Identificación y asignación eficiente de un bien normal y bien público Desde la perspectiva de la economía, Varian (2010) señala que los economistas, con una singular falta de imaginación, consideran lo normal al proceso en donde la demanda de cada bien aumenta cuando aumenta la renta y disminuye cuando disminuye la renta, por ello, denominan a esos bienes como normales. Entonces, un bien normal presenta una elasticidad ingreso de la demanda positiva bajo un mecanismo de precios fijos en el mercado; como bienes normales se tiene a los alimentos, ropa, entre otros. Por otro lado, un bien público cumple con dos condiciones fundamentales como la no rivalidad y la no exclusividad en el consumo. Además, un bien público no tiene un precio de mercado, por lo que la importancia ya no se refleja a través del precio como en el caso de un bien normal, sino se refleja a través de la disposición a pagar por mantener esos niveles de dotación del bien público (Pindyck & Rubinfeld, 2009). En el caso de un bien público, las dotaciones de ese bien son las que permanecen fijas, mientras que las disposiciones a pagar, el cual equivale al precio, por determinado nivel de dotación son variables. Como bienes públicos se tiene a la seguridad nacional, conservación de la biodiversidad, el aire, entre otros (Varian, 2010). Con respecto a la eficiencia en el sentido de Pareto, recordemos en primer lugar, que una asignación es eficiente si no es posible mejorar el bienestar de las dos personas. Entonces, el nivel eficiente de provisión de un bien normal se calcula comparando el beneficio marginal de una unidad más y el costo marginal de producirla (Varian, 2010). Estos mismos principios se aplican a los bienes públicos, no obstante, el análisis es diferente. En el caso de los bienes normales, el beneficio marginal se mide por medio del beneficio que recibe el consumidor a través de los precios, mientras que en el de bienes públicos, se obtiene a partir de la valoración de una unidad más de producción de cada persona a través de la disposición a pagar (Pindyck & Rubinfeld, 2009). No obstante, los enfoques teóricos presentan deficiencias porque suelen alejarse de la realidad. En el caso de los bienes normales bajo una competencia perfecta, en donde se supone que el mercado es el que fija el precio, limita la libertad de acción a los competidores ya que sólo pueden ofrecer o demandar bienes a los precios fijados en el mercado cuya única motivación es hacer compatibles las ofertas y las demandas globales (Guerrien & Jallais, 2008). Por otra parte, en el caso de un bien público, si los individuos revelaran el precio que estarían dispuestos a pagar por dicho bien, la demanda de mercado se calcularía a partir de la suma vertical de las funciones de demanda individuales, pero en la práctica, los individuos son reacios a revelar sus preferencias y resulta difícil determinar la curva de demanda. Por ello, un alto porcentaje de los mismos se sufraga con impuestos (Goméz, 2006). En conclusión, los conceptos económicos formales, si bien intentan dar una aproximación a la realidad, siempre está sujeta a cambios. En un mercado competitivo, donde los precios son fijos, no toman en cuenta otros factores que pueden hacer variar los precios. Además, en la realidad existe por lo general mercados distorsionados con presencia de fallas de mercado. Por otro lado, obtener la información de la disposición a pagar es complicado porque los individuos son reacios en compartir dicha información. Y, por último, que los escenarios de un bien normal y un bien públicos son diferentes y al revés. Bibliografía Goméz, M. (Octubre de 2006). Introducción a la Microeconomía. Obtenido de http://diposit.ub.edu/dspace/bitstream/2445/1281/1/211.pdf Guerrien, B., & Jallais, S. (2008). Microeconomía una presentación crítica. París: Maia Ediciones. Pindyck, R., & Rubinfeld, D. (2009). Microeconomía (7ed.). Madrid: Pearson Educación, S.A. Varian, H. (2010). Microeconomía Intermedia Un enfoque actual (8ed.). Barcelona: Antoni Bosch.