Subido por Sidney Torres Tejerina

La crónica de Bartolomé Arzáns de Orsúa y Vela

Anuncio
La crónica de Bartolomé Arzáns de Orsúa y Vela. Embrión
del periodismo charqueño en el Alto Perú
Por. Sidney Torres Tejerina1
Sidney Torres Tejerina
Universidad Mayor de San Andrés
sidneytorrest@yahoo.com
La Paz. Bolivia
El objetivo de este trabajo no es realizar una historiografía del periodismo ni apoyarse
en los antecedentes de las publicaciones de carácter periodístico en el Virreinato de la
Plata y el Virreinato de Lima. El desarrollo del periodismo pareciera estar ligado a la
circulación de gacetas y periódicos y al aprovechamiento de la imprenta. Nosotros, por
el contrario, nos centraremos en el discurso, sus perspectivas y sus formas. En la
primera parte de este texto solo haremos referencia contextual a las publicaciones de
carácter periodístico en la América colonial y esencialmente en el Alto Perú. Haremos
hincapié en el aporte de los cronistas para detenernos en la obra de Bartolomé Arzáns de
Orsúa y Vela, quien para nosotros se constituye en el primer periodista potosino en la
colonia. Fundamentaremos esta afirmación centrándonos en las características de la
crónica periodística y la muestra de la estructura de un relato de Arzáns sobre la peste
que aquejó la Villa Imperial en la segunda década del siglo XVIII.
Imprenta y periódicos en la América colonial
La llegada de la imprenta y de los periódicos al Alto Perú fue tardía. José Villamarín
data la aparición del primer periódico hispanoamericano, La Gaceta de México y
noticias de Nueva España, en 1722. Juan Ignacio Castoreña Ursúa y Goyeneche,
funcionario oficial de la corona española, fundó ese periódico el 1 de enero de dicho
año. En sus ocho páginas informaba sobre «acontecimientos loables» que se
organizaban en secciones de noticias oficiales, religiosas, comerciales, sociales y
marítimas (Villamarín. 2006).
Lima fue la segunda ciudad colonial en contar con una imprenta. En el Alto Perú habría
existido una en La Paz, en el año 1610 (Sánchez. 2008. p. 47). La segunda ciudad
1
Sidney Torres Tejerina. Licenciado en Ciencias de la Comunicación Social de la Universidad
Católica Boliviana. Magister en Literatura Latinoamericana de la Carrera de Literatura de la
Universidad Mayor de San Andrés. Es docente titular de la Carrera de Ciencias e la Comunicación
Social de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) de La Paz, Bolivia.
colonial que contó con su periódico fue Guatemala. La Gazeta de Goathemala se editó
entre 1729 y 1731, en tanto que la Gaceta de Lima circuló bimestralmente a partir de
1743 y se dejó de editar en 1767 (Sánchez. 2008. p. 70). En Buenos Aires, se
difundieron gacetas manuscritas sueltas. La más antigua es la Gazeta de Buenos Ayres,
del martes 19 de junio de 1764 (Sánchez. 2008. p. 77).
Si bien los mejicanos aseguran contar con el primer periodista y el primer periódico
latinoamericano, los peruanos han reivindicado recientemente el hallazgo de un
documento más antiguo incluso que el Boston Newsletter de 1704. El Diario de
Noticias Sobresalientes de Lima y Noticias de Europa, fue encontrado en la Biblioteca
Pública de Nueva York por Paul Firbas, de la Universidad de Stony Brook y José
Rodríguez de la Pontificia Universidad Católica del Perú (Blanco. 2017).
El inicio del periodismo en el Alto-Perú
Eduardo Ocampo, en su Historia del Periodismo Boliviano, aclara que aunque se
relaciona a la imprenta con el origen y ejercicio del periodismo, su ausencia no impidió
la circulación de noticias y manifiestos en Charcas. Afirma que «una de las primeras
manifestaciones balbuceantes del periodismo boliviano» es el manifiesto de agravios de
Juan de Vélez Córdova que circuló subrepticiamente en Oruro en el año 1739. También
considera a los pasquines como formas inaugurales del periodismo, pues «respondieron
a la finalidad de dar a conocer el repudio colectivo contra un inaceptable estado de
cosas” (Ocampo. 1978. p. 16).
Carlos Montenegro, en Nacionalismo y Coloniaje, considera a los manuscritos como
precursores del periodismo impreso. Muchas de estas publicaciones eran de índole
«típicamente periodística” por su intencionalidad de «crear núcleos de opinión y estados
de ánimo colectivo en el seno de las comunidades urbanas» (Montenegro [1943] 1984.
p. 43). «Aquel periodismo hecho a pluma constituye, por lo tanto, el primer foco desde
el cual se irradió la influencia del pensamiento escrito sobre el proceso histórico de
Bolivia” (Ibíd.).
La periodista Lupe Cajías señala que el inicio del periodismo no solo se remite a medios
técnicos, como el papel o el manuscrito. «El periodismo latinoamericano moderno
olvida, con demasiada frecuencia, que su origen se remonta a las crónicas escritas por
arcabuceros, por curas o por curiosos que llegaron durante el Siglo XVI, junto a las
carabelas, los cañones y la Virgen de las Mercedes» (Cajías. 2013. p. 24).
Cajías indica que Bernal Díaz del Castillo y su Historia Verdadera de la Conquista de
la Nueva España; Álvar Núñez, Cabeza de Vaca y los Naufragios; Felipe Guamán
Poma de Ayala y la Nueva Corónica y Buen Gobierno además de Bartolomé Arzáns de
Orsúa y Vela y la Historia de la Villa Imperial de Potosí fueron escritores que supieron
combinar la necesidad de información con el deleite (Cajías. 2013. p. 53). En la
ponderación de la Historia de Arzáns indica que esta revela datos innumerables para
entender el funcionamiento de la colonia en Potosí, desde sus instituciones, su
economía, la cultura, el mestizaje, las creencias (Cajías. 2013. p. 51).
Las ponderaciones de la obra arzansiana como textos periodísticos
El preámbulo previo es un marco histórico-contextual para afirmar que parte del trabajo
de Arzáns constituye un corpus de textos fundacionales del periodismo en Bolivia.
Apoyaremos esto en las apreciaciones de otros investigadores de la obra arzansiana.
Gustavo Adolfo Otero fue uno de los primeros revisores de la obra arzansiana que la
calificó como periodística. Apoyaba esa caracterización por los recursos literarios del
potosino, combinando el «afán sensacionalista de los sucesos» con las relaciones
económicas y de comercio, y las sugestiones que presentaba al lector sobre la
administración y las costumbres de la época. Arzáns, detalla Otero, imprimía a sus
textos un «humorismo casi siempre zumbón y corrosivo que relampaguea en muchos
pasajes». Tampoco dejó atrás la visión del mundo estético de Potosí ni la fabulación de
las riquezas del Cerro animadas por cifras astronómicas (Otero. 1939. p. 23).
La investigadora francesa Marie Helmer descalificaba la validez historiográfica de la
obra de Arzáns. Creía, de buena fe que se necesitarán dos o tres siglos para combatir
todas las falsas ideas que difundiría la publicación de la edición de la Brown University.
Decía que la Historia fue escrita por un cronista «con alma de conserje o de periodista»
(Hanke. 1965. p. 87).
Fernando Diez de Medina ratificó las afirmaciones de Otero respecto al carácter
periodístico de los escritos de Arzáns. Manifestó que los Anales dan una «visión
periodística» del mundo potosino, pero que el texto tiene «corto linaje literario». «El
estilo es descuidado, monótono, escueto, como si sólo se tratara de apuntar el hecho,
mezclando historia y política, economía y comercio, artes y anécdotas personales».
(Diez de medina. 1981. pp. 158-159.).
Guillermo Francovich consideraba que en la Historia había un interés marcado de
Arzáns que lo llevaba a preocuparse no tanto por «los contenidos trascendentes», sino
por lo «insólito y dramático», «lo que hace ruido, lo sensacional». Francovich hacía un
equivalente de los relatos de los libros con la categoría periodística francesa de «hechos
diversos» (Francovich. 1975. p. 2).
La profesora Karen Stolley observó que Arzáns encara parte de la confección de la
Historia con una redacción periodística que se funda más en las propias observaciones
que en fuentes publicadas o manuscritos. El cambio de la escritura del potosino, desde
su visión, se produjo a partir de 1715, (Stolley. 1996. p. 357). Halló que Arzáns cubre
un enorme conjunto de sujetos: información de las minas, interés piadoso y entusiasta
por la Iglesia, énfasis en el bienestar y los precios que dan a su trabajo un tono
materialista, comentarios sobre la injusticia de forzar a los indios a trabajar en las minas
y un sensacionalismo chismoso por los agravios y escándalos de la vida cotidiana
Mariano Baptista también se inclinó a ponderar que el autor de la Historia sería el
primer periodista del período colonial, sobre todo por su método de recolección de datos
de actualidad (Baptista. 2000. p. 70).
Gunnar Mendoza y Lewis Hanke encontraron en el texto de la Historia de Arzáns un
trabajo más inclinado a la observación personal que a fuentes manuscritas o impresas. A
partir de 1710, hasta 1736, el historiador trabajó como lo haría el reportero de un diario:
efectuaba la crónica de los sucesos del día, posiblemente discutía las novedades con
toda clase de gente y tomaba el pulso de la opinión pública para luego reflejar las vistas
del pueblo en los relatos que presentaba en la Historia (Hanke. 1965. p. 61).
La observación personal parecía ser una de sus herramientas más valoradas, asevera
Mendoza. A veces la observación es efectuada directamente por Arzáns: mide «por sí
mismo la profundidad de la laguna de Tarapaya, nada en sus peligrosas aguas y exagera
los peligros a que se expuso», «discute sobre los asuntos europeos con visitantes
extranjeros», experimenta tormentos «entrando cierta vez en una mina del Cerro»
(Hanke. 1965. pp. 62-63).
Oscar Rivera Rodas no hace mención directa al periodismo pero nos ayuda comprender
el tipo de narración y estrategia discursiva empleada por Arzáns. El potosino dedicó
más de la mitad de sus 60 años de vida a desarrollar su obra. Comenzó a escribir la
Historia en 1705. La obra del cronista permite advertir cambios narrativos y estilísticos
a partir de 1708 (RIVERA. 1986. Págs. 10-11). Rivera identifica en la Historia de
Arzáns dos fases de escritura: La primera evidencia «el empleo imprescindible de
fuentes documentales», puesto que se trata de un texto que se refiere a sucesos ocurridos
dos siglos antes. La segunda podía –aunque no de forma absoluta– prescindir de las
fuentes documentales. Arzáns había comenzado a «incorporar a su texto testimonios
personales». A partir de los pasajes introductorios del Libro X la enunciación del
cronista resalta en varios pasajes su calidad de testigo presencial. El potosino «considera
que debe escribir sobre «las cosas presentes pese al riesgo de esa tarea» y menciona que
debe «dar noticias de ellas a los que después han de nacer en el mundo».
El carácter periodístico de las crónicas de Arzáns; definiciones y lineamientos
Los textos y relaciones de Arzáns en la Historia de la Villa Imperial de Potosí encajan
sin duda en las definiciones que hacen sobre la crónica periodística los estudiosos de
este género. En varios textos se aprecia, «un relato enjuiciado de los hechos que se
narran», como lo apunta Gonzalo Martín Vivaldi, y la presencia de un «elemento
personal», tal cual lo subraya Manuel Graña. Si Arzáns escribió sobre hechos de
actualidad finalmente desarrolló crónicas y no solo textos históricos. Natividad Abril
señala que la crónica periodística:
Se aleja de otros textos llamados «crónicas» que se encuentran a
veces en los periódicos: «textos en los que se escribe sobre la
conmemoración de un acontecimiento histórico, se relatan hechos o
costumbres del pasado o un exótico viaje [...] se les llama crónicas
apelando al sentido etimológico del término (del griego khronos,
«tiempo») y su vínculo con hechos del pasado (Abril. 2003. p. 90).
El texto de Arzáns podría confundirse con aquellos que son de carácter más literario e
histórico que periodístico. Abril advierte que algunos manuales de historia de la
literatura relacionan la palabra «crónica» (tiempo) y «anales» (del latín annus, «año o
calendario») para referirse a los anales: «anotaciones históricas interlineales o
marginales a los calendarios y las crónicas”. Arzáns escribió uno de esos textos con el
nombre de Anales de la Villa Imperial de Potosí. Su interés era el recuento de los
eventos históricos potosinos intercalándolos con relatos y glosas. No llegó a las
dimensiones ricas de relato que se advierten en su obra mayor: la Historia. Las crónicas
de Arzáns son más historia que periodismo, pues el cultivo de estos textos –cuyo legado
más notable se remonta al siglo XV– se orientaba a referir «episodios de guerras,
conquistas, reinados, invasiones, etc., destacando algunas de ellas por su erudición y
riqueza literaria» (Abril. 2003. p. 91).
La perspectiva de Martín Caparrós es fundamental para desambiguar el carácter de la
crónica arzansiana y confirmar su orientación periodística. Para entenderlo
argumentaremos que diversas investigaciones afirman que la Historia no es un texto
histórico porque incorpora datos poco fidedignos, crea personajes ficticios e incluso
inventa fuentes que apoyen sus relaciones. Caparrós se pregunta ¿A qué llamamos
verdadero? Luego responde:
Yo creo que el compromiso con la verdad consiste en asegurarse de
que todos los datos que se han reunido para contar ese episodio sean
ciertos, pero la forma de contarlos no los hace más o menos
verdaderos. Y no creo en cambio, en la obligación del registro
notarial: esa obsesión americana que pone a sus fact checkers a
descubrir si, donde el autor habló de flores amarillas, las flores no
eran ocre (Caparrós. 2016. p. 425).
Otro aspecto que define a la crónica, alejándola del texto «objetivo» que busca la
historia, es la introducción en el texto los humores y sentimientos del cronista. Las
atenciones que presta a los hechos alteran la «realidad» compilada y de la que da
cuenta. El objetivo de la crónica persigue atrapar el estado de la época o tiempo que el
autor pone a consideración de los lectores. «La crónica –muy en particular– es un
intento fracasado de atrapar el tiempo en que uno vive. Su fracaso es una garantía:
permite intentarlo una y otra vez –y fracasar e intentarlo de nuevo, y otra vez»
(Caparrós. 2016. p. 428). Arzáns, como veremos en un ejemplo que desglosamos más
adelante, intentó aprehender y transmitir en sus textos el espíritu de su época. Escribió
en una época en que la declinación de la riqueza de la plata extraída del Cerro Rico
sumió a los potosinos en un crisis espiritual y existencial. Relacionó la pérdida del
esplendor pasado de su ciudad con el castigo de Dios por las acciones pecaminosas de
los ciudadanos de la Villa. No se escaparon a sus observaciones la actitud frívola y la
lascivia de los españoles –sobre todo de los jóvenes chapetones y las mujeres
vanidosas–, la codicia de los mercaderes y en general de la mayoría de los habitantes
potosinos, la actitud irreflexiva respecto a las advertencias de arrepentimiento, la
renuencia de las autoridades a imponer justicia, la influencia perniciosa e irreverente de
los extranjeros y la tendencia al orgullo y la violencia de los moradores de Potosí.
Arzáns no es un simple historiador, sino un observador que escribe imprimiendo su
visión de los hechos y otorgándoles un sentido lógico: «La crónica es una mezcla, en
proporciones tornadizas, de mirada y escritura. Mirar es central para el cronista –mirar
en el sentido fuerte. [...] Mirar es dirigir la vista hacia un objeto. Mirar es la búsqueda,
la actitud consciente y voluntaria de tratar de aprehender lo que hay alrededor –y de
aprender» (Caparrós. 2016. p. 430).
Arzáns es más cronista periodístico que historiador oficial o reportero porque no centra
únicamente su mirada en el poder, aunque no lo ignora y lo hace parte de sus textos. La
diferencia es que no trabaja para exaltarlo o ponerlo en el centro permanente de la
atención. «El periodismo de actualidad mira al poder. El que no es rico o famoso o rico
y famoso o tetona o futbolista tiene, para salir en los papeles, la única opción de la
catástrofe: distintas formas de la muerte. Sin desastre, la mayoría de la población no
puede –no debe– ser noticia. [...] La crónica es una forma de pararse frente a la
información y su política del mundo: una manera de decir el mundo también puede ser
otro: la crónica es política (Caparrós. 2016. p. 431).
También intentamos demostrar que la crónica de Arzáns es periodística con los rasgos
discursivos delineados por Dante Peralta y Marta Urtasun, que hallan en la crónica
periodística una «estructura textual en la que predomina el tipo narrativo» y que a
diferencia de las noticias no solo presenta hechos, sino que los intercala con secuencias
textuales argumentativas (Peralta y Urtasun. 2003. p. 34). En la crónica –indican– se
narran y describen los antecedentes del hecho y se insertan en secuencias
argumentativas. La secuencia textual argumentativa evidencia todo un proceso lógico de
construcción del discurso. «[D]e un hecho, un dato o una proposición (narrados,
descriptos o explicados) se extraen conclusiones, y esas conclusiones son posibles por la
mediación de un punto de vista, es decir, una creencia acerca de la realidad, que suele
permanecer implícita» (Peralta y Urtasun. 2003. p. 93). El punto de vista, a su vez, es –
la creencia– que sostiene la «lógica» del razonamiento y da sentido a los datos
expuestos relacionándolos. A través de él el autor de la crónica expone su posición, pero
sin emitir juicios de valor. Remarcaremos una vez más que en el caso de Arzáns, el
punto de vista es el de un potosino que está convencido de que: 1. el pecado es la causa
de las desventuras potosinas; 2. que los castigos de Dios fueron justamente advertidos
sin lograr cambios efectivos de los pobladores y 3. que desde esa lógica es menester
contar las historias de la declinante urbe para reflexionar a los lectores.
Finalizamos este trabajo con la identificación de un ejemplo en el que la narración y
exposición de hechos se ensamblan con las secuencias argumentativas de la crónica de
Arzáns en su texto: Por pecados de esta Imperial Villa la arruina Dios con una
pestilencial epidemia. Refiérense algunos casos notables que se vieron en este estrago,
y lo demás que sucedió este año (1719). El escrito corresponde al capítulo 46 del Libro
X de la Primera parte de la Historia de la Villa Imperial de Potosí.
La tesis de la crónica:
El texto es presentado por Arzáns a través de una tesis moralizante que refleja su punto
de vista respecto a la catástrofe:
Tesis moralizante
1. Las enfermedades corporales son consecuencia de la mala salud espiritual y
esta a su vez de los vicios.
Los antecedentes argumentativos de la tesis como castigo
Arzáns justifica la catástrofe apoyado en los razonamientos del castigo advertido y la
conciencia que acusa y condena a los pobladores:
2. Recordatorio de que la desgracia fue advertida y amenazada por los
predicadores y misioneros.
3. Los castigos advertidos no pueden ser disculpados cuando la conciencia
acusa, aún si la desgracia traída no se ha hecho aún manifiesta.
La responsabilidad política de los gobernantes potosinos
El cronista menciona a continuación los antecedentes de elección de autoridades y el
incumplimiento del deber de evitar los vicios y el delito.
Relación de primeros eventos:
4. Informe de elección de jueces ordinarios de la Villa.
5. Comienzo de actividades de los elegidos.
(Exhortaciones y analogías)
6. Exhortación de Arzáns para detener los delitos que crecen en la Villa y que no
queden sin castigo ni crezcan al amparo de que lo ilícito se torna en común.
7. Secuencia argumentativa. «El que no reprende lo malo y castiga cuando
puede las culpas, se las traga, y lo mismo es no prohibir el delito pudiendo, que
mandarlo».
8. Secuencia argumentativa: Analogía. Comparación de la república con el
cuerpo humano y los vicios con los malos humores que corrompen y matan.
9. Secuencia argumentativa: Comparación de los gobernantes y sus sentencias
con los médicos que recetan medicinas.
10. Nueva exhortación a la justicia a castigar los pecados públicos y
escandalosos, so pena de que el castigo de Dios llegue a todos, incluyendo los
inocentes.
Nueva narración de eventos sobre la falta de arrepentimiento de los potosinos
Bautismo y reflexión de un extranjero:
11. Confesión, conversión y bautismo del alemán Cristóbal Baltasar Gorote ante
la Santa Inquisición.
12. (Testimonio y polifonía) Razones de Gorote para su conversión:
contemplación de la mortificación de las monjas carmelitas en su convento y
reflexión: «si las mujeres se mortifican sin tener culpa para ganar el cielo, los
pecadores que andamos solo en busca de plata, sin duda nos condenaremos».
Indiferencia y codicia de los mercaderes españoles:
13. José de la Quintana, don Miguel de Zubiegui y otros vascos y españoles se
ensimismaron en la venta de sus mercancías y demostraron ser más codiciosos
que los franceses que se las proveían.
14. Premisa deducida: Los hombres no despertaban de su fiera codicia para
pensar en el pobre, la viuda y el huérfano.
Relación de castigos divinos y la reacción de los potosinos antes de la peste
15. Lluvias «grandes y nocivas» que afectaron a Potosí en la época seca.
Arruinaron casas, iglesias y conventos. Mataron a muchos habitantes y
preludiaban nuevas calamidades.
16. Los avisos se pasaron por alto y en la Villa se continuaba con los pecados
públicos de sensualidad, codicia, latrocinio, homicidio, injusticia y otros.
17. Los malos no mostraban temor alguno y practicaban sus pecados con
presunción que no permitía curarlos de su enfermedad.
Advertencias y reflexiones para el arrepentimiento
18. Fray Juan de Aguilar, del orden de predicadores, predijo el mal que vendría
si no se enmendaban los vicios. Predicaron continuamente por siete años.
19. Los jesuitas amonestaban con reprensiones discretas a los habitantes por
causa de sus pecados escandalosos.
20. Presagios vistos en Potosí: 1. Paso de un cometa que en 14 de junio de 1716
hizo temblar el Cerro. 2. Nacimiento de monstruos en hombres y animales. 3.
Paso de un globo que nadie pudo explicar generando temor general de la
población (Arzáns se involucra en la historia y explica que intentó prevenir que
se presenciaba avisos del cielo porque «nunca hasta hoy en el mundo se vieron
semejantes impresiones [continuas] en el aire».
Conducta pecaminosa de los españoles en Potosí.
21. La lascivia se apoderó de la juventud
22. Secuencia argumentativa. ¿qué podían esperar los buenos sino el justo
castigo de Dios contra tantas culpas?
23. Imitación de la juventud española de conductas escandalosas de la corte
inglesa en carnestolendas. Hombres y mujeres bailaban desnudos y disfrutaban
de bebidas y un banquete. Una epidemia los mató a todos por sus acciones.
24. Secuencia argumentativa. Todo esto ¿cómo no había de irritar a la divina
justicia y ejecutar un castigo general?
Más acciones deshonestas de los españoles
25. Uso de trajes deshonestos que incitan al sexo y la lujuria.
26. Un indiecillo ladino hizo mal uso de la hostia de comunión para entregarla a
unos herejes extranjeros y despareció, presumiblemente muerto en Tarapaya.
Inacción de las autoridades
27. Las autoridades no tomaron medidas efectivas para controlar la presencia de
franceses herejes en Potosí.
28. Secuencia argumentativa: ¿Con tales desacatos a la divina majestad, ¿qué
se podía esperar?
Más acciones contra la divinidad
29. Los mercaderes se resistieron a sacar en procesión el estandarte de Nuestra
Señora de la Soledad el Viernes Santo y finalmente lo hicieron por sorteo y
obligados. Dios, que miraba las intenciones no admitió la procesión. Antes que
saliese envió un diluvio de agua que no cesó hasta que de todo punto se deshizo.
26. LA PESTE COMENZÓ.
Causas y características de la epidemia.
27. Cómo llegó la peste a Potosí:
1. Desembarco de ropa infectada de un navío que llegó a Buenos Aires con la peste
de Europa. Mató hasta 4.000 personas dentro y en los arrabales de la ciudad. 2.
Envío de la ropa infectada a Tucumán, Paraguay, Corrientes y reducciones de los
padres de la Compañía de Jesús. Dichos pueblos quedaron momentáneamente al
margen de la enfermedad que llegó a Potosí. 3. Contagio del primer habitante de
Potosí, el veinticuatro don Salvador Pallares, y de toda su familia.
28. Características y síntomas de la peste:
Comparación con otras afecciones ordinarias: tabardillos, fiebres malignas, lipidias,
cámaras, granos viruela, etc. Se indica que las «pestes» locales matan a miles, en
tanto que la proveniente de Europa mata a millones. La peste aterroriza a los
potosinos por ser un accidente incógnito y variable.
Don Matías Ciríaco y Selda, médico limeño describe sus características: 1. Extraña
sequedad que convierte la sangre en cólera. 2. La vejiga es el receptáculo de este
humor cálido y pasa a diferentes partes del cuerpo. 3. Ocasiona dolores y
desvanecimientos en la cabeza, amargores y asperidades en la boca. 4. El rostro se
ensombrece. 5. Orina azafranada y dolores en los riñones y espalda. 6. Náuseas,
pulso agudo, sequedad en las narices, tos seca.
29. Secuencia argumental: La receta dada por este médico curó a pocos porque la
peste era justo castigo de Dios: Lo que a unos aliviaba quitaba la vida a otros.
Influencia de los astros y sucesos internacionales en los potosinos
27. La peste fue acompañada del mal influjo de los astros que presidieron el año de
1719. Saturno y Marte se juntaron para influir en el temperamento humano.
28. A principios de marzo, al comenzar la peste, se supo la noticia del rompimiento
de la paz de Inglaterra con España y de la derrota de la armada española.
29. Los vascongados potosinos recibieron noticias de disturbios civiles en su país.
BIBLIOGRAFÍA






Abril, Natividad. 2003. Información interpretativa en Prensa. Madrid. España.
Editorial Síntesis.
Arzáns, Bartolomé. 1965. Historia de la Villa Imperial de Potosí. Edición de
Lewis Hanke y Gunnar Mendoza. Providence. Rhode Island. Estados Unidos.
Brown University Press.
Baptista G. Mariano. El mundo desde Potosí. Vida y reflexiones de Bartolomé
Arzáns de Orsúa y Vela. (1676-1736). 2000. Santa Cruz. Bolivia. Grupo
Santander Central Hispano y Banco Santa Cruz.
Blanco, David. El primer periódico de las Américas se publicó en Lima, en
1700. 20 de Mayo de 2017. Agencia EFE. Publicado en: La Vanguardia. Lima.
Perú.
Recuperado
de:
https://www.lavanguardia.com/cultura/20170520/422756823662/el-primerperiodico-de-las-americas-se-publico-en-lima-en-1700.html
Cajías, Lupe. Cronistas coloniales. Fuentes primarias para la historia y para el
periodismo 2013. Journal de Comunicación Social. Universidad Católica
Boliviana. Carrera de Ciencias de la Comunicación Social. La Paz. Bolivia.
Págs. 23-53.
Caparrós, Martín. 2016. La crónica. Buenos Aires. Argentina. Editorial Planeta.












Diez de Medina, Fernando. 1981. Literatura Boliviana. Introducción al estudio
de las letras nacionales. Del tiempo mítico a la producción contemporánea.
Cuarta edición actualizada. La Paz. Bolivia. Editorial Los Amigos del Libro.
Francovich, Guillermo. 7 de diciembre de 1975. La Historia de Arzáns, en:
Presencia Literaria. Periódico Presencia. La Paz. Bolivia.
Hanke, Lewis y Mendoza, Gunnar. 1965. Bartolomé Arzáns de Orsúa y Vela: Su
Vida y su Obra, en: Historia de la Villa Imperial de Potosí. Por Bartolomé
Arzans de Orsúa y Vela. Tomo 1. Edición de Lewis Hanke y Gunnar Mendoza.
Providence. Rhode Island. Estados Unidos. Brown University Press.
Helmer, Marie. 1993. Cantuta. Recueil d'articles. 1949-1987. Madrid.
España. Casa de Velázquez.
Montenegro, Carlos. 1984. Nacionalismo y Coloniaje. La Paz. Bolivia. Editorial
Juventud.
Ocampo, Eduardo. 1978. Historia del Periodismo Boliviano. La Paz. Bolivia.
Editorial Juventud.
Otero, Gustavo Adolfo. 1939. Notas sobre Bartolomé Martínez y Vela, en:
Martínez y Vela, Bartolomé. Anales de la Villa Imperial de Potosí. La Paz.
Bolivia. Biblioteca Boliviana. Ministerio de Educación, Bellas Artes y Asuntos
Indígenas. Págs. 7-31.
Peralta, Dante y Urtasun, Marta. 2003. La crónica periodística. Lectura crítica y
redacción. Buenos Aires. Argentina. La Crujía Ediciones.
Rivera-Rodas, Oscar. 1986. Niveles Diegéticos en las Crónicas de Arzáns.
Revista Iberoamericana 134. Enero-Marzo 1986. Págs. 9-28.
Sánchez, Fernando. 2008. El periodismo en el Virreinato del Río de la Plata.
Academia Nacional de Periodismo. Buenos Aires. Argentina. Editorial Dunken.
Stolley, Karen. 1996. The eighteenth century: narrative forms, scholarship, and
learning, en: González, Roberto y Pupo-Walker, Enrique (Editores). The
Cambridge History of Latin American Literature. Volumen I. Cambridge. Reino
Unido. Cambridge University Press. Págs. 336-374.
Villamarín, José. 2006. Los primeros periódicos y la prensa insurgente en
América Latina, en: Sala de Prensa. Nº 87. Enero 2006 Año VII, Vol. 3,
recuperado de: http://www.saladeprensa.org/art655.htm
Descargar