Siempre escuchamos aquello de… “La esperanza es lo último que se pierde” pero… ¿Sabemos de dónde proviene esta expresión? Tenemos que remontarnos a época clásica y en concreto al mito de La Caja de Pandora, donde mortales e inmortales convivían en un mismo mundo. Los dioses, debían escoger primero la mejor comida, por lo que un día Prometeo decidió revestir la peor carne con los mejores pellejos. Al comienzo los dioses fueron engañados, pero una vez descubierto el engaño mandaron que todos los mortales fueran desterrados. Prometeo, antes del destierro, decidió robar el fuego, por lo que Zeus, como castigo, creó a Pandora (mujer perfecta). Pandora, tentada por la curiosidad, no dudó en abrir una caja que existía en casa de Epimeteo en la que se encontraban todos los males que podían perjudicar a los humanos (y que Zeus quería que fuera abierta). Pandora fue enviada a casa de Prometeo y finalmente acabó casándose con Epimeteo, hermano de este… Al abrirla, todos los males fueron esparciéndose por la Tierra, y ésta, asustada, intentó cerrarla lo más rápido posible, pero solo pudo evitar la fuga de la Esperanza. Al comentar lo ocurrido a Epimeteo y Prometeo, Pandora les dijo que a lo único que se podía recurrir era a la Esperanza, pues era lo único que quedaba en la caja y por tanto, lo último que se podía perder. La Esperanza viene de esperar, y éste a su vez del latín “esperare”. La esperanza puede ser vista como un sentimiento, un valor o un estado de ánimo, lo cierto es que esta directamente asocia a algo positivo. Es aquella sensación de que se está esperando que ocurra algo bueno en un momento dado, el hecho de tener esperanza sobre algo, indica a la vez que se tiene fe. La esperanza tiene que ver con un acto de confianza o adhesión a la vida. Confiamos en que el sol amanecerá mañana, como hace cada día, sin que la posibilidad de que no sea así nos intranquilice. Y, cuando de niños nuestro padre nos subía de repente a sus hombros, no sentíamos miedo. Desde esa altura casi vertiginosa contemplábamos el mundo admirados y divertidos. Solemos decir que no puede vivirse sin esperanza porque esta forma parte del proceso de la realidad, es una de las energías que la hace posible. Según Julio Cortázar: "La esperanza le pertenece a la vida, es la vida misma defendiéndose". La esperanza nos inspira, nos impulsa a seguir, o a levantarnos después de cada caída, nos repone la energía después de cada tropezón. La esperanza nos ayuda a ser resilientes y reconstruirnos más fuertes. ¿Qué nos hace alimentar la esperanza?