“¿Por qué no haces unas sopas de letras?” Estimulación cognitiva en casa: no todo vale Proponer una actividad de estimulación cognitiva no es comprar un libro de pasatiempos y dárselo a la persona con demencia para que los vaya haciendo. Tampoco es pretender que por ella misma vuelva a retomar aficiones pasadas (intentar que acabe aquella colcha que tenía a medias) o que empiece otras nuevas (que salga con vecinos a pasear, que vaya al centro cívico del barrio a ver qué actividades hacen…). Es un poco más complejo que todo eso. Muchas veces y sin quererlo, lo que conseguimos es que la persona con demencia sea reticente a cualquier tipo de actividad “extra” por el hecho de haber experimentado varios fracasos (no saber cómo resolver la sopa de letras en el libro de pasatiempos, no poder terminar la colcha porque pierde el punto o no poder hacer las actividades del centro cívico porque no recuerda qué le han explicado). Debemos tener en cuenta que la demencia implica pérdida de capacidades y que, por lo tanto, cada vez se necesitará más ayuda para desempeñar actividades. Estimulación cognitiva en casa La estimulación cognitiva en casa va a necesitar muchas veces de la implicación, apoyo y seguimiento de una persona cercana mientras la persona con demencia realiza una actividad. El papel de quien acompaña no sólo es el de sugerir las tareas, sino que también tendrá que guiar y supervisar su ejecución, ayudar en función de las necesidades y dificultades que se vayan encontrando y felicitar por lo que se haya conseguido (siempre, aunque sea poco). El éxito de una actividad de estimulación cognitiva dependerá de cómo de bien esta actividad se haya adaptado a las capacidades de la persona con demencia: en definitiva, el entorno es el que deberá adaptarse y no al revés. Es decir, la tarea deberá efectivamente implicar cierto esfuerzo mental, pero deberá también ser bien aceptada por la persona con demencia y que ésta pueda solucionarla con más o menos ayuda. Tomemos como ejemplo las sopas de letras. Las sopas de letras son actividades útiles para realizar estimulación cognitiva, ya que se trabajan funciones mentales como la atención, la concentración y el lenguaje. Para personas que no han hecho nunca una sopa de letras (que sepan leer mínimamente), se debe escoger para empezar una sopa de letras sencilla (que no infantil), que tenga las palabras escondidas de derecha a izquierda o de arriba abajo (no en diagonal o al revés), que tenga escritas la lista de palabras que se deban buscar (y no, por ejemplo, “encuentre 10 nombres de ciudades”) y que éstas sean conocidas, frecuentes. Se debe seguir un orden buscando la primera palabra de la lista. Se puede ayudar dando alguna estrategia: buscar la primera letra (o las dos primeras) de la primera palabra fila a fila. Una vez encontrada, marcarla y tacharla de la lista para evitar volver a buscarla y seguir con la segunda palabra. La cantidad de ayuda que se debe proporcionar dependerá de las necesidades de la persona con demencia en cada actividad en concreto. En resumen: proponer una actividad de estimulación cognitiva implicará también involucrarse en su realización para proporcionar ayuda y refuerzo cuando la persona con demencia lo necesite. El ejemplo de la sopa de letras puede ayudar a entender esta adaptación del entorno a las capacidades de la persona con demencia. ¿Quién ha escrito este post? Noemí Cerulla. Psicóloga. Consorci Terrassa (Barcelona) Sanitari de