Forest Restoration and Rehabilitation Basic knowledge Bienvenido al Módulo sobre restauración y rehabilitación de bosques, el cual está dirigido a las personas que participan o apoyan programas de forestación y reforestación. El módulo establece la diferencia entre la restauración y la rehabilitación de bosques y presenta las principales fases para llevarlas a cabo. El modulo ofrece información básica y más detallada sobre la restauración y rehabilitación, así como enlaces a herramientas y casos pertinentes de esfuerzos efectivo de restauración y rehabilitación. Bienvenido al Módulo sobre restauración y rehabilitación de bosques, el cual está dirigido a las personas que participan o apoyan programas de forestación y reforestación. El módulo establece la diferencia entre la restauración y la rehabilitación de bosques y presenta las principales fases para llevarlas a cabo. El modulo ofrece información básica y más detallada sobre la restauración y rehabilitación, así como enlaces a herramientas y casos pertinentes de esfuerzos efectivo de restauración y rehabilitación. La restauración y la rehabilitación de bosques son tareas difíciles y a largo plazo que requieren una planificación, una ejecución y un seguimiento cuidadosos. Si bien están estrechamente relacionadas, se puede hacer una distinción conceptual entre ellas. El objetivo de la restauración forestal es devolver un bosque degradado a su estado original, esto es, restablecer la estructura, la productividad y la diversidad de las especies del bosque que en teoría estaban presentes originariamente en un lugar. El objetivo de la rehabilitación forestal es restablecer la capacidad de unas tierras forestales degradadas para suministrar productos y servicios forestales. La rehabilitación forestal restablece la productividad original del bosque y algunas, pero no necesariamente todas, de las especies de plantas y animales, que se considera que en un principio estaban presentes en un lugar. Tanto la restauración como la rehabilitación de bosques se llevan a cabo en lugares o en territorios en los que la pérdida de bosques ha provocado una disminución de la calidad de los servicios medioambientales. Su finalidad es fortalecer la resiliencia de zonas y paisajes forestales y, por lo tanto, mantener abiertas las futuras opciones de ordenación y gestión territorial. Un concepto emergente es la “restauración del paisaje forestal”, que consiste en un enfoque de la restauración forestal en el que participan las partes interesadas de todos los tipos de usos de la tierra que están afectados, y en el que se adoptan procesos participativos para la toma de decisiones. La restauración del paisaje forestal es un enfoque encaminado a gestionar las interacciones dinámicas y a menudo complejas entre las personas, los recursos naturales y los tipos de aprovechamiento de la tierra que componen un territorio. Utiliza enfoques colaborativos para armonizar las numerosas decisiones sobre usos de la tierra, con los objetivos de restablecer la integridad ecológica y fomentar el desarrollo de las comunidades locales que tratan de incrementar y mantener los beneficios que obtienen de la gestión de su tierra. La restauración y la rehabilitación de bosques pueden llevarse a cabo en tierras agrícolas improductivas o abandonadas, en pastizales deforestrados, zonas con matorrales o malezas o zonas rasas, y en bosques de densidad defectiva o degradados. Los bosques se pueden restaurar y rehabilitar por medio de medidas de protección (por ejemplo, la protección contra el fuego o el pastoreo y la lucha contra la erosión), medidas para acelerar la recuperación natural (por ejemplo, por medio de la siembra directa o la plantación de plántulas en bosques primarios o secundarios degradados), medidas para favorecer la regeneración natural (por ejemplo, mediante la eliminación de las malas hierbas en tierras degradadas y tierras agrícolas marginales) y la plantación de árboles nativos o introducidos en plantaciones de especie única o mixtas, en sistemas de producción agroforestales y como árboles fuera de los bosques. Para que las iniciativas de restauración y rehabilitación de bosques tengan éxito, sean racionales desde un punto de vista ecológico, socialmente aceptables y económicamente viables han de tener en cuenta 10 principios rectores fundamentales 1. Seleccionar un lugar o territorio adecuado, incluido el análisis y la evaluación de la ordenación territorial y los derechos de tenencia o propiedad actuales, e identificar a las partes interesadas. 2. Analizar y evaluar los factores causantes de la deforestación o la degradación forestal. 3. Involucrar a las partes interesadas, examinar los objetivos a largo plazo de la restauración forestal tomando en cuenta los intereses de todos los grupos interesados y redactar un plan inicial de restauración o rehabilitación. 4. Formular un plan de gestión de la restauración que comprenda: la preparación de un mapa topográfico de usos de la tierra (también denominado usos del suelo), incluidas la designación de las funciones forestales, una evaluación de la accesibilidad de los caminos, la existencia de regeneración natural y las necesidades de plantación; un acuerdo sobre los objetivos de restauración o rehabilitación; la selección del método de restauración o rehabilitación; la elección de las especies que se utilizarán y el establecimiento de un vivero, y la evaluación de los posibles efectos sociales y ambientales positivos y negativos. 5. Recoger semillas, producir plántulas en viveros y prepararlas para la plantación. 6. Plantar árboles. 7. Evaluar las necesidades en materia de creación de capacidad y planificar la capacitación necesaria. 8. Establecer calendarios realistas y planificar los requisitos financieros. 9. Realizar un seguimiento de los espacios restaurados o rehabilitados y llevar a cabo actividades de mantenimiento según sea necesario. 10. Estudiar los posibles impactos del cambio climático. Restauración y rehabilitación de bosques contribuye a los ODS: La restauración y la rehabilitación de bosques son tareas difíciles y a largo plazo que requieren una planificación, una ejecución y un seguimiento cuidadosos. Si bien están estrechamente relacionadas, se puede hacer una distinción conceptual entre ellas. El objetivo de la restauración forestal es devolver un bosque degradado a su estado original, esto es, restablecer la estructura, la productividad y la diversidad de las especies del bosque que en teoría estaban presentes originariamente en un lugar. El objetivo de la rehabilitación forestal es restablecer la capacidad de unas tierras forestales degradadas para suministrar productos y servicios forestales. La rehabilitación forestal restablece la productividad original del bosque y algunas, pero no necesariamente todas, de las especies de plantas y animales, que se considera que en un principio estaban presentes en un lugar. Tanto la restauración como la rehabilitación de bosques se llevan a cabo en lugares o en territorios en los que la pérdida de bosques ha provocado una disminución de la calidad de los servicios medioambientales. Su finalidad es fortalecer la resiliencia de zonas y paisajes forestales y, por lo tanto, mantener abiertas las futuras opciones de ordenación y gestión territorial. Un concepto emergente es la “restauración del paisaje forestal”, que consiste en un enfoque de la restauración forestal en el que participan las partes interesadas de todos los tipos de usos de la tierra que están afectados, y en el que se adoptan procesos participativos para la toma de decisiones. La restauración del paisaje forestal es un enfoque encaminado a gestionar las interacciones dinámicas y a menudo complejas entre las personas, los recursos naturales y los tipos de aprovechamiento de la tierra que componen un territorio. Utiliza enfoques colaborativos para armonizar las numerosas decisiones sobre usos de la tierra, con los objetivos de restablecer la integridad ecológica y fomentar el desarrollo de las comunidades locales que tratan de incrementar y mantener los beneficios que obtienen de la gestión de su tierra. La restauración y la rehabilitación de bosques pueden llevarse a cabo en tierras agrícolas improductivas o abandonadas, en pastizales deforestrados, zonas con matorrales o malezas o zonas rasas, y en bosques de densidad defectiva o degradados. Los bosques se pueden restaurar y rehabilitar por medio de medidas de protección (por ejemplo, la protección contra el fuego o el pastoreo y la lucha contra la erosión), medidas para acelerar la recuperación natural (por ejemplo, por medio de la siembra directa o la plantación de plántulas en bosques primarios o secundarios degradados), medidas para favorecer la regeneración natural (por ejemplo, mediante la eliminación de las malas hierbas en tierras degradadas y tierras agrícolas marginales) y la plantación de árboles nativos o introducidos en plantaciones de especie única o mixtas, en sistemas de producción agroforestales y como árboles fuera de los bosques. Para que las iniciativas de restauración y rehabilitación de bosques tengan éxito, sean racionales desde un punto de vista ecológico, socialmente aceptables y económicamente viables han de tener en cuenta 10 principios rectores fundamentales 1. Seleccionar un lugar o territorio adecuado, incluido el análisis y la evaluación de la ordenación territorial y los derechos de tenencia o propiedad actuales, e identificar a las partes interesadas. 2. Analizar y evaluar los factores causantes de la deforestación o la degradación forestal. 3. Involucrar a las partes interesadas, examinar los objetivos a largo plazo de la restauración forestal tomando en cuenta los intereses de todos los grupos interesados y redactar un plan inicial de restauración o rehabilitación. 4. Formular un plan de gestión de la restauración que comprenda: la preparación de un mapa topográfico de usos de la tierra (también denominado usos del suelo), incluidas la designación de las funciones forestales, una evaluación de la accesibilidad de los caminos, la existencia de regeneración natural y las necesidades de plantación; un acuerdo sobre los objetivos de restauración o rehabilitación; la selección del método de restauración o rehabilitación; la elección de las especies que se utilizarán y el establecimiento de un vivero, y la evaluación de los posibles efectos sociales y ambientales positivos y negativos. 5. Recoger semillas, producir plántulas en viveros y prepararlas para la plantación. 6. Plantar árboles. 7. Evaluar las necesidades en materia de creación de capacidad y planificar la capacitación necesaria. 8. Establecer calendarios realistas y planificar los requisitos financieros. 9. Realizar un seguimiento de los espacios restaurados o rehabilitados y llevar a cabo actividades de mantenimiento según sea necesario. 10. Estudiar los posibles impactos del cambio climático. Restauración y rehabilitación de bosques contribuye a los ODS: In more depth A continuación se describen detalladamente los diez principios rectores fundamentales presentados en la sección Información básica para que las iniciativas de restauración y rehabilitación de bosques den buenos resultados, sean racionales desde el punto de vista ecológico, socialmente aceptables y económicamente viables. 1. Selección del lugar o el territorio (paisaje) La superficie de los lugares o territorios adecuados para llevar a cabo proyectos de restauración y rehabilitación de bosques puede variar entre unas pocas hasta varios miles de hectáreas. El proceso de selección requiere el análisis cuidadoso de las limitaciones de carácter social y legal, como la tenencia de la tierra, la demanda de tierra agrícola productiva y la accesibilidad a la tierra. Es fundamental aclarar desde el principio la propiedad y la tenencia ya que se deben evitar disputas en torno a las tierras. Toda iniciativa de restauración o rehabilitación de bosques debe contar con la aceptación y el compromiso plenos de los propietarios, ya sean públicos o privados, quienes deberán obtener claros beneficios de la iniciativa. Algunos lugares o territorios en los que se pueden llevar a cabo proyectos de restauración y rehabilitación de bosques son los siguientes: bosques secundarios explotados en exceso o de escasa densidad que necesiten una regeneración natural suplementaria mediante una plantación de enriquecimiento; ecosistemas forestales naturales degradados en espacios protegidos que se destinarán a la ordenación de cuencas hidrográficas, la conservación de la vida silvestre, el ecoturismo o el desarrollo comunitario; corredores o hábitats de las especies silvestres; zonas aluviales a lo largo de cursos de agua, ríos y otras masas de agua para preservar las zonas ribereñas o las costas; laderas escarpadas que presentan riesgos de erosión del suelo y desprendimientos de tierras; zonas improductivas que son adecuadas para producir productos forestales, y plantaciones forestales industriales improductivas que son aptas para convertirse en bosques naturales o seminaturales. A continuación se describen detalladamente los diez principios rectores fundamentales presentados en la sección Información básica para que las iniciativas de restauración y rehabilitación de bosques den buenos resultados, sean racionales desde el punto de vista ecológico, socialmente aceptables y económicamente viables. 1. Selección del lugar o el territorio (paisaje) La superficie de los lugares o territorios adecuados para llevar a cabo proyectos de restauración y rehabilitación de bosques puede variar entre unas pocas hasta varios miles de hectáreas. El proceso de selección requiere el análisis cuidadoso de las limitaciones de carácter social y legal, como la tenencia de la tierra, la demanda de tierra agrícola productiva y la accesibilidad a la tierra. Es fundamental aclarar desde el principio la propiedad y la tenencia ya que se deben evitar disputas en torno a las tierras. Toda iniciativa de restauración o rehabilitación de bosques debe contar con la aceptación y el compromiso plenos de los propietarios, ya sean públicos o privados, quienes deberán obtener claros beneficios de la iniciativa. Algunos lugares o territorios en los que se pueden llevar a cabo proyectos de restauración y rehabilitación de bosques son los siguientes: bosques secundarios explotados en exceso o de escasa densidad que necesiten una regeneración natural suplementaria mediante una plantación de enriquecimiento; ecosistemas forestales naturales degradados en espacios protegidos que se destinarán a la ordenación de cuencas hidrográficas, la conservación de la vida silvestre, el ecoturismo o el desarrollo comunitario; corredores o hábitats de las especies silvestres; zonas aluviales a lo largo de cursos de agua, ríos y otras masas de agua para preservar las zonas ribereñas o las costas; laderas escarpadas que presentan riesgos de erosión del suelo y desprendimientos de tierras; zonas improductivas que son adecuadas para producir productos forestales, y plantaciones forestales industriales improductivas que son aptas para convertirse en bosques naturales o seminaturales. 2. Factores causantes de la deforestación o la degradación forestal La explotación intensiva de los bosques y las alteraciones relacionadas han creado grandes superficies de bosques degradados. A nivel mundial, se calcula que hay más de mil millones de hectáreas de tierras forestales deforestadas y degradadas que pueden ser restauradas y rehabilitadas. Conocer y abordar de manera eficaz los factores causantes de la deforestación y la degradación forestal en un lugar específico o en un territorio es fundamental para que los planes de restauración o rehabilitación den buenos resultados. 3. Participación de las partes interesadas Las medidas de restauración y rehabilitación de bosques sólo serán sostenibles si son socialmente aceptables. Los principales interesados (como los propietarios forestales, las comunidades locales, los concesionarios y las autoridades forestales o encargadas de la ordenación territorial) deben participar desde el principio para llegar a un acuerdo sobre los objetivos a largo plazo, las funciones, las responsabilidades y la distribución equitativa de los incentivos, los costos y los beneficios; crear un consenso sobre las contrapartidas que entrañará el hacer frente a los factores causantes de la degradación forestal, y examinar un plan inicial de restauración o rehabilitación, entre otras cosas. A nivel de paisaje, los proyectos de restauración y rehabilitación de bosques interactúan desde el punto de vista ecológico y socioeconómico con los demás tipos de aprovechamiento de la tierra, como el uso agrícola, la vida urbana, la producción de agua, la infraestructura y la industria. Por consiguiente, se basarán en un proceso de planificación participativa de la ordenación del territorio, coordinado y transparente en el que tomarán parte todos los interesados relacionados con la agricultura, los bosques y otros tipos de aprovechamiento de la tierra. Garantizar una participación transparente, justa y adecuada de las partes interesadas constituye la base del éxito de todos los proyectos de restauración y rehabilitación de bosques. Esta participación incluye un análisis exhaustivo de las interacciones entre las comunidades locales, la agricultura, la ganadería y los bosques naturales y plantados, un diagnóstico y una evaluación adecuados de los factores causantes de la degradación forestal, así como una evaluación y un examen imparciales de las ventajas de la restauración o la rehabilitación de bosques para las comunidades locales y la sociedad en general. La participación de las partes interesadas debería tomar en cuenta también las cuestiones de género. Ambos hombres y mujeres son actores importantes en el proceso de restauración y rehabilitación de bosques y deben ser consultados en particular para el análisis de las causas del deterioro de los bosques y en cada etapa del proceso de planificación de los recursos. Los estudios de caso de muchos países africanos han dado evidencias de que las mujeres pueden tener una función significativa en la restauración y rehabilitación del bosque. En Níger, por ejemplo, la inclusión de las mujeres en la toma de decisiones fue fundamental para afrontar conflictos por la tierra y manejar los procesos de regeneración de los bosques degradados. Las mujeres en Senegal y Ghana fueron más propensas (que en otros estudios) a adoptar programas de apoyo complementarios como el ahorro colectivo y el uso de las frutas y bayas silvestres para fines nutricionales y medicinales. Por lo tanto, si las mujeres participan y ejercen control sobre el uso de los recursos, las comunidades se benefician especialmente en materia de nutrición infantil y salud familiar. Una parte importante de la planificación de la ordenación territorial es la zonificación de las superficies de restauración o rehabilitación según las funciones deseadas (por ejemplo, producción, protección y necesidades de las comunidades) basándose en criterios socioeconómicos y ecológicos; la mejor manera de llevarla a cabo es mediante la combinación de consideraciones de carácter técnico y la participación de las partes interesadas. Las funciones de los bosques determinan en última instancia los objetivos de gestión de los bosques (como la protección de la biodiversidad, el control de la erosión, la protección de las cuencas hidrográficas, la producción de trozas de aserradero y de combustible de madera) y el régimen de gestión correspondiente. Los beneficios económicos, como los creados por medio del empleo, la recolección de productos forestales, el ecoturismo o el pago por los servicios medioambientales, constituyen la fuente de motivación más obvia y mensurable para que las partes interesadas participen en los proyectos de restauración y rehabilitación de bosques. Las comunidades suelen considerar también beneficios no financieros, como las mejoras en el medio ambiente (por ejemplo, los recursos de suelo y agua) y en la infraestructura de las aldeas (como la renovación de los edificios escolares), el mantenimiento de tradiciones culturales o beneficios políticos (por ejemplo, el fortalecimiento de los derechos de tenencia de la tierra) como motivos igualmente importantes – o más– para restaurar los territorios forestales. 4. El plan de gestión de la restauración Preparar un mapa topográfico de usos de la tierra (o usos del suelo). Se deberán identificar y cartografiar varias características biofísicas y silvícolas con el fin de determinar la viabilidad y la idoneidad de diferentes enfoques de restauración y rehabilitación. Se debería trazar una cartografía de las siguientes características: la superficie del bosque residual (por ejemplo, primario, secundario y degradado); las funciones de los bosques; la superficie y la calidad de la tierra agrícola; la superficie de tierra no utilizada y degradada; las zonas prioritarias desde el punto de vista ambiental; las zonas de importancia biológica y cultural, y la accesibilidad vial. Definir los objetivos de la restauración o rehabilitación. Los bosques se pueden restaurar y rehabilitar con el fin de lograr múltiples objetivos que se pueden combinar entre sí, como fomentar la productividad de la tierra, producir productos derivados de la madera y no madereros, sustentar los medios de vida, contribuir a la reducción de la pobreza (por ejemplo, suministrando una variedad de productos forestales a las comunidades locales), prestar servicios medioambientales (como la protección del agua y el suelo) y crear territorios que absorban grandes cantidades de carbono y sean diversos, productivos y resistentes a los cambios desfavorables. Seleccionar un método (o métodos) de restauración o rehabilitación. En los bosques degradados explotados en exceso en los que todavía existen poblaciones de especies arbóreas deseables, los métodos de regeneración natural son probablemente los más eficaces. Dichos métodos son especialmente prometedores si ya existen plántulas (u otras formas de regeneración natural) en el lugar, lo cual indica que sus condiciones son aptas para la regeneración natural (y quizás que se han desprendido semillas fértiles de los árboles madre). El éxito de un enfoque de regeneración natural estará determinado, entre otras cosas, por la producción adecuada de materiales con capacidad regenerativa (como semillas) por la planta madre en el momento apropiado, la eliminación de la mala hierba y la capacidad de recepción del lugar al establecimiento de la semilla en el momento en que ésta cae. Para conocer mejor la regeneración natural asistida (véase el recuadro) y las condiciones bajo las que la regeneración natural tiene mayores probabilidades de tener buenos resultados haga clic aquí. En zonas abiertas y muy deforestadas que han sido sometidas a la ganadería intensiva o la explotación extractiva, por ejemplo, la regeneración natural de árboles o arbustos puede ser difícil debido a la falta de fuentes de semillas y la pérdida de capa superficial. En estos casos, tal vez sea necesario plantar árboles, arbustos y especies herbáceas para que la restauración y la rehabilitación de los bosques sean satisfactorias. La plantación de árboles es una de las actividades más comunes de los proyectos de restauración y rehabilitación de bosques, pero no es tan fácil ni sencilla como pudiera parecer, ni tampoco es el final del proceso de restauración y rehabilitación (por lo que el compromiso a largo plazo de las partes interesadas es esencial para obtener buenos resultados). La plantación se puede llevar a cabo además en bosques secundarios degradados o explotados en exceso por medio de la plantación o siembra de semillas de especies arbóreas nativas en espacios naturales o a lo largo de líneas de plantación en rodales ya existentes. Esta práctica se conoce como plantación de enriquecimiento. La selección del método de restauración debería incluir también una evaluación de los posibles efectos sociales y ambientales positivos y negativos de las diversas opciones. Elegir especies y construir un vivero. La elección de especies (por ejemplo, árbol, arbusto o plantas herbáceas, y de entre ellos qué especies en particular) depende de los objetivos del proyecto de restauración o rehabilitación de bosques, de las condiciones existentes en el lugar (como características del terreno, clima y suelo) y de la disponibilidad de árboles madre o material de plantación. En teoría, las especies seleccionadas generarán productos como madera para construcción, fibra, combustible de madera y productos no madereros como alimentos y medicinas. Las especies no madereras que colonizan los lugares restaurados, como bambú, abejas melíferas, hongos y vida silvestre, pueden ofrecer incentivos financieros rápidos para los proyectos de restauración y rehabilitación de los bosques. En general, deberían utilizarse especies nativas con preferencia a las exóticas, ya que es probable que planteen menos riesgos ambientales (especialmente por lo que se refiere a la invasividad) y favorezcan la biodiversidad. No obstante, si no hay especies nativas adecuadas para colonizar la zona rasa, los pastizales o los calveros del bosque, puede ser beneficioso establecer un “cultivo asociado protector” de especies colonizadoras o introducidas robustas. Evaluar los posibles efectos ambientales y sociales negativos. Deberán evaluarse los posibles impactos ambientales negativos de las iniciativas de restauración y rehabilitación de bosques. Las especies deberían seleccionarse en consulta con las comunidades locales, teniendo en cuenta factores ecológicos, sociales, económicos y culturales. Puede ser necesario llevar a cabo una evaluación formal de los efectos ambientales y sociales, en función de la escala de la operación. 5. Recolección de semillas y producción de plántulas En los proyectos de restauración y rehabilitación de bosques cuyo objetivo es restaurar o restablecer un bosque natural, se deberá hacer todo lo posible para recolectar semillas y otro material de propagación de un variado abanico de plantas nativas de la zona. En algunos casos, ello podría significar que algunas características como tasas elevadas de crecimiento o una buena forma de tronco pasen a un plano secundario. Los viveros comerciales y públicos pueden cultivar algunas especies forestales locales, pero presumiblemente no a gran escala. Por consiguiente, tal vez sea necesario que el proyecto de restauración y rehabilitación produzca sus propias plántulas, a ser posible en viveros comunitarios. Se prefiere la utilización de plántulas de contenedor ya que desenterrar las plántulas del suelo y transportarlas al lugar de plantación con las raíces desnudas aumenta el riesgo de deshidratación y el estrés de trasplante y disminuye la probabilidad de que se establezcan con éxito (si bien se puede ver un argumento a favor de la utilización de plántulas con raíces desnudas en Plagas forestales). Una alternativa a la utilización de plántulas de vivero sería sembrar las semillas directamente en la zona de restauración o rehabilitación después de su experimentación a fin de definir cuáles son las técnicas de siembra directa que dan mejores resultados. Algunas de las actividades preparatorias en el vivero para lograr los mejores resultados con las operaciones de plantación pueden ser las siguientes: Evaluar el número, la calidad y las especies de plántulas disponibles en los viveros y listas para la plantación. Endurecer las plántulas en el vivero. Demarcar las parcelas de plantación en el terreno, marcar la regeneración natural existente, preparar las líneas y los hoyos de plantación y eliminar las malas hierbas de las líneas de plantación. Regar las plántulas y transportarlas a la zona de plantación, junto con el equipo y los materiales de plantación. Informar a las partes interesadas sobre los planes de plantación y establecer un acuerdo sobre las funciones de todos los interesados. Elaborar un calendario de trabajos y asignar las responsabilidades para ejecutar las actividades de plantación. 6. Plantación de árboles Para que la plantación se realice con resultados satisfactorios, se han de tener en cuenta los siguientes puntos: Para restaurar o rehabilitar un rodal es suficiente normalmente una densidad combinada de 400 a 1 000 troncos por hectárea de plántulas o árboles plantados y regenerados de manera natural. En general, se considera que la altura ideal de la plántula para su plantación es de entre 25 y 50 cm. Sin embargo, si se plantan en un espacio donde ya existe vegetación, puede ser necesaria una altura de entre 50 y 75 cm, ya que es más probable que las plantas más altas puedan competir con éxito con otras plantas (como las malas hierbas). El costo superior que comporta producir plantas más grandes en los viveros se verá compensado probablemente por tasas de mortalidad inferiores y menores costos de deshierbe. En lugares deforestados o degradados es preciso plantar plantas robustas que han sido endurecidas en el vivero y regadas antes de la plantación. En superficies desnudas puede ser necesario establecer un cultivo asociado protector de especies de crecimiento rápido antes de la plantación o mantener vegetación secundaria para el lugar de protección. El mejor período para plantar árboles es a principios de la estación húmeda a fin de asegurar que las plántulas recién plantadas reciben la humedad adecuada en sus primeros meses, que es cuando desarrollan sus sistemas de raíces. Las fechas de plantación apropiadas a nivel local se pueden determinar a raíz de los datos meteorológicos locales. 7. Creación de capacidad y capacitación El desarrollo de capacidades a través de la educación profesional y la formación, los servicios de apoyo y extensión y el fortalecimiento de la investigación a nivel nacional es esencial para mejorar la planificación, la ordenación y la adopción de decisiones técnicas sobre la restauración y la rehabilitación de bosques y posibilitar que las organizaciones entiendan las necesidades prioritarias y aspiraciones de las partes interesadas y respondan a ellas. En concreto, los gestores y el personal de los viveros han de recibir capacitación y apoyo para producir plántulas de buena calidad con la mayor probabilidad de establecerse en el terreno y crecer rápidamente cuando se trasplanten en un lugar deforestado o degradado, que suele ser un entorno difícil. 8. Establecer calendarios realistas y un plan de las necesidades financieras La restauración y la rehabilitación de los bosques son inversiones a largo plazo que preparan el camino para una gestión sostenible de los bosques y la tierra. Además, requieren sensibilización y la debida diligencia a la hora de definir las políticas y la planificación para mitigar los riesgos ecológicos y socioeconómicos que pueden comportar. A continuación, se presentan algunos costos indicativos que variarán en función de las condiciones locales. Los costos de un vivero están formados por la construcción y el equipamiento del vivero, los materiales fungibles y los costos de mano de obra (salarios y sueldos). El establecimiento de un vivero forestal comunitario sencillo con capacidad para producir entre 10 000 y 20 000 plántulas al año puede oscilar entre 500 y 1 000 dólares EE.UU. Los costos de producción de plántulas estarán comprendidos probablemente entre 0,1 y 0,5 dólares EE.UU. por plántula (incluidos el material y la mano de obra). Es probable que el costo total de las plántulas requeridas varíe de 125 a 625 dólares EE.UU. por hectárea, suponiendo una densidad de plantación de 1 000 plantas por hectárea y la necesidad de replantar el 25 por ciento de la superficie (para reemplazar las plántulas que no han prosperado). El trabajo total necesario para la preparación del lugar, el deshierbe, la aplicación del fertilizante, la replantación y el seguimiento desde el primer año hasta el tercer año después de la plantación se puede estimar entre 50 y 150 personas/días por hectárea, excluída la prevención de incendios, que es necesaria normalmente de tres a seis meses al año, en función de la duración de la estación seca. Es probable que el costo total de un proyecto de restauración forestal exitoso varíe de 1 500 dólares EE.UU. a 2 000 dólares EE.UU. por hectárea, incluidos la producción de plántulas y todos los materiales y la mano de obra necesarios para la plantación, el mantenimiento y el seguimiento durante tres años. Por lo tanto, los proyectos de restauración y rehabilitación de bosques representan inversiones considerables, y la protección a largo plazo es fundamental. Es un error común subestimar el tiempo total necesario para ejecutar los proyectos de restauración y rehabilitación de bosques. Los estudios de reconocimiento del lugar del proyecto deberían iniciar dos o tres años antes de la plantación. Si los árboles se cultivan a partir de semillas locales, la construcción del vivero y la recolección de las semillas debe iniciar al menos dos años antes de la primera plantación. Las campañas a gran escala de restauración y rehabilitación de bosques con el objetivo ambicioso de replantar grandes superficies están probablemente destinadas a fracasar si no tienen en cuenta la capacidad limitada disponible de las operaciones sobre el terreno. Normalmente, es mejor plantar superficies pequeñas cada año durante varios años que plantar una gran superficie en una única temporada y tener un gran número de árboles muertos debido a la falta de cuidados culturales. 9. Seguimiento y mantenimiento Tal vez sea necesario proteger las plántulas –plantadas o establecidas de manera natural– durante al menos cinco años después del establecimiento frente a la competencia de las malas hierbas por la luz, la humedad y los nutrientes, así como contra los incendios y el ramoneo de animales silvestres o domésticos. Se puede favorecer su crecimiento mediante la aplicación de fertilizantes que aceleren el crecimiento del árbol y faciliten el cierre rápido de la cubierta de copas. En climas con estaciones secas, es fundamental establecer un programa eficaz de prevención de incendios. De tres a seis meses después de la plantación, se debería realizar un levantamiento de campo con el fin de evaluar la tasa de establecimiento. Las plántulas muertas se deberían reemplazar a principios de la estación húmeda del siguiente año, en teoría con plántulas del mismo tamaño a las supervivientes cercanas. En el cuadro se ofrecen indicaciones relativas a las actividades de seguimiento y mantenimiento. Período después de la plantación 1–2 semanas 3–6 meses Medidas de seguimiento y mantenimiento Control de la calidad de la plantación; ajuste de las plántulas mal plantadas Seguimiento de las tasas de crecimiento y supervivencia de los árboles regenerados de manera natural y plantados; eliminación de las malas hierbas y aplicación del fertilizante, repetición de esta última operación según sea necesario Inicio de la estación seca Construcción de cortafuegos y de torres de observación; organización de patrullas contra incendios Final de la estación seca Realización de un levantamiento de campo sobre el crecimiento y la supervivencia de los árboles regenerados de manera natural y plantados y evaluación de las necesidades relativas a la replantación 6–12 meses Replantación de las zonas en las que no se han establecido las plántulas (si procede) Años sucesivos Eliminación de las malas hierbas y las plantas rastreras a lo largo de las líneas de plantación; regulación de la sombra y aplicación del fertilizante, según sea necesario Las actividades de mantenimiento comprenden también los siguientes tratamientos silvícolas: Eliminación de las malas hierbas. El crecimiento denso de la mala hierba retrasará el crecimiento de las plántulas, ya sea las que se han plantado como las que se han regenerado de manera natural ?e incluso les puede causar la muerte? como resultado de la competición por la humedad, los nutrientes y la luz. La eliminación de la mala hierba ayuda a que los árboles recién establecidos sobrevivan y crezcan ya que reduce al mínimo los efectos dañinos de otras plantas en los árboles deseables. El deshierbe mediante productos químicos en los proyectos de restauración y rehabilitación de bosques es arriesgado y, por motivos ecológicos, debería evitarse en la medida de lo posible. Cuidados culturales y raleo. Los cuidados culturales y el raleo de los rodales regenerados de manera natural y plantados son operaciones silvícolas destinadas a mejorar la calidad del rodal mediante la eliminación o supresión de la vegetación no deseada, como plantas rastreras y lianas, y la remoción de los árboles mal formados, dañados o enfermos. El objetivo es aumentar el desarrollo de la copa y el crecimiento del diámetro de los árboles deseables, concentrarse en el incremento futuro de los árboles mejor formados y mejorar la estabilidad del rodal dando un mayor espacio a las raíces de los posibles árboles padre finales. Los cuidados culturales y el raleo son factores determinantes para lograr los objetivos de producción. 10. Cambio climático Es probable que el cambio climático plantee nuevos desafíos a los proyectos de restauración y rehabilitación de los bosques. En las Directrices sobre el cambio climático para los gestores forestales y Directrices para fortalecer la recuperación de los paisajes forestales en las tierras secas de la FAO figuran intervenciones específicas para fortalecer la recuperación ecológica y socioeconómica. 2. Factores causantes de la deforestación o la degradación forestal La explotación intensiva de los bosques y las alteraciones relacionadas han creado grandes superficies de bosques degradados. A nivel mundial, se calcula que hay más de mil millones de hectáreas de tierras forestales deforestadas y degradadas que pueden ser restauradas y rehabilitadas. Conocer y abordar de manera eficaz los factores causantes de la deforestación y la degradación forestal en un lugar específico o en un territorio es fundamental para que los planes de restauración o rehabilitación den buenos resultados. 3. Participación de las partes interesadas Las medidas de restauración y rehabilitación de bosques sólo serán sostenibles si son socialmente aceptables. Los principales interesados (como los propietarios forestales, las comunidades locales, los concesionarios y las autoridades forestales o encargadas de la ordenación territorial) deben participar desde el principio para llegar a un acuerdo sobre los objetivos a largo plazo, las funciones, las responsabilidades y la distribución equitativa de los incentivos, los costos y los beneficios; crear un consenso sobre las contrapartidas que entrañará el hacer frente a los factores causantes de la degradación forestal, y examinar un plan inicial de restauración o rehabilitación, entre otras cosas. A nivel de paisaje, los proyectos de restauración y rehabilitación de bosques interactúan desde el punto de vista ecológico y socioeconómico con los demás tipos de aprovechamiento de la tierra, como el uso agrícola, la vida urbana, la producción de agua, la infraestructura y la industria. Por consiguiente, se basarán en un proceso de planificación participativa de la ordenación del territorio, coordinado y transparente en el que tomarán parte todos los interesados relacionados con la agricultura, los bosques y otros tipos de aprovechamiento de la tierra. Garantizar una participación transparente, justa y adecuada de las partes interesadas constituye la base del éxito de todos los proyectos de restauración y rehabilitación de bosques. Esta participación incluye un análisis exhaustivo de las interacciones entre las comunidades locales, la agricultura, la ganadería y los bosques naturales y plantados, un diagnóstico y una evaluación adecuados de los factores causantes de la degradación forestal, así como una evaluación y un examen imparciales de las ventajas de la restauración o la rehabilitación de bosques para las comunidades locales y la sociedad en general. La participación de las partes interesadas debería tomar en cuenta también las cuestiones de género. Ambos hombres y mujeres son actores importantes en el proceso de restauración y rehabilitación de bosques y deben ser consultados en particular para el análisis de las causas del deterioro de los bosques y en cada etapa del proceso de planificación de los recursos. Los estudios de caso de muchos países africanos han dado evidencias de que las mujeres pueden tener una función significativa en la restauración y rehabilitación del bosque. En Níger, por ejemplo, la inclusión de las mujeres en la toma de decisiones fue fundamental para afrontar conflictos por la tierra y manejar los procesos de regeneración de los bosques degradados. Las mujeres en Senegal y Ghana fueron más propensas (que en otros estudios) a adoptar programas de apoyo complementarios como el ahorro colectivo y el uso de las frutas y bayas silvestres para fines nutricionales y medicinales. Por lo tanto, si las mujeres participan y ejercen control sobre el uso de los recursos, las comunidades se benefician especialmente en materia de nutrición infantil y salud familiar. Una parte importante de la planificación de la ordenación territorial es la zonificación de las superficies de restauración o rehabilitación según las funciones deseadas (por ejemplo, producción, protección y necesidades de las comunidades) basándose en criterios socioeconómicos y ecológicos; la mejor manera de llevarla a cabo es mediante la combinación de consideraciones de carácter técnico y la participación de las partes interesadas. Las funciones de los bosques determinan en última instancia los objetivos de gestión de los bosques (como la protección de la biodiversidad, el control de la erosión, la protección de las cuencas hidrográficas, la producción de trozas de aserradero y de combustible de madera) y el régimen de gestión correspondiente. Los beneficios económicos, como los creados por medio del empleo, la recolección de productos forestales, el ecoturismo o el pago por los servicios medioambientales, constituyen la fuente de motivación más obvia y mensurable para que las partes interesadas participen en los proyectos de restauración y rehabilitación de bosques. Las comunidades suelen considerar también beneficios no financieros, como las mejoras en el medio ambiente (por ejemplo, los recursos de suelo y agua) y en la infraestructura de las aldeas (como la renovación de los edificios escolares), el mantenimiento de tradiciones culturales o beneficios políticos (por ejemplo, el fortalecimiento de los derechos de tenencia de la tierra) como motivos igualmente importantes – o más– para restaurar los territorios forestales. 4. El plan de gestión de la restauración Preparar un mapa topográfico de usos de la tierra (o usos del suelo). Se deberán identificar y cartografiar varias características biofísicas y silvícolas con el fin de determinar la viabilidad y la idoneidad de diferentes enfoques de restauración y rehabilitación. Se debería trazar una cartografía de las siguientes características: la superficie del bosque residual (por ejemplo, primario, secundario y degradado); las funciones de los bosques; la superficie y la calidad de la tierra agrícola; la superficie de tierra no utilizada y degradada; las zonas prioritarias desde el punto de vista ambiental; las zonas de importancia biológica y cultural, y la accesibilidad vial. Definir los objetivos de la restauración o rehabilitación. Los bosques se pueden restaurar y rehabilitar con el fin de lograr múltiples objetivos que se pueden combinar entre sí, como fomentar la productividad de la tierra, producir productos derivados de la madera y no madereros, sustentar los medios de vida, contribuir a la reducción de la pobreza (por ejemplo, suministrando una variedad de productos forestales a las comunidades locales), prestar servicios medioambientales (como la protección del agua y el suelo) y crear territorios que absorban grandes cantidades de carbono y sean diversos, productivos y resistentes a los cambios desfavorables. Seleccionar un método (o métodos) de restauración o rehabilitación. En los bosques degradados explotados en exceso en los que todavía existen poblaciones de especies arbóreas deseables, los métodos de regeneración natural son probablemente los más eficaces. Dichos métodos son especialmente prometedores si ya existen plántulas (u otras formas de regeneración natural) en el lugar, lo cual indica que sus condiciones son aptas para la regeneración natural (y quizás que se han desprendido semillas fértiles de los árboles madre). El éxito de un enfoque de regeneración natural estará determinado, entre otras cosas, por la producción adecuada de materiales con capacidad regenerativa (como semillas) por la planta madre en el momento apropiado, la eliminación de la mala hierba y la capacidad de recepción del lugar al establecimiento de la semilla en el momento en que ésta cae. Para conocer mejor la regeneración natural asistida (véase el recuadro) y las condiciones bajo las que la regeneración natural tiene mayores probabilidades de tener buenos resultados haga clic aquí. En zonas abiertas y muy deforestadas que han sido sometidas a la ganadería intensiva o la explotación extractiva, por ejemplo, la regeneración natural de árboles o arbustos puede ser difícil debido a la falta de fuentes de semillas y la pérdida de capa superficial. En estos casos, tal vez sea necesario plantar árboles, arbustos y especies herbáceas para que la restauración y la rehabilitación de los bosques sean satisfactorias. La plantación de árboles es una de las actividades más comunes de los proyectos de restauración y rehabilitación de bosques, pero no es tan fácil ni sencilla como pudiera parecer, ni tampoco es el final del proceso de restauración y rehabilitación (por lo que el compromiso a largo plazo de las partes interesadas es esencial para obtener buenos resultados). La plantación se puede llevar a cabo además en bosques secundarios degradados o explotados en exceso por medio de la plantación o siembra de semillas de especies arbóreas nativas en espacios naturales o a lo largo de líneas de plantación en rodales ya existentes. Esta práctica se conoce como plantación de enriquecimiento. La selección del método de restauración debería incluir también una evaluación de los posibles efectos sociales y ambientales positivos y negativos de las diversas opciones. Elegir especies y construir un vivero. La elección de especies (por ejemplo, árbol, arbusto o plantas herbáceas, y de entre ellos qué especies en particular) depende de los objetivos del proyecto de restauración o rehabilitación de bosques, de las condiciones existentes en el lugar (como características del terreno, clima y suelo) y de la disponibilidad de árboles madre o material de plantación. En teoría, las especies seleccionadas generarán productos como madera para construcción, fibra, combustible de madera y productos no madereros como alimentos y medicinas. Las especies no madereras que colonizan los lugares restaurados, como bambú, abejas melíferas, hongos y vida silvestre, pueden ofrecer incentivos financieros rápidos para los proyectos de restauración y rehabilitación de los bosques. En general, deberían utilizarse especies nativas con preferencia a las exóticas, ya que es probable que planteen menos riesgos ambientales (especialmente por lo que se refiere a la invasividad) y favorezcan la biodiversidad. No obstante, si no hay especies nativas adecuadas para colonizar la zona rasa, los pastizales o los calveros del bosque, puede ser beneficioso establecer un “cultivo asociado protector” de especies colonizadoras o introducidas robustas. Evaluar los posibles efectos ambientales y sociales negativos. Deberán evaluarse los posibles impactos ambientales negativos de las iniciativas de restauración y rehabilitación de bosques. Las especies deberían seleccionarse en consulta con las comunidades locales, teniendo en cuenta factores ecológicos, sociales, económicos y culturales. Puede ser necesario llevar a cabo una evaluación formal de los efectos ambientales y sociales, en función de la escala de la operación. 5. Recolección de semillas y producción de plántulas En los proyectos de restauración y rehabilitación de bosques cuyo objetivo es restaurar o restablecer un bosque natural, se deberá hacer todo lo posible para recolectar semillas y otro material de propagación de un variado abanico de plantas nativas de la zona. En algunos casos, ello podría significar que algunas características como tasas elevadas de crecimiento o una buena forma de tronco pasen a un plano secundario. Los viveros comerciales y públicos pueden cultivar algunas especies forestales locales, pero presumiblemente no a gran escala. Por consiguiente, tal vez sea necesario que el proyecto de restauración y rehabilitación produzca sus propias plántulas, a ser posible en viveros comunitarios. Se prefiere la utilización de plántulas de contenedor ya que desenterrar las plántulas del suelo y transportarlas al lugar de plantación con las raíces desnudas aumenta el riesgo de deshidratación y el estrés de trasplante y disminuye la probabilidad de que se establezcan con éxito (si bien se puede ver un argumento a favor de la utilización de plántulas con raíces desnudas en Plagas forestales). Una alternativa a la utilización de plántulas de vivero sería sembrar las semillas directamente en la zona de restauración o rehabilitación después de su experimentación a fin de definir cuáles son las técnicas de siembra directa que dan mejores resultados. Algunas de las actividades preparatorias en el vivero para lograr los mejores resultados con las operaciones de plantación pueden ser las siguientes: Evaluar el número, la calidad y las especies de plántulas disponibles en los viveros y listas para la plantación. Endurecer las plántulas en el vivero. Demarcar las parcelas de plantación en el terreno, marcar la regeneración natural existente, preparar las líneas y los hoyos de plantación y eliminar las malas hierbas de las líneas de plantación. Regar las plántulas y transportarlas a la zona de plantación, junto con el equipo y los materiales de plantación. Informar a las partes interesadas sobre los planes de plantación y establecer un acuerdo sobre las funciones de todos los interesados. Elaborar un calendario de trabajos y asignar las responsabilidades para ejecutar las actividades de plantación. 6. Plantación de árboles Para que la plantación se realice con resultados satisfactorios, se han de tener en cuenta los siguientes puntos: Para restaurar o rehabilitar un rodal es suficiente normalmente una densidad combinada de 400 a 1 000 troncos por hectárea de plántulas o árboles plantados y regenerados de manera natural. En general, se considera que la altura ideal de la plántula para su plantación es de entre 25 y 50 cm. Sin embargo, si se plantan en un espacio donde ya existe vegetación, puede ser necesaria una altura de entre 50 y 75 cm, ya que es más probable que las plantas más altas puedan competir con éxito con otras plantas (como las malas hierbas). El costo superior que comporta producir plantas más grandes en los viveros se verá compensado probablemente por tasas de mortalidad inferiores y menores costos de deshierbe. En lugares deforestados o degradados es preciso plantar plantas robustas que han sido endurecidas en el vivero y regadas antes de la plantación. En superficies desnudas puede ser necesario establecer un cultivo asociado protector de especies de crecimiento rápido antes de la plantación o mantener vegetación secundaria para el lugar de protección. El mejor período para plantar árboles es a principios de la estación húmeda a fin de asegurar que las plántulas recién plantadas reciben la humedad adecuada en sus primeros meses, que es cuando desarrollan sus sistemas de raíces. Las fechas de plantación apropiadas a nivel local se pueden determinar a raíz de los datos meteorológicos locales. 7. Creación de capacidad y capacitación El desarrollo de capacidades a través de la educación profesional y la formación, los servicios de apoyo y extensión y el fortalecimiento de la investigación a nivel nacional es esencial para mejorar la planificación, la ordenación y la adopción de decisiones técnicas sobre la restauración y la rehabilitación de bosques y posibilitar que las organizaciones entiendan las necesidades prioritarias y aspiraciones de las partes interesadas y respondan a ellas. En concreto, los gestores y el personal de los viveros han de recibir capacitación y apoyo para producir plántulas de buena calidad con la mayor probabilidad de establecerse en el terreno y crecer rápidamente cuando se trasplanten en un lugar deforestado o degradado, que suele ser un entorno difícil. 8. Establecer calendarios realistas y un plan de las necesidades financieras La restauración y la rehabilitación de los bosques son inversiones a largo plazo que preparan el camino para una gestión sostenible de los bosques y la tierra. Además, requieren sensibilización y la debida diligencia a la hora de definir las políticas y la planificación para mitigar los riesgos ecológicos y socioeconómicos que pueden comportar. A continuación, se presentan algunos costos indicativos que variarán en función de las condiciones locales. Los costos de un vivero están formados por la construcción y el equipamiento del vivero, los materiales fungibles y los costos de mano de obra (salarios y sueldos). El establecimiento de un vivero forestal comunitario sencillo con capacidad para producir entre 10 000 y 20 000 plántulas al año puede oscilar entre 500 y 1 000 dólares EE.UU. Los costos de producción de plántulas estarán comprendidos probablemente entre 0,1 y 0,5 dólares EE.UU. por plántula (incluidos el material y la mano de obra). Es probable que el costo total de las plántulas requeridas varíe de 125 a 625 dólares EE.UU. por hectárea, suponiendo una densidad de plantación de 1 000 plantas por hectárea y la necesidad de replantar el 25 por ciento de la superficie (para reemplazar las plántulas que no han prosperado). El trabajo total necesario para la preparación del lugar, el deshierbe, la aplicación del fertilizante, la replantación y el seguimiento desde el primer año hasta el tercer año después de la plantación se puede estimar entre 50 y 150 personas/días por hectárea, excluída la prevención de incendios, que es necesaria normalmente de tres a seis meses al año, en función de la duración de la estación seca. Es probable que el costo total de un proyecto de restauración forestal exitoso varíe de 1 500 dólares EE.UU. a 2 000 dólares EE.UU. por hectárea, incluidos la producción de plántulas y todos los materiales y la mano de obra necesarios para la plantación, el mantenimiento y el seguimiento durante tres años. Por lo tanto, los proyectos de restauración y rehabilitación de bosques representan inversiones considerables, y la protección a largo plazo es fundamental. Es un error común subestimar el tiempo total necesario para ejecutar los proyectos de restauración y rehabilitación de bosques. Los estudios de reconocimiento del lugar del proyecto deberían iniciar dos o tres años antes de la plantación. Si los árboles se cultivan a partir de semillas locales, la construcción del vivero y la recolección de las semillas debe iniciar al menos dos años antes de la primera plantación. Las campañas a gran escala de restauración y rehabilitación de bosques con el objetivo ambicioso de replantar grandes superficies están probablemente destinadas a fracasar si no tienen en cuenta la capacidad limitada disponible de las operaciones sobre el terreno. Normalmente, es mejor plantar superficies pequeñas cada año durante varios años que plantar una gran superficie en una única temporada y tener un gran número de árboles muertos debido a la falta de cuidados culturales. 9. Seguimiento y mantenimiento Tal vez sea necesario proteger las plántulas –plantadas o establecidas de manera natural– durante al menos cinco años después del establecimiento frente a la competencia de las malas hierbas por la luz, la humedad y los nutrientes, así como contra los incendios y el ramoneo de animales silvestres o domésticos. Se puede favorecer su crecimiento mediante la aplicación de fertilizantes que aceleren el crecimiento del árbol y faciliten el cierre rápido de la cubierta de copas. En climas con estaciones secas, es fundamental establecer un programa eficaz de prevención de incendios. De tres a seis meses después de la plantación, se debería realizar un levantamiento de campo con el fin de evaluar la tasa de establecimiento. Las plántulas muertas se deberían reemplazar a principios de la estación húmeda del siguiente año, en teoría con plántulas del mismo tamaño a las supervivientes cercanas. En el cuadro se ofrecen indicaciones relativas a las actividades de seguimiento y mantenimiento. Período después de la plantación 1–2 semanas 3–6 meses Medidas de seguimiento y mantenimiento Control de la calidad de la plantación; ajuste de las plántulas mal plantadas Seguimiento de las tasas de crecimiento y supervivencia de los árboles regenerados de manera natural y plantados; eliminación de las malas hierbas y aplicación del fertilizante, repetición de esta última operación según sea necesario Inicio de la estación seca Construcción de cortafuegos y de torres de observación; organización de patrullas contra incendios Final de la estación seca Realización de un levantamiento de campo sobre el crecimiento y la supervivencia de los árboles regenerados de manera natural y plantados y evaluación de las necesidades relativas a la replantación 6–12 meses Replantación de las zonas en las que no se han establecido las plántulas (si procede) Años sucesivos Eliminación de las malas hierbas y las plantas rastreras a lo largo de las líneas de plantación; regulación de la sombra y aplicación del fertilizante, según sea necesario Las actividades de mantenimiento comprenden también los siguientes tratamientos silvícolas: Eliminación de las malas hierbas. El crecimiento denso de la mala hierba retrasará el crecimiento de las plántulas, ya sea las que se han plantado como las que se han regenerado de manera natural ?e incluso les puede causar la muerte? como resultado de la competición por la humedad, los nutrientes y la luz. La eliminación de la mala hierba ayuda a que los árboles recién establecidos sobrevivan y crezcan ya que reduce al mínimo los efectos dañinos de otras plantas en los árboles deseables. El deshierbe mediante productos químicos en los proyectos de restauración y rehabilitación de bosques es arriesgado y, por motivos ecológicos, debería evitarse en la medida de lo posible. Cuidados culturales y raleo. Los cuidados culturales y el raleo de los rodales regenerados de manera natural y plantados son operaciones silvícolas destinadas a mejorar la calidad del rodal mediante la eliminación o supresión de la vegetación no deseada, como plantas rastreras y lianas, y la remoción de los árboles mal formados, dañados o enfermos. El objetivo es aumentar el desarrollo de la copa y el crecimiento del diámetro de los árboles deseables, concentrarse en el incremento futuro de los árboles mejor formados y mejorar la estabilidad del rodal dando un mayor espacio a las raíces de los posibles árboles padre finales. Los cuidados culturales y el raleo son factores determinantes para lograr los objetivos de producción. 10. Cambio climático Es probable que el cambio climático plantee nuevos desafíos a los proyectos de restauración y rehabilitación de los bosques. En las Directrices sobre el cambio climático para los gestores forestales y Directrices para fortalecer la recuperación de los paisajes forestales en las tierras secas de la FAO figuran intervenciones específicas para fortalecer la recuperación ecológica y socioeconómica. Condiciones y medidas de gestión para el éxito de la regeneración natural Es más probable que los métodos de regeneración natural den buenos resultados si se cumplen las siguientes condiciones: 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. Sigue habiendo capa superficial en el lugar o se complementa. Hay fragmentos de bosque, preferiblemente grandes, bien conservados y muy cercanos al lugar elegido. El rebrote de vegetación natural favorece el crecimiento rápido y la estabilización del suelo. Las semillas de especies leñosas tempranas y tardías están presentes en el banco y la lluvia de semillas. Especies nativas comunes y raras pueden colonizar a largo plazo. La supresión de la mala hierba se produce rápidamente tras el abandono del lugar. Una variedad de animales (insectos y vertebrados) que actúan como polinizadores y agentes de dispersión de semillas están presentes en el territorio. 8. Debe haber protección contra incendios frecuentes que favorezca la prevalencia de especies herbáceas resistentes al fuego. 9. Se evita la caza y la recolección excesiva de hojarasca y productos forestales. 10. Se protege el lugar contra el pastoreo y el desbroce del uso agrícola de la tierra. En caso de que no existan estas diez condiciones, se necesita asistencia para superar los obstáculos a la regeneración natural. Entre las opciones de ordenación que pueden favorecer la regeneración natural figuran las siguientes: eliminación activa de la mala hierba o especies herbáceas; remoción de las especies exóticas; protección de los lugares contra el fuego y la explotación excesiva; suministro de postes y refugios para los pájaros y murciélagos que contribuyen a la dispersión de semillas, y plantación de semillas o de plántulas cultivadas en viveros de especies forestales nativas no presentes en la lluvia de semillas. En algunos casos, se pueden plantar especies no nativas que favorecen la fertilidad del suelo y evitan el desarrollo de malas hierbas y especies herbáceas con el objetivo de iniciar el establecimiento de un bosque. Si se ha eliminado la capa superficial orgánica, como en la explotación extractiva de bauxita, para lograr la reforestación es preciso reemplazar el suelo que se ha retirado tras el almacenamiento, añadir un lecho de hojarasca y materia orgánica de los bosques locales y plantar una combinación de especies nativas de árboles. Fuente: Chazdon (2013). Condiciones y medidas de gestión para el éxito de la regeneración natural Es más probable que los métodos de regeneración natural den buenos resultados si se cumplen las siguientes condiciones: 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. Sigue habiendo capa superficial en el lugar o se complementa. Hay fragmentos de bosque, preferiblemente grandes, bien conservados y muy cercanos al lugar elegido. El rebrote de vegetación natural favorece el crecimiento rápido y la estabilización del suelo. Las semillas de especies leñosas tempranas y tardías están presentes en el banco y la lluvia de semillas. Especies nativas comunes y raras pueden colonizar a largo plazo. La supresión de la mala hierba se produce rápidamente tras el abandono del lugar. Una variedad de animales (insectos y vertebrados) que actúan como polinizadores y agentes de dispersión de semillas están presentes en el territorio. 8. Debe haber protección contra incendios frecuentes que favorezca la prevalencia de especies herbáceas resistentes al fuego. 9. Se evita la caza y la recolección excesiva de hojarasca y productos forestales. 10. Se protege el lugar contra el pastoreo y el desbroce del uso agrícola de la tierra. En caso de que no existan estas diez condiciones, se necesita asistencia para superar los obstáculos a la regeneración natural. Entre las opciones de ordenación que pueden favorecer la regeneración natural figuran las siguientes: eliminación activa de la mala hierba o especies herbáceas; remoción de las especies exóticas; protección de los lugares contra el fuego y la explotación excesiva; suministro de postes y refugios para los pájaros y murciélagos que contribuyen a la dispersión de semillas, y plantación de semillas o de plántulas cultivadas en viveros de especies forestales nativas no presentes en la lluvia de semillas. En algunos casos, se pueden plantar especies no nativas que favorecen la fertilidad del suelo y evitan el desarrollo de malas hierbas y especies herbáceas con el objetivo de iniciar el establecimiento de un bosque. Si se ha eliminado la capa superficial orgánica, como en la explotación extractiva de bauxita, para lograr la reforestación es preciso reemplazar el suelo que se ha retirado tras el almacenamiento, añadir un lecho de hojarasca y materia orgánica de los bosques locales y plantar una combinación de especies nativas de árboles. Fuente: Chazdon (2013). Further learning Chavez-Tafur, J. & J. Zagt, R. (eds.). (2014). Towards productive landscapes. Tropenbos International, Wageningen, the Netherlands. Dewees, P., Place, F., Scherr, S.J. & Buss, C. 2011. Investing in trees and landscape restoration in Africa: what, where, and how. Program on Forests (PROFOR). Washington, DC, USA. Evans, J. (ed.). 2009. Planted forests: uses, impacts, and sustainability. CAB International and FAO. FAO. 2003. Bringing back the forests. Policies and practices for degraded lands and forests. RAP Publication FAO. 2011. Assessing forest degradation. Towards the development of globally applicable guidelines. Forest Resources Assessment Working Paper 177. Rome, Italy. Global Partnership of Forest Landscape Restoration (GPFLR) Accessed 19 of May 2014. IUFRO. 2007. IUFRO Conference on forest landscape restoration. Proceedings. Seoul, Republic of Korea. Lamb, D. 2011. Regreening the bare hills. Springer Science & Business Media. Mansourian, S., Vallauri, D., Dudley, N. (eds.) & WWF International. 2005. Forest restoration in landscapes: beyond planting trees. Springer, New York. Sayer, J.A., Maginnis, S. (eds.). 2005. Forests in landscapes. Ecosystem approaches to sustainability. IUCN and Earthscan, UK. Web links http://www.itto.int/project_search/ ITTO - Project search. 2004-2014. Last accessed 23.09.2014. Credits This module was developed with the kind collaboration of the following people and/or institutions: Initiator(s): Walter Kollert - FAO, Forestry Department Contributor(s): Cesar Sabogal - FAO, Forestry Department Reviewer(s): CATIE; CIFOR; ITTO; IUFRO; Tropenbos International This module was revised in 2017 to strengthen gender considerations. Initiator(s): Gender Team in Forestry Reviewer(s): Walter Kollert