La voz amiga de una nueva vida
El siguiente trabajo escrito, a modo de ensayo, se propone abordar las líneas de cruce
entre la obra contemporánea, “Penas sin importancia”, de la autora argentina, Griselda
Gámbaro y “Tío Vania”, una de las obras más representativas de Antón Chejov, considerado
como uno de los padres de la dramaturgia del siglo XX.
Si bien, entre ambas publicaciones, hay una distancia de casi un siglo, la autora
argentina, propone un diálogo entre ambas dramaturgias donde se advierte un dispositivo
espejado, con un funcionamiento donde se triangulan los vínculos entre Sonia y Rita, con
otros personajes que hacen que las penas de ambas mujeres adquieran la importancia de ser
compartidas.
En el primer acto de “Tío Vania”, en uno de los primeros parlamentos, el personaje
central que da nombre a la pieza, nos sumerge por completo en el clima predominante de la
obra. Los diálogos configuran el cuadro de situación, donde los personajes sufren de un
hastío característico, una queja perenne propia del no hacer. A continuación, en la voz de
Vania, el autor deja abierta una puerta hacia una perspectiva de género y es un guante que
Gámbaro, sabrá recoger para instalar el pugilato que obrará de conector con “Penas sin
importancia”.
Nada. Todo es viejo. Yo soy el mismo de antes, tal vez peor porque me he
vuelto perezoso no hago nada y solamente rezongo como un viejo
cascarrabias. La vieja urraca, mi maman, todavía sigue balbuceando sobre
la emancipación femenina, mirando la tumba con un ojo y con el otro
buscando, en sus libros sabios, la autora de una nueva vida. (Chéjov, 2005).
Sin embargo, en el trascurso de la obra de Chejov, no sucede tal emancipación
femenina, salvo la madre de Vania, que es un personaje secundario que denota cierta
intelectualidad, pero que finalmente recae en un discurso patriarcal. El resto de las mujeres,
orbitan en torno a la atención de los hombres, o a los quehaceres domésticos o sometidas a
las formas sociales de lo conyugal, aún cuando esto último, tampoco garantice un bienestar,
más bien, los lamentos se suman al conjunto de quejas dominante.
Por su parte, Griselda Gámbaro, en “Penas sin importancia”, trae una dramaturgia
que da cuenta de una instalación asimétrica entre el hombre y la mujer, y a través de Rita, la
protagonista de la historia, se irá poniendo en relieve desde lo cotidiano, como son las
relaciones afectivas, como así también como es las relaciones con el trabajo. Rita, a diferencia
de su marido, es la encargada de la economía del hogar, mantiene a su marido desocupado,
además, lleva adelante la gesta de su embarazo, con absoluta naturalidad. En este punto, la
voz de la protagonista, de manera no ascética, pone en claro sus inquietudes respecto de la
maternidad y sus temores de traer un hijo cuando ella misma, duda de sí. Por su parte, su
compañero, minimiza cualquier dificultad cotidiana con eufemismos alusivos, como “tener
un nene en la panza”, relativos a su condición de gesta, para lo cual, Rita devuelve que, en
tal caso, es él, quién tiene un nene en la panza, o adentro, como metáfora de un adulto con
una pulsión inmadura, que solo pretende saciar sus propios apetitos intestinos, a partir de los
otros. (El teatro vulnerable, 2014, pág. 43).
Estas condiciones, son las que toma la autora para establecer un vínculo con el texto
de Chéjov, a partir de la selectiva inclusión de unas escenas de “Tío Vania”, donde Rita
comienza a dialogar con Sonia, en principio intentando, hacer visible que esa no es la manera
de estar, de amar y de aceptar las reglas establecidas. A partir de estos puntos de contacto,
donde se configura esta intervención del mundo chejoviano que se contextualiza en una obra
de la argentina contemporánea, es que funciona el dispositivo, anteriormente mencionado,
como un prisma caleidoscópico. Sonia y Rita, tendrán encuentros, compartiendo miradas,
apreciaciones y compartiendo, esas penas en común, como el amor no correspondido, en las
que se ambas se encuentran inmersas.
Es en este punto, donde pueden verse como en un caleidoscopio, las triangulaciones
entre Sonia y Astrov, que Rita contempla como si mirase una telenovela, pero luego como si
se tratara de una rotación, el prisma develará nuevas imágenes, como Vania, Astrov y Elena,
que proporcionan a Rita un nivel más de comprensión, de como se articulan estas tensiones,
entre deseos frustrados, amores platónicos y el interés por la experiencia de lo bello.
Asimismo, en “Penas sin importancia”, el triángulo entre Pepe, Andrés y Rita, volverá a
poner de manifiesto, la dificultad de los sentimientos no deseados versus, el engaño, el
desamor, el destrato que deja de manifiesto, lo que queda por fuera como el producto de lo
no correspondido.
La decepción entre Sonia para con Astrov, es un espejo, a su vez, que refleja el vínculo
entre Rita y Pepe. Este es un punto decisivo para la autora, que otorga a Rita la posibilidad
de afinar la mirada y comprender en mayor profundidad el vínculo entre Astrov y Sonia y
percibir en la confesión que este le hace, sobre su incapacidad para amar, advierte el egoísmo
de Pepe que, frente al embarazo de Rita, está preso en una obligada madurez que no puede
conseguir. Rita finalmente crítica la actitud de Sonia y esto es como un piedrazo que rompe
los espejos y las tramas de ambas obras se funden entre sí.
Hay algo peculiar que establece la maestría con la que dialogan ambas producciones.
Hay algo de la simpleza, de lo natural que sobrevuela las dos obras, a priori se podría pensar
que se trata de algo muy aireado, de mucha liviandad. Sin embargo, en ambas dramaturgias,
esto se condensa, se vuelve espeso, se digiere más lentamente de lo que parece.
Hay algo distintivo en la protagonista y está ligado a la maternidad, esto de llevar un
embarazo que más allá del destino que esto tiene en la obra, ofrece la idea justamente del
dispositivo mamushkas, donde una contiene a la otra. Esta imagen, es un buen punto para
pensar, que hay algo inherente a la naturaleza femenina donde las mujeres pueden contenerse
entre sí. Más allá de la función biológica sino también de que lo que indica contenido también
implican vacíos, oquedades, que no siempre tienen lugar en la escena teatral. Una cita de la
propia autora, resume esto último que quisiera compartir: “si la maternidad suele ser
castradora, es porque debe dejar de ser para muchas mujeres la instrumentación biológica
para alcanzar un destino. Los hijos e hijas son algo más que receptáculos de expectativas
para llenar un vacío, (…)”. (El teatro vulnerable, 2014, pág. 43).
Por lo expuesto en el presente trabajo, quisiera retomar la cita de unos de los primeros
parlamentos de Tío Vania, citado al comienzo de este ensayo. En las últimas líneas de la cita,
se menciona la frase “la autora de una nueva vida”, que tal vez, cien años antes, Chéjov
sabría que vendría en la polifonía de la amplia obra de Griselda Gámbaro, que supo lidiar
como dramaturga, en un espacio mayormente ocupado por autores varones, como la primera
voz de la deconstrucción, que abrió y sigue abriendo, una dramaturgia de una nueva vida.
Bibliografía:
Chéjov, A. (2005). Teatro completo. En T. Vania. Buenos Aires: Adriana Hidalgo editora.
Gambaro, G. (1990). Teatro 5. En Penas sin importancia. Buenos Aires: Ediciones de la Flor.
Gambaro, G. (2014). El teatro vulnerable. Alfaguara.
Yusem, L. (1 de Octubre de 2010). Página 12. Amigo íntimo. Obtenido de Cultura & espectáculo:
https://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/10-19451-2010-1001.html