-la. naturaleza_ denuncia como superada 'la razón de la sociedad racional. Su necesidad es ilusoria, no menos que la libertad de los empresarios, que acaba por revelar su carácter coactivo en sus inevitables luchas y acomodamientos. Esta ilusión, en la que se pierde la humanidad iluminada sin residuos, no puede ser -disuelta por el pensamientó que, como órgano del dominio, debe elegir entre mandar y obedecer. Si no puede sustraerse al encantamiento al cual quedó ligado en la prehistoria, llega sin embargo a reconocer, en la lógica de la alternativa (coherencia y antinomia), mediante la cual se ha emancipado radicalmente de la naturaleza, a esa misma naturaleza no conciliada y alienada respecto a sí misma. El pensamiento, en el que el mecanismo coactivo de la naturaleza se refleja y se perpetúa, refleja, justamente •en virtud de su coherencia irresistible, también a sí mismo como naturaleza olvidada de sí, como mecanismo coactivo. Sin duda la facultad de representación es sólo un instrumento. Mediante el pensamiento los hombres se distancian de la naturaleza para tenerla frente a sí en . MAX HORKIIIIMER - THEODOR W. ADORNO 56 la posición desde la cual dominarla. Como la cosa, el instrumento material, que se mantiene idéntico en situaciones diversas, y separa así el mundo —caótico, multiforme y disparatado— de lo que es evidente, uno e idéntico, el concepto es el instrumento ideal, que aferra todas las cosas en el punto en que se pueden aferrar. Así como por lo demás el pensamiento se vuelve ilusorio apenas quiere renegar de la función separativa, de distancia y iluminismo tiene razón contra objetivación. Pero la ,utopía y ..proclama impasible al toda hipóstasi-S---de-dominio como escisión, la fractura entre sujeto y. objeto, 4d-é- prohibe llenar, se convierte en el index de la falsedá-d proPia y dé la verdad. La condena de la superstición ha significado siempre, junto con el progreso del dominio, también.-el-desenmascaramiento de. éste. El iluminismo es más que iluminismo; la naturaleza se hace oír en su extrañamiento. En la conciencia que el espíritu tiene en sí como naturaleza dividida en sí, es la naturaleza quien se invoca a sí misma, como en la prehistoria, pero no ya directamente con su presunto nombre, que significa omnipotencia, como mana, sino algo como mutilado y' ciego. La condena natural consiste en el dominio de la naturaleza, sin el cual no existiría espíritu. En la humildad en que_ éste se reconoce como dominio rste„._ -retrata en la naturaleza se disuelve su pretensión_de_ dominio, que es la que lo esclaviza a la naturaleza. Aun cuando la humanidad nopuede detenerse en la fuga frente a la; ne- • cesidad —en la civilización y en el progreso— sin relunciar al conocimiento mismo, por lo menos no ve ya en las vallas que erige contra la necesidad (las instituciones, las prácticas del dominio, que desde el sometimiento de la naturaleza se han vuelto siempre contra la sociedad) las promesas de la libertad futura. Todo progreso de la civilización ha renovado, junto con el dominio, también la perspectiva de mitigarlo. Pero mientras la-historia }la-eonsi<it_ a ,por sufrimientos reales, -que no-real disminuyen-de-ningún. - pró-p-6-i'Ción al aumento de Ids_rnedios para abolirlos, lazperspectiva.puede contarpará -realizai-sonel concepto. Dado que éste no se limita a distanciar, como ciencia, a los hombres de la DIALíCTICA DEL ILUMINISMO 57 naturaleza, sino que además, como toma de conciencia de ese mismo pensamiento que —en la forma de la ciencia— permanece ligado a la ciega tendencia económica, permite medir la distancia que eterniza la injusticia. Gracias a esta anamnesis de la naturaleza en el sujeto, en el cumplimiento de la cual se halla la verdad desconocida de toda cultura, el iluminismo se encuentra, como principio, en oposición ardo -Minio, y lá invitación a detener el iluminismo resonó, incluso en los tiempos de Val-II-ni,* Menos -por temor a la - ciencia exacta que por odio al pensamiento indisciplinado que se libera del encantamiento de la naturaleza en la medida en que se reconoce como el temblor de ésta ante sí misma. Los sacerdotes siempre han vindicado al mana respecto al iluminista que lo conciliaba experimentando horror por el horror que llevaba ese nombre, y los augures del iluminismo fueron solidarios en la hybris con los sacerdotes. _El iluminismo burgués se había rendido a su momento positivista mucho antes de Turgot y de d'Alembert. El iluminismo burgués estuvo Siempre expuesto a la tentación de cambiar la libertad por el ejercicio de la autoconservación. La suspensión del concepto, ya fuera en nombre del progreso o en el de la cultura —que secretamente se habían puesto de acuerdo hacía tiempo contra la verdad—, ha dejado er campo libre a la mentira. Mentira que —en. un mundo que se dedicaba a verificar protocolos y a custodiar la idea, degradada a "contribución" de grandes pensadores, como una especie de slogan envejecido— no era ya más distinguible de la verdad neutralizada conió- "patrimonio—cTiltural". Para reconocer el dominio, incluso dentro del pensamiento, como naturaleza no..concíliada, podría remover esa necesidad cuya eternidad ha sido admitida incluso por el socialismo con demasiada rapidez, en homenaje * Giulio Cesare Vanini, 1584-1619, filósofo que fue en Italia el máximo exponente del movimiento libertino, es decir, de aquello( nue —en correspondencia con la misma escuela francesa-- luchaban por liberar al pensamiento de todo dogmatismo, especialmente en materia religiosa. (N. del T.) 59 n ismo-se-convierte man sus P emigosrománticos. El último compromiso con tales . en'sí sólo al denunciar el enemigo-s—y al osar abir el _falso absoluto, el principio i 6. El espíritu de esta teoría intransigente del ciego dominio. podría llegar a invertir, para sus fines, el espíritu inexorable del progreso. Espíritu cuyo heraldo, Bacon, ha soñado con las mil cosas "que los reyes con todos sus tesoros no pueden comprar, sobre las cuales su autoridad no pesa, de las que sus informantes no pueden darles noticias". Tal como lo preveía, esas cosas les han tocado a los burgueses, a los herederos iluminados del rey. Al multiplicar la violencia a través de la mediación del mercado, la economía burguesa ha multiplicado también sus propios bienes y sus propias fuerzas hasta el punto de qúe ya no es necesario, para administrarlas, no sólo de los reyes ni tampoco de los burgueses: basté, simplemente con toda. Todos aprenden, a través del poder de las cosas, a desentenderse del poder. El iluminismo se realiza y se niega cuando los fines prácticos más próximos se revelan como la lejanía alcanzada, y las tierras "de las que sus informantes no pueden darles noticias", es decir la natúraleza desconocida por la ciencia patronal, son recordadas como las del origen. Hoy que la utopía de Bacon —"ser amos de la naturaleza In la práctica"..— se ha cumplido en escala terrestre, se torna evidente la esencia-111 la- constriccióti que él imputaba á la naturaleza no dominada. Era el dominió mismo. Dominio tras cuya dIS-olución puede ir más allá el saber, en el cual indudablemente residía, según Bacon, "la superioridad del hombre". Pero ante esta posibilidad el iluminismo al servicio del presente se transforma en el engaño total de las masas. DIALÉCTICA DEL ILUMINISMO MAX HORKHEIMER - THEODOR W. ADORNO al al common sena reaccionario. Al elevar la neces os y veni der idad carácter de "base" para todos loseltiempos estilo idealista— al degradar al espíritu —según. al papel de cima suprema, el .sercialismo ha conservado de-á--fíió§óffá ---Siirg1. 1 ---ié-gar • masiado rísidárnente_la .1-4ma la relación de la_necesidad--C6n él---rein—o--ae De—éli--1-1-1-lertad sería puramente cuantitativa, rriecánica,:ya,31 B. naturaleza, alienada, como en la primera_mitologí al pen-convertilaymnrípobsea la libertad juntocon el socialismo. Al renunciar onro samiento, que se venga, en su forma matemáticas, máquina, organización— del hombre 'olvidado de sí mismo, el ilurninisirib ha renunciado a su propia realización. Al disciplinii todo lo que á iridividuat-érilúminiámo ha dejado a la totalidad incomprendida la libertad de retorcerse —como dominio sobre las y sobre la conciencia de los hombres. . cosas— sobre el ser Pero la ?l'axil _subYersiva depende .de la intransigencia de la tría respecto la inconsciencia con que la socier ón j a que el pensamiento se enbiez.ca. La realiz.lci -- d-E-1d adresulta difícilpor sus presupuestos materiales, po la no desencadenada como tal. Esta es la tesis de los técnica -buscan ahora urinuevo antídoto, tal vez de de-dorte colectivo, para solucionar la cuestión del antí-doto ." El reszlnsable es un complejo 'social de encegué cimienta:1E1 mítico respeto científico dé---lcis pueblos hacia el dato que ellos mismos producen continuamente termina por convertirse a su vez en un datoa de lecho, ucio reVol en ra en la roca frente a la cual incluso la ismo f antasídegene y . .varisegünzdícomutpis pasiva confianza en la tendencia objetiva de la historia Como órgano de esta adaptación, como pura construcción de medios, el iluminismo es tan destructivo-como lo afirz 58 . 15 • The •sup:reine Ouestion which confronts our generation• merely Wich all ótherproblems are 31 be broUght under contoday - --the queltión chnology can her teh sure the formula by which this end corollars Whet i to ies— ean'be draw ora áll the resources to trol. ....bócrY NO We m ust of can ... be had. (The Rockefeller Youndation, A can be achiet?ed; which Review access for .1943, New York, 1944, págs. 33-35.) • -SOCIOLOGÍAUNIDAD 2 TEORÍA SOCIOLÓGICA CONTEMPORÁNEA Teoría crítica Max Horkheimer PÁG, 223 A 271 TEORÍA TRADICIONAL Y TEORÍA CRÍTICA (26 COPIAS) Amorrortu editores Buenos Aires 13 Teoría tradicional y teoría crítica (1937) La pregunta acerca de qué es teoría de acuerdo con el estado actual de la ciencia, no pirece ofrecer grandes dificultades. En la investigación corriente, teoría equivale a un conjunto de proposiciones acerca de un campo de objetos, y esas proposiciones están de tal modo relacionadas unas con otras, que de algunas de ellas pueden deducirse las restantes. Cuanto menor es el número de los principios primeros en comparación con las consecuencias, tanto más perfecta es la teoría. Su validez real consiste en qué las proposiciones deducidas concuerden con eventos concretos. Si aparecen contradicciones entre experiencia y teoría, deberá revisarse una u otra. O se ha observado mal, o en los principios teóricos hay algo que no marcha. De ahí que, en relación con los hechos, la teoría sea siempre una hipótesis. Hay que estar dispuesto a modificarla si al verificar el material surgen dificultades. Teoría es la...acumulación del saber en forma tal que este sesy.Wry;utilizable para_caracilri: zar los hechos dela manera más acab -adaposible. Poincaré com ;_ para la -11énCia con una biblioteca que debe crecer constantemente. -La física experimental cumple la función del bibliotecario, que se ciaipa de las compras, es decir, enriquece el saber aportando material 'La física matemática, la teoría de la ciencia natural en sentido estriao-, -fienéla misión de confeccionar el catálogo. Sin el catálogo, nadie podría sacar provecho de la biblioteca, por más rico que fuera el contenido de esta. «Ese es, pues, el papel de la física matemática: debe efectuar generalizaciones de tal manera que ( ...) sus resultados útiles sean mayores».' Como meta_ final la teoda aparece -el sistema universal de la ciencia:S-te ya no se limita a un campo particular, sino que abirca todos los objetos posibles. La separación de las ciencias queda suprimida en cuanto las proposiciones atinentes a los distintos dominios son retrotraídas a idénticas premisas. El 1 H. Poincaré, Wissenschaft and Hypothese E. y L. Lindemann, eds., Leipzig, 1914, pág. 146. (La ciencia y la hipótesis, Madrid, EspasaCalpe.) 223 mismo aparato conceptual creado para la determinación de la naturaleza inerte sirve para clasificar la naturaleza viva, y una vez que se ha aprendido el manejo de ese aparato, es decir las reglas de deducción, el sistema de signos, el procedimiento de comparación de las proposiciones deducidas con los hechos comprobados, es posible servirse de él en cualquier momento. Todavía estamos lejos de esa situación. Esta, a grandes rasgos, es la idea que hoy se tiene de la esencia de la teoría. Suele referírsela a los comienzos de la filosofía mina. Como tercera máxima de su método científico, Des cartel enuncia la decisión de «conducir ordenadamente mis samientos, es decir, comenzar por los 'objetos más simples y más fáciles de conocer, y poco a poco, gradualmente, por así decir, ascender hasta el conocimiento de los más complejos( con lo cual yo supongo un orden también en aquellos que no se suceden unos a otros de un modo natural». La~ión, tal como se la usa en las matemáticas, sería aplicable a la totalidad de las ciencias. El orden del mundo ie giré - .aa-una coneszíóii-dédtiC.6a depensamientos. «Esas largas cadenas de fundamentos racionales simplísimos y fácilmente intuibles, de las que suelen valerse los geómetras para lograr las demostraciones más difíciles, me indujeron a pensar que todas las cosas que pueden ser objeto del conocimiento humano se hallan, unas respecto de otras, en la misma relación, y que, si se tiene el cuidado de no considerar verdadero lo que no lo es, y se guarda siempre el orden necesario para deducir una cosa de la otra, no puede haber conocimientos tan lejanos que sean inalcanzables ni tan ocultos que no se los pueda descubrir». 2 ror lo demás, la posición filosófica del lógico hará que las proposiciones más generales de dónde parte la deducción sean consideradas como juicios._ empíricos, como inducciones ( tal el caso . de John Stuart Mili) o como_intelecciones evidentes ( en las corrientes racionalistas y fenomenológicas), o bien como principios establecidos en forma totalmente arbitraria ( por parte de la axiomática moderna ).. En la lógica más avanzada de nuestros días, como la que ha encontrado expresión representativa en las Investigaciones lógicas de Husserl, se entiende por teoría el «sistema cerrado de proposiciones de una ciencia». 3 Teoría, en su exacto sentido, es. «un encadenamiento sistemático de proposiciones bajo la forma de una deducción sistemáticamente unitaria». 4 Ciencia es «cierto universo de proposiciones ( .) que surge de modo constante de la actividad teórica, y en cuyo orden sistemático un \ cierto universo de objetos alcanza su deternainación». 5 El que todas las partes, sin excepción y sin contradicciones, estén encadenadas las unas con las otras, es la exigencia básica que debe cumplir cualquier sistema teórico. La armonía de las partes, que excluye toda contradicción, así como la ausencia de componentes superfluos, puramente dogmáticos, que nada tienen que ver con los fenómenos observables, son señaladas por Weyl como condiciones imprescindibles.° Si este concepto tradicional de teoría exhibe una tendencia, ella es que apunta a un sistema d e signos puramente matemático. Como elementos de la teoría, como partes de las conclu- • siones y de las proposiciones, fungen cada vez menos nombres \ en el lugar de los objetos experimentables; aparecen en cambio símbolos matemáticos. Hasta las operaciones lógicas están ya tan racionalizadas, que, por lo menos en una gran parte de la ciencia natural, la formación de teorías se ha convertido en una construcción matemática. Las ciencias del hombre y de la sociedad se esfuerzan por imi- V. tar el exitoso modelo de las ciencias naturales. La diferencia entre: .escuelas que en materia de ciencias sociales se orientan más_hacia la investigación de hechos, o bien se concentran más en los_principios, nada tiene que ver con el concepto de teoría como tal. En todas las especialidades que se ocupan de la vida social, la prolija tarea de recolección, la reunión de enormes cantidades de detalles sobre determinados problemas, las investigaciones empíricas realizadas mediante cuidadosas encuestas u otros medios auxiliares, como las que, desde Spencer, llenan gran parte de las actividades universitarias, en especial en los países anglosajones, ofrecen, por cierto, una imagen que exteriormente parece más próxima a los otros aspectos de la vida, propios del modo de producción industrial, que la formulación de principios abstractos o que el examen de conceptos básicos en la mesa de trabajo, como fueron característicos de una parte de la sociología alemana. Pero esto no significa una diferencia estructural en cuanto al pensamiento. En los últimos períodos de la sociedad actual, las denominadas ciencias del 2 R. Descartes, Discours de la méthode, Ii Leipzig, 1911, pág. 15. (Discurso del método, Buenos Aires, Losada.) 3 E. Husserl, Formale und traszendentale Logik, Halle, 1929, pág. 89. (Lógica formal y lógica trascendental, México, UNAM.) 4 Ibid., pág. 79. 5 Ibid., pág. 91. 6 H. Weyl, «Philosophie der Naturwíssenschaft», trad. en Handbuch der Philosophie (Manual de filosofía), Munich y Berlín, 1927, parte II, pág. 118 y sigs. 224 225 , espíritu tienen, por lo demás, un fluctuante valór de mercado; deben limitarse a competir modestamente con las ciencias naturales, más afortunadas, cuya posibilidad de aplicación está fuera de duda. De cualquier modo, el conceptoslereoría que prevalece en las distintas escuelas sociológicas, asi como en las cléntias-natti mpírjaiá no tienen una idei -dife-fifite- que los teóricos acercade qué es una teoría bien formada. Aquellos han llegado, simplemente, a la convicción reflexiva de que, frente a la complejidad de los problemas sociales y al estado actual de la ciencia, el ocuparse de principios generales debe ser considerado como una tarea cómoda y ociosa. Y cuando sea necesario el trabajo teórico, este ha de realinrse . en contacto constante con el material; por el momento no hay que pensar en exposiciones teóricas generales. Los métodos de formulación exacta, en particular los procedimientos matemáticos, cuyo sentido se relaciona estrechamente con el concepto • de teoría esbozado, son muy apreciados por estos especialistas. Ellos no cuestionan tanto la teoría en sí, cuanto la elaborada por otros, «de'sde arriba» y sin auténtico contacto con los proble.-_-_, mas de una disciplina empírica. Las diferenciaciones entre sociedad y comunidad (T8nnies), entre solidaridad mecánica y orgánica (Durkheim ) o entre cultura y civilización (A. Weber), como formas básicas de la socialización humana, mostra- ríansucátepoblmiansterplica, problemas concretos. El camino que debería tomar la sociología en el estado actual de la investigación sería el difícil ascenso desde la descripción de fenómenos sociales hasta la comparación particularizada, y solo desde allí hasta la formación de conceptos generales. La antítesis aquí esbozada conduce finalmente a que los empiristas, de acuerdo con su tradición, solo acepten las inducciones completas como proposiciones teóricas no derivadas, y crean que aún estamos muy lejos de alcanzarlas. Sus adversarios consideran válidos para la formación de las categorías y principios primeros también otros. procedimientos, que no dependen tanto del proceso de recolección dematerial. Durkheim, por ejemplo, aunque en muchOs aspectos coincida con las opiniones básicas de los empiristas, en lo que respecta a los principios considera_que_et .proceso de inducción puede ser abreviado. A su juicio, la clasificación de le -nómenos ióciales sobre ii-b-a-se de un registro de hecho-s. 0 i•lente- o es imposible; "además, no facilitaría la investigación en la medida en que se espera que lo haga. «Su función es proporcionarnos puntos de apoyo, que podemos relacionar con otras observa. 226 ciones, diferentes de aquellas mediante las cuales hemos logrado esos puntos de apoyo. Para ese fin, la clasificación no necesita estar basada en un inventario completo de todos los rasgos individuales, sino en un número reducido de ellos, cuidadosamente escogido (. ..) Puede ahorrarle muchos pasos al observador, pues ella lo conducirá ( .) Debemos,_pues, seleccionar rasgos especialmente importantes para nuestra clasificación». 7 Pero el- hecho de qué los principios primeros sean alcanzados por selección, por intuición de esencias o por mera convención no importa diferencia alguna en cuanto a su función en el sistema teórico ideal. Lo cierto es que el investigador utiliza sus proposiciones, más o menos generales, como hipótesis para los nuevos hechos que se presentan. El sociólogo de orientaciónfenomenológica asegurará, por cierto, que tras lácomprobació-ñ- iré-una- ley de esencia será absolutamente cierto que cada caso particular (Exem piar) se comportará de acuerdo con ella. Pero el carácter hipotético de la ley de esencia se hará notorio en el problema de saber si, en un caso aisla— o, estamos frente a un ejemplar de la esencia correspondiente o de otra, relacionada con ella, o bien si se trata de un mal ejemplar de un género o de un buen ejemplar del otro. Siempre se encuentran, por un lado, el saber formulado conceptualmente,- y, por el otro, una_situación objetiva que debe ser incluida en aquel, y este acto de subsumir, de establecer la relación entre la simple percepción o comprobación del hecho y la estructura conceptual de nuestro saber, es su explicación teórica. Sobre las diferentes formas de subsunción no hemos de extendernos aquí demasiado. Sí nos referimos brevemente a cómo se comporta este concepto tradicional de teoría respecto de la explicación de acontecimientos históricos. Este problema aparece claramente en la polémica entre Eduard Meyer y Max Weber. Meyer consideraba inútil, e imposible de responder, la pregunta de si, en caso de no haber existido una cierta decisión voluntaria por parte de determinados personajes históricos, las guerras desencadenadas por ellos habrían ocurrido igualmente tarde o temprano. En oposición a ello, Weber señalaba que, así • planteada, la explicación histórica es imposible. Sobre la base de las teorías del fisiólogo von Kries, y de juristas y economistas como Merkel, Liefmann y Radbruch, desarrolló Weber la «teoría de posibilidad objetiva». La explicación del historiador . 7 E. Durkheim, Les regles de la méthode sociologique, París, 1927, pág. 99 (traducción propia). (Las reglas del método sociológico, Buenos Aires, Schapire.) 227 —como la del penalista— no consistiría en una enumeración lo más completa posible de todas las circunstancias en juego, sino, antes bien, en destacar la relación entre determinadas partes de los acontecimientos, significativas para el decurso )histórico, y procesos aislados y determinantes. Esta relación, él juicio, por ejemplo, de que una guerra es desencadenada por la política de un hombre de Estado consciente de sus fines, supone lógicamente que, en caso de no haberse llevado a cabo esa política, no hubiera aparecido el efecto que por ella se explica, sino otro. Postular una determinada causación histórica implica siempre que, faltando ella y como consecuencia de rás reglas empíricas conocidas, en las circunstancias dadas se . otra cosa que las formulaciones e nii -e-stio sa er acerca de las relaciones económicas, sociales y psicológicas. Con la ayuda de ellas construimos el proceso probable, eliminando o introduciendo el acontecimiento que ha de servir para la explicación.8 Se opera con proposiciones condicionales, aplicadas a una situación dada. Si se dan las circunstancias a b c d, debe esperarse un resultado q; si desaparece d, resultará el acontecimiento r; si se agrega g, el acontecimiento será s, y así sucesivamente. Un cálculo de esta índole es propio de la estructura lógica del saSer histórico así como -de la ciencia natural. Es la forma en que ópera la teoría en el sentido tradicional. Así, Pai; -I6 cíti¿i •J científico, en Tói más diversos campos, considera la esencia de la teoría, es propio en realidad de su tarea inmediata. El tratamiento de la naturaleza física, del mismo modo como el de mecanismos sociales y económicos determinados, exigen una conformación del material científico del tipo de la proporcionada por una estructura jerárquica de hipótesisaos progresos técnicos de la época burguesa son inseparables de esta función del cultivo de la ciencia,;Por una parte, mediante ella los hechos se vuelven fructíferos para el saber aplicable en la situación dada; por la otra, el saber de que se dispone es aplicado a los hechos. No cabe duda de que ese trabajo representa un -momento de la subversión constante y del desarrollo de los fundamentos materiales de la sociedad. Pero en la medida en que el concepto de teoría es independizado, como si se lo pudiera fundamentar a partir de la esencia íntima del conocimiento, por ejemplo, . o de alguna otra mane- hubierapodctf.Lasreglmpíicno ri ahistórica, se transforma en una categoría cosíficada, ideológica. Tanto la fructuosidad, para la transformación del conocimiento presente, de las conexiones empíricas que se van descubriendo, como su aplicación a los hechos, son determinaciones que no se reducen a elementos puramente lógicos o metodológicos, sino que, en cada caso, solo pueden ser comprendidas en su ligazón con procesos sociales reales. El hecho de que un descubrimiento motive la restructuración de las tesis vigentes hasta ese momento no se puede fundamentar exclusivamente por medio de consideraciones lógicas, es decir mediante la contradicción con determinadas partes de las ideas dominantes. Siempre es posible imaginar hipótesis auxiliares, que permitirían evitar una modificación de la teoría en su totalidad. El que de todos modos se impongan nuevas tesis es fruto de relaciones históricas concretas, aunque, en rigor, para el científico sólo son determinantes los motivos inmanentes. No niegan esto los epistemólogos modernos, si bien ellos, ante los factores extracientíficos decisivos, apelan más al genio o a la casualidad que a las condiciones sociales. Si en el siglo xvir se comenzaron a solucionar las dificultades en que había caído el conocimiento astronómico, ya no mediante construcciones ad hoc, sino abrazando el sistema copernicano,ell -oT-ro se debió solamente a las cualidades lógicas de dicho sistema, como por ejemplo su mayor simplicidad. Antes bien, la preferencia por esas cualidades nos remite a los fundamentos de la praxis social de aquella época. El camino por el cual el sistema copernicano,apenas mencionado.en el.siglo xvi, llegó a ser una fuerza _revolucionaria ' forma parte del proceso histórico a cuyo traVli- el pensamiento mecanicista adquiere 'una posición dominante.a Que la transformación de las estructuras científicas dependa de la situación social respectiva, es algo que se puede afirmar, no solo respecto de teorías tan generales como el sistema copernícano, sino también respecto de los problemas especiales de la investigación corriente. Que el hallar nuevas variedades en dominios aislados de la naturaleza orgánica o inorgánica, ya sea en un laboratorio químico o en investigaciones paleontológicas, constituya un motivo para la modificación de viejas clasificaciones o para el surgimiento de otras nuevas, 8 M. Weber, Kritiscbe Studien auf dem Gebiet der kulturwissenschaltfichen Logik (Estudios críticos en el campo de la lógica de la ciencia cultural), en Gesommelte Aufsiitze (Compilación de ensayos), Tubinga, :922, pág. 266 y sigs. 9 Una exposición de este proceso se encuentra en Zeitschrift für Sozialforschung (Revista de ciencias sociales), vol. iv, 1935, pág. 161 y sigs. y en el ensayo de H. Grossmann, uDie gesellschaftlichen Grundlagen der mechanistischen Philosophie und die Manufaktur» (Los fundamentos sociales de la filosofía mecanicista y la manufactura). 228 229 ello de ningún modo se puede deducir solamente de la situación lógica. Aquí los epistemólogos suelen apelar a un concepto sólo en apariencia inmanente a su ciencia: el concepto de «pertinencia» (Zweckmassigkeit). Si las nuevas definiciones se introducen en el sentido de la pertinencia, y en .qué medida ello ocurre, no depende, en verdad, sólo de la simplicidad o de la coherencia lógica del sistema, sino, entre otras cosas, ' de la orientación y metas de la investigación, que no se pueden explicar ni entender a partir de la investigación misma. Y, así como la influencia del material sobre la teoría, tampoco la aplicación de la teoría al material es sólo un proceso intrl científico; es, al mismo tiempo, social. La relación entre las hipótesis y los hechos, finalmente, no se cumple en la cabeza I del científico, sino en la industria. Reglas tales como las de que el alquitrán de hulla, sometido a determinadas influencias, adquiere tonalidades cromáticas, o que la nitroglicerina, la pólvora y otras sustancias tienen un alto poder explosivo, 'son saber acumulado que es puesto realmente en práctica en los establecimientos fabriles de las grandes industrias. Entre lás_ distintas escuelas filosóficas,_ los _positivista_s_Y. los pragmatistas -parecen. inteFesarse_especialmente por_ la imbricación- del -trabajo_ teórico en el proceso,.de...vida de_la sociedad. Señalan como misión de la ciencia el predecir hechos y -Obtener resultados útiles. Sin embargo, en la práctica es asunto privado del científico concebir de este modo tal misión y el valor social de su labor. Puede creer en una ciencia independiente, «suprasocial», desligada, o bien en la significación social de r su especialidad: esta diferencia de interpretación para nada influye en su quehacer práctico. El científico y su ciencia están '1 sujetos al aparato social; sus logros son un momento de la autoconservación, de la constante reproducción de lo establecido, sea lo que fuere lo que cada uno entienda por ello. Ambos de- ben, sí, corresponder a su «concepto», es decir construir una teoría en el sentido en que la hemos caracterizado. Dentro de la división social del trabajo, el científico debe clasificar hechos en categorías conceptuales y disponerlos de tal manera, que él mismo y todos quienes tengan que servirse de ellos puedan dominar un campo táctico lo más amplio posible. Dentro de la ciencia, el experimento tiene el sentido de comprobar los hechos de una manera especialmente adecuada a la situación correspondienté de la teoría. El material fáctico, la materia, es proporcionado desde fuera. La ciencia se encarga de su formulación clara e inteligible, a fin de, que los conocimientos puedan ser manejados como se desee.' Para el científico, la recep230 ción, transformación y racionalización del saber fáctico es su modo peculiar de espontaneidad, constituye su actividad teórica)lo mismo si. se trata de una exposición lo más detallada posible del material, como en la historia y en las ramas descriptivas de otras ciencias particulares, o si se trata de la recolección de datos globales y de la extracción de reglas generales, como en la física. El dualismo entre pensar y ser, entre entendimiento y percepción, es para él natural. La idea tradicional de teoría es abstraída del cultivo de la ciencia tal como se cumple dentro de la división del trabajo en una etapa dada. Corresponde a la actividad del científico tal como se lleva a cabo en la sociedad junto con todas las otras actividades, sin que se perciba directamente la relación entre las actividades aisladas. De ahí que en esa idea no aparezca la función social real de la ciencia, ni lo que significa la teoría en la existencia humana, sino solo lo que ella es en esa esfera, separada, dentro de la cual se la produce en ciertas condiciones...41 históricas. Pero, en realidad, la vida de la sociedad resulta del trabajo conjunto de las distintas ramas de la producción, y si la división del trabajo en el modo de producción capitalista funciona mal, sus ramas, incluida la ciencia, no deben ser vistas como autónomas o independientes. Son aspectos particulares del modo como la sociedad se enfrenta con la naturaleza y se mantiene en su forma dada. Son momentos del proceso social de producción, aun cuando ellas mismas sean poco o nada productivas en el verdadero sentido. Ni la estructura de la producción, dividida en industrial y agraria, ni la separación entre las llamadas funciones directivas y las ejecutivas, entre los servicios y los trabajos, las ocupaciones manuales y las intelectuales, son situaciones eternas o naturales; ellas proceden, por el contrario, del modo de producción en determinadas formas de sociedad. La ilusión. de independencia que ofrecen procesos de trabajo cuyo cumpliniiento, según se pretende, derivaría de la íntima esencia de su objeto, corresponde a la libertad aparente deIls—TsujEf6-s—a-ório~teirro—d sode dáir Estos creen actuar de acuerdokon decisiones iridiVidales, cuando hasta en sus más complicadas especulaciones son exponentes del inaprehensible mecanismo social. La conciencia falsa que de sí mismo tiene el científico burgués en la era del liberalismo se muestra en los más diversos sistemas filosóficos. De un modo especialmente significativo se expresa, hacia principios de siglo, en el ii -éorantismO:del grupo de Marburgo. Rasgos aislados de la actiirdad teórica del_cientí&o ____ son transformadoi en categorías universales, en momen. 231 10 Cf. H. Cohen, Logik der reinen Erkenntnis (Lógica del conocimiento puro), Berlín, 1914, pág. 23 y sigs, conceptual ofrece un importante punto de partida para tal supéración Uambién la teoría del conocimiento dominante ha reconocido la problemática de esa relación. Siempre se vuelve a insistir en el hecho de que los mismos objetos, que, en una ciencia, constituyen problemas difícilmente resolubles dentro de un tiempo previsible, en otra disciplina, en cambio, son aceptados como simples hechos: Nexos que en física se plantean cómop-rbblema de la investigación, en biología se presuponen como algo evidente. En biología ocurre lo propio con los procesos fisiológicos en relación con los psicológicos. Las ciencias sociales aceptan Ja_ naturaleza humana y extrahuMana en sii- c-Pnjunto como algo dado y se interesan por la edificación de las relaciones entre hombre y naturaleza y entre los hombres unos con otros. Pero la profundización del desarrollo del concepto de teoría no ha de realizarse sobre la base de esta referencia a la relatividad de la relación entre el pensamiento teórico y los hechos, inmanente a la ciencia burguesa, sino mediante una consideración que atañe, no solo al científico, sino al individuo cognoscente en general. El mundo perceptible en su conjunto, tal como está presente para un miembro de la sociedad burguesa, y tal como es interpretado dentro de la concepción tradicional del mundo que se halla en acción recíproca con él, representa para su sujeto una suma de facticidades: el mundo existe y debe ser aceptado. El pensamiento ordenador de cada individuo pertenece al conjunto de relaciones sociales, que tienden a adaptarse de una manera que responda lo mejor posible a las necesidades. Pero aquí hay una diferencia esencial entre el individuo y la sociedad. El mismo mundo que, para el individuo, es algo en sí presente;-'que er&Se-i-ceptar y considerar, es también, en la forma en que existe y persiste, producto de la praxis social general. Lo qué percibimos en torno— de-iiPs¿iffds,-lisCEidades y aldeas, los campos y bosques, lleva en sí el sello de la transformación. No solo en su vestimenta y modo de presentarse, en su configuración y en su modo de sentir son los hombres un resultado de la historia, sino que también el modo como ven y oyen es inseparable del proceso de vida social que se ha desarrollado a lo largo de milenios. Los hechos que nos entregan nuestros sentidos están preformados socialmente de dos modos: por el carácter histórico del objeto percibido y por el carácter histórico del órgano percipiente. Ambos no están constituidos solo naturalmente, sino que lo están también por la actividad humana; no obstante, en la percepción el individuo se experimenta a sí mismo como receptor y pasivo. La OPOSi- 232 233 tos _del espíritu universal, en cierto modo, del «logos» eterno, goi-d¿Cisivos de la vida social .son_ted~ o, más aún, ras— la actividad teórica del científico. El poder del conocimiento» nadePoriginarlo». Por «producir» se entiende «la es Irais soberanía creadora del pensamiento». En tanto algo aparece como dado, tiene que ser posIle constituir sus determinaciones a partir de los sistemas teóricos, y, en última instancia, de la matemática: todas las dimensiones finitas se pueden deducir, mediante el cálculo infinitesimal, del concepto de lo infinitamente pequeño, y precisamente esto sería su «producción». El ideal es alcanzar un sistema unitario de la_ ciencia, todopoderosa en este sentido. Irp-tiiit-o-Ziúe en. el objeto todo se resuelve en determinación conceptual, como resultado de este trabajo no se puede ofrecer nada consistente, nada material; la función determinante, ordenadora, fundadora de unidad es lo único sobre lo cual todo reposa, a lo cual tiende todo esfuerzo humano. La producción es producción de la unidad, y la producción misma es el producto. 1° El progreso en la conciencia de la libertad consiste propiamente, según esta lógica, en que, del mísero escorzo de mundo que se ofrece a la contemplación del científico, una parte cada vez mayor sea expresable en la forma del cociente diferencial. Mientras que, en realidad, la profesión del científico es un momento no independiente den • , tro del trabajo, de la actividad histórica del hombre, aquí es 'i puesta en el lugar de ellos. En la medida en que la razón, en una sociedad futura, debe efectivamente determinar los acontecimientos, esta hipóstasis del logos en cuanto efectiva realidad es también una utopía encubierta. El autoconocimientj' del hombre en el presente no consiste, sin embargo, en la cien- • cia matemática de la naturaleza, que aparece como logos eterno, sino en la teoría crítica de la sociedad establecida, presidida por el interés de instaurar un estado de cosas racional. El modo de consideración que aísla actividades y ramas de actividades, junto con sus contenidos y objetos, requiere, para ser verdadero, la conciencia concreta de su propia limitación. Es preciso traspasar a una concepción en que la unilateralidad, que inevitablemente sobreviene cuando procesos intelectuales parciales son aislados del conjunto de la praxis social, sea a su vez suprimida y superada. En la idea de teoría, tal como ella se presenta ineludiblemente al científico como resultado de su propio trabajo, la relación entre los hechos y el ordenamiento 1 ción entre pasividad y actividact_que en . la teoría del conocita como dualismoentre sensibilidad y enteniblento—ie—p-Ile-ii dimiento, no representa para.la_sociedad -16--Misnio que para el individúo. Donde este se siente pasivo y dependierite7aque11,-Icir lías que se componga precisamente de individuos, es un sujeto activo, si bien inconsciente y por lo tanto impropiamente tal. Esta diferencia entre la existencia del hombre y la aéldis-ión Propia,- E-asta ahora, de las de la sociedad - expresa . la formas históricas de la vida social: La existencia de la sociedad ha reposado en una represión directa, o bien es la ciega resultante de fuerzas antagónicas, pero en ningún caso. ha simio él fruto de la espontaneidad consciente de los individuos libres. De ahí que el significado de los conceptós— de actrvidad pasividad cambie según se aplique al individuo o a la sociedad. En el_tipo de economía burguesa, la .actividad de la sociedad es ciega y concreta,.la del individuó-abstracta y.consciente. La producción humana contiene siempre también algo de sistemático. En la medida en que el hecho, que, para el individuo, se agrega exteriormente a la teoría, es producido socialmente, en ese hecho debe estar presente la razón, aunque sea en un sentido restringido. La praxis social incluye siempre, en efecto, el saber disponible y aplicado; el hecho percibido está, por ende, ya antes de su elaboración teórica consciente, llevada a cabo por el individuo cognoscente, condicionado por ideas y conceptos humanos. A este respecto_ no-debe pensarse solamente en_ el experimento, característico de las ciencias naturales. La denominada «pureza» del proceso fáctico que debe ser alcanzada por medio del procedimiento experimental, se asocia por cierto .a condicionamientos técnicos cuya relación con el proceso de producción material es evidente. Pero aquí, a la cuestión acerca del grado en que lo fáctico está mediado por la praxis social como totalidad, se sumará muy posiblemente otra, relativa a cómo es influido el objeto estudiado por el instrumento de medición, es decir por aquel procedimiento especial. Este último problema, -que la física trata constantemente de resolver, se relaciona_con el que aquí planteamos no menos estrechamente que el problema de la percepción en general, incluida la percepción cotidiana. El aparato sensorial fisiológico del hombre trabaja desde hace ya tiempo, en gran parte,. en la misma dirección que los experimentos físicos. El modo como, al observar receptivamente, se separan y se reúnen fragmentos, como unas cosas son pasadas por alto y otras son puestas de relieve, es resultado del modo de producción moderno en la misma medida en que la percepción de un hombre perteneciente a cualquier tribu primitiva de cazadores y pescadores es resultado de sus condiciones de existencia y, por supuesto, también del objeto. En relación con esto, la afirmación de que las herramientas serian prolongaciones de los órganos humanos podría invertirse diciendo que los órganos son también prolongaciones de los instrumentós. En etapas más altas de la civilización, la praxis humana consciente determina inconscientemente, no solo la parte subjetiva de la percepción, sino también y en mayor medida, el objeto. Lo que un miera. •bro de la sociedad industrial ve diariamente a su alrededor: casas de departamentos, fábricas, algodón, reses, seres humanos, y no solo los cuerpos, sino también el movimiento en el que son percibidos desde trenes subterráneos, ascensores, automóviles o aviones, este mundo sensible lleva en sí mismo los rasgos del trabajo consciente, y la separación entre lo que per'tenece a la naturaleza inconsciente y lo que es propio de la praxis social no puede ser llevada a cabo realmente. Aun allí donde se trate de la percepción de objetos naturales como tales, la naturalidad de estos está determinada por-el contraste con el mundo social y, en esa medida, es dependiente de él. No obstante, elindividuo percibe la realidad sensible como slinolssecuencia_cle -hechossientroidelloa_nrdenamientos_ conceptuales. Por cierto que también estos se han desarrollado en conexión recíproca con el proceso de vida de la sociedad. Por eso, si lgs1112sunsión en el sistema deLen.tendimientos el juicio,acexcade_los_objetps.se producen, por lo general, como algo obvio y con notablé coincidencia entre los miembros de la sociedad dada, esta armonía, tanto entre percepción y_ pensamiento traclicionál, como entre las mónadas, es decir los sujetos individuales cognoscentes, no es un :azar inetafísko. El poder del sentido común, del corn-in—on sense, para el cual no existen secretos, así como la vigencia general de opiniones en dominios que no se relacionan directamente con las luchas sociales, como por ejemplo las ciencias naturales, están condicionados por el hecho de que el mundo objetivo, acerca del cual se han de emitir juicios, procede en gran. medida de una actividad determinada por los mismos pensamientos mediante los cuales ese mundo es reconocido_~_renclidasn En la fil&arne71Gnt este lecho es expresado en forma idealista. Su doctrina, según la cual la sensibilidad es meramente pasiva mientras que el entendimiento es aZtiv—ii,`Plaiiiea aKant la siguiente - cüestión: ¿cómo puede estar seguroel entendimiento de poder aprehender bajo sus reglas, en cualquier futuro posible, eso diverso que le es dado en la sensibilidad? La 234 235 tesis de una armonía preestablecida, de un «sistema de preformación de la razón pura», tesis según la cual serían innatas al pensamiento las mismas reglas por las que se regirían los objetos, es expresamente impugnada por él. 11 He aquí la respuesta de Kant: los fenómenos_sensibles están ya formados por el sujeto. trascendental —esto es, a través de una actividad racional— cuando son captados por la percepción y juzgados con, conciencia. 12 En los capítulos más importantes de la CrífiCa de la_razón pura, Kant trató de fundamentar con mayor -esa . determinaCión subprecisión jetiva del material -swisible-;- de la cual el individuo nada sabe. La -dificultady oscuridad que suponen, según el mismo Kant, los pasajes principales (relativos al problema que hemos señalado) de la deducción y del esquematismo de los conceptos puros del entendimiento se deben quizás, al hecho .de que él concibe esa actividad supraindividual, inconsciente, para el sujeto empírico, solo en la forma idealista de una conciencia en sí, de una instancia puramente espiritual. De acuerdo con la visión teórica alcanzable en su época, Kant_no–eencibeia_tealidad como_producto-debrabaj.o, en una sociedad en la cual este es caótico en el todo, pero orientado hacia una meta en cada una de sus partes. Donde Heget y0 Mgcierne la...astucia-de una razón objetiva,--al•menmen_el...plano de la historia universal, kant ve «un arte oculto en las profundidades del alma humana, el secreto de cuyos mecanismos difícilmente podremos arrancar a la naturaleza, poniéndolo en descubierto ante nuestros ojos».13 En todo caso, comprendió que. detrás de la discrepancia entre hechos y teoría, que el científico experimenta eri--giriCtF/idid -délelpecialista, yace una profünda unidad: la subjetividad general de la cual dePendeilconocer individual. La actividad social aparece como fuerza trascendental, esto es, como suma de factores espirituales. La - afirmación de Kant de que la acción de esa fuerza estaría rodeada de _oscuridad, es decir, que, pese a toda su racionalidad, sería irracional, no ca- rece de un fondo de verdad. La economía burguesa, por saga,) ces que sean los individuos que entran en competencia, no está , 11 Cf. I. Kant, Kritik der reinen Vernunft, Transzendentale Deduktion der reinen Verstandesbegriffe, (Crítica de la razón pura, Deducción trascendental de los conceptos puros del entendimiento), § 27, B 167. 12 Ibid., Der Deduktion der reinen Verstandesbegriffe zweiter Abschnitt, 4. Vorliiufige Erklárung der 118glichkeit der Kategorien als Erkenntnisse a priori, secc. A, pág. 110 (Segunda parte de la Deducción de los conceptos puros del entendimiento, cuarta explicación provisoria de la posibilidad de las categorías como conocimientos a priori). 13 Ibid., Von dem Schematismus der reinen Verstandesbegriffe, secc. B, pág. 181 (Sobre el esquematismo de los conceptos puros del entendimiento). sometidaunpl,r cosientmhau. meta general; la vida del todo se desenvuelve a partir de ella , acostdenrmfi,agostdyencirm,omo por azar. Las dificultades internas que aquejan a los conceptos supremos de la fllospfía_Wiffina,sobre -todo. al_yo de la aubiOvidad_trascendental, a la apercepción pura u originaria, a la conciencia en sí, testificania_profundidarl y...rectitud de su pensamiento. El doble carácter de estos conceptos kantianos, que por una parte señalan la unidad y racionalidad Máiii -rias, y por Ja.otra algo .orcuroTiiiconsciente; ..impenetrable, refréV exactamente laforma contradiétoria de la actividad humana en la época Moderna. La acción conjunta de los hombres en la sociedad es la forma de existencia de su razón; en ella emplean sus fuerzas y afirman su esencia. Pero, al mismo tiempo, este proceso y sus resultados son para ellos algo extraños; se les aparecen, con todo su inútil sacrificio de fuerza de trabajo y de vidas humanas, con sus estados de guerra y su absurda miseria, como una fuerza natural inmutable, como un destino suprahumano. Dentro de la filosofía teórica de Kant, en su análisis del conocimiento, esta contradicción ha sido conservada. La problemática no resuelta de la relación entre actividad y pasividad, entre a priori y dato sensible, entre filosofía y psicología, no es, entonces, una insuficiencia subjetiva, sino que es realmente necesaria. Hegel puso en descubierto y desarrolló estas contradicciones, pero finalmente las reconoció en el elemento de una esfera espiritual más alta. La_nehiul~ de gesuLeto universal al _que Kant afirma . pero al__que..no. puede caracterizar satisractoriameiTie, –el'aiSilada por Hegel en_cuanto pone el espíritu absoluto como lo eminentemente real (das Allerrealste). Lo universal, según él, ya se ha deiPlégado adecuadamente y es idéntico a lo que se concreta. U...tazón ya no necesita ser simplemente crítica respecto de sí misma; en Hegel ella se ha vuelto Afirmativa, aun antes de que la realidad deba ser afirmada como racional. Ante las contradicciones de la existencia humana, que siguen teniendo existencia real, ante la impotencia de los individuos frente a las condiciones creadas por ellos mismos, esta solución aparece, de parte del filósofo, como afirmación privada, como personal declaración de paz con el mundo inhumano. La inclusión de los hechos en sistemas conceptuales ya existentes y su revisión mediante la simplificación o la eliminación de contradicciones, es, como ya hemos expuesto, una parte de 236 237 . , la praxis social general. En cuanto.la sociedad se escinde en grupos y clases, se comprende que esas construcciones teóricas mantengan, según su pertenencia a una de esas clases o grupos, también una relación diferente con esa praxis general. En la medida en que la clase burguesa nació y creció en el seno de una sociedad feudal, la teoría puramente científica que aquella trajo consigo mostró, respecto de esa época, una tendencia muy disolvente y agresiva hacia la vieja forma de la praxis. En el liberalismo, caracterizó ella al tipo humano predominante. Hoy el desarrollo está determinado mucho más por los antagonismos nacionales e internacionales de camarillas de dirigentes, situadas en los puestos de comando de la economía y el Estado, que por las personalidades comunes, que, en su mutua competencia, están destinadas a mejorar el aparato de producción y los productos mismos. En la medida en que el pensamiento teórico no se aplique a fines altamente.especidrzadói -Yelación con estái- lahás, - printipalmenie la guerra_ y su industria, el interéS.W el hidiSminuido.Se emplean menos energías en formar y hacer progresar la facultad de pensar prescindiendo de su forma de aplicación. Estas diferencias, a las cuales podríamos agregar aún muchas otras, no impiden, sin embargo, que la teoría en su forma tradicional, el juicio acerca de lo dado en virtud de un aparato de conceptos y de juicios corriente, que rige también para la conciencia más simple, además de la acción recíproca que media entre los hechos y las formas teóricas como consecuencia de las actividades profesionales, cotidianas, ejerza una función social positiva. A este hacer intelectual se han incorporado las necesidades y los fines, las experiencias y destrezas, las costumbres y tendencias de la forma actual del ser del hombre. Tal como un instrumento material de producción, él representa, como posibilidad, un elemento perteneciente, no solo a la totalidad cultural actual, sino también a un todo cultural más justo, más diferenciado, más armónico. En la medida en que este pensamiento teórico no se acomoda conscientemente a intereses externos, ajenos al objeto, sino' que se atiene realmente a los problemas tal como ellos aparecen ante él como consecuencia del desarrollo de las especialidades, y en la medida en que, en conexión con esto, plantea nuevos problemas y modifica viejos conceptos cuando ello parece necesario, puede entonces, con derecho, considerar los logros de la época burguesa en materia de técnica e industria corno su legitimación, y puede también estar seguro de sí mismo. Por supuesto que se comprende a sí mismo como hipótesis y no como certeza. Pero este carde. 238 ter de hipótesis es compensado de muchas maneras. La inseguridad no es mayor que lo que debe ser en virtud de los medios intelectuales y técnicos con que se cuenta y que, en general, han probado su utilidad, y la formulación de tales hipótesis, en cuanto tal y por pequeña que sea su verosimilitud, vale como un logro socialmente necesario y valioso que, en sí mismo, en todo caso no es hipotético. La formación de hipótesis, el trabajo teórico en general, es una actividad para la cual existe, en la situación social presente, una fundamental posibilidad de aplicación, es decir, una demanda. Si ella es pagada por debajo de su valor, o incluso si no puede ser vendida, comparte simplemente el destino de otros trabajos concretos y, quizás, útiles, desechados por esta economía. No obstante, ellos la suponen y forman parte del proceso económico en su totalidad, tal como se cumple bajo determinadas condiciones históricas. Esto nada tiene que ver con la pregunta sobre si los esfuerzos científicos mismos son productivos en sentido estricto. En este sistema hay demanda para una enorme cantidad de productos llamados científicos; son apreciados de los más diversos modos, y una parte de los bienes que provienen realmente de un trabajo productivo es gastada en ellos, sin que esto implique nada respecto de su propia productividad. También la ociosidad de ciertos sectores de la actividad universitaria, así como la ingeniosidad vacía, la formación metafísica o no metafísica, de ideologías, tienen, junto con otros requerimientos surgidos de los antagonismos de la sociedad, su importancia social, sin que en el período actual sean realmente adecuados a los intereses de alguna mayoría notable de la sociedad. Una actividad que contribuye a la existencia de la sociedad en su forma dada no necesita, en modo alguno, ser productiva, es decir crear valores para una empresa. No obstante ello, puede pertenecer a ese sistema y contribuir a posibilitarlo; es lo que Acune, en verdad, con la ciencia especializada. —r&Q(.1c) Ahora bien, hay_un_cornportamiento humano " que tiene por objeto la sociedad misma. No -eitraTrIgido—sbláiriente a subsanar inconvenientes, pues para él estos dependen más bien de la construcción de la sociedad en su conjunto. Si bien se origina en la estructura social, no está empeñado, ni por su inten• ción consciente ni por su significado objetivo, en que una cosa ,14 Este comportamiento es designado, en lo que sigue, como «crítico.. Lí'palabra se entiende aquí no tanto en el sentido de la crítica idealista de la razón pura, como en el de la crítica dialéctica de la economía política. Se refiere a una característica esencial de la morra dia. léctica de la sociedad. 239 cualquiera funcione mejor en esa estructura. Las categorías d¿ mejor, útil, adecuado, productivo, valioso, tal como se las entiende en este sistema, son, para tal comportamiento, sospechosas en sí mismas y de ningún modo constituyen supuestos; extracientíficos con los cuales él nada tenga que hacer. Por\ regla general, el individuo acepta naturalmente, como preestablecidas, las destinaciones básicas de su existencia, esforzándose por darles cumplimiento; además, encuentra su satisface ción y pundonor en resolver, con todos los medios a su alcance, las tareas inherentes a su puesto en la sociedad, y, a pesar de la energía con que puede criticar cuestiones de detalle, en seguir haciendo afanosamente lo suyo; en cambio, el comportamiento crítico a que nos referíamos, de ninguna manera acata esas orientaciones que la vida social, tal y como ella se desenvuelve, pone en manos de cada uno. La separación entre—A individuo y sociedad, en virtud de la cual el individuo acepta como naturales los límites prefijados a su actividad, es relativizada en la teoría crítica; Esta concibe el marco condicionada por la ciega ieción conjunta _tie. del trabajo dada y las diferencias de clase, como utig'funcisín_quE,priesto (fue surg e del ol-ra-r . hurnano, puede estar subordinada también a la decisión planificada, a la persecución racional de fines. El carácter escindido, propio del todo social en su configuración actual, cobra la forma de contradicción consciente en los sujetos del comportamiento crítico. En tanto reconocen ellos la forma presente de economía, y toda la cultura fundada sobre ella, como productos del trabajo humano, como la organización que la humanidad se dio a sí misma en esta época y para la cual estaba capacitada, se identifican con esta totalidad y la entienden como voluntad y razón: es su propio mundo. Al mismo tiempo, advierten que la sociedad es comparable con procesos naturales extrahumanos, con puros mecanismos, puesto que las formas de cultura, fundadas en la lucha y la opresión, no son testimonios de una voluntad unitaria, autoconsciente: este mundo_no es el de ellos, sino el del capital. Lo_que va..de-laSE storia_no .pue-cle, en rigor; ser"Comprendido; comprensibles solo son en ella individuos y grupos aislados, y estos ni siquiera totalmente, pues, en virtud de su dependencia interna respecto de una sociedad inhumana, ellos son, aun en sus acciones conscientes, en gran medida funciones mecánicas. Aqueiraidentificación es por ello ciiiitiadiaEria, una contradicción que caracteriza _a. tododos conceptos del_pensam- iénto crítico... Para este, las categorías económicas de «- trabaj6», «va. lor» y «productividad» significan exactamente lo que ellas significan en este sistema, y toda otra explicación es vista como un mal idealismo. Al mismo tiempo, el aceptar simplemente ese significado implica la más torpe de las falsedades: el reconocimiento crítico de las categorías que dominan la vida de la sociedad contiene también la condena de aquellas. _Este carácter dialéctico de la autointerpretación del hombre actual deterMina también, :en última .instancia;:liosCurcled.5 711-ctitica kgntiana de la razón. La razón no puede hacerse coMprensible g sí misma mientras loiroTil._res actúen conactmiembtos un organismo irracióhár - EI-Siganismo, como unidad crece ece y muere de mgriéia.-rigtural, no es precisamente un modelo para la sociedad, sino una sofocante forma de ser, de la cual debe emanciparse. Un comportamiento que, orientado hacia esa emancipación, tiene como meta la transformación de la totalidad, puede muy bien servirse del trabajo teórico, tal como él se lleva a cabo dentro de los ordenamientos de la realidad establecida. Carece, sin embargo, del carácter pragmático que es propio del pensamiento tradicional en cuanto trabajo profesional socialmente útil. el.pensanalealta-te6rico corriente, talsoano_lcdhemos ex' puesto, tantp_la_gbesis_de_lo_ circunstancias dadas, como también la aplicación--práctica-de-los_5istemas e conceptos con -11.1gs a re ende yyor consiguientesu_papet-ert-Wprgxis, san-C61W erados_exterioreS7 -Elte_exTrañamiento, que en la terolCig-faT 'filosófica se expreIg ' como separación entre valore investigacia1c7nocimiénto y acción, así cornoen - oíiWp-árü--, deopsicn,rvaetikádblsconrae señaladas y otorga un marco fijo a su actividad. A un pensamiento que no reconoce ese marco parece faltarle toda base de apoyo. ¿Qué otra cosa podría representar un procedimiento teórico que, en última instancia, no se reduzca a la determinación de hechos a partir de sistemas de conceptos lo más simples y diferenciados que se pueda, sino un juego intelectual y falto de dirección, mitad fantasía abstracta, mitad expresión impotente de estados de ánimo? La indagación del condicionamiento social de hechos y de teorías puede constituir quizás un problema de investigación, incluso todo un campo de trabajo teórico, pero no se advierte en qué medida tales estudios se diferenciarían básicamente de otros estudios especializados. La investigación de ideologías o la sociología del conocimiento, que han_sido_extraídas de la teoira crítica y estabre-Ciffas como disciplinas especiales, no están, ni por su esencia ni por sus propósitos, en oposición conaactividad corrieni-- 240 241 te delkciencia ordenaclosa.En_ellas,eLconocimiento de_sí del pensamie&w_se_xedtice_a_descubrir- relaciones_entre -posiciones., espirituales y situaciones-sociales. La estructura del comportamiento crítico, cuyos propósitos sobrepasan los de la praxis social dominante, no es, por cierto, más afín a estas disciplinas que a las ciencias naturales. Su o oski,s5n-al-concepto tradicional de teoría_no-surg•-tant e- a_diferencia-de-objetos cuanto de sujetos_ Para los_tepresentaptes_de este_ comportamiento, o -tal como ellos provienen del trabajo en la sodedad, 1 51--hech, nbiisonexteriores en el mismo sentido en que lo son para los investigadores o los miembros de otras ramas profesionales, que piensan como investigadores, en pequeño. Para aquellos, trátase de una__reorganización del trabajo. Pero en la medida en que las circunstancias que se ofrecen a la percepción son entendidas como productos que están bajo el control del hombre o, en todo caso, en el futuro han de caer bajo ese control, dichas circunstancias pierden el carácter de mera factiddad. Mientras que el especialista; .«en cuanto» científico, ve la realidad social, junto con sus productos, como exterior, y, «en: cuanto» ciudadano; percibe suinterés por ella a través de artícu- los políticos, .de la afiliación a partidos o a organizaciones de beneficencia, y de-. su participación en las elecciones, sin unir ambas cosas algunas otras formas de comportamiento,en su persona de otro modo que, a lo sumo, mediante una interpretación psicológica, hoy, en cambio, el pensamiento crítico está inotivado..pqr el intento de suprimir y superar realdieüte esa_tensiún, de -suprimir la_ oloaról entre la Condene cia-de-fines, la espontan.eidad,y_ la racionalidad esbozadas en el individtiOSW_relaciones del procese de trabajo, ftindamentalespáía la...sociedad. El pensamierito crítico contiene un coneptodel hombre que le opone á sí mismo. en tantó -iicuse pro duzca esa identidad. Si el actuar Conforme a la jai& es -propio ", del li&-nbr-e, la praits social dada, que forma la existencia has- I, ta en sus mismos detalles, es inhumana, y este carácter de in\humanidad repercute en todo lo que se realiza en la sociedad. La actividad intelectual y material del hombre siempre seguirá teniendo algo exterior: esto es, la naturaleza como suma de los factores no dominados aún en cada época, y con los cuales la sociedad está en relación. Pero si a ello se suman, como una parte más de la naturaleza, las circunstancias que dependen únicamente del hombre mismo, su relación en lo que respecta al trabajo, la marcha de su propia historia, entonces esta exterioridad no solo no es una categoría suprahistórica, eterna —tampoco es pura naturaleza en el sentido señalado--, sino 242 el signo de una lamentable impotencia cuya aceptación es antihumana y antinacional. El pensamiento burgués está constituido de tal manera que, en la reflexión sobre su propio sujeto, admite con necesidad lógica el ego, el cual se cree autónonio. Por su esencia, es abstracto, y su principio es la individualidad ajena al acontecer, la individualidad que, en su pretensión, se eleva a causa última del mundo o aun a mundo. Su opuesto inmediato es la convicción que se tiene a sí misma .por la expresión no problemática de una comunidad ya existente, por ejemplo, la ideología de la raza. El nosotros retórico es usado aquí en serio. El hablar cree ser el instrumento de la generalidad. En la desgarrada sociedad de hoy, este pensamiento es, al menos en cuestiones sociales, armonicista e ilusionista. El pensamiento crítico_y su teoría se oponen a ambas actittides. No son ni la función_ de un in :duo aislado ni la de una geneiZdád'ae-Vdiv-iduros. lene, en cambI-,--E5iletiiiie-MeEte-Tpiii sujeto -a iría-faro el minado,.. eri-susLrelaciones reales con otros individuos :y- . gi-upos, y en su relación crítica con una determinada clase, y, por ultimó, en su trabazón, así mediada, con la totalidad social y la naturaleza. Na_es.un.:punto, como el yo de . la filosofía 'bürguesa; su. exposición consiste en la construcción del presente histórico: El_sujetoyensante tampoco es efliigar en el que COnfluyen_conoeimiento:rbirefo",'Ilgái -a- partir del cual entonces un saber absoluto. Esta apariencia en la que, desde Descartes, vive el idealismo, es ideología en sentido estricto: la limitada libertad del individuo burgués aparece en forma de libertad y autonomía perfectas. Pero el yo, sea que actúe simplemente como pensante o de alguna otra manera, en una sociedad impenetrable, inconsciente, tampoco tiene la certeza de sí mismo. En el pensar acerca. del hombre, sujeto y objeto se separan el uno del otro; su identidad está puesta en el futuro y no en el presente. El método que conduce a ello puede llamarse, en la terminología cartesiana, clarificación; pero esta, en_e_l_pensarnif-nto realmente crítico" significa, no s lógiczsino Iiempo_uturoceso solamer ife-Em _____prog_e_o_ ni-forman, tanto la eshiitEi-65 concreto. En su decurso se--fil-tructura social en su totalidad, como la relación del teórico con la sociedad, es decir, se transforma_el .sujeto así como el a 'el del pensamiento. La aceptación de la invariabilidad esencial de la relación entre sujeto, teoría y objeto, diferencia la concepción cartesiana de cualquier lógica dialéctica. Pero, ¿en qué_conexión está el pensamiento crítico con la experiencial:Siese pensamiéñto no soló debe ordenai,""Sino taza- 243 bién extraer de sí mismo los fines trascendentes a ese ordenar, su propia dirección, entonces siempre permanece simplemente cabe sí (bei sich), como la filosofía idealista. Y, en la medida en que no se exalte en fantasías utópicas, se hunde en espejismos formalistas. El intento de determinar conceptualmente fines prácticos de un modo legítimo debería fracasar siempre. Si el pensar no se conforma con el papel que se le ha adjudicado en la sociedad establecida, si no ejerce la teoría en el sentido tradicional, recae necesariamente en ilusiones superadas ya hace tiempo. Esta reflexión, este regreso comete el error de entender el pensar en forma separada, especializada y, por lo mismo, espiritualista, tal como él se realiza bajo las condiciones de la actual división del trabajo. En la realidad social, la actividad de pensar nunca ha permanecido cabe sí misma (bei sich selbst), sino que ; desde • un- principio, ha funcionado como momento independiente del proceso de trabajo, que tiene una tendencia propia. Por medio del movimiento antagónico de épocas y fuerzas progresivas y retrógradas, dicho proceso conserva, eleva y desarrolla la vida humana. En las formas históricas de existencia de la sociedad, el excedente de bienes de consumo producidos, en la etapa alcanzada en cada caso, benefició directamente solo a un pequeño grupo de personas, y estas condiciones de vida se manifestaron también en el pensamiento, imprimieron su sello en la filosofía y en la religión. Sin embargo, en lo profundo alentó, desde el comienzo, el anhelo de extender la posibilidad de consumo a la mayoría; a pesar de la conveniencia material que ofrecía la organización de la sociedad en clases, cada una de sus formas se reveló finalmente como inadecuada. Esclavos, siervos y ciudadanos se sacudieron el yugo. Este anhelo también se plasmó en las formas culturales. Y en la historia moderna, al exigirse de cada individuo que haga suyos los fines de la totalidad y que los reconozca nuevamente en ella, existe la posibilidad de que la dirección del proceso social del trabajo, dirección que se establece sin una teoría determinada y como resultante de fuerzas dispares, y en cuyos instantes críticos la desesperación de las masas fue por momentos decisiva, penetre en la conciencia y se transforme en una meta. El pensamiento no extrae esto de sí mismo, más bien diríamos que descubre su propia función. Los hombres llegan, en la marcha de la historia, al conocimiento de su hacer, y así comprenden la contradicción contenida en su propia existencia. La economía burguesa estuvo dispuesta de tal modo que los individuos, en cuanto persiguiesen su propia felicidad, mantendrían la vida social. Pero en tal es- tructura está implícita una dinámica en virtud de la cual, y en una proporción que en definitiva hace pensar en las antiguas dinastías asiáticas, de un lado se concentra un poder fabuloso, y del otro una completa impotencia material e intelectual. Aquello que, en esta organización del proceso de vida, resultaba originariamente fecundo, se transforma en infructuosidad y en estorbo. Los hombres, con su mismo trabajo, renuevan una realidad que, de un modo creciente, los esclaviza. Y, efectivamente, con respecto al papel de la experiencia, existe_una_c:liferencialeoría—faliCianal yIrreoría crítica. Los puntos de vista historicó como fines de la actividad humana, especialmente la idea de una organización social racivial acorde con la _generalidad, son inmanentes al trabajo humano, sin que -1-61-individlósó- la conciencia pública los tengan presentes en su verdadera forma. El experimentar y percibir estas tendencias responde a un interés especial. De acuerdo con la doctrina de Marx y Engels, ese interés se engendra necesariamente en el proletariado. En virtud de su situación en la sociedad moderna, el proletariado experimenta la relación entre un trabajo que pone en manos de los hombres, en la lucha de estos con la naturaleza, medios cada vez más poderosos, y la continua renovación de una organización social caduca. La desocupación, las crisis económicas, la militarización, los gobiernos fundados sobre el terror, el estado general de las masas, no se basan, precisamente, en lo precario del potencial técnico, como pudo ocurrir en épocas anteriores, sino en las condiciones en que se lleva a cabo la producción, condiciones que ya no se adecuan al momento presente. El despliegue de todos los medios, físicos y espirituales, para_el dominio de la naturaleza, es coartado por el hecho de que ellos están en manos de intereses particula3.-es opuestos los unos a los otros. La producción nó está orientada hacia la vida de la comunidad, contemplando además las exigencias de los individuos, sino que se dirige en primer lugar a las exigencias de poder de los individuos, contemplando también, en caso de necesidad A la vida de la comunidad. Esto ha sido una derivación forzosa del principio progresista de que es suficiente con que los individuos, bajo el sistema de propiedad establecido, se preocupen solo de sí mismos. Pero en esta sociedad tampoco la situación del proletariado constituye una garantía de conocimiento verdadero. Por más que el proletariado experimente en sí mismo el absurdo como continuidad y aumento de la miseria y la injusticia, la diferenciación de su estructura social, que también es estimulada por 244 245 E los sectores dominantes, y la_oposición entre _intereses personales e intereses de clase, que solo en momentos exCepcionales se logra romper, impiden que elásonciencia se imponga de un modo inmediato. También para el proletariado el mundo tiene, en lasuperfície, una apariencia distinta. Una posición que no fuera capaz de enfrentar al propio proletariado en nombre de sus verdaderos intereses y, por ende, también en nombre de los verdaderos intereses de la sociedad en su conjunto, y, por el contrario, extrajera sus lineamientos de los pensamientos y sentimientos de la masa, caería ella misma en una dependencia esclavízadora respecto de lo establecido. EL. que se raCiónS -fuerlimita a proclama; en actitud de extasiada vene-za creadora del proletariado, contentandoSe- Con - adaptarse a él y glorificarlo; pasa por alto el hecho de: que la renuncia al esfuerzo teórico ---esfuerzo que él elude con la pasividad de su pensamiento--- o la negativa a un eventual enfrentamiento con las masas— a la .que podría llevarlo su propio pensamiento— vuelven a esas masas más .ciegas y, más débiles de lo que deberían ser. El propio pensamiento del intelectual,, en tanto elemento crítico y propulsor, forma- parte del desarrollo de. las masas. Que ese pensamiento se. subordine por completo a la situación psicológica de aquella clase que, en sí, representa la fuerza transformadora, induce en ese intelectual;. el sentinaiento gratificador de estar ligado a un poder inmenso; instiláridc.)le un optimismo profesional. Cuando este optimismo es desmentido pór períodos de fracaso profundo, muchos intelectuales corren el peligro de caer en el nihilismo y en un pesimismo social tan extremo cuan exagerado era su anterior optimismo. No soportan que justamente el pensamiento más actual, el que abarca más profundamente la siutación histórica, el más promisorio, en determinados períodos traiga como consecuencia el aislamiento de sus portadores y la necesidad de nadar contra la corriente. —Si la teoría crítica consistiera en esencia en formular los sentí: mientos e ideas de una clase en determinados momentos, no ofrecería ninguna diferencia estructural respecto de la ciencia _especializada: en ese caso se trataría de la descripción de contenidos psíquicos que son típicos de determinados grupos de la sociedad, es decir, de una .psicologia social. La relación entre ser y conciencia_es diferente. en las ClIasas clases de la - sociedad. Las.ideas.con que la burguesía- explica su propio sistema: el-intercambio equitativo, la libre competencia, la armonía de los intereses, etc., revelan su contradicción interna y, con ello, su antítesis respecto de ese sistema, apenas se las considera se. , 246 riamente y se las piensa, hasta sus últimas consecuencias, como principio de la sociedad. Así, pues, la mera descripción de la autoconciencia burguesa no proporciona por sí sola la verdad acerca de esa clase. Tampoco la sistematización de los contenidos de conciencia del profetariado_p-iíede proporcionarnos una imagen verdadera de su existencia. y_de_sus-intereses. Ella sería una teoría tradicional caracterizada por un planteamiento peculiar de los problemas, y_noel. aspecto intelectual del procesó-histórico de la emancipación del proletariado. Lo mismo valdría si pretendiéramos limitarnos a registrar y publicar, no las ideas del proletariado en general, sino las de una fracción más avanzada de este, las de un partido o las de sus conductores. El registro y ordenamiento, dentro de un aparato conceptual ajustado lo más posible a los hechos, constituiría, también en este caso, la verdadera tarea, y la última meta del teórico sería la previsión de datos sociopsicológicos futuros. El pensar, el formular la teoría, por un lado, y su objeto, el proletariado, por el otro, seríanasunto aparte. Pera-si-el teórico , y su actividad específica son vistos como constituyentes -de una unidad dinámica con-la clase dominada, de modo que su exposición de las contradicciones sociales . aparezca, en esa unidad, no solo como expresión de la siutación_histórica concreta,' sino, en igual medida, comoliab-iestimulante,..transformador, .entonces - se-liaCe- patente •-. su función:. El proceso de confrontación crítica entre los sectores avanzadosde la clase social y los individuos que declaran la verdad acerca de ella, así como entre estos sectores más avanzados, junto con sus teóricos, y el resto de la clase, debe ser entendido como un proceso de acción recíproca en el cual la conciencia desarrolla, al mismo tiempo que sus fuerzas liberadoras, sus fuerzas propulsoras, disciplinantes y agresivas. El vigor de dicho proceso se manifiesta en la constante posibilidad de tensión entre el teórico y la clase a la que se refiere su pensar. La unidad de las fuerzas sociales de las que se espera la liberación es al mismo tiempo —en el sentido de Hegel— su diferencia: solo existe como conflicto, que amenaza constantemente a los sujetos comprendidos en él. Esto se hace evidente en la persona del teórico: su crítica es agresiva, no solo frente a los apologistas conscientes de lo establecido, sino en la misma medida frente a tendencias discrepantes, conformistas o utopistas dentro de sus propias filas. La_concepción tradicional de teoría, parte de la cual es captada por la lágia-fdatial,-félbade_al_praceso_de_producción según la división del trabajo,_tal como se da en la actualidad. Puesto 247 , que la sociedad tendrá que enfrentarse con la naturaleza también en épocas futuras, esta técnica intelectual no será irrelevante sino que, por el contrario, deberá ser desarrollada al máximo. Pero la teoría, como momento de una praxis orientada hacia formas sociales nuevas, no es la rueda de un mecanismo que se encuentre en movimiento. Si bien las victorias y derrotas presentan una vaga analogía con la verificación e invalidación de hipótesis en el dominio de la ciencia, el teórico crítico no puede apoyarse en ellas para cumplir sus tareas. Le sería imposible alabar, como Poincaré, un avance enriquecedor logrado a costa de desechar hipótesis." Su oficio es la lucha, de la cual es parte su pensamiento, no el pensar como algo independiente que debiera ser separado de ella. En su comportamiento tienen cabida, ciertamente, muchos elementos teóricos en el sentido habitual: el conocimiento y pronóstico de hechos relativamente aislados, juicios científicos, planteo de problemas que, por sus intereses específicos, difieren de los corrientes, pero presentan la misma forma lógica. Lo que la teoría tradicional se permite admitir sin más como existente, su papel positivo en una sociedad en funcionamiento, su relación, mediada y poco evidente por cierto, con la satisfacción de las necesidades de la comunidad, su participación en el proceso de vida de la totalidad que se renueva a sí misma, todas estas pretensiones por las que la ciencia no suele preocuparse ya que su cumplimiento es reconocido y asegurado por la posición social del científico, son cuestionadas por el pensamiento crítico. La meta que este quiere alcanzar, es decir, una situación fundada en la razón, se basa, es cierto, en la miseria presente; pero esa miseria no ofrece por sí misma la imagen de su su/ presión. La teoría esbozada por el penur_crítico no obra al 1 -servido de_una_realidad.ya. existente: solo expresa su secreto. Aunque en cada momento se puedan detectar con exactitud equívocos y confusiones, aunque se pueda eliminar cualquier error, sin embargo la tendencia general de tal empresa, el quehacer intelectual como tal, por más exitoso que prometa ser, no obtiene ninguna sanción del sentido común, ninguna consagración social. Por el contrario, las teorías que son susceptibles de confirmación o rechazo en la construcción de máquinas, en organizaciones militares, o en exitosas piezas cinematográficas, terminan, aun cuando se las elabore en forma independiente de su aplicación, como la física teórica, en algún consumo claramente descriptible, por más que este consista 15 Cf. H. Poincaré, op. cit., pág. 152. sólo en un manejo virtuosista de los signos matemáticos, recompensando el cual la buena sociedad deja traslucir su sentido de la humanidad. Pero de cómo será consumido el futuro con el que tiene que ver el pensar crítico, de eso no hay ejemplos semejantes. No obstante, la idea de una sociedad futura como comunidad de hombres libres, tal como ella sería posible con los medios técnicos con que se cuenta, tiene un contenido al que es preciso mantenerse fiel a través de todos los cambios. En cuanto es la comprensión del modo en que el desmembramiento y la irracionalidad pueden ser eliminados ahora, esa idea se reproduce de continuo en la situación imperante. Pero la facticidad juzgada en esa idea, las tendencias que apuntan a tuna sociedad racional, no son creadas fuera de ese pensar crítico por fuerzas exteriores a él en cuyo producto pudiera él reconocerse luego, digamos, por simple casualidad, sino que el mismo sujeto que quiere imponer eses hechos, una realidad mejor, es también quien los concibe. La problemática coincidencia entré pensar y ser, entendimiento y sentidos, necesidades humanas y 1 su satisfacción dentro de la caótica economía de hoy, coincidencia que, en la época burguesa, aparece como azar, debe dejar paso a la relación entre propósito racional y realización. La ; lucha por el futuro es el imperfecto reflejo de esta relación, en I cuanto -una voluntad orientada hacia la configuración de la sociedad como un todo actúa ya conscientemente dentro de la teoría y la praxis que deben conducir a ello. En la organización y la comunidad de los combatientes aparece, más allá de toda la disciplina basada en la necesidad de imponerse, algo de la libertad y espontaneidad del futuro. Donde la unidad de disciplina y espontaneidad ha desaparecido, el movimiento se transforma en asunto de su propia burocracia, un espectáculo que ya pertenece al repertorio de la historia moderna. La vigencia en el presente de ese futuro anhelado no es, sin embargo, ninguna certeza. El sistema conceptual del entendimiento ordenador, las categorías en las cuales son admitidos, por lo común, lo caduco y lo vigente, así como procesos sociales, psicológicos y físicos, la separación entre los objetos y los juicios en las ramas de las ciencias particulares, todo esto constituye el aparato conceptual tal como él se ha confirmado y ajustado en conexión con el proceso real del trabajo. Este mundo de conceptos constituye la conciencia general, posee un fundamento al cual sus portadores se pueden remitir. También los intereses del pensar crítico son generales, pero.no generalmente reconocidos. Los conceptos que surgen bajo su in- 248 249 fluencia critican el presente. Las categorías marxistas de clase, explotación, plusvalía, ganancia, pauperización, crisis, son momentos de una totalidad conceptual cuyo sentido ha de ser buscado, no en la reproducción de la sociedad actual, sino en su transformación en una sociedad justa. Aunque la teoría crítica en ningún momento procede arbitrariamente o por azar, para el modo dominante de juzgar ella aparece, justamente por eso, como subjetiva y especulativa, parcial e inútil. Como ella se opone a los hábitos dominantes de pensamiento, que contribuyen a la sobrevivencia del pasado y cuidan de los negocios de un orden perimido, como se opone a los responsables de un mundo parcializado, impresiona como parcial e injusta. Pero, por sobre todo, ella no puede exhibir un rendimiento material. La transformación que trata de obrar la teoría crítica no es algo que se imponga paulatinamente, de modo que su éxito, aunque lento, fuese constante. El crecimiento del número de partidarios más .o menos esclarecidos, la influencia de algunos de•ellos sobre Jos .gobiernos, la asunción del poder por • partidos .que muestran una actitud positiva frente a la teoría o, por lo menos, no la proscriben, todo esto pertenece a las alternativas .de la lucha por alcanzar una etapa superior de la convivencia humana; no..es el punto de partida de la teoría. Tales logros pueden revelarse luego incluso como victorias aparentes y errores. Una operación de abono en la agricultura o la aplicación de una terapia médica pueden estar muy lejos aún de la efectividad ideal y, no obstante, producir ya algún resultado., Quizá las teorías que están en la base de tales ensayos técnicos deban ser reajustadas, renovadas o invalidadas en relación con la praxis especial y con los descubrimientos hechos en otros campos; pero al menos se ahorró una cuota de trabajo con relación a lo producido, y se curaron o atenuaron muchas enfermedades." En cambio, la teoría que tiende a la transformación de la totalidad coñ-s-éCüéiíciá -tiue-ta—liíthá-C-kFn—Já _que está relacionada se agUdice. Aun -cuando. ciertas mejoras materiiles; fruto de la indementada fuerza de resistencia de determinados grupos, repercuten indirectamente en la teoría, estos no son sectores de la sociedad de cuya constante expansión vaya a originarse finalmente la sociedad nueva. Tales ideas desvirtúan la fundamental diversidad de un todo social dividido, en el cual el poder material e ideológico funciona con miras a la conservación de 16 De modo similar prdceden los aportes teóricos de la economía política y de la técnica de las finanzas y la utilización de estos en la política económica. 250 privilegios, por oposición a una asociación de hombres libres en la cual cada uno tiene la posibilidad de desarrollarse. Esta idea se diferencia de la utopía abstracta porque aduce como prueba de su posibilidad real el estado actual de las fuerzas humanas de producción. Pero .el número de tendencias que pueden conducir a ella, el de las transiciones que se vayan alcanzando, la medida en que las etapas previas aisladas puedan ser deseables y valiosas en sí mismas —esto es, lo que ellas signifiquen históricamente para esa idea—, todo eso se define sólo cuando ella se realiza. Este pensar tiene algo en común con la fantasía, a saber: que una imagen de futuro, que surge por cierto desde la más profunda comprensión del presente, determina pensamientos y acciones, aun en los períodos en que la marcha de las cosas parece descartarla y dar fundamento a cualquier doctrina antes que a la creencia en su cumplimiento. Pero no es propio de este pensar lo arbitrario y lo sospechosamente independiente, sino la tenacidad de la fantasía. Dentro de los grupos más, avanzados, es el pensador teó- , rico quien debe implantar esa tenacidad. Tampoco • en esta situación predomina la armonía. Si el teórico de la clase dominante alcanza, tal vez luego de penosos comienzos, una po-. sición relativamente segura, para el bando contrario él pasa por enemigo ..o delincuente o bien por un utopista , ajeno al mundo; 'y la discusión al respecto no queda decidida ni siquiera después de su muerte. El significado histórico de su actividad no' es evidente de suyo; antes depende de que los hombres hablen y actúen en favor de él. Ese significado no es el propio de una figura histórica ya terminada. La_capacidad para actos de pensamiento tales como los que exigela praxis cotidiana, tanto en la .vida de los negocios corno en las ciencias, ha sido-- desarrollada en los hombres a lo largo. de- siglos de educación realista; una falla conduce aquí al dolor, a la frustración y al castigo. Esta forma de comportamiento intelectual consiste esencialmente en que las condiciones para la aparición de un efecto, que siempre ha aparecido bajo los mismos supuestos, son reconocidas, y, en determinadas circunstancias, provocadas de manera autónoma. Hay un aprendizaje intuitivo, logrado a través de las buenas y malas experiendas y del experimento organizado. Aquí está en juego la supervivencia individual inmediata, y la humanidad ha tenido en la sociedad burguesa la oportunidad de desarrollar el sentido para ella. El conocimiento en esta acepción tradicional, incluyendo toda clase de experiencias, está contenido en la teoría y la praxis críticas. Pero, en lo que respecta a la trans251 formación esencial a que ellas apuntan, falta la correspondiente percepción concreta en tanto esta no se dé en toda su realidad. Si la prueba del pastel es comerlo, aquí, en todo caso, todavía está por cumplirse. La comparación con acontecimientos históricos similares solo es posible de una manera muy condicionada. Por ello el pensamiento constructivo tiene, en la totalidad de esta teoría, una importancia mayor frente a lo empírico que en la vida del sentido común. En esto reside una de las causas por las cuales, en asuntos que conciernen a la sociedad en su conjunto, personas que, en especialidades científicas aisladas o en otras ramas profesionales, dan pruebas de un enorme rendimiento, pueden mostrarse, a pesar de su buena voluntad, limitadas e incapaces. En todas las épocas en las cuales las transformaciones sociales estuvieron a la orden del día, quienes, en oposición a ello, pensaban «demasiado», han pasado por peligrosos. Esto nos lleva al problema general de _la inteligencia en su relación con la sociedad. [SI teórico, cuya actividad consiste en apresurar un desarrollo que conduzca a una sociedad sin injusticia, puede encontrarse —como hemos expuesto— en oposición a opiniones que prei dominan, precisamente, entre el proletariado. Sin la posibilidad de este conflicto, no se requeriría ninguna teoría; ella sería algo espontáneo en sus beneficiarios. Ese conflicto no está necesariamente relacionado con la situación individual, de dase, del teórico; ella no depende de la forma de sus ingresos. Engels fue un businessman. En la sociología especializada, que toma su concepto de clase, no de la crítica de la economía, sino de sus propias observaciones, no es ni la fuente de ingresos ni el contenido fáctico de la teoría del investigador lo que decide acerca de su pertenencia social; lo decisivo es el elemento formal de la educación. La posibilidad de una visión de conjunto más amplia —no digamos la que es propia de los magnates de la industria, que conocen el mercado mundial y dirigen entre bambalinas Estados enteros, sino la que corresponde a profesores universitarios y funcionarios medianos, médicos, abogados, etc.— ha de ser constitutiva de la intelligglu l :a es deck una especial clase social g,..inclpsiye,.suprasocial. Si la misión del te-6-rico és" --i:éducirrá discrepancia entre su comprensión y la de la humanidad oprimida para la cual él piensa, en aquel concepto sociológico el volar por de las clases llega a ser el rasgo esencial déla int2;lliwatsia, una especie de privilegio dél cual ella se enorgullece." La nérátralidad de esta cate- . . goría responde al autoconocimiento abstracto del científico. El modo como el saber aparece en el consumo burgués del liberalismo, o sea como conocimiento útil en determinadas circunstancias, sean cuales fueren, es compendiado también teóricamente por esta sociología. Marx y Míses, Lenin y Liefmann, Jaurés y Jevons, todos ellos pertenecen a una clasificación sociológica única, si es que no se deja de lado a los políticos, y, en el papel de posibles discípulos, se los contrapone a los científicos de la política, a los sociólogos y los filósofos, : considerados como los que saben. De estos deben aprender entonces los políticos a aplicar «tal o cual medio» sí asumen «tal o cual posición»; deben aprender también si su posición práctica es asumible «con coherencia interna»." Entre los hombres que influyen en las luchas sociales, luchas que se desarrollan en la historia, y el diagnosticador sociológico que les asigna su puesto se constituye una división del trabajo. 1.ateoríaszítica_está en contradicción con el concepto formaVaTintejligentsia. lista de espíritu en que se basa diclia yeorb Para –en sólo existe una verdad, y los predicados positivos de honestidad y coherencia interna, de racionalidad, de esfuerzo por la paz, libertad y felicidad no pueden atribuirse en el mismo sentido a cualquier otra teoría o praxis. No hay una teoría de la sociedad, ni siquiera la del sociólogo que generaliza, que no incluya intereses políticos acerca de cuya verdad haya que decidir, ya no mediante una reflexión neutral en apariencia, sino nuevamente actuando y pensando, es decir en la actividad histórica concreta. Que el intelectual pretenda que se requiere previamente un difícil esfuerzo de pensamiento, que solo él puede llevar a cabo, a fin de poder decidir entre fines y medios revolucionarios, liberales o fascistas es algo completamente inconcebible. Hace ya décadas que la' situación no es esa. La vanguardia necesita ,11 perspicacia en la lucha política, no liPorMia—ni&–démica acerca:. de -sir-pié-tendida posiciób. Precisamente en un momento en el que, en Europa, las fuerzas liberadoras están desorientadas y tratan de reorganizarse; en el que todo depende de matices dentro de sus propíos movimientos; en el que la indiferencia frente al contenido determinado, surgida de la derrota, de la desesperación y de una burocracia corrupta, amenaza con destruir toda espontasociología del conocimiento de Karl Mannheim, acerca de la situación 17 El autor alude aquí y en el párrafo siguiente a la teoría de la específica y del modo de pensar de la inteligencia en la época burguesa. (N. del E. aloma) 18 M. Weber, Wissenschaft als Beruf, en Gesammelte Aufsatze zur Wissenschaltslebre, Tubinga, 1922, pág. 549 y sig. 252 253 neidad, experiencia y conocimiento en las masas, a pesar del heroísmo de algunos individuos, la conc ci6n_extrapartidaria y por lo tanto_abstracta de la inte igentsi a _ipplica_una_forma deib-o—rdir lo Qblemas-que,sencillamente,..encubre_las cuestionesrdecisivas. El espíritu..es_ liberal.- No--soporta -ninguna presión externa,..ninguna_adapración_de. sus .resultadoka. la .voluntad-cle-un poder. Sin embargo, no está separado de la vida de la sociedad, no la sobrevuela. En la medida en que tiende a la autonomía, al dominio de los hombres sobre sus propias vidas y sobre la naturaleza, puede reconocer esta tendencia como fuerza actuante en la historia. Considerada aisladamente, la comprobación de tal tendencia se presenta como neutral; pero, así como el espíritu no la puede reconocer sin interés, tampoco puede, sin una lucha real, transformarla en conciencia general. En esa medida el espíritu no es liberal. Los esfuerzos conceptuales que, sin relación consciente con una praxis determinada, se sitúan —siempre según una variable misión académica ode otra_ especie, cuya promoción promete éxito—, ya aquí, ya allá,-y tienen.ya esto, ya -aquello, por asunto- propio, pueden prestar servicios útiles a una u otra tendencia histórica; no obstante, a pesar de su corrección formal (-¡qué construcción teórica totalmente equivocada-no puede, al fin, cumplir con la condición de corrección- formal!) pueden coartar o desviar el desarrollo espiritual; El concepto abstracto, mantenido corno categoría sociológica, de intelligentsia, la cual, además, debe tener hinciones de misionera, responde por su estructura a la hipóstasis de la ciencia especializada. La teoría crítica no está ni «arraigada», como la propaganda totalitaria, ni tiene la «libre fluctuación» de la inteligencia liberal. De la diversa función del pensar tradicional y del pensar crítico surgen las diferencias de su estructura lógica. Las proposiciones primeras de la teoría tradicional definen conceptos universales bajo los cuales deben ser comprendidos todos los hechos de un campo determinado, por ejemplo el concepto de un proceso físico en la física o del acontecer orgánico en la biología. Entre ellas se establece la jerarquía de los géneros y las especies, los que presentan las correspondientes relaciones de subordinación. Los hechos son casos aislados, ejemplares o materializaciones de los géneros. Diferencias temporales entre las unidades del sistema no hay. La electricidad no existe antes que un campo conductor y, a la inversa, tampoco el campo antes que la electricidad, del mismo modo como el león como tal no está antes o después que el león particular. Si en el conocimiento individual puede existir una u otra sucesión 254 temporal de estas relaciones, en todo caso ello no sucede en el campo de los objetos. La física también se ha apartado de la concepción para la cual los rasgos más generales actúan como causas o fuerzas ocultas en los hechos concretos, y de la -hipóstasis de estas relaciones lógicas; solo en la sociología existen aún vacilaciones al respecto. Si se agregan al sistema géneros aislados o se llevan a cabo otras modificaciones, esto, 'por lo general, no es entendido en el sentido de que las determinaciones son necesariamente demasiado rígidas, de que ellas tienen que ser inadecuadas, ya que, o bien la relación con el objeto, o bien el objeto mismo varían sin perder por ello su identidad. En lugar de ello se considera que las variaciones se deben a una carencia de nuestro conocimiento anterior o son el resultado de reemplazar partes aisladas del objeto por otras, como, por ejemplo, un mapa se desactualiza porque desaparecen bosques, se agregan ciudades nuevas o surgen otros límites. Del mismo. modo es entendido también el desarrollo de la vida en la lógica discursiva ,(o lógica del entendi miento )...Este ser: humano es ahora unniño, de.mo.do- que; según estalógica,.«adulto» sólo puede significar que hay un núcleo fijo que permaneceigual a sí mismo: «este ser humano»; a. él se le aplican ; una después de la otra, las dos cualidades, el ser niño y el ser adulto. Para el positivismanada. permanece -idéntico,. sino .que primero existe un niño, luego un adulto, ambos son dos complejos de hechos diferentes. Esta lógica no puede comprender el hecho de que el ser humano varía y, sin embargo, sigue siendo idéntico a sí mismo. La_teptía_zritica_de la sociedad comienzaigualmente_con determinaciones abstractas, en la medida en que trata la época actifirearacterizándola - como una economía basada en el cambio." Conceptos que aparecen en Marx, tales como mercancía, valor y dinero, pueden hacer las veces de conceptos genéricos, por ejemplo cuando las relaciones de la vida social concreta son juzgadas como relaciones .de_c4rnbio-y--se -habla del- carácter de.mercancía de los bienes. Perola_teoria_no se agota en relaciona.r Jos_conceptos hipotéticos. El comienzo ya esbOza el mecanismo por el cual la sociedad burguesa, tras la supresión de los regímenes feudales, del sistema gremial y de la servidumbre, no sucumbió inmediatamente a su principio anárquico, sino que logró sobrevivir. Es mostrado el efecto regulador del cambio, sobre el que reposa la eco19 Para la estructura lógica de la crítica de la economía política, véase «Zum Problem der Wahrheit» (Sobre el problema de la verdad), en el vol. i de esta obra (Kritische Theorie), pág. 263 y también 268. 255 semejante al de los rasgos correspondiehtes de la teoría tradicional y diferente de ellos. En ambos tipos de teoría el rigor de la deducción estriba en que esta aclara cómo afirmar la inherencia de determinaciones generales implica afirmar la inherencia de ciertas relaciones fácticas. Si se trata de un fenómeno eléctrico, entonces debe ocurrir, puesto que tal o cual característica corresponde al concepto de electricidad, tal o cual suceso. En la medida en que la teoría crítica de la sociedad explica elestado de cosas presente a partir del concepto del intercambio simple, contiene, de hecho, ese tipo de necesidad, solo que la forma hipotética general posee en ella una importancia relativa. El acento no recae en el hecho de que, en cualquier parte donde domine la sociedad mercantil simple, tiene que haber un desarrollo capitalista —si bien esto es verdadero—; antes bien, el acento recae en el hecho de que esta sociedad capitalista real, que, originada en Europa, se extiende por toda la tierra, sociedad para la cual la teoría afirma ser válida, es deducida a partir de la relación básica del cambio en general. Mientras que los juicios. categóricos de las ciencias especializac5S-pbseen, en el fondo, carácter hipotético, y los juicios de existencia, cuando los hay, solo tienen cabida en capítulos es. pedales, -en. partes descriptivas o prácticas," ..la_reoría crítica de la_sociedad es Pri .1.1..totalidad un .único, juicio de existencia desarrollado. Este juicio afirma, dicho en términos generales, quéTa-fOrma básica de la economía de mercancías históricamente dada, sobre la cual reposa la historia moderna, encierra en sí misma los antagonismos internos y externos de la época, los renueva constantemente de una manera agudizada, y que, tras un período de ascenso, de desarrollo de fuerzas humanas, de emancipación del individuo, tras una fabulosa expanlón del poder del hombre sobre la naturaleza, termina impidiendo la continuación de ese desarrollo y lleva a la humanidad hacia una nueva barbarie. Dentro de esta teoría, cada uno de los pasos especulativos posee, por lo menos según su intención, el mismo rigor que las deducciones dentro de una teoría científica especializada; pero, por otra parte, cada uno de esos pasos nomía burguesa. La concepción del intercambio entre sociedad y naturaleza, que ya entra aquí en juego; la idea de una época unitaria de la sociedad, la de su autoconservación y otras, ya surgen de ese análisis básico del transcurrir histórico, análisis que está guiado por el interés en el futuro. La relación de los primeros nexos conceptuales con el mundo fáctico no es esencialmente la que media entre lo genérico y lo ejemplar. La relación de cambio caracterizada por la teoría domina, como consecuencia de su dinámica, la realidad social, así como el metabolismo, por ejemplo, domina en gran parte el organismo vegetal y animal. También en la teoría crítica hay que introducir elementos específicos, para alcanzar, desde esta estructura básica, la realidad diferenciada. Paro esa introducción de determinaciones —piénsese en la presencia de existencias de oro, en la expansión hacia ámbitos aún precapitalistas de la sociedad, en el comercio exterior— no ocurre por simple deducción, como en aquella teoría encapsulada en sí misma como especialidad. Antes bien, g.ada_naso.de.k.e.o.tía_crítielLR .es onde-ala nocidn_de hangt,re.-y- de.naturaleza_ya_prgsente_en las ciencial_yen Wexppriencia : histórica. Esto se comprende por sí solo en relación con el principio de la técnica industrial. Pero la noción diferenciada de los modos humanos de reacción se aplica también en otras direcciones en el desarrollo conceptual examinado en estas páginas. Así, la proposición de que las clases inferiores de la sociedad son también, en determinadas condiciones, las que más hijos tienen, juega un papel importante en la demostración de cómo la sociedad mercantil burguesa conduce necesariamente al capitalismo con ejército industrial de reserva y con crisis. La fundamentación psicológica de esa proposición queda librada a las ciencias tradicionales. La teoría crítica de la sociedad parte, pues, de una idea del intercambio mercantil simple determinada por conceptos relativamente generales; bajo el supuesto de la totalidad del saber disponible; de lá admisión de material tomado de investigaciones propias y extrañas, se muestra entonces cómo la economía mercantil, dentro de la cambiante condición de hombres y cosas ya dada —y cambiante por la influencia de esa misma economía—, debe conducir_necesariarnente a la agudización de los antagomsniales —agildiZ-a-ci3ii - ilue en el momento EilTóritcractual -llevá á-llenas y revoluciones— sin que sus propios principios, expuestos por la economía política como disciplina especializada, sufran transgresión alguna. El sentido de la necesidad, tal como la entendemos aquí, es, como el de la abstracción de los conceptos, al mismo tiempo 20 Entre las formas de juicio y las épocas históricas existen relaciones que queremos esbozar brevemente aquí. El juicio categórico es típico de la sociedad preburguesa: es así, el hombre no puede cambiar nada. La forma hipotética y la disyuntiva de los juicios responde especialmente al mundo burgués: en determinadas circunstancias puede aparecer este efecto, es así o bien de otra manera. La teoría crítica afirma: no debe ser así, los hombres pueden cambiar el ser, las circunstancias para ello están ahora presentes. 256 257 es un nomen to en la constitución de aquel vasto juicio de existencia. Las partes aisladas pueden ser transformadas en juicios universales o particulares hipotéticos y utilizadas en el sentido del concepto tradicional de teoría, como, por ejemplo, el principio de que a una productividad creciente corresponde regularmente una desvalorización del capital. De este modo surgen en algunas partes de la teoría proposiciones cuya relación con la realidad resulta difícil. Del hecho de que la exposición de un objeto unitario sea verdadera en su totalidad, solo en determinadas condiciones se puede deducir si partes aisladas, extraídas de esa exposición, corresponden, en.su aislamiento, a partes aisladas del objeto. La problemática que surge tan pronto como proposiciones parciales de la teoría crítica se pueden aplicar a procesos, únicos o repetibles, de la sociedad actual, tiene que ver con la capacidad de rendimiento de dicha teoría en el campo del pensamiento tradicional, y en cuanto se oriente hacia metas progresistas, no con su verdad misma. La incapacidad de las ciencias especializadas, en particular de la economía política contemporánea, para sacar provecho del planteamiento parcial de problemas, característica ,de su modo de operar, no reside solo en ellas mismas ni en la teoría crítica, sino en el papel específico que ellas tienen en la realidad. También la teoría crítica y oposicionista, según lo hemos expuesto, deduce sus enunciados acerca de las situaciones reales de conceptos universales básicos ; y precisamente por ello hace que esas situaciones aparezcan como necesarias. Si con respecto a la necesidad en sentido lógico ambos tipos de estructura teórica son semejantes, existe, no obstante, oposición apenas se habla, ya no_ simplemente de necesidad lógica, sino de necesidad concreta, de lo que es propio del acontecer fáctico. El enunciado del biólogo, a saber, que en virtud de procesos inmanentes una planta tiene que secarse, o aun que ciertos procesos inherentes al organismo humano lo conducen necesariamente a su muerte, no responde a la pregunta de si una influencia cualquiera puede alterar este proceso en su carácter o transformarlo totalmente. Aun si una enferMedad es caracterizada como curable, la circunstancia de si las medidas correspondientes son efectivamente tomadas es vista como un orden de hechos externo a la cuestión, perteneciente a la técnica y por lo tanto inesencial para :la teoría como tal. En este sentido, la necesidad que rige a la sociedad podría ser considerada biológica, y el carácter de la teoría crítica podría ser puesto entonces 'en duda, porque en la biología, como en otras ciencias naturales, procesos aislados son teóricamente construidos de manera semejante a como esto ocurre, de acuerdo con lo expuesto antes, en la teoría crítica de la sociedad. Con ello, el desarrollo de la sociedad pasaría por ser un determinado orden de hechos para cuya exposición se recurriría a resultados de diferentes dominios, del mismo modo.como un médico, respecto de la evolución de una enfermedad, o un geólogo, respecto de la prehistoria de la tierra, han tenido que aplicar diferentes ramas del saber. La sociedad aparece aquí como un individuo que es juzgado sobre la base de teorías científicas especializadas. Por muchas que sean las analogías entre estos esfuerzos intelectuales, en cuanto a la relación de sujeto y objeto, y, por ende, a la necesidad del acontecer sobre el cual se juzga, existe una diferencia decisiva. El asunto con el que tiene que ver la ciencia especializada de ningún modo es afectado por su propia teoría. Sujeto y objeto están estrictamente separados, aun cuando debería ser evidente que, en un momento posterior, el acontecer objetivo será influido por la intervención del hombre: esta debe ser vista en la ciencia igualmente como un factura. El acontecer objetivo es trascendente con relación, a la teoría, y la independencia respecto de ella forma parte de su necesidad: el observador como tal nada puede cambiar en él. Pero el comportamiento conscientemente crítico es inherente al desarrollo de la sociedad. La construcción del acontecer histórico como cl producto necesario de un mecanismo económico contiene, al mismo tiempo, la protesta contra ese orden, originada justamente en ese mecanismo, y la idea de la autodeterminación del género humano, es decir, la idea de un estado tal que, eo él, las acciones de los hombres ya no emanen de un mecanismo, sino de sus mismas decisiones. El juicio acerca de la necesidad del acontecer, tal como este último se ha dado hasta ahora, implica aquí la lucha por transformar una necesidad ciega en otra plena de sentido. Pensar el objeto de la teoría como separado de ella falsea la imagen y conduce a un quietismo o conformismo. Cada parte de la teoría supone la crítica y la lucha contra lo establecido, dentro de la línea trazada por ella misma. No sin razón, aunque tampoco con todo derecho, los teóricos del conocimiento que parten de la física han condenado la confusión de las causas con el obrar de fuerzas y, finalmente, cambiado el concepto de causa por el de condición o función. Al pensar que se limita al mero registro siempre se le ofrecen, en efecto, solamente series de fenómenos, nunca fuerzas y contrafuerzas, lo cual no reside, por cierto, en la naturaleza misma, sino en la esencia de ese pensar. Cuando este procedi- 258 259 , de que la meta de nuestra existencia no es la felicidad sino el ser digno de ella» 21 Aquí se evidencia la ominosa identidad de escuelas radicalmente opuestas en el plano metafísico. Afirmar la necesidad absoluta del acontecer significa, en última instancia, lo mismo que afirmar la libertad real en el presente: la resignación en la praxis. La incapacidad para pensar la unidad de teoría y praxis, y la limitación del -conc-e-bici3e —ne- Cesidad .A un acontecer. ,fatalista, 1aasan,Zelde . oél Punto dé" vista...de "la teoría del conocimiento, en Ta—h. iióitasis del dualism cartesiano_ de-pensar St..su. Tal dualismo. ei--dilecuado tanto a la naturaleza como a la sociedad burguesa, en la medida en que esta se parece a un mecanismo natural. La teoría, en cuanto se trueca en fuerza real, la autoconciencia de los sujetos de una gran revolución histórica, va más allá de aquella mentalidad de la cual es característico ese dualismo. Los científicos, en la medida en que no solo lo piensan sino son consecuentes con él, no pueden actuar con autonomía. Entonces, de acuerdo con su propio pensamiento, ellos en el plano práctico ejecutan sólo aquello a lo cual los determina la cerrada trabazón causal de la realidad, o entran en consideración como unidades individuales de magnitudes estadísticas, en las cuales, precisamente, la unidad individual carece de importancia. Como seres racionales son impotentes y aislados. El conocimiento de este hecho constituyó un paso hacia su superación, pero en la conciencia burguesa solo se expresa en forma metafísica, ahistórica. Como creencia en el carácter inmutable de la forma de la sociedad, ese hecho domina el presente. Los hombres, en su reflexión, se ven a sí mismos como simples espectadores, participantes pasivos de un acontecer violento que quizá se puede prever, pero al que, en todo caso, es imposible dominar. Conocen la necesidad, pero no en el sentido de acontecimientos que ellos pueden determinar, sino solo en el de la posibilidad de prevenirlos con verosimilitud. Y cuando se admite la trabazón de voluntad y pensamiento, de contemplación y acción, tal como ocurre en muchas partes de la novísima sociología, ello es sólo bajo el aspecto de una complejidad del objeto, a la que es preciso tener en cuenta. Todas las teorías que surgen deben ser adjudicadaF a las tomas de posición prácticas, a las clases sociales que tienen relación con ellas. El sujeto, así, se desentiende; no tiene otro interés que el de la ciencia. miento se aplica a la sociedad, entonces resultan la estadística y la sociología descriptiva, que pueden ser importantes para cualquier fin, incluso para la teoría crítica. Para la ciencia tradicional, necesario puede ser todo o bien nada; ello depende, en cada caso, de si por necesidad se quiere entender la independencia respecto del observador o la posibilidad de pronósticos absolutamente ciertos. Pero en la medida en que el sujeto, en tanto pensante, no se aísla radicalmente de las luchas sociales en las que participa; en la medida en que no considera el conocer y el actuar como conceptos separados, la necesidad tiene otro sentido. Mientras ella, no siendo dominada por el hombre, se enfrenta a él, equivale por una parte al reino natural, que, a pesar de los extensos dominios que aún pueden ser conquistados, nunca desaparecerá del todo, y por otra parte a la impotencia que ha caracterizado a la sociedad hasta este momento: la impotencia para encauzar la lucha con esa naturaleza en una organización consciente y adecuada. Aquí aludimos a aquellas fuerzas y contrafuerzas. Ambos momentos de este concepto de necesidad, que se relacionan mutuamente: poder de la naturaleza e impotencia de los hombres, reposan sobre el mismo esfuerzo vivido por estos para liberarse de la presión de la naturaleza y de las formas de la vida social que han llegado a encadenarlos, las formas del orden jurídico, político y cultural. Esos momentos responden al anhelo real de un estado en el que lo que los hombres quieren es también lo necesario, en el que la necesidad de la cosa misma se transforma en la de un acontecer racionalmente dominado. La aplicabilidad y hasta la intelección de estos y de otros conceptos del modo de pensar crítico están unidas a la actividad propia y al esfuerzo, a una voluntad en el sujeto cognoscente. El intento- de compensar una insuficiente comprensión de tales ideas, y del modo en que ellas se encadenan, aumentando simplemente su coherencia lógica o produciendo definiciones más exactas en apariencia o aun un «lenguaje unificado», debe fracasar. No se trata solamente de un malentendido, sino de la oposición real de modos de comportamiento diferentes. El concepto de necesidad es él mismo, en la teoría crítica, un concepto crítico; supone el de libertad, si bien no como una libertad existente. La idea de una libertad que siempre existe, aun cuando los hombres estén cargados de cadenas, es decir, una libertad puramente interior, es propia del modo de pensar idealista. La tendencia de esta idea, no del todo falsa, pero sí equívoca, se manifestó con notable claridad en el Fichte de la primera época: «Ahora estoy totalmente convencido de que la voluntad humana es libre, y 21 J. G. Fichte, Briefivechsel (Correspondencia), H. Schulz, ed., Leipzig, 1925, vol. r, pág. 127. 260 261 La hostilidad contra lo teórico en general, reinante hoy en la vida pública, apunta en verdad a la actividad transformadora ligada con el pensar crítico. Este despierta resistencias en el mismo momento en que ya no se limita a comprobar y a ordenar según categorías, en lo posible neutrales, es decir indispensables para la praxis de vida dentro de las formas dadas. En una considerable mayoría de los sometidos se abre camino el temor inconsciente de que el pensamiento teórico pueda hacer aparecer como equivocada y superflua esa adaptación a la realidad, conseguida con tanto esfuerzo; y, por otro lado, entre los beneficiarios de la situación cunde la sospecha contra cualquier autonomía intelectual. .1_4_ tencktIsiwonhi.tia_teoría como opuesta a la asiduidad_ es tan fuerte,que .ha_staia.indensiva teoría tradicional resultad a a veces de ella. Puesto que la—figuTi—de-1511samiento más avanzada es, en el presente, la teoría crítica clelaiedad, y puesto que cualquier esfuerzo intelectual consecuente que cuide de los hombres desemboca por sí mismo en ella,_la teoría en _general es sospechada.. También a. cualquier enuncia—db-air tífico que no especifialue hechos incluyéndolos en las categorías más usuales,, y en la más neutral de las formas posibles, la matemática, por ejemplo, se le reprocha en seguida el ser demasiado teórico, Esta actitud positivista no es necesariamente enemiga del progreso. Si bien en medio de los redoblados antagonismos de clase producidos en las últimas décadas, el poder se ve obligado a recurrir cada vez más al aparato real de dominación, la ideología constituye un factor aglutinante no despreciable para un edificio social que ha empezado a agrietarse. En la consigna de atenerse a los hechos y abandonar toda ilusión se esconde, aún hoy, una suerte de reacción contra el pacto entre opresión y metafísica. No obstante, sería un error ignorar la diferencia esencial que media entre la Ilustración empirista del siglo xvm y la actual. En aquella época se había desarrollado ya, en el marco de la vieja sociedad, una nueva. Tratábase de liberar a Ja__economía burguesa ya existente de las trabas feudales; simplemente, de «jaiTa- hacer». Del mismo modo el pensamiento científico espec~o correspondiente a ella sólo necesitaba, en lo esencial, desprenderse de los viejos lazos dogmáticos a fin de seguir el camino ya reconocido. En cambio, para pasar de la forma de sociedad actual a una futura la humanidad debe constituirse, primero, como sujeto consciente, y determinar de manera activa sus propias formas de vida. Si bien los elementos de la cultura futura están ya presentes, se requiere una reconstrucción consciente de las relaciones económicas. La hostilidad indis- criminada contra la teoría significa hoy, por lo tanto, un obstáculo. Si el esfuerzo teórico que, en interés de una sociedad futura racionalmente organizada, ilumina de manera crítica la sociedad presente, y realiza sus construcciones con la ayuda de las teorías tradicionales formadas en las disciplinas científicas, no es continuado, no queda lugar para la esperanza de mejorar fundamentalmente la existencia humana. La exigencia de positividad y subordinación, que aun en los grupos avanza- . dos de la sociedad amenaza con privar de sentido a la teoría, no afecta necesariamente solo a esta: afecta también a la praxis liberadora. Las partes aisladas de aquella teoría que se propone deducir las complejas relaciones del capitalismo liberal, y aun del capitalismo de los monopolios, a partir del esquema de la economía mercantil simple, no se comportan de manera tan indiferente respecto del tiempo como las etapas de un razonamiento deductivo. Así como la función digestiva —también importante en el hombre—, dentro de la_escala :de los organismos, como forma genérica, se presenta en estado prácticamente elemental en los «animales celenterados», del mismo modo hay formas de la sociedad que al menos se aproximan, a la economía mercantil simple. La evolución, del pensamiento, aunque no es paralela al desarrollo histórico, mantiene, sí, una relación comprobable con este. La esencial conexión de la teoría Con el tiempo no reside, sin embargo, en la7cdfill15-57. dericlaTcleIp. 1 artes aisUai—diVconstrucción con tramos _de_11..hisforia —principio en el que coinciden la Fenonienología del espíritu y la Lógica de Hegel, así como El capital de Marx, como exponentes del mismo método—, sino en la constante transformación del juicio de existencia teórico acerca de la sociedad, juicio que está condicionado por su relación consciente con la praxis histórica. Esto nada tiene que ver con aquel otro principio, que exige «cuestionar radicalmente» y en forma constante cualquier contenido teórico determinado a fin de volver a empezar siempre desde el comienzo, principio mediante el cual la metafísica moderna y la filosofía de la religión han combatido toda construcción teórica consecuente. La teoría crítica no tiene hoy este contenido y mañana este otro. Sus transformaciones no condicionan ningún vuelco hacia posiciones totalmente nuevas, mientras la época no cambie. La fijeza de la teoría consiste en que, a pesar de sus cambios, la sociedad, en cuanto a su estructura económica básica, a las relaciones de clase en su forma más simple y, con ello, también a la idea de su supresión, permanece idéntica. Los rasgos decisivos de su contenido, 262 263 . condicionados por este hecho, no pueden cambiar antes de que se produzca la transformación histórica. Pero, por otra parte, la historia entretanto no permanece quieta.ELdesat :rló_hisol t4dCP de los opuestos, en el que el pensar crítico está envuelto, modifTc71711portancia de los momentos aislados de este, conduce obligadamente a diferenciaciones y altera la significación que los conocimientos científicos especializados tienen para la teoría y la praxis críticas. Debemos precisar mejor el significado del concepto de «clase social que dispone de los medios de producción». En el pe t'iodo liberal, el dominio económico estaba estrechamente unido a la propiedad jurídica de los medios de producción. La clase de los propietarios regía la sociedad, y la cultura de ese tiempo, en su conjunto, estuvo signada por esa relación. La industria se dividía aún en un gran número de empresas que, desde el punto de vista actual, eran más pequeñas y más independientes. La dirección, acorde con esta etapa del desarrollo técnico, estaba en manos de uno o más propietarios o de personas directamente comisionadas por ellos. Can_el_rápidc2 .4vance de la concentración_y_ centralización_ del capital, acaecido en el último siglo_Piir virtud del desárrollod-e-TatéC#a„se Consumóeh -1án medida., un, entre los _propietarios nominales y la dirección de las gigantescas empresas que se van forMando 5,--cjiilib-1:5115n sus fábricas. De este—iiiii-d6, la dirección se independila respecto de los propietarios de . derecho. Surgen los magnates de la industria, los caudillos de la economía. En muchísimos casos, estos conservan, al principio, la parte mayor de la propiedad de sus empresas. Hoy esta situación ya ha dejado de ser esencial, y aparecen poderosos empresarios que dominan sectores enteros de la industria y poseen, jurídicamente, una parte cada vez menor de las organizaciones que dirigen. Este proceso. económico trae consigo un cambio de función del aparato jurídico y político, así como de las ideologías. Sin que se inodifitine; entre otras cósas, la definición jurídica de propiedad, los propietarios se_vuelven cada vez más impotentes frente. a los directores Y...sus equipos. En un juicio que los propietarios _eventualmente entablaren, digamos por una divergencia de opiniones, la directa disponibilidad de los recursos de las grandes empresas confiere a los directores un predominio tal, que, en principio, la victoria de sus enemigos es impensable. La influencia de la dirección, que al comienzo sóló puede extenderse a las instancias inferiores, jurídicas o administrativas, abarca luego instancias superiores y alcanza, por último, al Estado y a su organización del poder. Debido a su divorcio res- pecto de la producción, real y a su decreciente influencia. el horizonte de los meros poseedores de títulos de propiedad se estrecha; sus condiciones de vida y su actitud se vuelven cada vez más inapropiadas para posiciones socialmente decisivas, y, por último, la participación en la propiedad, que todavía mantienen sin poder hacer nada efectivo para que aumente, aparece como socialmente inútil y moralmente dudosa. Surgen así ideologías relacionadas estrechamente con estas y otras transformaciones; por ejemplo, la que exalta la gran personalidad, o bien la diferencia entre capitalistas productivos y parasitarios. La idea de un derecho provisto de un contenido fijo, independiente respecto de toda la comunidad, pierde importancia. Desde el mismo sector que mantiene brutalmente la disponibilidad del poder sobre los medios de producción, esa instancia esencial del orden social, brotan las doctrinas políticas acerca de que la propiedad y las rentas parasitarias deberían desaparecer. Al estrecharse el círculo de los poderosos, crece la posibilidad de formación consciente de ideologías, y de que se establezca una doble verdad: el saber de quienes están dentro de ese círculo y la versión para el pueblo; al mismo tiempo, se extiende una actitud cínica hacia la verdad y el pensamiento en general. Al final de este proceso se...encuentra una sociedad dominada ya no por. propietarios independientes, sino por camarillas de dirigentes. de_la.industria Estas transformaciones no dejan de afectar la estructura de la teoría crítica. Ella no cede a la ilusión cuidadosamente cultivada por las ciencias sociales, de que la propiedad y la ganancia ya no tienen el papel decisivo. Por un lado, ella ha considerado desde antes que las relaciones jurídicas no son lo esencial sino la superficie de la circunstancia social, y advierte que la disposición sobre hombres y cosas sigue estando en manos de un determinado grupo social, que compite, no tanto dentro de cada país, sino en el nivel mundial y en forma mucho más encarnizada, con otros grupos económicos de poder. La ganancia surge de las mismas fuentes sociales, y, en definitiva, para acrecentarla es preciso recurrir a idénticos métodos. Por otro lado, según lo entiende la teoría crítica, junto con la supresión de todo derecho determinado en su contenido, supresión condicionada por la concentración del poder económico y que se cumple en los Estados autoritarios, desaparece, al mismo tiempo que una ideología, un factor cultural cuya significación en modo alguno fue solo negativa, sino que también tuvo un aspecto positivo. En la medida en que ella tiene en cuenta estas transformaciones de la estructura interna de la clase empresa- 264 265 If ria, también otros de sus conceptos sufren una especificación. La dependencia de la cultura respecto de las relaciones sociales debe cambiar, junto con estas, hasta en sus detalles, si es que la socíedad es un todo. También en el período liberal, ciertas concepciones políticas y morales de los individuos pueden ser derivadas de su situación en la economía. El respeto por la integridad de carácter, por el mantenimiento de la palabra empeñada, por la independencia del juicio y por otras cualidades es resultado de una sociedad compuesta de sujetos económicos relativamente independientes, que entran en relación mutua por medio de contratos. Pero esa independencia estuvo en buena parte mediada por vía psicológica y la moral misma adquirió, como consecuencia de su función en el individuo, una suerte de fijeza. (La verdad de que también esa moral estaba determinada por la economía se hizo evidente, sin duda, cuando, sintiendo amenazadas sus posiciones económicas, hacia comienzos del siglo, la burguesía liberal echó por la borda las ideas de libertad.) En las circunstancias del capitalismo monopolista, desapareció hasta esa relativa independencia del individuo. Este ya no tiene un solo pensamiento propio. El contenido de las creencias de masas, en las que nadie cree mucho, es un producto directo de la burocracia reinante en la economía y en el Estado, y los partidarios de tales creencias persiguen, sin confesárselo, solo sus intereses atomizados y, por lo tanto, no verdaderos; actúan como simples funciones del mecanismo económico. De ahí que el concepto de independencia de lo cultural 16n del respecto de_lc~nómico_haya-variado. Conlaldsestru-Jindividuo-típico, ese concepto_debe ser entendido, por así decir, de modo materialista_ vulgaten_mayor medida que -antes. -Las explicaciones de los fenómenos sociales se iueIvén más sim 7 piesy,almot áscpleja.Mim,orqu lo económico determina más directa y conscientemente a los hombres, y porque la fuerza de resistencia y la sustancialidad de las esferas culturales son aprehendidas en su desaparición; más complicadas, porque la desenfrenada dinámica económica, que ha rebajado a la mayoría de los hombres a- la condición de simples medios, produce constantemente y a un ritmo vertiginoso nuevas- figuras y nuevos destinos. Aun los sectores más avanzadosde la sociedad, en su desánimo, caen presa del desconcierto general. También la verdad, con toda su consistencia, está unida a constelaciones de la realidad. En la Francia del siglo xviii, tenía tras sí una burguesía ya desarrollada económicamente. En las circunstancias del capitalismo tardío y de la impotencia de los trabajadores frente al aparato represivo de 266 los Estados autoritarios, la verdad ha huido hacia pequeños grupos dignos de admiración, que, diezmados por el terror, tienen poco tiempo para profundizar en la teoría. Con ello se benefician los charlatanes, y el estado intelectual general de las grandes masas involuciona rápidamente. Lo dicho pretende evidenciar el hecho de que la subversión continua de las relaciones sociales, que resulta directamente de desarrollos económicos y alcanza su expresión más cercana en el surgimiento de la clase dominante, no afecta solo a ramas aisladas de la cultura, sino también al sentido de la dependencia de esta respecto de la economía y, así, á los conceptos decisivos de toda la concepción. Esta influencia del desarrollo social sobre la estructura de la teoría responde a su propia índole doctrinaria. Por eso los nuevos contenidos no se agregan mecánicamente a partes ya dadas. Puesto que la teoría constituye un todo unitario, que solo alcanza su peculiar significado en relación con la situación actual, ella se encuentra en una evolución que no invalida sus fundamentos, así como tampoco el objeto reflejado por ella, la sociedad actual, se transforma en algo distinto en virtud de sus recientes transformaciones. Aun los conceptos aparentemente más alejados se hallan incluidos en el proceso. Las dificultades lógicas que el entendimiento descubre en cada pensamiento que refleja un todo viviente, derivan principalmente de esa propiedad...Si se sepáran teoría conceptos y juicios aislados, y se los compara con concetiis p_ y juicios- extraídos de una concelSción anterior7surgen entonces_ contradicciones. Esto vale tantopara las etapas del desarrollo histórico de la teoría —considerada como un todo—, en su relación mutua, cuanto para los pasos lógicos que se dan dentro de ella. En los conceptos de empresa y de empresario hay, a pesar de su identidad, una diferencia, según se los extraiga de la representación de la 'primera forma de economía burguesa o del principio del capitalismo desarrollado, y según provengan de la crítica de la economía política del siglo xix, la economía de los empresarios liberales, o de la del siglo xx, que tiene ante sí a los empresarios monopolistas. La idea de empresario pasa, como los empresarios mismos, por todo un desarrollo. Las contradicciones de las partes de la teoría tornadas .por separado no- se-óagiriati7piiés, en errores ó en definiciones defectuosas, sino en el hecho de que Ja2teoría__tiene_un_ objeto que. se transforma históricamente y que,_ sin.,ephárgo, permanece uno frente a todo desmembramiento..14;:tearranp acúmula hipótesis acerca de la marcha de acontecimientos sociales aislados, sino que construye,la imagen en desarrollo de la tota267 . Jidad, el juicio de existencia implícito en la historia. Lo que hl-sido el empresario o, digamos, el hombre burgués en general, por ejemplo el hecho de que en su carácter estén contenidos, junto al rasgo racionalista, también esas características irracionales que predominan hoy en los movimientos de masas de las clases medias, se remonta a la situación originaria de la burguesía y se cuenta entre los conceptos básicos de la teoría. Pero tal origen sólogr_evela,_en_esaforma...diferenciada, en la~ellíresente; y esto no se debe solamente a los con: bios exper~d« hoy por la burguesía, sino a que, en relación con esto, los intereses y la atención del sujeto teórico destacan otros aspectos. La clasificación y confrontación de las diversas formas de dependencia, de mercancía, de clase o de empresarios, tal como ellas aparecen en las fases lógicas e históricas de la teoría, pueden responder a un interés de tipo siste.mático, y quizá no carezcan de utilidad. Pero puesto que el :sentido, en primer lugar, solo se vuelve claro en relación con la construcción que . siempre fique adi15arse a situaciones nuevas,iales -Iístémis de Clases y subclases, definicióri¿liraWaficaciones de conceptos tomados de la teoría crítica, por lo general ni siquiera poseen el valor de los inventarios de conceptos de otras ciencias especializadas, que, por lo menos, son usados en la praxis relativamente uniforme la vida diaria. Transformar la teoría.crítica en_sociplogía es, en suma, una _empresa problemática. La pregunta, aquí apenas esbozada, por la relación entre pensamiento y tiempo se encuentra, por cierto, unida a una dificultad especial. En efecto, es imposible hablar en sentido propio de mudanzas de. una teortaTaiirecta. Antes bien7e5tpregar - tales niiidanzis ya supone una teorlaliáida con el problema mismo. Nadie puede convertirse en un sujeto que no sea el del momento histórico. En términos estrictos, solo polémicamente tiene sentido hablar de constancia o de variabilidad de la verdad. Ello se opone a la aceptación de un sujeto absoluto, suprahistórico, o bien a la tesis de la intercambiabilidad de los sujetos, -como si en verdad fuese posible trasladarse a capricho desde el momento histórico actual hasta cualquier otro. No hemos de tratar aquí en qué medida ello se pueda lograr o no. En todo caso, g_incompatible con la teoría crítica la creencia idealista de que ella repreSeTitaláargo.que trasciende a los ho -mbres y—q-ur posee algo -ii-SCCOmo un crecimiento. ils --dóaiiii-e-iiffstienen una-historia,. pero la teoría no sufre vicisitudes. El enunciado de que se han agregado a ella determinados momentos, de que en el futuro tendrá que adecuarse a nuevas situaciones, sin que 268 se' transforme su contenido esencial, todo esto pertenece a la teoría misma, tal como ella existe hoy y trata de determinar la praxis. Los hombres que la piensan la conciben como un todo y actúan de acuerdo con ese todo. El constante crecimiento de una verdad independiente respecto de los sujetos, la confianza en el progreso de las ciencias, solo pueden relacionarse, en su limitada validez, con aquella función del saber que seguirá siendo necesaria en una sociedad futura, el dominio de la naturaleza. También este saber pertenece, claro está, a la totalidad social presente. La premisa de los enunciados sobre la duración y transformación de ese saber, es decir el desarrollo de la producción y reproducción económica en las formas conocidas, equivale de hecho aquí, en cierto sentido, a la intercambiabilidad de los sujetos. La circunstancia de que la sociedad esté dividida en clases no impide la identificación de los sujetos humanos. Ellaber.es_aquLen sí mismo, algo que una generación traspasa a las otras; .y" estas, en lai rie-arda—difqtre-deben-vivir 7 necesitan-de-71.-Tám - bién— én este aspecto liirede-a-tártirárikiüild -el -éiéritl. fico traclictolrát. 4 La construccióncle la sociedad según la imagen de una transformíairradical. que aún fi-c5-EaT.paiid6-li -P-rüeba -dé"-áu- pó-sibilidárfeárc-árece, por el contrario, de lá-Vliitájá - déT-§er común —rri uchiSiTsujetos. El anhelo.. de_un_estIdo de cosas sin-explotáción ni opresión,--enl.a cual-exista-un-sujeto--abarcador, la hal-anidad autoconsciente, y se pueda hablar de una formación unitaria de teorías, de tm_pen_sar,quetrascienda a los sujetos, ese anhelo no es todavía . su realización. Transmitir. la teoria -WrffiCT--Vviriáriséra— 4 nnás estricta posible es, por cierto, condición de su éxito histórico;- pero ello no se cumple sobre la bás-e- firme de una praxis ya probada y de un modo de comportamiento establecido, sino por medio del interés en la transformación, interés que, en medio de la injusticia reinante, se reproduce necesariamente, pero que debe ser formado y orientado por la teoría, y que, al mismo tiempo, repercute de nuevo en ella. El círculo de los portadores de esta tradición no se delimita y renueva mediante una legalidad orgánica o sociológica. No se constituye y sostiene por herencia biológica ni testamentaria, sino por medio del conocimiento vinculante, y este sólo garantiza su comunidad presente, no su comunidad futura. Provista de todos los criterios lógicos, ella carece, no obstante, hasta el fin del período, de la confirmación que proporciona la victoria. Hasta entonces dura también la lucha por su comprensión y aplicación correctas. La versión que cuenta con el aparato de la propaganda y con la mayoría, no es tampoco, por 269 ello, la mejor. Antes del vuelco general de la historia, la verdad puede refugiarse en unidades numéricamente reducidas. La historia muestra que aquellos grupos proscriptos, pero imperturbables, apenas considerados aun por los sectores oposicionistas de la sociedad, en el momento decisivo pueden, en virtud de su visión más profunda llegar a ponerse a la cabeza. En nuestros días, puesto que el poder del sistema establecido marcha hacia el abandono de toda cultura y hacia la más oscura barbarie, el círculo de la verdadera solidaridad se halla, por lo demás, harto restringido. Por cierto que los enemigos, los señores de este período de decadencia, carecen de lealtad y solidaridad. Tales conceptos constituyen momentos de la teoría y la praxis correctas. Separados de esta, transforman su significado como todas las partes de una conexión viviente. Sin duda, en una banda de maleantes se pueden desarrollar los rasgos positivos de una comunidad humana, pero esta posibilidad es siempre testimonio de una carencia en la sociedad mayor, dentro de la cual existe esa banda. En una sociedad injusta, los criminales no tienen que ser necesariamente inferiores también como seres humanos; en una sociedad enteramente justa sí serían al mismo tiempo inhumanos. Los juicios aislados sobre lo humano solo adquieren verdadero sentido en su relación con el todo. No existen criterios generales-para-la teoría crítica como lorap-nesellosan siempre en la repetición de acontecimient-Jíy, por lo tanto, en una...totalidad que se reproduce a sí misma. Por ello-tampoco.existe-unildaieilótial::a CliSrei. se-riab Odamos atener. En las circunstancias actuales, la concia cie decu - Ujiiiérdase social puede volverse ideológicamente limitada y corrupta, aun cuando por su situación ella esté orientada hacia la verdad La_ teoría crítica, pese a toda su profunda comprensión de los pasos aislados y a la coincidencia de sus elementos con las teorías tradicionales más progresistas, no osee Dtrainstancia-específica-que_eLinterés, ínsito en ella, por la supresión de la injusticia social. Esta formulación negativa=e-ons-tituye7triVada a expresión abstracta, el contenido materialista del concepto idealista de' razón. En un período histórico como el actual la verdadera teoría no es tanto afirmativa cuanto crítica, del mismo modo cómo tampoco la acción adecuada- a ella puede ser «productiva». El futuro de la humanidad depende hoy del comportainientos.aco, que, Maro eStá,' encieffa -errar elementos de US teorías tradicionales y de esta ndependencia cultura decadente. Una cieñ-cia que, en independencia imaginaria, ve la formació'-iidé, O-15raxis, a la cual sirve y es inherente, como allo que está más allá de ella, y que se satis- face con la separación del pensar y ej actuar,ya ren fado a la hurtianidad. Determinaque ella misma pue e ren ir, P-Ofi-eyúlP-11-éde-Servir, y esto no en sus partes aisladas sino en su totalidad, he ahí la característica principal de la actividad del pensar. Su propia condición la remite, por lo tanto, a la transformación histórica, a la realización de un estado de justicia entre los hombres. Bajo la vocinglería del «espíritu social» y de la «comunidad nacional» se acrecienta cada día la oposición entre individuo y sociedad. La autodeterminación de la ciencia se vuelve cada vez más abstracta. Elc2nformism_o_deLnensa- - 270 271 -- miento,lafrspci_de.qust-nacivd unreiriO- el-radjei sí mismodentro de la totalidad social, t-inun cia a la ....._. "esencia -- -SOCIOLOGÍA- 14 ESTUDIOS ALEMANES Colección dirigida por VICTORIA OCAMPO, HELMUT ARNTZ, HANS BAYER, ERNESTO GARZóN VALDÉS, RAFAEL GUTIÉRREZ GIRARDOT y H. A. MURENA. UNIDAD 2 TEORÍA SOCIOLÓGICA CONTEMPORÁNEA PÁG, 7A 9 PREFACIO DE LA SEGUNDA EDICIÓN ALEMANA PÁG, 11 A 13 PREFACIO DE LA PRIMERA EDICIÓN ALEMANA Crítica de la razón instrumental Max Horkheimer 5 (COPIAS) Versión castellana de H. A. MURENA y D. J. VOGELMANN la. edición: . junio 1969 2a. edición: abril 1973 Buenos Aires Título del original en alemán: DER INSTRUMENTELLEN VERNUNFT ZUR © 1967 by S. Fischer • Verlag, Frankfurt am Main © 1973 by Editorial SUR, S. A., Buenos Aires PREFACIO DE LA SEGUNDA EDICIÓN ALEMANA Printed in Argentina Impreso en Argentina Queda hecho el depósito dispuesto por la ley 11.723 Impreso y terminado en GRAFICA GUADALUPE, Rafael Calzada, (Bs. Aires), Argentina en el mes de abril de 1973 El hecho de percibir —y de aceptar dentro de ideas eternas que sirvieran al hombre como metas era llamado, desde hacía mucho tiempo, razón. Hoy, sin embargo, se considera que la tarea, e incluso la verdadera esencia de la razón, consiste en hallar medios para lograr los objetivos propuestos en cada caso. Los objetivos que, una vez alcanzados, no se convierten ellos mismos en medios son considerados como supersticiones. Si bien la obediencia a Dios ha servido siempre como medio para conquistar sus favores, y por otra parte como racionalización de todo tipo de dominio, de expediciones conquistadoras y de terrorismo, los iluministas, tanto teístas como ateístas, interpretaron los Mandamientos, a partir de Hobbes, como principios morales socialmente útiles, destinados a fomentar una vida en lo posible libre de tensiones, un trato pacífico entre iguales, y el respeto del orden existente. Liberada de connotaciones teológicas, la sentencia "sé razonable" equivale a decir: observa las reglas, sin las cuales no puedenvivir ni el individuo ni el todo, no pienses sólo en cosas del momento. La razón se realiza a sí misma cuando niega su propia condición absoluta —razón con un sentido enfático— y se considera como mero instrumento. No es que no existan intentos serios de avalar teóricamente la afirmación de la verdad racional. A partir de Descartes grandes corrientes de la Nueva Filosofía aspiraron a una componenda entre teología y ciencia. "La facultad de ideas intelectuales' (la razón)" 1 desempeñaba el papel Kant, Kritik der Urteilskraft, Ed. Ak., vol. y, pág. 315. 1- MAX IIORKI-SEIMER 8 de mediadora. "Lo divino de nuestra alma consiste en su capacidad para concebir ideas", leernos en los escritos póstumos de Kant. 1 Semejante fe en la ratio autónoma fue denunciada por Nietzsche corno síntoma de atraso, pues "según instintos valorativos alemanes Locke y Hume eran de por sí... demasiado lúcidos, demasiado claros".' Kan t fue para él. un "demorados".` "La razón no es más que un instrumento y Descartes fue superficial." 5 Como en el caso de otros fenómenos culturales atacados por la decadencia. el siglo XX repitió el proceso histórico. En 1900, año de la muerte de Nietzsche, aparecen las Logische Untersuchungen (Investigaciones lógicas), de Husserl, con el propósito de fundamentar una vez más, con rigor científico. la percepción del ente espiritual, la contemplación de lo esencial. Si bien Husserl se ocupó principalmente de las categorías lógicas, Max Scheler y otros extendieron su teoría para que abarcase estructuras morales. Desde sus comienzos, este esfuerzo lleva el signo de lo restaurativo. La autodisolución de la razón en cuanto substancia espiritual obedece a una necesidad interior. La teoría debe hoy reflejar y expresar el proceso, la tendencia socialmente condicionada hacia el neopositivismo, hacia la instrumentalización del pensamiento, como asimismo los vanos intentos de salvación. Respondiendo a los deseos de publicar mis escritos en su totalidad me he decidido a seleccionar. por lo pronto, los trabajos que realicé desde mediados de la década del cuarenta. Surgieron al margen de mi actividad práctica. de la organización de los Studies in Prejudice, de la administración académica, de la reconstrucción del Instituto de Investigación Social, de los esfuerzos en pro de la reforma educacional. Me doy cuenta, ciertamente. de que tales deseos se refieren a aquel período en que /bid., XVIII, pág. 130 Nietzsche. Nachlass, Obras, ed. Kroener, vol. XV, pag. 217. 4 Ibid. ../PrtSt•iiS t'OIL Gut una Biise III. pág. 191. 2 9 surgió la teoría crítica, ante todo los ensayos publicados en la revista que yo dirigía, editada por Alean en París, como asimismo los estudios inéditos y, no por último, la Dialektik der Aufklárung (Dialéctica del Iluminismo *), agotada desde hace mucho tiempo y de la que es coautor mi amigo Adorno. Con el fin del nacionalsocialismo —así creía yo entonces— amanecería en los país,es progresistas un nuevo día, ya sea mediante reformas o por una revolución, y comenzaría la verdadera historia de la humanidad. Junto con los fundadores del "socialismo científico" había creído que necesariamente se extenderían por el mundo los logros culturales de /a época burguesa, el libre despliegue de las fuerzas, la productividad intelectual, sin llevar ya el estigma de la violencia y la explotación. Sin embargo, lo que he experimentado desde aquellos tiempos no dejó de afectar a mi pensamiento. Sin duda alguna, los Estados que se 1/aman comunistas-y se sirven de las mismas categorías marxistas a las que tanto debe mi esfuerzo teórico, no se encuentran hoy día más próximos al advenimiento de aquel nuevo día que los países en los cuales por el momento no se ha extinguido todavía la libertad del individuo. En tal situación han de publicarse ahora, junto con algunos otros ensayos, por lo pronto las reflexiones sobre la razón. Inmanentes también en los estudios anteriores, estas reflexiones pueden servir hoy de base a la duda —de máxima gravitación teórica— respecto al punto hasta el cual el reino de la libertad, una vez realizado. no ha de transformarse necesariamente en su contrario, en la automatización de la sociedad y de la conducta humana. CRÍTICA DE LA RAZÓN INSTRUMENTAL MAX HORKHEIMER Mayo 1967 . 3 , • La versión castellana de esta obra ha aparecido previamente en esta misma colección de Estudios Alemanes. (N. del E.1 PREFACIO DE LA PRIMERA EDICIÓN ALEMANA Las consideraciones siguientes se proponen establecer un nexo entre la situación actual del pensar filosófico y la oscura perspectiva que presenta el futuro real. Los problemas económicos y sociales de nuestro tiempo han sido exhaustivamente tratados por investigadores científicos competentes. El presente ensayo toma por otro camino. Nuestro objetivo aquí es investigar la noción de racionalidad que sirve de base a la cultura industrial actual. En estos momentos —mientras escribo estas reflexiones— los pueblos de las naciones democráticas se enfrentan con el problema de cómo completar su victoria bélica. * Se ven ante la necesidad de elaborar y de llevar a la práctica los principios de humanidad en cuyo nombre se hicieron los sacrificios de la guerra. Las actuales posibilidadcs de perfeccionamiento social superan las esperanzas de todos los filósofos y estadistas que alguna vez esbozaron, en programas utópicos, la idea de una sociedad verdaderamente humana. Y, sin embargo, predomina un sentimiento general de angustia y desilusión. Las esperanzas de la humanidad parecen hallarse hoy más alejadas de su cumplimiento que aun en las épocas de tanteos muy inseguros todavía, es decir, cuando eran expresadas por primera vez por los humanistas. Nítidamente parecen retroceder sin desmedro de la ampliación de los horizontes de actuación y pensamiento debida al saber técnico— la autonomía del sujeto individual, su posibilidad de resistirse al creciente aparato para el ma— * La primera edición de este libro apareció en 1947. (N. de los T.) 12 -MAX HORKHEIMER nejo de las masas, el poder de su fantasía, su juicio independiente. El avance progresivo de los medios técnicos se ve acompañado por un proceso de deshumanización. El progreso amenaza con aniquilar el fin que debe cumplir: la idea del hombre. El que este estado sea una fase necesaria de la ascensión general de la sociedad, como conjunto, o que conduzca a una victoriosa resurrección de esa nueva barbarie recientemente derrotada en los campos de batalla, depende, cuando menos en parte, de la capacidad teórica de interpretar las profundas mutaciones que tienen lugar en la conciencia pública y en la naturaleza humana. Las páginas que siguen representan un esfuerzo destinado a arrojar alguna luz sobre las implicaciones filosóficas de tales cambios. En ese sentido pareció necesario examinar algunas de las tendencias de pensamiento dominantes, como si se tratara de refracciones de determinados aspectos de la civilización. El autor no intenta en modo alguno proponer un programa de acción. Por el contrario, piensa que la propensión moderna a traducir todo pensamiento en acción o en una activa abstinencia de la acción constituye uno de los síntomas de la crisis cultural contemporánea. Vale decir: la acción por la acción no es de ningún modo superior al pensar por el pensar. sino que éste más bien la supera. Tal como se la entiende y practica en el ámbito de nuestra civilización, la racionalización progresiva tiende a aniquilar precisamente aquella substancia de la razón cuyo nombre se invoca en favor del progreso. El texto se basa en apuntes tomados durante disertaciones públicas, pronunciadas en la primavera de 1944 en la Columbia University. La exposición refleja, más que una organización precisa del material, la evolución original de las clases. Su propósito es el de esbozar algunos aspectos de la vasta teoría filosófica que el autor desarrolló durante los últimos años de la guerra jun to con Theodor W. Adorno. Sería difícil determinar cuáles de los pensamientos se debieron a él y cuáles a mí; nuestra filosofía es una sola. 13 Finalmente he de dejar constancia aquí, como reconocimiento perdurable, que todo mi trabajo habría sido inconcebible sin la seguridad material y la solidaridad espiritual que encontré durante los últimos dos decenios en el Instituto de Investigación Social. CRITICA DE LA RAZÓN INSTRUMENTAL MAX HORKHEIMER Institute of Social Research (Columbia University). Marzo de 1946 -SOCIOLOGÍA- 15 Colección 'Yeorerna UNIDAD 2 Anthony Guiddens, Jürgen Habermas, Martin Jay, Thomas McCarthy, Richard Rorty,rAlbrecía/ellmer. Joel Whitebook TEORÍA SOCIOLÓGICA CONTEMPORÁNEA CAP 1. 65 A 110 RAZÓN, UTOPÍA, Y LA DIALÉCTICA DE LA ILUSTRACIÓN Habermas y la modernidad Inunducción de Richard j. Bernst( "ALBRECHT WELLMER" 25 (COPIAS) CÁTEDRA TEOREMA 1 Razón, utopía, y la dialéctica de la ilustración AL. BRECHT WELLAWR 1 En la época que Karl Marx desarrolló su teoría de la sociedad capitalista, las ideas socialistas y anarquistas sobre una futura sociedad liberada eran ya algo bastante corriente entre los trabajadores que estaban en la oposición y entre los intelectuales de la época. I,os socialistas y anarquistas defendían generalmente concepciones ideales de un estado futuro de la sociedad en el que no existiría ni explotación ni dominio de tinos seres humanos sobre otros seres humanos. Marx, que había aprendido la lección de I legel, estaba profundamente convencido de la inutilidad de oponer unas «contraimágenes» utópicas, ideales, a la mala realidad de una sociedad existente. Sin embargo, compartía al mismo tiempo, los impulsos radicales de los socialistas y anarquistas, y consideraba que el intento que hizo 1 legel para justificar el estado moderno existente como una manifestación de la Razón era un profundo error. Marx fue mucho más consciente que Hegel de los aspectos catastróficos, deshumanizadores, y 65 alienantes de las sociedades capitalistas que surgieron en su época. Por consiguiente, consideraba que lo que Ilegel había pensado que era el logro principal del estado moderno —la reconciliación de lo Universal y lo Particular, la restauración de una «vida ética» sustantiva bajo las condiciones de una subjetividad generalmente emancipada, por ejemplo, el establecimiento de una polis sin esclavos— no era algo que estuviera realizado, sino una tarea histórica que la humanidad tenía aún que realizar a través de una revolución comunista. La reivindicación de ilegel del estado moderno como la principal manifestación de la Razón era, por tanto, para Marx, sólo la formulación ideológica de un problema; la reconciliación de los opuestos según la teoría de !lege] significaba para Marx sólo una reconciliación (lije tenía lugar en el pensamiento, mientras que, de hecho, tenía que realizarse aún prácticamente.: Si las partes «negativas» de las sociedades modernas —la pérdida de la «vida ética» en la esfera de la sociedad civil, la dinámica catastrófica de la economía capitalista, la deshumanización del trabajo y la miseria de la clase trabajadora— tuvieran que «negarse» prácticamente en lugar de pretender que están ya negadas en la vida ética concreta del estado, y si esta negación práctica hubiera de concebirse de un modo realista —como una posibilidad histórica— y no como la concebían los socialistas utópicos y los anarquistas, entonces Marx tenía que haber demostrado cómo la sociedad emancipada estaba ya prefigurada en la dinámica, la crisis, y la lógica del desarrollo de las sociedades capitalistas. Dicho de otro modo, Marx tenía que transformar el socialismo de utopía a ciencia, como hizo más tarde Engels. La teoría de la sociedad capitalista de Marx es,' por consiguiente, un intento de demostrar cómo esta sociedad través de la universalización de las relaciones de cambio capitalistas, el aumento ilimitado de las fuerzas de producción, la intensificación resultante de las crisis eco66 nómicas, y la producción de una clase proletaria revolucionaria— contiene en sí la semilla de su propia negación. Sin embargo, el final del capitalismo, por ejemplo, la abolición de la propiedad privada, concluirá según Marx con el establecimiento de una sociedad comunista sin clases. Marx intentó demostrar una y otra vez, de diferentes modos, que las condiciones objetivas y subjetivas de la sociedad comunista estaban formándose ya dentro del útero de la suciedad capitalista; demostrar, en otras palabras, que el comunismo no era un mero ideal, sino que sería el resultado necesario de la negación dialéctica de la producción de mercancías capitalista. Con este intento de construir la futura emancipación de la humanidad en términos de una dialéctica histórica, Marx intenta superar la impotencia y arbitrariedad del pensamiento utópico sin abandonar los impulsos políticos radicales del socialismo y del anarquismo. Sin embargo, intentando eliminar teóricamente todas las contingencias que podría pensarse que se encuentran entre el estado presente de la sociedad capitalista y el futuro de una sociedad comunista, Marx se retrotrae de hecho a los atolladeros tel pensamiento utópico —sólo que ahora reaparecen de una forma disimulada. Porque Marx no puede demostrar realmente que la economía planificada que él !Predice y que seguirá al capitalismo adoptará la forma de una sociedad comunista; por consiguiente, la idea del comunismo sigue siendo en su teoría un ideal utópico mito lo era para los anteriores socialistas y anarquistas. Para Marx, la idea del comunismo hace ret -crencia a. una sociedad en la que los individuos asociados habrían adaptado su metabolismo a la naturaleza bajo su control consciente y racional. fin esta sociedad, las formas burguesas de la ley, la moralidad y la política habrían perdido su función, ya que sólo expresan la relación amagonista de la sociedad de clase capitalista: la política burguesa como la agencia de una reconciliación ilusoria de los intereses individuales con un bien común; la ley burguesa 67 como expresión, por un lado, de la producción de mercancías capitalista y las relaciones <le cambio capitalista, y por otro lado, como expresión jurídica del dominio de una clase por otra; la moralidad burguesa, finalmente, como una forma de conciencia moral que funciona en interés de la estabilización de las relaciones de clase capitalistas. Estas formas ideológicas de reconciliación ilusoria entre lo. Universal y lo Particular se hacen superfluas en una sociedad sin clases, ya que en esta sociedad pueden satisfacerse las necesidades de todos y han desaparecido las fuentes de conflicto y competición entre los individuos. La única limitación de libertad en esta sociedad se define por la continua necesidad de producir para vivir; como la producción se organizará, sin embargo, siguiendo el plan racional que decidan los individuos asociados, puede esperarse que todos los individuos aceptarán igualmente y de forma voluntaria la restricción de su libertad personal que es inevitable en tanto en cuanto existe aún un reino de la necesidad. Según este reino de la necesidad, la libertad de los individuos consiste en la aceptación voluntaria de las coacciones que implica su participación en el proceso de producción. Sin embargo, más allá de este reino de la necesidad, por ejemplo, en el reino de la libertad, los individuos vivirán en una comunidad en la que el «libre desarrollo de cada uno será la condición para el libre desarrollo de todos», en la CILIC los individuos se convertirán en individuos «totales», en la que el trabajo se habrá transformado en autoafirmación y en la que la interacción entre los individuos (que hasta ahora ha sido sólo una interacción «condicionada») se habrá transformado en una interacción entre los individuos como talOs. Esto significa, sin embargo, que, excepto para el problema —de alguna manera trivializado— de la regulación administrativa del proceso de producción, no habrá ninguna necesidad de una objetivación institucional de las relaciones sociales, por ejemplo, la reconciliación entre lo Universal y lo Particular no necesitará me68 (liarse ya por un complejo sistema de instituciones sociales y políticas. En tanto en cuanto las «instituciones» son necesarias en una sociedad sin clases, desde la perspectiva de Marx aparecen sólo como los instrumentos de una voluntad común, cuya unidad esencial está ya garantizada por la desaparición de la división de clase. Bajo las condiciones de explotación, sistema de clase y escasez, la voluntad común podía tener sólo una existencia ilusoria en las instituciones sociales jurídicas y políticas del estado moderno, Con la abolición del capitalismo, la gente no estará obligada ya a «exteriorizar» seis poderes sociales en unas instituciones que después enfrentan a los individuos a una existencia independiente y a una lógica y poder propios. Contando con el historial de tales suposiciones, Engels ha tratado la transformación del dominio de unos humanos sobre otros humanos en lo que se refiere a la administración de las cosas, y Lenin ha pronosticado la «fulminación del estado» en la venidera sociedad comunista. La libertad en la sociedad comunista se concibe, por tanto, como la supresión de todos los obstáculos para el desarrollo de todos sin ningún tipo de impedimento, derivándose la única limitación de la continua necesidad del metabolismo de la sociedad con la naturaleza. Pero como consecuencia del progreso tecnológico, el día de trabajo se reducirá a una pequeña tracción . de lo que era bajo las condiciones capitalistas, esta limitación no se sentirá ni siquiera apenas, y, lo que es más importante, se aceptará libremente como una limitación necesaria de la libertad por todos los individuos en sociedad. En lo que concierne a la coordinación de la interacción social y a la formación de una voluntad común, Marx no desarrolla, sin embargo, comparado con 1 lege!, las categorías que le permitirían articular la idea de una libre asociación de individuos —dadas las condiciones (le tas sociedades industrializadas, modernas-- que trasciende su más abstracta tOrmulación. Por consiguiente, esta idea se opone abs69 tractamente al sistema de dominación de clase que era el objeto del análisis de Marx. Como al mismo tiempo juega el papel «teórico» de significar el tipo de formación social poscapitalista que, según Marx, está ya inmanente en la sociedad capitalista, esta idea de una asociación libre podría entenderse sólo a través de un error categorial i ► manente, por decirlo así, que explicase también el principio organizativo de una sociedad comunista. Pero si se entendiera corno un principio organizativo, implica la negación de que existe algún tipo de problema de una institucionalización de la libertad después de que el capitalismo haya sido abolido. La idea de una libre asociación de los productores se convierte entonces en la perspectiva utópica de un proceso de vida colectivo, cuya unidad y armonía surgirían ,espontáneamente de la interacción nomediada institucionalrnente de los individuos emancipados. Cualquiera que sea, sin embargo, el valor de tal perspectiva utópica, es evidente que Marx no demostró nunca —ni podría haber demostrado— que esta es la perspectiva histórica inmanente en los mecanismos de la crisis y en las tendencias de desarrollo de las sociedades capitalistas. En lo que respecta al problema hegeliano de la institucionalización de la libertad bajo las condiciones de la modernidad, podría decirse que Marx, habiendo criticado la solución hegeliana con fuertes argumentos, entierra el problema hegeliano a través de su estrategia teórica en lugar de resolverlo. Y generaciones marxistas le siguieron en este aspecto. Como podría esperarse, existe una relación recíproca entre lo que falta en la articulación que hace Marx de la idea de una sociedad sin clases, por un lacio, y lo que resulta deficiente de su análisis crítico de la sociedad capitalista, por otro. Utilizando la terminología moderna, podría decirse que Marx había criticado a Ilegel por justificar la diferem:iación funcional en el estado moderno, el surgimiento de subsistemas de economía relativamente autónomos, la política, la administración, la jurisdicción 70 o la cultura, así corno la «pérdida de la vida ética» en la sociedad civil, corno si estuviera de acuerdo con una concepción de la razón más completa. La tesis de }legel era que, bajo las condiciones de la modernidad, por ejemplo, bajo las condiciones de una subjetividad emancipada, de los derechos humanos universales, la vida ética sustantiva de la polis griega sólo podría recobrarse como la reconciliación de los opuestos en un nivel superior. La identificación inmediata y total del individuo con la polis no era posible en una polis sin esclavos y oráculos, por ejemplo, en una polis donde las derechos de los individuos como seres humanos se reconocieran universalmente y donde el derecho para utilizar la propia razón de uno no lo delimitara la tradición, la autoridad o la religión. Marx, en contraste, pensaba que con esta critica de las justificaciones ideológicas de la propiedad capitalista había hallado la pista de una explicación alternativa de todos los fenómenos de «alienación» en las sociedades modernas, y se sintió, por tanto, llamado a derrumbár todo el edificio del pensamiento político de I legel. Marx reunió en su explicación dos tipos diferentes de fenómenos que nosotros debemos por lo menos mantener separados: explotación, empobrecimiento, y degradación de la clase trabajadora, la deshumanización del trabajo y la falta de control democrático de la economía, por un lado, y el surgimiento de la ley formal basada en los principios universales del clerecho humano, junto con la diferenciación funcional y sistemática de las sociedades modernas, por otro. Corno en su crítica de la alienación; Marx reunió estos dos tipos diferentes de fenómenos, pudo creer que la abolición de la propiedad capitalista era suficiente para despejar el camino no sólo para una abolición de los rasgos deshumanizatlores de las sociedades industriales modernas, sino también para una abolición de todas las diferencias funcionales y las complejidades sistemáticas que habían resultado de ello —y, por consiguiente, para la :eciperación de una unidad y solidaridad inmediatas 71 entre los se humanos en una sociedad comunista. El mismo progreso de la historia, junto con una creciente conciencia de los problemas a abordar por las so- . cieclades industriales, han hecho que la dialéctica histórica construida por Marx sea cada vez más inverosímil, incluso para los marxistas. Los filósofos neomarxistas de nuestro nuestro siglo, como, por ejemplo, Lukács y los filósofos de la Escuela (le Frankfurt, han aprendido de otro gran teórico social, a saber, Max Weber, en cuya reconstrucción del proceso de modernización puede hallarse una dialéctica histórica alternativa: una dialéctica negativa del progreso y de la ilustración. Max Weber ha intentado explicar el proceso histórico del mundo de la modernización corno un proceso de «racionalización» progresiva. Corno la «racionalización» significa un aumento de la racionalidad, Weber es, en algún sentido, un importante heredero de la tradición de la Ilustración, para la cual la historia aparecía como un progreso hacia la Razón. Este progreso ha adquirido, sin embargo, para Weber un significado altamente ambiguo; o quizá debería decirse más bien que el concepto de razón —Weber habla más bien de «racionalidad»— ha adquirido un significado altamente ambiguo para Weber. Pueden distinguirse tres aspectos diferentes en el concepto de racionalidad de Weber : racionalidad deliberada, formal y discursiva. En su sentido más limitado, la racionalidad significa para Weber Zweekrationalitift, racionalidad deliberada; por ejemplo, el tipo de racionalidad que se muestra en la elección de los medios más eficientes para realizar unos objetivos predeterminados; la «racionalización» está, por tanto, sujeta en este sentido al aumento de la .eficiencia económica o administrativa. En un sentido extenso, el concepto de racionalidad significa la 72 imposición de un orden coherente y sistemático sobre la diversidad caótica de las diferentes situaciones, creencias, experiencias, alternativas de acciones, etc. En este sentido, el concepto de racionalidad está sujeto a la formalización y universalización de la ley en la moderna sociedad burguesa, a la extensión de las formas burocráticas de organización e incluso a la reorganización sistemática de algo así como el material musical: ello significa un aumento en coherencia, orden sistemático, cálculo, control y planificación sistemática. En lo que respecta a los modos de acción e interacción la «racionalización», significa una transición de las formas de acción social «comunales» a !as «asociativas». Mientras que la acción social comunal está orientada hacia las normas tradicionales y las características personales, la acción social asociativa está orientada hacia las normas impersonales, promulgadas y generales, y está dominada por consideraciones instrumentales o estratégicas —bien sea en el contexto de organizaciones burocráticas o en el contexto de relaciones de mercado. En su sentido extenso, en un sentido más tradicional, la noción de racionalidad asume connotaciones de una racionalidad «práctica», porque significa también la coherencia impuesta sobre la diversidad caótica de los impulsos, valoraciones y posibles elecciones del individuo (el plan de vida racional del puritano), así como la coherencia impuesta sobre un material simbólico (por ejemplo, la teología) y las actitudes discursivas corresi)ondientes. Finalmente, la «racionalidad» está conceptualmente relacionada con la autenticidad de una actitud libre de ilusiones y auto-engaños; ello significa, por tanto, el «desencanto» que aporta la desacralización del mundo natural y social; ello significa la racionalidad científica y el nuevo carácter de objetividad científica. Weber continúa, de algún modo, la tradición de sus predecesores del siglo xtx cuando analiza la transición hacia la modernidad como un proceso de racionalización; un proceso de racionalización, sin embargo, en el que las 73 ciencias sociales están destinadas a jugar un papel cada vez más importante. Al mismo tiempo, a través de su análisis de los correlatos institucionales de racionalización progresiva - -economía capitalista, burocracia y ciencia empírica profesionalizada—, demuestra que la «racionalización» de la sociedad no lleva ninguna perspectiva utópica, sino que parece que conduce más bien a un encarcelamiento en aumento del hombre moderno en sistemas deshumanizados de un nuevo tipo —a una «reificación» en aumento, como lo denominaría más tarde Lukács, discípulo de \Xieber. La paradoja, esto es, que la «racionalización» connota al mismo tiempo tanto la emancipación como la reificación, sigue sin resolverse en la teoría de Weber; esta es la paradoja que Adorno y I lorkheimer intentaron resolver más tarde a través de su concepción de una «dialéctica de la Ilustración». Esta paradoja surge únicamente, desde luego, porque para Weber «racionalidad» y «racionalización» no son sólo categorías analíticas o descriptivas por medio de las cuales analiza las estructuras y la génesis de las sociedades modernas, sino porque tienen una connotación normativa irreductible que las vincula una idea de la razón más enfática y comprensiva —una idea de la razón tal y como estaba aún viva en la filosofía de la Ilustración. La «racionalización» significa, por tanto, para Weber, un conjunto de tendencias interrelacionadas' que operan en unos niveles diferentes (o en varios subsistemas) y que indican una formalización, instrumentalizición y burocratización en aumento de acuerdo con una «lógica» o necesidad sistemática interna. Estas tendencias indican un estado de la sociedad en el que el ideal europeo del individuo autónomo se convierte cada vez más en un anacronismo, y en el que las estructuras simbólicas que en una ocasión apoyaron la formación de los «individuos autónomos» y el liderazgo de una vida significativa se han desintegrado en un pluralismo de elecciones de valor privatizadas; un estado de la sociedad, por tanto, en el que el individuo autóno74 mo, esta creación y descubrimiento de la historia europea moderna, es probable que desaparezca —la «egiptianización»* de la sociedad— o el sobrevivir simplemente en los márgenes de los sistemas despersonalizados. Por otro lado, la noción de «racionalización» tiene todavía para Weber una connotación normativa. El concepto de racionalización, tal y como él lo utiliza, está todavía determinado por una tradición europea en la que ser racional significa una condición básica y una tarea de los seres humanos como seres humanos. 1.a razón básica por la que Weber no puede desconectar realmente su concepción formal de racionalidad, y su análisis del proceso europeo moderno de racionalización de una concepción Ilustrada de la razón más enfática, es que para él el surgimiento de la ciencia moderna, así como el surgimiento de los sistemas secularizados de acción instrumental o estratética, la destrucción de los sistemas de significadó «objetivo». (como, por ejemplo, las concepciones religiosas del mundo) están internamente relacionados con lo que él ha denominado como el «desencantamiento del mundo». No sólo es este desencanto del mundo, histórica y conceptualmente, una precondición necesaria para los procesos de racionalización del tipo que para Weber son específicos de la historia europea moderna, más bien significa también para Weber un logro cognitivo de un tipo substantivo, a través del cual los límites de lo que podría denominarse «racional> se definen de un nuevo modo. Según utiliza Weber-el término «desencantamiento del mundo», significa también el núcleo normativo de su 'propia postura epistemológica y moral; esto se refleja más claramente en sus reflexiones metodológicas. l.a distinción que hace Weber entre cuestiones de hecho y cuestiones de valor, su noción de una ética de la responsabilidad, su comprensión cuasi-existencialista de las elecciones de valor * Recordemos que la civilización egipcia surgió a ambas orillas del Nilo. (tV. dd 79 75 últimas —todos estos elementos de autocomprensión, que están indiscutiblemente relacionados directamente con el modo como desarrolla las categorías básicas de su teoría, articulan la concepción_ del mundo para alguien que considera que de lo que se trata es de una cuestión de autenticidad moral y honestidad intelectual, no buscando ya un significado objetivo a unos valores últimos en el dominio de los hechos empíricos. Que el mundo, objetivamente hablando, está desprovisto de significado y de valores, sólo puede considerarlo alguien para quien el proceso de desencanto es un proceso de desilusión, por ejemplo, un proceso de ilustración. Este proceso de ilustración es un proceso de racionalización en un sentido peculiar: porque, en primer lugar, conduce, como lo ha demostrado 1 labermas en su reciente Theorie des kommunikaiiPen Hadelas, a una diferenciación de las categorías del conocimiento y de las esferas de validez entre sí —lo factual, lo normativo y lo expresivo— que en las sociedades tradicionales no están todavía claramente separadas entre sí, y, en segundo lugar, basándose en este proceso de diferenciación, hace consciente la esfera de la praxis humana mediada simbólicamente como la única fuente posible de significado y validez y, por tanto, como el único marco posible de referencia para los requisitos de validez intersubjetivos. Sin las garantías externas para el significado o validez, toda creencia se convierte en un requisito de validez potencial para el que no es posible ningún desempeño redentor intersubjetivo excepto a través de la argumentación. El desencanto del mundo es consecuentemente el proceso histórico a través del cual han surgido aquellas estructuras cognitivas que podrían apoyar una concepción de racionalidad específicamente moderna y que suministró la base para el surgimiento de la ciencia moderna, la racionalización de la ley basándose en una disociación entre «legalidad» y «moralidad», y la emancipación del arte de aquellos contextos en los que se plantean cuestiones religiosas y prácticas. Precisamente aho76 ra, ya que se trata de una cuestión de honestidad intelectual el que como seres humanos modernos tengamos que enfrentarnos al mundo como si se tratara de un mundo desencantado, existe todavía para Weber una relación interna entre racionalización e ilustración, o entre una concepción formal de la racionalidad y la racionalidad como una idea normativa, significando, por tanto, un modo de vida auténtico. Esta es la única razón por la que podemos hablar de una «paradoja» de la racionalización en la teoría de Weber: una vez que las estructuras cognitivas de una conciencia desencantada se institucionalizan como sistemas secularizados del discurso cultural y de la interacción social, se pone en movimiento un proceso de racionalización —en el sentido ahora específicamente weberiano— que tiende a socavar la base social de la existencia de los individuos autónomos y racionales. Por esta razón existe una filosofía de la historia profundamente pesimista implícita en la teoría de Weber sobre la racionalidad moderna. Que la humanidad se haga racional —por ejemplo, que la razón alcance la mayoría de edad (que, después de todo, es la tarea y el destino de la humanidad)— par medio de una lógica interna desencadena los procesos históricos que tienden a despersonalizar las relaciones sociales, a desecar la comunicación simbólica, y a someter la vida humana a la lógica impersonal de los sistemas racionalizados, anónimos y administrativos —procesos históricos, en resumen, que tienden a hacer que la vida humana se mecanice careciendo de libertad y significado. Dadas estas tendencias, Weber no pensó, como es bien sabido, que una sociedad socialista fuera una alternativa viable a las sociedades capitalistas de su época. El socialismo, tal y como él lo pronosticó, podría ser sólo el triunfo último de la burocracia —predicción que, al menos por ahora, debe decirse que se ha confirmado bastante por la historia de las revoluciones socialistas que han tenido lugar en nuestro siglo. 77 III Los filósofos neomarxistas han intentado integrar algunos de los postulados de Marx en un marco marxista revisado. Simplificando, la estrategia básica de los filósofos de la «Escuela de Fr.,nkfurt» (Ilorkheimer, Adorno y Marcuse en particular) podría describirse del modo siguiente: adoptaron la dialéctica negativa del progreso que elaboró Weber y, al mismo tiempo, criticaron su noción de racionalidad formal e instrumental como una concepción «truncada» de la racionalidad que no les permitió concebir la posibilidad de 'una organización racional de la sociedad que estuviera de acuerdo con una concepción enfática de la razón. Esta concepción enfática de la razón suministraría una posición ventajosa a partir de la cual podrían criticarse corno «irracionales» las sociedades racionalizadas del siglo xx, como violando fundamentalmente la idea de racionalidad que tiene su organización interna. Este es el modo de pensar que para Weber habría sido verdaderamente imposible. Según Weber, en un mundo desencantado, no sería posible ninguna justificación racional de las normas, valores, o formas de organización social; por consiguiente, la idea de una organización racional como un todo no habría tenido sentido para él. Los filósofos de Frankfurt, por otro lado, admitieron, en efecto, que la concepción «truncada» de la racionalidad de Weber correspondía a la realidad de las sociedades industriales avanzadas; para ellos esta noción de racionalidad no era sólo adecuada para describir la ruta real que el proceso de modernización había tomado en la historia europea, más bien expresaba también la deformación ideológica de la conciencia y la reificación de las relaciones sociales que habían sido realizadas por el desarrollo del capitalismo. Por esta razón podían estar de acuerdo también con Weber —contra Marx— en lo que 78 respecta a que la lógica inmanente del proceso de modernización capitalista no indicaba el surgimiento de una sociedad sín clases, sino más bien el surgimiento de un sistema cerrado de racionalidad instrumental y administrativa, arraigado en la conciencia reificada de los individuos que estaban cada vez más sometidos al proceso de producción capitalista. Para los filósofos de Frankfurt, la concepción de racionalidad de Weber representaba la verdad sobre la sociedad moderna, su lógica interna de desarrollo, y su ideología básica. Sin embargo, aferrándose —contra Weber— a la perspectiva marxista de una sociedad sin clases, liberada, organizada rivicinalmente, tylierónque repensar la dialéctica del progreso y la revolución; o tuvieron más bien que desconectar la dialéctica del progreso de la perspectiva de una transformación revolucionaria de la sociedad. La dialéctica del progreso se hace negativa, aspirando a la destrucción de la razón más bien que a la realización. Por consiguiente, la sociedad liberada no puede concebirse ya como el resultado natural o lógico del despliegue de las contradicciones del capitalismo; su realización tiene que pensarse más bien como una ruptura a través del mal con/Miami del progreso, como un salto desde la prehistoria del progreso obligatorio al reino de la libertad. Una revolución radical sería entonces el acto histórico libre por medio del cual la humanidad se liberaría finalmente de la dialéctica negativa del progreso. El esbozo que realizó de la postura de la así denominada «Teoría Crítica» se basa en una simplificación excesiva, haciendo caso omiso en particular de gran parte del trabajo que se realizó durante los primeros años de la Escuela de Frankfurt. Sin embargo, se acerca a la postura desarrollada por I lorkheimer y Adorno, en parte bajo la influencia de Benjamin, durante los tardíos años 30, en la Dialéctica de la ilustración. Como ésta es la versión de la Teoría Crítica que ha ejercido el mayor impacto en el pensamiento crítico de la posguerra en Alemania, y cómo 79 incluso el Marcuse tardío se encontraba aún bastante cerca de las posturas desarrolladas en la Dialéctica de la Ilustración (aunque intentó recobrar al menos algo del «inmanentismo» del pensamiento marxista tradicional), quiero centrarme aquí principalmente en esa forma de la Teoría Crítica tal y corno se desarrolló alrededor de la Dialéctica de la Bustracion, corno su texto seminal. Sobre esta forma de la Teoría Crítica puede decirse que ya no intenta identificar las tendencias y los mecanismos históricos y sociales «objetivos» que indican el surgimiento de una sociedad poscapitalista liberada. Por eso evita el mal «inmanentismo» (objetivismo) de la teoría de Marx. Sin embargo, acentuando la dircontinuidad radical más bien que la continuidad histórica entre la historia de la sociedad de clases y la sociedad liberada, corre evidentemente el riesgo de convertirse finalmente en una nueva forma de utopía, que sería corno el lado Posterior de su negativismo radical —una forma de utopía, por ejemplo, en la que el futuro se relacionaría con el presente sólo a través de una negación radical pero abstracta. Si la sustitución de la dialéctica positiva de liberación de Marx por la dialéctica negativa de la reificación de Weber —por ejemplo, la inversión de los signos, por decirlo así, en la filosofía de la historia de Marx— es compatible con mantener la perspectiva marxista de una sociedad liberada...organizada racio- • nalmente, es algo que no parece que dependa tanto de si estos dos aspectos de la Teoría Crítica están inteligiblemente vinculados entre sí por una concepción dela razón que pueda utilizarse para realizar:un análisis crítico de las sociedades modernas, sino para Ibrir la perspectiva de una alternativa histórica. La concepción de la razón, tal y como se ha articulado en las obras de los teóricos críticos, refleja claramente la herencia hegeliano-marxista de la Teoría Crítica. Básicamente, la idea de razón y de organización racional de la sociedad se expresan en términos de una reconciliación entre lo universal y lo particular, donde lo particular 80 —comparado con lo que se ha hecho con ello en el sistema hegeliano— no se sacrifica ya a lo universal, de manera que las ideas de libertad, verdad y justicia se reconcilian con el deseo de felicidad. Por consiguiente, podría decirse que la Teoría Crítica se basa en una idea de razón que comprende la imagen de una unidad armónica del proceso de vida colectivo, una situación en la que se superaría la oposición entre la volante* generale y la voluntad y necesidades del individuo, así como la oposición entre nuestras facultades racionales y nuestra naturaleza sensual. Utilizando esta idea de razón como un estándar normativo básico, aunque a menudo se haga sólo de un modo implícito, para los análisis que hacen de la sociedad contemporánea, podría decirse que los teóricos de la escuela de Frankfurt persiguen, simplificándolo algo, un doble objetivo. En primer lugar, pretenden que la realización de las exigencias de la razón se han hecho históricamente posibles, dado el desarrollo tecnológico de las sociedades industriales modernas —contando con que los individuos fueran capaces de vislumbrar esta posibilidad; y, en segundo lugar, pretenden que la lógica del desarrollo de las sociedades modernas --7-o del proceso de racionalización en el sentido de Weber— señala la dirección opuesta y tiende a dirigirse hacia el establecimiento de un sistema cerrado, de una reificación y represión de la razón instrumental. Aunque las amenazas de la barbarie que va en aumento, las posibilidades de libertad hayan aumentado simultáneamente, lo contrario parece ser más verdadero según la Teoría Crítica: aunque las posibilidades de libertad han aumentado, la . ffimenazade la barbarie lo ha hecho también hasta-ufi - grado casi ilimitado. lista es la versión teórica crítica del viejo eslogan «socialismo o barbarie». Parece evidente ahora —aunque algo paradójico— que objeciones parecidas, como las he planteado contra la perspectiva utópica de la teoría de Marx, puedan plantearse también contra la perspectiva utópica de la Teoría 81 Crítica. Porque es dificil ver cómo cualquier vínculo inteligible entre la dialéctica negativa del progreso y la idea de una sociedad liberada puede existir, si las sociedades actuales —como sistemas cerrados de racionalidad instrumental— pueden ser considerados sólo como «contraimágenes» negativas de la razón verdadera. La idea de razón debe aparecer bajo tales condiciones como la idea de un estado futuro de la sociedad que trascienda la historia humana —una historia humana, por ejemplo, que como un todo aparece corno dejada desesperadamente de la mano de Dios, como «un montón de escombros que asciende hacia el cielo», utilizando una frase de Benjamín. No creo que sea la idea enfática de la razón como tal, que los filósofos de la escuela de Frankfurt sostenían contra Nlax \Xleber, la que deba conducir a tales consecuencias desesperadas. Creo más bien que es el modo cómo llorkheimer y Adorno elaboraron esta idea, en la reconstrucción que hicieron de la paradoja de la racionalización, el que su intento de integrar una perspectiva weberiana en un marco marxista adoptase en último lugar el tono de una protesta impotente contra la pretensión de Weber; que en un mundo sin religión o metafísica, no puede tener lugar la idea ele la «razón objetiva». En la Dialéctica de la Ilustración 1 lorkheimer y Adorno intentan relacionar el carácter unidimensional de los procesos modernos de racionalización con una tendencia interna hacia la reificación y la razón instrumental que está inherente en el pensamiento conceptual como tal, por ejemplo, en la cognición y acción simbólicamente mediadas. En los pasajes más radicales de la Dialéctica de la Ilustración, la lógica formal, la ley de no-contradicción, y la naturaleza general e «identificadora» del pensamiento conceptual aparecen como las raíces últimas de un proceso de racionalización, que, de acuerdo con su lógica interna, termina reduciendo la razón a la razón formal e instrumental, estableciendo un sistema completamente racionalizado de dominio, y eliminando al sujeto autónomo. En el mundo ilustrado 82 no hay lugar ya para la idea de razón; en esto Horkheimer y Adorno están de acuerdo con Weber. Pero la explicación que dan difiere de la de éste. No es que la idea de razón se haya hecho insostenible, se trata más bien de que la falsa racionalidad del mundo moderno hace que la idea de razón aparezca corno una mera ilusión. Exceptuando los fenómenos marginales como el arte de vanguardia, la idea de razón y su memoria se han extirpado del proceso de reproducción de las sociedades modernas. Como la tendencia irresistible de la racionalidad unidimensional hacia el establecimiento de una unidad, sistema y coherencia no se manifiesta sólo en la objetivación científica en aumento del mundo y en la universalización del principio de intercambio capitalista, sino que más bien se expresa también en una progresiva reificación de la conciencia que al final hace que la idea de razón, y, por tanto, la idea de liberación, sean literalmente impensables. Incluso la filosofía, que —desde Parmenídes a Russell— cede ante el impulso del pensamiento sistemático, ejecuta de mala gana las leyes de una ilustración dialéctica; no es de extrañar, entor ces, que la humanidad como un todo, tal y como se contrasta con el mono en Ijericht für ente Akademic de Kafka, no pueda recordar ya por qué aceptó la inmensa cantidad de sufrimiento que implica el esfuerzo ele hacerse humao; y, sin embargo, el que la humanización tenga finalmente éxito depende 5610 de que se encienda de nuevo la chispa de la memoria. Una teoría filosófica con una auto-interpretación tan dramática no puede señalar ninguna huella más, ni elementos o tendencias ele la misma realidad histórica para justificar la idea enfática de la razón que se opone, no obstante, a la racionalidad pervertida ele la realidad social existente. Como l lorkheimer y Adorno, puestos irónicamente de acuerdo con Weber, consideran que el pensamiento conceptual —adaptado al dominio y autoconservación— es la raíz última de las perversiones ele la racionalidad moderna, no pueden confiar ni siquiera en la idea 83 de una racionalidad no-pervertida que pudiera mantenerse viva en la esfera del pensamiento discursivo; sólo si el pensamiento conceptual se volviera contra sí mismo y contra sus propias tendencias reificantes podría existir alguna esperanza de que la memoria de la reconciliación se conservase en el pensamiento filosófico. Adorno es quien, en sus últimos escritos, ha desarrollado las consecuencias que se derivan de esta postura desesperada de una Teoría Crítica que intenta defender una idea de razón que, estrictamente hablando, no puede defender ya en el medio del pensamiento discursivo. Para Adornó; la obra de arte, por ejemplo, la obra de arte auténtica y de vanguardia, es lo que virtualmente se convierte en el último residuo de la razón en un inundo racionalizado. Pues el arte representa un tipo de «lógica» y de «síntesis» que es marcadamente diferente del tipo represivo de lógica y síntesis característico del pensamiento «identificador». La síntesis estéticli lograda por la . obra de arte difiere de la del pensamiento conceptual en que no ejerce ninguna violencia contra lo particular, lo suprimido, lo no-idéntico. Esta es la razón de que la obra.de arte se convierta para Adorno en el medio preeminente de una cognición no-reificada y, al mismo tiempo, en el paradigma de una integración no-represiva de los elementos en un todo. Estas funciones del arte están íntimamente conectadas entre sí: a través de la configuración de sus elementos la obra de arte revela el carácter irracional y falso de la realidad existente y, al mismo tiempo, a través de su síntesis estética, prefig.lira un orden de reconciliación. Por consiguiente, la racionalidad instrumental (y conceptual) se «superan» en la obra de arte en un doble sentido. 1sta debe su racionalidad estética y específica a la unión de los impulsos miméticos con elementos de construcción racional, y representa una transfiguración de los elementos de- la realidad empírica, haciendo que la realidad aparezca a la luz de la reconciliación: la obra de arte como apariencia de la reconciliación. 84 Podría entenderse ahora que la síntesis lograda por la obra de arte prefigurase un orden de reconciliación, sólo si la integración de los elementos en un todo pudiera considerarse como una analogía o un modelo de las relaciones dialógicas entre los individuos humanos en una sociedad liberada. En ciertos aspectos de su Teoría estética Adorno casi defiende esta postura; pero lo que es quizá más importante es que por su comprensión del carácter «represivo» del pensamiento «identificador», la racionalidad estética de la obra de arre se convirtió para él en el único modelo posible de una forma alternativa de racionalidad, donde la racionalidad instrumental se conservaría sólo como un aumento superado. Pero entonces la organización de la obra de arte se convierte, en oficio, en el único modelo j)osible de organización y racionalidad de una sociedad emancipada; esta es la única razón de que la síntesis estética pueda prefigurar una síntesis social no represiva. Lo que está)urgt ndo aquí-es una dialéctica histórica peculiar.. Ad-círno era lo bastante marxista como para creer en el potencial emancipatorio de una tecn, 'logia altamente desarrollada; creía, por tanto, que una forma de razón instrumental altamente desarrollada era la precondición para una forma de reconciliación que no constituiría la recaída en el terror de una época arcaica o la represión de las sociedades tradicionales. Pero en un universo cerrado de racionalidad instrumental los potenciales emancipatorios de civilización estaban virtualmente ocultos; podrían liberarse sólo a través de tina transformación de la sociedad, que Adorno podía concebir sólo en último término superando la racionalidad instrumental por una racionalidad estética. Sin embargo, la racionalidad «instrumental» y «estética», aunque significan tipos diferentes de orientaciones, de discurso, de producción, de actuación y de pensamiento, no pueden significar posiblemente formas alternativas de integración social. Algo que es aún más importante es que la síntesis estética que 85 la obra de arte representa, aunque admitamos incluso con Adorno que contiene una promesse de bonheur, es difícil que pueda. entenderse como un modelo de relación dialógica entre los individuos, quienes, reconociéndose entre sí su individualidad, se consideran al mismo tiempo como otros alter ego iguales y absolutos. Si la belleza es una promesa de felicidad, de reconciliación con nuestra naturaleza interna y con la naturaleza externa, la obra de arte sería un medio de esta experiencia trascendente más bien que un modelo de la misma reconciliación. Porque al menos la «síntesis» moral de una relación dialógica sólo puede mediarse, pero su apariencia no puede lograrse a través de la síntesis estética de la obra de arte. Aunque el sujeto que habla en la obra de arte, como subraya Adorno, sea un «nosotros» (y no el artista individual), este sujeto colectivo habla con una voz, como hablando consigo mismo, por decirlo así; por ejemplo, las reglas de «síntesis» de este habla trans-subjetiva no puede prefigurar posiblemente las reglas abiertas de un diálogo con muchas voces. La síntesis estética no es un modelo posible para un estado de la sociedad que se encuentre libre de represión. En su lugar puede decirse que las ideas de libertad, de ser uno mismo en un sentido no-represivo, de justicia o de reconocimiento y solidaridad mutuos, si son interpretadas en términos de la configuración no-represiva de los elementos que existen en la obra de arte, pueden significar sólo un estado de cosas transhumano, pero no una forma de vida en la que hablen o interactúen los individuos. Desde la posición ventajosa de una idea de razón que en último lugar sólo puede explicarse en términos de una racionalidad estética transdiscursiva, los procesos de diferenciación funcional, sistemática y cognitiva de la modernidad europea pueden concebirse sólo como si estuvieran todos adaptados al proceso de racionalización histrumental Este es el acuerdo irónico del que he hablado anteriormente, que existe entre la Teoría Crítica y Max We86 ber. liste acuerdo irónico con Weber es, sin embargo, la razón por la que la Teoría Crítica pudo mantener también una perspectiva marxista cuasi-ortodoxa acerca de los procesos de diferenciación de las sociedades modernas. En particular, el surgimiento de un sistema económico con el dinero como medio general de intercambio, la racionalización de la ley basándose en la separación entre moralidad y legalidad, y el surgimiento de una esfera del arte autónomo separado del proceso de reproducción material de la sociedad —estos resultados de los procesos de racionalización capitalista— tienden a ser considerados por los teóricos críticos como formas o síntomas de reificación en un mismo grado ya que son formas de diferenciación. El potencial emancipatorio de la racionalidad moderna puede residir, entonces, sólo en la obra de arte de vanguardia, puesto que resiste asimilarse a las funciones ideológicas que la esfera del arte como un todo ha asumido en las sociedades racionalizadas. Sin embargo, bajo estas condiciones, y sin la valoración optimista que hace Marx de la lógica de los modernos procesos de racionalización, el intento de defender una idea de razón, que comprendiera las ideas de verdad, justicia y felicidad puede sólo aparecer finalmente como una protesta fundamental contra el veredicto impotente que Max Weber hace del destino de la razón en el mundo moderno. Tanto Marx como la Teoría Crítica intentaron analizar las sociedades modernas a la luz de una idea fundamentada normativamente de una sociedad emancipada. Ninguno consiguió establecer un vínculo inteligible entre su análisis de la sociedad moderna y el horizonte utópico de su teoría. Ambos estaban limitados, parece ser, por un marco categórico que no permitía dar cuenta verdaderamente de las diferenciaciones necesarias, ni del carácter contradictorio y ambiguo de los modernos procesos de racionalización. Este marco categorial parece que en último término sólo hace posible que pueda elegirse entre una afirmación acrílica (Marx) y una negación radical 87 (Teoría Crítica) de la razón instrumental. Los impulsos críticos y utópicos que tanto Marx como los teóricos críticos compartían no podían articularse adecuadamente dentro de, . un marco conceptual que se adaptase a una concepcton unidimensional de la racionalidad: dentro de tal marco sólo podía articularse una perspectiva emancipadora, bien fuera vía una afirmapión acrítica de las tendencias de la racionalización fortuna{ y técnica (Marx) o a través de una negación abstracta de las formas de racionalidad históricamente existentes (Teoría Crítica). Desde luego, estos enunciados deben admitirse con reservas: no estoy hablando aquí del contenido sustantivo de la teoría de Marx o de la Teoría Crítica como un todo, sino de los problemas de estrategia conceptual, de los problemas de la gramática-profunda, por decirlo así. Sin embargo, estos problemas metateóricos de estrategia conceptual están relacionados también evidentemente con el contenido sustantivo del análisis teórico; esta es la razón de que a veces parezca necesaria una revisión de las estrategias conceptuales para salvar el contenido de verdad de las grandes teorías. IV Es mérito de Jürgen llabermas haber propuesto revisiones.coneeptuales dentro de la Teoría Crítica que hacen posible evitar los atolladeros teóricos del marxismo y la Teoría Crítica que hasta ahora he indicado. Durante los pasados veinte años Ilabermas ha elaborado su propia versión de una teoría crítica de la sociedad moderna; en su reciente obra Tbeorie des Kommunik.ativen Handelnsi ha presentado su teoría en su forma más elaborada hasta ahora. No intento ofrecer aquí un resumen de la teoría de 1 Jürgen !lobunos, Tbeurie des Koremornsk.ashyn l'andel/u, 2 vals., Frankfurt, 1981. 88 ' 1 labermas; quiero continuar más bien este ensayo corno un ensayo acerca de la estrategia conceptual, intentando mostrar el significado que tienen las revisiones conceptuales de Habermas en relación con .los problemas que hasta ahora he discutido. Básicamente, podría decirse que 1 labermas ha «traducido» el proyecto de una teoría crítica de la sociedad desde el marco conceptual de una filosofía de la conciencia, adaptada a un modelo-de sujeto-objeto de cognición y ac-., ción, al mar conceptual de una teoría del lenguaje y de la acción- Comunicativa. Este movimiento básico hizo que llabermas pudiera distinguir caregorialmente entre tipos de racionalidad y de acción —en particular entre la racionalidad instrumental y comunicativa y la acción— que por razones conceptuales ni Marx, Weber, Adorno, ni I lorkheimer pudieron separar claramente entre sí. Las consecuencias directas que se siguen de esta revisión conceptual y que se relacionan con las teorías de Marx, Weber y Adorno/I lorkheimer son: I) Contra Marx, 1 'altermas puede demostrar que las formas burguesas de moralidad universal y ley universal no pueden entenderse simplemente como los reflejos ideológicos del modo de producción capitalista, sino que, por mucho que puedan estar relacionadas genéticamente con el surgimiento del capitalismo, deben considerarse también como la expresión de un proceso irreversible de aprendizaje colectivo que debe distinguirse categorialmente de los procesos de aprendizaje que existen en la dimensión de la ciencia y la tecnología. 2) Contra Weber, 1 labermas puede demostrar que este surgimiento de moralidad universal y concepciones legales universales, que han llevado a una concepción específicamente moderna de la democracia y de los derechos humanos, representan un tipo de proceso de racionalización que tiene que distinguirse categorialtnente de la racionalización en el sentido de racionalización formal y burocrática. 3) Contra 1 lorkheimer y Adorno, Habermas demuestra que la idea de una. organización racional 89 de la sociedad basada en un libre acuerdo entre sus miembros, está ya —aunque distorsionada— incorporada y reconocida en las instituciones democráticas, los principios de legitimidad y las auto-interpretaciones de las sociedades industriales modernas; sólo por esta razón un análisis crítico de las sociedades modernas puede compartir un fundamento normativo común con objeto de análisis y puede asumir la forma de una crítica inma- nente. Para aclarar un poco el impulso básico del enfoque teórico de 1 labermas contrastándolo con los de Marx, Weber, y Adorno/Horkheimer, quiero decir en primer lugar algo sobre su concepción de «racionalidad comunicativa». 1-labermas pretende que la noción de la racionalidad comunicativa está contenida implícitamente en la estructura del habla humana corno tal, y que significa el estándar básico de racionalidad que comparten los hablantes competentes al menos en las sociedades modernas. Quiero aclarar la noción de racionalidad comunicativa contrastándola con una noción «mínima» de la racionalidad, que según autores como Steven Lukes sería el único estándar de racionalidad que es válido universalmente para todas las culturas: tal noción de racionalidad puede considerarse que se deriva simplemente de la ley de nocontradicción y expresa, por tanto, un núcleo mínimo de la lógica formal que debemos considerar como válido en todas las formas de interacción simbólica. La noción de racionalidad comunicativa puede decirse, por contraste, que expresa la concepción de racionalidad que un hablante debe admitir, aquel que comprende la relación interna existente entre los requisitos de validez intersubjetiva y el compromiso respecto a dar y recibir argumentos. La racionalidad comunicativa significa, entonces, un modo de tratar (surgimiento y aceptación) los req uisitos de validez. Sin embargo, el carácter formal de esta noción de racionalidad no debería confundirse con el carácter formal de un postulado de coherencia lógica (el es90 tándar mínimo de racionalidad de Lukes), aunque incluso comprendamos que este último exige relaciones coherentes entre la elocución lingüística, las acciones y las expresiones de un participante. Porque lo que no puede expresarse por tal concepción mínima de la racionalidad son las relaciones internas, normativas entre la. intersOjetividad de los requisitos de validez, los modos de argumentación y la idea de un acuerdo racional. Por medio de la noción de racionalidad comunicativa la ley de nocontradicción se proyecta, por decirlo así, desde el espacio unidimensional de las relaciones lógicas entre proposiciones (y acciones) a un espacio bidimensional de relaciones dialógicas entre diferentes hablantes. Esto significa que la racionalidad comunicativa significa también una actitud (racional) específica que los individuos adoptan hacia otros y hacia sí mismos así corno una relación específica de reconocimiento mutuo entre diferentes individuos. Es evidente que estos requisitos requieren otra serie de calificaciones para hacer que parezcan plausibles. Porque todavía podría discutirse que la noción de racionalidad comunicativa es formal en el sentido de pacía, a menos que pensemos que sea operativa bajo condiciones culturales específicas con estándares específicos (sustantivos) de racionalidad incorporados a ellos. Pero entonces no habríamos logrado nada oponiéndola a una noción de racionalidad mínima en el sentido mencionado anteriormente. La calificación que todavía debe añadirse es, que la noción de racionalidad comunicativa sirve también para indicar una concepción (y auto-concepción) de comunicación simbólica que no permite que ningunos requisitos de validez queden exentos en principio de un posible examen crítico. lista es una concepción reflexiva de la comunicación humana según la cual los requisitos de validez, ya que sólo pueden surgir de la esfera de comunicación, pueden cumplirse también sólo en la esfera del discurso humano: no hay ningunas (fuentes externas posibles de 91 validez ya que la esfera de validez es 77-conceptualmente— idéntica a la esfera del habla humana. Esta conciencia reflexiva del habla humana como el punto de referencia de todos los requisitos de validez presupone, así parece, que las dimensiones de'validez de la verdad objetiva, exactitud normativa y sinceridad subjetiva —o, como lo ha denominado Habermas recientemente: el mundo de los hechos objetivos, el mundo de las normas sociales y el mundo de la experiencia interior— se hayan diferenciado claramente entre sí. La noción de racionalidad comunicativa refleja la condición cognitiva y moral de los humanos en un mundo «desencantado». . Esta es la razón de que Habermas pueda concebir la acción comunicativa no sólo como un «mecanismo de coordinación» de las acciones de los individuos en sociedad, sino también como portaciora de un potencia/ de racionalidad, por ejemplo, un potencial de racionalidad comunicativa que puede hacerse manifiesto sólo después de que se haya destruido el dogmatismo implícito de las concepciones del mundo tradicionales, y de que los requisitos de validez hayan sido reconocidos como requisitos de validez para los que no hay ningunas justificaciones posibles excepto por medio de argumentos. En este punto la argumentación como medio de restablecer el acuerdo inrersubjetivo comienza a asumir un papel central incluso en aquellas esferas de la realidad social donde, en sociedades tradicionales, la autoridad de la religión o de la tradición aseguraba una fundamentación segura de las creencias comunes, prácticas y orientaciones. F labermas habla de racionalización comunicativa (o racionalización del mundo vital) allí donde las formas de acción comunicativa:y de argumentación sustituyan a otros mecanismos de coordinación cae las acciones, de integración social o de «reproducción simbólica». Antes de poder indicar qué podemos obtener del concepto de acción comunicativa cae 1labermas y de la distinción que hace entre.acción instrumental y comunicativa 92 con respecto .a• - Ids problemas que he discutido antes, quiero introducir otra distinción conceptual más, que 'es básica para la teoría de Habermas: la distinción entre integraci6n social e integración sistemática. La integración social y la integración sistemática representan para 1 labermas dos mecanismos diferentes de coordinación de la acción. Mientras que la integración social opera coordinando las orientaciones de la acción de los individuos en sociedad, la integración sistemática opera «dirigiendo los medios» como el dinero y el poder, independientemente de las orientaciones de la acción de los actores individuales. Habermas afirma que sólo en las sociedades modernas la integración social y sistemática están claramente diferenciadas entre sí; su tesis es que la «desconexión» entre sistema y mundo vital —que ha tenido lugar con el surgimiento de los sistemas de acción económicos y administrativos en las primeras fases del capitalismo— fue sólo posible después de «descentrar» las concepciones del mundo a principios de la historia moderna, por ejemplo, después de diferenciar tres dimensiones de validez del discurso distintas entre sí y la correspondiente diferenciación entre legalidad y moralidad. O, dicho de un modo más sencillo: la racionalización de la ley (en el sentido weberiano), que era la precondición para la institucionalización de los sistemas económicos y administrativos racionalizados, presupone diferenciar la esfera de la ley formal de la esfera del discurso moral y de las orientaciones morales; y esta diferenciación entre legalidad y moralidad presupone a su vez lo que Weber denominó como el «desencanto del mundo» y Habermas el «descentramiento de las concepciones del mundo». Lo que se deriva de todo esto es que la racionalización sistemática (la racionalización económica y burocrática) y la diferenciación sistemática, por un lado, y la racionalización comunicativa, por otro, son posibilidades complementarias de racionalización en el mundo moderno que se condicionan y se requieren entre sí. Sin las formas de in93 tegración sistemática los problemas de integración social se harían excesivamente complejos en una sociedad postradicional: la acción comunicativa es un mecanismo de coordinación de la acción demasiado frágil, por decirlo así, para llevar a cabo toda la carga de integración en las sociedades modernas. La integración sistemática necesita, por un lado, institucionalizarse y anclarse, por tanto, en el mundo vital: esto presupone formas de integración social y una legitimación de las leyes e instituciones básicas. Con estas premisas, 11abermas reformula el problema de la racionalización (en el sentido weberiano) corno sigue. Dadas las dos tendencias complementarias que se dirigen hacia la racionalización sistemática y comunicativa en el mundo moderno, existe un ámbito posible de constelaciones en el que «sistema» y «mundo vital» pueden relacionarse entre sí: o bien las instituciones, a través de :as cuales los mecanismos dirigentes como el dinero o el poder están anclados en el mundo vital, están canalizando la influencia que el mundo vital ejerce sobre los sistemas de acción formalmente organizados, o, a la inversa, están canalizando la influencia que el sistema ejerce sobre los contextos de acción comunicativamente estructurados. En un caso funcionan como el marco institucional que somete la conservación del sistema a las restricciones normativas del mundo vital, en el otro caso funcionan, por tanto, como la base que somete el mundo vital a las coacciones de reproducción material y «media» (Habermas, 1981, II, 275-6). Respecto a las posibilidades lógicas internas, el proceso de modernización es esencialmente ambiguo: la balanza puede girar de un lado a otro. Sin embargo, lo que ha sucedido en la historia real del capitalismo es que las fuerzas de racionalización del sistema y la diferenciación del sistema han demostrado ser superiores a las de la racionalización comunicativa. Hasta aquí las fuerzas en contra que surgen del mundo vital y que adoptan formas de movimientos sociales —por ejemplo, el movimiento de los trabajadores en el siglo xix94 no han podido invertir esta tendencia que se dirige hacia una mediación cid mundo vital a través de un complejo sistema que va en aumento. Hoy día, las estructuras del mundo vital parecen estar amenazadas como tal por la lógica de la diferenciación y racionalización sistemática labermas habla de una «colonización» del mundo vital. Por consiguiente, se da un giro en los temas básicos de nuevos movimientos sociales: estos nuevos movimientos sociales defienden cada vez más la integridad del mundo vital como tal contra la lógica de un proceso de racionalización sistemático que amenaza con empujar a los individuos hacia los límites de sistemas completamente reificados. El diagnóstico que hace I labermas de las tendencias dominantes en la historia reciente de las sociedades in. clustrializadas no se aleja mucho de lo que dijeron Weber o florkheimer. Sin embargo, la paradoja de la racionalización recibe nueva luz en la teoría de I labermas; Ilabermas estudia esta paradoja distinguiendo entre sistema y mundo vital. La paradoja de racionalización consistiría en que la racionalización del mundo vital fue la precondición y punto de partida de un proceso de racionalización y diferenciación sistemáticos, que después se ha hecho más y más autónomo frente a las coacciones normativas incorporadas en el mundo vital, hasta que al final los imperativos sistemáticos comienzan a instrumentalizar el mundo vital y amenazan con destruirlo (ibid., II, 232-3). Contra Weber y 1 lorkheirner/Adorno, I labermas objeta, sin embargo, que esta paradoja de la racionalización no expresa una lógica (o dialéctica) interna de los procesos modernos de racionalización; no es, estrictamente hablando, si utilizamos este término en el sentido amplio de una concepción postradicional de la racionalidad que, como I labermas demuestra, tengamos que sustituir por una concepción restringida de la racionalidad. Desde la perspectiva de una teoría de la acción en el sentido de Weber no habría, entonces, ni una paradoja de la racio95 nalización ni una «dialéctica de la ilustración»; sería más adecuado hablar más bien de un proceso «selectivo» de racionalización, donde el carácter selectivo de este proceso pueda explicarse por medio de las peculiares restricciones impuestas a la racionalización comunicativa por los límites y la dinámica de un proceso capitalista de producción (ibid.,11, 485). Como Weber no pudo distinguir, por razones conceptuales, entre los procesos de racionalización sistemática y comunicativa, no pudo identificar ni siquiera aquellos elementos de racionalización comunicativa que han sido institucionalizados o conservados en los principios universales de las constituciones modernas, cn las formas democráticas de organización política, en las formas de discurso científico, político, o estético, o en las autointerpretaciones y objetivos de los movimientos sociales que luchan por los derechos de los individuos, la integridad del mundo vital o la organización democrática de la formación de la voluntad colectiva. Según Weber, aquellos elementos de racionalización comunicativa, en tanto en cuanto no pudo integrarlos en su concepción de racionalización formal y burocrática, aparecían en último término como los residuos de las fuerzas irracionales de la vida de un mundo racionalizado o como aquellas «contra-acciones» irracionales que se oponían a la represiones del racionalismo moderno. Una vez que reconozcamos estos elementos de —e) impulsos hacia— la racionalización comunicativa en el mundo moderno como lo que son, podremos reconocer también la ambigüedad esencial del proceso histórico del mundo de la modernización, un tipo de ambigüedad sin la cual sería verdaderamente imposible combinar —como intentaron hacer liorkheimer y Adorno— una perspectiva weberiana acerca de la racionalización económica y burocrática con la perspectiva marxista de una sociedad emancipada. La tesis básica que Habermas dirige contra Weber, así como contra 1.1orkheimer y Adorno, es que dado el surgimiento de una forma postradicional de racionalidad en 96 la historia europea moderna, el curso real que el proceso de racionalización ha tomado en el mundo moderno fue sólo uno entre un número de diferentes cursos posibles (ibis/., 1, 338-9) que se corresponden con las diferentes constelaciones posibles en lo que respecta a la relación existente entre sistema y mundo vital. Dado, sin embargo, que todas las constelaciones posibles del sistema y inundo vital en el mundo moderno tienen como base una forma postradicional de racionalidad, podemos decir —sin trascender las estructuras normativas incorporadas ea las instituciones básica de las sociedades modernas— que sólo esas constelaciones se ajustan 't una idea moderna de racionalidad, en la que los procesos de racionalización sistemática se someten al control de un mundo vital racionalizado. Este es precisamente el sentido en el que labermas reinterpreta la idea de una sociedad emancipada: en una sociedad emancipada el mundo vital no estaría ya sometido a los imperativos del mantenimiento del sistema; un mundo vital racionalizado ,:ometería más bien los mecanismos sistemáticos a las necesidades de los individuos asociados. Sólo entonces, según los términos que emplea Marx, terminaría la dependencia de la «superest•uctura» de «base» —por ejemplo, la dependencia del mundo vital con respecto al sistema. V lin la reconstrucción que hace 1 labermas de la Teoría Crítica, la idea ele Marx de una libre asociación de los productores se reinterpreta como la idea de un mundo vital caii pletamente racionalizado. 1.a dirección básica respecto a los cambios en las formas de integración social que se indica por medio de la noción de racionalización comunicativa es, como he indicado anteriormente, tal que el mismo proceso de acción comunicativa se hace más y más el «mecanismo» decisivo para asegurar el con97 senso y la coordinación de la acción (t'Ud., II, 268-9). La perspectiva utópica inherente en la concepción de la racionalización comunicativa es, por tanto, la idea de un estado de la sociedad en el que «la reproducción del mundo vital no esté ya canalizado sólo a través del medio de la acción comunicativa» (ilnd., II, 218-19), sino que esta reproducción se realice a través de los actos comunicativos e interpretativos de los individuos. «El discurso universal indica un mundo vital idealizado, reproduciéndose a través de un mecanismo de acción comunicativa que se ha hecho en gran parte independiente de los contextos normativos y que se basa en las decisiones del tipo Sí/No que están racionalmente motivadas» (ibd, 11, 219). 11abermas habla también de las tradiciones, de las estructuras normativas y de las entidades del yo (ibd, 11, 219-20). Mientras que la idea de un «mundo vital idealizado» explica la idea de la perspectiva utópica que es inherente a la idea de la racionalidad comunicativa, su intención no es responder a la cuestión de cómo sería una institucionalización de la libertad en una sociedad poscapitalista. La noción de Ilabermas de la racionalización comunicativa ha incorporado más bien a ella una distinción categorial entre la idea reguladora de un mundo vital completamente racionalizado, por una parte, y los principios organizativos, por Otro, que expresarían las estructuras institucionales de las sociedades comunicativamente racionalizadas en un momento dado de la historia. Históricamente hablando, el problema planteado por la desproporción existente entre «sistema» y «mundo vital» en las sociedades industriales actuales sería el problema de una «objetivación» adecuada de la racionalidad comunicativa en las nuevas instituciones sociales y políticas; por las instituciones, por ejemplo, que, por un lado, representarían el anclarniento normativo del sistema en el mundo vital, y, por otro, protegerían las estructuras comunicativas de las mismas estructuras del mundo vital y asegura- rían un control racional y democrático del sistema por el mundo vital. Ilabermas no intenta responder a la cuestión de cómo serían tales estructuras institucionales en una sociedad poscapitalista. Esto es bastante coherente con su postura general; no es tarea del teórico determinar cuál será el contenido de un futuro consenso social. klablando acerca de estrategias conceptuales, pienso que se trata de uno de los grandes logros de la reconstrucción de Ilabermas de la Teoría Crítica el que haga de intermediario entre las perspectivas teóricas de 1 lege', Marx y Weber con más éxito que el que tuvieron las versiones más antiguas de la Teoría Crítica. En particular, la teoría de Habermas hace en primer lugar de puente entre el vacío existente entre una perspectiva «hegeliana» sobre los diferentes procesos de diferenciación de las sociedades modernas, por un lado, y la perspectiva utópica, por otro, de la crítica que hace Marx de la economía política. Esto hace posible que podamos comprender el problema marxista de la emancipación como el problema político e histórico de una nueva institucinnaliwcion de la libertad en el mundo moderno, mientras que hace inteligible al mismo tiempo la perspectiva utópica inherente en este proyecto histórico. Y la teoría de I labermas hace de puente, en segundo lugar, entre el vacío existente entre una perspectiva weberiana, por un lado, y la idea de Marx del progreso histórico, por otro. Pues ésta establece un vínculo inteligible entre la dinámica negativa que existe en el progreso del capitalismo acival y un proyecto histórico emancipatorio en sentido marxista. Estas son grandes pretensiones, que serán discutidas tanto por hegelianos, filósofos hermenéuticos, funcionalistas y filósofos políticos conservadores, y que yo no puedo defender realmente en ese ensayo. Sin embargo, quiero proponer por lo menos unos cuantos argumentos que atañen' a la relación existente entre el proyecto histórico de una nueva institucionalización de la libertad en el mundo moderno y la perspectiva utópica de un «mundo 99 98 vital idealizado». Una crítica, que se propone a menudo contra el «racionalismo utópico» por los filósofos que tienen un historial aristotélico o hermenéutico, es que la legitimidad democrática, aunque deba concebirse como basada en un consenso de normas, instituciones y valores clásicos, no puede entenderse que su base sea un consenso racional. El resultado de esta crítica es que la acción comunicativa y el discurso racional no pueden generar en último término instituciones legítimas (el poder legítimo), sino que sólo las instituciones legítimas (el poder legítimo) podría establecer la libre acción comunicativa como un mecanismo de coordinación social. En lo que atañe a la legitimidad de las instituciones, no puede haber, sin embargo, ningún límite ideal; hay más bien un elemento irreductible de la «voluntad» como en contra de la «ratio», o, diciéndolo en términos de Hannah Arendt, el poder legítimo sólo puede basarse en la «opinión». Esto significa, sin embargo, que t no existe ningún vínculo interno entre las ideas de racionalidad, y de democracia radical, y 2 que las idealizaciones normativas como las de un «mundo vital» idealizado» carecen, estrictamente hablando, de significado. En resumen, no existe una solución racional del problema de una institucionalización de la libertad. El argumento, tal y como lo he presentado aquí, podría denominarse como «aristotélico de izquierdas» o como «hermenéutico de izquierdas». En mi respuesta no deseo elaborar y defender el consenso de la teoría de la verdad de I labermas, ni deseo entrar en más detalles en lo que concierne a su teoría de la acción comunicativa. Quiero tomar más bien un línea indirecta de defensa, demostrando que lo que el crítico acepta es suficiente para validar la postura general de Habermas. Consideremos a continuación el consenso concerniente a las normas, instituciones y valores básicos. Es cierto que nada nos impide asumir que parte de este consenso es un principio según el cual en los casos de desacuerdo 100 acerca de las cuestiones prácticas, el acuerdo debe lograrse argumentando todo lo posible. Bajo estas condiciones la acción comunicativa podría convertirse en el principal mecanismo de coordinación de la acción. listo no significa que necesariamente no existan, por ejemplo, decisiones de la mayoría; significa simplemente que en los casos de desacuerdo normativo se llega a algún tipo de acuerdo que todos los individuos implicados consideran como «debido» o «justo» (por ejemplo, que un voto de la mayoría debe tomarse y aceptarse por todos). listo significa, evidentemente, que nadie está obligado a hacer o tolerar lo que no está convencido que él/ella debería (moralmente debería) hacer o tolerar. Por libre acuerdo nos referimos, desde luego, a los acuerdos que no son resultado de una manipulación o presión interiorizada. Aunque no se trate de una cualificación trivial, sobra con enunciarla aquí, ya que es posible que asumamos que los individuos implicados saben cómo aplicar las distinciones en cuestión. Como el argumento básico no se i)one nunca en duda, aunque a nadie se le impide que lo ponga en duda (nadie tiene realmente una razón para hacer tal cosa), este acuerdo puede denominarse racional en tanto en cuanto no se establecen argumentos en su contra (y no se suprime ninguno). La estabilidad del acuerdo básico significa que los individuos experimentan su forma de vida como una buena forma de vida. No necesitamos saber cómo se ha realizado este acuerdo; podría, por ejemplo, haber sido el resultado de una larga lucha por el reconocimiento entre las diferentes facciones o grupos en sociedad. Tenemos aquí el «mundo vital idealizado» de Habermas. Como la coordinación a través del acuerdo racional es un principio suyo que lo impregna todo, parece casi paradójico preguntar por qué debería denominarse un mundo vital racionalizado. Sin embargo, de lo que se trataba era de si una organización tal de la sociedad considerada como un todo podría denominarse racional (sin tener 101 una base irracional). Esto es básicamente un problema, si el principio (aplicado con éxito) de coordinación de la acción consensual no es nada más que uno entre los muchos contenidos posibles de un consenso democrático. Creo ahora que esta cuestión tiene que responderse de un modo negativo en tanto en cuanto nosotros creemos que el argumento racional sobre las cuestiones prácticas o las normas es —en principio—posible. Pues en la medida en que creemos que, garantizando la igualdad de derechos y libertades a todo el mundo, incluyendo la igualdad de derechos de participación política, es equivalente a aceptar un principio de coordinación de la acción consensual. Sin entrar en la cuestión de si el principio democrático se origina él mismo en las estructuras del habla corno tal, debemos decir que si el principio democrático de racionalidad se combina con el principio de coordinación de la acción consensual en tanto en cuanto creernos en la posibilidad del argumento racional. Por consiguiente, la cuestión a debatir se reduce a si existen algunos límites en principio del argumento racional, por ejemplo, límites del discurso racional donde la idea de un acuerdo racional respecto a las cuestiones controvertidas no tengan ya sentido. En este aspecto, sin embargo, el defensor aristotélico o hermenéutico de la democracia se encuentra en una postura débil: porque la idea de un consenso democrático sobre las normas, instituciones y valores básicos apenas tiene sentido, si no se concibe que es también un consenso sobre la aplicación de las reglas y normas básicas y sobre los criterios básicos de justicia o equidad. Pero e':itonces, partiendo de este consenso, debe ser posible el argumento racional acerca de las cuestiones normativas. Si se admite, sin embargo, todo eso para negar la racionalidad del consenso básico se llega a trazar una línea frOnteriza arbitraria entre las cuestiones concernientes al marco básico de las normas, instituciones e interpretaCiones, por un lado, y las cuestiones que son internas a este marco conceptual, por otro. Digo «arbitrario», no porque niegue la Meren- cia cualitativa que existe entre las cuestiones que son internas a un marco conceptual y las cuestiones concernientes al marco conceptual como un todo, sino imque en la continuidad de los problemas que se extienden desde los problemas de un tipo a los de otro no podemos fijar una línea fronteriza más allá de la cual deja de aplicarse la noción de «argumento racional». Todo eso, creo, se ha demostrado en los recientes debates de la filosofía de la ciencia. Sin embargo, si esto se admite, el consenso básico, que he presupuesto en mi argumento, merece precisamerite denominarse «racional», ya que el principio de coordinación a través del acuerdo racional, que forma parte de este consenso, no está limitado en su aplicación en ningún nivel particular de la vida social, por ejemplo, si no existen ningunas normas, instituciones o interpretaciones que estén en principio exentas de la posibilidad de un examen crítico. Iil resultado de mis consideraciones es que el principio de coordinación consensual debe considerarse como el núcleo normativo del mismo consenso democrático, que el crítico dio por supuesto;.' que no podemos trazar ninguna línea de demarcación definitiva entre los acuerdos racionales «internos» y los acuerdos «externos» basados en la mera «voluntad». Pero entonces un «mundo vital idealizado» en el sentido de I L'hernias comienza a hacer su aparición como el «centro de gravitación» normativo de audquier forma democrática y equitativa (le organización social y política. Con esto quiero decir que cuanto más real se haya hecho un modo consensual de coordinación de la acción en las instituciones y prácticas de una sociedad, más tenderá una sociedad a disolver los remanentes de la fuerza bruta y el mero impulso. Por consiguiente, yo p9aría -que la-perspectiva utópica inherente a la tradición democrática no debería considerarse tanto en analOgía con las idealizaciones geométri.;as, que no pueden incorporarse nunca al recalcitrante material de los cuerpos físicos (podría pensarse más bien -en un pro- 102 103 ceso infinito de posibles aproximaciones), sino más bien como el centro de gravitación de las formas democráticas de organización, cuya fuerza de atracción se hace proporcionalmente más fuerte ya que una relación de reconocimiento mutuo está ya incorporada en las formas consensuales de coordinación de la acción. A la inversa, creo que es evidente que para que la legitimidad democrática se mantenga viva no es suficiente con un consenso acerca de las normas y reglas de procedimiento básicas sin tener en cuenta distintas posibilidades de acuerdo racional; porque más allá de un cierto punto, el desacuerdo acerca de las cuestiones sustantivas se convertirá necesariamente en un desacuerdo acerca de las reglas de proz_edimiento o un desacuerdo acerca de la interpretación de las normas básicas. (Los nuevos movimientos sociales proveen un amplio material que sirve de ilustración.) Esto demuestra de nuevo que existe un «más» o «menos» con respecto a la legitimidad democrática; el estándar (interno) de este «más» o «menos» se expresa precisamente por medio de la idealización normativa que Habermas deriva de su noción de la racionalidad comunicativa. Esto significa, sin embargo, que la acción coniunicativa en el caso ideal se convertiría en el -mecanismo exclusivo —no de la coordinación de la acción, ya que suponemos que persisten formas sistemáticas de bite-, gración, sino de asegurar el consenso y considerar la divergencia. Ni que decir tiene que tal forma de vida no se hará nunca realidad; lo importante aquí no es qué será históricamente posible, sino cómo debe entenderse la «gramática profunda» de nuestros proyectos históricos. I,a.idea de tacionalización comunicativa con su perspectiva utópica inherente no pone en duda los procesos de diferenciación de las sociedades modernas corno tal, ni siquiera la diferenciación de la integración «sistemática» de lo «social». Y, sin embargo, hace que podamos dar un significado nuevo y más preciso a las viejas ideas, inseparables de la tradición marxista, de «superación» (AtOre- bung) de la forma burguesa de la ley, de la política o del arte en una sociedad emancipada poscapitalista. Subrayando estas ideas, según se expresaron no sólo en la tradición marxista hasta Marcuse y Adorno, sino también en movimientos de arte vanguardistas y por estudiantes rebeldes, se ha sabido siempre que aquellas formas específicas de diferenciaciones sistemáticas y funcionales tal y corno han sido desarrolladas a partir del proceso de racionalización capitalista, se han hecho obsoletas y opresivas: esto es, que la política se separase del mundo vital, que la esfera de la ley formal se desconectase de la esfera del discurso moral, que el arte autónomo se apartase del proceso de vida de los individuos, y finalmente que el mundo vital como tal se sometiese progresivamente a la dinámica de los procesos económicos y administrativos, que amenazan cada vez más con empujar a los individuos hacia los márgenes de un sistema social reificado. I le indicado anteriormente que tenernos que distinguir entre aquellos procesos de diferenciación irreversibles, que significan el final de la sociedad tradicional y el surgimiento de concepciones universales específicamente modernas, la racionalidad, la libertad y la democracia, por un lacio, y el modo específico corno se han articulado e institucionalizado estos procesos ele diferenciación en las sociedades capitalistas. Es evidente que para estas últimas sólo pueden aplicarse significativamente las ideas de una superación de la ley formal, de la política o del arte. Su posible significado es lo que podría denominarse corno una nueva «permeabilidad» de los subsistemas relativamente autónomos o de las esferas culturales de cada uno: los procesos formalizados de administración, legislación y jurisdicción entrarían entonces en una nueva constelación con los procesos no-formalizados —o no necesariamente formalizados— de comunicación y de formación de la voluntad, de tal modo que los procesos de decisión formalizada se harían permeables a las necesarias interpretaciones, a los impulsos morales o a las experiencias 105 104 estéticas articuladas por debajodel nivel de las organizaciones formales. L is artes, sin perder su autonomía, se convertirían en un medio de comunicación, objetivando y transformando la experiencia y autoexperiencia de los individuos; entrarían de nuevo en el proceso de vida afectando la articulación de las necesidades y las autointerpretaciones de los individuos, quienes de otro modo enmudecerían y quedarían ciegos frente a su propia naturaleza interna. La crítica del arte autónomo no cuestionaría, entonces, la autonomía del arte —aunque a menudo se interpretase erróneamente de este modo; sus impulsos genuinos se dirigen más bien contra el arte como institución burguesa, contra el arte como mercancía y como parte de la cultura de masas, y contra el arte como esfera que contiene en sí una serie de consolaciones ideológitas. En lo que concierne a la crítica marxista de la ley formal, el punto a debatir puede aclararse un poco si contrastamos la idea de una reconciliación de la esfera legal y la esfera moral, tal y como está contenida en la noción de racionalización comunicativa, con la práctica de negar la diferencia entre legalidad y moralidad, como puede observarse en los sistemas totalitarios modernos. Creo que éstos últimos, por ejemplo, la abolición represiva de un proceso de diferenciación constitutivo de las sociedades modernas, debería considerarse como una falsedad regresiva de esa reconciliación entre moralidad y legalidad, que se llevaría a cabo allí donde las normas legales y las instituciones políticas perdieran su carácter represivo y no estuvieran ya en conflicto con las exigencias morales. segunda presupone la diferenciación entre moralidad y legalidad, pero intentar ajustar la ley formal a los principios morales; la primera intenta deshacer esta diferenciación sometiendo la conciencia moral a las exigencias de la ley positiva. Considerado, por tanto, desde la perspectiva de la racionalización comunicativa, la crítica de la forma burguesa de la ley, como fue notable en la tradición marxista hasta la Dialéctica negativa de Adorno, puede u 106 observarse con su luz propia y como continuando la tradici9>delállustración. Esto es aplicable en particular a ..latrítica del carácter formal de los principios de las cosastituciones políticas: En esta crítica te5 se intenta alcanzar de las libertades y derechos formalmente gala abolición rantizados --el gran logro de las revoluciones burguesas—, sino que se conviertan en el fundamento verdadero de una vida social liberada para todoS los individuos de las sociedades modernas. Esto es efectivamente lo que Sobre la cuestión judía) Marx dio a entender cuando dijo (en que «la emancipación humana sólo se completará cuando el hombre real, individual, haya asumido en sí mismo al ciudadano abstracto; cuando como hombre individual, , se en su vida cotidiana, en su trabajo y en sus relacionesh haya convertido en un ser de la especie; y cuando aya reconocido y organizado sus "propias fuerzas" como j)oderes sociales de tal modo que no se separe ya su poder social del mismo poder político». Volviendo finaltnente a Adorno, yo podría repetir ahora con otras palabras las objeciones que tengo contra su interpretación estética de una perspectiva utópica, del modo siguiente: la «desintegración» de la razón objetiva en sus momentos parciales (1 labermas) —racionalidad científico-técnica, racionalidad práctico-moral y racionalidad estética— que acompañó al proceso de modernización, no puede «superarse» posiblemente por mediomode un una transformación de la sociedad, para la cual mento de la razón —la racionalidad estética— suministraría el modelo. Desde luego, Adorno nunca lo habría dicho así. Sin embargo, la racionalidad específica de la producción estética se convirtió, efectivamente, para él, en el modelo dominante en términos de lo que intentaba concebir como una «superación» de la racionalidad instrumental en una forma no-represiva de la razón. 1.a idea es tentadora, ya que el arte --la música, en particularun elemento de racioes evidente que contiene, en efecto, nalidad «instrumental», de técnica y de construcción, y 107 suministra, por tanto, un modelo para la razón instrumental que se supera en un campo de fuerzas que está gobernado por una lógica superior a la del pensamiento «identificador» y la acción instrumental. Integrando la racionalidad instrumental (y la discursiva) como un momento superado, la obra de arte podría lograr, según Adorno, su unidad específica, no-represiva —por ejemplo, estética— a partir de la diversidad de sus elementos individuales. Por tanto, la obra de arte podía aparecer para él como una apariencia de reconciliación. Sin embargo, la interacción entre los impulsos miméticos y los elementos en un todo, no pudo proveer una imagen de lo que podía significar la «domesticación» de la razón • instrumental con respecto al problema de efectuar una forma no-represiva de integración social. Adorno tenía también entonces buenas razones para desconfiar de la experiencia estética si se la dejara a su aire: insistió, paradójicamente, en que sólo la filosofía puede manifestar cuál es realmente la verdad de la experiencia estética. Creo que sería mejor admitir que el arte en sí mismo no puede ser el portador de una perspectiva utópica. En lo referente a que una apariencia de reconciliación es constitutiva de la obra de arte, podría sospecharse más bien que esta reconciliación trasciende a la razón, una salida de los confines del espacio, tiempo y causalidad, extática más bien que anticipadora. Puede que para Adorno estos momentos extáticos de la experiencia estética fueran los únicos impulsos genuinamente trascendentes que él podía detectar en un universo cerrado de la razón instrumental; así que intentó descifrarlos como significando la reconciliación en el espacio y el tiempo, la utopía según el sentido marxista materialista. El precio que tuvo que pagar fue la pérdida de nuevo de la dimensión pokied del proyecto histórico de emancipación. • Y sin embargo, existe otro sentido en el que la experiencia estética puede relacionarse con la perspectiva utópica de la Teoría Crítica. El mismo Adorno ha interpre- tacto ocasionalmente que el potencial utópico del arte reside en que su carácter se parece al habla: el arte puede decir lo que nosotros no podemos. En este aspecto puede considerarse que la experiencia estética se relaciona, sin embargo, con la perspectiva utópica de las relaciones comunicativas desbloqueadas —tanto entre los individuos como de los individuos consigo mismos. Si aceptamos que la obra de arte provee un medio más bien que un modelo de. tales relaciones comunicativas podemos entender mejor, creo, la insistencia de Adorno acerca de los elementos trascendentes de la experiencia estética genuina, por ejemplo, que trascienden los confines del mero placer estético. Pero el más allá del arte, al que apunta y con - el que se relaciona, no es algo que sustituya al arte como arte, sino que el mismo proceso de vida social puede ser (fectado por la experiencia estética. Comprendida de este modo, la experiencia estética, al iluminar nuestra praxis de vida y nuestra autocomprcnsión, al hacer que retrocedan los límites del mutismo y del silencio inarticulado, y al hacernos accesibles las profundidades ocultas de nuestras vidas, es, como pensaba Adorno, la presencia de una perspectiva utópica. Existe, en efecto, un sentido según el cual las viejas ideas radicales de «sustitución» de la política burguesa, de la forma burguesa de ley, o del arte burgués, pueden adoptarse sin cuestionar los procesos de diferenciación irreversibles, ya que son constitutivos del «proyecto de la modernidad». Adoptar estas ideas radicales puede significar sólo, reinterpretarlas, por ejemplo, situarlas en un nuevo contexto teórico y rellenarlas de nuevas connotaciones más complejas. Reinterpretarlas como he sugerido en este ensayo podría ser útil si intentásemos comprender lo que es progresivo (y lo que es regresivo) en aquellos nuevos movimientos sociales que han surgido por todas partes en el mundo occidental durante los pasados veinte años; especialmente si intentamos comprenderlos no sólo como movimientos defensivos, sino en su posi109 ble significado con respecto al proyecto histórico de una institucionalización poscapitalista de la libertad. Con esto me refiero sobre todo a la institucionalización de los espacios públicos para la participación política y la acción comunal, la cual no sólo proveería una base para el control democrático de los procesos económicos y administrativos, sino que proveería también la base social para una identidad viable de los individuos que están amenazados cada vez más por la anornía y la, alienación. Lo último en orden, aunque no - en importancia, sería que tal institucionalización de la libertad suministraría la base para transformar el trabajo alienado en un trabajo significativo. El viejo eslogan comunista «a cada uno según sus necesidades» podría, deápués de todo, hacerse aún realidad si la necesidad humana, en vez de determinarse por el proceso de producción material, comenzase a determinar su dirección así como su forma de organización; por ejemplo, si fuera posible detener la desastrosa dinámica del proceso de producción capitalista, que actualmente se dirige hacia una destrucción en aumento del habitat humano, hacia una reiticación en aumento de la conciencia y las relaciones sociales, hacia un excesivo consumo despreocupado de los privilegiados y una pobreza degradante del resto. No sé si deberíamos seguir utilizando el viejo y tan desacreditado término de «socialismo» para este proyecto histórico. Si seguimos haciéndolo, creo que podría decirse que los signos están aumentando de nuevo y que la única alternativa del mundo capitalista es todavía, después de todo, la siguiente: socialismo o barbarie. Esto contando con que tengamos todavía tiempo para elegir. 7 1 a psique «al termidor»* y el renacimiento de la subjetividad rebelde' lA1111.11MAS Todos recordarnos lo que 1 lerbcrt Marcusc denunció una y otra vez como los males de nuestra época: la ciega lucha por la existencia, la competitividad despiadada, la productividad despilfarradora, la represión engañosa, la falsa virilidad y la brutalidad cínica. Siempre que sentía que debía hablar como profesor y filósofo fomentaba la Esta (fiarla fue dada el 1.1 (le marzo de 198U, con ocwiión de un uSytny.1sium of die Thought of 11i:d'en Martlisen, organizado por el 1)eparranient o de Filosofia (le la Universidad de f :ahí; urda en San 1)iego, simposio se organizó en honor a la siskinoria (le lleilsert :darcuse, que fue pis 4:sor ole rilosofia en la Universidad de (.alifornia, San 1)ici. ,, o. No se ha hecho Magí' interim para alterar el tuno informal de cara chisda. con esto • Traduzco l'syibir llnrui.lnr pu la pii,lhe al termidor signilicando lis presión a la que la psique esta soms.tts la en determi•ados inumentcs de la historia de la sociedad. Termidor era el :undécimo mes del calendario republicano que comprendia del 19 de julio isl 17 de al osus de la 1{evolución Francesa (del derrocamiento de liolkspiet re, que tuvo lugar en ese mes de 1794); una etapa contrarrevolucionaria moderada que sigue a tina etapa extremista de una revolución y que general:11one se ( .trat..seriza a menudo, la inoliacián (k una dictadura que hace bincispie en la restauración del "ohm, tul relajamiento de las tensiones y alguna vuelta a los patrones que se eoliSideral/.111 como normales. 110