Gracia y Esfuerzo Maestro: - Por mucho que te esfuerces no lograrás enmendar tu vida ni alcanzar la iluminación más que podrías hacer salir el sol por tus propias fuerzas. Discípulo: — Entonces, ¿para qué me hacéis practicar tantos ejercicios de penitencia y devoción y estudio y contemplación? Maestro: — Para que estés despierto cuando salga el sol. Paradoja eterna del esfuerzo y la gracia. Paradoja bella y cierta, atrayente y desesperante, ayuda permanente y prueba irritante. Hay que hacer todo sabiendo que no sirve para nada. Nadie escala los cielos por sus propias fuerzas. Y no hay que dejarse nada, porque en cualquier momento puede llegar la plenitud de los tiempos, puede llamar el esposo, puede surgir la aurora, y hay que estar despiertos para recibir el momento de gracia. La gran virtud cristiana. ¡Vigilad! Estad despiertos. Tened los ojos abiertos. Vivid en contacto con todo lo que os rodea por fuera y os late por dentro. El culto del momento presente, la atención a cosas y personas tal y como se nos manifiestan en cada instante, el contacto con la realidad de la vida en los sentimientos de nuestro interior y en los mensajes de nuestros sentidos. La vida total en todo momento con la conciencia abierta a todo lo que por dentro y por fuera nos sucede. Eso es contemplación, eso es presencia de Dios, eso es recogimiento, eso es adoración. El sol sale cuando quiere, y nosotros estamos dispuestos en cada momento a saludarlo con la inclinación profunda de nuestra bienvenida. Nace el nuevo día. CARLOS G. VALLÉS S.J.