"Argentina como país fallido" Lavagna planteó que ya "hay quienes en el mundo califican a Argentina como país fallido" y agregó que "sería trágico que la discusión sobre el futuro se ordene por lo que diga el Fondo". 30/11/2020 LPO Roberto Lavagna planteó que ya "hay quienes en el mundo califican a Argentina como país fallido" por su "absoluto estancamiento económico" que lleva 10 años y "empieza a tener características estructurales" a la vez que consideró que el empleo, la inversión, y la educación, la productividad y la ciencia y tecnología son "las patas fundamentales para volver a poner en marcha el país". Lavagna hizo estas declaraciones en el programa Corea del Centro, de Net TV, en el que advirtió que "Argentina tiene recursos para que este engranaje que está trabado se vuelva a mover, pero si no se enfrentan las situaciones estructurales, no se sale". Asimismo, el ex ministro de Economía llamó a abandonar "la ficción permanente, la burbuja, el autoengaño, el macaneo y las explicaciones que se acomodan según les conviene" como "que hay que proteger a los trabajadores, pero tienen más del 50 por ciento de los trabajadores fuera del sistema". Consultado sobre la posibilidad de que el gobierno disponga una devaluación, Lavagna dijo que "una devaluación es siempre la admisión de una derrota, no necesariamente del gobierno que está de turno, a veces por combinación de los últimos gobiernos", aunque aclaró que "a veces es inevitable". De todas formas apuntó que "una devaluación hecha en medio de una política pro inversiones pero no de discursos sino de hechos concretos; pro creación de empleo, no de discursos sino con un nuevo régimen, con una nueva justicia laboral que termine con el gran negocio de abogados, puede tener efectos positivos importantes, pero si devalúa nada más y esto se le va a los precios al día siguiente, no ganó nada". El ex candidato presidencial manifestó que para encaminar las soluciones son necesarios acuerdos entre "las dos grandes coaliciones, que se necesitan entre sí, o como mínimo dentro de la coalición mayoritaria, que hoy es gobierno, en una situación donde un líder trae al otro de su mismo partido para enfrentar grandes cambios no para discutir sobre un juez o un embajador. Eso no va a cambiar nada -agregó-, lo que va a cambiar es ver cómo hacemos para emplear al 50% de los argentinos que no tienen trabajo, que tienen changas o están en negro". Citó como ejemplos de acuerdos los procesos de China y España de fines de los años '70. "Argentina necesita un Deng Xiaoping, que llega a dar vuelta China de la mano de Mao", afirmó. Apuntó que "poner en marcha el engranaje del crecimiento requiere enfrentar el tema del trabajo. Ahí se empieza a enfrentar simultáneamente el tema del sistema jubilatorio que está absolutamente quebrado porque no hay suficientes trabajadores en general o en blanco en particular. Por eso, se perdió tanto con la fórmula del gobierno anterior como se pierde con la del actual". Y aseguró que mover el engranaje "requiere también enfrentar el tema de la inversión y entonces aparecen cuestiones impositivas, que son fundamentales. Y todo el tema educativo, productividad, ciencia y tecnología. Esas son las tres patas fundamentales para volver a poner en marcha el país. Sobre ellas se tiene que armar el futuro para crecer por lo menos 3 por ciento por año. Pero la discusión no es esa en la Argentina de hoy -lamentó- ni lo fue hace dos años ni un poco más atrás". El economista destacó que "hay todo una ficción que trata de ocultar la realidad: que la mayoría de los argentinos no tienen trabajo y que algunos tienen un trabajo y tienen beneficios que los deben mantener, pero que para el futuro hace falta un cambio para los nuevos trabajadores", consistente en que "quienes hoy tienen trabajo en blanco se queden con el régimen toda su vida" y "a todos los nuevos, a los que no tienen ninguna seguridad, los excluidos, se les de un régimen legal, una protección, de carácter distinta que la anterior, que viene de los años 50, 60 de la segunda posguerra mundial, pero hoy eso ya no va". Reconoció ser "complaciente al hablar de estancamiento porque en estos diez años la población debe haber crecido en 6 millones de habitantes y el producto total de Argentina es el mismo, con lo cual el producto per capita se achicó en magnitudes enormes, sin considerar la pandemia porque el país estaba en recesión hacía dos años y venía en un estancamiento de diez años". "El problema básico es que el estancamiento económico empieza a tener características estructurales, con un fenomenal avance del empleo público", definió. "¿Y tenemos, más salud, mas seguridad?", se preguntó. "No. Tenemos menos de todo eso precisamente porque hay estos seis millones adicionales de argentinos. La discusión pasa por ahí, no por lo monetario, lo fiscal que tienen relevancia, pero el tema es más de fondo. Excede a Alberto Fernández y al gobierno anterior; hay que ir bastante más atrás. Para mirar el futuro hay que discutir cuestiones más de fondo". Maradona también Lavagna se apoyó en el ejemplo de la deficiente organización del funeral de Diego Maradona para destacar que "no tenemos un Estado con capacidad para hacer las cosas más elementales" y advirtió que esto "hay que incorporarlo cuando hablemos de futuro, de cómo reorganizar el crecimiento del país. No hay que idealizar la presencia de un Estado que no puede hacer las cosas más sencillas". "En materia de educación, de salud, de distribución del ingreso, el papel del Estado es esencial, pero hay que saber que tenemos un Estado que desde hace muchos años viene en un proceso de degradación fenomenal. La sociedad argentina tiene ese Estado con una gran incapacidad y algunos grupos que viven al margen de la ley que movilizan procesos" como los del funeral de Maradona, dijo. "No fueron los argentinos comunes sino barras bravas y esto no termina, porque esos grupos están ahí y el Estado no tiene capacidad de contención", sentenció. También se preguntó si "los sindicatos van a terminar manejando la educación. Los maestros van a ser maestros y profesores o trabajadores de la educación? Obvio, son trabajadores, pero maestro o profesor es mucho más que trabajador de la educación. Así fue la historia argentina y por eso fue el país con mayor nivel de educación de América latina, aunque lo está dejando de ser". Al referirse al prolongado estancamiento Lavagna destacó que "no hay en el mundo economías del tamaño y cierta complejidad como la argentina con un récord tan negativo en materia de crecimiento. Y eso se dio con un gobierno populista y uno conservador. Hay algo más de fondo porque gobiernos de ideologías totalmente distintas y políticas económicas también muy distintas, terminan en lo mismo". Asimismo relativizó la importancia de la negociación con el FMI porque allí "se termina discutiendo el déficit, que es un dato relevante pero no sustancial. Además -dijo- sería trágico que la discusión sobre el futuro argentino se ordene por lo que diga el Fondo. Se tiene que ordenar por lo que nosotros seamos capaces de hacer, porque seamos capaces de comprender qué paso en los últimos 10 años para haber llegado a esta situación de absoluto estancamiento". "Cuando los países llegan a una situación estructuralmente tan delicada como la de Argentina hoy, al punto que alguien puede decir que es un país fallido, la cosa no se arregla con la administración del día a día", afirmó. "Veamos resultados invitó-: tenemos más o menos reservas? Tenemos muchas menos porque esa política de ocuparse del problema de hoy sin tener una visión de conjunto termina produciendo desconfianza, falta de decisión de invertir, deterioros adicionales en el sistema educativo. Cuál es el resultado de esa aproximación inmediatista? Malo. Entonces, no lo hagamos". Lavagna se refirió de manera contundente al denominado impuesto a las grandes fortunas, que está pendiente de aprobación por el Senado. Dijo que "había espacio para llevar a los empresarios algún tipo de bono convertible después en inversiones y en consecuencia convertible en creación de empleo. Pero no, fueron directo al patrimonio, con este disimulo absurdo de cinco destinos distintos. Esto no existe, la plata es fungible". Explicó entonces que el bloque de Consenso Federal planteó que los fondos recaudados "deben ir a una caja aparte con control social, y no se puedan usar hasta que los fondos para estos mismos destinos que están en el presupuesto se agoten" pero que, contrariamente, "el juego es, tengo que darle el 20% a las pymes, bueno se los doy, pero a la vez subejecuto el otro. Todo es una mentira. Una ficción. Todos saben y le van agregando motivos como para que parezca más progresista. Ya son cinco destinos y les podemos poner cinco más. Todo mentira. Si quisieran que esas partidas fueran en más para esos destinos, aceptarían lo que se les está proponiendo". Lavagna explicó también porque declinó asumir la responsabilidad del Consejo económico y social, institución aún no creada. Dijo que "enseguida se metió la política en el mal sentido. Por qué los diputados y senadores tenían que formar parte de ese cuerpo, si están por encima, son electos por el pueblo, son el Congreso de la Nación, donde van a terminar en todo caso las recomendaciones que pueda hacer el Consejo? -se preguntó-. No se tienen que meter ahí, como se meten en todos lados y después a veces no cumplen su función parlamentaria". También dijo que hizo una recorrida a nivel sindical y empresario para ver "quién estaba dispuesto a poner algo, pero todos creen que el Consejo Económico y Social es un arbolito de navidad donde van a depositar lo que piden para el año que viene. No, cuando hay una crisis lo único que se puede hacer -enfatizó- es decir lo que uno va a poner y con equidad, porque no todo el mundo puede poner lo mismo. No encontré predisposición. Además puse otra condición: que sea ad honorem. "Ah no; ad honorem no". Estuvo todo mal desde el vamos. Ojalá alguien pueda enfrentar ese desafío y hacerlo bien. Tendría mi apoyo", concluyó. Lavagna recordó que una de las claves de la recuperación del 2002 "fue la creación en pocos años de 6 millones de puestos de trabajo; eso le cambia al país todo el panorama". Preguntado sobre paralelismos entre aquel momento y el actual, respondió que espera "ver los resultados. En aquel momento la tasa de crecimiento era de 8 y 9 por ciento. Justamente era lo que arrastraba la creación de empleo, la inversión. Los argentinos tenemos que acostumbrarnos a ver las realidades no las ficciones que lo cubren absolutamente todo con palabrerío, exceso de discurso, justificaciones, que la culpa es de otro, no de quien gobierna en ese momento". El ex ministro reivindicó el manejo de la pandemia por parte del gobierno, relativizó las estadísticas de los diversos países. Dijo que aquí "hubo una reacción muy positiva, sobre todo al principio. No había respiradores, equipamiento médico elemental y todo eso se logró con la primera cuarentena. Después hubo un proceso de aprendizaje, donde pudieron haber más diferencias, pero hubo efectividades conducentes, con el Estado poniendo. Me inclino a decir que el saldo es positivo". "Pero lo peor que nos puede ocurrir es que la pandemia explique todo. La pandemia no existió durante los 10 años anteriores de este estancamiento y decadencia. Eso es aparte". Por último se refirió a "un elemento oculto tremendamente positivo" de la pandemia: "el día que termina, esperemos que termine por la vía de una vacuna, puede haber un momento de euforia. En este momento, comparando con tres meses atrás, el nivel de actividad económica es mayor, simplemente por levantar la cortina. Ahora, eso con suerte lleva al punto de partida, que era de menos 3, era de caída. "La clave es cómo uno aprovecha la cierta euforia que genera el levantar las cortinas, cómo uno lo engancha con un proceso de crecimiento durable y eso es lo que no va a ocurrir si no se enfrentan estas cuestiones que tienen que ver con el empleo, con el nivel de presión tributaria. Con estas tres cuestiones fundamentales que digo: empleo, y su implicancia en jubilaciones, inversión y su implicancia en materia fiscal y productividad, ciencia y tecnología y educación", finalizó.