LA JAULA DE LOS CUYOS EL pederasta Y SU CEREBRO Enrique Soto Eguibar* El hombre en su miserable confusión, levanta con la mente complicadas arquitecturas y cree que aplicándolas con rigor conseguirá poner orden al tumultuoso y caótico latido de su sangre. Álvaro Mutis, La muerte del estratega L os acontecimientos obligan. Reflexionar sobre la conducta sexual, la heterosexualidad, la homosexualidad, la pedofilia1, la violación, tratar de imaginar qué nos lleva a comportarnos de una u otra manera, de entender sin prejuicios (no quiere decir que sin un juicio crítico finalmente), para poder imaginar las causas y eventualmente soluciones a asuntos que hoy percibimos como problemas sociales. Decir que las causas son de orden social, psicológico o biológico no aporta nada. Se requiere una confluencia de reflexiones y evidencias que permitan entender, juzgar críticamente cuando es el caso y finalmente, de nuevo cuando sea el caso, aplicar la ley. La pedofilia consiste en la excitación o el placer sexual derivados principalmente de actividades o fantasías sexuales repetidas o exclusivas con menores prepúberes (en general, de 8 a 12 años). A continuación, algunas ideas sobre la neurobiología del sexo y la pedofilia. * Profesor titular del Instituto de Fisiología de la BUAP. Pedofilia: un tipo de parafilia que consiste en la excitación o el placer sexual derivados principalmente de actividades o fantasías sexuales repetidas o exclusivas con menores prepúberes (en general, de 8 a 12 años). 1 SEXO Y CEREBRO Las hormonas sexuales causan una diferenciación significativa no solo en el cuerpo, sino que también juegan un papel fundamental en el desarrollo de distintos circuitos neuronales, lo que determina diversos aspectos conductuales relacionados con la reproducción y la sexualidad. Diversas evidencias indican que el cerebro del hombre y el de la mujer son en algunas regiones ligeramente diferentes. Esto que algunos pensarán es una verdad de perogrullo tiene un significado trascendental, ya que en el fondo desconocemos el verdadero significado funcional de estas diferencias —si se llegan a corroboran de forma confiable— y su influencia en los procesos cognitivos. Por ejemplo, existe evidencia de que la asimetría cerebral es mayor en los hombres que en las mujeres. Las mujeres tienen un desempeño superior en la esfera verbal; los hombres, por su lado, parecen verse favorecidos en tareas espaciales, lectura de mapas, solución de laberintos, rotación mental de objetos. Estas diferencias son significativas hasta la madurez, pero ¿qué importancia tienen?, ¿quiere decir que hombres y mujeres percibimos las cosas de formas radicalmente diferentes, o simplemente estamos ante diversas soluciones que conducen a resultados similares?, ¿cómo saberlo?, ¿son estas diferencias debidas a factores genéticos, culturales o de crianza?, ¿estudios futuros con mejores controles permitirán corroborarlas?, ¿ son solo debidas a la influencia de las diferencias individuales que existen en todos nosotros independientemente del sexo? METAPOLÍTICA núm. 70 | julio-septiembre 2010 111 SOCIEDAD SECRETA | ENRIQUE SOTO EGUIBAR Si bien las hormonas sexuales influyen en la conducta de los individuos, queda abierta la pregunta respecto de las preferencias sexuales hacia uno u otro sexo. Como sea, parece que las hormonas sexuales juegan un papel facilitador, aunque este no es para nada determinante de preferencias sexuales. Quizá en relación a conductas reproductivas lo más preciso e interesante sean los hallazgos relacionados con la influencia de la vasopresina y la oxitocina en la formación de vínculos de pareja y el despliegue de conductas relacionadas con el cuidado de las crías. En este caso pareciera bien demostrado que la producción de vasopresina en los machos, y de oxitocina en las hembras, asociada a la conducta de apareamiento, determina, al menos en los animales, la formación de vínculos entre parejas. Por otra parte, la expresión de receptores a vasopresina y oxitocina en determinadas regiones del cerebro determina en gran parte la conducta de crianza por parte de ambos sexos. Son investigaciones cuyas implicaciones aún están por demostrarse fehacientemente entre humanos. CONTROL DE L A CON DUCTA SEXUAL Se ha reportado que los ancianos muestran un aumento persistente en el número de ofensas sexuales hacia los menores. La pedofilia, pederastia y sodomía se encuentran frecuentemente entre las conductas sexuales de los ancianos, cuya sexualidad nunca, o raramente, se dirige a mujeres u hombres adultos (Hader, 1966). ¿Cómo olvidar Muerte en Venencia de Visconti? En los últimos años se ha encontrado un aumento significativo en la incidencia de parafilias, aunque existen muy pocos estudios médicos relacionados con este fenómeno. A pesar de que los estudios sobre el origen de la pedofilia han atendido primariamente a la experiencia social y crianza de los sujetos, hallazgos neuropsicológicos indican que los pedófilos difieren significativamente en diversas funciones cerebrales y en su estructura cerebral respecto de los no pedófilos. Se ha encontrado que la mayor parte de los pedófilos tienen un bajo coeficiente intelectual, bajo rendimiento en pruebas de memoria visuoespacial y verbal, existe entre ellos además una especialmente alta tasa de sujetos zurdos; un número importante tiene el antecedente de haber sufrido, cuando niños, traumas craneanos con pérdida de la conciencia. Igualmente se puede identificar que con alta frecuencia muestran un historial de bajo rendimiento escolar METAPOLÍTICA 112 núm. 70 | julio-septiembre 2010 (Cantor y cols., 2008). En dos casos bien estudiados se encontró atrofia de células piramidales en el hipocampo. Los cambios en esta región fueron similares a los que se encuentran luego de un estrés persistente o de la administración crónica de hormonas glucocorticoides (Casanova y cols., 2002). Las teorías neurobiológicas sobre el origen de la pedofilia caen en dos grandes categorías: 1) Las que proponen una falla en el control ejecutivo del cerebro asociado a una disfunción de la corteza frontal y desinhibición conductual, ya que, como se sabe bien, la corteza prefrontal juega un papel fundamental en el control de nuestras conductas y, sobre todo, en el análisis de las consecuencias de nuestros actos; 2) Las que proponen que se trata de una disfunción en regiones temporales y límbicas con alteraciones en las regiones cerebrales profundas implicadas en el control de la conducta sexual. Las primeras se sustentan en que los ofensores sexuales tienen bajo rendimiento en pruebas de control ejecutivo como las de asociación verbal, retraso de gratificaciones, la prueba de ordenación de cartas Wisconsin, etcétera. En contraste, las teorías relacionadas con disfunción límbico-temporal se sustentan en la frecuente asociación entre epilepsia del lóbulo temporal y parafílias, y entre lesiones de dicho lóbulo e hipersexualidad, como es el caso del síndrome de KlüverBucy. Recientemente se han propuesto hipótesis que incorporan ambos componentes, tanto el frontal de control ejecutivo con desinhibición conductual, como el del control límbico y temporal que perturba el impulso sexual (Cantor y cols., 2008). Desde el punto de vista terapéutico es claro que, independientemente de la intervención que se realice, las preferencias sexuales de los pedófilos no se van a modificar, de la misma manera que no es posible, con terapia, modificar las preferencias sexuales de un heterosexual o de un homosexual. Entonces, las intervenciones legales y terapéuticas deben tener claro este hecho. Un pedófilo será pedófilo hasta el día de su muerte; esto no quiere decir que necesariamente vaya a realizar actos ofensivos contra niños (es decir, cruzar la frontera entre la pedofilia y la pederastia), ya que ello claramente depende de la oportunidad y del impulso sexual, y ambos pueden intervenirse socialmente: el impulso sexual, mediante el uso de antiandrógenos o mediante la castración (a la cual se recurre actualmente en Holanda y Alemania); la oportunidad, alejándolo de los niños e impidiendo que pueda encontrarse a solas con algún EL PEDERASTA Y SU CEREBRO | SOCIEDAD SECRETA menor objeto de su deseo. Luego, el hecho de que se siga sintiendo sexualmente atraído y excitado por los niños es irreversible y estará engramado profundamente en su cerebro. Esto no quiere decir que todos los ofensores de niños sean pedófilos. Se puede demostrar mediante estudios falométricos que permiten medir de forma objetiva la respuesta sexual que despierta un niño o un adulto, que entre el 40-50% de los ofensores sexuales de niños no son pedófilos. En Estados Unidos, por ejemplo, el 50% de los ofensores de niños son casados. En estos casos se trata, simplemente, de delincuentes que se encuentran frente a una extraña oportunidad de transgredir sexualmente. Esto último hablando desde la perspectiva del diagnóstico de sus preferencias sexuales. En este sentido, se suelen distinguir dos tipos de pedofilia, una primaria o esencial, arraigada en el sujeto, y otra (u otras) secundaria, que aparecería motivada por factores circunstanciales (Wikipedia, 2010). Desde el punto de vista legal, en países europeos y en los Estados Unidos una vez basta para irse a la cárcel y recibir el estigma social (Seto, 2009). Independientemente de cuestiones de orden legal, existe también la posibilidad que los pedófilos sean tratados como sujetos dignos de cierta conmiseración en vez de ser individuos simplemente detestables cuyos impulsos sexuales atípicos requieren de tratamiento y vigilancia especial y no necesariamente el ostracismo social que reciben los transgresores no pedófilos. Sé que lo anterior no gustará a muchos, espantará a otros, hará imaginar a algunos más que yo defiendo a criminales. Solamente estoy reflexionando e invitando a reflexionar, a imaginar algo que a los no pedófilos nos resulta incomprensible y horroroso y, por tal motivo, castigamos con ira CLÉ RIGOS, POLÍTICOS Y FISIÓLOGOS El problema de la pederastia entre los clérigos católicos ha sido un foco de preocupación social desde 1985 (Jenkins, 1996). La dimensión social del problema en México ni la imaginamos. Según datos de la Conferencia Episcopal en los Estados Unidos (A Report on the Crisis of the Catholic in the United States. Established by the United States Conference of Catholic Bishops, 2004) entre obispos, curas, diáconos, etc., de 1950 a 2002 fueron acusados de abuso 4,932 (¡el 4% de los miembros de la Iglesia en esos 52 años!). Estos datos, muy probablemente subestimados por la Iglesia, constituyen lo que genuinamente se denomina una crisis social que no ha recibido la merecida atención y que, seguramente, es mucho mayor en México. Eso que todos —excepto “la jerarquía” católica— sabíamos, se refiere exclusivamente a los casos extremos de pederastia; nada se ha dicho de las relaciones sexuales entre hermanos en el seminario y en las distintas órdenes de la grey católica, ni de los abusos a las monjas y hermanas, a quienes bien sabemos se les ha mancillado históricamente. La pregunta abierta desde hace años es si la estructura misma de la Iglesia católica predispone a que los clérigos tengan una especial tendencia a abusar de los niños. El celibato obligado, los años de formación en el seminario, la estructura burocrática piramidal de la Iglesia, el alto aprecio moral y social que reciben los clérigos que les lleva finalmente a pensar erróneamente que todo lo que hacen es correcto, seguramente contribuyen a perturbar su autocrítica. Un análisis de la pedofilia por el ex clérigo Eugene Kennedy sugiere que los curas gravitan hacia los niños varones porque ellos mismos son “niños” en su sexualidad. Finalmente, el ocultamiento y el secretismo que la institución ha ofrecido a favor de los clérigos pederastas en contra de sus víctimas ponen a la Iglesia en jaque y revelan la falsedad de todo el sistema moral y de creencias que ha fundado. Finalmente, el encubrimiento que la institución dio a los clérigos pederastas, sin reconocer los reclamos de sus víctimas, revela la falsa y doble moral en que se sustenta la Iglesia católica. ¿Quién cree hoy en los clérigos católicos? Además, tal como ha declarado el Papa, son simplemente hombres como cualquier otro. ¿Entonces de dónde les viene la superioridad moral que se atribuyen? Hace mucho que la sociedad moderna no conocía un caso de perversión al extremo del de Marcial Maciel, quien pregonaba en favor de la vida, contra el aborto, contra los homosexuales, en favor de la moral cristiana, etcétera. Fundó una de las órdenes más conservadoras y ricas de la Iglesia (según El País, su patrimonio es de 25,000 millones de euros, algo similar a la fortuna de Carlos Slim. Camarena, 2010), mientras, como líder espiritual, abusaba incluso de sus propios hijos. No quepa duda: hoy en día, nada queda de la autoridad moral de la Iglesia católica. Sea cual sea el origen de comportamientos atípicos como el que nos ocupa, choca bastante la hipocresía de la sociedad. Un caso notable en este sentido, aparte del ya mencionado de Marcial Maciel, es el de Daniel Ortega, actual presidente de Nicaragua y líder del FSLN: él tenia METAPOLÍTICA núm. 70 | julio-septiembre 2010 113 SOCIEDAD SECRETA | ENRIQUE SOTO EGUIBAR 34 años y su hijastra 11 cuando abusó de ella. El testimonio de ella puede leerse en: http://www.sandino.org/ zoila.htm. Lo sorprendente es que después de conocerse esta acusación fue electo presidente de Nicaragua, a pesar de que él, tácitamente, aceptó su responsabilidad. Curiosamente, Daniel Ortega ha pasado a ser un ferviente siervo de la Iglesia católica. Rosario Murillo, actual esposa de Daniel Ortega y madre de Zoila América (la víctima), para justificar la anulación del aborto terapéutico en Nicaragua, explicó: “… pensamos que los valores religiosos son el consuelo, el amparo; la fe es la forma en que los seres humanos encontramos la paz; los valores religiosos son la fortaleza que necesitamos para lidiar con la vida cotidiana, que ha sido en los últimos tiempos suficientemente dura.” De qué nos sirve el cerebro si tenemos el pene, dirá el buen Daniel Ortega. ¿Qué le vamos a hacer? Así es el mundo, y los políticos se regodean con nuestra falta de inteligencia social, corta memoria y pasividad. Finalmente y pensando en la neurobiología del sexo, no puedo dejar de remitirme al famoso neurofisiólogo Daniel Carleton Gajdusek, estudioso de la enfermedad neurodegenerativa —Kuru— de los indígenas de Nueva Guinea. Gajdusek descubrió que la causa residía en lo que denominó virus lentos, que posteriormente Stanley Prusiner demostraría son los priones responsables de la enfermedad de las vacas locas (encefalitis espongiforme bovina). Gajdusek recibió el premio Nobel en Fisiología y Medicina en 1976, fue arrestado en 1996 por ejercer la pederastia justamente con alguno de los jóvenes de Nueva Guinea que tomó bajo su protección. Tras aceptar su culpabilidad fue condenado a 19 meses en prisión y 5 años de libertad condicional. Curiosamente, entre las tribus que estudió Gajdusek, la usanza era que los varones jóvenes fueran amancebados con adultos varones con quienes tenían relaciones homosexuales hasta la madurez, etapa en la cual pasaban a vivir con alguna mujer de la tribu. Imagino que en los años de estudio, Gajdusek se vio influido por la forma de vida de los papúes y adoptó sus costumbres tomando algún mancebo para sí. Terminada METAPOLÍTICA 114 núm. 70 | julio-septiembre 2010 su investigación los llevó a vivir al mundo occidental, donde los mancebos se adaptaron y tomaron las costumbres propias de Occidente. Finalmente lo denunciaron. Este es el cuento que he decidido denominar “Reverse transculturalization”. Y cualquier parecido con una telenovela mexicana es pura casualidad. El documental de la BBC The Genius and the Boys, de Bosse Linfquist (2009), trata sobre este asunto. Finalmente, e independientemente de curas y fisiólogos, me queda una pregunta: ¿Cuántos hay? ¿Qué tan frecuente sucede que hombres o mujeres abusen de menores? Lamentablemente la respuesta es: mucho más frecuente de los que imaginamos; alcanza, como ya dijimos, al menos el 4% de los miembros de la Iglesia Católica y no hay datos precisos en la población en general. Pero se sabe que entre 6 y 13% de los menores de 12 años ha sufrido alguna forma de abuso sexual en su vida. I REFE RE NCIAS “Camarena S. Maciel y sacerdotes de la Legión repartieron sobres con dinero en efectivo y dieron regalos a oficiales de la Curia”, El País, 04/09/2010. Casanova, M. F., G. Mannheim y M. Kruesi (2002), “Hippocampal Pathology in Two Mentally Ill Paraphiliacs”, Psichiatry Research, núm. 115, pp. 79-89. Hader, M. (1966), “Homosexuality as Part of Our Aging Process”, Psychiatric Quarterly, núm. 40, pp. 515-524. Jenkins, P. (1996), Pedophilies and Priests: Anatomy of a Contemporary Crisis, Oxford University Press. Kennedy E. The Unhealed Wound: The Church, the Priesthood, and the Question of Sexuality. Seto M. C. (2009), “Pedophilia”, Annual Review of Clinical Psychology, vol. 5, pp. 391-407. Wikipedia. Pedofilia, http://es.wikipedia.org/wiki/ Pedofilia Wikipedia. Catholic sex abuse cases: http://en.wikipedia. org/wiki/Catholic_sex_abuse_cases(consultada el 15 de abril de 2010).