Arquitectura y Urbanismo
ISSN: 0258-591X
revista_au@arquitectura.cujae.edu.cu
Instituto Superior Politécnico José
Antonio Echeverría
Cuba
González, Dania
ARQUITECTURA CULTA VS. ARQUITECTURA POPULAR EN LA VIVIENDA
Arquitectura y Urbanismo, vol. XXVII, núm. 2-3, 2006, pp. 57-62
Instituto Superior Politécnico José Antonio Echeverría
Ciudad de La Habana, Cuba
Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=376839850008
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Arquitectura y Urbanismo, Vol. XXVII, No. 2-3/2006
CON CRITERIO
ARQUITECTURA CULTA VS. ARQUITECTURA
POPULAR EN LA VIVIENDA
VIVIENDA
Dania González
Arquitectura vernácula. Casa de Bambú, Simón Vélez, Colombia.
A partir de la clasificación de la arquitectura en culta y
popular, se presenta un análisis de la situación
internacional que condiciona la pérdida actual del interés
de la arquitectura culta por el tema de la vivienda, y el
predominio en la ciudad informal de una arquitectura
popular desvalorizada y degradada, que es expresión de
la urbanización de la pobreza o del empobrecimiento de lo
urbano. Partiendo de ese mismo enfoque se valora la
evolución de la vivienda social masiva en Cuba como
expresión de la arquitectura culta y las manifestaciones de
la vivienda construida por esfuerzo propio a partir de
1959, dejando abiertas algunas interrogantes hacia el
futuro.
Palabras clave: arquitectura culta; arquitectura popular;
vivienda.
Departing from classifying Architecture as Cult or Popular,
the article presents an analysis of the international
situation, which has conditioned the current lost of the
interest of Cult Architecture in housing, and the
predominance in the informal city of a Popular
Architecture, devaluated and degraded, as an expression
of the urbanisation of poverty or the impoverishment of
urbanism. From this approach, the evolution of social
housing in Cuba is valuated, as an expression of the Cult
Architecture, and the manifestations of self help housing
build from 1959, proposing some questions towards the
future.
Key words: cult architecture, popular architecture,
housing
DANIA GONZÁLEZ COURET. Arquiteccta. Doctora en Ciencias Técnicas. Profesora Titular. Vicedecana de Investigaciones de
la Facultad de Arquitectura del Instituto Superior Politécnico José Antonio Echeverría, CUJAE, Ciudad de La Habana, Cuba.
E-mail: dania@arquitectura.cujae.edu.cu
Recibido: septiembre 2006.
Aceptado: octubre 2006.
CON CRITERIO/VIVIENDA
ARQUITECTURA CULTA VS. ARQUITECTURA POPULAR
Como en otras expresiones de la cultura, se puede hablar
de arquitectura culta y popular, a pesar de que algunos
especialistas no estén siempre de acuerdo con esa
clasificación.1
La arquitectura culta, hecha por profesionales está
permeada por las influencias de la cultura universal que
llega a los arquitectos a través de su formación académica
y asume rasgos comunes en cada época, con
independencia del lugar donde se ubique.
En los últimos tiempos se habla mucho del proceso de
globalización, pero realmente, ha habido otros procesos
globalizadores anteriores, aunque tal vez no a escala
planetaria, ni tan dinámicos como el presente. Esto se refleja
en la influencia que ha tenido en todo el mundo occidental
la cultura del llamado período clásico, que se extendió con
el Imperio Romano a una buena parte de Europa y el norte
de África, o la extensión del Gótico (con independencia de
sus particularidades) a través del dominio de la iglesia
católica en toda la Europa medieval. Así mismo se
generalizó en todo el viejo continente la copia de los modelos
clásicos en el renacimiento, transformados en el barroco,
retomados en el neoclasicismo y mezclados en el
eclecticismo, influencias que llegaron, aunque tardíamente,
al nuevo continente.
De la misma forma, el Movimiento Moderno surgido a
principios del siglo XX, en el centro de Europa y que tuvo
entre uno de sus fines dar respuesta a la vivienda social
masiva, se extrapoló a todo el planeta a contrapelo de
costumbres, tradiciones, idiosincrasias, climas, e incluso,
niveles de desarrollo para acometer el proceso de
industrialización de la construcción sobre el cual se
sustentaba teóricamente esta forma de hacer arquitectura.
Todos estos procesos globalizadores se corresponden con
la arquitectura culta que es la que generalmente se estudia
en las universidades y se recrea en los libros de
arquitectura.
La arquitectura popular, por el contrario, se basa en la
experiencia práctica aprendida por transmisión oral y está
mucho menos contaminada con otras influencias y por
tanto, más subordinada a las condiciones locales:
costumbres, clima, contexto, materiales y tecnologías.
Generalmente es menos estudiada2 o a veces, recreada
superficialmente3 en sus manifestaciones externas,
asociadas a un turismo consumista y a una interpretación
simplista.
La arquitectura popular o vernácula, no puede ser vista
como algo congelado en el tiempo, que pertenece al
pasado, ni debe ser copiada y reproducida mecánicamente
en el presente. Es, por el contrario, algo vivo, que va
evolucionando con su tiempo, en función del desarrollo
sociocultural e incluso, científico–técnico, y debe ser
estudiada para aprender sus esencias que condensan la
sabiduría popular y así, poder reinterpretarlas y adecuarlas
al presente.
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La arquitectura culta del Movimiento Moderno en la vivienda social masiva.
Suecia, años setenta.
LA VIVIENDA SOCIAL MASIVA EN LA ARQUITECTURA CULTA
DEL MOVIMIENTO MODERNO
La preocupación por la solución del problema de la vivienda
masiva para una clase social mayoritaria que no podía acceder
por sus medios a una vivienda digna surgió por primera vez en
la Europa del siglo XIX ante el peligro que constituía la nueva
clase obrera urbana,4 que habiendo emigrado del campo en
busca de trabajo, se asentaba en pésimas condiciones de
habitabilidad alrededor de las industrias.5
Se desarrolló así, el Movimiento Higienista, y con él, las
primeras comunidades obreras europeas que constituyeron un
antecedente directo de lo que sería en el siglo XX el Movimiento
Moderno, donde los edificios debían ser estrechos y separados
entre sí a una distancia suficiente para garantizar el acceso al
sol por su efecto higienizante y térmico tan necesario en los
países fríos del norte de Europa (Butti y Perling, 1985). Para
ello también, los edificios deberían orientarse de manera que
se garantizara su máxima exposición solar (al sur en el
hemisferio Norte), principio que había sido descubierto por los
griegos muchos siglos atrás. Por otra parte, para garantizar
su producción en gran escala, las viviendas y los edificios
debían ser industrializados, y por tanto, serializados y
tipificados, como cualquier objeto industrial.
Cuando este modelo se extendió a todo el planeta, despojado
de su esencia original, otras explicaciones surgieron para justificar
la forma de los edificios, su repetición y su ubicación. Fue por
eso que en el trópico húmedo la ventilación se usó como pretexto
de la orientación y separación de los edificios,6 error que,
lamentablemente, aún se arrastra hoy, incluso, en algunos
sectores profesionales.
Sin embargo, este modelo que condicionó la arquitectura
culta de la vivienda a escala internacional durante la primera
mitad del siglo XX fracasó, tanto en el mundo desarrollado
como en los países en desarrollo, aunque por razones de
diversa índole.
En los países desarrollados, estos conjuntos fueron
rechazados y abandonados por la población, como
consecuencia de su monotonía y falta de identidad, siendo
ocupados entonces, por los sectores más pobres de la
población, fundamentalmente, las minorías raciales y étnicas
D. GONZÁLEZ
(los inmigrantes). Así, se incrementaron en ellos la
marginalidad y los conflictos sociales que algunos llegaron
a considerar como consustanciales al modelo.7
En los países en desarrollo por el contrario, el alto costo
de estas viviendas las hizo inaccesibles para los sectores
más pobres de la sociedad, como consecuencia de lo cual,
el déficit se fue acumulando y trajo como consecuencia
fenómenos desconocidos hasta entonces para el mundo
desarrollado como las invasiones de tierra y los
asentamientos informales, que son hoy la expresión del
hábitat popular mayoritario en los países del Tercer Mundo.
Desde un enfoque sustentable, la vivienda social masiva
del Movimiento Moderno responde al modelo de desarrollo
productivista, que tuvo como paradigma a la máquina8 y como
categorías básicas, algunas como cantidad, repetitividad y
serialización. Sin embargo, la industria de la construcción
jamás alcanzó el desarrollo previsto y por el contrario, más
industrialización significó más monotonía. Por otra parte, la
vivienda es un bien inmueble, que a diferencia de los objetos
industrializados, debe fijarse al lugar donde se inserta, del
cual pasa a formar parte durante un largo tiempo y con el
cual establece relaciones de intercambio de recursos, energía
y desechos, como sucede entre los organismos vivos y su
medio. Por tanto, la mejor vivienda, la más económica,
apropiada y sustentable ha de responder siempre a un
proyecto específico.
Arquitectura culta sometida a procesos globalizadores. Museo Viejo,
Arq. Schinkel, Berlín. Siglo XVIII.
Fracaso del Modelo Moderno. La arquitectura culta abandona la vivienda.
Informalidad urbana, Bogotá, Colombia.
LA ARQUITECTURA CULTA ABANDONA LA VIVIENDA
Ante esta situación, se han estado ensayando durante la
segunda mitad del siglo XX nuevas vías de solución al
problema de la vivienda, que tienen igualmente,
manifestaciones diferentes en los países desarrollados con
respecto a los países en desarrollo o en los sectores altos
en relación con la población de menos recursos.
El diseño participativo ha sido una forma de contrarrestar
la monotonía y la falta de identidad en el primer mundo,
mientras que la autoconstrucción ha permitido reducir los
costos mediante el aporte de mano de obra, para los sectores
pobres de los países en desarrollo. La participación en la
gestión, por su parte, además de las ventajas en relación
con la democracia y la descentralización, ha apoyado las
corrientes neoliberales que propugnan el cambio de rol del
gobierno como facilitador en los programas de vivienda.
La vivienda progresiva, que también asume manifestaciones
diferentes para el mundo desarrollado y para los países en
desarrollo, favorece en el primer caso, la participación y en el
segundo, la reducción de los costos iniciales de construcción
y con ello, la accesibilidad de los sectores más pobres.
Las llamadas tecnologías alternativas significan para el
primer mundo una vivienda más saludable y menos
contaminante, mientras que favorecen la autoconstrucción
y la reducción de los costos en el Tercer Mundo.
En cuanto a la ciudad, el fracaso de los conjuntos de nuevo
desarrollo al estilo de la urbanización abierta del Movimiento
Moderno estimula la recuperación del centro por parte de las
clases dominantes mediante acciones inmobiliarias que tras
la búsqueda de recuperar los espacios públicos tradicionales
ocultan la intención de obtener plusvalía del suelo urbano. Así,
los sectores más pobres que habían ido ocupando el centro
de la ciudad en proceso de deterioro, hacinamiento y
tugurización, son desplazados hacia la periferia informal y
descualificada que hace crecer extensivamente la mancha
urbana, mientras que el centro se gentrifica.
Como resultado se tiene una nueva ciudad, o más bien,
anticiudad no planificada y espontánea, que va creciendo
a partir de una vivienda popular que no encierra la sabiduría
ni el encanto de la tradicional arquitectura vernácula, sino
que está condicionada por la pobreza, que se va conformando
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Algunos especialistas consideran que más allá de las clasificaciones de culta o
popular, las manifestaciones culturales o artísticas se distinguen por su calidad
(buena, regular o mala), lo cual sucede por ejemplo, en el campo de la música.
Solo unos pocos libros como el ya hoy clásico Arquitectura sin arquitectos se
han dedicado a divulgar los méritos de este tipo de arquitectura.
El folklorismo tiende a reproducir las manifestaciones externas de la
arquitectura popular tradicional y el movimiento de rescate de la arquitectura
vernácula no siempre va a sus esencias.
Recordar que la teoría del comunismo científico, desarrollada por Marx y
Engels, señalaba a la clase obrera como agente de cambio y germen de una
nueva formación económico social.
Las pésimas condiciones de vida de la clase obrera urbana en la Europa del
siglo XIX son brillantemente descritas por Emilio Zola en Germinal.
Esto se refleja en todos los manuales de diseño bioclimático desarrollados
entre los años 50 y 70.
Recordar que los posmodernistas declararon la muerte del Movimiento
Moderno, cuando en 1973 dinamitaron el conjunto de Sant Louis proyectado
por Yamasaki.
Recordar la frase de Le Corbusier “La casa es una máquina de habitar”.
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progresivamente, muchas veces, sin participación de los
técnicos y profesionales, y teniendo como únicos servicios
el comercio informal.
La vivienda, al menos la de la mayoría de la población
que es la que hace ciudad, ha dejado de ser un asunto
profesional. La arquitectura culta ya no se ocupa más de la
vivienda y en su defecto, predomina una arquitectura popular
desvalorizada y degradada que es expresión del fenómeno
de la urbanización de la pobreza... o tal vez, también, del
empobrecimiento de lo urbano.
LA ARQUITECTURA CULTA DE
EN CUBA
LA VIVIENDA SOCIAL
El desarrollo de la vivienda social en Cuba, de acuerdo
con el modelo del Movimiento Moderno, prácticamente
comienza a partir del triunfo de la Revolución en 1959. Casos
como el Barrio Obrero de Luyanó (1944-1948), constituyen
ejemplos excepcionales.
La Unidad Vecinal Camilo Cienfuegos en La Habana del
Este es aun hoy un ejemplo paradigmático de la vivienda
social de la Revolución, desarrollado a partir del modelo de
urbanización abierta, pero con ciertos ingredientes que
constituyen la clave del éxito, como la calidad y variedad de
los diseños de los edificios que combinan diferentes alturas;
el diseño y ejecución de los espacios exteriores que
delimitan el jardín y patio de cada vivienda en planta baja e
integran la vegetación y el equipamiento urbano, y la calidad
de ejecución y terminación.
Otros conjuntos desarrollados por el Instituto Nacional
de Ahorro y Vivienda (INAV) en los años sesentas9 se
ubicaron en espacios urbanizados que permanecían vacíos
dentro de la trama urbana. La escala de estos conjuntos
era reducida, se proyectaban y ejecutaban los espacios
exteriores con su equipamiento y vegetación, y los edificios,
a pesar de ser repetitivos y presentar ciertos errores,10 se
caracterizaban por una buena calidad de diseño y ejecución,
lo cual ha motivado que aún hoy, con escaso mantenimiento
durante cuatro décadas, presenten un aceptable estado de
conservación.
Además de las realizaciones prácticas, las búsquedas
teóricas de los años sesenta estaban encaminadas hacia
una industrialización de la vivienda adecuada a las
condiciones del país, bien sea mediante un espacio neutro
abierto y flexible como el sistema Multiflex de Fernando
Salinas o una solución integral de espacio mínimo como la
unidad conformada por paneles ligeros de asbestocemento
desarrollada por Hugo Dacosta y Mercedes Álvarez.
Sin embargo, el compromiso de la industria cubana de la
construcción con los sistemas prefabricados pesados y
cerrados de grandes paneles contribuyó en los años setenta
al nacimiento de conjuntos de nuevo desarrollo en todas las
ciudades del País y también, en asentamientos rurales, al
estilo del Movimiento Moderno, donde hasta los edificios que
no eran prefabricados constituían proyectos típicos. Cuba no
ha sido pues una excepción en la globalización de esta
influencia y ha sufrido también las consecuencias de su fracaso.
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En los años setenta se experimentó además con
soluciones constructivas de alta tecnología, a partir de las
cuales se desarrollaron proyectos típicos que no se
construyeron solo en La Habana, sino también en otras
ciudades del País. El resultado ha sido una arquitectura de
alto costo y baja calidad11 que no se adecua al contexto ni
al clima, ni resuelve las necesidades de las familias que la
habitan. (D. González, 1997.)
Algunos de estos edificios llegaron a irrumpir en la trama
urbana tradicional mediante grandes demoliciones,12 que
afortunadamente se detuvieron, en parte por falta de recursos
y también por la toma de conciencia que se produjo, no
solo en Cuba, sino a escala internacional, en la década de
los ochenta sobre el valor de la ciudad tradicional que había
sido cuestionada por el Movimiento Moderno.
Así, los años ochenta se caracterizan, fundamentalmente,
por la intervención en la trama urbana existente, ya sea
mediante acciones de rehabilitación,13 o con la inserción de
nuevos edificios de vivienda en lotes vacíos a partir de la
“revitalización del movimiento de microbrigadas” en 1986. Sin
embargo, estos edificios que pretendieron ser “atípicos” se
repitieron en diversos lugares a veces con tan solo un plano de
cimientos, y en muchas ocasiones mimetizan la arquitectura
de los años cincuenta que les rodeaba.
No solo se perdió entonces la oportunidad de hacer una
buena arquitectura cubana contemporánea que sirviera de
referencia a las nuevas generaciones, sino que ni siquiera
se aprovechó la experiencia de la buena arquitectura de los
años cincuenta, ya que se ha podido comprobar que la
calidad ambiental interior así como la de diseño y ejecución
de esta arquitectura fue muy inferior a la de la su antecesora.
(R. Gómez, 2001.)
La arquitectura como expresión de la cultura. Casa del arquitecto
Rodolfo Fernández. Edificio de C y Zapata. Arq. Mario Romañach
Ejemplo significativo de los años ohenta lo constituye el
conjunto Las Arboledas donde se tipifican módulos en lugar
del edificio completo, lo cual permite adecuarse a la vegetación
existente; se diseña integralmente el espacio exterior donde
se delimita el espacio semiprivado que se asigna nuevamente
como patio y jardín a las viviendas de planta baja (como en la
Unidad Vecinal Camilo Cienfuegos); se recuperan las técnicas
tradicionales de construcción, y se emplean diversas soluciones
de diseño desarrolladas por diferentes arquitectos, aunque con
variados resultados de calidad.14
Inaugurada en 1991 para los juegos deportivos de ese
año, la Villa Panamericana, que fue concebida a finales de
los ochenta, también constituye un ejemplo paradigmático,
que recupera algunos valores de la ciudad tradicional como
la estructuración en manzanas, que incorporan espacios
públicos hacia su interior, y la continuidad en la línea de
fachada. Los edificios fueron proyectados por diferentes
arquitectos, algunos de los cuales no pudieron sustraerse
a la influencia del posmoderno tardío de las revistas de
arquitectura internacional, pero los diversos niveles de diseño
coexisten como en la ciudad tradicional a partir del
ordenamiento que proporciona el ambiente urbano.
Los años noventa, condicionados por el período especial
y caracterizados por el bajo consumo generaron conjuntos
de muy bajo aprovechamiento del suelo y peor calidad de
diseño y ejecución, algunos de los cuales pueden
considerarse inversiones negativas15 de un altísimo costo si
se tiene en cuenta el alto deterioro sufrido en su corta vida
útil. Afortunadamente, no fueron muchos los ejemplos de
este tipo desarrollados en la ciudad de La Habana.
Tal vez el fenómeno más significativo de la presente
década lo es hasta el momento, la llamada vivienda de
tránsito que encierra importantes errores conceptuales16 e
institucionaliza la precariedad de un hábitat alejado de los
centros urbanos que incrementa la demanda de transporte,
genera un alto consumo de suelo e infraestructura, promueve
el hacinamiento y la promiscuidad, y ocasiona altos costos
de mantenimiento y explotación.17
Esto resume el proceso involutivo que ha experimentado
hasta hoy, la arquitectura culta, es decir, desarrollada por
profesionales, en la vivienda social cubana.
LA ARQUITECTURA
POPULAR DE LA VIVIENDA EN CUBA
Por su parte, la arquitectura popular de la vivienda cubana,
que tuvo sus antecedentes rurales en la vivienda aborigen y
el bohío, o también en la casaquinta de los dueños de
fincas,18 y como principal manifestación urbana la vivienda
costera de madera,19 se manifiesta hoy, esencialmente, a
través de la construcción por esfuerzo propio.
Pero el referente de la vivienda autoconstruida por la
población, que constituye la arquitectura vernácula cubana
contemporánea no se corresponde con ninguno de los
ejemplos anteriores. ¿De dónde provienen entonces, los
D. GONZÁLEZ
patrones del gusto popular que se reflejan en la arquitectura
de esa vivienda?
Parece ser que ante la invasión de los bloques de edificios
típicos de dudosa calidad de diseño y ejecución, la población
busca fuentes alternativas de inspiración en la vivienda
individual aislada característica de los repartos residenciales,
cuya imagen es más accesible a la mayoría, es decir, en
esa arquitectura promovida fundamentalmente por una clase
media baja y que constituye a su vez, un remedo de la buena
arquitectura moderna desarrollada por la alta burguesía
cubana, pero que, al igual teoría del rumor,20 llega totalmente
distorsionada a los estratos sociales más bajos, tanto más,
cuando más reinterpretaciones haya sufrido.
Entonces, tal vez es posible afirmar que también la
arquitectura popular cubana, manifestada a partir de la
vivienda autoconstruida, ha sufrido un proceso de involución
con elevada presencia del kitsh y otras influencias de
procedencia incierta.21
Los edificios del INAV, que se desarrollaron en casi todas las ciudades del País
y que le valieron a su promotora Pastorita Nuñez, el Premio Mundial Hábitat.
10
Algunos diseños no pudieron sustraerse a la influencia de los “volúmenes
puros” y el uso de gárgolas, e incluso, cubiertas abovedadas inapropiadas para
el clima lluvioso de Cuba, que generan problemas de humedad que se agudizan
por la falta de mantenimiento.
11
La calidad de estas viviendas está por debajo de su costo, sobre todo, si se tiene
en cuenta el principio del brasileño Aroztegui: “la vivienda está mal si con lo que
se invirtió el usuario pudo haber vivido mejor”.
12
Ver los ejemplos de Cayo Hueso y la Esquina de Tejas en La Habana.
13
Recordar que La Habana Vieja fue declarada Patrimonio de la Humanidad en
1982.
14
Las Arboledas fue Premio de Urbanismo de la ciudad de La Habana en 1997. El
proyecto fue iniciado en 1979 por un grupo de arquitectos norteamericanos y
cubano, aunque puede apreciarse una notable diferencia de calidad, tanto en el
diseño como en la ejecución entre sus etapas inicial y final.
15
Se considera como tal, cuando el costo de la inversión es inferior al del suelo
sobre el cual se asienta.
16
No se sabe en qué consiste el “tránsito”: si son las personas las que transitan
por la vivienda, en un plazo de tiempo indefinido que tiende a ser infinito o es el
estado de la vivienda el que debiera transitar, para lo cual se requerirían soluciones
progresivas.
17
En “La Yuca”, al año de ejecutado hubo que sustituir toda la carpintería por haber
eliminado los elementos de protección para abaratar el proyecto y las cocinas
permanecen con la luz artificial encendida todo el día por falta de ventanas que
permitan la iluminación natural, por solo citar algunos problemas.
18
Se refiere a la casa rodeada de portal corrido con cubiertas inclinadas, que en
muchas ocasiones favorecen la ventilación convectiva.
19
La tradicional casa medianera de patio lateral mayoritaria en todos los centros
urbanos constituye una evolución del modelo mediterráneo traído a Cuba por los
colonizadores españoles,
20
Se refiere a la distorsión que sufre una noticia o información cuando pasa por
muchas bocas entre la fuente y el receptor.
21
Tal puede ser lo que Coyula ha dado en llamar el “Estilo Tierra Brava” en
referencia a la novela cubana del mismo nombre, por la portada de esta finca,
cubierta con tejas criollas que prolifera hoy en las ciudades cubanas.
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Involución de la arquitectura culta de la vivienda social en Cuba. De La Habana del Este a inicios de los sesenta al bajo consumo en los noventa.
Involución de la arquitectura popular en Cuba. Batabanó:
de la vivienda tradicional a la actual vivienda por esfuerzo propio.
Batabanó: vivienda tradicional.
EPÍLOGO: ¿EL FUTURO?
El presente es el punto de partida hacia el futuro y se
identifica por una involución o pérdida de la arquitectura de
la vivienda, tanto la culta desarrollada por los profesionales
y las empresas de proyecto, como la popular, construida
por la población con o sin la intervención profesional.
Entonces, ¿qué arquitectura producirán los nuevos planes
masivos de construcción de viviendas con participación de
la población?.... ¿se continuará la trayectoria descendente
en cuanto a la calidad de la no arquitectura en la vivienda
que conforma la ciudad cubana contemporánea o podrán
emprenderse acciones para cambiar la situación?
¿Seguirán las ciudades creciendo indefinidamente, más
de lo que ya lo han hecho en las últimas cuatro décadas,
en forma desordenada, con muy baja densidad y un ambiente
urbano descualificado?... ¿se agudizará en ellas el conflicto
centro–periferia que aqueja a las ciudades de la región o se
detendrá el crecimiento urbano y podrán nuestras ciudades
ser más sustentables? ¿Qué historia de esta sociedad
presente contaran nuestras casas a las generaciones
venideras? Atendiendo a un principio esencial de
sustentabilidad, cabría preguntarse ¿cuál será la calidad
de las ciudades y la arquitectura que dejaremos como
herencia a nuestros hijos, con respecto a las que recibimos
de nuestros padres?
REFERENCIAS BILIOGRÁFICAS
Batabanó:vivienda actual por esfuerzo propio.
62
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BUTTI, KEN Y JOHN PERLING: Un hilo dorado. 2500 años
de arquitectura y tecnologóa solar, Editorial Blume,
Madrid, 1985.
GÓMEZ, RICARDO: “Edificios multifamiliares en ciudad de
La Habana”, Tesis de Maestría en Vivienda Social,
Facultad de Arquitectura, ISPJAE, 2001.
GONZÁLEZ, DANIA: Economía y calidad en la vivienda. Un
enfoque cubano, Editorial Científico Técnica, La
Habana.1997.
_____ : “Estrategias para la solución del hábitat popular
masivo”, XIX Congreso Latinoamericano de Escuelas y
Facultades de Arquitectura, Universidad Presbiteriana
Mackenzie, San Pablo, 2001.