Subido por Anciano Iglesia Jesús Vive

programa 22 y 23 de mayo

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¡Adorando
en familia!
Esperando su
venida
Distrito Carmen I
Ptr Nehemias V.
Programa
sugerente
22 y 23 de
mayo
del 2020
Apreciados hermanos de las iglesias que
corresponden al distrito Carmen 1, es un gusto
saludarles por este medio.
Quiero agradecer a todos los que han tomado tiempo
para compartir de Jesús a por medio de los estudios
Bíblicos a través del WhatsApp, y ademas agradezco su
apoyo a la campaña de la Unión Mexicana del Sureste
que está siendo impartida el Pastor Ruben Bullón.
Son tiempos difíciles pero de oportunidad para
compartir de Cristo Jesús, es tiempo de prepararnos.
Saludos y bendiciones
Nehemias Villarreal Dominguez
Pastor distrito Carmen I
Programación
Viernes 22 de mayo
Recepción de Sábado
Himnos: #574 “Sábado es” y #544 “Hoy el sábado
glorioso”.
Oración: El papá orará en gratitud a Dios por el sábado y la
familia.
Lectura Bíblica: Apocalipsis 1:10.
Reflexión: “El día del Señor”.
Oración de rodillas: El Padre de Familia agradece por el día
que está comenzando.
Culto de Consagración
Himno: #562 “Esparcid la luz de Cristo”.
Plan de oración mundial 777
Tema: “La misión de la Iglesia”.
Himno: #561 “Oigo del Señor la voz llamando”.
Oración de intercesión: Por los hermanos de la iglesia
Progreso 1,2 y horeb.
Sábado 23 de mayo
Devocional
Lectura del día: Salmo 111.
Bando de oración.
Lectura del libro Historia de la redención.
Escuela Sabática
08:30 Alabanzas con la familia (Utilizar TV, computadora,
celular, etc.).
08:50 Tiempo de oración ferviente (Todos oran, 1 o 2
minutos).
09:00 Himno inicial #201 (Canción del Espíritu).
09:06 Oración de adoración a Dios (Padre/Madre).
09:10 Leer el Nuevo Horizonte (Hijo/Hija).
09:17 Relato Misionero (Padre/Madre).
09:30 Canto especial (Un miembro de la familia).
09:35 Registro en la tarjeta (Estudio diario, informe
misionero).
09:45 Bando de oración (Todos oran).
09:55 Estudio de la Lección de E. S. (Elegir al maestro).
10:25 Himno de alabanza #226 (Busca Primero el Reino de
Dios).
10:30 Oración especial por hermanos que necesitan salud y
recursos.
10:40 Himno #218 (A Jesucristo ven sin tardar).
Culto Divino
Himno: #477 “Los que aman al Señor”.
Oración
Mayordomo Fiel* (Ver video compartido por WhatsApp)
Oración por los diezmos y las ofrendas
Momento Infantil* (Ver recursos)
Oración Intercesora (ver motivos de oración)
Sermón “Familias de fe” (Ver recursos)
Himno: #169 “Cuando suene la trompeta”
Oración final
Actividades para la tarde
3:30. Mochila que habla sola (interamerica.org)
4:30. Estudios bíblicos online (WhatsApp)
5:00. Culto Joven (Facebook iasdistritocarmen1)
EL DÍA DEL SEÑOR (Recepción de Sábado)
Lectura bíblica:”Yo fui en el Espíritu en el día del Señor, y oí
detrás (de mí) una gran voz como de trompeta”Apocalipsis
1:10. (Traducción Reina Valera 2000)
Un día de domingo fui arrebatado en espíritu, y oí detrás de
mí una gran voz como de trompeta. Traducción Torres
Amat.
Hemos leído tantas veces el libro de Apocalipsis y hemos
pasado por alto que la visión de este maravilloso libro fue
dada en un día especial. La pregunta es, ¿a qué día se
refiere? Hay versiones como la Torres Amat que traducen
esta frase como “Un día domingo”, tomando como base
que la tradición cristiana de los primeros siglos, empezó a
llamar al primer día de la semana como “día del Señor” en
honor a la resurrección.
Sin embargo poniendo primero a la Biblia antes que a la
tradición y además teniendo como regla de interpretación
que la Biblia es primero su propio interprete, encontramos
que Lucas 6:5 dice: -El Hijo del hombre es Señor del
sábado- NVI. Por lo tanto el sábado es el día del Señor. Si
hay un día que en la Biblia es llamado como propiedad del
Señor ese es el Séptimo, El Sábado. Y no hay un solo
registro bíblico que sugiera otro día.
Si Juan recibió de Dios esta importante revelación en el día
que ahora está comenzando, pidamos a Dios que se pueda
revelar a nosotros de forma especial también. No hay mejor
momento para escuchar la voz de Dios que en su Santo Día.
LA MISIÓN DE LA IGLESIA (Culto viernes)
La misión de la iglesia: el atalaya y el buen samaritano
Texto: Ezequiel 3:16-19
En los tiempos que vivimos hay una palabra que se vuelve
muy atractiva para todos: NOVEDOSO, todos queremos
tener lo más novedoso, lo más actualizado, tanto en la
tecnología, como en conocimiento, en la música, en la
moda, etc.
Y la palabra novedoso también se utiliza hoy en la iglesia de
Cristo, pues la iglesia está haciendo muchas cosas
novedosas en la sociedad y en el mundo, vemos que se
anuncian conciertos, noches de alabanza, programas
televisivos, talk shows, programas de radio, videos en vivo
por medio de redes sociales, y las iglesias con menos
recursos económicos realizan tardes familiares, partidos de
deportes, concursos, de disfraces, etc.
No podemos negar que cada iglesia busca la manera de
hacer las cosas más novedosas y atrayentes para las
personas, pues queremos atraer a más familias a la iglesia,
queremos que más personas se congreguen en la iglesia, y
todo eso está muy bien, pero en medio de todo lo
novedoso no podemos olvidar ni dejar de lado el
“verdadero propósito de la iglesia en el mundo”.
Pero ¿cuál es ese propósito? Podemos resumirlo en dos
palabras que ya mencionamos en el título de este mensaje:
Ser como el Atalaya y ser como el buen samaritano.
A) El atalaya.
Los reyes de la antigüedad, construían grandes murallas
alrededor de sus dominios, para protegerse de los ataques
del enemigo, y esas murallas tenían torres altas en las cuales
estaban los atalayas, vigilando pues desde ese lugar podían
ver muy lejos.
La obligación del atalaya era observar, cuando el enemigo
venia contra el reino y dar la señal de alarma para que todos
ser prepararan, si el atalaya se dormía o se descuidaba y no
avisaba del peligro tenía que pagar con su vida.
En el libro del profeta Ezequiel el Señor le da un mandato al
profeta, pues él tenía que ser el atalaya para su pueblo, él
tenía que cumplir tres funciones principales (vers. 17-18)
a) Oír la voz o la palabra de Dios
b) Amonestar en nombre de Dios. La palabra amonestar
significa: Advertir, prevenir, avisar a alguien de un error o
falta antes de tomar una decisión negativa contra él.
c) Apercibir al pecador. La palabra apercibir significa: Hacer
saber a una persona las sanciones a que está expuesta si
persiste en un error o falta.
Es decir que hoy en día la labor de la iglesia en este
mundo es:
a) Predicar la palabra de Dios a todas las personas que no
han confesado a Cristo como su Salvador (1 Timoteo 2:3-5).
Que por medio de la palabra de Dios puedan comprender
su condición de pecado, su estado de condenación actual y
eterna, y mostrarle el plan de salvación por medio de
Jesucristo.
Y que las personas puedan comprender completamente las
consecuencias eternas que rechazar la salvación traerá
sobre sus vidas. (Juan 3:19)
b) Amonestar al creyente por medio de la palabra de Dios
para que cambie su estilo de vida antes de recibir la
disciplina de Dios (2 Timoteo 4:1-2) es decir que todo
creyente tiene que comprender que la amonestación no
viene del pastor, o del predicador, sino de Dios,
exceptuando en aquellas iglesias donde el pastor
erróneamente usa el púlpito para atacar de forma personal
a las personas de la congregación.
El creyente tiene dos opciones al recibir la palabra de
Dios:
1. Suavizar su corazón a la palabra de Dios (2 Reyes
22:18-19) lo cual es lo que tenemos que hacer para traer
restauración y bendición a nuestra vida.
2. Endurecer su corazón y tomar una actitud soberbia
(Proverbios 29:1) lo cual es una actitud necia debido a las
consecuencias que traerá a nuestra vida como hijos de Dios
que somos, pues nos exponemos a la disciplina de nuestro
Dios (Hebreos 12:6)
B) Ser como el buen samaritano. (LUCAS 10:29-37)
El texto nos dice que al Señor contó la parábola del buen
samaritano para contestar la pregunta de: ¿Quién es mi
prójimo? Y la enseñanza principal de esta preciosa parábola
es que no debemos preguntar quién es mi prójimo sino que
nosotros debemos ser es decir comportarnos como los
prójimos de alguien quien quiera que este sea. (Vers. 36-37)
No debemos tener indiferencia como los religiosos
representados por el levita y el sacerdote, tenemos que ser
como el Samaritano:
Que no tuvo prejuicios para ayudar a ese judío, que estaba
muriendo en el camino vendó sus heridas y les puso aceite
y vino.
Que no escatimo esfuerzos, pues lo cargo en su
cabalgadura y cuido de el en el mesón.
Que no escatimo en lo material, pago para que lo cuidaran
y aun se haría cargo de la cuenta total de su recuperación.
¡El Señor le dejo a su iglesia más que un reto, una misión:
ve y haz tú lo mismo!
Hoy en día muchos creyentes que caminaban por el camino
de Dios cayeron en las manos de satanás, del ladrón, se
apartaron del camino, se alejaron de la iglesia, y sus vidas
están maltratadas, sus corazones están heridos como ese
judío de la parábola.
¿Cómo podemos poner en práctica esa misión o ese
propósito de restauración que la iglesia tiene en este
mundo? (Gálatas 6:1-2)
Tenemos que ser llenos del Espíritu Santo (v. 1) solamente
siendo llenos del Espíritu Santo tenemos la capacidad de
amar, de buscar al perdido y al necesitado, solamente así
podemos ver a las personas como nuestro Dios las ve.
Tenemos que restaurarlos con espíritu de mansedumbre (v..
1b). El problema es que muchas veces buscamos al
hermano que se ha apartado con espíritu de juez, con
espíritu de policía y no de mansedumbre ni de amor, el
Señor no nos ha llamado a juzgar pues no somos jueces, el
Señor nos ha concedido el ministerio de la reconciliación (2
Corintios 5:18-20)
Tenemos que poner en práctica la ley de Cristo (Gálatas 6:2,
Juan 15:12). Comprendamos muy bien lo que esto significa:
No debemos amar porque esa persona nos haya amado,
tenemos que amarla como Cristo nos ha amado.
Tú y yo, tenemos que tomar una decisión, porque Dios en
su infinito amor y misericordia, nos pedirá estricta cuenta de
lo que hicimos o dejamos de hacer. Por eso el apóstol
Santiago dice: “Y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace
le es pecado” (Santiago 4:17).
Capítulo 30, La resurrección de Cristo
Los discípulos reposaron el sábado, apenados por la muerte de
su Señor, en tanto Jesús, el Rey de gloria, permanecía en la
tumba. Mientras la noche transcurría, había soldados que
montaban guardia junto al lugar de descanso del Salvador, y al
mismo tiempo los ángeles, invisibles, se reunían en ese sagrado
lugar. La noche se- guía lentamente su curso, y mientras aún
estaba oscuro, los ángeles guardianes se dieron cuenta de que
casi había llegado el momento de la liberación del amado Hijo de
Dios, su querido Comandante. Mientras aguardaban con
profunda emoción la hora de su triunfo, un poderoso ángel vino
volando velozmente desde el cielo. Su rostro era como el
relámpago y sus vestiduras blancas como la nieve. Su luz disipó
las tinieblas a su paso, e hizo que los ángeles malos, que con voz
de triunfo habían reclamado el cuerpo de Jesús, huyeran
aterrorizados ante el resplandor de su gloria. Uno de los ángeles
que habían sido testigos de las escenas de la humillación de
Cristo, y que habían montado guardia junto a su lugar de
descanso, se unió al ángel del cielo y juntos descendieron al
sepulcro. La tierra tembló cuándo ellos se acercaron, y se produjo
un gran terremoto.
El terror, se apoderó de la guardia romana. ¿Dónde estaba su
poder para conservar el cuerpo de Jesús? No pensaron ni en su
deber ni en la posibilidad de que los discípulos se lo llevaran.
Cuando la luz de los ángeles resplandeció alrededor de ellos, con
un brillo mayor que el del sol, la guardia romana cayó al suelo
como muerta. Uno de los ángeles retiró la gran piedra que cubría
la puerta del sepulcro y se sentó sobre ella. El otro entró en la
tumba y desató los vendajes que cubrían la cabeza de Jesús.
“Tu padre te llama”
Entonces el ángel del cielo, con una voz que hizo temblar la
tierra, exclamó: “¡Tú, Hijo de Dios, tu Padre te llama! ¡Sal fuera!”
La muerte ya no podía ejercer más dominio sobre él. Jesús se
levantó de entre los muertos triunfante y vencedor. La hueste
angélica contempló la escena con solemne reverencia. Y cuando
el Señor salió del sepulcro, los ángeles resplandecientes se
postraron en tierra y lo adoraron y lo alabaron con himnos de
victoria y de triunfo.
Los ángeles de Satanás se habían visto obligados a huir en
presencia de la luz resplandeciente y penetrante de los ángeles
celestiales, y amargamente se quejaron a su rey de que su presa
les había sido violentamente arrebatada, y que Aquel a quien
tanto odiaban se había levantado de entre los muertos. Satanás y
su hueste se habían regocijado de que su poder sobre el hombre
caído había logrado que el Señor de la vida yaciera en la tumba,
pero su triunfo infernal fue de breve duración. Porque cuando
Jesús salió de su cárcel como majestuoso vencedor, Satanás sabía
que en poco tiempo más tendría que morir, y que su reino pasaría
a Aquel a quien le correspondía. Se lamentó con ira porque a
pesar de todos sus esfuerzos el Señor no había sido vencido, sino
que había abierto un camino de salvación para el hombre, de
manera que todo aquel que quisiera podía avanzar por él y
salvarse.
Los ángeles malos y su comandante se reunieron en concilio para
considerar de qué manera podían seguir trabajando contra el
gobierno de Dios. Satanás ordenó a sus servidores que se
pusieran en contacto con los principales sacerdotes y ancianos.
Les dijo: “Tuvimos éxito al engañarlos, cegando sus ojos y
endureciendo sus corazones contra Jesús. Les hicimos creer que
era un impostor. La guardia romana va a llevar la odiosa noticia
de que Cristo ha resucitado. Conseguimos que los sacerdotes y
los ancianos aborrecieran a Jesús y le dieran muerte. Hagámosles
entender ahora que si se llega a saber que Jesús resucitó serán
apedreados por el pueblo por haber enviado a la muerte a un
hombre inocente”. Cuando la hueste de ángeles celestiales se
apartó del sepulcro y se disiparon la luz y la gloria, los guardias
romanos se atrevieron a levantar la cabeza y a mirar a su
alrededor. Se llenaron de asombro cuando vieron que la gran
piedra había sido retirada de la puerta del sepulcro y que el
cuerpo de Jesús no estaba más allí. Se apresuraron a ir a la
ciudad para dar a conocer a los sacerdotes y ancianos lo que
habían visto. Cuando esos asesinos escucharon el maravilloso
informe, sus rostros empalidecieron. El horror se apoderó de ellos
cuando se dieron cuenta de lo que habían hecho. Si el informe
era correcto, estaban perdidos. Por unos momentos se sentaron
en silencio contemplándose los unos a los otros sin saber qué
hacer ni qué decir. Aceptar el informe equivalía a condenarse a sí
mismos. Salieron para consultarse en cuanto a lo que se debería
hacer. Se dijeron que si el informe traído por la guardia
comenzaba a circular entre la gente, los que dieron muerte a
Cristo serían condenados como sus asesinos.
Decidieron pagar a los soldados para que guardaran el secreto.
Los sacerdotes y ancianos les ofrecieron una gran suma de dinero
diciéndoles: “Decid vosotros: sus discípulos vinieron de noche, y
lo hurtaron, estando nosotros dormidos”. Mateo 28:13. Y cuando
los miembros de la guardia les preguntaron qué iba a pasar con
ellos por quedarse dormidos en sus puestos, los dirigentes judíos
les prometieron persuadir al gobernador y asegurar de ese modo
su tranquilidad. Por causa del dinero la guardia romana decidió
vender su honra y estuvo de acuerdo en seguir el consejo de los
sacerdotes y ancianos.
Los primeros frutos de la redención
Cuando Cristo pendía de la cruz y exclamó: “¡Consumado es!” las
rocas se partieron, la tierra tembló y algunas tumbas se abrieron.
Al levantarse como triunfador sobre la muerte y el sepulcro,
mientras la tierra se sacudía y la gloria del cielo resplandecía en
torno del lugar sagrado, muchos de los justos muertos,
obedientes a su llamamiento, salieron como testigos de que
había resucitado. Esos santos favorecidos y resucitados surgieron
glorificados de la tumba. Eran escogidos y santos de todas las
edades, desde la Creación hasta los días de Cristo. De manera
que mientras los dirigentes judíos trataban de ocultar el hecho de
que Jesús había resucitado, Dios decidió hacer salir a un grupo
de personas de sus tumbas para que dieran testimonio de que
Jesús había resucitado y para que declararan su gloria.
Estos seres resucitados eran de diferente estatura y forma,
algunos de mas noble aspecto que otros. Se me informó que los
habitantes de la tierra se habían degenerado, y que habían
perdido su fortaleza y su gracia. Satanás tiene poder sobre la
enfermedad y la muerte, y en todas las edades los efectos de la
maldición han sido cada vez mas visibles, y el poder de Satanás
más plenamente evidente. Los que vivieron en los días de Noé y
de Abraham se parecían a los ángeles por su forma, su apariencia
y su fortaleza. Pero cada generación sucesiva ha sido más y más
débil, y más sometida a la enfermedad, y su vida ha sido de más
corta duración. Satanás ha ido aprendiendo cómo perturbar y
debilitar a la especie.
Los que salieron de sus tumbas después de la resurrección de
Jesús se aparecieron a muchos diciéndoles que se había
completado el sacrificio en favor del hombre, que Jesús, a quien
los judíos habían crucificado, había resucitado de entre los
muertos, y como prueba de sus palabras declararon: “Nosotros
resucitamos con él”. Dieron testimonio en el sentido de que por
el poder de Jesús habían sido llamados a salir de la tumba. A
pesar de los informes mentirosos que comenzaron a circular, la
resurrección de Cristo no pudo ser escondida por Satanás, sus
ángeles o los principales sacerdotes. Porque este grupo santo
surgido de la tumba diseminó las maravillosas y gozosas noticias.
El mismos Jesús se manifestó también a sus apenados y
quebrantados discípulos, para disipar sus temores e infundirles
gozo y alegría.
Las mujeres en el sepulcro
Muy temprano en la mañana del primer día de la semana, antes
que amaneciera, las santas mujeres acudieron a la tumba con
especias aromáticas para ungir el cuerpo de Jesús. Descubrieron
que la pesada piedra había sido retirada de la puerta del
sepulcro, y que el cuerpo de Jesús no estaba allí. Sus corazones
se conmovieron y temieron que sus enemigos hubieran retirado
el cuerpo. Repentina- mente vieron a dos ángeles recubiertos de
blanco atuendo, con sus rostros resplandecientes. Estos seres
celestiales comprendieron el motivo de la presencia de las
mujeres e inmediatamente les dijeron que Jesús no estaba allí;
había resucitado, pero podían contemplar el lugar donde había
sido puesto. Les indicaron que dijeran a sus discípulos que él se
había adelantado para encontrarse con ellos en Galilea. Con
temor y gran alegría las mujeres se apresuraron a encontrarse con
los apesadumbrados discípulos y les dijeron lo que habían visto y
oído.
Estos no podían creer que Cristo hubiera resucitado, pero se
apresuraron a ir al sepulcro con las mujeres que habían traído ese
informe. Descubrieron que Jesús no estaba allí; vieron los lienzos,
pero no creyeron las buenas noticias de que hubiera resucitado
de entre los muertos. Regresaron maravillados por lo que habían
visto, y por el informe que les habían dado las mujeres.
Pero María decidió quedarse cerca del sepulcro, meditando en lo
que había visto y preocupada por el pensamiento de que podría
haber sido engañada. Presentía que le aguardaban nuevas
pruebas. Sus penas renacieron y explotó en amargo llanto. Se
aproximó para ver una vez más el sepulcro, y vio a dos ángeles
vestidos de blanco. Uno estaba sentado donde había reposado la
cabeza de Jesús, y el otro donde habían estado sus pies. Le
hablaron tiernamente y le preguntaron por qué lloraba. Ella
replicó: “Se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le han
puesto”. Juan 20:13.
“No me toques”
Al apartarse del sepulcro vio a Jesús de pie cerca de allí, pero no
lo conoció. Le habló con ternura, preguntándole por qué estaba
triste y a quién buscaba. Supuso que era el jardinero, y le rogó
que si se había llevado a su Señor, le dijera dónde lo había
puesto, para que ella se lo pudiera llevar. Jesús le habló con su
voz celestial y le dijo: “¡María!” Ella conocía muy bien los matices
de esa voz amada, y le respondió con prontitud: “¡Maestro!” e
impulsada por su gozo estuvo a punto de abrazarlo; pero Jesús le
dijo: “No me toques, porque aún no he subido a mi Padre; mas
ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a
mi Dios y a vuestro Dios”. Juan 20:17. Gozosamente se apresuró
a llevar las buenas nuevas a los discípulos. Jesús rápidamente
ascendió a su Padre para oír de su labios que había aceptado su
sacrificio y para recibir toda potestad en los cielos y en la tierra.
Una nube de ángeles rodeó al Hijo de Dios y ordenó a las puertas
eternas que se abrieran paraque pudiera entrar el rey de gloria.
Vi que mientras Jesús estaba con esa resplandeciente hueste
celestial en presencia de Dios y rodeado por su gloria, no se
olvidó de sus discípulos en la tierra sino que recibió potestad de
su Padre para regresar y darles poder. Ese mismo día regresó y se
manifestó a sus discípulos. Les permitió que lo tocaran, porque
había ascendido a su Padre y había recibido poder.
Tomás y sus dudas
Tomás no estuvo presente en esa ocasión. No quiso recibir con
humildad el informe de los discípulos, sino que insistió con
firmeza y confianza propia que no creería a menos que pusiera
sus dedos en las señas de los clavos en sus manos y en su
costado, donde había penetrado ese lanzazo cruel. De este modo
manifestó falta de confianza en sus hermanos. Si todos
pretendieran que se les diera esta misma evidencia, nadie
recibiría ahora a Jesús ni creería en su resurrección. Pero era la
voluntad de Dios que los que no pudieron ver ni oír por sí
mismos al Salvador resucitado, recibieran el informe de los
discípulos.
La incredulidad de Tomás no fue del agrado de Dios. Cuando
Jesús se encontró de nuevo con los discípulos, Tomás estaba con
ellos; y cuando vio a Jesús, creyó. Pero había afirmado que no se
sentiría satisfecho si en la evidencia no participaba otro sentido
además de la vista, y Jesús le dio lo que deseaba. Tomás
exclamó: “¡Mi Señor y mi Dios!” pero Jesús lo reprendió por su
incredulidad y le dijo: “Porque me has visto, Tomás, creíste;
bienaventurados los que no vieron, y creyeron”. Juan 20:28, 29.
El desconcierto del asesino de Cristo
Cuando las noticias se diseminaron de ciudad en ciudad y de
aldea en aldea, los judíos a su vez temieron por sus vidas y
ocultaron el odio que sentían por los discípulos. Su única
esperanza consistía en esparcir su informe mentiroso. Y los que
querían que esa mentira fuera verdad, lo aceptaron. Pilato tembló
cuando oyó decir que Cristo había resucitado. No podía albergar
dudas acerca del testimonio que se había dado, y desde ese
momento la paz lo abandonó para siempre. Por causa del honor
mundanal, por temor de perder su autoridad y su vida, había
entregado a Jesús a la muerte. Ahora se convenció plenamente
de que era culpable no sólo de la sangre de un hombre
inocente, sino de la del Hijo de Dios. La vida de Pilato fue
miserable hasta el mismo fin. La desesperación y la angustia
desmenuzaron cada sentimiento de esperanza y de alegría. No
quiso ser consolado y murió una muerte miserable.
Cuarenta días con sus discípulos
Jesús permaneció con sus discípulos cuarenta días,
provocándoles gozo y alegría de corazón al abrirles más
plenamente las realidades del reino de Dios. Los comisionó para
que dieran testimonio de las cosas que habían visto y oído
concernientes a sus sufrimientos, su muerte y su resurrección, que
había hecho un sacrificio por causa del pecado, y que todos los
que quisieran podían acudir a él y encontrar vida. Con fiel ternura
les dijo que serían perseguidos y pasarían por pruebas, pero que
encontrarían alivio al recordar su experiencia y las palabras que él
les había dicho. Les dijo que él había vencido las tentaciones de
Satanás y logrado la victoria por medio de pruebas y
sufrimientos. El enemigo no tendría más poder sobre él, por lo
que lanzaría sus tentaciones más directas sobre ellos y sobre los
que creyeran en su nombre. Pero podrían vencer como él había
vencido. Jesús dotó a sus discípulos de poder para obrar
milagros, y les dijo que aunque fueran perseguidos por los
hombres impíos, de vez en cuando les enviaría sus ángeles para
que los libraran; nadie les quitaría la vida hasta que su misión no
estuviera terminada; entonces se les podría requerir que sellaran
con su sangre el testimonio que habían dado.
Sus ansiosos seguidores escuchaban con alegría sus enseñanzas, disfrutando de cada palabra que surgía de sus santos labios.
Ahora sabían ciertamente que era el Salvador del mundo. Sus palabras penetraron profundamente en su corazón, y comenzaron a
apesadumbrarse de que pronto tendrían que separarse de su
Maestro celestial para no oír más las palabras consoladoras y
llenas de gracia que procedían de sus labios. Pero una vez más
sus corazones se llenaron de amor y de suprema alegría, cuando
Jesús les dijo que iría a preparar mansiones para ellos y vendría
otra vez para recibirlos con el fin de que estuvieran para siempre
con él. También les prometió enviarles el Consolador, el Espíritu
Santo, para que los guiara a toda verdad. “Y alzando sus manos,
los bendijo”. Lucas 24:50.
LA CREACIÓN: EL GÉNESIS COMO PILAR, PARTE 1
A Origen divino o azar.
La Biblia responde a las preguntas básicas del
•
hombre desde sus primeras páginas. No somos fruto
del azar, sino que hemos sido creados por Dios con
un propósito.
También nos enseña la preexistencia de Dios y su
•
intervención personal en nuestra creación. Toda la
Divinidad (un único Dios en tres personas) participó
en nuestro origen: “hagamos al ser
humano” (Génesis 1:26; Génesis 1:1 y Col1:6).
B Días literales o grandes periodos.
En un intento de armonizar la Biblia con la evolución,
•
se ha querido interpretar el término “día” de forma
metafórica, como grandes periodos de tiempo.
El simple hecho de que estos días se dividan
•
expresamente en periodos de noche y mañana realza
la idea de que los días de la creación son periodos
de 24 horas.
No hay indicación de que exista algún intervalo entre
•
estos días, sino que componen una semana
consecutiva (día segundo, día tercero,.). Este es el
fundamento del mandamiento del sábado (Éxodo
20:8-11).
C Sábado o domingo.
El concepto de la semana, tal como emana del relato
•
de la Creación, está sufriendo grandes cambios en
nuestros días.
Jesús, sin embargo, se proclama “Señor del
•
sábado” (Mateo 12:8). En él reposó, lo bendijo, lo
santificó, y nos enseñó a descansar el sábado como
Él lo hizo (Éxodo 20:8-11).
El último mensaje para este mundo lleva implícita la
proclamación del sábado como recordatorio de la
creación divina (Ap. 14:7).
D Matrimonio u otras uniones.
Creados distintos, pero complementarios, el hombre
•
y la mujer componen una unidad familiar.
Dios, como ser plural, quiso que la humanidad se
•
perpetuase a través de la unión íntima de un hombre
y una mujer.
A los hijos, fruto de esta relación, se les pide que
•
honren a su padre y a su madre (Éxodo 20:12). Tal vez
previendo otro tipo de unión familiar, se mencionan
explícitamente al padre y a la madre, sin usar el
genérico “padres”.
E Pecado y muerte o evolución y supervivencia.
La Biblia deja claro que la muerte entró en este
•
mundo como consecuencia del pecado de Adán y
Eva (Ro. 5:12).
También nos dice que la única posibilidad de vencer
•
a la muerte y tener vida eterna es a través de la
Redención que Jesús consumó con su muerte y
resurrección (Juan 6:40).
Por el contrario, la teoría de la evolución sostiene
•
que el hombre fue “creado” después de muchos
ciclos de lucha por la supervivencia y muerte. Es
decir, que la muerte es inherente a la vida.
1. Aceptar esta teoría, aun cuando pensemos que
Dios intervino en algún proceso, es negar la
necesidad de un Redentor, ya que negaríamos que la
muerte es consecuencia del pecado.
2. Aceptar la Biblia, sin embargo, nos muestra un
plan de Salvación y la esperanza de vida eterna en
Cristo.
•
FAMILIAS DE FE (Sermón de culto divino)
Lectura bíblica: ̈Y dijo: Desnudo salí del vientre de mi
madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó;
sea el nombre de Jehová bendito”. (Job 1:21)
Introducción
Cuando las familias cristianas viven bajo la luz de la palabra
de Dios, disfrutan de la paz que emana del evangelio de
salvación; entonces cada hogar se convierte en un pedazo
de cielo aquí en la tierra; hay alegría, paz, y esperanza.
¿Pero qué pasa cuando llega la crisis a la familia? ¿La
felicidad se esfuma, la unidad y la paz ya no existirán?
En nuestras vidas no deseamos que llegue el dolor; es ahí
donde somos probados ante Dios; pero quiero decirte que
estamos en una gran lucha donde el centro de esa batalla
somos todos nosotros. Donde hubo felicidad, hoy puede
que haya dolor; donde un día existió alegría, también
pueden venir días tristes. El problema no es que el día este
triste; si no la actitud con la cual enfrentamos los problemas.
Muchas religiones actuales predican solo la felicidad,
argumentando que en este mundo no habrá dolor si vamos
a la iglesia. Solo anuncian la abundancia de dinero como si
fuera el centro de la felicidad del hombre.
¿Pero cómo podemos enfrentar la crisis en la familia? Es
menester mirar la familia de Job, y estudiar el secreto de su
triunfo que, a pesar de la muerte, el dolor, las
enfermedades, su fe no fue quebrantada.
En este momento analizaremos una historia de amor, pero
también de dolor o sufrimiento esta es la historia de Job.
1. Familia en tiempo de paz.
Job estaba viviendo un momento de felicidad con su
familia, su vida era fructífera sus hijos realizaban fiesta cada
momento por la comodidad que ellos tenían (Job 1:4).
a. Job era un hombre fiel a Dios. “Este hombre perfecto y
recto, temeroso de Dios y apartado del mal” (Job 1:1). Sus
vecinos, sus amigos y su familia miraban la fidelidad de Job.
b. Job sabía que toda su riqueza le pertenecía a Dios. Era
próspero tenía muchas riquezas le iba bien en el trabajo su
empresa era de éxito. Su felicidad de Job no era lo material;
Él sabía que la verdadera felicidad estaba a los pies de su
Salvador.
c. Su primer trabajo era la adoración en tiempos de paz.
(Job 1:5) La oración continua y diaria prepara al cristiano en
tiempos de paz; para que cuando llegue los momentos
difíciles pueda permanecer fiel y esto Job lo sabía.
Muchas personas consideran que la vida del cristiano es
solamente felicidad; lo cual es una idea errada, ya que
todos hemos experimentado momentos difíciles. Cuando
contemplamos al pueblo de Israel o los Apóstoles ellos
sufrieron y pasaron momentos difíciles, pasaron por hambre,
estuvieron en cautiverio o en calabozos, pero aún su fe era
inquebrantable. Algunos fueron librados de la muerte, otros
murieron por la fe, que en tiempos de paz se alimentaron a
través de la oración y que los mantuvo hasta el último
momento.
Jesús mismo dijo estas palabras “Bienaventurados aquellos
que han sido perseguidos por causa de la justicia, pues de
ellos es el reino de los cielos.” (Mat. 5:10).
La palabra bienaventurado algunos lo traducen como
dichosos felices. Parase ilógico como tú puedes ser feliz
cuando te persiguen o te lastiman; la razón es que en esos
momentos difíciles Dios consuela a sus hijos y les hace
participes de su reino.
2.- Familia en tiempo de guerra.
Estamos observando una enfermedad cuyo resultado puede
ser la muerte. Muchas personas están desesperadas por el
covid-19, por la muerte que rodea aquel que la padece, hay
desesperación, la vida angustiante de las familias que las
están siendo dañadas.
a. El originador de las enfermedades y problemas
familiares es Satanás. Él se place cuando la familia sufre la
pérdida de un familiar “Dijo Jehová a Satanás: He aquí,
todo lo que tiene está en tu mano; solamente no pongas tu
mano sobre él. Y salió Satanás de delante de Jehová.” (Job
1:8-13; 2:7). Algo muy difícil para la vida de Job fue la
muerte de sus hijos, no hay duda el dolor es ajeno a nuestro
cuerpo como también la muerte por que no nacimos para
morir; Dios nos creó para vida eterna, pera la realidad es
que nadie está exento de la muerte.
b. La mayor enfermedad del ser humano se llama
pecado. La mayor enfermedad no se llama Covid-19 se
llama pecado, con la cual todos estamos contaminados.
Dios en su gran amor desde el origen de la creación nos dio
la cura del pecado y es la muerte de Cristo por el pecador
que somos nosotros, aunque la paga del pecado era muerte
el nos dio la oportunidad de vida eterna por Cristo Jesús.
(Juan 3:16)
c. Actitud ante la muerte o el dolor familiar. Una de las
palabras muy conmovedoras de Job ante el dolor fueron
estas palabras: “...Desnudo salí del vientre de mi madre, y
desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el
nombre de Jehová bendito.” (Job 1:21). A pesar del dolor
los hijos de Dios se
mantendrán con esperanza porque aún la muerte tiene
solución para aquel que cree que Cristo viene pronto.
Hay esperanza para aquel que muera en el Señor porque
creemos que Dios los resucitará. “¡Dios bendecirá a los que
de ahora en adelante mueran unidos al Señor Jesucristo!”
Apoc. 14:13 y Pablo dice: “Porque para mí el vivir es Cristo,
y el morir es ganancia.” Fil. 1:21
3.- Familia en tiempo de victoria.
Nuestra esperanza está en Cristo Jesús. Anhelamos su
venida y reclamamos sus promesas eternas para sus hijos
fieles.
a. Victoria ante el dolor. Dios permite el dolor, pero
también nos da la victoria. Dios permitió que el enemigo
lastimara a Job y a su familia, pero Él nunca los dejó ahí
estaba con Job. A pesar de la tormenta Dios tiene el
control; tengamos la seguridad que Dios cuida de cada
familia y sus afanes.
b. Job y su familia es vindicado ante Dios. A pesar de la
tormenta que estemos pasando Dios vindica a sus hijos.
Dios bendijo a Job y duplicó todos sus bienes. ¿Te has
preguntado por que Dios no duplicó a sus hijos? Meditado
en la historia llegamos a la siguiente conclusión: Job tenía
esperanza en la segunda venida de Jesucristo. Esta
esperanza exclamó en su corazón al decir: “Si el hombre
muriere, ¿volverá a vivir? Todos los días de mi edad
esperaré, Hasta que venga mi liberación. Él dice “...Tú
llamarás, y yo te responderé...” (Job 14:14,15) al leer este
texto bíblico viene a mi mente este hermoso himno # 169:
Cuando suene la trompeta
En el día del señor
Su esplendor y eterna claridad veré Cuando lleguen los
salvados
Ante el magno redentor
Y se pase lista yo responderé
Es tan palpable la venida de Jesús, el está a la puerta se
imaginan cuando Job resucite y responderá a su llamado;
también mirará a todos sus hijos unidos; es ahí donde Dios
multiplicará a su familia y se abrazarán y se unirán con su
libertador por la eternidad por el dolor y la muerte no los
separará, así como todas las familias los que mueren en
Cristo resucitan para vida eterna.
Conclusión
A pesar de los momentos difíciles que enfrentan cada
familia Dios nos deja caer una hoja sin que él lo permita. El
estará con nosotros y aun en la muerte hay esperanza
porque él nos levantará para vida eterna.
Llamado
Dios siempre cuida de nuestras familias, nos garantiza la
victoria eterna. Medita en el pasado y verás en las noches
frías a Dios cuidándote, en aquellos momentos difíciles que
enfrentaste siempre estuvo a tu lado, Dios te abrazaba. ¿Por
qué resistes al amor de Dios nuestro padre el cual nos amó
en la soledad, limpió tus lágrimas, cambió tu futuro oscuro y
sombrío dándote el gozo de la salvación? Aférrate a las
promesas de Dios, contempla por Fe su pronta venida y
encontrarás salvación y restauración para tu familia. Si hoy
en día no estás bautizado habla con tu pastor y se parte de
esta experiencia que te hace prospecto para una vida
eterna; porque el que cree y es bautizado será salvo.
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