Universidad Central de Venezuela Facultad de Humanidades y Educación Escuela de Historia Historia de la Historiografía Venezolana Sandra Jiménez C.I: 24.933.559 Ensayo de los textos La mirada del otro, Viajeros a Venezuela en los siglos XIX y XX y De cómo pueden ser criollos los discursos de los viajeros extranjeros del siglo XIX. Introducción. Durante el siglo XIX numerosos extranjeros se interesaron en viajar al “Nuevo Mundo”, recorrer sus regiones, maravillarse de sus paisajes naturales, adentrarse en un mundo considerado hostil, dejando atrás sus cómodas vidas en las metrópolis. Muchos de ellos documentaron y recopilaron sus viajes, dejando datos que pueden ser usados como fuentes en diferentes áreas, yendo más allá de la historia pues muchos de ellos describieron detalladamente la flora, la fauna, la geografía, la botánica de estas regiones. Esta tendencia de viajar a los países considerados como exóticos se mantuvo hasta el siglo XX, por lo que las aportaciones a nuestro país por estos extranjeros son numerosas; siendo estudiados en múltiples textos y obras; entre los autores que le dedicaron atención al tema de los viajeros se encuentran Pedro Enrique Calzadilla, Elías Pino Iturrieta y Pascual Venegas Filardo, cuyos trabajos en este sentido fueron estudiados para la elaboración del presente trabajo. I. Viajeros extranjeros en el siglo XIX bajo la mirada de Pedro Calzadilla y Pino Iturrieta. La Venezuela del siglo XIX visitada por los viajeros, se hallaba inmersa en una serie de vicisitudes y conflictos que se dieron a lo largo del siglo, comenzando con las guerras de independencia, seguidas por las luchas de los caudillos por el control de la naciente república; “… a partir de la emancipación el siglo XIX venezolano es tiempo de oscuridad, de retroceso frente a las conquistas de la antecedente epopeya.” 1 Se buscaba la consolidación de una nueva república que no contaba con instituciones fuertes que ayudaran a la conformación de la nación; la inestabilidad política y las luchas civiles frenaron el progreso. En este sentido, dentro de esta inestabilidad política, económica y social, no hay una gran práctica histórica que permita tener una visión de ese pasado, no había un afán 1 Pino Iturrieta; Calzadilla, La mirada del otro, p. 13. por conservar los acontecimientos ocurridos. Así mismo, el gusto por leer era muy escasa, debido a que la literatura era casi inexistente, en tal aspecto tenemos una referencia que se hace en La mirada del otro de Mariano Picón Salas “La literatura, lo que ellos llaman literatura, se confundía con la pequeña política parroquial, con el discurso de ocasión, con la lección de gramática y la novelita o el cuento irrealmente sensibleros”.2 Lo relatado anteriormente es lo que consiguen los viajeros extranjeros que llegaron al país durante el siglo XIX, quienes admiraron los bellos paisajes naturales y despreciaron, en su mayoría, la vida del venezolano. Observando, criticando y escribiendo desde un punto de vista cargado de prejuicios negativos, estos viajeros fueron capaces de captar detalles de la vida rutinaria, del día a día que se escapaba de los propios venezolanos que pudieron haber recogido testimonio de la época, ya que al formar parte de la sociedad venezolana no iban a prestar atención a detalles que un extranjero bien podría, ya sea por admiración o simplemente para criticar y comparar con su patria. Teniendo en cuenta lo anterior, si bien los textos de los viajeros constituyen una fuente valiosa para el historiador, hay que tomarlos con mucho cuidado, realizando la debida crítica y evitando caer en sus juicios de valor que en su mayoría son negativos. Una vez hecho una crítica minuciosa, estos textos pueden proveer preciosa información que ayudará al historiador a responder sus posibles preguntas de ese tiempo. Siguiendo este orden de ideas, hay que tener en cuenta que los autores de estos textos escribían con prejuicios para lectores que compartían esa misma carga cultural, es decir para sus compatriotas, con el objeto de obtener fama en sus países natales dentro de la literatura que se venía desarrollando con fascinación por los viajes. Los habitantes de EE.UU y Europa en especial, veían con asombro los países considerados exóticos, como destino de aventuras en las que ellos serían los protagonistas; es sabida la fascinación que esta literatura de viajes y aventuras provoca y un ejemplo de ello son los libros de Julio Verne, que aun en el presente gozan de gran fama; por ello no es de extrañar que muchos extranjeros se hayan embarcado en travesías y expediciones en nuestras tierras. Se insiste repetidamente en la atención que estos textos merecen pues ofrecen una valiosa fuente documental; se insiste igualmente en el cuidado que debe tener el historiador al usarlos, son obras escritas cargadas de deseos, aspiraciones, miedos, ideas, concepciones religiosas y culturales muy ajenas y diferentes a las del venezolano de ese 2 Pino Iturrieta; Calzadilla, La mirada del otro, p. 11. entonces, momento en el cual empezaban a sentirse las primeras muestras de un nacionalismo y diferencias étnicas que posteriormente llevarían a conflictos. Del mismo modo, ya se mencionó que el extranjero veía con buenos ojos los paisajes naturales de nuestro país, rasgo que recuerda a como los cronistas, o al menos el caso de Fernández de Oviedo opinaba que las bellas vistas eran dignas de apreciación y que el Creador las había colocado en su sitio justo. Sin embargo, este cronista desdeñaba y veía con malos ojos las costumbres de los aborígenes, esta visión siguió presente en el europeo con el pasar de los siglos, en lugar de criticar al nativo se criticaba ahora al venezolano, quien es “perezoso, miedoso, borracho, fiestero, irresponsable, desordenado, astuto y medio pícaro, poco apegado al trabajo y desleal y oportunista en política”3; estos adjetivos surgen irremediablemente de la comparación que realizan con su modo de vida en los países de donde provienen. Pedro calzadilla en su texto “De cómo pueden ser criollos los discursos de los viajeros extranjeros del siglo XIX”, finaliza explicando que si bien los extranjeros escribieron con sus anteojos llenos de juicios propios, estos mismos juicios e ideales estaban presentes en las elites que dirigían al país en dicho siglo; por lo que de cierto modo; esos prejuicios extranjeros se volvían los propios de la elite venezolana; las críticas y consideraciones halladas en estos textos podían servir de guía para el proceso de reconstrucción que tanto necesitaba la naciente república, en vista de que el ideal de vida era aquel que pregonaban dichos foráneos. II. Viajeros extranjeros dedicados al campo científico y natural. Mientras que los dos textos en los que tiene participación Pedro E. Calzadilla, a saber “La mirada del otro” en colaboración con Pino Iturrieta, y “De cómo pueden ser criollos los discursos de los viajeros extranjeros del siglo XIX” presentan la realidad del país en dicho siglo y las recomendaciones que deben ser tomadas al momento de utilizar estos datos como fuentes históricas; el texto de Venegas Filardo se dedica más a realizar un repaso por la lista de viajeros que contribuyeron al país en ámbitos científicos y naturales durante el siglo XIX y principios del XX. En este sentido, los escritos de carácter científico tienen un valor considerable, ya que pueden ser considerados objetivos, sin juicios de valor; pues al no estar presente el elemento humano, de cierta manera, se eliminan los prejuicios que pudiera tener el autor. 3 Pedro Enrique Calzadilla, De cómo pueden ser criollos los discursos de los viajeros del siglo XIX, p. 569. Venegas Filardo nos deja ver que no hay uniformidad en los viajeros que visitaron Venezuela, algunos se radicaron en el país tropical y se dedicaron a llevarlo hacia el progreso, otros escribieron sobre él con ojos llenos de juicios y lo dejaron luego de un tiempo volviendo a sus patrias. Así mismo, mientras unos son simples viajeros que escriben en su búsqueda de obtención de fama entre sus compatriotas como se pudo ver en los otros dos textos estudiados, el texto de Venegas Filardo nos exhibe que otros son científicos profesionales que buscaban adquirir nuevos conocimientos y experiencias. Una figura que merece especial reconocimiento gracias a su labor y contribución en múltiples campos es sin duda Alejandro Von Humboldt, viajero prusiano que llego a Cumaná en 1799, luego de haber pasado por las islas de Coche y Cubagua. Recorrió gran parte del país real, recogiendo anotaciones sobre la geografía del país que más tarde publicaría en su Viaje a las regiones equinocciales del Nuevo Mundo, el cual abarcaba datos no solo de Venezuela, pues el científico visito diversos países del continente. La obra de Humboldt fue de trascendental importancia, ya que integraba diversos campos, la botánica, la geología, otros; asimismo, tuvo gran alcance pues el autor no se limitó a un solo idioma, tenía conocimientos de francés, alemán, por lo que sus obras fueron conocidas en toda Europa, sirviendo de inspiración para los futuros viajeros que recorrerían nuestro territorio en los años venideros. Muchas de las descripciones y estudios realizados por algunos de estos viajeros siguen vigentes en el presente, como es el caso de Agustín Codazzi, cuya Geografía fue usada como manual para estudios geográficos y el cual aún hoy es estudiado. A Codazzi le fue encomendada la labor de realizar un plano general de la Republica con sus respectivas divisiones, una carta que describiese el aspecto físico del país y los grandes acontecimientos relacionados con la geografía, todo esto debido a la necesidad de organizar el país luego de su separación de la Gran Colombia. Otro viajero que realizo estudios sobre Venezuela fue el inglés Robert Semple, quien visito nuestro país en los convulsos años de 1811-1812, sus escritos arrojan datos demográficos y étnicos, pues se interesó por las diferencias en el aspecto físico del venezolano. Como parte de la construcción de la república, se quería modernizarla y llevarla a un nuevo estado de provecho y bienestar, por lo que eran necesarios profesionales que tuvieran conocimientos en diversas áreas, contribuyendo de esta manera al progreso del país con sus avanzados conocimientos no solo teóricos, sino también prácticos. Bajo este contexto, muchos extranjeros intelectuales se erradicaron en Venezuela pues había oportunidad de empleo y crecimiento para ellos. Estos viajeros se dedicaron a diferentes oficios, ya sea trabajando como educadores o a cargo de crear diferentes organizaciones científicas en el país. Uno de estos extranjeros que se asentó en Venezuela y consagró su carrera laboral a ella, fue Adolf Ernst, un prusiano que llegó al país en 1861, dedicado al oficio de educador, contribuyó enormemente a la mejoría de la enseñanza de las ciencias naturales en la Universidad Central de Venezuela, la cual todavía estaba bajo autoridades más religiosas que propiamente científicas. Gracias a esta apertura a nuevos saberes naturalistas, muchas otras áreas, no solo académicas, pudieron desarrollarse. Venegas Filardo enfatiza el poco conocimiento que se tiene sobre las obre de este educador prusiano, lo cual es una muestra de que hay posibles fuentes históricas que no han sido foco de la luz del historiador. No solo alemanes visitaron Venezuela, el italiano Conde Ermanno Stradelli, realizo una expedición sobre el Orinoco, llegando hasta la parte media del rio en 1887. Era miembro de la Sociedad Geográfica Italiana, por lo que no es de extrañar que llevara minuciosas anotaciones de su expedición. Si bien era un geógrafo, sus anotaciones no se limitaron a este campo, realizó anotaciones acerca de la ciudad de Caracas, de los poblados al margen del rio Orinoco y de sus habitantes, así como de la actividad comercial de dichas zonas; estos escritos, principalmente científicos también arrojan luz sobre la vida en las ciudades y poblados del venezolano de la época. Otro extranjero a tener en cuenta fue Guillermo Sievers, quien se dedicó a estudiar diferentes regiones del país a finales del siglo XIX, en especial la región andina, produciendo una amplia variedad de títulos dedicados a nuestro país. Su obra es de gran valor pues le asignó un número a nuestra superficie terrestre, de igual forma, clasifico al país de acuerdo a las amplias diferencias en su superficie, a saber, cordillera de Mérida, de la Costa, La zona de Fractura del Lago de Maracaibo, los Llanos, Guayana, Coro y Barquisimeto. Finalmente, en el texto Viajeros a Venezuela en los siglos XIX y XX, se nos presenta Henri Pittier, quien fue un académico que se asentó definitivamente en Venezuela durante el siglo pasado y se dedicó a estudios botánicos, clasificando diversas plantas y flores; complementó estos estudios con observaciones acerca de la geografía y como esta se relaciona con la actividad económica del país. Su contribución al país se basa en su distribución de plantas de acuerdo a la altitud en que se encontrasen, distinguiendo tres tierras, caliente, templada y fría. Así mismo, realizo clasificaciones de acuerdo a la vegetación; estas observaciones representan un análisis integral, debido a que tomo en cuenta diversos factores, como los suelos, clima, temperatura o altitud. Este conocimiento acerca de las plantas venezolanas es de gran valor pues permite conocer las zonas de mayor potencial alimenticio y por ende, las zonas con gran potencial económico. Conclusión. Con el análisis y comparación de los textos seleccionados fue posible obtener una visión acerca de la importancia de los documentos que dejaron viajeros en su paso por nuestro país, dándonos una visión holística de la historiografía de nuestro país. Por un lado, tenemos relatos de viajeros que no se quedaron mucho tiempo en el país y de cuyos escritos se puede saber sobre la vida cotidiana del venezolano del siglo XIX, pero hay que someterlos a una dura crítica para eliminar los juicios de valor, en su mayoría negativos, que presentan. Por el otro, están los viajeros cuyas obras son de carácter científico, con importantes contribuciones a campos como la botánica, geografía, geología, climatología; no obstante en su recorrido por el país también tomaron en cuenta el elemento humano presente en sus expediciones; como resultado es posible también realizar una reconstrucción histórica que abarque elementos económicos, geográficos, culturales, sociales, hasta políticos, utilizando los textos de los viajeros como fuente histórica. FUENTES CONSULTADAS CALZADILLA, Pedro, E. De cómo pueden ser criollos los discursos de los viajeros extranjeros del siglo XIX. PINO ITURRIETA, Elías; CALZADILLA, Pedro, E. La mirada del otro, viajeros extranjeros en la Venezuela del siglo XIX, Caracas, Artesano Editores, 2012. VENEGAS FILARDO, Pascual, Viajeros a Venezuela en los siglos XIX y XX, Caracas, Monte Ávila Editores, 1973. Ciudad Universitaria, noviembre de 2020.