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COMO ORAR Y VIVIR EN LA DIVINA VOLUNTAD

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Grupo La Reina del Cielo
“Que sean Uno como Tu y Yo somos Uno”
“La Santísima Trinidad”. pág. 1
COMO ORAR Y VIVIR EN LA DIVINA VOLUNTAD
“QUE SEAN UNO COMO TU Y YO SOMOS UNO”1
LA SANTISIMA TRINIDAD
Extractos del “Libro de Cielo” de Luisa Piccarreta.2
INDICE
INTRODUCCIÓN.
1. LA SANTÍSIMA TRINIDAD: MISTERIO CENTRAL DE NUESTRA FE Y FUENTE DE TODOS LOS OTROS MISTERIOS DE
LA FE.
2. LA UNIDAD E INSEPARABILIDAD DE DIOS. VIVIR UNIDOS A DIOS Y SER INSEPARABLES DE EL.
A. La Unidad. La Unidad Suprema es la consumación de voluntades.
B. La inseparabilidad o indivisibilidad. Vivir en el Divino Querer significa inseparabilidad.
3. TRES PERSONAS DISTINTAS. EL ‘AMOR’ Y LA ‘DIVINA VOLUNTAD’ EN LA SANTISIMA TRINIDAD.
A. Toda la Vida Divina es Amor, pero el Divino Querer domina, rige y ordena todo.
B. La “Divina Voluntad” es como el alma de la Santísima Trinidad, dando vida a sus atributos: El Padre la
potencia, el Hijo la sabiduría y el Espíritu Santo el Amor. Igualmente, Dios quiere que “Su Voluntad”
sea como el alma de nuestro cuerpo.
C. Las diferencias entre la Divina Voluntad y el Amor. La “vida” y el “alimento” de Dios. El Amor es el hijo
predilecto, el primogénito inseparable de la Divina Voluntad.
D. La “Divina Voluntad” es vida de la Santísima Trinidad, el “Amor” es alimento. Dios quiere ser amado y
de nuestro amor se sirve para alimentarse.
4. RELACIONES ENTRE LAS TRES DIVINAS PERSONAS. DIOS ES AMOR: PADRE, HIJO Y ESPIRITU SANTO.
A. El verdadero Amor jamás está solo. "Dios es único pero no solitario".
B. Toda la Vida Divina, se puede decir, recibe vida del Amor.
C. Las relaciones entre las tres personas de la Santísima Trinidad son relaciones de Amor, y son el modelo
del Amor verdadero.
5. ¿COMO PODEMOS FORMAR LA TRINIDAD EN NUESTRAS ALMAS?
A.
B.
C.
D.
La verdadera transformación de la criatura en Jesús se logra en la Divina Voluntad y el Amor.
Hacer todo junto a Jesús.
Obrar junto a Jesús con confianza.
¿Sabes cuál es la mira de Dios sobre ti, y el estado que quiere de ti? Al vivir del Divino Querer se llega a
obrar como Dios y participa en el Amor recíproco de las tres personas de la Santísima Trinidad.
E. La unión con Jesús forma la Trinidad en el alma.
6. "EN EL NOMBRE DEL PADRE Y DEL HIJO Y DEL ESPÍRITU SANTO." EFECTOS DE LA BENDICIÓN DE JESÚS.
A. Cuando Jesús quiere dar, pide. Efectos de la bendición de Jesús.
B. Significado de la bendición y de la señal de la cruz.
ANEXOS.

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1
Extractos del Libro de Cielo por orden cronológico.
Numerales del Catecismo por orden numérico.
Proverbios 8,22 y sgtes.
Juan 17, 21.
Los textos de los escritos de Luisa han sido recogidos de la siguiente página Web: http://www.fiat-fiat-fiat.com/fiatpages/DIVINA%20VOLUNTADLIBRO%20DE%20CIELO.Obispos.pdf
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“Que sean Uno como Tu y Yo somos Uno”
“La Santísima Trinidad”. pág. 2
INTRODUCCION.
Dios quiere darnos a conocer no solo sus obras, sino sobre todo quiere darse a conocer a Si Mismo. El misterio de la
Divina Voluntad está estrechamente relacionado con el misterio de la Santísima Trinidad, y es necesario conocer este
último para entender el primero. ¿Quién es la Santísima Trinidad? Este es el supremo misterio de nuestra fe. Utilizamos
un lenguaje analógico, que nos permita profundizar en su misterio inmanente.
Brevemente, la Trinidad es Una. No confesamos tres dioses sino un solo Dios en tres personas. Si bien en las Escrituras
no aparece ni una sola vez el término Trinidad, Dios, ciertamente, ha dejado huellas de su ser trinitario en su obra de
Creación y en su Revelación a lo largo del Antiguo Testamento. 3 En el nuevo testamento dice: “La gracia del Señor
Jesucristo, el amor de Dios Padre y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros” (2Co 13,13; 1Co 12,4-6; Ef.
4,4-6). Esta es una de las primeras formulaciones del misterio trinitario, recogido en el saludo, en la liturgia Eucarística,
en la predicación, la catequesis y la oración de la Iglesia. De alguna manera expresa como “la verdad revelada de la santa
Trinidad ha estado desde los orígenes en la raíz de la fe viva de la Iglesia, principalmente en el acto del Bautismo”
(Catecismo, Numeral 249). Y este dogma se ha expresado de diversas formas a lo largo de los siglos a través de distintos
Concilios: “El Padre es lo mismo que es el Hijo,4 el Hijo es lo mismo que es el Padre, el Padre y el Hijo lo mismo que el
Espíritu Santo, es decir, un solo Dios por naturaleza”.
Numeral 256:5 A los catecúmenos de Constantinopla, san Gregorio Nacianceno, llamado también "el Teólogo", confía
este resumen de la fe trinitaria:
«Ante todo, guardadme este buen depósito, por el cual vivo y combato, con el cual quiero morir, que me hace soportar
todos los males y despreciar todos los placeres: quiero decir la profesión de fe en el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo.
Os la confío hoy. Por ella os introduciré dentro de poco en el agua y os sacaré de ella.6 Os la doy como compañera y
patrona de toda vuestra vida. Os doy una sola Divinidad y Poder, que existe Una en los Tres, y contiene los Tres de
una manera distinta. Divinidad sin distinción de substancia o de naturaleza, sin grado superior que eleve o grado
inferior que abaje [...] Es la infinita connaturalidad de tres infinitos. Cada uno, considerado en sí mismo, es Dios todo
entero [...] Dios los Tres considerados en conjunto [...] No he comenzado a pensar en la Unidad cuando ya la Trinidad
me baña con su esplendor. No he comenzado a pensar en la Trinidad cuando ya la unidad me posee de nuevo...
(Orationes, 40,41: PG 36,417).
La Santísima Trinidad no es un concepto teórico, abstracto, en términos lejanos e incomprensibles, carente de influencia
en el quehacer cotidiano, diario. Por el contrario, es una realidad personal que opera en cada uno de nosotros y en la
Iglesia, en la historia de ayer, de hoy y de mañana. Y ¿por qué? Porque la gran comunicación “ad extra” que se da en la
Santísima Trinidad, no es más que el reflejo de la comunión “ad intra” de esas personas. Pero sobre todo, la Santísima
Trinidad quiere comunicar al hombre su VIDA DIVINA. Profundizaremos los conceptos básicos de la Trinidad: quiénes
son las tres personas divinas, su unidad, su inseparabilidad, entre otras cosas, para que nuestra vida sea anuncio de lo
que el Padre, por medio del Hijo, en el Espíritu, realiza con su amor, su bondad y su belleza. Este es el objetivo de esta
lección, a la luz del Catecismo y de los escritos de Luisa Piccarreta.
“…para que sus corazones reciban ánimo y, unidos íntimamente en el amor, alcancen en toda su riqueza la plena inteligencia y
perfecto conocimiento del Misterio de Dios, en el Cuál están ocultos todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia”. Colosenses
2: 2, 3.
FIAT
3
Catecismo, Numeral 237.
4
Numeral 470: “(…) El Hijo de Dios comunica, pues, a su humanidad su propio modo personal de existir en la Trinidad. Así, en su alma como en su
cuerpo, Cristo expresa humanamente las costumbres divinas de la Trinidad (cf. Jn 14, 9-10) (…).”
5
Los numerales que se citan a lo largo del texto, corresponden al Catecismo de la Iglesia Católica.
Se refiere al Bautismo por inmersión en agua -es decir ser sumergido totalmente el cuerpo-, que iban a recibir. También está el
bautismo por aspersión en la cabeza. El bautismo debe de ser realizado en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. (Mat
28: 19).
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“La Santísima Trinidad”. pág. 3
1. LA SANTISIMA TRINIDAD: MISTERIO CENTRAL DE NUESTRA FE Y FUENTE DE TODOS LOS OTROS MISTERIOS DE
LA FE.
Numeral 234: “El misterio de la Santísima Trinidad es el misterio central de la fe y de la vida cristiana. Es el misterio de
Dios en sí mismo. Es, pues, la fuente de todos los otros misterios de la fe; es la luz que los ilumina. Es la enseñanza más
fundamental y esencial en la "jerarquía de las verdades de fe" (DCG 43). "Toda la historia de la salvación no es otra cosa
que la historia del camino y los medios por los cuales el Dios verdadero y único, Padre, Hijo y Espíritu Santo, se revela a los
hombres, los aparta del pecado y los reconcilia y une consigo" (DCG 47).
¿Cuál es la sustancia (esencia o naturaleza) de Dios? Estos términos son utilizados para designar al ser divino en su unidad.
Para designar independientemente al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo se usa el término “persona” o “hipóstasis”. Y para
designar el hecho de que la distinción entre ellos reside en la referencia de cada uno con los otros, se utiliza el término
“relación“.7
“Espíritu” y “Santo” son atributos divinos comunes a las Tres Personas divinas (Catecismo Numeral 691). “Dios es espíritu,
y los que adoran, deben adorar en espíritu y verdad” (Jn 4, 24).
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Dios es Espíritu purísimo. Jesús nos dice: “Esto significa que no hay ninguna materia en Mí, sino que todo es
purísimo espíritu, y si en mi Humanidad asumida tomé la materia, fue para semejarme en todo al hombre y darle
un ejemplar perfectísimo de cómo espiritualizar esta misma materia.” Para imitar a Jesús, ¿qué debemos hacer?:
“Entonces el alma debe espiritualizar todo y llegar a volverse invisible para poder hacer fácilmente una su
voluntad con mi Voluntad, porque lo que es invisible puede ser absorbido en otro objeto. De dos objetos con los
que se quiere formar uno solo, es necesario que uno pierda la propia forma, de otra manera jamás se llegaría a
formar un solo ser”. (Vol. 3. 21 de mayo 1900).8
Dios es también un Espíritu simplísimo (Vol. 6. 17 de diciembre 1903), y sólo porque es simplísimo “se encuentra
por todas partes y nada puede huir de su mano”. (Vol. 7. 31 de julio 1906). Jesús también nos explica que en la
Redención formó el mundo espiritual: “En la Creación formé el mundo material, y en la Redención formé el mundo
espiritual.” (Vol. 4. 9 de febrero 1903).
Y Dios es Espíritu comunicativo: Las tres potencias del alma son “los vínculos de comunicación con las Divinas
Personas de la Trinidad Sacrosanta”, como caminos para subir a Dios, como puertas para entrar, como
habitaciones para formar la continua morada, la criatura a Dios y Dios a la criatura. (Vol. 19. 12 de agosto 1926).
Sobre el SER de Dios, nos dice el Catecismo:
Numeral 266: "La fe católica es ésta: que veneremos un Dios en la Trinidad y la Trinidad en la unidad, no
confundiendo las Personas, ni separando las substancias; una es la persona del Padre, otra la del Hijo, otra la del
Espíritu Santo; pero del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo una es la divinidad, igual la gloria, coeterna la majestad"
(Símbolo "Quicumque": DS9, 75).
Sobre el OBRAR de Dios nos dice el Catecismo:
7
El mismo Catecismo hace las siguiente precisiones sobre los términos que usa para referirse a la Santísima Trinidad en el numeral 252: “La Iglesia
utiliza el término "substancia" (traducido a veces también por "esencia" o por "naturaleza") para designar el ser divino en su unidad; el término
"persona" o "hipóstasis" para designar al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo en su distinción real entre sí; el término "relación" para designar el hecho
de que su distinción reside en la referencia de cada uno a los otros.” La palabra HIPÓSTASIS es término griego para designar a la persona
divina. Conviene mencionar que si bien estos términos son de origen filosófico, no se pretendía someter la fe a una sabiduría humana, es decir
encasillar el misterio a un conocimiento del hombre, sino apoyarse en esos conceptos para dar a conocer, aunque en forma siempre muy limitada el
misterio. De esta forma, lejos de reducirse al misterio a términos filosóficos, estos términos filosóficos tomaban un sentido nuevo, sorprendente.
8
La llamada del Nuevo Testamento a la pureza: “Todo el que tiene esta esperanza en El (que cuando se manifieste seremos semejantes a El
porque le veremos tal cual es) se purifica a sí mismo, como Él es puro” (1 Juan 3,3). Y en el Sermón de la Montaña: “Bienaventurados los limpios
de corazón, porque ellos verán a Dios” (Mateo 5,8).
9
DS: Abreviación del nombre de dos teólogos (Denzinger-Schónmetzer), que publicaron el libro Enchiridion Symbolorum, de f initionum et
declarationum de rebus fidei et morum, que es un elenco de los credos, definiciones y declaraciones sobre asuntos de fe y de moral que el magisterio
de la Iglesia (concilios, sínodos y pronunciamientos oficiales del papa) pronunció a lo largo de la historia del cristianismo. La primera edición es de
1854, y la última (32), de 1963.
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“La Santísima Trinidad”. pág. 4
Numeral 236: “(…) Las obras de Dios revelan quién es en sí mismo; e inversamente, el misterio de su Ser íntimo ilumina
la inteligencia de todas sus obras. Así sucede, analógicamente, entre las personas humanas. La persona se muestra en
su obrar y a medida que conocemos mejor a una persona, mejor comprendemos su obrar (…)”.
Numeral 267: “Las Personas divinas, inseparables en su ser, son también inseparables en su obrar. Pero en la única
operación divina cada una manifiesta lo que le es propio en la Trinidad, sobre todo en las misiones divinas de la
Encarnación del Hijo y del don del Espíritu Santo.”
Las tres personas existentes dentro de la Divinidad son eternamente iguales en esencia y existencia (no inferior una a la
otra), pero distintas entre sí. A cada Persona de la Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo, se le atribuyen
operaciones, atributos y misiones que le son propios, pero todas las cosas las hacen siempre 'en acuerdo' y 'en concierto'.
Pablo afirma la co-existencia y la co-operación dentro de la divinidad: “Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el
Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. Y hay diversidad de operaciones, pero
Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo.” (1 Corintios 12, 4-6).
2. LA UNIDAD E INSEPARABILIDAD DE DIOS. VIVIR UNIDOS A DIOS Y SER INSEPARABLES DE EL.
Numeral 253: “La Trinidad es una. No confesamos tres dioses sino un solo Dios en tres personas: "la Trinidad
consubstancial" (Concilio de Constantinopla II, año 553: DS 421). Las personas divinas no se reparten (no se dividen) la
única divinidad, sino que cada una de ellas es enteramente Dios: "El Padre es lo mismo que es el Hijo, el Hijo lo mismo
que es el Padre, el Padre y el Hijo lo mismo que el Espíritu Santo, es decir, un solo Dios por naturaleza" (Concilio de Toledo
XI, año 675: DS 530). "Cada una de las tres personas es esta realidad, es decir, la substancia, la esencia o la naturaleza
divina" (Concilio de Letrán IV, año 1215: DS 804).10
A. La Unidad. La Unidad Suprema es la consumación de voluntades.
La unidad de Voluntades de las tres Divinas Personas es lo que forma un solo Dios. Esta unidad de voluntades es lo que
llamamos: “Divina Voluntad” “. Sobre Su Divina Voluntad, Jesús nos dice:
“El origen de mi Voluntad es eterno, jamás entró el dolor en Ella; entre las Divinas Personas esta Voluntad estaba en
suma concordia, es más, era una sola; en cada acto que emitía fuera, tanto ad intra cuanto ad extra, nos daba infinitas
alegrías, nuevos contentos, felicidad inmensa, y cuando quisimos poner fuera la máquina de la Creación, ¿cuánta gloria,
cuántas armonías y honor no nos dio? En cuanto brotó el Fiat, este Fiat difundió nuestra Belleza, nuestra Luz, nuestra
Potencia, el orden, la armonía, el Amor, la Santidad, todo, y Nosotros quedamos glorificados por las mismas virtudes
nuestras, viendo por medio de nuestro Fiat el florecimiento de nuestra Divinidad reflejada en todo el universo. Nuestro
Querer no se detuvo, henchido de amor como estaba quiso crear al hombre. “(Vol. 16. 24 de noviembre 1923).
La Divina Voluntad es el centro y la vida, la rectora de todo.11 Jesús nos enseña:
“Hija mía, Mi Voluntad en el Cielo contenía al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; una era la Voluntad de las Tres Divinas
Personas, mientras eran distintas entre Ellas, pero la Voluntad era una, y esta, siendo la única que obraba en Nosotros
formaba toda nuestra felicidad, nuestra igualdad de Amor, de Potencia, de Belleza, etc. Si en vez de una Voluntad
fueran tres Voluntades, no podríamos ser felices, mucho menos volver felices a los demás; habríamos sido desiguales
en la Potencia, en la Sabiduría, en la Santidad, etc., así que nuestra única Voluntad, obrante en Nosotros, es todo
nuestro bien, del cual brotan tantos mares de felicidad, que ninguno puede penetrar hasta el fondo. (Vol. 15. 24 de
enero 1923).
10
Resaltamos que las tres Personas tienen la misma substancia y la misma naturaleza en pie de igualdad. Son una misma cosa: Igualdad en la
Divinidad: El Padre, el Hijo y El Espíritu Santo son "co-eternos" y "co-iguales" en esencia y sustancia. Eso fue exactamente lo que entendieron los
judíos de su tiempo y por la razón que buscaron matarle hasta que lo hicieron: “Por esto los judíos aún más procuraban matarle, porque no sólo
quebrantaba el día de reposo, sino que también decía que Dios era su propio Padre, haciéndose igual a Dios.” (Juan 5, 18). Los testigos de Jehová
no creen que Jesús sea Dios mismo, sino solamente el “Hijo de Dios”. Para ellos, la Palabra o el verbo (Logos), es decir, Jesús, es un “dios”, o sea, un
ser que tiene una elevada posición, pero que no es igual al Dios todopoderoso. Si los Testigos de Jehová hubieran vivido en el tiempo de Cristo, le
hubieran matado junto con los demás judíos (fariseos) que no le aceptaban porque entendían claramente que Cristo afirmaba ser igual a Dios. El
apóstol Pablo ya nos confirmó que Cristo era "Igual a Dios" (Fil. 2) y la Biblia nos afirma de muchas maneras que el Espíritu Santo es Dios (Hechos
5:3-4). Siendo que la Biblia nos habla explícitamente y da por sentado la igualdad del Padre al Hijo pero también de que El Hijo se somete al Padre,
entonces es necesario entender que dentro de la Divinidad existe orden. Dios es un Dios de orden y así funciona y hace todas las cosas aun consigo
mismo.
11
Vol. 11. 29 de septiembre 1912.
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La Unidad de los “quereres”, que también llama uniformidad en la Voluntad, forma la perfección de las Tres Divinas
Personas:
“Hija mía, la unión de nuestros quereres es tanta, que no se distingue cuál sea el querer del Uno y cual el del Otro; y
esta unión de Voluntad, que forma toda la perfección de las Tres Divinas Personas, porque como somos uniformes
en la Voluntad, esta uniformidad lleva uniformidad de Santidad, de Sabiduría, de Belleza, de Potencia, de Amor y de
todo lo demás de nuestro Ser, así que nos vemos como en un espejo recíprocamente Uno en el Otro, y es tanta
nuestra complacencia al mirarnos, que nos vuelve plenamente felices. Entonces Uno reverbera en el Otro, y cada
cualidad de nuestro Ser, como tantos mares inmensos diferentes en sus gozos, uno descarga en el otro, por eso, si
alguna cosa fuera disímil entre Nosotros, nuestro Ser no podría ser ni perfecto ni plenamente feliz. (Vol. 11. 8 de
febrero 1915).
Luisa nos dice: “Para poderme explicar mejor según nuestro lenguaje humano, diré que (…) ¿Qué cosa es el sol? No es
otra cosa que un globo de fuego; uno es el globo, pero muchos son los rayos, de modo que entonces podemos comprender
fácilmente: 1° El globo es Dios; los rayos, los inmensos atributos de Dios. 2°. El sol es fuego, pero al mismo tiempo es luz
y es calor, así que la Santísima Trinidad está representada en el sol: El fuego es el Padre, la luz es el Hijo, el calor es el
Espíritu Santo, pero uno es el sol; y así como no se puede dividir el fuego de la luz y del calor, así una es la Potencia del
Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, que entre Ellos no se pueden realmente separar. Y así como el fuego en el mismo
instante produce la luz y el calor, así que no se puede concebir el fuego sin concebirse también la luz y el calor, así no se
puede concebir al Padre antes del Hijo y del Espíritu Santo y así recíprocamente, tienen los Tres el mismo principio eterno.
(Vol. 2. Febrero 28, 1899). Más adelante, continuando con la analogía del sol, Jesús nos dice: “Lo que quiero es que tú
estés siempre unida conmigo, como un rayo de sol que está siempre fijo en el centro del sol y que de él recibe la vida, el
calor y el esplendor. Supón tú que un rayo se pudiera separar del centro del sol, ¿en qué se convertiría? En cuanto saliera
perdería la vida, la luz y el calor y volvería a las tinieblas reduciéndose a la nada. Tal es el alma, mientras está unida
conmigo, en mi centro, se puede decir que es como un rayo de sol que vive y recibe luz del sol, camina donde él quiere,
en suma, está en todo a disposición y a la voluntad del sol; si después se distrae de Mí, se desune, queda toda en tinieblas,
fría, y no siente en sí aquel impulso supremo de Vida Divina.”12 (Vol. 4. 9 de enero 1901. Jesús la quiere unida a Él como
un rayo al sol, del cual recibe la vida, el calor y el esplendor).
Así como las tres Divinas Personas son Uno, forman una UNIDAD,13 Dios quiere que nosotros seamos UNO con Él y con
las demás criaturas.14 Lo contrario de la unidad es desunión.
A imagen de la Santísima Trinidad, Dios quiere que UNA sea Su Voluntad con la de la criatura.15 La consumación en la
unidad de voluntades, forma la “unidad suprema“. Pero si no hay consumación en la unidad de voluntades, sino sólo
resignación, entonces hay una “unidad baja”. Jesús nos enseña cómo llegar a la unidad suprema y la diferencia de la
unidad baja:
Jesús nos dice: “Hija mía, la “unidad suprema” es cuando el alma llega a tal estrechez de unión con mi Voluntad, que
consume cualquier sombra de su querer, de modo que no se discierne más cuál sea mi Querer y cuál el suyo. Así que mi
Querer es la vida de esta alma, de manera que cualquier cosa que dispongo tanto sobre ella como sobre los demás, en
12
Ser “partícipes de Su Vida Divina” (2 Pedro 1: 4, Catecismo # 375, L.G. 2, 2”), siendo “UNO en Él” (Juan 17: 21) “EN LA TIERRA
como en el Cielo” (Mateo 6: 10), finalidad para la cual fuimos creados por Él.
13
En el Evangelio: “El Padre y yo somos una sola cosa” (Juan 10:30); “pero si las hago, crean en las obras, aunque no me crean a mí. Así reconocerán
y sabrán que el Padre está en mí y yo en el Padre” (Juan 10:38); “Jesús le respondió: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre, sino
por mí. Si ustedes me conocen, conocerán también a mi Padre. Ya desde ahora lo conocen y lo han visto» (Juan 14:6-7); “Felipe le dijo: Señor,
muéstranos al Padre y eso nos basta´. Jesús le respondió: `Felipe, hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conocen? El que me
ha visto, ha visto al Padre. ¿Cómo dices: Muéstranos al Padre? ¿No crees que yo esté en el Padre y que el Padre esté en mí? Las palabras que digo
no son mías: el Padre que habita en mí es el que hace las obras. Créanme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Créanlo, al menos, por las
obras.” (Juan 14:8-11).
14
En el Evangelio: “Para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea
que tú me enviaste” (Juan 17, 21); “La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno.” (…) “Yo en ellos, y tú
en mí, para que sean perfectos en unidad” (Juan 17:20–23). También: “Morad en mí y yo morare en vosotros. Así como la rama no puede producir
fruto si no está unida al tronco, así tampoco vosotros si no estáis unidos a mí. (…) El que mora en Mi produce mucho fruto.” (Juan 15, 4-5). Sobre la
unión con la Trinidad: “Si alguno me ama, guardara mi Palabra, y Mi Padre le amara y vendremos a Él y haremos en el nuestra morada.”(Juan 15,
23). Y como sus testigos: “Les he dado, Oh Padre, la luz que he recibido de ti para que sean una misma cosa; así como lo somos nosotros. More yo
en ellos y ellos en Mi para que sean consumados en la unidad, y para que sepa el mundo que me has enviado y que los has amado como me amas
a Mi.” (Juan 17, 22-23).
15
Vol. 35. 15 de agosto 1937.
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“La Santísima Trinidad”. pág. 6
todo está contenta, cualquier cosa le parece conveniente para ella, la muerte, la vida, la cruz, la pobreza, etc., las mira
todas como cosas suyas y que sirven para mantener su vida. Llega a tanto, que aun los castigos no la asustan más, sino
que en todo está contenta del Querer Divino, tanto que le parece que si Yo lo quiero ella lo quiere, y si ella lo quiere el
Señor lo hace, Yo hago lo que quiere ella, y ella hace lo que quiero Yo. Éste es el último punto de la consumación de tu
voluntad en la mía, -que tantas veces te he pedido, y que la obediencia y la caridad hacia el prójimo no te lo han
permitido, tanto, que muchas veces Yo he cedido ante ti en no castigar, pero tú no has cedido a Mí, por eso estoy
obligado a esconderme de ti, para estar libre cuando la Justicia me forza y los hombres llegan a provocarme para tomar
el flagelo en mi mano para castigar a la gente-. Si te tuviera conmigo, con mi Voluntad en el acto de flagelar, tal vez
habría disminuido el flagelo, porque no hay potencia mayor ni en el Cielo ni en la tierra, que un alma que en todo y por
todo está consumada en mi Voluntad; ésta llega a debilitarme y me desarma como le place. Esta es la “unidad suprema”.
Además está la “unidad baja”, en la cual el alma está resignada, sí, pero no ve mis disposiciones como cosa suya, como
vida suya, ni se hace feliz en ella, ni pierde su voluntad en la mía. A ésta la veo, sí, pero no llega a enamorarme, ni llego
a enloquecer por ella como lo hago con aquellas de la “unidad suprema”. (Vol. 9. 1 de noviembre 1910).
“La señal de que el alma está perfectamente estrechada y unida conmigo, es si está unida con todos los prójimos. Así
como ninguna nota discordante y entremezclada debe existir con aquellos que están visibles en la tierra, así ninguna
nota discordante de desunión puede existir con el invisible Dios.” (Vol. 6. 10 de octubre 1905. La señal de que el alma
está perfectamente estrechada y unida con Jesús, es si está unida con todos los prójimos).16
Jesús dice: “El vivir en nuestro Querer es unidad, tanto, que si la criatura ama, Dios está a la cabeza de su amor, así que
el amor del uno y de la otra es uno solo; si piensa, Dios está a la cabeza de su pensamiento; si habla, Dios es principio
de su palabra; si la criatura obra, Dios es el primer actor y obrador de sus obras; si camina, Dios se pone a la cabeza de
sus pasos. Por eso el vivir en mi Voluntad no es otra cosa que la vida de la criatura en Dios, y la de Dios en ella (Vol. 35.
15 de agosto de 1937).
B. La inseparabilidad o indivisibilidad. Vivir en el Divino Querer significa inseparabilidad.
Además de ser uno solo, las tres Personas son inseparables. Veamos cómo se manifiesta esta inseparabilidad:
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16
En la primera hora de la Novena de la Navidad, Luisa contempla el misterio Trinitario : “En una hora me ponía con
el pensamiento en el paraíso y me imaginaba a la Santísima Trinidad: Al Padre que mandaba al Hijo a la tierra, al
Hijo que prontamente obedecía al Querer del Padre, y al Espíritu Santo que consentía en ello. Mi mente se
confundía tanto al contemplar un misterio tan grande, un amor tan recíproco, tan igual, tan fuerte entre Ellos y
hacia los hombres, y en la ingratitud de estos, especialmente la mía, que en esto me habría quedado no una hora
sino todo el día“(Vol. 1).
Jesús le dice a Luisa: “¡Cómo eres bella! Tú eres mi candorosa paloma, mi amada morada, mi templo vivo, en el
cual unido con el Padre y el Espíritu Santo me complazco en deleitarme. ” (Vol. 2. 9 de septiembre 1899).
También en el sufrimiento Jesús le dice a Luisa: “Me complazco tanto en el modo con el que tú sufres, que no sólo
Yo, sino que llamo al Padre y al Espíritu Santo a complacerse conmigo.” (Vol. 3. 26 de noviembre 1899).
Luisa le dice a otra alma: “La medicina más provechosa y eficaz en las circunstancias más tristes de la vida es la
resignación. Tú con desesperarte, en vez de tomar la medicina estás tomando el veneno para matar tu alma. ¿No
sabes tú que el remedio más oportuno para todos los males, la cosa principal que nos hace nobles, nos diviniza y
nos asemeja a Nuestro Señor y tiene virtud de convertir en dulzura las mismas amarguras es la resignación? ¿Qué
cosa fue la Vida de Jesús sobre la tierra sino un continuar el Querer del Padre, y mientras estaba en la tierra
estaba unido con el Padre en el Cielo? Así el alma resignada, mientras vive en la tierra, el alma y su voluntad está
unida con Dios en el Cielo. ¿Se puede dar cosa más querida y deseable que ésta?” (Vol. 4. 31 de octubre 1900).
Sobre el nacimiento del Niño Jesús, Luisa nos dice: “Me parecía que tanto la Madre como el Hijo estaban
cambiados en luz purísima, pero en esa luz se distinguía muy bien la naturaleza humana de Jesús, que contenía
en sí la Divinidad y le servía como de velo para cubrir a la Divinidad, de modo que abriendo el velo de la naturaleza
humana era Dios, y cubierto con ese velo era hombre, y he aquí el prodigio de los prodigios: Dios y hombre,
La unión con el prójimo en la Divina Voluntad, FUNDIDOS en la humanidad de Jesús, se entiende con todas las criaturas desde Adán hasta la
última que existirá. El verdadero vivir en la Voluntad Suprema es propiamente esto: Que Jesús debe encontrar todo y a todos en el fondo del alma y
todo debe estar, con su Amor, vinculado en el alma. En este sentido, más adelante, Jesús nos dice: “Lo que hizo el primer hombre, Adán, hasta el
último que vendrá, todo debía ser en común entre ellos, así que no debía poseer sólo su propia fuerza, sino la fuerza de todos, todos los bienes
debían ser en común entre ellos. Mi Voluntad, más que electricidad, debía llevar el vínculo entre ellos y la comunicación de todo lo que es bueno y
santo, y a pesar de que cada hombre debía hacer su oficio y ocuparse en acciones diversas, como todos debían partir del punto primero de mi
Voluntad, todos debían convertirse en luz, y por lo tanto uno debía ser luz para el otro.” (Vol. 18. 6 de diciembre 1925).
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“Que sean Uno como Tu y Yo somos Uno”
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hombre y Dios, que sin dejar al Padre y al Espíritu Santo viene a habitar con nosotros y toma carne humana,
porque el verdadero amor no se desune jamás. ” (Vol. 4. 25 de diciembre 1900).
Ante los lamentos de Luisa por la privación de Jesús, Él le dice: “También Yo en el curso de mi Pasión sentí un
extremo abandono,17 si bien mi Voluntad estuvo siempre unida con el Padre y con el Espíritu Santo; esto lo
quise sufrir para divinizar en todo la cruz, tanto, que contemplándome a Mí y contemplando la cruz encontrarás
el mismo esplendor, las mismas enseñanzas y el mismo espejo en el cual podrías reflejarte continuamente, sin
diferencia entre uno y otro.” (Vol. 4. 19 de abril 1901).
En otro momento, Jesús habla de la Inmaculada Concepción de María: “Debes saber que junto conmigo
descendieron el Padre y el Espíritu Santo; mientras Yo quedé con Ellos en el Cielo, Ellos descendieron conmigo a
la tierra. Somos inseparables y aunque Nosotros mismos lo quisiéramos, no podemos separarnos, a lo más nos
bilocamos, y mientras tenemos nuestro trono en el Cielo, formamos nuestro trono en la tierra, pero separarnos
jamás.”(Vol. 36. 25 de diciembre 1938).
Así como las tres Divinas Personas son inseparables, Dios quiere que nosotros seamos inseparables de Él. Lo contrario de
“inseparable” es “separado”. Jesús nos dice: “Hija mía, ¿quieres saber de dónde comenzó el mal en el hombre? El
principio es que el hombre en cuanto se conoce a sí mismo, o sea, empieza a adquirir el uso de la razón, se dice a sí mismo:
‘Yo soy algo’, y creyéndose alguna cosa se separa de Mí, no se fía de Mí que soy el Todo y toda la confianza y fuerza la
toma de él mismo, y de esto sucede que pierde hasta todo buen principio, y perdiendo el buen principio, ¿cuál será su
fin? Imagínalo tú misma hija mía.” (Vol. 4. 16 de julio 1901).
Jesús nos enseña cómo ser Hijos del Padre, nos enseña sus maneras, sus modos, cómo Él se comporta siendo Hijo con Su
Padre. Nos enseña a ser “el reflejo y el retrato perfecto del Padre”.18 Jesús nos explica:
”Vivir en el Divino Querer significa inseparabilidad, no hacer nada por sí mismo, porque delante al Divino Querer se
siente incapaz de todo, no pide órdenes ni las recibe, porque se siente incapaz de ir solo y dice: “Si quieres que haga,
hagamos juntos, y si quieres que vaya, vayamos juntos.” Así que hace todo lo que hace el Padre:19 Si el Padre piensa,
hace suyos los pensamientos del Padre y no hace ni un pensamiento de más de los que hace el Padre; si el Padre mira, si
habla, si obra, si camina, si sufre, si ama, también ella mira lo que mira el Padre, repite las palabras del Padre, obra con
las manos del Padre, camina con los pies del Padre, sufre las mismas penas del Padre y ama con el amor del Padre; vive
no fuera sino dentro del Padre, así que es el reflejo y el retrato perfecto del Padre; lo que no es para quien vive solamente
resignado. A este hijo es imposible encontrarlo sin el Padre, ni al Padre sin él, y no sólo externamente, sino que todo su
interior se ve como entretejido con el interior del Padre, transformado, perdido todo, todo en Dios. ¡Oh, los vuelos rápidos
y sublimes de este hijo en el Querer Divino! Este Querer Divino es inmenso, a cada instante circula en todos, da vida y
ordena todo, y el alma espaciándose en esta inmensidad vuela hacia todos, ayuda a todos, ama a todos, pero como
ayuda y ama el mismo Jesús, lo que no puede hacer quien vive sólo resignado, así que a quien vive en el Divino Querer le
es imposible hacer por sí sólo; es más, siente náusea de su obrar humano, aunque sea santo, porque en el Divino Querer
las cosas, aún las más pequeñas, toman otro aspecto, adquieren nobleza, esplendor, santidad divina, potencia y belleza
divinas, se multiplican al infinito y en un instante hace todo y después que ha hecho todo dice: “No he hecho nada, lo ha
hecho Jesús, y este es todo mi contento, que miserable cual soy, Jesús me ha dado el honor de tenerme en el Divino
Querer para hacerme hacer lo que ha hecho Él.” Así que el enemigo no puede molestar a esta hija haciéndola dudar en
si ha hecho bien o mal, poco o mucho, porque todo lo ha hecho Jesús y ella junto con Jesús. Ésta es la más pacífica, no
está sujeta a ansiedades, no ama a ninguno y ama a todos, pero divinamente, se puede decir: “Es la repetidora de la Vida
de Jesús, el órgano de su voz, el latido de su corazón, el mar de sus gracias.” (Vol. 12. 14 de agosto 1917).
Cuando Luisa recibe la obediencia de su confesor de no recibir al Señor cuando se le manifestaba, para hacer entender Su
Voluntad, Jesús le dice al confesor: “Esto es imposible, a mis almas las tengo tan sumergidas en Mí, que formamos una
misma sustancia, tanto que no se discierne más la una de la otra, y así como cuando dos sustancias se unen, una se
transmite en la otra, y después, aunque se quiera separarlas resulta inútil aun el pensarlo, así es imposible que mis almas
puedan estar separadas de Mí.” (Vol. 2. 1 de septiembre 1899).
17
Al punto que exclamo: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”
Jesús dijo: “porque yo hago siempre lo que Le agrada” (Juan 8:29).
19
Numeral 240 del Catecismo:”Jesús ha revelado que Dios es "Padre" en un sentido nuevo: no lo es sólo en cuanto Creador; Él es eternamente
Padre en relación a su Hijo único, que recíprocamente sólo es Hijo en relación a su Padre: "Nadie conoce al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce
nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar" (Mt 11,27).”
18
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“La Santísima Trinidad”. pág. 8
3. TRES PERSONAS DISTINTAS. EL ‘AMOR’ Y LA ‘DIVINA VOLUNTAD’ EN LA SANTISIMA TRINIDAD.
Numeral 254: “Las Personas divinas son realmente distintas entre sí. (…) Son distintos entre sí por sus relaciones de origen:
"El Padre es quien engendra, el Hijo quien es engendrado, y el Espíritu Santo es quien procede." 20 (Concilio de Letrán IV,
año 1215: DS 804). La Unidad divina es Trina.
Sobre estas relaciones de origen, Jesús nos dice:


“Mi Padre Celestial me generó21 virgen en su seno con el germen virginal de su Fecundidad eterna, sin obra de
mujer, y en este mismo germen procedió22 el Espíritu Santo”. (Vol. 15. 14 de abril 1923).
Estos actos son eternos: “Nuestro Ente Supremo tiene siempre en acto continuo todas sus obras, para Nosotros
el pasado y el futuro no existen, así que el Padre Celestial genera continuamente a su Hijo y entre el Padre y el
Hijo procede el Espíritu Santo; esto es vida en Nosotros y es como el latido y el respiro que forma nuestra Vida:
“Generar y proceder continuamente.” (Vol. 35. 23 de agosto 1937).
A. Toda la Vida Divina es Amor, pero el Divino Querer domina, rige y ordena todo.
Jesús nos dice: “Yo soy todo Amor, soy como una fuente que no contiene otra cosa que amor, y todo lo que podría entrar
en esta fuente pierde sus cualidades y se vuelve amor, así que en Mí la Justicia, la Sabiduría, la Bondad, la Fortaleza, etc.,
no son otra cosa que Amor, ¿pero quién dirige esta fuente, este Amor y todo lo demás? ¡Mi Querer! Mi Querer domina,
rige, ordena,23 así que todas mis cualidades llevan el sello de mi Querer, la Vida de mi Voluntad, y donde encuentran mi
Querer hacen fiesta, se besan mutuamente; donde no, enfadadas se retiran. Ahora hija mía, quien se deja dominar por
mi Voluntad y vive en mi Querer, hace vida en mi misma fuente, siendo casi inseparable de Mí, y todo en él se cambia en
amor, así que amor son los pensamientos, amor la palabra, el latido, la acción, el paso, todo; para él es siempre día; pero
si se separa de mi Voluntad, para él es siempre noche y todo lo humano, las miserias, las pasiones, las debilidades, salen
en campo y hacen su trabajo, pero qué clase de trabajo, trabajo para llorar.” (Vol. 12. 9 de julio 1918. Quien vive en el
Divino Querer hace vida en la fuente de Amor de Jesús).
B. La Divina Voluntad es como el alma de la Santísima Trinidad, dando vida a sus atributos: el Padre, la
potencia; el Hijo, la sabiduría y el Espíritu Santo, el amor.24 Igualmente, Dios quiere que ‘su voluntad’ sea
como el alma de nuestro cuerpo.
Luisa nos dice: “Me parecía ver el misterio de la Santísima Trinidad, y el hombre formado con las tres potencias a imagen
de Ella; comprendía también que quien estaba en aquella luz, su voluntad quedaba transformada en el Padre, la
20
Sobre el Espíritu Santo, el Numeral 264 del Catecismo cita a san Agustín: "El Espíritu Santo procede principalmente del Padre, y por concesión del
Padre, sin intervalo de tiempo procede de los dos como de un principio común" (S. Agustín, De Trinitate, 15, 26,47). A este Proceder, se le denomina
“ESPIRACIÓN": Acto por el que el Padre, junto con el Hijo, hace proceder a la persona del Espíritu Santo (según los latinos) como de un único principio.
También se usa el termino “FILIOQUE“, literalmente, "y del Hijo"; para designar la doctrina según la cual el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo
como de un solo principio. Esta interpretación doctrinal se llama también "filioquismo"; es frecuente entre los teólogos latinos. Los griegos hacen
proceder al Espíritu solamente del Padre y del Hijo o del Padre a través del Hijo.
21
Debemos notar que Engendrar es llegar a ser padre; crear es hacer. Y la diferencia es ésta: Cuando engendramos, engendramos algo que tiene la
misma naturaleza nuestra. Un hombre engendra seres humanos; un castor engendra castorcitos y un ave empolla huevos que llegarán a ser pollitos.
Pero cuando hacemos algo, hacemos algo diferente a nosotros: no tiene nuestra misma naturaleza. Lo que Dios engendra es Dios, así como lo que
el hombre engendra es hombre. Lo que Dios crea no es Dios, así como lo que el hombre hace tampoco es hombre.
22 Sobre la procedencia del Espíritu Santo, el Catecismo Numeral 246 dice: “La tradición latina del Credo confiesa que el Espíritu "procede del Padre
y del Hijo (Filioque)". El Concilio de Florencia, en el año 1438, explicita: "El Espíritu Santo [...] tiene su esencia y su ser a la vez del Padre y del Hijo y
procede eternamente tanto del Uno como del Otro como de un solo Principio y por una sola espiración [...]. Y porque todo lo que pertenece al Padre,
el Padre lo dio a su Hijo único al engendrarlo a excepción de su ser de Padre, esta procesión misma del Espíritu Santo a partir del Hijo, éste la tiene
eternamente de su Padre que lo engendró eternamente" (DS 1300-1301). Numeral 247: “La afirmación del Filioque no figuraba en el símbolo
confesado el año 381 en Constantinopla. Pero sobre la base de una antigua tradición latina y alejandrina, el Papa san León la había ya confesado
dogmáticamente el año 447 (cf. Quam laudabilitier: DS 284) antes incluso que Roma conociese y recibiese el año 451, en el concilio de Calcedonia,
el símbolo del 381. El uso de esta fórmula en el Credo fue poco a poco admitido en la liturgia latina (entre los siglos VIII y XI). La introducción
del Filioque en el Símbolo Niceno-Constantinopolitano por la liturgia latina constituye, todavía hoy, un motivo de no convergencia con las Iglesias
ortodoxas.
23
De igual manera, en el libro de Cielo, Jesús, al referirse a la Caridad dice: “se llama reina, porque tiene régimen (rige), orden (ordena), y dispone
todo (domina).” (Vol. 4. 29 de octubre 1900).
24 Dios tiene muchos atributos. Por "atributos" entendemos las propiedades del "Ser" divino que se manifiestan en la Revelación, como también en
la mejor reflexión filosófica (Cf. por ej. Summa Theol., I, qq. 3 ss.). La Sagrada Escritura describe a Dios utilizando diversos adjetivos. Se trata
de expresiones del lenguaje humano, que se manifiesta muy limitado, sobre todo cuando se trata de expresar la realidad totalmente trascendente
que es Dios en sí mismo. In : https://w2.vatican.va/content/john-paul-ii/es/audiences/1985/documents/hf_jp-ii_aud_19850904.html
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“La Santísima Trinidad”. pág. 9
inteligencia en el Hijo y la memoria en el Espíritu Santo. ¡Cuántas cosas comprendía, pero no sé manifestarlo! ” (Vol. 3. 9
de mayo 1900).
Jesús nos dice: “Tú debes saber que mi Voluntad debe ser como alma al cuerpo; mira, también en Nosotros sucede esto,
entre las Tres Divinas Personas, (1) nuestro Amor es grande, infinito, eterno, pero si no tuviéramos una Voluntad que
anima y da vida a este Amor, nuestro Amor estaría sin vida, sin obras; (2) nuestra Sabiduría llega a lo increíble, (3) nuestro
Poder puede pulverizar todo en un minuto, y en otro minuto puede rehacerlo todo; pero si no tuviéramos una Voluntad
que quisiera manifestar la maestría de nuestra Sabiduría, como la manifestó en la Creación, en la cual todo ordenó y
armonizó junto, y con su Poder le dio su lugar, en tal modo que no puede apartarse ni un tantito, tanto mi Sabiduría como
mi Poder habrían estado sin hacer nada, y así de todos nuestros demás atributos. Ahora, así lo quiero, que mi Voluntad
sea como alma al cuerpo; el cuerpo sin el alma está sin vida, a pesar de que contiene todos los sentidos, pero no ve, ni
habla, ni siente, ni obra, es casi una cosa inservible y tal vez aún insoportable, pero si está animado, ¿cuántas cosas no
puede hacer? Y ¡oh! cuántos se vuelven inservibles e insoportables porque no están animados por mi Voluntad, parecen
como instalaciones eléctricas sin luz, como máquinas sin movimiento, cubiertas de herrumbre y de polvo y casi impotentes
al movimiento, ¡ah, cómo dan piedad! Entonces, cada cosa que no está animada por mi Voluntad es una vida de santidad
que viene a faltar, por eso quiero ser en ti como alma al cuerpo, y mi Voluntad hará nuevas sorpresas de creaciones, da
nueva vida a mi Amor, nuevas obras y maestría de mi Sabiduría, y da nuevo movimiento a mi Poder. Por eso sé atenta y
déjame hacer, a fin de que cumpla mi gran designio: Que la criatura sea animada por mi Voluntad.” (Vol. 13. 27 de octubre
1921).
C. Las diferencias entre la Divina Voluntad y el Amor. La “vida” y el “alimento” de Dios. El Amor es el hijo
predilecto, el primogénito inseparable de la Divina Voluntad.
“Mi Voluntad es vida, mi Amor es alimento. La vida no puede estar sin el alimento, y si existiese el alimento sin la vida
que lo toma, se volvería inútil, y Dios cosas inútiles no sabe hacer. La vida hace surgir el alimento, así que la una y el otro
se vuelven necesarios. La vida no puede formarse, ni crecer, ni desarrollar sus obras grandes sin alimentarse; el alimento
quedaría sin obras, sin dar de sí en cosas maravillosas si no tuviese una vida que lo recibe. Además de esto, mi Voluntad
es luz, el Amor es calor, inseparables entre ellos, no puede estar la luz sin el calor, ni el calor sin la luz, parece que sean
gemelos, nacidos en un parto; sin embargo, la primera en nacer es la luz y después surge el calor, así que el calor es hijo
de la luz. Así mi Voluntad tiene su acto primero, el Amor es su hijo predilecto, su primogénito inseparable. Si mi Voluntad
no quiere, no se mueve, no quiere obrar, entonces el Amor se está escondido dentro de su Mamá sin hacer nada; en
cambio, si mi Voluntad quiere obrar, el Amor corre, vuela, es todo ojo, movimiento, obras y pasos, sin cansarse jamás. Así
también en la criatura, si se hace mover por mi Voluntad tendrá verdadero amor, será firme, constante e irremovible en
el bien; pero si no está animada por Ella, su amor será un amor pintado, sin vida, inconstante; pobre amor, donde no está
la Vida de mi Voluntad, el bien, las obras que hará estarán expuestas al frío intenso, a las heladas nocturnas, al sol ardiente,
los cuales tienen virtud de quemar y hacer secar las obras más bellas. Mira entonces hija mía la diferencia entre mi
Voluntad y el Amor, no puede nacer el hijo sin la madre, por eso lo que más te debe importar es el poseer su Vida si no
quieres ser estéril en el bien, sin generación, para poder poblar Cielo y tierra.” (Vol. 36. 24 de julio 1938).
D. La Divina Voluntad es vida de la Santísima Trinidad, el Amor es alimento. Dios quiere ser amado y de
nuestro amor se sirve para alimentarse.
En el Cielo sólo viviremos eternamente de la Divina Voluntad y del Amor de Dios. La Fe y la Esperanza no serán necesarias
porque veremos y poseeremos a Dios. Jesús nos dice:
“Vivir en nuestro Querer, ser amados, es todo para Nosotros, mucho más que el Amor de Nosotros mismos forma nuestro
alimento continuo. Mi Padre Celestial genera sin cesar jamás a su Hijo, porque ama; con el generarme forma el alimento
para alimentarnos. Yo, su Hijo, amo con su mismo Amor y procede el Espíritu Santo, con esto formamos otro alimento
para alimentarnos. 25 Si creamos la Creación fue porque amamos, y si la sostenemos con nuestro acto creante y
25
En estos tres pasos podemos vislumbrar el desarrollo del Amor en las criaturas: 1) Cuando el Padre genera al Hijo -se ama a sí mismo en el Hijo-,
forma el alimento para alimentarse. Analógicamente, en la primera etapa de nuestras vidas, la infancia, fuimos generados y amados por nuestros
padres, y de ese amor nos alimentamos. 2) Cuando entre el Hijo y el Padre procede el Espíritu santo –el Hijo se ama a sí mismo, con el mismo Amor,
en el Padre-, con esto formaron otro alimento para alimentarse. Analógicamente, en la segunda etapa de nuestras vidas, la juventud-adultez,
amamos y elegimos a un consorte, o nos consagramos a Dios, y formamos otro amor para alimentarnos. 3) Podemos agregar una tercera etapa,
cuando el Espíritu Santo ama y recibe amor del Padre y al Hijo, analógicamente, en la vejez amamos a nuestros padres, a nuestros hijos y de ese
amor nos alimentamos. Jesús nos dice: “Y los treinta años de mi Vida mortal dieron satisfacción por (…) las tres diversas edades de cada hombre:
Adolescencia, juventud y vejez. Yo por todos di satisfacción, merecí e impetré, y mi Humanidad sirve de escalera para subir al Cielo, pero si el hombre
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“La Santísima Trinidad”. pág. 10
conservante, es porque amamos; este Amor nos sirve de alimento. Si queremos que la criatura nos conozca en nuestras
obras y en Nosotros mismos, es porque queremos ser amados, y de este amor nos servimos para alimentarnos. No
despreciamos jamás el amor, con tal que sea amor, nos sirve, es cosa nuestra, nuestro Amor se sacia con el ser amado, y
habiendo hecho todo por amor, queremos que Cielo y tierra, todas las criaturas, sean para Nosotros todo amor, y si no
son todo amor entra el dolor, que nos hace llegar al delirio, porque amamos y no somos amados” (Vol. 36. 18 de diciembre
1938).
4. RELACIONES ENTRE LAS TRES DIVINAS PERSONAS. DIOS ES AMOR: PADRE, HIJO Y ESPÍRITU SANTO.26
La palabra RELACIÓN, en lenguaje trinitario significa la ordenación de una persona a las otras, o la eterna comunión entre
los divinos tres. Hay cuatro relaciones: paternidad, filiación, y procedencia (espiración activa y espiración pasiva): La
relación que va del Padre al Hijo, que es la paternidad.27 La relación que va de Hijo al Padre, que es la filiación. La relación
que va del Padre y del Hijo al Espíritu Santo, que es la inspiración activa. Y la relación que va del Espíritu Santo al Padre y
al Hijo que es la inspiración pasiva.28
Numeral 255: “Las Personas divinas son relativas unas a otras. La distinción real de las Personas entre sí, porque no divide
la unidad divina, reside únicamente en las relaciones que las refieren unas a otras: "En los nombres relativos de las
personas, el Padre es referido al Hijo, el Hijo lo es al Padre, el Espíritu Santo lo es a los dos; sin embargo, cuando se habla
de estas tres Personas considerando las relaciones se cree en una sola naturaleza o substancia" (Concilio de Toledo XI, año
675: DS 528). En efecto, "en Dios todo es uno, excepto lo que comporta relaciones opuestas" (Concilio de Florencia, año
1442: DS 1330). "A causa de esta unidad, el Padre está todo en el Hijo, todo en el Espíritu Santo; el Hijo está todo en el
Padre, todo en el Espíritu Santo; el Espíritu Santo está todo en el Padre, todo en el Hijo" (Concilio de Florencia, año 1442:
DS 1331).
Al inicio (No. 1, pág. 2) habíamos dicho que Dios es Espíritu purísimo, simplísimo y comunicativo. En este hermosísimo
pasaje, la misma Santísima Trinidad le dice a Luisa que Su esencia o naturaleza es Amor purísimo, simplísimo y
comunicativo:
“Me parecía que los Tres me decían, pero al salir la palabra formaba una sola voz: “Nuestra naturaleza está formada de
Amor purísimo, simplísimo y comunicativo, y la naturaleza del verdadero Amor tiene como propiedad especial producir de
sí mismo imágenes todas semejantes en la Potencia, en la Bondad, en la belleza y en todo lo que él contiene, y sólo para
dar un realce más sublime a nuestra omnipotencia pone la marca de la distinción; de modo que esta nuestra naturaleza,
derritiéndose en amor, como es simple, sin ninguna materia que pudiera impedir la unión, de ella forma Tres y volviéndose
a derretir forma Uno solo. Y es tan cierto que la naturaleza del verdadero Amor tiene esto de producir imágenes todas
similares a sí, o de asumir la imagen de quien se ama, que la segunda Persona al redimir al género humano asumió la
naturaleza y la imagen del hombre, y comunicó al hombre la Divinidad.” (Vol. 4. 3 de diciembre 1900. La naturaleza de la
Santísima Trinidad está formada de Amor purísimo, simplísimo y comunicativo.)
A. El verdadero Amor jamás está solo. "Dios es único pero no solitario".
no sube esta escalera con el ejercicio de las propias virtudes, en vano intenta subir y volverá inútil para sí mismo mi obrar.” (Vol. 4. 22 de febrero
1903).
26
Numeral 257 del Catecismo.
27
Ver Catecismo Numeral 240: Jesús ha revelado que Dios es "Padre" en un sentido nuevo: no lo es sólo en cuanto Creador; Él es eternamente
Padre en relación a su Hijo único, que recíprocamente sólo es Hijo en relación a su Padre: "Nadie conoce al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce
nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar" (Mt 11,27). Numeral 241: Por eso los Apóstoles confiesan a Jesús como "el Verbo que
en el principio estaba junto a Dios y que era Dios" (Jn 1,1), como "la imagen del Dios invisible" (Col 1,15), como "el resplandor de su gloria y la
impronta de su esencia" Hb 1,3). Y numeral 242: Después de ellos, siguiendo la tradición apostólica, la Iglesia confesó en el año 325 en el primer
Concilio Ecuménico de Nicea que el Hijo es "consubstancial" al Padre (Símbolo Niceno: DS 125), es decir, un solo Dios con él. El segundo Concilio
Ecuménico, reunido en Constantinopla en el año 381, conservó esta expresión en su formulación del Credo de Nicea y confesó "al Hijo Único de Dios,
nacido del Padre antes de todos los siglos, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado no creado, consubstancial al Padre" (Símbolo
Niceno-Constantinopolitano: DS 150).
28
Las Personas divinas se distinguen entre ellas no por cualquier perfección absoluta, sino por las relaciones que las distinguen. Así han afirmado
los Padres de la Iglesia: san Gregorio Nacianceno, san Gregorio Niceno y San Agustín. Si admitimos las procesiones (generar y proceder) en la Trinidad,
necesitamos admitir como consecuencia las relaciones divinas. En Dios las procesiones (orígenes), con las cuales la única naturaleza divina viene
comunicada, ponen en relación el término y el principio de cada una de ellas. Esta relación es real, pues se funda sobre la naturaleza divina; es
recíproca, porque término y principio poseen la realidad que las coordina, o sea, la misma naturaleza divina.
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“Que sean Uno como Tu y Yo somos Uno”
“La Santísima Trinidad”. pág. 11
El Numeral 254 dice: “Las Personas divinas son realmente distintas entre sí. "Dios es único pero no solitario" (Fides
Damasi: DS 71). Luisa nos dice: “Después de haber sufrido un poco, como veía al padre (sacerdote) presente, el Señor ha
dicho: “Amada mía, he aquí el símbolo de la Sacrosanta Trinidad: Yo, el padre y tú. Mi Amor desde ‘ab eterno’ jamás ha
estado solo, sino siempre unido en perfecta y recíproca unión con las Divinas Personas, porque el verdadero amor jamás
está solo, sino que produce otros amores y goza el ser amado por los amores que él mismo ha producido, y si está solo,
o no es de la naturaleza del Amor divino, o bien está solo aparentemente. Si supieras cuanto me complazco y me gusta
poder continuar en las criaturas aquel Amor que desde ‘ab eterno’ reinaba y reina todavía ahora en la Santísima Trinidad.
He aquí el por qué digo que quiero el consentimiento de la intención del confesor unido conmigo, para poder continuar
más perfectamente este Amor que simboliza a la Trinidad Sacrosanta.” (Vol. 4. 23 de octubre 1900).
B. Toda la Vida Divina, se puede decir, recibe vida del Amor.
Jesús nos dice: “Hija mía, toda la Vida Divina, se puede decir que recibe vida del amor: El amor la hace generar, el amor
la hace producir, el amor la hace crear, el amor la hace conservar y da continua vida a todas sus operaciones, así que si
no tuviera amor, no obraría y no tendría vida. Ahora, las criaturas no son otra cosa que chispas salidas del gran fuego de
Amor, Dios, y su vida recibe vida y actitud de obrar de esta chispa, así que también la vida humana recibe vida del amor;
pero no todos se sirven de ella para amar, para obrar lo bello, lo bueno, para todo su obrar, sino que transformando esta
chispa la usan: Quien para amarse a sí mismo, quien a las criaturas, quien a las riquezas, y quien hasta a las bestias, todo
esto con sumo desagrado de su Creador, que habiendo hecho salir estas chispas de su gran fuego, anhela recibirlas todas
de nuevo en Sí, pero más engrandecidas, como otras tantas imágenes de su Vida Divina. Pocos son aquellos que
corresponden a la imitación de su Creador.” (Vol. 7. 15 de junio 1906).
C. Las relaciones entre las tres personas de la Santísima Trinidad son relaciones de AMOR, y son el modelo del
Amor verdadero.
Jesús nos dice:

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“El verdadero amor, cuando es perfecto, comienza por sí mismo, el verdadero modelo es la Trinidad Sacrosanta:
Mi Padre Celestial se amó a Sí mismo, y en su Amor Generó a su Hijo, cuando se amó a Sí mismo en el Hijo. Yo,
su Hijo, me amé a Mí mismo en el Padre, y de este Amor procedió el Espíritu Santo. En este amarse a Sí mismo,
el Padre Celestial generó un solo Amor, una sola Potencia y Santidad, y así de todo lo demás, y vinculó la unión
inseparable de las Tres Divinas Personas.” (Vol. 35. 19 de octubre 1937).
Y, “mi Padre Celestial me Generó en el amor, y a quien me ama y no deja escapar nada de nuestro Amor, me lo
siento conmigo en acto de darme y recibir amor continuo.” (Vol. 35. 10 de abril 1938).
También nos dice: “Mi Padre Celestial me generaba, y Yo lo amaba, y en aquél Amor te amaba también a ti,
porque mi Voluntad te llevaba siempre presente. Yo Genero continuamente,29 y del arrebato e ímpetu de nuestro
Amor de Padre e Hijo procedió el Espíritu Santo, y en aquel arrebato te amé también a ti con Amor continuo.”
(Vol. 36. 18 de julio 1938).
La unión que distingue y une al Padre y al Hijo, es una unión de don total y de recepción total mutua: Hay un don total
de parte del Padre porque se ama a Si mismo en el Hijo y de recepción total de parte del Hijo. Pero este movimiento
también ocurre al contrario: El Padre recibe totalmente al Hijo, y el Hijo se da totalmente al Padre porque se ama a sí
mismo en el Padre. El Espíritu Santo es la Persona que procede de esa entrega total y mutua entre el Padre y el Hijo,
dándose totalmente a ambos y recibiendo totalmente de ambos. Y nosotros debemos amar a nuestros semejantes de la
misma manera que aman las Personas de la Santísima Trinidad. A través de la historia el mandamiento de AMAR A DIOS
Y AL PROJIMO ha sido expresión del AMOR TRINITARIO que se ha ido perfeccionando y divinizando.30
29
Parece que Luisa pasa insensiblemente del hablar del Hijo al hablar del Padre por la operación de `generar´ que realiza.
En el antiguo testamento, el primer mandamiento del Decálogo es expresión del Amor trinitario: “Ama a Dios sobre todas las cosas y al prójimo
como a ti mismo”. El mandamiento pide amar a Dios sobre todas las cosas, y amar al prójimo, ¿Cómo?, como a sí mismo: dándose al otro como si
fuera otro “yo”. Sin embargo, no es sino has la venida de Cristo que la “ley del talión” (ojo por ojo y diente por diente) es derogada para dar paso al
Amor con olvido de sí mismo, perdonando hasta siete veces siete. Resaltamos que el mandamiento no pide “amarse a sí mismo”, sino amar al
prójimo como si fuera otro “yo”, otro “si mismo”. En el nuevo testamento: “Amaos los unos a los otros como Yo os he amado” (Juan 13, 34; 15, 12),
concuerda con lo dicho en el Decálogo, le da un sentido nuevo y pleno, ahora Jesús es el modelo que debemos imitar en el Amor: Hasta “dar la vida
por sus amigos”. ¡Hasta el olvido de la propia vida! Jesús nos pide que amemos al prójimo como Él nos ama, de la misma manera que se ama a Si
mismo en el Padre. Sobre el Amor al Prójimo nos dice: “No mires a las personas, no, sino debes pensar que Yo mismo quiero que tú hagas lo que te
es ordenado, entonces con el ojo fijo en Mí no juzgarás a ninguno, no mirarás si la cosa te es penosa o te gusta, si puedes o no puedes hacerla;
cerrando los ojos a todo esto los abrirás para mirarme sólo a Mí, me llevarás junto a ti pensando que te estoy mirando fijamente y me dirás: “Señor,
sólo por Ti lo hago, sólo por Ti quiero obrar, no más esclava de las criaturas.” (Vol. 1). Jesús le dice a Luisa: “algunas veces te amo tanto, que llego a
30
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“La Santísima Trinidad”. pág. 12
5. ¿COMO PODEMOS FORMAR LA TRINIDAD EN NUESTRAS ALMAS?
A. La verdadera transformación de la criatura en Jesús se logra en la Divina Voluntad y el Amor.
Jesús nos dice: “No puede haber verdadero Amor si no recibe vida, alimento de mi Voluntad, así que mi Voluntad unida
al amor es la que forma la verdadera transformación conmigo, pues el alma está en continuo contacto con mi Potencia,
con mi Santidad y con todo lo que Yo soy, así que puede decir que es otro Yo. Todo es precioso, todo es santidad para
aquella alma; se puede decir que su respiro, el contacto con la tierra que pisa es precioso, es santo, porque no son otra
cosa que efectos de mi Querer.” (Vol. 11. 28 de agosto 1912).
B. Hacer todo junto a Jesús.
Jesús nos dice: “Viéndote muchas veces que no sabes hacer bien lo que haces, Yo estoy esperando que me llames y me
digas: ‘Quiero hacer esta cosa y no sé hacerla, ven Tú a hacerla junto conmigo y todo sabré hacer bien.’ Por ejemplo:
‘Quiero amar, ven junto conmigo a amar; quiero rezar, ven Tú a rezar junto conmigo; quiero hacer este sacrificio, ven Tú
a darme tu fuerza pues yo me siento débil.’ Y así de todo lo demás, y Yo con mucho gusto, con sumo placer mío me
prestaría a todo.” (Vol. 11. 20 de agosto 1912).
C. Obrar junto a Jesús con confianza.31
Jesús nos dice: “En mi Voluntad están todos los bienes posibles, y el alma que vive en Ella es necesario que esté con
confianza obrando junto conmigo como dueña. Todo esperan las criaturas de esta alma, y si no lo tienen se sienten
defraudadas, ¿y cómo puede dar si no está con toda confianza obrando junto conmigo? Por eso al alma que vive en mi
Voluntad le es necesaria la confianza para dar, la simplicidad para comunicarse a todos, con el desinterés de sí para
poder vivir toda para Mí y para el prójimo. Tal soy Yo.” (Vol. 11. 20 de agosto 1913).
D. ¿Sabes cuál es la mira de Dios sobre ti, y el estado que quiere de ti? Al vivir del Divino Querer se llega a
obrar como Dios y participa en el Amor recíproco de las tres personas de la Santísima Trinidad.
Jesús nos dice : “La mira que tengo sobre ti no es de cosas prodigiosas, y de tantas otras cosas que podría obrar en ti para
mostrar mi obra, sino que mi mira es absorberte en mi Voluntad y hacerte una sola cosa con Ella, y hacer de ti un ejemplar
perfecto de uniformidad de tu querer con el mío. Este es el estado más sublime, es el prodigio más grande, es el milagro
de los milagros lo que de ti quiero hacer. Hija mía, para llegar perfectamente a hacer uno nuestro querer, el alma debe
volverse invisible, debe imitarme a Mí, que mientras lleno el mundo con tenerlo absorbido en Mí y con no quedar
absorbido en él,32 me vuelvo invisible y de ninguno me dejo ver. Esto significa que no hay ninguna materia en Mí, sino que
todo es purísimo espíritu, y si en mi Humanidad asumida tomé la materia, fue para semejarme en todo al hombre y darle
un ejemplar perfectísimo de cómo espiritualizar esta misma materia. Entonces el alma debe espiritualizar todo y llegar a
volverse invisible para poder hacer fácilmente una su voluntad con mi Voluntad, porque lo que es invisible puede ser
absorbido en otro objeto. De dos objetos con los que se quiere formar uno solo, es necesario que uno pierda la propia
forma, de otra manera jamás se llegaría a formar un solo ser. ¡Qué fortuna sería la tuya si destruyéndote a ti misma, hasta
hacerte invisible, pudieras recibir una forma toda divina! Es más, tú con quedar absorbida en Mí y Yo en ti, formando un
solo ser, vendrías a retener en ti la fuente divina, y como mi Voluntad contiene todo el bien que puede existir, vendrías a
retener todos los bienes, todos los dones, todas las gracias, y no tendrías que buscarlos en otra parte sino en ti misma. Y
amarte cuanto me amo a Mí mismo.” (Vol. 4. 31 de diciembre 1902. Jesús ama tanto a Luisa, que llega a amarla cuanto se ama a Sí mismo). En la
santidad Divina, (en contraposición a la santidad humana) es decir, al Vivir en la Divina Voluntad, el Amor a uno solo de nuestros prójimos se
difunde y multiplica a todas las criaturas. Por eso, en la Divina Voluntad nos fundimos con Jesús y le pedimos que nos de Su amor para amar a Dios
y a nuestros prójimos con Su mismo Amor. Jesús nos dice:”En nuestro Querer la criatura puede decir: `Todo es mío, aun el mismo Dios, como es mía
la Divina Voluntad.´ Por eso ella siente el deber de glorificarnos y amarnos en cada cosa y por todos. No dar lo que hemos hecho y hacemos a quien
vive en nuestro Querer nos resulta imposible, nuestro Amor no lo soportaría, nos causaría pena, mucho más que Nosotros nada perdemos con dar,
más bien nos sentimos más glorificados, más felices con que las criaturas vivan con Nosotros, estén al día en nuestras obras y de ellas sean
poseedoras. Poder decir, lo que es nuestro es tuyo es nuestra más grande felicidad, las desuniones no acarrean jamás el bien, el “tuyo” y el “mío”
rompe el amor y produce la infelicidad; en nuestra Voluntad no existe la desunión, ni el “tuyo” o el “mío”, sino que “todo es nuestro” y todo está
en sumo acuerdo.” (Vol. 35. 23 de agosto 1937).
31
Descubriendo a un Jesús que no mira lo que hago y como lo hago, sino que me dice: “Hagámoslo juntos”, más bien, como decía a menudo a Luisa:
“No eres tú que lo haces, sino yo que lo hago en ti”. Decirle: “Jesús, ven conmigo a vivir cada acción de este día para que mi vida sea mi oración de
amor por Ti”.
32
Podríamos usar la analogía del hijo en el seno de su madre antes de nacer: La madre llena al hijo con tenerlo absorbido en ella, pero la madre no
queda absorbida en el hijo. La madre se vuelve invisible para el hijo.
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“La Santísima Trinidad”. pág. 13
si las virtudes no tienen confines, estando en mi Voluntad según la criatura pueda llegar, encontrará su término, porque
mi Voluntad hace llegar a adquirir las virtudes más heroicas y más sublimes que la criatura por sí sola no puede superar.
Es tanta la altura de la perfección del alma deshecha en mi Querer, que llega a obrar como Dios, y esto no es de asombrar,
porque como no vive más su voluntad en ella, sino la Voluntad de Dios mismo, cesa todo asombro si viviendo con esta
Voluntad posee la Potencia, la Sabiduría, la Santidad y todas las otras virtudes que contiene el mismo Dios. Basta decirte,
para hacer que tú te enamores y cooperes cuanto puedas por parte tuya para llegar a tanto, que el alma que llega a vivir
sólo de mi Querer es reina de todas las reinas y su trono es tan alto, que llega hasta el trono del Eterno, y entra en los
secretos de la Augustísima Trinidad y participa en el amor recíproco del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. ¡Oh, cómo
todos los ángeles y santos la honran, los hombres la admiran y los demonios la temen, descubriendo en ella al Ser Divino!”
(Vol. 3. 21 de mayo 1900).
E. La unión con Jesús forma la Trinidad en el alma.
Jesús nos dice: “Cuando tú otras veces meditabas y tantas bellas reflexiones surgían en tu mente, tú no hacías otra cosa
que tomar de Mí parte de mis cualidades y de mis virtudes; ahora, habiéndote quedado sólo el poder unirte y
ensimismarte a Mí, tomas de Mí todo, y no siendo buena para nada conmigo eres buena para todo, porque conmigo
quieres el bien de todos, y sólo con el desear, el querer el bien, produce en el alma una fortaleza que la hace crecer y la
fija en la Vida Divina. Además, con unirse y ensimismarse conmigo, se une con mi mente y así tantas vidas de pensamientos
santos produce en las mentes de las criaturas; conforme se une con mis ojos, así produce en las criaturas tantas vidas de
miradas santas; así si se une con mi boca dará vida a las palabras, si se une a mi corazón, a mis deseos, a mis manos, a mis
pasos, así a cada latido dará una vida, vida a los deseos, a las acciones, a los pasos, pero vidas santas, porque conteniendo
en Mí la potencia creadora, junto conmigo el alma crea y hace lo que hago Yo. Ahora, esta unión conmigo, parte por parte,
mente por mente, corazón por corazón, etc., produce en ti, en grado más alto, la Vida de mi Voluntad y de mi Amor, y
en esta Voluntad viene formado el Padre, en el Amor el Espíritu Santo, y del obrar, de las palabras, de las obras, de los
pensamientos y de todo lo demás que puede salir de esta Voluntad y de este Amor viene formado el Hijo, y he aquí la
Trinidad en las almas, así que si debemos obrar, es indiferente obrar en la Trinidad en el Cielo o en la Trinidad de las
almas en la tierra. He aquí el por qué voy quitándote todo lo demás, si bien cosas buenas y santas: Para poderte dar lo
más bueno y lo más santo, que soy Yo mismo, y poder hacer de ti otro Yo mismo, en cuanto a criatura es posible. Creo
que no te lamentarás más, ¿no es verdad?” (Vol. 11. 12 de junio 1913).
6. "EN EL NOMBRE DEL PADRE Y DEL HIJO Y DEL ESPÍRITU SANTO."
Numeral 232: Los cristianos son bautizados "en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo" (Mt28, 19). Antes
responden "Creo" a la triple pregunta que les pide confesar su fe en el Padre, en el Hijo y en el Espíritu: Fides omnium
christianorum in Trinitate consistit ("La fe de todos los cristianos se cimenta en la Santísima Trinidad") (San Cesáreo de
Arlés, Expositio symboli [sermo 9]: CCL 103, 48).
Numeral 233: Los cristianos son bautizados en "el nombre" del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo y no en "los nombres"
de éstos (cf. Virgilio, Professio fidei (552): DS 415), pues no hay más que un solo Dios, el Padre todopoderoso y su Hijo
único y el Espíritu Santo: la Santísima Trinidad.
A. Cuando Jesús quiere dar, pide. Efectos de la bendición de Jesús.
Luisa nos dice: “Estaba pensando cuando mi Jesús, para dar principio a su dolorosa Pasión quiso ir con su Mamá a pedirle
su bendición, y el bendito Jesús me ha dicho: “Hija mía, cuántas cosas dice este misterio, Yo quise ir a pedir la bendición
a mi amada Mamá para darle ocasión de que también Ella me la pidiera a Mí. Eran demasiados los dolores que debía
soportar, y era justo que mi bendición la reforzara. Es mi costumbre que cuando quiero dar, pido; mi Mamá me
comprendió inmediatamente, tan es verdad, que no me bendijo sino hasta que me pidió mi bendición, y después de
haber sido bendecida por Mí, me bendijo Ella. Pero esto no es todo, para crear el universo pronuncié un Fiat, y con ese
solo Fiat reordené y embellecí cielo y tierra. Al crear al hombre, mi aliento omnipotente le infundió la vida. Al dar principio
a mi Pasión, quise con mi palabra creadora y omnipotente bendecir a mi Mamá, pero no era sólo a Ella a quien bendecía,
en mi Mamá veía a todas las criaturas, era Ella quien tenía el primado sobre todo, y en Ella bendecía a todas y a cada una,
es más, bendecía cada pensamiento, palabra, acto, etc., bendecía cada cosa que debía servir a la criatura, al igual que
cuando mi Fiat Omnipotente creó el sol, y este sol sin disminuir ni en su luz ni en su calor continúa su carrera para todos
y para cada uno de los mortales, así mi palabra creadora, bendiciendo quedaba en acto de bendecir siempre, siempre, sin
cesar nunca de bendecir, como jamás cesará de dar su luz el sol a todas las criaturas. Pero esto no es todo aún, con mi
bendición quise renovar el valor de la Creación, quise llamar a mi Padre Celestial a bendecir para comunicar a la criatura
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la Potencia, quise bendecirla a nombre mío y del Espíritu Santo para comunicarle la Sabiduría y el Amor, y así renovar la
memoria, la inteligencia y la voluntad de la criatura, restableciéndola como soberana de todo. Debes saber que al dar,
quiero, y mi amada Mamá comprendió y súbito me bendijo, no sólo por Ella sino a nombre de todos. ¡Oh! si todos pudieran
ver esta mi bendición, la sentirían en el agua que beben, en el fuego que los calienta, en el alimento que toman, en el
dolor que los aflige, en los gemidos de la oración, en los remordimientos de la culpa, en el abandono de las criaturas, en
todo escucharían mi palabra creadora que les dice, pero desafortunadamente no escuchada: ‘Te bendigo en el nombre
del Padre, de Mí, Hijo, y del Espíritu Santo, te bendigo para ayudarte, te bendigo para defenderte, para perdonarte, para
consolarte, te bendigo para hacerte santo.’ Y la criatura haría eco a mis bendiciones, bendiciéndome también ella en todo.
Estos son los efectos de mi bendición, de la cual mi Iglesia enseñada por Mí, me hace eco, y en casi todas las circunstancias,
en la administración de los Sacramentos y en otras ocasiones da su bendición.” (Vol. 12. 28 de noviembre 1920).
B. Significado de la bendición y de la señal de la cruz.
Luisa dice: “Buscaba ayuda de todos para que hicieran regresar a Jesús, pero Él no venía, y yo seguía mi giro en su adorable
Voluntad y siguiendo sus actos que hizo estando sobre esta tierra, me he detenido cuando Jesús bendecía a los niños,
bendecía a su Mamá Celestial, bendecía a las turbas y demás, y yo rogaba a Jesús que bendijera a esta su pequeña hija
que tanto tenía necesidad de esta bendición, y Él, moviéndose en mi interior y alzando su brazo en acto de bendecirme
me ha dicho: “Hija mía, te bendigo de corazón en el alma y en el cuerpo, mi bendición sea la confirmación de nuestra
semejanza en ti, ella te confirma lo que la Divinidad hizo en la creación del hombre, esto es, nuestra semejanza, por eso
tú debes saber que en el curso de mi Vida mortal, en cada cosa que Yo hacía bendecía siempre, era el primer acto de la
Creación que Yo llamaba nuevamente sobre las criaturas, y para confirmarlo, bendiciendo invocaba al Padre, al Verbo y
al Espíritu Santo. Los mismos Sacramentos están animados por estas bendiciones e invocaciones, así que mientras ésta
llama la semejanza del Creador en las almas, llama junto la Vida de mi Divina Voluntad, para que regrese como en el
principio de la Creación a reinar en las almas, porque sólo Ella tiene virtud de pintar en ellas, a lo vivo, la semejanza de
Aquél que las ha creado, de hacerlas crecer y conservarlas con los vivos colores divinos. Mira entonces qué significa
bendición: ‘Confirmación de nuestra obra creadora, porque la obra que Nosotros hacemos una vez, está tan llena de
sabiduría, de sublimidad y belleza, que amamos el repetirla siempre.’ Y si nuestra bendición no es otra cosa que el suspiro
de nuestro corazón de ver reintegrada nuestra imagen en las criaturas, y la repetición nuestra confirma lo que queremos
hacer; la señal de la cruz que la Iglesia enseña a los fieles, no es otra cosa que impetrar por parte de las criaturas nuestra
semejanza, y por eso haciendo eco a nuestra bendición repite: ‘En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.’ Así
que sin conocerlo, la Iglesia con todos los fieles armonizan con el Eterno Creador y quieren la misma cosa; Dios con
bendecir y pronunciar las palabras Padre, Hijo y Espíritu Santo quiere dar su semejanza, las criaturas la impetran con el
hacerse la señal de la cruz pronunciando las misma palabras.” (Vol. 24. 29 de julio 1928).
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“La Santísima Trinidad”. pág. 15
EXTRACTOS DEL LIBRO DE CIELO POR ORDEN CRONOLOGICO
Vol. 1.

En la primera hora de la Novena de la Navidad, Luisa contempla el misterio Trinitario : “En una hora me ponía con el
pensamiento en el paraíso y me imaginaba a la Santísima Trinidad: Al Padre que mandaba al Hijo a la tierra, al Hijo
que prontamente obedecía al Querer del Padre, y al Espíritu Santo que consentía en ello. Mi mente se confundía tanto
al contemplar un misterio tan grande, un amor tan recíproco, tan igual, tan fuerte entre Ellos y hacia los hombres, y
en la ingratitud de estos, especialmente la mía, que en esto me habría quedado no una hora sino todo el día“(Vol. 1).
Vol. 2.

Cuando Luisa recibe la obediencia de su confesor de no recibir al Señor cuando se le manifestaba, para hacer entender
Su Voluntad, Jesús le dice al confesor: “Esto es imposible, a mis almas las tengo tan sumergidas en Mí, que formamos
una misma sustancia, tanto que no se discierne más la una de la otra, y así como cuando dos sustancias se unen, una
se transmite en la otra, y después, aunque se quiera separarlas resulta inútil aun el pensarlo, así es imposible que
mis almas puedan estar separadas de Mí.” (Vol. 2. 1 de septiembre 1899).

Jesús le dice a Luisa: “¡Cómo eres bella! Tú eres mi candorosa paloma, mi amada morada, mi templo vivo, en el cual
unido con el Padre y el Espíritu Santo me complazco en deleitarme. ” (Vol. 2. 9 de septiembre 1899).
Vol. 3.

También en el sufrimiento Jesús le dice a Luisa: “Me complazco tanto en el modo con el que tú sufres, que no sólo Yo,
sino que llamo al Padre y al Espíritu Santo a complacerse conmigo.” (Vol. 3. 26 de noviembre 1899).

Luisa nos dice: “Me parecía ver el misterio de la Santísima Trinidad, y el hombre formado con las tres potencias a
imagen de Ella; comprendía también que quien estaba en aquella luz, su voluntad quedaba transformada en el Padre,
la inteligencia en el Hijo y la memoria en el Espíritu Santo. ¡Cuántas cosas comprendía, pero no sé manifestarlo! ”
(Vol. 3. 9 de mayo 1900).

Jesús nos dice : “La mira que tengo sobre ti no es de cosas prodigiosas, y de tantas otras cosas que podría obrar en ti
para mostrar mi obra, sino que mi mira es absorberte en mi Voluntad y hacerte una sola cosa con Ella, y hacer de ti
un ejemplar perfecto de uniformidad de tu querer con el mío. Este es el estado más sublime, es el prodigio más
grande, es el milagro de los milagros lo que de ti quiero hacer. Hija mía, para llegar perfectamente a hacer uno nuestro
querer, el alma debe volverse invisible, debe imitarme a Mí, que mientras lleno el mundo con tenerlo absorbido en
Mí y con no quedar absorbido en él,33 me vuelvo invisible y de ninguno me dejo ver. Esto significa que no hay ninguna
materia en Mí, sino que todo es purísimo espíritu, y si en mi Humanidad asumida tomé la materia, fue para semejarme
en todo al hombre y darle un ejemplar perfectísimo de cómo espiritualizar esta misma materia. Entonces el alma debe
espiritualizar todo y llegar a volverse invisible para poder hacer fácilmente una su voluntad con mi Voluntad, porque
lo que es invisible puede ser absorbido en otro objeto. De dos objetos con los que se quiere formar uno solo, es
necesario que uno pierda la propia forma, de otra manera jamás se llegaría a formar un solo ser. ¡Qué fortuna sería
la tuya si destruyéndote a ti misma, hasta hacerte invisible, pudieras recibir una forma toda divina! Es más, tú con
quedar absorbida en Mí y Yo en ti, formando un solo ser, vendrías a retener en ti la fuente divina, y como mi Voluntad
contiene todo el bien que puede existir, vendrías a retener todos los bienes, todos los dones, todas las gracias, y no
tendrías que buscarlos en otra parte sino en ti misma. Y si las virtudes no tienen confines, estando en mi Voluntad
según la criatura pueda llegar, encontrará su término, porque mi Voluntad hace llegar a adquirir las virtudes más
heroicas y más sublimes que la criatura por sí sola no puede superar. Es tanta la altura de la perfección del alma
deshecha en mi Querer, que llega a obrar como Dios, y esto no es de asombrar, porque como no vive más su voluntad
en ella, sino la Voluntad de Dios mismo, cesa todo asombro si viviendo con esta Voluntad posee la Potencia, la
Sabiduría, la Santidad y todas las otras virtudes que contiene el mismo Dios. Basta decirte, para hacer que tú te
enamores y cooperes cuanto puedas por parte tuya para llegar a tanto, que el alma que llega a vivir sólo de mi Querer
es reina de todas las reinas y su trono es tan alto, que llega hasta el trono del Eterno, y entra en los secretos de la
Augustísima Trinidad y participa en el amor recíproco del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. ¡Oh, cómo todos los
33
Podríamos usar la analogía del hijo en el seno de su madre antes de nacer: La madre llena al hijo con tenerlo absorbido en ella, pero la madre no
queda absorbida en el hijo. La madre se vuelve invisible para el hijo.
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“La Santísima Trinidad”. pág. 16
ángeles y santos la honran, los hombres la admiran y los demonios la temen, descubriendo en ella al Ser Divino!” (Vol.
3. 21 de mayo 1900).
Vol. 4.

Luisa nos dice: “Después de haber sufrido un poco, como veía al padre (sacerdote) presente, el Señor ha dicho:
“Amada mía, he aquí el símbolo de la Sacrosanta Trinidad: Yo, el padre y tú. Mi Amor desde ‘ab eterno’ jamás ha
estado solo, sino siempre unido en perfecta y recíproca unión con las Divinas Personas, porque el verdadero amor
jamás está solo, sino que produce otros amores y goza el ser amado por los amores que él mismo ha producido, y
si está solo, o no es de la naturaleza del Amor divino, o bien está solo aparentemente. Si supieras cuanto me
complazco y me gusta poder continuar en las criaturas aquel Amor que desde ‘ab eterno’ reinaba y reina todavía
ahora en la Santísima Trinidad. He aquí el por qué digo que quiero el consentimiento de la intención del confesor
unido conmigo, para poder continuar más perfectamente este Amor que simboliza a la Trinidad Sacrosanta.” (Vol. 4.
23 de octubre 1900).

Luisa le dice a otra alma: “La medicina más provechosa y eficaz en las circunstancias más tristes de la vida es la
resignación. Tú con desesperarte, en vez de tomar la medicina estás tomando el veneno para matar tu alma. ¿No
sabes tú que el remedio más oportuno para todos los males, la cosa principal que nos hace nobles, nos diviniza y nos
asemeja a Nuestro Señor y tiene virtud de convertir en dulzura las mismas amarguras es la resignación? ¿Qué cosa
fue la Vida de Jesús sobre la tierra sino un continuar el Querer del Padre, y mientras estaba en la tierra estaba unido
con el Padre en el Cielo? Así el alma resignada, mientras vive en la tierra, el alma y su voluntad está unida con Dios
en el Cielo. ¿Se puede dar cosa más querida y deseable que ésta?” (Vol. 4. 31 de octubre 1900).

“Me parecía que los Tres me decían, pero al salir la palabra formaba una sola voz: “Nuestra naturaleza está formada
de Amor purísimo, simplísimo y comunicativo, y la naturaleza del verdadero Amor tiene como propiedad especial
producir de sí mismo imágenes todas semejantes en la Potencia, en la Bondad, en la belleza y en todo lo que él
contiene, y sólo para dar un realce más sublime a nuestra omnipotencia pone la marca de la distinción; de modo que
esta nuestra naturaleza, derritiéndose en amor, como es simple, sin ninguna materia que pudiera impedir la unión,
de ella forma Tres y volviéndose a derretir forma Uno solo. Y es tan cierto que la naturaleza del verdadero Amor tiene
esto de producir imágenes todas similares a sí, o de asumir la imagen de quien se ama, que la segunda Persona al
redimir al género humano asumió la naturaleza y la imagen del hombre, y comunicó al hombre la Divinidad.” (Vol. 4.
3 de diciembre 1900. La naturaleza de la Santísima Trinidad está formada de Amor purísimo, simplísimo y
comunicativo.)

Sobre el nacimiento del Niño Jesús, Luisa nos dice: “Me parecía que tanto la Madre como el Hijo estaban cambiados
en luz purísima, pero en esa luz se distinguía muy bien la naturaleza humana de Jesús, que contenía en sí la Divinidad
y le servía como de velo para cubrir a la Divinidad, de modo que abriendo el velo de la naturaleza humana era Dios, y
cubierto con ese velo era hombre, y he aquí el prodigio de los prodigios: Dios y hombre, hombre y Dios, que sin dejar
al Padre y al Espíritu Santo viene a habitar con nosotros y toma carne humana, porque el verdadero amor no se
desune jamás. ” (Vol. 4. 25 de diciembre 1900).

Luisa nos dice: “Para poderme explicar mejor según nuestro lenguaje humano, diré que (…) ¿Qué cosa es el sol? No
es otra cosa que un globo de fuego; uno es el globo, pero muchos son los rayos, de modo que entonces podemos
comprender fácilmente: 1° El globo es Dios; los rayos, los inmensos atributos de Dios. 2°. El sol es fuego, pero al mismo
tiempo es luz y es calor, así que la Santísima Trinidad está representada en el sol: El fuego es el Padre, la luz es el Hijo,
el calor es el Espíritu Santo, pero uno es el sol; y así como no se puede dividir el fuego de la luz y del calor, así una es
la Potencia del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, que entre Ellos no se pueden realmente separar. Y así como el
fuego en el mismo instante produce la luz y el calor, así que no se puede concebir el fuego sin concebirse también la
luz y el calor, así no se puede concebir al Padre antes del Hijo y del Espíritu Santo y así recíprocamente, tienen los Tres
el mismo principio eterno. (Vol. 2. Febrero 28, 1899). Más adelante, continuando con la analogía del sol, Jesús nos
dice: “Lo que quiero es que tú estés siempre unida conmigo, como un rayo de sol que está siempre fijo en el centro
del sol y que de él recibe la vida, el calor y el esplendor. Supón tú que un rayo se pudiera separar del centro del sol,
¿en qué se convertiría? En cuanto saliera perdería la vida, la luz y el calor y volvería a las tinieblas reduciéndose a la
nada. Tal es el alma, mientras está unida conmigo, en mi centro, se puede decir que es como un rayo de sol que vive
y recibe luz del sol, camina donde él quiere, en suma, está en todo a disposición y a la voluntad del sol; si después se
distrae de Mí, se desune, queda toda en tinieblas, fría, y no siente en sí aquel impulso supremo de Vida Divina.” (Vol.
4. 9 de enero 1901. Jesús la quiere unida a Él como un rayo al sol, del cual recibe la vida, el calor y el esplendor).
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“La Santísima Trinidad”. pág. 17

Ante los lamentos de Luisa por la privación de Jesús, Él le dice: “También Yo en el curso de mi Pasión sentí un extremo
abandono,34 si bien mi Voluntad estuvo siempre unida con el Padre y con el Espíritu Santo; esto lo quise sufrir para
divinizar en todo la cruz, tanto, que contemplándome a Mí y contemplando la cruz encontrarás el mismo esplendor,
las mismas enseñanzas y el mismo espejo en el cual podrías reflejarte continuamente, sin diferencia entre uno y otro.”
(Vol. 4. 19 de abril 1901).

“Hija mía, ¿quieres saber de dónde comenzó el mal en el hombre? El principio es que el hombre en cuanto se conoce
a sí mismo, o sea, empieza a adquirir el uso de la razón, se dice a sí mismo: ‘Yo soy algo’, y creyéndose alguna cosa
se separa de Mí, no se fía de Mí que soy el Todo y toda la confianza y fuerza la toma de él mismo, y de esto sucede
que pierde hasta todo buen principio, y perdiendo el buen principio, ¿cuál será su fin? Imagínalo tú misma hija
mía.” (Vol. 4. 16 de julio 1901).

Dios es también un Espíritu simplísimo (Vol. 6. 17 de diciembre 1903), y sólo porque es simplísimo “se encuentra por
todas partes y nada puede huir de su mano”. (Vol. 7. 31 de julio 1906). Jesús también nos explica que en la Redención
formó el mundo espiritual: “En la Creación formé el mundo material, y en la Redención formé el mundo espiritual.”
(Vol. 4. 9 de febrero 1903).
Vol. 6.
“La señal de que el alma está perfectamente estrechada y unida conmigo, es si está unida con todos los prójimos. Así
como ninguna nota discordante y entremezclada debe existir con aquellos que están visibles en la tierra, así ninguna
nota discordante de desunión puede existir con el invisible Dios.” (Vol. 6. 10 de octubre 1905. La señal de que el alma
está perfectamente estrechada y unida con Jesús, es si está unida con todos los prójimos).
Vol. 7.

Jesús nos dice: “Hija mía, toda la Vida Divina, se puede decir que recibe vida del amor: El amor la hace generar, el
amor la hace producir, el amor la hace crear, el amor la hace conservar y da continua vida a todas sus operaciones,
así que si no tuviera amor, no obraría y no tendría vida. Ahora, las criaturas no son otra cosa que chispas salidas del
gran fuego de Amor, Dios, y su vida recibe vida y actitud de obrar de esta chispa, así que también la vida humana
recibe vida del amor; pero no todos se sirven de ella para amar, para obrar lo bello, lo bueno, para todo su obrar, sino
que transformando esta chispa la usan: Quien para amarse a sí mismo, quien a las criaturas, quien a las riquezas, y
quien hasta a las bestias, todo esto con sumo desagrado de su Creador, que habiendo hecho salir estas chispas de su
gran fuego, anhela recibirlas todas de nuevo en Sí, pero más engrandecidas, como otras tantas imágenes de su Vida
Divina. Pocos son aquellos que corresponden a la imitación de su Creador.” (Vol. 7. 15 de junio 1906).
Vol. 9.

34
Jesús nos dice: “Hija mía, la “unidad suprema” es cuando el alma llega a tal estrechez de unión con mi Voluntad,
que consume cualquier sombra de su querer, de modo que no se discierne más cuál sea mi Querer y cuál el suyo.
Así que mi Querer es la vida de esta alma, de manera que cualquier cosa que dispongo tanto sobre ella como sobre
los demás, en todo está contenta, cualquier cosa le parece conveniente para ella, la muerte, la vida, la cruz, la
pobreza, etc., las mira todas como cosas suyas y que sirven para mantener su vida. Llega a tanto, que aun los castigos
no la asustan más, sino que en todo está contenta del Querer Divino, tanto que le parece que si Yo lo quiero ella lo
quiere, y si ella lo quiere el Señor lo hace, Yo hago lo que quiere ella, y ella hace lo que quiero Yo. Éste es el último
punto de la consumación de tu voluntad en la mía, -que tantas veces te he pedido, y que la obediencia y la caridad
hacia el prójimo no te lo han permitido, tanto, que muchas veces Yo he cedido ante ti en no castigar, pero tú no has
cedido a Mí, por eso estoy obligado a esconderme de ti, para estar libre cuando la Justicia me forza y los hombres
llegan a provocarme para tomar el flagelo en mi mano para castigar a la gente-. Si te tuviera conmigo, con mi
Voluntad en el acto de flagelar, tal vez habría disminuido el flagelo, porque no hay potencia mayor ni en el Cielo ni
en la tierra, que un alma que en todo y por todo está consumada en mi Voluntad; ésta llega a debilitarme y me
desarma como le place. Esta es la “unidad suprema”. Además está la “unidad baja”, en la cual el alma está
resignada, sí, pero no ve mis disposiciones como cosa suya, como vida suya, ni se hace feliz en ella, ni pierde su
Al punto que exclamo: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”
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“Que sean Uno como Tu y Yo somos Uno”
“La Santísima Trinidad”. pág. 18
voluntad en la mía. A ésta la veo, sí, pero no llega a enamorarme, ni llego a enloquecer por ella como lo hago con
aquellas de la “unidad suprema”. (Vol. 9. 1 de noviembre 1910).
Vol. 11.

Jesús nos dice: “Cuando tú otras veces meditabas y tantas bellas reflexiones surgían en tu mente, tú no hacías otra
cosa que tomar de Mí parte de mis cualidades y de mis virtudes; ahora, habiéndote quedado sólo el poder unirte y
ensimismarte a Mí, tomas de Mí todo, y no siendo buena para nada conmigo eres buena para todo, porque conmigo
quieres el bien de todos, y sólo con el desear, el querer el bien, produce en el alma una fortaleza que la hace crecer y
la fija en la Vida Divina. Además, con unirse y ensimismarse conmigo, se une con mi mente y así tantas vidas de
pensamientos santos produce en las mentes de las criaturas; conforme se une con mis ojos, así produce en las
criaturas tantas vidas de miradas santas; así si se une con mi boca dará vida a las palabras, si se une a mi corazón, a
mis deseos, a mis manos, a mis pasos, así a cada latido dará una vida, vida a los deseos, a las acciones, a los pasos,
pero vidas santas, porque conteniendo en Mí la potencia creadora, junto conmigo el alma crea y hace lo que hago Yo.
Ahora, esta unión conmigo, parte por parte, mente por mente, corazón por corazón, etc., produce en ti, en grado más
alto, la Vida de mi Voluntad y de mi Amor, y en esta Voluntad viene formado el Padre, en el Amor el Espíritu Santo,
y del obrar, de las palabras, de las obras, de los pensamientos y de todo lo demás que puede salir de esta Voluntad y
de este Amor viene formado el Hijo, y he aquí la Trinidad en las almas, así que si debemos obrar, es indiferente obrar
en la Trinidad en el Cielo o en la Trinidad de las almas en la tierra. He aquí el por qué voy quitándote todo lo demás,
si bien cosas buenas y santas: Para poderte dar lo más bueno y lo más santo, que soy Yo mismo, y poder hacer de ti
otro Yo mismo, en cuanto a criatura es posible. Creo que no te lamentarás más, ¿no es verdad?” (Vol. 11. 12 de junio
1913).

Jesús nos dice: “Viéndote muchas veces que no sabes hacer bien lo que haces, Yo estoy esperando que me llames y
me digas: ‘Quiero hacer esta cosa y no sé hacerla, ven Tú a hacerla junto conmigo y todo sabré hacer bien.’ Por
ejemplo: ‘Quiero amar, ven junto conmigo a amar; quiero rezar, ven Tú a rezar junto conmigo; quiero hacer este
sacrificio, ven Tú a darme tu fuerza pues yo me siento débil.’ Y así de todo lo demás, y Yo con mucho gusto, con sumo
placer mío me prestaría a todo.” (Vol. 11. 20 de agosto 1912).

Jesús nos dice: “No puede haber verdadero Amor si no recibe vida, alimento de mi Voluntad, así que mi Voluntad
unida al amor es la que forma la verdadera transformación conmigo, pues el alma está en continuo contacto con mi
Potencia, con mi Santidad y con todo lo que Yo soy, así que puede decir que es otro Yo. Todo es precioso, todo es
santidad para aquella alma; se puede decir que su respiro, el contacto con la tierra que pisa es precioso, es santo,
porque no son otra cosa que efectos de mi Querer.” (Vol. 11. 28 de agosto 1912).

Jesús nos dice: “En mi Voluntad están todos los bienes posibles, y el alma que vive en Ella es necesario que esté con
confianza obrando junto conmigo como dueña. Todo esperan las criaturas de esta alma, y si no lo tienen se sienten
defraudadas, ¿y cómo puede dar si no está con toda confianza obrando junto conmigo? Por eso al alma que vive en
mi Voluntad le es necesaria la confianza para dar, la simplicidad para comunicarse a todos, con el desinterés de sí
para poder vivir toda para Mí y para el prójimo. Tal soy Yo.” (Vol. 11. 20 de agosto 1913).

“Hija mía, la unión de nuestros quereres es tanta, que no se distingue cuál sea el querer del Uno y cual el del Otro;
y esta unión de Voluntad, que forma toda la perfección de las Tres Divinas Personas, porque como somos
uniformes en la Voluntad, esta uniformidad lleva uniformidad de Santidad, de Sabiduría, de Belleza, de Potencia,
de Amor y de todo lo demás de nuestro Ser, así que nos vemos como en un espejo recíprocamente Uno en el Otro,
y es tanta nuestra complacencia al mirarnos, que nos vuelve plenamente felices. Entonces Uno reverbera en el
Otro, y cada cualidad de nuestro Ser, como tantos mares inmensos diferentes en sus gozos, uno descarga en el otro,
por eso, si alguna cosa fuera disímil entre Nosotros, nuestro Ser no podría ser ni perfecto ni plenamente feliz. (Vol.
11. 8 de febrero 1915).
Vol. 12.

”Vivir en el Divino Querer significa inseparabilidad, no hacer nada por sí mismo, porque delante al Divino Querer
se siente incapaz de todo, no pide órdenes ni las recibe, porque se siente incapaz de ir solo y dice: “Si quieres que
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“Que sean Uno como Tu y Yo somos Uno”
“La Santísima Trinidad”. pág. 19
haga, hagamos juntos, y si quieres que vaya, vayamos juntos.” Así que hace todo lo que hace el Padre:35 Si el Padre
piensa, hace suyos los pensamientos del Padre y no hace ni un pensamiento de más de los que hace el Padre; si el
Padre mira, si habla, si obra, si camina, si sufre, si ama, también ella mira lo que mira el Padre, repite las palabras del
Padre, obra con las manos del Padre, camina con los pies del Padre, sufre las mismas penas del Padre y ama con el
amor del Padre; vive no fuera sino dentro del Padre, así que es el reflejo y el retrato perfecto del Padre; lo que no es
para quien vive solamente resignado. A este hijo es imposible encontrarlo sin el Padre, ni al Padre sin él, y no sólo
externamente, sino que todo su interior se ve como entretejido con el interior del Padre, transformado, perdido todo,
todo en Dios. ¡Oh, los vuelos rápidos y sublimes de este hijo en el Querer Divino! Este Querer Divino es inmenso, a
cada instante circula en todos, da vida y ordena todo, y el alma espaciándose en esta inmensidad vuela hacia todos,
ayuda a todos, ama a todos, pero como ayuda y ama el mismo Jesús, lo que no puede hacer quien vive sólo resignado,
así que a quien vive en el Divino Querer le es imposible hacer por sí sólo; es más, siente náusea de su obrar humano,
aunque sea santo, porque en el Divino Querer las cosas, aún las más pequeñas, toman otro aspecto, adquieren
nobleza, esplendor, santidad divina, potencia y belleza divinas, se multiplican al infinito y en un instante hace todo y
después que ha hecho todo dice: “No he hecho nada, lo ha hecho Jesús, y este es todo mi contento, que miserable
cual soy, Jesús me ha dado el honor de tenerme en el Divino Querer para hacerme hacer lo que ha hecho Él.” Así
que el enemigo no puede molestar a esta hija haciéndola dudar en si ha hecho bien o mal, poco o mucho, porque
todo lo ha hecho Jesús y ella junto con Jesús. Ésta es la más pacífica, no está sujeta a ansiedades, no ama a ninguno y
ama a todos, pero divinamente, se puede decir: “Es la repetidora de la Vida de Jesús, el órgano de su voz, el latido de
su corazón, el mar de sus gracias.” (Vol. 12. 14 de agosto 1917).

Jesús nos dice: “Yo soy todo Amor, soy como una fuente que no contiene otra cosa que amor, y todo lo que podría
entrar en esta fuente pierde sus cualidades y se vuelve amor, así que en Mí la Justicia, la Sabiduría, la Bondad, la
Fortaleza, etc., no son otra cosa que Amor, ¿pero quién dirige esta fuente, este Amor y todo lo demás? ¡Mi Querer!
Mi Querer domina, rige, ordena,36 así que todas mis cualidades llevan el sello de mi Querer, la Vida de mi Voluntad,
y donde encuentran mi Querer hacen fiesta, se besan mutuamente; donde no, enfadadas se retiran. Ahora hija mía,
quien se deja dominar por mi Voluntad y vive en mi Querer, hace vida en mi misma fuente, siendo casi inseparable
de Mí, y todo en él se cambia en amor, así que amor son los pensamientos, amor la palabra, el latido, la acción, el
paso, todo; para él es siempre día; pero si se separa de mi Voluntad, para él es siempre noche y todo lo humano, las
miserias, las pasiones, las debilidades, salen en campo y hacen su trabajo, pero qué clase de trabajo, trabajo para
llorar.” (Vol. 12. 9 de julio 1918. Quien vive en el Divino Querer hace vida en la fuente de Amor de Jesús).

Luisa nos dice: “Estaba pensando cuando mi Jesús, para dar principio a su dolorosa Pasión quiso ir con su Mamá a
pedirle su bendición, y el bendito Jesús me ha dicho: “Hija mía, cuántas cosas dice este misterio, Yo quise ir a pedir
la bendición a mi amada Mamá para darle ocasión de que también Ella me la pidiera a Mí. Eran demasiados los
dolores que debía soportar, y era justo que mi bendición la reforzara. Es mi costumbre que cuando quiero dar, pido;
mi Mamá me comprendió inmediatamente, tan es verdad, que no me bendijo sino hasta que me pidió mi bendición,
y después de haber sido bendecida por Mí, me bendijo Ella. Pero esto no es todo, para crear el universo pronuncié
un Fiat, y con ese solo Fiat reordené y embellecí cielo y tierra. Al crear al hombre, mi aliento omnipotente le infundió
la vida. Al dar principio a mi Pasión, quise con mi palabra creadora y omnipotente bendecir a mi Mamá, pero no era
sólo a Ella a quien bendecía, en mi Mamá veía a todas las criaturas, era Ella quien tenía el primado sobre todo, y en
Ella bendecía a todas y a cada una, es más, bendecía cada pensamiento, palabra, acto, etc., bendecía cada cosa que
debía servir a la criatura, al igual que cuando mi Fiat Omnipotente creó el sol, y este sol sin disminuir ni en su luz ni
en su calor continúa su carrera para todos y para cada uno de los mortales, así mi palabra creadora, bendiciendo
quedaba en acto de bendecir siempre, siempre, sin cesar nunca de bendecir, como jamás cesará de dar su luz el sol a
todas las criaturas. Pero esto no es todo aún, con mi bendición quise renovar el valor de la Creación, quise llamar a
mi Padre Celestial a bendecir para comunicar a la criatura la Potencia, quise bendecirla a nombre mío y del Espíritu
Santo para comunicarle la Sabiduría y el Amor, y así renovar la memoria, la inteligencia y la voluntad de la criatura,
restableciéndola como soberana de todo. Debes saber que al dar, quiero, y mi amada Mamá comprendió y súbito me
bendijo, no sólo por Ella sino a nombre de todos. ¡Oh! si todos pudieran ver esta mi bendición, la sentirían en el agua
que beben, en el fuego que los calienta, en el alimento que toman, en el dolor que los aflige, en los gemidos de la
oración, en los remordimientos de la culpa, en el abandono de las criaturas, en todo escucharían mi palabra creadora
que les dice, pero desafortunadamente no escuchada: ‘Te bendigo en el nombre del Padre, de Mí, Hijo, y del Espíritu
35
Numeral 240 del Catecismo: “Jesús ha revelado que Dios es "Padre" en un sentido nuevo: no lo es sólo en cuanto Creador; Él es eternamente
Padre en relación a su Hijo único, que recíprocamente sólo es Hijo en relación a su Padre: "Nadie conoce al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce
nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar" (Mt 11,27).”
36
De igual manera, en el libro de Cielo, Jesús, al referirse a la Caridad dice: “se llama reina, porque tiene régimen (rige), orden (ordena), y dispone
todo (domina).” (Vol. 4. 29 de octubre 1900).
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“Que sean Uno como Tu y Yo somos Uno”
“La Santísima Trinidad”. pág. 20
Santo, te bendigo para ayudarte, te bendigo para defenderte, para perdonarte, para consolarte, te bendigo para
hacerte santo.’ Y la criatura haría eco a mis bendiciones, bendiciéndome también ella en todo. Estos son los efectos
de mi bendición, de la cual mi Iglesia enseñada por Mí, me hace eco, y en casi todas las circunstancias, en la
administración de los Sacramentos y en otras ocasiones da su bendición.” (Vol. 12. 28 de noviembre 1920).
Vol. 13.

Jesús nos dice: “Tú debes saber que mi Voluntad debe ser como alma al cuerpo; mira, también en Nosotros sucede
esto, entre las Tres Divinas Personas, (1) nuestro Amor es grande, infinito, eterno, pero si no tuviéramos una Voluntad
que anima y da vida a este Amor, nuestro Amor estaría sin vida, sin obras; (2) nuestra Sabiduría llega a lo increíble,
(3) nuestro Poder puede pulverizar todo en un minuto, y en otro minuto puede rehacerlo todo; pero si no tuviéramos
una Voluntad que quisiera manifestar la maestría de nuestra Sabiduría, como la manifestó en la Creación, en la cual
todo ordenó y armonizó junto, y con su Poder le dio su lugar, en tal modo que no puede apartarse ni un tantito, tanto
mi Sabiduría como mi Poder habrían estado sin hacer nada, y así de todos nuestros demás atributos. Ahora, así lo
quiero, que mi Voluntad sea como alma al cuerpo; el cuerpo sin el alma está sin vida, a pesar de que contiene todos
los sentidos, pero no ve, ni habla, ni siente, ni obra, es casi una cosa inservible y tal vez aún insoportable, pero si está
animado, ¿cuántas cosas no puede hacer? Y ¡oh! cuántos se vuelven inservibles e insoportables porque no están
animados por mi Voluntad, parecen como instalaciones eléctricas sin luz, como máquinas sin movimiento, cubiertas
de herrumbre y de polvo y casi impotentes al movimiento, ¡ah, cómo dan piedad! Entonces, cada cosa que no está
animada por mi Voluntad es una vida de santidad que viene a faltar, por eso quiero ser en ti como alma al cuerpo, y
mi Voluntad hará nuevas sorpresas de creaciones, da nueva vida a mi Amor, nuevas obras y maestría de mi Sabiduría,
y da nuevo movimiento a mi Poder. Por eso sé atenta y déjame hacer, a fin de que cumpla mi gran designio: Que la
criatura sea animada por mi Voluntad.” (Vol. 13. 27 de octubre 1921).
Vol. 15.

“Hija mía, Mi Voluntad en el Cielo contenía al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; una era la Voluntad de las Tres
Divinas Personas, mientras eran distintas entre Ellas, pero la Voluntad era una, y esta, siendo la única que obraba
en Nosotros formaba toda nuestra felicidad, nuestra igualdad de Amor, de Potencia, de Belleza, etc. Si en vez de
una Voluntad fueran tres Voluntades, no podríamos ser felices, mucho menos volver felices a los demás; habríamos
sido desiguales en la Potencia, en la Sabiduría, en la Santidad, etc., así que nuestra única Voluntad, obrante en
Nosotros, es todo nuestro bien, del cual brotan tantos mares de felicidad, que ninguno puede penetrar hasta el
fondo. (Vol. 15. 24 de enero 1923).
Vol. 16.

“El origen de mi Voluntad es eterno, jamás entró el dolor en Ella; entre las Divinas Personas esta Voluntad estaba
en suma concordia, es más, era una sola; en cada acto que emitía fuera, tanto ad intra cuanto ad extra, nos daba
infinitas alegrías, nuevos contentos, felicidad inmensa, y cuando quisimos poner fuera la máquina de la Creación,
¿cuánta gloria, cuántas armonías y honor no nos dio? En cuanto brotó el Fiat, este Fiat difundió nuestra Belleza,
nuestra Luz, nuestra Potencia, el orden, la armonía, el Amor, la Santidad, todo, y Nosotros quedamos glorificados por
las mismas virtudes nuestras, viendo por medio de nuestro Fiat el florecimiento de nuestra Divinidad reflejada en
todo el universo. Nuestro Querer no se detuvo, henchido de amor como estaba quiso crear al hombre. “(Vol. 16. 24
de noviembre 1923).
Vol. 19.

Y Dios es Espíritu comunicativo: Las tres potencias del alma son “los vínculos de comunicación con las Divinas
Personas de la Trinidad Sacrosanta”, como caminos para subir a Dios, como puertas para entrar, como habitaciones
para formar la continua morada, la criatura a Dios y Dios a la criatura. (Vol. 19. 12 de agosto 1926).
Vol. 24.

“Buscaba ayuda de todos para que hicieran regresar a Jesús, pero Él no venía, y yo seguía mi giro en su adorable
Voluntad y siguiendo sus actos que hizo estando sobre esta tierra, me he detenido cuando Jesús bendecía a los niños,
bendecía a su Mamá Celestial, bendecía a las turbas y demás, y yo rogaba a Jesús que bendijera a esta su pequeña
hija que tanto tenía necesidad de esta bendición, y Él, moviéndose en mi interior y alzando su brazo en acto de
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“Que sean Uno como Tu y Yo somos Uno”
“La Santísima Trinidad”. pág. 21
bendecirme me ha dicho: “Hija mía, te bendigo de corazón en el alma y en el cuerpo, mi bendición sea la confirmación
de nuestra semejanza en ti, ella te confirma lo que la Divinidad hizo en la creación del hombre, esto es, nuestra
semejanza, por eso tú debes saber que en el curso de mi Vida mortal, en cada cosa que Yo hacía bendecía siempre,
era el primer acto de la Creación que Yo llamaba nuevamente sobre las criaturas, y para confirmarlo, bendiciendo
invocaba al Padre, al Verbo y al Espíritu Santo. Los mismos Sacramentos están animados por estas bendiciones e
invocaciones, así que mientras ésta llama la semejanza del Creador en las almas, llama junto la Vida de mi Divina
Voluntad, para que regrese como en el principio de la Creación a reinar en las almas, porque sólo Ella tiene virtud de
pintar en ellas, a lo vivo, la semejanza de Aquél que las ha creado, de hacerlas crecer y conservarlas con los vivos
colores divinos. Mira entonces qué significa bendición: ‘Confirmación de nuestra obra creadora, porque la obra que
Nosotros hacemos una vez, está tan llena de sabiduría, de sublimidad y belleza, que amamos el repetirla siempre.’ Y
si nuestra bendición no es otra cosa que el suspiro de nuestro corazón de ver reintegrada nuestra imagen en las
criaturas, y la repetición nuestra confirma lo que queremos hacer; la señal de la cruz que la Iglesia enseña a los fieles,
no es otra cosa que impetrar por parte de las criaturas nuestra semejanza, y por eso haciendo eco a nuestra
bendición repite: ‘En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.’ Así que sin conocerlo, la Iglesia con todos los
fieles armonizan con el Eterno Creador y quieren la misma cosa; Dios con bendecir y pronunciar las palabras Padre,
Hijo y Espíritu Santo quiere dar su semejanza, las criaturas la impetran con el hacerse la señal de la cruz
pronunciando las misma palabras.” (Vol. 24. 29 de julio 1928).
Vol. 35.

Jesús dice: “El vivir en nuestro Querer es unidad, tanto, que si la criatura ama, Dios está a la cabeza de su amor, así
que el amor del uno y de la otra es uno solo; si piensa, Dios está a la cabeza de su pensamiento; si habla, Dios es
principio de su palabra; si la criatura obra, Dios es el primer actor y obrador de sus obras; si camina, Dios se pone a
la cabeza de sus pasos. Por eso el vivir en mi Voluntad no es otra cosa que la vida de la criatura en Dios, y la de Dios
en ella (Vol. 35. 15 de agosto de 1937).

“El verdadero amor, cuando es perfecto, comienza por sí mismo, el verdadero modelo es la Trinidad Sacrosanta: Mi
Padre Celestial se amó a Sí mismo, y en su Amor Generó a su Hijo, cuando se amó a Sí mismo en el Hijo. Yo, su Hijo,
me amé a Mí mismo en el Padre, y de este Amor procedió el Espíritu Santo. En este amarse a Sí mismo, el Padre
Celestial generó un solo Amor, una sola Potencia y Santidad, y así de todo lo demás, y vinculó la unión inseparable de
las Tres Divinas Personas.” (Vol. 35. 19 de octubre 1937).

Y, “mi Padre Celestial me Generó en el amor, y a quien me ama y no deja escapar nada de nuestro Amor, me lo siento
conmigo en acto de darme y recibir amor continuo.” (Vol. 35. 10 de abril 1938).
Vol. 36.

También nos dice: “Mi Padre Celestial me generaba, y Yo lo amaba, y en aquél Amor te amaba también a ti, porque
mi Voluntad te llevaba siempre presente. Yo Genero continuamente,37 y del arrebato e ímpetu de nuestro Amor de
Padre e Hijo procedió el Espíritu Santo, y en aquel arrebato te amé también a ti con Amor continuo.” (Vol. 36. 18 de
julio 1938).

“Mi Voluntad es vida, mi Amor es alimento. La vida no puede estar sin el alimento, y si existiese el alimento sin la
vida que lo toma, se volvería inútil, y Dios cosas inútiles no sabe hacer. La vida hace surgir el alimento, así que la una
y el otro se vuelven necesarios. La vida no puede formarse, ni crecer, ni desarrollar sus obras grandes sin
alimentarse; el alimento quedaría sin obras, sin dar de sí en cosas maravillosas si no tuviese una vida que lo recibe.
Además de esto, mi Voluntad es luz, el Amor es calor, inseparables entre ellos, no puede estar la luz sin el calor, ni
el calor sin la luz, parece que sean gemelos, nacidos en un parto; sin embargo, la primera en nacer es la luz y después
surge el calor, así que el calor es hijo de la luz. Así mi Voluntad tiene su acto primero, el Amor es su hijo predilecto,
su primogénito inseparable. Si mi Voluntad no quiere, no se mueve, no quiere obrar, entonces el Amor se está
escondido dentro de su Mamá sin hacer nada; en cambio, si mi Voluntad quiere obrar, el Amor corre, vuela, es todo
ojo, movimiento, obras y pasos, sin cansarse jamás. Así también en la criatura, si se hace mover por mi Voluntad
tendrá verdadero amor, será firme, constante e irremovible en el bien; pero si no está animada por Ella, su amor será
un amor pintado, sin vida, inconstante; pobre amor, donde no está la Vida de mi Voluntad, el bien, las obras que hará
estarán expuestas al frío intenso, a las heladas nocturnas, al sol ardiente, los cuales tienen virtud de quemar y hacer
37
Parece que Luisa pasa insensiblemente del hablar del Hijo al hablar del Padre por la operación de `generar´ que realiza.
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“La Santísima Trinidad”. pág. 22
secar las obras más bellas. Mira entonces hija mía la diferencia entre mi Voluntad y el Amor, no puede nacer el hijo
sin la madre, por eso lo que más te debe importar es el poseer su Vida si no quieres ser estéril en el bien, sin
generación, para poder poblar Cielo y tierra.” (Vol. 36. 24 de julio 1938).

“Vivir en nuestro Querer, ser amados, es todo para Nosotros, mucho más que el Amor de Nosotros mismos forma
nuestro alimento continuo. Mi Padre Celestial genera sin cesar jamás a su Hijo, porque ama; con el generarme forma
el alimento para alimentarnos. Yo, su Hijo, amo con su mismo Amor y procede el Espíritu Santo, con esto formamos
otro alimento para alimentarnos.38 Si creamos la Creación fue porque amamos, y si la sostenemos con nuestro acto
creante y conservante, es porque amamos; este Amor nos sirve de alimento. Si queremos que la criatura nos conozca
en nuestras obras y en Nosotros mismos, es porque queremos ser amados, y de este amor nos servimos para
alimentarnos. No despreciamos jamás el amor, con tal que sea amor, nos sirve, es cosa nuestra, nuestro Amor se
sacia con el ser amado, y habiendo hecho todo por amor, queremos que Cielo y tierra, todas las criaturas, sean para
Nosotros todo amor, y si no son todo amor entra el dolor, que nos hace llegar al delirio, porque amamos y no somos
amados” (Vol. 36. 18 de diciembre 1938).

En otro momento, Jesús habla de la Inmaculada Concepción de María: “Debes saber que junto conmigo descendieron
el Padre y el Espíritu Santo; mientras Yo quedé con Ellos en el Cielo, Ellos descendieron conmigo a la tierra. Somos
inseparables y aunque Nosotros mismos lo quisiéramos, no podemos separarnos, a lo más nos bilocamos, y mientras
tenemos nuestro trono en el Cielo, formamos nuestro trono en la tierra, pero separarnos jamás.”(Vol. 36. 25 de
diciembre 1938).
38
En estos tres pasos podemos vislumbrar el desarrollo del Amor en las criaturas: 1) Cuando el Padre genera al Hijo -se ama a si mismo en el Hijo-,
forma el alimento para alimentarse. Analógicamente, en la primera etapa de nuestras vidas, la infancia, fuimos generados y amados por nuestros
padres, y de ese amor nos alimentamos. 2) Cuando entre el Hijo y el Padre procede el Espíritu santo –el Hijo se ama a sí mismo, con el mismo Amor,
en el Padre-, con esto formaron otro alimento para alimentarse. Analógicamente, en la segunda etapa de nuestras vidas, la juventud-adultez,
amamos y elegimos a un consorte, o nos consagramos a Dios, y formamos otro amor para alimentarnos. 3) Podemos agregar una tercera etapa,
cuando el Espíritu Santo ama y recibe amor del Padre y al Hijo, analógicamente, en la vejez amamos a nuestros padres, a nuestros hijos y de ese
amor nos alimentamos. Jesús nos dice: “Y los treinta años de mi Vida mortal dieron satisfacción por (…) las tres diversas edades de cada hombre:
Adolescencia, juventud y vejez. Yo por todos di satisfacción, merecí e impetré, y mi Humanidad sirve de escalera para subir al Cielo, pero si el hombre
no sube esta escalera con el ejercicio de las propias virtudes, en vano intenta subir y volverá inútil para sí mismo mi obrar.” (Vol. 4. 22 de febrero
1903).
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“La Santísima Trinidad”. pág. 23
NUMERALES DE CATECISMO POR ORDEN NUMERICO39
Numeral 232: Los cristianos son bautizados "en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo" (Mt28, 19). Antes
responden "Creo" a la triple pregunta que les pide confesar su fe en el Padre, en el Hijo y en el Espíritu: Fides omnium
christianorum in Trinitate consistit ("La fe de todos los cristianos se cimenta en la Santísima Trinidad") (San Cesáreo de
Arlés, Expositio symboli [sermo 9]: CCL 103, 48).
Numeral 233: Los cristianos son bautizados en "el nombre" del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo y no en "los nombres"
de éstos (cf. Virgilio, Professio fidei (552): DS 415), pues no hay más que un solo Dios, el Padre todopoderoso y su Hijo
único y el Espíritu Santo: la Santísima Trinidad.
Numeral 234: “El misterio de la Santísima Trinidad es el misterio central de la fe y de la vida cristiana. Es el misterio de
Dios en sí mismo. Es, pues, la fuente de todos los otros misterios de la fe; es la luz que los ilumina. Es la enseñanza más
fundamental y esencial en la "jerarquía de las verdades de fe" (DCG 43). "Toda la historia de la salvación no es otra cosa
que la historia del camino y los medios por los cuales el Dios verdadero y único, Padre, Hijo y Espíritu Santo, se revela a los
hombres, los aparta del pecado y los reconcilia y une consigo" (DCG 47).
Numeral 236: “(…) Las obras de Dios revelan quién es en sí mismo; e inversamente, el misterio de su Ser íntimo ilumina
la inteligencia de todas sus obras. Así sucede, analógicamente, entre las personas humanas. La persona se muestra en
su obrar y a medida que conocemos mejor a una persona, mejor comprendemos su obrar (…)”.
Numeral 249: “la verdad revelada de la santa Trinidad ha estado desde los orígenes en la raíz de la fe viva de la Iglesia,
principalmente en el acto del Bautismo”.
Numeral 253: “La Trinidad es una. No confesamos tres dioses sino un solo Dios en tres personas: "la Trinidad
consubstancial" (Concilio de Constantinopla II, año 553: DS 421). Las personas divinas no se reparten (no se dividen) la
única divinidad, sino que cada una de ellas es enteramente Dios: "El Padre es lo mismo que es el Hijo, el Hijo lo mismo
que es el Padre, el Padre y el Hijo lo mismo que el Espíritu Santo, es decir, un solo Dios por naturaleza" (Concilio de Toledo
XI, año 675: DS 530). "Cada una de las tres personas es esta realidad, es decir, la substancia, la esencia o la naturaleza
divina" (Concilio de Letrán IV, año 1215: DS 804).40
Numeral 254: “Las Personas divinas son realmente distintas entre sí. "Dios es único pero no solitario" (Fides Damasi: DS
71). "Padre", "Hijo", Espíritu Santo" no son simplemente nombres que designan modalidades del ser divino, pues son
realmente distintos entre sí: "El que es el Hijo no es el Padre, y el que es el Padre no es el Hijo, ni el Espíritu Santo el que
es el Padre o el Hijo" (Concilio de Toledo XI, año 675: DS 530). Son distintos entre sí por sus relaciones de origen: "El Padre
es quien engendra, el Hijo quien es engendrado, y el Espíritu Santo es quien procede." 41 (Concilio de Letrán IV, año 1215:
DS 804). La Unidad divina es Trina.
Numeral 255: “Las Personas divinas son relativas unas a otras. La distinción real de las Personas entre sí, porque no divide
la unidad divina, reside únicamente en las relaciones que las refieren unas a otras: "En los nombres relativos de las
personas, el Padre es referido al Hijo, el Hijo lo es al Padre, el Espíritu Santo lo es a los dos; sin embargo, cuando se habla
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Los numerales que se citan a lo largo del texto, corresponden al Catecismo de la Iglesia Católica.
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Resaltamos que las tres Personas tienen la misma substancia y la misma naturaleza en pie de igualdad. Son una misma cosa: Igualdad en la
Divinidad: El Padre, el Hijo y El Espíritu Santo son "co-eternos" y "co-iguales" en esencia y sustancia. Eso fue exactamente lo que entendieron los
judíos de su tiempo y por la razón que buscaron matarle hasta que lo hicieron: “Por esto los judíos aún más procuraban matarle, porque no sólo
quebrantaba el día de reposo, sino que también decía que Dios era su propio Padre, haciéndose igual a Dios.” (Juan 5, 18). Los testigos de Jehová
no creen que Jesús sea Dios mismo, sino solamente el “Hijo de Dios”. Para ellos, la Palabra o el verbo (Logos), es decir, Jesús, es un “dios”, o sea, un
ser que tiene una elevada posición, pero que no es igual al Dios todopoderoso. Si los Testigos de Jehová hubieran vivido en el tiempo de Cristo, le
hubieran matado junto con los demás judíos (fariseos) que no le aceptaban porque entendían claramente que Cristo afirmaba ser igual a Dios. El
apóstol Pablo ya nos confirmó que Cristo era "Igual a Dios" (Fil. 2) y la Biblia nos afirma de muchas maneras que el Espíritu Santo es Dios (Hechos
5:3-4). Siendo que la Biblia nos habla explícitamente y da por sentado la igualdad del Padre al Hijo pero también de que El Hijo se somete al Padre,
entonces es necesario entender que dentro de la Divinidad existe orden. Dios es un Dios de orden y así funciona y hace todas las cosas aun consigo
mismo.
41
Sobre el Espíritu Santo, el Numeral 264 del Catecismo cita a san Agustín: "El Espíritu Santo procede principalmente del Padre, y por concesión del
Padre, sin intervalo de tiempo procede de los dos como de un principio común" (S. Agustín, De Trinitate, 15, 26,47). A este Proceder, se le denomina
“ESPIRACIÓN": Acto por el que el Padre, junto con el Hijo, hace proceder a la persona del Espíritu Santo (según los latinos) como de un único principio.
También se usa el termino “FILIOQUE“, literalmente, "y del Hijo"; para designar la doctrina según la cual el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo
como de un solo principio. Esta interpretación doctrinal se llama también "filioquismo"; es frecuente entre los teólogos latinos. Los griegos hacen
proceder al Espíritu solamente del Padre y del Hijo o del Padre a través del Hijo.
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“Que sean Uno como Tu y Yo somos Uno”
“La Santísima Trinidad”. pág. 24
de estas tres Personas considerando las relaciones se cree en una sola naturaleza o substancia" (Concilio de Toledo XI, año
675: DS 528). En efecto, "en Dios todo es uno, excepto lo que comporta relaciones opuestas" (Concilio de Florencia, año
1442: DS 1330). "A causa de esta unidad, el Padre está todo en el Hijo, todo en el Espíritu Santo; el Hijo está todo en el
Padre, todo en el Espíritu Santo; el Espíritu Santo está todo en el Padre, todo en el Hijo" (Concilio de Florencia, año 1442:
DS 1331).
Numeral 256: A los catecúmenos de Constantinopla, san Gregorio Nacianceno, llamado también "el Teólogo", confía este
resumen de la fe trinitaria:
«Ante todo, guardadme este buen depósito, por el cual vivo y combato, con el cual quiero morir, que me hace soportar
todos los males y despreciar todos los placeres: quiero decir la profesión de fe en el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo.
Os la confío hoy. Por ella os introduciré dentro de poco en el agua y os sacaré de ella.42 Os la doy como compañera y
patrona de toda vuestra vida. Os doy una sola Divinidad y Poder, que existe Una en los Tres, y contiene los Tres de
una manera distinta. Divinidad sin distinción de substancia o de naturaleza, sin grado superior que eleve o grado
inferior que abaje [...] Es la infinita connaturalidad de tres infinitos. Cada uno, considerado en sí mismo, es Dios todo
entero [...] Dios los Tres considerados en conjunto [...] No he comenzado a pensar en la Unidad cuando ya la Trinidad
me baña con su esplendor. No he comenzado a pensar en la Trinidad cuando ya la unidad me posee de nuevo...
(Orationes, 40,41: PG 36,417).
Numeral 266: "La fe católica es ésta: que veneremos un Dios en la Trinidad y la Trinidad en la unidad, no confundiendo
las Personas, ni separando las substancias; una es la persona del Padre, otra la del Hijo, otra la del Espíritu Santo; pero
del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo una es la divinidad, igual la gloria, coeterna la majestad" (Símbolo "Quicumque":
DS43, 75).
Numeral 267: “Las Personas divinas, inseparables en su ser, son también inseparables en su obrar. Pero en la única
operación divina cada una manifiesta lo que le es propio en la Trinidad, sobre todo en las misiones divinas de la
Encarnación del Hijo y del don del Espíritu Santo.”
Numeral 691: “Espíritu” y “Santo” son atributos divinos comunes a las Tres Personas divinas ».
42
Se refiere al Bautismo por inmersión en agua -es decir ser sumergido totalmente el cuerpo-, que iban a recibir. También está el
bautismo por aspersión en la cabeza. El bautismo debe de ser realizado en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. (Mat
28: 19).
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DS: Abreviación del nombre de dos teólogos (Denzinger-Schónmetzer), que publicaron el libro Enchiridion Symbolorum, de f initionum et
declarationum de rebus fidei et morum, que es un elenco de los credos, definiciones y declaraciones sobre asuntos de fe y de moral que el magisterio
de la Iglesia (concilios, sínodos y pronunciamientos oficiales del papa) pronunció a lo largo de la historia del cristianismo. La primera edición es de
1854, y la última (32), de 1963.
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“Que sean Uno como Tu y Yo somos Uno”
“La Santísima Trinidad”. pág. 25
PROVERIOS 8, 22 y sgtes.44
22. «Yahveh me creó, primicia de su camino, antes que sus obras más antiguas.
23. Desde la eternidad fui fundada, desde el principio, antes que la tierra.
24. Cuando no existían los abismos fui engendrada, cuando no había fuentes cargadas de agua.
25. Antes que los montes fuesen asentados, antes que las colinas, fui engendrada.
26. No había hecho aún la tierra ni los campos, ni el polvo primordial del orbe.
27. Cuando asentó los cielos, allí estaba yo, cuando trazó un círculo sobre la faz del abismo,
28. cuando arriba condensó las nubes, cuando afianzó las fuentes del abismo,
29. cuando al mar dio su precepto - y las aguas no rebasarán su orilla - cuando asentó los cimientos de la tierra,
30. yo estaba allí, como arquitecto, y era yo todos los días su delicia, jugando en su presencia en todo tiempo,
31. jugando por el orbe de su tierra; y mis delicias están con los hijos de los hombres.»
32. «Ahora pues, hijos, escuchadme, dichosos los que guardan mis caminos.
33. Escuchad la instrucción y haceos sabios, no la despreciéis.
34. Dichoso el hombre que me escucha velando ante mi puerta cada día, guardando las jambas de mi entrada.
35. Porque el que me halla, ha hallado la vida, ha logrado el favor de Yahveh.
36. Pero el que me ofende, hace daño a su alma; todos los que me odian, aman la muerte.»
Nota: En cuanto a la interpretación de Proverbios 8 hay suficiente consenso entre los padres y los teólogos escolásticos
respecto al significado de los nombres Palabra y Sabiduría aplicados al Hijo, para considerar la procesión de la Segunda
Persona como al menos teológicamente cierta, sino una verdad revelada (Francisco Suarez, “De Trin.”, I, V, p 4; Petavio,
VI, I, 7, Franzein, “De trin.”, Tesis XXVI).
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Fuente: http://www.bibliacatolica.com.br/es/la-biblia-de-jerusalen/proverbios/8/
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