El Romanticismo ya fue definido por Arnold Hauser en su Historia social de la Literatura y el Arte como un movimiento que no se reduce a un fenómeno artístico, sino que abarca todos los aspectos de la cultura de una época, desde la política hasta el arte, desde la literatura hasta la música, porque en el fondo viene a consistir en una especial actitud frente a la vida. En cuanto a la definición de romanticismo, las diferentes ciencias no consiguieron hacer del “romanticismo” más que un concepto aproximado, pues su materia está abierta a interpretaciones controvertidas y valoraciones más bien subjetivas. Sólo son unánimes en considerar el Romanticismo como una cesura artística en el paso del siglo XVIII al XIX. El mero hecho de intentar una delimitación temporal plantea ya problemas: mientras que en la música se denomina románticos a la mayoría de los compositores desde Ludwig van Beethoven hasta Richard Strauss, la literatura romántica se concentra en dos o tres décadas en torno a 1800. La historia del arte romántico puede bien limitarse a un período comprendido entre 1790 y 1840, o bien ampliar enormemente su campo de acción para considerar como pintura romántica la del siglo XVIII hasta el siglo XX, lo que la hace interferir con otros estilos. El término en sí se remonta a “romanz” del francés antiguo; al igual que en castellano antiguo, se empleaba para designar las lenguas romances frente al latín, el idioma culto. En francés y alemán , el nombre roman se utiliza todavía hoy en día con el significado de novela. En 1820 Johan Wolfang von Goethe hablaba de “clásicos y románticos en Italia , combatiéndose duramente”. Las primeras, las más enfáticas y amplias teorías sobre el arte romántico que se desarrollaron en el ámbito cultural alemán e inglés. El Romanticismo, aunque tuviera en Alemania e Inglaterra un eco inmenso, fue sin duda un fenómeno que se propagó por toda Europa en las postrimerías del siglo XVIIIE incluso superó las fronteras europeas para llegar a América. El movimiento romántico representó una violenta reacción contra el clima político, social, intelectual y artístico del S. XVIII y ocurrió, no por coincidencia sino frente al marco de la Revolución Francesa. Nos encontramos con una sociedad oprimida por una serie de monarquías absolutistas o gobiernos conservadores, a la vez se trata de la era de las revoluciones tecnológicas y la industrialización, aumentan los barrios obreros y con el colapso económico de la postguerra da lugar a las sucesivas dislocaciones de los estratos sociales y las ideologías entran en conflicto. A parte de esta respuesta a una situación externa y a los cambios políticos, el Romanticismo refleja algo más fundamental, una revolución interna, un cambio radical de la actitud en cuanto al valor de la experiencia íntima humana. Los artistas se diferenciaran claramente de sus predecesores en cuanto a sus actitudes hacia lo individual, hacia la imaginación y en cuanto a la naturaleza. Desde la perspectiva filosófica, Russel Sebold ha documentado la evolución del neoclasicismo hacia el romanticismo que estaba influido por la filosofía ilustrada y pasa a liberalizarse desde una postura racionalista, deductiva y cartesiana, a una nueva postura observadora, inductiva, lockiana, es decir, una actitud nueva ante el proceso creativo y los objetos naturales. Desde el enfoque político, el Romanticismo no es más que el reflejo de la lucha por el poder que se sostiene en la primera parte del siglo XIX, por lo que el reflejo puede ser indistintamente liberal o reaccionario. La insatisfacción de los neorevolucionarios y de los reaccionarios en donde nadie está contento, unos se refugian en un tiempo pasado para recordar las grandezas de la patria y otros ambicionan el trastorno definitivo del orden establecido. Entonces nace una profusión enorme de obras marcadas por el desasosiego, por lo que no es un movimiento con una meta definida. Temas El culto al yo: Si el siglo XVIII representa el respeto a la norma, el Romanticismo equivale a la violenta exaltación de la propia personalidad al margen de toda traba y precepto. El ansia de libertad: se refleja en todas las manifestaciones de la época como en la política y en la moral olvidando las normas tradicionales e instaurando la pasión y el instinto como única ley de vida ( ya no son la Religión y la razón las que marcan las líneas de conductas). La angustia metafísica: el romántico pierde la confianza en la razón, siente la vida como un problema, junto a la existencia de fuerzas sobrenaturales que escapan a todo conocimiento racional y una invencible angustia sobrecoge su ánimo. De esta preocupación por el destino y el paso del tiempo viene el tema de las ruinas como testimonios de la fugacidad del tiempo. El espíritu idealista: Este idealismo se transmite en la obra de Shelley y Keats. El choque con la realidad y rebeldía contra lo establecido: en contraposición con la exaltación idealista, el romántico se encuentra con que la realidad no responde a sus ilusiones, por lo que sobreviene el consiguiente desengaño y se rebela contra el mundo o huye de él llegando incluso hasta el suicidio. así como el hastío y la rebeldía expresado de manera elocuente y apasionada por Lord Byron. Evasión en el espacio u orientalismo: fruto de la desconformidad con la sociedad burguesa y su realidad establecida , se mostró en el gusto por los países lejanos y sociedades que para ellos resultaban exóticas, destacando en esta época las árabes, Por ejemplo en las famosas “Orientales” de Victor Hugo donde se aprecian los ambientes exóticos con brillante colorido. Evasión en el tiempo o la predilección por la Edad Media por ejemplo la literatura Chateaubriand que preconizaba la vuelta a los valores cristianos de la Edad Media, así como la representación de arquitectura medieval El amor como sentimiento máximo se suele expresar un amor no correspondido, adúltero, melancólico y violentocomo el Viaje de Invierno de Schubert Valgan como ejemplo el tema recurrente de Dante en la Divina comedia del amor adúltero de Francesca y Paolo representado por Ingres y el nazareno William Dyce, así como E”l torbellino de amantes” de William Blake. Paisaje y naturaleza: como representación de la libertad del artista en su estado más puro y salvaje muestra fenómenos naturales salvajes que el ser humano no es capaz de dominar. Muy relacionado con el concepto de lo sublime de Kant, en cuanto a la literatura destaca Wordsworth que en sus “Baladas Líricas” se centra en la emoción producida por la contemplación de la naturaleza. Historia, nacionalismo y costumbrismo: representaciones de la descripción de los modos de vivir en ambientes populares y la representación de sus tipos. Destaca Richard Wagner con sus óperas de Richard Wagner basado en leyendas germánicas, en España destaca Larra con su prosa costumbrista y Byron que en varias de sus obras profesa ideas claramente revolucionarias. La familia y los niños: son argumentos frecuentes en la pintura del romanticismo como por ejemplo los “Niños jugando con un carnero” de Esquivel (1843). Características del arte de esta época Es la expresión viva que se opone a la serenidad del Neoclasicismo, es la exaltación de la libertad frente a las reglas de la academia, la variedad contra la unidad en la composición y la imaginación y el sentimiento, frente a la razón. La arquitectura en el Romanticismo es un movimiento que buscó copiar los estilos arquitectónicos que se usaron en épocas previas, pero a la vez añadió detalles culturales del momento. Se le agregó el prefijo neo (que significa nuevo o reciente) a los estilos medievales que se imitaban, siendo el neogótico el estilo más utilizado en esa etapa de acuerdo con ese anhelo hacia el pasado medieval o en España el Neo mudéjar . Siendo ejemplo de ello el Castillo de Butrón proyectado por Francisco de Cubas. Así mismo. También destaca el jardín romántico inglés, con grutas, ruinas o incluso kioskos hexagonales de gusto oriental a modo de pagodas con numerosos ejemplos en España como Campo Grande o el Parque del Capricho. El movimiento del arte por el arte promovió la belleza por su propio valor y hubo una búsqueda en la pintura de nuevas formas de expresión. La pintura fue la rama idónea para expresar los rasgos característicos de este movimiento. El romanticismo francés nace en la academia, pero estos rechazan las convenciones neoclásicas enlanzando con los valores de la pintura barroca y sus técnicas en cuanto al movimiento, con posiciones convulsas y gestos dramáticos, y la pincelada abierta donde prima el color sobre el dibujo. La exposición del Salón de 1827 se interpreto en Francia como el triunfo del Romanticismo sobre el Neoclasicismo, sin embargo la gran diferencia entre la rama francesa y la inglesa o alemana se manifiesta en la obra de sus dos principales representantes: Géricault y Delacroix . Los dos dejaron de lado el género del paisaje preferido en toda Europa en pro del cuadro de historia. El color y las luces vibrantes refuerzan el movimiento destruyendo la línea cerrada, las formas escultóricas y la pincelada lamida de la pintura neoclásica. Es fácil de comprender que en muchos países, en particular Inglaterra y Alemania, el paisaje se convierte en el tema preferido de la pintura romántica, este aparece como escenario de fuerzas superiores. También puede expresar el abandono y la soledad humana frente al universo, en último término, no representa la naturaleza en sí misma sino lo que sucede en el interior del sujeto. Dentro de este género en Alemania destaca Caspar Fiedrich con sus paisajes indefinidos y sus vistas panorámicas con elementos simbólicos alusivos al nacionalismo alemán y a la religión, los pietistas nazarenos y en Inglaterra Turner que recoge estos principios mostrando los fenómenos más convulsos y violentos de la naturaleza, así como una pintura con un gran predominio de la luz y el color y Constable con unos efectos atmosféricos pero con visiones más poéticas y agradables de la naturaeza En cuanto a la escultura, Fritz Novotny el término romanticismo es difícilmente utilizables para referirse a la escultura del siglo XIX, ni siquiera en las temáticas sino en la manera de expresarlo. La escultura no tuvo el mismo peso que la pintura, y la mayoría de esta se encuentra en los cementerios. Los temas giran en torno a la imaginación y las emociones, por lo que son comunes los personajes que expresan emociones intensas. Los escultores trabajan sobre los modelos neoclásicos, dándoles más movimiento y a su vez inspirándose en la naturaleza. En España el Romanticismo tardó en calar y fue limitado, ya que se encontraba sumida en este momento en la Guerra de la Independencia, que abrió camino al surgimiento del sentimiento de nación y hasta los años 30 las novedades plásticas del movimiento romántico. En esta época también se verán influenciados por las figuras de la pintura española del Siglo de Oro, como Murillo y Velázquez. También se define un gusto por lo local y lo popular que siempre había estado presente en la pintura española, asimismo destaca la temática de historia en épocas pasadas y el interés por lo exótico reflejado en el orientalismo. El interés por las costumbres y tipos populares es una constante histórica en nuestra literatura y pintura. La llegada del romanticismo vivificó esta corriente, aportando a la tradición hispana la visión que los extranjeros tenían de nuestro pueblo, debido al esnobismo de una burguesía nacional europeizante y liberal que, también por influencia extranjera y bajo la moda romántica, vuelve los ojos al pueblo y los monumentos del pasado. Esto, general en toda España, se dará preferentemente en lo andaluz, por ser esta tierra meta soñada de los extranjeros, y donde se tuvo que dejar sentir más fuertemente el influjo de la visión que tenían del español y sus peculiares costumbres. Así, de las dos escuelas costumbristas fundamentales, la sevillana incide en un pintoresquismo amable y folclórico, alejado de cualquier intento de crítica social donde parece que jugó un papel importante la influencia extranjera hacia los tópicos costumbristas así como por parte de la clientela foránea. Dentro del foco andaluz destaca Antonio María Esquivel y los Domínguez Bécquer. Por su parte, la madrileña es más acre y dura, llegando en ocasiones a mostrar no sólo lo vulgar, sino incluso recreándose en visiones desgarradas de un mundo tópico barriobajero, en el que el ánimo de crítica es evidente. Además se establecerá el paisaje como género independiente de la mano de Pérez Villaamil. Destaca también en el foco madrileño Federico Madrazo con sus retratos, Leonardo Alenza con escenas cargadas de gran crítica social y Eugenio Lucas Velázquez también como paisajista No podemos dejar de mencionar a Mariano Fortuny, que supone la culminación de la corriente orientalista con sus grandes luminosidades que al final de su trayectoria desembocará en una pintura más realista. Visión romántica de España En el siglo XIX , y en especial en los años treinta y cuarenta, España experimentó una invasión de literatos, pintores y burgueses que en sus interés de escapar de la ciudad industrializada tratan de encontrar el idealismo romántico en su riqueza histórica y patrimonial, así como en sus paisajes (muchos de ellos sin la huella que tiempo después dejaría el progreso industrial). Pero ¿por qué España? La respuesta es clara. Durante todo el siglo XVIII franceses e ingleses no sentían curiosidad por nuestro país, ya que no fue durante la época del Grand Tour uno de los destinos elegidos por los jóvenes europeos, que durante unos meses recorrían la vieja Europa para completar su formación. Gracias a que en el siglo XIX se pusieron de moda los libros de viaje, elaborados por aventureros y hombres cultos en los que plasmaban lo que veían en sus viajes mediante textos y dibujos. Ese sistema permitía que la gente pudiera conocer lugares hasta entonces desconocidos, entre los libros de viajes de esta época destacan “Los cuentos de la Alhambra” de Washington Irving (1932) Con los años 20 se inició la “Edad de Oro en la literatura viajera de tema español en lengua inglesa” y en los años treinta y cuarenta se suman los grandes viajeros franceses destacando Stendhal (Memories dín touriste 1838) o Alejandro Dumas . España se convirtió en la parada de literatos y pintores británicos que en rechazo de la burguesía y la pobreza de espíritu que estaba embargando las grandes ciudades veían aún en nuestra geografía un destino exótico y no tan lejano. Todos ellos llegaban a España atraídos por la avalancha de textos que la describían como un enclave exótico, con paisajes y habitantes más propios de Oriente, que vivía anclado en un modo de vida casi medieval. Así fue como se forjó el mito de la España Romántica, un lugar casi mágico en el que era posible vivir un sinfín de aventuras, rodeados por una variada galería de tipos españoles que incluían desde el temible bandolero hasta la sensual y misteriosa gitana, pasando por el torero y la manola o los más dignos herederos de Don Quijote y Sancho Panza. Andalucía fue una de las zonas preferidas, aunaba el exotismo del arte oriental con los estereotipos más recurrentes. La España musulmana, cuyos restos perduran en la arquitectura, pero también en la sugestión geográfica, costumbres populares y rasgos fisionómicos, se convierte en tema favorito de la pintura romántica europea y es uno de los modelos que más se adecuaba a la retórica de la nueva estética. Delacroix en su estancia en Cádiz y Sevilla, apenas mostró interés en otra cosa que no fueran jardines y edificios de estilo “moresque”. Artistas como John Frederick Lewis con sus dibujos y litografías o David Roberts que recorrió España captando bellas instantáneas de los lugares por los que transitó. El influjo de estos viajeros románticos llegó a ser decisivo incluso sobre los artistas locales, algunos de los cuales sometieron su propia visión del entorno a la imagen recibida por los modelos. Ejemplos de esto sería Genaro Pérez Villaamil, cuya relación con Roberts va más allá de acompañarle en sus andanzas españolas, de él, que giraba en la órbita de Turner, el ferrolano aprendió a imaginar la realidad, no a copiarla. También fueron importantes las influencias de la fotografía de viajes, como las tomadas por Charles Clifford o Jean Laurent tomando vistas panorámicas de ciudades, paisajes, monumentos, obras públicas y obras de arte de la península ibérica; La imagen pintoresca, colorista, desenfadada que los viajeros ofrecían de España pronto fue asumida también por los pintores locales que desarrollaron el denominado estilo costumbrista. También los artistas españoles comenzaron a dedicar una importante parte de sus creaciones a satisfacer los exóticos gustos de los turistas y de los propios lugareños. José y Joaquín Domínguez Bécquer colaboraron en la realización de pinturas que se vendían con facilidad, llegando incluso a exportarlas a países como Inglaterra. Los coleccionistas empezaron a interesarse por la pintura española, con el redescubrimiento de dicha pintura, artistas como Velázquez, Ribera, Zurbarán y Goya sorprendieron al público galo siendo esta una de las causas de expolio artístico que sufrió España. Conclusiones A pesar de las diferentes posturas, podemos afirmar que el romanticismo no es sólo un movimiento general en toda Europa, que ha creado un lenguaje literario universal, sino que es una de las tendencias que se ha convertido en factor permanente en el desarrollo del arte. Todo el arte moderno deriva, en el fondo, de la sensibilidad nerviosa del romanticismo: su exuberancia. Si bien, a principios del siglo XX, cayó en el olvido por su falta de interés, siendo gracias a la figura del Marqués de la Vega Inclán que impulsó el Museodel Romanticismo que se trata de un museo de ambiente donde se recrea la vida cotidiana en la época Isabelina, potenciando a dia de hoy el conocimiento de la época romántica a través de conciertos, conferencias y demás actividades didácticas.