Análisis de imagen publicitaria GUIÓN PARA EL COMENTARIO DE IMÁGENES FIJAS Lectura denotativa Contexto Tamaño y formato Técnica Elementos que configuran la imagen: Encuadre/composición Luz Color Textura Imagen y representación: Iconicidad/abstracción Monosemia/polisemia Descripción objetiva de lo representado Lectura connotativa Valores estéticos Valores expresivos Significados: connotaciones, valor simbólico. Explicación detallada ANÁLISIS DE LA IMAGEN Y MENSAJES MULTIMEDIA 1. 2. 3. 4. 5. Lectura denotativa y connotativa de imágenes. Análisis de imágenes fijas y en movimiento. Valores formales, estéticos, expresivos y de significado. La incidencia de los mensajes según el medio emisor. Análisis de contenidos en Internet. 1. LECTURA DENOTATIVA Y CONNOTATIVA DE IMÁGENES. ANÁLISIS DE IMÁGENES FIJAS Y EN MOVIMIENTO. Los diferentes lenguajes que utilizamos son sistemas de representación, es decir, buscan representar una realidad, pero no son la realidad. Por ejemplo, nuestra persona puede ser representada por la firma, por el nombre o por un retrato fotográfico. Ya se ha visto en las primeras unidades cómo toda imagen puede ser analizada en dos partes interdependientes: su forma o significante y su contenido o significado. También es oportuno plantear su análisis dividido en dos partes denominadas lectura denotativa y lectura connotativa. 1.1. LECTURA DENOTATIVA DE LA IMAGEN La lectura denotativa se atiene al mensaje objetivo que obtenemos de la imagen o a lo que vemos directamente en ella sin aplicar ningún código simbólico. Por tanto, la lectura denotativa de una imagen surge de contemplarla y decir simplemente lo que se ve de una manera rápida, lógica y práctica. Es la lectura denotativa la enumeración y la descripción inmediata y evidente de los elementos que la componen: tamaño, formato, encuadre, composición, colores, formas o realidades representadas, texturas, etc. Aparentemente, es la lectura más simple pero en la práctica tendemos a interpretar significados y símbolos involuntariamente en la descripción que creemos objetiva y superficial. 1.2. LECTURA CONNOTATIVA DE LA IMAGEN La lectura connotativa intenta, a partir de la lectura denotativa, desvelar el significado o los significados que no son tan obvios, que están sugeridos o pueden estar ocultos a una primera mirada, por ejemplo, los mensajes evocados en un nivel simbólico. Podemos decir que, en una lectura connotativa, debemos hacer una reflexión sobre las múltiples posibilidades evocadoras de la imagen. Existe un imaginario colectivo con el que debemos relacionar una imagen para extraer conclusiones sobre sus posibles significados, su nivel simbólico convencional o cultural. También dicha relación la podemos establecer con nuestra propia experiencia e imaginario personal para explorar evocaciones subjetivas. Para hablar de una lectura connotativa de la imagen hay que considerar el contexto del emisor y el receptor. Nuestra experiencia personal, nuestros conocimientos previos, nuestro entorno cultural, el contexto histórico de creación de las imágenes, etc. son factores que influirán en la interpretación connotativa. Si nos fijamos en la primera de las dos imágenes anteriores, diremos que, en un nivel denotativo, es la descripción esquemática de una paloma volando con una ramita en el pico. En un nivel connotativo, diremos que se trata de la representación del símbolo convencional o universal de la paz. 1.3. LAS IMÁGENES COMO MUNDO SIMBÓLICO Un símbolo es un signo que conlleva un significado adquirido por tradición histórica, cultural o religiosa. En este sentido, las imágenes simbólicas representan conceptos y realidades a partir de unos rasgos que pueden ser o no ser descriptivos, que pueden ser abstractos en su grado de iconicidad, pero han adoptado un significado concreto de forma convencional. Estos símbolos visuales pueden ir desde los emblemas corporativos de una empresa o una institución (logotipos) a las banderas y escudos de los países, las ciudades o las regiones, a los símbolos religiosos (la cruz cristiana, la media luna musulmana, la estrella de David hebrea, etc.), o a conceptos universales como justicia, poder, paz, amor, etc. Estos símbolos pueden mantenerse o pueden ir evolucionando a través de la historia en su forma y en su significado. Ejemplo de esto último puede ser la cruz gamada o esvástica, símbolo muy antiguo de la raza indoeuropea como cuna de la humanidad, símbolo que perdió su connotación positiva como símbolo de una comunidad para adquirir connotaciones negativas como intolerancia, racismo, fanatismo violento, por el uso que hizo de él el nazismo. Como ya se ha apuntado antes, los símbolos pueden componerse de información realista, extraídas del entorno, fácil de reconocer, o también por formas, tonos, colores, texturas..., elementos visuales básicos que no guardan ninguna similitud con los objetos del entorno natural. Pueden no poseer otro significado que el que se les asigna. Existen muchas formas de clasificar a los símbolos; pueden ser simples o complicados, obvios u oscuros, eficaces o inútiles. Su valor se puede determinar según hasta donde penetran la mente públicaen términos de reconocimiento y memoria. Según el psicólogo y filósofo Erich Fromm, los símbolos se pueden clasificar en: Símbolos convencionales. Se trata de símbolos de significación social definida. Se trata de simbología estereotipada socialmente compartida por una comunidad que puede adscribirse a un período histórico específico. Símbolos accidentales. Se trata de símbolos generados por experiencias personales de un sujeto, en el que puede haber aportaciones del subconsciente. Símbolos universales. Son aquellos que parecen inherentes a la naturaleza humana, presentes o con significación en muchas culturas. Este planteamiento, abre la visión de las imágenes como símbolos más allá de la pura convención mantenida por la tradición, especialmente, al aludir a los símbolos accidentales, donde la experiencia personal y el subconsciente individual pueden ser tenidos en cuenta. Así contemplado, las imágenes, a veces, requieren un planteamiento intuitivo que extraiga su sentido y que, por consiguiente, los haga susceptibles de interpretación creativa. Intuición, inspiración, resolución creativa de problemas..., como quiera que lo denominemos. Esta actividad parece no poseer ninguna lógica, ningún patrón previsible. De la organización de signos visuales inconexos surge la liberación de la lógica hacia el salto de la interpretación. Es la aptitud esencial de cualquiera que debe organizar información diversa y extraer un sentido de ésta. 1.4. MONOSEMIA Y POLISEMIA EN LA IMAGEN Se consideran imágenes monosémicas a aquellas que tienen un significado obvio y preciso, las que solo se pueden interpretar en un sentido porque no conllevan connotaciones o no son evocadoras. Por el contrario, se consideran polisémicas las imágenes que tienen una significación ambigua o compleja, que admiten interpretaciones diversas e incluso contradictorias, aquellas imágenes con gran capacidad evocadora, sugerente o simbólica. En general, las imágenes que corresponden a un código cerrado como un código señalético o uno ideográfico o las imágenes de información técnica y científica son monosémicas. En cambio, las imágenes creativas y sugestivas como las artísticas o algunas publicitarias son claramente polisémicas. Cuando se analiza una imagen claramente monosémica, la lectura denotativa agota el análisis. El análisis de una imagen polisémica será incompleto sino se añade a la lectura denotativa básica un estudio connotativo y, cuanto mayor sea la polisemia que percibamos en la imagen, más extensa deberá ser la lectura connotativa. 2. VALORES FORMALES, ESTÉTICOS, EXPRESIVOS Y DE SIGNIFICADO. Cuando observamos una imagen desde el punto de vista denotativo debemos tener en cuenta una serie de aspectos formales, o de configuración, y otros compositivos, o de organización. 2.1. VALORES FORMALES El tamaño y el formato de la imagen, las formas, el color, la iluminación o las texturas que la configuran son los elementos principales que debemos observar al llevar a cabo un análisis. Veamos a continuación estos elementos de forma más detallada. Tamaño. Las dimensiones de la imagen son elegidas en función del impacto que se quiere causar, la importancia de la imagen en sí o su uso, la comodidad de su manejo. El tamaño puede tener una relación directa con el tipo de expresividad que genera, por ejemplo, es evidente la pérdida de espectacularidad de determinadas imágenes cinematográficas cuando pasan de verse en las salas de cine a la pantalla del televisor o del ordenador. Formato. El formato más habitual en las imágenes es el rectangular y sus variaciones vienen dadas por su ratio y por la presentación en vertical o en horizontal. La llamada ratio de un formato rectangular de imagen viene dada por la comparación de la altura y la anchura y se expresa mediante su cociente como una razón de proporcionalidad en geometría, por ejemplo, la ratio 3:4 de la televisión clásica está más cerca del cuadrado que la de 9:16 de la nueva. Formas. Observaremos los contornos de las figuras representadas para determinar si se presentan cerrados o abiertos, si se ajustan o acercan a figuras geométricas básicas (círculo, triángulo, cuadrado, etc.) o si presentan figuras muy irregulares, orgánicas, si presentan superficies opacas o con algún grado de transparencia. Color. Cabe distinguir en primer lugar si una imagen es monocroma (en escala de grises o valores de un mismo tono) o presenta varios tonos de color. En segundo lugar, qué colores están presentes y con qué criterio se combinan, afinidad o contraste. Como debemos recordar de cursos anteriores dónde se ha estudiado el color en la materia de Educación plástica y visual, una combinación armónica por afinidad la crean los colores cercanos en el círculo cromático y los poco saturados, mientras que, por el contrario, una combinación muy contrastada la darán colores lejanos y saturados. Otro criterio también estudiado es el que divide las gamas de color en fría y en cálida. Todos estos criterios aportan diferente capacidad descriptiva de la realidad a la imagen y también diferente expresividad y estética. Por ejemplo, la elección del blanco y negro en la fotografía puede restar iconicidad pero puede enfatizar la evocación del pasado histórico o los efectos de iluminación. Iluminación. Es igualmente importante analizar la representación de la luz en una imagen porque puede describir mejor el aspecto volumétrico de las formas tridimensionales además de aportar una expresividad y una estética diferenciadas. Es importante utilizar el vocabulario adecuado para describir las características de la iluminación, por ejemplo, el tipo de luz según la naturaleza de su fuente. La luz solar que ilumina una imagen es la llamada luz natural, por el contrario llamamos luz artificial a la luz que ilumina una escena desde una lámpara, el flash de la cámara o desde la llama de una vela o similar. Una imagen puede combinar ambos tipos de luz. Se llama en fotografía calidad de la luz al grado de dispersión de ésta que va desde el mínimo grado, es decir, una luz dura, hasta el máximo grado: luz difusa. La luz dura produce una imagen de gran claroscuro, un fuerte contraste entre zonas iluminadas y zonas en sombra. La luz dura resalta la percepción del volumen o relieve de las formas tridimensionales en la imagen y es apropiada para conseguir una expresión contundente, dramática o agresiva. Por el contrario, la luz difusa o muy dispersa apenas provoca sombras y da un contraste entre luz y sombra muy suave que reduce la sensación de volumen en las formas y favorece una expresión serena, delicada o amable. Esta diferente calidad de la luz la podemos percibir tanto en la luz natural como en la artificial. Cuando en una imagen fotográfica predominan los tonos oscuros decimos que tiene una clave de luz baja, por el contrario si predominan los tonos, claros decimos que tiene una clave de luz alta. Diremos que una fotografía tiene una clave de luz intermedia cuando se da un equilibrio entre tonos oscuros y claros o cuando los tonos predominantes son de un valor intermedio en su luminosidad. También es importante utilizar los términos adecuados para describir las diferentes direcciones de la luz: frontal, contraluz, cenital, lateral, en contrapicado. Textura. La imagen fotográfica solo presenta texturas visuales que aportan su grado de iconicidad y también matices expresivos y estéticos. Es importante destacar en la imagen fotográfica la textura granulada que conlleva la alta sensibilidad o los diferentes filtros para el retoque digital como se ha visto en prácticas de la unidad dos. Composición. La organización de los elementos formales vistos ajustada al formato es lo que se entiende como composición. Criterios como simetría, equilibrio dinámico, ritmo visual, perspectivas, son los apropiados para describir la composición en una imagen. En la imagen fotográfica, la composición queda fijada fundamentalmente por el encuadre y en este sentido es necesario señalar qué tipo se da según la clasificación vista en unidades anteriores para su escala (primer plano, medio, general, de detalle) o su angulación (normal, picado, contrapicado, inclinado). La dimensión temporal. Como se vio en la unidad 3, en las imágenes en movimiento el tiempo es una herramienta que junto al espacio modela el relato audiovisual. Cuando las imágenes a analizar son en movimiento habrá que observar cómo se utiliza el tiempo tanto en su ritmo como en su dirección y subrayar aquellos recursos que están presentes de forma relevante: tiempo real frente a condensación o alargamiento temporal, orden narrativo cronológico, paralelo, saltos temporales hacia atrás o adelante, etc. También los recursos de montaje como la duración de los planos, planos secuencia o planos breves, transiciones, continuidad. O la estructura del guion en escenas y secuencias, especialmente en los productos audiovisuales de más larga duración. Por último, también puede ser importante señalar aspectos de producción como la escenografía, el vestuario o el sonido, y de dramatización como el trabajo de los actores. 2.2. VALORES ESTÉTICOS. Según el diccionario de la Real Academia la palabra estético es un adjetivo que define a todo “lo relativo a la percepción o apreciación de la belleza” o a “lo que consideramos artístico, de aspecto bello y elegante”. En la apreciación de valores estéticos en una imagen podremos calificarla de bella o fea, elegante o vulgar, original o corriente. Desde luego todos estos calificativos pueden ser subjetivos o circunstanciales, sujetos a gustos o manías personales, a nuestros estados emocionales pasajeros, a nuestra experiencia cultural y vital, etc. No obstante, es posible reconocer con cierta objetividad o cierto consenso valores estéticos que se acercan a modelos reconocidos que sirven de ejemplo por su relevancia cultural. Así, podemos decir de una imagen que tiene una belleza clásica o que resulta original por su rareza en su contexto. Además, el diccionario de la Real Academia define la palabra estética como el “conjunto de elementos estilísticos y temáticos que caracterizan a un determinado autor o movimiento artístico”. En este sentido se puede hablar de estética realista, estética picassiana o estética expresionista, por tres de los muchos ejemplos que pueden darse. Al aplicar este criterio al análisis de imágenes concretas, tendremos mayor capacidad de hacerlo cuanto mayor sea nuestro conocimiento de las artes visuales, de su historia y de las tendencias contemporáneas. La comparación con otras imágenes es muy útil en este apartado. 2.3. VALORES EXPRESIVOS. Los valores expresivos de unas imágenes son aquellos que hacen eficaz la comunicación que pretendan. Las imágenes que pretenden concienciar de una situación injusta o peligrosa, parece lógico que presenten una expresividad dramática o unas que sólo quieren entretener de forma divertida presenten una expresividad alegre. Los ejemplos pueden ser más complejos y ambiguos y podemos plantear de nuevo, como en el apartado anterior, que, hasta cierto punto, nuestra percepción de la expresividad es subjetiva o está sujeta a factores circunstanciales. Se trata de evaluar hasta qué punto los valores formales de las imágenes que observamos logran implicar emocionalmente según la intención comunicativa que pretenden y lo hacen de forma eficaz en la mayoría de los espectadores. La expresividad busca la empatía para persuadirnos mejor de su mensaje. Unas imágenes que pretenden ser cómicas buscan hacernos reír, si no es así, podremos decir que sus valores formales son incorrectos porque no logran la expresividad requerida. En conclusión, podemos decir al describir los valores expresivos de unas imágenes concretas hasta qué punto consiguen afectarnos por su dramatismo, por su misterio inquietante, por su alegría, por su comicidad, por su dinamismo, por su serenidad, etc. Además de todos estos ejemplos, también debemos indicar que aquellas imágenes que sólo pretenden informar objetivamente (imágenes documentales técnicas o científicas, por ejemplo) pueden presentar una expresividad baja o nula. 2.4. VALORES DE SIGNIFICADO. Las imágenes pueden tener un significado claro y preciso que puede señalarse en una lectura denotativa (recuérdese lo señalado anteriormente sobre las imágenes monosémicas), pero sobre todo, una lectura connotativa nos permita desvelar la dimensión más profunda y compleja de sus posibles significados. Descubrir connotaciones significativas y valores simbólicos requiere un tiempo prolongado de observación y meditación para sopesar qué pretenden los dispositivos formales y los valores expresivos y estéticos de las imágenes. Señalar los valores de significado implica descubrir el tema o los temas principales y secundarios y en qué sentido se exponen. Como resumen de todo lo expuesto, mostramos la famosa fotografía de Eugene Smith “En el jardín” y proponemos su análisis, su lectura denotativa y su lectura connotativa posterior según el guion expuesto más abajo..