Alimentación saludable 3.1 ¿QUÉ SE ENTIENDE POR ALIMENTACIÓN SALUDABLE? La alimentación saludable es aquella que aporta a cada individuo todos los alimentos necesarios para cubrir sus necesidades nutricionales, en las diferentes etapas de la vida (infancia, adolescencia, edad adulta y envejecimiento), y en situación de salud. Ten en cuenta que este apartado hace referencia a la alimentación saludable en general, y lo puedes utilizar como base en tu alimentación diaria. En caso de presentar síntomas específicos relacionados con la enfermedad o el tratamiento, debes dirigirte al apartado de recomendaciones dietéticas específicas. Cada persona tiene unos requerimientos nutricionales en función de su edad, sexo, talla, actividad física que desarrolla y estado de salud o enfermedad. Para mantener la salud y prevenir la aparición de muchas enfermedades hay que seguir un estilo de vida saludable; es decir, hay que elegir una alimentación equilibrada, realizar actividad o ejercicio físico de forma regular (como mínimo caminar al menos 30 minutos al día) y evitar fumar y tomar bebidas alcohólicas de alta graduación. 3.2 ¿QUÉ CARACTERÍSTICAS DEBE DE TENER UNA ALIMENTACIÓN SALUDABLE? Una dieta saludable tiene que reunir las características siguientes: o Tiene que ser completa: debe aportar todos los nutrientes que necesita el organismo: hidratos de carbono, grasas, proteínas, vitaminas, minerales y agua. o Tiene que ser equilibrada: los nutrientes deben estar repartidos guardando una proporción entre sí. Así, los hidratos de carbono (CHO) han de suponer entre un 55 y un 60% de las kcal totales al día; las grasas, entre un 25 y un 30%; y las proteínas, entre un 12 y un 15%. Además hay que beber de 1,5 a 2 litros de agua al día. o Tiene que ser suficiente: la cantidad de alimentos ha de ser la adecuada para mantener el peso dentro de los rangos de normalidad y, en los niños, lograr un crecimiento y desarrollo proporcional. o Tiene que ser adaptada a la edad, al sexo, a la talla, a la actividad física que se realiza, al trabajo que desarrolla la persona y a su estado de salud. o Tiene que ser variada: debe contener diferentes alimentos de cada uno de los grupos (lácteos, frutas, verduras y hortalizas, cereales, legumbres, carnes y aves, pescados, etc.), no solo porque con ello será más agradable, sino porque, a mayor variedad, habrá también una mayor seguridad de garantizar todos los nutrientes necesarios 3.3 ¿QUÉ CARACTERÍSTICAS DEBE DE TENER UNA ALIMENTACIÓN SALUDABLE? Los alimentos se agrupan en función de su composición mayoritaria en nutrientes, reflejada en las tablas de composición de los alimentos, que son muy utilizadas para planificar la dieta. Otra forma de clasificarlos se basa en la utilización o rentabilidad que el organismo obtiene de cada uno de los nutrientes contenido en un alimento determinado. Ciertos nutrientes, como el hierro y el calcio, por ejemplo, se encuentran muy repartidos en alimentos como legumbres y verduras; sin embargo el organismo no los aprovecha tan óptimamente como cuando proceden de la carne y derivados y de la leche, respectivamente. Básicamente, los alimentos se agrupan en los siguientes grupos: energéticos, que incluyen los hidratos de carbono (CHO) y las grasas; plásticos (proteínas), que intervienen como constructores; y reguladores (vitaminas y minerales). Puedes ver esta clasificación en la tabla 3; la tabla 4 muestra los nutrientes que aportan los distintos alimentos. 3.4 ¿QUÉ CANTIDAD DE CADA ALIMENTO SE DEBE CONSUMIR? El concepto de cantidad está unido al de ración. Por ración entendemos la cantidad o porción de alimento adecuada a la medida de un plato “normal”; también puede hacer referencia a una o diversas unidades: huevo, yogur, piezas de fruta, etc. En la tabla de frecuencia recomendada para cada grupo de alimentos, encontrarás las medidas caseras y su peso por ración equivalente para un adulto sano (tabla 5). Pero recuerda que son recomendaciones generales, si presentas poco apetito o algún síntoma específico debes seguir las recomendaciones para esta situación (ver “Si tengo poco apetito y me cuesta comer, ¿Qué puedo hacer”) o bien el apartado “Recomendaciones dietéticas específicas”. La tabla de frecuencia recomendada para cada grupo de alimentos te servirá de guía (tabla 5). 3.5 ¿CÓMO PLANIFICAR LA DIETA PARA QUE SEA EQUILIBRADA Y SALUDABLE? Una alimentación saludable consiste en comer de todo sin exceso y distribuir los alimentos a lo largo del día con un esquema semejante al siguiente: Ejemplo de menú diario: Consejos para la alimentación durante la edad escolar Alimento Porciones Nutrientes 1 porción (equivalente a ¼ de plato) Hierro, proteínas de buena calidad, vitamina B12 Cereales y derivados (arroz, trigo, pastas, pan, galletitas, copos) o legumbres (lentejas, garbanzos). Se las puede acompañar con carnes o “vitamina C” (tomate, cítricos, kiwi) para favorecer la absorción del hierro vegetal. 3 a 5 porciones (una porción es equivalente a una taza tamaño té con leche en peso cocido Proteínas, hierro, vitaminas del complejo B, fibras (los integrales). 1 huevo ¾ veces por semana Proteínas de buena calidad Lácteos. Recuerde que los quesos untables aportan poco Calcio. 2 porciones (Una porción equivale a: 1 taza grande / 1 pote de yogur / 1 cajita de fosforo chica de queso de pasta semidura / 1 cucharada de queso de rallar) Calcio, proteínas de buena calidad, fosforo, vitaminas A y D. Frutas 3 porciones (1 porción equivale a 1 unidad o 1 taza o ½ vaso de jugo exprimido) Vitaminas, minerales, fibra y energía. Carnes rojas o blancas Verduras. Todas las producidas en la huerta y en este nivel también incluimos papa, batata, choclo. 2-3 porciones (1 porción equivale a 1 unidad o ½ taza) Vitaminas, minerales, fibra y energía. Aceites vegetales 2 porciones (1 porción equivale a 1 cucharada sopera de aceite o manteca al ras o 2 cucharadas soperas de crema de leche) Ácidos grasos esenciales, vitaminas A, DyE Frutas secas (nueces, avellanes y almendras). Una porción, 4/5 unidades Ácidos grasos esenciales, vitaminas A, DyE Azúcares y dulces Con moderación Lic. Graciela Pinto - Servicio de Alimentación ¿Qué alimentos debería incluir la dieta del niño en edad escolar? La ingesta de alimentos en esta etapa se torna irregular, al igual que el crecimiento, que es lento pero constante. Por ello es necesario asegurar una alimentación suficiente y equilibrada que acompañe a este periodo. La dieta de un niño en edad escolar debe incluir alimentos de los 5 grupos básicos. Si tenemos en cuenta que las deficiencias de nutrientes más comunes en esta edad son el hierro y el calcio; incrementar el consumo de estos alimentos, solos o en preparaciones variadas y atractivas, puede ser una buena opción. ¿Qué es aconsejable que lleven para comer en el colegio? MEDIA MAÑANA Y/O MEDIA TARDE Pochoclos salados 1 leche en envases individuales (tetrabrik) Jugo de frutas naturales sin azúcar o bebidas sin azúcar (no más de 5% de azúcar). Barras de cereal sin azúcar o con bajo contenido de azúcar, con fibras 1 fruta natural (banana, manzana, etc.) o 10 / 15 unidades de frutas secas (maní, almendras, nueces, pistachos) Sándwich de pan integral con queso Copos de cereales con fibra tipo granola o muslix 4-5 galletitas integrales con frutas desecadas (tipo pasas de uva) o frutas secas (nueces, almendras, avellanas) ALMUERZO Tartas de verduras y queso, o ricota (zapallitos, calabaza, espinaca, brócoli, etc.) con masa con omega 9, o masa casera hecha con aceite. Sándwich de pollo o milanesa con tomate, lechuga y palta. Pizza integral con queso y tomate. Patitas de pollo caseras con puré mixto. Tortilla de papa y espinaca, o zapallitos, o arvejas. Milanesa de carne o pollo con verduras. Bocadillos de acelga con ensalada de tomate y huevo duro. ¿Es preocupante que no desayune? El desayuno es una de las comidas más importantes del día porque aporta la glucosa necesaria para el funcionamiento del cerebro y permite que el niño mantenga una atención constante en clase. Los almidones o hidratos de carbono (panes, galletitas, bananas, cereales) se transforman en glucosa en el organismo y es importante que estén incluidos en el desayuno. ¿Qué elementos debería tener un buen desayuno? Un buen desayuno debería incluir: Panes (preferentemente integrales) o galletitas con bajo contenido en grasas, con dulce y queso, con 1 vaso de leche o yogur Copos de cereal con frutas secas, o pasas con leche, o yogur Arroz con leche Frutas y cereales con yogur Licuado de banana con leche Leche o yogur con sándwich de pan negro con queso Decálogo de la alimentación saludable para los niños 10 consejos para una alimentación infantil adecuada, rica y saludable para los niños Lucía BultóNutricionista y dietista 1 de abril de 2019 La salud y el bienestar de los niños depende de la alimentación. Los padres y educadores deben transmitir al niño la idea de que con la alimentación no se juega porque nuestra salud depende de ello y debemos darle a la comida la importancia que se merece. Esto significa hacer una pausa al día para sentarnos a la mesa y tomar protagonismo como comensales frente a los alimentos que vamos a tomar. 10 consejos para la alimentación de los niños Actualmente, en nuestra sociedad los hábitos de alimentación han cambiado. Mientras antes existía un gran respeto hacia algo vital como son los alimentos y el momento de la comida, hoy en día se come cualquier cosa improvisada sobre la marcha, de pie y sin horarios. Cambiar la manera en la que nos alimentamos en cuanto a modales es tan importante como otorgar a los alimentos la importancia que tienen y se merecen. Ambas son buenas normas y costumbres con las que deben familiarizarse los niños en casa. Lucía Bultó, nutricionista y autora del libro 'Los consejos de Nutrinanny. Las soluciones que funcionan para la alimentación de los niños', ha elaborado un decálogo en el recoge los principios básicos de una alimentación adecuada para la salud de los niños. Y además, añade que 'tan importante como que el niño coma adecuadamente, es que realice actividad física todos los días': 1. No existen alimentos 'malos', sino frecuencias de consumo inadecuadas. Adapta las cantidades a la edad y al desarrollo del niño. 2. Frutas y verduras a diario. Ofrece al niño frutas y verduras diariamente, de temporada, que aporten a su organismo vitaminas, minerales y fibra. 3. Tres o cuatro raciones de productos lácteos al día. Sirven para asegurar el calcio que los huesos, en pleno desarrollo, necesitan. Las opciones descremadas aportan la misma cantidad de calcio que las enteras. 4. Utiliza aceite de oliva. Es el más recomendable para cocinar y tomar en crudo. 5. Dos tomas de proteínas al día. Dos tomas moderadas al día de pescado, carne, huevos o jamón son suficientes para aportar al organismo de los niños la cantidad de proteínas que necesitan. 6. Hidratos de carbono integrales. El pan, el arroz, la pasta, las patatas, las legumbres y los cereales aportan los hidratos de carbono complejos que el niño necesita. Si compras productos integrales, le aportarás fibras y aumentará su ingesta de vitaminas y minerales. 7. Una buena hidratación es importante. Para beber, siempre agua. Los refrescos sólo en momentos puntuales y sin cafeína. 8. Alimentación variada. Programa una alimentación que incluya alimentos de todos los grupos, sin abusar de ninguno de ellos. Todos los alimentos son buenos, lo importante es el equilibrio entre ellos. 9. Alimentos envasados. La industria alimentaria ofrece productos de calidad que se adaptan a las nuevas tendencias de vida. Opta por los pescados en conserva y las verduras envasadas. 10. Predica con el ejemplo. Cuida tu alimentación y tu hijo te imitará. Fuente consultada: Los consejos de Nutrinanny. Las soluciones que funcionan para la alimentación de los niños Autora: Lucía Bultó. Ed. Planeta. Historia de la alimentación del ser humano Por Michel Montignac Hoy en día hay unanimidad entre los historiadores para afirmar que, aunque el ser humano sea omnívoro, ha sido principalmente carnívoro durante varios millones de años. Desde su origen, y hasta comienzos del neolítico hace aproximadamente 10 000 años, los hombres fueron cazadores recolectores nómadas. Las presas de caza constituían la base de su alimentación (proteínas y lípidos); y también consumían bayas (frutas silvestres) o raíces (glúcidos con alto contenido de fibras e índices glicémicos muy bajos). La mayoría de los autores están de acuerdo en afirmar que nuestros antepasados comían también vegetales, accesoriamente (hojas, tallos, brotes) y sin duda también granos silvestres ocasionalmente, legumbres estas que deben clasificarse entre los alimentos con índice glicémico muy bajo. Parece evidente que el gasto energético cotidiano de estos hombres primitivos era importante, no sólo por el hecho de las pruebas físicas que enfrentaban, sino también debido a la precariedad de sus condiciones de vida que los exponían a todos los azares climáticos. La pregunta que acude a nuestra mente es entonces la siguiente: ¿cómo pudieron estos cuasi «deportistas de alto nivel» garantizar tal gasto en calorías, teniendo a su disposición tan pocos glúcidos y sobre todo ninguno de esos azúcares lentos* que los nutricionistas de hoy consideran indispensables? Al volverse progresivamente más sedentario a partir del neolítico, el ser humano vivió el primero de los grandes cambios alimenticios de su historia. El desarrollo de la ganadería le permitió seguir comiendo carne, aunque no fuera exactamente la misma; y la introducción de la agricultura produjo cereales (trigo, centeno, cebada …), luego leguminosas (lentejas, arveja…) y más adelante verduras y frutas. Se podría pensar que al volverse sedentario el hombre primitivo había iniciado necesariamente un proceso que iba a mejorar su existencia. Sin embargo, en el campo de la alimentación, sucedió más bien lo contrario. A la inversa del cazador recolector del período mesolítico, el agricultor ganadero tuvo en realidad que reducir considerablemente la variedad de su alimentación dado que únicamente algunos animales se prestaban a la domesticación y a la cría y sólo se podían cultivar unas pocas especies vegetales. Ni siquiera es exagerado afirmar que el agricultor ganadero tuvo necesariamente que racionalizar y aun optimizar su actividad en el sentido en que lo entendemos hoy en día. Esta verdadera revolución en el modo de vida de nuestros antepasados tuvo grandes consecuencias, ante todo sobre la salud. La monofagia que resultó de los monocultivos se manifestó como fuente importante de carencias, lo cual se tradujo en una disminución notoria de la esperanza de vida de las poblaciones en cuestión. Además, la agricultura (incluso la que se llevó a cabo en ricas tierras de aluvión bien irrigadas tales como las de Egipto y Mesopotamia) resultó mucho más difícil en términos de esfuerzo físico que la persecución y la caza de las presas del mesolítico y aún más ardua que la caza de los enormes animales del paleolítico superior. El hombre primitivo había vivido en armonía y equilibrio con la naturaleza y cuando su alimentación natural se desplazaba debido a las migraciones de las especies o al ciclo de las estaciones, él se desplazaba junto con ella. Al volverse sedentario, se le presentaron nuevas restricciones y nuevas imposiciones. Pues al salir de ese cuasi paraíso terrestre, el agricultorganadero tuvo que enfrentar muchos nuevos riesgos con el fin de volverse autónomo en relación con sus fuentes de suministro alimenticio: tuvo que enfrentar los vaivenes de los caprichos climáticos y también enfrentó riesgos al nivel de la selección de las variedades y de las especies más o menos productivas y frágiles; pero también corrió riesgos en la elección de los suelos ya que no se adaptaban totalmente a los cultivos. La historia de los siete años de vacas flacas que trae la Biblia ilustra muy bien las incertidumbres de esta nueva etapa, aleatoria por naturaleza. Por otra parte, el surgimiento de la agricultura y de la ganadería generó, tal como se diría hoy en día, una política natalista y productivista por parte de los interesados. Ante el temor de que le fuera a hacer falta, el agricultor siempre pensó en que tenía que producir más; y para lograr este resultado, necesitaba brazos suplementarios. Sin saberlo, el labrador y sus hijos le abrieron de esta manera la puerta a un círculo vicioso, contribuyendo a un desarrollo demográfico constante, lo cual hizo que los riesgos de hambrunas y la gravedad de éstas debido a las malas cosechas fueran tanto más catastróficas. Obviamente, este artículo no se propone contar en detalle la historia de la alimentación humana desde el hombre de las cavernas. Si quisiéramos ser exhaustivos, tendríamos que escribir demasiado y existen excelentes obras dedicadas a este tema a las cuales ustedes pueden acudir (1). Sin embargo no podemos tratar del problema que nos preocupa –el predominio de la obesidad en nuestra civilización actual– sin mirar hacia el pasado, hacia cuáles fueron las grandes etapas en la alimentación de la humanidad durante los siglos, y sobre todo durante los milenios que nos han precedido. Se puede lamentar, en todo caso, que este enfoque se oculte demasiado frecuentemente por parte de los nutricionistas contemporáneos. Pero, para evitar dispersarnos en nuestro análisis, propongo que limitemos aquí nuestra reflexión a lo que fueron las grandes etapas del modo de alimentación de las poblaciones occidentales, las que surgieron de las civilizaciones antiguas. Ciertamente, de un país a otro, de una región a otra, pero también de una religión a otra, las elecciones alimenticias definitivas y sucesivas que se dieron en el Neolítico, y más cerca de nosotros desde la Antigüedad, han sido extremamente variadas. Pero esta gran diversidad no es por ello menos clasificable según categorías alimenticias tomadas primordialmente bajo un ángulo nuevo, el de la potencialidad metabólica*. Egipto Una multitud de fuentes escritas y figurativas del antiguo Egipto revelan las modalidades de su producción alimenticia y dan testimonio de que en todas las épocas los egipcios tuvieron a su disposición un amplio abanico alimenticio. Entre los animales de cría, el cerdo ocupaba un lugar privilegiado, pero se consumía también ampliamente carne de res y de cordero. Con todo, los egipcios preferían las aves silvestres o las de cría (gansos, patos, perdices, palomas, pelícanos…). En cuanto a los cereales, eran, como se sabe, objeto de grandes cultivos en las fértiles tierras del valle del Nilo así como las verduras (cebollas, puerros, lechugas, ajo) y las leguminosas (garbanzo, lenteja…) Con estos recursos, el régimen alimenticio de los egipcios bien se podría calificar como variado y bien equilibrado. Pero esto sería no contar en este caso con el nivel de aprovisionamiento enormemente fluctuante causado ante todo por los caprichos del Nilo. Por otra parte, como sería la regla de ahí en adelante en las civilizaciones posteriores, el modo alimenticio de los egipcios era muy diferente, no sólo de una región a otra, sino más que todo de una clase social a otra. Los ricos y los privilegiados tenían, como iba a ser el caso en la baja Edad Media y en la época moderna, una alimentación con mucha más carne. En cuanto a los más pobres, se contentaban muy a menudo con una alimentación a base de cereales, de verduras y de leguminosas. Según lo que podemos juzgar hoy en día a partir de los medios de investigación muy perfeccionados de los que disponemos, no parece que los egipcios hayan gozado siempre de buena salud, por lo menos en lo que se refiere a la gran mayoría de la población, a aquella precisamente que se alimentaba esencialmente de cereales (glúcidos). El análisis de numerosos papiros, así como el examen de las momias nos muestran evidencias de daños en la dentadura y que habían sufrido de arteriosclerosis, de enfermedades cardiovasculares y aun de obesidad. Su esperanza de vida era muy inferior a los treinta años. Una sala especial del Museo del Cairo está consagrada a la exposición de estatuas obesas que dan testimonio de una corpulencia muy diferente, por lo menos en algunas etnias, de lo que siempre hemos imaginado a priori a partir de la mayoría de los jeroglíficos. Grecia En el mundo griego los cereales brindaban más del 80% del aporte energético total, pero esta elección alimenticia era menos consecuencia de una realidad geográfico-económica que el resultado de una política relacionada con una ideología muy particular. En efecto, el griego tenía la convicción de ser un hombre civilizado, contrariamente al bárbaro quien se contentaba con recolectar y cazar lo que encontraba en la naturaleza de la cual dependía. El griego tenía el sentimiento de que elaborando él mismo sus alimentos por medio de la agricultura elevaba la condición humana. La carne era entonces un alimento despreciable para el griego, dado que provenía de actividades pasivas: para producirla bastaba con dejar animales pastando sobre tierras incultas y no trabajadas. En cuanto a la caza, esta actividad tenía una connotación servil, se la veía como el reflejo de una situación de pobreza y como la consecuencia de cierta precariedad indigna de un ser civilizado. Las poblaciones que se dedicaban a esta labor la vivían como una obligación, como una forma de marginalización y de exclusión, en relación con el mundo de la polis que era, como se sabe, el centro del mundo helénico. Y los alimentos que simbolizaban por excelencia el estatus de ser civilizado eran el pan de trigo así como el vino, el aceite de oliva y de manera muy diferente el queso. En otros términos, todo lo que no existía en estado natural, sino que era el resultado de la intervención y de la transformación del hombre, era considerado noble: el hombre podía pretender alcanzar la civilización domesticando y transformando la naturaleza, “fabricando” su comida. Pero, que les gustara o no a los filósofos de aquella época, la realidad cotidiana de de la Grecia Antigua no siempre iba muy de acuerdo con sus ideales, pues este modo alimenticio ideal hacía poco caso de las sopas de legumbres variadas, de las burdas papillas de cereales o de las leguminosas que componían la comida cotidiana del pueblo, lo cual no impedía que para el conjunto de la población (salvo para el soldado carnívoro de la tradición militar helénica quien obtenía su fuerza hercúlea de la carne de los animales) el consumo de carnes era marginal, casi incluso tabú puesto que se la guardaba para los sacrificios. Las ovejas se reservaban entonces principalmente para la lana y la leche de la cual se fabricaba el queso. Los bovinos eran escasos y se usaban únicamente como animales de tiro y de carga. En cambio, se consumía pescado (y aun crustáceos), aun cuando no fueran objeto de ninguna transformación. La sofisticación del acto de pescar y la rudeza del trabajo del pescador justificaban sin duda que el pescado no se clasificara entre las comidas inciviles. O tal vez por simple realismo, había escapado a la ideología restrictiva en materia alimenticia, pues no sólo había cantidades de pescado, sino que su consumo era tradicional entre los pueblos del Mediterráneo. De esta manera, aun cuando sea difícil generalizar, se puede considerar que el aporte proteínico en la alimentación de los griegos era más bien débil, hasta tal punto que se podría uno llegar a preguntar si esta carencia en la mayoría de la población no habría traído como consecuencia un debilitamiento de su salud. Esto explicaría tal vez mejor que haya sido precisamente en Grecia donde naciera la medicina “moderna” bajo la dirección del ineludible Hipócrates. Roma Para los romanos el papel de la carne es mucho más importante porque tienen la tradición “itálica” de la cría de chanchos heredada de los etruscos. Aun si no ocupa el rol primordial en su alimentación, el cerdo ocupa un lugar no desdeñable en el aporte de proteínas animales, lo cual no obsta para que el símbolo alimenticio de los romanos siga siendo el mismo que el de los griegos: el pan (de trigo), en particular para el soldado romano. Es el alimento simbólico del legionario, en efecto, aun si lo acompaña de aceitunas y cebollas, de higos y aceite. Es incluso su alimento preferido, hasta el punto que cuando le dan carne se rebela. Esta alimentación exclusivamente vegetariana y sin embargo algo reconstituyente, hace del soldado, por otra parte, un ser « pesado » y francote cuya gordura no es una leyenda. Hay que decir que se le pide sobre todo ocupar, aguantar y mantenerse. Su fuerza (de inercia) viene de su capacidad de permanecer inmóvil bajo los golpes del enemigo. Cuando el ejército romano necesita de combatientes móviles, alertas y rápidos, acude a aliados bárbaros. Para un campesino romano, ser legionario es un honor. Es un medio de emancipación social que le permite convertirse en ciudadano de pleno derecho y entonces, el pan de trigo, alimento noble, es el único que puede estar a la altura de este estatus prestigioso. El romano del pueblo no consume finalmente sino poco trigo. Además del cerdo, las aves, el queso y algunas veces el pescado, se alimenta abundantemente de verduras (principalmente de repollo) y de cereales burdos diversos. El trigo es evidentemente el signo de cierto nivel de riqueza que muestra la pertenencia a una clase superior en la jerarquía censitaria. Pero el trigo no es solamente el alimento de los privilegiados. Le sirve también al poder para detener la hambruna. Paradójicamente, aunque es un alimento de ricos, la autoridad se lo distribuye a los pobres durantes los períodos de penurias. En conclusión, se puede decir entonces que los romanos tenían una alimentación un poco mejor equilibrada que la de los griegos por el hecho de tener un aporte proteínico superior. Únicamente los legionarios tenían una alimentación claramente deficiente. De ahí a pensar que la alimentación deficiente de sus soldados no fuera ajena a la caída del Imperio Romano no hay sino un paso que algunos observadores no han vacilado en franquear. La Alta Edad Media Colonizando las regiones mediterráneas y europeas cuyos habitantes eran para ellos los bárbaros, los romanos estaban continuamente transmitiendo su ideología a las poblaciones conquistadas. Pero en lo que encontraron tal vez mayor oposición. fue en su tentativa de proselitismo alimentario. De hecho, las dos civilizaciones se oponían totalmente en ese aspecto. Estaba por un lado la civilización de la leche y la mantequilla, y por otro la del vino y el aceite. El mito de la agricultura y de la ciudad tropezaba con fuerza contra el de los bosques y los villorrios. La oposición entre estos dos modelos alimenticios estuvo en su nivel más álgido durante los siglos III y IV cuando la relación de fuerzas se invirtió en provecho de los bárbaros. Esto no impidió que el modelo romano, aun después de la caída del Imperio dejara huellas profundas en las poblaciones de sus antiguas colonias. Y el vector principal de esta integración fue justamente el cristianismo, pues este último era el verdadero heredero del mundo romano y de sus tradiciones cuyos símbolos alimenticios les eran comunes: el pan, el vino y el aceite. Tan pronto como se edificaron iglesias y monasterios, los hombres de la iglesia se apresuraron en efecto a sembrar trigo y a plantar vides a su alrededor. Lo más adecuado sería hablar de simbiosis entre dos culturas, antes que de una conversión de los bárbaros a la ideología romana, pues esta integración de la ideología romana no ponía en cuestión la tradición bárbara que salió incluso reforzada de este proceso. La caza, la cría de ganado en semi-libertad, la pesca en los ríos y lagos y la recolección se vieron elevadas al rango de actividades nobles al mismo título que la agricultura en general y la siembra de viñedos. La explotación del bosque se tuvo como una práctica corriente digna de consideración en el plano social para quienes la ejercían. Mientras que los viñedos se medían en ánforas de vino, los campos en cargas de trigo y las praderas en carretas de heno, los bosques por su parte se “medían” en cerdo (cuyo ancestro es el jabalí) una unidad de valor cara a la civilización céltica y vigente todavía en el mundo germánico Este sistema “agro-silvo-pastoral” suministraba a las poblaciones en cuestión una alimentación muy diversificada. El aporte en proteínas animales era particularmente importante: carne, aves, pescado, huevos, lácteos. Los cereales inferiores –cebada, escanda, mijo, sorgo, centeno... –, mucho más corrientes que el trigo, se acompañaban frecuentemente de leguminosas –habas, fríjoles, arvejas, garbanzos. Las legumbres que se cultivaban en el huerto escapaban a cualquier impuesto y constituían un complemento importante a la preparación de sopas en las cuales siempre había carne. Esta complementariedad entre los recursos animales y vegetales permitió entonces asegurar una alimentación equilibrada a las poblaciones de la Alta Edad Media. Los numerosos estudios sobres restos humanos de esta época dejan entender que los individuos se mantenían en bastante buena salud. Su desarrollo fisiológico y los índices de crecimiento se presentan normales, generalmente. La composición de sus huesos se muestra en buen estado y se notan pocas malformaciones. Los dientes estaban bastante sanos y su usura era poca. Cuando los dientes se encuentran dañados y desgastados es síntoma de una alimentación fundada esencialmente en cereales molidos groseramente. No parece entonces que la Alta Edad Media haya conocido enfermedades de carencias o de malnutrición como van a existir en los siglos subsiguientes. Asimismo, este sistema de producción diversificada, que operaba por añadidura en el seno de una demografía estable, parece haber evitado, por su relativa seguridad, que los períodos de penuria se convirtieran en catastróficos. Seguro que no fue Jauja, pero la Alta Edad Media no fue con toda seguridad tan sórdida y oscura como algunos nos lo han querido hacer creer. En el plano alimenticio en todo caso, tanto en lo cuantitativo como en lo cualitativo, este período fue bastante satisfactorio, muy superior en todo caso a lo que va iba a darse posteriormente. La Baja Edad Media A partir de la mitad del siglo XI, el equilibrio que se había establecido en la producción alimenticia durante la Alta Edad Media fue progresivamente dejando de operar. El sistema agro-silvo-pastoral que había funcionado relativamente bien dada la estabilidad demográfica, comenzó a verse amenazado aunque continuó marchando en algunas regiones, especialmente en las zonas de montaña. Bajo el impulso de una fuerte ola demográfica, a esta economía de subsistencia le costó cada vez más trabajo garantizar las necesidades alimenticias de la población. Hay que decir que además del aumento del número de bocas por alimentar, las condiciones estructurales de esta economía habían cambiado radicalmente: en efecto, con el desarrollo del comercio, una verdadera economía de mercado estaba surgiendo. Por otra parte, los terratenientes (quienes detenían el poder político) descubrieron que podían sacar provecho de sus grandes propiedades extendiendo los cultivos en detrimento de las tierras incultas que servían a menudo como tierras de pastoreo, intensificando de esta manera el trabajo de los campesinos. Se pone entonces el acento en el cultivo de cereales, porque son fáciles de conservar y de almacenar, y también porque permiten satisfacer la demanda de los nuevos circuitos comerciales. El paisaje agrario europeo se transforma entonces progresivamente. La roza se hace sistemática y provoca incluso la desaparición de bosques enteros. De esta manera, los cereales se convierten en el elemento principal y determinante de la alimentación campesina. Habiéndose limitado el derecho de caza y de pastoreo, la carne desaparece poco a poco de las mesas campesinas y se convierte en un privilegio de las clases superiores. Aun si la presión demográfica desciende debido a la Peste Negra del siglo XIV, lo cual permite la reaparición de la producción de carne en las granjas, la diferenciación progresiva de los regímenes alimenticios según las clases sociales se irá afirmando cada día. Paralelamente, hay dos categorías sociales que continúan gozando de un privilegio alimentario. Primero, la aristocracia cuyos miembros son por tradición comedores de carne; pero también los habitantes de las ciudades de todas las clases sociales, quienes tienen a su disposición una gran variedad de alimentos entre los cuales la carne ocupa un puesto importante debido a una política de suministro sostenida por las autoridades las cuales temen siempre los motines en caso de penuria. Esta oposición entre un modelo “urbano” y un modelo “rural” de consumo alimenticio aparece de modo muy nítido a fines de la Edad Media en todos los países europeos, aunque ya existía desde hacía varios siglos en Italia, en donde, bajo el impulso romano, el fenómeno urbano se había desarrollado ampliamente. El modelo “urbano” corresponde de hecho a una economía de mercado mientras que el modelo “rural” se mantiene dentro del marco de una economía de subsistencia. Entre ambos, la oposición se da incluso en términos cuantitativos y cualitativos. El pan blanco de las ciudades se opone al pan negro del campo así como la carne fresca de las ciudades (cordero principalmente) se opone a la carne salada de cerdo del campo (charcutería). La gente del campo se encontraba doblemente desfavorecida en relación con los citadinos: primero porque estaban mal alimentados (insuficiencia de aporte proteínico particularmente), pero también porque sus condiciones de trabajo eran dramáticamente penosas. Los Tiempos Modernos Este período está dominado por varios acontecimientos que van a contribuir todos a modificar aún más el paisaje alimenticio de las poblaciones en cuestión. Ante todo, continúa el fenómeno urbano que sigue favoreciendo la economía de mercado. Las ciudades atraen en efecto cada vez más gente, pero, sobre todo, en ausencia de progresos científicos notables capaces de aumentar los rendimientos, la reanudación de la expansión demográfica va a provocar una conmoción en todas las estructuras de producción y de abastecimiento alimentario. La población europea está constituida por aproximadamente 90 millones de individuos en el siglo XVI. Después aumenta en más del 10% por siglo hasta alcanzar 125 millones a fines del siglo XVII. Y sobre todo la demografía da un salto formidable en el curso del siglo XVIII: en 1750 la población europea ronda los 150 millones de individuos y se acerca a los 200 millones en los primeros años del siglo XX. Esta expansión demográfica sin precedentes se traduce entonces necesariamente en un regreso a las rozas. Y, así como en el pasado, la ampliación de las tierras destinadas a la producción de cereales se realiza en detrimento de los espacios consagrados a la ganadería, a la caza y la recolección. Y de nuevo también, esta expansión de la agricultura tuvo como consecuencia un aumento de la parte de los granos en la alimentación popular, la cual, de hecho, se volvía cada vez menos variada y cada vez más deficiente en proteínas. El consumo de carne disminuyó entonces de manera drástica, sobre todo en las ciudades, en donde, tal como vimos, había sido apoyado en el período anterior. En Nápoles, por ejemplo, se mataron en el siglo XVI cerca de 30 000 bovinos por año para una población de cerca de 200 000 personas. Dos siglos más tarde, se mataban sólo 20 000 cuando la población era de 400 000 personas. En Berlín, el consumo de carne por habitante en el siglo XIX era doce veces inferior al que se había dado en el siglo XIV. En la región francesa de Languedoc, a fines del siglo XVI, la mayoría de las granjas no criaban ya sino un solo cerdo por año, lo que era tres veces menos que a principios del mismo siglo. Esta degradación de la ración alimenticia de la gente del pueblo era evidentemente diferente según los países y las regiones, pero dejó huellas innegables sobre las poblaciones cuya salud se vio muy perjudicada. Según numerosas estadísticas, se afectó incluso la talla de los individuos. Durante el siglo XVIII, la altura media de los soldados reclutados por los Habsburgo parece haber retrocedido, así como la talla de los reclutas suecos. En Inglaterra, y principalmente en Londres, la disminución en la talla de los adolescentes fue notoria a fines del siglo XVIII. Y a principios del siglo XIX, la altura de los alemanes fue netamente inferior a la que habían tenido en los siglos XIV y XV. Por otra parte, mientras más importancia tuvieron los cereales en la alimentación popular, más impacto tuvieron las crisis cerealeras debidas a las malas cosechas. Se trataba de consecuencias sobre la salud, pero también y ante todo de consecuencias sobre la tasa de mortalidad. Muchos autores citan el caso de ricos propietarios de la región de Beauce en Francia, que se refugiaban durantes las épocas de crisis entre los campesinos pobres de Sologne cuya alimentación –más arcaica y por consiguiente más variada– les había permitido resistir a las crisis. De la misma manera, los pobladores de las montañas escapaban siempre a las hambrunas en la medida en que su régimen alimenticio variado combinaba productos agrícolas y ganaderos con productos de recolección, caza y pesca. Por esto, los habitantes de las montañas, cuya alimentación no era deficiente, eran mucho más altos y fuertes que el promedio. Esta mejor salud explicaba entonces porqué eran mucho más activos y emprendedores que los otros. Uno de los factores suplementarios de la degradación del régimen alimenticio campesino lo causó también la transformación de la propiedad rural que fue pasando progresivamente a manos de terratenientes ricos (nobles o burgueses…) En Ile de France, a mediados del siglo XVI, solo un tercio de las tierras pertenecía todavía a los campesinos. Un siglo más adelante, el número de pequeños propietarios había disminuido aun más. En Borgoña, en algunos pueblos, habían desaparecido casi todos los campesinos después de la Guerra de los Treinta Años. La desposesión campesina era tanto más fuerte y rápida cuanto tenía lugar en una región próspera y cercana a las ciudades. Esta especie de esclavización de los campesinos, junto con el aumento de las faenas obligatorias impuestas por los nobles o por el rey, agravó considerablemente sus condiciones de vida, pero permitió en cambio generar una producción importante que fue casi toda vendida y exportada a los países económicamente más avanzados. Uno de las principales preocupaciones de los dirigentes de aquella época –al menos en Francia– fue el problema del abastecimiento. Aunque se lo dejó durante mucho tiempo a cargo de las municipalidades, el poder central se siguió preocupando por el riesgo de revueltas populares en el caso de que el pan viniera a faltar. Por esto, el rey decidió almacenar grano para enfrentar posibles penurias. Pero esta política de regulación se interpretó demasiado a menudo como una tentativa de monopolio para hacer aumentar los precios del trigo. A fines del siglo XVII, las autoridades fueron cada vez más conscientes de que el problema del pan (es decir, el mocultivo del trigo) se hacía cada vez más explosivo. Buscaron entonces desesperadamente alimentos de substitución. Parmentier propuso la papa (o patata) pero como se la conocía desde su descubrimiento en el siglo XVI como “alimento para cerdos” tuvo poco éxito. Habría que esperar hasta mediados del siglo XIX para que se impusiera como alimento de pleno derecho. Otras diversificaciones tuvieron menos éxito. En Italia y en el sudoeste de Francia se reemplazaron las tortas y las mazamorras de cebada y de millo por tortas de polenta de maíz. El inconveniente fue que hubo que enfrentar posteriormente varias epidemias de pelagra provocadas por la carencia de vitamina PP en el maíz. Estas se pueden producir cuando este cereal se consume como alimento básico. Gran número de otros alimentos nuevos fueron también traídos a Europa desde el Nuevo Mundo: tomates, frijoles mejicanos, pavos, etc., pero su introducción fue muy lenta y progresiva en la agricultura y no cambió verdaderamente el paisaje alimenticio. Además de la emergencia de la patata, la cual en ciertos países como Irlanda se va a convertir en la base de la alimentación popular con riesgos idénticos a los que presentaba el trigo en caso de penuria, otros dos fenómenos alimenticios que tienen lugar en el siglo XIX merecen ser subrayados dado su futuro impacto sobre la salud de nuestros contemporáneos. El primero fue la introducción progresiva del azúcar en la alimentación del conjunto de la población. El azúcar no era un alimento nuevo, pero mientras se la produjo únicamente a partir de la caña de azúcar se mantuvo como un ingrediente muy marginal, puesto que resultaba extremamente cara. En Francia, por ejemplo, el consumo anual de azúcar por cabeza a comienzos del siglo XIX era de 800 gramos. Pero debido al descubrimiento del proceso de extracción del azúcar de remolacha en 1812, el precio del azúcar sufrió una baja constante y se convirtió progresivamente en alimento de gran consumo: 8 kilos anuales por persona en 1880, 17 kilos en 1900, 30 en 1930 y cerca de 40 en 1960. Los franceses, sin embargo, siguen siendo los menores consumidores de azúcar en el mundo occidental. El segundo fenómeno fue el descubrimiento en 1870 del molino cilíndrico el cual permitirá poner a disposición de la población verdadera harina blanca a precio asequible para todo mundo. En efecto, desde la época de los egipcios, los hombres habían querido refinar la molienda del trigo afín de obtener harina blanca. Pero el procedimiento se llevaba a cabo de manera muy burda, dado que simplemente se pasaba la molienda sobre un cedazo y esta operación tenía sobre todo como efecto desembarazarse de una parte del salvado es decir de la cáscara del grano del trigo. El pan blanco de nuestros ancestros no era entonces sino lo que se llama hoy pan bazo, es decir pan semi-integral. Pero como esta operación de tamizar la molienda era larga y costosa (se hacía a mano), esto explica que el pan blanco fuera un lujo que sólo podían pagarse los privilegiados. La llegada del molino cilíndrico a fines del siglo XIX y su generalización a comienzos del siglo XX iba entonces a cambiar radicalmente la naturaleza de la harina. Esta resultó dramáticamente empobrecida en el plano nutricional y quedó constituida casi exclusivamente de almidón. Las valiosas proteínas y las fibras, los ácidos grasos esenciales así como las otras vitaminas B quedaron casi completamente descartados en el curso de la operación de refinamiento. Que la harina se convirtiera súbitamente en un alimento desvalorizado nutricionalmente no constituía verdaderamente un problema mayor para la salud de los ricos puesto que estos privilegiados tenían una alimentación variada y equilibrada por otro lado. Pero para las clases sociales desfavorecidas, para quienes el pan seguía constituyendo la base de la alimentación, el consumo de este alimento ahora desprovisto de su valor alimenticio iba solamente a acentuar las carencias de un modo alimentario que ya se encontraba bastante desequilibrado. Pero, además de su pobreza nutricional, el azúcar y la harina blanca comparten con la patata el triste privilegio de producir efectos perversos sobre el metabolismo (hiperglicemia e hiperinsulinismo) los cuales, como sabemos, son factores de riesgo mayores en la obesidad, la diabetes y las enfermedades cardiovasculares. La Época Contemporánea La época contemporánea que empieza en los primeros años del siglo XX y llega hasta nuestros días se caracteriza por cierto número de acontecimientos importantes, los cuales, en diverso grado tendrán una incidencia importante sobre la evolución del modo alimentario. Ante todo, tenemos la revolución industrial que trae como consecuencia el éxodo rural y la formidable expansión de la urbanización. Pero está también el triunfo de la economía de mercado sobre la economía de subsistencia así como el descomunal desarrollo de los transportes y del comercio internacional. La industrialización en la alimentación se vuelve considerable y la elaboración de los productos comestibles tradicionales (harinas, aceites, mermeladas, mantequillas, quesos…), antes artesanal, se realiza ahora en fábricas importantes, incluso gigantescas. Asimismo, el descubrimiento de procedimientos de conservación como la esterilización al calor en una burbuja (apertización) y posteriormente el ultracongelado permiten acondicionar un gran número de alimentos frescos en forma de conservas o de ultracongelados (frutas, legumbres, carnes, pescado…) La evolución de las costumbres y de la sociedad que se caracteriza ahora por la degradación de la función del ama de casa y la emancipación femenina, favorece el desarrollo de la industria del “prêt-à-porter alimenticio “ (platos preparados, restauración colectiva…). El desarrollo de los transportes y del comercio mundial permite no solamente generalizar el consumo de productos exóticos (naranja, toronja, bananos, maní, cacao, café, etc.) sino también conseguir en todas las estaciones los productos que sólo se conseguían antes en ciertas temporadas: fresas y frambuesas en Navidad, manzanas y uvas en primavera, por ejemplo. Pero el fenómeno más característico de este período se manifiesta sobre todo en estos cincuenta últimos años de manera exponencial. Se trata de la mundialización de un modo alimenticio desestructurado de tipo norteamericano en el cual el fast food (restauración rápida) es una de las mayores realizaciones. Gracias a Dios, la mayoría de los países conservan todavía cierto apego cultural a sus hábitos alimenticios tradicionales, como en el caso de los países latinos en los cuales la tradición en este campo resiste algo todavía. Asistimos incluso en estos países a una especie de renovación al culto de las tradiciones culinarias y gastronómicas. Pero estas resistencias localizadas no serán suficientes para ralentizar la estandarización mundial ineluctable (globalización) del modo alimenticio que contamina insidiosamente todas las culturas. Ahora bien, sabemos que en todos los lugares del mundo en donde se desarrolla este modo alimenticio, arrastra consigo, como fue el caso en Estados Unidos su país de origen, un aumento fenomenal de la obesidad, de la diabetes y de las enfermedades cardiovasculares, tres de las mayores plagas metabólicas que la humanidad debe enfrentar ahora. Por esto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) denuncia con firmeza esta situación desde 1997 designándola como una verdadera pandemia. * La potencialidad metabólica de un alimento es su valor cualitativo en el plano nutricional. La dietética tradicional, por ejemplo, se contentaba con hablar de grasas o de glúcidos en general. Ahora bien, actualmente se sabe que hay que hacer distinciones al interior de cada categoría pues hay grasas que tienen potencialidades negativas en el plano cardiovascular (hacen aumentar el colesterol, por ejemplo) mientras que otras tienen potencialidades positivas como el aceite de oliva que disminuye los factores de riesgos cardiovasculares. Asimismo, ahora es imperativo distinguir los glúcidos según su índice glicémico (IG). Si l el G de un alimento es elevado (azúcar, papas, harina refinada...), su potencial metabólico es negativo puesto que constituye un factor de riesgo importante para el aumento de peso o para el eventual desarrollo de una diabetes. (1)" Histoire de l’alimentation", J.L. Flandrin y M. Montanari, ediciones Fayard MUUUUY BUENA ESTA PÁGINA QUE SIGUE http://www.edualimentaria.com/los-alimentos/datos-alimentos-salud Un vídeo promueve una alimentación saludable con una bonita historia de perseverancia Una cadena de supermercados alemanes ha lanzado un vídeo para promover la alimentación saludable entre los más peques. El corto cuenta la historia de un niño que quiere volar como un pájaro pero tiene problemas para conseguirlo por con su peso y salud física, unos rasgos característicos en su entorno. ¿Quieres conocer cómo acaba esta historia? ¡No te pierdas el vídeo! La cadena de supermercados alemanes EDEKA ha lanzado un corto de ficción con el que pretende promover la alimentación saludable en los más peques de la casa. El vídeo cuenta la historia de un niño que vive en la peculiar localidad 'Eatkarus', en la que todos sus habitantes padecen exceso de peso y están hinchados debido a un puré pegajoso de color gris. ¡Hasta los perros parecen globos! Pero nuestro protagonista tiene un bonito sueño: volar como un pájaro que siempre revolotea por su casa. El pequeño lo intenta por diferentes medios: globos, cometas o alas prefabricadas. Pero descubre que la clave está en otra cosa: dejar de lado la pasta grisácea que ingieren todos en Eatkarus y comer ricos frutos del bosque como hace su amigo volador. Al final, consigue una fortaleza física muy saludable y alcanza su sueño de volar. Una bonita historia de perseverancia con un mensaje muy positivo: "Come como aquel que quieras ser". EATKARUS – EDEKA HISTORIA SOBREPESO Índice de los Minutos de Salud: El Plan de Dios para la Nutrición Introducción Tema 1: El Régimen Alimenticio Original Tema 2: El Régimen Alimenticio Adecuado Tema 3: Relación entre Salud y Alimentación Tema 4: La Regularidad en las Comidas Tema 5: Los Extremos en el Régimen alimenticio Tema 6: La Alimentación en el Embarazo Tema 7: El Niño y su Alimentación Tema 8: La Preparación y Combinación de Alimentos Tema 9: Los distintos Tipos de Alimentos (I) Tema 10: Los distintos Tipos de Alimentos (II) Tema 11: Leche y Queso Tema 12: Huevos y Carnes Rojas Tema 13: Legumbres y Soya (Soja) Tema 14: Frutas y Verduras Introducción La presente serie de cinco minutos de salud tienen como tema la nutrición, están destinados para los cultos del sábado, y para una duración de un trimestre con este tema. Los escritos no son de mucha profundidad, ni se amplía mucho en los múltiples aspectos tratados, pero se ha tratado de que tengan un nivel comprensible para todos. Cada artículo está precedido por una cita White, que no necesariamente se refiere al tema particularmente tratado en dicho artículo, sino más bien tiene como finalidad resaltar la importancia del cuidado de la salud como parte de nuestra adoración a Dios, y como una necesidad para un mejor servicio en la obra, por tanto, se persigue con esto el objetivo de que la congregación se sensibilice con estos temas y los aplique a la práctica. Tema 1: El Régimen Alimenticio Original Cita White: “Nuestro primer deber hacia Dios y hacia nuestros semejantes es el desarrollo individual, cada facultad, conque el Creador nos ha dotado debemos cultivarla hasta el más alto grado de perfección para realizar la mayor suma del bien de la cual seamos capaces, por tanto, está bien invertido el tiempo que se usa en la adquisición y la preservación de la salud física y mental, no podemos permitirnos empequeñecer o inhabilitar ninguna función del cuerpo o de la mente, con la misma seguridad con que lo hagamos debemos sufrir las consecuencias. (Consejos sobre el Régimen Alimenticio, página 15). La preservación y adquisición de la salud depende de muchos factores, la nutrición es uno de estos factores que debemos considerar, siendo de gran importancia pues nuestro cuerpo se construye y se compone a partir de lo que comemos, los alimentos que ingresan al organismo por medio de la dieta nos pueden ayudar a edificar saludablemente nuestros cuerpos, o por el contrario también pueden empujarnos hacia la pérdida de nuestras facultades físicas, así como también de nuestras facultades mentales, puesto que la salud mental también se ve influenciada directamente o indirectamente por la dieta. ¿Cómo podemos conocer el régimen alimentario más correcto para el fomento y la preservación de la salud? La Palabra de Dios constituye una fuente fidedigna de información también en este tema. Información que la ciencia hace tiempo atrás la contradecía en gran medida, y sin embargo en los últimos años se está ocupando de confirmar cada vez más. Para saber cuáles son los mejores comestibles tenemos que estudiar el Plan original de Dios para la alimentación del hombre. Él creó al hombre y comprende sus necesidades. Indicó a Adán cual era su alimento diciendo: “He aquí que os he dado toda planta que da semilla y todo árbol en que hay fruto y que da semilla os será para comer” (Génesis 1:29). Al salir del Edén para ganarse el sustento labrando la tierra bajo el peso de la maldición del pecado el hombre recibió permiso para comer también “plantas del campo”. Por tanto: “Los cereales, los frutos carnosos, los frutos oleaginosos, las legumbres y las hortalizas constituyen el alimento escogido para nosotros por el Creador. Preparados de modo más sencillo y natural posible, son los comestibles más sanos y nutritivos”. (El Ministerio de Curación páginas 227, 228). Debemos tener presente que la carne solo fue incorporada en la alimentación humana después del diluvio, a causa de la escasez de alimentos de origen vegetal que habían sido destruidos por las aguas. Esto significa que la carne no estaba contemplada en el plan original de Dios, sino que fue una medida emergente. Nosotros en nuestra alimentación debemos considerarla también solo como un alimento emergente, que está justificado en nuestra mesa en caso que no tengamos disponible la suficiente cantidad y variedad de alimentos vegetales. Cabe preguntarnos si estamos siempre privados de la posibilidad de adquirir alimentos sanos que están conforme al Plan de Dios o si son más bien nuestros hábitos y tradiciones los que nos hacen pensar que no puede ser así. Hace algunas décadas, especialmente en América la carne era vista como un símbolo de riqueza, fortaleza, salud, por lo que consumirla en cantidades era un privilegio, un éxito. Esto hizo que a los vegetarianos se les viera como a un pueblo frustrado, sin salud, dignos de lástima, a quienes se les debía hacer ver lo que consideraba la verdad, sin embargo esta mentalidad está cambiando hoy. La luz está apuntando hacia el vegetarianismo, los beneficios de una dieta sin carne están siendo sacados a la luz con argumentos científicos sólidos. Tema 2: El Régimen Alimenticio Adecuado Cita White; “Cada hombre tiene la posibilidad, en alto grado, de hacer de sí mismo lo que elija bien. Las bendiciones de esta vida y también las del estado inmortal, están a su alcance. Puede él formar un carácter de gran excelencia y adquirir nueva fuerza a cada paso. Puede avanzar diariamente en conocimiento y sabiduría, consciente de que el progreso le proporcionará nuevas delicias y añadir una virtud a otra, una gracia a otra. Sus capacidades mejorarán con el uso; cuanto más sabiduría obtenga, mayor será su capacidad para adquirir más aún. Su inteligencia, conocimiento y virtud se desarrollaron así para adquirir mayor fuerza y más perfecta simetría. Por otra parte, puede permitir que sus facultades se herrumbren por falta de uso, o que sean pervertidas por malos hábitos y por falta de dominio propio o de vigor moral y religioso. Entonces marcha hacia abajo, es desobediente a la ley de Dios y a las leyes de la salud. El apetito lo domina. La inclinación lo desvía. Le resulta más fácil permitir que los poderes del mal, que están siempre activos lo arrastren hacia otros que luchan contra ellos y avanzan. Sigue luego la disipación, la enfermedad y la muerte. Esta es la historia de nuestras vidas que podrían haber sido útiles en la causa de Dios y la humanidad”. (Consejos sobre el Régimen Alimenticio, páginas 15-16). Hemos podido apreciar en la Palabra de Dios como los cereales, las frutas, las verduras, legumbres y oleaginosas y otras plantas del campo constituyen la alimentación más adecuada para el ser humano, también pudimos apreciar que la carne está justificada solamente bajo circunstancias especiales que la puedan hacer necesaria. Hacemos esta aclaración acerca de la carne porque puede ser muy peligroso caer en extremos inflexibles, sino que nuestra conducta en la alimentación debe ser equilibrada, siempre buscando obtener lo mejor. Desde este punto de vista la dieta puede ser de varios tipos: Omnívora, Lactoovovegetariana y vegetariana, cualquiera de ellas puede ser la adecuada para un individuo, familia, dependiendo de las circunstancias. En la dieta omnívora se incluyen alimentos tanto de origen animal como vegetal. La dieta Lacto-ovo-vegetariana se acerca más al plan de Dios, en ella, además de los productos vegetales, también se incluye la leche y el huevo. La dieta vegetariana comprende estrictamente alimentos de origen vegetal, es la ideal pero requiere preparación personal y otras condiciones. Es incorrecto de hablar de un régimen dietético generalizado que sea útil por igual para todas las personas, sino que la dieta debe ser adecuada individualmente, según una serie de factores y circunstancias como pueden ser: Preparación y conocimientos acerca de la nutrición. Habilidades culinarias. Capacidad económica y adquisitiva Disponibilidad de alimentos en el mercado Estado de salud Edad Estado fisiológico (Ejemplo: embarazo, lactancia, etc.) Muchos de estos factores son susceptibles a ser modificados por el esfuerzo y la voluntad para llegar a tener la dieta más saludable posible, o sea, que muchos se podrán ir desplazando desde una dieta omnívora que es la más frecuente hasta la vegetariana, pasando por la Lactoovovegetariana. Para los que se mantengan con un régimen omnívoro, este será correcto solamente si la mayor parte de los alimentos están constituidos por vegetales y la carne constituye solo un suplemento o una medida de seguridad, consumiéndose sólo la necesaria, y no siendo el plato principal. Tema 3: Relación entre Salud y Alimentación Cita White: “El organismo vivo es propiedad de Dios, le perteneces por el derecho que le confieren la creación y la redención. Por tanto, por el empleo equivocado de cualquiera de nuestras facultades, despojamos a Dios del honor que le debemos”. (Consejos sobre el Régimen Alimenticio página 16). El estilo de vida puede favorecer o entorpecer la buena salud. Dentro del estilo de vida están comprendidas muchas habilidades que pueden ser positivas o negativas, por ejemplo todos conocemos lo negativos que son el hábito de fumar y el alcoholismo y por otro lado lo positivo que resultan el ejercicio físico sistemático y un descanso adecuado que no sea ni deficiente ni excesivo. Por supuesto que los hábitos alimentarios también están comprendidos aquí, los cuales a su vez también pueden ser favorecedores o entorpecedores de la buena salud. Algunos ejemplos de hábitos alimenticios incorrectos son: Comer entre comidas, comer en exceso, abusar del consumo de carne, etc. Ejemplos de hábitos correctos son: Desayunar diariamente y cantidad suficiente, dieta rica en vegetales, etc. Existen pruebas objetivas de que un estado de vida saludable aumenta los años de vida y la salud en general. Por ejemplo: En los Estados Unidos, la esperanza de vida de la población general se incrementó desde 1900 a 1977 en 5.66 años, sin embargo entre los adventistas este incremento fue el doble de la población general: 11.76 años. Esta diferencia se debe al plan de reforma pro-salud que lleva a cabo la Iglesia Adventista. Sin embargo, aún entre los adventistas existen notables diferencias, puesto que algunos avanzan más que otros en el plan de reforma pro-salud. Por ejemplo, entre los hombres adventistas en Estados Unidos el riesgo de morir de un ataque cardíaco varía según el tipo de dieta que lleven, así entre los omnívoros el riego es de un 56%, mientras que entre los Lacto-ovo-vegetarianos el riesgo se reduce a un 39%, pero entre los vegetarianos, la reducción del riesgo es hasta el 14%. Otros ejemplos de cómo la dieta influye en la salud son los siguientes: El Instituto Nacional del Cáncer en los E.U.A. plantea que por lo menos la tercera parte todos los cánceres están relacionados en su aparición con la dieta, y que la dieta influye más en la aparición del cáncer que el hábito de fumar a cualquier otro factor, así, el cáncer de mama es un 28% más frecuente cuando la carne está presente abundantemente en la dieta, peor ocurre con el de la próstata, cuya aparición es mayor en un 51% y el del ovario con un 66%. Por otro lado las dietas ricas en frutas y vegetales proporcionan protección contra el cáncer, por ejemplo, los grandes consumidores de frutas y vegetales tienen solo la mitad del riesgo, (respecto a los demás), de padecer cáncer pancreático, Laringe u Oral. Los que consumen una adecuada cantidad de vitaminas procedentes de vegetales tiene solo un tercio del riesgo respecto al resto de las personas, de padecer de cáncer de pulmón. Otras enfermedades contra las cuales protegen los vegetales son: Enfermedades cardíacas, Diabetes, osteoporosis, obesidad, etc., además de aumentar la longevidad. En resumen, la salud depende en gran medida de nuestro comportamiento en la vida. Elena White escribió en El Ministerio de Curación página 139 que “Muchos sufren las consecuencias de su mal comportamiento, en su modo de comer, beber, vestir y trabajar no hacen caso los principios que rigen la salud, la transgresión de las leyes de la naturaleza produce resultados infalibles, y cuando la enfermedad sobreviene, muchos no la achacan a la verdadera causa sino que murmuran contra Dios. Pero Dios no es responsable de los padecimientos consiguientes al desprecio de la ley natural. La intemperancia en el comer es a menudo causa de enfermedad, y lo que más necesita la naturaleza es ser aliviada de la carga inoportuna que se le impuso”. Tema 4: La Regularidad en las Comidas Cita White: “Toda ley que gobierna la maquinaria humana ha de ser considerada tan divina n su origen, en su carácter y en su importancia como la Palabra de Dios. Toda acción descuidada y desatenta, todo abuso cometido con el maravilloso mecanismo del Señor, al desatender las leyes específicas que rigen la habitación humana, es una violación de la ley de Dios. Podemos contemplar y admirar la obra de Dios en el mundo natural, pero la habitación humana es lo más admirable”. (Consejos sobre el Régimen Alimenticio páginas 17-18). Imagine que usted es un maquinista ferroviario, su trabajo consiste en llevar vagones cargados desde una ciudad a otra, Usted hecha a andar la locomotora y comienza su viaje, pero antes que pueda llegar a su destino se le ordena una y otra vez que regrese con su máquina en busca de nuevos vagones que deben unirse a los que ya habían sido adelantados. ¿Cuál será el resultado final? Evidentemente se habrá gastado una cantidad de energía muy superior, la máquina sufrirá un desgaste y acortamiento de su vida útil innecesariamente, y finalmente también usted como conductor de la máquina quedará extenuado. Mucho mejor sería haber enganchado todos los vagones desde el inicio y dar un solo viaje. Así sucede también cuando abusamos de nuestra maquinaria digestiva añadiendo nuevos alimentos a deshoras. Aún el estómago no habrá terminado una digestión para comenzar otra, y a la corta o a la larga el resultado será un quebrantamiento de la salud, y también un debilitamiento de nuestras capacidades mentales, pues el sistema nervioso participa como el director de las funciones de nuestros órganos internos. En el proceso de la digestión están implicados muchos mecanismos nerviosos, hormonales y enzimáticos, que necesitan regularidad para su funcionamiento correcto y equilibrado. Por ello es que debemos procurar consumir los alimentos que necesitamos en horarios regulares, agrupados en 2 ó 3 comidas principales, de las cuales, el desayuno es la principal, que nunca debe faltar y no debe ser pobre, pues es el que suministra la energía para desempeñar las actividades del día. Si se hace necesario ingerir alguna merienda esta debe ser ligera, de fácil digestión, que aporte fundamentalmente carbohidratos (Ejemplo: un refresco natural o una fruta), pero nunca rica en grasas y proteínas que son de más difícil digestión. Elena White escribió: “El estómago requiere atención cuidadosa. No debe mantenerse en funcionamiento continúo. Désele a este órgano tan maltratado, y del cual tanto se ha abusado, algo de paz y descanso. Una vez que el estómago ha hecho el trabajo de una comida, no se le imponga más labor antes que haya tenido oportunidad de descansar y antes que la naturaleza haya provisto suficiente jugo gástrico para poder absorber más comida”. (Consejos sobre el Régimen Alimenticio página 173). Tema 5: Los Extremos en el Régimen alimenticio Cita White: “(...) La mayor parte de las enfermedades que han hecho sufrir y están haciendo padecer a la humanidad, han sido creada por los hombres debido a la ignorancia de las leyes básicas que rigen su propio organismo. Parecen indiferentes en materia de salud, y trabajan con perseverancia para despedazarse y cuando están quebrantados y debilitados corporal y mentalmente, mandan a buscar al médico (...)”. (Consejos sobre el Régimen Alimenticio, página 19). Todos somos responsables ante Dios del cuidado de la salud y por ello Dios nos ha proveído de luz suficiente para saber cómo hacerlo, sin embargo, cuando hablemos del régimen alimenticio, es necesario evitar los extremos. Los dos extremos son los siguientes: Los que no están viviendo de acuerdo con la luz que Dios le ha dado. Los demasiados rígidos, que asumen una posición férrea aún en contra de la prudencia, llevándose casi todo por delante, con prejuicio para los demás y para sí mismos. Los del primer grupo, si adoptan la reforma, lo hacen descuidadamente, y pronto la abandonan por completo, entregándose a la satisfacción de un apetito pervertido y a la intemperancia. Los del segundo grupo mal interpretan el propósito de la reforma, o se lanzan a ella sin saber ciertamente en que consiste la misma. Entonces la observan como si consistiera simplemente en abstenerse de diversos tipos de alimentos, sin percatarse de que su régimen va quedando empobrecido, entonces ya no destruyen su salud por consumir cosas perjudiciales, pero la destruyen al faltarle en la dieta las cantidades y proporciones de nutrientes necesarios para una buena nutrición, de esta manera, lejos de acreditar, desacreditan la reforma pro-salud. Si usted, hermano, ha decidido ser vegetariano, ¡Felicidades!, pero tenga presente, que el cambio no debe ser brusco, sino paulatino, pasando preferentemente, primero, por un régimen Ovo-Lactovegetariano, y mientras va haciendo el cambio, vaya enriqueciendo su dieta a base de vegetales, aprenda a preparar, más variedad de alimentos o platos, o aproveche otros alimentos vegetales que antes no consumía. Este cambio gradual permitirá a su cuerpo adaptar su fisiología y su metabolismo al nuevo régimen más saludable. Hasta su flora bacteriana intestinal debe adaptarse, pues las bacterias intestinales no son iguales en un omnívoro que en un vegetariano. En el vegetariano estas bacterias permiten mayor economía de la digestión y mejor aprovechamiento de los nutrientes. Si usted hace el cambio bruscamente, puede ser que por un buen tiempo se sienta debilitado y enfermo. Pero si ya Usted es vegetariano, por un día o algunos días del mes que su dieta sea pobre, no debe preocuparse, pero si las circunstancias hacen que su régimen se empobrezca por mucho tiempo, no dude en volver a comer carne, pero moderadamente. Recuerde que Dios mismo decidió autorizar la carne cuando la vegetación quedó afectada por el Diluvio. ¡No destruya su cuerpo por falta de alimentación! Tema 6: La Alimentación en el Embarazo Cita White: “La salud es un tesoro. De todas las posesiones temporales es la más preciada. La riqueza, el saber y el honor se adquieren a un precio elevado, cuando se obtienen a costa de la pérdida del vigor de la salud. Pero ninguna de estas cosas puede asegurar la felicidad, si la salud llega a faltar. Abusar de la salud que Dios nos ha dado es un terrible pecado; tales abusos nos debilitan para la vida y nos hacen perdedores, cualquiera sea el grado de educación que alcancemos por ese medio”. (Consejos sobre el Régimen Alimenticio, página 20). El régimen alimentario influye sobre la salud desde antes del nacimiento y de una forma muy importante, pues se relaciona de una manera directa con el crecimiento y desarrollo del feto, su maduración para poder nacer sin problemas, para que tenga un peso y talla adecuados, que pueda también resistir las asperezas y agresividad del mundo exterior después que sale del claustro materno, resistir las infecciones, mantener la temperatura del cuerpo, etc. Pero además aún la fortaleza del sistema nervioso, el temperamento y la inteligencia son notablemente afectados por la alimentación materna. También para la madre embarazada la alimentación cobra una importancia tremenda, pues durante la gestación aumenta considerablemente las necesidades de nutrientes como las proteínas, las vitaminas, el hierro, etc. La alimentación de la madre no solo debe ser suficiente para nutrir la nueva vida que se está gestando, sino también para satisfacer los importantes cambios que ocurren en ella durante este período. La alimentación durante el embarazo debe ser enriquecida, con alimentos sanos y nutritivos. Los vegetales deben ser variados y abundantes, ellos además de proporcionar una buena salud a la madre y al niño, tendrán una influencia positiva sobre los hábitos del bebé; se ha comprobado que esto influye hasta en el sentido del gusto y la preferencia por los alimentos en el niño, especialmente si la madre también los consume durante la lactancia. La leche constituye una fuente importante de proteínas, vitaminas y especialmente de calcio. Este mineral tiene una importante función en la formación del esqueleto, por lo que las necesidades del mismo aumentan considerablemente. Una dieta estrictamente vegetariana en nuestro medio puede ser insuficiente para una embarazada, por lo que es necesario el consumo de leche, pero esta no debe acompañar el almuerzo o la comida, pues puede disminuir el aprovechamiento del hierro presente en los vegetales u otras fuentes, con el consiguiente riesgo de anemia. Debe mantenerse la visión de que la carne es solo un suplemento y no el plato principal, no abuse de ella, es un arma de doble filo. Especialmente interesante es el pescado, pues aporta ácidos grasos esenciales que son imprescindibles para la formación del cerebro y el sistema nervioso en general. Estos ácidos grasos se encuentran presentes en las partes azules u oscuras de la carne de pescado, se recomienda especialmente peces pequeños de alta mar, como la sardina, el troncho, jurel y otros, que son ricos en ácidos grasos, y además son los que menos sufren la contaminación ambiental. Es adecuado y a veces imprescindible el uso de suplementos vitamínicos y de hierro. Elena de White escribió: “Las mujeres regidas por buenos principios, que han sido bien instruidas, no se apartarán de la sencillez del régimen en este momento ni en ningún otro. Considerarán que otra vida depende de la suya y serán cuidadosas en todos sus hábitos especialmente alimenticios”. (Consejos sobre el Régimen Alimenticio, página 221). Tema 7: El Niño y su Alimentación Cita White: “Se me ha mostrado que los principios que nos fueron dados en los primeros días de este mensaje no han perdido su importancia, y debemos tenerlos en cuenta tan concienzudamente como entonces. Hay algunos que jamás han seguido la luz dada en cuanto al régimen. Ya es tiempo de sacar la luz de debajo del almud para que resplandezca con toda su fuerza. Los principios del sano vivir tienen una gran importancia para nosotros como individuos y como pueblo... Sólo cuando demostremos ser inteligentes tocante a los principios de una vida sana, podremos discernir los males que resultan de un régimen alimenticio impropio”. (Joya de los Testimonios 3, páginas 358-360). El régimen alimenticio durante la infancia toma una connotación especial pues los niños están en pleno crecimiento y desarrollo, por lo que sus necesidades de nutrientes son relativamente grandes si la comparamos con las de un adulto según el peso y la talla. El primer alimento, y el mejor, para un niño que acaba de nacer es el que le da la naturaleza: La leche materna, pues esta es capaz de suplir todos los requerimientos nutritivos del ser humano en esta etapa de la vida. Durante los primeros 4 – 6 meses de vida, el niño debe ser alimentado con lactancia exclusivamente, y a partir de esta edad comenzar a introducir progresivamente otros alimentos, si el niño continúa con la lactancia materna a la vez que se le incorporan los otros alimentos, resulta mejor aún. Todo cuanto se ha hablado de una dieta saludable es válido para el niño pero tiene consideraciones especiales y mucha precaución. En la infancia una deficiencia nutricional puede causar el peor impacto. El estómago de un niño es pequeño, y una dieta vegetariana estricta ofrece el peligro de no ofrecer al niño toda la energía que el niño necesita, pues este se sacia antes de haber consumido todo lo necesario. El régimen Lacto-ovovegetariano es el más recomendado en niños pequeños, especialmente hasta los 2 años, porque este régimen fácilmente provee todos los nutrientes necesarios para el crecimiento. Estudios realizados han mostrado que los niños Lacto-ovovegetarianos son ligeramente más altos que los no vegetarianos, mientras que los vegetarianos estrictos son más delgados y pequeños que el resto. Es posible que el régimen original de Dios para los niños haya consistido en lactancia materna por muchos años y aporte muy rico y variable de vegetales a medida que fuera creciendo. Pero si bien un régimen vegetariano es el más saludable, probablemente en las condiciones en que vivimos hoy, alimentar un niño solo con vegetales sin que le falten la energía y nutrientes necesarios, constituye una labor titánica y casi imposible. En resumen, recomendamos que desde la infancia temprana se eduque el paladar del niño a consumir alimentos sanos, con variedad de vegetales, preparados con astucia para adecuarlos a su edad, pero que no le falte la leche una vez que se suprima la lactancia materna, la leche no debe ser descremada, pues en la grasa de la leche va una cantidad de energía y vitaminas que si bien al adulto le puede ser nociva esta grasa, al niño le es muy necesaria, especialmente hasta los dos años. Se le pueden dar 3-4 huevos por semana. La carne si se incorpora debe continuar siendo un suplemento, nunca una constante en el plato. Se prefiere el pescado 1-2 veces por semana, al igual que el pollo y las carnes rojas solo pocas veces al mes. Separe la leche de vaca de los alimentos vegetales para que se pueda absorber el hierro contenido en estos. Repetimos que el régimen Lacto-ovovegetariano es el que más se recomienda para un niño sano. Tema 8: La Preparación y Combinación de Alimentos Cita White: “Muchos han esperado que Dios los preservara de la enfermedad meramente porque le han pedido que lo hiciera. Pero Dios no atendió sus oraciones, porque su fe no fue perfeccionada por las obras. Dios no obrará un milagro para preservar de la enfermedad a los que no se cuidan a sí mismos, sino que están constantemente violando las leyes de la salud y no hacen esfuerzos para prevenir la enfermedad”. (Consejos sobre el Régimen Alimenticio, página 26). Una de las razones por la que muchas personas se desaniman en poner en práctica los principios de la salud en la alimentación es la preparación pobre de los alimentos. Elena White escribió: “La debida preparación de los alimentos es uno de los trabajos más importantes. Especialmente donde la carne no constituye el principal artículo de la alimentación, la buena preparación de los alimentos es un requisito esencial. Algo debe prepararse para ocupar el lugar de la carne, y estos sustitutos deben estar bien preparados, de tal manera que no se desee la carne”. (Consejos sobre el Régimen Alimenticio, página 256). Todos los que profesen ser reformadores en Materias de Salud deben a la vez convertirse en buenos cocineros. Muchas mujeres en vuestras congregaciones tienen habilidad y conocimientos en el arte de preparar los alimentos, y esto pueden transmitirse a los hermanos y hermanas de la congregación, por ejemplo a través de Talleres de Cocina Saludable. “Para aprender a cocinar, las mujeres deben estudiar, y luego traducir pacientemente a la practica lo que aprenden. Hay personas que sufren porque no toman el trabajo en hacer esto”. (Consejos sobre el Régimen Alimenticio, página 253). También es importante saber hacer combinaciones sanas de alimentos, pues gran parte del secreto de una alimentación saludable está en la variedad y la correcta combinación de los alimentos. No es necesario tener mucha variedad en una sola comida, pero de una comida a otra o de un día a otro se debe procurar la variedad de alimentos. A continuación les ofrecemos la combinación de algunos alimentos para tenerlos en cuenta a la hora de preparar una comida: Alimentos Buena combinación Mala combinación Frutas dulces (plátano, ciruela, níspero, melón, piña, naranja dulce, chirimoya, aguacate, mango, etc. Cereales, yogurt, miel. viandas, requesón, Hortalizas, aceite, legumbres verdes (habichuela), mantequilla de leche, maní. Yogurt Combina todos bien Miel de abeja Cereales, viandas, frutas dulces, leche, yogurt, queso tierno. Hortalizas, legumbres verdes (habichuela), aceite, mantequilla. Queso fresco y requesón Frutas, cereales, viandas, leche, yema de huevo, miel. Hortalizas, habichuela. con - Dulces Cereales, frutas, requesón, tierno. viandas, yogurt, queso Huevo entero Cereales, hortalizas, legumbres, miel, aceite, frutas. Leche y frijoles. Cereales Hortalizas, legumbres, frutas dulces, yogurt. Viandas, frutos ácidos. Leche, papas, frijoles. Tema 9: Los Distintos Tipos de Alimentos (I) Cita White: “El dejar de seguir los sanos principios ha echado a perder la historia del pueblo de Dios. Ha habido un descuido continuo en la reforma pro salud, y como resultado de ello Dios es deshonrado por una gran falta de espiritualidad. Se han erigido barreras que nunca se habrían visto si el pueblo de Dios hubiera andado en la luz”. (Consejos sobre el Régimen Alimenticio, página 34). Los nutrientes que contienen los alimentos son de varios tipos que son esencialmente las siguientes proteínas, carbohidratos, grasas, vitaminas, minerales y fibras, estos cumplen diferentes funciones en el organismo, y los alimentos se clasifican según el tipo de nutrientes que predomina en ellos; así pueden ser: Constructores y Reparadores: Cuando predominan las proteínas, puesto de la función esencial de las proteínas es la formación y reparación de los tejidos que forman el cuerpo. Energéticos: Cuando predominan los carbohidratos y las grasas, la función de estos es aportar la energía que el cuerpo necesita para trabajar y realizar todas sus funciones. Reguladores: Cuando predominan las vitaminas y minerales, cuya función principal es regular los procesos metabólicos del cuerpo. Se incluyen también como reguladores los que contienen fibra dietética, que aunque no pasa a la sangre ni nutre el cuerpo sino que permanece en el intestino y sale con las heces, participa en la regulación del funcionamiento intestinal previniendo gran cantidad de trastornos. Tanto las proteínas como las grasas y carbohidratos pueden aportar energía al cuerpo, pero la mayor parte de la energía total debe ser aportada por los carbohidratos, para que sean utilizados estos y no las proteínas, cuya función principal ha de ser la de construir y reparar como dijimos antes. Cuando falten los carbohidratos, el cuerpo usa las grasas para obtener energía y seguidamente usa las proteínas, lo que lleva a una desnutrición que podríamos llamar “Por falta y desvío de recursos”. Así el 60% de los nutrientes de la dieta deben ser carbohidratos, un 28% grasas y sólo necesitamos un 12% de proteínas. Son alimentos energéticos, o sea, que contienen fundamentalmente carbohidratos los siguientes: Cereales (Arroz, maíz, trigo, cebada, etc.) Viandas (papa, yuca, boniato, malanga, plátano vianda, etc.) Estos y fundamentalmente los cereales también contienen cantidades apreciables de proteínas. El azúcar y los dulces son evidentemente energéticos, pero de ninguna manera debe abundar en la dieta, pues perjudica la salud. Son alimentos constructores y reparadores, es decir, que en ellos predominan las proteínas, los siguientes: Leche y sus derivados Huevos Leguminosas como: frijoles, lentejas, chícharos, garbanzos, etc. Oleaginosas como el maní. Soya Carne y sus derivados Son reguladores, o sea, que son ricos en vitaminas, minerales y fibras los siguientes: Frutas Vegetales Sin embargo el hecho de que un alimento sea clasificado de un tipo o de otro, no significa que esa sea su única función pues también pueden aportar cantidades apreciables de otros tipos de nutrientes. Más adelante hablaremos más abundantemente sobre este tema. Tema 10: Los distintos Tipos de Alimentos (II) Cita White: “A cada uno de los que son tentados a complacer el apetito quiero decirle: No ceda a la tentación, mas limítese al uso de alimentos sanos. (...) El Señor ayuda a los que tratan de ayudarse a sí mismos, pero cuando los hombres no ponen especial empeño en obrar según la mente y la voluntad de Dios, ¿cómo puede él obrar por medio de ellos? Hagamos nuestra parte, obrando nuestra salvación con temor y temblor, no sea que cometamos errores en la forma de tratar nuestro cuerpo, el cual estamos, delante de Dios, en la obligación de conservar en la condición más saludable posible”. (Consejos sobre el Régimen Alimenticio, página 35). Ya sabemos que los alimentos pueden ser clasificados según los nutrientes que contienen en: Constructores y reparadores Energéticos Reguladores Sin embargo, esta clasificación es poco práctica para orientar el consumo de los mismos, porque se han hecho clasificaciones más modernas utilizando sus nombres comunes y ajustándolos a las condiciones de cada país. En Cuba la clasificación que se usa actualmente es la siguiente: Leche y sus derivados. Carne, huevo y legumbres. Pan, cereales, arroz, pastas y viandas. Vegetales A y B Frutas Dulces y azúcar Grasas Según esta clasificación, para que una dieta sea balanceada debe en el día contener un alimento de cada grupo. Esta clasificación nos puede ser útil si la abordamos con un sentido crítico, pues aunque la ciencia secular moderna ha reconocido los grandes beneficios de una dieta natural y rica en vegetales, aún no ha llegado al punto de reconocer Universalmente que la Dieta Vegetariana es la mejor opción. Pero como quiera que aún muchos tendrán que mantenerse bajo un régimen omnívoro o Lacto-ovo-vegetariano, dada la poca disponibilidad o accesibilidad de muchos alimentos, hacemos las siguientes recomendaciones, en base a esta clasificación, que harán que Usted, aún siendo omnívoro, se acerque más en su régimen a la voluntad de Dios, y avance más hacia el vegetarianísmo con resultados favorables para su salud. Las recomendaciones, en concreto, son las siguientes: Consuma a diario los siguientes alimentos: Pan, arroz, pastas y otros cereales. Legumbres Verduras y frutas Aceite vegetal 1 Vaso de leche o mejor yogurt Algunas veces por semana: Huevo (3 a lo máximo) Pescado de mar (con 1 vez es suficiente) Pollo (con 1 vez es suficiente) Muy pocas veces al mes: Carnes rojas Dulces con azúcar Los dulces pueden ser más frecuentes si emplean sustitutos del azúcar como la miel y el guarapo. Por último aclaramos la conveniencia de una orientación médica previa e individual cuando se padece alguna enfermedad crónica, pues muchos de ellos necesitan modificaciones especiales del régimen dietético. Tema 11: Leche y Queso Cita White: “...Ud. ha tropezado contra la reforma pro salud. A Ud. le parece que es un apéndice innecesario de la verdad. No es así; es parte de la verdad. Tiene Ud. delante una obra que lo afectará más de cerca y que llegará a ser más decisiva que cualquier otra cosa que haya sido dirigida a Ud. Mientras Ud. duda y se mantiene a la zaga, y no se posesiona de las bendiciones que tiene el privilegio de recibir, Ud. sufre una pérdida”. (Consejos sobre el Régimen Alimenticio, página 40). Revisaremos en lo adelante algunos aspectos generales acerca del valor nutritivo de algunos alimentos. Comencemos hoy por la leche y el queso. El valor nutritivo de la leche fresca es sorprendente. Es un alimento completo que contiene gran cantidad de proteínas, con todos los aminoácidos esenciales, contiene además grasas, carbohidratos (fundamentalmente la lactosa); sales minerales, Vitaminas A, B, C, D, E, K, oligoelementos y sustancias de crecimiento. La leche es el alimento ideal para el recién nacido de la especie de que se trate y por supuesto, para el niño recién nacido, la leche materna es la ideal. Todo niño debiera estar exclusivamente a pecho hasta los 4-6 meses. La leche de vaca es excelente tanto para los niños, adultos y ancianos y a estos últimos le es muy importante por el aporte de calcio, ayudando a prevenir la osteoporosis o descalcificación de los huesos. Constituye un excelente suplemento para una dieta vegetariana, pues además del aporte proteico, aporta vitaminas B12 que es el único nutriente deficitario en los vegetales. Entre sus inconvenientes está la gran cantidad de grasas saturadas que tiene, que elevan el colesterol. Para los niños pequeños la leche debe ser entera, pero para adultos con riesgos (por ejemplo Diabéticos) y para ancianos es preferible la leche descremada. Otro peligro es que puede portar gérmenes capaces de producir enfermedades en el ser humano, por eso nunca debe ingerirse cruda. El queso tiene un elevadísimo valor nutritivo, pero nos limitamos a decir que es poco recomendable, entre otras razones por las siguientes: Su elevado contenido en grasa saturada y colesterol. Su elevado contenido de sodio. Pueden contener sustancias químicas tóxicas y cancerígenas, especialmente los quesos curados. Pueden estar contaminados con microorganismos capaces de provocar enfermedades. Los quesos menos dañinos son los quesos frescos, aunque recuerde que en nuestro medio generalmente se hacen con leche cruda. Tema 12. Huevos y Carnes Rojas Cita White: “Muchos han hecho gran daño a su cuerpo al desatender las leyes de la vida, y pueden no recobrarse nunca de los efectos de su descuido; pero aún ahora pueden arrepentirse y convertirse. El hombre ha tratado de ser más sabio que Dios. El se ha convertido en ley para sí mismo. Dios exige que demos atención a sus requerimientos, para no seguir deshonrándolo mediante una conducta que empequeñece las facultades físicas, mentales y espirituales”. (Consejos sobre el Régimen Alimenticio, página 40). El huevo es el segundo alimento que puede complementar una dieta vegetariana, después de la leche (sería en este caso dieta Lacto-ovo vegetariana). Tiene un valor alimenticio alto, sobre todo por su contenido en proteínas. Su proteína es completa, como la de la leche, sin embargo el huevo no es tan completo como la leche, pues le faltan azúcares y sales alcalinas de calcio. Casi todas las vitaminas están en la yema, pero también las grasas están en la yema (el 31% de la yema pertenece a grasas). Es muy rico en colesterol, por lo tanto, nunca debe abusarse del consumo del huevo, no debe comerse a diario, tampoco a los niños debe dársele a diario, a lo sumo 3 por semana. Las personas anémicas pueden por algún tiempo comerse diariamente una yema de huevo batida con jugo de frutas, a fin de que la vitamina C ayude a fijar el hierro del huevo. Esto siempre debe ser valorado previamente por un médico. Acerca de las carnes podemos decir lo siguiente, además de lo que ya se ha dicho en ocasiones anteriores. Generalmente se le subestima como alimento, y un régimen a base de carne resulta altamente nocivo. Entre los efectos de la carne, y especialmente las carnes rojas se encuentran los siguientes: Su consumo abundante lleva a un exceso de proteínas que se sedimentan y engruesan los vasos capilares, haciéndolos menos permeables, por lo que las diferentes sustancias de la sangre no pueden pasar bien a los tejidos. Esto lleva por ejemplo a la hipertensión arterial, Diabetes, etc. Estimula a la glándula tiroides, pudiendo ocasionar trastornos de la misma. Acelera la arteriosclerosis. Aumenta demasiado los glóbulos rojos Puede llevar a la trombosis y embolia. Lleva a la formación de cálculos biliares. Hipertrofia prostática Fibromas uterinos Cáncer Otras (Alergia, efectos psíquicos, etc.) Por tanto, le recordamos que la carne es solo un complemento alimenticio que ha de consumirse, si es necesario, solo pocas veces al mes. El régimen Lacto-ovo vegetariano es superior al que incluye carne. Los embutidos y otros productos cárnicos industriales son muchos más nocivos que la carne. Tema 13: Legumbres y Soya (Soja) Cita White: “Es un deber saber cómo preservar el cuerpo en la mejor condición posible de salud, y es un deber sagrado vivir de acuerdo con la luz que Dios misericordiosamente ha dado. Si cerramos nuestros ojos a la luz por temor a ver nuestros errores, que no estamos dispuestos a abandonar, nuestros pecados no resultan disminuidos, sino aumentados”. (Consejos sobre el Régimen Alimenticio, página 45). Las legumbres son las frutas de los leguminosos y estos constituyen la planta en sí. Existe gran cantidad de tipos de legumbres, entre ellos los chícharos, las lentejas, garbanzos, gandul, soya, habichuela, frijoles, estos últimos son las legumbres que presentan mayor variedad de tamaño, color y forma. Las leguminosas se caracterizan por su típico fruto en vaina, de algunos, como la habichuela, se consume la vaina completa cuando está verde, pero entonces se considera como verdura. En la clasificación de los distintos tipos de alimentos en Cuba, se ubica junto a la carne y los huevos, lo que se debe al elevado contenido proteico de las legumbres, incluso superior al de las carnes. Por eso los nutriólogos, aún los que no son defensores del vegetarianismo, han recomendado que no se combinen las legumbres. Sus proteínas aunque abundantes, no son completas, pero combinándolas con cereales, ambas se complementan y se logra una proteica de excelente calidad. Sin embargo, tienen el inconveniente de ser de digestión difícil, por lo que no son de recomendar a personas que tengan las funciones digestivas debilitadas. Son ricas además en minerales como hierro, magnesio, calcio, fósforo y cinc. Otra recomendación es no combinarla con leche, para favorecer la absorción del hierro. Son escasas en Vitamina A y prácticamente no tienen Vitamina C, en cambio son ricas en Vitaminas B1, B2, B3, ácido proteico y otros. Para cocinarlas deben ponerse previamente en remojo, para acortar el tiempo de cocción y evitar pérdidas nutritivas. La soya es un caso especial, nutre más que la carne y no ofrece ninguno de sus inconvenientes. Un kilogramo de soya tiene tanto proteína como 77 huevos, y es proteína de excelente calidad; todo esto la hace un perfecto sustituto de la carne. Además es rica en grasa y no contiene colesterol. Su proporción en minerales es mayor que en la mayoría de los alimentos comunes. Ofrece un sin números de posibilidades culinarias: Como potaje al igual que cualquier legumbre, como leche, queso, salsas; se puede aprovechar la harina integral de soya para sopa, embutido vegetariano, mayonesa, etc. Tema 14: Frutas y Verduras Cita White: “Muchos desean la recompensa y la victoria finales que han de ser concedidas a los vencedores, pero no están dispuestos a soportar los trabajos, las privaciones y la abnegación como lo hizo su Redentor. Únicamente por la obediencia y el esfuerzo continuo seremos vencedores como Cristo lo fue”. (Consejos sobre el Régimen Alimenticio, página 59). Las frutas constituyen un grupo muy variado, con diversos color, sabor, aroma, etc. Están comprendidas dentro del grupo de alimentos reguladores, por la gran cantidad de vitaminas que aportan. Acerca de ellos Elena White escribió: “El Señor desea que los que viven en los países donde se puedan obtener frutos frescos durante gran parte del año, reconozcan la bendición que tienen en ellos. Cuánto más dependamos de las frutas frescas tal como se le saca del árbol, tanto mayor será la bendición”. (Consejos sobre el Régimen Alimenticio, página 365). No solamente aporta vitaminas, de las cuales la más abundante es la Vitamina C, también aportan ácidos orgánicos como el cítrico, el milico, etc., que son sustancias activas en el metabolismo del cuerpo. Aportan mucha fibra dietética, potasio, algunas Vitamina A. Las fibras solubles aumentan con la maduración de la fruta, ayudando a disminuir el azúcar en la sangre, y el colesterol, así como su efecto cancerígeno. Los vegetales, por su parte lo podemos clasificar en verduras para ensaladas o Vegetales A y en Vegetales B más ricos en carbohidratos e incluyen por ejemplo: la remolacha, calabaza, zanahoria, nabo, maíz tierno, De las verduras para ensaladas podemos decir, refiriéndonos a las hojas verdes en particular, que son pobres en sustancias energéticas, ricas en clorofila, sales minerales, vitaminas, y oligoelementos, su proteína es el más alto valor biológico, pues de ellas se forman todas las demás proteínas en las plantas y animales. Tienen un elevado valor fisiológico sobre todo cuando se consumen crudas en ensalada. Por lo menos ¼ parte de los alimentos deberían ser crudos, como ensalada, pudiéndose considerar por ejemplo, como Vegetales A, las siguientes: Acelga, berro, pepino, lechuga, pimientos, tomate maduro, col, etc. También otros que se cocinan como el quimbombó y la habichuela. Los alimentos crudos como las verduras hacen que la digestión sea más eficiente, el organismo la asimila como naturales y las digiere sin aumentar los glóbulos blancos en la sangre, hecho que si sucede con los alimentos cocidos, especialmente si son de origen animal, sin embargo, cuando se consumen primeramente las verduras u otros alimentos crudos, se asimilan mejor. También los cocidos, que se ingerirán después, acompañándolos también de crudos hasta el final. REVISTA ADVENTISTA 8 CONSEJOS PARA UNA ALIMENTACIÓN MAS SALUDABLE Entre los consejos para un estilo de vida saludable, de los que habla Elena G. White, hay algunos especialmente recomendables… ELENA G. WHITE Entre los consejos para un estilo de vida saludable, de los que habla Elena G. White, hay algunos especialmente recomendables para comenzar: 1. Come menos “Comed mucho menos, y consumid alimentos sencillos. El comer en exceso, aun de las clases más sencillas de alimentos, embota los delicados nervios del cerebro y debilita su vitalidad” CRA.120,121. “Consejos sobre el Régimen Alimenticio” de E. G. de White. 2. No bebas agua fría en las comidas “Muchos cometen un error al beber agua fría con sus comidas. Los alimentos no deben ser lavados en el estómago. Tomada con las comidas, el agua disminuye el flujo de la saliva; y cuanto más fría, tanto mayor es el perjuicio para el estómago. El agua o la limonada heladas, tomadas en las comidas, detendrán la digestión hasta que el organismo haya impartido suficiente calor al estómago de manera que puede reasumir su tarea. Cuanto más líquido se lleve al estómago con las comidas, tanto más difícil será la digestión de los alimentos, pues el líquido deberá ser primeramente absorvido”CRA.126. 3. Mastica lento “Masticad con lentitud, permitiendo que la saliva se mezcle con los alimentos. Tomaos tiempo para comer, y no acumuléis en el estómago una gran variedad de alimentos en una sola comida. El comer apresuradamente de diversas clases de alimentos en una misma comida es un serio error. A fin de lograr una digestión saludable, el alimento debe comerse lentamente”CRA.126,127 4. Come mas fruta natural Cuanto más dependamos de las frutas frescas tal como se las saca del árbol, tanto mayor será la bendición. Sería bueno que cocinásemos menos y comiéramos más frutas al natural. Enseñemos a la gente a hacer consumo copioso de uvas, manzanas, melocotones y peras en estado fresco, así como de toda otra clase de fruta que se pueda obtener. “Prepárense dichas frutas para el consumo invernal poniéndolas en conserva, usando botes de vidrio, hasta donde sea posible”CRA.365. “Quisiéramos recomendar especialmente la fruta como un agente de salud. Pero ni siquiera la fruta debe ser consumida después de una comida completa de otros alimentos, porque es incompatible y forman gases. “Las frutas usadas con el pan cuidadosamente cocido que tenga ya dos o tres días serán más saludables que con pan fresco. Esto, con un masticación lenta y cuidadosa, proporcionará todo lo que el organismo requiere” CRA.366,378. 5. Que tu alimentación se base en cereales integrales, verduras, frutas, hortalizas, frutos secos y legumbres “Los cereales integrales, las verduras y hortalizas, las frutas carnosas, las oleaginosas y las legumbres constituyen el alimento escogido para nosotros por el Creador. Preparados del modo más sencillo y natural posible, son los comestibles más sanos y nutritivos. Comunican una fuerza, una resistencia y un vigor intelectual que no pueden obtenerse de un régimen alimenticio más complejo y estimulante”CRA.366-370. 6. Consume pan integral, y mejor que no sea de trigo. Tuesta el pan “El pan de harina refinada no puede impartir al sistema la nutrición que encontramos en el pan de harina entera o integral. El uso de pan de harina refinada no puede conservar el cuerpo en una condición saludable. El pan de flor de harina carece de los alimentos nutritivos que se encuentran en el pan amasado con harina integral de trigo. Es causa frecuente de estreñimiento y otros efectos malsanos. El pan hecho únicamente con harina de trigo no es el mejor para un régimen continuo. Una mezcla de harina de trigo, de avena y centeno sería más nutritiva que la harina de trigo que se ha despojado de sus propiedades nutritivas”CRA,380,381. “El pan tostado dos veces es uno de los alimentos más sabrosos y digestibles. Para hacerlo, córtese en rebanadas el pan leudado ordinario y séquense éstas en un horno caliente hasta que desaparezca todo rastro de humedad. Se dejan en el horno hasta que estén levemente tostadas, pero de una manera uniforme. Este pan, guardado en un sitio seco, puede conservarse mucho más tiempo que el pan común, y si antes de comerlo se lo vuelve a calentar, resultará tan fresco como al acabar de hacerlo. Cuando el pan es de dos o tres días atrás es más saludable que el pan fresco. El pan secado al horno es uno de los artículos más saludables del régimen alimenticio”CRA.375,376. 7. Come juiciosamente, tranquilamente y poca variedad de alimentos en la misma comida “Es imposible prescribir por peso la cantidad de alimento que debe consumirse. No es aconsejable seguir este procedimiento, pues al hacerlo la mente se concentra en si misma. El comer y beber resulta algo muy gravoso. Hay algunos que siempre recelan de que la comida, por muy sencilla y sana que sea, les haga daño. Permítaseme decirles: no penséis que la comida os va a hacer daño; no penséis siquiera en la comida. Comed conforme os lo dicte vuestro sano juicio; y cuando hayáis pedido al Señor que bendiga la comida para fortalecimiento de vuestro cuerpo, creed que os oye, y tranquilizaos”CRA.128,129. “Cuando se siente uno agitado, inquieto o apurado, es mejor no comer antes de haber obtenido descanso o sosiego. Hay una estrecha relación entre el cerebro y el estómago, y cuando éste enferma se sustrae fuerza nerviosa del cerebro para auxiliar a los órganos digestivos debilitados. Si esto sucede con demasiada frecuencia, se congestiona el cerebro. Cuando la actividad cerebral es continua y escasea el ejercicio físico, aún la comida sencilla debe tomarse con moderación. Al sentarse a la mesa, deséchense los cuidados, las preocupaciones y todo apuro, para comer despacio y alegremente, con el corazón lleno de agradecimiento a Dios por todos sus beneficios.”CRA,129,130. “No tengáis una gran variedad en la misma comida. En la próxima comida podéis tener un cambio y el estómago no debe ser obligado a tomar la misma clase de alimentos comida tras comida. No debe haber muchas clases de alimentos en una comida, pero cada comida no debe estar compuesta invariablemente de las mismas clases de alimentos. El alimento debe prepararse con sencillez, aunque en forma esmerada para que incite al apetito. Sería mucho mejor comer dos o tres diferentes clases de alimento en una comida que cargar el estómago con muchas variedades. Muchos enferman por ser complacientes con su apetito. Tantas variedades son introducias en el estómago que se produce la fermentación. Esta condición determina una enfermedad aguda, y frecuentemente sigue la muerte”CRA.130,131. 8. Prescinde del azúcar “Se suele emplear demasiado azúcar en las comidas. Las tortas, los budines, las pastas, las jaleas, los dulces son causas activas de indigestión. Particularmente dañinos son los flanes cuyos ingredientes principales son la leche, los huevos y el azúcar. Debe evitarse el consumo copioso de leche con azúcar. Cuanto menos condimientos y postres se coloquen sobre la mesa, tanto mejor será para todos los que participen de la comida. CRA.134,135. Selección de citas de Elena G.White: Joan Amigó Barba. Naturista y especialista en la Reforma Pro-Salud que comenzó EGW La Correcta Alimentación Bíblica La Dieta Original El árbol de la vida “En el principio creó Dios los cielos y la tierra.” (Génesis 1:1) En el relato Bíblico de la creación podemos encontrar cual fue la dieta original que Dios dispuso para el hombre, antes de que el pecado entrara en el mundo. Génesis 1:29 – “Dios dijo además: ‘He aquí que os he dado toda planta que da semilla que está sobre la superficie de toda la tierra, y todo árbol cuyo fruto lleva semilla; ellos os servirán de alimento.” Ejemplos de “plantas que dan semillas”: trigo, cebada, arroz, centeno, avena, quinua, maíz, (plantas que forman espigas y dan semillas), etc. Es decir: CEREALES. Ejemplos de “árboles cuyo fruto llevan semilla”: durazno, uva, manzana, tunas, etc. Es decir: FRUTAS. También tenemos las OLEAGINOSAS: aguacate, nueces, almendras, avellanas, ajonjolí, maní, coco, etc. Esta dieta original de cereales, oleaginosas y frutas era necesaria para el sustento físico de Adán y Eva. Pero además del sustento físico, Adán y Eva tenían el acceso al árbol de la vida para prolongar la vida física que Dios le había dotado al hombre Adán: Génesis 2:9 – “Jehovah Dios hizo brotar de la tierra toda clase de árboles atractivos a la vista y buenos para comer; también en medio del jardín, el árbol de la vida y el árbol del conocimiento del bien y del mal.” Es importante también notar que, antes de la caída por el pecado, Adán tenía 0% de egoísmo, tenía capacidad para amar y tenía la ley de Dios escrita en su mente y su corazón. Es decir, el hombre tenía 0% de Gálatas 5:19-21 y tenía 100% de Gálatas 5:22-23. La Dieta Después Del Pecado CC pg. 9.3 – “La transgresión de la ley de Dios, de la ley de amor, fue lo que trajo consigo dolor y muerte. Sin embargo, en medio del sufrimiento resultante del pecado se manifiesta el amor de Dios. Está escrito que Dios maldijo la tierra por causa del hombre (Génesis 3:17). Los cardos y espinas, las dificultades y pruebas que colman su vida de afán y cuidado, le fueron asignadas para su bien, como parte de la preparación necesaria, según el plan de Dios, para levantarle de la ruina y degradación que el pecado había causado. En la naturaleza misma hay mensajes de esperanza y consuelo. Hay flores en los cardos, y las espinas están cubiertas de rosas.” Génesis 3:17-19 – “… sea maldita la tierra por tu causa. Con dolor comerás de ella todos los días de tu vida; espinos y cardos te producirá y comerás plantas del campo. Con el sudor de tu frente comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella fuiste tomado. Porque polvo eres y al polvo volverás.” Después de la caída, Dios agregó a la dieta original: “comerás plantas del campo.” Y el hombre perdióel derecho a la vida eterna, el derecho al árbol de la vida: Génesis 3:22-24 – “Y Jehovah Dios dijo: -He aquí que el hombre ha llegado a ser como uno de nosotros, conociendo el bien y el mal. Ahora pues, que no extienda su mano, tome también del árbol de la vida, y coma y viva para siempre. Y Jehovah Dios lo arrojó del jardín del Edén, para que labrase la tierra de la que fue tomado. Expulsó, pues, al hombre y puso querubines al oriente del jardín de Edén, y una espada incandescente que se movía en toda dirección, para guardar el camino al árbol de la vida.” Por la transgresión a la ley de Dios, Adán paso a tener 100% de egoísmo y 0% de amor, 0% de Gálatas 5:22-23 y 100% de Gálatas 5:19-21. El hombre perdió el don de la TEMPERANCIA, perdió el DOMINIO PROPIO. MC 227.3 – “Al salir del Edén para ganarse el sustento labrando la tierra bajo el peso de la maldición del pecado, el hombre recibió permiso para comer también “hierba del campo” (Génesis 3:18). Los cereales, las frutas carnosas, las oleaginosas y las legumbres constituyen el alimento escogido para nosotros por el Creador. Preparados del modo más sencillo y natural posible, son los comestibles más sanos y nutritivos. Comunican una fuerza, una resistencia y un vigor intelectual que no pueden obtenerse de un régimen alimenticio más complejo y estimulante.” Ejemplos de “hierbas del campo”: acelga, apio, cilantro, col, perejil, espinaca, etc., las hortalizas, las leguminosas, las legumbres: frejol, garbanzos, chochos, (todo lo que forma vaina), etc. Con la caída por el pecado, el hombre perdió el acceso al árbol de la vida que servía para prolongar su vida física. Por lo tanto comenzó en el hombre el envejecimiento, la degradación (tanto mental como física), el desgaste, el cansancio… la muerte. PP pg. 39.4 – “Para que poseyera una existencia sin fin, el hombre debía continuar comiendo del árbol de la vida. Privado de este alimento, vería su vitalidad disminuir gradualmente hasta extinguirse la vida.” Por el pecado, Dios privó al hombre del árbol de la vida, pero no lo privó de los demás árboles. Dios agregó a la dieta las verduras para que estas le pudieran dar la vitalidad perdida al perder el derecho al árbol de la vida. Es decir, las verduras debían servir al hombre para ayudar a combatir el envejecimiento, la degradación (tanto física como mental) y el cansancio. Ejemplos: el apio es diurético; la espinaca es muy buena para el intestino, para el estreñimiento; el zambo depura los tóxicos; el zapallo ayuda a limpiar las articulaciones y sirve de laxante, etc. Es decir que un menú saludable para el hombre debe de consistir en: 1. hidratos de carbono, 2. proteínas vegetales, 3. grasa vegetal, 4. vitaminas y minerales Ejemplos de cada grupo: 1. cereales… papa, maíz, avena, frejol, etc. 2. vainas, legumbres… habas, arvejas, lenteja, soya, etc. 3. aguacate, ajonjolí, etc. 4. frutas y verduras Es importante notar también que hay que aprender a combinar adecuadamente los alimentos. Por ejemplo: no mezclar varios cereales de una vez, sino elegir un solo cereal para un horario de comida. No mezclar varias legumbres, sino elegir una legumbre por horario de comida. Mezclar verduras: una de color amarillo, otra de color verde, otra de color blanco, otra de color rojo, ya que cada verdura de color te da minerales y vitaminas diferentes. Tampoco se debe mezclar frutas dulces con frutas ácidas. Las frutas compatibles con los cereales son las frutas dulces como el higo, la papaya, etc. En cambio las frutas ácidas y semi-ácidas no se deben mezclar con los cereales por que producen fermentación en el intestino. Es recomendable comer verduras en un horario y las frutas en un horario diferente. Hay varias frutas que son de gran beneficio cuando se comen solas, por ejemplo: la sandía cuando se la come sola sirve para depurar el organismo. El mango cuando se come solo ayuda con problemas de los bronquios. Los hombres somos incrédulos y es por eso que al llevar una dieta vegetariana queremos mezclar varios cereales, queremos mezclar las habas con las arvejas con las lentejas, pensando que combinando bastante obtendremos una nutrición “completa.” Cuando en realidad, al combinar incorrectamente, dañamos nuestra salud en lugar de mejorarla y luego, como resultado de nuestra ignorancia en cuanto a la combinación correcta de alimentos, nos enfermamos y decimos que la dieta vegetariana no sirve. ¿Cuándo comenzó el hombre a consumir CARNE? La descendencia de Caín, antes del diluvio, comía carne. Pero el consumo de carne no había sido autorizado por Dios. Génesis 6:5 – “Jehovah vio que la maldad del hombre era mucha en la tierra, y que toda tendencia de los pensamientos de su corazón era de continuo sólo al mal.” PP 71.2 – “Gozaban matando los animales; y el consumo de la carne como alimento los volvía aún más crueles y sedientos de sangre, hasta que llegaron a considerar la vida humana con sorprendente indiferencia.” Como vimos anteriormente, el hombre al caer en el pecado perdió los frutos del Espíritu (Gálatas 5:22-23) y estos fueron reemplazados por los frutos de la carne (Gálatas 5:19-21). Entre esos dones, el hombre perdió el dominio propio y pasó a ser intemperante. Fue por causa de su intemperancia que el hombre comenzó a comer carne. Y el consumo de la carne aumentó su maldad. Naturalmente, todos somos intemperantes, pues somos descendencia de Adán. Debemos concientizarnos sobre nuestra intemperancia en este tiempo de gracia que Dios nos otorga, si es que de verdad queremos aprovecharlo. Es una batalla contra nuestro propio YO, es una batalla contra nuestra propia persona. ¿Cuándo autorizó Dios que el hombre consuma CARNE? El diluvio Después del diluvio (Génesis 7:1): Génesis 9:3-4 – “Todo lo que se desplaza y vive os servirá de alimento. Del mismo modo que las planta, os lo doy todo. Pero no comeréis carne con su vida, es decir sangre. Porque ciertamente por vuestra propia sangre pediré cuentas. Pediré cuentas a todo animal y al hombre. Yo pediré cuentas a cada uno por la vida del hombre.” Después del diluvio Dios autorizó el consumo de la carne, pero también ratificó Génesis 1:29 y Génesis 3:18: “del mismo modo que las plantas.” Cabe mencionar también que en Génesis 9:4 Dios prohibió el consumo de sangre. Es decir que los animales que se iban a consumir debían ser desangrados. ¿Con qué propósito autorizó Dios el consumo de CARNE? Antes del diluvio: Génesis 5 – Adán vivió 930 años, Set vivió 912 años, Enós vivió 905 años, Cainán vivió 910 años, Mahalaleel vivió 895 años, Jared vivió 962 años, Enoc vivió 365 años (luego Dios lo llevó consigo al cielo), Matusalén vivió 969 años, y Lamec vivió 777 años. Después del diluvio: Génesis 11:10-32 – Sem vivió 600 años (nació antes del diluvio), Arfaxad vivió 438 años, Sélaj vivió 433 años, Heber vivió 464 años, Peleg vivió 239 años, Reu vivió 239 años, Serug vivió 230 años y Nacor vivió 148 años. Como podemos ver, la edad de vida de los hombres decayó bastante luego del diluvio. Se redujo rápidamente de un promedio de 900 años a un total menor de 200 años. CRA pg. 446.1 – “Después del diluvio la gente comía mayormente alimentos de origen animal. Dios vio que las costumbres del hombre se habían corrompido, y que él estaba dispuesto a exaltarse a sí mismo en forma orgullosa contra su Creador y a seguir los dictámenes de su propio corazón. Y permitió que la raza longeva comiera alimentos de origen animal para abreviar su existencia pecaminosa. Pronto después del diluvio la raza humana comenzó a decrecer en tamaño y en longevidad.” Dios autorizó el consumo de los alimentos de origen animal, el consumo de la carne, para abreviar sus años, para abreviar su existencia pecaminosa. Después del diluvio, gracias al consumo de la carne, la degeneración física y mental y las enfermedades aumentaron en el hombre. Cabe mencionar también, que si bien Dios autorizó el consumo de la carne, Dios no permitió el consumo de animales inmundos. Si bien recién en Levítico 11 vemos que Moisés escribió la ley acerca de el consumo de animales limpios vs el consumo de animales inmundos y vemos también por escrito la descripción de los animales limpios y los inmundos, en el tiempo de Noé ya se conocía la distinciónentre animales limpios y animales inmundos: Génesis 7:2 – “De todo animal limpio toma contigo siete parejas, el macho y su hembra; pero de los animales que no son limpios sólo una pareja, el macho y su hembra.” Esto quiere decir que Noé conocía la distinción entre animales limpios y animales inmundos. Por tanto, Levítico 11 es un recordatorio de Génesis 7:2. El hombre, debido a su intemperancia, no solo come animales limpios, sino que también consume animales inmundos como el cerdo, el pato, el conejo, la liebre, etc. ¿Cristo comió CARNE? Efectivamente, Cristo consumió carne de pescado (Juan 21:9-13). Como vimos anteriormente, en los días de Cristo, los hombres estaban autorizados de comer animales limpios (Levítico 11). Debido a nuestra intemperancia usamos el hecho de que Cristo consumió carne de pescado para justificar que podemos consumir carne. Pero analicemos un asunto de suma importancia: ¿HOY en nuestros días, es pecado consumir CARNE? A partir del año 1844 se dio inicio al Juicio Investigador (ver estudio del capítulo 9 de Daniel). Las 2,300 tardes y mañanas y las 70 semanas Cristo pasó del Lugar Santo al Lugar Santísimo del Santuario Celestial (ver estudio del Santuario Terrenal y el Santuario Celestial). El Santuario Celestial – una línea de tiempo Para poder entender el Juicio Investigador que se está llevando a cabo hoy en día, desde su inicio en 1844, debemos estudiar el Servicio Anual o Día de Juicio Típico simbólico del santuario terrenal. PP pg. 323.4 – “Todo hombre debía humillar su corazón mientras se realizaba la obra de expiación. Todos los negocios se suspendían, y toda la congregación de Israel pasaba el día en solemne reverencia delante de Dios, en oración, ayuno y profundo análisis del corazón.” Isaías 22:12-14 – “Por tanto, en ese día del Señor Jehovah de los Ejércitos convocará al llanto, al duelo, a raparse la cabeza y a ceñirse de cilicio. No obstante, he aquí que hay regocijo y alegría. Se matan vacas y se degüellan ovejas; se come carne y se bebe vino: ‘¡Comamos y bebamos, que mañana moriremos!’ Esto ha sido revelado a mis oídos de parte de Jehovah de los Ejércitos: ‘Ciertamente este pecado no os será perdonado hasta que muráis,’ ha dicho el Señor Jehovah de los Ejércitos.” En día de Juicio era PECADO consumir carne. “Se matan vacas y degüellan ovejas” – incluso carne de animales limpios. Y ese era el Juicio SIMBÓLICO. HOY en día estamos viviendo en el tiempo del Juicio Investigador, por tanto Isaías 22:12-14 debería hacernos reflexionar profundamente acerca de los hábitos alimenticios del profeso pueblo de Dios. CRA pg. 18.2 – “Es tan ciertamente un pecado violar las leyes de nuestro ser como lo es quebrantar las leyes de los Diez Mandamientos. Hacer cualquiera de ambas cosas es quebrantar los principios de Dios. Los que transgreden la ley de Dios en su organismo físico, tendrán la inclinación a violar la ley de Dios pronunciada en el Sinaí.” CRA pg. 17.2 – “El dejar de cuidar la maquinaria viviente es un insulto infligido al Creador. Existen reglas divinamente establecidas que, si se observan, guardarán a los seres humanos de la enfermedad y la muerte prematura.” CRA pg. 95.2 – “Los cereales, las frutas carnosas, los frutos oleaginosos, las legumbres y las hortalizas constituyen el alimento escogido para nosotros por el Creador. Preparados del modo más sencillo y natural posible, son los comestibles más sanos y nutritivos.” CRA pg. 17.3 – “Una razón por la cual no disfrutamos de más bendiciones del Señor, es que no prestamos atención a la luz que le ha placido darnos con respecto a las leyes de la vida y la salud.” Esa “luz que le ha placido darnos” al Señor fue dada en 1865 con la Reforma Pro Salud. CRA pg. 17.4 – “Dios es tan ciertamente el autor de las leyes físicas como lo es de la ley moral. Su ley está escrita con su propio dedo sobre cada nervio, cada músculo y cada facultad que ha sido confiada al hombre. El Creador del hombre ha dispuesto la maquinaria viviente de nuestro cuerpo. Toda función ha sido hecha maravillosa y sabiamente. Y Dios se ha comprometido a conservar esta maquinaria humana marchando en forma saludable, si el agente humano quiere obedecer las leyes de Dios y cooperar con él. Toda la ley que gobierna la maquinaria humana ha de ser considerada tan divina en su origen, en su carácter y en su importancia como la Palabra de Dios. Toda acción descuidada y desatenta, todo abuso cometido con el maravilloso mecanismo del Señor, al desatender las leyes específicas que rigen la habitación humana, es una violación de la ley de Dios. Podemos contemplar y admirar la obra de Dios en el mundo natural, pero la habitación humana es la más admirable.” Los animales que consumimos, están enfermos Si bien, desde los tiempos de Noé el consumo de carne hizo disminuir los años de vida del hombre y aumentó la cantidad de enfermedades, en nuestro tiempo el consumo de carne es aún peor que en décadas pasadas. El sistema actual de la granja industrial de agricultura moderna apunta a producir la mayor cantidad de carne, leche y huevos, de la forma más rápida y barata posible, y en la menor cantidad de espacio posible. Se priva a los animales del ejercicio para que todas las energías del cuerpo conduzcan a producir carne, huevos o leche para le consumo humano. Se los alimenta con hormonas de crecimiento para engordarlos más rápidamente y se los altera genéticamente para que crezcan más grandes o para que produzcan más leche o huevos que lo que la naturaleza originalmente propone. Dado que el amontonamiento es una de las principales causantes de enfermedades, los animales en las granjas industriales son alimentados y rociados con grandes cantidades de pesticidas y antibióticos que permanecen en sus cuerpos y que se transmiten a la gente que luego se alimenta de ellos, lo que causa serios peligros en la salud de los seres humanos. Una investigación realizada por PETA ya en el 1994 dentro de la industria de los “pollos de engorde” reveló que las aves sufren de deshidratación, enfermedades respiratorias, infecciones bacteriales, ataques cardíacos, piernas lisiadas y otras serias dolencias. El ganado criado para carne nace generalmente en un estado, se lo engorda en otro y se lo sacrifica en otro. Se lo alimenta con una dieta antinatural de granos pesados y otros “rellenos” (incluyendo aserrín) hasta que alcanzan las 1,000 libras. Se los castra, se les quita los cuernos y se los marca sin anestesia. Cuando los transportan los amontonan dentro de camiones de metal donde tienen miedo, sufren lesiones, soportan temperaturas extremas y padecen la falta de comida, agua y ayuda veterinaria. Hay bastante información en el internet al respecto para el que tenga dudas y para el que quiera aprender más acerca de este tema. Tumores en la carne. Debemos aprender a reconocer que el consumir esta carne de animales con hormonas, antibióticos y enfermedades por nuestra intemperancia, a la costa de nuestra salud, es una violación del sexto Mandamiento de Dios: No matarás. No hay excusa para la intemperancia. De nada sirve orar y pedir perdón, si no hay abandono de la práctica del pecado Proverbios 28:13 – “El que encubre sus pecados no prosperará, pero el que los confiesa y los abandona alcanzará misericordia.” No sirve de nada confesarnos y seguir consumiendo carne. Confesar y seguir pecando es una burla al Señor. La reforma alimenticia debe ser progresiva 3JT 138.1 – “Acerca de la carne, debemos educar a la gente a dejarla. Su consumo contraría el mejor desarrollo de las facultades físicas, mentales y morales. Y debemos dar un testimonio claro contra el consumo del té y café. También es bueno descartar los postres suculentos. La leche, los huevos y la mantequilla no deben clasificarse con la carne. En algunos casos el uso de huevos es beneficioso. Hay familias pobres cuya alimentación consiste mayormente en pan y leche. Tienen poca fruta, y no pueden comprar los alimentos a base de oleaginosas. Al enseñar la reforma pro salud, como en toda obra evangélica, debemos tener en cuenta la situación de la gente. Hasta que podamos enseñarle a preparar alimentos saludables, apetitosos, nutritivos, y sin embargo, poco costosos, no estamos libres para presentar los principios más adelantados de la alimentación saludable. Sea progresiva la reforma alimenticia. Enséñese a la gente a preparar alimentos sin mucho uso de leche o mantequilla. Expliquémosle que llegará pronto el tiempo en que será peligroso usar huevos, leche, crema o mantequilla, porque las enfermedades aumentan proporcionalmente a la maldad que reina entre los hombres. Se acerca el tiempo en que, debido a la iniquidad de la especie caída, toda la creación animal gemirá bajo las enfermedades que azotan a nuestra tierra.” Cabe mencionar que Dios no ordena que una persona deje de golpe de comer carne, huevos, leche, mantequilla. Una persona acostumbrada a estos alimentos debe ir reeducando y reformando su apetito y su organismo progresivamente. Se debe empezar con el abandono del consumo de la carne y después, cuando el paladar ya este acostumbrado a no comer carne, ir dejando la leche, huevos, mantequilla, etc. La justificación no es por obras La justificación es por fe en la obra Sacerdotal Celestial de Cristo en el Santuario Celestial (Hebreos 8:1-2; Romanos 3:24). Somos justificados por su justicia perfecta y perpetua. Por lo tanto no debemos hacer de la alimentación un asunto de salvación. La alimentación entra en el campo de la santificación, que es un resultado de ser justificados en el cielo (Romanos 6:22) y es la obra del Espíritu Santo conjuntamente con el esfuerzo humano (Filipenses 1:6; 2:13; 3:12-14). Consideremos dos grupos de personas: 1) En el primer grupo tenemos una persona que es intemperante. Se priva de comer carne porque piensa que el acto de no comer carne “mejora su caso” para cuando llegue el día del Juicio de los Vivos. Si bien esta persona se priva de comer carne por sus propios esfuerzos, en realidad no llegó a concientizarse acerca de su intemperancia. No hizo caso del consejo del Testigo Fiel (Apocalipsis 3:14-20), y por lo tanto no pidió a Cristo el don de la temperancia. Llegó al Juicio sin haber comido carne con su propio esfuerzo humano. Ya que esta persona no pidió el don de la temperancia deberá enfrentar la crisis final con su propia obediencia, y cuando haya carencia de alimentos (Apocalipsis 16:1-4) se tendrá que cumplir Jeremías 19:9 – “Les haré comer la carne de sus hijos y la carne de sus hijas. En el asedio y en la angustia con que les angustiarán sus enemigos y los que buscan sus vidas, cada uno comerá la carne de su prójimo.” Este hecho ya aconteció una vez en la historia cuando Jerusalén fue sitiada por el ejército Romano. Y volverá a repetirse nuevamente en la profecía en el tiempo de las plagas. 2) En el segundo grupo tenemos una persona que es igualmente intemperante. Pero esta persona se concientizó acerca de su intemperancia y aceptó el consejo del Testigo Fiel, por lo tanto pidió el don te la temperancia. Esta persona llegó al día del Juicio de los Vivos habiendo desarrollado la temperancia con su esfuerzo humano y con la semilla del Espíritu Santo. Esta persona llegó al Juicio habiendo recibido la lluvia temprana y por lo tanto en el Juicio recibirá la lluvia tardía (Deuteronomio 11:14; Jeremías 5:24; Joel 2:23). Al recibir la lluvia tardía recibió Gálatas 5:22-23, incluyendo la verdadera temperancia. Cuando haya carencia de alimentos, en esta persona se cumplirá Isaías 33:16 – “él vivirá en las alturas, y una fortaleza de roca será su alto refugio. Su pan le será provisto, y su agua no faltará.” En el primer grupo, no se consume carne por miedo al castigo. Mientras que en el segundo grupo no se consume carne por un principio implantado por el Espíritu Santo. La crisis final Nuestro paladar y nuestro apetito deben ser regenerados y reeducados para el tiempo de la crisis final. Para la crisis final Dios no promete alimentos suculentos, no promete carne. Dios solo promete “pan y agua.” Dios quiere que ahora aprendamos a comer comida simple, natural y saludable, pero no para enfrentar el Juicio, sino para enfrentar la crisis final cuando solo haya pan y agua. Un apetito que hoy en día esta acostumbrado a la coca-cola no va a apreciar el agua en la crisis final. Pero Dios no promete coca-cola, promete pan y agua. Templos del Espíritu Santo 1 Corintios 3:16-17 – “¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? Si alguien destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él; porque santo es el templo de Dios, el cual sois vosotros.” La responsabilidad de las madres CRA pg. 279.2 – “Las madres aman a sus hijos con un amor idólatra y miman su apetito sabiendo que éste dañará su salud y como resultado les traerá enfermedad y desdicha. Esa bondad cruel en gran parte se manifiesta en esta generación. Los deseos de los niños son satisfechos a costa de la salud y de una feliz disposición, porque es más fácil para la madre satisfacerlos momentáneamente que negarles lo que piden. Así las madres están sembrando la semilla que crecerá y dará su fruto. A los niños no se les enseña a negarse los gustos ni a restringir sus deseos. Se vuelven egoístas, exigentes, desobedientes, desagradecidos e impíos. Las madres que hacen esto cosecharán con amargura el fruto de la semilla que han sembrado. Han pecado contra el cielo y contra sus hijos, y Dios las tendrá por responsables. Cuando padres e hijos se encuentren en el juicio final, ¡qué escena presenciarán! Miles de niños que han sido esclavos de su apetito y de vicios degradantes, cuyas vidas son naufragios morales, se encararán frente a frente con los padres que los hicieron lo que son. ¿Quiénes, sino los padres, deben llevar esta responsabilidad? ¿Es el Señor el culpable de la corrupción de estos jóvenes? ¡No! ¿Quién, por lo tanto, ha hecho esta obra espantosa? ¿No fueron los pecados de los padres transmitidos a los niños en apetitos pervertidos? Y ¿no fue terminada la obra por aquellos que descuidaron la enseñanza según el modelo que Dios ha dado? Tan seguramente como que existen, estos padres tendrán, que pasar en revista delante de Dios.” CRA pg. 269.2 – “La primera educación que los hijos deberían recibir de su madre en la infancia es la relativa a su salud física. Deberían recibir solamente alimentos sencillos, de la calidad adecuada para conservar su salud en la mejor condición, y deberían tomarlos únicamente a horas regulares, no más de tres veces por día; y aun dos comidas serían mejor que tres. Si se disciplina debidamente a los hijos, pronto aprenderán que no conseguirán nada llorando o irritándose. Una madre juiciosa obrará para educar a sus hijos, no sólo en lo que atañe a su comodidad presente sino también a su bien futuro. Y para lograrlo les enseñará la importante lección del dominio del apetito y de la abnegación, con el fin de que puedan comer, beber y vestirse teniendo en cuenta los mejores intereses de la salud. No se debiera permitir que los niños coman dulces, frutas, nueces u otros alimentos entre las comidas. Dos comidas por día son mejores para ellos que tres. Si los padres dan el buen ejemplo, y obran de acuerdo con los buenos principios, los niños no tardarán en actuar correctamente. La irregularidad en la alimentación destruye el tono sano de los órganos de la digestión, y cuando vuestros hijos se acercan a la mesa, no apetecen el alimento sano; sus apetitos anhelan lo que no es bueno para ellos. Es el deber de los padres asegurar que los niños formen hábitos conducentes a la salud, y así ahorrarse mucha angustia. (Testimonies for the Church – 1880)” CRA pg. 270.2 – “Hay que enseñar a los niños cuándo y cómo deben comer.” CRA pg. 270.5 – “Difícil sería exagerar la importancia que tiene el hacer adquirir a los niños buenos hábitos dietéticos. Necesitan aprender que comen para vivir y no viven para comer. Esta educación debe empezar cuando la criatura está todavía en brazos de su madre.” La temperancia de Cristo Jesús en el desierto Mateo 4:1-4 – “Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo. Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre. El tentador se acercó y le dijo: -Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan. Pero él respondió y dijo: -Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.” Juan el Bautista Juan el Bautista Lucas 1:13-15 – “Tu esposa Elisabet te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Juan. Tendrás gozo y alegría, y muchos se gozarán de su nacimiento, porque él será grande delante del Señor. Nunca beberá vino ni licor, y será lleno del Espíritu Santo aun desde el vientre de su madre.” Marcos 1:6 – “Juan estaba vestido de pelo de camello y con un cinto de cuero a la cintura, y comía langostas y miel silvestre.” DTG pg. 76.1 – “Al preparar el camino para la primera venida de Cristo, representaba a aquellos que han de preparar un pueblo para la segunda venida de nuestro Señor.” Juan el Bautista representaba aquellos que habían de preparar un pueblo para la segunda venida de Cristo, pero más que para la segunda venida, para el Juicio, pues ese pueblo será el que dará el fuerte pregón de Apocalipsis 18:1-5. 3TI 71.4 – “Juan se separó de amigos y de los lujos de la vida. La sencillez de su vestimenta, un manto tejido con pelo de camello, era un reproche constante a la extravagancia y la ostentación de los sacerdotes judíos y del pueblo en general. Su dieta, puramente vegetal, de langostas y miel silvestre, reprendía la indulgencia al apetito y la glotonería que prevalecían por todas partes.” “He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible. Él hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres.” (Malaquías 4:5-6) 3TI 71.4 – “Aquí el profeta describe el carácter de la tarea. Aquellos que tienen que preparar el camino para la segunda venida de Cristo están representados por el fiel Elías, así como Juan vino en el espíritu de Elías para preparar el camino para el primer advenimiento de Cristo. Debe debatirse el gran tema de la reforma y la mente del público tiene que ser despertada. La temperancia en todas las cosas ha de relacionarse con el mensaje, para apartar al pueblo de Dios de su idolatría, su glotonería, y su extravagancia en la vestimenta y en otras cosas. La reforma pro salud y el mensaje del tercer ángel 3TI pg. 72.1 – “Debe presentarse a la gente la abnegación, la humildad y la temperancia requerida de los justos, a quienes Dios conduce y bendice en forma especial, en contraste con los hábitos extravagantes y destructores de la salud de aquellos que viven en esta era degenerada. Dios ha mostrado que la reforma pro salud está tan estrechamente relacionada con el mensaje del tercer ángel como la mano lo está con el cuerpo.” CRA pg. 456.1 – “Deben verse mayores reformas entre nuestros hermanos que pretenden estar esperando la pronta venida de Cristo. La reforma pro salud ha de hacer entre nuestros hermanos una obra que todavía no se ha hecho. Hay personas que debieran estar despiertas ante el peligro de comer carne, pero que continúan consumiendo carne de animales, poniendo así en peligro la salud física, mental y espiritual. Muchos que están hoy solamente medio convertidos con respecto al consumo de carne abandonarán el pueblo de Dios para no andar más con él.” Que el Juicio de los Vivos no nos sorprenda en esa condición de “medio convertidos.” Amén. Que Dios los bendiga.