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- ANDRÉS ARTIGAS 1819-1821

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XXIX° Encuentro de Geohistoria Regional
Posadas, 2009
ANDRÉS ARTIGAS 1819-1821. DOS AÑOS MÁS DE
HISTORIA
Jorge Francisco Machón
Oscar Daniel Cantero
Junta de Estudios Históricos de Misiones
Hasta tiempos recientes se sabía poco de la etapa final de la vida de Andrés
Artigas, salvo algunas tradiciones que perduraron desde el siglo XIX, referidas a una
presunta muerte en prisión, envenenado o a causa de un abuso de bebida. Incluso en la
actualidad, algunos historiadores plantean que sólo se conocen cinco años de su vida,
quedando el resto en un terreno poco menos que legendario.
Esta situación se revirtió parcialmente en los últimos tiempos a partir de que
varios documentos todavía no consultados fueron sacados a la luz, lo cual permite
reconstruir con bastante precisión los acontecimientos de los últimos años de Andresito,
a partir del momento en que fue tomado prisionero en el paso de San Lucas el 24 de
junio de 1819. Tras permanecer por un breve lapso de tiempo en San Borja y Porto
Alegre, fue remitido a Rio de Janeiro, donde permaneció recluido en la prisión de la
Lage durante un período de un año y cuatro meses. Liberado por mediación del
embajador español (el conde de Casa Flores) fue nuevamente encarcelado por una pelea
que tuvo con unos oficiales ingleses y no puedo retornar. Hoy sabemos que existió una
orden de liberación, la cual abriría la posibilidad de que el caudillo haya muerto en
libertad.
Todos estos datos, corroborados por documentación obrante en Rio de Janeiro y
Madrid, hacen que hoy estemos en condiciones de reconstruir dos años más en la vida
de Andrés Artigas.
Las muchas muertes de Andresito
Ya los primeros cronistas del siglo XIX refirieron la muerte de Andresito en los
calabozos de Río de Janeiro.
La primera referencia conocida al respecto proviene de la obra Cartas de
Sudamérica, publicadas por los hermanos Robertson en 1843, en la que se incluye un
texto de las hermanas Postlethwaite, quienes viveron en Corrientes y conocieron
personalmente a Andrés Artigas en 1818; en el que afirmaron:
“…Andresito y sus indios fueron derrotados por los portugueses.
Andresito cayó prisionero y llevado a Río de Janeiro. No permanecieron
mucho tiempo en prisión, pero Andresito murió tiempo después.”1
Según Jean Martín de Moussy (1857), uno de los primeros y más conocido
cronistas que se ocupan del caudillo guaraní:
“Se lo mandó al Janeiro, donde fue puesto en prisión. Allí murió al cabo
de unos meses, por exceso de bebida dicen los portugueses, envenenado
dicen los castellanos, pues se temía su influencia sobre los indios.”2
1
PARISH ROBERTSON, John y William: Cartas de Sudamérica.
Algo similar afirmó Jean Pierre Gay, quien rescató recuerdos que pervivían en la
memoria colectiva de los pobladores de San Borja, donde se desempeñó como cura, y
con quien tuvo contacto Martín de Moussy, a partir de lo cual redactó la parte referida a
Andresito contenida en su obra. De ahí la similitud en la redacción de ambas crónicas.
Finalmente, entre los cronistas del siglo XIX cabe mencionar a Fermín Félix
Pampín, quien, al igual que las hermanas Postlethwaite, conoció personalmente a
Andresito, aunque sus percepciones fueron totalmente diferentes, al ser un referente del
patriciado correntino que se había visto profundamente humillado por la incursión
guaraní. En lo referente a la muerte del caudillo, Pampón refirió:
“Fue sorprendido, por una de las partidas portuguesas, que los
buscaban y conducido como criminal al pueblo de San Borja y de allí a
Río de Janeiro y destinado con los demás presos, a la famosa Isla das
Cobras.”3
Juntando los diferentes testimonios mencionados, obtenemos la versión
tradicional de que Andresito fue remitido prisionero a Río de Janeiro, fue recluido en la
Isla das Cobras y murió poco después envenenado o por abuso del alcohol. Esta
hipótesis resultó ampliamente difundida e incluso hasta hace pocos años seguía
apareciendo en textos escolares y aún en documentos oficiales, pese a que hace varias
décadas que la labor de historiadores tanto argentinos como uruguayos fue sacando a la
luz evidencias que llevan a reformularla o por lo menos ampliarla.
El primer aporte en ese sentido lo realizó en 1936 el historiador oriental, quien
sostuvo que en el primer trimestre de 1821 Andresito fue liberado junto a otros oficiales
artiguistas gracias a las gestiones que realizaron en la corte de Río de Janeiro Francisco
de Borja Magariños y el embajador español ante la Corte de Río de Janeiro, el Conde de
Casa Flores. Posteriormente, habría abordado el bergantín inglés “Francis” que zarpó
el 17 junio y arribó a Montevideo el 3 de julio de 1821. Según Patiño:
“desde la fecha de su llegada se pierde la huella del caudillo guaraní y
sobre su nombre y fin hay un denso misterio que no ha podido
esclarecerse hasta ahora”.4
Este misterio quedó parcialmente develado en 1955, merced al distinguido
investigador uruguayo don Flavio A. García, quien en su trabajo sobre “Los prisioneros
artiguistas en Río de Janeiro”,5 dio a conocer un serie de documentos obrantes en el
Archivo Histórico de Madrid, entre ellos y a lo que hace a nuestro interés, un billete del
Conde de Casaflores al Ministro de Guerra Lusitano, fechado el 23 de junio de 1821,
solicitando la libertad del “español Andrés Artigas”, que se encontraba nuevamente
preso, a raíz de “una pequeña riña que tubo, hace tres o cuatro dias”. Si bien el
Ministro portugués, dos días más tarde el 25, accedió al pedido del diplomático español,
dispuso que Andresito siguiera en prisión, mientras jurídicamente se averiguaba el caso.
Como vemos por las fechas, no pudo embarcarse en el “Francis”, aunque sí había
adquirido los pasajes, por lo que se lo incluyó en la lista de embarque. Estos avances de
García fueron dados a conocer en Misiones a través de cuatro artículos de Aníbal
Cambas publicados en el diario El Territorio. Aparentemente, nos hallaríamos de nuevo
en el punto de partido: Andresito habría muerto en la Isla das Cobras como afirmaron
Martín de Moussy y Gay.
2
MARTIN DE MOUSSY, Jean Antoine Victor: Memoria histórica sobre la decadencia y ruina de las
Misiones Jesuíticas en el seno del Plata.
3
MANTILLA, Diego: “Fermín Félix Pampín- Memorias”.
4
PATIÑO, Enrique: Los Tenientes de Artigas.
5
GARCÍA, Flavio: Los prisioneros artigusitas en Río de Janeiro.
Pero hoy, a la luz de nuevos testimonios documentados detectados en Rio de
Janeiro en el Archivo Histórico del Ejército y que damos a conocer en este informe,
estos supuestos deben ser nuevamente actualizados.
La última campaña y el apresamiento de Andrés Artigas
Intentaremos desandar, entonces, los dos últimos años conocidos de la vida de
Andrés Artigas, comenzando por su segunda campaña a las Misiones Orientales.
A principios del año 1819 el Comandante General de Misiones se encontraba
preparando un nuevo intento de recuperación de aquel territorio, que había sido
invadido por los portugueses en 1801, en una estrategia conjunta con José Artigas,
quien estaba organizando una contraofensiva general desde la Banda Oriental.
El 26 de abril las tropas guaraníes cruzaron el Uruguay y a los pocos días
ocuparon los pueblos de San Nicolás y San Luis. Las fuerzas lusitanas, al mando del
brigadier Francisco das Chagas Santos, intentaron recuperar posiciones, sufriendo una
estrepitosa derrota.
Pero los logros militares de las fuerzas misioneras se vieron neutralizadas por
errores estratégicos y fallas en el sistema de comunicaciones; Andresito quedó
totalmente aislado y sin noticias de Artigas, quien a su vez ni siquiera había iniciado su
avance. Buscando restablecer contacto con sus aliados, el comandante guaraní dividió
sus fuerzas y se dirigió hacia el sur. Llegó hasta el Ibicuy; al no obtener noticias de
Artigas, intentó retornar hacia el norte, pero fue sorprendido por tropas del coronel José
de Abreu, quien corría a marchas forzadas para auxiliar a Chagas, y resultó totalmente
derrotado en un encarnizado combate librado en el paso de Itacurubi, sobre el río
Camacuá.
Apelando a la típica estrategia de las montoneras federales, los guaraníes se
dispersaron en pequeños contingentes, intentando recruzar el Uruguay. Un grupo de
siete guaraníes, entre los que se encontraba Andrés Artigas, herido en un brazo, se
disponía a cruzar el Uruguay en una pequeña jangada el 24 de junio de 1819 en el paso
de San Lucas, cuando fue sorprendido por la guardia portuguesa de San Isidro. Fueron
totalmente derrotados y el comandante resultó apresado.
Rápidamente, el cerco se cerró sobre Artigas, quien perdió a la mayoría de sus
oficiales más destacados, ya sea por prisión (Andresito, Otorgués) o por traición
(Rivera, Ramírez). En pocos meses, su lucha ya estaría definitivamente perdida.
De San Lucas a la Lage
El apresamiento de Andresito dejó al artiguismo sin uno de sus principales
sostenes en el norte y trajo tranquilidad a los portugueses, como queda de manifiesto en
las palabras del Conde de Figueras, gobernador de Rio Grande do Sul:
“Com a prisão d’este chefe do partido insurgente, o qual por duas vezes
tinha invadido esta provincia, deixando-a totalmente asolada, posso
asegurar a V.Ex. que agora considero livre de ser inquietada...” 6
Tomado prisionero Andresito, fue remitido a San Borja, sede del gobierno de las
Misiones; en vista a ello, su nombre encabeza la nómina de 243 prisioneros, misioneros
6
Carta del 28 de junio de 1819; Revista do Instituto Histórico, Geográfico e Etnográfico do Brasil; tomo
XLII; parte I; Documentos; Río de Janeiro; 1879; página 54.
guaraníes, criollos e inclusive negros, que al 30 de junio se hallaban en dicho pueblo. 7
Poco tiempo después, tal vez para evitar algún intento de los guaraníes de la otra orilla
del Uruguay, fue remitido preso a la capital del Estado, Porto Alegre, desde donde,
finalmente, fue trasladado a Rio de Janeiro. Ello se puede constatar en una carta del
Conde de Figueras:
“A bordo da zumaca Catharina, a cargo do Tenente de Milicias d´esta
Provincia Fabiano Piris de Almeida, a quen acompanha hum soldado do
Regimiento de Milicias Guaranís, remeto André Artigas, Comandante
Geral das forzas enemigas na Fronteira de Misiones, prisionero en
Misiones, e Fray José Azevedo Conselheiro do dito o qual se achou no
sitio de San Borja en o anno de 1816 prizionero no Povo de Rocha para
S.M. darles o destino que for de su Real Agrado. Deus guie a V.S. Porto
Alegre, 30 septembre de 1819.”8
Como se puede notar, a bordo de la zumaca Catharina también fue trasladado
Fray José Acevedo, antiguo secretario y consejero de Andresito, quien había sido
apresado en el pueblo oriental de Rocha. Reunidos nuevamente por el destino, fueron
recluidos inicialmente en la Fortaleza de Santa Cruz, donde ya se encontraban otros
prisioneros artiguistas, algunos de ellos de destacada actuación, como es el caso de
Fernando Otorgués.
Acevedo permaneció en Santa Cruz, pero Andresito, por razones que
desconocemos, fue trasladado a la fortaleza de la Lage.
Los meses de reclusión
El Forte da Lage se hallaba emplazado en el pequeño e inhóspito islote del
mismo nombre, situado en medio de la bahía de Guanabara en Rio de Janeiro, entre los
fuertes de Santa Cruz y San Juan, con los cuales formaba parte del complejo defensivo
de la ciudad. Pudimos comprobar personalmente en una visita realizada hace dos años
las duras condiciones de la reclusión del Comandante misionero. La fuerte rompiente de
las olas hacía prácticamente imposible que alguien escapara de allí; sus calabozos,
además de ser inundables cuando las tempestades elevaban el nivel del mar, no
contaban con luz natural.
En la actualidad todavía se puede ver la entrada de la prisión, pero el aspecto
exterior de la misma está totalmente transformado debido a las fortificaciones que se
construyeron en tiempos de la Primera Guerra Mundial. Aunque sigue siendo propiedad
del ejército, el islote se halla totalmente abandonado y en estado de total deterioro.
En esa sórdida prisión Andresito permaneció recluido durante un año y cuatro
meses, según sus propias palabras, “incomunicado y sin luz en un calabozo”.9
De los largos meses que pasó en prisión no resta ningún testimonio, a no ser por
una curiosa carta enviada por Mateo Magariños el 2 de octubre de 1820 al embajador
español Casa Flores:
“Andresillo Artigas, que se dice hijo de Artigas, me han dicho que hace
días lo sacaron a las 4 de la mañana y lo embarcaron con comisión para
7
Archivo Artigas; Tomo Trigésimo Sexto; Montevideo; 2006; páginas 129-134.
Archivo General de Porto Alegre; Brasil; Correspondencia para Río de Janeiro Nº 41.
9
Carta de Andrés Artigas al Conde de Casa Flores del 4 de mayo de 1821; Archivo Histórico de Madrid;
legajo Nº 3768.
8
su padre, no sé si será verdad, pero me lo han avisado unos que estaban
con él en la propia prisión”.10
Se trataría de un intento de los portugueses de contactarse con Artigas mediante
una persona de su confianza, en momentos en que este se enfrentaba con Pancho
Ramírez. Posiblemente su derrota final y su exilio en el Paraguay dejaron sin efecto el
plan, frustrando la oportunidad de Andresito de regresar a Misiones.
La diplomacia española y los prisioneros artiguistas
En 1821, a medida que la amenaza de Artigas se debilitaba, los prisión de los
platinos en las cárceles de Río iba perdiendo relevancia, por lo que muchos llegaron a
negociar con los portugueses para ser liberados. Pero la mayoría (entre ellos Andresito)
prefirió no hacer tratos con sus viejos enemigos, aunque vieron con menos recelo la
posibilidad de ser liberados por mediación de la diplomacia española. El Conde de Casa
Flores, por entonces embajador español en la corte de Río, inició tratativas por
intermedio de Mateo Magariños a fin de lograr la jura de los artiguistas a la nueva
Constitución española, para luego iniciar las tratativas de liberación ante la corte
portuguesa. Íntimamente, el embajador venía madurando un ambicioso plan de
recuperación del imperio español perdido: para ello, pretendía establecer una cabecera
de puente en Montevideo con la ayuda de los caudillos liberados, aprovechando su
apoyo popular, y desde allí se procedería a reconquistar las colonias rebeldes
rioplatenses aprovechando el debilitamiento político por el que pasaban las Provincia
Unidas del Río de la Plata.11
Los avances en las negociaciones fueron ponderados en una carta de Magariños
a su hijo Francisco del 1º de mayo de 1821; en cuanto a Andresito, refería:
“(Otorgués, Berdún, Gadea y…) Don Andrés Artigas, comandante
General de los pueblos de Misiones y el hijo del nombrado Don José
Artigas, todos los cuales desean pasar a la Banda Oriental para ponerse
en contacto con sus amigos y parciales, poder recolectar algunos
caballos, y permanecer quietos hasta que se les avise si deben operar o
no, manteniéndose entre tanto sin gravar al Estado y observando la
misma conducta con los residentes para no hacerse sospechosos.” 12
Como se puede notar, Andresito, ante la esperanza de ser liberado, ofreció
colaborar con los planes españoles. Por otro lado, como ponen de manifiesto las cartas
de Casa Flores y Magariños, era considerado como uno de los principales caudillos
federales, a la misma altura que Berdún y Otorgués, y le estaba reservado por ello un
papel importante dentro de sus planes.
Desafortunadamente, no contamos con ninguna carta enviada por Andrés
Artigas a Casa Flores estando en prisión; sí se conservaron otras de numerosos
prisioneros, incluyendo a orientales, guaraníes, correntinos e inclusive un británico,
Antonio de los Santos Fragata, que había llegado al Plata durante las Invasiones
Inglesas; entre ellos, los más destacados eran Otorgués y Acevedo. La mayoría de estas
misivas son similares en cuanto a su redacción y contenido, por lo que es de creer que el
comandante guaraní envió una similar: pretendían justificar su adhesión a la causa
revolucionaria afirmando que su lucha no fue contra España, sino contra los portugueses
10
Idem.
Para mayores detalles: MACHÓN, Jorge Francisco- CANTERO, Oscar Daniel: La liberación de los
prisioneros artiguistas en Río de Janeiro.
12
Archivo y Museo Histórico Nacional de Montevideo.
11
que habían invadido sus territorios. Por ello, se autodenominaban Españoles
Americanos y como tales recurrían a Casa Flores.
La liberación de los prisioneros
A principios de 1821, con José Artigas ya definitivamente derrotado y exiliado
en el Paraguay, la Corte Portuguesa dejó de considerar que los prisioneros artiguistas
constituían un peligro y accedió a los pedidos de Casa Flores, procediendo a su
liberación. Entre ellos se encontraba Andrés Artigas. Para fines de abril ya se
encontraban todos fuera de la prisión, aunque no se les permitía retornar aún, sino que el
Rey había ordenado que tuvieran “la ciudad de Rio de Janeiro por prisión”.
Una vez liberado, Andresito, junto con los demás ex prisioneros, cumplieron con
lo acordado con Casa Flores y el 26 de abril firmaron, junto a los súbditos de Fernando
VII residentes en Río de Janeiro, una representación en la que se reconocían como
Españoles de Ambos Mundos, 13 que sería enviada al Rey. Tras expresar amargamente
los padecimientos sufridos, se expresaba en este extenso documento:
“Por esto es que suplicamos humildemente al paternal gobierno de V.M.
para que se sirva mandar una fuerza armada a Montevideo capaz de
sostener los dominios de la Nación de todos los Españoles que somos
vecinos de ella. (...) Estacionada allí una fuerza, aún sin hostilizar al
enemigo, haría progresos a favor de la Concordia, pues estamos ciertos
que la independencia no es un sentimiento general del país”.
Al pie del mismo se encuentran setenta y siete firmas; casi al final figuran
claramente la inconfundible firma y clara de Andrés Artigas, con su característica
rúbrica, quien también, por lo que parece indicar la caligrafía, firmó por otras dos
personas: Pantaleón González y Agustín de Latorre, que probablemente no sabían
hacerlo.
Andrés Artigas en Rio de Janeiro
Al salir de prisión, Andresito se encontró en una gran ciudad desconocida; pasó
a residir en la Isla de las Cobras, que no solo albergaba la prisión y el cuartel, sino
también viviendas particulares en las que residieron los prisioneros liberados.
Evidentemente, sus condiciones de vida mejoraron considerablemente: se trataba de una
isla considerablemente más grande, cercana a la costa y al centro de la ciudad de Río de
Janeiro.
A pesar de su condición de oficial, salió sin recursos económicos con los que
obtener alimentos y ropa, ya que vestía incluso con ropas prestadas. Esto lo obligó a
dirigirse el 4 de mayo de 1821 a Casa Flores para pedirle algún auxilio económico, ya
que le era imposible “recibir auxilio del que siempre llamé Padre, don José Artigas a
quién debo mi educación, pues como tal me ha criado”. Esta carta, la última escrita por
Andresito, es un documento de suma importancia ya que proporciona importante
13
Archivo Histórico Nacional; Madrid; Legajo Nº 3768.
información no solo respecto a la reclusión en Rio, sino sobre su vida, de la que, como
se sabe, no se poseen demasiados detalles anteriores a 1815. Los principales datos que
aporta el documento son:
- El grado militar de Andresito fue el de Coronel y se desempeñó como
Comandante General de Misiones, en cuya designación ya se había estipulado
que gobernaría 15 pueblos, es decir, incluyendo los de la costa del Paraná, que
por entonces permanecían bajo custodia paraguaya.
- Permaneció un año y cuatro meses recluido en la Lage y no en la Isla das Cobras
como se suele afirmar.
- Manifiesta que le debe a Artigas su educación y dice haberlo llamado siempre
padre, por lo que queda demostrado que el encuentro entre ambos se habría
producido mucho antes de 1812, lo cual refuta la afirmación de muchos autores
de que éste se habría producido durante el éxodo oriental de 1811.
- Manifiesta su voluntad de retornar lo antes posible a su tierra natal, para
“recogerme al abrigo de los míos”.14
Al pedido de Andresito, Casa Flores le proporcionó 40 pesos, lo que le permitió
encargar que le confeccionaran ropa para poder presentarse bien vestido al juramento de
la Constitución Española. El hecho de que se mandara confeccionar ropa con el dinero
obtenido se comprueba a través de un oficio de Margariños dirigido a Casa Flores,
fechado el 21, informando que:
“Creo que mañana lo verificara el hijo de Artigas Andrés (la jura de la
Constitución) pues por falta de ropa no ha venido hoy, y me ha avisado
que cuando le acaben unos calzones que me visitará”.15
En esos mismos días comenzaron a expedirse los pasaportes para los liberados,
todos los cuales pretendían regresar al Plata. El 7 de mayo realizó el trámite Fray
Acevedo, quien manifestaba su deseo de dirigirse a Arroyo de la China. Andresito fue
uno de los últimos en hacerlo, el día 11 de mayo, fueron expedidos los de Andrés
Artigas, con el mismo destino.
Aunque no se conservan cartas firmadas por Andresito posteriores al 4 de mayo,
ésta no fue la única ni la última vez que se dirigió a Casa Flores; lo hizo nuevamente el
3 de junio, como se desprende de un interesante documento sin firma, presumiblemente
de Mateo Margariños:
“Junio 3 Hoy se presentó al Conde, Andrés Artigas reclamando que a
los Soldados Españoles se les había dado el socorro de ocho p.s. y que a
nueve de los que fueron con él por los portugueses, y a tres Indios, nada
se les ha dado cuando están en cueros: aquel les mando que me viesen,
como si en mi pendiese todo; por fin fueron socorridos, y le dije al Conde
que lo hicieses con los tres oficiales, porque debían diferenciarse de los
Soldados; pero todo esto se hace con miseria, porque todos la tenemos
por falta de ordenes expresas, pues dicho Conde hasta recela que hay no
se le aprueben estos pequeños gastos, y es necesario por lo mismo que se
autorice al que tenga esta comisión, sin andar con restricciones, por que
si no se auxilia a los que se acogen (por lo menos hasta que puedan
pasar a su pays en donde nada necesitan) no se logrará los efectos que
14
Ibídem. Para una análisis más detallado, ver: MACHÓN, Jorge Francisco: La última carta de
Andresito, trabajo también incluido en el libro: La batalla de Apóstoles y otros trabajos; el documento se
halla también se halla trascripto textualmente en: MACHÓN, Jorge Francisco- CANTERO, Oscar Daniel:
Andrés Guacurarí y Artigas; páginas 182 y 183.
15
Archivo Histórico Nacional; Madrid; Legajo Nº 3768.
tanto deseamos, y este gasto es muy pequeño en proporción al beneficio
que se puede conseguir;..”16
Lamentablemente, el oficio de Andresito no se conservó. Pero el testimonio de
Magariños comprueba un hecho destacable: pese a la precaria posición en que se
encontraba, el caudillo no dejaba de ser solidario y de preocuparse por sus hermanos
guaraníes.
Andrés Artigas nuevamente en prisión
Una vez tramitados los pasaportes, Andresito y los otros artiguistas sacaron
pasajes para el bergantín Francis que partiría el 17 de junio con rumbo a la Banda
Oriental. El caudillo guaraní pretendía acompañarlos hasta Montevideo, para luego
retornar a Misiones por Arroyo de la China.
Pero lo cierto es que Andrés Artigas no llegó a embarcarse porque volvió a ser
apresado pocos días antes de partir, juntamente con José Domingo Palacios,17
aparentemente a causa de una riña que tuvo con unos soldados ingleses. En una nota
dirigida el 23 de junio al Ministro Carlos Federico de Caula, de la cual se conserva el
borrador en Madrid, Casa Flores solicitó su liberación, argumentando que no se trataría
más que de un leve desborde alcohólico:
“El Conde de Casaflores B.L.M. del Exmo. Sr. Carlos Federico de Paula
y tiene la honra de hacerle presente que el español Andrés Artigas se
halla preso en la isla de las Cobras por una pequeña riña (que tuvo con
unos soldados ingleses y otros individuos [testado en el original]) que
tuvo hace tres o cuatro días.
Este individuo se preparaba para salir para su país después de haber
sido puesto en libertad con sus demás compañeros prisioneros en la
campaña de la Banda Oriental del Río de la Plata, por disposición de S.
M. F. Por cuya razón suplica a S.E. el Conde de Casaflores, se sirva
mandar le pongan en libertad, creyendo además que el motivo del
desorden por que se halla arrestado no será mas que algún exceso de
bebidas.
El Conde de Casaflores aprovecha esta ocasión, etc.
23 de Junio”.18
La respuesta de las autoridades portuguesas no se hizo esperar y se le fue
comunicada a Casa Flores tan solo dos días después:
“O Ministro e Secretario de Estado da Reparticao dos Negocios da
Guerra faz o seus debidos cumprimentos ao Sr. Conde de Casa Flores, e
em resposta ao seu Bilhete de Recado de 23 do corrente, tem de
significar-lhe, que ja se expedirao as ordems necesarias ao Geberno das
Armas desta Corte, para mandar soltar aos dois hespanhoes, Artigas e
Palacos, que devem entretanto ficar inhibidos de sahir da Islha das
Cobras, em quanto jurídicamente se averigua o fato, que deo motivo a
serem retidos em prizao, podendo com todo permistir-se lhes embarcar
logo que sejao reclamados por Sua Exa.
16
Archivo de Indias; Sevilla; Gentileza: Ana Frega.
De acuerdo a la documentación consultada, se trataría de un paraguayo Capitán de las tropas de
Artigas, quien también había recobrado su libertad y jurado la Constitución Española.
18
Archivo Histórico Nacional; Madrid; Legajo Nº 3768.
17
O Ministro e Secretario de Estado da reparticao dos Negocios da Guerra
tem por esta occasiao a honra de asegurar a S.Exa. sua mais distinguida
consideracão.
Em 25 de Junho de 1821”.19
Éstas eran, hasta hace dos años, las últimas noticias que se tenían de Andrés
Artigas. Se creía que, coincidiendo con los cronistas clásicos, finalmente el caudillo
habría muerto en la Isla das Cobras envenenado.
Las últimos datos conocidos de Andresito
En julio de 2007 nos trasladamos a Río de Janeiro tratando de encontrar algún
indicio sobre el destino final de Andresito, o por lo menos, detectar algún documento en
Brasil que acreditara su presencia allí, ya que toda la documentación disponible al
respecto provenía de Madrid.
Tras búsquedas infructuosas en el Archivo Histórico Nacional, en el de
Itamaratí, en la Isla das Cobras, en la Biblioteca Nacional y en los Archivos de la Curia,
finalmente obtuvimos resultados satisfactorios en el Archivo Histórico del Ejército, al
examinar las ordenes reales de la Corte correspondientes al año 1821.
Una serie de órdenes enviadas por Thomas Antonio de Villanova Portugal a
Vicente Antonio d`Olivera y a otros funcionarios portugueses, nos suministraron
interesantes datos y en cierta medida complementan la documentación con la cual nos
manejábamos.
Particularmente, dos documentos obligaron a modificar los supuestos con los
que hasta entonces nos manejábamos: uno es Orden Imperial con fecha 25 de junio que
corrobora los documentos madrileños; el otro es una Orden del 6 de julio de 1821,
disponiendo la liberación de Andresito. Esta última y fundamental fuente nos lleva a
sostener que, hasta que se encuentren nuevas evidencias, se puede sostener como
probable la hipótesis de que el hijo adoptivo de Artigas murió libre.
La orden del 25 de junio tiene la misma fecha que la respuesta dada a Casa
Flores a su requerimiento de que Andresito fuera liberado. Evidentemente, esta solicitud
(fechada dos días antes) fue inmediatamente tenida en cuenta, ya que las autoridades
imperiales ordenaban la averiguación de los hechos, ordenando entretanto soltarlos
aunque inhibidos de salir de la Isla:
“Para O mesmo. ( Jorge de Aveller Juzcarte de Sousa Tavares)
Ill.mo e Ex.mo S.or: Foi presente ao Principe Regente a representaçao
da Commifsao do Goberno das Armas sobre a conducta dos Hespanhões
Artigas e Palaços, e vista da informação que remeteo o Governador da
Fortaleza da Ilha das Cobras sobre este objecto; Hé S. Alt. Servido que
a referida Commifsao do Goberno das Armas mande inquerir deste facto
pelo Auditor Geral, para ser presente ao Mesmo Senhor fazendo
entretanto soltar estes Individuos, que deven poren ser inhibidos por ora
de sahier daquella Ilha. O que afim participo a V.Ex.a. para que o faça
presente a mesma Commifsao, e nesta inteligencia o execute. Deus
Guarde a V.Ex.a. Paço 25 de Junho de 1821 = Carlos Federico de
Caula.”
El sumario también se realizó con la misma celeridad, y en el mismo se
dictaminó que los acusados “no eran criminales” y, en vista de ello, se ordenó su total
liberación. Esto se desprende de la Orden Real del 6 de julio:
19
Ídem.
“…O mesmo Augusto Senhor ordena que sejão postos em plena
liberdade os Hespanhões Artigas e Palazos mandados reter na Ilha das
Cobras, por ifso que pelo sumario de testemunhas a que procedeo o
Auditor Geral das Tropas se conhece não estarem criminosos. O que
participão a V.Ex.a, para que o faça presente na Comifsão Militar, e
asim se execute. Deus guarde a V.Ex.a. Paço em 6 de julho de 1821.
Carlos Federico de Caula.”
Sin recursos económicos, en una ciudad que le era extraña y con sus antiguos
compañeros de lucha ya embarcados rumbo a la Banda Oriental, Andrés Artigas se
encontró abandonado a su suerte, sin tener a quién recurrir, y sin que nadie se interesara
ya por su condición. De su destino posterior solo podemos elaborar conjeturas en el
estado en que están actualmente las investigaciones.
Aunque no se sabe a ciencia cierta cómo y dónde murió, podemos igualmente
elaborar algunos supuestos. Evidentemente no volvió a Misiones ni a la Banda Oriental,
donde su presencia no hubiera pasado desapercibida dado el prestigio de que gozaba.
Coincidiendo con sus primeros cronistas suponemos que murió al poco tiempo de su
nueva liberación; las durísimas condiciones de su reclusión en la Fortaleza de la Lage,
sin lugar a dudas habrán quebrantado su salud, lo cual avalaría esta presunción. Según
sus propias palabras, padeció “un año y cuatro meses de una rígida prisión
incomunicado y sin luz”.
Conclusiones
A partir de los avances en la investigación y el aporte de documentos antes
desconocidos provenientes de diferentes archivos, se pueden reconstruir con bastante
detalle los acontecimientos que se sucedieron en la vida de Andrés Artigas entre junio
de 1819 y julio de 1821, una etapa que era casi desconocida y que ahora permite tener
algunas certezas, aunque aún no se pudo dilucidar el gran misterio que envuelve su
muerte.
Algo importante que se puede inferir de las diferentes fuentes tanto portuguesas
como españolas consultadas es la importancia que revestía el comandante guaraní.
Desde Figueras que creía que con su desaparición se aquietaría la frontera hasta Casa
Flores, que sostenía que su aporte sería fundamental para movilizar a las masas
orientales a favor de su causa, todos reconocen la importancia del Comandante guaraní,
lo cual desmentiría la afirmación que sostienen algunos autores referida a que la figura
de Andrés Artigas se halla hoy sobrevaluada, y que en realidad era sólo un caudillo
menor. Evidentemente, frente a las figuras continentales de la época como San Martín,
Bolívar y Artigas lo era, pero es innegable que tuvo una brillante e importante actuación
en el norte de la Liga de los Pueblos Libres, y su influencia se hizo sentir en Brasil,
Paraguay, Corrientes y Santa Fe, que en algún momento tuvieron que tenerlo en cuenta
para enfrentarlo o para pedirle ayuda, lo cual llevó a que aliados y enemigos
reconocieran sus condiciones.
Ahora se nos plantean nuevos posibles caminos de investigación. No podemos
perder la esperanza de encontrar nuevos testimonios que nos posibiliten develar el
misterio que encubre los últimos días de Andresito. Como ya lo expresara don Anibal
Cambas en 1972, “la historia es ciencia y como tal, mantiene abiertas sus puertas a
toda nueva información.”
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