Subido por Julia Palomar Gonzalo

COMENTARIO QUEVEDO

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Comentario Literario – Profesor Marcelino Jiménez
Esther Pérez Barral
NIUB: 18023655
ARDOR DISIMULADO DE AMANTE
Salamandra frondosa y bien poblada
te vio la antigüedad, columna ardiente,
¡oh Vesubio, gigante el más valiente
que al cielo amenazó con diestra osada!
1
Después, de varias flores esmaltada,
jardín piramidal fuiste, y luciente
mariposa, en tus llamas inclemente,
y en quien toda Pomona fue abrasada.
5
Ya, fénix cultivada, te renuevas,
en eternos incendios repetidos,
y noche al sol y al cielo luces llevas.
10
¡Oh monte, emulación de mis gemidos
pues yo en el corazón, y tú en las cuevas,
callamos los volcanes florecidos
1. Nivel formal
En este poema, Quevedo utiliza el soneto, una forma estrófica que consta de dos
cuartetos y dos tercetos. Esto, sumado al uso de versos endecasílabos y una rima de tipo
consonante configuran el siguiente esquema métrico: ABBA ABBA CDC DCD.
Desde el punto de vista rítmico, hay una clarao dominancia/ dominio del verso de tipo
Heroico, ya que lo encontramos en ocho de los catorce versos (vv. 2, 4, 5, 6, 8,
12,13,14), pero también se observan versos Melódicos (vv. 1,3,7), y un verso Sáfico de
tipo II (v. 11). Cabe destacar que los versos coinciden con las pausas sintácticas, por lo
que este soneto es una sucesión de esticomitias, cuya consecuencia es / y como
consecuencia da una sensación de monotonía.
Salta a la vista la aliteración, figura recurrente en este soneto. Encontramos este recurso
en tres versos del poema, comenzando por el verso 5 (“después, de varias flores
esmaltada) en el que vemos la repetición de la fricativa sorda /s/. Esta repetición marca
la sensación de delicadeza que el autor parece querer transmitir al hablar de esas flores.
A continuación, encontramos otra aliteración en el verso 10 (“en eternos incendios
repetidos”) de la misma consonante, pero en este verso en particular lo que transmite no
es tanto delicadeza sino una sensación de perdurabilidad, sensación que se ve reforzada
con la palabra “eternos”. La siguiente aliteración la encontramos en el verso 12 (“¡Oh
monte, emulación de mis gemidos”), donde el asíndeton reside en la nasal /m/, que
remite a una escena más apasionada, al igual que el último caso de asíndeton del soneto
producido por la consonante lateral /l/ en el verso 14 (“callamos los volcanes
florecidos!”).
Comentario Literario – Profesor Marcelino Jiménez
Esther Pérez Barral
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En este soneto también encontramos gran cantidad de hipérbatons / hipérbatos, (me sale
así corregida por el propio word pero míratelo si quieres x si acaso) presentes en toda la
composición, dotándola de mayor dificultad y oscuridad complicando la interpretación,
como por ejemplo en el verso 3 (“gigante el más valiente”) o en el verso / los versos 1-2
(“Salamandra frondosa y bien poblada / te vio la antigüedad, columna ardiente”),
También encontramos dos vocativos, es decir, dos apóstrofes. El primero en el verso 3
(“¡oh Vesubio, gigante el más valiente”) y el segundo en el verso 12 (“¡Oh monte,
emulación de mis gemidos”). Ambos vocativos se refieren a la amante, y para no repetir
la palabra “Vesubio”, Quevedo la sustituye por “monte”, del que acusa causante / al que
achaca la culpa de sus gemidos. El autor se sirve de estos apóstrofes para hacer una
apelación directa al receptor y para dotar al poema de cierto carácter dialogado, ya que
el propio yo poético simula que habla directamente con un receptor, lo que llama la
atención del lector.
Por último, encontramos un polisíndeton causado por la repetición de la conjunción “y”
en el verso 11, lo que provoca una sensación de rapidez en el texto (“y noche al sol y al
cielo luces llevas.”).
2. Nivel de contenido
Este texto tiene dos partes claramente diferenciadas. La primera parte está formada por
los dos cuartetos, y la segunda por los dos tercetos, que se dividen con la “volta”, el
“ya” que inicia el primer terceto, lo que indica una ruptura realzada por el ritmo
enfático. (yo aquí lo puntuaría distinto. Quizás pondría un punto después de tercetos y
empezaría una nueva oración con: Estos se dividen con la volta…). Por lo tanto,
tenemos una primera unidad de sentido formada por los ocho primeros versos, y una
segunda formada por los seis restantes.
En esa primera parte, encontramos la descripción de la amada como “salamandra”, y la
descripción del yo poético como “mariposa”. Como/ Tal como dice Ignacio Arellano, la
salamandra se identifica con un símbolo amoroso por la capacidad atribuida de vivir en
el fuego, lo que dice que la amada es una mujer independiente, reacia al acercamiento
de hombres, y por lo tanto, muy difícil de seducir. Esto último lo sabemos también
gracias a la mención en el verso 8 de Pomona, diosa romana con la que Quevedo
identifica a la amante, que no sentía ninguna atracción por el sexo masculino. Además,
la amada se identifica también con el “Vesubio”, metáfora en la que se une también la
historia mitológica de Pomona, diosa de los jardines. Podemos ver esta referencia en los
versos 5 y 6 del soneto (“Después, de varias flores esmaltada, / jardín piramidal fuiste, y
luciente”). Siguiendo el mismo motivo, la mariposa que se quema se asocia de igual
manera con un símbolo amoroso, identificándose con una persona que se sacrifica con
tal de conseguir el amor deseado, en este caso, el yo poético.
Dando un paso atrás para recapitular, hasta ahora tenemos un yo poético que quiere
seducir a una mujer a la que no le interesan en absoluto los hombres, una mujer que es
puro fuego hacia la que vuela una “luciente mariposa”. Podemos imaginarnos la
imagen/ idea (lo digo porq imagen e imaginación me resulta muy parecido y yo con esas
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Esther Pérez Barral
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cosas me rallo un puñao jaja) con una mariposa que vuela alrededor de una hoguera, que
está tan obnubilada con/ por la belleza del fuego que no es consciente de que puede
morir quemada. Es interesante percibir la paradoja que supone el sentimiento amoroso
ya que, aun sin ser correspondido, el yo poético sigue intentando llegar al corazón de la
amada.
Siguiendo con la segunda parte, esta vez encontramos a la amada convertida en un
fénix. Según la mitología, el Fénix es un ave que se regenera cíclicamente, cosa que
podemos relacionar con lo que sigue en el soneto “Ya, Fénix cultivada, te renuevas / en
eternos incendios repetidos”, de lo que podemos entender que la amada ha cambiado su
actitud con respecto al yo poético dejándose amar, e iluminando la vida del amante
como nos hace entender en el verso 11 (“y noche al sol y al cielo luces llevas”).
Para finalizar el soneto, Quevedo vuelve a identificar a la amada con el Vesubio, pero
esta vez bajo la etiqueta de “monte”, al que acusa de provocarle gemidos, lo que puede
contener/encerrar / incluir connotaciones eróticas al simbolizar la unión en la naturaleza
de los amantes. En esta segunda parte es interesante ver como impera la esticomitia, ya
que los versos son mucho más rotundos y sentenciosos, y que, además, en el último
terceto se encuentra también y epifonema (no me queda clara esta frasesita),
relacionándose con la actitud desdeñosa y rotunda que la amada tiene ante el yo poético.
AQUÍ HAS PUESTO FENIX EN MAYUS Y OTRA EN MINUSCULA
A lo que a sustantivos se refiere, encontramos de/diferentes clases en este soneto: por un
lado, sustantivos concretos y por otro lado, sustantivos abstractos. Cabe decir que los
sustantivos concretos son los que predominan claramente en el texto, y que la gran
mayoría giran en torno a la temática del fuego (salamandra, Vesubio, llamas, Fénix,
etc.)
Del mismo modo, podemos dividir los adjetivos en dos grupos: aquellos relacionados
con el fuego y aquellos relacionados con la amada. Como podemos imaginar, los
primeros son del tipo “ardiente” (v.2) o “inclemente” (v.7), y los segundos orbitan
entorno a la faceta de la amada de Pomona, por lo que los adjetivos están relacionados
con la naturaleza como “frondosa” (v.1) o “florecidos” (v.14).
En cuanto al ámbito verbal, observamos como en los dos cuartetos se utilizan formas en
pasado para dar la sensación temporal de anterioridad, de que antes la amante era de una
manera, para pasar a usar el presente en los dos tercetos en los que la amante ha
sucumbido a los deseos del yo poético.
Por último, en lo que a sintaxis se refiere, el soneto no cuenta con ninguna oración
subordinada ni coordinada, basándose en oraciones simples solamente alteradas por los
hipérbatons, lo que provoca una sensación de caos en un primer momento, sensación
que puede ser intencionada o no.
JUSTIFICA EL TEXTO CHULITA Q EL MARCE TIENE PINTA DE Q TENGA EL
MISMO TOC Q YO. INTERLINEADO 1,5 Y LUEGO MARGENES EL IZQ 2,5cm Y
EL DERECHO 2cm. BUENO LAS COSAS QUE TE HE PUESTO SON A NIVEL
PERSONAL Y TAL, CÓMO LO ESCRIBIRIA YO VAYA. DE CONTENIDO ESTA
Comentario Literario – Profesor Marcelino Jiménez
Esther Pérez Barral
NIUB: 18023655
BIEN GUCCI ASI QUE TRANQUILITA Q EL MARSE TE VA A PONER BUENA
NOTA. LO UNICO PONLE LO DE LAS PAUTAS DE PRESENTACION COMO PIDE
EL Q IGUAL SE ENFADA JEJE. UN BESI CIELA
Bibliografía y Webgrafía
NAVARRO DURÁN, Rosa, Comentar textos literarios, Madrid, Alhambra Longmann,
1990
NAVARRO DURÁN, Rosa, La mirada al texto. Comentario de textos literarios,
Barcelona: Ariel, 1995.
GÓMEZ TORREGO, Leonardo, Análisis morfológico. Teoría y práctica, Madrid:
Editoriales SM, 2008
ARELLANO, Ignacio, Los animales en la poesía de Quevedo, Alicante: Biblioteca
Virtual Miguel de Cervantes, 2007, URL: http://www.cervantesvirtual.com/obra/losanimales-en-la-poesa-de-quevedo-0/
QUEVEDO, Francisco, Parnaso español (Sonetos), Alicante: Biblioteca Virtual Miguel
de Cervantes, 2003, URL:{http://www.cervantesvirtual.com/nd/ark:/59851/bmczg707}
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