...Y DALE! Estas cosas, parecían ya, vacías de poleajes lúdicos producidos por la refracción de escaramuzas invertidas sobre la simple y llana distorsión guiada de los chichés hedonitas de batallas arrecifezadas de ensoñaciones caprichosas de temporada. Aquí invento yo, y si invento en Plea-Narcisa, la avataría resultante es tan excelsa que transijo incluso con las taras, o peor todavía, las aurifico envalentonado en la inercia barata del priapismo. Parecían, a pares, desaparecían, arreciaban en oleadas más o menos regulares pero siempre con la característica de no haber existido jamás; siendo, en cada caso, un simple espejismo producido por la mala gestión del azar al programar las herramientas de perpetuación de la especie. Si bien podemos indultar a ciertos fármacos por los efectos secundarios que trasladan al individuo, lo hacemos debido a que en una parte considerable de los casos, nos beneficiamos, más allá de la compensación , de sus efectos primeros o deseados. Diametralmente opuesto, es sin embargo, el proceder del alienador mecanismo encargado de continuar la estirpe, pues nos sacude de antemano con los contratiempos del asunto sin tan siquiera asegurarnos los beneficios y placeres para los que en este sentido fueron dispuestos.(en otra ocasión profundizaré en este último aspecto, queridos teólogos) Estas cosas parecían ya vacías de visitas por la espalda, que encontrando el momento preciso; ya por fronterizar con el ocaso del especimen en cuanto al explendor de sus atributos, ya por el declive de su autonomía y lucidez, exhaustos ya por la degenerativa pérdida de los mismos; inoculan un germen polizón que nos pervierte con tal vehemencia, que nos hace desear, sin apenas ambajes, aquello que dábamos por resuelto; por una página ya pasada de nuestro propio devenir en el aprendizaje elemental de nuestra concienzuda animalía y que, obviamente, carecía ya de sentido. Y no me refiero a éste como el elaborado por los ramajes de la razón o la lógica, sino al que parte de su significado más embrionario. El de sensación! No hemos de caer, por tanto, una vez llevado el barco a este puerto, en la negligencia del resentimiento, el rencor o el simple pasmo ante la posibilidad de que pújil de tan escasas facultades vuelva a cruzarse en nuestros caminos en situaciones futuras. Coincidan éstas con el rango de entereza propia que coincidan: En la vigilia o el sueño; faltos de salud o embelesados en un vigor desmedido. Un vigor que en ocasiones, nos produce una cierta especie de amnesia en la que no acertamos a ordenar adecuadamente la intensidad de nuestras debilidades, una vez extinto éste o cuando menos, debilitado. Continuará... Septiembre-2015