KARL MARX (1818-1883) INTRODUCCIÓN Karl Marx (1818-1883) fue un filósofo, historiador, sociólogo y economista socialista alemán de origen judío. Padre del socialismo científico y del comunismo. Se doctoró en filosofía con una tesis sobre el materialismo de Demócrito y Epicuro. Se dedicó profesionalmente al periodismo y fundó varias publicaciones que defendieron las reivindicaciones del proletariado. Llevó una vida itinerante (Colonia, Paris, Bruselas, Londres), pues fue expulsado de varios países por sus ideas revolucionarias. Junto con su amigo y colaborador, Friedrich Engels participó en acontecimientos políticos destacados de su época (fundación de la Liga de los comunistas en 1847 y de la AIT en 1868) Murió en Londres en 1883, donde se había instalado en 1849 y donde investigó y escribió sus principales obras. INTRODUCCIÓN (II) Obras: Dos etapas: 1) El período humanista: Manuscritos económico-filosóficos (1844), Tesis sobre Feuerbach y La ideología alemana (1845), Manifiesto comunista (1848) ; 2) El período científico: Contribución a la crítica de la economía política (1857), El Capital (1867). Proyecto filosófico: fue ante todo un político revolucionario. Su pensamiento tiene una finalidad práctica: la transformación de la filosofía con vistas a la transformación de la sociedad. Su obra constituye una filosofía crítica, una teoría científica de la sociedad y de la historia y una praxis política revolucionaria. FUENTES DE LA OBRA DE MARX La economía política inglesa: Los principales representantes de esta corriente de pensamiento fueron A. Smith y D. Ricardo. Marx estudió las leyes de funcionamiento del capitalismo descubiertas por estos autores (ley de la oferta y la demanda, valor-trabajo, acumulación del capital) pero criticó su ocultación del carácter explotador del sistema capitalista. El socialismo utópico francés: Saint-Simon, Fourier, Proudhon criticaron la sociedad industrial y la organización laboral vigente, a la vez que defendieron la igualdad y la fraternidad y el reparto equitativo de los bienes. Marx les reprochó su falta de rigor crítico en su análisis del capitalismo y el proponer reformas parciales del sistema. La filosofía clásica alemana de Hegel y Feuerbach: Del primero, Marx rechazó el idealismo y el conservadurismo de su sistema, que justificaba todos los acontecimientos, aunque mantuvo la dialéctica como método de pensamiento; del segundo aceptó el materialismo, pero dándole un enfoque dialéctico y rechazó como superficial y meramente teórica su crítica de la religión. ANTROPOLOGÍA Y ÉTICA La filosofía marxista es un humanismo que critica a su vez el falso humanismo burgués, idealista y explotador, individualista y cosificador. (Respecto a este último el marxismo es, pues, un antihumanismo). El nuevo humanismo marxista es liberador y crítico y exige una lucha teórico-práctica por implantar en la sociedad un nuevo tipo de ser humano, autónomo y liberado de ideologías y alienaciones. Marx rechaza la antropología idealista y la empirista, pero tampoco está de acuerdo con la de Feuerbach o Stirner, que adolecen de un materialismo estático, no dialéctico. En la Ideología alemana, Marx expone un humanismo nuevo, anclado en las relaciones sociales de producción que se establecen a lo largo de la historia. Ésta es la única ciencia real: la historia, la praxis social, los hechos reales que definen la vida y la conciencia humanas. ANTROPOLOGÍA Y ÉTICA (II) “Sus condiciones son los hombres, pero no vistos y plasmados a través de la fantasía, sino en su proceso de desarrollo real… Tan pronto como se expone este proceso activo de vida, la historia deja de ser una colección de hechos muertos, como lo es para los empiristas, todavía abstractos, o una acción humana de sujetos imaginarios, como para los idealistas” (La ideología alemana). ANTROPOLOGÍA Y ÉTICA (III) La existencia humana es, pues, esencialmente histórica y natural y no se puede concebir sin la historia de sus procesos de producción y desarrollo. Ésta es la tesis central, el hilo conductor, del pensamiento de Marx, y la gestación de esta idea nuclear se encuentra ya en los Manuscritos de París y se desarrolla de forma más elaborada en El Capital. La antropología marxista es, en definitiva, una síntesis teórico-práctica y liberadora. Es una concepción materialista del ser humano anclado en la historia, basada en los conceptos de alienación y dialéctica. ANTROPOLOGÍA Y ÉTICA (IV) Características del humanismo marxista: El ser humano es en primer lugar un ser natural, sujeto de necesidades y dotado de fuerzas activas capaces de transformar la naturaleza. En este sentido, materialismo quiere decir naturalismo y actividad. (“El hombre se diferencia de los animales a partir del momento en que comienza a producir sus medios de vida”. La ideología alemana) El trabajo constituye la esencia del hombre: el hombre, al igual que la historia, la sociedad o la filosofía son producciones, praxis. ( “Toda la vida es esencialmente práctica”. Tesis VIII sobre Feuerbach) El hombre es un producto de las relaciones sociales: es un animal no sólo sociable sino que consiste y se constituye en sociedad. El hombre no puede aislarse sino dentro de la sociedad. La naturaleza del hombre consiste en la producción de su vida y de su historia: el hombre produce su vida mediante el trabajo y constituye la sociedad en las relaciones de producción con otros hombres. ANTROPOLOGÍA Y ÉTICA (V) El hombre es, pues, un ser natural, práctico, social e histórico. Y la filosofía de Marx se puede interpretar como un humanismo materialista y ateo, porque promueve la liberación del ser humano, niega la existencia de un ser distinto y superior a su naturaleza –Dios-, afirmando así su primacía y autonomía. ANTROPOLOGÍA Y ÉTICA (VI) Para Hegel, la Idea, el Absoluto, única realidad existente, se realiza históricamente en un proceso dialéctico de oposición y conciliación. La naturaleza, la materia, no es sino un momento dentro de ese proceso, el de la oposición, la “extrañación”, el momento en que el absoluto se encuentra totalmente fuera de sí: es decir, alienado. Pero este momento es totalmente necesario puesto que, a través de su superación, la Idea alcanza su plena realización y llega a convertirse en Espíritu Absoluto. Feuerbach había criticado esta posición de Hegel acusándola de ser una religión expuesta en forma de ideas, e incapaz de liberar al hombre de su situación de enajenación, de alienación. La única posibilidad de liberar al hombre de esta situación alienante era suprimir la religión, puesto que no es otra cosa que la proyección del ser humano en un mundo ilusorio. Todas las cualidades que el ser humano pone en Dios no son sino cualidades del ser humano y, por eso, únicamente cuando desaparezca la religión, el hombre podrá apropiarse de esas cualidades que le pertenecen. ANTROPOLOGÍA Y ÉTICA (VII) La ética marxista tiene como concepto central el de alienación, que Marx toma de Hegel y Feuerbach, pero dándole otro significado. En una primera acepción -y con un sentido positivo-, alienación significa hacerse otro, objetivarse. En su praxis el hombre se exterioriza en algo que no es él. Como trabajador se desprende de su fuerza de trabajo, que cristaliza en el producto. Hacer algo es siempre salir de sí. Pero en un sistema de producción clasista, adquiere un significado peyorativo, porque el producto en el que el trabajador se ha objetivado ya no le pertenece, deviene propiedad del capital y se opone al mismo trabajador, que queda así convertido en mercancía, explotado y deshumanizado. El fin del hombre es la autorrealización, pero históricamente todas las relaciones de producción han sido alienantes y como consecuencia, también lo han sido las formas de vida, la organización social y política y la cultura. ANTROPOLOGÍA Y ÉTICA (VIII) El conjunto de las alienaciones del hombre: Alienación económica o básica: Mediante la extorsión de la plusvalía, el trabajador se convierte en mercancía y se deshumaniza. El obrero está alienado respecto al producto de su trabajo: en cuanto éste ha sido creado, se le escapa de las manos y se ve privado de él. Además, se coloca frente a él como su enemigo, porque transformado en capital pasa a ser el instrumento de explotación de su fuerza de trabajo, que es comprada por el capitalista con un salario que no remunera todo el valor del trabajo (plusvalía). El obrero está alienado en el acto mismo de la producción: el producto no es sino el resumen de la actividad de la producción, que desposee al trabajador y lo deshumaniza (trabajo repetitivo, en cadena). El obrero está alienado en el acto mismo del trabajo: en la sociedad capitalista, el trabajo le es exterior, se ve forzado a él. No es libre ni espontáneo. El trabajo, que debía servir para realizar al hombre y a la propia naturaleza, se le escapa al obrero, al venderlo en el mercado de la oferta y la demanda. ANTROPOLOGÍA Y ÉTICA (IX) Como consecuencia de la alienación de esta actividad esencialmente humana, las demás actividades del hombre pierden en el obrero todo el carácter humano y quedan rebajadas a simple animalidad: de esto resulta que “el hombre –el trabajador- sólo se siente libre en sus funciones animales, en el comer, beber, engendrar, y todo lo más en aquello que toca a la habitación y al atavío, y, en cambio, en sus funciones humanas se siente como un animal. Lo animal se convierte en humano y lo humano en animal” (Manuscritos económico-filosóficos). ANTROPOLOGÍA Y ÉTICA (X) En el fondo de la alienación del hombre respecto al producto de su trabajo hay una alienación del hombre para con la naturaleza: el hombre ejerce su trabajo sobre la naturaleza, y cuando se le quita el producto de su trabajo es la naturaleza la que deja de ser suya. Como consecuencia del trabajo alienado resulta también la alienación del hombre para con el otro hombre, que consiste en la polarización en dos grandes grupos, diferentes y opuesto: explotadores y explotados. ANTROPOLOGÍA Y ÉTICA (XI) Otras alienaciones: Alienación social: la división en propietarios de los bienes de producción y vendedores de la fuerza de trabajo se transfiere a la sociedad en forma de clases (amos-esclavos; señores-siervos; burguesía-proletariado). Alienación política: el capital se otorga una entidad jurídica y de poder (el Estado) de cara a la consolidación y ocultación de la división de clases. Alienación ideológica: este estado de cosas segrega un conjunto de representaciones falsas cuya finalidad es encubrir la división social. La cultura, el arte, incluso la ciencia, son así instrumentos de represión de la lucha de clases. Alienación religiosa: la religión sacraliza y consuma la explotación mediante una justificación trascendente y absoluta suscitando la resignación en este mundo mientra se espera el otro. EL CONOCIMIENTO En sus Tesis sobre Feuerbach, Marx afirma que ya es hora de que los filósofos dejen de contemplar el mundo y se dediquen a transformarlo. Las teorías científica y filosóficas deben pasar una prueba fundamental para ser válidas: su contraste con la realidad práctica, su verificación histórica. La filosofía, el derecho, la cultura en general, no son sino la expresión ideológica, de ocultación y falseamiento, de los verdaderos intereses de la clase dominante, la legitimación y justificación de un orden económico, político y social injusto. El conocimiento de la realidad sociohistórica está determinado por su situación económica. Las ideas, los valores no son algo neutral, son el reflejo de la realidad material –económica y social- en la que vive. EL CONOCIMIENTO (II) Las ideologías son formas sistemáticas de crear falsa conciencia de la realidad, de deformación consciente de la verdad y de legitimación engañosa de un orden político, económico, jurídico y social injusto. La estructura económica de la sociedad determina la superestructura jurídico-política e ideológica. Los elementos más importantes de la ideología son la religión, la filosofía, el Derecho y la ciencia económica. Únicamente cuando desaparezca la situación de alienación de las relaciones sociales de producción, la superestructura será un reflejo real de la estructura económica, puesto que ya no será necesaria la ocultación y el enmascaramiento de la realidad. Funciones de las ideologías: Representar de forma imaginaria la relación de los individuos con sus condiciones de existencia reales. Reproducir deformadamente la realidad. Cohesionar la estructura social. Servir a la clase dominante en el ejercicio de sometimiento de la clase dominada. EL CONOCIMIENTO (III) En su obra Ideología alemana, Marx afirma que “la filosofía ha muerto”. Esto significa que la filosofía tradicional, que se limita a interpretar lo real, debe desaparecer, puesto que no es más que un elemento más de la ideología, y se tiene que convertir en práctica al servicio de la revolución socialista. La función de la nueva filosofía marxista consiste en trazar una línea divisoria entre la ciencia y las diversas nociones ideológicas, haciendo una crítica de esas nociones. La filosofía se convierte en práctica política. Interviene prácticamente en los debates en que se juega el destino de las ciencias y de la lucha de clases. Esta nueva filosofía se dará cuando tome conciencia de que es práctica política y actúe conforme a ella. EL CONOCIMIENTO (IV) Engels entiende la filosofía marxista de una forma algo diferente: la filosofía ha servido en el pasado para forjar las categorías de la ciencia y en la actualidad posee todavía un objeto de estudio: las leyes de la dialéctica, que se pueden deducir de la historia de las ciencias que estudian la naturaleza. El materialismo dialéctico es el resultado de la unificación de los principios del materialismo histórico con las leyes de la naturaleza y se convierte, después de la muerte de Marx, en la filosofía oficial del marxismo. La ciencia, según el marxismo, es una forma definitiva de saber que tiene como base la dialéctica: se trata de un conocimiento de la realidad como un todo, sin que halla parcialidades de ningún tipo. LA REALIDAD Para Marx, la única realidad existente es la materia, pero su materialismo no es una mera repetición del materialismo atomista de los antiguos (Demócrito, Epicuro) ni del materialismo mecanicista de los modernos (La Mettrie). La teoría marxista de la realidad física ha sido llamada “materialismo dialéctico”. Este materialismo parte de los mismos supuestos de todo materialismo: sólo existe materia y movimiento, o la materia, sus procesos, sus cambios y evoluciones, cuya explicación se halla en la dialéctica, en un sentido invertido respecto del que le diera Hegel. Esta filosofía materialista la expone fundamentalmente Engels sobre todo en su obra Dialéctica de la naturaleza (1925). LA REALIDAD (II) Leyes de la dialéctica de la realidad física: Ley de la unión y la lucha de contrarios: el principio de movimiento y desarrollo no reside fuera de las cosas ni procede de un primer motor, sino de las contradicciones de la naturaleza. Ley del paso de la cantidad a la cualidad: la ley de transformación de la materia determina que el cambio no consiste en una mera agregación de elementos, sino que se pasa a una nueva integración en un todo de tipo superior, a una cualidad, en un momento determinado que depende de la naturaleza de cada fenómeno natural. Ley de la negación de la negación: toda novedad surge como contradicción de un primer estado, que a su vez es negada o suprimida, por lo que hay una vuelta a un estado semejante al primero, pero en una condición más elevada. Estas leyes son universales y se cumplen en la naturaleza, en la sociedad humana y en el pensamiento. LA REALIDAD (III) El materialismo histórico, por su parte, se caracteriza como una concepción del desarrollo de la historia y la sociedad en función de la realidad económica. El hombre es un ser histórico que se construye a sí mismo satisfaciendo en el medio que le rodea sus propias necesidades por medio de la actividad modificadora del trabajo o praxis. Así, la relación transformadora del hombre con la naturaleza es el motor de la historia humana. LA REALIDAD (IV) Dinámica de la historia: las fuerzas productivas (formadas por los medios de producción –objetos de trabajo + medios de trabajo- más la fuerza de trabajo) y las relaciones de producción (basadas en las relaciones de propiedad y que originan las clases sociales) configuran, a su vez, los modos de producción (primitivo, asiático, esclavista, feudal, capitalista, comunista) que son lo que determina una manera de vivir en sociedad en una fase concreta de la historia humana. En los modos de producción, es decir, en la manera como se produce, se manifiesta la naturaleza histórica del hombre. Estos modos de producción condicionan todo el proceso en que se estructura la vida social, política y espiritual del hombre. En esta estructuración puede diferenciarse: Una base real, constituida por las relaciones de producción, independientes de la voluntad del hombre y determinadas por el momento histórico de la evolución de las fuerzas productivas, que forman la estructura económica. La superestructura, formada por el resto de estructuras, jurídicas, políticas e ideológicas, fundadas sobre aquella base real. El cambio social se produce cuando las fuerzas productivas, que se van desarrollando paulatinamente, entran en conflicto con las relaciones de producción que hasta ese momento eran su expresión. Este desajuste inicia un conflicto generalizado o lucha de clases que transforma a su vez toda la superestructura jurídica, política e ideológica. LA POLÍTICA La noción de plusvalía es el centro de la crítica marxista del modo de producción capitalista. Designa la parte del valor producido por el trabajo asalariado y que es apropiado por el capitalista. El empresario trata al trabajador como una mercancía más y no le remunera con el valor producido sino que el salario contempla solamente el costo de la fuerza de trabajo, con lo que se apropia del resto del valor producido. Marx critica la teoría clásica que atribuía el origen del valor a varias causas: la naturaleza, el trabajo y el capital. Esta teoría es mistificadora, ya que la naturaleza por sí misma no engendra valor, a menos que medie el trabajo humano, y el capital sólo puede hacerlo en la medida en que ya es una forma de trabajo acumulado. LA POLÍTICA (II) Para que desaparezcan las condiciones de las explotación capitalista es necesario, según Marx, una revolución socialista. El marxismo es por ello una filosofía de la acción política, de la transformación social. Todas las revoluciones del pasado han sido revoluciones parciales realizadas por minorías que se apoderaban de los medios de producción y ocupaban el poder, pero no desaparecía la explotación. La revolución socialista, en cambio, tiene que ser una revolución total, y debe ser llevada a cabo por el proletariado, que es una clase universal caracterizada por la privación. Y si la propiedad privada de los medios de producción es la fuente de la explotación y de la creación de las clases sociales, el acto esencial de esa revolución total será la supresión de la propiedad privada de los medios de producción y la abolición de las clases. LA POLÍTICA (III) En El Capital, Marx muestra el capitalismo como un sistema económico encaminado a su perdición. La dinámica del capitalismo provoca la acumulación progresiva del capital y la pauperización creciente del proletariado y provoca su autodestrucción. Ahora bien, si la catástrofe final del sistema es inevitable, ¿por qué es necesaria la acción revolucionaria? La respuesta es que la revolución socialista va a acelerar el proceso, adelantándolo. Pero esta revolución sólo es posible porque la destrucción de la sociedad capitalista es un proceso en marcha e irreversible. LA POLÍTICA (IV) Después de la revolución, habrá una fase transitoria en la que el proletariado tendrá que erigirse en clase dirigente y ejercer, a través del aparato del Estado, una dictadura sobre todo el cuerpo social. Es la llamada dictadura del proletariado. Es necesaria porque antes de que nazca la sociedad comunista es preciso un tiempo para borrar todas las lacras del capitalismo. La etapa de la dictadura del proletariado tendrá una triple misión: Desarrollar la industria. Aniquilar los privilegios y la resistencia de la antigua clase dirigente. Educar a las masas. A medida que vayan cumpliendo estos objetivos, el Estado proletario se irá debilitando hasta desaparecer, ya que el Estado no es sino una expresión más de la lucha de clases que se da en el cuerpo social. LA POLÍTICA (V) La historia de la lucha de clases conduce inevitablemente, a través de la revolución socialista y de la dictadura del proletariado, a la abolición de las clases y a la implantación de una nueva sociedad, la sociedad comunista, en la que el hombre, individual y colectivamente, será feliz. En la Crítica al programa de Gotha, Marx habla de esta sociedad y la caracteriza con los siguientes rasgos: No habrá subordinación esclavizadora de los individuos a la división del trabajo. Desaparecerá la oposición entre trabajo manual e intelectual. El trabajo dejará de ser un medio de vida para convertirse en una necesidad. La riqueza colectiva correrá a raudales. Cada persona trabajará de acuerdo con sus capacidades y cobrará según sus necesidades. LA POLÍTICA (VI)