El papiro de las minas de oro José Lull, 17 mayo, 2013 En el Museo Egipcio de Turín se conserva un curioso papiro (P. Turín 1879/1899/1969), que constituye el mapa topográfico con indicaciones geológicas más antiguo conocido. El mapa debe representar, con toda probabilidad, la zona entre Bir el-Hammamat y Bir Umm Fawakhir, donde se han hallado numerosas inscripciones jeroglíficas. Esta región era un lugar de tránsito muy importante entre el Nilo (Coptos) y el mar Rojo (Quseir), pero además, el wadi Hammamat ha sido también en tiempos faraónicos una zona minera de gran importancia por el oro, la plata y por la piedra grauvaca. Desde la IV dinastía se tiene constancia de expediciones al wadi Hammamat, siendo especialmente notorias durante el Imperio Medio. Así, en su año 38 de reinado, Senusret I, por ejemplo, llevó al wadi un equipo de más de 17000 personas. Durante el Imperio Nuevo, también se efectuaron varias expediciones en busca de oro o grauvaca. Ramsés IV, en su año 3 (ca. 1150 a.C.) llevó allí más de 8000 hombres. Es precisamente en época de este faraón cuando debió confeccionarse el mapa de Turín. Papiro Turin 1879, fragmento principal del mapa de Turín. En el papiro 1879, que es el fragmento principal, hay inscripciones hieráticas con indicaciones del tipo “la montaña de [plata] y de oro”, “montañas de oro”, “el camino de Tit-pa-mer”, “las montañas en las que se trabaja el oro”. Del wadi principal (A), que se distingue de los demás por lo que parecen ser detritos dibujados en su cauce, parte otro hacia arriba (B) que lo une con un segundo wadi (C) paralelo al primero, identificado generalmente con el wadi Hammamat. Otro wadi (D), aparentemente de menor importancia, parte hacia la izquierda, siendo identificado por la inscripción jeroglífica número 2, en la que podemos leer: “otro camino que viene de Yam” (del mar). Ruta de comunicación entre Coptos (en el Nilo) y el puerto de Quseir (en el Mar Rojo). Entre los wadis B y C encontramos otras dos inscripciones que aclaran el significado de dos iconos de referencia. La primera, la número 8, dice “estela del rey Menmaatra, vida, integridad y salud”. Menmaatra es el faraón Seti I, padre de Ramsés II. La segunda inscripción que encontramos en el recodo que forma el wadi B con el C ofrece ciertas dificultades de interpretación, pero el icono al que hace referencia es de forma circular y tiene trazos que parecen sugerir la presencia de agua tal que, posiblemente, indique la existencia de un pozo. Inscripción de Ramsés IV en el wadi Hammamat. En el mapa se dibujó una colina que se distingue de las demás por la presencia de unos trazos a modo de colada. En sus faldas, ya en el wadi, hay dibujadas cuatro casas, y la inscripción número 6, que se refiere a ellas, dice: “las casas del pueblo del trabajo del oro”. Queda claro que es en este lugar donde se hallaría el campamento de los mineros. Además, en la montaña que por la derecha bordea al wadi E, podemos observar dibujada la planta de un pequeño templo y una inscripción en la que se menciona a quién está consagrado: “el santuario de Amón de la montaña pura”. Éstas y otras indicaciones sirvieron a los egipcios para guiarse por este inhóspito lugar del desierto oriental. Las indicaciones del papiro de las minas de oro, pTurin 1879. Aspectos tan importantes en la confección del mapa como el empleo de simbología en la representación de los elementos, el uso de recursos altimétricos para representar el relieve, la orientación, y la inclusión de topónimos y leyendas explicativas, nos permiten suponer que no se trata de un documento único sino que este mapa responde a una tradición cartográfica egipcia. Detalle de un wadi del mapa, con arbustos y piedras en su cauce. La vivienda del escriba Amenakhte en Deir el-Medina Ushebti del rey Ramsés IV Aunque este formidable mapa no está firmado por su autor, deducimos que fue Amenakhte hijo de Ipuy, pues gracias a los estudios paleográficos sabemos que las inscripciones corresponden a su letra. Él fue escriba en Deir el-Medina, trabajo que adquirió bajo Ramsés III, hasta su muerte bajo Ramsés VI. Sabemos incluso cuál fue su vivienda en Deir el-Medina, el pueblo de los trabajadores de las necrópolis reales. El mapa debió ser guardado por su familia y, con gran probabilidad, depositado en su tumba de Deir el-Medina, la número 1338, de donde debió salir a principios del siglo XIX en las excavaciones/saqueos financiadas por Bernardino Drovetti, cónsul general de Francia en Egipto.