PLATÓN "- Y si a la fuerza se lo arrastrara por una escarpada y empinada cuesta, sin soltarlo antes de llegar hasta la luz del sol, ¿no sufriría acaso y se irritaría por ser arrastrado y, tras llegar a la luz, tendría los ojos llenos de fulgores que le impedirían ver uno solo de los objetos que ahora decimos que son los verdaderos? -Por cierto, al menos inmediatamente. -Necesitaría acostumbrarse, para poder llegar a mirar las cosas de arriba. En primer lugar miraría con mayor facilidad las sombras, y después las figuras de los hombres y de los otros objetos reflejados en el agua, luego los hombres y los objetos mismos. A continuación contemplaría de noche lo que hay en el cielo y el cielo mismo, mirando la luz de los astros y la luna más fácilmente que, durante el día, el sol y la luz del sol. - Sin duda. - Finalmente, pienso, podría percibir el sol, no ya en imágenes en el agua o en otros lugares que le son extraños, sino contemplarlo cómo es en sí y por sí, en su propio ámbito. - Necesariamente. - Después de lo cual concluiría, con respecto al sol, que es lo que produce las estaciones y los años y que gobierna todo el ámbito visible, y que de algún modo es causa de las cosas que ellos habían visto. - Es evidente que, después de todo esto, arribaría a tales conclusiones." PLATÓN La República, Libro VII (516a-516c) 1.- Resumen del texto. El tema sobre el que se centra este fragmento no es otro que el del ascenso dialéctico desde el mundo sensible al mundo de las Ideas y sobre la constitución jerárquica de este mundo de las Ideas. El texto se presenta de forma alegórica, por lo que es necesario traducir a un lenguaje más directo. Así podemos decir que la idea principal del texto consiste en la afirmación, que se muestra a modo de conclusión, de que la Idea de Bien es la Idea superior de todas las ideas y ésta es considerada como la causa de todas las demás realidades, así como el principio de inteligibilidad ( o de conocimiento) de toda la realidad. A esta conclusión llega a partir de la expresión metafórica de las siguientes ideas secundarias: • Para llegar a la idea principal hay que realizar un proceso de ascenso desde el mundo sensible al mundo inteligible, y de Idea en Idea hasta la Idea de Bien. Sólo cuando llegamos a contemplar la Idea de Bien, podemos concluir la Idea principal. • En este proceso de ascenso pasamos por distintos grados de conocimiento y de realidades. • Este proceso de ascenso en el conocimiento, es un proceso costoso que hay que ir realizando gradualmente y además con la ayuda de alguien que nos fuerce a realizarlo. Dada la característica alegórica del texto, es conveniente especificar algunos de los términos que aparecen en este texto: • La fuerza que empuja representa al guía necesario para realizar el proceso educativo. • La escarpada cuesta se refiere al costoso camino de ascenso desde lo sensible a lo inteligible y a la Idea de Bien. • Las sombras y reflejos simbolizan las denominadas entidades matemáticas. • Los demás objetos y astros figuran las restantes Ideas. • El sol hay que identificarlo con la Idea de Bien. 2.- Explicación del texto. El fragmento que nos corresponde comentar, hay que enmarcarlo en el contexto general de la República. No podemos perder de vista que esta obra tiene fundamentalmente una intencionalidad política, que es la de definir qué es un Estado justo y cómo se configura. Sin embargo, sucede que en la República no se trata solamente este tema, sino que se desarrolla la Teoría de las Ideas, se expone toda una teoría de la educación y a su vez se formula una teoría antropológica (sobre el hombre) y psicológica (sobre el alma). En el fragmento que nos ocupa, no se manifiesta nada sobre temas de carácter político, sino que se expone el núcleo básico de la Teoría de las Ideas, tanto en su dimensión ontológica (teoría sobre la realidad) como en su dimensión epistemológica (teoría del conocimiento), y se hace desde el planteamiento dogmático típico de los diálogos de madurez, período al que pertenece la República, obra más representativa del mismo. El texto que nos ocupa se nos presenta de forma alegórica, por eso no es comprensible en sí mismo, aunque sí lo es si tenemos en cuenta el pasaje anterior denominado "de la línea dividida", que aparece al final del Libro VI y el pasaje siguiente, que es donde Platón explica la alegoría. Para comprender el mismo hay que hacer referencia a los siguientes aspectos que iré explicando sucesivamente: la teoría de las Ideas, la explicación de la situación de las personas en el mundo sensible y la posibilidad de acceso al mundo de las Ideas y, finalmente, la relación con el planteamiento político. • La Teoría de las Ideas Es la respuesta que da Platón para fundamentar la postura de su maestro Sócrates, con ella desmonta el planteamiento relativista de los sofistas al afirmar, no sólo la existencia de las esencias, sino también la posibilidad de conocimiento de las mismas. Tenemos pues esta doble dimensión: • La dimensión ontológica: Conocemos la división que Platón realiza de la realidad en dos mundos. Por un lado, tenemos el mundo de las cosas, y por otro, el mundo de las Ideas. Con esta división pretende salvar la realidad del movimiento y del cambio defendida por Heráclito y negada por Parménides, y, a la vez, mantener la estabilidad de la verdadera realidad del ser, tal y como afirmaba Parménides. El mundo de las cosas se caracteriza por estar en un continuo devenir (cambio), pero este mundo es una realidad de segundo orden, no plenamente real; ya que el verdadero ser no puede estar sujeto a cambio. Por esta razón, Platón establece la existencia de un mundo superior (mundo de las Ideas), que se caracteriza por ser inmutable (estable) y que es la verdadera realidad y la causa del mundo de las cosas. Además de esta división básica, Platón subdivide ambos mundos. El mundo de las cosas se subdivide en imágenes y las cosas mismas, y el mundo de las Ideas en entidades matemáticas e Ideas. Platón nos muestra por tanto una realidad en diversos grados de ser, que va desde el nivel mínimo de realidad, imágenes (las sombras citadas en la alegoría), hasta las Ideas y hasta la Idea suprema, que es la Idea de Bien (el sol de la alegoría). Así, por encima de todo se encuentra la Idea de Bien, el supremo ser, que es la causa de todas las demás realidades. Todas las cosas son en la medida que participan de esta Idea suprema. Es, por tanto, a través del concepto de participación cómo explica Platón la relación de todas las entidades entre sí y la relación de todas con la Idea de Bien. Es además, por medio de la participación, como explica los diversos grados de realidad, en relación con el grado de participación con la Idea de Bien. Las imágenes participan de las cosas, las cosas de las Ideas y las Ideas de la Idea de Bien. A su vez la Idea de Bien está presente en las Ideas, en las cosas y en las imágenes de las cosas en distinto grado. • La dimensión epistemológica: Esta es otra de las pretensiones del texto que estamos comentando. Como es sabido, Platón, fiel al planteamiento parmenídeo y al de su maestro Sócrates, defiende que el conocimiento científico (episteme) debe versar sobre lo universal y necesario. Por esta razón, es necesario afirmar la existencia de una serie de esencias (Ideas), que tienen una existencia separada, y que por su inmutabilidad podemos tener un conocimiento al que denominamos ciencia (saber supremo que trata sobre lo estable y permanente de la realidad). En el fragmento que estamos comentando, se nos muestra cómo es posible el conocimiento de estas esencias supremas (Ideas) y cómo el conocimiento dialéctico se caracteriza por ser ascensional. Así, se asciende desde lo particular de las imágenes hasta lo general de las Ideas y de Idea en Idea hasta la Idea de Bien. Una vez que contemplamos la Idea de Bien se produce el pleno conocimiento (dialéctica), la iluminación por parte de la Idea de Bien, que nos permite comprender toda la realidad y su dependencia con la Idea de Bien. Así pues, la Idea de Bien es principio de conocimiento o de inteligibilidad. Este conocimiento sólo podemos hacerlo de forma gradual, paso por paso, dado que la verdad no se puede contemplar de forma inmediata, sino que, como la luz, hay que hacerlo de forma progresiva y adaptándonos poco a poco. Por ello es necesario pasar del conocimiento sensible al inteligible, y dentro de éste prepararnos con el conocimiento dianoético (matemático), para luego poder acceder al conocimiento de las Ideas y al final al de la Idea de Bien. Esto queda reflejado claramente en el texto que estamos comentando, a pesar de que se presente de forma alegórica. Pasaré ahora a explicar cómo es posible este ascenso dialéctico. Para ello es necesario hacer una breve referencia a la antropología y psicología platónica. Platón considera que el ser humano es fundamentalmente alma, un alma que está en contacto con el mundo de las Ideas. Este alma, fruto de su imperfección, pierde este estado de contemplación de las Ideas y pasa al mundo sensible, quedando encarnada en un cuerpo. Así el cuerpo es la cárcel del alma, representado por el encadenamiento en la caverna, el cuerpo es un lastre del que hay que desprenderse (romper las cadenas) para iniciar el ascenso dialéctico. Este ascenso dialéctico es posible en la medida que las cosas, dado que son copias de las Ideas, nos permiten recordar las Ideas que habíamos contemplado anteriormente. Así, fruto de esta concepción del conocimiento como recuerdo o reminiscencia, podemos realizar el ascenso dialéctico hacia la Idea de Bien. Este proceso de conocimiento es un proceso costoso que no se puede realizar por uno mismo, sino que necesita de la ayuda de un guía, de un maestro. Así, el proceso educativo consistirá, siguiendo la tradición socrática, en ayudar a dirigir correctamente la mirada y a descubrir lo que de alguna manera ya está presente en nosotros (recuerdo). Por ello, educar (ayudar a conocer) no consiste, como los sofistas, en dar contenidos, sino en ayudar a descubrirlos. Aunque en el fragmento no se dice nada sobre cuestiones políticas, éstas se indican más adelante, por lo que creo necesario hacer una referencia a la dimensión política del mismo, o dicho de otra manera, a las consecuencias políticas que posteriormente Platón derivará de él. Para poder dirigir un Estado Justo, es necesario tener un conocimiento de las Ideas y de la Idea de Bien. Por este motivo, Platón hará mucho hincapié en la formación dialéctica de los gobernantes. Puesto que la Idea de Bien hay que tenerla presente en las actuaciones privadas y públicas, los gobernantes deberán ser filósofos o los filósofos deberán ser gobernantes.