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Las ideas pedagógicas en Cuba hasta el siglo XVIII

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Las ideas pedagógicas en Cuba hasta el siglo XVIII: bases
teóricas de la formación humanista del profesional de la
Cultura Física
Pedagogical ideas in Cuba up the 18th century: theoretical bases of humanist education in Physical Culture
professionals
Doctor en Ciencias de la Cultura Física
Máster en Actividad Física en la Comunidad
Licenciado en Cultura Física
Profesor de la Universidad “Ignacio Agramonte” de Camagüey
y de la Universidad de las Ciencias de la Cultura Física y el Deporte
Reynier Rodríguez González
reynierrodriguezgonzalez@gmail.com
(Cuba)
Resumen
En la medida en que se desarrolló la educación en Cuba, apareció una organización escolar sistemática, y otras formas no escolares. En un
primer momento, difentes órdenes religiosas intrudujeron en el contexto educativo cubano varias ideas pedagógicas sustentadas por diferentes
tradiciones filosóficas, lo cual permitió crear las bases teóricas para una formación con un marcado carácter humanista. Otros hechos
internacionales y nacionales también influyeron en la creación de esas bases teóricas, las que conformarían una concepción propia en el
pensamiento pedagógico cubano decimonónico. El objetivo de este artículo es determinar las relacione existentes entre las corrientes de
pensamiento y las ideas pedagógicas que contribuyeron a la formación humanista y cultura física en el pensamiento pedagógico cubano hasta el
siglo XVIII.
Palabras clave: Pensamiento pedagógico. Historia de Cuba. Historia de la cultura física. Humanismo. Formación humanista. Cultura física.
Abstract
The development of education in Cuba promoted a systematic school organization and other non-school ways. At the beginning, different
religious orders introduced several pedagogical ideas in Cuban educative context supported by a number bases traditions. This contributed to the
creation of theoretical bases for a markedly humanist education. This article is aimed at determining the existing relationship between thought
trends and pedagogical ideas which contributed to humanist education and physical culture in Cuban pedagogical thought up to the 18th century.
Keywords: Pedagogical thought. Cuban's history. Physical culture history. Humanism. Humanist education. Physical culture.
Recepción: 09/05/2015 - Aceptación: 20/06/2015
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires - Año 20 - Nº 206 - Julio de 2015. http://www.efdeportes.com/
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En la historia del pensamiento pedagógico, las ideas educativas se fueron conformando con el desarrollo del hombre. Al inicio,
aparecen los primeros aportes pedagógicos de las culturas india, china, egipcia, mesopotámica y hebrea, entre otras. Posteriormente,
en el mundo clásico los griegos desarrollaron la paideia griega (en sus disimiles formas: arcaica, espartana, ateniense y helenística)
y los romanos, si bien se apropiaron del helenismo, concibieron su propia pedagogía a partir de Cicerón, principal exponente de
la humanitas romana.
El cristianismo tiene sus raíces culturales en el judaísmo, pero también comparte la herencia cultural de griegos y romanos, lo cual
se constata en el mantenimiento y la transmisión del legado clásico por medio de la educación. Posteriormente, el Renacimiento
busca recuperar de forma plena el saber greco-latino, y desarrolla una novedosa conceptualización educativa mediante el Humanismo
que se extenderá hasta el siglo XVI, continuará en el Barroco y tendrá una singularidad distintiva con la Ilustración del siglo XVIII.
Con el descubrimiento de América y después de Cuba, el proceso colonizador hispano introdujo la escolástica en el ámbito
universitario y educativo de los territorios conquistados. Los filósofos que vinieron a tierras americanas trajeron consigo un
pensamiento muy pluralista, ya que no solo provenían de varias universidades como las de Alcalá, Coímbra, Évora y Salamanca, sino
también pertenecían a diversas órdenes religiosas –agustinos, dominicos, franciscanos, mercedarios, betlemitas y jesuitas– con
diferentes escuelas filosóficas; y aunque prevalecía el tomismo, también se aceptaban el agustinismo, el escotismo, el humanismo y
el nominalismo. Muchas de estas ideas pedagógicas se introdujeron paulatinamente en el ámbito social y pedagógico cubano hasta
conformar una pedagogía propia en función de los intereses del nuevo tipo de hombre que demandará la naciente nación.
El siglo XIX reúne los antecedentes de la historia de la Cultura Física en Cuba. Basados en una serie de hechos internacionales y
nacionales que influyeron en la formación de las bases teóricas de una concepción propia de la pedagogía en el pensamiento cubano
de esta época. Por tal motivo, se fundamentan y determinan las relaciones existentes entre las diferentes corrientes de pensamiento
y las ideas pedagógicas que influirían en la aparición de la formación humanista y la cultura física (específicamente lo relacionado
con la educación y el deporte) en el pensamiento pedagógico cubano en dicho siglo.
Desde la primera etapa de la colonización hasta finales del siglo XVIII, la enseñanza en Cuba no era más que un reflejo de las
ciencias, las letras y las costumbres de España. Varios autores consideran la situación de nuestro país desde el siglo XVI hasta el
XVIII como muy débil, lo que impedía hablar de organización escolar sistemática, aunque es posible identificar otras formas de
educación no escolares (Chávez, 2003; Muradas, 2008; Suárez, 2008).
No se comparte el criterio de Guerra (1952) sobre la formación del núcleo social cubano en la segunda mitad del siglo XVI, porque
aún no existían distinciones significativas en relación con la Península, ni se habían creado ciertos gustos, hábitos, costumbres y
tradiciones que serían los primeros cimientos de una cultura propiamente cubana. Sin embargo, sí se comparte la opinión de Aguirre
(1999) quien señala que las raíces de la futura nacionalidad cubana aparecieron en ese momento histórico. La razón fundamental es
que no se puede constatar un afianzamiento cultural con rasgos singulares y peculiares que se diferencien de la matriz cultural de la
metrópoli.
La economía de la sociedad colonial cubana transitó por varias actividades comerciales: el lavado de la arena de los ríos para la
búsqueda de oro en los primeros tiempos de la colonización, la ganadería vacuna y el comercio de contrabando o de rescate, y el
establecimiento de la plantación esclavista con características comunes que produjo la ruptura del ordenamiento socioeconómico de
la sociedad criolla.
En el siglo XVIII, la instrucción pública solo contaba con unos pocos profesores de enseñanza elemental muy mal remunerados,
algunos preceptores privados y frailes mendicantes que paliaban la necesidad educativa de la oligarquía criolla. Entre las personas
con solvencia económica eran muy pocos los que podían cursar estudios en las universidades españolas, por lo que era más común
estudiar en las universidades del virreinato de Nueva España. A pesar de esto, desde finales del siglo XVII e inicios del siglo XVIII, la
oligarquía criolla percibió la necesidad de una formación educativa con la finalidad de escalar hasta los peldaños más altos e
influyentes de la estratificación social en Cuba, América y España (Álvarez-Tabío y otros, 2003).
La total dependencia del pensamiento pedagógico mediatizado por los intereses españoles también se percibe en el sector
educacional. No obstante, con el decursar de los siglos se observan algunos hechos que matizan la contradicción entre españoles y
criollos, contradicción que se originó en lo económico y se desplazó al ámbito del pensamiento con carácter ideológico.
El catolicismo occidental fue la única religión oficial por más de cuatro siglos en Cuba; sin embargo, aún no se han realizado los
estudios teóricos y metodólogicos de las ciencias sociales contemporáneas sobre su principal organización: la Iglesia Cátolica Romana,
dado que es la promotora ideológica y cultural fundamental en todo el entramado social de la época (Torres & Leiva, 2008). Esta
insuficiencia soslaya la mirada científica de esta institución religiosa y sus indiscutibles nexos con la base económica y los elementos
de la superestructura de la sociedad colonial (la religión, la moral, la ciencia, la filosofía, el arte, el derecho, y las instituciones políticas
y jurídicas). Las causas del porqué la historia de la Iglesia es una las grandes ausentes de la historiografía cubana, aspecto que hace
incomprensible la historia colonial cubana, requiere un estudio profundo que no coincide con el objetivo del presente análisis. Aunque
sí es importante referirse a algunos hechos relacionados con esta institución que condicionaron el pensamiento pedagógico cubano.
Las ideas pedagógicas en Cuba estuvieron influenciadas en gran medida por las órdenes regulares dedicadas a la enseñanza
(franciscanos, dominicos, mercedarios, agustinos, betlemitas y jesuitas). En el curso de su desarrollo mantendrán su
condicionamiento, pero también aparecerán otras influencias en el seno de la iglesia, algunas con un carácter más enfático que otras.
Por esto la vinculación Cuba-Florida desempeñará un papel importante sustentado en la enseñanza de los misioneros franciscanos y
jesuitas, el papel crucial del clero secular, la actuación sin precedentes del obispo Compostela (1687-1704) con la fundación de los
colegios San Francisco de Sales y San Ambrosio, la preocupación de los cabildos por la educación, el funcionamiento de escuelas
elementales en conventos y parroquias, la fundación de los colegios de los padres betlemitas en La Habana (1704) y Santiago de
Cuba (1756). En lo adelante se referirán y explicarán algunos de estos hechos por su importancia en el tema tratado.
Entre 1680 a 1790 ocurre una alianza católica – criolla que condicionó toda la base económica y la superestructura de la sociedad.
En esa etapa se establecen varias órdenes religiosas, algunas de ellas con el fin de educar a la población que, a partir de intereses
comunes, sufragaba los costos de la construcción y el mantenimiento de conventos y colegios (Segreo, 2010). Una de estas órdenes
es la Compañía de Jesús (Padres Jesuitas). El papel importante que desempeño en la educación por su carácter humanista, hizo que
los colegios jesuitas gozaran de gran celebridad en América (Torres & Leiva, 2008).
El interés del Cabildo de La Habana y de otras villas, así como de diversas personalidades entre las que se encontraban varios
prelados, estaba fundamentado en dos causas: la necesidad de colegios para la formación cultural y doctrinal de la juventud criolla
y la espiritual y teológica del clero diocesano. En el siglo XVIII se fundaron los colegios de San José en 1720 y el de Camagüey en
1750 con la finalidad de formar intelectualmente a los hijos de las familias habaneras y camagüeyanas, respectivamente (Fernádez,
1997; Sáez, 2005a, 2005b).
La formación de los jesuitas estaba sustentada en la Ratio atque Institutio Studiorum Societatis Iesu (Plan oficial de estudios de la
Compañía de Jesús), código pedagógico que regulaba y homogeneizaba el aprendizaje del joven aspirante sobre la base de
conocimientos relacionados con las Letras, la Filosofía y la Teología, a fin de formarse decididamente en los métodos para instruir y
en el arte de educar. Esto se revertía luego en la enseñanza impartida en sus colegios, en la que daban gran importancia al estudio
de la Historia (enseñada ya con cierta autonomía) y de los autores clásicos griegos y latinos (Guevara, 2011).
La educación de los jesuitas se dirigía al desarrollo y la transmisión de un auténtico humanismo cristiano que tiene sus raíces en
la experiencia espiritual de San Ignacio de Loyola y los desafios socioculturales del Renacimiento y la Reforma Protestante. Los
primeros jesuitas se apropiaron del humanismo del Renacimiento y fundaron una red de colegios con innovaciones educativas
significativas en sintonía con la renovación y las necesidades de la época y articulada a la fe y el fomento de la humanitas con un
marcado énfasis en la transformación social.
A mediados del siglo XVIII los jesuitas fueron expulsados de las Monarquías católicas más importantes: del Reino de Portugal
(1759), del Reino de Francia (1762) y del Reino de España (1767). La expulsión de la Compañía de Jesús de todos los territorios
ultramarinos por decisión de Carlos III – por razones económicas, políticas, ideológicas y teológicas – provocó, en particular en Cuba,
el prescindir de una educación caracterizada por las ideas más avanzadas de la época en relación con la formación humanista y
científica que ofrecía a los estudiantes la oportunidad de reflexionar sobre el significado de lo humano, la visión unificadora de la vida
y de sí mismos, la sensibilidad y preocupación por lo social y las consecuencias de lo estudiado.
Otro hecho relevante fue la toma de La Habana por los ingleses durante la Guerra de los Siete Años en agosto de 1762 que reveló
la debilidad defensiva en el Mar Caribe, cuyas causas fueron el conflicto entre los ingleses y la corona española, asociada a Francia,
otro adversario común de Inglaterra. Es muy probable que la toma de La Habana por los ingleses contribuyera al intercambio cultural
en el deporte y la educación física, porque para esa fecha la pedagogía inglesa ya había definido el término “sports” (deporte) y el
desarrollo deportivo de Inglaterra era significativo. Los militares realizaban sistemáticamente actividades físicas (ejercicios de defensa
y ataque, boxeo, lucha, equitación, tiro y esgrima). La mayoría de los campeones del pugilato formaban parte de las fuerzas armadas
inglesas, que se preparaban en muchas ocasiones en las Academias de James Figs y Broughton.
Entre los hechos internacionales el más significativo fue la Revolución Francesa, que influyó en América y en las generaciones de
criollos. La Ilustración, como conjunto de ideas filosóficas y políticas, fue una corriente universal del pensamiento que representaba
las necesidades de la emergente modernidad y una percepción nueva del hombre en la que confluían diversos pueblos, aunque de
manera diferente cada uno. Este conjunto de ideas filosóficas y políticas se propagó por varias naciones europeas: Inglaterra, Francia,
Alemania y España, fundamentalmente, desde mediados del siglo XVII al XVIII hasta llegar a las colonias americanas, y se valoró
como una de las tendencias intelectuales de mayor incidencia en la transformación histórica de la humanidad. La Ilustración se
caracterizó por una confianza total en la razón, la ciencia y la educación, como vías para mejorar y desarrollar al ser humano.
En España el movimiento ilustrado alcanzó su esplendor en el reinado de Carlos III (1759-1788), período calificado de «despotismo
ilustrado». Los nobles de ese monarca estaban influidos por las ideas ilustradas y promovieron reformas sociales y educativas. Se
destacan las obras del benedictino B. J. Feijoo (1676-1764) y G. Melchor de Jovellanos (1744-1811) por sus renovadoras propuestas
sobre una reforma general de todos los aspectos de la sociedad
Según E. Torres y O. Loyola la Generación del 92 y la Ilustración Reformista Cubana formaron la primera manifestación unificadora
y propia en el mundo de las ideas científicas, económicas y militares en Cuba. Eligen el camino del reformismo, apoyado teóricamente
en la Ilustración, para enfrentarse a concepciones anticuadas propias de la Edad Media y el Escolasticismo. Este grupo recibió una
gran influencia de los paradigmas de la ilustración: la razón humana, la ciencia y el respeto al hombre. Su quehacer político, intelectual,
científico y económico contribuyó a la introducción de un sentimiento de identidad y de nacionalidad en Cuba (Vitier, 2002; Torres
Cuevas, 2006a).
El intelectual más representativo de la oligarquía habanera que inició, animó y ejerció presión para instaurar el sistema de
plantación fue Francisco de Arango y Parreño (1765–1837), su vastísimo conocimiento desarrolló una apología teórica de la Ilustración
europea. Se ha confirmado que la superestructura del sistema de plantación en Cuba se deriva de varias corrientes de pensamiento
ideológico y no solo del reformismo como se ha planteado tradicionalmente.
Según P. Guadarrama, el pensamiento ilustrado en Latinoamérica se manifestó inicialmente entre sacerdotes dedicados a estudiar
la filosofía. En Europa, primero fueron los filósofos laicos, pero en nuestro continente fueron eclesiásticos quienes promovieron
concepciones sensualistas y experimentalistas, aparejadas a una original visión del ser humano con un matiz de reforma social que
estremeció los basamentos de la propia Iglesia (Guadarrama, 1999).
Así se facilitaron las condiciones favorables para la articulación y el desarrollo de un pensamiento humanista propio, coherente y
genuino en sintonía con el contexto latinoamericano, y no la simple reproducción de los sistemas filosóficos europeos. Otra de las
características del pensamiento ilustrado latinoamericano es que no cultivó el ateísmo o la impiedad porque no abandonó la tradición
cristiana heredada de Europa. Lo corrobora el creciente número de presbíteros ilustrados que compartían estas ideas.
Entre los hechos nacionales cabe citar la fundación de varias instituciones educativas y culturales, entre ellas centros educativos
como el Seminario de San Basilio Magno en Santiago de Cuba (1722), la Real y Pontificia Universidad de San Jerónimo en La Habana
(1728) y el Seminario San Carlos y San Ambrosio, también en La Habana (1773). De igual modo contribuyeron al desarrollo de la
educación cubana la fundación de la imprenta (1723), la Sociedad Económica de Amigos del País (1793) y el Real Consulado de
Agricultura, Industria y Comercio (1795).
Otro hecho de suma importancia fue la gran variedad de publicaciones periódicas que posibilitaron el desarrollo del pensamiento
pedagógico cubano: el Papel Periódico y el Patriota Americano, en 1790, por solo citar algunas. En ellas aparecen artículos que critican
las ideas retrógradas de la educación y proponen otras nuevas para su desarrollo.
En la medida en que se desarrolla el siglo XIX cubano, se manifiesta una búsqueda de formas y procedimientos en el pensamiento
de la burguesía progresista criolla para garantizar su estabilidad socioeconómica, tanto presente como ulterior. Al analizar el marco
histórico de este sector de la cultura cubana, se observa una gama de actitudes de carácter ideológico – político que forman varias
tendencias de pensamiento expresadas en el reformismo, el anexionismo, el independentismo y el autonomismo. Algunas tienen una
subdivisión interior en lo más mínimo homogéneas pero el denominador común es la apología permanente, sistemática y mediatizada
de los intereses de clase. Ello constituye la unidad de análisis central de cada uno de los pensadores del siglo XIX cubano porque las
clases formadas por la burguesía agraria y terrateniente desembocaron en una hegemónica lucha de clases.
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