Tornó e preguntólos ca qerié la nodicia pero óvoli uno quántos podrién seer e los nomnes saber; d’ellos a responder, disso la verdad toda mas non de so querer. (Estrofa 164 de la Vida de San Millán de Gonzalo de Berceo. Texto tomado de B. DUTTON, La vida de San Millán de la Cogolla de Gonzalo de Berceo, Tamesis Books Limited, London, 1967). Las vocales tónicas son las que tienen menos variación. El diptongo “ie” no procede de la “e” breve, es una forma antigua para el incondicional y el imperfecto. La “a” La “e” pasa a “i”, “oe”. La ”u” pasa a “u”. Las vocales atonas pueden sufrir más variaciones o perderse porque son más débiles que las tónicas. La vocal final es siempre la más breve. Las vocales protónicas, antes de la tónica, la “a” se mantiene, y el resto (e, i u) suelen perderse, es un fenómeno habitual en el latín, no es propio únicamente de las lenguas románicas. Las vocales postónicas son más débiles, sobre todo al final de la palabra, la ultima vocal suele desaparecer, pero en el caso de tratarse de una “e” suele conservarse.