TENIA DEL PERRO - Dipylidium caninum Alumna: Claudia Lucero Zuñiga Sanchez Introducción; La tenia del perro (Dipylidium caninum) es una especie de platelminto de la clase Cestoda (gusanos planos). Es parásito de los cánidos y los félidos en general, así como de los demás animales que hospedan pulgas, sobre todo de las especies Ctenocephalides canis y Ctenocephalides felis, es decir, las pulgas comunes del perro y el gato, respectivamente, y más raramente la Pulex irritans, la pulga del hombre, o el piojo canino Trichodectes canis. Dipylidium caninum, la tenia del perro es una especie de gusanos cinta (cestodos, tenias). También puede infectar a seres humanos, sobre todo a niños. Este parasito no infecta a bovinos, ovinos, caprinos, porcinos, caballos ni aves domésticas. Este parásito era ya conocido por los antiguos babilonios y fue clasificado científicamente por Linneo en 1758, con el nombre de Taenia canina.1 El primer estudio sobre su ciclo reproductivo fue realizado por el veterinario francés Maurice Neveu-Lemaire en 1893. Características; El gusano en su forma adulta mide entre 15-70 centímetros de largo por 2,5 - 3 milímetros de diámetro y tiene una coloración que varía entre el blanco y el amarillo claro. El cuerpo consta de una cabeza donde se encuentra el escólex, que mide 0,37 milímetros, gran parte de ella está compuesta por un rostelo retráctil, dotado de minúsculos ganchos, repartidos en de 4-7 filas de filamentos, con los cuales el parásito se agarra a la pared intestinal del huésped definitivo. El gusano está dividido en segmentos o proglótidos, en cada proglótido se encuentran dos gónadas, masculina y femenina, por lo que los gusanos son hermafroditas. Cada individuo presenta de 60 a 175 proglótidos. Los proglótidos presentan una forma ovoidal alargada con una longitud de unos 12 milímetros por una anchura de unos 2,7 milímetros, y contiene agrupaciones de cápsulas que tienen en su interior de 25 a 30 huevos. Los huevos miden de 35-60 micras. Las infecciones con Dipylidium son de ordinario benignas, a menudo sin síntomas clínicos, tanto para las mascotas como para los seres humanos. Si el número de tenías aumenta, pueden producir diarrea o estreñimiento, pérdida de peso, inquietud, dolores abdominales, picor anal, etc. De ordinario no se dan síntomas clínicos específicos. Diarrea, estreñimiento o picor anal sugieren una infestación, pero pueden tener otras causas. Como en otros cestodos, la presencia de segmentos grávidos con aspecto como de granos de arroz cocido en las heces, alrededor del ano o en la cuna de la mascota, indican la infección del animal. Patología; La patología que causa Dipylidium caninum en su huésped definitivo se denomina dipilidiasis. Generalmente afecta a perros y gatos, aunque también puede afectar a los humanos, por lo general niños, que ingieren accidentalmente las pulgas al llevarse las manos a la boca tras jugar con las mascotas. Normalmente mientras la cantidad de parásitos alojados en el cuerpo es ligera la enfermedad no presenta síntoma alguno. A medida que la infección se va haciendo más severa empiezan a aparecer síntomas como prurito anal, dolor abdominal, diarrea o estreñimiento y pérdida de peso. También se puede provocar pérdida de apetito o insomnio. Es habitual que incluso en la fase asintomática se detecte la enfermedad por la aparición de los proglótidos blanquecinos entre las heces, adheridas a la zona perianal del animal o en las zonas donde se suele echar el animal. Control; El mejor modo de prevenir las infecciones de perros y gatos con Dipylidium es controlar las pulgas y los piojos, que son sus vectores y hospedadores intermediarios. Puede consultar los artículos específicos en este sitio sobre el control de pulgas y piojos. Esta patología no presenta demasiada gravedad y es fácilmente tratable con antihelmínticos orales como praziquantel o niclosamida. Debe necesariamente completarse el tratamiento con la eliminación de los ectoparásitos del animal. De igual manera se puede prevenir manteniendo a las mascotas domésticas libres de pulgas, tratándolas periódicamente con los diversos productos existentes en el mercado. Asimismo, es recomendable la administración de un antiparasitario interno de amplio espectro de manera rutinaria. Tratamiento; Por ahora no hay vacunas que protejan a los animales domésticos haciéndolos inmunes a Uncinaria stenocephala. Por ahora no hay tampoco métodos de control biológico de Uncinaria stenocephala mediante sus enemigos naturales. Como antiparasitarios contra las tenias (tenicidas) se usan sobre todo antihelmínticos de amplio espectro como los benzimidazoles (p.ej. albendazol, febantel, fenbendazol), o tenicidas específicos como el praziquantel, el epsiprantel o la bunamidina. Éstos últimos se comercializan a menudo en mezclas con nematicidas como los endectocidas (p.ej. milbemicina oxima), el levamisol, o las tetrahidropirimidinas. La mayoría se están disponibles en formulaciones orales sólidas en forma de tabletas, comprimidos, etc. o líquidas (suspensiones, soluciones, etc. Hay unos pocos inyectables con eficacia tenicida. Conclusiones y Recomendaciones; La relación entre humanos y animales es tan antigua como el propio origen de la humanidad. Una de las mascotas favoritas del hombre es el perro, el cual desempeña un papel importante en la transmisión de infecciones. Aunque esta afecta con poca frecuencia a humanos, hay que estar alertas, pues la tenencia de animales domésticos como mascotas en los hogares es frecuente y aún más donde habitan niños. La presencia de mascotas en los hogares también está ligada a un compromiso moral de ofrecerles condiciones apropiadas, principalmente cuidar su salud, y de esta forma disminuir el riesgo de contraer enfermedades infecciosas que pueden convertirse en una seria preocupación para la salud pública, y en particular para los niños, los que tienen mayores probabilidades de infectarse, al dedicarles más tiempo a estas. La única forma en que el hombre puede adquirir esta parasitosis, es a través de la ingestión de pulgas infestadas. Por ello, resultan de vital importancia los cuidados y la higiene que se deben mantener con los animales domésticos, con el fin de evitar la transmisión de enfermedades zoonóticas.