Subido por Pablo Moreno Roldán

Hitler

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Adolf Hitler
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«Hitler» redirige aquí. Para otras acepciones, véase Hitler (desambiguación).
Adolf Hitler
Retrato oficial de Hitler en la cancillería (1938)
Führer de Alemaniaa
2 de agosto de 1934-30 de abril de 1945
Gabinete
Gabinete Hitler
Predecesor
Paul von Hindenburg (presidente)
Sucesor
Karl Dönitz (presidente)
Reichskanzler de Alemania
30 de enero de 1933-30 de abril de 1945
Presidente
Paul von Hindenburg (1933-1934)
Él mismo (1934-1945)
Gabinete
Gabinete Hitler
Predecesor
Kurt von Schleicher
Sucesor
Joseph Goebbels
Líder del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán
29 de julio de 1921-30 de abril de 1945
Predecesor
Anton Drexler
Sucesor
Martin Bormann
Comandante de las Sturmabteilung
septiembre de 1930-5 de enero de 1931
Predecesor
Franz Pfeffer von Salomon
Sucesor
Ernst Röhm
Alto mando del Oberkommando des Heeres
19 de diciembre de 1941-30 de abril de 1945
Predecesor
Walther von Brauchitsch
Sucesor
Ferdinand Schörner
Reichsstatthalter de Prusia
30 de enero de 1933-30 de enero de 1935
Sucesor
Hermann Göring
Información personal
Apodo
Böhmischer Gefreiter, Onkel Wolf y Wolf
Nacimiento
20 de abril de 1889
Braunau am Inn, Austria-Hungría
Fallecimiento
30 de abril de 1945 (56 años)
Berlín, Alemania
Causa de la
muerte
Suicidio por arma de fuego
Sepultura
desconocido
Residencia
Berghof, Führerbunker y Wolfsschanze
Nacionalidad
Austríaca (hasta 1925)
Alemana (desde 1932)
Lengua
materna
Religión
Alemán
Véase Opiniones religiosas de Adolf Hitler
Partido
DAP y NSDAP
político
Familia
Familia
Familia Hitler
nobiliaria
Padres
Alois Hitler y Klara Pölzl
Cónyuge
Eva Braun
Pareja

Maria Reiter

Eva Braun

Geli Raubal
Educación
Educado en
Escuela de Lambach Realschule de Linz
Escuela Real de Steyr
Información profesional
Ocupación
Político
Años activo
1914-1945
Obras notables Mi lucha
Rama militar
Ejército alemán, Wehrmacht y Ejército de Baviera
Rango
Cabo
Conflictos
Primera Guerra Mundial
Segunda Guerra Mundial
Miembro de
Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán
Información criminal
Cargo(s)
criminal(es)
alta traición
Firma
Adolf Hitler (Braunau am Inn, 20 de abril de 1889-Berlín, 30 de abril de 1945),
fue un político, militar y dictador alemán de origen austrohúngaro. Fue canciller
imperial desde 1933 y Führer —líder— de Alemania desde 1934 hasta su
muerte. Llevó al poder al Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán o Partido
Nazi,b estableciendo un régimen totalitario durante el período conocido
como Tercer Reich o Alemania nazi.1 Inició la Segunda Guerra Mundial al
invadir Polonia el 1 de septiembre de 1939 y es una figura clave en la
perpetración del Holocausto.2
Hitler se afilió al Partido Obrero Alemán, precursor del Partido Nazi, en 1919, y
se convirtió en su líder en 1921. En 1923, tras el pronunciamiento en la
cervecería Bürgerbräukeller de Múnich, Hitler intentó tomar el poder mediante
un golpe de Estado fallido por el que fue condenado a cinco años de prisión.3
Durante su estancia en la cárcel redactó la primera parte de su libro Mi
lucha (en alemán, Mein Kampf), en el que expone su ideología junto con
elementos autobiográficos. Liberado ocho meses después, en 1924, Hitler
obtuvo creciente apoyo popular mediante la exaltación del pangermanismo,
el antisemitismo y el anticomunismo, sirviéndose de su talento oratorio apoyado
por la eficiente propaganda nazi y las concentraciones de masas cargadas de
simbolismo.
Fue nombrado canciller imperial (Reichskanzler) en enero de 1933 y, un año
después, a la muerte del presidente Paul von Hindenburg, se
autoproclamó líder y canciller imperial (Führer und Reichskanzler), asumiendo
así el mando supremo del Estado germano. Transformó la República de
Weimar en el Tercer Reich y gobernó con un partido único basado en
el totalitarismo y la autocracia de la ideología nazi.
El objetivo de Hitler era establecer un Nuevo Orden basado en la
absoluta hegemonía de la Alemania nazi en el continente europeo. Su política
exterior e interior tenía el objetivo de apoderarse de Lebensraum (‘espacio
vital’) para los pueblos germánicos. Promovió el rearme de Alemania y tras
la invasión de Polonia por la Wehrmacht el 1 de septiembre de 1939, se inició
la Segunda Guerra Mundial. Con estos actos, Hitler violó el Tratado de
Versalles de 1919, que establecía las condiciones de la paz tras la Primera
Guerra Mundial.4
Bajo la dirección de Hitler, las fuerzas alemanas y sus aliados ocuparon en
1941 la mayor parte de Europa y África del Norte. Esas conquistas territoriales
decrecieron paulatinamente después de la batalla de Stalingrado, hasta 1945,
cuando los ejércitos aliados derrotaron al ejército alemán. Por motivos raciales,
Hitler causó la muerte de diecisiete millones de personas,5 incluyendo una cifra
en torno a seis millones de judíos6 y entre medio y millón y medio de gitanos,
en lo que posteriormente se denominó «Holocausto».7
En los últimos días de la guerra, durante la batalla de Berlín en 1945, Hitler se
casó con su antigua amante, Eva Braun. El 30 de abril de 1945 los dos se
suicidaron en el búnker de la Cancillería, para evitar ser capturados por
el Ejército Rojo. Posteriormente, sus cadáveres fueron quemados.8
Índice

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
1Política
2Primeros años
o 2.1Infancia
o 2.2Juventud en Viena y Múnich
o 2.3Primera Guerra Mundial
3Inicios en el nazismo
o 3.1Inicio de la actividad política
o 3.2Putsch de Múnich
o 3.3Mein Kampf
o 3.4Reestructuración del partido
4Ascenso al poder
o 4.1El ascenso durante la Depresión
o 4.2Intrigas de Schleicher y Papen
5Establecimiento de la dictadura
o 5.1El incendio del Reichstag y la ley habilitante
o 5.2Gleichschaltung
o 5.3La purga de las «camisas pardas»
6Tercer Reich
o 6.1Economía y cultura
o 6.2El rearme y nuevas alianzas
7Segunda Guerra Mundial
o 7.1Triunfos iniciales
o 7.2La caída
8Últimos días
o 8.1Boda con Eva Braun y testamento
o 8.2Suicidio
o 8.3El destino del cadáver y las versiones de los soviéticos
9Rasgos de su personalidad
o 9.1Autodidacta y lector empedernido
o 9.2Antisemitismo
o 9.3Teorías sobre el origen de su antisemitismo
10Legado de Hitler
o 10.1"Higiene racial" y el Holocausto
11Véase también
12Notas
13Referencias
14Bibliografía
15Enlaces externos
Política
Ascendió al poder durante un período de crisis económica, social y política,
acentuada por los efectos de la Gran Depresión de 1929 y el descontento y
frustración popular en Alemania como consecuencia de la derrota en la Primera
Guerra Mundial. A lo largo de su mandato político utilizó la propaganda estatal
y su carismática oratoria para persuadir a las masas, enfatizando su oposición
al Tratado de Versalles de 1919, al pueblo judío, al pacifismo y
al comunismo internacional, particularmente el soviético-bolchevique. A la vez,
resaltaba el nacionalismo alemán, el militarismo, el racismo, la llamada
preservación de la raza aria, el pangermanismo y la anexión o recuperación
armada de territorios europeos perdidos por el Imperio alemán después de la
Primera Guerra Mundial. Después de reestructurar la industria y economía y
frenar en poco tiempo la inflación y el desempleo, Hitler se ganó el apoyo
popular. Rearmó y organizó las fuerzas armadas alemanas, estableciendo
una dictadura totalitaria personal que transformó a la sociedad alemana y
eliminó su sistema democrático. Su régimen se caracterizó por la
discriminación racial, la supremacía aria y la persecución étnico-religiosa y
política. Desde 1939, como consecuencia de la guerra, este modelo se
extendió al resto de Europa. En el plano ideológico, Hitler asumió los
planteamientos del fascismo italiano pero con matices propios basados en las
características del nazismo y la sociedad alemana. En torno a su figura se
desarrolló un intenso culto a la personalidad.
Perseguía una agresiva política exterior expansionista para ampliar
el Lebensraum ('espacio vital') alemán al este de Europa, y combatir una
presunta conspiración internacional entre el judaísmo, la masonería, el
comunismo y el capitalismo por parte de los gobiernos estadounidense, inglés y
soviético. Su política tenía como objetivo establecer un Nuevo
Orden (Neuordnung) en el que Alemania y la raza aria tendrían un papel
hegemónico mundial.
Responsable del inicio de la Segunda Guerra Mundial en Europa con
la invasión de Polonia en septiembre de 1939, para 1941, período de su
apogeo, sus tropas y aliados del Eje ocuparon la mayoría de Europa y partes
de Asia y África, pero fueron derrotadas por las potencias Aliadas en 1945.
Hacia el final de la guerra, las violentas políticas de conquista territorial
y subyugación racial de Hitler habían causado la muerte de entre 55 y 60
millones de personas (alrededor del 2 % de la población mundial de la época)
en su mayor parte civiles, así como un considerable grado de destrucción de
ciudades europeas. El exterminio sistemático y masivo de enemigos políticos y
personas consideradas racialmente «inferiores» o «subhumanas», mediante la
detención en una red de campos de concentración y exterminio en Alemania y
en los territorios conquistados, llevó a la muerte a poco más de seis millones
de judíos en lo que posteriormente en el contexto histórico se denominó
el Holocausto, como así también a homosexuales, gitanos, eslavos,
discapacitados físicos, enfermos mentales, prisioneros de guerra soviéticos y
opositores políticos a su régimen. Las estimaciones del número de personas
que perdieron la vida como consecuencia de medidas raciales adoptadas por el
gobierno de Hitler, sus aliados del Eje, estados satélite y colaboradores, según
la mayoría de los historiadores serían aproximadamente once o doce millones
de personas, de las cuales la mitad corresponderían al Holocausto.
Primeros años
Infancia
Véase también:
Familia Hitler
Hitler de niño.
Alois Hitler, padre de Hitler (1837–1903).
Klara Pölzl Hitler, madre de Hitler (1860–1907).
Adolf Hitler nació en Braunau am Inn, una pequeña aldea cerca de Linz en la
provincia de la Alta Austria, no muy lejos de la frontera alemana, en lo que
entonces era el Imperio austrohúngaro. Nacido en una familia de clase media,
su padre, Alois Hitler (1837-1903), fue un agente de aduanas. Su madre, Klara
Pölzl (1860-1907), fue la tercera esposa de Alois. Hitler fue el cuarto hijo de la
pareja,9 y bautizado en la iglesia de San Esteban de su localidad natal. 10 Como
los padres de Hitler eran primos, debieron obtener una dispensa papal para el
matrimonio. De los seis hijos de Alois y Klara, sólo Adolf y su
hermana Paula llegaron a la edad adulta.11 El padre de Hitler también tuvo un
hijo, Alois Jr., y una hija, Angela, con su segunda esposa.11
Árbol genealógico de Hitler.
Su padre, Alois Hitler, fue un hijo ilegítimo, por lo que durante los primeros
treinta y nueve años de su vida llevó el apellido de su madre, Schicklgruber. En
1876, el padre de Alois, Johann Georg Hiedler, finalmente lo reconoció. En el
siglo XIX eran comunes en Austria las variantes del
apellido Hüttler, Hiedler, Hittler y Hitler. La teoría del escritor Franz Jetzinger de
que el apellido guarda relación con el checo Hidlar o Hidlarcek12 ha sido citada
en la literatura en numerosas ocasiones,13 pero es actualmente rechazada: lo
más probable es que todas esas variantes deriven de Hütte (choza), con lo que
el apellido significaría algo así como «pequeño campesino» o «el que vive en
una cabaña».14
La propaganda de los Aliados explotó el apellido original de la familia de Hitler
durante la Segunda Guerra Mundial. Panfletos portando la frase Heil
Schicklgruber fueron lanzados desde el aire sobre ciudades alemanas. Sin
embargo, Adolf nació legalmente como Hitler; además, se encontraba también
relacionado con Hiedler a través de su abuela materna, Johanna Hiedler.
El nombre Adolf viene del antiguo alto alemán y significa «lobo noble»
(Adel=nobleza + wolf=lobo).15 De ahí que uno de los apodos de Hitler puestos
por él mismo fuera Wolf o Herr Wolf —comenzó a usar este apodo a principios
de los años 1920 y se le dirigían con él solo los amigos íntimos (como «Tío
Wolf» por los Wagner) hasta la caída del Tercer Reich—.16 Los nombres de
varios de sus cuarteles generales dispersos por la Europa
continental (Wolfsschanze en Prusia
Oriental, Wolfsschlucht en Francia, Werwolf en Ucrania, etc.) reflejan esto.
Incluso Hitler sugirió a su hermana Paula que se cambiara de nombre durante
los juegos Olímpicos en Garmisch y se mantuviera en estricto incógnito bajo el
apellido Wolff, manteniendo su nombre si quería. Por sugerencia de Paula, se
añadió el calificativo de Frau (Señora) para hacer menos sospechoso el cambio
de nombre ante sus conocidos (haciendo ver que el cambio de nombre fuera
debido a un matrimonio). Hitler era conocido como Adi por su familia y
parientes más cercanos.
Hitler dijo que, de niño, era azotado a menudo por su padre. Años más tarde le
dijo a su secretaria: «Entonces tomé la decisión de no llorar nunca más cuando
mi padre me azotaba. Unos pocos días después tuve la oportunidad de poner a
prueba mi voluntad. Mi madre, asustada, se escondió en frente de la puerta. En
cuanto a mí, conté silenciosamente los golpes del palo que azotaba mi
trasero».17
La familia de Hitler se mudó a menudo, de Braunau am Inn a Passau,
Lambach, Leonding y Linz. El joven Hitler fue un buen estudiante en primaria.
Pero en sexto, en su primer año de enseñanza secundaria (Realschule) en
Linz, fue suspendido y tuvo que repetir el curso. Sus profesores dijeron que no
tenía «deseos de trabajar». No obstante, quedó cautivado por las
lecturas pangermánicas del profesor Leopold Pötsch, quien influyó
notablemente en la mente del joven.
En Mein Kampf, Hitler concluyó que su bajo desempeño en la educación fue
una rebelión contra su padre, que quería que su hijo siguiera una carrera como
agente de aduanas; en cambio, Hitler quería convertirse en pintor. Esta
explicación se sostiene aún más por la posterior descripción de Hitler de él
mismo como un artista incomprendido. Sin embargo, Alois Hitler deseaba que
su hijo llegara a ser funcionario como él, empleo del que se sentía muy
orgulloso y al que había llegado prácticamente sin una base académica. Pero
al joven Hitler ese futuro no le seducía en absoluto, ya que estaba demasiado
alejado de su objetivo, las artes. No obstante, después de la muerte de Alois el
3 de enero de 1903, el trabajo escolar de Hitler no mejoró. A la edad de
dieciséis años, Hitler abandonó la educación secundaria sin un título.
Juventud en Viena y Múnich
Véase también:
Pinturas de Adolf Hitler
A causa de su mediocre expediente académico Hitler debió abandonar en 1904
la Realschule de Linz y se trasladó a la de Steyr, distante unos ochenta
kilómetros. En 1905 su madre mudó la familia a un cómodo piso en Urfahr, un
suburbio de Linz, donde Adolf disponía de una habitación propia, llevaba una
vida bastante indolente y, con el pretexto de una enfermedad fingida o más
probablemente algo exagerada, convenció a Klara de que no podía seguir en la
escuela.18 Así pues abandonó los estudios a los dieciséis años, después de
haber sido calificado positivamente en la asignatura de dibujo y haberse
convencido a sí mismo que su futuro estaba en la pintura.19 Durante tres años,
Hitler se mantuvo en Linz sin buscar trabajo, muchas veces en compañía
de August Kubizek, probablemente el único amigo que tuvo en su
adolescencia;20 según Hitler, estos años serían los «mejores años de su
vida».20 Aunque Hitler consideraba que su futuro estaba en la pintura o la
arquitectura, era un voraz lector, prefiriendo obras de historia y mitología
alemana.21 Para los dieciséis años, Hitler ya era un ferviente nacionalista
pangermano, y aborrecía a los Habsburgo y a la diversidad étnica del Imperio
austrohúngaro.20
Al cumplir diecisiete años, Hitler viajó a Viena por primera vez y pudo prolongar
su estancia en la ciudad dos meses gracias a la ayuda monetaria de su madre
y otros parientes.21 Durante su estadía, visitó la Academia de Bellas Artes,
donde consultó los requisitos para ser admitido con el fin de convertirse
en pintor. En octubre de 1907 regresó a Viena y se presentó a la prueba de
admisión; sin embargo, no logró ser admitido al no poseer el talento deseado,
lo cual lo decepcionó mucho.22 Al año siguiente lo intentó de nuevo, con peores
resultados. El rector de la Academia le aconsejó intentar en el campo de la
arquitectura, pero como Hitler no se había graduado del colegio, era muy difícil
que fuera admitido en la respectiva escuela.21 Sin embargo, en esos años
jóvenes con «talento excepcional» eran admitidos en la escuela de arquitectura
sin diploma de secundaria, pero se desconoce si Hitler intentó ingresar alguna
vez.23
A pesar de su fracaso, Hitler decidió quedarse en Viena, aunque por unos
meses continuó viviendo en Linz con su madre, quien estaba agonizando por
causa del cáncer de mama. Después de la muerte de su progenitora, el 21 de
diciembre de 1907, Hitler viajó a Viena, donde inicialmente se ganó la vida
gracias a diversos trabajos como barrer la nieve, cargar maletas en la estación
de trenes y ser un obrero de construcción.23 Sin embargo, sus problemas
económicos no terminaron, y un año después de haber llegado a Viena fue
desalojado de su apartamento y tuvo que vivir en un miserable hostal,
recurriendo a comedores de indigentes para poder aplacar el hambre. 23 No
obstante, para 1910 su situación económica era más estable, y se mantenía
exclusivamente pintando cuadros. Viena, una ciudad cosmopolita, con mucha
vitalidad intelectual y multicultural, le fue por completo incomprensible. Aunque
en posteriores discursos Hitler afirmaría que Viena era «una perla ante mis
ojos», Baldur von Schirach lo contradiría:
Hitler nunca amó a Viena. Odiaba a su gente.24
Sin embargo, su estadía en Viena fue muy importante. De acuerdo a Hitler,
su antisemitismo se formó en esta ciudad; aunque su amigo Kubizek lo
contradice, ya que asegura que Hitler ya era un profundo antisemita en Linz. 25
No obstante, de acuerdo al propio testimonio de Hitler, sus ideas políticas y
raciales fueron formadas, o por lo menos moldeadas, en esa ciudad. Hitler
mismo reconocería que la ciudad le enseñó todo lo que tenía que saber en la
vida:
En este período tomó forma dentro de mí una imagen universal y una filosofía que se convirtió en la
base de todos mis actos. Además de lo que entonces creé, he tenido que aprender poco, y he tenido
que cambiar nada.26
El 24 de mayo de 1913 y acompañado de Rudolf Häusler, un compañero del
albergue para hombres donde residía, se trasladó a Múnich. Debió esperar a
cumplir los veinticuatro años para poder cobrar la herencia paterna y, aunque
afirmaba querer ingresar en la Academia de Arte muniquesa, probablemente la
razón principal de su marcha era eludir el servicio militar, inscripción que
llevaba demorando desde 1909, cuando debería haberlo hecho para
incorporarse a filas con veintiún años.27 Aparentemente no deseaba servir junto
con eslavos y judíos,25 aunque también siempre se había sentido atraído por la
prosperidad y fortaleza que mostraba el Imperio alemán, en contraste con el
decadente Imperio austrohúngaro. Por su parte, Hitler declaró que abandonó
Austria porque la mezcla de razas en Viena le causaba «repugnancia».25 No
obstante las autoridades austríacas consiguieron localizarlo y el 18 de enero de
1914 un agente de policía le entregó una citación judicial en la que se exigía su
regreso: esquivar el servicio militar era motivo de una importante multa, pero el
hecho de abandonar Austria para ello se consideraba deserción y conllevaba
pena de cárcel. Hitler debió viajar entonces a Salzburgo, donde fue examinado
el 5 de febrero, pero fue declarado no apto para prestar servicio militar.28
Primera Guerra Mundial
Hitler (derecha) junto a varios compañeros durante la guerra.
El 28 de julio de 1914 estalló la Primera Guerra Mundial; una semana después,
Hitler se presentó como voluntario en el Ejército alemán y fue asignado a
un regimiento bávaro. El inicio de la guerra ocasionó gran entusiasmo en el
joven Hitler, quien pensó que había llegado una oportunidad para cambiar su
vida:
No estoy avergonzado de decir que, arrastrado por mi entusiasmo, me arrodillé y agradecí al Cielo
desde el fondo de mi corazón ... por haberme permitido vivir en ese tiempo.29
Después de menos de tres meses de entrenamiento, Hitler fue enviado
al frente occidental. Sirvió en Francia y Bélgica, como mensajero de la 1.ª
Compañía de la 6.ª División de Reserva Bávara. Participó en la primera batalla
de Ypres, donde su unidad fue diezmada en cuatro días. Al finalizar la batalla,
de los 3500 soldados iniciales, solamente 600 podían seguir combatiendo. 30
Posteriormente, sus oponentes políticos lo acusarían de ser un cobarde, pero
la evidencia los contradice.30 En octubre de 1916, en el norte de Francia, Hitler
fue herido en la pierna y regresó al frente en marzo de 1917, ascendido al
rango de cabo. Sin embargo, no fue promovido más allá de este grado, al
considerarse en ese momento que Hitler no poseía dotes de mando. Hitler fue
condecorado dos veces: recibió la Cruz de Hierro de 2.ª clase el 2 de diciembre
de 1914, y la Cruz de Hierro de 1.ª clase el 4 de agosto de 1918, honor que era
raras veces otorgado a un soldado de tan baja graduación.30 De acuerdo a
diversos testimonios, Hitler ganó su última Cruz de Hierro por haber capturado
sin ayuda a quince soldados enemigos, aunque los registros militares no
especifican la razón de esta condecoración.30
El soldado Adolf Hitler durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918).
Hitler era considerado como un soldado «correcto», pero, según se informa,
era impopular entre sus compañeros debido a una actitud poco crítica hacia los
superiores. «Respetar al superior, no contradecir a nadie, obedecer a ciegas»,
dijo, describiendo su actitud mientras era enjuiciado por el Putsch de Múnich en
1923. Uno de sus camaradas comentó:
Lo maldecíamos y lo encontrábamos intolerable. Había un cuervo blanco entre nosotros que no
quería seguirnos la corriente cuando maldecíamos la guerra.30
En efecto, Hitler nunca se quejaba sobre la suciedad del frente y jamás pidió un
permiso para abandonarlo,30 aunque pudo salir cuando estuvo recuperándose
de la herida en su pierna en un hospital en Berlín. Cuando regresó, empezó a
pronosticar repetidamente que Alemania perdería la guerra por causa de
los judíos y los marxistas, a quienes acusó de robar a la nación y no prestar
servicio militar.31 En el aspecto personal, Hitler nunca recibía cartas o
presentes de amigos o familiares, y no acompañaba a los soldados cuando
hablaban de mujeres.30 Durante la guerra, también aprovechó la oportunidad
para dibujar algunas historietas y dibujos de instrucción para el periódico del
Ejército.
En la imagen, una caricatura ilustra la Dolchstoßlegende: una mujer judía ataca por la espalda a un
soldado alemán. Hitler fue un ferviente creyente de esta leyenda, culpando a los judíos y marxistas
de la derrota alemana en la Primera Guerra Mundial.
El 13 de octubre de 1918, poco antes del final de guerra, Hitler quedó atrapado
en un ataque de gas venenoso británico, cerca de Ypres. Fue trasladado a un
hospital de campaña, donde quedó temporalmente ciego por causa de los
gases tóxicos.32 El 10 de noviembre se encontraba parcialmente recuperado en
el hospital militar de Pasewalk, cerca de Stettin, cuando fue informado que la
monarquía había sido depuesta y que se había proclamado la posteriormente
conocida como República de Weimar. Cuando se enteró de que al día siguiente
iba a firmarse un armisticio y que la guerra se había perdido, Hitler cuenta que
se derrumbó, y posteriormente describió así su reacción: «Todo se hizo negro
de nuevo ante mis ojos».33
Una investigación realizada por Bernhard Horstmann indica que
su ceguera temporal pudo haber sido resultado de una reacción histérica a la
derrota alemana.[cita requerida] Hitler expresó metafóricamente que durante aquella
experiencia, al quitarse la venda que cubría sus ojos, fue cuando descubrió que
el objetivo de su vida era lograr la salvación de Alemania. Mientras tanto, fue
tratado por un médico militar y un especialista en psiquiatría, que, según se
informa, diagnosticó al cabo como «incompetente para comandar gente» y
«peligrosamente psicótico».[cita requerida] Su comandante declaró: «¡Nunca
promoveré a este histérico!».[cita requerida] Sin embargo, el historiador Sebastian
Haffner, refiriéndose a la experiencia de Hitler en el frente, sugiere que por lo
menos tuvo algún tipo de entendimiento con los militares.
La derrota alemana en noviembre de 1918 lo impactó sobremanera, pues en la
creencia popular alemana el ejército alemán permanecía invicto. Como muchos
otros nacionalistas alemanes, Hitler culpó a los socialdemócratas («los
criminales de noviembre») por el armisticio. Una explicación extendida por la
derecha conservadora sobre la causa de la derrota fue
la Dolchstoßlegende («leyenda de la puñalada por la espalda»), que pretendía
argumentar que a espaldas del ejército los políticos socialistas y marxistas
habían traicionado y «apuñalado» por la espalda a los alemanes y a sus
soldados.
El Tratado de Versalles impuso reparaciones de guerra y otras sanciones
económicamente muy perjudiciales para el país, declarando a Alemania
culpable de los horrores de la Primera Guerra Mundial. Durante la negociación
del documento surgieron controversias entre el afán pacificador de Woodrow
Wilson, presidente de Estados Unidos y el revanchismo del primer ministro
francés, Georges Clemenceau. La reconciliación nunca estuvo dentro de los
objetivos del Reino Unido y Francia porque,[cita requerida] desde mediados del siglo
XIX, Alemania había rivalizado con estas dos potencias por la hegemonía de
Europa y el control sobre los territorios coloniales en África y Asia. El tratado
fue considerado por los alemanes como una humillación y fue un importante
factor en la creación de las reivindicaciones políticas y territoriales demandadas
por Hitler y su Partido Nacionalsocialista al llegar al poder.
Inicios en el nazismo
Artículo principal:
Nazismo
Carné de Hitler como miembro del DAP.
Inicio de la actividad política
Al finalizar la guerra, cuya última fase fue sin duda muy importante para su
evolución ideológica,33 Hitler se percató que no contaba con dinero, amigos,
familiares con conexiones, estudios universitarios o experiencia política; 34 por lo
que decidió intentar continuar en el Ejército, algo bastante complicado en pleno
periodo de desmovilización, aunque consiguió permanecer en sus filas hasta el
31 de marzo de 1920.35
Hitler salió del hospital de Pasewalk el 19 de noviembre y el día 21 llegó a
Múnich para reintegrarse a su batallón.36 Después de la abdicación
del káiser Guillermo II el 9 de noviembre y la firma del armisticio el día 11,
Alemania estaba sumida en el clima de agitación revolucionaria en que nació
la República de Weimar y que en Baviera, tras la huida el 7 de noviembre del
último rey de la dinastía de los Wittelsbach, Luis III,37 dio paso a la
nueva República de Baviera con un gobierno provisional dominado por los
socialdemócratas del SPD y sobre todo por el más radical USPD, bajo la
presidencia de Kurt Eisner.38 Surgieron consejos de obreros y soldados al
estilo soviético y Hitler se encontró a su regreso con que su unidad estaba bajo
el control de uno de ellos por lo que, según su propio relato en Mein Kampf,
solicitó ser transferido a otro destino y fue enviado al campo de prisioneros de
guerra de Traunstein, cerca de la frontera austriaca,39 donde permaneció hasta
finales de enero o principios de febrero de 1919.40 Aunque su versión coincide
con la de su compañero Ernst Schmidt, la actitud que mantuvo durante estos
meses debió ser bastante más ambigua de lo que deja traslucir y hubiera
justificado un tratamiento más extenso de haberse opuesto frontalmente al
gobierno que posteriormente sería calificado como el de los «criminales de
noviembre». No solo Traunstein estaba también regido por consejos de
soldados sino que Hitler aparece citado el 3 de abril como representante
(Vertrauensmann) de su batallón, un cargo que, entre otras atribuciones, tenía
la misión de cooperar con las autoridades transmitiendo a la tropa material
propagandístico y que muy probablemente Hitler ostentaba ya desde febrero.41
Además, después del asesinato de Eisner el 21 de febrero, se produjo un
periodo de caos y anarquía que culminó con la corta fase de auténtico dominio
comunista, con el fin claro de instalar una república «soviética» y que es el
estrictamente más conocido como Räterepublik o «república de consejos». 38 Al
día siguiente de su instauración, el 14 de abril, Hitler fue reelegido
representante de su unidad lo que parece indicar un cierto grado de respaldo
por su parte a la política del gobierno socialista o como mínimo que se abstuvo
de exteriorizar ningún tipo de oposición frontal.42 Este comportamiento, sea de
pasividad o de oportunismo, no solo trascendió más tarde ocasionalmente en la
prensa,43 sino que también fue objeto de comentarios por parte de algunos
dirigentes nazis como Ernst Röhm, Ritter von Epp o Rudolf Hess,44 pero parece
fuera de duda su rechazo a la izquierda revolucionaria y es muy probable que
los votos que recibió fuesen de soldados que compartían ese criterio y
conocían su hostilidad hacia la Räterepublik.45
Después de que el gobierno soviético de Baviera fuera derrocado por
el Ejército alemán y grupos paramilitares conservadores, a Hitler se le encargó
la misión que le dio la oportunidad de implicarse en la política por primera vez.
Su labor consistía en investigar a los miembros de su unidad que habían
colaborado con el gobierno soviético. Su trabajo fue apreciado por sus
superiores, quienes lo emplearon a tiempo completo, asignándolo al
Departamento político de asuntos de prensa del Ejército, a nivel distrital. De
esta manera, Hitler se convirtió en un espía militar, investigando a los muchos
grupos socialistas que estaban naciendo en toda Alemania. También participó
como oficial educador en el «pensamiento nacional», cursos organizados por el
Departamento de Educación y Propaganda del grupo bávaro de la Reichswehr.
La principal tarea de Hitler era entonces erradicar «ideas peligrosas», como
la democracia, el socialismo y el pacifismo.46 Un objetivo clave de este grupo
era crear una «cabeza de turco» para justificar la derrota
alemana.[cita requerida] Las cabezas de turco fueron encontradas en el Judaísmo
Internacional, los comunistas y los políticos liberales, especialmente los
miembros de la coalición de Weimar, que eran considerados como los
«criminales de noviembre».
En mayo o principios de junio de 1919, Hitler ya aparece listado como VMann (Verbindungsmann, término alemán para un espía de la policía) del
Comando de Inteligencia (Aufklärungskommando) del Ejército, con el objetivo
de atraer a otros soldados de ideas similares. En septiembre, se le ordenó que
se investigara un pequeño partido denominado Partido Obrero Alemán (DAP).
Aunque este partido era nacionalista, los superiores de Hitler desconocían esto,
y sospechaban que podía ser un partido socialista o comunista.46
El 12 de septiembre Hitler asistió por primera vez a un mitin del DAP celebrado
en la Sterneckerbräu que debía tener como principal orador a Dietrich Eckart,
aunque debió ser sustituido a causa de una enfermedad por Gottfried Feder.
Cuando en el debate final uno de los presentes se enfrentó a Feder y comenzó
a defender el separatismo bávaro, Hitler replicó con un discurso de tal
intensidad que llamó la atención de Anton Drexler, quien le regaló un ejemplar
de su obra Mi despertar político y le animó a volver y unirse al partido.47 En la
segunda mitad de ese mismo mes ingresó en el partido y, aunque él aseguraría
posteriormente ser su séptimo miembro, se le asignó realmente el número
555,48 también ficticio porque por razones de imagen se decidió comenzar la
numeración en 501 repartiendo los números en orden alfabético a los primeros
militantes.49 Pocas semanas después, el 16 de octubre, Hitler pronunció en la
Hofbräukeller su primer discurso público en un acto al que asistieron 111
personas,50 entre las que se encontraba Ernst Röhm, que poco después
ingresaría también en el partido.51
Desde ese momento, la figura de Hitler fue cobrando más y más protagonismo,
participando a tiempo completo en las actividades del partido y perfilando con
nitidez la nueva ideología:
A principios de la década de 1920, Hitler desarrolló un pronunciado sentido de su «misión nacional»
(...). La «misión» puede resumirse como sigue: nacionalizar las masas; apoderarse del Estado;
destruir al enemigo interno -los «criminales de noviembre» (refiriéndose a judíos y marxistas, más o
menos lo mismo para su punto de vista)-; construir defensas; llevar a cabo la expansión «por la
espada» para garantizar el futuro de Alemania, superando la «escasez de tierra» (Raumnot) y
adquiriendo nuevos territorios en el este de Europa.52
El 24 de febrero de 1920 el partido celebró su primera reunión de importancia
en los salones de la Hofbräuhaus de Múnich. Ante unos dos mil asistentes
Hitler leyó los veinticinco puntos del programa del partido que habían redactado
él y sobre todo Drexler las semanas anteriores. Esos veinticico puntos se
convirtieron posteriormente en la teórica base «inalterable» del programa
nacionalsocialista y la fecha del 24 de febrero en un motivo histórico de
celebración anual, aunque en su momento tuvo una repercusión muy limitada y
hasta el Völkischer Beobachter relegó la noticia a sus páginas interiores.53
El 1 de abril de 1920, el Partido Obrero Alemán cambió su nombre a Partido
Nacionalsocialista Obrero Alemán; ese mismo día Hitler abandonó el Ejército.
Poco después organizó escuadrones de veteranos de guerra, liderados
por Emil Maurice, para que mantuvieran el orden en las reuniones del Partido, y
expulsasen a los que no estuviesen de acuerdo con los oradores.54 El 5 de
octubre de 1921, estos escuadrones fueron organizados bajo el nombre
de Sturmabteilung (SA), también conocidos como los camisas pardas por el
color de sus uniformes. Muy pronto, las SA, bajo el mando inicial de Johann
Ulrich Klintzich, dejaron de limitarse a su rol de mantener el orden y empezaron
a atacar a los grupos políticos opositores y a los judíos, lo cual acabó
convirtiéndose en su actividad principal.55 En la primavera de 1920, Hitler toma
como emblemas la Hakenkreuz —la cruz gamada— y el saludo
del fascismo italiano del brazo en alto.
Ya a principios de 1921, Hitler era considerado un gran orador, hablando frente
a muchedumbres cada vez más grandes. Ganó notoriedad fuera del partido por
sus discursos polémicos, atacando el Tratado de Versalles, y a grupos rivales
(sobre todo marxistas y judíos). Ese año, Hitler personalmente lideró a los
camisas pardas contra una reunión de federalistas bávaros. Aunque Hitler pasó
tres meses en la cárcel por la paliza que sus hombres propinaron a los
federalistas, al salir no mostró arrepentimiento alguno; por el contrario, estaba
más resuelto a emplear la fuerza contra sus adversarios:
En el futuro, el movimiento nacionalsocialista evitará rudamente, si es necesario con la fuerza, las
reuniones o discursos que puedan distraer la mente de nuestros compatriotas.56
En el verano de 1921, Hitler era el líder del partido;57 no sólo era el principal
orador y propagandista, sino que también era la principal fuente de ingresos de
ese movimiento revolucionario. No obstante, los fundadores se encontraban
resentidos debido a la conducta dictatorial de Hitler, y aprovechando que se
encontraba de viaje en el norte de Alemania, planificaron la fusión de su partido
con otros grupos políticos; de esta manera, pensaban reducir la importancia de
Hitler y cuestionar su liderazgo. Hitler se enteró de estos planes y regresó a
Múnich, solicitando poderes dictatoriales en el partido, de lo contrario
renunciaría. Drexler respondió publicando una carta en un periódico,
denunciado los abusos autoritarios de Hitler, pero este presentó una demanda
legal en su contra, y Drexler se tuvo que retractar. Derrotado, Drexler fue
retirado de su cargo de presidente y Hitler lo sucedió, convirtiéndose en el líder
indiscutible del Partido Nazi. De esta manera, se estableció el «principio del
liderazgo», que formó el sistema de gobierno político de la Alemania nazi. 58
En estos años Hitler conoció a Rudolf Hess, Hermann Göring, a Ernst
Hanfstaengl y Alfred Rosenberg, quienes junto con Eckart, lo introdujeron a
círculos sociales más altos, de los cuales pudo obtener generosas donaciones
para el naciente partido.
Alentado por el rápido crecimiento, Hitler empezó a idear la toma del poder. Sin
embargo, su partido no era todavía la principal fuerza política en Baviera, y era
desconocido fuera de este estado, por lo que Hitler concluyó que necesitaba el
apoyo de las fuerzas políticas y las guarniciones militares bávaras para lograr
este objetivo.59 Influenciado por la marcha sobre Roma de Benito Mussolini,
Hitler ideó realizar una marcha similar hacia Berlín, con la que doblegaría al
gobierno nacional fácilmente.59
A finales de 1922, contaba ya con una pequeña y creciente banda de
seguidores fanáticos, inspirada por la marcha sobre Roma de Mussolini, que
empezó a ver en él el deseo de un líder nacional heroico. En este sentido, un
libro publicado ese año se refería a Hitler explicando que
el secreto de su personalidad reside en el hecho de que lo que yacía dormido en lo más profundo
del alma del pueblo alemán ha cobrado vida en él [...]. Y eso es lo que ha aparecido en Adolf Hitler:
la viva encarnación del anhelo de la nación.60
Putsch de Múnich
Artículo principal:
Putsch de Múnich
Hitler junto a los demás acusados por el Putsch de Múnich durante su juicio.
En enero de 1923, luego de que el gobierno alemán se retrasase en el pago de
las reparaciones de guerra a Francia, esta nación procedió a ocupar la región
industrial del Ruhr, devastando la economía germana. El gobierno llamó
entonces a la resistencia no violenta contra Francia, pero en septiembre era
obvio que esta estrategia no estaba generando resultados. El 26 de
septiembre, el canciller alemán Gustav Stresemann decidió reiniciar los pagos
a Francia, y cancelar la estrategia de resistencia. Stresemann previó que los
nacionalistas y los comunistas iniciarían toda clase de protestas y disturbios
ante estas impopulares medidas, por lo que declaró el estado de
emergencia ese mismo día.61 De esta manera, el comandante del Ejército, el
general Hans von Seeckt, se convirtió en la principal autoridad de la
República.61 Hitler vio este período de inestabilidad política como la
oportunidad para realizar su propia versión de la marcha sobre Roma.59
No obstante, el tradicionalmente autónomo estado bávaro no estaba dispuesto
a aceptar la autoridad central del General von Seeckt. Ese mismo día, el
gobierno regional proclamó su propio estado de emergencia y colocó a Gustav
von Kahr al mando de Baviera. El gobierno nacional reaccionó exigiendo el
arresto de varios líderes nacionalistas y, además, reclamó la supresión del
principal periódico nazi, el Völkischer Beobachter. Cuando el Ejército bávaro
rehusó obedecer a su comandante en Jefe, el General von Seeckt amenazó
con utilizar la fuerza contra Baviera. Hitler se percató entonces de que la
situación regional solamente podría empeorar para él ya que, probablemente,
el gobierno de Stresemann lograría estabilizar la situación. Cuando Kahr se
negó a discutir la situación con Hitler y sus aliados, este último sospechó que el
gobierno de Baviera iba a capitular ante el gobierno de Berlín, o peor aún, iba a
declarar la independencia de Baviera.62 Hitler decidió entonces realizar una
maniobra arriesgada: iba a secuestrar a Kahr, al comandante del Ejército en
Baviera y al jefe de la policía regional; una vez en su poder, los iba a convencer
de que se uniesen a su bando, y luego, juntos, iban a marchar hacia Berlín
para derrocar a Stresemann. Para ganarse el apoyo del Ejército, Hitler decidió
usar al general Erich Ludendorff, como figura respetada en su golpe de estado.
El anciano general había sido atraído al movimiento nazi unas semanas atrás.
En la noche del 8 de noviembre de 1923, Hitler y los camisas
pardas irrumpieron en una reunión pública liderada por Kahr en el
Bürgerbräukeller, una cervecería a las afueras de Múnich. Hitler proclamó
una revolución y anunció sus intenciones de formar un nuevo gobierno, junto a
Ludendorff, quien no estaba enterado del golpe.63 Antes de iniciar su "Marcha
sobre Berlín", que derrocaría al gobierno nacional, Hitler reclamó la ayuda de
Kahr y de las fuerzas militares locales. Este último fingió ayudar a Hitler, pero,
gracias a la ingenuidad de Ludendorff, escapó en cuanto pudo y retomó el
control regional.64 Al amanecer del 9 de noviembre, el Ejército y la policía
bávara estaban tomando posiciones contra los golpistas; Ernst Röhm y sus
tropas nazis se encontraban rodeados en el Ministerio de Guerra bávaro, y
Hitler decidió marchar junto con Ludendorff para liberarlos. El anciano
comandante alemán había convencido a Hitler de que los soldados y la policía
no dispararían contra él, y que se unirían a su causa.63 No obstante, la policía
no se replegó ante Ludendorff y se inició un tiroteo. Catorce golpistas y cuatro
policías murieron durante la refriega, entre ellos Max Erwin von ScheubnerRichter, uno de los organizadores del putsch, que recibió un balazo mientras
marchaba en primera línea cogido del brazo de Hitler, quien escapó
únicamente con un hombro dislocado.65
Hitler saludando a las tumbas de los dieciséis nazis que murieron durante el golpe de 1923.
Hitler se escondió en la casa de Ernst Hanfstaengl, donde redactó su primer
testamento político en el que designaba como su sucesor al frente del NSDAP
a Alfred Rosenberg y nombraba vicepresidente a Max Amann, pero carecen de
fundamento versiones posteriores de los hechos que afirman que intentó
suicidarse.66 Fue arrestado la noche del 11 de noviembre,65 acusado de alta
traición y Rosenberg se convirtió temporalmente en el líder del partido. Según
Joachim Fest, esta subversión fracasada marcó uno de los grandes hitos en la
vida de Hitler, pues con ella habría finalizado su aprendizaje y se habría dado
paso a su verdadera entrada en la política.67
Su juicio, atrajo atención internacional, y le proporcionó una plataforma política
para anunciar su movimiento. Durante su juicio, que se inició el 26 de febrero
de 1924, Hitler recibió tiempo casi ilimitado para hablar,68 lo que hizo que su
popularidad creciera debido a su poderoso y convincente discurso nacionalista.
A diferencia de los participantes en el golpe de Kapp, Hitler asumió la
responsabilidad de la intentona golpista, pero negó haber cometido un crimen:
Solamente yo cargo la responsabilidad. Pero no soy un criminal por eso. Si hoy me presento aquí
como un revolucionario, es como un revolucionario en contra de la revolución. No existe la alta
traición contra los traidores de 1918.69
Durante su juicio en 1924.
El 1 de abril de 1924, Hitler fue sentenciado a 5 años de prisión en la fortaleza
de Landsberg, aunque la Constitución estipulaba cadena perpetua contra
crímenes de este tipo.70 Hitler recibió un trato privilegiado de los guardias y
pudo recibir cartas y visitas de sus admiradores.71 Fue absuelto y liberado el 20
de diciembre de ese mismo año, como parte de una amnistía masiva hacia
prisioneros políticos. En total, solo cumplió nueve meses de su condena.
Mein Kampf
Artículo principal:
Mein Kampf
Sobrecubierta de Mein Kampf (1926-27).
La estadía de Hitler en la prisión de Landsberg le permitió organizar sus ideas,
que dictó a diversos secretarios. El resultado sería una obra titulada Mein
Kampf (Mi Lucha), aunque originalmente había planeado llamarla Cuatro años
de lucha contra mentiras, estupidez y cobardía.72 Esta obra, dedicada a Dietrich
Eckart,73 era una autobiografía y, más importante aun, una exposición de la
ideología nacionalsocialista.
A través de sus 782 páginas, Hitler detalló los pasos que un futuro Estado
alemán nacionalsocialista debía seguir para finalmente convertirse en el «amo
del mundo».74 Primero aboga por la conclusión definitiva de la hostilidad francogermana, que se lograría con la destrucción de Francia.74 Una vez conseguido
esto, Alemania finalmente se encontraría en libertad de expandirse, con el
objetivo de conseguir el llamado «espacio vital alemán». Hitler concluye que el
Tercer Reich no debe buscar colonias en Asia o África, sino que debe
expandirse hacia el este, a expensas de Rusia.74 Aunque reconoce que
diversos pueblos ya habitan en Europa oriental, asegura que el pueblo alemán
tiene el derecho de desalojar a sus ocupantes:
...la naturaleza no ha reservado esta tierra para la futura posesión de una nación o raza en
particular; por el contrario, esta tierra existe para el pueblo que posea la fuerza de tomarla.74
Acerca de la expansión alemana hacia el este.
Hitler considera que la conquista de Rusia será relativamente fácil, ya que
los bolcheviques la controlan, y por lo tanto los judíos.75
En cuanto a la política interior del Tercer Reich, Hitler claramente define que el
sistema de gobierno será una dictadura:74 Además, el Estado tendrá muy poco
que ver con la economía, ya que en realidad será un «organismo racial». 75
Después de establecer que la raza aria es superior sobre el resto, asegura que
la misma debe subyugar a las demás para poder «preservar e incrementar la
cultura».76 Concluye que los alemanes se encuentran en el estado actual
debido a que no preservaron su raza pura, y «gradualmente perdieron su
creatividad cultural».76 Después de escribir esto, no es sorprendente que
determine que el principal propósito del Estado nazi sea:
...la preservación de los elementos raciales originales que confieren cultura y crean la belleza y la
dignidad de una humanidad superior.77
Acerca del propósito del Estado.
Asegura que en un futuro distante, la humanidad se enfrentará a problemas
que solamente una raza superior, con dominio del mundo, podrá resolver. 77
Aunque en la actualidad la interpretación de la historia alemana que Hitler
expone en Mein Kampf es considerada grotesca e inexacta, muchos alemanes
compartían su visión histórica. Peor aun, cuando Hitler subiese el poder en
1933, se mantendría fiel a sus escritos78 y llevaría a cabo la expansión hacia el
este, que desembocaría en la Segunda Guerra Mundial y en un genocidio de
los pueblos eslavos y semitas.
Mein Kampf no solo sirvió para la exposición de las ideas de Hitler, también le
proporcionó su principal fuente de ingresos.78 Aunque el libro se publicó en dos
volúmenes entre los años de 1925 y 1926, solamente vendió alrededor de
240 000 ejemplares entre 1925 y 1934, aunque en los primeros años las ventas
fueron bajas. Hitler pasó esos años esquivando los impuestos aplicables sobre
los derechos de autor de su libro, y acumuló una deuda tributaria de cerca de
405 500 marcos. Esta deuda lo perseguiría hasta que se convirtió en canciller.
Reestructuración del partido
Entre 1924 y 1929 los nazis experimentaron pérdidas electorales.
Hitler salió de prisión el 20 de diciembre de 1924.79 Su movimiento
revolucionario probablemente estaba en su punto más bajo, el Partido Nazi y
sus órganos mediáticos habían sido prohibidos; además, Hitler tenía prohibido
hablar en público y el gobierno regional estaba recomendando que fuese
extraditado a Austria.80 Durante su ausencia, Gregor Strasser y Erich
Ludendorff lideraron el movimiento nazi, y se fueron distanciando de él.
En el aspecto nacional, la inestabilidad política y económica que habían
contribuido en el rápido crecimiento del Partido Nazi estaban quedando en el
pasado.80 La hiperinflación y los fuertes pagos de indemnización habían sido
amortiguados, y los franceses habían aceptado salir de la Renania. Aunque
gracias a su fallido golpe Hitler llegó a tener cierta prominencia nacional, el
puntal de su partido siguió siendo Múnich y en los meses siguientes el apoyo
popular empezó a mermar. En las elecciones parlamentarias de diciembre, los
nazis, que participaron bajo el nombre de «Movimiento Nacionalsocialista de
Libertad», perdieron la mitad de sus votantes; en contraste, los
socialdemócratas estaban recuperando los votos perdidos. Los nazis
continuarían en decadencia hasta 1929, mientras tanto, Hitler tuvo que seguir
organizando el partido y luchando por mantener el liderazgo del mismo.
Aunque muchos de sus colegas creían que estaba acabado, Hitler salió de
prisión con una visión mesiánica de su papel en la historia, y aseguró que los
buenos tiempos de la República no durarían.8180 A los pocos días solicitó una
entrevista con Heinrich Held, primer ministro bávaro, y luego de realizar
promesas de buena conducta, consiguió que legalizase el Partido Nazi de
nuevo. Al periódico nazi Voelkischer Beobachter también se le permitió circular
de nuevo. Creyendo en las promesas de Hitler, Held le dijo a su ministro de
Justicia:
La bestia salvaje está controlada. Podemos permitirnos aflojar la cadena.82
Dr. Heinrich Held sobre Hitler.
Aunque Hitler seguía siendo un autoritario, sus promesas de apegarse a la
Constitución eran parcialmente ciertas. Sin embargo, el futuro dictador no había
cambiado su ideología, sino su estrategia. Habiendo fracasado en derrocar a la
República con un golpe de Estado, ahora perseguía la «estrategia de la
legalidad»; esto significaba adherirse a las normas de la Constitución de
Weimar para poder ascender al poder legalmente. Algunos miembros del
partido, sobre todo los jefes de los «camisas pardas», se opusieron a esta
estrategia. Röhm la llegó a ridiculizar, apodando a Hitler «Adolphe Legalité».
De esta manera, Hitler ahora se apoyaría en la democracia y las elecciones
para acceder al poder, y luego las destruiría:
En lugar de trabajar para conseguir el poder a través de un golpe armado, debemos taparnos las
narices y entrar al Parlamento como oposición a los diputados católicos y marxistas. Si superarlos
en votos lleva más tiempo que superarlos en disparos, por lo menos el resultado será garantizado
por su propia constitución... Tarde o temprano alcanzaremos la mayoría, y después de eso
Alemania.83
Acerca de su nueva estrategia constitucional.
El 27 de febrero de 1925, Hitler realizó su primer discurso desde su arresto en
1923, aunque la mayoría de sus hombres de confianza
faltaban: Rosenberg, Röhm, Strasser y Ludendorff no asistieron, Eckart había
muerto, y Göring estaba exiliado. Sin embargo, Hitler dejó claro que no
pensaba compartir el liderazgo con alguien más:
Solamente yo lidero el movimiento, y nadie puede imponerme condiciones mientras yo
personalmente asuma la responsabilidad.83
En su primer discurso al salir de prisión.
No obstante, en esta ocasión Hitler no pudo contenerse. Pronto empezó a
calificar al Estado, a los judíos y a los marxistas de ser «el enemigo», y los
amenazó de muerte.83 De inmediato el Estado bávaro le prohibió pronunciar
discursos durante dos años. Desde entonces, la mayor parte de su tiempo lo
pasó en Obersalzberg, donde continuó escribiendo Mein Kampf.84 Temeroso de
que en cualquier momento fuera deportado, el 7 de abril de 1925, renunció a su
ciudadanía austríaca, convirtiéndose efectivamente en un hombre
sin nacionalidad, ya que el gobierno bávaro se negaba a concederle la
alemana.85
Gregor Strasser, dirigente nazi que en varias ocasiones cuestionó el liderazgo de Hitler.
Sin poder utilizar sus dotes de oratoria, Hitler empezó entonces a trabajar como
propagandista y organizador. Fue durante estos años que organizó el Partido
Nazi a nivel nacional, y empezó a crear agrupaciones de todo tipo dentro del
mismo. Pronto se crearon las Juventudes Hitlerianas y la Liga de Muchachas
Alemanas, y se establecieron organizaciones en Austria, Checoslovaquia,
el Sarre y la Ciudad Libre de Danzig. Se establecieron las SS como una
subdivisión de las SA; sus miembros debían realizar un juramento de lealtad
especial hacia Hitler y pronto se distinguieron por ser más confiables que los
rudos «camisas pardas». Hitler se colocó a la cabeza de la jerarquía nazi, bajo
el título de «Supremo Líder del Partido y de las SA, Presidente de la
Organización Nacionalsocialista Alemana de los Trabajadores». Además, creó
el «Directorado del Reich», compuesto por los principales jerarcas nazis. Uno
de los objetivos de crear esta estructura tan vasta y compleja era la formación
de «un Estado dentro del Estado»;86 de esta manera, cuando los nazis
finalmente llegasen al poder, Hitler podría destruir la estructura republicana en
poco tiempo, y la reemplazaría por la estructura de su Partido.86
Decidido a convertir a su partido en una fuerza nacional relevante, Hitler llamó
a Gregor Strasser y le propuso la organización del movimiento en el norte de
Alemania.87 La personalidad de Strasser competía con la de Hitler, y la idea de
trabajar con independencia en Prusia, Sajonia, Hanóver y la Renania le agradó,
por lo que se dedicó a esta tarea junto con su hermano Otto Strasser y un
joven secretario llamado Joseph Goebbels. Sin embargo, la personalidad
independiente de Strasser y su firme creencia en el elemento socialista del
programa nacionalsocialista le ganaron la animosidad de Hitler.8887 En poco
tiempo, Strasser se convertiría en la amenaza más seria al liderazgo del último,
y esto finalmente le costaría la vida.
El 22 de noviembre de 1925, Strasser realizó una conferencia en Hanóver,
donde apoyó la expropiación de bienes de la nobleza depuesta, medida que
pronto iba a ser consultada en un plebiscito. De esta manera, la organización
nazi del norte, la Arbeitsgemeinschaft der Gauleiter Nord-West, se unió a los
marxistas en la campaña electoral.89 Hitler contraatacó el 14 de febrero de
1926, organizando una conferencia en Bamberg, donde obligó a Strasser y a
Goebbels a retractarse de su programa. Para complicar la posición de Strasser,
Goebbels abandonó su causa unos días después y se unió a Hitler. Sin
embargo, este no sería el fin de la enemistad entre Hitler y Strasser.
Después de este encuentro, el partido de Hitler quedó aún más centralizado, y
el llamado Führerprinzip («Principio del líder») quedó finalmente arraigado en la
organización partidaria. Bajo este sistema, los dirigentes no serían elegidos por
su grupo, sino más bien designados por sus superiores, siéndoles delegada la
completa responsabilidad ante ellos, al tiempo que exigirían la misma
obediencia incondicional a sus subordinados. De acuerdo a Hitler, todo el poder
y la autoridad debía ser delegada de arriba hacia abajo.
Ascenso al poder
Artículo principal:
Ascenso al poder de Adolf Hitler
El ascenso durante la Depresión
Reunión del partido nazi en 1930.
La Gran Depresión trajo nuevos tiempos para el revolucionario alemán.
Durante años Hitler había predicho que llegaría y mientras varios bancos se
declaraban en quiebra y millones perdían sus empleos, él declaró su
satisfacción, porque entendió que el momento era oportuno para su discurso
revolucionario:
Nunca en mi vida he estado más dispuesto e interiormente presto a la lucha que en estos días.
Porque la dura realidad ha abierto los ojos de millones de alemanes a las estafas, mentiras y
traiciones sin precedentes de los marxistas engañadores del pueblo.90
Acerca de la Gran Depresión.
Un elemento clave del discurso de Hitler fue su capacidad de revivir el
sentimiento de orgullo nacional, debilitado en la Primera Guerra Mundial y en el
posterior Tratado de Versalles. Después de estos sucesos, Alemania había
perdido importancia económica en Europa, junto con todas sus colonias, y
además había adquirido una pesada deuda al aceptar la responsabilidad de la
guerra. Hitler prometía repudiar al Tratado de Versalles, suspender los pagos
de indemnización, generar empleo, combatir la corrupción y controlar a los
ricos.91 Sutilmente, los nazis empezaron también a asociar a los judíos con los
comunistas y los empresarios corruptos, reviviendo antiguos sentimientos
antisemitas.
Hitler posa para la cámara.
La inestabilidad económica de la Gran Depresión pronto se extendió al campo
político y benefició a Hitler. En marzo de 1930, Heinrich Brüning fue nombrado
canciller de Alemania por el presidente Paul von Hindenburg, ya que el canciller
saliente fue incapaz de conseguir la mayoría parlamentaria para gobernar.
Brüning tampoco la consiguió, pero se mantuvo en el poder gracias a los
decretos presidenciales de Hindenburg. De esta manera, la voluntad del
canciller quedó sujeta a la del presidente, y la voluntad del Parlamento alemán
fue relegada a un segundo plano. Sin embargo, Brüning era un demócrata, y
procedió a llamar a nuevas elecciones, con la esperanza de obtener la mayoría
parlamentaria necesaria poder gobernar sin la aprobación de Hindenburg. 92
Irónicamente, las elecciones parlamentarias de 1930 no contribuirían en el
fortalecimiento de la democracia, ya que convertirían al Partido Nazi en la
segunda fuerza política de Alemania y al Partido Comunista en la tercera.
Después de obtener apoyo popular, Hitler procedió a buscar el del Ejército. El
discurso nacionalista de Hitler hizo mella en jóvenes oficiales; y una semana
después de las elecciones, durante un juicio contra tres oficiales que habían
promovido la ideología nazi en el Ejército, Hitler fue llamado a testificar y
aprovechó esta oportunidad para intentar ganar el apoyo de los militares,
asegurando que «vengaría» la Revolución de Noviembre y que eliminaría los
límites impuestos al Ejército alemán en el Tratado de Versalles. El relativo éxito
electoral de Hitler también atrajeron la atención de los hombres de negocios
germanos. Desde 1931, Walther Funk empezó a presentar a Hitler poderosos
industriales; además, varias empresas empezaron a financiarlo, entre las que
destaca la aseguradora Allianz.93 Sin embargo, la mayoría de empresas
alemanas se negaron a apoyar al futuro dictador.94
Intrigas de Schleicher y Papen
Papeleta electoral de las elecciones presidenciales alemanas de 1932.
Como líder de la segunda fuerza política en el Parlamento, Hitler pronto fue
incluido en los planes de los gobernantes de la República de Weimar.95 A
finales de 1931 se reunió con el canciller Brüning y el presidente Hindenburg,
pero ambos fueron incapaces de conseguir un acuerdo político con él. Fue
después de esta primera reunión que Hindenburg aseguró que:
...el «cabo bohemio» era un curioso personaje que podría llegar a ser un Ministro de Correos, pero
ciertamente no un Canciller.96
Hindenburg sobre Hitler.
El 7 de enero de 1932, Brüning se reunió de nuevo con Hitler, e intentó
persuadirlo de que aprobase la postergación de las elecciones presidenciales
de 1932.97 El anciano Hindenburg no quería postularse a la reelección, y todo
parecía indicar que Hitler se convertiría en presidente ante la carencia de otros
candidatos de peso; si Hitler aceptaba la postergación de las elecciones hasta
la muerte natural de Hindenburg, el canciller Brüning luego solicitaría el
restablecimiento de la monarquía alemana, aunque bajo un sistema de
gobierno similar al británico.98 Hitler se dio cuenta que esta medida no lo
beneficiaría, y después de realizar una serie de demandas que fueron
rechazadas de inmediato por Hindenburg, rehusó apoyar el plan de Brüning.
De esta manera, Hindenburg fue forzado a aspirar a un segundo período para
evitar un triunfo hitleriano.
El 25 de febrero, Hitler finalmente decidió convertirse en ciudadano alemán, y
de inmediato presentó su candidatura, en contraposición a la de Hindenburg. A
pesar de que Hitler realizó una impresionante campaña electoral,99 Hindenburg
ganó con holgura estas elecciones, aventajándolo con más de 16 puntos
porcentuales. El candidato austríaco había duplicado los votos de su partido en
dos años, pero parecía incapaz de acceder el poder a través de los votos sin
comprometerse políticamente con Hindenburg. Fue en este año que la
animosidad entre Strasser y Hitler se acentuó de nuevo; a pesar de su derrota
en Bamberg en 1926, Gregor Strasser había continuado siendo un importante
líder del Partido Nazi, y era más aceptado por el Parlamento y el presidente
que Hitler. Debido a su talento político, Hitler lo mantenía en su círculo de
asesores más cercano, y junto con Goebbels, Göring, Frick y Röhm, ocupaba
el escalafón más alto del Partido en 1932. Sin embargo, Strasser empezó a
criticar la postura intolerante de Hitler, quien rehusaba compartir un gobierno
con los hombres de Hindenburg.
Saludo fascista, abril de 1932
Después de esta derrota electoral, las «camisas pardas», que ya superaban al
Ejército en número, fueron prohibidas. Fue en este momento que el
General Kurt von Schleicher, artífice del ascenso de Brüning, empezó a
conspirar para provocar su caída. Schleicher contactó a Hitler a través de
Röhm; a este último le ofreció legalizar las SA de nuevo, con planes de
anexarlas posteriormente al Ejército.100 Por otro lado, le ofreció a Hitler la
convocatoria de nuevas elecciones parlamentarias, a cambio de apoyar a un
nuevo gobierno. Como antiguo amigo de Hindenburg, Schleicher logró
convencerlo de forzar la renuncia de Brüning, y luego lo persuadió de que
nombrase canciller a Franz von Papen. En las nuevas elecciones
parlamentarias de 1932, el Partido Nazi se convirtió en la primera fuerza
política del Parlamento, pero no alcanzó la mayoría necesaria para gobernar.
Con estos resultados, Hitler se negó a apoyar a Papen, y reclamó la Cancillería
para él, rehusando de nuevo compartir el poder con la facción de Hindenburg y
Schleicher. Con este nuevo fracaso, la corriente de Strasser en el Partido Nazi
se fortaleció, y la dirección política de Hitler empezó a ser criticada
públicamente por este.
Al igual que su predecesor, el nuevo canciller, resultó ser incapaz de conseguir
la mayoría parlamentaria, y Papen llamó entonces a nuevas elecciones, las
terceras en 1932. Aunque en estas elecciones los nazis continuaron siendo la
primera fuerza política, perdieron votos, y Hitler quedó aún más lejos de
alcanzar la mayoría en el Parlamento. No obstante, por esto no cambió su
estrategia, ya que el político austríaco continuó demandando la Cancillería para
él, rechazando el ofrecimiento de la Vice-cancillería que le extendió
Hindenburg. Por su parte, Schleicher empezó a planificar la caída de Papen, y
convenció a Hindenburg que si lo nombraba canciller lograría dividir el Partido
Nazi separando a Strasser. Hindenburg accedió el 2 de diciembre de 1932, sin
embargo, el gobierno de Schleicher fue breve, ya que Hitler lo sucedería en
menos de dos meses.
En este punto era claro que aún antes del ascenso de los nazis al poder, el
poder ya no residía en el pueblo ni el Parlamento democráticamente electo,
sino en el presidente Hindenburg, quien era muy anciano y propenso a ser
manipulado por la camarilla que lo rodeaba.101 Esto era obvio para Hitler, y por
eso, cuando Papen se le acercó unos días después de haber salido de la
Cancillería, decidió hacer un trato con él, ya que el excanciller todavía contaba
con la confianza del presidente. Esta alianza llegó en el momento oportuno
para Hitler, ya que el Partido Nazi se encontraba en quiebra, y los seguidores
más radicales estaban abandonando las filas para ingresar al Partido
Comunista. Para complicar la situación, Schleicher había puesto en marcha su
plan de dividir a los nazis, ofreciendo la Vicecancillería a Strasser, y aunque
este no había aceptado, sí tuvo una calurosa discusión con Hitler, después de
la cual renunció a todos sus cargos y envió su versión de la historia a los
periódicos, amenazando acabar con el Partido. Esta era la amenaza más grave
contra el movimiento nazi desde 1925, y Hitler amenazó con suicidarse:
Si el partido llegara a caerse a pedazos, le pondré fin a todo en tres minutos con un disparo.
Sobre la amenaza de Strasser.
Strasser tenía control sobre una parte importante de la estructura nazi, pero en
el momento crítico decidió viajar a Italia a tomar unas vacaciones, con la
esperanza de que Hitler lo llamase de regreso. El futuro dictador no sólo no lo
llamó, sino que aprovechó su ausencia para destituir a todos sus simpatizantes
de los cargos de importancia en el partido, y en su lugar nombró a partidarios
más fieles. Luego, convocó a todos los líderes nazis a Berlín, donde les tomó
un juramento de fidelidad personal. Cuatro días después de la partida de
Strasser, Hitler había tomado finalmente el control de toda la estructura política
del partido.
Hitler en la Cancillería del Reich, el 30 de enero de 1933.
El 4 de enero de 1933, Hitler se reunió con Papen, donde acordaron formar una
coalición en caso de que el último lograse convencer a Hindenburg de nombrar
canciller al líder nacionalsocialista. El 22 de enero, Hitler tuvo otra reunión
con Otto Meissner y con Oskar von Hindenburg, Secretario e hijo del presidente
respectivamente, consiguiendo su apoyo. El 28 de enero, después de pasar
varios días intentando conseguir apoyo de cualquier fuerza política sin éxito, el
canciller Schleicher presentó su renuncia ante Hindenburg. El anciano
presidente de inmediato buscó el consejo de Papen, quien le aseguró que
podría formar un gobierno con Hitler, donde los nazis serían minoría y estarían
bajo control.
Finalmente, el 30 de enero de 1933, Hitler fue nombrado canciller de Alemania
por el presidente Hindenburg.102 Políticos conservadores como Papen, e
industriales adinerados como Emil Kirdorf, pensaron que lograría controlar al
revolucionario alemán y que lo harían obrar en pro de sus intereses, pero en
unas pocas semanas Hitler demostraría ser más capaz que estos, y durante su
gobierno, muchos de los que lo ayudaron en su carrera al poder terminarían
siendo ejecutados, confinados en campos de concentración o huyendo al exilio
para salvar sus vidas.
Establecimiento de la dictadura
Hitler con su primer gabinete, el 31 de enero de 1933. Conformado principalmente por
conservadores, que deseaban controlar a Hitler, muy pronto fueron subyugados. (Al frente: Hermann
Göring y Franz von Papen a su izquierda)
Con su llegada al poder, Hitler estaba lejos de encontrarse en una situación
segura, las mismas fuerzas que habían motivado la renuncia de los tres últimos
cancilleres seguían vigentes, y por lo tanto Hitler tenía que lidiar con el
presidente Hindenburg y su camarilla, quien a su vez era respaldado por
el Ejército y por su propio gabinete de ministros, controlado por los
conservadores e industriales, donde los nazis eran minoría.103 Además, en el
Partido Nazi estaban presentes las expectativas de 4 millones de camisas
pardas que, liderados por Ernst Röhm, no ocultaban su desdén por el hecho de
que tantos elementos conservadores compartieran el gobierno con Hitler.
Adicionalmente se encontraban las fuerzas políticas opositoras en el
Parlamento, socialdemócratas y comunistas, que controlaban diversos
gobiernos regionales; aunque, a pesar de su aversión por el nazismo, jamás
fueron capaces de aproximarse entre sí para formar un frente común contra
este.
El incendio del Reichstag y la ley habilitante
Artículos principales:
Incendio del Reichstag, Decreto del incendio del
Reichstag, Elecciones parlamentarias de Alemania de 1933 y Ley habilitante de 1933.
Con solo el 34 % del Parlamento bajo su control, Hitler todavía tenía que
recurrir al «Anciano Caballero», el presidente Hindenburg, para lograr aprobar
sus leyes.104 El vicecanciller Franz von Papen, que gozaba del apoyo de
Hindenburg, estaba seguro de que «en dos meses habremos arrinconado tanto
a Hitler que se pondrá a chillar».104 Papen no fue el único que subestimó a
Hitler, la prensa en general seguía esta misma línea de pensamiento:
La composición del gabinete no deja a Herr Hitler la menor posibilidad de colmar sus ambiciones
dictatoriales.104
The New York Times, 31 de enero de 1933
Consciente de su situación, Hitler ocultó inicialmente sus planes
revolucionarios, en sus primeras alocuciones evitó en lo posible alarmar al
ciudadano común.105 Sin embargo, de inmediato empezó a trabajar para
adquirir más poder; después de sabotear las conversaciones con el Partido del
Centro, Hitler informó a su gabinete que eran necesarias nuevas elecciones. 106
Ante las protestas de Hugenberg y Papen, Hitler los calmó asegurándoles que
no cambiaría la composición del gabinete sin importar el resultado. Para la
campaña de las nuevas elecciones parlamentarias, fijadas para el 5 de marzo,
Hitler pudo hacer uso de los recursos del Estado;106 además, contó con el
apoyo de un importante grupo de industriales; quienes, luego de que Hermann
Göring les asegurara que probablemente serían las últimas elecciones «en los
próximos cien años», donaron tres millones de marcos de la época para la
causa nazi.107 Adicionalmente, días antes, Hitler había tenido una cena con
diversos líderes del ejército; a pesar de su llamado al rearme de Alemania, los
resultados fueron mixtos, pocos altos oficiales tenían sentimientos
democráticos y eran muchos los que deseaban una dictadura militar, pero
desconfiaban de los nazis.108
No contento con contar con muchos recursos para hacer campaña, Hitler
empezó a colocar trabas a los partidos de oposición. A través de decretos
presidenciales, impuso restricciones a los mítines políticos y restricciones a la
prensa.109 Además, consolidó la autoridad de un gobierno paralelo regional
en Prusia, y colocó a Göring al mando de la policía estatal. Al poco tiempo, la
policía prusiana con la ayuda de las «camisas pardas» empezó a disolver las
concentraciones opositoras; solo los opositores más ilusos acudían a la policía
cuando eran hostigados por los nazis.110 Muy pronto, otros siete gobiernos
regionales de estados más pequeños fueron usurpados por los nazis, que
establecieron autoridades paralelas.111
El incendio del Reichstag permitió a Hitler acelerar sus planes de persecución contra sus opositores,
acusándolos de ser golpistas.
El 27 de febrero de 1933, una semana antes de las elecciones el edificio del
Reichstag fue incendiado. Si bien todavía existe dudas sobre la autoría del
incendio, es claro que Hitler se benefició ampliamente de este crimen. 112
Después de que la policía atrapara a un comunista neerlandés de
nombre Marinus van der Lubbe en la escena del crimen, Göring empezó a
acusar a los comunistas de querer ejecutar un golpe de Estado, y la prensa
nazi pronto copió su discurso. Al día siguiente, Hitler no perdió tiempo en
presentar un decreto de emergencia de seis artículos, redactados por Göring,
donde solicitaba la suspensión de varios artículos de la Constitución de
Weimar con el objetivo de «proteger los documentos culturales alemanes». 113
En realidad, el llamado Decreto del incendio del Reichstag acababa con todos
los derechos que suelen defender las naciones democráticas: la libertad de
expresión; el respeto a la propiedad privada; la libertad de prensa; la
inviolabilidad del domicilio, de la correspondencia y de las conversaciones
telefónicas; así como la libertad de reunión y de asociación.113 Además,
permitía al gobierno nacional intervenir cualquier gobierno regional que
considerase incapaz de mantener el orden en su estado.114 Luego de que
Papen y Meissner apoyaran el decreto, el anciano presidente lo firmó.113
Con estos poderes, la persecución nazi se intensificó, los dirigentes comunistas
fueron arrestados y enviados a campos de concentración; además, desde los
medios del Estado se inició una campaña de alerta contra el «terror
comunista», tratando de convencer al ciudadano alemán de que, a menos que
no votasen por los nazis, el país entraría en una guerra civil.114115 Por otro lado,
Hitler moderó su discurso, aseguró que sólo necesitaba cuatro años en el
poder y minimizó su antisemitismo en público, como dejó constancia el
futuro presidente de Alemania de la posguerra, Theodor Heuss:
Vocifera mucho menos. Ha dejado de vomitar fuego contra los judíos y en estos días es capaz de
pronunciar un discurso de cuatro horas sin mencionar la palabra «judío».116
Theodor Heuss, sobre el discurso hitleriano antes de las elecciones parlamentarias de Alemania de
1933.
El 5 de marzo de 1933 se celebraron las últimas elecciones democráticas bajo
el gobierno de Hitler, a pesar de su intensa campaña electoral y de la
persecución contra sus opositores, la mayoría parlamentaria seguía eludiendo
a los nazis, que obtuvieron el 44 % de los escaños.115 Aliado con
los nacionalistas de Hugenberg, Hitler controlaba ahora la mitad del
Parlamento; pero para poder llevar a cabo su revolución nacional, el canciller
demandaba dos tercios de los escaños.117 Para solucionar esto, y haciendo uso
del decreto del incendio del Reichstag, fueron arrestados todos los diputados
comunistas y unos pocos socialdemócratas desafortunados, pasando por alto
la inmunidad parlamentaria que gozaban.
Hitler se «subordina» ante Paul von Hindenburg, al inaugurar el nuevo Parlamento, 21 de
marzo de 1933. Dos días después, Hitler obtiene la ley habilitante que acaba con el gobierno
parlamentario, lo que lo convierte de hecho en un dictador constitucional.
Ahora Hitler contaba con suficientes diputados como para cambiar la
Constitución y arroparse de más poder; no obstante, primero realizó un acto
simbólico para tranquilizar a los movimientos representados por el presidente
Hindenburg: los militares, los junkers, y los monarquistas. El 21 de marzo, la
misma fecha en que Bismarck inauguró el primer Parlamento del Imperio
alemán, Hitler inauguró el primer Parlamento del Tercer Reich; seleccionó la
iglesia del cuartel de Potsdam, sitio de importancia histórica para los
militaristas prusianos, y Goebbels se esforzó entonces en crear una atmósfera
que diese la impresión de Hitler estaba subordinado al anciano Hindenburg. 118
El embajador francés, presente en la ceremonia, escribió después:
Después del llamativo compromiso hecho por Hitler en Potsdam, ¿cómo podrían estos hombres —
Hindenburg y sus amigos, los Junkers y los barones monarquistas, Hugenberg y sus alemanes
nacionalistas, los oficiales del Ejército alemán— ... dudar en concederle su entera confianza, en
cumplir todas sus peticiones, en concederle todos los poderes que exigiera?119
André François-Poncet, embajador francés en Alemania entre 1931 y 1938.
El 23 de marzo de 1933, el Parlamento Alemán, reunido en la Ópera Kroll,
aprobó la Ley para Aliviar las Penurias del Pueblo y del Reich, mejor conocida
como la ley habilitante de 1933. Hitler pronunció un discurso moderado que
contrastaba con sus habituales diatribas. Prometió usar sus poderes sólo en
casos esenciales, y se comprometió con todas las clases;118 además, pregonó
por la búsqueda de la paz con Occidente e incluso con la Unión Soviética.118
Sin embargo, al finalizar su exposición, dejó claro que si no obtenía estos
poderes legalmente del Parlamento, su gobierno los obtendría a través de otros
métodos más violentos.120 Solo los socialdemócratas votaron en contra de
Hitler; el Zentrum cedió luego de que Hitler les prometiera que toda ley suya
podría ser vetada por el presidente Hindenburg.121 De esta manera, 441
diputados aprobaron la ley contra 94 diputados socialdemócratas122
Con esta ley, Hitler, por un período de cuatro años, tomaba todos los poderes
del Poder Legislativo, y ganaba la capacidad de decretar leyes que «podían
desviarse de la Constitución».119 No obstante, no buscando ganarse la
enemistad de Hindenburg, la ley conservaba los poderes del presidente
intactos.119 De esta manera, el Reichstag alemán sucumbía voluntariamente
ante el canciller, adquiriendo un estado de impotencia total que mantendría
hasta la posguerra.
Gleichschaltung
Artículo principal:
Gleichschaltung
Alemania entró entonces en un proceso conocido
como Gleichschaltung (coordinación), donde el Estado y la sociedad
empezaron a ser asimiladas por el Partido Nazi y sus organizaciones. En su
deseo de unificar Alemania bajo un totalitario gobierno central, Hitler primero
usó la ley habilitante contra el federalismo alemán. Los gobiernos de los
estados más grandes, Prusia y Baviera, ya habían sido usurpados, y los
gobiernos de otros estados más pequeños pronto corrieron la misma suerte. El
31 de marzo, con la ayuda de Wilhelm Frick, Hitler promulgó entonces una ley
que disolvía todas las dietas regionales, y ordenaba su reconstitución bajo los
resultados de las últimas elecciones nacionales.123 Una semana después, Hitler
nombró gobernadores para cada estado, y les concedió la facultad de disolver
las dietas y destituir a los jueces.123 De esta manera, todos los gobiernos
regionales empezaron a seguir las directivas de Berlín, y Hitler lograba acabar
con la celosa autonomía que los históricos estados alemanes habían defendido
desde la Guerra de los Treinta Años (1618-1648).
Hitler y Hindenburg durante las celebraciones del 1 de mayo de 1933.
El siguiente objetivo de Hitler fueron los sindicatos, otrora poderosas
organizaciones obreras que habían contrarrestado exitosamente un golpe de
Estado de derecha en 1920. Pero antes de acabarlas, Hitler y Goebbels, ahora
Ministro de Propaganda, se esforzaron primero en ganarse la confianza de la
clase trabajadora: después de restablecer el 1 de mayo como día festivo; los
nazis organizaron manifestaciones de obreros por todo el país; Hitler en
persona habló en el aeropuerto de Tempelhof frente a cien mil trabajadores,
promoviendo el lema «Honor, trabajo y respeto para el trabajador».124 Al día
siguiente, el 2 de mayo, la actitud del gobierno cambió drásticamente, todos los
sindicatos fueron disueltos y «coordinados» forzosamente en un sindicato
único, el Frente Alemán del Trabajo, y sus líderes fueron colocados bajo
«custodia protectora», un eufemismo que implicaba la internación en un campo
de concentración; ni siquiera aquellos que habían estado colaborando con el
régimen nazi se salvaron.124 Solamente a los sindicatos católicos se les
concedió un respiro de dos meses, luego recibieron el mismo trato. 124 Desde
entonces, los representantes sindicales fueron electos directamente por Hitler,
y como los contratos firmados por estos eran legalmente vinculantes,
las huelgas quedaron prohibidas de facto.125
En este punto, los partidos políticos de oposición se encontraban tan
indefensos e impotentes que se empezaron a doblegar ante la mínima presión
del gobierno nacional; el 10 de mayo, se confiscaron todas las propiedades
del Partido Socialdemócrata, y se cerraron sus periódicos;126 los
socialdemócratas respondieron eligiendo una nueva directiva más tolerante al
nazismo, pero tres días después, Wilhelm Frick disolvió el movimiento por
considerarlo «subversivo».126 Los líderes socialdemócratas terminaron
acompañando a sus homólogos comunistas en los campos de
concentración.127 El Partido Popular Alemán y el Partido Democrático Alemán,
baluartes de la democracia alemana, se disolvieron voluntariamente a inicios
de julio;126 de inmediato siguieron los partidos católicos, el Partido Popular de
Baviera se disolvió el 4 de julio, y su aliado nacional, el Zentrum, hizo lo mismo
al día siguiente.126 Tampoco los aliados derechistas de Hitler pudieron evitar
ser «coordinados», el 21 de junio la policía ocupó todas las oficinas del Partido
Nacional del Pueblo Alemán, el partido de Hugenberg; una semana después
este renunció a su cargo de ministro de Agricultura, y disolvió el partido,
también «voluntariamente».126
Con la oposición política neutralizada, Hitler propuso entonces a su gabinete
ilegalizar todos los partidos excepto el Partido Nazi. Este gabinete había sido
modificado, resaltaba Hjalmar Schacht como nuevo ministro de Economía, y
contaba ahora con ocho nazis; y aunque el conservador Franz von
Papen permanecía en el gobierno como vicecanciller, estaba muy consciente
de la futilidad de su posición.126 La ley del partido único fue aprobada el 14 de
julio, casi sin oposición dentro del gabinete.127
Mientras Hitler se esforzaba por «coordinar» la sociedad alemana con el
Partido, al mismo tiempo obraba para mantener al margen de la sociedad a los
elementos raciales «inferiores». El 1 de abril llamó a un boicot contra los
negocios judíos, como respuesta a una «campaña mediática» que
supuestamente Estados Unidos e Inglaterra habían iniciado en su contra.128
Una víctima de este período fue Albert Einstein, cuyos bienes y propiedades
fueron embargados luego de que se descubriera y considerase como «arma
comunista» un cuchillo de pan hallado en su nueva casa de veraneo.128
Aunque se apostaron camisas pardas frente a los negocios judíos, en general
hubo poca violencia, y la ineficaz medida tuvo que ser levantada tres días
después.125 El boicot sí sirvió para sacar de su letargo, aunque temporalmente,
al anciano Hindenburg; el presidente le recriminó al canciller el hecho de que
los veteranos de guerra judíos no estaban siendo tratados como ciudadanos
alemanes. Hitler elaboró una vaga promesa para calmarlo, pero el 7 de abril
promulgó leyes prohibiendo la presencia de judíos en la administración pública,
y restringió su presencia en la abogacía y la medicina.129 Luego limitó el
número de estudiantes judíos en las universidades, bajo el pretexto de prevenir
el «hacinamiento».129 No obstante, las medidas de 1933 no fueron
consideradas peligrosas por muchos judíos, que creían que el objetivo de Hitler
se limitaba a hostigar a los judíos provenientes de Europa oriental.129
La purga de las «camisas pardas»
Gráfico que muestra el sistema de marcado en los campos de concentración nazis.
En poco tiempo, logró afianzarse en el poder, ocupando los cargos de canciller
y presidente de la República a la muerte de Hindenburg (2 de agosto de 1934),
nombrándose a sí mismo Führer. Eliminó a los oponentes de su propio partido
y a colaboradores de dudosa fidelidad durante la llamada «Noche de los
cuchillos largos», iniciando el proceso de eliminación de diversos grupos
raciales, políticos, sociales y religiosos que consideraba «enemigos de
Alemania» y «razas impuras», lo que le llevó a reasignar las directrices a
los campos de concentración para la liquidación sistemática
de comunistas, judíos, testigos de Jehová (Bibelforscher), gitanos, enfermos
mentales y homosexuales, principalmente, así como a un intenso rearme.
Las fábricas y factorías comenzaron a trabajar en la maquinaría del rearme.
Además para absorber mano de obra desocupada se empezaron a construir
modernas autobahns o carreteras.
Tercer Reich
Artículo principal:
Alemania nazi
Habiendo obtenido el poder político que necesitaba, Hitler llegó a obtener el
apoyo y convencer a la mayoría de los alemanes de que él era su salvador
ante la economía derivada de la Gran Depresión, el comunismo, el «judeobolchevismo», y el Tratado de Versalles, junto con otras minorías
«indeseables». Los nazis eliminaron la oposición a través de un proceso
conocido como Gleichschaltung.
Economía y cultura
Ceremonia en honor de los caídos (Totenehrung) en el Campo Zeppelín de Núremberg (septiembre
de 1934).
Hitler estuvo a cargo de una de las mayores expansiones de la producción
industrial y la mejora civil como nunca se había visto en Alemania, en su
mayoría sobre la base de la deuda de flotación y el rearme. Durante un
discurso de la Organización de Mujeres Nacionalsocialistas (NSF) en
septiembre de 1934, Adolf Hitler argumentó que para la mujer alemana su
mundo era «su marido, su familia, sus hijos, y su casa».
Esta política fue reforzada al instaurar la Cruz de Honor de la Madre Alemana,
junto con incentivos económicos para la mujer que tuviera cuatro o más hijos.
La tasa de desempleo se redujo sustancialmente, en su mayoría a través de la
producción de armas, construcciones de obras civiles (Organización Todt) y el
envío de la mujer a casa, para que los hombres pudieran ocupar sus puestos
de trabajo. En vista de esto, se llegó a afirmar que la economía alemana logró
emplear a todos, al menos según la propaganda de la época. Gran parte del
financiamiento para la reconstrucción y el rearme vino de la manipulación de la
moneda por Hjalmar Schacht, incluyendo los créditos a través de las cuentas
mefo. Los efectos negativos de esta inflación se compensaron durante los años
siguientes por la adquisición de oro de las tesorerías de las naciones
anexadas.
Hitler también estuvo a cargo de una de las más grandes campañas de mejora
de la infraestructura en la historia alemana, con la construcción de decenas de
represas, autopistas, ferrocarriles, y otras obras civiles. Hitler insistió en la
importancia de la vida familiar: los hombres debían ser el «sostén de la
familia», mientras que las prioridades de las mujeres debían ser la educación
de los hijos y las tareas domésticas. Esta revitalización de la industria y la
infraestructura se produjo a expensas del nivel general de vida, al menos para
los que no fueron afectados por el desempleo crónico después de la República
de Weimar, ya que los salarios se redujeron ligeramente durante la Segunda
Guerra Mundial y se aumentó en un 25 % costo promedio de vida. Los obreros
y los agricultores, los votantes frecuentes del NSDAP, sin embargo, registraron
un aumento en su nivel de vida.
Hitler desfila en el Estadio Olímpico de Berlín junto a miembros del Comité Olímpico Internacional.
El gobierno de Hitler auspicio la arquitectura en una escala inmensa, junto
con Albert Speer que pasaría a ser el famoso «Arquitecto del Reich». Si bien
como arquitecto fue importante en la aplicación clasicista y la re interpretación
de la cultura alemana, Speer demostró ser mucho más eficaz como ministro de
armamento en los últimos años de la Segunda Guerra Mundial. Todos estos
avances fueron ampliamente explotados por el Ministerio de propaganda
dirigido por Goebbels.
En 1936, Berlín fue sede de los Juegos Olímpicos de verano, que fueron
inaugurados y dirigidos por Hitler como una forma de demostrar la superioridad
aria alemana sobre todas las demás razas. Olympia, la película sobre los
juegos y otras películas documentales de propaganda para el partido nazi
fueron dirigidas por la cineasta personal de Hitler, Leni Riefenstahl.
Aunque Hitler hizo planes para una Breitspurbahn (una red de ferrocarriles de
amplio calibre) estos fueron cancelados tras el inicio de la II Guerra Mundial.
De haber sido construido el ferrocarril, su calibre habría sido de tres metros,
siendo incluso más amplio que el ferrocarril Great Western de Gran Bretaña.
Hitler también contribuyó al diseño de un automóvil accesible y práctico para el
pueblo, automóvil que más tarde se convertiría en el Volkswagen Tipo 1, cuyo
diseño y construcción le fue encomendado al ingeniero Ferdinand Porsche. La
producción de este también fue aplazada a causa de la guerra.
Hitler consideró a la antigua Esparta como el primer estado nacional socialista,
y alabó su tratamiento eugenésico de los niños deformes.
También otorgó la Orden del Águila Alemana, una de las más altas distinciones
del Tercer Reich, al industrial Emil Kirdorf en abril de 1937, en recompensa por
su apoyo financiero durante su ascenso al poder. Al año siguiente, cuando
murió, también le organizó un funeral de estado.
El rearme y nuevas alianzas
Artículos principales:
Potencias del Eje y Pacto Tripartito.
Hitler y Mussolini.
Si bien se especula que desde 1919, se mantenía un programa secreto para
volver a armar un ejército por parte del gobierno Alemán, es en marzo de 1934,
cuando Hitler anuncia públicamente que el Ejército alemán se ampliaría a
600 000 hombres (seis veces el número estipulado en el Tratado de Versalles),
así como la introducción de una Fuerza Aérea (Luftwaffe) y el incremento del
tamaño de la Marina (Kriegsmarine). Gran Bretaña, Francia e Italia, así como
la Sociedad de Naciones rápidamente condenaron estas acciones. Sin
embargo, dado que Alemania nuevamente explicó que sólo estaba interesada
en la paz, ningún país tomó medida alguna para detener este desarrollo y se
permitió que el programa armamentista alemán continuara. Además, el Reino
Unido no compartía la visión pesimista de Francia sobre Alemania, y en 1935
firmó un acuerdo naval con Alemania, lo que permitió aumentar el tonelaje
alemán hasta un 35% del de la armada británica. Este acuerdo que se firmó sin
consultar ni a Francia ni a Italia, debilitó directamente la Sociedad de
Naciones y puso al Tratado de Versalles en camino hacia la irrelevancia.
En marzo de 1936, las disposiciones del gobierno alemán violaron nuevamente
el tratado al introducir tropas y ocupar nuevamente la zona desmilitarizada
en Renania. Ante la inacción de los gobiernos de Gran Bretaña y Francia, el
afán expansionista de Alemania se extendió. En julio de 1936, comenzó
la Guerra Civil Española cuando el ejército, dirigido por el General Francisco
Franco, se sublevó contra el gobierno de la República. Tras recibir una petición
de ayuda del general Franco en julio de 1936, Hitler envió tropas en apoyo de
Franco, y España sirvió como banco de pruebas para las nuevas fuerzas
alemanas y sus métodos, incluyendo el bombardeo de ciudades, como el
de Guernica, en abril de 1937, primer bombardeo contra blancos civiles de la
historia,55 y que, posteriormente, Pablo Picasso plasmó en su célebre cuadro.
El conde Galeazzo Ciano, ministro de Asuntos Exteriores de Benito Mussolini,
declaró el 25 de octubre de 1936 una alianza entre Berlín y Roma, a la que
denominó «El Eje». El 25 de noviembre del mismo año, Alemania firmó el
Pacto Anti-Comintern con Japón. Para fortalecer la relación con esta nación,
Hitler se reunió en 1937 en Núremberg con el príncipe Chichibu, hermano del
emperador Hirohito.
El Pacto Tripartito fue firmado por Saburo Kurusu en representación del Imperio
japonés, Adolf Hitler por Alemania y Galeazzo Ciano, el 27 de septiembre de
1940. Más tarde se amplió para incluir a Hungría, Rumanía y Bulgaria. Este
grupo se conoció como las Potencias del Eje. Más tarde, el 5 de noviembre de
1939, en la Cancillería del Reich, Adolf Hitler celebró una reunión secreta con
los ministros de Guerra y Exteriores, más los tres jefes de servicios, registrada
en el Memorándum Hossbach y reveló sus planes para la apropiación de
«espacio vital» (Lebensraum) para el pueblo alemán.
Segunda Guerra Mundial
Triunfos iniciales
El 12 de marzo de 1938, Hitler presionó a Austria para la unificación con
Alemania (el Anschluss) e hizo una entrada triunfal en Viena el 14 de marzo. A
ello le siguió la intensificación de la crisis de los Sudetes, en la zona de habla
alemana de Checoslovaquia conocida como Sudetes; Esto condujo a
los Acuerdos de Múnich de septiembre de 1938, que autorizaron la anexión y
ocupación militar inmediata de estos territorios por parte de Alemania. Como
resultado de la cumbre, la revista TIME proclamó a Hitler «Hombre del Año» de
1938. El primer ministro británico, Neville Chamberlain, saludó este acuerdo
como la «paz en nuestro tiempo», pero al dar forma a las exigencias militares
de Hitler, Gran Bretaña y Francia también abandonaron Checoslovaquia a
Hitler. Hitler ordenó al Ejército alemán entrar en Praga el 15 de marzo de 1939,
tomando el castillo de Praga y de Bohemia y proclamando un protectorado
alemán en Moravia.
Hitler saluda a las tropas alemanas que se dirigen a Polonia.
Tras ello, Hitler eleva quejas relativas a la Ciudad libre de Dánzig y el corredor
polaco (la Crisis de Danzig), que habían sido cedidos por Alemania en virtud
del Tratado de Versalles. Gran Bretaña no había podido llegar a un acuerdo
con la Unión Soviética para una alianza contra Alemania, y, el 23 de agosto de
1939, Hitler firma un pacto secreto de no agresión (el Pacto MolotovRibbentrop) con Stalin en el que se acordó la futura partición de Polonia entre
la Unión Soviética y la Alemania nazi. El 1 de septiembre, Alemania invadió
Polonia. Después de haber garantizado la asistencia a Polonia, Gran Bretaña y
Francia declararon la guerra a Alemania el 3 de septiembre, pero no actúan de
inmediato. No mucho después, el 17 de septiembre, las fuerzas
soviéticas invadieron Polonia oriental.
Hitler en Yugoslavia.
En abril de 1940, ordena a las fuerzas alemanas a marchar
sobre Dinamarca y Noruega. En mayo de 1940, Hitler ordena a sus fuerzas
atacar Francia, la conquista de los Países Bajos, Luxemburgo y Bélgica.
Francia se rindió el 22 de junio de 1940. Esta serie de victorias persuaden a su
principal aliado, Benito Mussolini de Italia, para unirse a la guerra al lado de
Hitler en mayo de 1940.
Gran Bretaña, cuyas fuerzas derrotadas en Francia fueron evacuadas de la
ciudad costera de Dunkerque, continuó luchando junto a las fuerzas
canadienses en la batalla del Atlántico. Después de sus gestiones en pro de la
paz sistemáticamente rechazadas por el Gobierno británico, ahora conducido
por Winston Churchill, Hitler ordena los bombardeos sobre las islas británicas,
dando lugar a la batalla de Inglaterra, un preludio de la ya prevista invasión
alemana. Los ataques comenzaron a golpear por las bases de la Real Fuerza
Aérea y la protección de las estaciones de radar sudeste de Inglaterra. Sin
embargo, la Luftwaffe no derrota a la Real Fuerza Aérea británica a finales de
octubre de 1940. La superioridad aérea para la invasión, denominada
Operación Sealion, no estaba asegurada, y Hitler ordenó diversos bombardeos
que se llevarían a cabo en ciudades británicas, incluyendo Londres y Coventry,
en su mayoría por la noche.
La caída
El 22 de junio de 1941, aún sin doblegar a Inglaterra, tres millones de soldados
alemanes atacaron la Unión Soviética, rompiendo el pacto de no agresión que
Hitler había firmado con Stalin dos años antes. Esta invasión,
llamada Operación Barbarroja, cuya duración se estimaba en unos pocos
meses, incautó grandes cantidades de territorio, incluidos los estados
bálticos, Bielorrusia, y Ucrania. También rodearon y destruyeron a muchas
fuerzas soviéticas. Pero los alemanes, debido al retraso de cuatro meses por
las operaciones en Grecia y Yugoslavia, no consiguieron llegar a Moscú en
diciembre de 1941, en lo que también influyó la llegada anticipada del invierno
ruso con temperaturas de hasta -50 °C (el más duro en 50 años), todo ello
unido a la feroz resistencia soviética, reforzada con tropas siberianas del
entonces general Zhúkov especialmente adaptadas a las condiciones
extremas. La invasión no había logrado el triunfo rápido que Hitler quería.
Hitler dando un discurso en contra de Roosevelt, 11 de diciembre de 1941.
Hitler firmó la declaración de guerra contra los Estados Unidos el 11 de
diciembre de 1941, cuatro días después del ataque del Imperio del Japón
a Pearl Harbor, Hawái, muchos historiadores consideran este paso un grave
error táctico y político, pues logró reunir así en su contra una coalición que
incluía el imperio más grande del mundo (el Imperio británico), el más grande
del mundo industrial y financiero (los Estados Unidos), y el ejército más grande
del mundo (la Unión Soviética).
A finales de 1942, las fuerzas alemanas fueron derrotadas en la Segunda
Batalla de El Alamein, frustrando los planes de Hitler para aprovechar el Canal
de Suez y el Oriente Medio. En febrero de 1943, la titánica batalla de
Stalingrado acabó con el cerco y la destrucción del 6.º Ejército alemán. Poco
después llegó la gigantesca batalla de Kursk (1 300 000 soviéticos, 3600
tanques, 20 000 piezas de artillería y 2400 aviones, frente a 900 000 alemanes,
2700 tanques, 2000 aviones).
Desde Stalingrado, el plan militar de Hitler se volvió cada vez más errático, los
rusos comenzaron a avanzar obligando a la retirada de fuerzas alemanas
extenuadas y la situación económica interna en Alemania se deterioró.
Después de la invasión aliada de Italia (Operación Husky), en 1943, el aliado
de Hitler, Mussolini, fue depuesto por Pietro Badoglio, que se rindió a los
Aliados. A lo largo de 1943 y 1944, la Unión Soviética constantemente forzó a
los ejércitos de Hitler a retroceder a lo largo del Frente Oriental. El 6 de junio de
1944, los ejércitos occidentales aliados desembarcaron en el norte de Francia
en la Operación Overlord, la operación militar anfibia más grande jamás
realizada.
Hitler muestra a Benito Mussolini el estado en que quedó la sala en la que llevó a cabo el atentado
del 20 de julio de 1944.
En el Ejército alemán, los más realistas sabían que la derrota era inevitable, y
algunos oficiales concibieron un plan para terminar con Hitler y poner fin a la
guerra. En julio de 1944, uno de ellos, el exoficial de observación de artillería
del mariscal Erwin Rommel, Claus von Stauffenberg colocó una bomba en el
cuartel general de Hitler en Rastenburg, la llamada Wolfsschanze o Guarida del
Lobo, pero sin lograr su objetivo, en uno de los atentados contra Hitler que
estuvo más cerca de tener éxito.
La represión fue implacable y llevó a la detención de unas cinco mil personas,
entre ellas las familias completas de los principales implicados. 130 Los
detenidos fueron torturados y sometidos a rápidos juicios espectáculo,
celebrados a partir del 7 de agosto,131 que resultaron en la ejecución de unos
doscientos de los acusados.132 El principal movimiento de resistencia fue
destruido, aunque pequeños grupos aislados siguieron funcionando. La lista de
personajes que cayeron es extensa y se puede citar a Wilhem
Canaris, Friedrich Fromm y Erwin Rommel, entre otros.
El atentado contra Hitler el 20 de julio de 1944 le dejó secuelas progresivas que
lentamente fueron afectando su raciocinio, desenvolvimiento y dominio de la
situación.
Hitler también experimentó un deterioro de su salud. Su mano izquierda
temblaba; el biógrafo Ian Kershaw y otros creen que podría sufrir la
enfermedad de Parkinson. También se ha sospechado, por alguno de los
síntomas, que pudo haber padecido sífilis, aunque las evidencias en favor de
ello son mínimas.
Últimos días
Hitler regresó por última vez a Berlín el 15 de enero de 1945, en un tren
especial procedente de Ziegenberg, localidad cercana a Bad Nauheim, donde
desde su cuartel general conocido como «Adlershorst» o «Nido del Águila»
había dirigido desde el 11 de diciembre de 1944 la fracasada ofensiva de las
Ardenas.133134 Ahora su principal preocupación era la ofensiva soviética en
el frente oriental y el motivo inmediato de su viaje fue la radical oposición
de Guderian a su decisión de trasladar a la
división Grossdeutschland desde Prusia Oriental hacia el sur para reforzar la
defensa del frente polaco.135 Con su habitual desconfianza hacia los generales
de la Wehrmacht decidió que debía estar más cerca del Estado Mayor
de Zossen.136
El 30 de enero, con motivo del duodécimo aniversario de su ascenso al poder,
dirigió por última vez unas palabras al pueblo alemán en un discurso radiado
que, pese al optimismo de Goebbels, permitió constatar que sus palabras ya no
conseguían levantar la moral de la población ante la evidencia de lo
desesperado de la situación.137 Ese mismo día Albert Speer le comunicó que la
pérdida de la producción de la Alta Silesia significaba la total imposibilidad de
seguir manteniendo un mínimo suministro de armas y municiones al Ejército, a
lo que Hitler se limitó a contestar que no le gustaba recibir informes derrotistas
y que mantuviera un completo secreto.138 Pocos días después, el 3 de febrero,
un devastador bombardeo diurno estadounidense, el más duro que había
sufrido Berlín hasta entonces, destruyó casi completamente la vieja Cancillería
del Reich y dañó gravemente el nuevo edificio de Speer, lo que obligó a Hitler a
vivir desde entonces casi permanentemente bajo tierra, en un búnker
subterráneo de dos plantas situado bajo el jardín de la Cancillería en el que ya
dormía desde su regreso.139
El 12 de febrero el comunicado de la conferencia de Yalta, que incluía las duras
condiciones impuestas por los Aliados a Alemania después de su derrota, entre
ellas la división del país, la prohibición del Partido Nazi y el procesamiento de
los criminales de guerra, no hizo si no reafirmar su postura de que cualquier
tipo de rendición estaba fuera de discusión.140 Sus esperanzas estaban
puestas en lo que consideraba inevitable en un momento u otro: la ruptura de
los aliados occidentales, británicos y estadounidenses, con los soviéticos. 141 Al
día siguiente Hitler reaccionó con furia al enterarse del bombardeo de Dresde y
fue necesaria la insistencia conjunta de Keitel, Jodl, Dönitz y Ribbentrop para
convencerle de que sería contraproducente su intención inicial de ejecutar a un
prisionero aliado por cada civil muerto.142
El 24 de febrero celebró la última reunión con los Gauleiter con motivo del
vigesimoquinto aniversario de su discurso de presentación del programa del
partido. Estaba en muy mala condición física, con dificultades para controlar los
temblores de su brazo izquierdo y habló sentado durante una hora y media en
la que rememoró la época «heroica» del partido y, entre evocaciones a sus
triunfos pasados, afirmó que era el único que podía juzgar el curso que tomaría
la fase decisiva en que se encontraba la guerra. Poco más podía añadir que
aludir a las armas milagrosas que se estaban desarrollando antes de volver a
recordar sus tesis, en el estilo del más implacable darwinismo social, de que si
se perdía la guerra sería porque al fin y al cabo el pueblo alemán no poseía el
«valor interno» necesario y él no sentiría la menor compasión por su
destrucción. Las obligadas ausencias de Erich Koch (Prusia Oriental) y Karl
Hanke (Breslau) eran reflejo de la situación real, así que su discurso no pudo
disipar el pesimismo incluso entre los incondicionales de la vieja guardia,143
aunque no faltaron quienes como Rudolf Jordan, el Gauleiter, de MagdeburgoAnhalt, se sintieron revivir creyéndose ver ante el «antiguo Hitler».144 La fecha
había sido hasta 1942 motivo para un gran discurso de Hitler en
la Hofbräuhaus de Múnich, pero en esta ocasión se limitó a una proclama de
cuya lectura se encargó Hermann Esser y que se convirtió en la última que
dirigió a los alemanes.145
Boda con Eva Braun y testamento
Adolf Hitler con Eva Braun en el Berghof, la residencia del Führer en los Alpes Bávaros.
En las primeras horas del 29 de abril de 1945, poco después de la
medianoche,c Hitler contrajo matrimonio con Eva Braun en la sala de mapas
del búnker de la Cancillería. La ceremonia la ofició Walter Wagner, un
funcionario municipal, y además de los contrayentes solo estaban presentes
como testigos Joseph Goebbels y Martin Bormann. El acto fue muy breve y a
su finalización los recién casados se retiraron a sus habitaciones, donde se
organizó una fiesta que se prolongó varias horas, en el transcurso de la cual su
secretaria Traudl Junge mecanografió en una sala contigua los testamentos
privado y político que Hitler le había dictado sobre las once y media. 147148 Los
últimos informes confirmaban el avance de las tropas soviéticas hasta zonas a
solo unos cientos de metros de la Cancillería, ya se combatía en la Potsdamer
Platz y se desvanecían las últimas ilusorias esperanzas de que el ejército
de Walther Wenck pudiera conseguir romper el cerco.149
En su testamento privado, del que nombra albacea a Martin Bormann, Hitler
explica su decisión de casarse con Eva Braun, la voluntad de ambos de morir y
ser incinerados para escapar a la vergüenza de la derrota, y lega sus
posesiones al Partido, o al Estado si aquel dejara de existir, con la excepción
de su colección de cuadros, cuyo destino sería un nuevo museo en Linz, y los
recuerdos personales o incluso bienes que, a juicio de Bormann, fueran
necesarios para el sustento de los sirvientes o allegados que le habían servido
con lealtad.150151
Su testamento político es más extenso, con una primera parte en la que reitera
su tradicional retórica antisemita acusando a los judíos de provocar el estallido
de la guerra y recordando su profecía de que en ese caso no serían millones
de arios los que morirían sino los verdaderos culpables, en lo que parece una
transparente alusión a la solución final. Considera que algún día aquella lucha
de seis años acabaría siendo considerada un momento glorioso y parece
achacar la responsabilidad de la derrota a sus viejos antagonistas, los oficiales
del Ejército (no así a los de la Marina), por su falta de arrojo y fidelidad. En la
segunda parte pasa a nombrar un nuevo gobierno y comienza expulsando del
partido y desposeyendo de todos sus cargos a Hermann Göring, al que
acusaba de deslealtad por intentar sucederle y tomar el poder prematuramente,
y a Heinrich Himmler, por negociar a sus espaldas con el enemigo. En lugar de
Göring escogió para sucederle a Karl Dönitz, recuperando para él el cargo
de presidente del Reich que había ostentado Hindenburg. Premió la fidelidad
de Joseph Goebbels con el nombramiento de canciller, sustituyó como ministro
de Asuntos Exteriores a Joachim von Ribbentrop por Arthur Seyss-Inquart,
como Reichsführer-SS a Himmler por Karl Hanke y puso al frente del Ejército al
general Ferdinand Schörner.d153154 Ambos documentos estuvieron terminados
sobre las cuatro de la mañana, hora a la que constan las firmas de Goebbels,
Bormann, Wilhelm Burgdorf y Hans Krebs en el testamento político, mientras
para el privado Nicolaus von Below añadió la suya a las de Goebbels y
Bormann.155152 Cerca del mediodía salieron emisarios con copias de los
documentos a diferentes destinos: una copia del testamento político se le
confío al ayudante de Hitler, Willi Johannmeier, para ser entregada al general
Schörner, y debían llevar copias de ambos testamentos Wilhelm Zander,
adjunto de Bormann, a Dönitz y Heinz Lorenz, oficial del Ministerio de
Propaganda, que además portaba un «Apéndice al testamento político del
Führer» escrito por Goebbels que debía hacer llegar a la Casa Parda, la sede
del Partido Nazi en Múnich. Por diferentes circunstancias ninguno de los
mensajeros consiguió completar su misión.156157
Suicidio
Artículo principal:
Muerte de Adolf Hitler
Hitler y Karl Dönitz en el Führerbunker. Dönitz sucedería a Hitler como Presidente de Alemania.
El día 29 de abril Hitler comenzó a realizar los últimos preparativos para su
suicidio. Aunque ya se había enterado de la muerte de Benito Mussolini,
colgado ese mismo día boca abajo junto con su amante Clara Petacci en una
gasolinera de Milán donde sus cadáveres sufrieron todo tipo de maltratos, no
es seguro que conociera los detalles y no tiene fundamento la tesis de que
estos le influyeran más allá de reforzar una decisión ya tomada.157158 Por la
tarde, antes de la sesión informativa diaria con sus generales, hizo matar a su
perra Blondi. Hitler ya había proporcionado ampollas de ácido prúsico,
suministradas por su médico Ludwig Stumpfegger, a sus secretarias y otros
miembros del personal del búnker y decidió probarlas con Blondi, para lo que
hizo llamar a su antiguo cirujano, el profesor Werner Haase, que envenenó al
animal ayudado por Fritz Tornow, el sargento encargado del cuidado de los
perros del Führer que ya había matado a tiros a los otros dos que le
pertenecían. Hitler no presenció el envenenamiento, pero acudió a contemplar
unos instantes y en silencio el cadáver del animal.159160
Hacia el mediodía del 30 de abril comunicó a Martin Bormann la decisión
definitiva de suicidarse y dio a su ayudante Otto Günsche instrucciones
estrictas sobre la cremación de su cuerpo y el de su esposa, según dijo no
quería que fueran exhibidos en el «museo de cera de Moscú». Inmediatamente
Günsche ordenó al chófer de Hitler, Erich Kempka, que consiguiera unos
doscientos litros de gasolina y los hiciera llevar al jardín de la Cancillería.
Después y como de costumbre sobre la una, Hitler almorzó con aparente
tranquilidad en compañía de sus secretarias, Traudl Junge y Gerda Christian, y
de su cocinera Constanze Manziarly.161162 Después de comer Hitler se retiró a
sus habitaciones y regresó poco después acompañado de Eva Braun para una
última ceremonia de despedida. Allí estaban presentes Martin Borman, Joseph
Goebbels, Wilhelm Burgdorf, Hans Krebs, Otto Günsche, Walther Hewel, Peter
Högl, Heinz Linge, Werner Naumann, Johann Rattenhuber y Erich Voss
además de Magda Goebbels, Else Krüger y las otras tres mujeres asistentes a
la comida.163162 Hitler les dedicó solo unas pocas palabras y, tras estrechar las
manos a todos, regresó a su estudio de donde solo volvió a salir para visitar a
Magda Goebbels que, angustiada por su futuro y el de sus hijos,
probablemente le pidió que reconsiderara su decisión de no abandonar Berlín.
Después de la conversación, poco antes de las 15:30 horas, se encerró por
última vez en su despacho acompañado casi inmediatamente por Eva Braun. 162
Todo el grupo, al que se unió en el último momento Artur Axmann, permaneció
en espera mientras Günsche hacía guardia ante la habitación y, tras unos diez
minutos en los que no se oyó ningún sonido,e fue Linge quien asumió la
responsabilidad de abrir la puerta haciéndose acompañar por Bormann.
Encontraron a Hitler y Eva Braun sentados en el sofá del despacho; ella
recostada a su izquierda desprendiendo el olor a almendras amargas
característico del ácido prúsico y con un revólver al lado que no llegó a utilizar,
mientras que Hitler tenía a sus pies la pistola Walther PPK de 7,65 mm con la
que se había disparado un tiro en la sien derecha de la que seguía manando la
sangre.165166f
Portada del diario militar norteamericano The Stars and Stripes con fecha del 2 de mayo de 1945.
Confirmadas las muertes de ambos, sus cadáveres fueron envueltos en mantas
proporcionadas por Linge y fue también él mismo, con ayuda de tres miembros
de las SS, quien se hizo cargo de transportar el cuerpo de Hitler hasta los
jardines de la Cancillería, para lo que era necesario subir un tramo de
escaleras de unos siete metros y medio. Por su parte Bormann sacó el cuerpo
de Eva Braun y se lo entregó a Kempka en el pasillo, quien a su vez se lo cedió
a Günsche para que lo ascendiera por las escaleras.168
En medio del incesante bombardeo soviético Günsche colocó los cuerpos, Eva
Braun a la derecha de Hitler, en el terreno llano del jardín a unos tres metros de
la puerta de salida del búnker y, después de verter sobre ellos la gasolina
proporcionada por Kempka, consiguió encender la pira con ayuda de Linge y
Bormann. Cerraron rápidamente la puerta y el grupo, completado por Krebs,
Burgdorf y Goebbels, descendió a la seguridad del búnker tras alzar los brazos
en un breve saludo de «Heil Hitler».169170
Una media hora después Günsche ordenó a dos miembros de la guardia
personal de Hitler, Ewald Lindloff y Hans Reisser, que se encargaran de
enterrar los cadáveres. Lindloff lo hizo en alguno de los cráteres de bombas
que se habían formado en el jardín, donde ya se estaban depositando los
restos de otras víctimas procedentes del hospital que se había instalado en la
Cancillería, y declaró que los cadáveres estaban «completamente consumidos»
y en un «estado terrible», muy probablemente además dañados y
posteriormente dispersos por efecto del bombardeo que todavía continuaría un
día más. Otros dos guardias del exterior del recinto, Hermann Karnau y Erich
Mansfeld,171 confirmaron que los cuerpos estaban «carbonizados, encogidos e
irreconocibles». A las seis y media de la tarde Günsche le confirmó a Reisser
que Lindloff ya había completado la tarea y que no era necesaria su ayuda.172
Siguió una conferencia a la que asistieron Bormann, Goebbels, Krebs,
Burgdorf, Axmann y seguramente también el general Wilhelm Mohnke en la
que se decidió enviar a Krebs, que hablaba ruso como antiguo agregado militar
en Moscú, para intentar entrevistarse con Gueorgui Zhúkov y entregarle una
carta firmada por Bormann y Goebbels en la que se le informaba de la muerte
de Hitler y se tanteaban las condiciones de un armisticio o una rendición.g
Krebs salió del búnker a las diez de la noche y solo se obtuvo una respuesta
definitiva a las seis de la mañana en la que Zhúkov exigía una rendición
incondicional que debía anunciarse ese mismo día.175176
No fue hasta las 10:53 de la mañana del 1 de mayo cuando el almirante Karl
Dönitz recibió en Plön la primera noticia de ello y de la muerte de Hitler en un
engañoso telegrama redactado por Bormann: «Testamento en vigor. Llegaré
ahí lo antes posible. Hasta entonces, creo que es mejor aplazar publicación.
Bormann». A las 15:18 otro telegrama más explícito, el último enviado desde el
búnker y dictado por Goebbels, confirmaba la muerte de Hitler sin especificar
que se había tratado de un suicidio, le anunciaba su nombramiento como
presidente y adelantaba la lista de algunos otros ministros, aunque finalmente
Dönitz hizo caso omiso de ella entre otras cosas porque nunca llegó a recibir el
testamento con la lista completa.175177
El anuncio público se retrasó unas cuantas horas hasta que a las 21:30 Radio
Hamburgo anunció una importante noticia y a las 22:26 Dönitz en persona
comunicó su nombramiento y la muerte del Führer «esta tarde» luchando «a la
cabeza de sus tropas» contra el bolchevismo. Dönitz sabía que había muerto el
día anterior y, aunque hubiera supuesto que se había tratado de un suicidio
trató de ocultarlo para evitar la posible reacción de unas tropas que se hubieran
podido sentir abandonadas por el líder a quien habían jurado lealtad. 178179
Helmuth Weidling, al frente de la defensa de Berlín, sí se lo comunicó a sus
hombres el 2 de mayo, precisamente para convencerlos de que dejaran la
lucha.180 Además Dönitz quería aplazar la capitulación total para permitir que
continuaran la lucha los ejércitos que intentaban desesperadamente escapar
del Ejército Rojo y rendirse a los aliados occidentales, pero no tuvo
inconveniente en aceptar otras capitulaciones parciales el 2 de mayo en Italia;
el 4 de mayo en el norte de Alemania, Holanda y Dinamarca; el 5 de mayo en
el norte de los Alpes y el día 7 en Austria.181
El destino del cadáver y las versiones de los soviéticos
Fotografía de Hitler manipulada por el Ejército de los Estados Unidos para facilitar una posible
identificación de un Hitler con su apariencia física modificada.
En gran parte a causa de las distintas versiones dadas por los soviéticos, y su
negativa a colaborar con las investigaciones de los aliados occidentales sobre
el final de Hitler y el destino de su cadáver, su muerte se puso en duda durante
mucho tiempo, creándose toda suerte de mitos.182 El 2 de mayo
los soviéticos tomaron la Cancillería y comenzaron de inmediato la búsqueda
del cadáver de Hitler, que se le había encomendado a un destacamento
especial del NKVD llegado a Berlín el 29 de abril.183184 Como muy tarde ya
habían localizado sus restos el 9 de mayo, ya que ese día le mostraron una
caja de puros que contenía una mandíbula y dos puentes dentales a Fritz
Etchmann, un mecánico dental que había trabajado para Johann Hugo
Blaschke, el odontólogo de Hitler desde 1938. Etchmann identificó los puentes
como pertenecientes a Hitler y Eva Braun.175
Por lo tanto, a principios de mayo de 1945 los soviéticos ya habían encontrado
e identificado por lo menos algunos de los restos del cadáver de Hitler. 185
Además, no solo habían sido informados del suicidio de Hitler la misma noche
del 30 de abril por el general Hans Krebs,186187h sino que a lo largo del mes
siguiente también localizaron e interrogaron a muchos de los demás testigos
directos de los sucesos ocurridos en el búnker los últimos días de abril, entre
ellos a Günsche y Linge, a quienes habían hecho prisioneros.189190
Aunque durante ese tiempo los soviéticos no publicaron ningún comunicado
oficial al respecto, el 5 de junio, durante una reunión celebrada en Berlín,
aseguraron a miembros del Estado Mayor de Eisenhower que habían
identificado los restos de Hitler con casi absoluta seguridad. Sin embargo, el 9
de junio su actitud ya había cambiado radicalmente y, durante una conferencia
de prensa, Zhúkov negó que hubieran identificado los restos y especuló con la
posibilidad de que Hitler hubiera escapado de Berlín en avión en el último
momento. A continuación el comandante ruso de Berlín, Nikolái Berzarin, dijo
que «en su opinión» se había refugiado en algún lugar de Europa,
probablemente en España con el general Franco. A partir de ese momento el
oscurantismo se convirtió en permanente actitud soviética y no volvieron a
proporcionar ningún tipo de información sobre el caso.191
Los rusos confirmaron finalmente en 1955 la muerte de Hitler, pero no se
mostraron evidencias muy sustanciales, salvo algunos detalles odontológicos,
lo que confirmaba a pesar de todo que los rusos tenían los cuerpos.
Recientes versiones surgidas en los años 1990 del lado ruso, confirman que los
soviéticos (NKVD), después de una infructuosa búsqueda en la que incluso
llegaron a especular con la posibilidad de que en la Cancillería hubiera
permanecido un doble de Hitler mientras este escapaba de Berlín, por fin
dieron con los restos irreconocibles en parte de Hitler, Braun y la familia
Goebbels y que estos, secretamente aún para el mismo general Zhúkov, fueron
transportados en cajas especiales a la frontera, a un cuartel militar que luego
pasaría a ser territorio de la República Democrática Alemana.[cita requerida]
Estos restos permanecieron secretamente enterrados bajo un jardín de dicho
cuartel en la ciudad de Magdeburgo y sólo algunas autoridades de la NKVD
sabían dónde estaban, hasta que en 1970 fueron exhumados, se extrajo el
cráneo a Hitler y el resto de los cadáveres fue incinerado para evitar que su
tumba fuera objeto de veneración, y las cenizas fueron lanzadas al río. 192
No se ha podido dar con el cráneo de Hitler, pero una parte signada como de
Hitler, el hueso parietal de su caja craneana, está en un museo soviético. Sin
embargo, en septiembre de 2009, el arqueólogo Nick Bellantoni anunció que,
luego de un análisis de ADN practicado a los restos, se determinó que el
fragmento del cráneo correspondería a una mujer de entre 20 y 40 años de
edad.193
En mayo de 2018, un grupo de científicos franceses comprobaron que Adolf
Hitler se había suicidado en 1945 en su búnker de Berlín con su compañera
Eva Braun.194195
"No huyó a Argentina en un submarino, no está en una base oculta en la Antártica o en el lado
oscuro de la luna"
Philippe Charlier 196
Rasgos de su personalidad
Psicopatografía de Adolf Hitler, Opiniones religiosas de Adolf
Hitler, Vegetarianismo de Adolf Hitler y Sexualidad de Adolf Hitler.
Artículos principales:
Hitler en una de sus características poses oratorias.
El gran interés que despierta la figura de Hitler se debe precisamente a los
ribetes de su extraordinario tipo de personalidad y su halo de impenetrabilidad.
Hitler poseía un extraordinario carisma capaz de envolver no sólo a las
personas, sino también a las masas, además de poseer una gran oratoria
gesticular muy estudiada y una capacidad de liderazgo notable; pero quien
haya permanecido con él diría lo mismo que opinó su ministro y
arquitecto Albert Speer: «Nunca llegué a conocerlo».
Ciertos psicoanalistas, como por ejemplo Arno Gruen, parten de la premisa de
que la relación de Hitler con su padre estaba dominada por la violencia. Su
madre en cambio lo habría «endiosado». Dado que sus tres hermanos mayores
habían muerto poco antes del nacimiento de Adolf, su madre siempre habría
temido perder también a su cuarto hijo.197 Esta relación tensionada habría
tenido una influencia determinante sobre el desarrollo de la personalidad de
Hitler: la madre no habría podido proteger al hijo de los castigos por parte del
padre, más sin embargo lo habría endiosado, de manera compensadora,
utilizándolo así en un juego de poder en contra de su padre. El niño habría
experimentado a su madre como una persona débil y digna de desprecio, tal
como la habría percibido su padre. Al mismo tiempo, el hijo habría deseado
proteger a la madre en contra del padre. Esta situación habría precipitado al
niño a determinados conflictos interiores, a los que solamente habría podido
esquivar alienándose de sí mismo y de sus necesidades. A causa de esta
alienación se habría desarrollado una identidad muy débil. El vacío interior
habría sido rellenado por fantasías violentas y poses superpuestas.198 Aparte
de esta interpretación, numerosas obras psicológicas tratan de diversas
enfermedades psíquicas de Hitler.
Hitler era en sí un individuo muy autosuficiente y solitario. Muy pocas personas
integraban su séquito personal, se pueden citar a Albert Speer, el
fotógrafo Heinrich Hoffmann, Martin Bormann, Wilhelm Bruckner, Joseph
Dietrich, Joseph Goebbels, Julius Schaub, Julius Schreck y el arquitecto
Geisler y sus secretarias personales. A ellos les exigía lealtad a toda prueba y
discreción.
Eger, 3 de octubre de 1938
Según algunos historiadores, Hitler fue vegetariano,199 si bien otros lo
descartan,200 no fumador,199 abstemio199 (dato también cuestionado por
algunos historiadores),200 ecologista,201 se dice que promulgó las primeras
leyes de la historia que penaban el maltrato a los animales, 201 aunque la verdad
es que las primeras leyes contra el maltrato animal ya proceden del Imperio
romano.202 Se dice que no permitía a sus colaboradores fumar ni beber delante
de él.
Hitler jamás visitó una ciudad bombardeada, un campo de concentración o
un hospital[cita requerida] (la única excepción fue para visitar a las víctimas del
atentado del 20 de julio). Un fiel ejemplo de este aspecto es que Hitler se negó
a ver las fotos y filmaciones de las ejecuciones de los involucrados en el
atentado ejecutado por Claus von Stauffenberg hacia su persona en 1944.
Una de las características más relevantes de la personalidad de Hitler era la
capacidad de impresionar (fascinar), encantar, manipular y subyugar a quienes
lo rodearan; había personas que podían ser muy fuertes y seguras en sus
campos de acción, pero en presencia de Hitler estas personalidades se veían
disminuidas y manipuladas hasta el servilismo; por ejemplo, Hermann
Göring expresó al ministro de finanzas Schacht que:
Cada vez que estoy frente al Führer siento el corazón en un puño.
Hitler, era muy poco proclive a demostrar algún rasgo emocional o demostrar
afinidad hacía alguien cuando se tomaba fotografías en presencia de personas
de su confianza y aceptación; en cambio si demostraba una faceta muy
humana en presencia de niños, sobre todo cuando era visitado en Berghof. 203
Hitler demostraba además insensibilidad y falta de escrúpulos cuando se
trataba de deshacerse de enemigos y/o sacrificar soldados; se puede citar
como ejemplo la destrucción del 6º Ejército alemán en Stalingrado.
En su vida sentimental, muy discreta, se asocian los nombres de Geli
Raubal, María Reiter, Eva Braun, quien fue su amante, Unity Mitford e Inga
Ley. Leni Riefenstahl, una de las más sindicadas en su momento, negó haber
sido amante de Hitler. Hitler era muy celoso y no permitía a casi nadie
inmiscuirse en esos temas. Albert Speer en sus memorias señaló que Hitler
mostraba un trato desconsiderado, opresivo y vejatorio a Eva Braun.
Respecto de la orientación sexual de Hitler mucho se ha
escrito[cita requerida] debido a su vínculo inicial con Ernst Röhm, pero las
evidencias indican que Hitler era, sin lugar a dudas, heterosexual.200
Una de las secretarias personales de Hitler, Traudl Junge, describió así la
energía que emanaba de la persona de Hitler:
Cuando estaba presente (Hitler), todo el edificio bullía de actividad, todos corrían, los teléfonos
sonaban, los radioespectadores no cesaban de enviar y recibir notas de comunicados (...) Cuando él
estaba ausente, todo volvía a una monótona normalidad, Hitler era como una especie de dinamo.
Junge describió a Hitler como una persona que presentaba dos
personalidades: una muy considerada y afable, y otra muy fría, iracunda y
avasallante en extremo, apasionada y calculadora.
Cita Junge en sus remembranzas:
Hitler era vegetariano, gustaba del té y además no soportaba el calor; no se podía fumar en su
presencia y hacía climatizar sus ambientes a no más de 11 °C de temperatura. Otro de los aspectos
es que a Hitler le gustaba escuchar chismes, pues lo distraían de su realidad. Además, Hitler se
acostaba muy tarde, a las tres o cuatro de la madrugada, y se levantaba también muy tarde, entre
las 10:00 y las 11:00 horas; el personal militar de la primera planta se acostaba en torno a la
medianoche, terminada la última reunión de guerra de cada día y se levantaba hacia las
siete.[cita requerida]
Para los miembros cercanos a Hitler, Keitel, Lammers y Bormann, Hitler
predicaba con el ejemplo pagando sus propios costes personales sin derogar
ningún fondo del Estado. Los ingresos de Hitler, hábilmente administrados por
su secretario personal Martin Bormann, sucesor de Rudolf Hess, provenían de
los derechos por su imagen postal y por su libro Mein Kampf. [cita requerida]
Otro de los rasgos característicos de Hitler era su desprecio por la debilidad
ante el enemigo y por éste, sobre todo al judaísmo y en segundo grado
al comunismo, su impulsividad y su obcecación por las metas sin importar el
costo que tuvieran. Por ejemplo: cuando Brauchistch le solicitó la retirada
estratégica de Moscú, Hitler se encolerizó diciendo:
¡No me podéis quitar Moscú!, ¡quiero Moscú!.
Un ejemplo de su aparente flexibilidad es cuando cedió ante Himmler por la
deportación de los holandeses a Polonia, en pro de aumentar primeramente el
contingente de las SS.
Albert Speer llegó a emitir el siguiente comentario al respecto:
En el lugar donde debía haber un corazón en el pecho de Hitler, había un gran hueco.
Cuando le tocaba tratar temas variados sobre aspectos técnicos o militares,
mostraba un acabado conocimiento de estos, llegando a sorprender a sus
interlocutores.
Hitler era muy condescendiente con quienes mostraban valor y arrojo en
combate; llegó a diseñar él mismo la Cruz de Brillantes, Espadas y Robles
para Hans Ulrich Rudel, el célebre piloto de «Stukas».
Autodidacta y lector empedernido
Hitler, de perfil.
Hitler era autodidacta. Sus conocimientos detallados acerca de diversos temas
no los había adquirido en forma sistemática o bajo dirección científica, dado
que además siempre tuvo una aversión contra las universidades y los
profesores universitarios, a los que despectivamente llamaba "Profaxe".
Repetidas veces expresó su aversión a las ciencias establecidas.204 Siguiendo
a su mentor Dietrich Eckart, Hitler alababa las
enseñanzas esotéricas y ocultistas de autores como Guido von List o Hanns
Hörbiger, los que unían ciertas tesis científicas con
elementos míticos y místicos y que con frecuencia también integraban ideas
nacionalistas o racistas en sus obras.
Hitler poseía más de 16 000 libros distribuidos en tres bibliotecas privadas
ubicadas en Múnich, Berlín y Berchtesgaden, de los que unos 12 000 se han
conservado.205 Junto a literatura militar práctica, como Heigls Taschenbuch der
Tanks (El compendio de tanques de Heigl),206 que representaba alrededor de la
mitad del inventario,205 Hitler leía a numerosos escritores nacionalgermanos y
antisemitas tales como Paul de Lagarde, Hans F. K. Günther206 o Jörg Lanz
von Liebenfels207 y documentaba su comportamiento como lector con
subrayados y notas al margen. Más de un diez por ciento de los libros que se
conservan estaban representados por esotérica de derecha y ocultismo, por
ejemplo obras de Carl Ludwig Schleich, Maximilian Riedel o Ernst Schertel.205
206
Hay poca ficción o bellas letras entre las obras que se conservan.206 La
afirmación de Hitler, de que en prisión habría realizado estudios filosóficos
con Immanuel Kant, Arthur Schopenhauer y Friedrich Nietzsche, merece
ponerse en duda por la falta de estos filósofos entre lo que se conserva de la
biblioteca.206205 Solamente un tomo con escritos de Johann Gottlieb Fichte,
regalado por y con dedicatoria de Leni Riefenstahl, se encuentra206 junto a
dramas de Shakespeare, preferido por Hitler antes de Goethe y Schiller. Le
gustaba impresionar a sus auditores con citas de Julio César y Hamlet.205 Hitler
era capaz de memorizar en forma duradera informaciones esenciales fruto de
sus lecturas, incluso muchos detalles, intercalándolas a voluntad en sus
discursos, conversaciones o monólogos. Al hacerlo, generalmente evitaba
indicar la fuente, de manera que a los auditores con frecuencia les daba la
impresión de que se trataba de ideas originales del propio Hitler.204
No dominaba ningún idioma extranjero aparte de un francés rudimentario que
había aprendido en la enseñanza media de Linz, terminando sus estudios en el
ramo al tercer año con la nota de «insuficiente».208 Es de suponer que en los
años 1914–1918 haya tenido ocasión de refrescar en algo sus conocimientos
de francés en el frente occidental. Como canciller, Hitler se informaba de la
prensa extranjera solamente por vía de su traductor jefe Paul-Otto Schmidt.
Aparte de Praga (1939), Varsovia (1939), París (1940) y Roma, así como Viena
y Berlín, Hitler personalmente no conoció otras capitales europeas.
Dado que tenía mala vista, pero rehusaba portar gafas por vanidad, los
sirvientes debían distribuir gafas para leer en todas las salas de la Cancillería,
para que Hitler tuviera rápidamente una a mano.209
Antisemitismo
El primer testimonio de Hitler sobre la cuestión judía se encuentra en una carta
escrita en septiembre de 1919:
Utilizando la terminología biológica que frecuentemente desplegaría, declaró que las actividades de
los judíos producían «una tuberculosis racial en las naciones». Afirmó categóricamente que los
judíos eran una raza, no una religión. El antisemitismo como movimiento político, declaró, debería
basarse en la «razón», no en la emoción, y debería conducir a la eliminación sistemática de los
derechos de los judíos. Sin embargo, concluía:
El «objetivo final», que sólo podía alcanzarse con un gobierno de «fortaleza nacional» tenía que ser la
«eliminación completa de los judíos».210
Veintinco años después, en vísperas de su suicidio, dejó escrita en
su Testamento Político su valoración de la «raza judía» como la verdadera
culpable de la guerra en curso.
En un pasaje de Mein Kampf, escribió que el sacrificio de los soldados
alemanes en el frente de la Gran Guerra no hubiese sido necesario si «doce o
quince mil de estos judíos corruptores del pueblo hubiesen sido sometidos a los
gases tóxicos».211
El antisemitismo de Hitler era un componente muy arraigado y esencial de su
ideología, más allá de los usos propagandísticos que pudo darle a lo largo de
su trayectoria política. Junto con el deseo de asegurar la hegemonía de
Alemania en Europa y la consecución de un espacio vital para su país, la
eliminación de los judíos era el tercer elemento que conformaba su
ideología.212
El deseo de venganza que Hitler desarrolló tras la capitulación alemana en
noviembre de 1918 se centró en una serie de enemigos que ya había
identificado años antes, a los que solo se podía combatir mediante la guerra;
Ya que bajo su punto de vista los judíos eran los responsables de los crímenes más terribles de
todos los tiempos -por la «puñalada en la espalda» de 1918, la capitulación, la revolución, la
desgracia de Alemania-; ya que bajo su pervertida percepción eran los principales protagonistas del
capitalismo de Wall Stret y de la City de Londres, así como del bolchevismo de Moscú; y ya que,
según su creencia en la leyenda de la «conspiración judía
En este sentido, Hitler se veía como el agente necesario para la salvación de
Alemania y veía la destrucción del poder de los judíos como el medio
indispensable para lograrla.
Con su ascenso al poder el 30 de enero de 1933, su Weltanschauung, ante
todo un conjunto de objetivos visionarios, sirvió para integrar las fuerzas
centífugas del nazismo, para movilizar a sus activistas y para legitimar
determinadas iniciativas políticas llevadas a cabo siguiendo, de una forma u
otra, su voluntad. Entre tales objetivos estaba la eliminación de los judíos, idea
que supo manejar con criterio táctico a lo largo de su carrera. Así,
Hitler intervenía para canalizar los ataques en forma de una legislación antijudía tremendamente
discriminatoria, aplacando en cada fase a los radicales y progresando en la radicalización de las
medidas adoptadas. Existía, por lo tanto, una «dialéctica» continua entre acciones «salvajes» desde
abajo y discriminación orquestada desde arriba. Cada fase de radicalización era más intensa que la
que la precedía. De esta manera, la inercia no se desvanecía nunca.213
La obsesión de Hitler contra los judíos propició que este, incluso, llegara a
despreciar, en sus últimos años, al cristianismo por su origen judío. En su
círculo más cercano Hitler solía pronunciar largos monólogos, a modo de
propuestas de mesa, que su secretario personal, Martin Bormann, escribía
minuciosamente. Así, en 1943 y en plena guerra, Hitler dijo:214
El golpe más duro para la humanidad es el cristianismo —el comunismo es hijo del cristianismo—
son todo invenciones de los judíos.
Adolf Hitler, 1943.
Teorías sobre el origen de su antisemitismo
Desde su aparición en el mundo político, surgieron toda clase de teorías y
rumores que han intentado explicar los orígenes del antisemitismo de Hitler.
Se dice que al menos desde la década de los 1920 ya circulaban rumores de
que Hitler tenía alguna ascendencia de sangre judía. La más seria de estas
teorías es la que expuso Hans Frank en sus memorias, escritas después de la
guerra. Frank afirmó haber investigado sus antecedentes familiares por orden
del mismo Hitler y llegado a la conclusión de que su abuela, Maria
Schicklgruber, había dado a luz a Alois Hitler, el padre de Hitler, mientras
trabajaba como criada en una familia judía de Graz apellidada Frankenberger,
de la cual el hijo de la misma, Leopold Frankenberger, sería el padre de Alois.
Ninguna de estas historias, incluida la de Frank, ha demostrado tener bases
factuales.215 Lógicamente las implicaciones de estos rumores eran
políticamente explosivas para un proponente de
una ideología especialmente racista contra los judíos. Los adversarios
intentaron demostrar que Hitler tenía antepasados judíos o checos, y aunque
estos rumores no fueron nunca probados, se piensa que para Hitler fueron una
razón suficiente para ocultar sus orígenes.[cita requerida] Según Robert G. L. Waite
en The Psychopathic God: Adolf Hitler, el régimen de Hitler hizo ilegal que las
mujeres alemanas trabajaran en familias judías, y después
del Anschluss (anexión) de Austria, convirtió la ciudad natal de su padre en un
área de prácticas de artillería. Waite dice que las inseguridades de Hitler en
este aspecto pueden haber sido más importantes que si la ascendencia judía
pudo ser probada por sus compañeros.
Para 1903, Hitler asistía a la Realschule al mismo tiempo que Ludwig
Wittgenstein, uno de los más destacados filósofos del siglo XX. Un libro de
Kimberley Cornish sugiere que los conflictos entre Hitler y algunos estudiantes
judíos, incluyendo Wittgenstein, fueron un momento crítico en la formación de
Hitler como un antisemita.216 Sin embargo, la obra de Cornish ha sido acusada
de ser de naturaleza especulativa.217218
Muchos otros historiadores tratan de especular el origen de su odio extremo
hacia los judíos señalando la posibilidad de que el padre biológico de Alois (y
por tanto su abuelo) fuera de origen judío,[cita requerida] lo que fue desmentido
luego. Otros lo atribuyen a que su madre, Klara Hitler, murió al cuidado de un
médico judío,219 pero el mismo Hitler pareció estar agradecido por sus
atenciones (le regaló una pintura y más tarde como canciller le permitió salir de
Austria).220 Según algunos, sería la idea de la supuesta influencia sionista para
que Estados Unidos entrara en la guerra.[cita requerida] Hasta la fecha, ninguna de
estas aseveraciones ha sido convincentemente confirmada.
Por otra parte, diversos autores también aseguran que Hitler fue seriamente
influenciado por la teoría del darwinismo social221 basada en la idea
de Darwin de "la supremacía del más fuerte" y extendida como una práctica
social por la creencia en una supuesta superioridad e inferioridad física e
intelectual de algunos humanos como resultado de la evolución.222223224225226227
En esta línea de pensamiento, algunos autores consideran que Hitler creía que
los judíos y otros grupos étnicos como los afroamericanos y gitanos, estaban
«corrompiendo» la supuesta «pureza» de la nación germana, y ponían en
peligro su salud física, y su oportunidad de competencia con otras naciones del
mundo.228 La teoría es incluso tratada en el libro Why the holocaust: Hitler's
Darwinistic Messianic Genocide de Jan Horník, donde el autor señala una cita
de Darwin en la que este escribió que en «un futuro no muy distante»
sucedería una de exterminación y reemplazo de «razas salvajes» humanas que
si duda alguna generaría un «estado más civilizado» en la humanidad.i
Otra hipótesis afirma que fue simplemente por estrategia
política.[cita requerida] Hitler encontró un culpable simbólico que le permitía justificar
fácilmente el nacionalismo alemán y superar la lucha de clases (lo que
en psicología básica se denomina chivo expiatorio).[cita requerida] El banquero no
era malo por ser banquero, sino por ser judío. Si el banquero era alemán,
nacionalista alemán, sólo podía empeñar la plusvalía que obtenía a costa de
los trabajadores en engrandecer Alemania. Era una adaptación de la idea
fascista del nacionalismo para superar la lucha de clases, pero era mucho más
potente al identificar un enemigo mítico contra el que ya existía recelo y
aversión mítica y antigua. Una brillante idea con la que promover un
movimiento unitario con una gran dosis de crítica y acción constructora (la gran
Alemania) y una no menor dosis de destrucción y violencia mítica. La acción
política perfecta: construir y destruir como propuesta política.
Al-Husseini, el Gran Muftí de Jerusalén y presidente del Consejo Islámico Supremo junto con Adolf
Hitler, 1941
Según sus escritos, él consideraba a los judíos como una raza extranjera en
territorio alemán y compartía muchas de las ideas antisemitas comunes en la
época, que eran de origen muy antiguo (un ejemplo de esto lo tenemos en la
influencia del panfleto apócrifo Los protocolos de los sabios de Sion). Así es
como hablaba de una «conspiración judeo-bolchevique» (en la que incluía a
todos los movimientos de izquierda por igual), al mismo tiempo que culpaba a
los empresarios y financieros judíos de los problemas económicos por los que
pasaba Alemania en aquel entonces (algunos de sus primeros discursos
versaban sobre lo que él llamaba «la esclavitud del interés»). Como se verá,
eso llevó a acusarlos también de llevar a Alemania a la derrota en 1918.
En cuanto a sus influencias personales que a menudo se menciona que
pudieron haber alimentado su racismo contra los judíos, se encuentran Henry
Ford (de quien es conocido su antisemitismo), quien además publicó una serie
de panfletos conocidos como The International Jew: The World's Foremost
Famous Problem y apelaba a una supuesta «conspiración sionista», señalando
a los judíos como los culpables. Se cree que todo esto también influyó en
Hitler, pues la relación se vio evidente, de hecho, cuando en 1923, Ford fue
acusado de proveer ayuda financiera a Hitler, y más tarde (dos años antes de
convertirse en canciller de Alemania) Hitler declaró a un periodista de The
Detroit News: «Considero a Henry Ford como mi inspiración» (1931)229
Otras figuras con cuya ideología se ha vinculado su antisemitismo, incluyen
tanto a Friedrich Nietzsche, de quien leyó sus obras en la prisión
de Landsberg donde redactó Mein Kampf;79230 como
al reformador alemán Martín Lutero, a quien consideraba, junto a Richard
Wagner y Federico el Grande, como uno de los alemanes verdaderamente
«grandes» de la historia,231 y responsable de un gran número de escritos
antijudíos.
Legado de Hitler
Durante los Juicios de Núremberg se acusó a 611 personas, integrantes de las
diversas instituciones del Tercer Reich, de cinco delitos: complot, crímenes de
guerra, crímenes contra la humanidad (exterminio), crímenes contra la
paz y genocidio. Los principales jerarcas nazis apresados fueron condenados a
la horca o a largas penas de prisión; otros murieron en los meses que siguieron
a la caída de Berlín.
El nazismo y cualquier reminiscencia ideológica afín fueron prohibidos en casi
toda Europa; de hecho no se pueden publicar textos de orientación nazi ni
utilizar públicamente esvásticas y otros símbolos hitlerianos sin riesgo de
cometer falta o delito punible. Sin embargo, la
discriminación antisemita permaneció hasta bien entrada la década de los 60,
sobre todo en países americanos.
Primera edición de Mein Kampf, julio de 1925.
Desde el punto de vista militar, el legado más importante de la Alemania nazi
es la completa adopción del concepto del Blitzkrieg, literalmente guerra
relámpago, en todas las academias de guerra del mundo. Las estrategias,
batallas y técnicas de la Wehrmacht usadas en la Segunda Guerra Mundial son
objeto de estudio en todos los institutos militares. Hitler fue nominado al Premio
Nobel de la Paz de 1939, pero esta no fue una nominación seria y fue más bien
una crítica en forma de sátira de un miembro del parlamento sueco. 232
La publicación del libro Mein Kampf de Hitler está prohibida en muchos países
europeos, principalmente en Alemania desde 1945;233 no obstante, sigue
editándose en otros países, como por ejemplo España y México, circula
libremente en muchos idiomas por las librerías de muchos países y es objeto
de estudios de todo tipo.
Distintos grupos en todo el mundo se consideran herederos del nazismo.
Grupos violentos como el Ku Klux Klan, Nación Aria, etc., se reclaman
herederos de esta doctrina.55
Otro de los legados de Hitler es el nombre y el concepto del
automóvil Volkswagen (auto del pueblo), llamado en un primer momento KdfWagen (Kraft durch Freude, fuerza a través de la alegría). El diseño original del
auto fue realizado por el ingeniero Ferdinand Porsche, pero el propio Hitler se
ocupó de los detalles finales del acabado de la carrocería y aportó el nombre.
Durante el gobierno nazi solo se construyeron prototipos, pero tras la guerra
el Volkswagen (como fue conocido finalmente el automóvil) se hizo muy
popular, desarrollándose diversos modelos de (escarabajo).234
"Higiene racial" y el Holocausto
Artículo principal:
Holocausto
Generalplan Ost: la deportación o exterminio de la población de origen eslavo.
Uno de los fundamentos de las políticas sociales de Hitler y el NSDAP es el
concepto de «higiene racial». Se basaba en las ideas de Arthur de Gobineau, el
movimiento de la eugenesia, y el darwinismo social. Aplicado a los seres
humanos, «la supervivencia de los más aptos» fue interpretado como una
exigencia de la pureza racial y la matanza fuera de la «vida indigna de ser
vivida». Las primeras víctimas fueron mutilados y niños con retraso en un
programa denominado Acción T4. Después de una protesta pública, Hitler hizo
un amago de poner fin a este programa, pero, de hecho, los asesinatos
continuaron.
Entre 1939 y 1945, las SS, con la ayuda de gobiernos colaboracionistas y
reclutas de los países ocupados, sistemáticamente asesinaron entre 11 y 14
millones de personas, incluidos cerca de seis millones de judíos, en los campos
de concentración, los guetos y las ejecuciones en masa y a través de otros
métodos, como los experimentos médicos. Además de los que eran gaseados
hasta la muerte, muchas de las víctimas murieron como consecuencia de la
hambruna y la enfermedad mientras trabajaban como esclavos (a veces en
beneficio de las empresas privadas alemanas en el proceso, debido al bajo
costo de esa mano de obra). Junto con judíos, fueron asesinados polacos no
judíos (más de tres millones de víctimas), opositores políticos (como algunos
comunistas), miembros de grupos de resistencia, prisioneros de guerra
soviéticos (se estima que cerca de tres millones de ellos), sindicalistas,
religiosos católicos y cristianos protestantes opositores, testigos de Jehová,
miembros del clero anti-nazis, minusválidos, discapacitados físicos, retrasados
mentales, pacientes psiquiátricos, homosexuales y gitanos. Uno de los
mayores centros de asesinato en masa fue el complejo-campo de exterminio
de Auschwitz-Birkenau. Hitler nunca visitó los campos de concentración y no
habló en público sobre las muertes en términos precisos.
Cadáveres apilados sobre un remolque a las afueras del crematorio del campo de concentración de
Buchenwald (abril de 1945).
Las matanzas que llevaron al Holocausto (la «Solución Final de la Cuestión
Judía» o Endlösung der Judenfrage) fueron planificadas y ordenadas por
líderes nazis, con Himmler jugando un papel clave. Si bien no se ha hallado la
orden concreta de Hitler autorizando el asesinato en masa de los judíos, existe
documentación que demuestra que aprobó los Einsatzgruppen, los
escuadrones de la muerte que siguieron al ejército alemán a través de Polonia
y Rusia, y que se le mantuvo bien informado acerca de sus actividades. La
evidencia también sugiere que en el otoño de 1941, Hitler y Himmler decidieron
el exterminio en masa por medio de gases. Durante los interrogatorios por
oficiales de inteligencia soviéticos, desclasificados más de cincuenta años
después, el valet Heinz Linge y el ayudante militar Otto Gunsche oyeron decir a
Hitler que había «poros de más en los primeros planos de las cámaras de
gas».[cita requerida] Hitler además se preocupó de que la llamada Solución final se
aplicara a cada país invadido, prueba de ello fue el encargo personal a Theodor
Dannecker para que supervisara la deportación de judíos de Bulgaria. Cuando
empezaron las deportaciones de los judíos holandeses, la esposa de Baldur
von Schirach, Henriette Hoffmann, afeó en la misma cara a Hitler por lo que le
sucedía a la población judía en ese país. Hitler después de ese comentario
infortunado expulsó al matrimonio von Schirach de su círculo social.
Para avanzar en la aplicación de esta «Solución Final», se celebró
la Conferencia de Wannsee cerca de Berlín, el 20 de enero de 1942, con
quince altos funcionarios participantes, dirigido por Reinhard Heydrich y Adolf
Eichmann. Las actas de esta reunión proporcionarían la prueba más clara de la
planificación del Holocausto. El 22 de febrero, Hitler fue grabado diciendo a sus
socios, «vamos a recuperar nuestra salud sólo con la eliminación de los
judíos».[cita requerida]
Predecesor:
Paul von
Hindenburg (presidente)
Él mismo (canciller)
Führer de Alemania
1934 - 1945
Sucesor:
Karl Dönitz (presidente)
Joseph Goebbels (canciller)
Predecesor:
Kurt von Schleicher
Predecesor:
Anton Drexler
Predecesor:
Franz Pfeffer von Salomon
Predecesor:
Walther von Brauchitsch
Predecesor:
Chiang Kai-shek
Soong May-ling
Predecesor:
—
Canciller imperial de Alemania
1933 - 1934
Líder del Partido Nazi
1921 - 1945
Comandante de las Sturmabteilung
1930 - 1931
Alto mando del Oberkommando des
Heeres
1941 - 1945
Persona del año para Time
1938
Reichsstatthalter de Prusia
1933 - 1935
Sucesor:
Él mismo como Führer
Sucesor:
Martin Bormann
Sucesor:
Ernst Röhm
Sucesor:
Ferdinand Schörner
Sucesor:
Joseph Stalin
Sucesor:
Hermann Göring
Véase también







Adolf Hitler en la cultura popular
Alemania Nazi
Anexo:Calles designadas como Adolf Hitler
Holocausto
Mein Kampf
Nacionalsocialismo
Opiniones religiosas de Adolf Hitler
Notas
1.
2.
↑ A la muerte del presidente Hindenburg, se intituló Führer und Reichskanzler («líder y
canciller imperial»), asumiendo las funciones del reichspräsident (presidente), que se
sumaron a las que ya desempeñaba como jefe de Gobierno desde 1934. Dicho título fue el
empleado hasta julio de 1942, fecha en la que cambió por führer des Großdeutschen
Reiches («líder del Gran Imperio alemán»).
↑ En alemán, Nationalsozialistische Deutsche Arbeiterpartei o NSDAP.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
9.
↑ Nicolaus von Below, Gerda Christian y Else Krüger declararon que la boda se celebró
antes de medianoche, pero todos los demás testimonios y pruebas, incluida la fecha del
certificado de matrimonio, confirman que se celebró comenzado el día 29 de abril. 146
↑ El resto de los componentes del gobierno eran Paul Giesler (Ministerio del Interior), KarlOtto Saur (Ministerio de Armamento), Werner Naumann (Ministerio de
Propaganda), Schwerin von Krosigk (Ministerio de Finanzas), Walther Funk (Ministerio de
Economía), Otto Georg Thierack (Ministerio de Justicia) y Herbert Backe (Ministerio de
Agricultura).152
↑ Ninguno de los testigos más próximos y creíbles afirmaron haber escuchado el sonido de
un disparo.164
↑ No tienen credibilidad las fuentes, recogidas intencionadamente por algunos autores
soviéticos, que afirmaron que Hitler se envenenó con cianuro. Este fue el testimonio de
Fritz Tornow, que solo entró en la habitación cuando ya se habían retirado los
cuerpos. Hans Baur, el piloto de Hitler que tampoco estaba presente, sostuvo la versión de
que se envenenó previamente a dispararse, igual que Artur Axmann citando a Günsche,
algo que contradecía sus primeras explicaciones y además desmentido por el mismo
Günsche. Ni Linge ni Günsche hablaron en ningún momento de envenenamiento y
tampoco mencionaron el olor característico del ácido prúsico en el caso de Hitler, un
envenenamiento previo que es además extremadamente improbable por razones forenses
debido a la rápida acción del ácido prúsico. No tienen ningún fundamento tampoco las
versiones que sostienen que Hitler se disparó en la boca o que fue un tiro de gracia de
Günsche o Linge.167
↑ Según un primer relato oficial de los soviéticos Krebs se entrevistó con Vasili Chuikov,
mientras que otra versión afirma que llegó a encontrarse con Zhúkov.173 Según el relato de
Zhúkov, después de informar a Stalin de la muerte de Hitler, para encontrarse con Krebs
envió al cuartel general de Chuikov a su jefe de Estado Mayor, Vasili Sokolovski.174
↑ Los soviéticos también habían tenido noticias del matrimonio de Hitler y Eva Braun por
medio de un prisionero civil que afirmó ser un técnico encargado de una reparación del
sistema de ventilación del búnker, a cuya declaración el NKVD no le concedió ninguna
credibilidad.188
↑ La cita: «En algún periodo del futuro, no muy distante, como en cuestión de siglos, es
casi seguro que las razas civilizadas del hombre exterminarán y reemplazarán a las razas
salvajes en todo el mundo. Al mismo tiempo, los monos antropomorfos, tal como
el profesor Schaaffhausen ha señalado, será sin duda exterminados. La ruptura entre el
hombre y sus aliados más cercanos entonces será más amplia, porque intervendrá en el
hombre en un estado más civilizado, como podemos esperar, incluso que el de los
caucásicos, y algunos monos tan inferiores como el mandril, en lugar de como ahora [pasa]
entre el negro o el australiano y el gorila»; Charles Darwin, El origen del hombre (1871),
Cap. VI, «En el lugar de nacimiento y la antigüedad del hombre».
Referencias
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
↑ «Alemania 1933: de la democracia a la dictadura». Anne Frank Website. 28 de
septiembre de 2018. Consultado el 4 de abril de 2020.
↑ «La Segunda Guerra Mundial a profundidad | The Holocaust
Encyclopedia». encyclopedia.ushmm.org. Consultado el 4 de abril de 2020.
↑ «Los caídos en el ‘putsch’ de Hitler». La Vanguardia. 16 de agosto de 2016. Consultado
el 4 de abril de 2020.
↑ Keegan, 1989, p. 141
↑ Donald L, 2000, p. 45
↑ Hasta la apertura de los archivos de la antigua Unión Soviética en la década de 1990, la
cifra considerada por los historiadores era de por lo menos 5,5 millones; Adolf Eichmann,
por su parte, había señalado a 6 millones como una probable cantidad (cf. Evans, Richard
J. El Tercer Reich en guerra, pág. 409). Según las investigaciones de Michael Brenner,
durante la Segunda Guerra mundial los nazis asesinaron entre 5,6 y 6,3 millones de judíos
(Kleine Jüdische Gechichte, Múnich: Beck, C. H. 2008; Breve historia de los judíos, Buenos
Aires: La Marca y Goethe Institut, 2011, pp. 299-300); Timothy Snyder habla de unos cinco
millones cuatrocientos mil (cf. Tierras de sangre. Europa entre Hitler y Stalin, Galaxia
Gutenberg-Círculo de Lectores, Barcelona, 2011 (or. 2010), pág. 303.
↑ Hancock, 2004, pp. 383–396 Romanies and the Holocaust: A reevaluation and an
overview Archivado el 3 de enero de 2012 en la Wayback Machine.
8. ↑ Heinz, 2009, pp. 199–200
9. ↑ Kershaw, Ian (1999). Hitler (1889-1936). Ediciones Península. p. 35. ISBN 8483072300.
10. ↑ Hernández, Jesús (2012). Breve historia de Hitler. Ediciones Nowtilus. p. 321. ISBN 978-849967-310-3.
11. ↑ Saltar a:a b Bullock, 1962, p. 25
12. ↑ Franz Jetzinger: Hitlers Jugend. Europa-Verlag, Viena 1956, pág. 11 (en alemán)
13. ↑ Por ejemplo en: Fest (1999, p. 43)
14. ↑ Kershaw, 1998, p. 34, en especial la nota la pie nº 19; compárese con Hamann, 1997,
p. 64.
15. ↑ Origin and Popularity of the Name "Adolph", thinkbabynames.com
16. ↑ Langer, 1972, p. 246
17. ↑ Toland, 1976, pp. 12-13
18. ↑ Kershaw, 1999, pp. 44-45.
19. ↑ Shirer, 1960, p. 14
20. ↑ Saltar a:a b c Shirer, 1960, p. 15
21. ↑ Saltar a:a b c Shirer, 1960, p. 16
22. ↑ Hitler,
23. ↑ Saltar a:a b c Shirer, 1960, p. 18
24. ↑ Shirer, 1960, p. 348
25. ↑ Saltar a:a b c Shirer, 1960, p. 27
26. ↑ Shirer, 1960, p. 21
27. ↑ Kershaw, 1999, pp. 91-92.
28. ↑ Kershaw, 1999, pp. 105-106.
29. ↑ Shirer, 1960, p. 28
30. ↑ Saltar a:a b c d e f g Shirer, 1960, p. 30
31. ↑ Shirer, 1960, p. 31
32. ↑ Kershaw, 1999, p. 116
33. ↑ Saltar a:a b Kershaw, 1999, p. 122.
34. ↑ Shirer, 1960, p. 33
35. ↑ Kershaw, 1999, p. 125.
36. ↑ Kershaw, 1999, p. 127.
37. ↑ Kershaw, 1999, pp. 129, 131.
38. ↑ Saltar a:a b Kershaw, 1999, p. 131.
39. ↑ Kershaw, 1999, pp. 127-28.
40. ↑ Kershaw, 1999, p. 135.
41. ↑ Kershaw, 1999, pp. 134-136.
42. ↑ Kershaw, 1999, p. 136.
43. ↑ Kershaw, 1999, p. 137.
44. ↑ Kershaw, 1999, p. 138.
45. ↑ Kershaw, 1999, p. 139.
46. ↑ Saltar a:a b Shirer, 1960, p. 35
47. ↑ Kershaw, 1999, p. 144.
48. ↑ Kershaw, 1999, p. 145.
49. ↑ Kershaw, 1999, p. 628 n. 85.
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Hombres
Nacidos en 1889
Fallecidos en 1945
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Adolf Hitler
Pintores de Alemania del siglo XX
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