¡Adorando en familia! Esperando su venida Distrito Carmen I Ptr Nehemias V. Programa sugerente 22 y 23 de mayo del 2020 Apreciados hermanos de las iglesias que corresponden al distrito Carmen 1, es un gusto saludarles por este medio. Quiero agradecer a todos los que han tomado tiempo para compartir de Jesús a por medio de los estudios Bíblicos a través del WhatsApp, y ademas agradezco su apoyo a la campaña de la Unión Mexicana del Sureste que está siendo impartida el Pastor Ruben Bullón. Son tiempos difíciles pero de oportunidad para compartir de Cristo Jesús, es tiempo de prepararnos. Saludos y bendiciones Nehemias Villarreal Dominguez Pastor distrito Carmen I Programación Viernes 22 de mayo Recepción de Sábado Himnos: #574 “Sábado es” y #544 “Hoy el sábado glorioso”. Oración: El papá orará en gratitud a Dios por el sábado y la familia. Lectura Bíblica: Apocalipsis 1:10. Reflexión: “El día del Señor”. Oración de rodillas: El Padre de Familia agradece por el día que está comenzando. Culto de Consagración Himno: #562 “Esparcid la luz de Cristo”. Plan de oración mundial 777 Tema: “La misión de la Iglesia”. Himno: #561 “Oigo del Señor la voz llamando”. Oración de intercesión: Por los hermanos de la iglesia Progreso 1,2 y horeb. Sábado 23 de mayo Devocional Lectura del día: Salmo 111. Bando de oración. Lectura del libro Historia de la redención. Escuela Sabática 08:30 Alabanzas con la familia (Utilizar TV, computadora, celular, etc.). 08:50 Tiempo de oración ferviente (Todos oran, 1 o 2 minutos). 09:00 Himno inicial #201 (Canción del Espíritu). 09:06 Oración de adoración a Dios (Padre/Madre). 09:10 Leer el Nuevo Horizonte (Hijo/Hija). 09:17 Relato Misionero (Padre/Madre). 09:30 Canto especial (Un miembro de la familia). 09:35 Registro en la tarjeta (Estudio diario, informe misionero). 09:45 Bando de oración (Todos oran). 09:55 Estudio de la Lección de E. S. (Elegir al maestro). 10:25 Himno de alabanza #226 (Busca Primero el Reino de Dios). 10:30 Oración especial por hermanos que necesitan salud y recursos. 10:40 Himno #218 (A Jesucristo ven sin tardar). Culto Divino Himno: #477 “Los que aman al Señor”. Oración Mayordomo Fiel* (Ver video compartido por WhatsApp) Oración por los diezmos y las ofrendas Momento Infantil* (Ver recursos) Oración Intercesora (ver motivos de oración) Sermón “Familias de fe” (Ver recursos) Himno: #169 “Cuando suene la trompeta” Oración final Actividades para la tarde 3:30. Mochila que habla sola (interamerica.org) 4:30. Estudios bíblicos online (WhatsApp) 5:00. Culto Joven (Facebook iasdistritocarmen1) EL DÍA DEL SEÑOR (Recepción de Sábado) Lectura bíblica:”Yo fui en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás (de mí) una gran voz como de trompeta”Apocalipsis 1:10. (Traducción Reina Valera 2000) Un día de domingo fui arrebatado en espíritu, y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta. Traducción Torres Amat. Hemos leído tantas veces el libro de Apocalipsis y hemos pasado por alto que la visión de este maravilloso libro fue dada en un día especial. La pregunta es, ¿a qué día se refiere? Hay versiones como la Torres Amat que traducen esta frase como “Un día domingo”, tomando como base que la tradición cristiana de los primeros siglos, empezó a llamar al primer día de la semana como “día del Señor” en honor a la resurrección. Sin embargo poniendo primero a la Biblia antes que a la tradición y además teniendo como regla de interpretación que la Biblia es primero su propio interprete, encontramos que Lucas 6:5 dice: -El Hijo del hombre es Señor del sábado- NVI. Por lo tanto el sábado es el día del Señor. Si hay un día que en la Biblia es llamado como propiedad del Señor ese es el Séptimo, El Sábado. Y no hay un solo registro bíblico que sugiera otro día. Si Juan recibió de Dios esta importante revelación en el día que ahora está comenzando, pidamos a Dios que se pueda revelar a nosotros de forma especial también. No hay mejor momento para escuchar la voz de Dios que en su Santo Día. LA MISIÓN DE LA IGLESIA (Culto viernes) La misión de la iglesia: el atalaya y el buen samaritano Texto: Ezequiel 3:16-19 En los tiempos que vivimos hay una palabra que se vuelve muy atractiva para todos: NOVEDOSO, todos queremos tener lo más novedoso, lo más actualizado, tanto en la tecnología, como en conocimiento, en la música, en la moda, etc. Y la palabra novedoso también se utiliza hoy en la iglesia de Cristo, pues la iglesia está haciendo muchas cosas novedosas en la sociedad y en el mundo, vemos que se anuncian conciertos, noches de alabanza, programas televisivos, talk shows, programas de radio, videos en vivo por medio de redes sociales, y las iglesias con menos recursos económicos realizan tardes familiares, partidos de deportes, concursos, de disfraces, etc. No podemos negar que cada iglesia busca la manera de hacer las cosas más novedosas y atrayentes para las personas, pues queremos atraer a más familias a la iglesia, queremos que más personas se congreguen en la iglesia, y todo eso está muy bien, pero en medio de todo lo novedoso no podemos olvidar ni dejar de lado el “verdadero propósito de la iglesia en el mundo”. Pero ¿cuál es ese propósito? Podemos resumirlo en dos palabras que ya mencionamos en el título de este mensaje: Ser como el Atalaya y ser como el buen samaritano. A) El atalaya. Los reyes de la antigüedad, construían grandes murallas alrededor de sus dominios, para protegerse de los ataques del enemigo, y esas murallas tenían torres altas en las cuales estaban los atalayas, vigilando pues desde ese lugar podían ver muy lejos. La obligación del atalaya era observar, cuando el enemigo venia contra el reino y dar la señal de alarma para que todos ser prepararan, si el atalaya se dormía o se descuidaba y no avisaba del peligro tenía que pagar con su vida. En el libro del profeta Ezequiel el Señor le da un mandato al profeta, pues él tenía que ser el atalaya para su pueblo, él tenía que cumplir tres funciones principales (vers. 17-18) a) Oír la voz o la palabra de Dios b) Amonestar en nombre de Dios. La palabra amonestar significa: Advertir, prevenir, avisar a alguien de un error o falta antes de tomar una decisión negativa contra él. c) Apercibir al pecador. La palabra apercibir significa: Hacer saber a una persona las sanciones a que está expuesta si persiste en un error o falta. Es decir que hoy en día la labor de la iglesia en este mundo es: a) Predicar la palabra de Dios a todas las personas que no han confesado a Cristo como su Salvador (1 Timoteo 2:3-5). Que por medio de la palabra de Dios puedan comprender su condición de pecado, su estado de condenación actual y eterna, y mostrarle el plan de salvación por medio de Jesucristo. Y que las personas puedan comprender completamente las consecuencias eternas que rechazar la salvación traerá sobre sus vidas. (Juan 3:19) b) Amonestar al creyente por medio de la palabra de Dios para que cambie su estilo de vida antes de recibir la disciplina de Dios (2 Timoteo 4:1-2) es decir que todo creyente tiene que comprender que la amonestación no viene del pastor, o del predicador, sino de Dios, exceptuando en aquellas iglesias donde el pastor erróneamente usa el púlpito para atacar de forma personal a las personas de la congregación. El creyente tiene dos opciones al recibir la palabra de Dios: 1. Suavizar su corazón a la palabra de Dios (2 Reyes 22:18-19) lo cual es lo que tenemos que hacer para traer restauración y bendición a nuestra vida. 2. Endurecer su corazón y tomar una actitud soberbia (Proverbios 29:1) lo cual es una actitud necia debido a las consecuencias que traerá a nuestra vida como hijos de Dios que somos, pues nos exponemos a la disciplina de nuestro Dios (Hebreos 12:6) B) Ser como el buen samaritano. (LUCAS 10:29-37) El texto nos dice que al Señor contó la parábola del buen samaritano para contestar la pregunta de: ¿Quién es mi prójimo? Y la enseñanza principal de esta preciosa parábola es que no debemos preguntar quién es mi prójimo sino que nosotros debemos ser es decir comportarnos como los prójimos de alguien quien quiera que este sea. (Vers. 36-37) No debemos tener indiferencia como los religiosos representados por el levita y el sacerdote, tenemos que ser como el Samaritano: Que no tuvo prejuicios para ayudar a ese judío, que estaba muriendo en el camino vendó sus heridas y les puso aceite y vino. Que no escatimo esfuerzos, pues lo cargo en su cabalgadura y cuido de el en el mesón. Que no escatimo en lo material, pago para que lo cuidaran y aun se haría cargo de la cuenta total de su recuperación. ¡El Señor le dejo a su iglesia más que un reto, una misión: ve y haz tú lo mismo! Hoy en día muchos creyentes que caminaban por el camino de Dios cayeron en las manos de satanás, del ladrón, se apartaron del camino, se alejaron de la iglesia, y sus vidas están maltratadas, sus corazones están heridos como ese judío de la parábola. ¿Cómo podemos poner en práctica esa misión o ese propósito de restauración que la iglesia tiene en este mundo? (Gálatas 6:1-2) Tenemos que ser llenos del Espíritu Santo (v. 1) solamente siendo llenos del Espíritu Santo tenemos la capacidad de amar, de buscar al perdido y al necesitado, solamente así podemos ver a las personas como nuestro Dios las ve. Tenemos que restaurarlos con espíritu de mansedumbre (v.. 1b). El problema es que muchas veces buscamos al hermano que se ha apartado con espíritu de juez, con espíritu de policía y no de mansedumbre ni de amor, el Señor no nos ha llamado a juzgar pues no somos jueces, el Señor nos ha concedido el ministerio de la reconciliación (2 Corintios 5:18-20) Tenemos que poner en práctica la ley de Cristo (Gálatas 6:2, Juan 15:12). Comprendamos muy bien lo que esto significa: No debemos amar porque esa persona nos haya amado, tenemos que amarla como Cristo nos ha amado. Tú y yo, tenemos que tomar una decisión, porque Dios en su infinito amor y misericordia, nos pedirá estricta cuenta de lo que hicimos o dejamos de hacer. Por eso el apóstol Santiago dice: “Y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace le es pecado” (Santiago 4:17). Capítulo 30, La resurrección de Cristo Los discípulos reposaron el sábado, apenados por la muerte de su Señor, en tanto Jesús, el Rey de gloria, permanecía en la tumba. Mientras la noche transcurría, había soldados que montaban guardia junto al lugar de descanso del Salvador, y al mismo tiempo los ángeles, invisibles, se reunían en ese sagrado lugar. La noche se- guía lentamente su curso, y mientras aún estaba oscuro, los ángeles guardianes se dieron cuenta de que casi había llegado el momento de la liberación del amado Hijo de Dios, su querido Comandante. Mientras aguardaban con profunda emoción la hora de su triunfo, un poderoso ángel vino volando velozmente desde el cielo. Su rostro era como el relámpago y sus vestiduras blancas como la nieve. Su luz disipó las tinieblas a su paso, e hizo que los ángeles malos, que con voz de triunfo habían reclamado el cuerpo de Jesús, huyeran aterrorizados ante el resplandor de su gloria. Uno de los ángeles que habían sido testigos de las escenas de la humillación de Cristo, y que habían montado guardia junto a su lugar de descanso, se unió al ángel del cielo y juntos descendieron al sepulcro. La tierra tembló cuándo ellos se acercaron, y se produjo un gran terremoto. El terror, se apoderó de la guardia romana. ¿Dónde estaba su poder para conservar el cuerpo de Jesús? No pensaron ni en su deber ni en la posibilidad de que los discípulos se lo llevaran. Cuando la luz de los ángeles resplandeció alrededor de ellos, con un brillo mayor que el del sol, la guardia romana cayó al suelo como muerta. Uno de los ángeles retiró la gran piedra que cubría la puerta del sepulcro y se sentó sobre ella. El otro entró en la tumba y desató los vendajes que cubrían la cabeza de Jesús. “Tu padre te llama” Entonces el ángel del cielo, con una voz que hizo temblar la tierra, exclamó: “¡Tú, Hijo de Dios, tu Padre te llama! ¡Sal fuera!” La muerte ya no podía ejercer más dominio sobre él. Jesús se levantó de entre los muertos triunfante y vencedor. La hueste angélica contempló la escena con solemne reverencia. Y cuando el Señor salió del sepulcro, los ángeles resplandecientes se postraron en tierra y lo adoraron y lo alabaron con himnos de victoria y de triunfo. Los ángeles de Satanás se habían visto obligados a huir en presencia de la luz resplandeciente y penetrante de los ángeles celestiales, y amargamente se quejaron a su rey de que su presa les había sido violentamente arrebatada, y que Aquel a quien tanto odiaban se había levantado de entre los muertos. Satanás y su hueste se habían regocijado de que su poder sobre el hombre caído había logrado que el Señor de la vida yaciera en la tumba, pero su triunfo infernal fue de breve duración. Porque cuando Jesús salió de su cárcel como majestuoso vencedor, Satanás sabía que en poco tiempo más tendría que morir, y que su reino pasaría a Aquel a quien le correspondía. Se lamentó con ira porque a pesar de todos sus esfuerzos el Señor no había sido vencido, sino que había abierto un camino de salvación para el hombre, de manera que todo aquel que quisiera podía avanzar por él y salvarse. Los ángeles malos y su comandante se reunieron en concilio para considerar de qué manera podían seguir trabajando contra el gobierno de Dios. Satanás ordenó a sus servidores que se pusieran en contacto con los principales sacerdotes y ancianos. Les dijo: “Tuvimos éxito al engañarlos, cegando sus ojos y endureciendo sus corazones contra Jesús. Les hicimos creer que era un impostor. La guardia romana va a llevar la odiosa noticia de que Cristo ha resucitado. Conseguimos que los sacerdotes y los ancianos aborrecieran a Jesús y le dieran muerte. Hagámosles entender ahora que si se llega a saber que Jesús resucitó serán apedreados por el pueblo por haber enviado a la muerte a un hombre inocente”. Cuando la hueste de ángeles celestiales se apartó del sepulcro y se disiparon la luz y la gloria, los guardias romanos se atrevieron a levantar la cabeza y a mirar a su alrededor. Se llenaron de asombro cuando vieron que la gran piedra había sido retirada de la puerta del sepulcro y que el cuerpo de Jesús no estaba más allí. Se apresuraron a ir a la ciudad para dar a conocer a los sacerdotes y ancianos lo que habían visto. Cuando esos asesinos escucharon el maravilloso informe, sus rostros empalidecieron. El horror se apoderó de ellos cuando se dieron cuenta de lo que habían hecho. Si el informe era correcto, estaban perdidos. Por unos momentos se sentaron en silencio contemplándose los unos a los otros sin saber qué hacer ni qué decir. Aceptar el informe equivalía a condenarse a sí mismos. Salieron para consultarse en cuanto a lo que se debería hacer. Se dijeron que si el informe traído por la guardia comenzaba a circular entre la gente, los que dieron muerte a Cristo serían condenados como sus asesinos. Decidieron pagar a los soldados para que guardaran el secreto. Los sacerdotes y ancianos les ofrecieron una gran suma de dinero diciéndoles: “Decid vosotros: sus discípulos vinieron de noche, y lo hurtaron, estando nosotros dormidos”. Mateo 28:13. Y cuando los miembros de la guardia les preguntaron qué iba a pasar con ellos por quedarse dormidos en sus puestos, los dirigentes judíos les prometieron persuadir al gobernador y asegurar de ese modo su tranquilidad. Por causa del dinero la guardia romana decidió vender su honra y estuvo de acuerdo en seguir el consejo de los sacerdotes y ancianos. Los primeros frutos de la redención Cuando Cristo pendía de la cruz y exclamó: “¡Consumado es!” las rocas se partieron, la tierra tembló y algunas tumbas se abrieron. Al levantarse como triunfador sobre la muerte y el sepulcro, mientras la tierra se sacudía y la gloria del cielo resplandecía en torno del lugar sagrado, muchos de los justos muertos, obedientes a su llamamiento, salieron como testigos de que había resucitado. Esos santos favorecidos y resucitados surgieron glorificados de la tumba. Eran escogidos y santos de todas las edades, desde la Creación hasta los días de Cristo. De manera que mientras los dirigentes judíos trataban de ocultar el hecho de que Jesús había resucitado, Dios decidió hacer salir a un grupo de personas de sus tumbas para que dieran testimonio de que Jesús había resucitado y para que declararan su gloria. Estos seres resucitados eran de diferente estatura y forma, algunos de mas noble aspecto que otros. Se me informó que los habitantes de la tierra se habían degenerado, y que habían perdido su fortaleza y su gracia. Satanás tiene poder sobre la enfermedad y la muerte, y en todas las edades los efectos de la maldición han sido cada vez mas visibles, y el poder de Satanás más plenamente evidente. Los que vivieron en los días de Noé y de Abraham se parecían a los ángeles por su forma, su apariencia y su fortaleza. Pero cada generación sucesiva ha sido más y más débil, y más sometida a la enfermedad, y su vida ha sido de más corta duración. Satanás ha ido aprendiendo cómo perturbar y debilitar a la especie. Los que salieron de sus tumbas después de la resurrección de Jesús se aparecieron a muchos diciéndoles que se había completado el sacrificio en favor del hombre, que Jesús, a quien los judíos habían crucificado, había resucitado de entre los muertos, y como prueba de sus palabras declararon: “Nosotros resucitamos con él”. Dieron testimonio en el sentido de que por el poder de Jesús habían sido llamados a salir de la tumba. A pesar de los informes mentirosos que comenzaron a circular, la resurrección de Cristo no pudo ser escondida por Satanás, sus ángeles o los principales sacerdotes. Porque este grupo santo surgido de la tumba diseminó las maravillosas y gozosas noticias. El mismos Jesús se manifestó también a sus apenados y quebrantados discípulos, para disipar sus temores e infundirles gozo y alegría. Las mujeres en el sepulcro Muy temprano en la mañana del primer día de la semana, antes que amaneciera, las santas mujeres acudieron a la tumba con especias aromáticas para ungir el cuerpo de Jesús. Descubrieron que la pesada piedra había sido retirada de la puerta del sepulcro, y que el cuerpo de Jesús no estaba allí. Sus corazones se conmovieron y temieron que sus enemigos hubieran retirado el cuerpo. Repentina- mente vieron a dos ángeles recubiertos de blanco atuendo, con sus rostros resplandecientes. Estos seres celestiales comprendieron el motivo de la presencia de las mujeres e inmediatamente les dijeron que Jesús no estaba allí; había resucitado, pero podían contemplar el lugar donde había sido puesto. Les indicaron que dijeran a sus discípulos que él se había adelantado para encontrarse con ellos en Galilea. Con temor y gran alegría las mujeres se apresuraron a encontrarse con los apesadumbrados discípulos y les dijeron lo que habían visto y oído. Estos no podían creer que Cristo hubiera resucitado, pero se apresuraron a ir al sepulcro con las mujeres que habían traído ese informe. Descubrieron que Jesús no estaba allí; vieron los lienzos, pero no creyeron las buenas noticias de que hubiera resucitado de entre los muertos. Regresaron maravillados por lo que habían visto, y por el informe que les habían dado las mujeres. Pero María decidió quedarse cerca del sepulcro, meditando en lo que había visto y preocupada por el pensamiento de que podría haber sido engañada. Presentía que le aguardaban nuevas pruebas. Sus penas renacieron y explotó en amargo llanto. Se aproximó para ver una vez más el sepulcro, y vio a dos ángeles vestidos de blanco. Uno estaba sentado donde había reposado la cabeza de Jesús, y el otro donde habían estado sus pies. Le hablaron tiernamente y le preguntaron por qué lloraba. Ella replicó: “Se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le han puesto”. Juan 20:13. “No me toques” Al apartarse del sepulcro vio a Jesús de pie cerca de allí, pero no lo conoció. Le habló con ternura, preguntándole por qué estaba triste y a quién buscaba. Supuso que era el jardinero, y le rogó que si se había llevado a su Señor, le dijera dónde lo había puesto, para que ella se lo pudiera llevar. Jesús le habló con su voz celestial y le dijo: “¡María!” Ella conocía muy bien los matices de esa voz amada, y le respondió con prontitud: “¡Maestro!” e impulsada por su gozo estuvo a punto de abrazarlo; pero Jesús le dijo: “No me toques, porque aún no he subido a mi Padre; mas ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios”. Juan 20:17. Gozosamente se apresuró a llevar las buenas nuevas a los discípulos. Jesús rápidamente ascendió a su Padre para oír de su labios que había aceptado su sacrificio y para recibir toda potestad en los cielos y en la tierra. Una nube de ángeles rodeó al Hijo de Dios y ordenó a las puertas eternas que se abrieran paraque pudiera entrar el rey de gloria. Vi que mientras Jesús estaba con esa resplandeciente hueste celestial en presencia de Dios y rodeado por su gloria, no se olvidó de sus discípulos en la tierra sino que recibió potestad de su Padre para regresar y darles poder. Ese mismo día regresó y se manifestó a sus discípulos. Les permitió que lo tocaran, porque había ascendido a su Padre y había recibido poder. Tomás y sus dudas Tomás no estuvo presente en esa ocasión. No quiso recibir con humildad el informe de los discípulos, sino que insistió con firmeza y confianza propia que no creería a menos que pusiera sus dedos en las señas de los clavos en sus manos y en su costado, donde había penetrado ese lanzazo cruel. De este modo manifestó falta de confianza en sus hermanos. Si todos pretendieran que se les diera esta misma evidencia, nadie recibiría ahora a Jesús ni creería en su resurrección. Pero era la voluntad de Dios que los que no pudieron ver ni oír por sí mismos al Salvador resucitado, recibieran el informe de los discípulos. La incredulidad de Tomás no fue del agrado de Dios. Cuando Jesús se encontró de nuevo con los discípulos, Tomás estaba con ellos; y cuando vio a Jesús, creyó. Pero había afirmado que no se sentiría satisfecho si en la evidencia no participaba otro sentido además de la vista, y Jesús le dio lo que deseaba. Tomás exclamó: “¡Mi Señor y mi Dios!” pero Jesús lo reprendió por su incredulidad y le dijo: “Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron”. Juan 20:28, 29. El desconcierto del asesino de Cristo Cuando las noticias se diseminaron de ciudad en ciudad y de aldea en aldea, los judíos a su vez temieron por sus vidas y ocultaron el odio que sentían por los discípulos. Su única esperanza consistía en esparcir su informe mentiroso. Y los que querían que esa mentira fuera verdad, lo aceptaron. Pilato tembló cuando oyó decir que Cristo había resucitado. No podía albergar dudas acerca del testimonio que se había dado, y desde ese momento la paz lo abandonó para siempre. Por causa del honor mundanal, por temor de perder su autoridad y su vida, había entregado a Jesús a la muerte. Ahora se convenció plenamente de que era culpable no sólo de la sangre de un hombre inocente, sino de la del Hijo de Dios. La vida de Pilato fue miserable hasta el mismo fin. La desesperación y la angustia desmenuzaron cada sentimiento de esperanza y de alegría. No quiso ser consolado y murió una muerte miserable. Cuarenta días con sus discípulos Jesús permaneció con sus discípulos cuarenta días, provocándoles gozo y alegría de corazón al abrirles más plenamente las realidades del reino de Dios. Los comisionó para que dieran testimonio de las cosas que habían visto y oído concernientes a sus sufrimientos, su muerte y su resurrección, que había hecho un sacrificio por causa del pecado, y que todos los que quisieran podían acudir a él y encontrar vida. Con fiel ternura les dijo que serían perseguidos y pasarían por pruebas, pero que encontrarían alivio al recordar su experiencia y las palabras que él les había dicho. Les dijo que él había vencido las tentaciones de Satanás y logrado la victoria por medio de pruebas y sufrimientos. El enemigo no tendría más poder sobre él, por lo que lanzaría sus tentaciones más directas sobre ellos y sobre los que creyeran en su nombre. Pero podrían vencer como él había vencido. Jesús dotó a sus discípulos de poder para obrar milagros, y les dijo que aunque fueran perseguidos por los hombres impíos, de vez en cuando les enviaría sus ángeles para que los libraran; nadie les quitaría la vida hasta que su misión no estuviera terminada; entonces se les podría requerir que sellaran con su sangre el testimonio que habían dado. Sus ansiosos seguidores escuchaban con alegría sus enseñanzas, disfrutando de cada palabra que surgía de sus santos labios. Ahora sabían ciertamente que era el Salvador del mundo. Sus palabras penetraron profundamente en su corazón, y comenzaron a apesadumbrarse de que pronto tendrían que separarse de su Maestro celestial para no oír más las palabras consoladoras y llenas de gracia que procedían de sus labios. Pero una vez más sus corazones se llenaron de amor y de suprema alegría, cuando Jesús les dijo que iría a preparar mansiones para ellos y vendría otra vez para recibirlos con el fin de que estuvieran para siempre con él. También les prometió enviarles el Consolador, el Espíritu Santo, para que los guiara a toda verdad. “Y alzando sus manos, los bendijo”. Lucas 24:50. LA CREACIÓN: EL GÉNESIS COMO PILAR, PARTE 1 A Origen divino o azar. La Biblia responde a las preguntas básicas del • hombre desde sus primeras páginas. No somos fruto del azar, sino que hemos sido creados por Dios con un propósito. También nos enseña la preexistencia de Dios y su • intervención personal en nuestra creación. Toda la Divinidad (un único Dios en tres personas) participó en nuestro origen: “hagamos al ser humano” (Génesis 1:26; Génesis 1:1 y Col1:6). B Días literales o grandes periodos. En un intento de armonizar la Biblia con la evolución, • se ha querido interpretar el término “día” de forma metafórica, como grandes periodos de tiempo. El simple hecho de que estos días se dividan • expresamente en periodos de noche y mañana realza la idea de que los días de la creación son periodos de 24 horas. No hay indicación de que exista algún intervalo entre • estos días, sino que componen una semana consecutiva (día segundo, día tercero,.). Este es el fundamento del mandamiento del sábado (Éxodo 20:8-11). C Sábado o domingo. El concepto de la semana, tal como emana del relato • de la Creación, está sufriendo grandes cambios en nuestros días. Jesús, sin embargo, se proclama “Señor del • sábado” (Mateo 12:8). En él reposó, lo bendijo, lo santificó, y nos enseñó a descansar el sábado como Él lo hizo (Éxodo 20:8-11). El último mensaje para este mundo lleva implícita la proclamación del sábado como recordatorio de la creación divina (Ap. 14:7). D Matrimonio u otras uniones. Creados distintos, pero complementarios, el hombre • y la mujer componen una unidad familiar. Dios, como ser plural, quiso que la humanidad se • perpetuase a través de la unión íntima de un hombre y una mujer. A los hijos, fruto de esta relación, se les pide que • honren a su padre y a su madre (Éxodo 20:12). Tal vez previendo otro tipo de unión familiar, se mencionan explícitamente al padre y a la madre, sin usar el genérico “padres”. E Pecado y muerte o evolución y supervivencia. La Biblia deja claro que la muerte entró en este • mundo como consecuencia del pecado de Adán y Eva (Ro. 5:12). También nos dice que la única posibilidad de vencer • a la muerte y tener vida eterna es a través de la Redención que Jesús consumó con su muerte y resurrección (Juan 6:40). Por el contrario, la teoría de la evolución sostiene • que el hombre fue “creado” después de muchos ciclos de lucha por la supervivencia y muerte. Es decir, que la muerte es inherente a la vida. 1. Aceptar esta teoría, aun cuando pensemos que Dios intervino en algún proceso, es negar la necesidad de un Redentor, ya que negaríamos que la muerte es consecuencia del pecado. 2. Aceptar la Biblia, sin embargo, nos muestra un plan de Salvación y la esperanza de vida eterna en Cristo. • FAMILIAS DE FE (Sermón de culto divino) Lectura bíblica: ̈Y dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito”. (Job 1:21) Introducción Cuando las familias cristianas viven bajo la luz de la palabra de Dios, disfrutan de la paz que emana del evangelio de salvación; entonces cada hogar se convierte en un pedazo de cielo aquí en la tierra; hay alegría, paz, y esperanza. ¿Pero qué pasa cuando llega la crisis a la familia? ¿La felicidad se esfuma, la unidad y la paz ya no existirán? En nuestras vidas no deseamos que llegue el dolor; es ahí donde somos probados ante Dios; pero quiero decirte que estamos en una gran lucha donde el centro de esa batalla somos todos nosotros. Donde hubo felicidad, hoy puede que haya dolor; donde un día existió alegría, también pueden venir días tristes. El problema no es que el día este triste; si no la actitud con la cual enfrentamos los problemas. Muchas religiones actuales predican solo la felicidad, argumentando que en este mundo no habrá dolor si vamos a la iglesia. Solo anuncian la abundancia de dinero como si fuera el centro de la felicidad del hombre. ¿Pero cómo podemos enfrentar la crisis en la familia? Es menester mirar la familia de Job, y estudiar el secreto de su triunfo que, a pesar de la muerte, el dolor, las enfermedades, su fe no fue quebrantada. En este momento analizaremos una historia de amor, pero también de dolor o sufrimiento esta es la historia de Job. 1. Familia en tiempo de paz. Job estaba viviendo un momento de felicidad con su familia, su vida era fructífera sus hijos realizaban fiesta cada momento por la comodidad que ellos tenían (Job 1:4). a. Job era un hombre fiel a Dios. “Este hombre perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal” (Job 1:1). Sus vecinos, sus amigos y su familia miraban la fidelidad de Job. b. Job sabía que toda su riqueza le pertenecía a Dios. Era próspero tenía muchas riquezas le iba bien en el trabajo su empresa era de éxito. Su felicidad de Job no era lo material; Él sabía que la verdadera felicidad estaba a los pies de su Salvador. c. Su primer trabajo era la adoración en tiempos de paz. (Job 1:5) La oración continua y diaria prepara al cristiano en tiempos de paz; para que cuando llegue los momentos difíciles pueda permanecer fiel y esto Job lo sabía. Muchas personas consideran que la vida del cristiano es solamente felicidad; lo cual es una idea errada, ya que todos hemos experimentado momentos difíciles. Cuando contemplamos al pueblo de Israel o los Apóstoles ellos sufrieron y pasaron momentos difíciles, pasaron por hambre, estuvieron en cautiverio o en calabozos, pero aún su fe era inquebrantable. Algunos fueron librados de la muerte, otros murieron por la fe, que en tiempos de paz se alimentaron a través de la oración y que los mantuvo hasta el último momento. Jesús mismo dijo estas palabras “Bienaventurados aquellos que han sido perseguidos por causa de la justicia, pues de ellos es el reino de los cielos.” (Mat. 5:10). La palabra bienaventurado algunos lo traducen como dichosos felices. Parase ilógico como tú puedes ser feliz cuando te persiguen o te lastiman; la razón es que en esos momentos difíciles Dios consuela a sus hijos y les hace participes de su reino. 2.- Familia en tiempo de guerra. Estamos observando una enfermedad cuyo resultado puede ser la muerte. Muchas personas están desesperadas por el covid-19, por la muerte que rodea aquel que la padece, hay desesperación, la vida angustiante de las familias que las están siendo dañadas. a. El originador de las enfermedades y problemas familiares es Satanás. Él se place cuando la familia sufre la pérdida de un familiar “Dijo Jehová a Satanás: He aquí, todo lo que tiene está en tu mano; solamente no pongas tu mano sobre él. Y salió Satanás de delante de Jehová.” (Job 1:8-13; 2:7). Algo muy difícil para la vida de Job fue la muerte de sus hijos, no hay duda el dolor es ajeno a nuestro cuerpo como también la muerte por que no nacimos para morir; Dios nos creó para vida eterna, pera la realidad es que nadie está exento de la muerte. b. La mayor enfermedad del ser humano se llama pecado. La mayor enfermedad no se llama Covid-19 se llama pecado, con la cual todos estamos contaminados. Dios en su gran amor desde el origen de la creación nos dio la cura del pecado y es la muerte de Cristo por el pecador que somos nosotros, aunque la paga del pecado era muerte el nos dio la oportunidad de vida eterna por Cristo Jesús. (Juan 3:16) c. Actitud ante la muerte o el dolor familiar. Una de las palabras muy conmovedoras de Job ante el dolor fueron estas palabras: “...Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito.” (Job 1:21). A pesar del dolor los hijos de Dios se mantendrán con esperanza porque aún la muerte tiene solución para aquel que cree que Cristo viene pronto. Hay esperanza para aquel que muera en el Señor porque creemos que Dios los resucitará. “¡Dios bendecirá a los que de ahora en adelante mueran unidos al Señor Jesucristo!” Apoc. 14:13 y Pablo dice: “Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia.” Fil. 1:21 3.- Familia en tiempo de victoria. Nuestra esperanza está en Cristo Jesús. Anhelamos su venida y reclamamos sus promesas eternas para sus hijos fieles. a. Victoria ante el dolor. Dios permite el dolor, pero también nos da la victoria. Dios permitió que el enemigo lastimara a Job y a su familia, pero Él nunca los dejó ahí estaba con Job. A pesar de la tormenta Dios tiene el control; tengamos la seguridad que Dios cuida de cada familia y sus afanes. b. Job y su familia es vindicado ante Dios. A pesar de la tormenta que estemos pasando Dios vindica a sus hijos. Dios bendijo a Job y duplicó todos sus bienes. ¿Te has preguntado por que Dios no duplicó a sus hijos? Meditado en la historia llegamos a la siguiente conclusión: Job tenía esperanza en la segunda venida de Jesucristo. Esta esperanza exclamó en su corazón al decir: “Si el hombre muriere, ¿volverá a vivir? Todos los días de mi edad esperaré, Hasta que venga mi liberación. Él dice “...Tú llamarás, y yo te responderé...” (Job 14:14,15) al leer este texto bíblico viene a mi mente este hermoso himno # 169: Cuando suene la trompeta En el día del señor Su esplendor y eterna claridad veré Cuando lleguen los salvados Ante el magno redentor Y se pase lista yo responderé Es tan palpable la venida de Jesús, el está a la puerta se imaginan cuando Job resucite y responderá a su llamado; también mirará a todos sus hijos unidos; es ahí donde Dios multiplicará a su familia y se abrazarán y se unirán con su libertador por la eternidad por el dolor y la muerte no los separará, así como todas las familias los que mueren en Cristo resucitan para vida eterna. Conclusión A pesar de los momentos difíciles que enfrentan cada familia Dios nos deja caer una hoja sin que él lo permita. El estará con nosotros y aun en la muerte hay esperanza porque él nos levantará para vida eterna. Llamado Dios siempre cuida de nuestras familias, nos garantiza la victoria eterna. Medita en el pasado y verás en las noches frías a Dios cuidándote, en aquellos momentos difíciles que enfrentaste siempre estuvo a tu lado, Dios te abrazaba. ¿Por qué resistes al amor de Dios nuestro padre el cual nos amó en la soledad, limpió tus lágrimas, cambió tu futuro oscuro y sombrío dándote el gozo de la salvación? Aférrate a las promesas de Dios, contempla por Fe su pronta venida y encontrarás salvación y restauración para tu familia. Si hoy en día no estás bautizado habla con tu pastor y se parte de esta experiencia que te hace prospecto para una vida eterna; porque el que cree y es bautizado será salvo.