NOTAS INTRODUCTORIAS AL ESTUDIO DE LA COMUNICACIÓN Colección: “Cuadernos de Comunicación y Cultura” Número 8 Tanius Karam Cárdenas Academia de Comunicación y Cultura Universidad Autónoma de la Ciudad de México Septiembre 2009 Título: NOTAS INTRODUCTORIAS AL ESTUDIO DE LA COMUNICACIÓN Autor: Tanius Karam Cárdenas Diseño de Portada: Aarón Aguilar Primera edición, 2009 D.R. © Universidad Autónoma de la Ciudad de México Av. División del Norte 906, Col. Narvarte Poniente, Delegación Benito Juárez, C.P. 03020, México, D.F. ISBN: 978-968-9259-39-8 Material de distribución gratuita para los estudiantes de la uacm. Prohibida su venta. Hecho e impreso en México Correo electrónico: bibliotecadelestudiante@hotmail.com Índice. Presentación........................................................................ 7 1.Nociones básicas en torno a la idea de comunicación................................................................... 1.1 Primeras nociones. .................................................... 1.1.1 Historia del término “comunicación”. ............... 1.1.2 Diversidad disciplinaria para abordar el fenómeno de la comunicación.................................... 1.1.3 El fenómeno natural de la comunicación. La comunicación en el mundo animal y vegetal. ............ 1.2. Tipos y niveles de comunicación. ............................ 2 La historia de la comunicación. ..................................... 2.1. La evolución de la comunicación según DeFleur y Ball-Rokeach. ............................................................... 2.1.1 Era de los signos y señales. ............................... 2.1.2 Era del habla y el lenguaje. ............................... 2.1.3 Era de la escritura. ............................................. 2.1.4 Era de la imprenta. ............................................ 2.1.5 Era de los medios de comunicación de masas... 2.1.6 Las nuevas tecnologías de información y comunicación. ............................................................ 2.2 Dos autores para una mirada ecológica en la historia de la comunicación. ........................................................ 3. La comunicación humana en distintos contextos. ....... 3.1 La comunicación en las relaciones personales. ......... 3.2 La comunicación en grupos pequeños. ..................... 3.2.1 Definición y tipologías de grupos...................... 3.2.2 Etapas en el desarrollo del grupo....................... 3.2.3 Comunicación informal en grupos pequeños e íntimos. .................................................................... 9 12 12 18 21 24 29 30 30 32 33 36 36 39 41 47 47 55 55 56 58 3.3 La comunicación en las organizaciones e instituciones. ............................................................ 3.3.1 Teorías para la explicación de la administración en las organizaciones. ....................... 3.3.2 La comunicación y los flujos de mensajes en organizaciones grandes............................................... 3.4 La comunicación y los medios masivos. .................. 4 Los espacios y contextos de la comunicación aplicada. ........................................................................... 4.1 La comunicación política. ........................................ 4.2 La comunicación y la educación. .............................. 4.3 La comunicación y la cultura. ................................... 4.3.1 Variantes sobre la noción de “cultura”. ............. 4.3.2 Los estudios de comunicación y los estudios sobre cultura. .............................................................. 4.3.3 ¿Qué hace (o puede hacer) el profesional de la comunicación y la cultura? ......................................... 62 65 68 72 79 80 88 94 95 97 100 Presentación Este cuaderno quiere ser una guía al estudiante e interesado en un saber básico sobre la comunicación académica. Si bien se ha seguido el programa de Introducción a la Comunicación, materia optativa para el ciclo básico en Humanidades y Ciencias Sociales que ofrece la academia de Comunicación y Cultura, no significa que pueda ser leído únicamente por quienes llevan esta materia, aun cuando está pensado para ellos. El lector podrá encontrar una idea fundamentada de la comunicación, los elementos básicos de su historia, una introducción al estudio de los niveles de comunicación y sobre todo, acaso donde este cuaderno tiene su acento, las áreas del profesional de la comunicación con énfasis en la cultura. Quedaría para discusión, si no sería más propio decir el profesional de la cultura con énfasis en la comunicación. Este término condiciona al egresado de las Humanidades y Ciencias Sociales, al menos en dos aspectos: el primero, en cuanto al manejo de lenguajes para comunicar mejor lo que quiere decir, el peso que las tecnologías tienen en ello, y la importancia de lo que llamamos un punto de vista comunicativo, que al parecer, diferencia de manera importante a este humanista. El segundo aspecto es una sensibilidad y flexibilidad particular que sintoniza con la propuesta educativa de la UACM. Desde un principio, la invitación a los primeros grupos de académicos era generar propuestas educativas innovadoras y diferentes (de acuerdo con lo que marca la misma exposición de motivos en la Ley de Autonomía de la UACM), que superarán las barreras disciplinarias y dieran respuesta a las distintas propuestas existentes para imaginar una nueva educación superior en el siglo XXI, sobre todo en el espacio educativo de un país como México. En ese sentido, los estudios de comunicación son un espacio por naturaleza flexible, abierto y sumamente diversificado; un lugar de llegada, más que de salida, para todos los profesiona-les en Humanidades y Ciencias Sociales, un umbral de convergencia donde las propuestas más recientes de organismos, como la UNESCO, por naturaleza tienen una muy grata 7 acogida. Estas notas introductorias quisieran ser una manera más para adentrarnos a las grandes preguntas por la sociedad, la cultura y la ciencia. Nuestro reto principal es invitar al lector a desarrollar una mirada de la comunicación mucho más allá de lo tecnológico y mediático, que le ayude a comprenderla en su múltiple dimensión y complejidad. Esperamos que este cuaderno cumpla su doble propósito: presentar las nociones fundamentales en el estudio de la comunicación humana y, sobre todo, susitar muchas preguntas e impulsar esta empresa para que cada quien intente responderlas. 8 1 Nociones básicas en torno a la idea de comunicación El propósito de este primer capítulo es introducir al lector en algunas nociones básicas para el estudio de la comunicación. Buscamos no sólo ofrecer una visión clara y funcional, problemática y abierta de la comunicación, sino que el lector identifique algunas problemáticas en torno a la idea y concepto de la comunicación En el segundo inciso, hacemos una relación con el estudio del lenguaje, al considerar a éste como la principal herramienta de comunicación. Pasamos a la consideración sobre las tecnologías y medios, donde, por desgracia, descansa con frecuencia la idea que suele tenerse de la comunicación, al reducirla a cuestiones meramente instrumentales y técnicas, al grado que la aspiración de muchos para estudiar comunicación (o nombres derivados) es dominar justamente las técnicas o adquirir algún grado de prestigio social por su utilidad en la sociedad. Consideramos importante en ese sentido, partir de un enfoque para que el lector tenga una idea básica de todo aquello que implica la comunicación en su relación con el lenguaje, la sociedad, la historia, la cultura, las instituciones y la vida cotidiana. Es necesario, desde el principio, distinguir tres grandes niveles a la hora de referirnos a la comunicación: un nivel, práctico, donde ésta es un fenómeno casi natural por medio del cual los seres humanos intercambian signos, símbolos, señales con diferentes fines; aquí convienen aquellas alegorías que representan a la comunicación con las célebres pinturas rupestres, o los glifos en las visiones prehispánicas. Es decir, la comunicación como fenómeno llano, siempre ha existido, o mejor dicho, lo hace al mismo tiempo que el ser humano afirma su ser social y su supervivencia en el planeta, sobre otras especies que no desarrollaron sistemas de símbolos como los de los primeros homínidos. Es en este sentido que afirmamos que la comunicación siempre ha estado ahí; remite al proceso de hominización y a su dimensión social. 9 En un segundo nivel se señala a la comunicación, como un saber más sistemático y organizado. Aquí caben todas las definiciones, puntos de vista y alusiones directas o indirectas a la realidad, el lenguaje, la materia y las fuerzas físicas con o desde la comunicación. A partir de las primeras etapas del pensamiento hay comunicación de una manera muy viva; se encuentra como elemento central en varias foses y periodos filosóficos, e incluso en áreas que hoy podemos comprender lejanas como son la física, la química y la biología1. Por ejemplo, la filosofía en la Edad Media (sobre todo en los siglos XII y XIII) le dio mucha importancia al lenguaje (e indirectamente a la comunicación entre Dios y los seres humanos); hay una reflexión casi única en la historia de la filosofía occidental que por desgracia, se considera poco en los estudios de comunicación, pero que comienza a aparecer; por ejemplo, desde la semiótica y la filosofía, y es vital para la filosofía de la comunicación. Dicho de otra manera: hay un pensamiento sobre la comunicación muy por encima de lo que en las escuelas se estudia o se refiere como objetos propios o legítimos. Persisten también una serie de reflexiones, objetos y métodos que preceden por mucho a la institucionalización del saber comunicativo, el cual no tiene más de 50 años y tiene su antecedente inmediato en las escuelas de periodismo surgidas en países como Alemania, a finales del siglo antepasado, y en México hace poco más de 60 años, lo que nos conduce a un tercer nivel. En éste se encuentra el saber académico producido en las escuelas de comunicación o, si se quiere de manera más amplia; en las escuelas de ciencias sociales; es básicamente lo que suele agruparse en los cursos de teorías de comunicación, y se caracteriza por su extrema juventud, sobre todo en relación con Un maestro en teorías de comunicación iniciaba sus clases con los fundamentos de la etología, esto es, del estudio del comportamiento humano en los animales. Los estudiantes, perplejos, escuchaban las disquisiciones —para muchos de ellos tal vez estrambóticas y fuera de lugar— sobre los modos de intercambio y los efectos que tienen los signos en los animales, sus diversas conductas y sus modos de regulación. No discutimos ahora la pertinencia o no de estos saberes, pero sí nos parece importante decir que si hablamos de una teoría de la comunicación en general (mucho más amplia de lo que se estudia en las escuelas de comunicación), este tipo de objetos son pertinentes. El reto didáctico consiste en vincular dicha información con los objetivos y propósitos en los cursos de comunicación social. 1 10 sus primos cercanos que parecen ser la sociología, la psicología social y la ciencia política principalmente. Afirmar que la comunicación es un espacio disciplinario académico joven significa decir, entre otras cosas, que no tiene el peso que por “clásicos” puede entenderse en otras áreas; asimismo, a diferencia de sus primos cercanos, la comunicación académica surge subordinada a las necesidades de las nacientes industrias mediáticas y actividades sociales de producción de información (por ejemplo, propaganda). Después, las actividades profesionales de la comunicación se diversificarán y abrirán hacia saberes y prácticas más específicas como la “comunicación política”, la “comunicación educativa”, la “comunicación organizacional”, que son tres de las más comunes. Estos tres aspectos son más importantes de lo que creemos, porque se encuentran, más que en los debates conceptuales, en los juicios y prejuicios sobre la comunicación y en las dudas que comienzan a surgir en algunos estudiantes de los primeros semestre, en torno a la aplicación inmediata de un conjunto de nociones que remiten a una perspectiva y visión mucho más extensa de un fenómeno que, como tendremos oportunidad de decirlo varias veces, es complejo2 al suponer la convergencia de muchos componentes simultáneos para comprenderlo. El profesional de la comunicación siempre tendrá que actualizarse y adaptar lo aprendido en los contextos donde tenga la oportunidad de intervenir y participar; casi nunca se da el caso que trabaje en el espacio exacto donde se supondría que este profesional lo haría. La realidad (social, laboral, profesional) siempre es más contradictoria y azarosa de lo que puede prever el espacio formativo de la universidad; el estudiante tendrá constantemente que cuestionar sus marcos de referencia y sus modelos de interpretación de la realidad. En ocasiones, más que los saberes, El término no se asemeja a complicado, sino a densidad; “complejo” es igual a múltiple y diverso, es un pensamiento que agrupa muchos saberes y deja ver relaciones entre muy diversos objetos. Uno de los autores más referidos suele ser el filósofo francés Edgar Morin para quien el “pensamiento complejo” puede adentrar en el desarrollo de la naturaleza humana multidimensional, la lógica generativa y arborescente, del cual cuando el universo es una mezcla de caos y orden; a partir del concepto y práctica de la Auto-eco-organización, el sujeto y el objeto son partes inseparables de la relación autorganizador-ecosistema. 2 11 lo que cuenta es la actitud ante la realidad y acaso una formación integral tendrá que dar más importancia a estos aspectos que a los estrictamente conceptuales. Flexibilidad, tolerancia y prudencia se advierten como elementos centrales en un ambiente multicultural y diverso, eje de la competencia comunicativa. 1.1 Primeras nociones 1.1.1 Historia del término “comunicación” Desde el punto de vista formal, el saber sistemático de las ciencias de la comunicación emerge en el siglo XX; tiene su primera fundación en los Estados Unidos de América. Como explica Jesús Galindo3, para los años cuarenta existían ya las primeras escuelas e institutos de investigación. La comunicación llega a América Latina en el oleaje de la post-guerra. La primera escuela se funda en 1960, una o dos generaciones después que en EUA, y con el antecedente de las escuelas de periodismo. Para muchos todo principia con los medios, en particular la prensa, pero ésta no es toda la historia; la comunicación tiene un vuelo múltiple a lo largo del siglo pasado, su movimiento toca lo mismo las ciencias exactas que las químico-biológicas, surge con nuevas perspectivas como la cibernética, en un contexto acelerado de mundialización y de reorganización del campo académico. El caso de los medios desprende poco a poco, sobre todo en el seno de escuelas y facultades de comunicación, una reflexión más amplia sobre el fenómeno de la comunicación y la certidumbre cada vez creciente de que la descripción de dicho fenómeno no puede reducirse al campo estricto de la comunicación masiva (prensa, cine, radio, televisión, revistas), aun cuando sea a partir de este fenómeno que este campo se configuró y las escuelas irrumpieron. Galindo, Jesús, Notas para una comunicología posible. Elementos para una matriz y un programa de configuración conceptual-teórica. [En línea, 30 de noviembre 2002] Disponible en la página del autor. http://www.geocities.com/arewara/arewara.htm 3 12 La palabra comunicación le ha sufrido una suerte de erosión semántica, por lo que debe haber una mayor aclaración, sobre todo en una serie de notas como éstas, en las que no puede ser vista como un todo indiferenciado, al grado de convertirse en un término-comodín muy amplio y aplicable a lo que sea. Ahora bien, la dificultad radica en que la comunicación se encuentra en fenómenos sociales, naturales, físicos, y puede aplicarse lo mismo a sistemas de transportes, cadenas de televisión, pequeños grupos de encuentro, o a una colonia de mapaches. Aun así, no puede concluirse que toda acción o intercambio entre una colonia de objetos sea comunicación. Investigadores y pensadores no dejan de desmenuzarlo, pero el término siempre vuelve a salir a la superficie, virgen y puro. El gran filólogo mexicano Arrigo Coen4 precisa el camino filológico de dicho término y explica como de la voz latina munus se deriva el vocablo ‘comunicación’. En su marco polisémico, munus significa primero ‘regalo’, ‘dádiva’ u ‘obsequio’, pero el sentido que predomina es el de ‘servicio’ (favor) y ‘utilidad’, de donde se traslada a las ideas de trabajo u obra, empleo, cargo, oficio, etc. La forma mnunia, de municipium, municio (cabeza de servicio). De munus se tiene munifico y munifice, del latín munifex ‘generoso, espléndido’ y remunari, premiar o pagar un servicio. El prefijo com ‘con’ donde la n es asimilada a la m del radical, más mun (us) ‘servicio civil’, ‘aportación’ e, -is, sufijo adjetival, suman communis ‘común’ lo perteneciente a todos o a muchos; lo corriente, lo aceptado o frecuente, hasta encerrar la idea básica de intercambio. El sustantivo femenino comuna es sinónimo de municipio, y su adjetivo es comunal. Ser aceptado en la comunidad, tenido en común, es comunión, así como excomunión es estar separado, cuando ya no se comulga con los mismos principios. Esta trama de significados (donde los medios masivos no aparecen como tal) conduce a comunicar, comunicarse y comunicación; este último término explica a los otros, en su confluencia esencial: tener o poner algo en común. 4 Citado por Ferrer, Eulalio, Información y comunicación, México, FCE, 2001, p.29. 13 Dewey5 explica cómo en “común” y “comunidad”, “comunicación”, existe algo más que un lazo verbal. Es el medio por el cual los seres humanos llegan a poseer cosas en común. Frente al yo totalitario, la existencia en común, “el estar con el otro”; el uno con el otro, el esto con el aquello, los muchos con los demás. Sin duda alguna hay algo más que un vínculo verbal entre las palabras señaladas. Galindo lleva a cabo una revisión igualmente sugerente de todas las nociones que puede haber de “comunicación” en los diccionarios, para tratar de construir una visión sintética e integradora. En principio, reconoce que este concepto supone una acción, un proceso, estado, poner en común, intercambiar, o compartir. En diccionarios léxicos se pueden encontrar multiples acepciones como las siguientes: este es un ejercicio muy útil porque nos permite reconocer lo ambiguo del término ,justamente por todos los usos y contextos posibles de aplicación. Algunos son más fácilmente reconocidos que otros, pero todos son pertinentes. Dentro de las acepciones asequibles en los diccionarios, hemos hallado: a) Acción y efecto de hacer que se sepa. Transmisión. b) Acción de transmitir. Hacer parte de una cosa. Estar en relación con otros. Informar. Existir paso entre dos lugares. Tener correspondencia unas personas o cosas con otras. c) Acción y efecto de hacer a otro partícipe de lo que uno tiene, de escribir, manifestar o hacer saber a alguien algo. d) Conversar, tratar con alguien de palabra o por escrito. e) Consultar con otros un asunto, tomando su parecer. f) Establecer medios de acceso entre poblaciones o lugares. g) Tener correspondencia o paso con otras. h) Extenderse, propagarse. i) Trato, correspondencia entre dos o más personas. j) Transmisión de señales mediante un código común al emisor y al receptor. k) Unión que se establece entre ciertas cosas, tales como mares, pueblos, casas o habitaciones, mediante pasos, crujías, escaleras, vías, canales, cables y otros recursos. 5 Citado por Ferrer, op cit., p. 30. 14 l) Cada uno de estos medios de unión entre dichas cosas. m) Papel escrito en que se comunica algo oficialmente. n) Escrito sobre un tema determinado que el autor presenta a un congreso o reunión de especialistas para su conocimiento y discusión. o) Figura que consiste en consultar a la persona que habla el parecer de aquella o aquellas a quienes se dirige, amigas o contrarias, manifestándose convencida de que no puede ser distinto del suyo propio. p) Correos, telégrafos, teléfonos, etcétera. Otra forma de proceder en el análisis de la comunicación es el camino que sigue Winkin6, quien reflexiona sobre el concepto a partir de su historia en francés e inglés; “comunicar” y “comunicación” aparecen en la lengua francesa en la segunda mitad del siglo XIV. Su sentido básico “participar en” está próximo al de la palabra latina communicare (communis) que significa participar en común, poner en relación. Hasta el siglo XVI “comunicar” y “comunicación” se acercan a “comulgar” y “comunión”, términos más antiguos (s. X-XIII) pero procedentes también de comunicare. A éstos se asemeja el sustantivo francés communier, entendido como “propietario en común”. A partir del sentido general de “participación de dos o varios”, en el siglo XVI aparece el sentido de “practicar” una noticia. Desde entonces y hasta finales del siglo, “comunicar” comienza a significar también “transmitir”. Un siglo más tarde, el diccionario de Furètiere (1690) ofrece el ejemplo: “la imagen comunica su virtud al hierro”. De esta forma, los usos que se referían de manera global a “participar”, “compartir”, se trasladan progresivamente a un segundo plano para ceder el primer lugar a los usos centrados alrededor del hecho de la transmisión; del círculo se pasa al segmento. Trenes, teléfonos y televisores se convierten sucesivamente en “medios de comunicación”. Conforme aparecen los llamados “medios” (media en inglés) el término se extiende a la industria de la prensa, el cine, la radio Introducción realizada por Winkin, Yves (ed.), La nueva comunicación, . Kairós, Barcelona, 3ª ed 1990, p. 13 y ss. 6 15 y la televisión, los cuales, en menos de 60 años consolidan la llamada “cultura de masas”. En 1970 Grand Robert añade una nueva definición: “toda relación dinámica que interviene en funcionamiento”, que recupera una línea de pensamiento en el campo de la comunicación conocido como cibernética, “ciencia de la información”, y que tiene su origen a mediados del siglo XX en los EUA. Norbert Wiener, un genio de las matemáticas, acuña junto con el término una serie conceptos que rápidamente serían famosos, como feedback retroalimentación. El contexto de esta palabra es muy distante al de las ciencias humanas. Wiener al, analizar el cañón de un avión, un proceso circular en el que las informaciones sobre la acción en curso nutren a su vez el sistema, permitiéndole alcanzar su objetivo; así este científico pensó en una ciencia que estudiara el control y la comunicación en el animal y la máquina. Desde entonces la comunicación pasó a formar un elemento importante en la ingeniería. Shannon, otro ingeniero en telecomunicaciones, de la misma época que Wiener (1948), había propuesto un esquema de “sistema general de comunicación” que se entiende como una cadena de elementos (fuentes de información, emisor, canal, receptor, destino); la clave del modelo es la palabra “información”, pero no concebida como “noticia” o informe”, sino como un dato, una magnitud estadística que calibra el mensaje independientemente de su significación; medida cuantitativa de la incertidumbre de un mensaje. En los años cuarenta aparecen ya las primeras escuelas e institutos de investigación que están antecedidos por institutos o centros de formación en periodismo. La comunicación tiene un vuelo múltiple como lo hemos señalado; su movimiento toca lo mismo las ciencias exactas que las químico-biológicas, emerge con nuevas perspectivas como la cibernética, en un contexto acelerado de mundialización y reorganización del campo académico. Autores como Martín Serrano7 ven en la teoría de la comunicación un saber que examina un tipo determinado de interacciones que se realizan entre los seres vivos, una teoría que 7 Martín Serrano, Manuel, Teoría de la Comunicación, Madrid, UCM 1982. 16 se interroga sobre el qué, cómo y por qué de la comunicación; un proceso en el cual se ponen en funcionamiento componentes de muy diversa naturaleza (actores, expresiones, medios, representaciones). Para el pensamiento teórico de la comunicación en México, resulta sugerente la propuesta de Jesús Galindo8, quien es de los pocos que se animan a ver en la comunicación una Ciencia y a sustentar que el proyecto intelectual tendrá que ser el de su fundamentación. Este autor establece una diferencia radical entre estudios de comunicación, ciencias de la comunicación (en plural) y Ciencia de la Comunicación (en singular). El proyecto que él llama “Comunicología posible” intenta establecer una fundamentación científica de una Ciencia de la Comunicación. Antes que Galindo, el publicista y divulgador de la comunicación Eulalio Ferrer hizo notables esfuerzos en la Real Academia de la Lengua para que se incluyera el término “comunicología”, concebido como “ciencia interdisciplinaria que estudia la comunicación en sus diferentes medios, técnicas y sistemas”. Con una pretensión sistémica y constructivista, Galindo va a definir a la “comunicología” como el estudio de la organización y composición de la complejidad social en particular, y la complejidad cosmológica en general. No es cuestión de medios o mediaciones, sino de sistemas de información, comunicación, configuraciones y vínculos, de redes y valencias. Dentro de su propuesta, el autor mexicano afirma que la comunicación, más que un objeto, es una configuración agrupada en cuatro modos de organización: (i) Difusión: transmitir, mover información de una percepción a otra. (ii) Estructuración: conlleva la idea de conectar, unir lo separado, de ver los contextos que hacen posible la conexión o la integración de una serie de componentes que en otro entorno pasarían por dispersos o no pertinentes. Se puede ver: el texto antes referido. “Notas para una comunicología posible. Elementos para una matriz y un programa de configuración conceptual-teórica”,(febrero de 2003) disponible en la página del autor. http://www.geocities.com/arewara/arewara.htm; “Hacia una comunicología posible”. México: Universidad Autónoma de San Luis Potosí, 2005. 8 17 (iii) Interacción o la acción de modificación recíproca de información: es el intercambio y las formas como una entidad A afecta (y es afectada simultáneamente) por una entidad B, lo cual se observa en la comunicación interpersonal, pero también en la intercultural. (iv) Expresión: está asociada al efecto de comunión y a la acción a partir de lo común, lo compartido; remite al arte y a cualquier mensaje como sistema de expresión que en sí mismo es una integración de una serie de componentes. En este sentido podemos establecer cuatro líneas de términos para cada una de estas formas de organización, que, en realidad, más que objetos empíricos, son configuraciones de información: reflejan maneras de comprender y ver la realidad. La idea es sugerente porque Galindo, desde la sistémica y el constructivismo, vincular la comunicación, a formas, o moldes. La comunicación es en este autor una forma de percibir la realidad, y no tanto los medios, las técnicas o sus efectos sociales. 1.1.2 Diversidad disciplinaria para abordar el fenómeno de la comunicación Debido a que el término comunicación es polisémico y agrupa implicaciones de muy distintas disciplinas, en ocasiones a manera de broma o en serio, se tilda al profesional de la comunicación como “todólogo”, conocedor de todo y hacedor de nada. Aunque su popularización institucional proviene de los estudios sobre comunicación colectiva y tecnologías de la información, es claro que su ámbito no puede quedar reducido. Quienes estudiamos comunicación pensamos, con legítimo derecho, que debemos abordar, de manera integral, los procedimientos y las prácticas comunicativas en un sentido más amplio, que den cuenta de los diversos procesos verificados en la comunicación, en sus actores, medios canales, sistemas de expresión, etc. Un verdadero profesional en la reflexión de la comunicación tendría que ser 18 capaz de decir algo de manera amplia sobre estos procesos en situaciones específicas; de vincular los distintos niveles de la comunicación entre sí, y aunque centre sus esfuerzos intelectuales en la comunicación social, de relacionar ésta con la interpersonal, grupal, virtual, etcétera. Las tareas de esta envergadura demandan una formación disciplinaria diversa; de hecho, el pensamiento comunicacional es una muestra de ello. Al respecto, Dolores Cáceres9 ha elaborado un resumen sobre cómo las distintas disciplinas pueden tener interés en la comunicación: por ejemplo, entre las disciplinas sociales la psicología general se ocupa de estudiar el comportamiento individual, por tanto, también se adentra en el comunicativa; está interesada en los procesos de comunicación en los grupos; mientras que, la sociologíalo está en los procesos de comunicación masiva, la comunicación en las organizaciones, y las relaciones entre comunicación, medios y sociedad; a la ciencia política, po otro lado, le interesa tanto la relación de los medios con los actores políticos como la manera en que las nuevas tecnologías están modificando el comportamiento de los actores políticos. Dentro de las ciencias del lenguaje, la lingüística está enfocada en aspectos sintácticos , fonéticos, semánticos y pragmáticos del lenguaje; la psicolingüística se centra en los procesos de codificación y descodificación en cuanto a que relaciona los mensajes con comunicantes; y además se ocupa de los procesos mentales que subyacen a la adquisición del lenguaje; la que se ocupa por el estudio de los significados atribuibles a los signos lingüísticos; a los estudios del discurso (análisis de las prácticas discursivas sociales) se enfocan en los códigos que intervienen en la comunicación, la manera como los actores aparecen en el lenguaje y los mecanismos de manipulación; por su parte a la retórica le interesa todo lo que ayuda a que la comunicación sea persuasiva y eficaz; y la semiótica estudia el funcionamiento de los signos y los procesos de significación en general. Cáceres, María Dolores Introducción a la comunicación interpersonal. Síntesis. Madrid. 2003, p. 40 y ss. 9 19 Entre las disciplinas tecnológicas, la cibernética se ocupa de los procesos de retroalimentación que se producen en los sistemas de comunicación (entendidos, sobre todo, como procesos entre máquinas); la ingeniería en telecomunicaciones analiza los problemas de la transmisión de señales y la construcción de redes, y la informática se encarga del procesamiento digital de las señales. En el ámbito de la filosofía, la epistemología reflexiona sobre las bases en las que se fundamenta el conocimiento de la comunicación, lo cual es importante porque en ella se discute, entre otras cuestiones, si la comunicación es o no una ciencia. Por ejemplo, en el diccionario de filosofía de Ferrater Mora10 la pertinencia de la reflexión filosófica en la comunicación se centra en dos objetos: el estudio del lenguaje y la intersubjetividad (vinculada también con el problema de la otredad). En cuanto a las disciplinas clínicas o ciencias de la salud, la psiquiatría estudia las patologías de la comunicación en la interacción; el psicoanálisis y la psicoterapia se centran en la comprensión de los problemas de comunicación del paciente, e incluso, la medicina en general se ha interesado en la relación médico-paciente. Asimismo, en las instituciones de salud, hay una preocupación por cómo transmitir adecuadamente los mensajes y cómo generar políticas efectivas de comunicación que hagan sus campañas de promoción de salud más eficaces. Dentro de los estudios de comunicación se encuentra toda un área relacionada con la salud, muy importante para nuestro país. Por otro lado, las diversas disciplinas artísticas (pintura, teatro, danza, música) se han ocupado de la expresión comunicativa por medio de las formas, el movimiento, el color, el sonido, desde sus características creativas y estéticas. En suma, este debate puede encuadrarse en las dimensiones de la naturaleza o la cultura, los factores biológicos y sociales, los dilemas de lo innato y lo aprendido, entre herencia y medio ambiente. Parece que es posible saldar el dilema con una postura ecléctica que indaga por las formas más complejas entre estos polos. 10 Véase Ferrater Mora, José, Diccionario de Filosofía, 4 tomos. Barcelona, Ariel, 1979. 20 1.1.3 El fenómeno natural de la comunicación. La comunicación en el mundo animal y vegetal La comunicación por lo general se ubica como una disciplina social (no retomaremos por el momento el debate sobre si la comunicación es una ciencia o no). El conocimiento biológico de la comunicación sitúa a ésta dentro de un panorama muy distinto; por ejemplo, se suele decir que es patrimonio exclusivamente humano, y sólo con palabras o gestos se puede comunicar. Ciertamente, el intercambio de expresiones comunicativas entre los animales y los seres humanos es significativo, pero no significa que no exista este fenómeno en este mundo. Si bien esto es cierto, no deja de ser un tanto inexacto, porque podemos encontrar fenómenos de comunicación en otros ámbitos y espacios, como en el mundo natural. La capacidad de comunicar es una conquista de la historia natural y no necesariamente de la cultura, aunque en el proceso de hominización llegava a su término para generar relaciones y representaciones controladas por la razón y la ética11. Cuanto más amplia sea la perspectiva que maneje un estudiante profesional de la comunicación, será más conveniente para cualquier actividad intelectual que emprenda; por tal motivo, no queremos dejar pasar la oportunidad de este manual introductorio de conocimientos básicos al estudio de la comunicación, para hacer alguna mención sobre cómo ésta puede tener otro enfoque. La actividad comunicativa aparece en el mundo y se va configurando mucho antes de que el hombre exista como una serie de recursos naturales para producir expresiones. Su historia remite al surgimiento de los primeros animales capacitados para comunicarse al final del Precámbrico Superior, hace unos 600 millones de años; y en todo caso, cuando la evolución está dando sus primeros pasos en la línea de los celomados, ya hay anélidos que muestran comportamientos comunicativos. Compárese este dato con los aproximadamente seis millones de años que tiene de existencia el linaje humano. En consecuencia, el 11 Martín Serrano, op cit, p. 42. 21 hombre es heredero de una capacidad que surgió para satisfacer necesidades de naturaleza biológica, y cuyas características de funcionamiento se conformaron a lo largo de muchos millones de años de evolución, en el laboratorio de la interacción anima12. Para Martín Serrano, si se quiere realizar una teoría de la comunicación general, es obligatorio examinar la génesis de ésta. Es un requisito epistemológico necesario para llegar a aclarar lo que diferencia específicamente a la comunicación de otras modalidades de interacción. Y consecuente con esa obligación, el teórico de la comunicación termina familiarizándose con esos atractivos campos en los que se estudia el comportamiento animal. Este autor considera que la interacción entre los seres vivos permite distinguir dos clases de actos: unos de carácter ejecutivo (no comunicativos) y otros de carácter expresivo (comunicativos). En los primeros el sujeto (ego) maneja las energías de las que dispone, orientándolas de un modo inmediato a la aplicación sobre otro sujeto (alter). Por ejemplo, empujar o retener por la fuerza a otro. La eficacia del acto ejecutivo dependerá de la cantidad de energía que sea capaz de movilizar quien así actúa. En cambio, en los actos de carácter expresivo el actor maneja las energías de las que dispone, aplicándolas de un modo inmediato a la producción de señales. Muestra de ello entre los hombres es hablar para decir a otro “quédate conmigo”, y entre los cánidos, marcar el entorno con la orina para indicar a otro cánido “sal de mi territorio”. La eficacia del acto expresivo no depende de la cantidad de energías que el actor (ego) ponga en la locución o la marcación. Evidentemente, las palabras no sirven para retener físicamente a alter, ni la orina para desplazarle de manera física. La eficacia del recurso expresivo depende de la capacidad que posean las indicaciones para informar a alter de los deseos de ego; y de la disposición del primero para llevar a cabo la solicitud del segundo. Las ganancias que proporciona la sustitución de actos ejecutivos por expresivos (o si se prefiere, la incorporación de la Véase Martín Serrano, Manuel “Aportaciones de la Teoría de la Comunicación”, TELOS [en línea] 33, julio 2004. Disponible en <http://www.campusred.net/telos/anteriores/num_033/cuaderno_central5.html> 12 22 indicación en las relaciones intra e interespecíficas en lugar de la fuerza) son las siguientes: a) El consumo energético en el proceso completo de interacción suele ser más económico cuando aumenta la proporción de actos expresivos. Por ejemplo, implica un menor esfuerzo para la abeja señalar a las otras donde se encuentran las flores mediante un baile, que acompañarlas en el vuelo hasta el lugar de referencia. La comunicación ayuda en el proceso evolutivo al poner a disposición de los actores un excedente de energía que puede ser utilizado para desarrollar otras funciones (alimenticias, reproductivas, sociales, etcétera). b) Los límites del territorio en el cual pueden desenvolverse los actores, sin perder el contacto necesario entre ellos para la defensa o la procreación, se amplían en tanto mayor sea la distancia en la que siga siendo posible la interacción. Así, por ejemplo, el recurso de las señales comunicativas, -en este caso de naturaleza olfatoria- permite que el ciclo vital tan corto de algunas mariposas sea compatible con el encuentro para la reproducción de un macho y una hembra situados a kilómetros de distancia el uno de la otra. c) El tiempo requerido para la interacción suele ser más corto cuando hay oportunidad de recurrir a la comunicación. Es secir es menos tardado indicarle a alter dónde está un objeto, que ir a buscar dicho objeto para mostrárselo. Este ahorro en el balance temporal aumenta el tiempo vital disponible para otras actividades, y en ocasiones, cuando la rapidez de la huida es el único modo de escapar de un depredador, la posibilidad de recurrir a las señales de peligro representa la única manera de supervivencia. El estudiante de la comunicación podrá cumplir con su función de esclarecer la génesis y la naturaleza de la misma; no necesita convertirse en un zoólogo, etólogo o psicólogo del comportamiento animal; su aportación al conocimiento es otra. Será capaz de proporcionar criterios teóricos, modelos de investigación y categorías que también sirven para organizar sistemáticamente el estudio de la comunicación animal; puede dialogar 23 con biólogos o paleontólogos con la finalidad de elaborar modelos más complejos de la conducta humana que permitan comprender y relacionar todos los aspectos de la vida natural con un valor informativo y comunicativo. Es decir, ofrece una visión más integral (compleja) de la naturaleza humana y social, y con ello, indirectamente, es posible comprender mejor los objetos inmediatos de la vida cotidiana. 1.2 Tipos y niveles de comunicación En este apartado queremos dar a conocer las modalidades que existen para hablar de comunicación y relacionarlas con los medios utilizados en cada una. En un nivel introductorio es importante no sólo identificar qué tipos y niveles de comunicación existen, sino también aplicar los modelos y nociones para caracterizar las prácticas comunicativas, en relación con cada uno de estos tipos. Hemos explicado cómo la comunicación social, las tecnologías de la información, “secuestraron” en algún sentido la idea de comunicación. En realidad, lo que se vincula a los medios y las tecnologías es sólo una pequeña parte si se le compara con el total de la reflexión sobre la comunicación humana. Incluso en el caso de los “medios de comunicación social” se remite automáticamente a pensar en los cuatro medios masivos (por orden de aparición: prensa, cine, radio y televisión), sin que sean los únicos medios de transmisión e información social. Dentro del universo comunicacional conviene hacer algunas distinciones que, aunque muy básicas, puede ser de utilidad para el lector. El concepto de comunicación se populariza principalmente a partir de los fenómenos de comunicación social; es cierto que el término tiene muchos usos, pero los medios aglutinan en la primera mitad del siglo XX su significado dominante A lo largo del tiempo han existido múltiples formas para dividir el fenómeno de la comunicación de acuerdo con el tipo, el medio, la distancia, el contexto, etcétera. Por ejemplo, Gabriel Jaimes 24 y Luis Sierra13 evocan la división, más inexacta que trillada, de comunicación “intrapersonal”, “interpersonal” y “social”, lo que formaría la manera más simple de diferenciarla. Jaimes y Sierra la dividen en cuatro modalidades: a) Según la situación espacio-temporal de los sujetos que intervienen en el proceso; la comunicación puede ser próxima (directa, cara a cara, presencial) y a distancia (indirecta, con el necesario uso de telecomunicación). b) De acuerdo con el contexto de configuración social y la experiencia de percepción de los sujetos que intervienen en el proceso, como se observa en el siguiente cuadro: Cuadro1 c) Según la formas de expresión y los tipos de lenguaje o lógicos utilizados por los sujetos que intervienen en el proceso, la comunicación puede ser verbal lo que abarca el estudio de la expresión oral, escrita, análoga (por ejemplo, el código Morse), y no verbal, que incluye el estudio de la proxémica, es decir, el uso del espacio físico, sus implicaciones, los significados culturales de la cercanía o la distancia en todas las situaciones sociales; la kinésica: (correlación de Jaimes, Gabriel y Luis Ignacio Sierra “La comunicación humana en general” en Comisión Episcopal Latinoamericana Comunicación. Misión y Desafío. Bogotá, CELAM-DECOS, 2ª ed, 1997, p.15-71. 13 25 movimientos corporales); gestual (gestos, mímica); objetual (sistema de objetos, utensilios, regalos); postural (posturas corporales); gráfica (dibujos, símbolos, diagramaciones); icónica (imágenes, estatuas, fotografía), y acústica (sonoridades). Otros tipos implicados en los anteriores permiten hablar de comunicación directa o indirecta (medios usados por los interlocutores); unilateral y bilateral, si los actores no intercambian papeles, por ejemplo, unilateral significa que una parte tiene la intención fundamental de transmitir y recibir, y si la comunicación es pública o privada. Asimismo, es posible dividir, la comunicación según el medio utilizado, y dentro de éste hay a la vez varias posibilidades clasificatorias. Por “medio” se entiende el canal o soporte artificial que sirve de extensión tecnológica de los canales naturales de expresión (“eferentes”, como el aparato fonador y articulador en el organismo humano) y de recepción (“aferentes”, o sea, los cinco sentidos). Los medios pueden clasificarse conforme a varios criterios, como son: 1. La complejidad institucional: (a) los micro medios, son los más cercanos a la comunicación próxima e interpersonal, y (b) los macro medios, están más vinculados a la telecomunicación14. 2. El contacto de uso con relación a situaciones sociales; se habla de medios grupales o masivos; pero es posible establecer una diferencia más detallada entre los distintos grupos. 3. Los canales naturales aferentes: los medios pueden ser auditivos, visuales o audiovisuales cuadro 2. Hoy día, con el desarrollo de las nuevas tecnologías y la posibilidad virtual de lograr interacciones con otro tipo de sentidos, exste el debate sobre lo que esto conllevará (el lector puede imaginar lo que implica que en un futuro nuestras computadoras sean capaces de transmitir y recibir olores, sensaciones, etcétera). Jaimes y Sierra15 sugieren caracterizar a los medios no como de comunicación, sino para la comunicación; el valor de las pre14 15 Recordemos que el prefijo griego tele significa lejos, ‘a distancia’. Op. cit. p.61. 26 posiciones como distintivas en su concepción es muy importante. En su texto estos dos autores colombianos elaboraron una tipología que, si bien tuvo su origen en los años ochenta (aunque hoy día con la velocidad de las tecnologías parece de otra era), sigue vigente, pues nos recuerda que, para generar o facilitar la comunicación entre dos actores, aun en contextos de carencia tecnológica, se pueden usar otros recursos. Cuadro 2 Aunque esta tipología es muy incompleta muestra la idea de que incluso los “viejos medios” tienen posibilidades de combinarse. El video móvil, la telefonía celular, los nuevos medios 27 digitales, la Internet, el mundo del software, y con ellos todas las nuevas tecnologías de información y conocimiento, brindan elementos para modificar totalmente este esquema (y lo que significa a nivel cognitivo, referencial e interactivo). No obstante, rescatamos el esquema evocado por Jaimes y Sierra por la enorme ventaja que con los recursos actuales resulta muy fácil reproducirlos y experimentarlos en los entornos muy diversos (asociativos, educativos, fabriles, etc.). Es decir, la idea de “medios” ofrece posibilidades más allá de radio, cine y televisión; y el otro reto, señalado en el uso de las preposiciones (de, para), es de qué manera el uso de estos recursos producen más comunicación e interacción, y facilitan que otras voces y expresividades circulen en los entornos sociales. Con el desarrollo de la comunicación y las escuelas en América Latina, surgio una preocupación por definir sus usos alternativos. Se pensaba que ésta no podía quedarse únicamente en los grandes medios (vistos en los años sesenta y setenta con sospecha y crítica por la gran labor manipuladora y transnacional que ejercían); así, el área de la educación (en ámbitos formales y no formales) parecía una opción “alternativa” a la visión dominante e instrumental de la comunicación (grandes medios, publicidad, propagand). En los años setentas se consolidó el Instituto Latinoamericano de Comunicación Educativa (ILCE), lo que significó otra manera de ejercer la carrera de comunicación. Si bien marginal y sin mucho atractivo económico, tanto el ILCE como otros centros y organizaciones que fueron surgiendo representaron opciones laborales en sintonía con una visión distinta de la comunicación. 28 2 La historia de la comunicación Una vez que hemos revisados los conceptos básicos; el lector posee información que le permitirá valorar de manera más amplia la historia de la comunicación como una historia natural y sociocultural. Uno de nuestros propósitos es proporcionar al lector las bases que le permitan identificar las etapas de la comunicación y sus momentos más significativos; asimismo,que sea capaz de reconocer algunos actores, expresiones y técnicas empleadas, así como la relación que guardan las tecnologías (como recursos creados para portar y difundir información) con la evolución cultural de la humanidad. Una de las principales lecciones que puede darnos una historia de la comunicación es reconocer cómo ésta no es una cuestión originada con el surgimiento de las tecnologías en los siglos XIX y XX, sino que posee una expresión más profunda y compleja en la historia del hombre. De acuerdo con Bernardino Herrera16, esta historia tiene un rango temático que abarca tres aspectos: (a) La evolución tecnológica, permite conocer el inventario disponible de medios, las coberturas geográficas, los tiempos del flujo comunicacional y alcance hacia el conjunto de los individuos, en los diferentes tiempos históricos. (b) El impacto en la estructura social de la aparición de los medios de comunicación; es posible establecer conexiones que cada medio trae consigo en el proceso productivo, en el comportamiento del Estado, con el resto de las instituciones sociales, y en la interrelación entre los distintos pueblos y culturas. Pero además, en este segundo aspecto se observa cómo se integran los medios disponibles para ir creando un sistema mediatico, y en consecuencia, una dinámica en la transmisión de las ideas que actúan como referencias en la toma de decisiones sociales. (c) El inventario de los sistemas de ideas que ocupan la agenda de los contenidos, tanto en forma de corrientes artísticas, Herrera, Bernardino “Aportes para una teoría de la historia social de la comunicación” [en línea] diciembre 2005. Disponible en <http://www.revele.com.ve/ehumanitas/docs/aporte.pdf > 16 29 políticas, religiosas, filosóficas, como en los rituales formales e informales que se manifiestan y actúan en los espacios públicos. Estos sistemas se agregan y tributan a los grandes conjuntos de las ideologías y los imaginarios colectivos, ya sea para afirmarlos o para alterarlos. En el pensamiento comunicacional existen diversas formas de dividir la historia de los medios. Conviene tenerlas en mente, de manera general, porque son útiles, aunque las tecnologías de la comunicación parecen un fenómeno del siglo pasado, al dimensionar lo tecnológico y lo informacional como aspectos más amplios y complejos, que no pueden reducirse sólo a cine, prensa, radio y televisión. 2.1 La evolución de la comunicación según DeFleur y Ball-Rokeach Una de las divisiones clásicas es la que incluyen Melvin DeFleur y Ball-Rokeach17, autores de uno de los manuales más conocidos para introducirse en las teorías de comunicación social y que, aunque data de los años setenta, ha sido reeditado en múltiples ocasiones. Estos autores presentan, cuatro etapas en el desarrollo de la comunicación humana, donde intentan considerar aspectos de la historia natural y social del ser humano desde la comunicación. En los siguientes apartados explicaremos cada uno de ellos, aunque nos permitimos añadir algunas pequeñas anotaciones, sobre todo en la última parte. 2.1.1 Era de los signos y señales Esta era corresponde a una primera etapa evolutiva en la que los actores de la comunicación son una especie de homínidos, DeFleur, Melvin y Ball-Rokeach S.J., Teorías de la comunicación de masas, Barcelona,Paidós, 1993. 17 30 que se comunican de forma muy parecida a los animales, es decir, mediante ruidos y movimientos corporales que les permitían emitir signos y señales mutuamente comprendidos. Poco a poco, el crecimiento del cerebro, y la capacidad de aprendizaje les permitieron un uso más variado de signos y señales para referir más aspectos. De acuerdo con lo que sabemos, en esta etapa no hay evidencia de un lenguaje articulado; lo que había era un conjunto de gruñidos, chillidos y lenguaje corporal que otorgaban a las manos una función muy importante en la comunicación. La paleontología ha discutido el hecho de por qué si los homínidos podían emitir sonidos, no podían hablar. Al parecer el desarrollo de todo lo necesario para hacerlo era insuficiente en esta etapa de la evolución (hace cientos de miles de años). Varios simios han desarrollado un comportamiento comunicativo elaborado; quienes pueden emitir sonidos usan señales con las manos, tienen expresiones faciales, movimientos corporales y distintas posturas para codificar ideas de acuerdo con las reglas compartidas de significado e interpretación; sin embargo, este proceso ha sido lento y primitivo si se compara con lo que puede lograr el habla humana. Una de las ventajas del lenguaje articulado es que brinda mayor precisión y complejidad en las unidades a comunicar; al ser más precisa la codificación hay más probabilidad de coordinar con eficacia acciones para cazar, comer y reproducirse, entre otras. La comunicación mediante signos y señales conlleva una codificación más lenta y dilatada de los mensajes, lo que puede traer consecuencias en el mundo natural. En general, los pueblos desprovistos de lenguaje tienen una importante limitación para transmitir y recibir series largas y complicadas de significados, por ello es razonable pensar que en la era de los signos y las señales no era fácil desarrollar una cultura compleja. Los homínidos tenían que simplificar sus mensajes y comunicarlos lentamente. Al igual que lo primitivo de sus herramientas, sus formas de comunicación eran ineficaces y engorrosas comparadas con los sistemas hablados. 31 2.1.2 Era del habla y el lenguaje El hombre de Cro-Magnon18 fabricó herramientas sofisticadas hace 40 mil años; Labró representaciones del ser humano y de animales en hueso, piedra, marfil y otros materiales; dejó pinturas en numerosas cuevas; confeccionó ropas a partir de la piel y el cuero, además descubrieron la técnica de endurecer la arcilla mediante el fuego. Su estructura craneal, lengua y laringe eran exactamente iguales a las que ahora tenemos. En ese tiempo el hombre de Neandertal, que era más robusto, se encontraba en la misma área; cazador efectivo, también fabricó herramientas útiles, enterró a sus muertos, junto con algunos enseres. Pudo haber sido nuestro ancestro, pero se extinguió (hace alrededor de 30 mil años), en la época en que el Cro-Magnon hizo su aparición y se desenvolvio. Mientras uno tuvo un desarrollo rápido, el otro desapareció. Es improbable que entre ellos pelearan o un conflicto fuera la causa de su extinción. Se considera que, como los hombres del Cro-Magnon desarrollaron un habla y lenguaje, esto les dio una gran ventaja sobre sus vecinos. Dado que podían razonar por medio del lenguaje, los hombres del Cro-Magnon eran capaces de planificar y conceptualizar, cazar de manera más coordinada y defenderse de forma más eficaz. Además, inventaron y transmitieron distintas formas de cuidar los alimentos, de luchar contra el río y en general, de superar dificultades para sobrevivir en un entorno hostil. Mientras que los hombres Neandertal permanecieron en la era de los signos y señales, los de Cro-Magnon pudieron cambiar y adaptarse al clima al final de la glaciación. Se piensa que hace más de 10 mil años, ya asentados más al sur, cerca del mediterráneo, así como en las riberas de los ríos Tigris y Éufrates (en el actual Irak), los hombres de Cro-Magnon desarrollaron la agricultura, luego la domesticación de animales, y los sistemas de cerámica para recolección y almacenamiento Se le denomina así porque el geólogo Louis Lartet descubrió los primeros cinco esqueletos en marzo de 1868 en la cueva de Cro-Magnon (cerca de Les Eyzies en Francia), lugar del que obtienen su nombre. 18 32 de granos. La existencia humana se volvió más estable, predecible y segura; la gente vivió más años y la población aumentó. En algunas regiones comienzaron a formarse asentamientos más numerosos, y surgieron las primeras ciudades, lo que sería la base de las civilizaciones prehistóricas. Además de cultivar la tierra, domesticar animales y alabar a los dioses, los hombres crearon nuevas tecnologías: metales, curtidos, ruedas, poleas, cerámica aunque todavía no aparecía la escritura, el lenguaje en sí mismo se diversificó: los grupos mayoritarios comenzaron a tener contacto entre ellos, lo que tuvo un impacto en la forma de hablar. Los lingüistas han identificado 50 vocabularios prehistóricos y en algunas lenguas modernas se han logrado rastrear hacia 5 000 o 7 000 años a. C. un tronco común denominado “protoindoeuropeo”. En la actualidad, no existen dudas sobre el peso del lenguaje, pues hizo posibles grandes avances en el desarrollo humano: palabras, números y otros símbolos, así como las reglas del lenguaje y la lógica, permitieron a los hombres enfrentar el entorno físico y las relaciones crecientes entre sus grupos de otra manera, con otros instrumentos. Los sistemas de símbolos propiciaron la capacidad de clasificar, abstraer, analizar, sintetizar y conjeturar. Se podía recordar, transmitir, recibir y comprender mensajes de mucha mayor longitud, complejidad y sutilidad de lo que era posible en la era de los signos y señales. 2.1.3 Era de la escritura Si bien adquirir la habilidad de lenguaje tomó millones de años y la escritura tardó varios siglos más para incorporarse, la historia de esta última puede considerarse como la del triunfo; significa el progreso, desde las representaciones pictográficas a los sistemas fonéticos, y desde los dibujos estilizados y pinturas que reflejaban ideas complejas hasta la utilización de letras simples asociadas a fonemas específicos. Los antecedente lejanos de la escritura son las pinturas estampadas hechas por los hombres de Cro-Magnon en las cuevas. Los pictogramas reflejaban sis33 temas para recordar acontecimientos importantes; sin embargo, no lograban evocar significados compartidos que permitieran la comunicación. El primer paso hacia la escritura fue la estandarización de los significados pictóricos, pero no comenzó hasta que la agricultura no se estableció definitivamente; un factor importante era la necesidad de establecer con claridad los límites de las tierras, lo que obligaría a sistemas de signos formalizados que pudieran comprender de la misma manera ambas partes. La economía agrícola estimuló el surgimiento de una necesidad comunicativa. La previsión de fenómenos naturales demandó un necesario sistema de información que permitiera organizar las etapas del proceso de cultivo, cuidado y recolección, así como los tiempos para intercambios comerciales, distribución de bienes y materias, etc. Todos estos “pictogramas” iniciales fueron la base de la escritura y se erigieron a partir de un sistema convencional de signos para que dichas representaciones transmitieran determinados significados y facilitaran la interacción. Una persona podía preparar ciertas representaciones y otra podía recuperarlas, incluso era posible dominar la distancia y el tiempo, ya que con pictografías estandarizadas se descifraban los mensajes de alguien que estuviera lejos o ya hubiera muerto; no es casual que la escritura estuviera envuelta con un gran respeto. Los sumerios, habitantes del norte del golfo Pérsico, desarrollaron un tipo de escritura de carácter fonértico. Empezaron por hacer pequeños dibujos que representaban conceptos, en tablillas de arcilla blanda, y más adelante, dado que era difícil reflejar los detalles en forma realista, estilizaron más esas representaciones. Recurrieron a la punta de un palo, tallado en forma de cuña, que les ayudó a hacer marcas en la arcilla, lo que se conocería más adelante como escritura cuneiforme. Este sistema desarrollado por los sumerios en el 1700 a.C. dio con la idea de que a cada pequeño símbolo estilizado le correspondera un sonido específico, más que un concepto. La ventaja fue enorme: en vez de miles de símbolos distintos (uno por cada cosa o cada idea) se necesitaba un número menor para representar los sonidos de las sílabas, lo cual supuso el primer 34 paso en el desarrollo de la escritura fonética y fue un gran avance en la comunicación. La escritura alfabética se creó en menos de mil años y alcanzó muy rápida popularidad; se difundió y, al cabo de un tiempo, llegó a Grecia, donde hacia el 500 a.C. se usó en forma generalizada. Después el alfabeto griego pasó a Roma donde fue mejorado. El gran problema de los jeroglíficos y las tablillas era sú traslado: la piedra es un soporte duradero, pero no se puede portar fácilmente. 25 siglos a.C., los egipcios descubrieron un método para trasladar la información: el papiro. Entre los mayas en México, se produjo una técnica similar. Este elemento es muy importante, porque tuvo impacto en la organización social y la cultura. La adquisición de una tecnología de comunicación e información basada en un medio liviano y portátil, aunada a un sistema de símbolos que pudiera ser fácilmente leído por los escribas, aportó las condiciones necesarias para lograr grandes cambios sociales. La habilidad de la escritura pertenecia a una clase social que controlaba la información. El papiro fue un medio para dar y consignar órdenes e instrucciones. Más tarde, con el desarrollo de las religiones monoteístas, el “libro” se vuelve un dispositivo central, un elemento importante en la organización de la religión como sistema para recuperar, transmitir y difundir ideas, canonizar un grupo y una casta que sería la portadora de ese instrumento. La escritura portátil permitió el registro de doctrinas y escrituras religiosas; con el establecimiento de escuelas para enseñar estás se incidió en la organización social. Las consecuencias se presentaron en otros ámbitos: se comenzó a escribir tratamientos indicados para enfermedades y registrar observaciones sobre distintos rasgos de la naturaleza y sus interpretaciones. Gracias a la escritura no fue necesario volver a iniciar desde cero; se contaba con un dispositivo más complejo y sofisticado para la recuperación de la memoria, más efectivo que la oralidad (también importante, pues mediante ella se transmitieron mitos, epopeyas e historias). 35 2.1.4 Era de la imprenta Dentro de la línea de lo que McLuhan llamaría “la era Gutenberg”, el otro hito en la historia de la escritura hay que buscarlo en la era de la imprenta19. Antes del siglo XV los libros se reproducían en copias escritas a mano (manuscritos); muchos de ellos eran casi únicos y verdaderas obras de arte en sí mismos. El acceso a estos libros era sumamente res-tringido. La creación de tipos móviles y su impresión dio un giro a la cultura occidental del Renacimiento. A principios del siglo XVI las máquinas impresoras de tipos móviles producían cientos de ejemplares de libros hechos sobre papel, que fueron publicados en todos los idiomas europeos; de esta manera podían ser leídos por quien supiera hacerlo en su lengua materna. La disponibilidad de estos libros espoleó un mayor interés por el aprendizaje de la lectura. Una vez que, por ejemplo, la Biblia se pudo editar, la Iglesia Católica ya no tuvo el control total sobre ella. Al principio, ésta fue muy entusiasta ante este invento, pero pronto advirtió que iba a suponer menos control sobre la interpretación y el manejo de la Biblia. Además, no olvidemos el elemento portátil: a diferencia de la lectura eminentemente colectiva de la Biblia (y del control sobre su interpretación), sobrevino la lectura individual, lo que facilitó la aparición de uno de los principios fundacionales en las reformas protestantes y la modernidad occidental: la libre interpretación y el libre juicio sobre lo que se lee. 2.1.5 Era de los medios de comunicación de masas Otro fenómeno que se desarrollaría lentamente fue el surgimiento de la prensa: en la epoca colonial se distribuían pequeños periódicos y folletos para la minoría educada. La periodicidad diaria y una cobertura más amplia se obtubieron hasta principios del s. XIX. Tiempo después se tuvieron que llevar a cabo 19 Resulta un error decir que surgió en la Europa del siglo XV, pues en el siglo IX, en China se producía información impresa mediante tipos móviles. 36 campañas masivas de alfabetización para que surgiera la idea del periódico de masas. A mitad del s. XIX las las masas de obreros y trabajadores comenzaron a interactuar con la prensa. El periódico de masas surgió en 1830. En la cuarta década del s. XIX se combinó la tecnología de una impresión rápida y la idea básica del periódico, para formar el primer y genuino medio de comunicación de masas. Al finalizar el s. XIX era claro para los estudiosos de las ciencias sociales de la época que los nuevos medios (en esa época periódicos, folletines, carteles, libros y revistas) comenzaban a ser de amplio uso; eran una nueva forma de comunicación que no sólo influía en los esquemas de interacción social, sino también en la perspectiva psicológica de los individuos. Estos nuevos medios eran más eficaces en términos de expresividad (confían una amplia gama de ideas), permanencia del registro (superación del tiempo), rapidez (superación del espacio), difusión (acceso a franjas más amplias de la población). Los medios impresos, al igual que la escritura y el habla en su momento, cambiaron la perspectiva mental de los usuarios y la estructura de la sociedad.En etse sentido conviene tener en cuenta esta historia, antes de emitir juicios fáciles sobre lo que ahora nos sorprende en la época de la Internet, los celulares, los videojuegos y el correo electrónico. Todas las revoluciones tecnológicas suelen generar cambios paulatinos en todos los órdenes de la vida: comercio, política, educación, estrucyura social, instituciones y entornos laborales, entre otros, pero no nulifican los medios y las técnicas anteriores, sino que se incorporan en usos más diversos, o bien quedan asimilados a las nuevas prácticas. En el s. XIX se sentaron las bases para otros tipos de transmisión de información como fue el telégrafo que, aunque no se convirtió en un medio de comunicación masivo, fue un recurso importante. Patrice Flichy20 analizó la contribución del telégrafo en la formación del estado-nación francés y la idea de Francia Flichy, Patrice, Una historia de la comunicación moderna. Espacio público y vida privada, México, Gustavo Gilli 1993. 20 37 como país, así como el efecto que tuvo esta tecnología sobre los franceses, en la percepción de su territorio y su integración social. En la primera década del s. XX el cine se popularizó y se convirtió en una forma de entretenimiento familiar; veinte años después sucedió lo mismo con la radio, y décadas más tarde la televisión, lo cual pudo haber sido un proceso más rápido, de no ser por la Segunda Guerra Mundial. Como primero ocurrió con el aparato de radio, en los años cincuenta el televisor estaba ya instalado en gran parte de las salas de las casas estadounidenses. A partir de la segunda mitad de este siglo la penetración de los medios es casi total en las sociedades industrialmente avanzadas, y con rezago, pero no por ello menos consistente, empieza a tener notables influencias en otros países menos desarrollados como México. Debido al objetivo de estas notas introductorias es imposible hacer un listado de todas las complejas implicaciones que tuvo la irrupción de los medios, la manera en que se modificó totalmente el paisaje cultural de los pueblos y países, los diversos efectos que tuvo en las expectativas de la población, la difusión de sistemas de vida, las migraciones y en lo que serían las revoluciones culturales21. Desde los años cincuenta comenzó la era satelital que daría lugar a lo que hoy conocemos como nuevas tecnologías de información. En todo este proceso del siglo XX, la guerra y la tecnología han seguido un camino paralelo; las formas de la comunicación tecnológica y el control han ido de la mano en una historia que ha sido denunciada por las corrientes y enfoques críticos de la comunicación, participes en esa historia a un tiempo maravillosa y atroz. Un botón de muestra de lo que queremos decir se resume en la simpática pero espeluznante frase del escritor y cronista Carlos Monsiváis, para quien los mexicanos aprenden a ser mexicanos gracias al cine. Eso significa que es el cine el que permite formas de reconocimiento que por primera vez en la historia del país, le permiten a un yucateco y un baja-californiano, decir que tienen algo en común. 21 38 2.1.6 Las nuevas tecnologías de información y comunicación DeFleur y Ball-Rokeach no incluyen en las cuatro etapas de la comunicación (por el momento en que escribieron su manual) la nueva época tecnológica. La historia de las nuevas tecnologías de información y comunicación (TIC) tiene su antecedente inmediato en los medios de comunicación de masas (prensa, cine, radio y televisión) e inicia con el surgimiento de los satélites, los medios digitales y, de manera significativa, la Internet que, aunque se origina como un medio militar para comunicar más fácilmente las computadoras en los sistemas militares y de inteligencia estadounidenses, hasta el fin de la Guerra Fría (1945-1989), y la caída del Muro de Berlín como símbolo de las transformaciones de finales del s. XX, se permite su liberación en el mundo comercial y la educación. La popularización de la Internet es un fenómeno de los años noventa que representa otra forma muy distinta de comunicar e intercambiar información. Como en su momento fueron el impacto del cine, la televisión, el video y la era satelital, ahora la Internet sintetiza todos los medios, aun cuando no podamos decir que sea un “medio masivo” en el sentido que aplicábamos este nombre a la televisión. Las nuevas tecnologías repercutirán en la manera de comprender la comunicación así como en las habilidades, actitudes y conocimientos que se requieren del profesional de la comunicación. Es necesario considerar las enormes diferencias entre los sentidos de información en la era industrial y masiva y sus herramientas privilegiadas, es decir, entre los medios de comunicación masiva (término que ya está en desuso) y la sociedad de la información junto con sus instrumentos centrales, que son las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC). La primera y gran diferencia es que los primeros funcionan por criterios analógicos, lo que lleva a separar los canales; mientras que la comunicación digital tiene como estructura central la convergencia tecnológica y un efecto más poderoso para combinar datos e informaciones. Por otro lado, los medios masivos (sobre todo la 39 radio y televisión analógica) funcionaban con antenas y tenazas particulares a cables, antenas y ondas; en cambio, ahora usan satélites, cables y computadoras, lo que impacta en sus formas de producir y difundir, en sus contenidos y en su relación con la audiencia. La información a la que los actores de la comunicación tenemos acceso en esta nueva era contiene aspectos que se ciertamente asomaban en la anterior, pero ahora se encuentran dimensionados de formas insospechadas. Uno de ellos es la multiplicación informativa, es decir, el aumento exponencial de canales y señales accesibles al espectador mediante la combinación de satélites, cables, fibras ópticas y redes; asimismo, otro es la selección personalizada del consumo cultural que modifica la relación tradicional entre medios, emisores y públicos (más canales, más opciones particularizadas de consumo, más redes para acceder a la información). Un tercer y cuarto aspectos son el nuevo carácter interactivo, el cual que posibilita la participación de determinados núcleos del sistema reticular que podrá consolidar un emisor en cada receptor, y el aumento de la complejidad cultural y comunicativa, es decir, el surgimiento de los contenidos, programas y programaciones que serán el fruto de la integración modular de diferentes productos. Ignacio Ramonet señala que esta información circulante en los nuevos medios es planetaria, porque en las redes de información se entrecruzan Estados, empresas y personas; permanente por la disponibilidad tecnológica durante las 24 horas del día en las redes informatizadas; inmediata por la sensación de ser partícipe de acontecimientos diversos; que brinda, e inmaterial porque la realidad virtual se sedimenta en un universo imaginario que se cruza con la propia realidad material. Es cierto que esta historia tiene claroscuros, como han señalado los detractores de una visión inocente sobre la sociedad de información. Un acceso más libre no significa democracia en el uso, ni mucho menos equidad en los intercambios comunicativos. Los críticos de esta sociedad de la información han mencionado que se generan nuevas formas de marginación a 40 partir del acceso o ahora a la información. La creencia de que la tecnología resolverá aquellas situaciones que la organización humana no ha logrado no es nueva. En los años cincuenta se pensó que la tecnología, en concreto la televisión, podría resolver problemas (por ejemplo, los concernientes a la educación) vinculados al desarrollo, pero, ciertamente, no sucedio así. Si bien es cierto que las tecnologías transformarán la educación, al dar nueva importancia al valor de la formación, no se pueden esperar cambios favorables para la sociedad por el solo hecho de su posibilidad, sustentada en un relativo abaratamiento de costos y fácil acceso. 2.2 Una mirada ecológica en la historia de la comunicación Considerado como el gurú de la comunicación del siglo XX por su gran proyección pública, Marshall McLuhan contribuyó a la divulgación de la reflexión sobre los medios como fenómeno central de la modernidad. Sus intuiciones, reflexiones provocaciones y extravagancias intelectuales, estimularon la discusión académico y sacaron al espacio público el debate sobre la comunicación y los medios. Sus obras se convirtieron en best-sellers, como El Medio es el mensaje, La Galaxia Gutenberg, Guerra y Paz en la Aldea Global, Comprender los Medios de Comunicación, y La Aldea Global, entre otras. Este filósofo canadiense elaboró su teoría de los medios “como extensión de los sentidos”; en 1951 publicó su primer libro de crítica cultural inspirado en la obra de Leváis, quien lo introdujo al estudio de la ecología cultural (media ecology). En 1962 apareció La Galaxia Gutenberg, y dos años después, uno todavía más celebre: La comprensión de los medios como extensiones del hombre. En general, los medios masivos son vistos por este autor como tecnologías, extensiones ortopédicas potenciadoras del sistema sensorial biológico, pero a la vez, como elementos determinantes de la comunicación. Los medios audiovisuales representan la expresión envolvente de la comunicación sensorial 41 plena, resultante tecnológica que supera el espacio restrictivo y convencional de la cultura escrita. McLuhan anticipó el tránsito a lo que llamó la “aldea global22”, afirmó que “el medio es el mensaje”, es decir, que el medio afecta sobre el mensaje, imprime una huella indisociable al mismo; señaló que las tecnologías son de alguna manera prolongaciones del cuerpo y los sentidos, que los medios de comunicación electrónica admiten ser considerados extensiones del sistema nervioso central, y surgio una tipología de los medios masivos en “fríos” y “calientes” según el tipo de datos que transmiten y el grado de participación de las audiencias. Un medio del primer tipo es la escritura jeroglífica o ideográfica, la cual tiene efectos muy distintos a los del “medio caliente” y explosivo del alfabeto fonético. El alfabeto logró un alto grado de intensidad visual abstracta y que más tarde se fortaleció con la tipografía. En la Edad Media, la palabra impresa hizo estallar los vínculos entre las cofradías corporativas y los monasterios; el calentamiento del medios escritura hasta la intensidad repetible de la impresa desembocó en el nacionalismo y las guerras de religión en el s. XVI. (Cf. Mc Luhan 1996: 44). Otro ejemplo es una fotografía de medio “caliente” ya que tiene mucha información, y el dato es de alta definición, mientras que una caricatura tiene baja definición porque proporciona poca información visual. Por el contrario el teléfono es un medio “frío”, pues es de baja definición debido a que se ofrece al oído una cantidad mezquina de información; de igual manera el habla es un medio “frío” ya que es poco lo que el emisor transmite y mucho lo que el oyente tiene que completar. Los medios “cálidos” requieren poca o baja participación, en tanto que los “fríos” necesitan una mayor colaboración de los interlocutores para completar la información restante. En las sociedades caracterizadas por la oralidad, la perdurabilidad de las ideas depende de la memoria viva del grupo; se trata 22 De fuertes convicciones religiosas, su concepto de aldea global (la nueva sociedad tribal planetaria que propende a la comunicación-comunión –“la extensión tecnológica de nuestra conciencia”– como función natural y distintiva del ser humano) tiene una clara influencia del jesuita francés Teilhard de Chardin. 42 de culturas cerradas en dos sentidos: porque la comunicación requiere la presencia física de las personas y por su limitación, dado que las nuevas ideas o ideas complejas tienen pocas posibilidades de encontrar un lugar. Además, son tradicionales, puesto que, el cambio social se produce muy lentamente. En contraste, dentro de las sociedades con cultura escrita encontramos dos etapas de desarrollo: la fase de transición, donde la escritura produce la ruptura de las formas de pensar propias de la oralidad y de los contenidos que se difunden (la ciencia, literatura y filosofía sustituyen a los mitos y canciones), y la invención de la imprenta, que se caracteriza por minar la importancia de las comunidades locales. La posibilidad de difundir el mismo texto a través de vastos territorios, de modificarlo y corregirlo amplió el nivel de conocimiento y favoreció ciertas transformaciones sociales. El libro impreso reestructuró la forma en que la gente se reunía y pasaba su tiempo libre; hasta la invención de la imprenta, lo habitual eran las reuniones en espacios abiertos y el contacto con otros, po medio de actividades físicas, fiestas, ferias, mercados o celebraciones religiosas. El libro como artefacto no sólo permitió poseer y conservar información, sino también promovió una actitud más reflexiva, a partir de una lectura individual y aislada; ayudó a la reflexión, la jerarquización según el propio interés, al desarrollo de puntos de vista privados y el peso en el juicio sobre propio sobre el público y canónicamente aceptado por las instituciones. La etapa de los medios electrónicos ha supuesto, en algunos aspectos, una transformación en la cultura oral; en cuanto a que éstos se caracterizan por la simultaneidad en la acción, percepción y reacción ante la realidad. Por otra parte, existen grandes diferencias entre la cultura oral y la escrita. En primer lugar, las limitaciones físicas de la oralidad desaparecen con los medios electrónicos; el espacio y el tiempo no son barreras para la difusión de conocimientos. En segundo lugar, en la cultura oral la división entre el “nosotros” y el “ellos” estaba muy marcada, en cambio con los medios se crea una gran comunidad. Un aspecto interesante en la reflexión 43 de McLuhan es que, al dividir las etapas de la comunicación en tres rubros, parecería (y no es así), que la oralidad y la escritura no están presentes en la nueva era electrónica, pero en pleno siglo XXI siguen vigentes las entrevistas orales, se recuperan las fiestas tradicionales mediante trabajo de campo, y se escribien textos para la difusión académica y del pensamiento humano, además persiste el consumo de imágenes en paredes que bien podrían recordar a las pictografías o jeroglíficos antiguos. ¿Quién valoriza estos medios como representantes establecidos de la epoca humana? Si aún hay partes en el mundo donde existen problemas de comunicación por diferencias de idioma, o por intolerancia religiosa. Un segundo punto de vista que ayuda a comprender las etapas de la historia, dentro de esta corriente ecológica, es la propuesta del filósofo francés Regis Debray23. Su “mediología” forma parte de una exploración y consiste en la posibilidad de establecer una ciencia de la difusión que dé cuenta del estudio en el cambio de las mentalidades a partir de los principales “medios de difusión”; entendido este termino no como “medios de comunicación” en el sentido tradicional, sino como vector o vehículo tecnológico para la transmisión-reproducción de esquemas y marcos del mundo. Debray24 interpreta la historia de la cultura como una historia de la medio-esfera, que estudia el medio “tecno social” de transmisión y transporte, dotada de espacio tiempo propio o de los dispositivos para entrecruzar dichas coordenadas. En general, uno de los principales sucesos de la civilización es el paso cambio grafo-esfera video; es decir, el paso de la importancia de la letra impresa a la imagen. Es posible estudiar la historia de la humanidad como estos procesos de transmisión; Sus diversas etapas pueden considerarse bajo este criterio como medio-esferas (son el equivalente Este autor se ha preocupado por aspectos de la comunicación desde una perspectiva interesante y no dominante en las escuelas de comunicación; la mediológica. Como antecedente véase Debray, Regis Vida y muerte de la imagen. Historia de la mirada en Occidente, Barcelona, Paidós, 1994. Los “Cuadernos de mediología” son una muestra interesante, mismos que pueden consultarse en la Internet. 24 Cf. Introducción a la Mediología, Barcelona, Paidós, 2001. 23 44 de los modos de producción en el ambito de la economía política): 1) Mnemo-esfera: es el periodo de las artes no escritas de la memoria; 2) Logo-esfera: consiste en un medio cultural creado en el que la palabra continúa siendo el principal medio de comunicación; 3) Grafo-esfera: es el periodo iniciado por la imprenta; 4) Video-esfera: en esta etapa la imagen-sonido es el medio dominante; y la 5) Hiper-esfera: se trata de la esfera más englobante y estable, surgida de lo numérico y su mayor realización de la digitalización de todas las operaciones de expresiones. Una medio-esfera nueva no ahuyenta a la anterior (eso lo sabemos después en la historia social de la tecnología); se reestructura de acuerdo con sus propias condiciones. Es importante señalar que opera un principio de eficacia (minimax): el medio más efectivo es el que puede vehicular el máximo de informaciones y destinatarios, lo cual se observa en el proceso de evangelización y el papel que tuvo la imagen, o también en el caso de la imprenta, con las ideas religiosas que hacían añicos la idea de la unidad cristiana. Cabe preguntarnos qué se potencia o facilita en el caso de la imagen: fotografía, cine, televisión, video). Para que se logre el cambio de una medio-esfera a otra, es necesaria una revolución técnica que exige un medio cultural propicio. Por ejemplo, en la historia de la logo-esfera hubo una serie de virajes importantes, como fueron las transformaciones paulatinas en la utilización del soporte, la sustitución del volumen por el códice (siglos II y IV), la intervención de la minúscula (siglos VIII y IX), la lectura silenciosa que, con la llegada y comercialización del papel, se convirtió en un medio de consumo más ligero y fácil. Todo cambio de medio-esfera es un cambio de correlación; la iglesia se congratuló cuando apareció la imprenta, pero no se dio cuenta de las consecuencias que tendría; pues la difusión de la imprenta modificó la idea de autoridad y redundó en fuente de cuestionamiento para la institución y poder eclesial. En las taxonomías típicas (logos, grafos, video) el sufijo esfera connota el desarrollo, entorno, atmósfera, sistema que posibilidad, organización, configuración. Por lo general, tomamos conciencia de la medio-esfera cuando ésta se encuentra amenazada, cuando se 45 desplazan o cuestionan sus coordenadas, como ahora es el caso de la comunicación social, se origina una transposición de medio-esferas en fenómenos más complejos u otras realidades que sintetizan de alguna forma las nuevas tecnologías. Además, las medio-esferas no ne-cesariamente se excluyen; al mismo tiempo subsisten vestigios de las anteriores. A partir de la mediología, tenemos elementos para una revisión de la historia de los medios y las maneras producir y recibir información. Por encima de la nueva nomenclatura y lenguaje, se entrevé una idea del medio social como un vector complejo que permite las relaciones en la sociedad, la transmisión de valores y la construcción social del tiempo y el espacio. No hay que olvidar que Debray es un especialista en historia de las mentalidades y por tanto, su visión es mucho más amplia que una perspectiva sociológica de la comunicación o los medios; su preocupación se centra en los elementos de recurrencia: qué provoca la permanencia de los sistemas de creencias y pensamiento. 46 3 La comunicación humana en distintos contextos En este apartado deseamos que el lector pueda identificar y definir las áreas de aplicación del estudio de la comunicación humana para reconocer los actores, medios, contenidos y características generales de la comunicación en cada contexto. Como hemos mencionado a lo largo del presente texto, la comunicación es un fenómeno amplio y diverso, extendido en todas las actividades humanas, por ello es imprescindible tener los conceptos y métodos claros para no caer en denominaciones fáciles, como afirmar que todo es comunicación y ésta se encuentra en todas partes, sin mediar análisis o precisión alguna. Para evitar esto, resulta útil ahondar en los contextos comunicativos o prácticas comunicativas. Estos contextos suponen niveles y usos de la comunicación, tipos de interlocutores distintos, y sistemas expresivos diversos. Por lo tanto , es posible mediante su estudio conocer más específicamente la comunicación y delimitar cómo se relacionan la dimensión psicológica y sociológica, la cognitiva y la histórica. Además, en cada contexto se nrcesita un profesional de la comunicación distinto. Cabe mencionar que, aunque separemos y dividamos la comunicación, para efectos de análisis ésta funciona en la vida social como un todo. 3.1 La comunicación en las relaciones personales La comunicación interpersonal (CI) es el proceso de usar el lenguaje para enviar y recibir mensajes cuya intención es despertar tipos especiales de significados. Se entiende por “relación interpersonal” el vinculo social relativamente duradero; eso se siente entre dos personas los individuos involucrados pueden llegar a conocerse mejor, y su relación pasa de impersonal a personal, es decir, logran ser cada vez más cercanos e íntimos. Los ejemplos más convencionales de este tipo de comunicación son las relaciones de pareja, las relaciones familiares o entre ami47 gos cercanos, aunque también puede tratarse de situaciones de convivencia cercana, donde las personas sí llegan a conocerse: médico-paciente, sacerdote-feligrés, maestro-alumno, etcétera. Si una persona habla con otra en el contexto laboral, dentro de una organización o institución, es obvio que surja una relación en un plano personal, pero ésta será mediada principalmente por las necesidades, intereses y objetivos institucionales; en este sentido conviene tener clara esta diferencia, para no considerar la comunicación en instituciones como una suma de relaciones interpersonales. La CI se puede definir como el intercambio de información entre sujetos sociales. Esta definición, como explica Marta Rizo25, pone el acento en el intercambio de la relación entre seres humanos con base en información diversa (hechos, valores, ideas, sentimientos, etc.). Uno de los componentes que caracteriza a la CI es que no está mediada por la tecnología; los sujetos participan cara a cara, comparten el tiempo y el espacio. Según esta investigadora los componentes que determinan a la CI son, en primer lugar, que existe en ella un Intercambio, es decir, una reciprocidad, cercana al concepto de interacción; se requiere la presencia del otro para generar intercambios, que no se definen sólo como intercambio de información. Los componentes que definir. Estos se logran entre seres vivos y funcionan principalmente por datos o signos. Estos datos se complementan con los siguientes: co-presencia en el tiempo y el espacio; diversidad de códigos; y una comunicación orientada a los otros, es decir, la acción comunicativa está dirigida a un destinatario específico, a diferencia de la comunicación masiva, donde el destinatario es un conglomerado anónimo. La CI es básicamente dialógica, de transmisión bidireccional. De Fleur et. al.26 definen seis características básicas de la CI que completan lo ya mencionado: Ver Rizo, Marta. Comunicación Interpersonal. UACM. México, 2006. (Cuadernos de Comunicación y Cultura 2). 26 De Fleur Margaret, Patricia Kearney, Timothy G. Plaz y Melvin De Fleur Fundamentos de la comunicación humana. 3a ed. México. Mc Graw Hill, 2006 [3a ed. en inglés, 2005]. 25 48 a) Comienza con el “yo”, determinan generalmente como ese patrón de creencias, significados y comprensiones que cada individuo desarrolla relativo a sus características personales, capacidades, limitaciones y valores como ser humano. Se puede aceptar de manera muy general el término “personalidad” para nombrar los rasgos psicológicos y las características sociales. b) Es transaccional, es decir, se basa en transacciones simultáneas. Usa signos verbales y no verbales para construir mensajes alrededor de significados pretendidos. c) Requiere una proximidad física. Esta cercanía permite a los comunicadores incrementar sus oportunidades para comprenderse con más precisión y eficiencia. Al mismo tiempo, el no saberse comunicar en estos contextos puede tener consecuencias poco favorables para las personas. d) Es moldeada por los papeles sociales. La trascripción escrita de un diálogo es insuficiente para mostrar lo que realmente se quiere decir en una conversación interpersonal. Interpretar lo que cada persona desea expresar está en parte determinado por el contexto o los papeles que definen a la relación. e) Es irreversible, es decir, no se puede eliminar el mensaje emitido. f) Es irrepetible: no hay forma de regresar y experimentar el mismo suceso, de la misma manera y con las mismas personas. Los aspectos que se toman en cuenta para el estudio de la CI son muy diversos y complejos; no se reducen únicamente a lo verbal y no verbal, aunque para efectos de estudio es posible iniciar un análisis con estos dos aspectos. Por ejemplo, Knapp27 menciona que los elementos no verbales son siete: movimientos del cuerpo, características físicas de los actores comunicativos (altura, peso, color de pie), conducta táctil, paralenguaje, proxemia (uso del espacio), artefactos (objetos físicos presentes en el marco de la interacción, lentes, ropa, joyas…), factores del entorno (muebles, música, temperatura, decoración), etc. A su vez, cada uno de estos componentes se puede subdividir. 27 Cf. Knapp, Mark L. La comunicación no verbal, Barcelona, Paidós, 1980. 49 El manejo de la comunicación en las relaciones interpersonales es algo que se aprende. Por lo general no tenemos conciencia de todos los factores que influyen en ella. Carl Rogers28 sostiene que para una comunicación básicamente favorecedora en el desarrollo de las personas, es necesario tomar en cuenta una serie de actitudes que aparecen como condiciones imprescindibles: a) Aceptación: actitud positiva incondicional.Se refiere al reconocimiento incondicional en tanto personal. Aceptar no es estar de acuerdo, sino considerar al otro en cuanto otro. Rogers llamaba a esta acepción “Actitud positiva incondicional” (API), la cual puede ser descrita no sólo como permisividad, sino más aún como una actitud de manifiesto, interés y aprecio por todo lo que la persona es, por sus conductas y su comunicación. No se trata de una aprobación, incluso ésta puede ser tan rechazante como la desaprobación, sino de un interés genuino por todo lo que constituye la realidad interior y exterior de las personas. El reforzamiento de la actitud de aceptación, aprecio y afecto hacia sí mismo, por lo que realmente se es, en la persona que recibe ayuda, constituye el núcleo central de la psicoterapia. Resulta difícil mantener una genuina actitud positiva incondicional hacia el comportamiento de otra persona cuando no se acepta que ésta tiene la capacidad para orientar su propia existencia, y se piensa que sólo las circunstancias fisiológicas o del medio ambiente determinan su conducta. b) Empatía. La actitud empática en la psicoterapia se manifiesta en un intento por comprender a fondo la experiencia de la persona y transmitir la comprensión de forma verbalmente. La empatía es necesaria como un medio que aumenta la claridad de una persona sobre los factores condicionantes de su conducta. Asimismo, consiste en penetrar el mundo privado y subjetivo de los demás para ver si el entendimiento de punto de vista es correcto, no en el sentido de si es objetivamente correcto o no, o si está de acuerdo con nuestra propia opinión, sino en el de comprender la experiencia ajena cuando los demás la experimentan. De la extensísima bibliografía de este célebre psicólogo estadounidense podemos mencionar Psicoterapia Centrada en el Cliente, (1960); De persona a persona, (1971); (con G.Marian Kinget) Psicoterapia y Relaciones Humanas, (1971), y de manera particular, El proceso de convertirse en persona, (1975). 28 50 La actitud empática refenda por Rogers puede describirse como un captar la experiencia de la otra persona en la interacción psicoterapéutica del presente con todos los matices de sentimiento (superficial o profundo) y los significados simples o complejos que representa para dicha persona. Es una captación no evaluativa de la experiencia del otro tal como ve y describe la vida, comunicada con claridad y afecto. El objetivo inmediato de esta actitud es la compresión de la experiencia, con claridad en la formulación, por una parte, y con interés y afecto, por la otra. La interacción empática genuina facilita con mayor rapidez el proceso “des-represivo”, o en otras palabras, la exploración consciente de la experiencia en amplitud y profundidad. La actitud empática en el ECP supone que todo individuo es capaz, en condiciones favorables, de explorar su propia experiencia y por su impulso natural al crecimiento, de efectuar los cambios que considere para sí más apropiados. Su objetivo inmediato es facilitar y estimular esta exploración y estos cambios. El entrenamiento del facilitador del aprendizaje está enfocado en captar con la mayor precisión posible los matices del sentimiento y el significado en la experiencia de la persona que recibe ayuda29. c)Autenticidad. Supone una correspondencia entre lo que una persona percibe y lo que dice de sí misma. En realidad, el que llegue a existir un alto grado de esta correspondencia en la comunicación humana es una de las más importantes csaracterísticas de toda relación de ayuda. En la misma relación un individuo persona puede experimentar el ver libre de conflicto e inconsistencia entre lo que experimenta y lo que expresa de sí mismo. Cuando coexisten estos elementos, la relación interpersonal (abogado-cliente, maestro-alumno, sacerdote-feligrés, padrehijo, etc.) tiende a mejorar; se establece un estado de acuerdo interno cada vez mayor entre las partes y se favorece un funcionamiento psicológico de la relación. Lafarga, Juan “Más allá de la psicoterapia tradicional.” Notas para el curso Enfoque Centrado en la Persona, Universidad Iberoamericana, no impreso 1991. Lafarga fue discípulo de Rogers y uno de los principales impulsores del pensamiento rogeriano en México desde finales de los sesenta. 29 51 A estas tres actitudes algunos autores han sumado habilidades específicas que permitan garantizar una comunicación favorecedora; se trata de operaciones concretas; al igual que las actitudes, no se enseñan y piden un ejercicio de voluntad de las personas, primero para reconocerlas, y luego para ejercerlas eficazmente en distintos contextos. Estas habilidades son: a) Saber escuchar. Se relaciona con una actitud más amplia: estar ahí Escuchar no sólo supone entender el significado literal de las palabras, sino también estar presente. El peor enemigo de la escucha en este sentido es la distracción; muchas personas, al escuchar en realidad están pensando en lo que le dirán al otro. La escucha se vincula con dos actitudes vitales: estar en el “aquí y ahora” y el respeto por el otro. El primer signo de consideración hacia la otra persona es escucharla, ponerle atención, comprometerse con ese acto básico y aparentemente imperceptible. b) Saber retroalimentar. Esta habilidad se asocia al saber reaccionar, repetir y responder a lo que vemos o escuchamos. Al hablar y escuchar es posible tener distintas reacciones: • Valorar: “Me parece que esa es una medida muy drástica; pienso que el matrimonio es algo muy importante para romperlo por una crisis…” • Interpretar: “Por lo que me dices veo que los problemas que plantea tu matrimonio te angustian tanto que prefieres huir, cortar por lo sano, antes de enfrentarte a ellos” • Explorar, preguntar, pedir más información: “¿Cuáles son generalmente los motivos de discusión en tu matrimonio?” • Dar consuelo y apoyo: “Bueno, no lo tomes así, en todos los matrimonios se dan problemas y se atraviesan por momento similares a los que están pasando. Y luego los superan, así que no te preocupes y anímate”. • Identificarse con el otro. “Sí, ¡No me digas! ¡Qué desgracia! Te tienes que sentir muy mal. Yo en tu lugar estaría fatal. Comprendo cómo debes sentirte” • Comprender o empatizar (ponerse en los zapatos del otro). “Por lo que me cuentas, las dificultades de comunicación en tu matrimonio te preocupan, te angustia bastante el no saber 52 qué pueden significar, y parece que la única solución que ves es la ruptura” De acuerdo con Melendo30, existen varios tipos de retroalimentación (RA) donde podemos corregir, matizar y organizar el significado en la interacción verbal: • Informativa. Repetimos lo que se nos ha dicho para asegurarnos que lo hemos entendido bien. • Sobre reacción personal. Se presenta cuando le decimos al otro los sentimientos y reacciones que nos producen sus palabras o comportamientos. Esta clase de RA no prejuzga, ni atribuye sentimientos o intenciones determinadas, puesto que hablamos de nuestros propios sentimientos o emociones. • De juicio. Se produce cuando decimos a otro la opinión o juicio que tenemos sobre su persona. Por ejemplo: “Creo que eres demasiado severo con tus hijos”. • Forzada. Llamar la atención a la otra persona sobre su comportamiento; le decimos aspectos de sí mismo que tal vez no ve con claridad o no conoce. “No te das cuenta de que con lo que me estás diciendo atacas a todas las mujeres que quieren tener una independencia económica”. c) Saber confrontar. Es la habilidad aparentemente “menos grata”; cuando se confronta se hace con relación a la realidad, a los hechos. La confrontación se deriva de la retroalimentación y se utiliza, en principio, para resolver problemas en el trabajo. Existe una serie de reglas básicas sintetizadas por Melendo31 que ayudan a manejar la confrontación, por ejemplo, cuando, es necesario solucionar problemas de pareja, susitar que un hijo se dé cuenta de algo, etc: • Más descriptiva que valorativa: describir la conducta o las palabras del otro en lugar de juzgarlas reduce las actitudes defensivas; así el otro tiene libertad para corregir su conducta o no según crea conveniente. 30 31 Melendo, Maite. Comunicación e Integración Personal, Santander, SalTerrae, 2a ed., 1985. Ibidem, p.38-39. 53 • • • • • • Concreta y no general: es más útil para el otro si yo le digo “Tengo la sensación de que en este momento no te interesa lo que te cuento”, que si le expreso “Siempre que te hablo me parece que estás pensando en otras cosas”. Que tenga en cuenta las necesidades del otro y las mías: si sólo considero mis necesidades puedo herir o ser inoportuno, con lo cual el resultado de la retroalimentación sería negativo. Que se refiera a comportamientos que es posible cambiar: por ejemplo,en la expresión “cuando te diriges a mí hablándome tan fuerte creo que vas a regañarme”. En cambio, sin el RA hago hincapié en las limitaciones del otro, lo único que considero es aumentar la frustración; por ejemplo, “creo que tardas demasiado en entender las cosas”. Que la RA sea solicitada en vez de ser forzada, porque el otro está en una disposición más abierta. Que sea contrastada por el que la recibe, pues el contenido de la RA que yo doy al otro puede ser malentendido y conducir a más confusión. Que surja en el momento oportuno y lo antes posible. Hoy día existe en librerías y bibliotecas una muy variada gama de información sobre la comunicación interpersonal, muchas veces subrayada como “auto ayuda”. Parece verdad de Perogrullo decir que un profesional de la comunicación debe ser un buen comunicador, alguien que sepa orientar sus relaciones de manera favorable. Si bien el centro de la formación de las licenciaturas en comunicación no considera este punto, afirmar lo contrario sería un contrasentido: resulta importante que este profesional tenga un manejo razonable de sus relaciones interpersonales y un conocimiento básico de aquello que ayuda a las relaciones a resolver los naturales conflictos que suponen. Es cierto que saber reglas y principios no garantiza el éxito en nuestras relaciones, pero no parece que en la actualidad se puedan lograr relaciones favorables del crecimiento de la persona, sin un grado de reflexión sobre lo que ello supone, así como la voluntad para utilizar de manera más efectiva los recursos que se disponen para comunicaciones sanas. 54 3.2 La comunicación en grupos pequeños Otro de los niveles que ciertamente se vincula con la comunicación interpersonal es la comunicación en pequeños grupos. Si bien comparten elementos parecidos, se trarata de dos contextos diferentes con dinámicas distintas. Conviene tener claro aquello que los asemeja para, al momento de realizar algún análisis, contar con conceptos y metodologías más precisos que permitan describir y conocer sus características. 3.2.1 Definición y tipologías de grupos Un grupo implica, obviamente, más de una persona. Existen muchos conjuntos o colecciones de individuos que, de acuerdo con ciertos criterios se pueden definir como grupos o no, debido a su cercanía física o alguna semejanza. Sin embargo, estar juntos no es base suficiente para llamarse grupo. La conducta individual es claramente diferente a la grupal por muchas razones: la manera de comportarse cambia, el tipo de lazos establecidos, el lenguaje que se utiliza. La red social básica de una persona está formada por los grupos donde participa. De esta manera, un grupo se defino como un conjunto de personas con ciertas características: en primer lugar, quienes lo componen tienen alguna motivación en común, o causa por la que se hayan unido. Esta motivación es de tal naturaleza que exige la interacción de los integrantes para que logren sus metas particulares o satisfagan alguna necesidad. Los miembros de un área en una empresa conforman un grupo, pero no así las personas que esperan en una sala para abordar un avión. Los integrantes de un grupo adquieren diferentes estatus o posiciones sociales respecto a otros miembros. La organización interna está regida por normas que se espera sigan sus integrantes, los papeles o partes especializadas representados por cada uno; los rangos establecidos y los controles usados para sancionar o recompensar. 55 Los grupos humanos se pueden subdividir de muy diversa manera: en grandes (un ejército), o pequeños (un club social); algunos están organizados formalmente, tienen reglas escritas y representantes elegidos, mientras que en otros se llevan a cabo reuniones flexibles de cuando en cuando con propósitos sociales; asimismo, hay grupos que no duran mucho tiempo, otros logran alguna consistencia. También pueden estar organizados de manera formal e informal; los que poseen una organización del primer tipo presentan una jerarquía de estatus explícita, mientras que los del segundo no tienen códigos de conducta escritos o sistemas de normas sofisticados. En ocasiones, los grupos informales se formalizan con el paso del tiempo. A su vez, los grupos formalmente organizados (por ejemplo, una universidad) pueden incluir varios subgrupos informales. Otra sudivisión que se suele hacer es en grupos de referencia y de pertinencia. En los primeros el individuo se identifica psicológicamente con ellos. En contraste, aquellos a los que el individuo pertenece, pero con los que no necesariamente se identifica, son los grupos de pertenencia. Por ejemplo, en el caso de algunos adolescentes, la familia puede dejar de ser un grupo de referencia, aunque el individuo pertenezca a ella. De la misma manera, alguien que está en un trabajo poco satuisfactorio, puede pertenecer a una empresa, pero no por ello sentirse anelado psicológicamente a ella. 3.2.2 Etapas en el desarrollo del grupo Un grupo pequeño tiene un conjunto de etapas; Tuckman32 estableció cuatro fases distintas en la vida de los grupos: formación, enfrentamiento, regulación y desempeño. La primera etapa se conoce también como “orientación inicial”; es el momento de la incertidumbre, las reglas que rigen la comunicación se ponen a prueba, los papeles empiezan a definirse, los miembros adoptan roles particulares y transmiten mensa32 Citado por Fleur, Margaret, Patricia Kearney, Timothy G. Plaz y Melvin DeFleur, op. cit. 56 jes de estatus, poder y control. En el proceso de formación de un grupo las expectativas muchas veces no están claras, lo cual genera incertidumbre entre los integrantes, quienes están dispuestos a sobrellevar un tiempo razonable con tal que la situación se defina poco a poco. En esta etapa, además, hay desconocimiento entre los integrantes, lo que genera incertidumbre, es decir, que no se sepa muy bien a qué atenerse. Una cantidad considerable de comunicación temprana implica intercambios diseñados para determinar quién responde, en qué forma y a qué tipo de mensajes. En esta fase de sondeo también comienzan a definirse las reglas que gobernarán la comunicación; las normas para que las ideas se manifiesten y sean expresadas (tipo de palabras, temas de conversación adecuados para ser más reconocidos, temas sobre los cuales no se puede hablar, etc.). A partir de la naturaleza del grupo, los papeles de comunicación también se pueden precisar. Es posible que la necesidad de un líder se vuelva evidente y algunos individuos empiecen a detentar esa función. Alguien puede asumir la función de catalizador de problemas, o de mediador (cuando los ánimos se exacerban). A menudo, en los intercambios de esta etapa, los integrantes mandan mensajes justamente para generar un juicio, que luego puede significar el papel que el grupo conferirá al participante. La segunda etapa se caracteriza por los primeros enfrentamientos y conflictos emergentes. Algunos individuos suelen rechazar a otros, e incluso empieza a haber oposiciones entre ellos a partir de la toma de decisiones o situaciones. Asimismo, otros no querrán participar en nada, o habrá resentimientos hacia los intentos percibidos de control social, cuando las emociones negativas aparezcan conforme se transmitan mensajes de control. Un aspecto de especial importancia es el surgimiento y un estilo de liderazgo. Sin embargo, el conflicto no suele ser permanente porque supondría la desestabilidad o posible disgregación del grupo; en este sentido tienen que transitar hacia una tercera fase: la esta57 bilización. En este momento, los individuos ya juegan un rol y posición definido, han creado una imagen de sí dentro del grupo y se han formado una imagen de los otros. Ademas, hay una mayor precisión en la toma de funciones y una mayor exactitud al interpretar la retroalimentación de mensajes verbales y no verbales recibodos y enviados. En este punto, los miembros pueden empezar a resolver los conflictos que generaron en etapas anteriores, o tener otra visión del propio grupo. El gran reto de éste es generar estrategias para solucioner un conflicto, el cual, como hecho social, es necesario y ayuda al grupo a consolidarse. El problema no es la presencia de situaciones conflictivas, sino que no se propongan estrategias para resolverlas. Una vez que se desarrollen éstas, pueden lidiar en tanto grupo como un patrón razonablemente previsible de relaciones sociales. Por último, en la etapa que Tuckman llama desempeño o alcance de objetivos el grupo ya estable y la tarea por la que los participantes se reunieron puede ser atendida plenamente. Los miembros examinan diversas propuestas de solución y llegan a un consenso sobre la que consideran mejor. No todos los grupos atraviesan estas etapas precisas; no obstante, el conocerlas y anticiparlas resulta en una herramienta útil para entender la comunicación en pequeños grupos, cuando sus integrantes no se conocen muy bien y han sido reunidos para lograr algún propósito común. 3.2.3 Comunicación informal en grupos pequeños e íntimos Los amigos o la familia son ejemplos de lo que se considera grupos pequeños. La intimidad sigue siendo un factor importante en ellos, aunque tiene claras diferencias con la comunicación interpersonal. La forma de comunicación en las díadas interpersonales y en los grupos pequeños es doversa,al igual que el sentido del tiempo y las consecuencias en los mensajes. Un analista de la comunicación, más que emitir juicios sobre si la comunicación es buena o mala, debe conocer las funciones, consecuencias y 58 características de los usos comunicativos en los integrantes de una pareja o un grupo. En el caso de la comunicación en grupos como la familia, los integrantes no se dan cuenta de cómo se comunican, qué hacen para lograr una interacción efectiva, o qué dejaron de hacer cuando identifican o sienten algún efecto no favorable. De manera más específica, tanto la familia como los amigos más cercanos comparten el objetivo de moldear el desarrollo psicológico y social del individuo de distintas formas. La familia es el grupo más básico de todos; en su contexto se originan los primeros y se construyen las primeras relaciones significativas; es un entorno donde aprendemos a darle un valor a los signos y símbolos, y a ver el efecto de lo que emitimos. Asimismo se aprende el vocabulario, la asociación de símbolos, significados y referentes para los nuevos miembros de la comunidad. El niño adquiere el lenguaje, lo que le permite participar de la cultura de los mayores; se tiene un conocimiento de los contextos comunicativos por las situaciones familiares a las que se enfrentan. La familia conserva una fuerte dimensión cultural, aunque no supone en todas las culturas, la presencia de papá, mamá e hijos; en algunos grupos otros miembros son considerados parte de la familia y existen también reglas diferentes para regular sus relaciones y posibilidades de parentesco. En este primer grupo se inicia el proceso de socialización, es decir, la conversión en individuos pertenecientes a una sociedad y cultura determinadas. La base de esta socialización es la comunicación, a partir de la cual se interiorizan poco a poco principios, normas, creencias y valores. Tres aspectos son importantes en este proceso es decir, la comunicación en situaciones familiares representa las fuentes iniciales de personalidad, expectativas sociales y culturización. La personalidad es la persistente organización individual de significados, motivaciones, patrones emocionales, orientaciones, habilidades y todos los demás atributos personales que otorgan al individuo una composición psicológica única; esto significa que, aun cuando sea posible hacer agrupaciones de personalidad, la manera en que cada quien experimenta y vive esos atributos es 59 distinta. La personalidad se conforma por varios rasgos o características. La socialización es fuente de expectativas sociales, es decir, se trata de una forma de discernir sobre la manera en que la gente espera que nos comportemos en un patrón de organización social. Al comunicarnos en diversas situaciones y contextos, aprendemos a identificar lo que los demás esperan de nosotros en diversos tipos de grupos (equipos deportivos, familias, pandillas, etc.), por lo tanto, la socialización produce tanto singularidad como similitud. Finalmente, la culturización también se origina durante el proceso de socialización y, en apariencia reduce la individualidad. Para ser aceptados, los sujetos deben tener una conciencia muy alerta del modo de vida de esa sociedad. Esto incluye no sólo las habilidades del lenguaje, sino también las creencias compartidas, las orientaciones emocionales, las actitudes, los valores y todo lo que conlleva la integración social. La culturización consiste en tomar el repertorio básico de conductas, pensamientos y actitudes que nos permiten funcionar en un entorno cultural, esto supone vestimenta, tipos de alimentación, rutinas y prácticas distintas, entre otros aspectos. Otro grupo primario e íntimo externo a la familia esta formado por los compañeros que brindan al individuo la información vital sobre el mundo físico y social: los amigos quienes pueden ser de la misma edad y estatus. A través de la comunicación que se da entre el grupo de compañeros, las personas perfeccionan y mantienen sus habilidades de toma de funciones y su destreza para interpretar la retroalimentación. En esquinas, patios escolares, parques, clubes, los individuos adquieren un entendimiento más detallado sobre la manera en que los mensajes que emiten influyen en otros y lo que las respuestas de sus amigos implican para la reconstrucción de significados. La percepción se agudiza, se aprenden nuevas estrategias para producir y recibir mensajes. Este grupo de compañeros ayuda a tener una comprensión de la sociedad; su influencia no acaba con la niñez; a lo largo de su vida el individuo irá cambiando de grupo, y en cada uno nuevo habrá objetivos específicos. 60 Hablar de comunicación informal significa que las barreras son menores. Ésta se caracteriza por ser espontánea: cuando se comunica de manera informal, la gente se siente más o menos libre para decir lo que quiere y no se preocupa constantemente porque sea mal interpretada. Este tipo de comunicación abierta se lleva entre los buenos amigos, miembros de una familia en buenos términos y socios amistosos de trabajo. El que la comunicación informal sea desinhibida no quiere decir que nunca se sepa qué va pasar; hasta en el más íntimo de los grupos hay normas que van dictando lo que puede o no decirse. Sin embargo, estas restricciones son parte de un acuerdo sobreentendido que no hace obligatoria su explicación o verbalización. No son diseñadas deliberada o previamente a la formación del grupo; por el contrario, sus integrantes las desarrollan en el transcurso de ésta y las revisan conforme a sus necesidades. Las reglas de comunicación son reglas que deben seguirse por cada miembro de acuerdo con cuestiones, temas y modos de transmisión que son aceptables dentro del grupo. Por ejemplo, pocas familias o grupos de compañeros permiten a sus miembros discutir ciertos temas políticos, sexuales o religiosos. En cada uno suele haber temas tabúes y temas preferidos que facilitan la apertura y participación de todos los miembros. Una segunda serie de expectativas modeladas son definidas por los papeles de comunicación individual en grupo íntimos, es decir, qué persona tiene el derecho de transmitir ciertos tipos de mensajes, y quién debe poner atención a ellos. Un sujeto usualmente hablará y tomará decisiones sobre ciertas áreas de interés, mientras que otro transmitirá mensajes sobre otros temas. Muchos de los papeles pueden estar circunscritos también por tradiciones culturales; por ejemplo, los roles que en determinada cultura tiene que cubrir el esposo o la esposa, el hijo o la hija; asimismo, se preparan mucho antes del matrimonio la maternidad y paternidad para el desempeño de ciertos papeles. También se prescriben algo sobre los grupos de amigos, ya que existen definiciones explícitas o no acerca de la manera en que éstos deben comunicarse. 61 Un modelo generalizado en la familia occidental es el patrón “democrático”, en el que los rangos de esposo y esposa tienen la misma voz; la posición de los niños puede variar, en algunas culturas es más participativa, y en otras, más subordinada. Entre los amigos, las reglas de comunicación con el rango tienden a ser más sutiles. El rango y poder en el contexto de un grupo íntimo de amigos ilustran el problema de la autoridad: cómo se dan las órdenes, quién tiene derecho a hablar sobre qué temas; quiénes, cómo y por qué toman las decisiones dentro de un grupo, etcétera. La comunicación en grupos íntimos se mantiene mediante el control social; esto es, por medio del uso de sanciones (recompensas por obediencia y castigos por desviación), o mensajes de control, con un rango que va de las señales no verbales de aprobación o desaprobación a la alabanza o el abuso verbal; sin embargo, el control tiende a ser sutil. La forma para mantener éste en una familia puede ser un poco compleja: de acuerdo con los “métodos tradicionales” se solía utilizar la fuerza para reprender a un niño; en cambio, hoy día se prefieren mensajes verbales y no verbales antes del uso de la fuerza como medio de aprendizaje y ejercicio de la autoridad. En el caso de los compañeros y amigos, suelen emplearse igualmente diversos mecanismos de aprobación o disconformidad. La mayoría de las sanciones positivas o negativas en los grupos pequeños se expresan de manera muy sutil; cualquiera que sea la forma, los mensajes que expresan aprobación o desaprobación son los medios utilizados para estabilizar las reglas de comunicación. 3.3 La comunicación en las organizaciones e instituciones Una “organización” es una modalidad de grupo humano, es decir, una cantidad de personas reunidas para actuar de manera colectiva, con la finalidad de lograr una meta que no podría ser 62 alcanzada si se actuara individualmente. Este término suele usarse para etiquetar grupos grandes que han diseñado con cuidado patrones de organización social; aunque éstos no son como los pequeños y espontáneos conjuntos primarios creados mediante la interacción y la comunicación de sus miembros. Para Renate Mayntz33, uno de los creadores de la sociología de las organizaciones, éstas son formaciones sociales, totalidades articuladas con un círculo preciso de miembros y una diferenciación interna de roles y funciones; además, tienen el común de estar orientadas de una manera consciente hacia fines y objetivos específicos, así como el estar configuradas racionalmente, al menos en su intención, con vistas al cumplimiento de éstos. En Sociología de la organización, Mayntz define a la “organización” como un sistema social cuyo elementos determinantes son los siguientes: orientación hacia el objetivo, acción recíproca con el medio ambiente, autopreservación e integración. Es decir, hay una perspectiva de autoconservación y preservación que da forma a tal sistema, y para lo cual la interacción y las formas de comunicación cumplen un papel importante. En este tipo de agrupación se han pensado y planeado deliberadamente una serie de normas, papeles, rangos y controles del grupo antes de que las personas se reúnan con el fin de realizar actividades requeridas para lograr sus objetivos. El patrón de organización es formal, en el sentido que se presenta mediante documentos, organigramas, libros de referencia para reglas y políticas, y descripciones específicas para el trabajo en cuanto a sus etapas y momentos, así como formas de seguimiento y evaluación. Estas herramientas proporcionan descripciones institucionales de las normas, papeles, rangos y controles generales del grupo que pueden utilizarse para mantener el patrón. En general una organización tiene un número considerable de participantes, al menos comparado con el de las agrupaciones pequeñas analizadas con anterioridad; cuantdo mayor sea la cantidad de participantes, más compleja será. Un número amplio de miembros requiere reglas numerosas y claras que Citado por Ríos Szala y Adalberto y Andrés Paniagua, Orígenes y perspectivas de la administración, México, Trillas, 1983, p.120. 33 63 canalizan o restringen la comunicación, en forma tal que las actividades de sus participantes puedan ser coordinadas con eficiencia, lo que usualmente se maneja por medio de un determinado organigrama que ayude a la difusión adecuada de mensajes entre nodos, puestos o papeles dentro de la organización. Además, en ella pueden existir diversos tipos de transmisiones de mensajes. Este conjunto de flujos en su totalidad se conoce como “comunicación organizacional”. Algunos estudiosos dividen esta clase de comunicación en dos planos: el interno, en el que participan sectores y actores al interior de la organización; y el externo, donde intervienen clientes, público en general, sistemas políticos, etc. En el primero, la comunicación organizacional se define como la transmisión de mensajes, a través de canales formales e informales, de un grupo relativamente grande y diseñado deliberadamente, lo cual resulta en la construcción de significados que influyen en sus miembros, como individuos y grupo. El término “organización” se puede entender de diversas maneras. Las metáforas ayudan a describir lo que significa: es semejante a una “máquina”, en la que un producto o servicio se produce mediante de un sistema de partes que funcionan de manera integrada; en comparación con un organismo (planta o animal) puede crecer, nacer, tener funciones, adaptarse a los cambios del entorno y, eventualmente, morir; al igual que un cerebro, procesa información, actúa con inteligencia, conceptualiza, y hace planes. Las organizaciones también son culturas porque crean significados, comparten valores y normas y se perpetúan a través de la transmisión de historias y rituales. También se suelen considerar una especie de sistema político, donde existe una distribución del poder, hay influencia sobre los grupos y se toman decisiones; asimismo son vistas como redes. en las que surgen planos y formas de organización en muchos sentidos. Cabe mencionar que estas agrupaciones tienen una dimensión “no favorable”, en el sentido de que muchas maneras delinean y limitan la vida de sus miembros, así como flujos y transformaciones, porque se ajustan y cambian constantemente. 64 3.3.1 Teorías para la explicación de la administración en las organizaciones Existen varias perspectivas en la conceptualización de las organizaciones. La teoría clásica de Frederick W. Taylor y Henry Fayol intentó crear una ciencia para el estudio de éstas; en ella se generaron los principios científicos con el fin de ayudaralas a ser eficientes. Estos autores, hijos del momento en que se encontraba la revolución industrial y el proceso de expansión de las economías capitalistas, tuvieron una imagen de la organización en sintonía con las necesidades más amplias del capitalismo industrial. Desde su enfoque dieron lugar a un esquema mecanicista y regulado; sus preocupaciones principales eran cómo optimizar el trabajo en las organizaciones, cómo sistematizar el esfuerzo, y cómo medir con precisión los tiempos y movimientos de los trabajadores y actores. Conviene recordar algunos de sus principios que, en lo general son pertinentes en este tema34: • • • • • • Especificar los objetivos de la organización y definir con claridad las normas generales a seguir en su práctica operativa. Jerarquizar las metas en función de los recursos disponibles y preparar el desarrollo de las actividades, ordenadas en sentido racional. Crear la estructura formal, jerárquica y funcional, acorde con la naturaleza de los programas y para asegurar una buena coordinación. Facilitar el esfuerzo mediante la especialización derivada de la división sistemática del trabajo. Definir con precisión las labores asignadas, así como especificar la forma de realizar correctamente las tareas. Revisar periódicamente la estructura orgánica y los métodos de trabajo, con base en un plan de organización congruente con los propósitos de eficiencia interna. Tomado de Rodríguez Reyes, Alvarado. Organización. Un enfoque dialéctico. EDAMEX. México, 1982. 34 65 • • Asegurar una dirección idónea a través de los diversos niveles jerárquicos de la estructura orgánica. Fomentar un espíritu de equipo y de responsabilidad entre los miembros de la organización. En síntesis, esta visión clásica de la organización se sustenta en una serie de principios: la división del trabajo, la autoridadresponsabilidad, la disciplina, la dirección y la subordinación del interés particular al general. Como se observa, algo muy estructurado y organizado que, conforme cambió la economía, la relación con el entorno y la tecnología, demandó modificar esta perspectiva en las organizaciones, las cuales, sobre todo en los países altamente industrializados, caminaban hacia una mayor expansión. Otro punto de vista acerca de las organizaciones es de la escuela humano-relacionista de Elton Mayo. [Un conjunto de concepciones teóricas, instrumentos y técnicas utilizados en la administración como ilusión de posibilidad para producir una armonía entre los grupos en conflicto dentro de las empresas.] Este autor pensaba que era importante la integración de todos los miembros de una organización; para ello era necesario procurar la mejora de condiciones psicológicas, mediante la reducción de puntos de fricción en todos los aspectos de la vida organizacional. Este enfoque intentaba reducir los conflictos, en aras de mejores relaciones. No hay que olvidar el contexto del capitalismo creciente, de la conciencia y el peso que iba teniendo la conquista de los derechos laborales. Esta escuela tuvo mucha difusión entre las dos guerras mundiales en los EUA, y en Europa, después de la Segunda Guerra Mundial. Dentro de las contribuciones de la obra de Elton Mayo y su equipo destacan: la definición del trabajo como la actividad social más relevante del ser humano; la importancia de la psicología y la fisiología del trabajo como factores importantes para mejorar la situación concreta del trabajador, la idea de reducir esfuerzos y mejorar el clima de trabajo; el reconocimiento de que la actividad humana dentro de la empresa se expresa no en 66 forma individual, sino a través de grupos, sus relaciones entre sí con las organizaciones35. Más adelante, surge en el campo de las teorías de la administración la corriente conocida como “estructuralista”; en la que además de intentar una síntesius de lo dicho por Taylor y Mayo, se incorporan aportaciones de Carlos Marx y Max Weber sobre las organizaciones. El estructuralismo en administración se diferencia de las corrientes científicas y relacionales, en cuanto al análisis que realiza sobre las relaciones de la unidad productiva o empresa con el sistema social que le corresponde. Entre los conceptos principales sobresalen: el estudio de los elementos formales e informales de la organización, así como de la relación entre ambos; la extensión de los grupos informales y su relación dentro y fuera de ella, es decir, toda la dinámica social que se genera dentro de una unidad productiva vista como una organización. Los estructuralistas dirigen su análisis a todos los niveles de ésta estudian todo tipo de estímulos, las relaciones e intercambios, la influencia entre la organización y el medio ambiente; y considerann a la organización como parte de la estructura social que se encuentra constantemente influida por ella. Además, analizan y definen problemas, conflictos, objetivos, intereses y actitudes originadas dentro de las estructuras formal e informal de una unidad productiva. Mientras que Taylor, Fayol y Mayo se centraron en las organizaciones productivas, los estructuralistas van más allá e incluyen en su estudio cualquier tipo de organización: productiva, de lucro, social, política, con el fin de realizar un análisis comparativo entre ellas. Por otra parte, los estudiosos que pertenecen a esta corriente son los creadores de la sociología de la administración, y se enfocan en cinco puntos fundamentales: los objetivos de la organización, la tipología de éstas, las relaciones sociales en su interior, las relaciones con el medio ambiente social y sus conflictos internos. 35 Ríos Szala y Adalberto y Andrés Paniagua, op. cit., p.110. 67 Posteriormente , y en algunos momentos de forma paralela al estructuralismo, surge una nueva escuela en el estudio de las organizaciones denominada “neo-humanismo relacional”, la cual postula, entre otras ideas, que la autoridad ya no es un elemento apropiado para el control dentro de las empresas e industrias; el grado de conciencia adquirido por trabajadores o empleados, en la mayoría de los casos organizados, invita a revisar el concepto de autoridad. Asimismo este enfoque considera importante que el organizador posea nuevas competencias, y propone formas más participativas en las grandes organizaciones. En las decadas de los sesenta y setenta aparecen conceptos como “administración por objetivos”, “administración participativa”, entre otros, donde se afirma que todos los integrantes de la organización pueden postular sus objetivos. Es una forma de ver el control, no como autoridad en las organizaciones, sino como una co-responsabilidad con el fin de apuntar hacia una idea conjunta en la toma de decisiones. 3.3.2 La comunicación y los flujos de mensajes en organizaciones grandes Una organización se puede considerar como un conjunto de flujos de información que se mueve en distintos planos y niveles. El manejo de ésta es primordial para la vida de la organización, y cuanto más grande (personal, áreas y tareas) sea, exige un trabajo más sofisticado para su manejo y atención. La comunicación puede ser formal e informal; los contextos, actores, medios, expresiones, flujos y situaciones son diferentes en los dos tipos. La comunicación formal en las organizaciones grandes es importante; debe estar regulada, organizada, prevista y controlada; se lleva a cabo bajo reglas cuidadosamente establecidas. Sus mensajes abarcan sólo un rango específico de temas significativos para la organización; son transmitidos y recibidos por de medios oficiales y su propósito es lograr objetivos establecidos por el diseño de la organización. En este tipo de comunicación, 68 según el célebre modelo de Harold Lasswell, se encuentra establecido quién puede decir qué, en qué momento y bajo qué circunstancias; es decir, los canales oficiales en una organización suelen estar controlados. De acuerdo con Fleur, Kearney, Plaz y DeFleur36 hay que tomar en cuenta cuatro consideraciones sobre los canales y la información formal: por lo general es una transmisión vertical que puede ir de un director a un subdirector o viceversa; se establece una comunicación formal cuando el asunto así lo compete y cuando justamente se quiere marcar la información con ciertas características. El contenido de los mensajes formales suele comprender cuatro grandes temas: operaciones de rutina (información sobre detalles técnicos, materiales, cuestiones de personalidad, contabilidad, etc.); valoraciones de expertos, es decir, mensajes relacionados con las maneras de lograr ciertos objetivos o de ejecutar labores particulares; retroalimentación al realizar tareas, o informes sobre cómo se siguieron las órdenes y los resultados obtenidos, lo que se suele hacer a partir de reportes. En estos contenidos se reportan informes sobre los problemas, lo cual es importante para cualquier instancia que deba tomar decisiones. Estos mensajes pueden ser, la mayoria de las veces, ascendentes o descendentes, por ejemplo, al transmitirse de un director a un subdirector o viceversa. , Conforme a lo anterior, dentro de las categorías básicas de contenidos, algunos mensajes indican operaciones de rutina, órdenes e instrucciones específicas, pautas de operación, o bien, directivas en cambio de política. Para que sean efectivos es necesario que posean ciertas características, por ejemplo, la precisión. Es importante verificar si el mensaje ha sido captado sin distorsión; una forma de comprobarlo es observar si los objetivos se cumplieron o no. En general, la comunicación, como hemos mencionado debe ayudarnos a ahorrar tiempo y energía,37 facilitar la coordinación de acciones y satisfacer nuestras necesidades psicosociales dentro de la orga36 37 Ibidem, p.163 y ss. Véase el apartado 1.1.3 de este cuaderno. 69 nización. Si bien es fundamental lograr un nivel de manejo técnico sobre muchas de las tareas en las organizaciones grandes, este conocimiento y la competencia por sí solos no bastan, si no se tienen las herramientas básicas de comunicación y relación interpersonal. Un equipo de trabajo formado por profesionales eficaces, pero, con déficit en la información y calidad de las relaciones interpersonales, es posible que no cumpla las tareas, o tenga dificultades para realizarlas. Algunas de las razones por las que un mensaje se mal interpreta son la inadecuada cantidad de informacion, ya que son muy cortos, o bien, son intensos; mensajes excesivamente simplificados, que omiten detalles en aras de ser precisos así como excesivos listados que no guardan correspondencia con el canal, suelen ser contraproducentes en la recepción y efecto deseado por el emisor. Para analizar un mensajees conveniente tomar las condiciones de su producción y recepción, y los factores (inmediatos y mediatos) que lo circundan, como el ruido o el momento institucional. El buen comunicador no sólo maneja códigos y técnicas para el envío de mensajes eficaces, oportunos y precisos, sino que tiene el pulso para el elemento relacional. Por ejemplo, dar una información importante a un miembro de la organización cuando se encuentra bajo presión o atiende otros asuntos simultáneamente puede ser poco favorable. Con relación a la comunicación informal, ésta es tan compleja como la anterior. En términos generales, las redes de comunicación informal dentro de una organización transmiten una gran variedad de mensajes sobre una base cotidiana, que posiblemente excede el número transmitido por los canales formales. Estas redes son muy flexibles, exactamente lo opuesto a los canales formales. En el proceso informal, los mensajes fluyen de manera oral; por teléfono, correo electrónico o en notas; se desplazan sin restricción, de arriba abajo, a través de los rangos, horizontalmente dentro de un estrato específico. Ciertos lugares facilitan el intercambio de mensajes, como las áreas públicas, de comida, baños pasillos, patios, estacionamiento, etc. En efecto, cualquier sitio donde los miembros de la organización se encuentren frecuentemente puede funcionar como centro de mensajes. 70 Debido a estas condiciones (diversos canales y virtualmente ninguna restricción sobre el contenido) es posible que la comunicación informal circule muy rápido hacia muchos. Los mensajes, rumores, o chismes que viajan por “rutas clandestinas” (no oficiales, informales) pueden tener un impacto profundo en la organización. Sin embargo, también traen consecuencias para quienes los inician. Ademas, la comunicación informal suele incrementar la influencia de un individuo en el lugar de trabajo. Las redes de comunicación informal pueden presentar numerosos problemas en cuanto a organización. Aunque algunos administradores intentarn silenciar las “rutas clandestinas” para evitar conflictos, Karathanos38 sugiere un manejo de ellas, lo que incluye su reconocimiento y aceptación en la organización; no hay que subestimar su poder ni su importancia dentro de ella sino intentar conocerlas para que pierdan su eficacia; utilizarlas más que permanecer como un observador pasivo, y mantener todos los canales de comunicación formal. Las rutas informales resultan útiles en la organización si se les usa eficazmente. Es necesario incitar a los miembros de la organización a cuestionar y evaluar la exactitud de los mensajes de la ruta antes de responderlos. Como hemos visto, la comunicación organizacional es compleja y ayuda a que la organización tenga una “personalidad”, o bien, una claridad en su misión y objetivos, bajo reglas que puedan ser comprendidas por todos los integrantes. Tanto la comunicación formal como la informal proveen las bases para las distintas formas de organización social, y senderos del flujo de mensajes. La comunicación debe ayudar a la cohesión de una “cultura organizacional”, y a que los principios fundantes y aspectos centrales de los propósitos de una organización se transmitan y realicen con precisión conforme a sus metas. 38 Citado por De Fleur, Kearney, Plaz y De Fleur, op cit, p.168-169 71 3.4 La comunicación y los medios masivos En este apartado nos interesa estudiar a los medios como un nivel y tipo de comunicación. Después de lo mencionado hasta el, se puede observar que los medios son un tipo más dentro de los posibles para la interacción social. Como empresas que son, al interor de los medios masivos, se gestan distintos tipos de interacción que algunos corrientes incluyen como parte sustancial de su conocimiento. Si bien, los medios han sido el objeto dominante del estudio de la comunicación, los nuevos enfoques ofrecen perspectivas diferentes para su comprensión. Cuando hablamos de niveles de comunicación hay que entenderlos como categorías analíticas que nos ayudan a movernos entre la complejidad de los fenómenos comunicativos Se pueden estudiar dichos niveles como un conjunto y un juego de interrelaciones, de tal manera que el viejo dilema entre “Comunicación Oral” y “Comunicación Interpersonal” (Speech Communications) y “Comunicación de Masas” (Mass Communications) es relativo, toda vez que en la comunicación de diversas formas y niveles es pertinente el estudio de lo “interpersonal”, por ejemplo, si analizamos de las relaciones que establecen los trabajadores de los medios, o de los actores construidos en los relatos que transmiten los medios, por no hablar de las audiencias en el proceso de comentar y socializar lo que ven y oyen. Dennis McQuail39, divulgador importante en teorías de comunicación, resume las características de la comunicación masiva. Estas características fueron escritas por McQuail en los años sesenta y ahora, en pleno siglo XXI, pueden parecer muy escuetas o poco precisas; sin embargo, conviene tener esta referencia que después nos ayude a ver, por ejemplo, la diferencia entre los medios con las hoy llamadas “nuevas tecnologías de información”: a. Requiere de organizaciones formales complejas; por ejemplo, la producción de un programa televisivo exige el uso de recursos de capital, el control financiero sobre gran cantidad 39 Sociología de los medios de comunicación, Barcelona, Paidós, 1969, p 20-23. 72 b. c. d. e. f. g. de personal y cuerpo directivo especializado, y supone la aceptación y aplicación de controles normativos. Los medios se dirigen a públicos amplios, lo cual es una consecuencia de su economía y de la aplicación de una tecnología montada para la producción masiva y la difusión global. Las comunicaciones colectivas son públicas, es decir, presentan un contenido abierto a todos; por eso —dice este autor estadounidense— no se puede llamar “públicos” a los medios cuando se utilizan de forma privada o al servicio de organizaciones cerradas. Sólo en ocasiones muy escasas, es posible lograr acceso totalmente abierto, pues existen limitaciones impuestas de modo deliberado o determinado por la estructura social. En cuanto a la audiencia de los medios, ésta es altamente heterogéneo; es posible si se dan dos factores: la existencia de un público numeroso y la tendencia hacia una mayor apertura. Los medios pueden llegar de manera simultánea a una gran cantidad de personas que están distintas de la fuente y, a la vez, se hallan lejos unas de otras. En los medios, la relación entre emisor y receptor es impersonal, puesto que personas a las que sólo se conoce en su función pública de emisores se dirigen a una audiencia anónima. El carácter impersonal surge, en cierta medida, de la tecnología de divulgación masiva y de algunas exigencias en la función del emisor. El público de los medios es una colectividad característica de la sociedad moderna Esta conformada por un conglomerado de individuos a los que une un foco común de interés, que observan un comportamiento similar y orientan su acción hacia fines comunes; sin embargo, no se conocen, no interactúan entre sí, y no dirigen su acción unos hacia otros. Durante muchos años se usó el término “masa” para designar al público, pero, como hemos mencionado, no puede aplicarse tal cual como en los años sesenta era utilizado. 73 De manera más reciente y con un enfoque más cultural que el ofrecido por McQuail, John B. Thompson40 define las características de la comunicación mediática; señala este tipo de comunicación como un conjunto de procesos que serán centro de estudio en el especialista: el emisor son los medios de producción y medios técnicos de difusión e instituciones en el sentido de organizaciones con una administración; así, más que “medio” en singular sería más apropiado denominarlos “organizaciones mediáticas”, o bien, como ya lo hizo la Escuela de Frankfurt,“industria cultural”, pero en plural41, en la imagen de una red de relaciones, organizaciones e instituciones que producen-difunden materiales muy diversos que van más allá de decir simplemente periódicos, películas, mensajes radiales o televisivos. De las industrias mediáticas habrá que estudiar al menos su naturaleza, las condiciones técnicas de fijación y transmisión de contenidos, y las formas de reproducción y consumo que determinan la tecnología empleada. En segundo lugar, hay que considerar la mediación de estas instituciones en el proceso de la comunicación, lo que impone una ruptura estructural entre la producción-recepción de los contenidos mediáticos (simbólicos); los aspectos relacionados con la separación social entre emisores y receptores tiene que ver con los canales de difusión empleados; por ejemplo, cuando alguien ve un programa de noticias, se puede compartir el tiempo (las 10 pm), pero no el espacio. Otro factor importante son los contenidos mediáticos que difunden públicamente características que llevan a preguntarse por la composición y alcance de la audiencia, los modos de apropiación y las formas de regulación y control de la actividad de los medios de comunicación. Finalmente, una de las principales diferencias entre la comunicación mediática y otros tipos de interacción comunicativa (por ejemplo, la interpersonal) es su capacidad de poner a disposición de los individuos contenidos Sus dos obras más importantes son Ideología y cultura moderna. Teoría crítica social en la era de la comunicación de masas. México: UAM, 1995 y Los medios y la modernidad. Una teoría de los medios de comunicación, (2ª ed.) Barcelona. Paidós, 1998. 41 La fundamentación en la diferencia la realiza Piccini, Mabel “Industrias culturales y procesos de comunicación colectiva: genealogía de un saber”, en Nethol, Ana María y M. Piccini Introducción a la pedagogía de la comunicación, México, UAM-X Terranova, 1984, p.12 40 74 simbólicos sin esas limitaciones impuestas por el tiempo y espacio. La eliminación de exigencia en co-presencia entre emisor y receptor comprende tres dimensiones de análisis: la naturaleza y extensión de la distancia espacio-temporal, la durabilidad del medio técnico y las condiciones sociales y técnicas de la recepción. El pensamiento comunicacional, en sus más de 50 años de existencia ha ido produciendo muy diversas definiciones de acuerdo con los puntos de vista sobre la sociedad, la cultura, la economía y política. Pongamos como ejemplos algunas definiciones muy esquemáticas para que el lector las pueda diferenciar. Para los llamados enfoques funcionalistas de la comunicación42, la comunicación de masas tiene un papel funcional en la sociedad, genera un efecto y el estudioso tiene que conocer las funciones de los medios para poder hacer un uso de ellos. Por ejemplo, para Lazarsfeld los medios tenían básicamente tres funciones: la “función de conferir prestigio”, es decir, la posición social de personas, acciones o grupos se ve prestigiada y enaltecida cuando consigue atraer la atención favorable de los medios; la función de reforzar las normas sociales, lo que significa que, al dar publicidad a las conductas desviadas, se acorta la distancia entre la moralidad pública y las actitudes privadas, a la vez que se ejerce presión para que se establezca una moral única. A éstas habría que añadir una disfunción de tipo “narcotizante” ya que los medios disminuyen el tiempo dedicado a la acción organizada; el hombre “informado” tiende a considerarse participante, cuando en realidad no desarrolla acción social alguna. Junto con este señalamiento, Lazarsfeld incluye algunas apreciaciones: los medios representan un nuevo tipo de control social que viene a sustituir sutilmente el control social bruto que antes se ejercía y que la nueva sociedad no tolera; además, suelen ser los causantes del conformismo y la pasividad de las masas y, finalmente, deterioran el nivel de la cultura popular, alimentando gustos populares. Estos autores, que fueron asumidos en los cuarenta y cincuenta dentro de una corriente llamada “investigación de la coSe puede ver la antología preparada por el prof. Edgar Sandoval. Enfoques funcionalistas en comunicación. Autores clásicos. México, UACM, 2005 (Biblioteca del Estudiante). 42 75 municación de masas”, tienen una preocupación psico-social y socio-política de los medios. La primera concepción de los medios ve a éstos como entidades que generan efectos en las conductas, actitudes y cogniciones de los grupos sociales. Los medios se conocen por esas consecuencias que se pueden medir cuantitativamente. Más que la idea pragmática e instrumental sobre los medios, estos autores trataron de dar una respuesta “científica” a los problemas que entonces alarmaban a los grupos del poder con relación al impacto y alcance real de estas tecnologías, como el de Lasswell, que es al mismo tiempo un programa de investigación. Dentro de las corrientes críticas, la definición “clásica” ve a los medios o la cultura de masas como “Industria cultural”, por parte de la citada Escuela de Frankfurt43. Ésta es una definición que data de la segunda Guerra Mundial; hay una mirada pesimista de los medios, se vislumbra a la industria cultural dentro de una idea de la sociedad muy esquemática y mecánica, en donde los medios son vistos como instancias para la alienación y el enajenamiento de las audiencias. Estas industrias que generarn una red interminable red de mercancías culturales, no sólo reducen la capacidad imaginativa y la espontaneidad, sino que, al mismo tiempo, se convierten en el objeto del deseo de las “masas engañosas”. La industria cultural es vista por su función principal de cohesionar y limitar el desarrollo de las personas para adaptarlas al sistema y facilitar la reproducción del orden establecido. Los mensajes producidos por las industrias culturales (mercancías culturales) fomentan la aparición de nuevos lenguajes, lo que da por resultado el deterioro de la palabra, la pérdida del sentido y la petrificación de los objetos; el totalitarismo tiñe a la significación de insignificación, y justo los medios hacen que los objetos pierdan su valor real para insertarse a un flujo industrial donde lo único que cuenta es su valor de transmisión más que su contenido. Dentro de la misma corriente crítica, una de las definiciones que en los setenta gozó de mayor popularidad fue la del filósofo francés (en realidad de origen argelino) Louis Althusser y su idea Ver sobre todo Horkheimer, Max y Theodor Adorno, La Dialéctica del Iluminismo, Buenos Aires, Sur, 1971. 43 76 de los medios como Aparatos Ideológicos del Estado. Para este autor, los medios de comunicación son instrumentos destinados a la reproducción de las relaciones sociales, que aseguran la adhesión inconsciente de los individuos a los valores que definen la estructura social y despliegan los mecanismos de la dominación social; lo cual tiene una función de ayudarle al estado a ahorrar fuerza o coerción en el control de la vida social. Los medios no hacen el trabajo solos, pero son las instituciones más importantes del capitalismo avanzado; junto con ellos, otras instituciones ayudan, como son la escuela, la iglesia, el arte, los deportes y la familia. Los medios articulan el sistema de relaciones y dan significado a la estructura social, argumentando la dominación o el liderazgo cultural a través de su capacidad de seducción y persuasión para la implantación de los valores dominantes (por ejemplo,políticos, económicos, entre otros.), la creación de una opinión favorable, la inducción de hábitos, etc. Forman parte de una estructura de instrumentos redundantes que permite establecer las posiciones dominantes sin recurrir a los aparatos represivos convencionales (fuerzas armadas, policía, etc.). Para referirnos a otra corriente y tendencia, ejemplificamos la noción de medios en Roland Barthes44. Es un autor interesante. Su enfoque no parte de la sociología o la política como los que hemos mencionado, sino de los estudios literarios, y desde ahí, tiene una fuerte preocupación cultural, sobre todo en la primera etapa de su obra (finales de los cincuenta y principios de los sesenta). Fue miembro del primer centro de investigación en Francia dedicado al estudio de la comunicación de masas y, sin duda, podemos decir que, junto con autores como Lasswell o Lazarfeld (en el caso estadounidense), Barthes es un clásico francés en los estudios de comunicación. Intentó adaptar las ideas del lingüista suizo Ferdinand de Saussure (creador de la semiología contemporánea) para el estudio de la cultura contemporánea, lo cual dejó ver en trabajos diversos como Mitologías o El sistema de la moda. Dentro de su extensa bibliografía, se puede ver como ejemplo de lo que queremos decir Mitologías (1962), Elementos de semiología (1965), Crítica y verdad (1966), El sistema de la moda (1967), S/Z (1970), El imperio de los signos (1970), El placer del texto (1973), La cámara lúcida (1980). 44 77 Para este autor todo discurso, su contenido y su referencia a lo real, tiene connotaciones que le dan significación, y le atribuyen valores; todo discurso (mediático) puede convertirse en signo y mito. Los mitos no crean lenguajes, pero los ponen al servicio de una ideología, al hacer hablar a las cosas por ella. Los mitos naturalizan la realidad y su función política (la función connotativa del lenguaje). La semiología es la crítica de las connotaciones ideológicas presentes en el sistema de signos del lenguaje. La semiología es una herramienta que ofrece elementos para desenmascarar el aprovechamiento burgués de la cultura de masas. Barthes nos ayuda a estudiar los medios desde la semiología, a verlos como sistemas de signos con varias sustancias (imágenes, gestos, sonidos melódicos) que, si no forman lenguajes, al menos se constituyen como sistemas de significación. los aspectos que más estudia Barthes de los medios son sus discursos, signos y rituales, aunque en una primera parte de su obra observa el vínculo de los medios con la cultura, en el sentido de que los medios son generadores de mitos. 78 4 Los espacios y contextos de la comunicación aplicada En este apartado de nuestro cuaderno queremos reflexionar sobre algunas de las áreas (tanto convencionales como emergentes) laborales o espacios de “comunicación aplicada” que nos parecen relevantes. Es decir, intentaremos cuestionar lo que comúnmente se define como campo de acción y trabajo para el profesional de la comunicación. Más que un mapa completo de estas actividades, nuestra intención se centra en identificar algunos de estos espacios y reflexionar sobre sus rasgos principales, la manera como se modelan, sus interrelaciones y sus mutuas afectaciones. Al definir estos campos, también lo hacemos a partir de una determinada idea de la comunicación, una concepción en su estructuración como objeto de estudio y una delimitación de las relaciones que guardan estas nociones con sus áreas específicas de acción social. Parte de la virtud y trampa de la comunicación como campo científico, académico y laboral, es lo poco definido de su perfil y la alta cantidad de presupuestos e imaginarios que acuden y dan una relativa certeza de las instituciones y sus profesores, a los estudiantes y egresados, a los empleadores y empleados. La falta de delimitación permite que casi cualquier aspiración vinculada a las ciencias sociales puedan caber dentro de la idea de comunicación; por oposición, este primer interés se va diluyendo al confrontarlo con las características del mercado o la propia dinámica de vida del aspirante, la cual no se logra resolver al comparar lo que estudia o vive dentro de la universidad, de lo que él o ella creen necesitar para generar cierta movilidad social. Se dice que la comunicación es algo práctico45 y muchas veces se critica a quienes nos dedicamos a la “teoría” no integrar estos dos aspectos. Lejos de verlos como opuestos, se constituyen como formas diversas de relacionarse con la realidad. Nadie puede ser únicamente “teórico” o “práctico”: quien sólo se 45 De hecho, en la propuesta de licenciatura impartida por la UACM hay un conjunto de materias agrupadas en el eje de “Comunicación Aplicada”. 79 dedica a dimensiones instrumentales, técnicas y herramientas de la comunicación, usa y sabe teoría; la diferencia es que no siempre lo sabe. Los análisis hechos a planes de estudio mencionan como resultado de sus diagnósticos, el desplazamiento o falta de integración entre materias “teóricas” y “prácticas”, o entre contenidos que en apariencia no se vinculan directamente con la realidad46, o en aquellas que, en no pocas ocasiones, prescinden de algún grado elemental en su reflexión: es el caso de quienes, por “hacer parecer” un conjunto de contenidos como “prácticos”, renuncian a la reflexividad. El tema “teoría” versus “práctica” es más artificial de lo que parece, pero está ahí, porque al menos para el área de profesionales de la SEP en México, la comunicación es una profesión “práctica” que se encuentra en su nivel de configuración junto con otras actividades y oficios. En este capítulo reflexionamos sobre los campos reales y posibles para actuar la comunicación en tanto como aplicada o “profesión práctica”. Al reflexionar sobre estos espacios, queremos identificarlos como algo más que “trabajos” o ámbitos laborales. No siempre estos campos se traducen en espacios definidos; su organización es distinta, ya que, como se puede imaginar, mientras la “comunicación política” tiene áreas, tradiciones muy claras, no sucede lo mismo con el arte o la gestión cultural, campo no dominante y que consideramos como legítimamente asociado al espacio de reflexión aplicada de la comunicación. Con este apartado final, queremos invitar al lector para que problematice la comunicación y que aunque no señalemos otras áreas sociales susceptibles de verse impulsadas bajo una perspectiva amplia, seguro se podrán imaginar o sospechar. Esperamos contribuir en algo a esta tarea. 4.1 La comunicación política La “Comunicación Política” (CP) es probablemente la que primero se configuró y organizó; de manera más clara de hecho, Y por tanto son condenados al vagón de lo “teórico”, o a cursos que el estudiante solamente atraviesa como si fuera una carrera de obstáculos hacia la meta que es, concluir los estidios y obtener un título. 46 80 los científicos sociales a los que se les podía aplicar el título de especialistas en comunicación se autodenominaban los del mass communication research. Las primeras teorías en comunicación fueron de tinte político; esto se explica porque el impacto de la Segunda Guerra Mundial fue fundamental para comprender cómo y por qué la carrera de comunicación se institucionalizó de una forma y no de otra en el vecino país del norte, de donde veinte o treinta años después se comenzaría a difundir la idea de ciertos modelos de enseñanza. Junto con este dato histórico, si se observa los índices y títulos de anuarios, revistas o temas de investigación, se podrá reconocer a la política y la comunicación (más concretamente los medios) como un área privilegiada. Dentro de la Asociación Mexicana de Investigadores de la Comunicación (AMIC), el tema “comunicación política” es sin duda el que goza de más interés y afluencia entre los investigadores, como lo muestra la alta cantidad de ponencias y participaciones de la que es objeto la mesa de “política”, muy por encima de muchas otras (por ejemplo, “comunicación organizacional”). Una de las áreas de terminación más identificables para el licenciado en comunicación es la comunicación política. La Universidad Autónoma Metropolitana tiene un área de posgrado en Comunicación Política, y en los recuentos sistemáticos de Fuentes Navarro, la comunicación política en sus distintas vertientes (efectos sociopolíticos de los medios, análisis del contenido y discurso sobre asuntos políticos, análisis político de coyuntura de los medios, los actores políticos y los medios masivos, etcétera), con forma el rubro sobre el que más referencia y recurrencia hay en materia de investigación de la comunicación y sus medios. Prácticamente no hay investigador en comunicación que no haya escrito al menos un texto sobre el tema, y es que lo político se define como una dimensión de la profesión, un vínculo entre la comunicación en tanto institución con los actores sociales. Si tomamos como contexto los cambios que México ha vivido desde hace 25 años, tenemos una idea de la comunicación política más diversa de la que se desprenden áreas y estudios, como fue 81 por ejemplo el boom de los estudios para el discurso político a partir de los ochenta. Existe una miscelánea de temas en el estudio actual de la comunicación política (CP). Para Vega47, la comunicación política ha sido definida desde múltiples perspectivas: como actividad comunicativa con efectos potenciales en la política; intercambio de símbolos políticos; elemento potencial en la regulación de la conducta humana cuando ésta se encuentra en una situación de conflicto; condición necesaria para la legitimación de las instituciones políticas frente a los ciudadanos; un fenómeno que involucra elementos tales como el poder, la ideología, los conflictos y los consensos, y finalmente, como un espacio más amplio que se reconoce en todo el amplio espectro de la actividad política. Hemos intentado ofrecer un listado meramente ilustrativo de lo que puede suponer comunicación y política, son ejemplos que esperamos puedan sugerir en el lector imágenes para una idea más compleja y diferenciada. (a) El campo general de la política y la comunicación La palabra “Política” se asocia etimológicamente al mundo de la polis (ciudad), por lo que es el proceso y la conducta de toma de decisión de un grupo. Las definiciones clásicas la señalan como el “ejercicio del poder”. De forma convencional, la politología es la disciplina que estudia la política, que en sus diversas dimensiones: como filosofía, legalidad, institución, modos de organización y ejercicio de la acción política. Sus principales áreas de análisis son las relaciones de poder y las características de su ejercicio, la autoridad y su legitimidad, las políticas públicas, la gestión pública, las instituciones del Estado, los sistemas políticos, partidos y sistemas electorales; el ordenamiento de la acción colectiva, y los aspectos políticos de las relaciones internacionales48. Todo esto abarca la idea de política, para la cual lo comunicativo es una variable de estudio. Vega, Aimée, “Los Escenarios de la Comunicación Política Mexicana” Razón y Palabra [en línea] ITESM-CEM, 35, octubre 2003, Disponible en <http://www.razonypalabra.org.mx/anteriores/n35/avega.html>. 48 La definición de “Politología” puede encontrarse en Wikipedia la enciclopedia libre, disponible en <http://es.wikipedia.org>. 47 82 (b) Sociedad civil y comunicación A partir de los años noventa el concepto de “Sociedad Civil” (SC) se ha convertido en uno de los más socorridos en los últimos tiempos, tanto en los espacios académicos como en los medios de comunicación y los grupos sociales. El uso recurrente del término se vuelve complejo debido, entre otros factores, a la multitud de grupos y sectores que acuden, lo que supone evidentemente una multitud de significados y proyectos. En el caso mexicano la expresión “sociedad civil” fue recogida a partir del sismo de 1985 en la ciudad de México, sobre todo por las crónicas que aludían a una sociedad que se organiza, la cual se manifiesta no por medio de actuaciones jurídicas, sino por reglas éticas; no mediante de cálculos racionales, sino al considerar la emocionalidad de la solidaridad, lo que le da cohesión. En general, dentro de estos temas se ven los usos que hacen las organizaciones civiles de la comunicación; se estudian sus necesidades, la manera como emiten mensaje y otros grupos las reciben, etc. Muchas organizaciones reconocen la importancia de la comunicación, pero no tienen una profesionalización de esta práctica, por eso aparece como un verdadero espacio de oportunidad la inserción de profesionales en el estudio dentro de estos espacios. (c) Comunicación y democracia Al hablar de la polis, nos referimos a un principio que se ubica en una serie de procesos vinculados a la organización política de las ciudades-estado griegas en el s.V. a.C., en concreto con lo que fue la invención de la democracia como forma de gobierno —una de las más famosas— y que es hoy día el modelo a seguir. Hay que mencionar que ese sentido de democracia difiere de lo que hoy día concita el término; en su uso actual, se utiliza como sinónimo de “democracia liberal”; anteriormente democracia sólo se comprendía como un sistema de gobierno en el cual la ciudadanía ostenta la soberanía; el concepto de “democracia liberal” amplía esta definición con una serie de condiciones adicionales: una constitución, el derecho a votar en las elecciones, una serie de libertades (asociación, expresión, etc.), de derechos 83 y deberes. Los regímenes contemporáneos han desarrollado igualmente distintas formas de democracia; así este término no es unívoco, ni tiene por qué entenderse de la misma manera en la diversidad y distintas latitudes; además, es susceptible de estudiarse incluyendo aspectos, por ejemplo, socioculturales. En la historia política mexicana posrevolucionaria (19201988) siempre existieron argumentos para limitar o desvirtuar la democracia. Sin embargo, la historia nos ha enseñado que en algunos momentos, el progreso político es un fin en sí mismo. Después de los sismos de 1985, hubo otro repunte de la democracia como tema, ya no con referencia a los errores mortales de un gobierno sin controles, sino a la gran capacidad de organización, iniciativa y autogestión que demostraron las masas capitalinas. El tema de la democracia no fue muy explotado en los mayores años del sistema mexicano, ya que en la cultura mexicana la democracia popular o justiciera estaba ligada a un concepto de autoritarismo estatal muy fuerte. A finales de los ochenta, Aguilar49 decía que era “un discurso pluri-denotativo a la espera de una estabilización de su denotación”; sin embargo, después del fraude en las elecciones presidenciales de 1988, los conflictos en comicios estatales (1991), y los discursos del subcomandante Marcos en Chiapas (1994), el tema de la democracia se perfila como una necesidad, del cual vamos extrayendo, con lentitud, tal vez, los indicadores propios de una “democracia sin adjetivo”: igualdad de poderes, sindicalismo independiente, organismos electorales para garantizar el respeto al voto, acceso igualitario a los medios masivos, y respeto a los derechos humanos, en especial a los de las minorías. Este fue el gran déficit que heredó el periodo de Carlos Salinas (1988-1994). Así, de un gobierno aparentemente moderno, pasó a ser un periodo sumamente represivo. (d) Comunicación y procesos electorales Un tema impotante es cómo la prensa, radio y televisión pueden obstaculizar o contribuir en la construcción de la democracia. Asuntos como la equidad en la participación de los partidos políticos, las reformas que garanticen una conducta más honesta Jitrik, Noe (comp.), Las variables y el continuo. El discurso político en México, México, UNAM, 1993 (Serie Discurso y sociedad, 3). 49 84 de los medios y los efectos que tienen en la decisión final de los electores se convierten en temas dominantes para este debate; son aspectos relevantes que prácticamente mueven las agendas de investigación y se igualan al ritmo de los ciclos de la vida política nacional. La historia de estos procesos es reciente y existe documentación sobre los porcentajes específicos de los medios. La comunicación tiene un lugar importante en los procesos electorales; es necesario que los profesionales desarrollen nuevos enfoques y evidencien detalles, precisen sus observaciones y puedan relacionar los procesos inmediatos con fenómenos más amplios. Se abre una amplia franja de temas: análisis de campañas electorales a través de los medios (prensa, radio y televisión), gastos de los partidos en campañas televisivas, en las elecciones más frecuentes, análisis de los contenidos y formatos en diferentes campañas electorales. Si nos centramos en los partidos políticos como actores de comunicación, podemos reflexionar sobre sus estrategias, el uso de los medios, las referencias y cruces mutuos con otros actores políticos. Este enfoque es interesante, porque si bien antes se avocaba el estudio de los partidos a sus comportamientos en procesos electorales, hoy día los vemos como parte de la vida nacional y acontecen fenómenos, como los “video-escándalos” a principios de 2005, que llevan el debate de los partidos políticos, la sociedad y la comunicación a otro nivel de análisis, e igualmente piden por parte de especialistas una mirada integral que ayude a comprender lo específico y lo general de estos fenómenos, sin caer, como suele serlo, en afirmaciones rápidas o en juicios desproporcionados. (e) Comunicación política internacional En la era de la globalización, la dimensión internacional forma parte del análisis de cualquier proceso local. Por ello, hay un área de la comunicación en la política internacional que obliga al estudiante a conocer los grandes sistemas internacionales de producción y distribución en los medios, su orientación y políticas. Lo que hemos dicho de procesos, se aplica al ámbito internacional, ya que las diversas interrelaciones de los países hace 85 necesario estudiar no sólo sus sistemas políticos, sino las articulaciones de lo político-social-mediático como un área específica sobre la que hay menos trabajo comparativo en cuanto al papel de los medios en esos procesos. La dimensión internacional conlleva otros temas y preocupaciones como es el estudio de los grandes consorcios mediáticos, su presencia en México, y la eventual influencia que tienen en diversos aspectos de la vida política. Junto con ésta, la influencia de la globalización mediática en política, economía y cultura es un área que, para las perspectivas y enfoques críticos de la comunicación, reviste una importancia central. Cada vez más la definición de las dinámicas locales pasa por el análisis de las interrelaciones a un nivel más amplio. Esto demandará competencias específicas, como es la apertura al conocimiento de otras culturas, la necesidad de fortalecer los estudios internacionales como un área prioritaria y la centralidad de la comunicación intercultural. Estos dos espacios no han tenido importancia en los currículos, los cuales están todavía muy restringidos a los temas locales e inmediatos, lo que parecería un contrasentido al espíritu y carácter de los propios estudios de comunicación. (f) La ética, los medios y la comunicación política En términos generales la ética encuentra su objeto de reflexión en el área cultural de la moral. Los objetivos que le corresponden, en cuanto disciplina filosófica, son esclarecer, reflexionar y fundamentar esta experiencia humana que es la moral. Desde el surgimiento de la humanidad y la creación de la sociedad, la ética ha tendido a crear reglas, es decir, prescripciones que regulen la conducta, pues existe la necesidad de hacer ponderaciones sobre el efecto que tiene un comportamiento sobre otro. En sus meditaciones, esta disiplina trata de arrojar luces sobre la conducta, las condiciones que debe cumplir, aquello que desde ciertas perspectivas se considera mejor para la persona y la vida social, en aras de lograr lo que un grupo haya preestablecido como lo ideal o mejor para una determinada realización de la naturaleza humana. Ninguna otra disciplina (quizá con la excepción de la antropología filosófica) tiene como objeto de 86 estudio el ser humano, con la diferencia que la ética se centra en la acción, la conciencia y la relacionabilidad, mientras que la antropología filosófica hace afirmaciones más generales sobre el ser del hombre (es obvio, como todas las disciplinas filosóficas se complementan y ayudan en la comprensión de lo que el ser humano es, hace, piensa, desea e imagina). De las múltiples cuestiones que se desprenden, uno que nos parece especialmente interesante es el de las articulaciones entre la dimensión pública y privada de la vida. El surgimiento de los nuevos sistemas políticos a partir de los siglos XVIII y XIX estableció una barrera rígida entre estas dos esferas; lo “público” se asimilaba a lo político, a los intereses comunes, y lo “privado”, a lo secreto, lo íntimo, lo doméstico, la libertad o el interés individual. Ambas esferas en sus interrelaciones se encuentran muy cuestionadas. Otro de los temas de reflexión sobre la comunicación y política desde la ética es justo el que intitulo nuestro subapartado. Para Camps la democracia se ha definido de forma obsoleta como “autogobierno”, cuando en realidad debe precisarse como “transparencia de lo público”. Lo público, debe entenderse como el llamado “interés común” de la sociedad; esto es, lo que va más allá de los intereses privados o corporativos; por tanto, a la democracia también se le puede definir como fortalecimiento (y esclarecimiento) de lo público. ¿Cómo lograr dicha transparencia en todos los aspectos y sentidos?. La sola libertad de expresión que pueden ponderar las televisoras no es sinónimo de un sentido abierto y amplio sobre lo público. (g) El marketing político (MKP) Uno de los asuntos sin duda más actuales es la política como marketing, que nos habla mucho de los sentidos de la contienda electoral, cada vez más parecido a la disputa entre dos marcas. Los antecedentes del “Marketing político” hay que buscarlos en los modos de hacer política en nuestro vecino país del norte (al grado de que se habla de la americanización de la política); los sondeos de opinión aparecieron en el decenio de los treinta y, treinta años después, surgirán las primeras modalidades de adaptación del marketing. 87 En el caso de México, la historia del MKP es muy reciente. No hay que profundizar mucho en las causas que lo hacían inoperante o poco aplicable, como fueron la permanencia del partido político hegemónico, el control extra-constitucional que se ejercía sobre los poderes, o las viejas instituciones que por décadas se negaron a morir. El MKP, como hemos dicho, aparece en entornos de lucha política, a mano de herramienta. Al parecer propiamente, las primeras campañas planeadas así fueron las llevadas a cabo en 2000; aunque claro, tenemos los antecedentes del primer debate televisivo en mayo de 1994 (entre Cárdenas, Zedillo y Fernández de Ceballos). Antes de los mercadólogos y las compañías, en México existían las agencias de publicidad a las que algunos candidatos y políticos se acogieron. La influencia del MKP tal vez se observa en el cambio de las estrategias de comunicación de los gobiernos. Por ejemplo, en 1995 Zedillo intentó una serie de conferencias de prensa, pero no duraron mucho tiempo. Éstas realmente se constituyeron con Fox y su vocero (Rubén Aguilar), a quien nos estamos acostumbrando a ver todos los días. ¿Qué nueva correlación de fenómenos justifica y demanda que el vocero tenga que establecer el punto de vista oficial en prácticamente todos los asuntos de la vida nacional? y a ello, ¿cómo él mismo es objeto y revisión de una imagen? Otros políticos, con mayor o menor éxito lo han aplicado; tal vez de los casos más sobresalientes está el de Arturo Montiel ex gobernador del Edo. de México, quien siempre ha creído y supo manejar los inputs que ofrece la ingeniería de la imagen y la información, con muy diversas inserciones que lo visibilizaban y lo hacían presente; a esta labor es nrcesario sumar el tradicional trabajo político de alianzas que tenía con otros grupos dentro de su área de influencia. 4.2 La comunicación y la educación Otra área no menos importante es la relación entre comunicación y educación. Ésta no se encontró en el paquete fundamental de actividades y preocupaciones, pero de manera muy rápida 88 se consideró que era una prioridad en nuestra región, ya que se intuyó que las tecnologías de la información algo podrían hacer para paliar las diferencias educativas que los medios han desplazado a la escuela como institución dominante en la formación o influencia en los niños y jóvenes. En cambio, se veía cómo la televisión ya había sustituido rápidamente la influencia total que antes tenía la institución escolar sobre la persona, y más aún, como había sucedido con respecto a la comercialización de la radio en los años treinta, existían “grandes temores” sobre sus alcances reales y posibles (eso explica que una de las primeras preocupaciones sobre el estudio de los medios fue el de sus efectos). Para finales de los sesenta, ya se sabía que un joven de secundaria podría pa-sar más horas delante del televisor que en la escuela (hasta 15 mil horas, según algunos cálculos). Los defensores, al igual que los críticos extremos, debatían argumentos para conocer las consecuencias de estas nuevas conductas, que en un nivel más amplio, redefinían en el papel de la escuela en la cultura contemporánea, tanto en sus funciones como en sus métodos, además de generar un reacomodo en el sistema de relaciones entre profesores y alumnos, ya que éstos no eran los depositarios del saber, sino acaso reproductores de una modalidad y uso del conocimiento. A diferencia del tema político, el educativo no surgió como un área definida institucionalmente en los estudios de comunicación. Al principio, el debate sobre la educación y los medios no se dio dentro de las escuelas de comunicación, como nos parece verlo comprobado que –salvo contadas excepciones– no existían en los primeros currículos materias que estudiaran el tema o promovieran en sus profesionales el desarrollo en esta área de trabajo. Esto no significa que no causara preocupación tanto a quienes dentro del campo académico piensan en la educación, como a aquellos que al salir de la universidad, participan lo mismo en proyectos de producción de materiales educativos, que en centros promotores de otro tipo de experiencias. El encuentro entre la educación y la comunicación ha traído beneficios principalmente a los educadores, pedagogos, y espe89 cialistas en comunicación, pero al ser dos rubros de suma importancia para la vida social y para el debate sobre las grandes transformaciones que hoy vivimos, no podemos decir que sea un tema exclusivo para especialistas en estas áreas. La comunicación es un fenómeno que se encuentra en todas las prácticas sociales; a la educación, por su parte, le preocupan los cambios culturales más amplios. Otros especialistas como los filósofos, sociólogos o psicólogos obtendrán un amplio beneficio de esta relación, de sus intersecciones y preocupaciones comunes, desde una perspectiva única e integral como la producida en la convergencia de los estudios de comunicación y las ciencias de la educación. Si bien cualquier intento de agrupar las áreas o macro-objetos de la comunicación educativa es una hipótesis, queremos sugerir que su saber se encuentra, de acuerdo con David Fragoso, en cuatro grandes áreas del saber, que son también preocupaciones y aglutinan conjuntos de intereses diversos, las cuales se pueden subdividirse, extenderse o bien, comprimirse y agruparse en los siguientes campos: a) Comunicación didáctica. Se refiere a cuál es la mejor forma de transmitir los conocimientos; cómo hacer didáctico cualquier mensaje, y cómo transmitirlo adecuadamente. (Tal vez las visiones funcionalistas y conductistas pueden aportar algo al respecto). La didáctica posee una fuerte variable de comunicación y se convierte en una disciplina altamente relacionada con ésta, con los modos de transmisión de la información y las características del contenido. Por “didáctica” se entiende la forma de organización de una clase, su orden, discurso, medios, técnicas, y procedimientos. La teoría didáctica tiene mucho que dialogar con la comunicación. En principio, un profesor de cualquier materia puede reflexionar su práctica desde diversos pasos y procedimientos para transmitir un contenido, para asegurarse si ha sido comprendido, y evaluar. b) Muy vinculado al campo antrior, la Comunicación Pedagógica es un sinónimo de “interacción en el aula” donde tienen cabida cuestiones como el mejoramiento de la relación en el aula, 90 la comunicación para mejorar la eficacia de sí misma, las técnicas para el manejo de conflictos, las relaciones de empatía como necesarias para facilitar, las técnicas para resolver problemas de comunicación, el lugar de la comunicación en el aprendizaje, etc. Si bien hay aspectos de estas preguntas que corresponden en específico a psicólogos y pedagogos, los profesionales de la comunicación tienen también algo que decir; pueden sostener un diálogo muy fructífero con aquéllos, para una comprensión más amplia e integral de lo que sucede en los entornos educativos. Más que las técnicas para comunicar (que también se deben considerar en el análisis), cuenta la interrelación como un fenómeno amplio: la afectación del maestro al alumno, y la manera en que el comportamiento de éste puede influir en el profesor. c) De cualquier forma, aunque lo anterior pueda parecer un espacio fascinante de desarrollo, hay otras áreas sugerentes, como la Educación por y para los medios, cuyas variantes y subdivisiones son agrupables en la actualidad bajo membretes de distinto cuño: educación a distancia, educación por los medios, tecnología y educación, medios de comunicación en el aula, telesecundaria, conferencias por satélite, y diseño de comunicación para programas de educación a distancia y de sistemas más o menos escolarizados que se caracterizan por otros ritmos y modos en la interacción maestro-alumno, de mayor flexibilidad que el sistema escolarizado. En suma, este rubro se refiere a cómo la mediación tecnológica influye, interviene o se puede usar en los espacios de edu-comunicación; puede subdividirse según la preposición que se use: educación por designa los medios en los entornos educativos, desde usos más sencillos (poner una película en alguna clase) hasta otros muchos más complejos (telesecundaria); mientras que educación para, remite a la pedagogía de los medios; esta noción se acerca mucho a la siguiente área, con la diferencia de que aquí caben el acercamiento al contexto, a la importancia sociocultural de los medios, que son antecedentes idóneos para el estudio de la recepción, y la influencia de estos sistemas. 91 d) El último campo es el de la Educación para la recepción crítica, que en América Latina tiene una extensísima historia y remite a miles de experiencias de muy diverso alcance y extensión sobre las aplicaciones de los métodos en la orientación de la enseñanza. La recepción misma, es en sí un capítulo en los estudios sobre comunicación y organiza una serie de procesos. En el campo de la comunicación crecen, afortunadamente, no sólo los estudios de recepción de medios (principalmente la televisión)50. Como señalamos, los estudios de la recepción se encuentran muy cercanos a las demás instancias para el análisis de la comunicación social (producción y contenido); por ello hay cercanía con algunos aspectos de la siguiente área. El origen de las metodologías participativas para el estudio de la recepción se vincula al reconocimiento del peso que tienen las grandes empresas de comunicación, a la reivindicación de los “micromedios” de menor alcance, y sobre todo, de menor costo muchos más accesibles. Otra dimensión importante de esta perspectiva, fue el análisis ideológico de los medios a través del cual se quería no sólo desentrañar el “contenido oculto” de algunos mensajes, sino sus estrategias retóricas y persuasivas por la reproducción de un concepción del mundo. Ismar Oliveira Soares51 considera al edu-comunicador como interventor y gestor. Lo caracteriza como un profesional que puede actuar como asesor, coordinar proyectos en áreas que aproximan a la “comunicación” y “educación” siempre que el objetivo final sea la competencia comunicativa de los sujetos y de su capacidad para construirse en redes de comunicación. Las áreas que identifica este autor son: a) Área de la educación para la comunicación (media education, media literacy), donde se cruzan los “estudios de recepción y una activa pedagogía de la comunicación” como fundamentos de una acción mediadora destinada a facilitar una relación autónoma y crítica con el sistema de medios y promover habilidades comunicaciones de los actores sociales. La comunicación se convierte en “problema” para la educación y para los educaComo tal, los enfoques son crecientes, tal es el caso de Guadarrama, Luís Alfonso, Dinámica familiar y televisión. Un estudio sistémico, México, UAEM, 2000. 51 Oliveira Soares, op cit, p.102-104. 50 92 dores, vivificando las prácticas educativas en el cotidiano de la vida escolar. b) Área de mediación tecnológica en los procesos educativos (information literacy). En este caso, el edu-comunicador se preocupa por el estudio de la naturaleza y el impacto de las nuevas tecnologías en la sociedad, así como por la disponibilidad y el uso adecuado de los recursos necesarios para el efectivo ejercicio interactivo de las redes de comunicación. c) Área de gestión de la comunicación. Como “gestor de la comunicación”, el edu-comunicador se preocupa por la calidad de las relaciones comunicativas en los espacios educativos; verifica la adecuación de los procesos y de los recursos de la información; maneja conceptos políticos (¿De qué comunicación se está hablando? ¿Para quiénes se está trabajando?); desarrolla procedimientos administrativos (¿Cómo organizar y manejar la información? ¿Con qué recursos? ¿Con quiénes?) y, finalmente, se preocupa por crear y mantener redes de comunicación. d) Área de reflexión más académica (teórica y epistemológica) sobre el nuevo campo, toda vez que es a partir de la investigación y de una constante en la producción del conocimiento, que se logra avanzar en dirección de la comprensión del fenómeno de la edu-comunicación. En suma, para Oliveira la educación facilita la producción y difusión de información en el medio educativo, promueve la formación de redes y la interactividad de los procesos de enseñanza-aprendizaje; además, intenta garantizar la formación de personas creativas y atentas al uso democrático de los recursos de información en beneficio de toda la sociedad. El edu-comunicador puede ser un profesor que sabe integrar los diferentes medios en sus prácticas educativas, identifica nuevos actores sociales y recupera sus procesos de producción e interpretación insertados en entornos educativos (no escolares necesariamente). Asimismo, puede ser un profesional que alterna su presencia en entornos educativos con otro tipo de prácticas, o que desempeña diversas funciones en espacios cuyas tareas principales son la producción, difusión, extensión o divulgación del saber y la cultura, del arte y la tecnología. 93 4.3 La comunicación y la cultura Dejamos para el final del apartado y de nuestro cuaderno las reflexiones sobre el profesional de la comunicación y la cultura, justamente por encontrar en esta dimensión del espacio profesional el centro de la propuesta curricular de la licenciatura en Comunicación y Cultura ofrecida en la UACM. En principio, tendremos que hacer precisiones diferentes a las aplicadas para el caso de “comunicación política” o “comunicación educativa”, ya que, si bien esras acepciones gozan de aceptación y reconocimiento, no podemos decir lo mismo de la “comunicación cultural” que como descriptor en bases de datos de comunicación, no es posible encontrar52. A partir de 2001, con la formación de la Universidad de la Ciudad de México (hoy Universidad Autónoma de la Ciudad de México), y con la idea de proponer un enfoque novedoso o menos frecuente en el currículo de comunicación, comenzó a trabajar una licenciatura en “comunicación y cultura”, de la cual se destacaba su clara vocación social, una idea de la práctica comunicativa que no se redujera al estudio de los medios o la persuasión, de las técnicas y de alguna actividad específica. En el planteamiento inicial se proponía una perspectiva amplia que ciertamente tomara en cuenta a los medios, pero que no se quedara en ellos ni en sus procesos inmediatos, como si éstos fueran el “todo” de la comunicación y los sistemas de interacción social. Había que reflexionar en torno a una idea de la comunicación en la ciudad, a la vida cotidiana y en la construcción de ciudadanía. El término “cultura” en primera instancia significa vida cotidiana, símbolos producidos, intercambios en la vida social, arte y expresión. Es una noción amplia y diversa que ofrece elementos para reflexionar; asimismo es compleja porque abarca muchos aspectos y pide, como todos esos términos que el uso diario ha ido erosionando, explicación y detalle, así como imaginación para comprenderla desde sus cualidades y propiedades en otros contextos y esferas. Véase, por ejemplo, la base electrónica de Raúl Fuentes disponible en <http://ccdoc.iteso. mx>. 52 94 4.3.1 Variantes sobre la noción de “cultura” Raymund Williams53 realiza un buen resumen sobre las formas del concepto “cultura”, mismo que conviene tener en mente para cualquier debate. Por ejemplo, kultur en alemán tiene un sentido de diferenciación, específico de un pueblo, mientras que en francés, culture, es más universalista y apela a lo simbólico, la identidad, el patrimonio, la accesibilidad, los derechos, y la educación. Williams sintetisa la revisión histórica de este término en tres grandes tendencias o categorías generales activas del uso: (i) el sustantivo independiente y abstracto que designa un proceso general de desarrollo intelectual, espiritual y estético a partir del s. XVIII; (ii) el sustantivo autónomo que indica un modo de vida determinado de un pueblo, periodo, grupo, o de la humanidad en general, y (iii) el sustantivo independiente y abstracto que describe las obras prácticas de la actividad intelectual y especialmente artística. Con frecuencia este último parece ser el uso más difundido: cultura como música, literatura, pintura, escultura, teatro y cinematografía. Un ministerio de cultura se refiere a estas actividades específicas, a veces con agrado de la filosofía, el saber académico. También es posible encontrar un resumen didáctico y esclarecedor de esta noción en John Thompson54, quien señala cuatro usos convencionales que, de alguna forma, agrupan la historia contemporánea de la noción, además este autor ejemplifica estos usos con una idea de lo que un análisis cultural desde cada perspectiva supone o implica, lo cual ayuda a poner en claro lo que cada uno quiere decir. La primera noción de “cultura” es la que se daba en las tempranas discusiones sobre el tema, especialmente en aquellas que se produjeron entre filósofos e historiadores alemanes durantes los siglos XVIII y IX; en las cuales dicho el término se usaba para referirse a un proceso de desarrollo intelectual o espiritual que difería en ciertos aspectos Williams, Raymond, Palabras Clave, Buenos Aires, Nueva Visión, 1976, p.87. Ver el capítulo 3 de John B. Thompson Ideología y cultura moderna. Teoría crítica en la era de la comunicación de masas, México, UAM-X, 2ª ed., 2002, p.183-240. 53 54 95 de “civilización”, noción clásica que entiende a la cultura como un proceso para el desarrollo y ennoblecimiento de las facultades humanas, el cual se facilita por la asimilación de obras eruditas y artísticas relacionadas con el carácter progresista de la era moderna. Esta definición pone énfasis en el cultivo de los valores y las cualidades superiores, y se vincula también con la idea de progreso derivada de la Ilustración. No es ahora el momento de hacer un examen o un análisis de las limitaciones y alcances de cada noción. El lector tal vez reconozca que en algunas porciones de la población, la idea de “cultura” coincide con esta concepción ilustrada y elitista, es decir, de considerarla sólo como sinónimo de “alta cultura”. Con la aparición de la antropología a finales del siglo XIX, la concepción clásica dio paso a otras nociones: una concepción descriptiva y una concepción simbólica. La primera se refiere al conjunto de valores, creencias, costumbres, convenciones, hábitos y prácticas característicos de una sociedad particular o de un periodo histórico, es decir, resume la “cultura” a partir de un grupo social o sociedad; como el conjunto de creencias, costumbres, ideas y valores, además de los artefactos, objetos e instrumentos materiales que adquieren los individuos al ser miembros de ese grupo o esa sociedad. El estudio de la cultura bajo un enfoque “descriptivo” implica, al menos en parte, el análisis, la clasificación y comparación científica de diferentes fenómenos. Desde esta perspectiva un análisis cultural pasa por el estudio y (valga la redundancia) “descripción” del para qué de todo cuanto un grupo humano ha producido; una idea de “función” en los objetos, así como las razones por las cuales cada objeto es utilizado. Por otro lado, la concepción simbólica desplaza el enfoque hacia un interés por el simbolismo: de acuerdo con esto, los fenómenos culturales son simbólicos, y el estudio de la “cultura” se interesa esencialmente por la interpretación de los símbolos y de la acción simbólica. En este enfoque, es considerada la cultura como el patrón de significados incorporados a las formas simbólicas –entre las que se incluyen acciones, enunciados y 96 objetos significativos de diversos tipos– en virtud de las cuales los individuos se comunican entre sí y comparten sus experiencias, concepciones y creencias. El análisis cultural es sobre todo, clarificación de esos patrones de significado, la explicación interpretativa de los significados incorporados a lo que Thompson llama “formaciones simbólicas”. De esta manera, la cultura y su análisis se parecen más a una actividad de interpretación de un texto que a la clasificación detallada (como en la noción descriptiva); lo que se requiere es un analista que busque en lugar de clasificar o cuantificar, un intérprete que esté interesado en descifrar los patrones de significado. Una cuarta concepción es la estructural, de acuerdo con la cual, los fenómenos culturales pueden entenderse como formas simbólicas en contextos estructurados; el análisis cultural puede interpretarse como el estudio de la constitución significativa y la contextualización social de las formas simbólicas. Es decir, se enfoca en analizar las acciones, los objetivos y las expresiones significativas de diverso tipo, con relación a los contextos y procesos históricamente específicos y estructurados de manerasocial donde se producen, transmiten y reciben las formas simbólicas. Desde este angulo los fenómenos culturales se van a considerar como “formas simbólicas en contextos estructurados. Cabe mencionar que Thompson hace un especial énfasis en esta cuarta noción, debido a los contextos y procesos estructurados socialmente donde se insertan las formas simbólicas. 4.3.2 Los estudios de comunicación y los estudios sobre cultura La idea dentro de los paradigmas y enfoques que existen en el estudio de la comunicación y los medios masivos, remite a los aportes del ‘enfoque cultural’ anglosajón (también conocido como Cultural Studies o Estudios Culturales). Si bien no se pueden reducir a éste, los Estudios Culturales (EC) son el espacio privilegiado donde se discuten los estudios sobre cultura y 97 comunicación; son de hecho, los más prolíficos, como se puede ver a partir de los ochenta con el aumento en la producción académica. Los EC tienen su origen en el contexto más amplio de cambio al interior de las ciencias sociales; de estas transformaciones, los estudios de comunicación incorporan, para dar cuenta de las nuevas interrogantes del campo, dado que los paradigmas tradicionales (o dominantes) ya no tienen la capacidad de abordarlas. Esta preocupación por la dimensión cultural de la experiencia social alienta la formación de una perspectiva analítica, fundamental para la investigación que privilegia aquellos aspectos culturales (signos de reconocimiento, códigos de interacción, rituales sociales, repertorios simbólicos, y otros) vinculados a los procesos de producción, distribución y apropiación de los distintos sistemas de comunicación. Williams extrajo del pensamiento marxista diversas categorías para estudiar la relación entre la cultura y las prácticas sociales, con base en las cuales realizó una abierta crítica al determinismo tecnológico. En esta misma línea, otros investigadores señalan la existencia de múltiples influencias que enriquecen este marco conceptual. Williams55 abordó la complejidad y la problemática del estudio de la comunicación por medio de las prácticas lingüísticas de los individuos hacia las instituciones de medios, sugiriendo que su apertura invitaba al estudio de “cualquier cosa que pueda ser aprendida sobre la base de esta práctica”, desde los “procesos de lenguaje” hasta los efectos de “tecnologías particulares”. Así, la comunicación cae dentro de la cultura, porque está “concernida con la práctica y con las relaciones entre prácticas56. En este contexto, usando la perspectiva del Interaccionismo Simbólico, algunos investigadores de la Escuela de Chicago trabajaron con herramientas de la antropología para analizar problemas como los valores y las significaciones que los sujetos Mattelart, Armand y Michelle Mattelart, Historia de las teorías de la comunicación en América Latina, Barcelona, Paidós, 1997. 56 Cf. Fuentes Navarro, Raúl “Comunicación, cultura, sociedad: fundamentos conceptuales de la postdisciplinariedad” en Maldonado, Patricia, Horizontes comunicativos en México, México, AMIC, 2002, p.21 y ss. 55 98 atribuyen a su experiencia, las formas en que las culturas de los distintos grupos sociales otorgan un sentido similar a la experiencia de estar excluidos de la cultura dominante, y las definiciones propias que dan los actores sociales a su situación, esto es, a las condiciones en las que viven. La Escuela de Chicago logró rápidamente constituir grupos de trabajo centrados en diferentes campos de investigación (etnografía, media studies, teorías del lenguaje y subjetividad, literatura y sociedad) y los vincula con las cuestiones suscitadas por los nuevos movimientos sociales, especialmente el feminismo. De ahí que los primeros análisis aborden las representaciones de la mujer y la ideología de la feminidad. En términos generales, el propósito que justifica a los Estudios Culturales ha sido revocar los privilegios históricos de la cultura (entendida como “alta cultura”) y reivindicar los significados y valores activos en la mayoría subordinada (las llamadas “culturas populares”) como elementos centrales de un posible orden alternativo. El aporte en comunicación es apuntar hacia un marco de interpretación (sociocultural) que, por una parte, reintegre conceptual y metodológicamente la diversidad política, social y cultural de los agentes de la comunicación y, por otra, permita imaginar las dimensiones de la acción comunicativa en términos no sólo instrumentales, sino constitutivos, de las prácticas sociales.57 Un ejemplo de la perspectiva cultural en la comunicación es la investigación hecha por Brundson y Morley58, que consistió en el análisis de los programas de información general, de revistas políticas sobre las grandes cuestiones de sociedad y en los “asuntos actuales”; es decir, la atención de los investigadores se centró en emisiones llamadas de “comunicación política” destinadas a un público masivo. Es el inicio de la reflexión sobre los “géneros populares”. De este modo, Brundson y Morley ponen en marcha la exploración de la forma en que estos programas de entretenimiento de masas tratan las contradicciones de la vida y 57 Ibid, p. 22. No referimos a Everyday Televisión, National Wide, publicado originalmente en inglés en 1978. 58 99 de la experiencia de hombres y mujeres de amplias capas sociales. Y lo más importante, se analiza la manera en que estos medios participan en la construcción de un sentido común popular, para lo cual los autores se centran en el estudio de las representaciones de género, la clase social y los grupos étnicos. Finalmente, cabe señalar que los Estudios Culturales no se reducen a los temas de recepción y audiencia. Así lo demuestran los trabajos que Jesús Galindo y Jorge González59 han realizado sobre comunicación y cultura, especialmente en el tiempo que ambos coincidieron en la Universidad de Colima. También es importante el trabajo de Guillermo Orozco, quien ha propuesto un nuevo análisis para el estudio de la percepción y las audiencias; de la misma manera, el joven investigador sonorense Enrique Rivera ha hecho interesantes trabajos sobre deporte y comunicación, por mencionar algunos casos Los estudios sobre la cultura son, como en el caso de la política, uno de los mayores puntos de interés entre los investigadores. Muchas licenciaturas en comunicación tiene como sub-área terminal las cuestiones culturales; asimismo, existen algunos postgrados con procesos concluyentes en las cuestiones sobre cultura; pero al incluirla como parte de un programa de pre-grado o licenciatura, se intenta lograr una formación “básica” y central de la comunicación desde la cultura, es decir, hacer principalmente del “comunicador-comunicológo” alguien sensible por los temas culturales y que viva su “hacer” profesional desde este horizonte de trabajo. 4.3.3 ¿Qué hace (o puede hacer) el profesional de la comunicación y la cultura? No existen en realidad anuncios en el periódico que digan “solicito licenciado en comunicación y cultura” o licenciado en comunicación con especialidad en cultura. En este apartado Estos investigadores han trabajado el tema de cultura y comunicación desde que se integraron al Programa de estudios culturales que la Universidad de Colima incorporó en los ochenta. Dentro de las obras de Jesús Galindo se encuentran Movimiento social y cultura política (1987), de Jorge González Más (+) Cultura(S), (1994). Ambos autores elaboraron también Metodología y Cultura (1994). 59 100 queremos mencionar algo sobre la manera de entender, desde el mundo profesional, cómo se articulan la comunicación y la cultura, y sobre algunas de las actividades profesionales que pensamos puede desarrollar el egresado de una formación en comunicación y cultura. No significa que exista ya una especialidad aceptada e identificada como tal dentro del amplio espectro de actividades para el “comunicólogo” o “comunicador” (como suele llamarse al egresado o profesional de la comunicación); es algo que como todas las otras opciones que puedan reconocer en su propia historia, está en proceso, más en el caso de una licenciatura que intenta, de forma general, hacer algo al menos no tan convencional. No es común que en un libro de introducción a la comunicación se atiendan este tipo de preguntas; nos ha parecido, por el contrario, un ejercicio conceptual, más que una prospectiva laboral, el reflexionar sobre los modos en que determinadas concepciones generales de comunicación y cultura configuran un cierto perfil, que si bien el lector (presumiblemente estudiante o interesado de manera más sistemática en la comunicación) puede o no contemplar como aplicable a su interés, como debate presenta algo interesante sobre lo cual reflexionar. En principio se espera que el egresado en “comunicación y cultura” esté formado y capacitado para aplicar conocimientos a distintos niveles de abstracción en distintas áreas de la comunicación, a partir de un enfoque cultural, con el que ciertamente tendrá la potencialidad de actuar en un campo muy vasto de desarrollo profesional que abarca de los medios tradicionales a los entornos de la comunicación alternativa, popular o comunitaria; de las organizaciones civiles a las gubernamentales. Se desea que este profesional, dentro de su perfil de egreso, sea alguien comprometido con el conocimiento, de tal manera que participe en su producción y difusión en instituciones de corte social. El área posible de trabajo se extiende al campo de la promoción y gestión cultural, la difusión de ciertas prácticas como lectura, deporte, desarrollo, derechos humanos, salud, etc. El rasgo principal de este profesional es la “mediación cultural”, la cual ve a 101 la comunicación como un “punto de vista” y como un objeto o simplemente instrumento60. El profesional de la comunicación y la cultura es lo mismo un “comunicador”, con una perspectiva cultural, un interesado en la difusión de las expresiones culturales de una comunidad, que un interesado en los fenómenos socioculturales; en este sentido, debe ser competente para interpretar y explicar el significado de dichos fenómenos. Es deseable pensar que, aparte de esa dimensión analítica e interpretativa, este profesional sea un mediador y agente social (antes que un trabajador de medios) especialista en la generación de estrategias para facilitar acuerdos entre actores sociales. Dicho de otra manera: es un mediador sociocomunicativo versado en la transmisión-difusión-interpretación de sistemas de signos y señales. En De los medios a las mediaciones (1987), Martín-Barbero señala que la comunicación no será más cuestión de instrumentos, técnicas o tecnologías, para convertirse en una cuestión de mediación, procesos, situaciones de vida cotidiana, donde la noción de comunicación se traslada desde una perspectiva meramente instrumental (o medios = tecnologías de información), a otra más “cultural” o contextual, es decir, se encuentra más cerca de “vida social” o “interacción social”. Claro que esto supone un giro en muchos sentidos: acerca la comunicación a la antropología, redefine sus relaciones con la sociología y la psicología, plantea nuevos problemas que desde ahora serán también competencia de quien se interese por la comunicación. Así, un rasgo importante es la del “mediador” (no circunscrita a la imagen de Martín-Barbero en su libro, claro está), en el sentido amplio que puede tener este término: como quien puede articular distintos órganos de complejidad en la comprensión de la realidad, o bien, como el operador o traductor, a la manera de quien acerca dos mundos que se conciben como lejanos. Al considerar al profesional de la comunicación y la cultura, como un mediador sociocultural, queremos hacer énfasis en su papel de actor social y agente, antes que de un “técnico” o un 60 En el primer apartado de este cuaderno hemos abordado estas cuestiones. 102 “comunicador” (aunque nuestro perfil suponga esta última cualidad). No es alguien preocupado sólo en la transmisión de signos, sino en la manera como éstos son producidos y percibidos, es decir, en las consecuencias socioculturales que generan estos procesos. Ciertamente es alguien que puede producir mensajes, pero pocas veces le interesa únicamente la producción como un fenómeno aislado de las condiciones en las cuales circula y es apropiado. El concepto de “Comunicación y cultura”, como ya hemos dicho, lo vamos a entender muy relacionado a “interacción social”, “vida cotidiana”; y la concepción que se tenga de medios o aún, de producción de medios, se vinculará en todo momento a la idea de interacción y construcción de significados. En el subapartado 4.3.1 hemos resumido varias de las nociones del término “cultura”. La primera tarea de nuestra labor profesional es superar las visiones elitistas y restrictivas que reducirían dicho concepto al Instituto Nacional de Bellas Artes, el Ballet, el Festival Cervantino y las últimas publicaciones de Carlos Fuentes o Mario Vargas Llosa. La mirada de lo que cabe en el rango cultural se amplia y diversifica, y persisten en tensión con los dispositivos canónicos, legitimados, por lo general vinculados al poder y la difusión masiva para definir cultura. Con el desarrollo y masificación de los medios masivos, el debate sobre lo cultural tuvo que revisarse. Ya en los años treinta la Escuela sociocrítica de Frankfurt había desarrollado una actitud sumamente crítica (apocalíptica), en cuanto a las posibilidades y ventajas que podrían tener los medios en la sociedad industrializada y moderna. La discusión versaba sobre si estas instituciones podrían “elevar” o “desprestigiar” la cultura todavía en un paradigma altamente influido por la división entre “baja y alta cultura”. Eco en su Apocalípticos e integrados ante la cultura de masas, resume las tendencias filosóficas de esa visión bipolar entre ver a los medios como una catástrofe para la vida cultural (visión apocalíptica) o una oportunidad para la democratización del conocimiento y la sensibilidad. No se trata de defender los medios contra todo (visión “integrada”) o denostar absolutamente 103 de ellos (visión apocalíptica). Los medios y su uso no pueden analizarse a priori, sin considerar sus condiciones y posibilidades, los intercambios que éstos susitan y las secuelas de efectos que tienen. La idea de “cultura” no puede quedarse en el plano de “alta cultura” o de las visiones elitistas; tampoco puede quedarse en la concepción que las tecnologías han enajenado una expresión auténtica, cuya esencia sería rescatada por una actitud cultural auténtica. Hoy día vemos cómo en los medios, subsiste la doble tendencia de la cultura; como alta expresión, difusión de las artes, las humanidades, las visiones de otros pueblos, al mismo tiempo que contenidos muy poco propiciatorios de una visión digna del ser humano. Los medios no son ni “buenos” o “malos” en sí, en todo momento hay que reflexionar sobre las condiciones que hacen posibles sus contenidos, sus características específicas y, sobre todo, las posibilidades que pueden tener. Sobre la idea de “cultura” existe un entramado disperso de acercamientos, al grado que varias disciplinas la reconocen como un principio central; además, a partir de una serie de cambios en las historia del pensamiento contemporáneo y las humanidades, de las ciencias sociales y la comunicación, la cultura, la antropología cultural, la sociología cultural, las diversas “ciencias de la cultura” han devenido en centrales como marcos explicativos que motivan un nuevo encuadre de los fenómenos sociales restringidos por décadas a sus dimensiones políticas o económicas. En el caso de la comunicación, ésta ha sido beneficiaria del encuentro con las ciencias de la cultura, al punto que no es posible concebir hoy día su constitución de campo académico sin lo que fue, a partir de la década de los ochenta, el encuentro del saber comunicacional y algunas vertientes de la sociología cultural en América Latina. Esto vino a imprimir un sesgo y perfil “cultural” al profesional de la comunicación, primero como investigador o académico que concibe ésta desde la cultura (o a la inversa), luego como mediador de los procesos socio-comunicacionales y, finalmente, como interventor, promotor, gestor de procesos culturales. Sin embargo, cabe mencionar que este perfil dista de ser dominante. Ni los profesionales de la comunicación son gestores 104 culturales; ni los promotores culturales estudian comunicación para hacer más efectivos sus estrategias y poder analizar mejor sus procesos. El profesional en comunicación y cultura, debe dar cuenta de cómo se entrecruzan estos espacios conceptuales, ser aptos conceptualmente como requisito previo para mostrar las migraciones de los términos, sus atisbos y recovecos, sus mezclas y complejidades en algo que debe ofrecer un área más a la comunicación y ayudar a la gestión cultural con nuevas herramientas e instrumentos. Mencionamos ahora, a manera de ejemplo, algunas actividades del profesional de la comunicación y la cultura, que no es otra cosa más que ponderar la dimensión sociocultural en la actividad comunicativa, o ver la cultura (en su sentido más amplio) como un fenómeno de comunicación; de hecho, es ésta la acepción que en los primeros trabajos sobre semiótica (disciplina del estudio de los signos en el seno de la vida social) aborda Eco61 quien explica que toda cultura se ha de estudiar como un fenómeno de comunicación, por ende todos los aspectos de una cultura pueden ser estudiados como contenidos de la comunicación. Estas actividades forman parte de una hipótesis que esperamos ayude a profundizar, en los modos de intersección entre lo cultural y lo comunicativo, mediante el estudio de las prácticas y actividades sociales. (a) La gestión, promoción y difusión cultural El término “Gestionar”, de acuerdo con el diccionario, es “hacer diligencias conducentes al logro de un negocio o de un deseo cualquiera”, por lo que se vincula con la administración de algo. El mismo diccionario define al “gestor administrativo” como la “persona que se dedica profesionalmente a promover y activar en las oficinas públicas asuntos particulares o de sociedades”. Se caracteriza por ser un intermediario, es decir, alguien que facilita la realización de los intereses de otros, o bien, un agente social que se encuentra en el espacio intermedio de dos o más Eco, Umberto, La estructura ausente. Introducción a la semiótica, Barcelona, Lumen, 1983, 2º ed. p.13. 61 105 grupos. Un gestor puede ser alguien que ejecuta lo que otros deciden; pero también, el director de un grupo u organización que analiza y evalúa entorno, formaliza escenario, define estrategias, propone objetivos e indicadores, diseña y ejecuta planes de acción, toma decisiones, administra recursos, etcetera. Es un profesional que lleva a cabo la planificación, ejecución, verificación y acción. La gestión es una actividad que conlleva la organización (gestión) de recursos, personas, tiempos, espacios, y medios para realizar proyectos. El “gestor cultural” es la persona que impulsa los procesos culturales al interior de las comunidades y organizaciones institucionales; en principio, usa la participación, técnicas para crear acuerdos, descentralización, administración y nociones sobre proyectos de comunicación organizacional. La gestión tiene una finalidad concreta; coordinar (facilitar que dos o más personas se pongan de acuerdo para alcanzar un fin), pero también organizar aspectos diversos de la realidad: recursos, materiales, personal, muebles o inmuebles. Con base en los conceptos de “cultura” y “gestionar”, Bernárdez62 propone una primera definición instrumental de gestion: entendido como la administración de los recursos de una organización cultural con el objetivo de ofrecer un producto o servicio que llegue al mayor número de público, procurándole la máxima satisfacción. Al desglosar este concepto, el autor encuentra tres componentes claves: la administración, que supone dirigir la economía de una persona o entidad cualquiera; los recursos, que pueden ser de muy diverso tipo (financieros, tecnológicas, comerciales, materiales y, sobre todo, humanos), y las organizaciones culturales, cuya finalidad concreta se dirige a los bienes relacionados con la cultura de una comunidad (por ejemplo, libros, exposiciones, tradiciones, espacios naturales, monumentos, canciónes etc.), a la coordinación, organización o gestión de servicios culturales, como una visita guiada a un museo, una exposición, un festival, la puesta en marcha de un proyecto emprendido por algún sector de una comunidad, una Bernárdez López, Jorge (2003) “La profesión de la gestión cultural: definiciones y retos” en Portal Iberoamericana de Gestión Cultural. [Artículo en línea abril 2005]. Disponible en www. gestioncultural.org 62 106 muestra de cine, etc. El espacio de desarrollo del gestor cultural sería dentro de estas organizaciones, las cuales se clasifican en privadas, debido a que buscan la rentabilización de sus servicios, públicas, cuya finalidad es garantizar la calidad y accesibilidad de lo que se ofrece, y mixtas, que si bien son públicas, no se cierran a la inversión o participación de presupuesto particular. Desde esta perspectiva, dichas organizaciones buscan públicos a los cuales hacer llegar sus servicios, por lo tanto, necesitan de recursos de comunicación para difundir, persuadir, informar o explicar lo que realizan, y hacer ver su importancia. En la visión administrativa de la gestión, se trata maximizar los recursos, sacarles el mayor provecho, y lograr que todos los participantes en el proyecto (comunidad, artistas, mediadores, gobiernos, institucionales sociales, etc.) se sientan satisfechos. En España las asociaciones de gestores culturales que han ido surgiendo en las últimas dos décadas, tienen la triple finalidad de: (a) reivindicar el reconocimiento de una profesión ante las administraciones públicas en particular, y de la sociedad en general; (b) potenciar el intercambio de información, experiencia y conocimiento mutuos, y (c) velar por la calidad e idoneidad de la formación y el reciclaje profesional. La gestión como labor profesional en México y Latinoamérica no aparece de manera formal antes de los años ochenta; se trata de una actividad reciente constituida con los cambios en la noción de “cultura”, la exposición del campo académico de la comunicación y el desarrollo de las tecnologías de ésta. También, en el caso sobre todo de algunos países en América Latina, con el arribo como democracias formales este tema aparece como pertinente. En el plan de estudios de la licenciatura en Comunicación y Cultura de la UACM se considera a la gestión cultural como un campo muy vasto que supera por mucho la difusión de la cultura, puesto que requiere de un nivel de comprensión de los procesos y tendencias que se desarrollan en el mundo de la cultura y el arte, y de los nuevos enfoques de los estudios culturales en el 107 ámbito internacional. Los efectos de la globalización y las concentraciones urbanas (por ejemplo, las migraciones) provocan un fraccionamiento de nuestra sociedad que tiene repercusiones en la cultura. Estos conocimientos han de encontrar un equilibrio entre las realidades de los contextos próximos (local, regional, nacional, etc.), con una visión amplia de los procesos mundializados que influyen directa o indirectamente en los diversos ámbitos de la gestión cultural. De las principales tareas a realizar se encuentra la presentación de propuestas en diferentes niveles de la realidad social y política. Para ellos es necesario disponer de una competencia de negociación entre agentes de distintas iniciativas y la posibilidad de mediación en procesos de confluencia y cogestión. Actualmente, la gestión de proyectos culturales reclama trabajar en sistemas complejos de toma de decisiones y aplicación de modelos jurídicos muy variados, y en sistemas mixtos de cooperación entre el sector público, privado y tercer sistema, como en la gestión de la participación de los órganos comunitarios. En este marco las funciones directivas y de liderazgo presentan nuevas complejidades en la eficacia de la gestión y la capacidad de animar procesos grupales muy variados. Este tipo de gestión cultural se puede aplicar al patrimonio cultural mediante la administración de recursos (patrimoniales, humanos) ordenada a la consecuencia de objetivos sociales que afecten a éste. El profesional en esta área utiliza las técnicas y métodos para promover usos y orientaciones en la apropiación del patrimonio cultural como factor de integración o difusión de los valores de una comunidad. Además, diseña la imagen de un espacio de valor para la comunidad, ayuda a establecer vínculos entre los actores sociales para el cuidado, conservación y promoción de dicho espacio, construye escenarios educativos y sociales para potenciar usos del espacio, y coordina la creación de materiales, entre otras actividades. La gestión como una dimensión comunicativa de la cultura se refiere a los modos y formas de difusión de ésta. Lleva un fuerte sesgo, como hemos visto, administrativo y “gerencial”, en el sentido de emprender y organizar. Si bien en algunos paí108 ses como España o E.U. es abundante la difusión de proyectos culturales en su inserción real dentro del mercado, en el perfil de la UACM queremos subrayar su sentido y dimensión social y antropológica. La cultura no es propiedad de productos de “alta cultura” ni está institucionalizada, sino que responde a una noción amplia y al esfuerzo que una persona o colectivo puede emprender para difundir, recibir, y articular su acción a la de otros grupos; todo ello con un sentido estratégico que le permita maximizar recursos. La “gestión cultural”, como la hemos entendido, tiene sentido siempre y cuando no se reduzca a la comercialización de los productos culturales; en ella los actores del proceso de producción-distribución-consumo se involucran más allá de la necesidad funcional. Aunque de carácter administrativo, esta gestión, es una especie de tecnología que nos permite de manera más efectiva, coordinar recursos, fortalecer los insumos de las organizaciones locales de modo que potencia su capacidad para lograr efectos múltiples. Esta noción de “gestión” se vincula a modelos de investigación-acción. Se busca en el fondo, tras el revestimiento administrativo-instrumental, promover las prácticas populares y las expresiones de los grupos sociales, fomentar la diversidad e impulsar la creación de nuevas formas de convivencia en un mundo más diverso. No existe una acción cultural que parezca promotora en el sentido que la definimos, sino una concepción educativa, un modelo pedagógico, dialógico y participativo, integral e incluyente, diverso y múltiple. Nuestro sentido de la “efectividad organizativa” no se centra en la potenciación material de los recursos; antes bien lo que cuenta es el fortalecimiento de las relaciones entre las organizaciones culturales y los grupos, aun entre aquellos que, sin saberlo, tienen en su interior un cúmulo de potencialidades y recursos para la expresión y la articulación. Muy cercano a la gestión cultural encontramos al promotor de la cultura, quien se encarga de la animación cultural (pública o privada) y la asesoría independiente a través de su propia organización. El promotor puede trabajar en instituciones culturales, 109 sociales y educativas, e incluso en instituciones que, sin tener la “vocación” cultural, han iniciado acciones de vinculación. Diversas áreas como el turismo, la ecología, el desarrollo territorial y la cooperación internacional pueden serle útiles. Los ámbitos de trabajo en los que puede participar incluyen el sector patrimonial (museos, archivos, bibliotecas, hemerotecas, filmotecas), de las artes escénicas (teatro, circos, foros, etc.), de las artes plásticas (galerías, museos, crítica), musical y fonográfico (auditorios, festivales, industrias, salas especializadas), y de la literatura y la edición (festivales, ferias, editoriales, difusión y venta). Asimismo, se desplaza en el sector administrativo, de comercialización y gestión de ingresos de instituciones culturales, públicas privadas o independientes; en las áreas de producción y logística para la realización de eventos y programas culturales de instituciones públicas, privadas o independientes, y en las áreas de imagen, comunicación y mercadotecnia. Dentro de las características que suelen requerirse en el perfil del promotor destacan la capacidad de análisis conceptual y operativo de la práctica cultural en distintos niveles y ámbitos de incidencias, desde la gestión comunitaria, pública y privada; y la capacidad de diseño, planificación y ejecución de políticas y proyectos culturales. También son necesarias habilidades en el manejo metodológico de la macro y micro planeación de la cultura, para la gestión de programas y proyectos culturales, ante las instancias comunitarias, públicas o privadas, y para la procuración de fondos y presupuestos requeridos en tales programas. Este profesional tiene que desarrollar actitudes de flexibilidad, apertura y tolerancia, con el fin de evitar los estereotipos de raza, religión o valores que limiten la práctica cultural; de creatividad y capacidad de propuesta para el análisis de los problemas y acciones desde distintas perspectivas, que permitan la formación de una capacidad de crítica, a la par de la capacidad de propuesta. Debe poder evaluar y retroalimentar para ponderar el desarrollo e impacto de los programas y proyectos en los procesos comunitarios. La difusión y promoción de la cultura es un campo múltiple 110 de variadas relaciones que incluye diferentes prácticas sociales. Es una actividad, como tantas otras de la comunicación, que no está profesionalizada; y si bien comienzan a aparecer diplomados, especializaciones y maestrías especializadas en el tema, éste dista de un buen desarrollo en nuestro país, tan proclive a políticas culturales erradas. (b) Comunicación Intercultural (CI) La comunicación intercultural (CI) es el grado de comunidad de vida compartido por agentes de comunidades distintas, pero que, por una u otra razón, se comunican en un momento dado. Los estudios en CI se han vuelto un área de interés dentro de la comunicación y en un campo de trabajo y estudio definido por los intereses de quienes quieren comunicarse eficazmente en ambientes multiculturales o multiétnicos, pero también de aquellos por favorecer instrumentar de comprensión mutua entre los distintos universos de sentido que supone cada cultura. Es importante ver en este caso a la cultura como una malla de significados que dan sentido a la vida cotidiana en forma de “programas”, pautas interpretativas que en la práctica se convierten en sistemas de valores y normas que rigen la acción social. La CI se lleva a cabo donde hay contacto entre dos o más de esas mayas de significados y sentidos; dicho encuentro siempre se realiza entre dos o más planos, aun cuando éstos pueden ser en exceso conflictivos (piénsese en el conflicto árabe-israelí) u otros no exentos de dificultades y tensiones, como son casi todas las migraciones (por citar dos casos: de árabes a Europa, de mexicanos a Estados Unidos); o bien, también pueden existir mediadores interculturales en el ámbito de los negocios, o instancias que hoy día se mueven a nivel global y necesitan intérpretes no solo lingüísticos, sino culturales, para generar estrategias efectivas de intercambio y permitan clarificar lo que ciertas acciones y signos significan a un cierto grupo en determinadas situaciones. La CI se ha convertido en una actividad estratégica y rele111 vante en áreas de conflicto interculturales, en el desarrollo de la educación, en desarrollo humano, en la expansión de mercados, en el uso de medios de información, donde la diferencia significativa de interpretación está en juego y es necesario un grado razonable de comprensión entre culturas distintas. Al hablar de CI, se presupone que la dimensión cultural es fundamental en la nueva convivencia y las relaciones sociales; si para la definición de conflictos sociales o mercados, eran importantes las categorías de “edad” y “sexo”, hoy día son las variables socioculturales y los temas como “consumo cultural”, “migración”, “globalización cultural” los que apuntalan el debate y orientan las preocupaciones. Si bien la CI supone una fuerte reflexión sobre la diferencia, el otro, las distinciones con la propia mirada, no puede ser una reflexión integral sin acompañarse de una consideración de la mismidad y la propia cultura; el reto es poseer una mirada intersubjetiva en la que, más que una dudosa síntesis, se habla de los modos como los espacios culturales dialogan y se afectan mutuamente. Un efectivo mediador intercultural es quien ha desarrollado instrumentos para conocer y evaluar su propia cultural, lo que lleva a una actitud de relativización con respecto a sus propios valores; asimismo, es aquel que sabe eliminar, en parte o en todo, la incertidumbre natural cuando su cultura está siendo sometida a presiones externas de cambio, o la excesiva certidumbre de saber cómo debe actuarse o comportarse, con el natural rechazo a las diferencias que se observan en otras culturas. Como explica Rodrigo Alsina63: uno debe iniciar una proceso de “toma de conciencia de la propia cultura”, es decir, observar y estar atento al por qué hacemos lo que hacemos, para así comenzar a tomar conciencia de que nuestras formas de vida, por conocidas que nos parezcan, son sólo nuestras, y más que a menudo vividas de otra manera y con otros significados para la gente de otros lugares, incluso cercanos. En otras palabras, debemos asumir nuestro propio etnocentrismo (la centralidad de nuestra cultura) para asumir que la acción del otro es tan normal –por raro Rodrigo Alsina, Miguel, 2004, “La comunicación intercultural”. [en línea]. Disponible en <http://www.blues.uab.es/incom/2004/cas/rodcas.html> 63 112 que nos parezca– como cualquier cosa habitual para nosotros. Así, la búsqueda de una comunicación intercultural eficiente nos permite aceptar los principios de la relatividad cultural, es decir analizar de que cada cultura es tan válida como las otras. Para Luisa Martín Rojo64, la CI se puede ver desde una serie de aspectos generales, el primero de los cuales es la dimensión “comunicativa”, o más precisamente, lingüística (siempre que este último término se entienda en sentido amplio); la práctica lingüística se regula socialmente. Cada comunidad no sólo confiere significados a los signos, sino que regula sus modos de uso, las situaciones donde son pertinentes, el establecimiento de normas acerca de cómo hablar, cuándo hablar, quién puede hablar, de qué y con quién (piénsense, por ejemplo, en cómo podrían realizarse, sin intercambio comunicativo, prácticas sociales como administrar justicia, enseñar, legislar, o practicar la medicina). Esta dimensión implica todo el universo del discurso, la manera en que se hacen cosas con el lenguaje y éste vive en una comunidad. Una segunda dimensión es la psicosocial. Cuando nos comunicamos no sólo intercambiamos información, sino que también negociamos nuestras relaciones con los otros, construimos la propia identidad y la de los otros, transmitimos una imagen propia y percibimos la de nuestros interlocutores. Es difícil, por tanto, comprender lo que sucede en los procesos comunicativos sin considerar estos aspectos psicosociales. Algunos rasgos son los estereotipos de una cultura sobre otra, las imágenes generalizadas y, sobre todo, el efecto que ésta tienen en la conducta de los interlocutores. Los ejemplos de todos estos casos son infinitos: la interpretación del volumen y el tono de voz usual en la península no sería tan rápidamente interpretado por los hablantes latinoamericanos que viven en España –dice Martín Rojo– como un modo de imposición y dominación, de no ser por la imagen que del español ha emanado de un pasado de colonización y explotación. La dimensión psicosocial nos conduce inevitablemente a otra “Las dimensiones de la comunicación intercultural”. [en Línea] noviembre 2005. Disponible en <http://www.cesdonbosco.com/revista/revistas/revista%20ed%20futuro/Ef8/exp_dimensiones.htm >. 64 113 de tipo meramente social, tercera considerada por Rojo, y que se refiere a la asimetría social, especialmente en cuanto a las diferencias de estatus y poder entre los interlocutores, las cuales ocasionan que los distintos modos de comunicarse se conviertan en mecanismos de diferenciación y exclusión social, dado que ciertos hablantes están legitimados para imponer sus formas sobre otras. Más allá de que los hablantes mantengan estereotipos y usen la comunicación para afiliarse o separarse, lo relevante, en este contexto, es que esas diferencias sirven para legitimar el poder de ciertos grupos de hablantes y la exclusión social de otros. Los aspectos señalados sobre la CI permiten apreciar lo funcional y pertinente de un profesional que identifique este tipo de problemáticas, sobre todo en entornos multiculturales; aporte algo sobre lo usos del lenguaje, y medie una interacción en la que los actores satisfagan sus necesidades. Este profesional evita simplificaciones que sólo reparan en las asimetrías sociales o en las diferencias culturales. Un marco complejo como éste puede contribuir a evitar, en situaciones concretas, las diferencias en la manera de conversar o que en los usos lingüísticos se incrementen las distancias sociales y se justifiquen los procesos de exclusión social. Dentro de los modos para intervenir favorablemente se encuentra la educación en muchos niveles, la cual –señala Martín Rojo– puede desempeñar en este ámbito un papel relevante. La intervención en la educación puede crear un espacio en el que los hablantes sean conscientes de las diferencias y que éstas resultan enriquecedoras, por lo que desarrollan así una competencia comunicativa intercultural. Por ello, hoy en día se observa una tendencia general a aplicar una perspectiva comunicativa, atenta a las diferencias culturales, en la educación, con lo cual ésta también sensibiliza y prepara a los futuros profesionales para ejercer en un contexto social que ya no está presidido por la homogeneidad. 114 Coordinación técnica: Aarón Ernesto Aguilar Almanza Mtro. Héctor Castañeda Ibarra Sergio Javier Cortés Becerril Raúl Israel Lara Gutiérrez Mónica Nelly Terán Méndez Notas Introductorias al Estudio de La Comunicación, se terminó de imprimir en el mes de septiembre de 2009, en el taller de impresión de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, con un tiraje de 300 ejemplares.