La crónica de Bartolomé Arzáns de Orsúa y Vela. Embrión del periodismo charqueño en el Alto Perú Por. Sidney Torres Tejerina1 Sidney Torres Tejerina Universidad Mayor de San Andrés sidneytorrest@yahoo.com La Paz. Bolivia El objetivo de este trabajo no es realizar una historiografía del periodismo ni apoyarse en los antecedentes de las publicaciones de carácter periodístico en el Virreinato de la Plata y el Virreinato de Lima. El desarrollo del periodismo pareciera estar ligado a la circulación de gacetas y periódicos y al aprovechamiento de la imprenta. Nosotros, por el contrario, nos centraremos en el discurso, sus perspectivas y sus formas. En la primera parte de este texto solo haremos referencia contextual a las publicaciones de carácter periodístico en la América colonial y esencialmente en el Alto Perú. Haremos hincapié en el aporte de los cronistas para detenernos en la obra de Bartolomé Arzáns de Orsúa y Vela, quien para nosotros se constituye en el primer periodista potosino en la colonia. Fundamentaremos esta afirmación centrándonos en las características de la crónica periodística y la muestra de la estructura de un relato de Arzáns sobre la peste que aquejó la Villa Imperial en la segunda década del siglo XVIII. Imprenta y periódicos en la América colonial La llegada de la imprenta y de los periódicos al Alto Perú fue tardía. José Villamarín data la aparición del primer periódico hispanoamericano, La Gaceta de México y noticias de Nueva España, en 1722. Juan Ignacio Castoreña Ursúa y Goyeneche, funcionario oficial de la corona española, fundó ese periódico el 1 de enero de dicho año. En sus ocho páginas informaba sobre «acontecimientos loables» que se organizaban en secciones de noticias oficiales, religiosas, comerciales, sociales y marítimas (Villamarín. 2006). Lima fue la segunda ciudad colonial en contar con una imprenta. En el Alto Perú habría existido una en La Paz, en el año 1610 (Sánchez. 2008. p. 47). La segunda ciudad 1 Sidney Torres Tejerina. Licenciado en Ciencias de la Comunicación Social de la Universidad Católica Boliviana. Magister en Literatura Latinoamericana de la Carrera de Literatura de la Universidad Mayor de San Andrés. Es docente titular de la Carrera de Ciencias e la Comunicación Social de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) de La Paz, Bolivia. colonial que contó con su periódico fue Guatemala. La Gazeta de Goathemala se editó entre 1729 y 1731, en tanto que la Gaceta de Lima circuló bimestralmente a partir de 1743 y se dejó de editar en 1767 (Sánchez. 2008. p. 70). En Buenos Aires, se difundieron gacetas manuscritas sueltas. La más antigua es la Gazeta de Buenos Ayres, del martes 19 de junio de 1764 (Sánchez. 2008. p. 77). Si bien los mejicanos aseguran contar con el primer periodista y el primer periódico latinoamericano, los peruanos han reivindicado recientemente el hallazgo de un documento más antiguo incluso que el Boston Newsletter de 1704. El Diario de Noticias Sobresalientes de Lima y Noticias de Europa, fue encontrado en la Biblioteca Pública de Nueva York por Paul Firbas, de la Universidad de Stony Brook y José Rodríguez de la Pontificia Universidad Católica del Perú (Blanco. 2017). El inicio del periodismo en el Alto-Perú Eduardo Ocampo, en su Historia del Periodismo Boliviano, aclara que aunque se relaciona a la imprenta con el origen y ejercicio del periodismo, su ausencia no impidió la circulación de noticias y manifiestos en Charcas. Afirma que «una de las primeras manifestaciones balbuceantes del periodismo boliviano» es el manifiesto de agravios de Juan de Vélez Córdova que circuló subrepticiamente en Oruro en el año 1739. También considera a los pasquines como formas inaugurales del periodismo, pues «respondieron a la finalidad de dar a conocer el repudio colectivo contra un inaceptable estado de cosas” (Ocampo. 1978. p. 16). Carlos Montenegro, en Nacionalismo y Coloniaje, considera a los manuscritos como precursores del periodismo impreso. Muchas de estas publicaciones eran de índole «típicamente periodística” por su intencionalidad de «crear núcleos de opinión y estados de ánimo colectivo en el seno de las comunidades urbanas» (Montenegro [1943] 1984. p. 43). «Aquel periodismo hecho a pluma constituye, por lo tanto, el primer foco desde el cual se irradió la influencia del pensamiento escrito sobre el proceso histórico de Bolivia” (Ibíd.). La periodista Lupe Cajías señala que el inicio del periodismo no solo se remite a medios técnicos, como el papel o el manuscrito. «El periodismo latinoamericano moderno olvida, con demasiada frecuencia, que su origen se remonta a las crónicas escritas por arcabuceros, por curas o por curiosos que llegaron durante el Siglo XVI, junto a las carabelas, los cañones y la Virgen de las Mercedes» (Cajías. 2013. p. 24). Cajías indica que Bernal Díaz del Castillo y su Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España; Álvar Núñez, Cabeza de Vaca y los Naufragios; Felipe Guamán Poma de Ayala y la Nueva Corónica y Buen Gobierno además de Bartolomé Arzáns de Orsúa y Vela y la Historia de la Villa Imperial de Potosí fueron escritores que supieron combinar la necesidad de información con el deleite (Cajías. 2013. p. 53). En la ponderación de la Historia de Arzáns indica que esta revela datos innumerables para entender el funcionamiento de la colonia en Potosí, desde sus instituciones, su economía, la cultura, el mestizaje, las creencias (Cajías. 2013. p. 51). Las ponderaciones de la obra arzansiana como textos periodísticos El preámbulo previo es un marco histórico-contextual para afirmar que parte del trabajo de Arzáns constituye un corpus de textos fundacionales del periodismo en Bolivia. Apoyaremos esto en las apreciaciones de otros investigadores de la obra arzansiana. Gustavo Adolfo Otero fue uno de los primeros revisores de la obra arzansiana que la calificó como periodística. Apoyaba esa caracterización por los recursos literarios del potosino, combinando el «afán sensacionalista de los sucesos» con las relaciones económicas y de comercio, y las sugestiones que presentaba al lector sobre la administración y las costumbres de la época. Arzáns, detalla Otero, imprimía a sus textos un «humorismo casi siempre zumbón y corrosivo que relampaguea en muchos pasajes». Tampoco dejó atrás la visión del mundo estético de Potosí ni la fabulación de las riquezas del Cerro animadas por cifras astronómicas (Otero. 1939. p. 23). La investigadora francesa Marie Helmer descalificaba la validez historiográfica de la obra de Arzáns. Creía, de buena fe que se necesitarán dos o tres siglos para combatir todas las falsas ideas que difundiría la publicación de la edición de la Brown University. Decía que la Historia fue escrita por un cronista «con alma de conserje o de periodista» (Hanke. 1965. p. 87). Fernando Diez de Medina ratificó las afirmaciones de Otero respecto al carácter periodístico de los escritos de Arzáns. Manifestó que los Anales dan una «visión periodística» del mundo potosino, pero que el texto tiene «corto linaje literario». «El estilo es descuidado, monótono, escueto, como si sólo se tratara de apuntar el hecho, mezclando historia y política, economía y comercio, artes y anécdotas personales». (Diez de medina. 1981. pp. 158-159.). Guillermo Francovich consideraba que en la Historia había un interés marcado de Arzáns que lo llevaba a preocuparse no tanto por «los contenidos trascendentes», sino por lo «insólito y dramático», «lo que hace ruido, lo sensacional». Francovich hacía un equivalente de los relatos de los libros con la categoría periodística francesa de «hechos diversos» (Francovich. 1975. p. 2). La profesora Karen Stolley observó que Arzáns encara parte de la confección de la Historia con una redacción periodística que se funda más en las propias observaciones que en fuentes publicadas o manuscritos. El cambio de la escritura del potosino, desde su visión, se produjo a partir de 1715, (Stolley. 1996. p. 357). Halló que Arzáns cubre un enorme conjunto de sujetos: información de las minas, interés piadoso y entusiasta por la Iglesia, énfasis en el bienestar y los precios que dan a su trabajo un tono materialista, comentarios sobre la injusticia de forzar a los indios a trabajar en las minas y un sensacionalismo chismoso por los agravios y escándalos de la vida cotidiana Mariano Baptista también se inclinó a ponderar que el autor de la Historia sería el primer periodista del período colonial, sobre todo por su método de recolección de datos de actualidad (Baptista. 2000. p. 70). Gunnar Mendoza y Lewis Hanke encontraron en el texto de la Historia de Arzáns un trabajo más inclinado a la observación personal que a fuentes manuscritas o impresas. A partir de 1710, hasta 1736, el historiador trabajó como lo haría el reportero de un diario: efectuaba la crónica de los sucesos del día, posiblemente discutía las novedades con toda clase de gente y tomaba el pulso de la opinión pública para luego reflejar las vistas del pueblo en los relatos que presentaba en la Historia (Hanke. 1965. p. 61). La observación personal parecía ser una de sus herramientas más valoradas, asevera Mendoza. A veces la observación es efectuada directamente por Arzáns: mide «por sí mismo la profundidad de la laguna de Tarapaya, nada en sus peligrosas aguas y exagera los peligros a que se expuso», «discute sobre los asuntos europeos con visitantes extranjeros», experimenta tormentos «entrando cierta vez en una mina del Cerro» (Hanke. 1965. pp. 62-63). Oscar Rivera Rodas no hace mención directa al periodismo pero nos ayuda comprender el tipo de narración y estrategia discursiva empleada por Arzáns. El potosino dedicó más de la mitad de sus 60 años de vida a desarrollar su obra. Comenzó a escribir la Historia en 1705. La obra del cronista permite advertir cambios narrativos y estilísticos a partir de 1708 (RIVERA. 1986. Págs. 10-11). Rivera identifica en la Historia de Arzáns dos fases de escritura: La primera evidencia «el empleo imprescindible de fuentes documentales», puesto que se trata de un texto que se refiere a sucesos ocurridos dos siglos antes. La segunda podía –aunque no de forma absoluta– prescindir de las fuentes documentales. Arzáns había comenzado a «incorporar a su texto testimonios personales». A partir de los pasajes introductorios del Libro X la enunciación del cronista resalta en varios pasajes su calidad de testigo presencial. El potosino «considera que debe escribir sobre «las cosas presentes pese al riesgo de esa tarea» y menciona que debe «dar noticias de ellas a los que después han de nacer en el mundo». El carácter periodístico de las crónicas de Arzáns; definiciones y lineamientos Los textos y relaciones de Arzáns en la Historia de la Villa Imperial de Potosí encajan sin duda en las definiciones que hacen sobre la crónica periodística los estudiosos de este género. En varios textos se aprecia, «un relato enjuiciado de los hechos que se narran», como lo apunta Gonzalo Martín Vivaldi, y la presencia de un «elemento personal», tal cual lo subraya Manuel Graña. Si Arzáns escribió sobre hechos de actualidad finalmente desarrolló crónicas y no solo textos históricos. Natividad Abril señala que la crónica periodística: Se aleja de otros textos llamados «crónicas» que se encuentran a veces en los periódicos: «textos en los que se escribe sobre la conmemoración de un acontecimiento histórico, se relatan hechos o costumbres del pasado o un exótico viaje [...] se les llama crónicas apelando al sentido etimológico del término (del griego khronos, «tiempo») y su vínculo con hechos del pasado (Abril. 2003. p. 90). El texto de Arzáns podría confundirse con aquellos que son de carácter más literario e histórico que periodístico. Abril advierte que algunos manuales de historia de la literatura relacionan la palabra «crónica» (tiempo) y «anales» (del latín annus, «año o calendario») para referirse a los anales: «anotaciones históricas interlineales o marginales a los calendarios y las crónicas”. Arzáns escribió uno de esos textos con el nombre de Anales de la Villa Imperial de Potosí. Su interés era el recuento de los eventos históricos potosinos intercalándolos con relatos y glosas. No llegó a las dimensiones ricas de relato que se advierten en su obra mayor: la Historia. Las crónicas de Arzáns son más historia que periodismo, pues el cultivo de estos textos –cuyo legado más notable se remonta al siglo XV– se orientaba a referir «episodios de guerras, conquistas, reinados, invasiones, etc., destacando algunas de ellas por su erudición y riqueza literaria» (Abril. 2003. p. 91). La perspectiva de Martín Caparrós es fundamental para desambiguar el carácter de la crónica arzansiana y confirmar su orientación periodística. Para entenderlo argumentaremos que diversas investigaciones afirman que la Historia no es un texto histórico porque incorpora datos poco fidedignos, crea personajes ficticios e incluso inventa fuentes que apoyen sus relaciones. Caparrós se pregunta ¿A qué llamamos verdadero? Luego responde: Yo creo que el compromiso con la verdad consiste en asegurarse de que todos los datos que se han reunido para contar ese episodio sean ciertos, pero la forma de contarlos no los hace más o menos verdaderos. Y no creo en cambio, en la obligación del registro notarial: esa obsesión americana que pone a sus fact checkers a descubrir si, donde el autor habló de flores amarillas, las flores no eran ocre (Caparrós. 2016. p. 425). Otro aspecto que define a la crónica, alejándola del texto «objetivo» que busca la historia, es la introducción en el texto los humores y sentimientos del cronista. Las atenciones que presta a los hechos alteran la «realidad» compilada y de la que da cuenta. El objetivo de la crónica persigue atrapar el estado de la época o tiempo que el autor pone a consideración de los lectores. «La crónica –muy en particular– es un intento fracasado de atrapar el tiempo en que uno vive. Su fracaso es una garantía: permite intentarlo una y otra vez –y fracasar e intentarlo de nuevo, y otra vez» (Caparrós. 2016. p. 428). Arzáns, como veremos en un ejemplo que desglosamos más adelante, intentó aprehender y transmitir en sus textos el espíritu de su época. Escribió en una época en que la declinación de la riqueza de la plata extraída del Cerro Rico sumió a los potosinos en un crisis espiritual y existencial. Relacionó la pérdida del esplendor pasado de su ciudad con el castigo de Dios por las acciones pecaminosas de los ciudadanos de la Villa. No se escaparon a sus observaciones la actitud frívola y la lascivia de los españoles –sobre todo de los jóvenes chapetones y las mujeres vanidosas–, la codicia de los mercaderes y en general de la mayoría de los habitantes potosinos, la actitud irreflexiva respecto a las advertencias de arrepentimiento, la renuencia de las autoridades a imponer justicia, la influencia perniciosa e irreverente de los extranjeros y la tendencia al orgullo y la violencia de los moradores de Potosí. Arzáns no es un simple historiador, sino un observador que escribe imprimiendo su visión de los hechos y otorgándoles un sentido lógico: «La crónica es una mezcla, en proporciones tornadizas, de mirada y escritura. Mirar es central para el cronista –mirar en el sentido fuerte. [...] Mirar es dirigir la vista hacia un objeto. Mirar es la búsqueda, la actitud consciente y voluntaria de tratar de aprehender lo que hay alrededor –y de aprender» (Caparrós. 2016. p. 430). Arzáns es más cronista periodístico que historiador oficial o reportero porque no centra únicamente su mirada en el poder, aunque no lo ignora y lo hace parte de sus textos. La diferencia es que no trabaja para exaltarlo o ponerlo en el centro permanente de la atención. «El periodismo de actualidad mira al poder. El que no es rico o famoso o rico y famoso o tetona o futbolista tiene, para salir en los papeles, la única opción de la catástrofe: distintas formas de la muerte. Sin desastre, la mayoría de la población no puede –no debe– ser noticia. [...] La crónica es una forma de pararse frente a la información y su política del mundo: una manera de decir el mundo también puede ser otro: la crónica es política (Caparrós. 2016. p. 431). También intentamos demostrar que la crónica de Arzáns es periodística con los rasgos discursivos delineados por Dante Peralta y Marta Urtasun, que hallan en la crónica periodística una «estructura textual en la que predomina el tipo narrativo» y que a diferencia de las noticias no solo presenta hechos, sino que los intercala con secuencias textuales argumentativas (Peralta y Urtasun. 2003. p. 34). En la crónica –indican– se narran y describen los antecedentes del hecho y se insertan en secuencias argumentativas. La secuencia textual argumentativa evidencia todo un proceso lógico de construcción del discurso. «[D]e un hecho, un dato o una proposición (narrados, descriptos o explicados) se extraen conclusiones, y esas conclusiones son posibles por la mediación de un punto de vista, es decir, una creencia acerca de la realidad, que suele permanecer implícita» (Peralta y Urtasun. 2003. p. 93). El punto de vista, a su vez, es – la creencia– que sostiene la «lógica» del razonamiento y da sentido a los datos expuestos relacionándolos. A través de él el autor de la crónica expone su posición, pero sin emitir juicios de valor. Remarcaremos una vez más que en el caso de Arzáns, el punto de vista es el de un potosino que está convencido de que: 1. el pecado es la causa de las desventuras potosinas; 2. que los castigos de Dios fueron justamente advertidos sin lograr cambios efectivos de los pobladores y 3. que desde esa lógica es menester contar las historias de la declinante urbe para reflexionar a los lectores. Finalizamos este trabajo con la identificación de un ejemplo en el que la narración y exposición de hechos se ensamblan con las secuencias argumentativas de la crónica de Arzáns en su texto: Por pecados de esta Imperial Villa la arruina Dios con una pestilencial epidemia. Refiérense algunos casos notables que se vieron en este estrago, y lo demás que sucedió este año (1719). El escrito corresponde al capítulo 46 del Libro X de la Primera parte de la Historia de la Villa Imperial de Potosí. La tesis de la crónica: El texto es presentado por Arzáns a través de una tesis moralizante que refleja su punto de vista respecto a la catástrofe: Tesis moralizante 1. Las enfermedades corporales son consecuencia de la mala salud espiritual y esta a su vez de los vicios. Los antecedentes argumentativos de la tesis como castigo Arzáns justifica la catástrofe apoyado en los razonamientos del castigo advertido y la conciencia que acusa y condena a los pobladores: 2. Recordatorio de que la desgracia fue advertida y amenazada por los predicadores y misioneros. 3. Los castigos advertidos no pueden ser disculpados cuando la conciencia acusa, aún si la desgracia traída no se ha hecho aún manifiesta. La responsabilidad política de los gobernantes potosinos El cronista menciona a continuación los antecedentes de elección de autoridades y el incumplimiento del deber de evitar los vicios y el delito. Relación de primeros eventos: 4. Informe de elección de jueces ordinarios de la Villa. 5. Comienzo de actividades de los elegidos. (Exhortaciones y analogías) 6. Exhortación de Arzáns para detener los delitos que crecen en la Villa y que no queden sin castigo ni crezcan al amparo de que lo ilícito se torna en común. 7. Secuencia argumentativa. «El que no reprende lo malo y castiga cuando puede las culpas, se las traga, y lo mismo es no prohibir el delito pudiendo, que mandarlo». 8. Secuencia argumentativa: Analogía. Comparación de la república con el cuerpo humano y los vicios con los malos humores que corrompen y matan. 9. Secuencia argumentativa: Comparación de los gobernantes y sus sentencias con los médicos que recetan medicinas. 10. Nueva exhortación a la justicia a castigar los pecados públicos y escandalosos, so pena de que el castigo de Dios llegue a todos, incluyendo los inocentes. Nueva narración de eventos sobre la falta de arrepentimiento de los potosinos Bautismo y reflexión de un extranjero: 11. Confesión, conversión y bautismo del alemán Cristóbal Baltasar Gorote ante la Santa Inquisición. 12. (Testimonio y polifonía) Razones de Gorote para su conversión: contemplación de la mortificación de las monjas carmelitas en su convento y reflexión: «si las mujeres se mortifican sin tener culpa para ganar el cielo, los pecadores que andamos solo en busca de plata, sin duda nos condenaremos». Indiferencia y codicia de los mercaderes españoles: 13. José de la Quintana, don Miguel de Zubiegui y otros vascos y españoles se ensimismaron en la venta de sus mercancías y demostraron ser más codiciosos que los franceses que se las proveían. 14. Premisa deducida: Los hombres no despertaban de su fiera codicia para pensar en el pobre, la viuda y el huérfano. Relación de castigos divinos y la reacción de los potosinos antes de la peste 15. Lluvias «grandes y nocivas» que afectaron a Potosí en la época seca. Arruinaron casas, iglesias y conventos. Mataron a muchos habitantes y preludiaban nuevas calamidades. 16. Los avisos se pasaron por alto y en la Villa se continuaba con los pecados públicos de sensualidad, codicia, latrocinio, homicidio, injusticia y otros. 17. Los malos no mostraban temor alguno y practicaban sus pecados con presunción que no permitía curarlos de su enfermedad. Advertencias y reflexiones para el arrepentimiento 18. Fray Juan de Aguilar, del orden de predicadores, predijo el mal que vendría si no se enmendaban los vicios. Predicaron continuamente por siete años. 19. Los jesuitas amonestaban con reprensiones discretas a los habitantes por causa de sus pecados escandalosos. 20. Presagios vistos en Potosí: 1. Paso de un cometa que en 14 de junio de 1716 hizo temblar el Cerro. 2. Nacimiento de monstruos en hombres y animales. 3. Paso de un globo que nadie pudo explicar generando temor general de la población (Arzáns se involucra en la historia y explica que intentó prevenir que se presenciaba avisos del cielo porque «nunca hasta hoy en el mundo se vieron semejantes impresiones [continuas] en el aire». Conducta pecaminosa de los españoles en Potosí. 21. La lascivia se apoderó de la juventud 22. Secuencia argumentativa. ¿qué podían esperar los buenos sino el justo castigo de Dios contra tantas culpas? 23. Imitación de la juventud española de conductas escandalosas de la corte inglesa en carnestolendas. Hombres y mujeres bailaban desnudos y disfrutaban de bebidas y un banquete. Una epidemia los mató a todos por sus acciones. 24. Secuencia argumentativa. Todo esto ¿cómo no había de irritar a la divina justicia y ejecutar un castigo general? Más acciones deshonestas de los españoles 25. Uso de trajes deshonestos que incitan al sexo y la lujuria. 26. Un indiecillo ladino hizo mal uso de la hostia de comunión para entregarla a unos herejes extranjeros y despareció, presumiblemente muerto en Tarapaya. Inacción de las autoridades 27. Las autoridades no tomaron medidas efectivas para controlar la presencia de franceses herejes en Potosí. 28. Secuencia argumentativa: ¿Con tales desacatos a la divina majestad, ¿qué se podía esperar? Más acciones contra la divinidad 29. Los mercaderes se resistieron a sacar en procesión el estandarte de Nuestra Señora de la Soledad el Viernes Santo y finalmente lo hicieron por sorteo y obligados. Dios, que miraba las intenciones no admitió la procesión. Antes que saliese envió un diluvio de agua que no cesó hasta que de todo punto se deshizo. 26. LA PESTE COMENZÓ. Causas y características de la epidemia. 27. Cómo llegó la peste a Potosí: 1. Desembarco de ropa infectada de un navío que llegó a Buenos Aires con la peste de Europa. Mató hasta 4.000 personas dentro y en los arrabales de la ciudad. 2. Envío de la ropa infectada a Tucumán, Paraguay, Corrientes y reducciones de los padres de la Compañía de Jesús. Dichos pueblos quedaron momentáneamente al margen de la enfermedad que llegó a Potosí. 3. Contagio del primer habitante de Potosí, el veinticuatro don Salvador Pallares, y de toda su familia. 28. Características y síntomas de la peste: Comparación con otras afecciones ordinarias: tabardillos, fiebres malignas, lipidias, cámaras, granos viruela, etc. Se indica que las «pestes» locales matan a miles, en tanto que la proveniente de Europa mata a millones. La peste aterroriza a los potosinos por ser un accidente incógnito y variable. Don Matías Ciríaco y Selda, médico limeño describe sus características: 1. Extraña sequedad que convierte la sangre en cólera. 2. La vejiga es el receptáculo de este humor cálido y pasa a diferentes partes del cuerpo. 3. Ocasiona dolores y desvanecimientos en la cabeza, amargores y asperidades en la boca. 4. El rostro se ensombrece. 5. Orina azafranada y dolores en los riñones y espalda. 6. Náuseas, pulso agudo, sequedad en las narices, tos seca. 29. Secuencia argumental: La receta dada por este médico curó a pocos porque la peste era justo castigo de Dios: Lo que a unos aliviaba quitaba la vida a otros. Influencia de los astros y sucesos internacionales en los potosinos 27. La peste fue acompañada del mal influjo de los astros que presidieron el año de 1719. Saturno y Marte se juntaron para influir en el temperamento humano. 28. A principios de marzo, al comenzar la peste, se supo la noticia del rompimiento de la paz de Inglaterra con España y de la derrota de la armada española. 29. Los vascongados potosinos recibieron noticias de disturbios civiles en su país. BIBLIOGRAFÍA Abril, Natividad. 2003. Información interpretativa en Prensa. Madrid. España. Editorial Síntesis. Arzáns, Bartolomé. 1965. 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