SISTEMA DIGESTIVO Maestra: Artemia Del Rosario De La Rosa Alumna: Alessandra Osuna Cossio Grupo: 307 07/11/2020 ESTRUCTURAS DEL SISTEMA DIGESTIVO Boca: Los alimentos entran en el tracto digestivo a través de la boca (o cavidad oral), una cavidad cubierta de membrana mucosa. Los labios protegen su abertura anterior, las mejillas forman sus paredes laterales, el paladar duro forma su techo anterior y el paladar blando, su techo posterior. La úvula es una proyección carnosa con forma de dedo del paladar blando, que se extiende por la parte inferior desde el borde posterior del paladar blando. El espacio exterior entre los labios y las mejillas y el espacio interior entre los dientes y las encías es el vestíbulo. La lengua tiene varias uniones óseas; dos de éstas al hueso hioides y a las apófisis estiloides del cráneo. El frenillo lingual, un pliegue de membrana mucosa, fija la lengua al suelo de la boca y limita sus movimientos posteriores. En el extremo posterior de la cavidad oral hay masas emparejadas de tejido linfático, las tonsilas palatinas. La tonsila lingual cubre la base de la lengua justo al final. Las tonsilas, junto con otros tejidos linfáticos, forman parte del sistema defensivo del organismo. A medida que los alimentos entran en la boca, se van mezclando con la saliva y se mastican. Las mejillas y los labios cerrados mantienen los alimentos entre los dientes mientras éstos se mastican. La lengua, tan ágil, mezcla continuamente los alimentos con la saliva mientras se mastica e inicia el tragado. Así, la descomposición de los alimentos comienza antes incluso de que éstos hayan abandonado la boca. Faringe Desde la boca, los alimentos pasan posteriormente a la orofaringe y la laringofaringe, que son las vías comunes de los alimentos, los líquidos y el aire. La faringe se subdivide en la nasofaringe, parte de las vías respiratorias; la orofaringe, posterior a la cavidad oral; y la laringofaringe, que es la continuación del esófago. Las paredes de la faringe contienen dos capas de músculo esquelético. Las células de la capa interna la recorren longitudinalmente; mientras que las de la capa externa (los músculos constrictores) rodean la pared de forma circular. Las contracciones alternantes de estas dos capas musculares impulsan los alimentos a través de la faringe al esófago, situado más abajo. Este mecanismo de impulsión, denominado peristalsis. Esófago El esófago (o garganta) va desde la faringe a través del diafragma hasta el estómago. Con unos 25 cm de longitud, es esencialmente un “pasillo” que conduce los alimentos (mediante la peristalsis) hasta el estómago. Las paredes de los órganos del tubo digestivo que van desde el esófago hasta el intestino grueso están formadas por las mismas cuatro capas (o túnicas) de tejido básico: 1. La mucosa es la capa más interna, una membrana húmeda que cubre la cavidad (o luz) del órgano. Consta principalmente de un epitelio superficial, además de una pequeña cantidad de tejido conectivo (lámina propia) y una escasa capa de músculo liso. Más allá del esófago, que tiene un epitelio escamoso estratificado resistente a la fricción, el epitelio es en su mayor parte cilíndrico simple. 2. La submucosa se encuentra justo debajo de la mucosa. Se trata de una capa de tejido conectivo suave que contiene vasos sanguíneos, terminaciones nerviosas, ganglios linfáticos y vasos linfáticos. 3. La capa muscular externa es una capa muscular que suele estar formada por una capa circular interna y una capa longitudinal externa de células de músculo liso. 4. La serosa es la capa más externa de la pared. Está formada por una sola capa de células planas que producen líquido seroso, el peritoneo visceral. El peritoneo visceral es la continuación del peritoneo parietal, liso y resbaladizo, que cubre la cavidad abdominopélvica mediante una extensión de la membrana, el mesenterio. Estómago El estómago tiene forma de C, y se encuentra en el lado izquierdo de la cavidad abdominal, casi escondida por el hígado y el diafragma. Se han nombrado distintas zonas del estómago. La región cardiaca (denominada así por su posición cerca del corazón) rodea al esfínter cardioesofágico, a través del cual los alimentos entran al estómago desde el esófago. El fundus es la parte expandida del estómago situada lateralmente con respecto a la región cardiaca. El cuerpo es la parte media y, a medida que se ensancha por su parte inferior, se convierte en el antro pilórico y, a continuación, en el píloro, que tiene forma de embudo y es la parte terminal del estómago. El tamaño del estómago varía de 15 a 25 cm, pero su diámetro y volumen dependen de la cantidad de alimentos que contiene. Cuando está lleno, puede contener unos cuatro litros de alimento. Cuando está vacío, se retrae sobre sí mismo y su mucosa forma grandes pliegues denominados rugosidades (ruga = arruga, pliegue). La superficie lateral convexa del estómago es la curvatura mayor; su superficie media cóncava es la curvatura menor. El epiplón menor, una doble capa de peritoneo, se extiende desde el hígado hasta la curvatura menor. El epiplón mayor, otra extensión del peritoneo, se extiende hacia abajo y cubre los órganos abdominales como un delantal de encaje antes de unirse a la pared corporal posterior. El epiplón mayor está lleno de grasa, que ayuda a aislar, amortiguar y proteger los órganos abdominales, y cuenta con grandes grupos de ganglios linfáticos que contienen macrófagos y células defensivas del sistema inmunitario. La mucosa del estómago es un epitelio cilíndrico simple formado por completo por células mucosas que producen una capa protectora de moco alcalino rico en bicarbonato que se pega a la mucosa del estómago y protege la pared del mismo frente a daños debidos a ácidos y a su digestión por parte de las enzimas. Por otra parte, esta cobertura lisa está dotada de millones de profundas fosas gástricas, que conducen a las glándulas gástricas, las cuales secretan una solución denominada jugo gástrico. Por ejemplo, algunas células estomacales producen el factor intrínseco, una sustancia necesaria para la absorción de vitamina B12 desde el intestino delgado. Las células principales producen enzimas que proteínas, en mayor su digieren parte pepsinógenos, y las células parietales producen ácidoclorhídrico corrosivo, que hace que el contenido del estómago sea ácido y activa las enzimas. Intestino delgado El intestino delgado es el principal órgano digestivo del organismo. A través de su tortuoso recorrido, el alimento que puede utilizarse se prepara finalmente para su viaje en las células del cuerpo. El intestino delgado es un tubo muscular que se extiende desde el esfínter pilórico hasta el intestino grueso. Se trata de la sección más larga del tubo digestivo, con una longitud media de entre 2,5 y 7 m en una persona viva. Exceptuando la parte inicial del intestino delgado (el duodeno), que se encuentra mayoritariamente en una posición retroperitoneal, el intestino delgado cuelga en bobinas con forma de salchicha en la cavidad abdominal, suspendidas desde la pared abdominal posterior mediante el mesenterio con forma de abanico. El intestino grueso lo rodea y enmarca en la cavidad abdominal. El intestino delgado presenta tres subdivisiones: el duodeno (“longitud de doce dedos de ancho”), el yeyuno (“vacío”) y el íleon (“intestino enrollado”), que contribuyen al 5%, casi al 40% y casi al 60% de la longitud del intestino delgado, respectivamente. El íleon se une al intestino grueso en la válvula ileocecal, que une los intestinos grueso y delgado. La digestión química de los alimentos empieza realmente en el intestino delgado. El intestino delgado es capaz de procesar sólo una pequeña cantidad de alimento cada vez. El esfínter pilórico (literalmente, “portero”) controla el movimiento de los alimentos en el intestino delgado desde el estómago y evita que el intestino delgado se llene demasiado. Aunque el duodeno con forma de C es la subdivisión más corta del intestino delgado, tiene las características más interesantes. El intestino delgado está bien adaptado a su función. Su pared presenta tres estructuras que aumentan tremendamente la superficie absorbente: microvellosidades, vellosidades y pliegues circulares. Las microvellosidades son diminutas proyecciones de la membrana plasmática de las células mucosas que proporcionan un aspecto velloso a la superficie celular, algunas veces denominada borde ciliado. Las membranas plasmáticas portan enzimas (enzimas de bordes ciliados) que completan la digestión de las proteínas y los hidratos de carbono en el intestino delgado. Las vellosidades son proyecciones con forma de dedo de la mucosa que le confieren un aspecto y una apariencia aterciopelados, muy parecidos al suave tejido de una toalla. En cada vellosidad hay un sofisticado lecho capilar y un capilar linfático modificado denominado vaso quilífero. Los productos alimentarios digeridos se absorben a través de las células mucosas de los capilares y el quilífero. Los pliegues circulares, también denominados plicae circulares, son profundos pliegues de capas de mucosa y submucosa. A diferencia de las rugosidades del estómago, los pliegues circulares no desaparecen cuando los alimentos llenan el intestino delgado. Todas estas modificaciones estructurales, que aumentan el área de superficie, se reducen en número hacia el final del intestino delgado. Intestino grueso El intestino grueso tiene un diámetro mucho mayor que el intestino delgado (de ahí su nombre, el intestino grueso), pero tiene una longitud menor. Con unos 1,5 m de longitud, se extiende desde la válvula ileocecal hasta el ano. Enmarca el intestino delgado por tres lados y presenta las siguientes subdivisiones: ciego, apéndice, colon, recto y canal anal. El ciego con forma de saco es la primera parte del intestino grueso. Colgando del ciego encontramos el apéndice con forma de gusano (“vermiforme”), una zona potencialmente problemática. Puesto que suele estar enrollado, es una ubicación ideal para la acumulación y multiplicación de bacterias. La inflamación del apéndice, la apendicitis, es el resultado habitual. El colon se divide en varias regiones distintas. El colon ascendente recorre hacia arriba la parte derecha de la cavidad abdominal y realiza un giro, la flexura derecha (o hepática) del colon, para cruzar la cavidad abdominal como el colon transverso. Vuelve a girar en la flexura izquierda (o esplénica) del colon y continúa hacia abajo por el lado izquierdo como el colon descendente, para entrar en la pelvis, donde se convierte en el colon sigmoide con forma de S. El colon sigmoide, el recto, y el canal anal se encuentran en la pelvis. El canal anal termina en el ano, el cual está abierto al exterior. El canal anal presenta un esfínter voluntario externo (el esfínter anal externo) compuesto por músculo esquelético y un esfínter involuntario interno (esfínter involuntario interno) formado por músculo liso. LAS FUNCIONES DE CADA UNA DE ESTRUCTURAS DE LOS ORGANOS DEL SISTEMA DIGESTIVO Boca La boca tiene múltiples funciones, pero las más importantes son: Digestiva: la boca es el punto de inicio del aparato digestivo y gracias a ella, podemos masticar los alimentos, mezclarlos con saliva y tragarlos. Respiración: participa activamente en la respiración e interviene tanto para tomar como para expulsar el aire. Sensorial y sensitiva: es uno de los órganos más especializados para percibir las propiedades de los alimentos y otros objetos gracias a las papilas gustativas de la lengua. Protección: tiene un papel muy importante en nuestro sistema de defensa porque actúa como barrera para evitar la entrada de microorganismo en el cuerpo. Estética: nuestra sonrisa y dientes forman parte de nuestra apariencia física e influyen notablemente en el autoestima. Comunicación: además de hablar, realizamos gestos, ademanes, silbidos, etc. Con los que nos comunicamos con las personas. Aspiramos aire que pasa por la boca y llega hasta la laringe que es la encargada de generar sonido con la vibración que produce el aire. Faringe La faringe está conectada a varios órganos y es parte de distintos sistemas del organismo por lo que ayuda y permite se realicen múltiples funciones. Permitir el paso de los alimentos desde la boca hacia el esófago o deglución es una de las funciones de la faringe, pasa cuando realiza contracciones musculares que permiten al alimento llegar al esófago. En la deglución suceden de movimientos que habilitan los conductos digestivos y cierran los respiratorios. Estas mismas contracciones evitan que los alimentos entren en la tráquea y con ello al sistema respiratorio. La epiglotis es la válvula contracciones, la faringe se encarga de cerrar y que controla las evitar accidentes por atragantamientos. Igualmente la faringe tiene entre sus funciones ayudar en los procesos de inhalación y espiración claves en la respiración, proceso fisiológico indispensable para la vida. Mediante las fosas nasales entra el aire en función natural respiratoria, también se puede hacer a través de la boca, ambas partes del cuerpo conectan con la faringe que se encarga de enviarlo a la tráquea, ésta lo transporta hacia los pulmones. La emisión de sonidos es parte de las funciones musculares de la faringe, estos sonidos son esenciales para la comunicación oral. La emisión de sonidos o vocalización se produce gracias a la vibración de las cuerdas vocales, se hace gracias a la faringe ya que el aire necesario para vocalizar es inhalado y pasa a través de la faringe y la laringe. La presión en el oído medio se da gracias al trabajo conjunto de la faringe y la trompa de Eustaquio. El movimiento hace que se abra y se cierre, lo que iguala la presión que llega al oído medio y, conduce el sonido. La faringe también ayuda en los procesos de producción saliva, percepción de olores y sabores, y en la masticar. Esófago La principal función del esófago es trasladar o deglutir los alimentos ingeridos al estómago, y su extremo distal, es responsable de prevenir, en una manera retrógrada gastroesofágica, el reflujo de aquellos comestibles ingeridos. La fuerza mecánica primaria responsable para el movimiento de los alimentos a través del esófago proviene de la capa externa muscular. Estomago Las funciones del estómago son: Vaciamiento: Cuando el estómago contiene alimento, se producen ondas constrictoras débiles, llamadas ondas de mezclado, que se mueven a lo largo de su pared aproximadamente una vez cada 20 segundos. A medida que las ondas progresan hasta el antro pilórico, se hacen más intensas, con lo que permiten la salida del quimo por el esfínter pilórico. Regulación: El vaciamiento gástrico depende de la fuerza de las ondas peristálticas del antro pilórico y del grado de contracción del esfínter pilórico, que son controlados, a su vez, por señales reguladoras nerviosas y hormonales procedentes del estómago y del intestino delgado. Secreción: El estómago secreta diariamente de 2 a 3 litros de jugo gástrico. La mucosa gástrica presenta varios tipos de células y glándulas secretoras: células epiteliales glándulas gástricas Regulación: La ingesta de alimentos es el estímulo adecuado de la secreción del jugo gástrico, que comienza ya antes de la comida y sigue después de terminarla. En la secreción gástrica se distinguen 3 fases: 1. La fase cefálica, que se desencadena por la expectativa, el olor, la vista o el gusto de la comida. 2. La fase gástrica, que produce un 60% de la secreción gástrica total. Se inicia con la distensión del estómago por los alimentos y por efectos químicos de determinados componentes de los mismos, y es regulada por señales nerviosas (en respuesta a la distensión gástrica) y hormonales (gastrina). 3. La fase intestinal, que se origina en el intestino delgado y da lugar a un 5% de la secreción gástrica total. Intestino delgado Digestión de proteínas: Las proteínas, los péptidos y los aminoácidos son actuados sobre por las enzimas tales como tripsina y quimotripsina, secretadas por el páncreas. Esto las rompe derriba a péptidos más pequeños. La avería química comienza en el estómago y continúa hasta el intestino grueso. Digestión de lípidos: Las enzimas, como las lipasas secretadas del páncreas, actúan en las grasas y los lípidos en dieta. Esto rompe los triglicéridos en los ácidos grasos libres y los monoglicéridos. Es ayudada por las sales de bilis secretadas por el hígado y la vesícula biliar. La lipasa es soluble en agua pero los triglicéridos grasos no son. Las sales de bilis esperan los triglicéridos en el ambiente acuoso hasta que la lipasa pueda romperlos en las piezas más pequeñas que pueden entrar en las vellosidades intestinales para la amortiguación. Digestión de hidratos de carbono: Los hidratos de carbono se analizan a los azúcares y a los monosacáridos simples como la glucosa. La amilasa pancreática analiza algunos hidratos de carbono a los oligosacáridos también. Algunos hidratos de carbono y fibras pasan indigerido al intestino grueso donde pueden, dependiendo de su tipo, estar descompuestos por las bacterias intestinales. Amortiguación en los intestinos delgados: Una vez que están analizados los alimentos son absorbidos por las paredes internas del intestino delgado en la corriente de la sangre. Los alimentos se hacen bastante pequeños de modo que puedan pasar, o “transpórtese”, a través de las células epiteliales del aparato gastrointestinal. Los alimentos son absorbidos por procesos de la difusión simple/pasiva, de la difusión facilitada, del transporte activo primario, o del transporte activo secundario. El intestino delgado es bueno para la amortiguación puesto que tiene una superficie interna grande. Esto es formado debido a los circulares de los plicae que proyectan muchos minúsculos dedo-como las estructuras de vellosidades llamadas tejido. Las células epiteliales individuales también tienen dedo-como las proyecciones, que se llaman conocidas como microvellosidades. Colon El colon está situado inmediatamente después del ciego y mide 1,5 metros. A pesar de las diferencias entre los aparatos digestivos de los diferentes vertebrados, sus funciones principales son las de almacenar residuos, extraer agua, mantener el equilibrio de hidratación y absorber algunas vitaminas como la vitamina K. Cuando el quimo alcanza este órgano casi todos los nutrientes y el 90 % del agua han sido absorbidos por el cuerpo; algunos electrolitos como el sodio, magnesio, y cloruros, así como carbohidratos no digeribles conocidos como fibra alimentaria. A medida que el quimo se mueve a lo largo del intestino se irá extrayendo la mayoría del agua de este, mientras que se va impregnando de una mucosa y bacterias conocidas como flora intestinal, pasando a convertirse en materia fecal (heces). Las bacterias descompondrán algunas de las fibras para su propia alimentación y crearán acetatos, propionatos, butiratos, como productos de desecho, los cuales a su vez son utilizados por las células del colon como alimento. ESTRUCTURA Y FUNCION DE LOS ORGANOS ACCESORIOS DEL SISTEMA DIGESTIVO Dientes Nosotros masticamos abriendo y cerrando la mandíbula y moviéndola de un lado a otro mientras utilizamos la lengua continuamente para mover el alimento entre los dientes. En el proceso, los dientes desgarran y machacan los alimentos, de modo que los descomponen en fragmentos más pequeños. Normalmente, a los 21 años se han formado dos grupos de dientes. El primer grupo es el de los dientes primarios, también denominados dientes infantiles o dientes de leche. Los dientes primarios empiezan a nacer en torno a los seis meses, y un bebé posee un grupo completo (20 dientes) a los dos años de edad. Los primeros dientes que aparecen son los incisivos centrales inferiores, un suceso que los padres suelen esperar con ansiedad. A medida que el segundo grupo dental, los dientes permanentes más profundos, crecen y se desarrollan, las raíces de los dientes de leche son reabsorbidas, y entre los seis y los doce años se sueltan y se caen. Todos los dientes permanentes, excepto los terceros molares, ya han nacido al llegar al final de la adolescencia. Los terceros molares, también denominados muelas del juicio, nacen más tarde, entre los 17 y los 25 años. Aunque hay 32 dientes permanentes en un grupo completo, a menudo las muelas del juicio no salen del todo; a veces están completamente ausentes. Los dientes se clasifican según su forma y funcionan como incisivos, caninos, premolares y molares. Los incisivos, con forma de cincel, están hechos para cortar; los caninos con forma afilada (colmillos) son para desgarrar o perforar. Los premolares y los molares presentan coronas anchas con puntas redondeadas y son los dientes mejor adaptados para machacar. Un diente consta de dos regiones principales, la corona y la raíz. La corona recubierta de esmalte es la parte expuesta del diente por encima de la encía. El esmalte es la sustancia más dura del cuerpo y resulta bastante quebradizo porque tiene una elevada mineralización con sales cálcicas. La parte de diente incrustada en la mandíbula es la raíz; la raíz y la corona están unidas por la región dental denominada cuello. La superficie exterior de la raíz está cubierta por una sustancia denominada cemento, que une el diente a la membrana periodontal (ligamento). Este ligamento sujeta el diente en su lugar de la mandíbula. La dentina, un material similar al hueso, se encuentra por debajo del esmalte y forma el conjunto del diente. Rodea la cavidad pulpar central, que contiene varias estructuras (tejido conectivo, vasos sanguíneos y fibras nerviosas) que en conjunto se denominan pulpa. La pulpa aporta nutrientes a los tejidos dentales y ofrece sensaciones en los dientes. Glándulas salivares Tres pares de glándulas salivares vacían sus secreciones en la boca. Las grandes glándulas parótidas se encuentran en la parte anterior de las orejas. Las paperas, una enfermedad infantil común, es una inflamación de las glándulas parótidas. Las glándulas submandibulares y pequeñas glándulas sublinguales vacían las sus secreciones en el suelo de la boca a través de los diminutos conductos. El producto de las glándulas salivares, la saliva, es una mezcla de mucosidad y líquidos serosos. La mucosidad humedece y ayuda a unir los alimentos en una masa denominada bolo, que facilita las acciones de masticar y tragar. La clara porción serosa contiene una enzima (amilasa salivar), en un jugo rico en bicarbonato (alcalino) que inicia el proceso de digestión del almidón en la boca. La saliva también contiene sustancias como la lisozima y anticuerpos (IgA) que inhiben las bacterias; por tanto, también cuenta con una función protectora. Por último pero no menos importante, la saliva disuelve las sustancias químicas de los alimentos para que puedan saborearse. Páncreas El páncreas es una glándula triangular, suave y rosa que se extiende a través del abdomen desde el bazo hasta el duodeno. La mayor parte del páncreas se encuentra en la parte posterior hasta el peritoneo parietal; de ahí que su ubicación se denomine retroperitoneal. Cabeza: Dentro de la curvatura duodenal, medial y superior. Proceso unciforme: Posterior a los vasos mesentéricos superiores, medial e inferior. Cuello: Anterior a los vasos mesentéricos superiores. Posterior a él se crea la vena porta. A la derecha de la cabeza. Cuerpo: Continúa posterior al estómago hacia la derecha y ascendiendo ligeramente. Cola: Termina tras pasar entre las capas del ligamento esplenorenal. La única parte del páncreas intraperitoneal. Conducto pancreático: Empieza en la cola dirigiéndose a la derecha por el cuerpo. En la cabeza cambia de dirección a inferior. En la porción inferior de la cabeza se une al conducto colédoco dando la ampolla hepatopancreática o de Vater que se introduce en el duodeno descendente. El hígado El hígado es la glándula más grande del cuerpo. Ubicado debajo del diafragma, más hacia la derecha del cuerpo, se halla por encima del estómago y lo cubre casi por completo. El hígado presenta cuatro lóbulos y está suspendido desde el diafragma y la pared abdominal mediante un delicado cordón del mesenterio, el ligamento falciforme. No hay ninguna duda de que el hígado es uno de los órganos más importantes del organismo. Posee muchas funciones metabólicas y reguladoras; sin embargo, Su función digestiva es la producción de bilis. La bilis abandona el hígado a través del conducto hepático común y entra en el duodeno a través del conducto biliar. La bilis es una solución acuosa entre amarilla y verde que contiene sales y pigmentos biliares (principalmente bilirrubina, un producto de la descomposición de la hemoglobina), colesterol, fosfolípidos y una variedad de electrolitos. De estos componentes, sólo las sales biliares (derivadas del colesterol) y los fosfolípidos ayudan en el proceso digestivo. La bilis no contiene enzimas, pero sus sales biliares emulsionan las grasas mediante la descomposición física de grandes glóbulos de grasa en otros más pequeños, de modo que ofrece una zona superficial mayor para que trabajen las enzimas que digieren las grasas. La vesícula biliar La vesícula biliar es un saquito verde de finas paredes que se encuentra en una fosa poco profunda en la superficie inferior del hígado. Cuando no hay digestión de alimentos, la bilis vuelve a subir por el conducto cístico y entra en la vesícula biliar para su almacenamiento. Mientras está en la vesícula biliar, la bilis se concentra mediante la extracción de agua. Más adelante, cuando entran alimentos grasos en el duodeno, un estímulo hormonal hace que la vesícula biliar se contraiga y la bilis almacenada salga a borbotones, de modo que el duodeno pueda disponer de ella. Descripción general de los procesos y controles gastrointestinales Las principales funciones del tracto digestivo suelen resumirse en dos palabras: digestión y absorción. Sin embargo, muchas de sus actividades específicas (como la actividad de los músculos lisos) y determinados sucesos reguladores no se incluyen realmente en ninguna de estas dos funciones. Para describir los procesos del sistema digestivo de un modo un poco más preciso, debemos considerar en realidad unos cuantos términos funcionales más. 1. Ingestión. El alimento debe colocarse en la boca antes de que pueda actuarse sobre él. Se trata de un proceso activo y voluntario denominado ingestión. Si los alimentos deben ser procesados por varios órganos digestivos, deben pasar de un órgano al siguiente. La acción de tragar es un ejemplo del movimiento de los alimentos que depende en gran medida del proceso de impulsión denominado peristalsis. La peristalsis es involuntaria e implica movimientos alternantes de contracción y relajación musculares en la pared del órgano. El efecto neto es estrujar los alimentos a lo largo del tracto. Aunque la segmentación puede ayudar a impulsar los productos alimentarios por el intestino delgado, normalmente sólo mueve los alimentos de atrás hacia adelante a través de la pared interna del órgano, que actúa para mezclarlos con los jugos digestivos. De este modo, las segmentación es más un ejemplo de digestión mecánica que de impulsión. 3. Digestion: Digestión mecánica. Mezclar los alimentos en la boca mediante la lengua, machacar la comida en el estómago y segmentarla en el intestino delgado son ejemplos de procesos que contribuyen a la digestión mecánica. La digestión mecánica prepara los alimentos para su posterior degradación a través de las enzimas mediante la fragmentación física de la comida en partículas más pequeñas. Digestión química. La secuencia de pasos en los que las moléculas grandes de alimentos se descomponen en sus bloques de formación mediante las enzimas (moléculas de proteína que actúan como catalizadores) se denomina digestión química. El agua también es necesaria como medio disolvente, así como un agente suavizador para la digestión de los alimentos. Puesto que cada uno de los principales grupos alimentarios tiene bloques de formación muy distintos, merece la pena tomarse un poco de tiempo para revisar estas unidades químicas. Los bloques de formación (o unidades) de alimentos con hidratos de carbono son monosacáridos, o azúcares simples. Tenemos que recordar sólo tres de éstos que son comunes en nuestra dieta: glucosa, fructosa y galactosa. La glucosa es la más importante sin lugar a dudas, y cuando se habla de los niveles de azúcar en sangre, la glucosa es el “azúcar” al que se hace referencia siempre. La fructosa es el azúcar más abundante de las frutas, y la galactosa se encuentra en la leche. Esencialmente, los únicos hidratos de carbono que digiere nuestro sistema digestivo, o que se descomponen en azúcares simples, son la sacarosa (azúcar de mesa), la lactosa (azúcar de la leche), la maltosa (azúcar de la malta) y el almidón. La sacarosa, la maltosa y la lactosa se denominan disacáridos (o azúcares dobles), porque cada una consta de dos azúcares simples unidos. El almidón es un polisacárido (literalmente, “muchos azúcares”) formado por cientos de unidades de glucosa. Aunque consumimos alimentos que contienen otros polisacáridos, como la celulosa, carecemos de enzimas capaces de descomponerlos. Los polisacáridos indigeribles no nos proporcionan ningún nutriente, pero ayudan a mover los productos alimentarios por el tracto gastrointestinal de modo que proporcionan volumen, o fibra, a nuestra dieta. Las proteínas se digieren en bloques de formación, que son aminoácidos. Los productos intermedios de la digestión de proteínas son polipéptidos y péptidos. Cuando se digieren los lípidos (grasas), éstos producen dos tipos distintos de bloques de formación; ácidos grasos y un alcohol denominado glicerol. 5. Absorción. El transporte de los productos finales digeridos de la luz del tracto GI hasta la sangre o la linfa es la absorción. Para que se produzca la absorción, los alimentos digeridos deben entrar primero en las células mucosas mediante los procesos de transporte activo o pasivo. El intestino delgado es el principal punto de absorción. 6. Defecación. La defecación es la eliminación de los residuos indigeribles del tracto GI a través del ano en forma de heces. Bibliografía Peate, I., & Nair, M. (2012). Anatomía y fisiología para enfermeras. Manual Moderno. Marieb, E. N. (2008). Anatomía y fisiología humana (No. Sirsi) i9788478290949). Pearson Educación.