“El proceso de paz es un compromiso constante en el tiempo. Es un trabajo paciente, que busca la verdad y la justicia”. En nuestro país, hombres, mujeres, niños y ancianos anhelamos que haya justicia y paz, donde cada uno de nosotros podamos ser instrumentos de reconciliación dentro y fuera de nuestra familia, dejando atrás la indiferencia que impera en cada uno, sin dejar que nos roben la esperanza ante tantas injusticias, porque solo juntos podremos sanar nuestra querida Honduras de la mano de Dios y nuestra Señora la Virgen de Suyapa. Que el Señor multiplique su gracia en el sacramento del matrimonio y en nuestras familias para poder experimentar su amor y su cercanía y así trasmitirlos a los demás.