VIGOTSKY: MODELO Y LEGADO QUE TRASCIENDEN Rafael Bell Rodríguez Cuando el inicio de un nuevo siglo nos convoca al inevitable balance retrospectivo y a una cierta meditación con visión de futuro, surgen con frecuencia, en los más variados ámbitos del quehacer humano, planteamientos como el que he tomado para encabezar estas reflexiones. Los mismos tienen que ver con la probabilidad de que en el siglo XXI los hombres y las ideas que se constituyeron en nuestros paradigmas en la centuria que culmina, logren probar que, sin dejar de ser hijos de su tiempo, pueden ser también gestores y protagonistas del nuestro. Es esa la intención que nos guía en esta nueva aproximación al legado de un genio que sin vacilación alguna me atrevería a afirmar que entrará, con voz propia, en el próximo milenio: L.S.Vigotsky y su escuela histórico-cultural. Vigotsky: El hombre El siglo XXI tendrá necesariamente que recuperar al hombre como centro de su atención principal y en ese sentido la vida y las cualidades humanas de Vigotsky pueden seguir aportando elementos a favor del modelo de hombre que la sociedad reclamará. Se ha escrito bastante de las cualidades intelectuales de Liev Semionovich, de su facilidad para el aprendizaje de las lenguas extranjeras, de su privilegiada memoria, de su temprano interés por las cuestiones de la literatura, el teatro y el arte en general; pero no han sido destacadas del mismo modo cualidades de su personalidad de profundo valor ético y transcendencia espiritual. Dentro de las citadas cualidades no deben omitirse las referidas al respeto por sus padres, a la responsabilidad en el desempeño de su rol de hermano y a su manera humilde de comportarse aún cuando ya ostentaba una alta posición académica en la ciencia psicológica de la naciente Rusia Soviética. La publicación en 1996 de un libro acerca de la biografía de Vigotsky, surgido de la colaboración entre su hija Guita y su biógrafa Lifanova, aporta convincentes argumentos que avalan lo anteriormente señalado. Así podemos apreciar el valor que Vigotsky otorgaba a la mirada de sus padres, al silencio de su madre en los momentos de disgusto, a su entrega y desvelos ante el sufrimiento de sus dos hermanos menores en periodos de enfermedad e incluso a la hora de enfrentar sus prematuras muertes como consecuencia de éstas. En esos duros instantes, la familia encontró en él un refugio insustituible y un soporte vital para su sostenimiento. 1 Revelamos otras aristas de sus cualidades humanas al recurrir a su figura de padre y esposo, a aquel que insistía en su participación en el baño de su hija Asia, a la que en broma solía llamar por un nombre masculino por desear tener un varón como segundo hijo, o al enorgullecido esposo, capaz de dedicar versos a su amada compañera. Resulta de particular interés para nosotros la temprana manifestación de una clara vocación docente en Vigotsky, que lo acompañaría durante toda su vida. Ya a los quince años se le conocía como “el pequeño profesor” y llegó más tarde a aparecer en la relación de nominados en un concurso para la elección del mejor maestro, convocado por un periódico de su localidad con fecha 23 de abril de 1923. Pero si a esto unimos su permanente deseo de superación, que lo hizo matricular en 1931, por segunda vez, la carrera de medicina y dedicar a su estudio parte importante de sus tres últimos años de vida, estaremos mostrando rasgos que difícilmente pierdan su vigencia con el advenimiento de un nuevo milenio. Sólo así podremos llegar a representarnos al reconocido científico Vigotsky como estudiante y profesor, al mismo tiempo, del Instituto de Medicina. Las autorizadas opiniones de Elkonin y Luria nos liberan de cualquier comentario adicional. Veamos: “ La propia combinación de profesor de psicología y de estudiante, que todavía estudia y se subordina a la disciplina estudiantil, a nosotros nos parece casi inverosímil “ (Elkonin, D.B. 1966) “ Profesores en un colectivo y estudiantes en otro, nosotros, al mismo tiempo, enseñábamos, estudiábamos y desarrollábamos nuestras investigaciones“ (Luria, A.R. 1982). Aún así faltaría mucho por decir. El propio Vigotsky como modelo de hombre y amigo, de maestro, científico y creador, sigue pidiendo la palabra... PRESENCIA Y VIGENCIA DE SU LEGADO PARA LA EDUCACION. Las ideas psicológicas y pedagógicas propuestas por ese hombre, cuya personalidad continuaremos admirando, a algunas de las cuales el siglo XX no logró extraerle todos sus frutos, también lo harán trascender el umbral convencional de estos cien años, para hacerlo presente en los que ahora se inician. Vigotsky pasará al siglo XXI con sus concepciones acerca del desarrollo de las funciones psíquicas superiores, del análisis dinámico causal y del método genético formativo, entre otras, que constituyen el núcleo de su escuela histórico-cultural. Sus conceptos sobre la edad psicológica, la edad mental ideal, los períodos del desarrollo, la actividad rectora, la situación social del desarrollo, la zona de 2 desarrollo próximo y el aprovechamiento docente, seguirán reclamando nuestra atención y generando propuestas de los más variados matices. En consecuencia, la escuela continuará siendo un escenario privilegiado para que las ideas de Vigotsky se desarrollen, enriquezcan y actualicen. En este contexto adquieren renovada vigencia los postulados vigotkianos referidos al diagnóstico del desarrollo infantil, cuyo real establecimiento como principio pedagógico, deberá ser una conquista del siglo XXI en su inaplazable objetivo de alcanzar la elevación de la calidad de la educación para todos. En el esquema propuesto por Vigotsky para la investigación del desarrollo infantil en el niño con trastornos de la conducta o con desviaciones en el desarrollo, (T-V; págs 267287) encontramos una guía que pone a prueba su vigencia no solo para la pedagogía especial sino también para la pedagogía en general. Sus pautas principales pueden ser reflejadas así: Establecimiento del diagnóstico como principio pedagógico Antecedentes Pautas del esquema de investigación propuesto por L.S. Vigotsky Fuentes de información Niño Padres Institución Educativa § Historia de la educación del individuo § Conclusión pedagógica y recomendaciones Si asumimos que en esencia, en el ámbito pedagógico, el diagnóstico es un proceso de obtención de información para la toma de decisiones a favor de la educación del niño, entonces comprobaremos que en el momento inicial de su propuesta, Vigotsky nos está orientando hacia las principales fuentes de información: el niño, los padres y la institución docente. 3 Hoy podríamos añadir a la comunidad como una fuente imprescindible de información, y esto, en mi opinión, es de las cuestiones que enriquece su propuesta pero que en modo alguno, la desacredita. Otro aspecto, cuya presencia y vigencia parece incuestionable, es el referido a la historia de la educación del individuo, contemplado por Vigotsky como un elemento “absolutamente necesario” (T-V, pág. 270) dentro de la historia del desarrollo del niño. Los actuales esfuerzos que desarrollamos en torno a lo que hemos denominado como entrega pedagógica y al correcto reflejo de las cuestiones significativas de este proceso en el expediente acumulativo del escolar, nos liberan de la necesidad de aportar más argumentos en función de revelar la trascendencia del citado momento en el esquema de investigación. Sin negar la actualidad de los restantes eslabones estructuradores de la propuesta del pionero del enfoque histórico-cultural, nos parece imprescindible detenernos brevemente en el punto final del esquema presentado, es decir, la determinación pedagógica o terapéutica y las recomendaciones. Parecen resumir y reflejar con claridad nuestros retos de hoy, los mensajes y alertas contenidos en las reflexiones de Vigotsky: “... dicha determinación generalmente resulta sumamente pobre, carente de riqueza de contenido, abstracta...” (T-V; pág. 286) “... esas fórmulas estereotipadas de las recomendaciones pedagógicas... decididamente no dicen nada al pedagogo... “ (T-V; pág. 286) “La recomendación pedagógica... debe ser concreta, rica en contenido, brindar indicaciones totalmente determinadas, precisas y claras con respecto a las medidas que se deben aplicar... (T-V; pág. 287) “El pedagogo... debe saber contra qué precisamente el debe luchar en el desarrollo del niño, qué medios se utilizan para eso y qué efecto se espera que produzcan éstos”. (T-V; pág. 287). En esencia entre los elementos que hoy pueden contribuir a la actualización y desarrollo de las pautas propuestas inicialmente por Vigotsky se encuentran: § El aporte de la comunidad. § La concepción y desarrollo de un proceso para el estudio y seguimiento de la historia de la educación del individuo con múltiples derivaciones (entrega pedagógica). § La ampliación del alcance de las conclusiones y recomendaciones. 4 Es incuestionablemente actual la atención que Vigotsky presta al pedagogo, orientándonos hacia la comprensión de las implicaciones del diagnóstico para los docentes y en particular para su preparación. Siendo consecuentes con la propia etimología de la palabra diagnóstico, “conocimiento profundo...” resulta imprescindible que el mismo nos revele no solo las características del escolar, sus potencialidades y necesidades, sino también en qué medida estamos preparados para garantizar la atención que todos y cada uno de los educadores requiere. Es decisivo el arsenal de métodos, procedimientos y medios de los que el docente pueda disponer para asegurar una educación verdaderamente personalizada. Por otra parte al siglo XXI, para recuperar en realidad, al ser humano como centro de su atención, le será indispensable partir de un enfoque optimista sobre sus posibilidades de desarrollo. Precisamente en este enfoque radica uno de los rasgos distintivos del planteamiento histórico-cultural. Esta visión optimista no debe asociarse de manera exclusiva a una posición ante las perspectivas de desarrollo de los niños con necesidades educativas especiales, en verdad, debe ser asumida como una postura que caracterice nuestro abordaje pedagógico general en la nueva centuria. Lógicamente, en el área de la educación de los niños con necesidades educativas especiales, el apego a esta postura es imprescindible. A partir de las ideas de Vigotsky y sus discípulos podemos resumir nuestras reflexiones al respecto del modo siguiente: 5 COMPRENSIÓN OPTIMISTA DE LA COMPENSACIÓN Profundidad del defecto Métodos para la formación de los proceso correctivo compensatorios . Desarrollo de las funciones psíquicas superiores. . Ampliación de la esfera de la comunicación. . Desarrollo de relaciones socio- laborales. Independencia relativa de la profundidad del defecto en relación con los resultados de la compensación. 6 La conclusión a la que, guiados por Vigotsky arribamos, referida a la independencia relativa de la profundidad del defecto en relación con los resultados de la compensación, bastaría para justificar el humano empeño educativo de los niños con necesidades educativas especiales. La comprensión dialéctica de esta conclusión puede contribuir a nuestros intentos por explicar las situaciones, a veces un tanto paradójicas, que se producen cuando de niños que, presentan de estados del desarrollo de cierta severidad, muestran, sin embargo, resultados elevados de los procesos compensatorios y viceversa. Y nuevamente se realza aquí el papel de la escuela en el logro de resultados exitosos en la compensación, válido no sólo cuando el centro docente se convierte en el eje vertebrador de las acciones en torno a un defecto motor, sensorial o mental, y sobre todo a sus consecuencias, sino allí, donde a la escuela le corresponde suplir carencias, atenuar impactos nocivos de diversos factores, etc. Asistimos entonces, en las condiciones actuales, a un redimensionamiento de la función social de la escuela que, ante la diversidad de condiciones y posibilidades de desarrollo familiar y comunitario de sus alumnos, ante los disímiles retos que el desarrollo social y tecnológico imponen en un mundo cada vez más interrelacionado, se enfrenta a la necesidad de reforzar, sobre todo, su dimensión compensatoria. Las razones que, entre otras, avalan las posibilidades de la escuela en tan decisiva dimensión están relacionadas con: § § § § El alcance de sus influencias y su capacidad movilizativa. La duración y sistematicidad de su labor. El carácter científico de su trabajo. - papel conductor del docente. El reconocimiento del papel del colectivo y del sistema de relaciones y valores que promueve. De esta manera el establecimiento del diagnóstico como principio pedagógico, unido a nuestro justificado enfoque optimista se convierten, en la actual coyuntura de desarrollo de la sociedad cubana, en pilares insolayables para el redimensionamiento del papel de la escuela, convocada inexorablemente, a actuar como institución reguladora de la desigualdad que, a pesar de nuestros esfuerzos, existe y en ocasiones, tiende a acentuarse. En este sentido el Presidente cubano Fidel Castro, al intervenir el pasado 28 de septiembre del 2000 expresó: 7 “El período especial creó muchas más desigualdades y en consecuencia menos oportunidades para aquellos que tienen menos ingresos, y nosotros tenemos que luchar para que cada niño de este país pueda tener las mismas oportunidades de aprobar el sexto grado, la secundaria, el bachillerato, ir a una escuela vocacional, a la universidad, a lo que sea”. (Oficina de Publicaciones, Consejo de Estado, La Habana, 2000, pág. 52). La tesis de Vigotsky acerca de que... “el desarrollo cultural es la esfera principal donde es posible la compensación de la deficiencia... “ (T-V, pág. 153) añadiríamos hoy, y de la desigualdad, confirma, con su vigencia, la veracidad de nuestro rumbo, en cuya brújula, la escuela seguirá siendo un norte inequívoco. 8 BIBLIOGRAFÍA & Castro Ruz, F. Vamos a desarrollar un socialismo mucho más justo. Oficina de Publicaciones, Consejo de Estado, La Habana, Cuba, 2000. & Vigostky L.S. Obras completas, T-V. Pueblo y Educación, Ciudad Habana, Cuba, 1989. & Vigotskaia G.L. y Lifanova T.M.: L. S. Vigotsky. Vida, obra, rasgos para un retrato. Smisl, Moscú, 1996 (En ruso). 9 DIVERSIDAD, CULTURA Y DESARROLLO PERSONAL. DESDE UNA PERSPECTIVA HISTORICO-CULTURAL Guillermo Arias Beatón Una manera de contribuir al desarrollo de una cultura de la diversidad es el lograr que en el mundo, no se reproduzcan los prejuicios sociales y culturales sobre las personas llamadas diferentes. Expresiones sobre que no pueden, no son capaces, no es bello lo que hacen, su presencia hiere la sensibilidad, no es aceptado por el público, sus trabajos no tienen colorido, son reflejo mas de estos prejuicios que de una aceptación real de lo que comprendemos por diversidad. La cultura de la diversidad implica un discurso eminentemente ideológico y no un slogan de moda, de la apertura social o la innovación educativa, exige una verdadera transformación del pensamiento, de la práctica social y pedagógica que exige otro modo de educación al considerar la diferencia como lo más genuino en el ser humano. La cultura de la diversidad, como movimiento social y educativo crítico, tiene como propósito fundamental el desarrollar teorías y prácticas progresistas que contribuyan a la emancipación personal y social y, de este modo, reelaborar o recuperar los principios de verdad, bondad y belleza (López Melero, 1990). Es hora de poner definitivamente en práctica el pensamiento vigotskiano de que las mismas leyes que rigen el desarrollo infantil de los supuestos normales, se cumplen también para los llamados deficientes en su época y hoy en día mas suavizado, aunque con el mismo estigma, de niños y niñas con necesidades educativas especiales. Realmente el mundo se ha caracterizado por milenios por una cultura de discriminación, desigualdad, injusticia y marginación, esta cultura se ha construido sobre la base de ejercer el poder de unos sobre otros y por lo tanto para legitimarlo, se hace necesario probar o hacer creer que unos seres humanos son inferiores a otros y que no poseen, sobre esta base competitiva, el mismo valor como ser humano. Toda esta historia es un maltrato a la verdadera condición humana, que desde sus primeras manifestaciones, expresa la necesidad de agruparse, cooperar entre todos y de ayudarse mutuamente. Solo cuando aparecen las manifestaciones de ejercer el poder de unos sobre otros es que comienzan a desgajarse o deteriorarse estas actitudes y sentimientos originales del ser humano y que hoy mas que nunca estamos obligados a rescatar. 10 Conjuntamente con esta historia las ciencias han construido modelos científicos, que a nuestro juicio de forma antinatural, han justificado científicamente estas concepciones acerca del ser humano y su diversidad. Por todo ello Vigotsky en la segunda mitad de la década de los 20s postuló su concepción acerca de la necesidad de diferenciar el defecto biológico del defecto social, debido a que este último, construido por la cultura y externo al sujeto, tenía consecuencias más dañinas para el desarrollo del ser humano que el primero. En este sentido señaló enfáticamente haciendo un análisis de como influía el defecto social en el caso del niño o niña retrasada mental: “...el desarrollo insuficiente de las funciones superiores está relacionado con el desarrollo cultural insuficiente del niño retrasado mental, con su desaparición del medio cultural circundante y el abandono de la “alimentación” del medio...su retraso se acumula, se acumulan las particularidades negativas y las complicaciones complementarias en forma de un desarrollo social insuficiente y un abandono pedagógico” (Vigotsky, 1989. pag. 114. Lo primero que nos permite señalar esta concepción es que la relación que se ha pretendido establecer entre las condiciones biológicas y las diferencias individuales de contenido no solo físico sino también psicológicas, no son necesariamente fatales y son posibles de desarrollar. Ello no nos permite justificar un criterio de determinación pesimista, inevitable e inmutable de lo biológico y las diferencias psicológicas individuales. Todas ellas, según las concepciones biologicistas, se deben a una estructura genética que implica que unos sujetos estén bien dotados y otros mal dotados, los primeros por esta condición están determinados a ejercer su dominio sobre los otros, incluso a decidir su eliminación física, marginación o exclusión del reino de los “llamados normales”. Estos planteamientos que aunque comenzaron con Platón y se hicieron científico con F. Galton hoy en día se profundizan y amplían por Hernstein y Murray , enfatizando que todos los males sociales que sufre el ser humano son un producto de su inteligencia que es en un alto por ciento producto de la heredabilidad biológica. De esta manera los males como la pobreza, los problemas o disfunciones familiares, la adicción, la delincuencia, etc. no son un producto de las condiciones sociales en las que vive el ser humano, sino de las condiciones biológicas personales. Todo esto se expresa en una interpretación, a mi juicio inadecuada del modelo de la CURVA NORMAL, la cual refleja estas concepciones biologicista, cuantitativista y fatalistas de la condición humana. (Arias Beatón, en prensa) La explicación de un modelo matemático puede, desde lo cualitativo ser adecuada, parcial o incompleta en dependencia de la concepción o punto de vista acerca de la naturaleza del problema por lo tanto, no tiene porque existir una sola explicación del modelo en cuestión. Un ejemplo de ello, es el significado que se le ha 11 atribuido a la “curva normal” la cual se ha identificado con la estandarización y homogeneización de la población, con la presencia de cualidades heredadas biológicamente, fijas e inmutables. Ha sido un recurso para someter y comparar con patrones supuestamente normales a todos los sujetos de una población determinada. Haciendo un análisis muy diferente, y apoyado en una concepción eminentemente histórico-cultural me gustaría decir, en tono polémico, que el modelo de la “curva normal” sugiere desde el punto de vista individual de los sujetos que representa, significados muy diferentes, en primer lugar expresa DIVERSIDAD o HETEROGENEIDAD, o sea que los individuos de una población se distribuyen atendiendo a la regularidad de la no homogeneización. La normalidad es la diversidad. Por supuesto si la interpretación se realiza solo tomando en cuenta los casos más frecuentes y no se consideran los menos frecuente, entonces se hace una interpretación limitada del modelo como artificio para representar la realidad que en verdad es diversa y heterogénea. No obstante, esta explicación sí se puede justificar no desde lo que representa el modelo, sino desde lo que creen, consideran y en resumen, desde el contenido de la subjetividad del ser humano o del grupo de sujetos, que hacen la interpretación del modelo o de la cuantificación. De esta manera se puede comprobar, una vez mas, que lo cualitativo está comprendido en lo cuantitativo y que es precisamente en este nivel donde se puede producir una adecuada o no adecuada construcción de la explicación. Se interpreta o construye la explicación a partir de la concepción que se posea del objeto de estudio o análisis. Por lo general, los científicos tanto los que crearon el modelo, como los que más tarde lo han utilizado poseen una concepción pragmática de la realidad, consideran que las estructuras y funciones psicológicas tiene un origen y un desarrollo de naturaleza biológica, una idea absoluta de la cuantificación y de la representación por modelos de la realidad y además, posiciones ideológicas discriminatorias, clasificadoras y destructivas de la condición humana, todo lo cual pertenece a lo cualitativo y por lo tanto mediatiza todo tipo de interpretación y construcción cualitativa, conceptual o subjetiva a partir de los datos cuantitativos que se obtengan o del modelo estadístico que se emplee. El modelo de la curva normal sugiere, incluso que en el área donde se ubica la “normalidad”, según las escalas de medición por ejemplo, de la inteligencia (medio, normal bajo, normal alto, inferior, superior, muy superior y deficiente (Manual de la adaptación española del Wisc, TEA, 1984; Wechsler, 1955; Terman, 1975) existe una infinita gama de diferencias y de expresiones diversas de lo que se desea representar, por lo tanto, esta representación se constituye verdaderamente en un modelo de que lo normal de una cualidad o de una población es la infinita variabilidad tal y como se presenta en la realidad. Estas clasificaciones, como se puede apreciar, ubican la “normalidad” solo en la parte central de la curva y sugieren que los dos extremos no forman parte de la normalidad lo cual nos parece que distorsionan la realidad de este concepto al no concebir la normalidad como heterogénea y diversa. 12 Los otros aspectos en relación con las consideraciones biologicistas y discriminatorias poca relación tienen con el modelo, ellos son un producto directo de lo subjetivo, de las creencias, ideas, concepciones y puntos de vistas que posean los que lo utilizan como artificio para sus explicaciones. Muchas cosas más se pueden señalar desde el discurso científico que ha contribuido a la construcción de una cultura de la NO DIVERSIDAD, de la desigualdad, la discriminación y la marginación. El pensamiento vigotskiano siguiendo un camino optimista, aboga por una enseñanza que promueva el desarrollo y a su vez la compensación de las alteraciones secundarias y terciarias que se pueden producir cuando no se da una influencia social y cultural positiva. En este sentido, señala al aplicar esta concepción a la educación y la enseñanza de los escolares con algún tipo de retraso mental: “…La escuela tradicional auxiliar sigue la línea de la menor resistencia, acomodándose y adaptándose al retraso del niño: el niño retrasado domina con enormes dificultades, el pensamiento abstracto, por eso la escuela excluye de su material todo lo que exige el esfuerzo del pensamiento abstracto y fundamenta la enseñanza en el carácter concreto y en la visualización… Al operar exclusivamente con representaciones concretas y visuales, frenamos y dificultamos el desarrollo del pensamiento abstracto, cuyas funciones en la conducta del niño no puedan ser sustituidas por ningún “procedimiento visual”. Precisamente porque el niño retrasado mental llega con dificultad a dominar el pensamiento abstracto, la escuela debe desarrollar esta habilidad por todos los medios posibles. La tarea de la escuela, en resumidas cuentas, consiste en no adaptarse al defecto, sino en vencerlo. El niño retrasado mental necesita mas que el normal que la escuela desarrolle en él los gérmenes del pensamiento, pues abandonado a su propia suerte, él no los llega a dominar” (Vigotsky, 1989 p. 119). Sobre la compensación señala: “La educación del niño con uno u otro defecto físico se apoya generalmente en la compensación indirecta, psíquica, ya que la compensación directa, orgánica de la ceguera, la sordera y de otras deficiencias, es imposible” (Vigotsky, 1989 p. 160). Otros muchos planteamientos en la concepción histórico-cultural se constituyen en fundamentos de una genuina y verdadera filosofía de la diversidad, tales como, que la evaluación y el diagnóstico no deben tener un carácter clasificatorio y cuantitativo, sino explicativo y descubridor de las potencialidades del desarrollo y que la labor educativa centrada en la colectividad permite la adecuada socialización del escolar. Justo es el señalar que si hoy abogamos por una cultura de la DIVERSIDAD ello se debe también, en gran medida al pensamiento y la acción de personas y grupos como Ponce de León, Rousseau, Pinel, Itard, el Movimiento de Salud Mental, el Movimiento de Orientación Vocacional, Escolar y personal, los movimientos Sociales progresistas, 13 las revoluciones sociales y en los últimos tiempo el pensamiento acerca de la integración escolar y social de las personas con algún tipo de déficit físico o intelectual, los cuales nutrieron y en otros casos han sido influidos, a mi juicio, por la Concepción históricocultural del desarrollo de la formación de la psiquis humana. Todo ello produce un clamor mundial humanista acerca de la necesidad del cambio de una cultura de la competencia, del poder, de la desigualdad, de la discriminación, por otra cultura que ponga al ser humano con toda su diversidad, en el centro de las preocupaciones mundiales, lo que definitivamente convertirá lo económico, lo administrativo, la política, lo tecnológico e incluso el mercado en lo que le corresponde y con ello adquirirían su verdadero sentido: mejorar la calidad de vida del ser humano. Todo esto tendrá alguna solución si somos capaces de construir una concepción explicativa coherente, de todos y para todos, luchar contra los prejuicios que nos invaden, para que entonces la sociedad, la familia y la escuela se desmistifiquen y se desintoxiquen. Ello es una labor compleja y difícil pero hay que seguirla haciendo. La sociedad, todos nosotros tendremos que concebir la diversidad como una condición real del ser humano y con ello un espacio para cada uno. Pero concebir esto no es solo declarar que se tienen los mismos derechos y posibilidades, sino que será necesario proporcionar los recursos necesarios para que ello se pueda materializar y desarrollar, tomando en cuenta los milenios de atraso y desproporción de las oportunidades de que han sido víctimas las personas. La familia habrá que potenciarla más para que se encuentre preparada para promover el desarrollo de sus hijos e hijas, para que adquiera los instrumento, construya un sentido que les permita convertirse en verdaderas familias potenciadores del desarrollo infantil, incluso de aquellos más desfavorecidos por los prejuicios y defectos sociales y culturales que por los biológicos. La escuela igualmente tendrá que ser una escuela para todos, a la que asista la diversidad, que se atienda la individualidad sobre toda las cosas y se promueva el desarrollo hasta los límites insospechados. Una escuela concebida y organizada de manera diferente, en la que se pueda invertir recursos financieros y humanos, conocimientos referidos a las formas de promover el desarrollo a través de una enseñanza desarrolladora que haga estallar en pedazos la actual. Resulta que lo que hay que lograr es que los niños llamados diferentes tengan un espacio para que nos muestren su virtuosidad, porque somos nosotros, los supuestos e impuestos normales y no ellos, los que perdemos la posibilidad de crecer. No se trata de obras de caridad, de piedad, de sentimientos de lástima, se trata de solicitar enfáticamente un espacio, un lugar, una participación activa y semejante, que reconozcamos nuestros prejuicios y las diferentes formas en que ellos se expresan, para entonces, hacer realidad por lo que luchamos. 14 BIBLIOGRAFÍA & Arias Beatón, G. (en prensa) Las ciencias psicológicas, la estadística y el significado de la “significación”. una aproximación de las estrategias cualitativas y cuantitativas. Revista Cubana de Psicología. & López Melero, M (1990). La integración escolar otra cultura, Colección: Cuadernos de Puertanueva. Junta de Andalucía, Consejería de Educación y Ciencia, Delegación Provincial, Málaga, España. & Terman W.L. y M.A. Merrill , 1975, Medida de la inteligencia, Ed. ESPASA-CALPE, S.A. Madrid.Vigotsky L.S. (1989) Obras Completas, Fundamento de Defectología, Editorial Pueblo y Educación, C. de la Habana. & Wechsler D., 1955. La medición de la inteligencia del adulto. Ed. Cultura, S.A. La Habana. & ----------- , 1984. Escala de inteligencia de Wechsler para niños. Manual. TEA, Ediciones S.A.-The Psychological Corporation. 15 EDUCACIÓN Y DIVERSIDAD. REFLEXIONES E IMPLICACIONES METODOLÓGICAS Ramón López Machín La diversidad humana es un hecho real, objetivo, innegable e ineludible. Por ello, se escucha con frecuencia la afirmación de que “ ser diferente es algo común, la diversidad es la norma” y se defiende la tesis de que nadie es “anormal” por ser diferente, ya que, en rigor todos somos diferentes. Las personas somos ante todo seres humanos. Llevamos rasgos que nos distinguen, que nos identifican como tales, aunque cada cual es diferente a los demás en muchos aspectos, e incluso cuando algunas personas sean notablemente diferentes a la mayoría. Como humanos todos tenemos talento, podemos realizar muchas actividades que son exclusivamente humanas y que ninguna otra especie, por alto que se encuentre situada en la escala evaluativa, las ha podido hacer, ni podrá llegar a hacerlas, por ejemplo: planear acciones, fabricar instrumentos, hablar, leer, escribir... Todos podemos aprender y desarrollarnos, más aún cuando se crean condiciones favorables para el aprendizaje. No obstante, cada persona es mejor para algunas actividades, en las que aprende mejor y más rápido, y no tan bueno para otras. Por ser diferentes aprendemos de manera diferente con diferente ritmo y calidad, incluso algunos podemos tener limitaciones o desventajas por múltiples causas (orgánicoconstitucionales, fisiológicas, socio-culturales) por lo que aprendemos más lentamente, con ciertas dificultades y necesitamos más ayudas, pero eso no disminuye en nada nuestra condición de seres humanos, ni niega la posibilidad de aprender y acceder al desarrollo. Los docentes deben reflexionar profundamente sobre estas ideas. Es sumamente injusto y refleja falta de sensibilidad etiquetar a algunos alumnos como “incapaces”, “insuficientes”, “brutos”, “vagos”, desastres”, “topos”, etc porque aprenden con mayor lentitud, o con más dificultades, porque necesiten más apoyos que sus compañeros, porque requieran de la búsqueda y aplicación de otros métodos y procedimientos didácticos por parte del docente; más aún cuando se arriba a tales conclusiones de manera apresurada, sin ni siquiera detenernos a pensar y a tratar de descubrir por qué esos niños son así y cuáles son las causas por las que “no aprenden” Es muy común que las causas de las dificultades en el aprendizaje se atribuyan directamente al propio niño y a las particularidades de su intelecto, de ahí las denominaciones y calificativos que le ofenden y lo rebajan empleados por los demás niños, por su familia, e increíble y muy lamentablemente, también por algunos docentes. Existen niños que han sido víctimas de tales tratamientos de forma tan constante y sistemática que hasta ellos mismos han llegado a “ convencerse” de que son “incapaces”, “brutos”, “inferiores”, “retrasados”, “diferentes”, lo que genera en ellos un sentimiento 16 de impotencia, una bajísima autoestima que a menudo se le denomina “impotencia aprendida o socializada” y conduce generalmente a la desmotivación por el aprendizaje y por la escuela, frustración, agresividad u otras reacciones negativas. Con actitudes pesimistas por parte de los docentes, con esos calificativos irrespetuosos y discriminatorios no pueden esperarse otras reacciones y esto agrega a las limitaciones reales de esos educandos otras barreras evidentemente sociales para su desarrollo, nunca estimulación ni motivación de cualidades positivas y de capacidades. Una profunda reflexión sobre esta situación nos puede conducir a la plena comprensión de la tesis del eminente psicólogo Lev Semionovich Vigotsky de que en la mayoría de los casos de los denominados “niños con defectos” las barreras sociales constituyen obstáculos mayores para el desarrollo que las propias discapacidades de índole biológica. ¿Cómo se ha comprendido la concepción de diversidad en la educación y en la escuela? A pesar de la afirmación de Cristina Laborda ( 1), con la cual coincido totalmente, de que “el término diversidad no es un concepto nuevo ni es el último avance en educación, ya que de hecho es un fenómeno consustancial al “problema” de educar que ha existido a lo largo de los tiempos (2), considero que, verdaderamente no siempre ha habido igual comprensión de este concepto en la escuela y en los sistemas educativos, acerca de las diferencias existentes en los alumnos, de su carácter objetivo, y de la forma más justa y desarrolladora de intervenir desde el punto de vista pedagógico. Han existido momentos en que en los sistemas educativos prevalecía más bien una concepción contraria y se comprendía al grupo-clase como un conjunto homogéneo o con un alto grado de homogeneidad, tomando en consideración la semejanza en edades de sus miembros, “ la madurez psicosomática alcanzada”, procedencia del mismo barrio y localidad y otras regularidades de la sociedad en que viven: costumbres, valores, influencias educativas generales, normas, etc ( 3). Incluso hasta se trabajaba por lograr mayor homogeneidad en los grupos. Mucho se ha criticado, por ejemplo, la práctica segregar alumnos para homogeneizar grupos. Se aplicaban “pruebas de nivel” para conformar grupos-clase nivelados. Cuando se formaban varios grupos de un mismo grado se clasificaban en A, B, C, D... y según 1 Cristina Laborda Molla, Doctora en Ciencias Pedagógicas Catedrática de la Universidad Autónoma de Barcelona, España, autora de varios trabajos relacionados con atención a la diversidad, integración escolar, políticas educativas, etc. 2 ___________________ Atención a la diversidad. Principios rectores para una correcta implementación. Artículo (en proceso de publicación) 3 En este análisis debe considerarse la diversidad de contextos nacionales. En muchos países la existencia de diferentes nacionalidades con costumbres, normas, influencias educativas, religiones y hasta lenguas diferentes, introduce un elemento extraordinariamente complejo en el análisis de la diversidad en la escuela, Este, como se conoce, no es el caso de Cuba. (Nota del Autor) 17 avanzaba la letra en el abecedario, indicaba menos nivel, menos preparación, más dificultades para aprender. Aún cuando se formara un solo grupo-clase, también se solía distribuir a los alumnos internamente por filas, equipos o grupos por niveles: aventajados, “promedios”, “con dificultades” y muchos de estos últimos podían ser candidatos a pasar por el Centro de Diagnóstico y Orientación y de ahí a los grupos especiales como “niños distintos”, “niños que no aprenden”, “anómalos”, “niños con desviaciones en el desarrollo”, etc y una vez ubicados en las escuelas especiales, era prácticamente imposible que regresaran a las escuelas generales. Esta concepción conducía a un predominio de las clases frontales, al tratamiento grupal, igual para todos, Si bien se reconocía que no obstante el intento de conformar grupos homogéneos, algunos alumnos necesitaban tratamiento diferenciado e individual por presentar un ritmo más lento de aprendizaje y dificultades en la asimilación con respecto al resto del grupo que “aprendía normalmente”, ese tratamiento solía darse solo de manera aislada, no en clases y casi siempre consistía en “repaso”, es decir, repetición de la misma forma, con los mismos métodos, procedimientos y medios que se habían utilizado frontalmente, ese “tratamiento individual” en muchas ocasiones se convertía más en repetición que en búsqueda de formas y vías nuevas, efectivas, para dar respuesta a las demandas y necesidades de los alumnos. Hoy reconocemos que es profundamente injusto dar igual tratamiento a niños con niveles de desarrollo y necesidades muy distintas. El más elemental principio de la equidad en el tratamiento pedagógico, nos indica la necesidad de dar un tratamiento diferente a personas diferentes para lograr más nivelación y el máximo desarrollo posible de capacidades en cada alumno. Otro elemento sobre el cual vale la pena meditar es el papel que puede y debe desempeñar el colectivo en el desarrollo integral de la personalidad de cada uno de sus miembros si se sabe dirigir y emplear esa potencialidad: la socialización, el intercambio, la interacción, el modelo, la cooperación, el apoyo de los más aventajados, sin excluir, sustituir, ni sobreproteger a nadie. Por otra parte, complementaba esta situación que analizamos otro elemento que no favorecía una atención pedagógica efectiva a la diversidad del alumnado en la escuela: la excesiva centralización que caracterizaba a los sistemas educativos, de la cual se derivaban currículos muy cerrados y normas organizativas y metodológicas que todas las escuelas deberían cumplir y a las cuales todos los alumnos debían adaptarse. Eran escasas las posibilidades de realizar adecuaciones. El programa docente debía cumplirse en el tiempo indicado de manera general y por unidades, en su inalterable secuencia de contenidos, y hasta se indicaban métodos y procedimientos, como una especie de “receta metodológica” para enseñarlos. Se elaboraban documentos para el maestro y orientaciones metodológicas que solían convertirse en indicaciones rígidas más que en verdaderas orientaciones o guías, 18 sin margen para maniobrar de acuerdo con las especificidades de los contextos. No se concebía un proceso educativo flexible que respondiera a las demandas y necesidades de los alumnos. La escuela tenía en tales circunstancias poca o ninguna autoridad para efectuar transformaciones por muy necesaria que estas fueran. Poco se hablaba entonces de diagnóstico psicopedagógico en las escuelas que posibilitara conocer el “nivel de arrancada” o de partida de los alumnos para dar oportunamente un seguimiento continuo y sistemático a sus demandas y necesidades en el proceso de aprendizaje. Tanto se había arraigado la concepción de homogeneidad de los grupos-clase que muchas personas, incluyendo maestros y otros profesionales, al oír hablar en los primeros momentos de diversidad o de Pedagogía de la diversidad, en la escuela interpretaban que se trataba de un tema privativo de la enseñaza especial en su limitada concepción de escuela especial. Asimismo ha existido reduccionismo en torno a la concepción de diversidad en la escuela cuando ésta se ha asociado solamente con los alumnos, y por consiguiente, se atribuían solo a ellos sus problemas y dificultades, sin considerar que muchos otros factores, diversos también, influyen, directa o indirectamente, positiva o negativamente, en su aprendizaje y desarrollo, entre ellos, por supuesto, nosotros los docentes. Los docentes también constituimos una diversidad, con diferentes niveles de desarrollo, diferentes recursos psicopedagógicos, culturales y metodológicos, diferentes capacidades y necesidades. Los contextos familiares, comunitarios, escolares y socio-culturales, en general, constituyen una amplia y compleja diversidad que imprescindiblemente deben tenerse en cuenta en la dirección del proceso educativo. Todo influye y confluye en un mismo centro: el niño, nuestro alumno, y todo puede educar o mal educar, facilitar, servir de barrera o frenar el desarrollo. Una labor educativa verdaderamente preventiva no puede desconocer ningún elemento del sistema de influencias. ¿Cuál es el papel de la escuela y del docente? Es imprescindible como punto de partida que en la escuela exista una clara concepción de que existe objetivamente esa diversidad en nuestros alumnos y de que debemos responsabilizarnos con el desarrollo de todos. Es preciso conocer también que son diferentes otros elementos que mediatizan el desarrollo de cada escolar. Por cuanto trabajamos con una diversidad de educandos, que difieren en muchos aspectos y sobre todo en sus niveles de desarrollo y preparación para el aprendizaje 19 escolar y general, es necesario diagnosticar nuestra realidad. Diagnosticar en este caso equivale a conocer profundamente a quienes debemos educar, sin ello no podríamos organizar convenientemente el proceso educativo, no sería posible disponerlo todo de manera que logremos para cada cual una unidad de influencias educativas positivas que lo promueva, lo estimule, lo involucre en su propia transformación y lo conduzca a nuevos estadios de desarrollo. Conocer al niño y su entorno y cómo interactúa en su entorno es el primer paso que debe dar la escuela, para poder asegurar una educación de calidad para todos. Ello presupone conocer esencialmente, entre todos, los aspectos siguientes: Condiciones de vida • • • Dónde viven, cómo son sus hogares, cómo es su barrio, que influencias reciben. Quiénes son sus padres, profesión y nivel académico de la familia. Recursos y vías con que cuentan (o no) que facilitan acceder a la cultura (juegos, juguetes, libros, radio, grabadora, televisión, videos, teléfono, automóvil, ambiente verbal y cultura general, etc.) Estado de salud • Estado de salud general y de órganos y funciones en particular: visión, audición, motricidad, capacidad de trabajo, etc. Desarrollo alcanzado, necesidades, aprendizaje. • • • • • • Con qué preparación han llegado nuestros nuevos alumnos, Cómo aprenden, si están o no motivados por la escuela y por el aprendizaje; Preferencias por determinada (s) área (s) del conocimiento o actividad; Si presentan alguna dificultad o limitación y cómo reaccionan ante ella; Calidad de su aprendizaje (solo memorizan o comprenden, reflexionan, plantean dudas, cuestionan, integran conocimientos, aplican y transfieren lo aprendido a situaciones nuevas, etc; Si utilizan determinadas estrategias para aprender. Son muchas las interrogantes que debemos esclarecer para concebir, diseñar y desarrollar nuestro trabajo pedagógico general y cotidianamente, con una adecuada dirección de objetivos. Cada alumno y su entorno constituye una valiosísima y permanente fuente de información y ya que la escuela es una institución abierta a la diversidad y se responsabiliza con el desarrollo de todos, le es imprescindible conocer para educar, conocer para transformar, conocer para resolver. 20 Son variadas las vías que están a nuestro alcance para conocer a nuestros alumnos, incluso este proceso comienza aún antes de que estén ante nosotros. Citemos por ejemplo entre otras vías: • la “entrega pedagógica” (4) como importante momento de intercambio, indagación esclarecimiento y profundización sobre los alumnos que recibiremos en próxima etapa escolar; • el estudio del expediente escolar y otros documentos del alumno, • las entrevistas a padres, otros docentes que trabajaron o trabajan con el alumno, vecinos, médicos u otros especialistas y al propio niño, • la observación, que consideramos una vía de mucha importancia en el estudio con fines de diagnóstico. El docente debe saber observar bien a sus alumnos durante todos los momentos del proceso docente educativo para captar e interpretar todas las “señales” que cada niño emite. La conducta del niño nos informa constantemente y nos da valiosos indicios que nos conducen a emplear otros métodos de estudios para conocer con mayor profundidad determinadas circunstancias importantes. Desde que llegan los alumnos por primera vez a la escuela o al aula revelan muchos elementos que pueden ser significativos para la organización del proceso educativo, por ejemplo acerca de: • • • • • Cómo viven, hábitos higiénicos y costumbres que poseen, rasgos del carácter, desarrollo alcanzado (nivel de socialización, comunicación, vocabulario, etc.), estado de salud y otros. Mediante la simple observación nos percatamos de que: • • • • • • • • 4 algunos alumnos usan lentes (¿por qué?, ¿de qué padecen?, ¿cómo proceder?) la presencia personal es inadecuada, ¿por qué?, ¿qué hacer? su desarrollo físico no se corresponde con la edad, no pronuncian bien, hablan rápido o tienen “tropiezos” en su fluencia verbal, rasgos de agresividad, o por el contrario, timidez, alguno no oye o no ve bien a determinada distancia o desde determinada posición, otro es sumamente intranquilo con mucha dificultad para concentrar la atención, puede que algún niño se agote fácilmente y hasta se duerma con frecuencia en la clase. Denominamos así el intercambio que se produce con los fines descritos entre los docentes de la etapa anterior, que entregan y los que trabajarán con el niño en la próxima etapa (los que reciben) 21 • también detectamos niños muy aventajados, con un notable desarrollo de conocimientos y habilidades o con habilidades y aficiones especiales para ciertas actividades ¿qué hacer con ellos? ¿Para qué nos sirven todas estas observaciones y muchas otras que hacemos a diario? Algunos elementos observados nos indican con claridad que determinado niño o niña puede llegar a tener dificultades en el aprendizaje, incluso, podemos captar rasgos que constituyen ya evidentes barreras para el aprendizaje de la lectoescritura o de alguna otra área del conocimiento o actividad escolar. ¿Qué hacer? El diagnóstico nos debe servir para predecir situaciones, por eso a menudo se habla de diagnóstico-pronóstico, pero más importante aún, el diagnóstico nos sirve para prevenir, es decir, para actuar oportuna y positivamente, para transformar a tiempo elementos desfavorables y por ello también se habla del binomio diagnóstico –intervención. No puede separarse este binomio y menos aún excluir uno de sus componentes. No puede el maestro intervenir sin conocer (diagnosticar) y mientras más profundamente conozca la situación particular de cada uno de sus alumnos, mejor intervendrá en su solución, y tampoco tendría sentido hacer diagnóstico y no intervenir oportunamente y eficazmente como demanda cada caso. De tal manera, diagnóstico debe comprenderse como procedimiento científico, es actuar aplicando el saber, es asegurarnos de que no simplemente actuamos “a ciegas”, de que no estamos “probando” para ver qué “ nos sale”, con lo que podemos estar perdiendo el tiempo y sería muy lamentable porque trabajamos con la materia prima más valiosa, con un material altamente sensible: la niñez. Cuando diagnosticamos podemos actuar con conciencia de dificultades, posibilidades y objetivos a alcanzar. Diagnosticar es intervenir en consecuencia, es asegurar éxito, paulatinamente, todos los días, por etapas, por lo que se enuncia el carácter continuo y sistemático del diagnóstico, se concibe como el proceso ininterrumpido, permanente y no solo de entrada o de inicio. Tan importante es conocer cómo comienzan mis alumnos como saber cómo van aprendiendo, como marchan, en qué presentan problemas, qué necesitan,, qué debe lograr primero para alcanzar un objetivo o propósito más mediato, qué debe cambiar (diagnóstico de proceso) y, finalmente, el denominado diagnóstico de salida, es el resumen o resultado de lo alcanzado en una etapa que concluye. En el proceso de aprendizaje es una cuestión básica estar atento permanentemente a las demandas y necesidades de los alumnos, al grado de motivación, interés, éxito, progresos, dificultades, etc para propiciar de manera sistemática un aprendizaje más eficaz, de mayor calidad. Nos corresponde a los docentes tener disponibles los recursos metodológicos para dar respuesta a esas demandas y necesidades de nuestros alumnos, lo que significa 22 que la enseñanza debe caracterizarse por la riqueza de métodos y procedimientos, por la creatividad, por la búsqueda de formas más efectivas de instruir y educar para que haya un aprendizaje de calidad. El alumno es el centro y la razón de ser del trabajo de la escuela y de los docentes. La organización escolar, los métodos, procedimientos y medios, que empleamos deben estar en función del alumno, de su aprendizaje y desarrollo. Todo puede y debe cambiar, si es necesario, en función de ese fin. Destacados profesionales vinculados con el campo de la educación se han referido al respecto: La pedagoga y poetisa chilena Gabriela Mistral en hermoso poema acerca de las cualidades del maestro aconseja “no convertir el método en esclavo” El psicólogo catalán Cesar Coll define que enseñar es, en primer lugar, saber cómo aprenden mis alumnos y, en segundo lugar, buscar los métodos, procedimientos y medios para que aprendan mejor. La pedagoga venezolana Mirian Heller declara: “si mis alumnos no aprenden como yo los enseño, entonces yo los enseño como ellos aprenden. La pedagoga cubana Dulce María Escalona consideraba que no hay alumnos que no aprenden Matemática, sino maestros que no saben enseñarla. El pedagogo cubano Luciano R. Martínez señaló: “La labor del maestro (...) ha de tener como base indispensable que lo sostenga y que lo inspire, un conocimiento lo más perfecto posible de la psicología de la niñez y un dominio acabado de los métodos y procedimientos más adecuados para lograr el aprendizaje de los alumnos (...) Su saber no debe conducirlo jamás a una verbolezca y rutinaria aplicación de reglas o preceptos de la vieja pedagogía porque su trabajo consiste en una gloriosa empresa de carácter eminentemente científico.” Es muy evidente que la preparación del maestro es decisiva para enfrentar los cada vez más complejos desafíos que entraña educar. Se impone la necesidad de denominar variados métodos y procedimientos para enseñar como lo demandan nuestros alumnos, en función de ellos. Todos los métodos son válidos y ninguno debe convertirse en método único, todopoderoso, aplicable en todos los contextos y situaciones. Siempre podríamos preguntarnos: ¿y qué hacer con los niños que no aprenden con ese método?. No esperes que fracasen, no esperes a los exámenes o trabajos de control, descubre a tiempo y soluciona sus dificultades, recuerda que debemos garantizar educación de calidad para todos y cotidianamente hay que reflexionar sobre cómo lograr calidad y 23 equidad en condiciones de masividad. Para concluir estas reflexiones prefiero dejar espacio al destacado pedagogo cubano Carlos de la Torre Huerto, con elocuentes ideas que escribe para los docentes en el año 1903 en su “Manual o Guía para los exámenes de los maestros”: El principal factor de la enseñanza no es el método empleado, ni el mobiliario ni la escuela, ni el material de la enseñanza, sino el maestro, que es la fuerza viva de la instrucción, el “alma mater” que ha de llenar de inspiraciones el corazón y el cerebro del educando. De él, en gran parte, depende el porvenir de la niñez, y con ella, la ruina o prosperidad de la nación. 24 BIBLIOGRAFÍA & Bell Rodríguez, Rafael y otros. Pedagogía y diversidad. Cátedra Andrés Bello para la Educación Especial. Casa Editorial Abril. Ciudad de La Habana, 2001. & CEPAL-UNESCO. Educación y conocimiento: Eje de la transformación productiva con equidad. Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe. Primera edición. Marzo 1996. & Coll César. Fundamentos de la nueva reforma educativa. Conferencia impartida en Curso Madrid, 1994. & De la Torre Huerta, Carlos. Manual o guía para los exámenes de los maestros. La Habana, 1903. & Fariñas León, Gloria. Maestro, una estrategia para la enseñanza. Editorial Academia, La Habana, 1992. & Illán Romeu, Nuria. Didáctica y organización en Educación Especial. Colección Educación para la Diversidad. Ediciones Aljibe, Málaga, 1996. & López Machín, Ramón y otros. Educación de alumnos con necesidades educativas especiales. Fundamentos y Actualidad. Editorial Pueblo y Educación. Ciudad de La Habana, 2000. & Vigostky, L.S. Obras Completas. Tomo V. Editorial Pueblo y Educación. Ciudad de La Habana, 1995. (Primera reimpresión) 25 ÉTICA PROFESIONAL Y ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD REFLEXIONES SOBRE LA ÉTICA DEL PROFESIONAL QUE TRABAJA CON PERSONAS QUE PRESENTAN DIFERENTES TIPOS DE DISCAPACIDADES, Y CON SUS FAMILIAS. Pedro Luis Castro “Si me ves discapacitado el limitado eres tu” Anónimo El propósito de este material es presentar algunas reflexiones sobre los fundamentos de la ética del psicólogo, del pedagogo y de otros profesionales que trabajan en la evaluación y el tratamiento de los sujetos que presentan diversos tipos de discapacidades, así como de sus familiares. Se presentan aspectos éticos relacionados con los derechos formulados para estas personas, las normas de comportamiento profesional y se vinculan con situaciones de la práctica de nuestros profesionales en la Educación Especial, así como en los servicios de salud. En ocasiones encontramos en el proceso de diagnóstico una tendencia al etiquetamiento que marca a estos sujetos. Por otra parte tenemos ejemplos de cómo los profesionales a veces creamos expectativas a los padres que luego no sabemos satisfacer. En otras oportunidades descalificamos los deseos de equiparación social que expresan los adolescentes y jóvenes con discapacidades. Vemos en estas prácticas manifestaciones del temor profesional a enfrentarnos a otro “diferente”, que puede resultar muy demandante en sus necesidades especiales. También revelan poca preparación profesional para enfrentar con un enfoque humanista a estas realidades diversas de las habituales. Estas cuestiones deben formar parte de la cultura del profesional, aunque no se incluyen actualmente como disciplina específica en su formación. Tampoco contamos con un código ético para nuestro trabajo, ni textos que abunden al respecto. Nos vamos a referir en estas páginas a normas ético morales tales como las del respeto a las personas con discapacidades y la confianza en sus posibilidades, la responsabilidad y competencia profesional, las relaciones interprofesionales y las relaciones de los profesionales y sujetos con discapacidades o sus familiares; desde una mirada psicológica, sociológica y axiológica. Acercamiento a una definición. Podemos considerar la ética del profesional como el conjunto de valores y principios de su comportamiento en el ámbito laboral y fuera de él, que lo definen en su posición ante otras personas (personas con discapacidades de diferentes tipos, familiares de ellos, 26 otros profesionales, y las demás personas en general). Comprende tanto los deberes morales que comúnmente asumen los trabajadores de un sector profesional, como las relaciones que establecen en su labor, tanto entre profesionales, como con los sujetos de su atención especializada. La ética profesional está histórica y socialmente determinada, es parte de la ética general como forma de conciencia social. La ética del profesional se expresa en sus convicciones sobre su labor especializada, pero también en su práctica laboral cotidiana, en las relaciones humanas con sus semejantes. No se limita a un sistema jerárquicamente ordenado de juicios de valor, sino que implica la convicción profunda, el compromiso emocional, la disposición a la defensa activa de los principios asumidos. La ética de los profesionales del sector de la educación y de la salud en Cuba se corresponde con el sentido humanista de nuestra sociedad, forjado a través de su historia. Toda ética laboral se sustenta en la concepción del hombre y de la sociedad en que se vive, en los principios morales generales; es decir, no surge espontáneamente ni se deriva simplemente de las necesidades profesionales. Los diferentes grupos de profesionales, a medida que consolidan el desempeño de su labor y enriquecen sus espacios sociales, van aportando en la construcción de esta ética. Las reflexiones en torno a la ética devienen una necesidad del desarrollo de la profesión, y sirven claramente a su impulso. Por otra parte, las consideraciones que se hagan sobre la ética en nuestra disciplina están muy asociadas a las que la cultura propone a todas las profesiones que tratan de lo humano. En resumen, la ética de un grupo social profesional no surge de golpe, ni por reglamentación dictada por una asociación profesional o por documentos aprobados, ni se establece por definiciones de textos básicos de la disciplina. Se va construyendo en el proceso mismo de desarrollo de la profesión, en estrecha dependencia con los valores sociales generales. La profesión médica puede dar ejemplo de ello. Los médicos constituyeron uno de los primeros grupos profesionales en la historia de la ciencia en Cuba y han desarrollado a lo largo de años unos principios y normas éticas, así como reglas deontológicas, que son objeto de aprendizaje en asignaturas específicas de la carrera, de análisis y reflexión a lo largo de la formación profesional, así como de estricta exigencia cotidiana en la vida laboral. Por su parte, los educadores han tenido desde el surgimiento de nuestra nacionalidad un lugar reconocido en la cultura cubana. Los valores sociales fueron perfilando la ética pedagógica, que ya en años de la Revolución condujo a varias formulaciones de política educacional y algunos códigos normativos explícitos. Los principios éticos del pedagogo, del psicólogo y de otros profesionales en el campo de la atención a las personas con diferentes tipos de discapacidades, resultan muy ricos por la complejidad de la problemática y muy abarcadores por el conjunto de realidades a 27 reflejar. Consideramos que la ética de la disciplina se está construyendo en el presente, por lo que estas notas deberían servir para promover el análisis y la toma de posiciones entre los lectores. El profesional en sus relaciones con las personas que presentan diferentes tipos de discapacidades. Para que el profesional exprese un trato adecuado a las necesidades y particularidades de cada sujeto con algún tipo de discapacidad o sus allegados, es necesario primeramente que se conozca a sí mismo. Tiene que estudiar una variada gama de reacciones que le provocan a él estas personas, sus aproximaciones, sus cercanías, sus demandas; en fin, entender cómo transcurren estas complejas relaciones intersubjetivas entre su persona y la persona con discapacidad, que son algo diferentes de acuerdo con el medio en que nos encontremos, y varían en función de las características de personalidad de los sujetos con discapacidades, o de las peculiaridades de la dinámica familiar. El profesional, al entrar en contacto con estos sujetos y con la vida familiar que ellos llevan, de alguna manera proyecta sus propias cualidades personológicas, incluso sus conflictos e inseguridades. Tal vez no se percata que sus actitudes hacia ellos o hacia sus padres pueden estar influenciadas por aspectos de su propia historia individual que no ha esclarecido anteriormente. En ocasiones, las posturas muy exigentes hacia los sujetos con discapacidades, la benevolencia casi seductora o el exceso de autoritarismo, por citar sólo algunas actitudes, no se explican desde la práctica establecida, sino que reflejan una necesidad profunda de la personalidad del profesional involucrado en esta compleja relación humana. Algunos trabajadores de nuestro sector consideran que lo más importante es llegar a un diagnóstico de los discapacitados o de la familia, y suelen escudarse tras una “tecnología” de pruebas médicas, psicológicas o pedagógicas que los aleja realmente de la persona discapacitada. Debiéramos reconocer que tras la utilización de determinados métodos de trabajo se encuentran los intentos de algunos especialistas por controlar la ansiedad que les provocan estas situaciones. Otros creen manifestar más bien lástima por estos sujetos o familias, y en el fondo los descalifican, los consideran poco capaces de algo más que el sufrimiento y la resignación por su condición. Comúnmente estas actitudes de los profesionales reflejan sus temores a no entender al otro, o no saber cómo contener sus demandas emocionales. Quizás se trata simplemente de aprehensiones ante un trabajo nuevo y difícil. Entonces se refleja una inseguridad en las propias capacidades, pues también los profesionales son seres humanos que tienen el derecho de aprender a lidiar con estas situaciones extremas. Tienen incluso la posibilidad real de errar en su acercamiento a una persona con discapacidad, y por supuesto tienen el deber moral de rectificar su error. Sería bueno que el profesional se acercara a estas personas, o a su familia, desde una posición humanista de sensibilidad con sus realidades, de franco deseo de entender al otro, de solidarizarse con él; desde una posición y con los recursos técnicos que 28 puedan ayudarlo en lo que él desee y promover todo lo bueno y saludable que hay en él, pero además desde un plano de aprendizaje. Desde esta posición, el trato con tales personas deviene en experiencia humana, llena de retos, pero también de aprendizajes mutuos. En este sentido los propios profesionales pueden preguntarse si encaran su aprendizaje en este campo con la misma tenacidad y optimismo con que el discapacitado acomete su rehabilitación. El análisis de las normas éticas no termina en los límites de la persona que es el especialista. Tiene que ver también con las normas de funcionamiento de la institución en donde éste labora. El conjunto de trabajadores que allí atiende a las personas con necesidades educativas especiales expresa valores, actitudes, normas, etc., en todo momento: en el contacto cotidiano, en las formas de relación, en los procedimientos de atención establecidos, en las reglas de funcionamiento, en los lugares y las actividades que se permiten y prohiben, en los horarios que se establecen, etc. No solo se trata de las normas mismas, sino de su exigencia más rígida o flexible, de la forma de hacerlas cumplir, de los estilos de autoridad reinantes, etc. También subyace la concepción que tenemos sobre la discapacidad, que predetermina desde lo social la mirada que hacemos a estos sujetos. En el fondo ¿qué concepciones tenemos sobre la persona con determinada discapacidad? En el actual siglo han cambiado repetidamente las concepciones y los términos empleados para "clasificar" a estas supuestas "excepciones". Se les ha llamado, entre otras expresiones, impedidos, inválidos, limitados, lisiados, minusválidos, y más recientemente persona con discapacidad. Pensemos qué encierran estos términos, pues no son casuales. Tras la palabra impedido hay una descalificación al sujeto, que queda imposibilitado precisamente como persona (no se habla de impedido para correr con sus propias piernas, o para mover con agilidad sus manos, etc.) La expresión tradicional de lisiado está asociada a la lástima y el dolor. Cuando se les llama limitados, se les consideran restringidas sus posibilidades. Aparece en la literatura el término de niños excepcionales, aunque bajo este concepto podríamos incluir a los talentos musicales, intelectuales, deportivos, etc. En determinados medios se introduce el término de personas con necesidades especiales. Pero llama la atención que esta expresión apenas es utilizada por los padres para referirse a sus hijos con discapacidades. Pudiéramos considerar especiales ciertas necesidades personales de cualquier niño, dada su singularidad. La expresión discapacitado, que resulta en el presente la más reconocida por los propios sujetos portadores de determinadas discapacidades y por sus familiares, ha sido la adoptada por la Organización Mundial de la Salud en sus documentos. Pero curiosamente se convierte en una etiqueta cuando hablamos de alguien como discapacitado y no nos referimos a su condición de persona por encima de cualquier característica del defecto. Hablamos de un “cieguito”, o un “sordo”, o un “impedido”. No nos referimos a un niño que es alumno, o deportista, o simplemente bien educado. Nos expresamos sobre él 29 como "un niño discapacitado". Sería más humano comunicar que ese menor, llamado Juan o Susana, quien es vecino alegre o escolar aplicado, tiene “un defecto” de tal tipo (Advertimos aquí acerca de otra confusión frecuente: el defecto residual no es lo mismo que la enfermedad activa; por lo común estos seres humanos no se reconocen enfermos, tratarlos como tal puede reflejar un prejuicio social) Lo humanamente justo es comprender o expresar, al referirnos a ese sujeto, que su defecto lo pudiera discapacitar transitoriamente en cierto aspecto de su actividad cotidiana, pero en todo lo demás es “tan niño” como sus semejantes. Realmente, casi ninguno de estos términos empleados por la población o por los profesionales complace a estas personas, pues están más o menos cargados de connotaciones descalificadoras y discriminatorias. La cultura occidental, especialmente en la época del desarrollo del capitalismo, ha revelado una notable tendencia a clasificar a las personas para enmarcar a cada uno en determinado espacio social. En su origen y esencia, esto es una forma de ejercer el control social sobre las personas, a nombre de la clase dominante. Esta tendencia clasificatoria parece unirse a las medidas de tratamiento médico o educativo que conducen a la separación de “lo defectuoso” respecto a “lo normal". Recuerda un proceder ancestral de apartar determinadas aberraciones que podían entorpecer el desarrollo de la tribu en su dura lucha por la subsistencia. Pero en el presente, la tendencia al apartamiento de los "defectuosos" quizás consiste en ocultar las cosas que en cierta medida son responsabilidad de la sociedad y son en rigor, tan humanas y tan normales como cualquier otro fenómeno de la vida. En la práctica médica y posteriormente en la psicológica, se ha abusado del etiquetamiento, que proclamado como una facultad exclusiva de los profesionales, muchas veces impacta las posibilidades futuras de la persona en su ámbito escolar, familiar, o socio laboral. Se puede argumentar que la clasificación de las enfermedades constituyó un avance en el conocimiento científico y que el empleo de una nosología es actualmente un proceder científico indispensable. Pero advertimos que esta epistemología es dominadora: se ejerce poder por el clasificador sobre el clasificado, a través de la clasificación. Las actitudes sociales que condicionan estas posiciones Las actitudes sociales en torno a la enfermedad y la minusvalía son complejas. Se trata más bien de un conjunto de valores sociales, históricamente formados, y en proceso de evolución constante. Hace décadas las valoraciones sociales en torno al “impedido” estaban asociadas a la indefensión, a la marginación, cuando más condenaban a estos sujetos a ser merecedores de la caridad pública. En aquella sociedad en que la lucha por la supervivencia económica era difícil para muchas familias, la persona con discapacidades severas se convertía en una pesada carga, y llegaba muchas veces a sobrevivir en la mendicidad. Posteriormente, con la creación de un sistema de seguridad social destinado a no desamparar a ninguna persona ni familia, se han ido modificando estos valores en nuestra conciencia social. Se protege a la persona portadora de discapacidad, y a la madre responsable de su dedicadísima atención. Sin embargo, se ha extendido una concepción de asistencia social que aún no reconoce el carácter activo y creador de 30 estos sujetos, pues se pone en primer lugar la disposición social de dar ayuda; en lugar de focalizar su formación y expresión humana lo más plena posible, lo que constituye expresión del más alto humanismo. Por otra parte, muchas personas piensan que con la paulatina mejora de los servicios de salud, y de las condiciones de vida de la población desaparecerán las causas de muchas de las discapacidades. Desde esta corriente de opinión se llega a creer que un niño con defecto es algo atípico, extraño, “anormal”, que puede y debe ser evitado. Aun no comprendemos que siempre existirán niños con determinadas diferencias individuales, que les conducirán a presentar necesidades "especiales" educativas y de socialización. En primer lugar, la variabilidad genética de la especie lo predetermina, más allá de las posibles enfermedades hereditarias. Pero además, la probabilidad de un trastorno durante el embarazo, de una dificultad obstétrica, o de un accidente en la infancia, no se podrán reducir a cero. Las personas nunca llegarán a ser física o psíquicamente iguales entre sí; la variabilidad, la diferencia biológica, se expresará en todas sus gamas. Las circunstancias casuales también diferenciarán a las personas a lo largo de sus vidas. En esta época de creciente humanismo es necesario reconocer a los que son diferentes y no sólo tolerarlos, sino proporcionarles condiciones para que accedan al desarrollo, estimularlos y promoverlos a los más altos niveles posibles. Algunos principios éticos aceptados en la práctica profesional Los principales aspectos de la ética profesional en este campo se articulan con las concepciones humanistas y solidarias de nuestra sociedad. Hemos recogido varios de ellos que presentamos a continuación sin ánimo de ser exhaustivos La aceptación de la persona con discapacidades. El respeto a su dignidad. Hay que respetar al sujeto con discapacidades, sus vivencias y sus valores. Asumir que cada persona tiene un desarrollo personológico peculiar, único, y respetarlo como condición para propiciar su avance. Todo el proceso de su atención médica, hospitalaria, su educación su incorporación socio laboral, etc., en fin, la transformación de sus personalidades, su ajuste e integración debe realizarse tomándolo como un sujeto protagónico. Esto significa preparar paulatinamente a esta persona para que sea él quien tome las decisiones de su vida, incluidas las de los tratamientos que debe someterse, el grado de rehabilitación que pueda alcanzar, etc. No valorar al discapacitado por su defecto, no clasificarlo o referirse a él por sus rasgos físicos defectuosos o sus limitaciones sensoriales, sino reconocerlo como persona, con una identidad tan compleja como otros seres humanos, que se valora a sí mismo y desde esa valoración propia puede llegar a conducir en buena medida sus procesos de rehabilitación e integración social. Valorar a la persona por la voluntad que tiene de avanzar en su rehabilitación, en su integración, en su vida. Apreciar los esfuerzos de la persona en su justo mérito, no creer que existe una barrera infranqueable para el sujeto ni disuadirlo a que no lo intente, sino buscar constructivamente las vías de corrección y compensación que sean idóneas, todo bajo el convencimiento de que siempre puede aprender y desarrollarse más. 31 La necesidad de tener una postura optimista, potenciadora de las posibilidades del ser humano en su medio sociocultural. El problema de la persona con discapacidades no consiste en aceptarse y adaptarse a sus limitaciones, sino en descubrir sus posibilidades humanas y potenciarlas. Por lo tanto; no se trata de prepararlo para tolerar las frustraciones que la vida le ocasione, enseñarle a manejar el repudio, o sobreponerse al desprecio; sino de prepararlo para que se afirme como persona con todos sus derechos. No está escrito hasta dónde podrá llegar una persona (discapacitada o no) si se le estimula adecuadamente, si se le educa en el momento oportuno, si se le dan las condiciones para avanzar a su ritmo, necesidades, posibilidades siempre crecientes. Hoy se afirma con frecuencia que son capaces de aprender y avanzar todo lo que las personas que le rodean sean capaces de enseñarles y hasta donde sean capaces de conducirlos. Debemos considerar que la persona con un defecto discapacitante es el primer interesado en adecuarse a las exigencias del medio social que le rodea, desarrollar nuevas habilidades, equipararse a sus semejantes. Los esfuerzos que esa persona realiza, por pequeños que parezcan, son siempre más importantes que la ayuda proporcionada por los profesionales que lo asisten. Estimularlos y apoyarlos sin sobreprotegerlos, para ellos la vida es una lucha redoblada. A veces el profesional se percata que esta persona no está aparentemente en condiciones de decidir lo que es mejor para él. Tal vez en los casos de deficiencias intelectuales severas o profundas esto sea así durante toda la existencia del sujeto. Pero la mayoría de la veces lo que ocurre es que ellos, como cualquier otro ser humano, pasa por momentos de frustración, de abatimiento, desespero, que circunstancialmente reducen su voluntad de aprender, avanzar en la rehabilitación, encontrar nuevas soluciones para compensar el defecto. Las personas que presentan diferentes tipos de discapacidades tienen, como toda otra persona, el derecho a vivir su propia experiencia y aprender de ella, aunque sea de sus equivocaciones. No es justo tratar de resguardarlos de posibles riesgos o presuntas frustraciones en sus primeras experiencias emocionales, de independencia, etc. La riqueza y variedad de la personalidad humana da cabida a cualquier discapacitado para buscar y encontrar su plenitud humana, con los recursos de su personalidad. Informar al discapacitado de su realidad El profesional debe hablar claro a as personas con discapacidades, es decir, explicarle en los términos que le sean comprensibles, para que adquiera la mayor información de sus condiciones de salud, de las posibilidades de su cuerpo, sus órganos sensoriales, su intelecto, sus capacidades conservadas, etc. Es necesario mantenerlo informado a él y a sus familiares sobre las valoraciones diagnósticas que se realicen, y sobre las proposiciones de tratamiento correctivo 32 compensatorio, que se les proponen como viables. El respeto a la persona del otro implica que cualquier estudio, exploración o intento de diagnóstico se haga con el consentimiento del sujeto, que se debe buscar a toda costa. Las personas con discapacidades "sometidas a evaluación" son tratados en muchas ocasiones como "objetos" de un procedimiento, en lugar de sujetos activos, que experimentan sus dificultades y buscan sus soluciones independientemente del encuentro con los especialistas de la salud, de los centros de orientación y diagnóstico o docentes en la escuela. Otra cosa ocurre cuando por determinadas circunstancias hacemos un manejo público de las pruebas realizadas a una persona con discapacidad, o cuando discutimos en colectivo, en la docencia o en otro espacio profesional, las características de estos sujetos. Es muy importante mantener la reserva acerca de la identidad del "caso", sus elementos más íntimos. Las decisiones de tratamiento también requieren la participación activa de esta persona y de sus familiares; de lo contrario el profesional no atiende a la personalidad, no ve de manera integral al sujeto, y tal vez no se logren los propósitos que se trazó el especialista. El profesional trata con un ser humano, no con una posibilidad de marcha, o una determinada inteligencia, o con una enfermedad que tiene un cierto nombre técnico. El especialista tiene que llegar a una comprensión cabal de las limitaciones y deficiencias y sobre todo de las variadas posibilidades que presenta el sujeto antes de comunicarle sus juicios o conclusiones (a él y a sus familiares). Es natural que en el proceso de elaboración del diagnóstico consulte a otros colegas. Pero no es ético consultar el caso con los colegas ante los propios sujetos interesados. Por otra parte, emplear un lenguaje técnico ante estas personas o sus familiares para comunicarse con otros colegas tal vez evite que los "pacientes" capten detalles que pudieran confundirlos, pero les genera muchas ansiedades, que luego no se comprenden por los especialistas. Con esta manera de proceder están despersonalizando al sujeto. La jerga profesional provoca un distanciamiento entre los sujetos que han venido a pedir ayuda para sus problemas y los propios profesionales. Se dice - con cierta razón - que los especialistas elevan su narcisismo cuando se hacen poseedores de una nomenclatura incomprensible para las restantes personas. En caso de una discapacidad que implica deterioro progresivo, asociado a enfermedad activa, este principio ético de la veracidad puede cobrar un matiz mas dramático. A los profesionales les cuesta trabajo enfrentar estas realidades, y eso es humano, deberíamos comprenderlo. Pero más doloroso aún sería para los padres y el propio sujeto que se evadiera reconocerle su pronóstico desfavorable. Si el propio “paciente” está en condiciones intelectuales de tener mayor información y se le niega, la reclamará a nuestras espaldas y posiblemente la obtendrá distorsionada. El manejo profesional de estas situaciones extremas no puede someterse a reglas. Un punto de vista consiste en dar a conocer a las personas sus verdaderas realidades, su deterioro progresivo, con el tacto y ayuda psicológica necesarias, para que puedan 33 llegar a regir su vida, tomar sus decisiones. En este sentido, la posición que comparten varios profesionales, pero no todos, es la de informar con cautela al sujeto en situación de riesgo vital, para que se fortalezca. Así, se considera necesario preparar a la persona anímicamente, y en ese contexto que asuma su estado precario de salud, que luche por prolongar su vida productiva, compensadora para sí mismo y para sus semejantes. El problema a encarar, tanto con los sujetos, sus allegados, como con las demás personas de las instituciones que los atienden, es el de encontrarle un sentido a ese vivir en condiciones extremas. Una actitud optimista pudiera elevar la calidad de vida, evitar complicaciones secundarias, permitiría realizar el sentido que el sujeto logre plantear a su existencia, por exigua que parezca. En resumen, es necesario darle al sujeto la información y la orientación psicológica para que pueda decidir su vida de una manera autónoma y responsable. El carácter activo del sujeto Un propósito general de la atención profesional a la persona con discapacidad es contribuir al desarrollo de una personalidad independiente, que pueda valerse por sí mismo, que reporte felicidad a su persona y a sus seres queridos, y también que aporte al bienestar de los que le rodean. Algunos profesionales no son responsables de formar la personalidad del sujeto con discapacidades, ni está tanto tiempo con él para lograrlo, pues no lo encuentra en una etapa de la vida en que esto es posible. Es llamativo que las concepciones sobre la atención a estos sujetos no se propongan metas tan ambiciosas. La personalidad de estos sujetos se forma de manera muy activa en el seno de sus familias, y con ayuda de las instituciones socializadoras de la comunidad durante un largo proceso. El esfuerzo práctico que haga el profesional por favorecer la normalización del sujeto, es decir, que pueda desenvolverse en el medio de sus semejantes y cumplir las actividades que se esperan de cualquier sujeto en ese medio, siempre descansará en los motivos y orientaciones valorativas de la propia persona con discapacidad. Comprender las demandas emocionales de los sujetos La práctica tradicional de las instituciones hospitalarias, con sus barreras, prejuicios, e incomprensiones, aísla a la familia de los sujetos que presentan discapacidades, en algunas ocasiones pudiera decirse que “la abandona a su propia suerte” en el plano emocional. En consecuencia, no es de extrañar que muchos padres se sientan ansiosos o desorientados ante sus realidades. Los reclamos de un familiar hacia el profesional a veces pueden parecer excesivos, tanto si se trata de padres de niños con discapacidades o del cónyuge de un adulto que recientemente haya sido víctima de una situación discapacitante (enfermedad, accidente u otra causa). Preguntan una y otra vez sobre sus posibilidades, se ilusionan con detalles que no justifican el optimismo, dudan de lo que se les dice, etc. Estas demandas emocionales pueden repercutir en la personalidad del profesional; algunos tienden a 34 rechazarlas inconscientemente, pero otros especialistas a veces las asumen como si fueran una madre protectora. Pudiera razonarse que diversos tipos de padres requieren un apoyo diferenciado. Algunos no deben caer en la dependencia del profesional, hay que apelar a sus recursos, pero en ocasiones hay que ver esto flexiblemente y dar un poco de soporte emocional que tal vez sea muy conveniente a corto o mediano plazo, pues comprendemos que el modo de vida familiar y la caracterología de los sujetos no permite un cambio inmediato. No se van a convertir en sujetos independientes tan sólo porque nosotros lo deseemos. Asumir con enfoque humanista el rol asignado de profesional y comprender el de paciente El prestigio de la profesión en la sociedad, la imagen que tienen las personas de ella, consolida de alguna manera el conjunto de normas éticas de la profesión, especialmente en sus relaciones con los sujetos de su atención. Nuestra cultura ha cargado de una serie de contenidos al rol del profesional, especialmente del médico y por extensión del psicólogo, lo que engarza con el rol de paciente. Asimismo el rol de maestro se relaciona estrechamente con el rol de alumno. En las relaciones sociales que se manifiestan durante el proceso de consulta o evaluación, las personas que tenemos frente a nosotros esperan un determinado comportamiento del profesional, y asimismo reaccionan a su desempeño profesional con un complejo proceso mutuo de adjudicación - asunción de roles. Encontramos diversos estereotipos actitudinales tanto en la población, las familias de las personas con discapacidades, como en los propios profesionales, que se expresan en estas relaciones intersubjetivas, en esos interjuegos de roles. El especialista debe estar consciente de ellas y proceder de forma tal que dimensione el respeto por la persona del sujeto que atiende, su papel activo, etc. La vida y relaciones en una institución Es ético respetar los espacios de cada profesional en el amplio y complejo campo de atención a las personas con discapacidades. La práctica ha vinculado de diversa maneras a un conjunto de profesionales, logopedas, pedagogos, psicólogos, trabajadores sociales, fisioterapeutas, médicos, y otros especialistas de la salud, en la atención. Cada uno aporta a la comprensión del sujeto desde sus saberes, y entre todos pueden integrar una magnífica oportunidad social para estos sujetos, potenciadora de su desarrollo humano. Por otra parte, resulta imprescindible que los especialistas que laboran con personas con necesidades educativas especiales asuman y acepten la responsabilidad que les toca por las consecuencias de su trabajo y realicen todos los esfuerzos por lograr un manejo adecuado de su labor. Cuando un especialista tiene que revisar documentos previos elaborados por otros profesionales, no debe ponerlas en duda ante el sujeto que atiende. A veces es la propia persona con discapacidad, o sus padres, quienes comparan a los profesionales que los han atendido en el pasado con los actuales. En estas 35 comparaciones pueden apreciarse cuestionamientos; pero en el fondo se trata más bien de los temores y ansiedades de los sujetos. Por cierto, hay padres que en la primera etapa de aceptación de la compleja realidad de la situación de sus hijos, acuden a uno y a otro especialista, sin llegar a asimilarla. Pero esto puede ser una cuestión que depende también de la atención profesional, pues los más preparados para hacerle comprender su realidad se supone sean los profesionales. Es parte de la asignación social de roles. Algunas personas con discapacidades severos pasan un tiempo apreciable en instituciones, hay que manipularlos repetidamente, se les somete a determinadas chequeos físicos, etc. Es necesario comprender que los sujetos discapacitados severos con poca movilidad sienten al igual que todas las personas, el pudor, y tienen la necesidad de privacidad. Otro aspecto relacionado se manifiesta en la atención a la sexualidad de los sujetos con discapacidades. Profundizar en la comprensión de este aspecto crucial de toda personalidad es delicado, pero avanzar en su educación y orientación es imprescindible. El sistema que se ha creado en nuestro país para evaluar y atender institucionalmente a estos sujetos genera una serie de documentos evaluativos y diagnósticos que requieren del uso reservado por los especialistas, no son del dominio público de otras personas. En el trabajo profesional puede producirse una omisión, un error, cualquier problema que afecte el diagnóstico objetivo, el tratamiento a tiempo y adecuado de un padecimiento, o la realización acertada de un proceso de rehabilitación. Deberían juzgarse en cada colectivo laboral con la profundidad necesaria, sin abrir la incertidumbre ante el sujeto. Los profesionales tienen que seleccionar los métodos más precisos, tanto de diagnóstico, como de intervención, las estrategias más adecuadas al llevar a cabo su trabajo. Estar alertas acerca de las presiones familiares, institucionales que pueden influir en la distorsión de un informe, una evaluación, una investigación, etc. La superación constante y el rigor de la investigación. Los profesionales que tratan con sujetos tan diversos necesitan adquirir cada vez más conocimientos en el área, así como las habilidades necesarias, es decir, mantenerse actualizado y bien entrenado lo que se refleja en el siguiente principio. El mantener elevada competencia profesional es responsabilidad de cualquier profesional, pero si éste labora con personas que presentan defectos discapacitantes, este principio cobra un valor importantísimo, ya que las decisiones que puede tomar un profesional en esta área pone en juego el futuro del sujeto. Por ello debe tomar decisiones responsables y seguras, lo cual se logra en la medida que el profesional esté bien instruido y resulte competente. Las investigaciones que se llevan a cabo en esta área de trabajo deben caracterizarse por el respeto y la consideración a los participantes que presentan necesidades educativas especiales y sus familiares. Siempre teniendo en cuenta no lacerarlos y respetarles su integridad personal. 36 Por tanto, el respeto a la persona del otro implica que cualquier investigación se haga con el consentimiento del sujeto, que se debe buscar desde el inicio. Es necesario respetar la libertad del sujeto a participar o no en las investigaciones. Se le debe explicar a toda persona participante de una investigación sus objetivos, métodos que se van a emplear y hasta considerar lo conveniente de brindar los resultados a las personas que han participado en el estudio. Apuntamos que existe una relación entre ética y trabajo científico. Toda labor científica tiene una ética, pero las demandas morales sobre el profesional son a la vez científicas. La función social del profesional es simultáneamente científica y moral. En el desarrollo de la disciplina se sustentan científicamente los principios morales contenidos en la ética de la profesión. En este caso, el enfoque científico de la personalidad en sus relaciones sociales, así como del profesional y su misión social, históricamente determinadas, contribuyen a la fundamentación de la ética profesional. Para concluir, pudiera decirse que el sentido de la vida del profesional guarda estrecha relación con la construcción de su posición ética personal. Desde las etapas iniciales de la preparación profesional del trabajador de la salud, del psicólogo o del educador, la motivación profesional contribuye decisivamente a sus reflexiones éticas; el amor por la profesión, la verdadera vocación de servir a sus semejantes, se evidencia en la fuerza de su comportamiento ético. 37 BIBLIOGRAFÍA & Alonso, D. y otros. Ética y deontología médica. Ed. Pueblo y Educación, La Habana, 1989. & Buscaglia, L. y otros. Los discapacitados y sus padres. Ed. Emecé. Buenos Aires, 1990. & Castro, P.L. Qué es la familia y cómo educa a sus hijos. R. Pedagogía No. 5, La Habana, 1989 & ______ Atención psicológica a las familias con hijos discapacitados en la Educación Espacial. Material base de Curso de postgrado del CELAEE. La Habana, 1993. & Castro, P.L. y Castillo, S. M. Para conocer mejor a la familia. De. Pueblo y Educación. La Habana, 1998. & Domenach, J. M. y otros. La infancia subnormal. Ed,. Nova Terra, Barcelona, 1967. & Mannoni, M. El niño, "su enfermedad" y los otros. Ed. Nueva Visión, Buenos Aires, 1973. & Ministerio de Educación. Ética Pedagógica. Ed. Impresoras Gráficas, MINED. La Habana, 1986. & Rogers, C. El poder de la persona. Ed. Manual Moderno, México D. F. 1994. 38 DE LA “PEDAGOGÍA DE LOS DEFECTOS” A LA PEDAGOGÍA DE LAS POTENCIALIDADES. NUEVOS CONCEPTOS EN EDUCACIÓN ESPECIAL Ramón López Machín Las concepciones acerca de las personas con diferentes tipos de discapacidades, del desarrollo que estas puedan alcanzar y de las vías que se precisan para lograrlo, mucho han cambiado desde la antigüedad hasta nuestros días. El avance de los conocimientos científicos, una mayor conciencia social y la acumulación de valiosas experiencias prácticas conducen a una mejor comprensión de estos problemas y han posibilitado la evolución desde las más ingenuas y anticientíficas interpretaciones que generaban rechazo, abandono y crueldad (en ocasiones viceversa, veneración) a posiciones más flexibles y tolerantes que generan sentimientos y actitudes cada vez más humanistas. Estas transformaciones por supuesto, son el resultado de un largo proceso. Afortunadamente en cada momento o etapa histórica no ha faltado la acción de personalidades progresistas que con sus ideas avanzadas lo aceleran hacia estadíos cualitativamente superiores. ¿Cuánta influencia ejerció sobre la atención a estas personas y los resultados que se podían obtener la concepción fatalista de que “los defectos biológicos conducen a daños irreparables en el desarrollo de la personalidad? Esta forma de pensar sirvió de fundamento a conceptos y actitudes de segregación, aislamiento, “peligro social” que prevalecieron en determinados momentos. Las ideas sobre el “techo (o límite) del desarrollo ofrecían muy pocas expectativas a lo que pudiese lograrse en el trabajo pedagógico con niños que presentan tales desventajas, por lo que los propósitos de cualquier tipo de intervención educativa, en el mejor de los casos no podían sobrepasar el objetivo de una adaptación a normas establecidas por la sociedad. El reconocimiento de la posible preparación para la integración a la vida social de los niños con limitaciones físicas , psíquicas o mentales constituyó un importantísimo paso de avance a la concepción del desarrollo de estas personas, pero lamentablemente, no es suficiente con tener claridad de conceptos y propósitos y tal concepción no siempre se acompañó de adecuadas estrategias y vías para lograrlo, más bien se ha encontrado con frecuencia en franca contradicción con ellas. Durante mucho tiempo en las estrategias de intervención o de ayuda especiales a los niños con las desventajas o limitaciones citadas prevaleció en mayor o menor medida el sistema clásico de la “pedagogía terapéutica” que centra su atención en “el defecto”, en las manifestaciones de “enfermedad”, en las discapacidades de la persona y en la 39 búsqueda de “terapias” generales que sirvan para todos, obviando las diferencias particulares del desarrollo de cada individuo. L.S. Vigotsky al criticar puntos de vista de A.N. Graborov (1) publicados en su libro “La escuela auxiliar (1925) (2) que situaban a la cultura sensorial y la ortopedia psíquica en los primeros planos de la intervención correctiva, relegando a la formación de hábitos sociales y a la orientación en el mundo circundante, señaló: “. . . no nos hemos apartado ni un paso del sistema “clásico de la pedagogía terapéutica, con su atención escrupulosa a las mínimas manifestaciones de enfermedad, con su seguridad ingenua de que la psiquis se puede desarrollar, curar, “armonizar”, etc. con medidas terapéuticas, al margen del desarrollo general de los hábitos de conducta social. (3). Sobre esta misma idea L. S. Vigotsky plantea una interrogante esencial: ¿Es necesario curar el defecto, en el “niño con defecto” y reducir la educación de este niño en las tres cuartas partes a la corrección del defecto, o es necesario desarrollar las enormes reservas y las profundas capas de salud psíquica que tiene el niño? (4). Sin embargo, la educación de niños que presentan limitaciones en su desarrollo mucho tiempo permaneció sojuzgada, atada, maniatada a concepciones médicas, clínicas, hasta tal punto que algunos la han considerado como una rama de las ciencias médicas que se alejaba cada vez más de la Pedagogía. La Pedagogía tiene su especificidad como ciencia, su identidad propia, aunque tenga inevitables vínculos con otras ciencias que le aportan datos, influencias e interacciones útiles. En Mesa Redonda que sobre Educación Especial se desarrolló durante el Congreso Pedagogía 95 (La Habana, Cuba, 1995), Mercedes López, profesora de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Córdoba, ________________________ (1) Pedagogo soviético (1885-1949) que se dedicó a la educación de alumnos retrasados mentales. (2) Nombre que se le daba a la escuela especial para la educación de alumnos retrasados mentales. (3) L.S. Vigotsky. Obras completas Tomo V pág. 49. (4) Ibídem. Pág. 49. España, reflexionaba sobre esta situación: “El médico tiene su espacio, en Educación Especial, pero no tenemos por qué imitar al médico, nosotros tenemos nuestro espacio y muy importante por cierto”. 40 En la Educación Especial hemos tomado de la medicina términos, conceptos, procedimientos y hasta actitudes. Nuevas concepciones en la Educación y en la Pedagogía De manera general la Educación y la Pedagogía se encuentran en un importante proceso de cambio. Las concepciones educativas adquieren un mayor enfoque humanista, el alumno y su desarrollo se ubican como centro y razón de ser esencial de toda labor pedagógica. Se ha ido imponiendo con fuerza la idea de cambiar la concepción que tradicionalmente se había tenido del niño como mero receptor,·”esponja que todo lo absorbe”, “página en blanco” dispuesta a que se impriman en ella conocimientos y experiencias; ser pasivo, objeto de aprendizaje que simplemente graba lo que escucha, ve o recepciona a través de sus órganos sensoriales y va acumulando o almacenando informaciones, conceptos, términos, experiencias que constituyen los saberes culturales del hombre Esta forma simple de transmisión de experiencias socio-histórico-culturales cada vez es menos posible y más ineficaz por cuanto el desarrollo impetuoso del mundo, de las ciencias y de la técnica hace absolutamente imposible enseñarlo todo y exige formar a un hombre activo, profundamente reflexivo, creativo, que sepa aprender de manera independiente y transformar positivamente la realidad. Por consiguiente, es preciso tener otra imagen del alumno, comprenderlo como un ser dinámico que no está totalmente “vacío” de conocimientos y vivencias, que puede participar activamente en su propio aprendizaje y además de percibir, es capaz de comparar, indagar, reflexionar, tener dudas, cuestionar cosas, arribar a conclusiones, descubrir, explicar, fundamentar y ser creativo. Junto a ello es válido aclarar que en contraposición con teorías que absolutizan el papel del alumno como único protagonista de su aprendizaje y plantean su posibilidad de aprender solo, se reconoce el protagonismo del maestro en el proceso de enseñanza aprendizaje, sin minimizar en nada ese papel activo del alumno y todas sus posibilidades. El maestro conduce, guía, dirige, promueve y acelera el desarrollo de cada uno de sus alumnos (si está preparado para ello, claro está ) brindándoles una atención diferenciada, personalizada, buscando los recursos necesarios para llegar a cada uno de ellos de la manera que cada cual precisa y conducirlos a nuevos progresos, hacia el éxito. El niño solo no puede definir racionalmente los objetivos o metas de su aprendizaje y no podría obtener siempre una percepción correcta, suficientemente profunda de la realidad: de objetos, fenómenos, relaciones, concatenaciones. Por consiguiente, se puede arribar a la conclusión de que el alumno y el maestro son coprotagonistas en el proceso enseñanza-aprendizaje. Cualquier sustitución de roles en 41 tal sentido, afecta en mayor o menor medida el carácter desarrollador que debe tener el proceso educativo. Se concede además un muy significativo valor al papel del colectivo en el desarrollo de la personalidad, a la socialización, a la interacción con otros niños, portadores de otras experiencias socio-histórico-culturales concretas, otros saberes, otros recursos, que pueden compartir y enriquecerse mutuamente. A estas reflexiones se agrega otro elemento: actualmente se enfatiza, quizás como nunca antes, y se ha convertido en un principio pedagógico, el reconocimiento de que todos los alumnos pueden aprender y desarrollarse aunque cada uno de ellos es distinto, tiene su propio ritmo de aprendizaje, sus capacidades y necesidades propias y especificas por lo que arriba a la escuela con una preparación desigual y aprende de manera diferente. Pretender dar igual tratamiento a niños con capacidad y niveles de desarrollo muy distintos sería profundamente injusto y discriminatorio. El tratamiento frontal a gruposclase sin considerar una efectiva atención diferenciada y personalizada tiene un claro carácter segregacionista. Nuevos conceptos de Educación Especial En este contexto ha tenido lugar en los sitemas educativos del mundo un proceso de reconceptualización de la Educación Especial. La experiencia histórica acumulada, los nuevos conocimientos, más las exigencias y retos actuales a la labor profesional pedagógica nos hacen reflexionar sobre todo lo que se ha hecho, sobre los puntos de vista teóricos y prácticos que han sustentado la Educación Especial. Se experimentan nuevas estrategias con un contenido más humanista, basadas fundamentalmente en enfoques psicológicos y pedagógicos del problema de las necesidades educativas especiales. Van surgiendo nuevos criterios, nuevas formas organizativas, nuevas estrategias para el logro del máximo desarrollo de capacidades y plena integración social de los alumnos que requieren Educación Especial. ¿En qué consiste está reconceptualización? Evidentemente cambia el concepto acerca de los “niños con defectos” a los que se prefiere incluir en la denominación general de niños con necesidades educativas especiales, expresión que en buena medida indica ya, elementos importantes de esta reconceptualización. Además de los cambios de conceptos acerca de los “niños con defectos” está teniendo lugar una reconceptualización del diagnóstico, de la intervención, de la escolarización y hasta de la preparación de los docentes que trabajan en Educación Especial. 42 Consideremos los elementos esenciales de estos nuevos conceptos. Reconceptualización del “niño con defectos” Los niños que presentan desventajas o limitaciones físicas, sensoriales, en su desarrollo psíquico o mental, comúnmente denominados “niños con defectos” fueron concebidos durante largo tiempo como discapacitados, incapaces para casi todo, minusvalidos, enfermos, incluso hubo momentos en que se consideraron un peligro social y hasta foco de contagio psíquico “en el aula y en la escuela (5). Analicemos el siguiente fragmento tomado de “Los muchachos ciegos” del libro “Corazón” escrito por Eddmundo de Amicis hace más de cien años: -¿Es verdad, señor maestro, que ha sido usted profesor de los ciegos? -Sí, durante varios años -Dígame usted algo sobre ellos -”Vosotros decís ciegos, ciegos -comentó el maestro-, así como diríais enfermo, pobres, o qué se yo.¿Pero entendéis bien lo que esta palabra quiere decir? Pensad por un momento, ¡Ciegos! ¡No ver absolutamente nada nunca ! No distinguir el día de la noche, no ver ni el cielo ni el sol, ni a sus propios padres, nada de lo que se tiene alrededor o se toca; estar sumergido en perpetua oscuridad y como sepultado en las entrañas de la tierra! Probad un momento a cerrad los ojos, y pensad si debierais permanecer para siempre así, inmediatamente os sobrecoge la angustia, ___________________________ (5) A.N. Graborov. La escuela auxiliar, 1925, pág. 20. Citado por L.S. Vigotsky. Obras Completas. Tomo V pág. 48. Editorial Pueblo y Educación. Primera reimpresión, La Habana, 1995. El terror, os parece que sería imposible resistirlo, que os pondríais a gritar, que os volveríais locos o moriríais. Y sin embargo..., pobres niños, cuando se entra por primera vez en el Instituto de Ciegos, durante el juego, al oir tocar violines y flautas por todas partes, hablar fuerte y reir, subiendo y bajando las escaleras con paso veloz, y moverse libremente por los corredores y dormitorios, nadie diría que son tan desventurados. Hay jóvenes de diez y seis y diez y ocho, robustos y alegres que sobrellevan la ceguera con cierta calma, y hasta con presencia de ánimo; pero bien se trasluce, por la expresión desdeñosa y fiera de sus semblantes, que deben haber sufrido tremendamente antes de resignarse a aquella desventura; otros, con fisonomía pálida y dulce en la cual se nota una grande pero triste resignación, y se comprende que alguna vez, en secreto, deben llorar todavía (6) En la descripción del maestro obviamente se centra la atención en el defecto orgánico y sobre todo en sus consecuencias directas en el desarrollo de la psiquis y de la 43 personalidad del individuo. Lamentablemente esta concepción que lleva implícita su mensaje no es algo totalmente pasado o superado. Además de no ser correcta esta percepción que con frecuencia tenemos de las personas ciegas o sordas o sobre cualquier otro “niño con defecto”, las valoraciones que hacen énfasis o sitúan en primer plano las dificultades, limitaciones o defectos suscitan fundamentalmente lástima, compasión y por consiguiente conducen a actitudes y acciones de sobreprotección, pesimismo, pocas expectativas, segregación (pues no se consideran capaces para casi nada y dan lugar a su vez, a sentimientos de impotencia y minusvalía en el propio individuo, como una especie de “impotencia aprendida o socializada” Con tales actitudes no hacemos más que agregar a las limitaciones y desventajas reales de la persona considerables obstáculos sociales a su desarrollo, no estimulamos sus potencialidades. Uno de los primeros propósitos que debe lograrse en la labor educativo-desarrolladora con estos alumnos es elevar su autoestima, o mejor dicho aún, lograr en él un concepto equilibrado de sí mismo, de sus fortalezas de sus potencialidades, que sin desconocer las limitaciones propias, estimule el esfuerzo individual, la voluntad y promueva las fuerzas internas. Todo estaría listo entonces para que recepcione las ayudas desarrolladoras del sistema educativo y conquiste nuevas zonas de desarrollo. (6) Edmundo de Amicis, Corazón. Publicado en Turín, España, 1987, págs. 146 y 147. En la cita se respeta el estilo y ortografía de esta edición (nota del autor). En un análisis externo, unilateral, sin la suficiente profundidad, suele verse más y en primer plano las limitaciones, la inhabilidad, el defecto y hasta enfermedad en los niños con discapacidades y todo esto se asocia solo con la persona portadora, con su funcionamiento, sin valorar todos los factores que realmente influyen en la situación. Es por ello que en numerosas publicaciones y en la imagen general que se ha conformado, tiende a analizarse como un problema biológico, sin considerar que en la mayoría de los casos están influyendo importantes barreras sociales que surgen desde los primeros momentos de la vida. Estos puntos de vista que centran la atención en el defecto, en la enfermedad, en lo que estos niños no tienen o no pueden hacer, que desconocen o minimizar sus potencialidades de desarrollo, fueron duramente criticados por L. S. Vigotsky en numerosas publicaciones y directamente en congresos, conferencias y debates científicos. Valoremos otros criterios sobre este problema: P. Ya. Troshin consideró que “en esencia entre “los niños normales” y “los anormales” no hay diferencias, unos y otros son niños, en los unos y otros el desarrollo tiene lugar conforme a las mismas leyes. La diferencia consiste solo en el modo del desarrollo (7) 44 A propósito de esta reflexión de P. Ya Troskin, L.S. Vigotsky valora que a pesar de ser él un investigador que defiende más bien el punto de vista biológico no puede dejar de reconocer “que la deficiencia infantil constituye, en la gran mayoría de los casos, el producto de condiciones sociales anormales” (8) “.. La ceguera (o la sordera) señaló L.S. Vigotsky, como factor psicológico para el propio ciego (o sordo) no existe (9). ...La ceguera como hecho psicológico no es en absoluto una desgracia. Se convierte en desgracia como hecho social (10). “...Cómo sienten los ciegos su ceguera? De una manera diferente, en dependencia de las formas sociales en que se realiza el defecto” (11) ___________________________ P. Ya. Troshin, 1915 citado por L. S. Vigotsky. O. Completas Tomo V.Pág. 57 Edit. P. y Educación. Y reimpresión, La Habana 1995 (8) Ibídem pág. 57 (9) L. S. Vigotsky. Tomo V. Editorial Pueblo y Educación La Habana, reimpresión, La Hab. 1995. Pag. 58 (10) Idem, pag. 58 (11) Idem p:ag. 58 (7) 45 De tal modo L. S. Vigotsky nos llama reiteradamente la atención sobre la manera incorrecta en que nos imaginamos la psicología de las personas ciegas, sordas o que presentan otras deficiencias y discapacidades. No debemos “construir” el cuadro interior de una persona ciega o sorda tomando como modelo nuestra situación, o situaciones habituales, excluyendo simplemente la luz, los sonidos, las percepciones visual o auditiva. No podemos concebir a estas personas como simples mecanismos fuera del contexto social, de la mediación social en su desarrollo. Lo peor de todo son las consecuencias que estas concepciones tienen en la labor pedagógica. Al no ver mucho más allá de los defectos y las diferencias que presentan con respecto al resto de las personas, generalmente los concebimos más débiles, más indefensos y menos capaces de lo que realmente son. Se produce una contradicción no favorable al desarrollo: ellos pudieran rendir más, desarrollase más, pero nosotros, los que debemos guiar, conducir, promover el desarrollo esperamos menos de ellos, nos quedamos cortos en proyecciones, propósitos y metas y esto claro está frena u obstaculiza en considerable medida el éxito de la labor psicopedagógica. Al destacar las posibilidades compensatorias y correctivas presentes en estas personas y el importantisimo papel de la socialización y de la educación, se enfatiza la idea de que están aptas para todas las facetas de la conducta humana, es decir, para la vida, y que el mecanismo psicológico del desarrollo en estos casos es el mismo que en el resto de los niños. Las ideas pesimistas, las expectativas fatalistas y las concepciones biologicistas han ido cambiando,en conseuencia, sobre un análisis realista, sin perder de vista las limitaciones y desventajas de estos niños se pueden diseñar estrategias educativas, socializadoras, personalizadas, que den respuestas a su situación peculiar y garanticen su integración a la vida social con el máximo desarrollo posible de sus capacidades. Hasta los términos que tradicionalmente se han empleado para designar a los niños con limitaciones o desventajas también se han transformado. Hoy como ya señalamos, se prefiere utilizar la expresión “niños con necesidades educativas especiales” no solo porque es menos agresiva que los términos hasta ahora empleados (anómalo, discapacitado, minúsvalido, retrasado, limitado y otros aún peores afortunadamente superados), sino porque esta es una expresión que indica mejores expectativas, más optimismo y no concibe el problema solo en el niño, “culpa de él”, sino en toda su dimensión biológica, psicológica y social. La expresión, niños con necesidades educativas especiales, incluye no solo a los que tradicionalmente denominábamos “niños con defectos” por presentar determinadas deficiencias anatómicas, fisiológicas, en el desarrollo psíquico o mental, sino también a aquellos que en cualquier contexto educativo necesitan ayudas especiales que den respuestas a sus necesidades y les posibiliten alcanzar los objetivos educativos propuestos 46 Entre tales alumnos se encuentran los que sin presentar las limitaciones descritas tienen dificultades en el aprendizaje debido a desventajas socioculturales, desatención, abandono, ausencia reiteradas a la escuela, etc.. Además se reconoce que cualquier alumno en cualquier escuela o contexto educativo, por disímiles causas (dificultades situacionales, tensiones, complejidad del contenido, mal tratamiento pedagógico, u otras) en un determinado momento puede presentar dificultades en el aprendizaje y necesitar ayudas especiales. Se consideran dentro de este concepto, aplicándolo con rigor, hasta los niños más talentosos que aprenden con mucha mayor facilidad pero su educación necesita de recursos y ayudas especiales que garanticen el acceso a desarrollos ulteriores Se utiliza también el término deficiencia siempre relacionado con el insuficiente funcionamiento o no funcionamiento de un órgano o estructura anatómica . . . (carácter anátomo-fisiológico). De tal manera se sugiere emplear deficiencia visual, auditiva, motriz, intelectual, etc. pero no “niño deficiente”. De igual forma se debe emplear el término discapacidad, que indica limitada capacidad, con diferentes grados de limitación, para determinada actividad. De modo que el niño o la persona puede tener discapacidad o discapacidades para una actividad o varias, pero difícilmente sería discapacitado para todo, “discapacitado total” Por consiguiente el término discapacitado por sí solo no dice nada, siempre le sucedería la pregunta obligada de ¿discapacitado para qué?¿Podría ser discapacitado para todo? ¿Puede una persona ser totalmente inútil? Tales personas prácticamente no existen. Si un niño, por ejemplo, presenta una deficiencia visual que da lugar a una discapacidad para la lectura plana ¿sería un discapacitado? Lo mismo podríamos preguntarnos en el caso de un niño con deficiencia auditiva, físico-motora o intelectual. Las deficiencias no hacen a los niños totalmente deficientes y sus discapacidades no los hacen discapacitados para todo. Por otra parte, si bien nos es prácticamente imposible encontrar a un individuo humano concreto que merezca el calificativo de discapacitado, nos enfrentaríamos a similares dificultades si buscáramos a una persona totalmente capaz, capacitado para todo ¿Podíamos encontrar personas capaces para todas las actividades y funciones?.¿No tenemos todos ciertas discapacidades? Vale la pena reflexionar sobre uno de los lemas actuales relacionado con los nuevos conceptos acerca de las personas que presentan deficiencias físicas, sensoriales, intelectuales u otras y la actitud social hacia ellos: “Si me ves discapacitado, el limitado eres tu” Otro término que se ha empleado con un alto grado de generalización y que hoy también cambia su significado es el de minusvalía. Si bien tradicionalmente se ha usado el calificativo de “minusválido” para todas las personas que presentan deficiencias y discapacidades físico-motoras, sensoriales o intelectuales, hoy la 47 minusvalía es comprendida como una pérdida o limitación de oportunidades para participar en la vida social en condiciones de igualdad. Es un término interactivo. Estamos en presencia de una minusvalía cuando el niño o la persona portadora de esas deficiencias y las discapacidades específicas de ellas derivadas, fuese rechazado o segregado por alguien y no se le da la oportunidad de ingresar a la escuela o al contexto educativo más desarrollador, jugar o estudiar “con el equipo”, trabajar o desempeñar determinadas funciones sociales. Entre los términos deficiencia, discapacidad y minusvalía no hay una relación tan directa como puede parecer, hay una clara mediación social y de la intervención educativa, a favor o en contra del individuo porque en la gran mayoría de los casos, si la educación es buena , el individuo humano puede llegar a ser útil, capacitado para muchas cosas y tener valor social. Otras formas que se han empleado y constituyen hoy términos discutibles son las denominaciones de normal y anormal (o anómalo) para clasificar a los niños y a las personas. Actualmente autores y especialistas sugieren reflexionar con especial cuidado sobre tal clasificación y el uso de estos conceptos. Se reconoce que todas las personas somos diferentes, cada cual, un ser irrepetible, con mayor o menor desarrollo de capacidades y hasta con cienta cuota de discapacidad para determinadas actividades o funciones. Lo normal es que somos diferentes, la diversidad es norma. Además, los conceptos de norma y anormalidad, sobre todo en el plano del desarrollo psicosocial, del individuo, son considerablemente relativos. Otro lema de actualidad en el campo de la educación especial nos indica: “Ser diferentes es algo común”. En resumen, en esta reconceptualización del “niño con defecto” el optimismo realista debe imponerse a las ideas pesimistas; al afán por “descubrir, estudiar y tratar los defectos” deben ceder espacio a la búsqueda, estimulación y desarrollo de las potencialidades que existen en cada individuo, el concepto de “discapacitado”, “minusválido”, “enfermo”, “incapaz”, “infeliz”, “pobre”, desgraciado” o “irreversiblemente impedido” debe dar paso a la concepción de que es posible el desarrollo máximo de capacidades, la preparación para la vida, el disfrute pleno y la integración social de estas personas. Reconceptualización del diagnóstico en la escuela En el estudio que se realiza de los alumnos con fines diagnósticos se están produciendo cambios de mucha significación para la concepción y organización de la intervención educativa, los que deben tener su impacto esencial en la solución de las necesidades educativas de los alumnos. Los cambios en el diagnóstico escolar están íntimamente vinculados con las nuevas concepciones en la pedagogía y en la eduación, y en la educación especial en particular. Los sistemas educativos del mundo tienen el propósito de hacer una educación más masiva, más integradora, más diferenciada, personalizada y desarrolladora. 48 Se impone la necesidad de un diagnóstico escolar con un enfoque psicopedagógico que descubra oportunamente los recursos con que cuenta el alumno para aprender y desarrollarse: motivaciones, intereses, conocimientos y experiencias, capacidades y necesidades. A partir de la concepción de los grupos-clase como grupos homogéneos o con un alto grado de homogeneidad (aproximadamente igual edad, madurez psicosomática, viven en la misma comunidad, “igualdad de oportunidades”, etc.) tradicionalmente se sometía a estudios con fines diagnósticos sólo a un grupo de alumnos que se identificaba como ”diferente de la mayoría” y se consideraba que solo ellos requerían ayudas especiales, las que se debían ofrecer mejor en grupos homogéneos de niños con idénticos problemas. Se seguía la práctica de clasificar, separar los alumnos de acuerdo con sus capacidades y posibilidades, para homogeneizar grupos. Una vez que un grupo de alumnos era definido como especial el resto de la matrícula escolar, según tales criterios, se consideraba “normal”. Por todo ello, puede afirmarse que una de las funciones que cumplió el diagnóstico escolar fue la de servir de instrumento para clasificar, categorizar y “etiquetear” a los alumnos. Una vez que el alumno recibiera una categoría diagnóstica y se ubicaba en un grupo especial, era prácticamente imposible superar y transitar al grupo de origen. Esa clasificación y segregación hacia el “grupo correspondiente” no se refiere solo al traslado de los niños a la escuela especial, aunque también en muchas ocasiones éste se hacía apresuradamente y algunos de elllos contaban con suficientes posibilidades de resolver sus necesidades educativas en la escuela general, lo que se demostraba casi de inmediato en el nuevo contexto escolar.Esta práctica se realizaba también al ubicar a los alumnos dentro del aula (aventajados, promedio, con dificultades), al conformar equipos de estudio o de trabajo y al crear grupos-clase por niveles (niveles a, b, c, d . . .) lo que no permitía una adecuada explotación del papel del colectivo en el desarrollo de la personalidad, “el papel del otro” el enriquecimiento mutuo en la interacción de los alumnos con diferentes experiencias, conocimientos, habilidades y capacidades, bajo la dirección pedagógica del maestro Actualmente se concibe el diagnóstico como un principio pedagógico, premisa imprescindible, procedimiento científico en función de la labor educativa y del desarrollo de todos los alumnos. Mediante el estudio diagnóstico el maestro se aproxima cada vez más al conocimiento de la realidad de sus alumnos: las condiciones en que estos se desarrollan (favorables o desfavorables), con qué recursos cuentan para aprender y desarrollarse, sus capacidades y necesidades propias y específicas; elementos imprescindibles para organizar estrategias pedagógicas diferenciadas y especialmente dirigidas a dar respuesta a las necesidades personales de los alumnos a su cargo 49 Por consiguiente el fin fundamental del diagnóstico es enseñar, educar y desarrollar a los alumnos, no arribar a una conclusión diagnóstica que los identifique indefinidamente, que los “iguale” a otros niños, que los clasifique para recibir un tratamiento frontal, generalizador, no suficientemente diferente y personalizado. De tal modo, el diagnóstico no es un fin en sí mismo, sino un medio para llegar a un fin. Otra definición importante es la evaluación del niño en su contexto, en su actividad cotidiana, en su medio natural, en su escuela y en su grupo escolar por lo que adquieren un valor fundamental, priorizado, las observaciones y datos que obtiene el maestro del trabajo del alumno, de su conducta en el aula (concebida en el concepto más amplio) complementándolos con el estudio de su comportamiento en el seno familiar y en su comunidad. Esto no niega la intervención, si fuese necesario, de otros profesionales en la evaluación diagnóstica de los niños, pero, al igual que otras exigencias que a continuación planteamos, aleja el diagnóstico escolar de su concepción puramente clínica en la que era determinante el estudio del niño en “laboratorios” , en un contexto no cotidiano, desconocido para él, con tareas no habituales que pretendían en un plazo de tiempo reducido, arribar a conclusiones diagnósticas que incluso se calificaban de “finales” y donde el médico desempeñaba el papel protagónico en la definición de la “categoría correspondiente” y en la toma de decisiones. Otras exigencias de actualidad al diagnóstico escolar. Es universalmente reconocido el carácter esencialmente preventivo que debe tener el diagnóstico, cualquier problema tratado a tiempo, puede desaparacer como problema o tener una evolución más favorable y por el contrario, no detectado y tratado oportunamente, solo puede llegar a hacerse cada vez más complejo y perjudicial. Por tanto, es importantísimo transitar del diagnóstico tardío, con fines correctivos, al diagnóstico oportuno, lo más temprano posible, con fines preventivos. ¿Cuánto daño puede ocasionarse al desarrollo general del niño cuando el fracaso, lamentablemente muchas veces reiterado, es el alerta de que hay que reflexionar y estudiar qué está pasando con él? ¿Por qué dejar que un niño repita el grado para darnos cuenta de sus dificultades y comenzar a buscar sus posibles causas y soluciones? ¿Por qué dejar evolucionar desfavorablemente problemas conductuales en los alumnos para comenzar a accionar? ¿Por qué no actuar oportunamente con alumnos que comienzan a mostrar desinterés por la escuela, ausencias a clases, falta de aplicación en el estudio, irresponsabilidad en el cumplimiento de obligaciones y tareas escolares, manifestaciones de agresividad u otras reacciones negativas? 50 Los “por qué” pueden ser muy variados y numerosos y es claro que lo preventivo es más práctico, más humano, más desarrollador y hasta más económico. En la actualidad se reflexiona incluso sobre otra importante arista del trabajo preventivo, en la cual el diagnóstico oportuno de todos los alumnos, el conocimiento de sus motivaciones, intereses y capacidades, es premisa imprescindible. Se trata del siguiente razonamiento: comúnmente se ha entendido por trabajo preventivo las acciones pedagógicas dirigidas a precaver, evitar que se produzcan más dificultades, trabas, obstáculos en el desarrollo como consecuencia de las posibles influencias negativas de factores de riesgo. Se concibe, pudiéramos decir, como una posición defensiva, “esperando el golpe” (prevenir defectos, dificultades). Por consiguiente, se sugiere incluir en la concepción del trabajo preventivo la previsión de cómo podemos promover el desarrollo de todos los alumnos para que sean desde los primeros momentos más capaces, más talentosos, más preparados para emprender mejor cada nueva etapa, es decir, se busca pasar a una posición ofensiva. Buscar las mejores formas de estimular el desarrollo, enriquecer a cada niño, sin que necesariamente tenga que existir una “amenaza” de factores de riesgo. Conducir el desarrollo del niño desde siempre, desde que nace, guiarlo, “tirar del desarrollo” con acciones planificadas, especialmente dirigidas, con la ayuda necesaria, con retos y desafíos, con una constante intervención desarrolladora. Lo que dejamos de hacer en cada momento sitúa al niño, “imperceptiblemente” quizás, en desventaja para la próxima etapa del desarrollo. ¿Cómo crear oportunamente ambientes desarrolladores? ¿ Cómo promover las capacidades, el talento y la creatividad en cada alumno? Esto también es trabajo preventivo. Siguiendo tales ideas hoy se investiga, se trabaja, y se publica en diferentes partes del mundo sobre programas de enriquecimiento intelectual, proyectos de desarrollo de la inteligencia, promoción de capacidades humanas, etc. Todas estas intenciones y proyectos deben tener como base un diagnóstico oportuno de la situación de cada uno de los alumnos. Otro proceder de gran valor pedagógico es el necesario paso del diagnóstico centrado en el “trastorno”, “defecto”, “enfermedad” o dificultades, al diagnóstico centrado en potencialidades, que descubra lo que el niño sabe, lo que puede, lo que es capaz de hacer solo y lo que pudiera hacer con ayudas de sus compañeros, del maestro, de la familia o de otros profesionales si fuese necesario. Por supuesto, esto no quiere decir en modo alguno que se desconozcan las limitaciones y dificultades, pero es preciso reconocer que a menudo el niño es mucho más capaz de lo que pensamos, de lo que percibimos a simple vista, que generalmente son las deficiencias, discapacidades y desventajas. Descubrir lo saludable, lo sano, lo bueno, 51 nos permite comenzar el trabajo pedagógico por el camino más correcto y promover realmente el desarrollo integral del alumno. Otro requisito al diagnóstico pedagógico en la actualidad es la necesidad de evaluar no sólo al niño de manera aislada, no solo el nivel de desarrollo que este haya alcanzado e identificar en él mismo los elementos causales, sino, evaluar al niño en su entorno, en su contexto social (entiéndase familiar, escolar, comunitario). ¿Qué tipo de influencias recibe? ¿Qué elementos desempeñan un papel desarrollador y cuáles frenan, obstaculizan o dañan?, y sobre todo: ¿qué es necesario transformar en cualesquiera de los contextos con los que el niño interactúa para lograr la solución de sus necesidades, el máximo desarrollo de capacidades y su preparación para la vida?. A este requisito se le denomina por autores y especialistas el carácter ecológico que debe tener el diagnóstico escolar. Por otra parte, se concibe el diagnóstico como un proceso continuo, no como un momento o etapa que culmina con determinadas conclusiones y la toma de decisiones que la situación del momento aconseja más convenientes. El diagnóstico debe tener un carácter dinámico, es preciso valorar no sólo el estado del momento en que se hace el estudio del niño, sino de manera permanente estar alerta a la evolución que va teniendo, a sus éxitos y fracasos, posibles barreras que encuentra, etc. Todo ello se resume en el propósito de los sistemas educativos de hacer que las escuelas estén más atentas a las demandas de los alumnos, a sus necesidades y a la dinámica de su desarrollo. ¿Cómo son? ¿Cuáles son sus necesidades educativas fundamentales? ¿Están teniendo éxito las estrategias y métodos aplicados? ¿Qué debe cambiar o transformarse en el sistema educativo?¿Cómo podría potenciarse su desarrollo? En estrecha relación con las exigencias señaladas se encuentra además la necesidad de diagnosticar no solo la zona de desarrollo actual, sino también la zona de desarrollo próximo, las posibilidades de aprender y desarrollarse que tienen los alumnos si se les presta la ayuda necesaria. Sería un trabajo de diagnóstico-pronóstico realista basado en elementos positivos y con expectativas optimistas: todo lo bueno que podamos descubrir en el alumno y todo lo desarrollador que pudiéramos hacer por él para que avance y tenga éxito. Tal propósito exige que el diagnóstico no se reduzca a la aplicación de un grupo de técnicas o instrumentos con el fin de constatar qué sabe o no sabe el niño, qué entrenamiento tiene, qué puede o no hacer, sino que se convierta en un verdadero proceso de evaluación-intervención, de construcción interactiva entre evaluador y evaluado, en el que se descubra la capacidad de funcionamiento de los sujetos, el nivel de eficacia funcional que podría alcanzar si las condiciones educativas fuesen favorables. 52 Por cuanto esta forma dinámica de evaluar pretende descubrir capacidades para el aprendizaje, que existen en el sujeto pero permanecen ocultas, los métodos a aplicar no pueden ser solo de constatación, sino métodos formadores. En este proceso de evaluación-intervención debe descubrirse la capacidad del niño para dominar y aplicar estrategias de solución a tareas y problemas planteados, así como el entrenamiento que necesita para lograr un mejor aprendizaje. En esta interacción examinador-examinado tienen lugar acciones de mediación que sugieren, encaminan o facilitan la solución de las tareas; de intervención, que orientan, instruyen, corrigen o demuestran cómo proceder; de refuerzo que apoyan, estimulan y permiten una mejor interiorización del aprendizaje. Esta interacción es además un importante proceso de retroalimentación ya que indica qué ayudas son más eficaces, qué entrenamiento necesita el niño para un aprendizaje más eficiente. A diferencia de la concepción estrecha de la psicometría clásica tradicional, la atención se centra no en el producto o resultado de la actividad que se evalúa, sino en todo el proceso:¿cómo se orienta el niño en las tareas que se le plantean?, ¿lo comprende todo?,¿qué no comprende y por qué?, ¿cómo organiza su actividad?, ¿sigue determinado orden o estrategia?, ¿cómo utiliza la ayuda que se le presta?, ¿cuánta ayuda necesita?, ¿cómo reacciona ante el éxito, el fracaso, ante el estímulo?, ¿reflexiona sobre lo que hace?, ¿revisa y corrige sus acciones durante el proceso?, ¿autorregula su conducta?, ¿qué modalidades son más eficaces en el proceso de interiorización, aplicación y transferencia de lo aprendido: la modalidad verbal, la gráfica, la actividad práctica, o sus combinaciones? Si nos proponemos diagnosticar para enseñar y estamos convencidos de que todos los niños pueden aprender, modificar su situación y desarrollarse, es imprescindible esta reconceptualización del proceso de estudio de los alumnos con fines diagnósticos y pasar de las “medidas de la inteligencia” que no aportan nada sobre los procesos que subyacen en la ejecución de las tareas, ni acerca de la capacidad potencial para el aprendizaje, a formas más dinámicas y funcionales que indican al pedagogo no sólo lo que el alumno ha aprendido y la calidad con que lo ha aprendido sino cómo ha transcurrido el proceso y todo lo que pudiera hacerse para aumentar su capacidad de aprendizaje. Es justo reconocer que en muchos sistemas educativos se transita desde hace tiempo de la concepción puramente clínica a una concepción psicopedagógica del diagnóstico escolar. Reconceptualización de la intervención Las estrategias de intervención o ayudas especiales, históricamente han estado condicionadas por las concepciones que se han tenido acerca de los niños con limitaciones físicas, psíquicas o mentales y sobre sus posibilidades de desarrollo. 53 En las etapas en que se ha centrado la atención en las limitaciones, defectos, enfermedad, incapacidad o invalidez de estos niños, y se han sobrevalorado sus desventajas, el enfoque de la intervención fue en lo fundamental clínico y ésta tuvo un carácter esencialmente asistencial: asistir al niño, “curar sus defectos”, cuidarlo, protegerlo, alimentarlo, garantizarle adecuadas condiciones higiénicas, mantenerlo ocupado o entretenido y enseñarle cosas elementales. No podía ser más . . . Es difícil encontrar una descripción y valoración más claras y convincentes que las que ofrece L.S. Vigotsky en severa crítica a este enfoque educativo: …“la educación está debilitada por las tendencias de lástima y filantropía, está envenenada con el tóxico del estado enfermizo y de debilidad… Nuestro ideal no es rodear de algodón el lugar enfermo y cuidarlo por todos los medios de las contusiones, sino descubrir la vía más amplia de su supercompensación”. (12) Este enfoque clínico llegó a prevalecer de tal forma en la Educación Especial que inlcuso en algunos contextos educativos los alumnos eran denominados “pacientes”, los maestros, “terapeutas” y la disposición del ambiente, organización, interrelaciones y modalidades de trabajo así lo reflejaban. Los especialistas de perfil médico, además, desempeñaban un papel determinante en el diagnóstico y la toma de decisiones: definición del “diagnóstico final”, ubicación en el contexto educativo y orientaciones para el trabajo. Los niños diagnosticados como retrasados mentales, considerados los menos capaces, casi incapaces de todo, “lo poco que podían aprender” debía ser muy sencillo, elemental, y tomándose como parámetro siempre el currículo de la escuela primaria de la Educación General, por la cual nunca transitarían, y no las necesidades básicas de aprendizaje y desarrollo de estos alumnos y los objetivos generales de la escuela y la educación especial. Entre los recursos fundamentales empleados para educar a estos niños se encontraban el entrenamiento sensorial y la repetición, ya que con las concepciones existentes no podía pensarse en aprendizaje mediante la observación, comparación, reflexión, aplicación y transferencia de lo aprendido en variadas situaciones. Sin embargo, estos procedimientos se encontraban en franca contradicción con los objetivos generales de la educación y la escuela especial que en esencia no se diferenciaban de los objetivos de la educación general, lo que analizaremos más adelante . En diferentes momentos históricos algunos de estos niños no fueron admitidos en escuelas o ni siquiera llevados por sus padres siguiendo el criterio de que tenían pocas posibilidades para aprender y desarrollarse, Incluso, los que podían llegar a la escuela eran limitados por esa misma concepción. _________________________________ (12) L.S. Vigotsky. Obras completas. Reimpresión, La Habana, 1995. Pág. 40. Editorial Pueblo y Educación. Primera 54 L.S. Vigotsky criticó la escuela especial tradicional por acomodarse y adaptarse al niño retrasado mental en el sentido negativo y menos desarrollador. Tomando como fundamento las dificultades que tienen estos alumnos en el dominio del pensamiento abstracto, la escuela excluye todo aquello que exija esfuerzo del pensamiento abastracto y erige la enseñanza sobre la base de un carácter concreto, fundamentado en la visualización. Cuando contrariamente se parte del concepto de que todos los alumnos pueden aprender y desarrollarse, que son capaces de alcanzar nuevas metas, aún cuando estén presentes tales limitaciones; cuando se centra la atención en las potencialidades que poseen, la intevención pedagógica tiene una perspectiva más optimista y adquiere un carácter eminentemente desarrollador. La escuela especial fundamentales: tiene como objetivos más generales cuatro propósitos . El desarrollo máximo de capacidades de acuerdo con las posibilidades de cada alumno. . La formación integral de la personalidad de los educandos. . La preparación de estos para la vida adulta independiente. . La integración socio-laboral de sus egresados. ¿Podrían alcanzarse estos propósitos a partir de la selección de contenidos curriculares elementales? ¿Se cumplirían estos objetivos mediante un proceso de enseñanza-aprendizaje cuyo procedimiento básico fuese la educación sensorial y la repetición? ¿Acaso los niños retrasados mentales y el resto de los alumnos con necesidades educativas especiales no son seres pensantes? ¿ No pueden llegar a ser capaces de observar, analizar, comparar, reflexionar, plantear alternativas de solución a problemas, arribar a conclusiones, aplicar lo que aprenden y transferir esos conocimientos a situaciones nuevas? Ellos, como todos los seres humanos, tienen muchas más capacidades y potencialidades que las que habitualmente emplean. Le corresponde a la Pedagogía y a la escuela vencer la pasividad del desarrollo, las insuficiencias existentes desde el inicio, estimular ese desarrollo y no solo enseñarlos a leer, a escribir y a calcular elementalmente, sino prepararlos para la vida en el sentido más amplio, lo que implica enseñarlos a enfrentarse a problemas, razonar, buscar alternativas, decidir, en fin, a pensar y actuar como lo exige su condición de futuro ciudadano adulto independiente de su tiempo, integrado a la vida socio-laboral. 55 L.S. Vigotsky nos legó también en este sentido profundas reflexiones que no siempre hemos interpretado y aplicado correctamente: “Precisamente porque el niño retrasado mental llega con dificultad a dominar el pensamiento abstracto, la escuela debe desarrollar esta capacidad por todos los medios posibles. La tarea de la escuela en resumidas cuentas, consiste no en adaptarse al defecto, sino vencerlo. El niño retrasado mental necesita más que el normal que la escuela desarrolle en él los gérmenes del pensamiento, pues abandonado a su propia suerte, él no los llega a dominar. En este sentido la tentativa de nuestros programas de proporcionar al niño retrasado mental una concepción científica del mundo, de descubrir ante él las relaciones entre los fenómenos fundamentales de la vida, las relaciones de un orden no concreto y de formar en él, durante el aprendizaje escolar la actitud consciente ante toda la vida futura, es para la pedagogía una experiencia de importancia histórica”. (13) De tal manera, el enfoque esencialmente clínico de los “defectos del desarrollo”, la sobrevaloración de los “impedimentos”, la intervención estructurada de manera frontal y uniforme dirigida a grupos portadores de “igual entidad nosológica” como un todo homogéneo, la lástima, la sobreprotección, las aspiraciones minimizadas, han determinado ese carácter asistencial de la intervención que convertía a la escuela en un sistema cerrado, aislado, y aunque no de manera intencionada, en otro elemento de freno o enlentecimiento del desarrollo. Es justo señalar y así lo reconocen muchos autores y especialistas que el estilo tradicional de enseñanza frontal a grupos, donde el maestro dedicaba prácticamente todo su tiempo a transmitir información y poco podía hacer para ofrecer una atención más personalizada a aquellos que lo requerían porque quedaban por debajo, o por encima, de ese supuesto “promedio” que él escogía para dar sus clases, ha caracterizado a todos los tipos y niveles de enseñanza, lo que conduce a un pobre aprovechamiento, repitencia, bajos índices de retención o continuidad de estudio. Es realmente un estilo insuficiente y propicia la segregación de alumnos dentro del salón de clases. Los retos que enfrenta hoy la escuela y la Pedagogía obligan a diseñar y a aplicar una intervención pedagógica de nuevo tipo, basada en un proceso de diagnóstico verdaderamente diferenciador, personalizado, orientador, funcional, integral, eminentemente científico y en una nueva concepción sobre el futuro ciudadano que educamos. ________________________ (13) L.S. Vigotsky. Obras Completas, Editorial Pueblo y Educación, Primera reimpresión, La Habana, 1995, pág. 119. Las experiencias de innovación en la labor pedagógica están planteando la necesidad de cambiar el énfasis de la enseñanza a los procesos de aprendizaje de los alumnos, algunas de estas experiencias propician el uso de guías de aprendizaje, el trabajo en grupo (equipos) y la apertura de la escuela al contexto local o comunitario y social. 56 Junto al objetivo de lograr más y mejores aprendizajes, estas experiencias van dirigidas a superar en gran parte la tradicional pasividad, la memorización y las clases “frontales”, eminentemente expositivas por parte del docente. Esta transformación activa de roles profesor-alumnos, la utilización de guías de autoestudio, donde se ofrecen al alumno indicios o señales para que investigue por sí mismo se destacan como elementos transformadores del estilo pedagógico frontal con un solo protagonista: el profesor. Uno de los rasgos, que con insistencia planteó L.S. Vigotsky debía caracterizar a la escuela especial, es su vínculo y acercamiento a la escuela general, no deberíamos entonces valorar e investigar, rompiendo las concepciones tradicionales, ¿qué podríamos aplicar de todas estas nuevas experiencias y qué resultados podríamos tener en la educación y desarrollo integral de los alumnos con necesidades educativas especiales? Esta intervención “de nuevo tipo” requiere que la escuela y la Pedagogía se aparten de lo rutinario, de las recetas pedagógicas preestablecidas, del método único. Es necesario, que sin llegar a un rechazo absoluto a las experiencias pedagógicas precedentes, algunas con incuestionables éxitos, se investigue, se busquen métodos y procedimientos y nuevas formas organizativas que puedan solucionar situaciones complejas, que demuestren que los grupos-clase y todos los alumnos pueden alcanzar superiores estadíos de desarrollo aunque tengan importantes limitaciones físicas, psíquicas y, (o) socio-culturales. En contraposición con la Pedagogía tradicional algorítmica se impone una Pedagogía con carácter heurístico, que indague, investigue y encuentre soluciones no solo a situaciones típicas de aprendizaje, sino también a las necesidades particulares y específicas de cada alumno. En la educación de alumnos con necesidades educativas especiales deben fortalecerse además los vínculos interdisciplinarios y el trabajo colaborativo entre los especialistas que necesariamente deben intervenir ya que todos tienen su espacio importante para el logro de la atención integral del niño con necesidades educativas especiales y su preparación para la vida. Reconceptualización de la escolarización La concepción acerca de dónde ubicar a los niños que necesitan ayudas especiales, es decir, que precisan de educación especial, también ha adquirido nuevas dimensiones. Como señalamos anteriormente las posiciones humanistas en relación con el niño y su desarrollo postulan, de manera fundamentada, que todos los niños pueden aprender y desarrollarse a pesar de ser cada cual diferente y no obstante sus necesidades y limitaciones si se encuentran las vías adecuadas para estimular, conducir y promover ese desarrollo. Por otra parte, se reconoce además, con toda razón, que cualquier alumno en cualquier contexto educativo, independientemente del tipo de institución escolar en que se 57 encuentre y nivel o grado que curse, puede en un momento determinado por muy diversas causas, no siempre atribuibles a él o solo a él; presentar dificultades en el aprendizaje y/o conductas inadecuadas, no habituales; necesitar ayudas especiales para cuyos casos la escuela (los maestros y profesores) debe tener dispuestos los recursos didácticos que se precisen. De estas posiciones surgen dos interrogantes, cuyas respuestas no siempre son coincidentes y han dado lugar a debates y posiciones contrapuestas: 1. ¿Cuál es la institución escolar idónea para educar a los alumnos con necesidades educativas especiales? 2. ¿Cómo definir hoy el concepto de educación especial? -Tradicionalmente se había considerado por la mayoría de los maestros, profesores y muchos otros especialistas, a la escuela especial como centro idóneo para educar a los niños con desventajas o limitaciones sensoriales, motrices, conductuales o mentales. Variados argumentos servían de base a esta consideración: en las escuelas especiales los grupos clase son más pequeños, lo que propicia una atención más diferenciada y personalizada y mejores cuidados, los maestros se han especializado, existen especialistas médicos y de otros perfiles lo que permite una atención integral, las exigencias se han adaptado a las características de estos niños. etc.. Como hemos explicado, estas condiciones se tornaron contraproducentes, pues en muchos casos estas escuelas se convirtieron en sistemas educativos cerrados, aislados, que no propiciaban la socialización y desarrollo del niño. Estos cuestionamientos aunque no surgen de la mayoría de los investigadores y especialistas, acompañan a la educación especial desde tempranas etapas de su desarrollo. A partir de la década de los años 60, se produce un fuerte movimiento, guiado por posiciones humanistas, a favor de una escuela abierta a la diversidad, integradora, que acabara con el aislamiento, la segregación y la falta de socialización en la educación de alumnos con necesidades educativas especiales. Este movimiento integracionista en educación se fundamenta en los principios de igualdad de oportunidades para todos y de normalización. En esencia estos principios plantean que se debe dar oportunidad a todos los niños de poner a prueba sus fuerzas, sus potencialidades sin segregarlos de su grupo social, a la vez que se les brinda los apoyos que necesiten y sustenta además que cada niño debe educarse en las condiciones más normales posibles. Surge entonces otra posición: la institución escolar idónea para educar a los alumnos con necesidades educativas especiales es la escuela general, donde garantizándole condiciones de acceso (eliminación de barreras arquitectónicas, medios auxiliares que le permitan valerse por sí mismo, trasladarse, acceder al salón de clases, realizar sus 58 necesidades esenciales, potenciar sus capacidades conservadas o residuos funcionales de capacidades afectadas, etc.) y ayudas técnicas especiales (didácticas, organizativas) el puede con sus limitaciones vencer los programas escolares, participar con los demás en todas las actividades y desarrollarse. Los defensores de esta última posición se dividen a su vez por dos actitudes: una extrema que plantea como modelo único la escuela integrada, sin otra opción, y otra más flexible que reconoce como mejor opción, como contexto escolar idóneo y más desarrollador a la escuela general, pero no excluye la existencia de escuelas especiales para aquellos casos de niños con necesidades educativas especiales más complejas, los más afectados por insuficiencias y discapacidades, los que tendrían menos posibilidades de éxito en la educación general. A estas instituciones se les suele llamar escuelas especiales específicas. Debe considerarse la existencia de una posición alternativa a las dos citadas, también flexible y reflexiva, la que considera que la determinación del centro o institución más desarrolladora no debe definirse de manera generalizada y global, sino que se deben tener en cuenta las particularidades de cada niño, las condiciones de las instituciones educativas, las actitudes, experiencia y profesionalidad del profesorado, en fin, se debe contar con la preparación que tenga el sistema educativo para el cambio hacia una concepción integracionista. Esto no significa que se esté en contra de los postulados humanistas de la integración escolar, ni siquiera debe interpretarse como una actitud conservadora o como resistencia al cambio. Se piensa en las condiciones reales y objetivas del sistema educativo situando siempre como centro al niño y su desarrollo. No debe pensarse en una simple integración por integración, en seguir acríticamente un modelo. Mientras se fundamenta esta forma de proceder y se diseña como política del sistema educativo no se permanece pasivamente esperando a tener condiciones, sino que se trabaja para ello. Se promueven acciones que perfeccionan tanto a la escuela general como a la especial, las acerca, las integra. El profesorado de la escuela general se prepara para educar con mayor eficiencia a todos sus alumnos, a esa diversidad que ineludiblemente debe enfrentar y entre otras acciones se desarrollan las siguientes: . Se profundiza en el estudio diagnóstico de todos los educandos para detectar oportunamente las necesidades, posibles dificultades y barreras, potencialidades y demandas de cada uno de ellos. . Se diseñan estrategias que incluyen la implicación de la familia y la comunidad en el proceso educativo. 59 . Se fortalece el trabajo preventivo. Se ha trazado como propósito detectar oportunamente en cada grupo escolar a aquellos alumnos que puedan constituir casos de riesgo de desmotivación por el aprendizaje y por la escuela, ausentismo, deserción escolar, problemas conductuales, dificultades de aprendizaje y tomar las medidas necesarias para solucionar las dificultades tanto en el ámbito escolar como familiar, comunitario y social. Estos casos pueden estar relacionados con desventajas socio-culturales, medio familiar desfavorable, con causas imputables al proceso docente-educativo en la escuela o con insuficiencias del niño (auditivas, visuales, verbales, ritmo lento de aprendizaje, desfasaje escolar y otras). . Se concede un mayor protagonismo a los alumnos en su propio aprendizaje sin desconocer el importante papel del maestro como guía, conductor y promotor del desarrollo integral del educando. . Se introduce el trabajo en ciclos en la escuela primaria de la educación general como forma organizativa que supera la concepción tradicional, por grados El maestro permanece y transita con su grupo de alumnos por todo el ciclo (1ro. – 4to. grado; 5to. y 6to.), lo que le facilita un conocimiento más profundo de cada uno de sus alumnos y concepción más eficiente de las estrategias educativas. Se fortalece la autoridad de la escuela y las estructuras cercanas a ella, a fin de ejecutar los ajustes curriculares y las decisiones en el orden técnico y organizativo que sean necesarias para la atención diferenciada y personalizada a sus alumnos, al tiempo que se incrementa el apoyo técnico a la institución escolar. Se trabaja por evitar las aulas superpobledas. Una matríocula de 20 niños como promedio, facilitaría significativamente esa atención permanente al grupo y de cada alumno en particular El perfeccionamiento de la labor educativa y desarrolladora diferenciada y más personalizada en la escuela general debe conducir a que más niños encuentren solución a sus necesidades en este contexto educativo y cada vez menos necesiten ser ubicados en escuelas especiales. Por su parte la escuela especial también encamina sus acciones a una mayor socialización de sus alumnos a un trabajo más diferenciado y personalizado, a una concepción más activa y participativa de sus educandos en todo el proceso educativo, a una labor transformadora con la familia y la comunidad a fin de lograr una mayor eficiencia en el logro real de sus objetivos básicos y a fortalecer su carácter de tránsito. A estas escuelas especiales deben asistir solo los niños que realmente necesiten esta modalidad educativa y deben solucionarse sus necesidades básicas en el menor tiempo posible para que se integren a la escuela general. 60 ¿Cómo definir hoy el concepto de educación especial? Al reflexionar detenidamente sobre los principios humanistas que describimos y las diferentes tendencias en la educación y escolarización de alumnos con necesidades educativas especiales se torna muy evidente que el concepto de educación especial se amplía considerablemente, adquiere nuevas dimensiones, rebasa los marcos de las escuelas especiales y se extiende a todo el sistema educativo. Está muy claro que en nuestros días educación especial no es sinónimo de escuela especial, esta última es sólo una modalidad de la primera. Educación Especial “se hace” en cualquier contexto educativo donde se presten ayudas especiales a los educandos que las necesiten para solucionar sus dificultades y alcanzar nuevos estadíos de desarrollo. ¿No es educación especial el trabajo preventivo, oportunamente solucionador de problemas y dificultades para que los educandos, de cualquier tipo de escuela, puedan salir adelante? ¿No es este un trabajo complejo, creativo, transformador de condiciones, actitudes y procedimientos con el fin de integrar, socializar y desarrollar a niños que de otra forma fracasarían y se aislarían cada vez más de la socialización y el desarrollo? ¿No es educación especial las ayudas que precisa un alumno con dificultades en el aprendizaje en una o varias áreas escolares? ¿No es educación especial el tratamiento diferenciado y personalizado que requieren los alumnos aventajados o talentosos? ¿No es educación especial el tratamiento diferenciado y personalizado que requieren en cualquier nivel o grado de la educación general los alumnos que presentan limitaciones o dificultades sensoriales (auditivas, visuales), motrices, verbales, conductuales y hasta intelectuales? Si las escuelas generales o comunes no tienen la suficiente preparación para realizar con éxito este trabajo diferenciado y personalizado es condición indispensable que reciban apoyo y asesoría del personal especializado que labore en equipos multidisciplinarios de diagnóstico, en estructuras de dirección o en escuelas especiales de su localidad. De tal manera, la educación especial es considerada no como un tipo de educación dirigida a un grupo excepcional de alumnos en un determinado contexto educativo, sino como un conjunto de servicios, asesorías, estrategias y medidas puestas a disposición de todo el sistema educativo de forma tal que dé respuesta a las necesidades que presenta un grupo diverso de alumnos o que pudieran presentar cualquier educando. Reconceptualización del personal docente 61 Teniendo en cuenta todas las transformaciones conceptuales, organizativas y metodológicas descritas y los complejos desafíos actuales que plantea el desarrollo social a la Pedagogía como ciencia y a la escuela como institución educacional, ¿cómo concebir a los maestros y profesores? En documentos oficiales, artículos especializados en educación, discusiones científicas y debates sobre la formación inicial y permanente del profesorado se enfatiza en la necesaria profesionalización de los educadores. No es posible ningún cambio en educación sin la adecuada preparación y participación de los docentes. Pueden haber variadas interpretaciones del concepto de profesionalización del profesorado. Trataremos de resumir aquellas exigencias o condiciones esenciales a la formación de los docentes para educar a la diversidad que representan sus alumnos y brindar las ayudas que estos necesitan en correspondencia con sus necesidades particulares y específicas. En primer lugar el docente en cualquier tipo de escuela, grado o contexto educativo debe estar plenamente consciente de la heterogeneidad de su grupo-clase lo que constituye la primera dificultad y el primer problema científico que debe enfrentar: estudiar las particularidades de su o sus grupos-clase y las individualidades que lo conforman: sus necesidades, dificultades y potencialidades. Los docentes deben contar con los recursos necesarios para diagnosticar el nivel real “de entrada” de sus alumnos y la dinámica del proceso de desarrollo de cada uno de ellos, no sólo para trazar las estrategias que considere más adecuadas, sino para introducir oportunamente las transformaciones metodológicas necesarias que conduzcan al éxito de acuerdo con las capacidades y problemas de cada educando. De modo que el rol profesional del docente se caracteriza por su capacidad para atender los problemas de aprendizaje específicos de cada alumno y por la responsabilidad con los resultados en la medida que sea capaz de interpretar las razones que puedan estar obstaculizando sus procesos de aprendizaje y desarrollo integral y diseñen y pongan en práctica los tratamientos adecuados. Es evidente que este amplio concepto de profesionalización del rol del docente no se corresponde con la estrecha especialización que recibían en su formación los maestros de las escuelas especiales, que según algunos autores (Illán Romeu, Nuria, 1995) eran tan clasificados como sus propios alumnos con necesidades educativas especiales. Estos profesionales requieren una formación mucho más integral pues deben tener dispuestos los recursos metodológicos necesarios para dar respuesta a las variadas y complejas necesidades particulares y específicas de la diversidad de su grupo-clase. La creatividad y el espíritu investigativo son cualidades insoslayables de los docentes que educan alumnos con necesidades educativas especiales. En esta compleja tarea no es posible tener éxitos reales y alcanzar los difíciles propósitos que se plantea la escuela 62 a través del oralismo, del cumplimiento de preceptos rutinarios y recetas preconcebidas, es preciso investigar los problemas específicos y concretos de su contexto, indagar, buscar información y apoyo, validar las estrategias diseñadas y aplicadas e introducir las transformaciones que precisen. Forma parte imprescindible de esa referida profesionalización del docente su actitud hacia los alumnos con necesidades educativas especiales. En tal sentido son absolutamente inconcebibles las actitudes de rechazo, cualquier tipo de segregación, discriminación o maltrato, la incomunicación, la lástima, la ayuda desmedida, el elogio vano, todo lo que divida, disminuya o denigre. Son cualidades imprescindibles, la paciencia infinita, el optimismo realista, las relaciones afectivas, la comunicación motivante y movilizativa, la ayuda necesaria, el estímulo y el imprescindible reto. En fin, la profesionalización del docente implica amor, preparación científica y creatividad. Hasta aquí hemos presentado y explicado los elementos esenciales de la nueva conceptualización de la educación especial. En Cuba afortunadamente nuestro sistema de educación especial desde hace mucho tiempo emprendió el camino de lo rigurosamente tradicional a las nuevas concepciones, en lo que han influido varios factores entre los cuales incluyo las raíces humanistas de nuestra Pedagogía Cubana, la actividad de destacadas personalidades (psicólogos, médicos y pedagogos) y el temprano contacto con la psicología soviética, de cuya figura cimera, L.S. Vigotsky, hemos recibido valiosísimas enseñanzas. No obstante , obviamente podemos seguir perferccionando esta obra humana y corregir con la enseñanza, como señalara José Martí, los errores de la loca madre naturaleza. A continuación se presenta un esquema resumen de las características fundamentales del enfoque clínico tradicional y del nuevo enfoque psicopedagógico en la educación de alumnos con necesidades educativas especiales. 63 Enfoque Clínico Enfoque psicopedagógico 1.Centra la atención en el defecto. 1.Centra la atención en potencialidades del individuo. 2.El objetivo fundamental del diag- 2.Estudio más personalizado e integral nóstico es arribar a una categoría con el fin de diseñar estrategias que den diagnóstica, definir entidad nosológica. respuesta educativa, desarrolladora. 3.Caracterización negativa buscando lo que el niño no tiene, le falta, lo que no puede hacer, discapacidad, enfermedad, minusvalía. 3.Caracterización positiva, optimista, buscando reservas, potencialidades, qué tiene, qué puede hacer y qué pudiera llegar a hacer con intervención desarrolladora. 4.Clasificación de las personas en normales y anormales, capaces y 4.Se conciben las diferencias entre las discapacitados. personas como algo común. La diversidad es la norma. Nadie es totalmente capaz y nadie totalmente discapacitado. 5.Predomina constatación del desarrollo alcanzado para arribar a con- 5.Valoración de procesos y resu- ltados clusiones y tomar decisiones ulte-riores. de la actividad. Define desa-rrollo Medida de resultados. potencial. 6.Predominio de conceptos, términos y métodos clínicos. Mayor autoridad del personal médico en el trabajo 6.Predominio de conceptos, términos y multidisciplinario. métodos pedagógicos. Trabajo multidisciplinario, colaborativo y 7.Tendencia segregacionista para la participativo. intervención. 7.Tendencia integracionista, socializadora para la intervención. (De la 8.Tratamiento preconcebido cultura de la segregación a la cultura de generalizador dirigido a la entidad, a la la integración). patología y no a la persona. 8.Tratamiento personalizado, dirigido a 9.Predominio de tratamiento indivi-dual, la persona y su desarrollo integral. aislado y poca explotación del colectivo y contextos normalizadores. 9.Explotación del colectivo, la socia10.Atención sectorizada, tendencia a la lización, preferencia de contex-tos hiperespecialización. normalizadores. 64 11. Atención asistencial 10.Intervención colaborativa, integración de influencias educativas y desarrolladoras. Integración de escuela, familia, comunidad y especialistas que fuesen necesarios en el proceso de estudio diagnóstico, de toma de decisiones y ejecución de estrategias. 11.Enseñanza desarrolladora. 65 BIBLIOGRAFIA & Aincow, Mel, Gerado Echeita y Cyntia Duk. “Necesidades especiales en el aula”, una iniciativa de la UNESCO para la Formación del Profesorado en el Ambito de la integración escolar. Artículo basado en Aincow, M. “Teacher Education as a Strategy for Developing Inclusive Scholls” en R Slle )ed.1992. & Araneda, Patricia y Hernán Aumada. Eduación Especial ¿Integración o separación? UNESCO-OREALC, Santiago de Chile, 1991. & Centro Nacional de Recursos para la Educación Especial. Formación del profesor y desarrollo del Currúculum, Reflexiones y Propuestas. Serie de documentos (No.4). Madrid, 1987. & Declaración Mundial sobre la supervivencia, la protección y el desarrollo del niño y Plan de Acción de la Declaración Mundial sobre supervivencia la Protección y Desarrollo del Niño en el decenio 1990. Cumbre Mundial a Favor de la Infancia. Naciones Unidas Nueva York, Septiembre 30, 1990. & Edward Verónica. El Concepto de Calidad de la Educación. Instituto Fronecis, Quito, Ecuador 1993. & Garrido Landivar, Jesús. Deficiencia Mental. Diagnóstico y Programación Recuperativa. Ciencias de la Educación Prescolar y Especial Madrid, 1984. & Hirmas Rubio, Betariz y Cristina Soublette Rivera. Un Manual orientador sobre el Sindorme de Down. ANDROS, Santiago de Chile, 1994. & López Hurtado, Josefina y otros. Problemas Psicopedagógicos del Aprendizaje. Ministerio de Educación. Instituto Central de Ciencias Pedagógicas. La Habana, 1995. & Ministerio de Educación y Ciencia. La Integración en el ciclo Medio. Serie de Orientaciones Pedagógicas No.3, Madrid, España 1998. & ____________________________ La Integración de Alumnos con Necesidades Educativas Especiales. Experiencias en el ciclo superior de la Educación General Básica, Madrid, Espana, 1992. & ___________________________. Documentos Integración de Alumnos Necesidades Educativas Especiales. Ciclo superior. Madrid, España, 1992. con & ___________________________. Evaluación del Programa de Integración. Serie de documentos de evaluación No.1. Madrid, España, 1989. & ___________________________ Documentos. La Reforma Educativa en los centros específicos de Educación Especial. Madrid, España, 1992. 66 & Ministerio de Educación. Chile. Programa de Mejoramiento de la Calidad de la Educación. Ejes de las políticas de Calidad en la Educación Básica. Santiago de Chile, 1993. & Nieda Juana, Beatriz Macedo.Un currículo Científico para estudiantes de 11 a 14 años. UNESCO, Santiago de Chile, 1997. & Nieves, María Luisa y Ramón López Machín. El diagnóstico como proceso de evaluación – Intervención. Una nueva concepción. Congreso Pedagogía 95. La Habana 1995. & Palabra de Maestro. Revista Pedagógica. Número Especial “Construyendo el Constructivismo¨dedicado al centenario L. S. Vigotsky y J. Piaget. Anño VII, diciembre 96- Enero-Febrero 1997, Lima Perú 1997. & Torres, Rosa María. Auladentro. UNICEF, Quito, Ecuador, 1992. & Zamsky, J.S. Historia de la Oligofrenopedagogía. Editorial de Libros para la Educación, La Habana 1981. & Vigotsky, L.S. Obras Completas, Tomo V. Editorial Pueblo y Educación. Primera reimpresión. La Habana 1995. 67 “DE LA CONCEPTUALIZACIÓN DEL CURRÍCULO A LA PRÁCTICA ESCOLAR” Arturo Gayle Morejón El Informe de Warnock (1978), la Declaración de Salamanca y su marco de acción (España 1994) , han provocado un importante movimiento en el mundo en torno a la teoría curricular. Expertos, profesores y maestros de las más disímiles orientaciones reflexionan en torno a la interrogante ¿Cómo conciliar la enseñanza ; el aprendizaje, el currículo y la organización escolar? La respuesta puede ser precisa, exacta y concreta o ser material para un voluminoso libro. En este capítulo mi intención es plantear algunas ideas que tal vez resulten de interés para el debate profesional y la práctica escolar. Sobre la definición de currículo escolar Al revisar la literatura especializada podemos encontrar un número importante de definiciones sobre currículo, de ellas, vamos a tomar algunas, para analizarlas: “En el pasado el currículo era un programa de enseñanza, una lista de materia, que había que estudiar, bajo la orientación de cada maestro. Era esencialmente un conjunto de conocimientos que tenían que memorizarse. El ambiente escolar poco importaba a los organizadores del currículo”. UNESCO. En estas ideas no se plantea la existencia de un currículo oculto, mediante el cual también se aprende, tanto a nivel funcional (conocimientos y habilidades) como contextual (experiencia). Se hace énfasis en el carácter formal de la enseñanza. “El currículo determina los objetivos que persigue la educación escolar, ya que en el se hacen explícitas las intenciones del sistema educativo. Propone un plan de acción adecuada para la consecución de estas metas. Funciones: Ø Establece qué, cómo y cuándo enseñar. Ø Establece qué, cómo y cuándo evaluar. Alvaro Marchesi Elena Martín Reforma de la Enseñanza y Reforma del Currículo España (1989) 68 En esta conceptualización se evidencia el papel rector de los objetivos en el diseño curricular y los aspectos a tener en cuenta para la implementación curricular , los ajustes y/o adaptaciones, en función de los propósitos planteados. Cesar Coll, considerado por muchos, una autoridad en este campo, lo define como: “el proyecto que preside las actividades educativas escolares, precisa sus intenciones y proporciona información concreta sobre qué enseñar, cuándo enseñar, cómo enseñar; y qué, cómo y cuándo evaluar”. Cesar Coll, Psicología Cuadernos de Psicología Editorial Paidos.1987 y Currículo Esta definición tiene puntos de contacto con la anterior, se destaca la idea del currículo como una guía para la acción, en función de los objetivos planteados y la responsabilidad de los docentes en la ejecución del mismo. En esta búsqueda encontramos definiciones estrechas y precisas como la anterior y otras amplias y generales como la que plantea el Departamento de Educación de Londres en (1980). Esta institución define el currículo, en su sentido amplio, como todas las oportunidades de aprender proporcionadas por la escuela. Incluye el programa formal de las clases lectivas, las llamadas actividades “extracurriculares” y “extraescolares” debidamente fomentadas o apoyadas por la escuela, y el clima de relaciones, actividades, modos de conducta y calidad general de vida establecida en el conjunto de la comunidad escolar. A mi juicio esta definición es valiosa desde el punto de vista didáctico, pués permite diferenciar los tres momentos básicos del currículo escolar: Ø Currículo enseñado (horas lectivas-clases). Ø Currículo planificado (actividades extraescolares y extradocentes). Ø Currículo oculto (conjunto de relaciones de la comunidad escolar) Tener conciencia de estos tres momentos es muy importante para organizar e implementar el sistema de trabajo docente educativo de cualquier institución escolar, pues ellos, deben asegurar el cumplimiento de los objetivos curriculares, ya sea a nivel funcional y/o contextual. Además esta dimensión curricular exige aprovechar todas las posibilidades para el cumplimiento de los propósitos institucionales, no sólo movilizando los recursos de la institución (docentes, alumnos, organizaciones, trabajadores, etc.) sino comprometiendo a los factores comunitarios y a la familia con la eficiencia del currículo escolar. Las definiciones sobre este término se han realizado desde diferentes posturas y escuelas, no obstante, existe coincidencia en algunos aspectos, entre los que a mi juicio, es importante subrayar: 69 Ø El papel rector de los objetivos. Ø El protagonismo de la escuela y los docentes en la implementación curricular. Ø Las adaptaciones curriculares y de acceso al currículo, como respuesta a las necesidades educativas especiales, individuales y sociales. Al análisis de éstos dedicaremos las próximas líneas. Sobre el papel rector de los objetivos en el currículo escolar Los objetivos constituyen el punto de partida y la premisa pedagógica más general de todo el proceso de enseñanza. En ellos se concretan las exigencias de cada régimen social a la educación. De lo anterior se infiere que los objetivos desempeñan diferentes funciones: Ø Rectora (determinan el contenido, los métodos y las formas de organización de la enseñanza ). Ø Orientadora (guían la acción de los docentes y los alumnos en el proceso de enseñanza ). Ø Valorativa (constituyen criterios esenciales en el análisis de la eficacia de la enseñanza mediante la evaluación del proceso y sus resultados. Ø Perspectiva (permite proyectar el trabajo de los docentes hacia el futuro al expresar las transformaciones que deben lograrse en los alumnos. El proceso docente educativo es el contexto en el que se expresa la relación objetivo, contenido, métodos y formas de organización de la enseñanza, como materialización del planteamiento inicial. Por ello resulta necesario plantear algunos componentes del sistema de objetivos, ellos son: Los conocimientos Las habilidades Los hábitos Las capacidades Las convicciones Los sentimientos Las actitudes Las particularidades del carácter. y el sistema de motivos e intereses, etc. Ellos se conforman en la interacción del individuo con su contexto escolar (aula, centro), familiar, comunitario y social. 70 Por todo lo anterior, para diseñar la respuesta pedagógica para todos los escolares en general y cada uno en particular, es preciso poseer una información básica, sobre todos y cada uno. Esa es la función esencial de la caracterización psicopedagógica. La caracterización psicopedagógica como premisa para la implementación de las adaptaciones curriculares. El diseño de una respuesta pedagógica requiere el cumplimiento de un algoritmo necesario: Ø Caracterización (identificar necesidades y potencialidades). Ø Diseño de la respuesta pedagógica determinarlas (ayudas, apoyos, recursos, modalidades de atención, e incluye las adaptaciones de acceso y curriculares). Ø Implementación de la respuesta pedagógica. Ø Evaluación y control de la respuesta pedagógica (de no lograrse la satisfacción de las necesidades, iniciar el algoritmo). Desde nuestra perspectiva, el Algoritmo de Atención Integral , asumido por la Educación especial en Cuba desde hace varios cursos, es el camino que debemos transitar y esquemáticamente lo podemos representar de la manera siguiente: Necesidades Evaluación y/o caracterización Potencialidades Estructura del defecto Diseño y ejecución de la Estrategia de intervención Evaluación y Control de la Estrategia de Intervención Trabajo Correctivo Compensatorio En este caso haremos el análisis con énfasis en la caracterización psicopedagógica. Un enfoque psicopedagógico y curricular requiere al menos recopilar una información básica, mediante entrevistas, encuestas, observaciones, pruebas pedagógicas y análisis del proceso y producto de la actividad. La implementación científica del Algoritmo de Atención Integral exige la elaboración de instrumentos para asegurar la objetividad y homogeneidad en el tipo de información que se obtiene (consultar “Hacia el Perfeccionamiento de la Escuela Primaria”, (2da. Parte ). ICCP y “La Orientación en la Actividad Pedagógica”, Basilia Collazo Delgado y María Puentes Albá), así como, la realización de la labor social inicial. 71 En la experiencia cubana, en los meses de septiembre y octubre debe realizarse la caracterización de todos los escolares tomando en consideración los aspectos siguientes: Ø Datos generales del menor. Ø Lo biológico (enfermedades, trastornos, alteraciones, deficiencias, discapacidades que inciden en el desarrollo, el aprendizaje y la adaptación escolar y social). Ø Competencia curricular (estado de los conocimientos, habilidades, hábitos y capacidades en las diferentes asignaturas, con énfasis en las priorizadas, identificando lo que hace solo y con ayuda, precisando el tipo de ayuda en cada área o campo de la asignatura. Señalar en los casos necesarios los objetivos curriculares que debía dominar y no domina y/o el rendimiento por encima de las exigencias del currículo ). Ø Estilo de aprendizaje (cómo aprende, orientación en la tarea, capacidad para el aprendizaje, actitud ante el éxito y el fracaso, cómo solicita, utiliza, transfiere y ofrece la ayuda, nivel de autonomía, creatividad, iniciativa, vías que utiliza, alternativas que emplea, características de la orientación, ejecución y control, rasgos de la atención y de la capacidad de trabajo, motivos, intereses, inclinaciones, ritmo de aprendizaje, preferencia ante los diferentes agrupamientos, actitud ante el reforzamiento y los resultados de las evaluaciones, uso de estrategias para el aprendizaje, autovaloración, nivel de socialización, etc. Ø Contexto escolar (aula e institución, organización escolar, estado constructivo, iluminación, ventilación, ornamentación, estilo de enseñanza de los docentes, relaciones interpersonales entre los alumnos, docentes y directivos, etc. Identificar todos los aspectos que influyan positiva o negativamente en el desarrollo y aprendizaje del escolar). Ø Contexto socio-familiar (tipología familiar, comportamiento social, político y moral, funciones biológica-social y educativa). Ø Contexto comunitario (características físicas, demográficas, antecedentes históricos, desarrollo económico, cultural, recreativo y deportivo, así como los aspectos políticos y sociales más relevantes del consejo popular). Ø Necesidades educativas especiales, pueden ser temporales o permanentes, simples o complejas, originadas por el contexto social y cultural, asociadas a su historia educativa y escolar -inadecuados métodos de enseñanza y educación-, condiciones personales de sobredotación intelectual y de discapacidad psíquica, motora o sensorial. Su identificación y tratamiento tiene carácter contextual, y pueden estar relacionadas con uno o varios de los aspectos abordados u otras esferas y factores comprometidos con el desarrollo de la personalidad de los escolares. La satisfacción de las N.E.E requieren de la utilización de recursos especiales, distintos y extraordinarios. Recursos, ayudas y apoyos que no se emplean de la misma manera para el trabajo con todos los alumnos en general. Las N.E.E pueden estar relacionadas o asociadas a deficiencias, discapacidad y minusvalía, enfermedades, trastornos, comportamiento significativo de la 72 competencia curricular, las relaciones interpersonales, el estilo de aprendizaje y la incidencia del contexto escolar familiar o comunitaria; y manifestarse en la esfera de la orientación, la movilidad, la comunicación, la motricidad, el aprendizaje, los procesos psíquicos en general, las relaciones interpersonales, trastornos específicos de la lectura, la escritura y el cálculo, etc. El enfoque psicopedagógico del Algoritmo de Atención Integral no niega la necesidad del dominio de la estructura del defecto de las diferentes desviaciones en el desarrollo, pues en la práctica, la identificación de las necesidades educativas especiales, depende de los conocimientos que posean docentes, especialistas y directivos, sobre la Psicopatología, la Patopsicología, la Psicofisiología, la Neurología, la Neurofisiología, la Anatomía, Fisiología y Patología Humana, entre otras disciplinas relacionadas con esta problemática. Ø Identificación de las potencialidades (este aspecto queda expresado a lo largo de la caracterización, si se cumple el enfoque positivo, se describe el nivel de competencia curricular, se precisan los intereses, motivos, inclinaciones , aptitudes, rasgos positivos de la personalidad, la familia y los diferentes contextos entre otros aspectos relevantes. La identificación de necesidades y potencialidades, está relacionada con las ideas básicas de L. S. Vigostky, en su concepción Socio-Histórico-Cultural, del desarrollo. Vigostky en su tiempo abordó la necesidad de determinar los rasgos nucleares y la estructura del defecto en cada desviación del desarrollo, así como elaboró su teoría sobre la compensación, -enfatizando en lo valioso que resulta captar en cada caso, que es lo conservado o menos dañado. Planteó, además, el principio genético (historia del desarrollo del individuo para entender su dinámica, variaciones y relación causa-efecto) y el determinismo social a partir de la unidad y relación dialéctica entre lo biológico y lo social. Diseño de la estrategia de intervención La estrategia de intervención está formada por un sistema de acciones dirigidas hacia un objetivo (potenciar, modificar, cambiar, reorganizar el desarrollo ). Dichas acciones tienen un carácter extraordinario (ayuda extra de tipo educativa, psicológica, médica o de otro tipo), pues responde a los principios de: individualización y personalización de la respuesta pedagógica, desde la perspectiva de las necesidades y potencialidades. Su contenido está formado por los recursos, apoyos y ayudas que demanda cada individuo para alcanzar su máximo desarrollo. Los recursos pueden ser: • Personales (docentes y especialistas). • Materiales (equipamiento didáctico, medios técnicos y elementos que faciliten la deambulación) 73 • Organizativos (cambios en la organización escolar, horario docentes, régimen del día, diferentes agrupamientos, nuevas ofertas educativas). • Curriculares (adaptaciones de acceso y curriculares propiamente dichas). Las adaptaciones curriculares Un currículo abierto ofrece la posibilidad de adaptaciones de distinto grado para ajustar e individualizar el proceso de enseñanza y aprendizaje a las diferentes capacidades, ritmos, intereses y necesidades del alumnado al que va dirigido. Cualquier alumno puede requerir, en un momento determinado, de ajustes o adaptaciones curriculares para acceder a los aprendizajes considerados básicos por la Administración educativa y/o para compensar sus dificultades. La respuesta a las necesidades educativas del alumnado no hay que buscarla fuera del currículo ordinario, sino que habrá que ajustar éste para compensar las dificultades de aprendizaje de cada alumno e incluir las adecuaciones educativas precisas en el marco menos restrictivo posible. En el caso de que un alumno presente necesidades educativas especiales asociadas a discapacidad o a altas capacidades que no puedan ser cubiertas por el currículo ordinario, habrá que ofrecerle una respuesta específica y adecuada a su necesidad, que pasará a constituir su currículo o programación individual, cuyo objetivo será el dar respuesta a sus necesidades educativas. No se trata de hacer un programa paralelo, sino de realizar adaptaciones individuales a partir de la programación del grupo de referencia y del currículo que le corresponde por su edad. Las necesidades educativas especiales tienen un carácter interactivo, son relativas y cambiantes, dependen tanto de las dificultades del alumno como de las condiciones del contexto en el que se desarrollo su proceso de enseñanza y aprendizaje. Compensar las dificultades de aprendizaje de los alumnos con necesidades educativas especiales implica efectuar ajustes o modificaciones en la propuesta curricular ordinaria. Estos ajustes son denominados adaptaciones curriculares. El objetivo ha de ser atender a las necesidades específicas e individuales de los alumnos, a sus capacidades, intereses y motivaciones a través de las medidas de adaptación y diversificación curricular, que debe estar vinculado al proceso general de concreción y desarrollo del currículo a través de los progresivos niveles de adecuación curricular, lo que permite resolver determinados problemas de aprendizaje, que muchas veces son resultado de deficiencias de enseñanza, y contemplar determinadas necesidades educativas especiales en los planteamientos curriculares ordinarios. En este sentido, se podrían definir las adaptaciones curriculares como una estrategia de planificación y actuación docente que incorpora modificaciones en los elementos del currículo para que el alumnado con necesidades educativas alcance los objetivos del currículo que le corresponde por su edad y/o que el mismo se adecue a la atención de sus capacidades, intereses y motivaciones. 74 Las adaptaciones curriculares tienen una doble vertiente; afectan a los elementos curriculares básicos (objetivos, contenidos, actividades de enseñanza y aprendizaje y evaluación) y a los elementos de acceso que facilitan su puesta en práctica (elementos personales, materiales y organizativos). No pueden tener sólo un carácter individual, sino que deben abarcar ámbitos más amplios: centro, aula e individual. Las características y condiciones fundamentales del proceso de adaptación curricular son: Ø Ø Ø Ø Ø Partir del currículo ordinario. Partir de la valoración amplia de los alumnos y del contexto. Tender a efectuar adaptaciones lo menos significativas que sea posible. Adaptar con un criterio de realidad y de éxito. Revisar su adecuación a las necesidades del alumno. Las adaptaciones curriculares se deberán reflejar por escrito en el expediente psicopedagógico precisando el tipo, los aspectos que abarca , el tiempo u otros aspectos de interés . La evaluación debe acompañar en todo momento el proceso de adaptación curricular. ADAPTACIONES DE ACCESO AL CURRÍCULO Suponen la modificación o provisión de recursos espaciales, materiales o de comunicación que van a facilitar que el alumnado con necesidades educativas especiales puedan desarrollar el currículo ordinario o, en su caso, el currículo adaptado. ADAPTACIONES PROPIAMENTE CURRICULARES Hacen referencia a las modificaciones que se realizan desde la programación de objetivos, contenidos, metodologías , actividades, criterios y procedimientos de evaluación para atender las diferencias individuales . Dichas modificaciones pueden suponer la matización, priorización, inclusión o eliminación de determinados elementos currículares. ADAPTACIONES CURRICULARES NO SIGNIFICATIVAS Modificaciones que se realizan en los diferentes elementos de la programación diseñada para todos los alumnos del aula o del ciclo para responder a las diferencias individuales, pero que no afectan prácticamente a las enseñanzas básicas del currículo oficial. Suponen, sobre todo, diferencias respecto a los planteamientos curriculares establecidos por el centro para todos los alumnos, pero no implican eliminaciones en los aprendizajes considerados básicos o esenciales del currículo oficial. 75 Las adaptaciones curriculares no significativas puede precisarlas un alumno , tenga o no N.E.E. Precisamente , el profesor las realiza para que todos puedan conseguir las capacidades expresadas en el currículo oficial o desarrollar sus capacidades individuales . Son la estrategia fundamental para conseguir la individualización de la enseñanza y constituyen, desde esta perspectiva, las acciones que debería realizar todo profesor en el ejercicio responsable de su profesión. ADAPTACIONES CURRICULARES SIGNIFICATIVAS Modificaciones que se realizan desde la programación, previa caracterización psicopedagógica, y que afectan a los elementos prescriptivos del currículo oficial, por modificar objetivos , contenidos básicos y criterios de evaluación . Las adaptaciones curriculares pueden llevarse a cabo en todos o en algunos elementos del currículo , debiendo procederse desde los menos significativos, como la metodología , los tiempos , las actividades , los agrupamientos ,etc, hasta llegar a los prescriptivos. Antes de abordar la evaluación y control de la estrategia de intervención , es importante destacar que a partir de la caracterización individual, se debe conformar la del grupo , la del ciclo y enriquecer la de la escuela . La responsabilidad de la escuela , la familia y la comunidad de ofrecer una respuesta educativa que se ajuste a las necesidades de los escolares, provoca que se tengan que tomar decisiones relacionadas con el uso de los recursos humanos y materiales , así como organizativos y curriculares . En la medida que el centro docente con la consecuente implicación y participación de los factores antes mencionados , implemente una respuesta educativa contextual , amplia , dinámica y diversa , menos necesidad tendrán los docentes de realizar adaptaciones curriculares . EVALUACIÓN Y CONTROL DE LA ESTRATEGIA DE INTERVENCIÓN Este momento del Algoritmo de Atención Integral se caracteriza por lo sistémico y lo sistemático , lo dinámico y lo flexible en la realización de las diferentes formas de evaluación y control . Asumir, en correspondencia con la orientación estratégica de la política educacional cubana, el Entrenamiento Metodológico Conjunto como método y estilo de trabajo implica, que éste se convierta en la forma esencial para la evaluación y control de la estrategia, no obstante , se pueden aplicar otras alternativas propias del sistema de reuniones y del trabajo metodológico . Los estudios de casos son una forma peculiar de evaluar y controlar dicha estrategia. 76 A partir de estos, se rediseña la acción pedagógica y/o se propone a los equipos de los Centros de Diagnóstico y Orientación cambio de diagnóstico y al Consejo de Atención a Menores modificación de las medidas. El ALGORITMO concluye con la valoración de la efectividad de la estrategia en la etapa final de cada curso escolar, en la cual debe plantearse los avances, retrocesos, adquisiciones , modificaciones ,cambios , involuciones , dinámica , agravamientos y complicaciones ,sus causas , y la responsabilidad de cada uno de los factores que conforman el sistemas de influencias educativas, donde la Comisión de Apoyo al Diagnóstico de la escuela desempeña un papel decisivo en la evaluación de cada escolar . 77 BIBLIOGRAFÍA & Bell, Rodríguez Rafael. Educación Especial: Razones, visión actual y desafíos. Editorial Pueblo y Educación, 1997. & Coll César, Psicología y Currículo. Cuadernos de Psicología. Editorial Paidos, 1987. & Marchesi Alvaro y Elena Mailín. Reforma de la Enseñanza y Reforma del Currículo. España 1989. & MEC. Material en impresión ligera. Curso Iberoamericano de Educación Especial. España 1999. & MINED. Colectivo de Autores. Pedagogía. Editorial Pueblo y Educación, 1987. 78 DIVERSIDAD E INTEGRACIÓN CURRICULAR: IMPLICACIONES PARA LA FORMACIÓN DOCENTE EN PREESCOLAR, PRIMARIA Y ESPECIAL Rafael Bell Rodríguez Preámbulo Consciente de que la denominada pedagogía de la diversidad no sólo debe reconocer las inobjetables diferencias de los educandos sino también la de los profesores, sobre todo las relacionadas con su preparación que condiciona la variedad de métodos, medios y procedimientos que los mismos emplean en función de una educación para todos y considerando el decisivo papel de nuestros docentes en las actuales transformaciones educacionales, encuentro oportuno compartir algunas reflexiones al respecto en el interés de que las mismas me permitan ser partícipe de un debate tan trascendente. Es incuestionable la existencia de una estrecha relación entre el reconocimiento de todas las diferencias probables de los alumnos y las posibilidades reales de los docentes para su atención. Por ello, la tesis que en esencia sostenemos coloca su acento principal en la preparación de los docentes como condición indispensable en la búsqueda de una plena respuesta a la diversidad. Principales implicaciones A partir de los criterios ya expresados parece atinado señalar que, de partida, la principal implicación de la pedagogía de la diversidad es la que se refiere a la preparación de los docentes. Desde nuestra perspectiva, sustentada en profundas raíces martianas y en una clara y original proyección vigotskiana, avalada por una práctica educacional universal, es posible comprender con facilidad la veracidad de esta afirmación, válida siempre que se intente abordar con seriedad cualquier transformación cualitativa de la educación. Tal vez como ningún otro enfoque en Psicología, la escuela histórico-cultural pondera la importancia de la interacción entre los sujetos como fuente imprescindible para el aprendizaje y en general para su desarrollo psíquico. De modo magistral esta tesis de L.S. Vigotsky queda resumida en su idea acerca de la mediación, sobrado argumento para acentuar la significación del papel del maestro. Como es conocido en el terreno de la formación de maestros Cuba cuenta con una valiosa experiencia que sirve de base a sus incuestionables y admirables logros en materia educacional y de desarrollo social en general. Pero hoy no nos vamos a detener 79 en ella; sino que la tomaremos como pauta para intentar revelar, a partir de reflexiones y experiencias recientes, vías para su perfeccionamiento y desarrollo a la luz del desafío que representa la real y total atención a la diversidad. Asumir, desde la formación de educadores y maestros, el reto del planteamiento de la pedagogía de la diversidad implica observar, desde el diseño del plan de estudio una orientación pedagógica general, sustentada en las carreras de licenciatura en Educación en las especialidades en Preescolar, Primaria y Especial en tres enfoques fundamentales, que, siguiendo la idea inicial de Betancourth J., podemos resumir del modo siguiente: ORIENTACIONES GENERALES DE LA FORMACIÓN ENFOQUES Estimulador y enriquecedor Ontogenético Diagnóstico Estudio de las leyes generales del desarrollo psíquico en el contexto socio-educativo, tomando el centro infantil y escolar como laboratorio de trabajo pedagógico. Ø Ø Ø Centrado en el estudio de las posibilidades del niño. Haciendo énfasis en la dinámica del desarrollo infantil Analizando el contexto general del desarrollo. Permite orientar la práctica psicopedagógica hacia la toma de decisiones y ejecución de acciones que propicien la estimulación del desarrollo y su enriquecimiento. 80 Si desde la formación somos consecuentes con las derivaciones de estos enfoques para las tres carreras ya señaladas, estaremos creando condiciones para, entre otros aspectos, contribuir a la conformación en los educadores y maestros de una visión optimista sobre el desarrollo del niño, colocando un marcado énfasis en sus potencialidades y en nuestra responsabilidad, de conjunto con otros factores sociales, para que las mismas cristalicen. Por otra parte estos planteamientos y en particular el referido al enfoque estimulador y enriquecedor del desarrollo, responden a la necesidad de una orientación más pedagógica de la licenciatura en Educación Especial superando el todavía existente matiz rehabilitador, terapéutico y paraclínico y colocándola, al igual que las licenciaturas en Preescolar y Primaria, en la actual perspectiva de la estimulación del desarrollo y de la creación de las condiciones que se requieran para su enriquecimiento en cualquier circunstancia. Consecuentemente las implicaciones de la pedagogía de la diversidad abarcan los tres componentes organizativos, que, a partir del tipo fundamental de actividad que desarrollan los estudiantes, se han definido en el del diseño curricular vigente: académico, investigativo y laboral. FORMACIÓN DE DOCENTES COMPONENTES FUNDAMENTALES Investigativo Académico Laboral 81 En el componente académico de las carreras de Primaria y Preescolar, que tiene como objetivo el dominio por el estudiante de los conocimientos y habilidades básicas para apropiarse de un modo de actuación profesional, se imparte la asignatura “Fundamentos de Educación Especial” con lo que se asegura que los futuros docentes de las citadas licenciaturas adquieran una preparación inicial que les permita orientarse en la solución de determinadas necesidades educativas de la diversidad de sus educandos sin que ello implique, obligatoriamente, su escolarización en centros de educación especial. En el componente investigativo se aspira a que el estudiante domine métodos y técnicas propias de la actividad científico-investigativa con lo que se asegura su preparación primaria para tan importante labor. El reto de la atención a la diversidad presupone la estimulación, desde este componente, de la realización de estudios, experiencias e investigaciones en las que se integren los esfuerzos de estudiantes de las tres carreras y se promueva la utilización de los más variados ámbitos educativos para su desarrollo. Atendiendo al carácter rector del componente laboral y a sus amplias potencialidades para contribuir a la elevación de la calidad de la formación de los docentes a la luz de las exigencias actuales, dedicaremos a su valoración un mayor espacio. Este componente constituye una expresión concreta del principio de vinculación del estudio con el trabajo, piedra angular de la pedagogía cubana y tiene, en nuestro caso su forma más acabada de materialización en los distintos tipos de práctica que realizan los estudiantes durante sus cinco años de estudios universitarios. Los retos que enfrentamos indican la necesidad de dinamizar y diversificar el contenido y las formas de realización de los distintos tipos de prácticas que desarrollan nuestros estudiantes. Así, la práctica de familiarización está llamada a realizar una mayor contribución en la conformación de una visión más integral del niño y del tipo de centro docente o de la forma de atención educativa que recibe. A este propósito puede contribuir, como lo hemos constatado en nuestra experiencia, un acercamiento no sólo al tipo de centro o modalidad educativa más estrechamente relacionado con una carrera en particular, sino a otros, de las restantes que, además de jugar generalmente un favorable rol motivacional, contribuyen al establecimiento de puntos de vistas sobre la diversidad de los educandos de inestimable valor para la formación docente. Las transformaciones ocurridas en los dos últimos cursos escolares constituyeron un nuevo impulso en la consolidación del carácter rector del componente laboral, cuya principal evidencia es la presencia directa, en la práctica docente responsable, de todos los estudiantes de nuestras carreras a partir ahora de los primeros años de las mismas. 82 Particular repercusión tiene esta decisión en la formación de docentes para la educación especial. En nuestra conceptualización actual de la educación especial se le concede un determinado papel a las escuelas especiales y a las distintas modalidades de atención de los niños con necesidades educativas especiales, cuestión que justifica la continuidad de la formación, aunque con un perfil más amplio, de docentes para los citados fines. A partir de esta definición, del análisis de experiencias anteriores, de nuestras propias reflexiones en torno a la pedagogía de la diversidad y contando con una elevada disposición de los estudiantes establecimos la conveniencia de desarrollar una etapa de la práctica docente de la carrera de Educación Especial, en escuelas primarias. La organización y desarrollo de esta práctica docente representa, sin lugar a dudas, un reto de gran alcance, en particular para los estudiantes, sus profesores y escuelas primarias en función de centros de práctica. Los estudiantes enfrentarían su práctica docente durante una determinada etapa en escuelas primarias, lo que no se ajustaba a la proyección y expectativas hasta entonces existentes. De todas formas el sistema de formación práctico-docente seguido con anterioridad, así como la preparación previa recibida como resultado de los ajustes curriculares realizados ante esta nueva perspectiva, crearon premisas favorables para el desarrollo de esta labor generando, a su vez, nuevos desafíos para los profesores de la Facultad, entre los que se incluyen básicamente los siguientes: a) Elevación de la necesidad del trabajo en equipo no sólo con profesores de la carrera, sino y sobre todo, con profesores de las licenciaturas en Primaria y Preescolar El carácter universal que tiene en Cuba la atención educativa a la población infantil de 0-6 años, unido a una mayor apertura de la escuela a la diversidad, lo que en nuestro caso se refleja, entre otros aspectos, en el incremento de la incorporación o reincorporación de alumnos que transitan de las escuelas especiales a las primarias, en la elevación del % de niños que logran encontrar respuesta a sus necesidades educativas en la escuela general, etc., genera la necesidad del trabajo en equipo prácticamente a todos los niveles de nuestro sistema educacional, en particular al nivel de centro docente. En la formación docente los elementos que se derivan de los tres componentes organizativos fundamentales ya esbozados y en particular aquellos que se desprenden de las transformaciones que ahora acometemos, también acentúan la necesidad del trabajo en equipo a este nivel. Esta cuestión constituye no solo un requerimiento de la propia preparación actual del profesional, sino una manera de 83 revelarles, a partir de la práctica y el ejemplo de los propios profesores y maestros, un modo de actuación que es vital en el abordaje de la diversidad. La estimulación y consolidación del trabajo de equipos interdisciplinarios, grupos y comisiones intercarreras, la incorporación a proyectos multilaterales de investigación, la elaboración de publicaciones conjuntas, etc., son, entre otras, las vías que aseguran la respuesta a esta necesidad del trabajo en equipo. b) Apreciación del imprescindible papel de la integración entre la Facultad y los Equipos metodológicos de las instancias de dirección educacional, como condición indispensable para la exitosa puesta en marcha de este estratégico cambio. La prioridad concedida, dentro de las directrices principales del desarrollo de la política educacional cubana actual, a la integración universidad pedagógicadirecciones de educación, constituye una audaz aproximación a la solución del histórico conflicto del divorcio o distanciamiento entre la entidad formadora, las estructuras de dirección y los centros que reciben luego los servicios de los profesionales formados. En términos concretos asumir esta prioridad representa la revelación de otra dimensión de la necesidad del trabajo en equipo, con énfasis en la interacción sistemática de la estructura de dirección de la universidad pedagógica y sus profesores con los que dirigen la organización de la práctica escolar, con los directores de centros y maestros. Las transformaciones emprendidas desde la formación docente parecen confirmar el rumbo certero de la integración. Sin ella hubiese sido difícil representarse la presencia activa de estudiantes de Educación Especial en su práctica docente en escuelas primarias y que la misma significara, más que una solución al déficit de docentes, una importante contribución en la formación de estos maestros y en la comprobación de la necesaria orientación pedagógica de la carrera con el consecuente reforzamiento del carácter rector de las disciplinas de este perfil en el plan curricular. En la correcta selección de los centros docentes para la realización de los distintos tipos de práctica de los estudiantes y en particular para su práctica docente responsable, tiene la integración un magnífico escenario para mostrar la validez de su implementación. Seleccionar un círculo infantil o una escuela como centro de práctica significa, en primer lugar, garantizar que el mismo esté en condiciones de asegurar, de conjunto con los profesores de la Facultad, la calidad en la continuidad de la formación de ese futuro profesional. En ese empeño los tutores juegan un papel determinante. 84 Para las escuelas seleccionadas como centros de práctica aparecerían, entre otros, los conocidos retos asociados a la incorporación a su seno de practicantes y profesores universitarios “de otro perfil” quienes, sin embargo, requerían demostrar que las metodologías, técnicas y otros procedimientos que hasta ahora habían sido patrimonio exclusivo de la educación especial para la atención de determinados problemas específicos, podrían ser, como regla, de mucha utilidad en el trabajo con la diversidad existente de modo natural en la escuela y con los factores sociales que se encuentran a su alrededor. En la comprensión y superación de estos retos encontrarán los profesores, estudiantes y centros de práctica enormes reservas para su crecimiento y desarrollo profesional y humano. La continuidad de la experiencia de la práctica docente de estudiantes de la licenciatura en Educación Especial en escuelas primarias comienza a confirmar y a avalar de manera práctica los criterios a favor de su mantenimiento como una vía para propiciar el desarrollo en los futuros docentes de Especial de una visión del grupo escolar, del fenómeno educativo no a partir de la “excepcionalidad” sino a partir de la diversidad que está presente en cada grupo y centro escolar. Al egresar, en su futuro desempeño profesional, estos docentes tendrán un referente y una experiencia que mucho pueden contribuir a su desarrollo posterior y a una proyección desde una argumentada postura de la pedagogía de la diversidad. ¿Qué pasará después?. Una mirada anticipada Ante la formulación de interrogantes como la que encabeza este apartado, diversas pueden ser las respuestas y posicionamientos pero es muy probable que, a pesar de los disímiles aspectos en los que las mismas con seguridad van a diferir, hoy sea posible intentar identificar algunas tendencias y orientaciones que, con sus matices, tienen una elevada probabilidad de estar presentes dentro de los elementos que han de caracterizar el desarrollo futuro de la formación docente para el área infantil y escolar de cara a los nuevos retos, incluido el de la atención a la diversidad. Todo parece indicar que en esté ámbito resultará prioritario avanzar en la concepción e implementación de la integración curricular, definida por Illán N. y colaboradores (1999) como “modalidad del diseño del curriculum fundamentada en la concurrencia /colaboración/ interconexión de los contenidos de varias disciplinas, para abordar un aspecto de la cultura escolar, a través de un modelo de trabajo cooperativo de profesores que incide, a su vez, en la metodología, en la evaluación y en el clima general del centro”. 85 Esta prioridad se sustenta en argumentos epistemológicos, psicológicos, sociológicos y pedagógicos que, en el caso de Cuba encuentran, en nuestra tradición de pensamiento, un caudal de ideas de sorprendente vigencia. En relación con el tópico que nos ocupa, la más elevada expresión de este pensamiento la aporta de manera anticipada para su tiempo y para el nuestro, el ideario pedagógico de José Martí. Compartamos, una vez más, con el Maestro, sus reflexiones: “Las cosas no han de estudiarse en los sistemas que las dirigen; sino en la manera con que se aplican y en los resultados que producen.” “Cuando se estudia por un buen plan, da gozo ver como los datos más diversos se asemejan y agrupan, y de los más variados asuntos surgen, tendiendo a una idea común alta y central, las mismas ideas”. El pensar comprometido del Poeta nos da una pauta para “encontrar poesía mayor... en la unidad del universo, que encierra tantas cosas diferentes, y es todo uno...” Por otra parte el carácter imprescindible del avance en esta dirección se debe a la necesidad de responder a las inaplazables transformaciones del sistema educacional y en particular del nivel de secundaria básica. Estas pueden verse muy comprometidas si desde la formación docente, preferentemente con cierta anticipación, no se asegura la preparación de los recursos humanos encargados de su realización. Consecuentemente nos atrevemos a afirmar que la anticipación de la formación docente a las transformaciones de la práctica escolar debe constituirse en cierta regla de cuyo cumplimiento dependerá, en gran medida, el éxito de los cambios cualitativos que nos propongamos. En el aprovechamiento de las posibilidades de la práctica docente en función de dar continuidad a la formación docente existen enormes reservas para asegurar el cumplimiento de la citada regla. Las experiencias que se desarrollan tanto en Cuba como a escala internacional, comienzan a revelar no sólo las posibilidades sino también y sobre todo, la imperiosa necesidad de la integración curricular. El desarrollo de una parte de la práctica docente de los estudiantes de Educación Especial en escuelas primarias, hasta ahora con un criterio valorativo general muy favorable nos lleva, en este contexto, a importantes consideraciones. Meditemos… Si, como es ya casi evidente, y a partir sobre todo de razonamientos pedagógicos se logra establecer la conveniencia de la realización, preferentemente al inicio de la carrera, de una parte de la práctica docente de los estudiantes de Especial en escuelas primarias ¿seguirá siendo justificado el desarrollo durante los dos primeros años de la licenciatura, 86 de un currículo que diste mucho del que rige en los dos primeros años de la especialidad en Primaria?. La conclusión parece obvia. Esta práctica conduce invariablemente a la necesidad de un estrecho acercamiento en el diseño curricular, al menos de los primeros años, de las carreras de Primaria y Especial pues la base orientadora general para el inicio de su actividad es común y el escenario de la práctica docente de los estudiantes de ambas especialidades es, en algún momento, el mismo, debiéndose mantener luego en una estrecha interelación. Desde esta perspectiva y considerando los resultados preliminares de la experiencia que se continúa desarrollando en este campo, es de esperar en el diseño y desarrollo curricular de nuestras carreras, una mayor presencia de distintas formas de manifestación de la integración curricular, algunas de las cuales se muestran seguidamente: INTEGRACIÓN Ø Ampliación de los campos disciplinares. Ø Temas, tópicos y áreas del conocimiento. CURRICULAR Ø Guías integradas de ejercicios, para la actividad independiente y la práctica laboral. FORMAS DE Ø Implementación pedagógica del principio de vinculación del estudio con MANIFESTACIÓN el trabajo. Ø Unidades didácticas integradas. Ø Construcción modular. En la concepción y puesta en práctica de varias de estas formas de manifestación de la integración curricular contamos con importantes experiencias y hemos sido pioneros en la materialización de algunas de ellas. Tómense, a manera de ejemplo, las transformaciones ocurridas en la formación docente para Educación Especial y se podrá constatar la veracidad de nuestra afirmación. Bajo esta comprensión el modelo del egresado dejó de ser de perfil estrecho, por especialidades, para comenzar a ser el de un pedagogo especial integral y aunque el plan de estudio sigue estando conformado por disciplinas, sus contenidos, como justamente señala López Machín, R. “rebasan estos marcos convencionales”. 87 Aún así las necesidades actuales y los inminentes retos del futuro, nos convocan a nuevas y más profundas transformaciones en este terreno en aras de superar la todavía existente atomización de algunos contenidos, las reiteraciones injustificadas y las falta de coherencia de nuestras acciones educativas. Por tanto resulta imprescindible continuar avanzando por el camino de la integración curricular por el cual es muy probable llegar, al menos en una primera instancia, a la propuesta de establecimiento de un tronco común, con una duración inicial de 2 cursos escolares, que constituiría el comienzo de las licenciaturas en educación en sus especialidades de Preescolar, Primaria y Especial, dejando para los 3 años finales la formación especializada que cada una de ellas requiere. La implementación del denominado tronco común inicial sería el resultado de un nivel de integración curricular alcanzado por una ardua labor conjunta de los profesores a partir, entre otras, de dos condiciones fundamentales: Ø Adopción real de los criterios de partida para la integración curricular asociados, ante todo, a su subordinación a nuestra proyección ideológica y concentrados en torno a los programas que, por su carácter estratégico, han sido declarados como directores. Ø Aseguramiento de un sólido trabajo desde las asignaturas, disciplinas, interdisciplinario e intercarreras orientado, prioritariamente hacia la identificación de áreas del conocimiento, tópicos o temas con potencialidades integradoras. Como resultado de este trabajo podrían incluso surgir propuestas de mayor alcance, sin excluir la posibilidad de un nivel tal de integración curricular de las carreras que permita la formación de un docente integral para el área infantil y escolar o establezca opciones para una doble especialización, etc., aunque en todas esas variantes será imprescindible considerar la factibilidad de su implementación a partir, entre otros, de los siguientes elementos: Ø Correspondencia entre el diseño de la formación y la concepción de la atención educacional considerando la organización de la red de centros docentes y los requerimientos básicos y en determinada medida específicos que la actividad que en los mismos se desarrolla establece hacia los profesionales que se gradúen para ejercer atendiendo a esos perfiles. Ø Apreciación de la probable repercusión de variantes de un mayor nivel de integración curricular de las carreras, como las ya señaladas, en la labor de formación vocacional y orientación profesional pedagógica y su impacto directo en el comportamiento del ingreso. Ø Conveniencia de su instrumentación en la modalidad de curso regular por encuentros (para trabajadores) cuyos estudiantes (docentes) están ya en ejercicio en un tipo de centro propio de determinada enseñanza. 88 Por otra parte avizoramos un escenario en el que se producirá un redimensionamiento y cierta reorientación en el abordaje de los problemas vinculados con los “Fundamentos de Educación Especial” que, como programa, se imparte en las carreras de Preescolar y Primaria. Evidentemente este programa colocará un mayor énfasis en contenidos referidos a la atención a la diversidad en el entorno de centros docentes comunes y desde esa óptica se deberá propiciar su consideración no sólo en la formación de docentes para el área infantil y escolar sino también para las áreas del nivel medio básico, de formación técnico - profesional y medio superior, con ajuste a los requerimientos de cada nivel. La propia elevación de los indicadores de eficiencia de la educación especial y en particular de aquellos que reflejan el exitoso cumplimiento por estas escuelas de sus funciones de tránsito e integración incrementará, en correspondencia con el enfoque que nuestro país sostiene, la incorporación de alumnos con necesidades educativas especiales a todos los tipos de enseñanza y niveles del sistema nacional de educación y de modo particular al de secundaria básica, educación técnico profesional y preuniversitario, en los que prácticamente no existen escuelas especiales en el habitual sentido de esta denominación. Los estudiantes con necesidades educativas especiales, atendiendo a sus posibilidades y a la capacidad de ajuste de la respuesta educativa de los diferentes centros docentes, podrán alcanzar en éstos un nivel de integración escolar completo, combinada o parcial pero, en cualquier caso, resultará imprescindible que sus profesores dispongan por lo menos de una preparación inicial que les permita enfrentar, sin temores exagerados, los nuevos retos que la presencia de estos educandos continuará, de manera creciente, generando. Ganaría mucho nuestra pedagogía y de modo particular la formación docente si, definitivamente, por esta u otras vías, logramos convertir el tema de la diversidad en un tema prioritario y común de nuestra agenda, que rebase, sin negarlos, los ámbitos de la educación especial y de la educación infantil y escolar en general. Estaríamos entonces en condiciones de asumir, desde la plataforma de la pedagogía de la diversidad, la recomendación del conocido informe Warnock referida a que “todos los cursos de formación del profesorado – incluidos los de postgraduados – incluyan un componente de Educación Especial”. 89 En ese empeño y en correspondencia con los supuestos del citado informe, deberían contemplarse también los docentes en ejercicio, acudiendo a diferentes vertientes que posibiliten que en los próximos años un número importante de ellos tenga la oportunidad de dominar aquellos contenidos fundamentales que contribuyan a perfeccionar su preparación ante los desafíos de la diversidad. 90 BIBLIOGRAFÍA & Bell Rodríguez, R. Educación Especial: Razones, visión actual y desafíos. Editorial Pueblo y Educación, Ciudad Habana, 1997. & Illán Romeu, N. y Pérez Serra, F: La construcción del proyecto curricular en la educación secundaria obligatoria. Opción integradora ante una sociedad multicultural. Ediciones Aljibe, Málaga, España, 1999. & López Machín, R.: La formación del maestro para Educación Especial en Cuba. Curso Pre-Reunión II Encuentro Mundial de Educación Especial , Ciudad Habana, Cuba, 1998. & Martí, J: Ideario Pedagógico. Selección e introducción de H. Almendros. Pueblo y Educación, La Habana, 1990. & Warnock, M.: Informe sobre necesidades educativas especiales. Siglo Cero, N° 130, Madrid, España, 1990. & Colectivo de autores: Caracterización de las carreras pedagógicas que se estudian en la Facultad. ISP EJV Facultad de Educación Infantil “Presidente Allende”, Ciudad Habana, 1998 (impresión ligera). 91 REFLEXIONES Y EXPERIENCIAS CON LOS PADRES EN LA EDUCACIÓN ESPECIAL Pedro Luis Castro INTRODUCCIÓN Este material interpreta la información sobre las familias con hijos que presentan discapacidades diversas y su atención institucionalizada en Cuba, destacando las acciones desarrolladas con los padres en el espacio de las escuelas especiales. Compartimos con diversos profesionales la atención psicológica y pedagógica a las familias con estos hijos “diferentes”. El saber generado en estas experiencias, el estudio científico que hemos realizado y el intercambio con otros colegas nos condujo a ofrecer estas reflexiones. Para adentrarnos en el análisis de estas realidades veamos brevemente la comprensión desarrollada en Cuba acerca de la familia con hijos que presentan discapacidades, construida desde la clínica, la investigación y la capacitación a educadores. LA FAMILIA CON HIJOS QUE DEMANDAN ATENCIÓN ESPECIAL Nuestra noción de la familia con necesidades especiales parte por reconocer la diversidad de los padres como sujetos, las peculiaridades de cada familia en relación con su adscripción socioclasista, y los valores existentes en cada grupo social. Las familias se insertan en ambientes culturales diversos; en cada hogar la cotidianidad expresa un modo de vida y unas relaciones particulares, que deben tomarse en cuenta al atender a cada madre o padre, aunque es posible formular algunas regularidades generales. Hemos apreciado que el descubrimiento de la discapacidad en un momento temprano de la vida del hijo se vivencia por los padres con dolor, y esto es legítimo. Muchas veces constituye una gran lesión al concepto que tienen la madre y el padre sobre sí mismos. A partir de este descubrimiento, las familias atraviesan por un período de interiorización de esa nueva realidad, que pudiera denominarse período de elaboración del duelo por las pérdidas sufridas, pues realmente se ha perdido ese ideal de familia que la pareja construyó durante años; incluso suelen perderse las esperanzas en torno al hijo y su futuro. Otra cosa ocurre cuando tras una infancia “normal”, el hijo o la hija sufre un accidente o una enfermedad aguda que ocasiona secuelas permanentes en su sistema nervioso; asimismo cuando debuta una enfermedad genética que deteriora progresivamente su cuerpo. En nuestra experiencia las frustraciones de estas familias resultan tan severas o más que si la discapacidad se hubiera evidenciado desde el nacimiento. Sin embargo, ante estas situaciones familiares extremas, no debemos creer que se produce necesariamente un trastorno psicológico en los padres, aunque se ponga en juego todo el equilibrio familiar. Parece natural que la persona, ante este evento 92 inesperado, se pregunte muchas cosas que en otras circunstancias nos parecerían, cuanto menos, extrañas. El padre y la madre se preguntarán qué sucedió, qué hizo mal, por qué le tenía que ocurrir a él o ella .... Los sentimientos de miedo, desconsuelo, desespero, culpa, etc., que experimenten estos padres, son naturalmente humanos; debemos interpretarlos como adecuados a la situación. Lo extraño sería no sufrir ante la evidencia del hijo discapacitado. Poco a poco los padres adoptan diversas estrategias de enfrentamiento, que dependen de las características del problema de salud del hijo, de sus propias personalidades, y de otros factores situacionales. Una estrategia, centrada en lo emocional, consiste en aplicar mecanismos de defensa como la evasión, la negación, el rechazo, la idealización, etc.; que tienden a distorsionar la evaluación real y objetiva de lo que sucede. Un recurso muy común entre las familias que hemos estudiado consiste en la negación del problema, generando razonamientos y maniobras emocionales que llevan a desconocer o evadir la gravedad del defecto, así como sus implicaciones en el niño. Algunos padres se ocultan a sí mismos las evidencias del defecto del hijo. Otros manifiestan una ilusión compensadora de que sobrevendrá una pronta recuperación idealizando la situación. El profesional que atiene a estas familias no debe interpretar estas manifestaciones como un simple auto engaño, o un intento de evitación del dolor. Tampoco deben tratar de descalificarla. Sería más humano comprender esta reacción como una táctica evasiva probablemente transitoria, y ayudar a la familia al desarrollo de una actitud más constructiva. Los padres pueden ser ayudados a buscar las vías, los recurso, para estimular tempranamente las potencialidades del hijo discapacitado, socializarlo lo mejor posible. En estas situaciones extremas se llega a sentir vergüenza ante la pareja, o ante otros familiares, y conocidos por haber traído al mundo a un ser "defectuoso". Muchas veces la relación de la pareja se perturba, alguno de los miembros no quiere aceptar esa deficiencia como “de su familia" e inculpa al otro. También puede ocurrir que los padres manifiesten una especie de lástima de sí mismos por lo que les ha deparado el destino. No es de extrañar la ocurrencia de explosiones emocionales, principalmente en los padres pero también en otros integrantes de la familia. Por otra parte aparecen sentimientos de frustración, por la discrepancia entre el hijo soñado y el recién nacido deforme; o porque se trunca su desarrollo tras un accidente o enfermedad discapacitante, suelen ser grandes. Se siente dolor por el ideal de hijo que se ha perdido, o porque los planes existentes para el futuro del hijo se ven ahora casi imposibles de alcanzar. (ver si se repite) También vemos la casos de padres que van acumulando durante los años de cuidado del niño discapacitado determinadas frustraciones vitales. Todo esto puede conducir a la larga al rechazo por el hijo. Puede sentirse la frustración por la interrupción de la trayectoria laboral de la madre, la reducción de la esfera de las actividades sociales, los planes de superación, el empleo del tiempo libre, la pérdida de las amistades relacionadas con esas actividades, etc. Es curioso que en nuestro medio sea poco frecuente el abandono al hijo “inválido”. Ello nos lleva a pensar que el mensaje social de aceptación de los hijos, aun siendo tan extraños, es muy fuerte en nuestra cultura. Por esta razón el malestar ocasionado por este rechazo suele quedar en un plano inconsciente. 93 Los mecanismos de defensa que hemos descrito pueden ocasionar más ansiedades. La duda, la incertidumbre, puede paralizar la acción más que la verdad dolorosa. Sobre la base de un reconocimiento realista pueden edificarse proyectos más objetivos, movilizadores de la familia. Entonces, otra estrategia consiste en encarar el problema, sin despojarse de las cargas emocionales, pero acometiendo de manera realista la atención a la salud y a la educación del hijo; realizando poco a poco los reajustes familiares necesarios. La familia con hijos que presentan defectos discapacitantes no está cerrada en sí misma. Es realmente un sistema abierto bajo la influencia de las corrientes prejuicios y opiniones de su medio social. Es necesario tener en cuenta cuáles son las expresiones sociales de opinión que pesan sobre estos padres. El medio social, a pesar de los niveles culturales alcanzados por la población y el humanismo propio de nuestra idiosincrasia, expresa cierta sorpresa, aprehensión o rechazo por los casos más ostensibles de discapacidad. Tenemos en nuestra cultura una especie de ideal de hijo sano, Todos esperan que los niños sean saludables, estén hermosos. Sorprende que existan niños deformes, deficientes, cuya salud se deteriora a ojos vista. Se suele pensar que esos padres tal vez no tuvieron el cuidado oportuno de propiciar a su hijo la atención médica necesaria para evitar la situación discapacitante. La familia "vive" toda esta corriente de opiniones estereotipadas mientras se percata plenamente de la situación extraordinaria que presenta su hija o hijo diferente. Las opiniones sociales muestran aún cierta intolerancia hacia las diferencias individuales extremas, muchas personas no dejan de comentarlas de manera peyorativa, "marcando" también a los padres. El comportamiento pautado socialmente para una madre y un padre está expresado en los valores sociales. En nuestro medio se espera de unos padres que tengan un hijo hermoso, que crezca sano y se eduque sin dificultades. Esto explica que desde lo cultural muchos padres sienten culpa cuando no cubren estas fuertes expectativas, pero curiosamente esto recae más en la madre que en el padre. A veces se produce otro círculo vicioso tiranizante: La madre puede sufrir las culpas de tal manera que tiene la convicción de que el hijo se afectó por no haberse cuidado adecuadamente durante el embarazo, o por no haber cooperado durante el parto, etc. La causa, más o menos incierta, es circunstancial; lo importante es el mecanismo psicológico que se desencadena. Para "expiar" esta culpa, la madre se propone sacrificios casi imposibles. Así, deja de atender otras necesidades familiares y personales. Cuando estas necesidades postergadas o reprimidas la reclaman de alguna forma, se preocupa un poco por sí misma, retorna a su rol de mujer antes que madre, entonces llega a pensar que "es mala" por no dedicarle todo el tiempo a la atención del hijo discapacitado. Como resultado, retorna a él con redoblada intensidad y mayores sentimientos de culpa. Las culpas se expresan como reproches que se hacen a sí mismos, como autorecriminaciones. Incluso algunos padres se sienten desesperados, como atrapados en una situación sin salida. En otros casos se sienten indefensos, débiles para enfrentar su realidad. Cuando surge la discapacidad de un hijo, la familia experimenta la sobrecarga de ciertas funciones. En primer lugar, hay que atender su salud y su desarrollo físico de una manera más intensa, y sobre todo, preñada de ansiedades, pues muchas veces hay imprecisión 94 en el pronóstico de la enfermedad discapacitante, o en las secuelas, o en el alcance que tendrá el proceso de rehabilitación. Por lo general, la etapa de cuidados infantiles se hace más prolongada. Algún familiar tiene que dejar de cumplir sus tareas habituales de la subsistencia hogareña para dedicarse más intensamente al cuidado del niño discapacitado. En el hogar se presentarán requerimientos que no existieron durante la crianza de otros niños, como son los cuidados especiales en los hábitos de vida, en la alimentación, en el baño, y hasta en el sueño. Pudiera suceder que el niño no tenga el mismo ritmo de aprendizaje en el control de esfínteres, o en la educación sanitaria en general. Comúnmente es la madre quien debe ir con el hijo a la consulta médica, o a los prolongados tratamientos. Ella tiene que prodigarle en el hogar todos los cuidados necesarios. Tal vez deba dejar de trabajar fuera del hogar, y por esa razón disminuyen los ingresos familiares. Para la mujer esto significa la desvinculación laboral y también el alejamiento de su círculo habitual de relaciones sociales, el abandono de actividades que la estimulaban, la desarrollaban o realizaban como persona. El advenimiento de un defecto en el hijo lleva a la familia a redefinir sus roles y relaciones. Todos están obligados a encarar nuevas tareas, y a intercambiar apoyo afectivo de una manera diferente. Llama la atención que estas cargas afecten más a las madres. Se manifiesta aquí el desempeño del rol tradicional de madre; es decir, la cultura pauta que son precisamente las mujeres de la casa quienes cargan con los cuidados de salud de cualquier miembro, a veces con el apoyo de alguna abuela u otra persona que no trabaja. Para nosotros fue muy llamativo que esto ocurriera con casi cuatro quintas partes de los familiares que acuden a la escuela de discapacitados físico motores donde realizamos investigaciones. Advertimos aquí que se requiere un enfoque de género para entender a la familia en la situación de la discapacidad. Lo que ocurre con la madre es diferente a lo que ocurre con el padre, y las cosas resultan en detrimento de la primera. Pero el problema se inició antes del debut de la discapacidad, debido a la existencia de una dinámica familiar de inequidad de género. Por otra parte, la representación que los padres puedan hacerse sobre el futuro del hijo llega a ser de gran importancia en el funcionamiento equilibrado del sistema familiar. Hemos apreciado que los padres tienen una representación de la salud del hijo, y de las discapacidades asociadas. Estas representaciones, relacionadas con las estrategias ya analizadas, no operan igual en las distintas familias. Algunos padres no llegan a pensar claramente en el futuro; otros se ilusionan, y esperan prácticamente "milagros". Algunos sobrevaloran cualquier indicio, por pequeño que sea, para elaborar una ilusión compensadora sobre las curaciones o posibilidades futuras del hijo. También los hay que se forjan planes a medida que el hijo avanza. Puede ser que el propio proceso de la enfermedad, o de la recuperación tras un accidente discapacitante, introduzca oscilaciones en estas tendencias. En cierta medida, la familia necesita enfocar de manera optimista la crianza y estimulación del hijo "disminuido"; la esperanza puede ser promotora de los esfuerzos familiares -e infantiles- por la rehabilitación y la educación del hijo. A veces el profesional que atiende al discapacitado carece de información suficiente para conocer hasta dónde podrá llegar un niño que presenta una discapacidad; y sería un error desalentar los esfuerzos de estimulación que realice una familia optimista. 95 Todas estas situaciones ponen a prueba la estabilidad familiar. Suelen ocurrir diversas alteraciones en el vínculo emocional de la pareja que a veces se quebranta, quedando la madre sin el apoyo del esposo. Pudieran reactivarse viejos conflictos de pareja no resueltos. En ocasiones se producen recriminaciones mutuas por lo que sucede con el hijo, o por otros problema hogareños derivados de ello, pero es más común que el padre incrimine a la madre, no quiera aceptar "esa deficiencia como de su familia". Muchas de las "maniobras" de la pareja pueden consistir en intentos de restablecer el equilibrio tras la conmoción sufrida, pero a veces se mezclan aquí otras disfunciones conyugales anteriores, que no son fáciles de identificar por separado. En particular se manifiesta un desarrollo perverso de las relaciones de pareja cuando el padre recrimina a la madre por las supuestas culpas, se aleja, y entonces ella busca "refugio" en la atención desmedida a las necesidades del hijo, anulando prácticamente su vida emocional como mujer. A veces encontramos tal simbiosis emocional entre la madre y el hijo , que el padre queda excluido. Tal vez esta es la “salida” que él deseaba. Los reclamos emocionales del padre hacia la madre que es su pareja lo deberían llevar a atenuar o romper esa simbiosis; pero la madre, el hijo, o ambos, desarrollan tácticas para unirse más entre sí, quedando excluido el padre. En definitiva la situación conduce a que el padre se aleje afectivamente de la madre, empeñada en salir adelante con el hijo. En nuestro medio se manifiestan altas tasas de divorcialidad, se argumenta que por un patrón familiar cambiante. También se aprecia una elevada consensualidad, situación que hace imprecisa la estadística del divorcio, pues numerosas parejas, sobre todo entre jóvenes, no oficializan matrimonio aunque revelen estabilidad en la formación y avance de la nueva familia. No obstante, apreciamos una elevada proporción de madres cabeza de familia en los hogares de los alumnos de la Educación Especial. Advertimos que sería un error ver como una regularidad la desintegración de la pareja. En otras familias vemos aparentemente lo opuesto: la pareja, alejada antes del debut de la discapacidad del hijo, parece unirse. Podemos encontrar aquí la clásica situación descrita en la literatura sobre terapia familiar, del "paciente identificado". El hijo, de alguna manera, parece percatarse que cuando él está enfermo, o su comportamiento muy dependiente, sus padres tienden a unirse, lo que incrementa su seguridad emocional. Volvamos a la situación simbiótica, que quizás se recrudece tras el alejamiento del padre. Nos encontramos en muchos casos que la etapa inicial de negación o hasta de rechazo, se va trocando en algo comparable a la sobreprotección del hijo. Habitualmente se enfocan los problemas de la sobreprotección del hijo con defectos discapacitantes como una dificultad que radica en las actitudes parentales. También se cree por algunos profesionales que en el fondo de cualquier actitud sobreprotectora se esconde un rechazo. Sin embargo, nosotros interpretamos que opera un mecanismo "de sistema", en el que se evidencia una falta de límites entre los padres (o tan sólo la madre) y el niño. El enfoque vincular nos permite descubrir que ambos, madre e hijo, se demandan mutuamente, perdiendo límites entre las necesidades del niño, que deben aprender a ajustarse a las realidades del medio, y las motivaciones de la madre, que dirige todos sus afectos hacia el menor, excluyendo a su pareja. 96 Estos estrechos vínculos afectivos recuerdan las primeras etapas de la relación de la madre y el bebé lactante. La madre lo es todo para el pequeño, y ella está concentrada en sus cuidados. Si esas relaciones "simbióticas" se mantienen más allá de lo debido no puede estructurarse adecuadamente la personalidad del menor. También la madre deberá pagar un costo de salud por tal simbiosis. Es complejo comprender cómo transcurre la estimulación afectiva “adecuada” de la madre hacia el pequeño hijo. Desde los primeros meses de vida se manifiesta una especie de círculo de estimulación afectiva mutua entre la madre y el niño discapacitado. Las investigaciones con niños muy pequeños, sanos o con defecto, han evidenciado que cuanto más ella lo estimule, las reacciones del pequeño serán mejores. Pero a la vez, si el bebé reacciona poco a los cuidados físicos, a las manipulaciones cariñosas, a la voz, sonrisas, y afecto materno; eso desanima a la madre. Luego sucede que la falta de estimulación sensorial y emocional frenan el desarrollo del bebé. En particular, los padres con hijos que tienen retraso mental severo o profundo manifiestan estas situaciones de menor estimulación a sus hijos. Unos padres poco preparados para estimular a un hijo poco "responsivo" limitarán aún más las posibilidades del menor. Por otra parte, en hogares de bajo nivel cultural, en algunas personas se produce una especie de "fatalismo", al tener la convicción de que el hijo "es así", y apenas se puede hacer algo para ayudar a compensar sus defectos. En nuestro medio se ha discutido que una proporción de casos de niños retrasados mentales proviene de hogares donde alguno de los familiares significativos son también retrasados, y se interpreta una “predisposición “ como algo genético. Nosotros apreciamos que aquí predomina un factor de estimulación insuficiente, más que un determinante genético. Por otro lado, puede suceder que se dediquen muchas atenciones al desarrollo físico y a la salud del niño, pero se releguen los aspectos de la estimulación afectiva. La familia, concentrada, en la carga de atenciones de salud que son explicables por las necesidades especiales del niño, no fomenta los juegos, las canciones o lecturas infantiles, y especialmente los paseos y otras distracciones al aire libre. Tal vez resulte diferente la comunicación y el juego entre padres e hijo con defectos severos, pero ese contacto afectivo estrecho siempre es indispensable en la formación del nuevo ser humano, aunque las vías para proporcionarlo puedan ser disímiles. El niño con defectos tiene las mismas necesidades de comunicación emocional con los familiares significativos. Las risas, el contacto corporal directo, el abrazo o descanso compartido, o las canciones que con que le arrullemos, le proporcionan seguridad emocional - lo que se manifiesta de inmediato en que el pequeño se muestra agradecido, más complaciente, menos irritable. El proceso de satisfacción de las necesidades especiales de estos muchachos puede estresar al familiar que lo cuida. A medida que el niño crece, estas faltas de afecto, o incluso los rechazos que algunos familiares trasmiten como dobles mensajes, pueden alterar notablemente la seguridad emocional del niño y lesionar la formación de su autoestima. En un estudio que realizamos con dos promociones de alumnos de la escuela especial de discapacitados físico motores (28 sujetos en total) encontramos que su autoestima guarda relación con las experiencias vitales desarrolladoras o frustrantes de los sujetos, que se dan claramente en las actitudes de los familiares significativos; y en la vida del grupo de coetáneos en el que se desenvuelven. Se demostró que cuando 97 familiares y conocidos descalifican reiteradamente, el sujeto sufre, tiende a subvalorarse y en consecuencia, forma una autoestima desfavorecedora. Los padres con hijos discapacitados tienen muchas dudas, y más aún inconsistencias educativas en las normas de disciplina que tratan de imponer a sus hijos. Unos se dejan llevar por la idea de que el hijo no puede realizar las actividades hogareñas de un niño "normal" y en consecuencia no le exigen cumplir normas de aseo, arreglo personal, en la alimentación, en el arreglo personal, y otros aspectos de una disciplina hogareña. Otros tienden a ser muy complacientes, como en compensación por las supuestas desventajas que manifiesta el hijo. Los hay que castigan fuertemente mientras que otras veces consienten cualquier capricho del niño. Los manejos de agresividad intrafamiliar y las situaciones de maltrato a un hijo más vulnerable. En un estudio que dirigimos en la Educación Especial encontramos que el 100 % de los niños (40 niños y adolescentes entre 8 y 14 años) de la muestra reconocían que eran castigados y explicaban por qué ocurrieron. Los motivos que ellos exponían: Portarse mal el 27,5 %; hacer algo mal hecho el 25 %; fajarse el 25 %; faltar al respeto el 22,5 %; romper algo el 20 %; desobedecer el 17,5 % y otros en menor proporción. Por su parte, el 65 % de estos padres creen que sus niños impedidos físico-motores son iguales que los de la norma, con las mismas majaderías o más. Sin embargo, un 35% que piensa que no son iguales y por tanto está mal o es cruel castigarlos. Para los padres el castigo es una medida que sirve para cambiar o rectificar la conducta negativa que el hijo realice (92,5%), para que el niño comprenda que hizo algo malo (82,5%) y también para educarlo (70%). Estas medidas aplicadas con esos objetivos provocan en el niño deseos de llorar (77,5%), agresividad (45 %) y en muchos casos insatisfacción (17,5%) al no comprender el por qué de ese castigo. Los padres entrevistados veían como natural tener que emplear determinados procedimientos para el control de la conducta de los niños. Como castigos señalaron: La privación: privar al niño de algo que desea, de alguna satisfacción (100%) según los intereses del hijo. La penitencia: Desde ir a la cama temprano, no ver la novela, no salir de la casa por tiempo indefinido, no dejarlo jugar, mantenerlo sentado durante un largo tiempo hasta la privación de cualquier diversión que el niño desee. También ven así el ponerlo a hacer tareas aunque no las tenga indicadas (32,5%). El castigo físico o corporal (62,5%) Aquí tenemos a la “nalgada educativa”, arrodillarlo sobre chapas, pegarle con palos, cintos; encerrarlos en cuartos oscuros amarrarlos, etc. El regaño: Lo encontramos desde una conversación crítica al grito descompensado y humillante. La humillación: Le dicen al hijo que es un incapaz, que no puede hacer las cosas, etc. La amenaza de castigos corporales o de otro tipo. Encontramos que la utilización de esta variedad de castigos es casi siempre combinada. En el estudio llegamos a conceptuar que estas formas de maltrato en muchos padres con hijos discapacitados significaban una mezcla de rechazo y aceptación que se arrastra durante años. El niño lo interpretaba como tal y aprende a obedecer no por interiorización real de las normas y patrones de conducta, sino por miedo al castigo, a la reacción violenta, estableciendo con sus padres una relación que lejos de estar basada en el respeto y afecto mutuos, se sustenta en el poder del primero y el temor del segundo.98 Ante estas formas utilizadas para controlar o modificar su conducta, aparecen en los niños una serie de sentimientos como respuesta. Dicen que se han sentido mal el 52.5%, tristes el 27.0%, apenados el 27.0 %, con “roña” hacia la figura que lo castiga, el 30.0 %. Al analizar las situaciones de las familias que se asociaban a estos castigos vimos en el 32% de ellas la existencia de conflictos entre los miembros de la familia, las pésimas condiciones económicas y de vida, así como el nivel e instrucción bajos. Los padres, sienten que hicieron lo correcto por el bien de sus hijos (77,5 % ), otros se sienten deprimidos (42,5 % ) y hay los que sienten pena y remordimiento (20 % ). A pesar de esto continúan usando el castigo con frecuencia, trayendo consigo que en un 52,5 %, o sea, en más de la mitad de los casos se afectara la comunicación padre - hijo al distanciarse uno del otro, aunque después volviera todo a la normalidad. Comprobamos que si bien los padres después de haber castigado creen sentirse mejor, los niños reciben otro mensaje, sienten ira y remordimiento. Existen situaciones en las que los padres furiosos, gritan la prohibición o la orden; pero el niño se da cuenta que no sólo le pegan para que obedezca, sino porque el que pega necesita descargar o aliviar una tensión. Una parte de los niños estudiados aprecian los estados de ánimo de la figura parental que los castiga, y lo describen: molestos el 25.0 %; de mal genio el 15.0 % ; alterados el 12.5 %; tristes el 12.5 % y tensos el 10.0 %. Cuando los adultos o padres castigan en exceso y en ocasiones injustamente o por sus motivos, se originan en el niño sentimientos opuestos, rencor y hostilidad, más o menos reprimidos, junto al deseo afectivo de su cariño. Estos sentimientos opuestos, opuestos provocan un comportamiento perturbador y anárquico, que trae consigo, generalmente, nuevos castigos. Entonces el niño adquiere el hábito de mentir para evitar el castigo y no logra expresar su trastorno ni su deseo de afecto. La formación de la personalidad de los hijos con defectos discapacitantes depende eminentemente de las estimulaciones de los adultos significativos que lo rodean en la primera infancia. Los padres, a través de las actividades y de la comunicación que ellos organizan y dirigen, le plantean en cada momento al hijo determinadas exigencias históricamente formadas. Las fuerzas motrices del desarrollo de la personalidad radican en el interjuego de las necesidades ya formadas en el niño -por la educación recibida en la etapa anterior- y las nuevas exigencias de los adultos significativos. De acuerdo con ello, la esencia del papel formativo de la familia con hijos discapacitados estaría en conducir el desarrollo de estas actividades, formadoras de las necesidades y motivos que se estructuran como motrices de la personalidad en cada etapa de su desarrollo; así como contribuir a la formación de las capacidades correspondientes. CÓMO ESTUDIAR A LA FAMILIA CON HIJOS DISCAPACITADOS. Para evaluar a la familia se requiere adoptar una posición mueva, diferente. Muchos han pretendido evaluar a la familia como a un objeto. Puede ser el objeto de su trabajo,99 de su indagación, de su literatura, de su tratamiento, de su ciencia, etc. Pero realmente la familia vive muy activamente su existencia, en la comunidad, en torno a la escuela, en otros espacios sociales: La familia es la célula viva más importante de nuestra sociedad. Precisamente por ello es la más interesada en conocerse y en mejorarse. Si se trata de la familia con hijos especiales, son esos familiares los que más desean que sus hijos avancen en la vida. El profesional no puede pretender situarse “desde afuera” de la familia y manipularla como a un espécimen de laboratorio. Hay que contribuir con ella a la solución de sus problemas, a su propia transformación. Sólo desde esta posición conoceremos qué es lo que ocurre en estos hogares y comprenderemos cómo cambiarlo. Estamos ante un paradigma relacionado con la evaluación de la familia. Los miembros de la familia han de participar activamente en su crecimiento, en su mejoramiento, y llegar de esa forma a comprender más claramente su vivir cotidiana, la acción que ejercen diariamente en la formación de sus hijos. Por tanto, es necesario contar con los propios padres para conocer mejor a las familias para entender más claramente sus necesidades, y así construir las acciones para su educación. Muchas experiencias cubanas de avanzada en el trabajo con la familia han situado ya en una posición protagónica a los padres. en consecuencia, el diagnóstico nos debería llevar en primer lugar a que los propios padres, con un enfoque participativo, reconocieran esas potencialidades y en ese proceso movilizativo incrementaran su auto estima. Desde nuestro punto de vista, la evaluación de la influencia familiar sobre los hijos tiene para el profesionales propósito de conocer aspectos esenciales del funcionamiento educativo familiar en sus condiciones de vida concreta, las actitudes y valores de los padres que conforman su ideal de familia y se expresan en sus actividades cotidianas, los aspectos referidos a los conflictos de crecimiento de los hijos, y otras cuestiones de la existencia objetiva y de la subjetividad de sus miembros. Pero para los padres tiene otro sentido inmediato: Ellos se interesan en primer lugar por resolver los problemas del hijo; no siempre perciben estos problemas como originados en el mal funcionamiento d de la familia, o sostenedores de los conflictos que arrastra la familia. Cuando el profesional trabaja con los padres puede lograr que todos analicen porqué educar a la familia y como parte de ello cómo conocer mejor lo que nos está ocurriendo. Esta evaluación debe determinar los problemas existentes y los recursos autorreguladores de la familia para resolverlos. Muchos de los padres requieren solamente orientación y apoyo que eleve su seguridad, fortalezca su autoestima, y potencie sus esfuerzos para seguir adelante. El cumplimiento de sus funciones en la educación de sus hijos puede causarles ansiedades y preocupaciones, pero pueden resolverse generalmente con un poco de orientación y ayuda. En el trabajo con grupos de familiares siguiendo las técnicas participativas se puede arribar entre todos a un conocimiento claro de muchos aspectos de la vida familiar. Los profesionales que se valen de estas técnicas de autodiagnóstico invierten unas pocas sesiones bien estructuradas para que el grupo reflexione acerca de lo que ocurre en las familias. En la práctica el proceso fusiona la etapa de evaluación con la de educación a los padres. Sin embargo, de acuerdo a los objetivos del profesional que trabaja en la Educación Especial puede que esta forma de autodiagnóstico cualitativo no sea suficiente, o no 100 satisfaga determinados requisitos de la investigación, o que le invierta mucho tiempo. Algunos profesionales señalan con razón que los temas de indagación en grupos de padres son complejos, y el debate suele ser tan rico que se dificulta el registro cuidadoso para acumular información significativa así como sacar conclusiones. Para salvar estas complicaciones o cumplir los propósitos de la investigación más cuantitativa, se pueden crear y aplicar con éxito una serie de procedimientos de evaluación, como son la observación de la vida y el funcionamiento familiar, la encuesta o cuestionario, la entrevista a la familia como unidad, así como la aplicación de pruebas proyectivas, escalas valorativas, y otras. Cabe señalar aquí una indagación que realizamos sobre la procedencia de los diagnósticos que teníamos en la escuela especial nacional para discapacitados físico motores. Para profundizar en el material disponible consultamos 100 expedientes seleccionados al azar de los últimos 10 años de trabajo del antiguo CDO de Ciudad de la Habana. Apreciamos en este estudio de documentos clínicos que existe una curiosa forma de razonar en los profesionales que deben diagnosticar a la familia de niños con discapacidades severas. Se tomaban implícitamente sólo dos indicadores para arribar a una interpretación de la influencia familiar: el mantenimiento o no del matrimonio de los padres, y las condiciones de vida. Encontramos que se consideraba a la familia como disfuncional si se daban estos dos indicadores fundamentales, el divorcio (o la separación de los padres) y las condiciones de vida muy modestas. No se detallaba de ninguna manera No había evidencias de que se indagara cómo eran las relaciones del menor con el padre separado, ni si en la pareja unida se presentaban conflictos en torno a la atención al discapacitado. Sin embargo, en otros estudio del ICCP se ha demostrado que lo decisivo en la educación de los hijos, según estudios del ICCP con grandes muestras de alumnos de diferentes edades, no es tanto el nivel de vida de la familia, o la profesión de los padres, o el mantenimiento de la pareja parental, sino el clima hogareño, la atención afectiva y la comunicación de los padres con los hijos. Nuestros estudios actuales revelan que hay madres que han reconstituido su hogar y logran relativa funcionalidad encabezando el hogar. El contexto en donde se desarrollan las familias de la Educación Especial tiene en la última década varias situaciones. Es muy elevada la proporción de hogares cubanos donde la familia originaria se ha quebrantado y los hijos viven sin alguno de los padres, o le faltan ambos, perdiendo las posibilidades de su influencia moral. Estudios recientes del ICCP revelaron que en las familias de la muestra nacional significativa de 22 138 escolares, sólo el 48% de los hijos vive con ambos padres, mientras que el 17% vive sólo con la mamá. Se aprecian diferencias en la composición familiar, según la raza. En la raza blanca el 51% de los alumnos vive con ambos padres, mientras que en negros y mestizos el porcentaje es inferior (43%). Hay un predominio de jóvenes negros que viven sólo con sus madres 21%, así mismo, las familias reconstituidas con un padre sustituto son más frecuentes entre mestizos y negros (23% y 22% respectivamente). También levantamos interesantes datos que revelan la variación de estos indicadores según la ocupación de los padres y su nivel educacional; pero no es posible ampliar aquí. 101 Toda esta información nos conduce a plantear la necesidad de que abordemos con mayor énfasis los problemas de la convivencia familiar en la educación especial. Las relaciones entre los padres y la escuelas. En cuanto a las relaciones entre la escuela y la familia, algunos estudios realizados por nuestro colectivo permiten apreciar cómo transitan estas relaciones de acuerdo al cambio en las características psicológicas de las edades. Estas relaciones también cambian debido las tareas que se presume corresponde a cada edad, según las tradiciones sociales. Los padres sienten gran compromiso por la educación de sus hijos. Los datos de diferentes estudios lo ratifican. En 1999 en el ICCP realizamos una medición de la comprensión que tienen los padres de las acciones que realiza la escuela: los padres respondieron en un 85 %, que sí conocen las medidas de los centros en su acción educativa, también el 85% considera importante las actividades educativas que se están realizando en la escuela. El 60 % plantea que la escuela ha analizado con ellos los problemas de sus hijos y las medidas a tomar, en el 23 % de los casos no ha sido necesario tomarlas. En general el 70 % de los padres encuestados en esta investigación se siente ayudado por la escuela y en el 18 % esto no ha sido necesario. Como se aprecia, estas respuestas ofrecen una valoración que, aunque no suficiente, muestra acercamiento entre estas dos principales instituciones educativas, y destaca la acción dirigente de la escuela en ella. Por otra parte, apreciamos que la cultura refleja una tradición existente en los docentes sobre la forma de vincularse con los padres de los diferentes niveles educacionales. Cuando un maestro regaña a un padre por lo que sucede con el alumno en el aula (por ejemplo, que tiene mala disciplina, que no se interesa por al actividad de la clase, etc.) descarga en al familia la dificultad que debe enfrentarse en el propio centro docente. La posición de algunos educadores consiste en señalar las dificultades de los padres antes de estimular sus potencialidades. Cuando requiere a la familia porque el hijo no hizo las tareas, en lugar de analizar y buscar la colaboración desde las condiciones favorable que tiene la familia, el hogar, lo que hace es cuestionar y exigir, en lugar de estimular y enseñar nuevas vías para educar al hijo. La herramienta ofrecida a los educadores de la clasificación familiar en desventajas sociales contribuyó a afianzar este desempeño de los docentes. En estos años se han empleado términos peyorativos para denominar a los hogares “en desventaja”. En las normativas del Ministerio, y también en documentos conjuntos del MINED y el Ministerio del Trabajo, se estableció la categorización de las familias, y los que se sienten incluidos en esas clasificaciones están como encasillados, además de que proyectan hacia los demás la responsabilidad. Sería mejor encontrar en cada familia sus deseos de educar a 102 los hijos a pesar de los defectos que puedan presentar los mismos; sus empeños por obtener un bienestar mayor para su hogar. Cuando la escuela exige una mejor educación a los padres con evidentes disfunciones familiares debería comprender las limitaciones reales de los padres y la misión que corresponde al sistema educativo en las actuales condiciones sociales. La institución social destinada a equiparar las condiciones de vida y educación de todos los cubanos es precisamente la escuela. En esta década en que surgieron algunas diferenciaciones sociales inevitables, le corresponde más aún a la escuela equipararlas. Si tenemos a una madre sola, con escasos ingresos, que agrede al hijo, que no se ocupa de sus tareas escolares, etc., se requiere especialmente que el maestro atienda al alumno con en enfoque educativo diferenciado, compensador de sus carencias sociales y familiares. Pudiéramos concluir que la primera tarea de la escuela en nuestra sociedad de hoy consiste en educar a ese hijo, aún ocupando parte del terreno de responsabilidad de los padres. Y desde estas acciones constructivas, en una nueva posición de ayuda y confianza, la postura de la escuela será convencer a esos padres para que colaboren. LA EDUCACIÓN A PADRES CON HIJOS DISCAPACITADOS La educación de los padres consiste en un sistema de influencias pedagógicamente dirigido, encaminado a elevar la preparación de los familiares adultos y estimular su participación consciente en la formación de su descendencia, en coordinación con la escuela. La educación de la familia suministra conocimientos, ayuda a argumentar opiniones, desarrolla actitudes y convicciones, estimula intereses y consolida motivaciones, contribuyendo a integrar en los padres una concepción humanista y científica de la familia y la educación de los hijos. Una eficiente educación de la familia debe preparar a los padres para su autodesarrollo, de forma tal que se autoeduquen y se autorregulen en el desempeño de su función formativa de la personalidad de sus hijos. En la medida en que la cultura de los padres se va elevando, las familias están más conscientes de sus deberes para con la sociedad. Realmente está demostrado, como principio pedagógico, el carácter activador que corresponde a la escuela en sus relaciones con la familia, para influir en el proceso educativo intrafamiliar y lograr la convergencia de las acciones sobre el alumno. Debemos asumir que los padres siempre están deseosos por esta interacción, pero sus ocupaciones y preocupaciones diversas, y tal vez sus concepciones prejuiciadas, los han alejado un poco de la institución escolar. No obstante, sería ingenuo creer que solo con la educación a la familia se resolverían una serie de problemas hogareños, que inciden penosamente en la atención al hijo adolescente. Las situaciones de conflicto familiar, de familias divididas o desintegradas, así como las dificultades en las condiciones de vida, provocan disfunciones familiares que deterioran la atención a la vida escolar de los hijos. La cultura cubana tiene un acervo de valores humanos que favorecen la educación de las nuevas generaciones, desde ellos tenemos que superar críticamente los elementos incongruentes del pasado. El cambio de formas de pensar, de actitudes y de comportamientos familiares se inducen principalmente por procesos de reflexión grupal, que cuestionan paulatinamente los referentes culturales y comunitarios de los estereotipos sociales. 103 Ello requiere desarrollar talleres de sensibilización con una fuerte carga afectiva que permita trabajar el imaginario social y construir una nueva mirada de la relación sociedad - familia - persona. En nuestra labor de educación a la familia dimos un salto gnoseológico al colocarnos en las referencias histórico sociales con una mirada materialista. Nos planteamos que los propios sujetos pueden hacer una lectura de sus condicionantes sociales, lo que ocurre inicialmente a nivel bien superficial de la lectura de los estereotipos culturales y familiares, y sólo si se avanza consecuentemente en un proceso de construcción grupal del conocimiento es que profundizamos en estos condicionantes. Creamos en la acción investigativa un sistema de trabajo con los padres, la pareja o la familia. Se privilegian las sesiones grupales de orientación y se brinda ayuda más individualizada, de manera directa, en consulta y en terapia cuando los problemas lo reclaman. En las escuelas de padres se logró abordar las temáticas de su realidad familiar y social como grupos operativos bajo conducción psicológica poco directiva, tomando en cuenta el marco de conocimientos que ya tenemos sobre las problemáticas de la educación intrafamiliar. El enfoque de los grupos operativos, que planteamos son muy diferente de los llamados grupos focales, permite llegar a la reflexión consciente sobre los determinantes sociales que han modelado el imaginario social de sus integrantes. La intervención de los profesionales debe movilizar la comprensión de los grupos de personas investigados, modificando sus desempeños de roles. Los roles grupales son básicamente la expresión de los roles sociales que validan la ideología dominante, por ejemplo, aquí se trata de los prejuicios sociales. En esta línea, a los grupos de padres les proponemos realizar un análisis conjunto de sus realidades cotidianas, intentando descubrir entre todos qué es lo que anda mal. Con este enfoque metodológico participativo y transformador llevamos a cabo escuelas de padres. Como regla, organizamos y desarrollamos ciclos de debates que permiten reconstruir en un espacio dramático - a veces muy simbólico - lo que nos ocurre a todos en el diario vivir. Los psicólogos orientadores han formulado, con una intención investigativa, series de ejercicios dramáticos y situaciones proyectivas que permiten acceder fácilmente a las representaciones comunes de la gente en torno a la paternidad, la maternidad, etc. Por ejemplo, en nuestras actividades con padres les pedimos que relaten lo que ocurre en un hogar con hijos pequeños o con adolescentes discapacitados una tarde cualquiera de la semana, en el momento en que están la mayoría de los integrantes. Cuando el relato hablado avanza, les invitamos a que nos representen dramáticamente las tareas en las que se enfrascan todos. Sorpresivamente, llegan a e xpresar con tremenda riqueza los conflictos de relaciones entre los miembros del hogar, entre esposo y esposa, entre padres e hijos con defectos discapacitantes, etc. Como puede apreciarse, en lugar de pedirle a los participantes que racionalicen los motivos del comportamiento, como si respondieran a las precisas preguntas de un cuestionario tradicional, preferimos que se recreen determinados comportamientos prototípicos de las familias con hijos en diversas edades, revividas en el espacio grupal. 104 La magia de estas actividades de grupo consiste en que los especialistas no imponen el desarrollo de temas preestablecidos sobre ciertos conflictos familiares en torno ala discapacidad, sino que sus protagonistas conscientes los traen a primer plano porque desean entender sus propias vidas para cambiarlas. Así, les van dando una nueva significación a lo que han viso hacer y decir en la comunidad en donde viven, y a lo que ellos mismos hacen y dicen cada día en sus hogares. Cuando el grupo avanza, se logran proponer, mejor diríamos, construir dramáticamente en el espacio grupal, las nuevas formas de relación con los hijos o con los vecinos, de tal manera que pueda superarse los conflictos evocados. Cuando trabajamos con familias que tienen hijos con discapacidades diversas realizamos estas acciones de intervención educativa conducidos de algunas hipótesis previas acerca de cuáles pueden ser los principales conflictos de las familias en determinado medio sociocultural. No se trata de explicaciones terminadas, sino de las hipótesis que razonablemente pueden surgir de experiencias similares realizadas en casos semejantes que hemos conocido. Es algo así como pasar de la experiencia vivida a la interpretación y de ahí enfocar una nueva realidad, de manera dialéctica. Las transformaciones a las que aspiramos se inician por la comprensión de su necesidad, desde las contradicciones vividas; se concreta en una voluntad de cambio, y conducen a las acciones transformadoras en la vida cotidiana, como son la educación que se da a los hijos cada día en el hogar, la escuela y la comunidad. Es necesario respetar este proceso complejo, contradictorio y hasta traumático de cambio en las concepciones morales de la familia, hay que entender desde su historia el ritmo en que cada padre asume y resuelve los retos de la sexualidad adolescente de sus hijos. Buscar en estas acciones la mejora de la comunicación intrafamiliar, propiciando la comprensión y aceptación de las expresiones psicosexuales de los hijos, elevando la confianza mutua entre los miembros del hogar. Propiciar la comunicación intrafamiliar sobre los temas cotidianos de educación infantil. Elevar la confianza mutua entre los miembros de la familia, incidiendo en la modificación de los estilos comunicativos padre - hijo. Desde este encuadre de escuelas de padres para la Educación Especial necesitamos tener un programa e orientación, con diversidad de opciones. El programa de orientación los padres consiste en un sistema de acciones de aprendizajes que promovidas por la escuela estimule su participación activa, demostrada en su sensibilización, compromiso e implicación en la educación de sus hijos, de forma integrada. Como se ha señalado, las escuelas elaboran sus acciones para la orientación y educación a los padres para desarrollar con la participación de todos los agentes de la institución escolar. Se han de combinar modalidades grupales con individuales; es decir, se prevé incluir a todos los padres en las acciones de orientación grupal, especialmente escuelas de padres, cuyas sesiones suelen denominarse talleres. Además, desarrollar variadas acciones de orientación sobre familias aisladas o grupos pequeños de ellas, con objetivos determinados, en diferentes momentos del curso. Como actividades grupales, además de las escuelas de padres, están los debates con los 105 padres, las conferencias y mesas redondas, etc. Otras actividades grupales orientadas son los video debates, filmes como Mi pie izquierdo, Gabi, y otras. Además se deben emplear las lecturas recomendadas, apoyados en los numerosos materiales publicados en nuestro país para la educación familiar. De acuerdo con el nivel y los intereses de las familias, esta modalidad puede sustentarse en una mayor autonomía de los padres y las madres. Se agrega la correspondencia entre docentes y padres, especialmente cuando viven lejos de la escuela con amenas orientaciones educativas sobre el desarrollo. También se utilizan los buzones para las preguntas que deseen hacer los padres y las madres, articulado con un mural para divulgar respuestas a las inquietudes generales. Los talleres de padres constituyen un proceso aprendizaje en grupo, socialmente activo, donde se relaciona lo social con lo individual. Se convierte en una vía concreta que perfecciona las relaciones escuela - familia, implica de manera específica a cada familia en el proceso de educación de la personalidad de sus hijos. El sistema de talleres ha sido confeccionado y desarrollado para incidir en la ampliación, actualización y profundización de los conocimiento sobre sexualidad humana general y sus características en la adolescencia, iniciar la modificación de actitudes de los padres, y sobre esta base mejorar la comunicación padre- hijo sobre estos temas. Se realizan a partir de los grupos de padres creados por la escuela. Tradicionalmente estos se forman a partir de los grupos escolares, es decir los padres y madres de los estudiantes de un determinado grupo escolar son convocados por la escuela para el desarrollo de diferentes actividades, las cuales varían de acuerdo a la vía seleccionada por la escuela: reuniones, escuelas de educación familiar, consejo de escuela, entre otras. Un enfoque nuevo que permita ofrecer a este trabajo el carácter alternativo y participativo puede ser, la organización de los grupos de padres a partir de sus necesidades e intereses, esto conduce a que se encuentren en un mismo grupo, padres cuyos hijos pertenecen a diferentes grupos y grados. Los talleres se organizan en cada escuela atendiendo a diferentes aspectos organizativos y de contenido, los esenciales son: ⇒ Las necesidades de aprendizaje los padres, ⇒ El tiempo de que disponen para cada sesión, ⇒ La frecuencia acordada entre todos, ⇒ Las condiciones de locales disponibles, ⇒ La posibilidad de recibir ayuda de otros especialistas, ⇒ La cantidad de padres involucrados, ⇒ La experiencia del orientador, ⇒ Las características geográficas de las zonas de residencia de los padres y la distancia respecto a la escuela ⇒ Las potencialidades que posee la comunidad para apoyar la realización de los talleres y calidad de la relación escuela - comunidad. Las escuelas de padres, cuando forman parte de un ciclo educativo de largo alcance, pueden operar como grupo de discusión de la manera siguiente: Los padres y las madres se convocan a partir de la necesidad que experimentan de 106 intercambiar sobre sus inquietudes o preocupaciones en cualesquiera aspectos de la vida familiar. Por lo común, el grupo se integra sobre la base de la afinidad como padres y madres que tienen a sus hijos e hijas en las mismas edades. Se extraen las necesidades de capacitación desde el propio grupo, es decir, no se imponen por orientadores externos a la escuela. Es posible que los pedagogos y orientadores encuesten previamente estas necesidades, o se basen en sugerencias recogidas en un buzón u otro procedimiento. Los grandes eventos normativos del crecimiento de la familia seguramente aparecen en un buen programa anual de escuelas de padres, pero la formulación de los temas debe corresponderse con la e xpresión de las necesidades de ellos. Lo esencial es invitarlos a proponer sus necesidades y a conformar en un análisis colectivo el programa anual que desean desarrollar. Para ello pueden utilizarse diversos procedimientos y técnicas participativas. Una vez organizada la programación de la escuela de padres se abre el problema de la forma idónea para desarrollar las sesiones. Una sesión típica de escuela de padres transcurre regularmente por varios momentos: Se requiere un tiempo inicial para conocerse o reconocerse entre los participantes. En este momento se deben tomar en cuenta los sentimientos que los participantes traen a la sesión, que de alguna manera están relacionados con la tarea convocada, pero que refleja entre otras cosas situaciones familiares particulares. Con ello se conforma el clima emocional de trabajo, muy propio de cada grupo, e incluso específico para cada encuentro de un mismo grupo de personas. Como continuación y muy enlazado con lo anterior hace falta el caldeamiento emocional, es decir, la creación de una predisposición positiva para adentrarse en el tema. No se trata de cualquier actividad para perder las inhibiciones, sino de aquellas que asocien estados emocionales y vivencias individuales en torno a los hijos e hijas adolescentes con el espacio grupal creado, y más específicamente con el tema que se va a tratar. Hay muchas formas de introducir el tema, pero es valioso partir de las vivencias de los miembros y evocar algunas de ellas en el espacio grupal, de tal manera que se pueda trabajar con lo que todos han presenciado. Esta etapa de proyección de vivencias personales o de expresión de valores y actitudes estereotipadas relacionadas con la educación infantil, etc., permite además explorar por dónde van las inquietudes de los miembros. El momento más productivo de la sesión consiste en el análisis del asunto evocado, para lo que se emplean múltiples técnicas, que comúnmente requieren la formación de subgrupos, la graficación de las ideas producidas por esos equipos, así como diversas formas de integración con vistas a concluir el análisis. Si se sigue una orientación psicodramática en la conducción de la escuela de padres, se ensaya la modificación de roles mediante diversas técnicas; así, el análisis más racional da lugar a la construcción dramática de nuevas vivencias reestructuradoras. Parece necesario que la sesión no termine sin estas vivencias positivas que contribuyen a la formación de planes futuros de la familia y del grupo. A esta altura también es recomendable algún tipo de evaluación de la satisfacción experimentada durante la sesión, muy necesario para evaluar todo el trabajo con los padres y madres. En particular, la primera sesión de un ciclo de escuela de padres requiere una cuidadosa preparación para el logro de buenos resultados en todo el ciclo. 107 El propósito de esta primera sesión es enrolar a padres y madres en las acciones de la educación a padres; la determinación de las necesidades de orientación, y la discusión de las alternativas de acciones que las satisfarán. Esta primera sesión deja inaugurado un nuevo espacio escolar y comunitario en donde ellos pueden traer con libertad sus inquietudes y entre todos intentar su solución, con el auxilio de información especializada. El estilo y contenido de la sesión debe lograr el comprometimiento de ellos en estas acciones. A partir de ese encuentro quedan citados para las próximas actividades de este tipo. Puede establecerse un buzón u otro procedimiento para canalizar inquietudes, preguntas sobre la educación infantil, etc. entre las sesiones. Es conveniente destinar recursos para elaborar medios de propaganda en la escuela, generales e individuales, es decir, plegables, folletos u otros. Las técnicas participativas son muy variadas y hay numerosas experiencias cubanas en educación a padres que las emplean con éxito; pero debemos advertir que su utilización no puede ser festinada: requieren su aplicación sobre la base de la comprensión de los procesos grupales implicados, así como de los propios contenidos. Asimismo, se requiere por parte de los coordinadores gran creatividad tanto en su utilización como en el diseño de las sesiones con estas técnicas. Una síntesis de las variantes metodológicas demostradas como eficaces en la conducción de talleres con padres, contiene al menos las de: ⇒ Animación o caldeamiento que permiten crear el clima psicológico grupal adecuado para adentrarse en los temas escogidos. ⇒ Exploración de las ideas y opiniones que traen los padres y las madres, muy útiles para adentrarse en el tema central de la sesión a partir de las preocupaciones y conocimientos existentes. ⇒ Análisis y profundización en los problemas identificados, que son muy variados y pueden realizarse por subgrupos. Tienen en común que permiten al grupo extraer sus conocimientos y experiencias positivas, construir un saber común e incluso proponerse nuevos enfoques ante sus problemas. ⇒ Expresión dramática de roles sexistas en la familia con hijos e hijas adolescentes y en su actuación en espacios sociales. Contribuyen tanto a la exploración como al análisis, especialmente permiten la construcción de nuevas actitudes en los participantes. ⇒ Evaluación del estado de ánimo, interés y comprensión del grupo y de sus integrantes. ⇒ Graficación de las producciones grupales, las opiniones existentes o el curso de las ideas en debate. _____________________________________________ 108 BIBLIOGRAFÍA & Alvarez, M. La comunicación familiar. Su influencia en la formación de adolescentes y jóvenes. La Habana, 1994 & Alvarez, M. y otros. Acerca de la familia cubana actual. Ed Academia, La Habana, 1993 & Ander-Egg, E. Investigación Acción Participativa. Ed. Nueva Visión. Buenos Aires, 1988 & Arés, P. Mi familia es así. Ed C. Sociales, La Habana, 1990 & Arés, P. y Alvarez, M. El rol del Psicólogo en el abordaje de la esfera familiar. Ponencia central, II Congreso Nacional de la Sociedad Cubana de Psicología. Ed. Palacio de Convenciones, La Habana, 1990. & Bozhovich, L. I. La personalidad y su formación en la edad infantil. La Habana, E. Pueblo y Educación, 1976 & Castillo, S., Castro, P.L. y Nuñez, E. La preparación psicológica y pedagógica de la familia. Ponencia VI Reunión Investigadores de la Juventud. La Habana, 1989 & Castro, P.L. Qué es la familia y cómo educa a sus hijos. R. Pedagogía No. 5, La Habana, 1989 & ______ Una nueva mirada al papel formativo de la familia. Ponencia al Congreso Pedagogía `93 C. mecan. La Habana, 1993 & _______ Cómo la familia cumple su función educativa. Ed. Pueblo y Educación, La Habana, 1997 & Castro, P. L. y Castillo, S. M. Para conocer mejor a la familia. Ed. Pueblo y Educación, La Habana, en prensa. & Reca, Y. y otros. Análisis de las investigaciones sobre la familia cubana 1970-87. Ed C. Sociales, La Habana. 1990 109 “LAS BARRERAS NO SIEMPRE SON VISIBLES” Rafael Bell Rodríguez Hasta hace relativamente poco tiempo el año 2000, el siglo XXI eran una especie de meta o umbral que nos desafiaban, algo así como un hito que estaba por llegar pero que desde su gestación y ahora mucho más con su arribo, nos sigue convocando y exigiendo no sólo que estemos a su altura, sino que tengamos una preparación tal que nos permita flotar sobre él, como nos legó en su aspiración nuestro Maestro mayor, José Martí, al señalar: “Educar es depositar en cada hombre toda la obra humana que le ha antecedido: es hacer a cada hombre resumen del mundo viviente, hasta el día en que vive: es ponerlo al nivel de su tiempo, para que flote sobre él, y no dejarlo por debajo de su tiempo, con lo que no podrá salir a flote; es preparar al hombre para la vida” En ese empeño todas y todos cuentan y todos valen, por lo que seguimos convocados a superar obstáculos y a vencer peligros para que podamos continuar enarbolando victoriosa nuestra martiana fórmula del amor triunfante: “Con todos y para el bien de todos”. Ese es el espíritu que nos alienta en el esfuerzo que hoy requerimos incrementar en función de avanzar con más celeridad en la eliminación y superación de aquellas barreras que continúan limitando y en ocasiones impidiendo la plena participación, inclusión y desarrollo individual y social de las personas con algún tipo de discapacidad. Al análisis del complejo y sensible tema de las barreras, sobre todo desde el punto de vista pedagógico, dedicaré las líneas que siguen: Ojalá y las podamos luego considerar también dentro de nuestras aliadas en tal vital enfrentamiento. BARRERAS Y ESPACIO ESCOLAR. IMPLICACIONES Generalmente cuando se habla de las barreras la primera representación que tenemos se asocia a las barreras físicas es decir, a aquellos obstáculos que impiden o limitan que todas las personas en un lugar puedan desarrollar todas las actividades con independencia, seguridad y comodidad. Estas barreras físicas, que en las construcciones de edificios y ciudades se manifiestan como barreras arquitectónicas y en los carros como barreras del transporte, con frecuencia aparecen en forma de marcados desniveles o escalones a la entrada y salida de vehículos, instituciones, viviendas y otros inmuebles y como regla constituyen una de las primeras y luego cotidianas dificultades a las que se enfrentan las personas con problemas de movilidad, incluidos los niños con necesidades educativas especiales asociadas a limitaciones físico motoras. 110 La presencia de tales barreras en las escuelas a las que estos escolares asisten, se convierten en una amenaza para su pleno desarrollo y aunque con el recurso de la solidaridad y el apoyo se encuentran soluciones, no se debe dudar de la conveniencia y necesidad, que por derecho tienen, de poder llegar con esfuerzo propio a sus aulas, salones de actividades y locales de uso colectivo, teniendo luego creadas las condiciones para poder utilizarlos adecuadamente. Una situación particularmente compleja surge cuando, como resultado del desarrollo de nuestra educación, de los esfuerzos de estos alumnos, sus maestros y familiares, ellos están en condiciones de transitar o continuar estudios en otros centros de nuestro sistema nacional de educación. Lo que casi siempre sucede es que se produce su salida de una escuela donde, en lo fundamental, se trabaja en función de dar respuesta a sus requerimientos, para incorporarse a otras en las que las condiciones físicas no permiten que la accesibilidad, que no es incompatible con la seguridad, la funcionalidad y la estética, tenga cabida. La experiencia educacional cubana, que en los últimos cursos escolares ha encontrado en la entrega pedagógica un proceso para el seguimiento real de la historia de la educación del individuo y el aseguramiento de su continuo desarrollo, nos brinda la posibilidad de colocar este asunto en el centro de nuestra atención, proyectando con el tiempo necesario las acciones que nos permitan, con el concurso de todos, alcanzar niveles superiores de solución. Para ello el análisis, en nuestra opinión, merece ser más completo. Sucede que las cuestiones del espacio escolar en general y en particular en su significación para la educación de niños con necesidades educativas especiales constituyen todavía una tarea que reclama respuestas científicas y prácticas. Aún así existe concenso al señalar que las características y condiciones de ese escenario físico donde tiene lugar el complejo proceso de enseñanza-aprendizaje no deben resultarnos indiferentes. No olvidemos que, como señala Visedo Godínez “.... la mayor parte del tiempo de la actividad vital y relacional de un alumno se realiza en el centro escolar, y esta relación constante con estos elementos de carácter físico conforman el desarrollo y la formación de su saber y de su propio ser” (Visedo, 2000). En consecuencia se dispone de elementos para considerar el espacio escolar como medio condicionante y como tecnología didáctica capaz de facilitar u obstaculizar el aprendizaje. En este sentido el abordaje del espacio escolar con integralidad, considerando desde la óptima disposición del propio espacio, su iluminación, ventilación, el mobiliario y el material didáctico que contiene, es un requerimiento que no debe ser omitido en nuestro análisis. 111 Es decir, que a lo que todavía nos falta por avanzar en la eliminación en general de las barreras físicas más evidentes, tendríamos que añadir lo que está por hacer en el asunto específico de los espacios escolares, sobre todo cuando hablamos de los que se utilizan en el trabajo con niños con necesidades educativas especiales, cuya educación puede demandar desde el diseño y utilización de muebles especiales hasta condiciones de luminosidad más intensa. Con este prisma podríamos llegar a establecer, como han sugerido otros autores (Visedo Godínez, 2000) “relaciones de causa-efecto entre tipo y calidad de espacio construido y resultado o producto del aprendizaje” o valorar, como proponen Gimeno y Pérez Gómez “la influencia decisiva que ejerce el espacio escolar y el condicionamiento que ejerce sobre las actividades que puedan realizar en ellos los alumnos y profesores” La referida influencia potencia su valor en el caso de los niños con necesidades educativas especiales para quienes el espacio escolar tiene que convertirse, retomando a Florentino Blázquez, en una “estructura de oportunidades”, en un contexto gestor de marcos para situaciones de comunicación e interacción, experiencias y actividades, situaciones, en definitiva, que favorezcan el proceso de enseñanza aprendizaje promoviendo, desde el propio espacio, la compensación de las limitaciones y el enriquecimiento de las posibilidades de nuestros educandos. Téngase además, en cuenta, que el espacio es portador de un mensaje curricular y como a decir de Brunner “la materia temática suprema de la escuela, considerada culturalmente, es la propia escuela”, ese espacio escolar, que nunca es neutro, o se convierte en un medio de expresión de nuestras altas aspiraciones éticas y culturales o, desde su configuración, brindará argumentos que las desvirtúen. OTROS TIPOS DE BARRERAS. RAZONES PARA SU ELIMINACIÓN Por otra parte hoy se reconoce la existencia de otros tipos de obstáculos, asociados fundamentalmente a: Ø El acceso a la información, la comunicación y a las actividades culturales. Ø Las barreras institucionales. Ø Las barreras psicológicas. Vivimos en un mundo signado por la información, la comunicación y la cultura. Las limitaciones en el acceso a sus potentes medios y actividades privan a una parte cada vez mayor de la humanidad de una fuente de desarrollo que bien utilizada, mucho podría aportar a su perfeccionamiento y crecimiento espiritual. Ese esfuerzo ha de encontrar, en las personas con discapacidad, un segmento de la población de prioritaria atención. Las nuevas tecnologías de la información y la comunicación nos dan ya un avance de lo mucho que pueden aportar en esta dirección, que tendría que tener, como denominador común para el acceso, el respeto y la equidad. 112 Las escuelas cubanas, fieles a su encargo social, potencian su labor para el logro de tan nobles propósitos. La introducción de estas nuevas tecnologías con aditamentos y programas especiales para alumnos ciegos, sordos, con trastornos severos del lenguaje y con limitaciones físico motoras, el aprovechamiento de las posibilidades del Programa Audiovisual, el reconocimiento del papel de la lengua de señas para los sordos y su participación, en vínculo con las escuelas, en espacios informativos por televisión, por citar sólo algunos ejemplos, confirman las posibilidades de superación de estas barreras y el compromiso de aprovechar al máximo los avances tecnológicos para su eliminación. Cada vez va resultando más necesario hablar también de accesibilidad informática y electrónica, en la cual los programas lectores de pantallas que posibilitan que personas ciegas utilicen, con ayuda de un sintetizador de voz integrado en la programación, aplicaciones y programas que se ejecuten en cualquier versión de Windows, junto con los teléfonos especiales para sordos, se incluyen dentro de los desarrollos que trascienden las fronteras de lo informático y lo tecnológico para convertirse en senderos de la humana y solidaria ruta por la que debemos seguir avanzando. En nuestro caso, por esa ruta sería conveniente que no detuviesen su marcha las secundarias básicas, los politécnicos, preuniversitarios y centros de la educación superior en los que comienza a no resultar extraña la presencia de estudiantes con necesidades educativas especiales, generalmente asociadas a alguna discapacidad. Ellos continuarán llegando a las aulas, laboratorios y talleres de la citadas instituciones, pero... ¿tendrán posibilidades de acceder con autonomía y seguridad?, ¿encontrarán allí puestos accesibles? Y aunque en el tratamiento de este asunto es prácticamente obligatoria la referencia a las cuestiones financieras, asociadas al costo de las mencionadas tecnologías, es imprescindible comprender que, sin desestimar su importancia, no todo depende de su aporte. Con frecuencia las verdaderas razones que limitan el acceso de los discapacitados a estas potentes vías y canales de la información, la comunicación y la cultura se esconden detrás de los otros dos tipos de barreras es decir, las institucionales y las psicológicas que, como señalamos en el título, no siempre son visibles y por consiguiente, resultan más difíciles de superar y eliminar. En relación con las barreras institucionales, que son aquellas que toman la discapacidad como base para argumentar que no es posible que determinada persona, por esa sola causa, acceda a determinados estudios o tipo de preparación o empleo, queda todavía un largo camino por recorrer. Aquí es necesario avanzar en la realización de un análisis más integral no tanto en función de lo que el estudiante no posee como en función de lo que puede hacer y de lo que la institución está en condiciones de brindar para dar un nivel de respuesta de mayor calidad. Se trata de realizar una valoración justa, sin exceso de optimismo pero sin determinismos fatalistas anticipados. En todo caso, la historia se ha encargado de brindarnos más de un ejemplo para que, si pecamos, ojalá y lo hagamos siempre por exceso. 113 Cabría aquí recordar, junto con León Aguado que “... se puede escribir el Quijote sin un brazo (Cervantes) El paraíso perdido a ciegas (Milton)...escribir poesía y participar en la guerra de liberación de Grecia con deformidades congénitas en un pie (Byron), compatibilizar una hemiplejia y el laboratorio (Pasteur), soportar una sordera y crear las pinturas negras de la Quinta del Sordo (Goya) o componer la novena sinfonía (Bethoven)..” Y la lista, por supuesto, es mucho más extensa. En Cuba, donde el béisbol es uno de los nutrientes de nuestra identidad, ¿quién no recuerda las formidables actuaciones de un lanzador de un equipo de los EE.UU al que prácticamente la faltaba un brazo? Si de todas formas hicieran falta más ejemplos, bastaría sólo con mirar a nuestro alrededor, visitar nuestras escuelas, talleres y comunidades para seguir admirando la voluntad y entrega de tan especiales seres humanos. En este contexto a nuestras escuelas y maestros ambulantes les corresponde jugar un decisivo papel. Por la posibilidad que tienen de conocer profundamente al futuro egresado y de saber cuáles son sus potencialidades, es imprescindible asegurar su preparación de modo tal que pueda, al enfrentarse a las nuevas exigencias, triunfar. Tampoco debe dejarse a la espontaneidad la formación vocacional y orientación profesional de estos estudiantes. Es necesario promover una mayor, cantidad de estudios e investigaciones para comprobar sus posibilidades con vistas a su preparación en determinados empleos, oficios y profesiones, ampliando con realismo y considerando el creciente aporte de las nuevas tecnologías, el universo de sus opciones. De igual forma habrá que intensificar el trabajo con las instituciones hacia las que generalmente muestran inclinación por asistir nuestros egresados y cuyo acceso a veces es denegado al amparo de una barrera institucional que, cuando existe, no puede contemplar toda la diversidad de casos y matices. Pero sin lugar a dudas las barreras menos visibles y a su vez las más difíciles de superar son las psicológicas. Y eso es así porque este tipo de barreras está relacionado con los puntos de vista, ideas y expectativas que sobre las personas con discapacidad tiene cada sujeto, incluida la autovaloración de los discapacitados. Se presentan aquí las más variadas situaciones que encuentran reflejo en el plano individual, familiar, escolar, comunitario y social en general. En el enfrentamiento de estas barreras el papel de la familia, de los medios de comunicación, de las Asociaciones de Discapacitados, de los factores institucionales, sociales, de la escuela y en particular del maestro es fundamental. 114 Como parte del seguimiento que realiza la escuela a sus alumnos una vez incorporados a centros de otros tipos o niveles de enseñanza, los docentes insistirán en la adopción de las medidas requeridas para asegurar el éxito del proceso. Sobre todo es necesario que con antelación logren la familiarización del estudiante con la nueva escuela, con sus futuros profesores y se creen condiciones para iniciar el establecimiento de sistemas de relaciones con los nuevos condiscípulos. Es esencia se pretende lograr un clima favorable para la aceptación mutua y la colaboración. Se deben revelar las potencialidades de los alumnos así como los tipos de ayudas que necesitan de modo que las mismas puedan estar disponibles en el centro desde el inicio y con la calidad requerida. Recordemos que la verdadera inclusión no se asegura sólo con una presencia física conjunta sino con el logro de un nivel de atención integral a todos los escolares, incluidos los que presentan necesidades educativas especiales, de la mejor calidad posible. Consecuentemente a la preparación de los docentes que por primera vez asumen el reto de trabajar con este tipo de alumno, se le debe prestar una priorizada atención. En ocasiones y debido fundamentalmente a la falta de información y de una preparación adecuada, se generan posturas poco favorecedoras de la plena inclusión de estos alumnos en el colectivo. Pueden aparecer, entonces, manifestaciones de falta de confianza, temor ante las nuevas situaciones y subestimación de las posibilidades de los alumnos con necesidades educativas especiales, entre otras, capaces de generar nuevos obstáculos para el óptimo aprendizaje de nuestros alumnos. Existe a veces la tendencia a pensar que su educación es una tarea tan especializada que debe ser asumida exclusivamente por especialistas y que su inclusión en el grupo, por sus requerimientos y el tiempo que demanda, atenta contra las posibilidades de atención de los otros escolares. Se crea además un nivel de expectativas, generalmente bajo, que limita, de entrada, los posibles logros de los estudiantes. Quedan ocultas las incuestionables reservas y capacidades de estos alumnos y lo mucho que ellos pueden aportar al trazado de un mapa relacional del colectivo que tenga entre sus coordenadas principales la solidaridad y la colaboración. Y aunque todavía no se tenga total conciencia de ello es precisamente en nuestras potencialidades emocionales y psicológicas donde radica el principal capital del que disponemos para superar todos los tipos de barreras que, de modo irreversible ceden ante la fuerza del amor y la razón. 115 BIBLIOGRAFÍA & Bruner, J. La educación, puerta de la cultura. Aprendizaje Visor, Madrid, 1997. & León Aguado Díaz,A. Historia de las deficiencias. Escuela Libre Editorial, Madrid, 1995 & Martí Pérez, J. Martí en la Universidad. Selección y prólogo de Cientio Vitier. Editorial Félix Varela, La Habana, 1997. & Visedo Godínez, J.M. Material básico para el curso de doctorado “Organización del espacio escolar”. Murcia, España, 2001. & Annual report on government measures for persons with disabilities (Summary). Provisional Edition in English, Japón, Diciembre, 2000 116 ELEMENTOS CARACTERIZADORES Y DE ATENCIÓN A ALGUNAS MANIFESTACIONES CONDUCTUALES EN LOS ALUMNOS Leovigildo Ortega Rodríguez Los niños, en su diversidad, son muy sensibles a los cambios y siempre que existen condiciones que les resultan adversas para su normal desarrollo se reflejan inevitablemente en su conducta, siendo las formas más típicas y clásicas las manifestaciones de agresividad, de hiperactividad, así como de tímidez, inhibición, o retraimiento y rechazo al medio escolar. Casi siempre los alumnos con estas características tienen severas afectaciones en el proceso docente educativo, reflejándose en su aprovechamiento y sus relaciones interpersonales. Más adelante iremos aportando elementos que caractericen las manifestaciones anteriormente descritas; pero antes sería útil reflexionar acerca de algunas ideas que podrían ayudar a comprender mejor este problema y consecuentemente concebir una estrategia que se corresponda con las necesidades individuales de cada uno de estos alumnos, entendiendo que dicha estrategia debe abarcar a la familia y a su entorno en general, ya que como regla, en los alumnos con necesidades educativas especiales (NEE), en sus manifestaciones, influyen los factores microsociales y por supuesto ocupa una posición de primer orden la familia, sus amistades y la escuela, entre otros. MANIFESTACION DE AGRESIVIDAD Definición Las manifestaciones de agresividad en los niños tienen diferentes formas de expresión, es decir, física, verbal y moralmente. Muchos niños expresan la agresividad de forma explícita pero sin mala intención y otros lo hacen de manera más refinada pero con una implicación moral más negativa. De manera que la agresividad es la disposición que tienen para provocar a otros o atacarlos física, gestual o verbalmente de forma violenta. 117 Elementos caracterizadores Poco control de sus impulsos, irreflexivos, tienen malas relaciones con sus compañeros, conflictivos, suelen resolver sus problemas por la vía violenta de forma física o verbal, son sensibles ante el daño que cometen, responden afectuosamente cuando con respeto y buena forma se desaprueba su conducta. Causas Es importante que el maestro conozca con meridiana transparencia que los niños, hijos de padres violentos, por lo general, son potencialmente agresivos cuando hay manifestación de abuso emocional por parte de los padres puede pensarse que en uno de ellos o en los dos hay algún trastorno de personalidad o elementos psicóticos, formas de neurosis histérica y obsesiva que hacen que las exigencias hacia sus hijos sean demasiadas estresantes. La familia determina algunos límites con respecto a la agresividad. En estudios realizados encontraron que el grado más alto de agresión se presentaba en los casos que eran más severos los castigos por conducta agresiva, particularmente los varones, dichos estudios sugieren que la conducta agresiva aumenta según la intensidad del castigo por esta causa, aunque no se descarta que puede generar algunos inconvenientes como la apatía y la pasividad. La televisión puede estimular también, como consecuencia de algunos programas una conducta agresiva, al estar presente la violencia mediante personajes que ellos imitan. Dentro de los elementos causales también está presente la ambivalencia en el trato con el menor, la carencia afectiva, la sobreprotección, todo ello constituye maltrato psicológico en un niño, acompañado como parte de éste el abuso físico y las particularidades de su temperamento al no conducírsele adecuadamente. De la misma manera hay que señalar que la escuela al igual que extingue la conducta agresiva de los alumnos que lo son, mediante el uso de variados procedimientos, se puede convertir en una vía generadora o de incremento de estas conductas si se reprime con frases o acciones que refuercen su posición. Pautas para la intervención Lo primero es tener plena comprensión y conocimientos de los motivos que dieron lugar a la conducta agresiva y el conocimiento de la manera en que han sido canalizados los impulsos agresivos realizados por la familia durante el proceso de la socialización, si su conducta agresiva guarda relación con los valores o nociones que sostienen los padres acerca de la agresión, así como los métodos empleados para tratar la conducta agresiva. Hacerle comprender a los padres que para formar un niño no agresivo es necesario de evitar el castigo de los niños por esta agresión. Es importante no responder a ellos con acciones que tengan también un carácter agresivo, se debe mostrar con ejemplo otras formas de existencia de relaciones, hacerle ver en buena forma su proceder incorrecto, 118 trasmitirle confianza y seguridad en que pueden actuar de otra manera, aunque tales procedimientos no niegan que hayan casos y momentos en que sea necesario actuar enérgicamente, que no significa actuar con agresividad. Resulta importante proporcionar la participación en actividades que les permitan canalizar sus energías como correr, saltar, cargar peso, trepar objetos, participar en boxeo, judo o cualquier otro deporte de combate que son actividades socialmente reguladas y aceptables. En estos casos siempre hay que reforzar la necesidad de no actuar por impulsos, de obedecer las reglas, mantener la disciplina que corresponda, de manera que le sirva de control y catalizador. Es importante también darles responsabilidades y proporcionarles éxitos en su cumplimiento y reforzar sus aspectos positivos. Para el logro de estos objetivos resulta imprescindible lograr en el resto de los alumnos comprensión y apoyarse en el colectivo para tales fines. MANIFESTACION DE HIPERACTIVIDAD Definición Los niños con manifestaciones de hiperactividad se distinguen rápidamente del resto de sus coetáneos porque son los que manifiestan una intranquilidad generalizada, en constante movimiento, que a veces resultan exagerados, si están sentados, se mueven constantemente, cogen cualquier objeto y juegan con él, mantienen una hipervigilancia permanente, es decir, miran para todos los lados sin concentrar sus miradas y siempre están reclamando la atención de sus compañeros para conversar o distraerse. Elementos caracterizadores Manifestaciones de escaso autocontrol, hacen compromisos de sentarse tranquilos y no lo logran aunque lo intentan, cambian de actividad con relativa facilidad y por consiguiente dejan inconclusas, por lo general, casi todas las actividades que inician. Presentan una atención dispersa y por tanto su concentración es deficiente, la productividad de las actividades y trabajo que realizan es baja. Estos niños tienden a irritar o molestar a los demás, tanto coetáneos como adultos, por su falta de tranquilidad. Los niños hiperactivos son muy cariñosos y afectuosos. Causas El temperamento puede ser un factor latente cuando no se toma en consideración este elemento, ya que los niños con un temperamento fuerte, sanguíneo, necesitan que se tomen en cuenta sus necesidades. Si sus padres son sobreprotectores y no canalizan adecuadamente esas necesidades, las refuerzan. Esto se agudiza si su radio de acción es limitado, es decir, que viva en espacio reducido donde no tengan posibilidad de movimiento, son los llamados “hogares cerrados” en el que se mantienen a los niños 119 cerrados como si estuvieran encarcelados, no los dejan salir a jugar y si lo hacen tiene que ser viniendo el otro u otros a la casa, porque tienen que estar bajo la mirada vigilante de los padres. No se debe descartar la existencia de alguna lesión leve en el sistema nervioso central. Pautas para la intervención Estos niños necesitan que se le facilite la posibilidad de desplegar su energía, ya que esto lo necesitan más que los otros. Si no se maneja adecuadamente este problema puede generar una complicación de esta conducta. Es sumamente importante que el maestro y los demás docentes controlen su forma de actuación ante estos niños, lo cual le exige una comprensión exacta de que muchas de las acciones incorrectas que desarrollan estos alumnos no lo hacen a modo de una respuesta intencionalmente negativa, sino que es una derivación de su constante intranquilidad, que a veces, aunque lo desean, no la pueden controlar. El regaño constante por este concepto y peor si se hace ante los demás compañeros, tiene un efecto contraproducente en tanto desencadena ansiedad en los mismos incidiendo de forma negativa en el autocontrol que lo daña aún más. Se le debe facilitar la participación en conjunto de actividades concebidas de manera que contribuya a la compensación del exceso de energía que los caracteriza. Resulta particularmente importante para estos niños incorporarlos a las actividades deportivas, en particular de aquellas que sean de su interés, como pudiera ser juegos, carreras, algún deporte de combate, u otros que les garantice canalizar socialmente consciente, sus necesidades de movimientos. También resultan muy útiles la incorporación de estos alumnos con prioridad e intencionalmente a actividades laborales y artística, ya que por las características de los mismos les permiten una mayor libertad en sus movimientos, evitando siempre que llegue a la fatiga física o mental. Resulta también muy útil que ante de comenzar las actividades docentes o en el transcurso de estos se les organicen ejercicios de concentración como de forma independiente o correlacionada con el contenido de la asignatura que se imparta, de manera que contribuya a tranquilizarlos y por consiguiente facilitar su concentración para la asimilación consciente de los contenidos. Lógicamente, no quiere expresarse en modo alguno de que haya que dedicar todo el tiempo a estos niños, lo que se trata es de que el maestro, de acuerdo con el resto de los docentes que inciden en estos niños analicen todos los aspectos de la conducta de estos que están relacionados con su hiperactividad y aquellas que no, a fin de poder organizar un plan de acción en correspondencia con esas particularidades. Sin embargo es importante que sí estos niños en algún momento debido a sus movimientos bruscos rompen algún objeto, no se le debe abochornar por esta razón, sino pedirles de forma adecuada, que implica que se les hable en voz baja y en buena forma, que tenga más cuidado, etc., pero si deja de realizar una tarea que se le ha encomendado, como a los demás, se debe proceder de la misma manera que se hace con los otros, no debe haber en este sentido ninguna diferenciación. 120 Lo que sí el niño que es hiperactivo necesita sentir que todo lo que se hace con él es para ayudarlo a solucionar las dificultades que su alteración provoca, no debe sentir en ningún momento que se le rechaza o sanciona por esta problemática. Es preciso mantenerlo ocupado en tareas productivas todo el tiempo que se requiera. MANIFESTACION DE TIMIDEZ, INHIBICION O RETRAIMIENTO Definición Los niños con estas características son aquellos que mantienen una conducta pasiva de aislamiento y casi siempre pasan, ante la vista de los demás inadvertidos, “no dan que hacer”. Elementos caracterizadores Por lo general estos son niños de carácter débil, casi siempre necesitan de la ayuda de los demás para desenvolverse en su medio, son niños que tienen la condición de ser sociables por el rechazo que hacen a las situaciones violentas, carecen de iniciativas y con subordinados por excelencia. La comunicación con ellos se torna difícil, en tanto apenas hablan, ni manifiestan con suficiente claridad lo que ellos piensan o sienten son temerosos ante situaciones que deben enfrentar en público como leer en voz alta, recitar alguna poesía, responder preguntas, en fin dirigirse al colectivo, entre otras exigencias de la comunicación. Dan la imprensión a veces que no se entusiasman con nada y que la escuela para ellos no tiene significación. En comparación con los demás niños, su posición en el colectivo casi siempre es insuficiente. Puntualmente en algunos casos son rechazados por los demás, claramente porque no se comprende sus verdaderos sentimientos y otros son ignorados. Son indefensos, demoran en desarrollar su validismo, incapaces de defenderse ante una agresión, no hacen resistencia si le quitan algo y son capaces de soportar vejaciones e insultos, son cobardes. En muchas oportunidades la tendencia al aislamiento de estos niños y su pasividad hace pensar que son simplemente niños buenos y educados y no se le atiende como tal. Esta alteración puede o no afectar el rendimiento docente de estos alumnos, por lo que tanto uno como los otros deben ser objeto de preocupación y ocupación. Causas Uno de los factores o causas naturales desencadenantes puede ser el temperamento que lo puede caracterizar por ser tranquilo, sereno, que se denominan “temperamento flemático” que si no se toma en cuenta refuerzan e internalizan el problema. Por supuesto que un factor determinante es la educación que reciba de la familia. Una educación sobreprotectora, es como lo llaman algunos autores “incubadora de conducta 121 pasiva”, cuando hay un exceso de atención, se está pendiente de él de modo contínuo, se le hace todo, bañarlo, vestirlo, darle la comida, cuando ya por su desarrollo están en capacidad de hacerlo solos. También puede ser que esos niños sean hijos de padres con esas características o pueden ser también en algunos casos padres exageradamente exigentes y autoritarios. Pautas para la intervención Ante estos casos el maestro debe estar atento para que en el grupo de alumnos no se vaya a crear un clima de sobreprotección porque esto no ayuda a la superación de sus dificultades. Estos niños deben ser objeto de constante preocupación del maestro para brindar la ayuda que necesitan, porque por lo general estos alumnos son los que más atención requieren. El maestro y los demás docentes deben trabajar de forma constante para devolver a estos alumnos la confianza en sí mismo y con todos aquéllos que les rodean; para lo que inevitablemente hay que lograr el primero. Para la integración a las actividades que suponen relacionarse con los demás, manifestarse públicamente, etc. se debe hacer de forma paulatina, nunca se debe obligar hacerlo y mucho menos si no se han creado las condiciones previas para ello. Es decir la incorporación a esas actividades debe ser con mucho tacto y cuidado, tiene que prevalecer la estimulación, la estabilidad, la constancia y la intensidad. Todo esto debe acompañarse con el reforzamiento mediante los elogios, premios, reconocimientos de todas aquellas conductas que van evidenciando mejoría, recuperación, por supuesto que esto debe tener un carácter permanente ya que su finalidad es fortalecer la confianza en sí mismo. Resulta importante tener en cuenta que estas recomendaciones que se ofrecen deben desarrollarse con mucha discreción y moderación para que estos no perciban que todo eso obedece a un plan concebido por el maestro, debe efectuarse en el marco de las actividades que se desarrollan y para ello puede apoyarse de otros alumnos que no presenten estas características. Insistimos en que debe evitarse caer en la sobreprotección de estos niños, porque justamente depende de forma decisiva en la superación de sus dificultades, el valerse por sí mismos. En etapas superiores una vez que se vayan logrando estas habilidades se les deben ir dando responsabilidades para con el colectivo, con una vigilancia de apoyo muy discreta y mantenerla, aún coactivamente en la práctica de deportes fuertes y actividades similares. MANIFESTACION DE RECHAZO AL MEDIO ESCOLAR Definición En muchas escuelas siempre se distinguen algunos alumnos, por suerte muy pocos, que sus conductas manifiestas nos hacen reflexionar que se trata de un niño que rechaza al medio escolar o que este medio no les proporciona los niveles de satisfacciones, que dadas sus características él o ellos esperan. 122 Estos alumnos se distinguen o caracterizan por presentar una marcada inadaptación al medio escolar, una evidente desmotivación por la escuela y las actividades docentes. Estos alumnos constituyen la cantera para desvinculación escolar. Elementos caracterizadores Este problema se expresa indistintamente de forma diversa, en algunos se manifiesta una franca negativa a asistir a clases, en otros, sobre todo cuando son más pequeños e ingresan en la escuela, se presentan vómitos, llantos y diversas reacciones que pueden llegar hasta la “fuga” del aula o de la escuela. En estos alumnos se manifiestan falta de habilidad para el trabajo docente, ausencia de una actitud responsable hacia la labor docente, se aprecia en ellos falta de deseos para realizar un esfuerzo, vencer las dificultades, son perezosos, negligentes y hasta se aprecia falta de honestidad al realizar sus tareas docentes. Con frecuencia realizan las tareas sin cuidado, no son curiosos al utilizar los libros o demás materiales docentes, con mucha regularidad las libretas se les quedan en la casa. Estos alumnos presentan dificultades en su educación y han perdido la posición en su grupo y consecuentemente comienzan a buscar otra posición interna al haber perdido la que poseían como escolar, buscan otros compañeros, otras actividades, otro contenido para su vida. Causas En los niños que presentan estas conductas las causas son multifactoriales que pueden ir desde una incorrecta preparación para su inserción en el medio escolar, una insuficiente educación en la familia durante la edad preescolar, ya que no cumplieron las obligaciones que correspondían para su edad, o no se les educó en la minuciosidad y la curiosidad, es decir ordenar sus juguetes cuando concluían de utilizarlos, limpiarlos, doblar sus ropas y guardarlos correctamente en el lugar indicado, si hacían algún dibujo no lo coloreaban, etc. Por lo que en ese período de la vida no se formaron adecuadas cualidades morales y hábitos que son indispensables para iniciarse en la actividad docente. Puede estar presente una “educación rechazante” según describen algunos autores y que influye negativamente en el desarrollo de la personalidad de los niños, porque generalmente esos padres son personas muy rígidas, que a veces dan la impresión de que sus hijos les molesta cuando los hijos se le acercan para hacerles algunas preguntas, lo tratan con sequedad, o lo repelen cuando los niños reclaman su presencia porque están “muy ocupados” o están de mal humor por cualquier motivo. En resumen ha habido una insuficiente educación, desarrollo de habilidades y preparación para iniciarse en la escuela y en ella es posible que le hayan exigido por encima de sus posibilidades, lo reprocharon, regañaron y como había tanto que modificar no lo podía hacer el sólo, sino con la ayuda de los adultos porque eran mucho lo que había que cambiar. 123 Pautas para la intervención Estos alumnos necesitan con urgencia desarrollar en ellos una actitud positiva hacia la escuela, hacia los estudios y desarrollarles cualidades como la asiduidad, conciencia, responsabilidad. Para estos alumnos es imprescindible una organización correcta de todo el sistema de trabajo educativo de la escuela, entorno o un colectivo de alumnos y docentes fuertes. Hay que incorporar a estos alumnos a la lucha por elevar los resultados docentes de él, de su grupo y de su escuela, para él como para los demás el estudio hay que enfocárselo como una causa social cuyo éxito constituye el cumplimiento de su deber patriótico y revolucionario. Para el trabajo con estos menores resulta imprescindible explorar, indagar, constatar las causas de tal conducta e iniciar de forma consecuente el trabajo encaminado a superar los efectos de esos factores antecedentes. En todos los casos es necesario estudiar profundamente sus características e intereses, a fin de organizar y ofertar actividades que contribuyan como el deporte, el cual se le debe propiciar su incorporación a un equipo deportivo, con sentido de pertenencia. Mediante esta actividad y el trabajo que poco a poso se haga, irlos comprometiendo con su escuela e interesándolos por el resto de las tareas que debe realizar. En todos los casos de alumnos con rechazo escolar, resulta imprescindible que tanto el maestro como los demás docentes busquen la forma de ganar su confianza, estrechar sus relaciones con él de manera que estos sientan que cuentan con personas que sinceramente desean lo mejor para ellos. Acerca del papel decisivo del maestro Sin embargo, ninguna de estas propuestas o consejos tendrían un efecto positivo sin la participación consciente y entusiasta del principal artífice de este trabajo, el maestro, para el cual cuenta con un arma insustituible y poderosa, las relaciones que establezca con todos sus alumnos y en particular con estos que tienen tales necesidades educativas especiales (NEE), por cuanto dichas relaciones desempeñan un papel de significativo valor que adquieren características diferentes en distintas etapas del desarrollo del niño, como se ha expresado por algunos investigadores. A modo de recordación queremos dejar sentado en este Capítulo que cuando un niño transita por el primer grado, la autoridad del maestro es ilimitada, el acercamiento de estos niños a sus maestros resulta casi absoluta, muy en correspondencia con la actitud no crítica de ellos en estas edades, de manera que es un elemento que el docente debe considerar a fin de que no abuse de esta situación con imposiciones, decisiones arbitrarias o cualquier otra conducta que desnaturalice esta excepcional posición y momento. Otro tanto ocurre con los niños que están en segundo y tercer grados, eso lo saben los maestros que trabajan con ellos, donde la situación va cambiando, ya estos niños se 124 quejan a menudo de “injusticias” o alguna expresión de sus maestros por cuanto en estas edades y grados comienzan hacer observaciones con ojos críticos, a diferencia del primer grado, en estos momentos la autoridad del maestro no es un atributo inherente a su condición, aquí tienen que ganarla y por supuesto conservarla. Saben los docentes que cuando estos alumnos arriban a grados superiores ellos se tornan más críticos, comienzan a percatarse de los diferentes errores e incluso insuficiencias que se manifiestan en ellos y hacen comparaciones. Estos alumnos con necesidades educativas especiales (NEE) más que los demás incluso, necesitan de sus maestros la cooperación en todos los sentidos, una actitud no autoritaria, que sean amables, buen trato, paciencia, serenidad, interés por sus problemas, sinceridad, disposición sin limites para ayudarlos, reconocer sus avances y un sentimiento de profundo respeto hacia ellos. Es necesario que el maestro posea conscientemente la habilidad necesaria para involucrar al colectivo de alumnos en la atención a estos niños, el análisis colectivo de los problemas y dificultades de cómo pudieran ayudar a los más necesitados, la actuación justa y objetiva de cada uno de ellos. Es importante que se respete el criterio de cada uno de ellos sin excepción, ya que para los que tienen NEE es una contribución a una mayor integración y reconocimiento social y un rescate de su posición en el grupo. En la práctica pedagógica cubana, está demostrado que todos los colectivos docentes que han comprendido la necesidad de agruparse como un verdadero colectivo pedagógico ha tenido una repercusión decisiva en la formación de una conciencia colectiva de sus alumnos, condición excepcional para el desarrollo de un trabajo educativo dirigido a la diversidad que garantice la formación de la personalidad en un sentido socialmente positivo. Es también de suma importancia que todos los docentes tengan presentes en su quehacer pedagógico que nada de lo que hace con los alumnos para el desarrollo de cualidades positivas se obtiene de forma espontánea; cada meta, cada medio tiene que estar concebido en el marco de un programa, de una estrategia de trabajo educativo, de forma de trabajo que contribuyan decisivamente a incidir en todos sus alumnos y en particular en aquellos que manifiestan ciertas particularidades individuales que exija una atención más esmerada. Por esta razón recomendamos que en estas acciones se tengan en cuenta en toda su concepción de trabajo lo siguiente: 1. 2. 3. 4. La formulación, aplicación y control de metas socialmente valiosas. Las discusiones, reflexiones, debates y análisis grupales. La emulación. La estructuración de un sistema de relaciones de ayuda mutua, donde cada uno sienta la necesidad de la cooperación y la solidaridad de los otros. 125 Estas formas de trabajo no son necesariamente independientes. El análisis colectivo de los problemas y dificultades en un grupo escolar puede culminar con la formulación de las metas que es necesario alcanzar a fin de mejorar el funcionamiento del aula. También puede culminar en la determinación de las responsabilidades que cada uno de los miembros debe tener en la aplicación de las medidas propuestas para alcanzar las metas así como las características de la emulación, que impulsará el cumplimiento de las mismas. Mientras tanto el control de la efectividad del trabajo desplegado en este sentido puede realizarse mediante la discusión o análisis en el grupo. En toda esta estrategia el maestro debe desempeñar el papel de guía o asesor, cuidando de que el colectivo no se desvíe y que actúe con justicia y objetividad, así como que se respete el criterio de los demás como una valiosa contribución a que el colectivo alcance madurez e independencia. Esta labor es muy efectiva y generalmente rinde frutos inmediatos. En los casos de los alumnos con necesidades educativas especiales representa una gran ayuda para su restablecimiento, pues le brinda la oportunidad de una mayor integración y reconocimiento social. Así, por ejemplo, los niños tímidos o agresivos a los que el colectivo les da la responsabilidad de velar por una tarea socialmente valiosa, llegarán a sentirse comprometidos con sus compañeros; se implican en las tareas y poco a poco van modificando muchas de sus conductas inadecuadas. LA PROGRAMACION, EDUCATIVAS CONTROL Y EVALUACIONES DE ACTIVIDADES Uno de los principios fundamentales de la Pedagogía y la Psicología señala que la personalidad se forma y desarrolla en la actividad, a partir de la comprensión del hombre como un producto de las relaciones sociales. Es decir, que las cualidades psicológicas no nacen con el hombre, sino que se desarrollan en el proceso de su actividad en el medio social. Estos postulados resultan básicos para la planificación y desarrollo de la labor educativa, pues orientan en el sentido de que la formación de las cualidades que se desean en los alumnos, deben realizarse con la participación activa de estos en tareas específicas. Todo lo expresado refuerza la importancia de la incorporación de los alumnos en general y en particular las que tienen necesidades educativas especiales a actividades tales como: el autoservicio, el trabajo socialmente útil, los matutinos, el deporte, los círculos de interés, las representaciones artísticas, los concursos, debates, etc. en función de las posibilidades y necesidades concretas que ellos presenten. Sin embargo, estas actividades por si solas no dan un sentido positivo a la formación del educando. Para que esto suceda, se hace necesario la correcta dirección y evaluación de las mismas. 126 Un alumno por ejemplo, puede ser incorporado al trabajo, pero si no se le explica el sentido del mismo, no se le orienta correctamente ni se le evalúan los resultados en forma adecuada, lejos de contribuir a formar los rasgos propios de un trabajador, se puede crear en él un efecto contrario a lo que se espera respecto al trabajo o a una actitud negativa hacia el mismo. En este contexto la estrategia de trabajo educativo debe no sólo establecer una programación de actividades para los alumnos, sino también el control y evaluación de la misma con un sentido verdaderamente formativo; de lo contrario, esta estrategia no cumple su función. Una organización con estas características, contribuye al desarrollo de todos los alumnos y en especial al mejoramiento de aquellos que tienen necesidades educativas especiales. Vale destacar que con respecto a estos últimos, resultan en extremo perjudiciales las situaciones que podríamos denominar de inmovilidad: Es decir situaciones que se dan en algunos centros en que por ejemplo, el maestro o la auxiliar pedagógica están durante un rato más o menos largo frente a un grupo sin indicar actividad alguna. Esta forma de actuación es negativa, para todos los alumnos, que al no tener que hacer, inventan lo que se les ocurre y generalmente, crean un clima de indisciplina muy desfavorable para los alumnos con necesidades educativas especiales pues entre otras cosas, propicia conductas incorrectas, choque entre ellos e incluso con el adulto que está frente a ellos. Esta actuación de supuesta “inactividad” que se da a veces en el horario contrario a las clases de algunos centros, es desfavorable incluso cuando el educador controla la situación mediante la imposición de una disciplina “rígida”, pues con eso se logra sólo un ambiente artificial que no responde a las necesidades reales de los alumnos. Todo esto el colectivo pedagógico debe tenerlo muy en cuenta, a fin de que en la escuela los alumnos tengan en todo momento actividades adecuada a sus edades e intereses, que por su orientación y evaluación rindan un producto de valor a la formación de su personalidad. LA VINCULACION CON LOS PADRES Y LA COMUNIDAD EN GENERAL Al desarrollar el trabajo educativo, la escuela debe no solo apoyarse en los recursos del colectivo pedagógico y de los propios alumnos, sino también recurrir a la familia y a todos los elementos de la comunidad que puedan favorecer la realización de su labor. Las reuniones con los padres para orientarlos en cuanto a cómo pueden ayudar a los hijos o para estimularlos a participar en las actividades creadas por la escuela, son de gran importancia, al igual que la movilización de las organizaciones y los centros de trabajo de la comunidad a fin de que se integren propiciando charlas, veladas artísticas, actividades deportivas, etc. 127 A este respecto, la vinculación con el consejo de escuela es vital. Aunque conviene subrayar que la ayuda de los padres y de otros elementos de tipo social tiene un carácter complementario, ya que el peso fundamental del trabajo docente-educativo está en la labor que el colectivo pedagógico realiza en la escuela. Una vez agotado los recursos a disposición de la escuela y haber influido con su acción pedagógica en los padres y en especial los que tienen niños con necesidades educativas especiales que no se obtienen resultados favorables producto de la indolencia, negligencia, despreocupación, la escuela debe actuar con mayor energía e informarlo al Consejo de Atención de Menores (CAM) el cual después de acopiar la información necesaria deberá adoptar las medidas que se señalan en el Decreto-Ley 64 del 30 de diciembre de 1982 y en el 76 del año 84, con el dinamismo y agilidad que requiere tal acción. Si tomamos en cuenta estos elementos, podemos contribuir a elevar la calidad en la atención y por consiguiente su efectividad. Para ello se necesita de un sentido altamente profesional que nos permita asumir con éxito los retos que la atención, al diverso universo de estos niños, plantea. 128 BIBLIOGRAFÍA & Actualidad psiquiátrica. Conductas irruptivas y trastornos por déficit de atención 2000. & Alonso Franco, J. Desorden de atención disminuida 2000. & Arias Beatón Guillermo y otros. La atención a los alumnos con trastornos de la conducta. UNICEF. Oficina Regional para América Latina y el Caribe. & Arruis Pérea, Ana. Dificultades del comportamiento. Capítulo 12 del libro Bases Psicopedagógicas de la Educación Especial. & Bachkavieva, Georgina. Particularidades psicológicas del escolar difícil y causas del retraso escolar. Editorial de libros para la educación MINED, 1997. & Colectivo de Autores. Factores pedagógicos, microsociales y biológicos que propician infracciones en la disciplina pro parte de los alumnos con trastornos de la conducta y el desarrollo psíquico. Gabinete metodológico-docente de las escuelas especiales de la República de Ucrania, Editorial Pueblo y Educación, Ciudad de La Habana, Cuba, 1983. & Colectivo de autores. Algunas formas del trabajo individual y colectivo con los menores que asisten a las escuelas para la educación de alumnos con trastornos de la conducta, Editorial Pueblo y Educación, Ciudad de La Habana, 1983. & Colectivo de autores. Yo, Maestro...”Cómo participar en la prevención”. Talleres Imprenta, México D.F, Marzo 2000. & Colectivo de investigadores. Informe sobre los menores en riesgo y con problemas de conducta. MINED, Ciudad de La Habana, Cuba, 1997. & El nuevo bachillerato. Respuesta a la diversidad y la atención a los alumnos con necesidades educativas especiales. Castilla La Mancha, España, 2000. & Heminio Almendros. Ideario Pedagógico. José Martí. Editorial Pueblo y Educación, Ciudad de La Habana, Cuba, 1990. & Hoja informativa. Trastornos del comportamiento, 1996. & Kolominski Ya L. 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Declaración de Salamanca y Marco de Acción para las necesidades educativas especiales, UNESCO, 1994. & UNICEF. De las necesidades a los derechos: De los menores en circunstancias especialmente difíciles. Impresión ligera, folio 7018. 129 & UNICEF. Nuevas alternativas de atención para niños de y en la calle de México. Editorial Gente Nueva, Colombia, 1989. & Yaryura Tobías, José A. y otros. Trastornos obseso-compulsivo. Un informe actualizado 130 SORDERA Y DIVERSIDAD Rafael Bell Rodríguez “El problema de la educación de los sordomudos, según toda probabilidad, constituye el capítulo más atractivo y difícil de la pedagogía.” L.S. Vigotsky, O.C. T.V pág.65 A la luz de los actuales debates en torno a la pedagogía y a la diversidad, el siempre polémico tema de los niños sordos y su educación, continúa concentrando gran parte de la atención de maestros, médicos, padres, investigadores, representantes de la comunidad de los sordos, etc. En este contexto, casi que podría afirmarse que la sordera, entendida como una deficiencia de la audición de tal magnitud que imposibilita el procesamiento auditivo del lenguaje oral con o sin amplificación, constituye una expresión concentrada de la diversidad. Sirven de sustento a esta conclusión anticipada, entre otros, los elementos siguientes: Ø La variedad de factores que implican riesgo para el desarrollo de la audición, asociados a algunas de las condiciones siguientes: Factores hereditarios: Antecedentes de sordera familiar Factores prenatales: Virosis materna durante el primer trimestre del embarazo. Traumatismo de la madre en el período de embarazo. Exposición a radiaciones o medicamentos tóxicos durante el primer trimestre del embarazo. 131 Factores perinatales: Prematurez en tiempo y peso menor de 1 500 g. Parto con aplicación de diferentes instrumentos. Intoxicación por bilirrubina sanguínea, síndrome de insuficiencia respiratoria (hipoxia, anoxia). Factores postnatales: Uso de antibióticos ototóxicos. Meningitis bacterianas y virales complicadas. Padecimiento de otitis media. Traumatismos craneales. Estas condiciones o factores de riesgo se potencian, es decir, mientras mayor sea el número de ellos que esté presente, mayores serán las posibilidades de pérdida auditiva. Ø Los diferentes métodos y procedimientos para la evaluación y diagnóstico de las pérdidas auditivas. El variado arsenal de pruebas con que cuenta la otorrinolaringología y específicamente la audiología pediátrica para el diagnóstico del estado de la audición de los niños incluye: Pruebas Objetivas: No requieren colaboración del sujeto investigado de la Subjetivas: Requieren de la colaboración . del sujeto investigado Entre las pruebas objetivas se encuentran la audiometría basada en reacciones electrofisiológicas y la impedanciometría, en tanto las pruebas subjetivas incluyen la audiometría tonal, la verbal, de juego, entre otras. Subrayamos que “…la eficiencia de una prueba… no se garantiza por el término “objetiva”, ni se desacredita por la denominación “subjetiva”. Ella, en última instancia, está condicionada por la correcta selección que se haga de las pruebas que se han de aplicar, en dependencia de la edad y particularidades del niño, así como por la calificación y habilidades del personal que las realiza”. (Bell, R. 1987. Revista Educación, No.65 Abril –Junio 1987). 132 Como para recordarnos la imprescindible presencia de la subjetividad en la comprensión de la diversidad, llaman la atención las diferencias encontradas entre los resultados alcanzados por un niño en una prueba audiométrica realizada por un técnico desconocido y los registros que ese mismo niño alcanza, cuando la evaluación se realiza por un audiometrista conocido y la tarea se asume con mayor interés. Evidentemente, en este último caso, las respuestas tienden a ser mejores. Ø Los múltiples criterios de clasificación de las pérdidas auditivas, incluidos los que se utilizan con mayor frecuencia y que se refieren a: Perceptiva o sensorineural Lugar de localización del daño Periféricas Conductiva o de transmisión Mixtas Centrales Tiempo de aparición Prelocutivas Postlocutivas Persistentes Duración Temporales Etiología Magnitud Genéticas Congénitas Adquiridas Ligeras (15 a 30 dB HL) Moderadas (31 a 50 dB HL) Severas (51-80 dB HL) Profundas (+ de 81 dB) Unilaterales Alcance de la pérdida Bilaterales 133 El criterio que seguimos en relación con el tiempo de aparición de la pérdida auditiva y la consecuente clasificación de los sordos en prelocutivos y postlocutivos nos parece que se ajusta con más exactitud a los enfoques actuales, en particular, al reconocimiento que en el plano lingüistico ha alcanzado la lengua de señas. Ø La amplia gama de equipos, ayudas técnicas, medios especiales y softwares elaborados para facilitar el acceso de los sordos a la información, y en general, a una vida más plena. Dentro de esta amplia gama se destacan los equipos diseñados con el objetivo de aprovechar la audición residual de los sordos, en particular, los sistemas de amplificación del sonido. Esquemáticamente podemos representarlos del modo siguiente: De uso colectivo Se clasifican, generalmente, por el número de puestos. Por Ej: 4,6,10 y 12 Amplificadores del sonido Entrenadores auditivos De uso individual Auxiliares auditivos individuales (Prótesis auditivas) . De caja . Retroariculares . Intraauriculares A partir del desarrollo logrado en el diseño y fabricación de auxiliares auditivos y de los avances tecnológicos en el área de la comunicación, se han creado sistemas colectivos basados en el uso de rayos infrarojos, la frecuencia modulada y la inducción magnética, entre otros. Otra vertiente importante la constituyen los medios y equipos visualizadores de determinados aspectos del lenguaje y en particular del habla. Se incluyen aquí los indicadores de parámetros de determinados fonemas, los equipos visualizadores del tipo Vocal II (Madsen Electronics, Canadá) y Video Voz (COPEXTEL, Cuba), que utilizan un monitor para mostrar, en tiempo real, el comportamiento de elementos del habla. Bajo esta misma orientación, que responde al clásico principio de la educación que presupone el apoyo en los analizadores conservados, se han desarrollado medios y equipos para facilitar la vida familiar y social del sordo: timbres con lumínicas, teléfonos especiales, despertadores con vibradores, sistemas subtitulaje de programas de televisión, etc. especial también señales para el 134 Con el avance de la computación muchos de estos elementos se han incorporado, junto a nuevas ideas, a los paquetes de programas computarizados que se utilizan en el trabajo con los sordos y entre los que se destaca el Speech Viewer (IBM). La utilización de las posibilidades de los sistemas multimedia ya representa el comienzo de una nueva era en la creación de ayudas técnicas para perfeccionar la atención a las personas sordas. Por otra parte el desarrollo y perfeccionamiento de implantes cocleares constituyen tal vez la expresión más reciente de que, los esfuerzos científico técnicos de la humanidad en este campo, todavía están distantes de sus límites. Ø La diversidad de métodos y modelos educativos, condicionada por la postura comunicativa que se adopte. La historia de la educación de los sordos es, en esencia, la historia de la no agotada controversia entre los modos de comunicación, que fueron definidos por Sailor como “la forma en la que el contenido del mensaje es expresado” (Sailor, y col. 1980). En apretado resumen el camino recorrido nos muestra, con sus variantes y matices, los métodos acupédicos, el oralismo, los métodos gestuales, manuales, el habla sugerida, el método de Rochester, la comunicación total y el bilingüismo. El siguiente cuadro intenta reflejar algunos de los presupuestos básicos de los modos de comunicación más difundidos. 135 Modo de comunicación Presupuestos básicos • Método acupédico Enfoque unisensorial. Método de base oral dirigido al máximo aprovechamiento posible de la audición residual de los sordos. Descansa en la intervención y el uso temprano de la amplificación. • Método oral/ aural Enfoque multisensorial. Coloca el mayor énfasis en el desarrollo del lenguaje oral, la lectura labiofacial, el uso de la amplificación y el entrenamiento auditivo. • Habla sugerida Método de base oral creado en 1965. Utiliza ocho configuraciones manuales y cuatro posiciones de las manos, muy cerca de los labios, como complemento de los elementos visibles del lenguaje. Los movimientos de las manos no reemplazan la información de los labios, son un suplemento. • Método de Rochester Enfoque multisensorial. Emplea el deletreo manual (dectilología) conjuntamente con el habla, la lectura labiofacial y la amplificación. • Comunicación total Enfoque multisensorial. Fue introducido inicialmente en los EE.UU en 1968. Promueve el uso de todas las vías posibles para la comunicación, incluidas diferentes variantes de expresión manual de las lenguas orales (lenguas signadas, alfabetos manuales, etc). Se define como un sistema oral, auditivo y manual de comunicación, caracterizado por el uso simultáneo de todos estos medios. • Bilingüismo Coloca al niño sordo como centro. Asume la lengua de señas natural como la primera lengua. Reconoce el rol protagónico de los sordos adultos. Establece que la lengua escrita del país constituye la segunda lengua y se adquiere a través de la lectoescritura. 136 Sin alcanzar todavía una total aceptación universal, el bilingüismo comienza a convertirse en uno de los enfoques predominantes. En el caso de Cuba, donde se asegura el real ejercicio del derecho de todos los sordos a la educación, la postura bilingüe, cuya puesta en práctica no está condicionada por ningún proceso de selección de sus alumnos, parece encerrar las mayores posibilidades de respuesta a las disímiles características de los niños sordos. Por otra parte el bilingüismo dispone de una fundamentación lingüística, psicológica y pedagógica muy coherente, razón que le ha permitido ir alcanzando entre nosotros y no sin contradicciones, un mayor reconocimiento, lo que nos niega la necesidad de continuar profundizando en su comprensión, implementación pedagógica y resultados. Ø La heterogeneidad de las situaciones y conflictos que se generan en la comunicación del sordo con sus padres, maestros, coetáneos y la sociedad en su conjunto. En las referidas situaciones y conflictos intervienen diferentes factores, siendo muy ilustrativo el asociado al estado de la audición de los padres por lo que representa en la elección del modo de comunicación que van a intentar establecer con su hijo. El panorama que se nos presenta, a grandes rasgos, puede ser resumido del modo siguiente: 137 SITUACIONES Y CONFLICTOS COMUNICATIVOS NIÑAS Y NIÑOS SORDOS CON AUXILIAR AUDITIVO PRELOCUTIVOS SIN AUXILIAR AUDITIVO CON IMPLANTE COCLEAR SIN IMPLANTE COLCLEAR POSTLOCUTIVOS MADRE Oyente Sorda Hipoacúsica PADRE Oyente Sordo Hipoacúsico Oyente Sordo Sorda Oyente Hipoacúsica Sorda Hipoacúsica Oyente Sordo Hipoacúsico Oyente Hipoacúsico 138 Un cuadro igualmente complejo y diverso aparece cuando hablamos de los maestros de los niños sordos. Atendiendo el nivel de formación inicial de sus miembros, la composición de los claustros de los centros docentes donde estudian los escolares sordos, en Cuba es, a no dudarlo, variada. Por lo general en ellos comparten esta “sublime profesión de amor”, docentes cuya formación inicial, a nivel de Licenciatura, se acredita de alguna de las siguientes maneras: Formación inicial de los maestros Licenciado en Defectología Especialidad: Educación de Sordos Licenciado en Defectología Especialidad: Logopedia, Retraso mental y trastornos de conducta. Licenciado en Educación Especialidad: Defectología Educación Especial Licenciado en Educación Especialidad: Educación Primaria Licenciado en Educación con especialidad en las disciplinas de las materias que imparte Y aunque el tema acerca de la composición idónea de los claustros en los centros de la educación especial, incluido aquí el nivel de formación inicial de sus docentes, es de los que se ubica dentro de los que requieren indagación ulterior, parece obvio que esta diversidad puede resultar una premisa para su enriquecimiento y desarrollo. Ello, por supuesto, no niega la necesidad de la permanente preparación de los docentes, sobre todo en aspectos psicopedagógicos de la especialidad que, como casi todas en la Educación Especial, partió, en sus inicios, de una orientación eminentemente clínica, lo que en este caso específico determinó su marcada orientación oralista. Uno de los objetivos que en las actuales circunstancias esta preparación deberá alcanzar es el logro de una verdadera condición bilingüe por los maestros, importante punto de partida para una comunicación y un proceso pedagógico general exitoso con sus alumnos. Se trata, en esencia, no de reforzar las lógicas diferencias de los distintos planes de estudio por los que este contingente de docentes se formó, sino de potenciar las vías que les permita alcanzar el nivel de habilidades comunicativas generales y específicas que el trabajo con los niños, sus familias y la comunidad de los sordos, exige. 140 Ø La estructuración de la lengua de señas a partir de diversos componentes y sus disímiles características y variantes. Aunque pueda parecer una paradoja, en este sistema lingüístico, que ciertamente comparten prácticamente todos los sordos, se expresa también la diversidad que como grupo e individualmente cada uno de ellos representa, sustentando así nuestra conclusión inicial. Conociendo que las lenguas de señas son lenguas producidas por las manos y el cuerpo en una combinación específica y natural de éstos con el espacio, para ser percibidas de manera visual, con frecuencia se tiende a pensar en su carácter universal. Más no es así. La lengua de señas de cada país representa la respuesta creativa de las personas sordas a los retos vitales que se derivan de una sordera, generalmente profunda, y constituye un reflejo de las costumbres e idiosincrasia del grupo de sordos de un determinado país. Las lenguas de señas son, por tanto, diferentes entre sí y en su expresión natural son, además, independientes del idioma que se habla en el país. Diversos son también los componentes de estas lenguas, entre los que se incluyen las señas, la expresión corporal, la expresión facial, el alfabeto manual antiguo y la dactilología. Un breve repaso de los elementos esenciales que definen algunos de estos componentes nos revela nuevas aristas de la diversidad que, como ya hemos apuntado, se expresa en la sordera de manera muy evidente. Veamos. Las señas son gestos que representan palabras y cada una de ellas tiene 3 rasgos imprescindibles para su producción y comprensión exacta: § § § Posición de la mano. Ubicación de la mano, con respecto al cuerpo, en el espacio. Movimiento o posición estática de la mano. Cada seña tiene una representación precisa pero existe cierto nivel de variabilidad dependiente de las distintas regiones del país, es decir, se manifiestan variantes geográficas, en ocasiones de gran amplitud, que acentúan un comportamiento lingüístico diverso de los sordos, aún en la lengua natural que comparten. En relación con la expresión corporal cabe señalar que el dominio del espacio, tomando el cuerpo como referente, es una de las exigencias de las lenguas de señas. Es así como un seña, con un ligero cambio de movimiento puede convertirse en otra y transformar el mensaje que se quiere transmitir. Tomemos, a manera de ejemplo, la seña que representa la palabra “igual” y que, de cambiar su ubicación con respecto a nuestro cuerpo, pudiera representar las 141 palabras lejos, error, teléfono, etc. En síntesis, la expresión corporal es decisiva para la lengua de señas. Con su ayuda, incluida la pantomima o imitación especial, se incorporan a la comunicación elementos de sentido de gran connotación para la transmisión de estados de ánimo, afectos y emociones. A este último propósito contribuye significativamente la expresión facial, que contempla los movimientos de los ojos, los pómulos, las mejillas, los labios y la lengua. De este modo el mensaje comunicativo se expresa con el imprescindible acompañamiento emocional propio de cada persona, situación y contexto. Por esa razón en ocasiones se cataloga la expresión facial, como la voz de las lenguas de señas. Los restantes componentes son el alfabeto manual antiguo y la dactilología, cuya utilidad se aprecia cuando resulta necesario precisar nombres de personas, lugares, etc., lo que se realiza con ayuda de signos visuales que se corresponden en nuestro caso con los grafemas del idioma Español o mediante el denominado “deletreo manual”. La presencia en la Lengua de Señas de Cuba, casi de modo excepcional, de estas dos formas de expresión manual del alfabeto y sus variadas implicaciones, continúa aportando elementos a favor del abordaje de la diversidad que, a las lenguas de señas, no le es ajeno. 142 BIBLIOGRAFÍA & Bell Rodríguez,R., y Musibay Martínez I. Pedagogía y diversidad. Editora Abril (2001). La Habana. Cuba. & Bell Rodriguez, R. “La detección temprana de las deficiencias auditivas”. Revista Educación No. 65 Año XVII Abril – Junio 1987. & Winzer, Margret. Children with excepcionalities in Canadá clasrooms 1996 Allyn-Bacon, Ontario, Canadá & Anne Jackson. Ways and means 3 Hearing impairment Somerset Education Authority Globe Education, 1981 143