A la Diestra de Dios Padre ACTO UNO (LA ESCENA COMIENZA EN UNA CASA DE PUEBLO DONDE ESTÁ PERALTA ALEGANDO CON PERALTINA, SU HERMANA, Y MENDIGOS TIRADOS EN EL PISO ENTRE ELLOS APARECE UN NARRADOR A EXPLICAR EL COMIENZO) NARRADOR.- En un país muy lejano, donde la maldad resalta vivió un hombre muy humilde llamado Peralta. Esta es la increíble historia “A la Diestra de Dios Padre”. En este pueblo se vive entre lujos y riquezas, mientras que los otros viven entre miseria y pobreza. Todos juegan a la suerte, y los grandes y los pequeños, viven toreando la muerte. (sale narrador de escena) PERALTA.- Mire, hermanita, lo que pasa es que vuste ya está vieja, y como no ha podido conseguir un novio echa más cantaleta que una lora. PERALTINA.- (protestando) Y usted... no le da pena mantener a esos muertos de hambre, todo lo que ganas lo botas en estos holgazanes. ¡Cásese mijo, consiga mujer, para que así sí tengas hijos que mantener! PERALTA.- ¡Cállese la boca pues! Yo no necesito esos encartes, porque que yo tengo mi prójimo a quien servir. Mi familia es el prójimo pues! PERALTINA.- ¡Tus prójimos!... ¡já! Será que te lo agradecen... y nosotros aquí pasando hambre... y mal vestidos. Trae comida y ropa para la casa, ándate a trabajar! (aparecen jesús y san pedro, quienes tocan la puerta como dos peregrinos) SAN PEDRO.- ¡Buenas noches, buen hombre! Venimos muy cansados ¿Podría darnos posada en su casa sólo por esta noche? PERALTA.- ¡Claro, hermano! Sigan pa adentro no más, que mi casa es su casa... Donde comen dos, comen tres y comen cuatro. PERALTINA.- ave maria pues! Sobre todo cuatro… pfff (alega muy enojada) PERALTA.- (REGAÑÁNDOLA) ehh esta vieja gruñona, asómese a la cocina mas bien y se trae una aguapanelita le trae a estos señores que deben venir hambrientos. PERALTINA.- (SORPRENDIÉNDOSE) (SALE ESCENA Y ENTRA CORRIENDO Y GRITANDO) ¡Por los clavos de Jesucristo! ¡Ave, María, Purísima! ¡Milagro, Peralta! La nevera está llenita, llenita! Hay chorizo, morcilla, mazamorra, panela, frijolitos!!!! PERALTA.- ¡Pero qué?! Ave María! (LA ABRAZA Y LA BESA) Ves mujer esas son las grandezas del señor. Vengan, señores, vengan a comer... (SE SORPRENDE AL VER QUE LOS SEÑORES HAN DESAPARECIDO) ¡Epa! ¿Y los señores peregrinos? Se fueron y dejaron su maleta (SE ASOMA A VER SI LOS ALCANSA Y AL TRATAR DE LEVANTAR LA MALETA ÉSTA SE LE ABRE Y DE ELLA SALEN MUCHOS BILLETES Y ORO) PERALTA.- Espérame aquí mujer que voy a ver si alcanzo a los señores pues, para darles su maleta (INTENTA SALIR, PERO PERALTINA LO DETIENE). PERALTINA.- No, Peralta, no! ¡Deje eso allí! Pues como va a devolver tanto dinero! Se embobó! (APARECE JESÚS NUEVAMENTE) JESÚS.- Tiene razón, tu hermana, Peralta, ese es un regalo para ti y en realidad no somos peregrinos, él es San Pedro y yo soy Jesús de Nazareth. SAN PEDRO.- Hemos venido a probarte y de verdad que te has lucido, has superado tu prueba. Por eso vamos a premiarte con esa maleta llena de dinero. JESÚS.- Y además puedes pedir cinco deseos que mi Padre te los concederá... Vamos, pues dime tus cinco deseos, los que tú quieras. PERALTA.- (SORPRENDIDO Y EMOCIONADO) oí pues ¿cómo así? ¿Por qué a mí? (CONFUNDIDO) ¿Cinco deseos? PERALTINA.- ¡Mucho cuidadito con lo que vas a pedir, Peralta... PERALTA.- Quédese tranquila, mijita, que yo sé lo que voy a pedir... (TRATANDO DE CONCENTRARSE) Bueno, Jesusito mío, lo primero que yo quiero pedirles es que siempre pueda ganar en el juego que a mí me dé la gana. (JESÚS Y SAN PEDRO SE CONSULTAN UNO AL OTRO Y ASIENTEN CON LA CABEZA) JESÚS.- ¡Concedido! PERALTINA.- ¡Ay, Bendito Dios! ¡Por fin vamos a salir de esta pobreza! PERALTA.- Lo segundo que pido es que cuando me vaya a morir, quiero que la muerte me venga por delante y no, a traición... (PERALTINA SE MOLESTA POR EL OTRO DESEO, LOS OTROS SECRETEAN OTRA VEZ) JESÚS.- ¡Concedido! PERALTINA.- (ALARMADA) ¡Pero mijito!, pida riquezas, pida fama y poder... Este si es mucho bruto pues! PERALTA.- Lo tercero que pido es que yo pueda mandar a una persona a que se paralice en el lugar que yo quiera y por el tiempo que yo quiera. JESÚS.- ¡Concedido! PERALTINA.- (ALARMADA AÚN) ¡No seas moñatañero!. Pa que jeso! PERALTA.- La cuarta cosa que se me ocurre, es que yo pueda volverme chiquitiiiico como una hormiguita en el momento que a mí me dé la gana. PERALTINA.- (HISTÉRICA SE AGARRA DEL PELO!) JESÚS.- (SORPRENDIDO) Son raros tus deseos, Peralta, pero si así lo quieres... ¡Concedido! PERALTA.- Y el último deseo que quiero, Su Majestad, es que el diablo no me pueda hacer trampa en el juego. JESÚS.- ¡Concedido! PERALTINA.- Un momentico, Su Majestad, no le haga caso... ¡Este hombre está muy loco! (le da un calvazo) (SALEN DE ESCENA) ACTO DOS (ENTRAN A ESCENA UNAS MUJERES DEL PUEBLO HABLANDO) VECINA 1.- imagínate pues querida! Que el Peralta se fue al pueblo a jugar y regresó más millonario!! VECINA 2.- Y lo peor es que esa platica se los daba a los pobres, hay mijita eso repartía limosnas, cómo será que hasta se disfrazaban de pobres para venir a quitarle los pesitos. VECINA 1.- Imagínate que compraba comida y le daba de comer a la gente. ¡Es que parecía un político en plena campaña electoral! VECINA 2.- ¿Y Peraltina? ¡si vieras a Peraltina como nueva rica! (ENTRA NARRADOR) NARRADOR: Y es así pues, como en estas montañas de olorosa libertad, un humilde se hace rico y los avaros hacen fila por monedas. (ENTRA PERALTINA CAMINANDO Y MODELANDO COMO RICA Y PERALTA DANDOLE PLATA A LOS POBRES) PERALTINA: Y siga dándole plata a esos vagos ombe! Yo me voy a ir con sumerce magolita a tirarnos unos chismesitos mas bien, que con tanto misero en el pueblo mmmm…. ave María por dios! (SALE PERALTINA Y LAS VECINAS DE ESCENA) LA MUERTE.- (IRÓNICA, ENTRA JUGANDO CON SU GUADAÑA) Ya se te acabó la suertecita Peralta, como ves yo soy la muerte, tu amiga que nunca olvida. PERALTA.- (UN POCO ASUSTADO) ¿Có... cómo... dices? LA MUERTE.- Que vengo a llevarte, Peralta... que te llegó tu hora... te llegó la calarca, la pelona, pues. PERALTA.- Bueno pues, pero tenes que darme un plazito para confesarme y hacer el testamento. LA MUERTE.- Con tal de que no sea mucho, porque ando como apurada, mira la lista de gente que tengo que buscar. (SACA UNA GRAN LISTA) PERALTA.- Mientras tanto, señora Muerte, (ENVOLVIÉNDOLA SUTILMENTE) espéreme allá en aquella matica, para que vaya viendo donde están las otras personas que tiene que buscar, aproveche el tiempo pues, no está disque de afán (LA MUERTE SE SUBE EN LA MATA Y PERALTA LA DEJA PARALIZADA) NARRADOR.- Y con eso, se cumplieron dos deseos de Peralta. El primero que la muerte se le presentara de frente para poder hablar con ella. Y el segundo, dejar paralizado en el lugar que quisiera y por el tiempo que quisiera a quien él le diera la gana... VECINA 1.- ¿Qué le parece, comadre? Ahora Peralta dejó la muerte encaramada en una matica... Y llegan las enfermedades, las viruelas, el sarampión, la tos ferina y las personas nada que se mueren. VECINA 2.- Sí, paisana, y llegó el cáncer, las úlceras, la varicela, la fiebre amarilla, el dolor de barriga, el dolor de muelas, el dengue y hasta el SIDA. ¡Y nadie se muere! PERALTINA.- Y con todo esto hasta los doctores se quedaron sin trabajo... Es que ese Peralta es más loco que una cabra, todo montañero ahí…. No mijitica. NARRADOR: Mientras tanto en el cielo y en el infierno andan muy preocupados pues no llega un alma que alegre sus vidas eternas….. GUION EN VOZ SAN PEDRO.- ¡Ay qué aburrimiento! ¿pero cuándo va a venir un alma al cielo? ANGEL .- maestro, por qué ya no hay fiestas de bienvenidas como antes. JESUS- Es que este mundo está muy malo, yo creo que todos se están llendo para el otro lado. SAN PEDRO.- Esto está muy raro, ni un alma buena, Vamos a tener que bajar al mundo y tratar a ese hombre con mucha maña, ese Peralta... Él es muy buena gente, pero está interfiriendo el curso de las cosas y eso no puede ser... Vamos a decirle que nos devuelva La Muerte, porque si no, estamos fregados. (EL DIABLO Y SU COMITIVA ENTRAN AHORA EN ACCIÓN, LOS DIABLITOS ESTÁN EN CONFLICTO, TAMBIÉN ALBOROTADOS) DIABLITO 2.- Jefe, mándenos a hacer otra cosa divertida... DIABLITO 1.- ¿Y por qué no viene más nadie? Ningún ladrón, ningún corrupto, ni un ladroncito, aunque sea... DIABLITO 2.- Jefe... ¿no será que todas las almas se están yendo para el cielo? Y nos dejaron fuera de onda DIABLITO 1.- Debe ser que se acabaron todas las almas malas allá en la Tierra. EL DIABLO.- ¡Imposible! Faltan muchos políticos y banqueros todavía, faltan los de las esquinas y los mentirosos, esos tiene seguro prepagado. DIABLITO 2.- Será esperar…… ACTO TRES PERALTINA.- ¡Ay, Santo Dios! San Pedro otra vez... ¿Será que ahora me tocan a mí los deseos? ¡Ojalá! (ABRE LA PUERTA) Adelante, San Pedro, honor que nos hace otra vez SAN PEDRO.- Traigo un mensaje urgente para Peralta PERALTA.- (ENTRA RÁPIDAMENTE) Como no, Su Majestad, dígame cuál es el mensaje. SAN PEDRO.- Dice el Maestro, que le mandes la Muerte, que se la prestes por unos días, porque él sabe que tú la tienes amarrada en alguna parte. PERALTA.- ¡Claro, como no! Yo se la presto, con la condición de que no me le haga nada... Vamos, pues, yo se la busco. SAN PEDRO.- (CON LÁSTIMA) Pero, mira como la tienes toda llena de telarañas... Hasta parece que se le oxido su guadaña. Ven ayúdame a bajarla, que así no la podemos mandar, tenemos que acomodarla un poco. (LA ACOMODAN, LA LIMPIAN Y LA DEJAN COMO ANTES) MIENTRAS QUITAN EL ESCENARIO PREGONERO.- (GRITANDO) ¡Extra, Extra! ¡Última hora! La muerte anda suelta otra vez, tenga cuidado, que usted puede ser la próxima víctima... Compre su periódico, manténgase informado. PERIODISTA.- Buenas tardes, amigos y amigas, bienvenidos al noticiero “Pan y queso, siempre primero con eso”... En el día de hoy han aparecido más de cien personas muertas. Se les recomienda a toda la ciudadanía chequear su salud, ir al médico, confesarse y ponerse en gracia de Dios, porque la muerte anda suelta... Seguiremos informando, manténgase en sintonía todo los días... LA MUERTE ESTÁ AL CENTRO DE ESCENA DIVIÉNDOLA, DE UN LADO ESTÁ LA puerta DEL CIELO, DEL OTRO LADO ESTÁ LA PUERTA DEL INFIERNO NARRADOR: Y así el famoso Peralta decide que ya es su hora, su funeral fue humilde y en su ataúd enterraron los dados y las barajas ACTO CUATRO DIABLITO 1.- Pero, miren quién viene aquí... DIABLITO 2.- ¡Qué lindo! El Peraltica, el viejito generoso de los tullidos y los enfermos. DIABLITO 1.- Por elegir el camino ancho no sabes lo que te espera... DIABLITO 2.- Amo y ¿qué vamos a hacer con este vejestorio? EL DIABLO.- Y tú que vienes a hacer por aquí, (REVISA LA LISTA) tú no estás en esta lista... PERALTA.- Me dijeron que agarrara este camino, y bueno, llegué sin querer... EL DIABLO.- No, no, vete de aquí, tú eres demasiado generoso y me da alergia, además hoy es mi día de descanso y de diversión, hoy no trabajo... Vete, vete... (PRETENDE IRSE, PERO PERALTA LO DETIENE) PERALTA.- ¿Y qué le parece, si antes de irme nos echamos pues una partidita de cartas? Y así se entretiene un poquito, hoy no es su día de diversión, pues, y luego yo me voy rapidito... EL DIABLO.- No, no, no... yo no juego sin apostar... Y tú no tienes nada que apostar PERALTA.- Eso es verdad, aunque si pienso un poco... Yo soy tan aficionado al juego que soy capaz hasta de apostar mi alma por las almas que usted tiene aquí en el infierno... ¿Qué le parece? EL DIABLO.- Ah... así sí...!Sí va! (COMIENZAN A JUGAR A LAS CARTAS Y PERALTA EMPIEZA GANANDO DE UNA VEZ) PERALTA.-¡Gané!... ¡Treinta y uno! ¡Gané!...¡Gané! EL DIABLO.- ¡Doblo la apuesta, Peralta! Yo no me puedo quedar con esa... PERALTA.- ¡Como no! Voltee las cartas para ver... (EL DIABLO OBSERVA Y ESTUDIA LAS BARAJAS CUIDADOSAMENTE, LUEGO LAS LANZA CON RABIA) ¡Vio, gané otra vez! DIABLITO 1.- ¡No lo puedo creer, jefe! ¡Le han ganado treinta mil millones de almas! ¡Qué desgracia! ¡Qué decepción! (EL DIABLO TAMPOCO LO PUEDE CREER, ESTÁ MUY MOLESTO Y BRINCA SOBRE LAS CARTAS) PERALTA.- Bueno, señor Diablo organícemelas que me las llevo ya mismo. ¡Para ya es tarde! EL DIABLO.- (INDIGNADO Y VENCIDO) Acomódenle las almas a este cabeza de ñame que me ganó... ¡Y que se largue de una vez por todas! (SALE EL DIABLO MUY ENOJADO) (Salen de las puertas muchas almas y peraltina) PERALTINA.- ¡Ay! ¡Gracias, Peraltica, de mi amor!... Hermanito, ya no aguantaba más ese calorón allá adentro. Y no hay ni un ventilador... (LLEGAN AL CIELO) SAN PEDRO.- (SORPRENDIDO) ¡Epa, Pedro! ¿Y para dónde vas tú con ese gentío? ¡Aquí no hay cama pa’ tanta gente! PERALTA.- Todas estas almas se las gané al Diablo... Déjenos entrar San Pedro. SAN PEDRO.- Un momentico, Peralta, que esto no estaba en la planificación. Déjame consultarle al Maestro... (SACA UN CELULAR Y LLAMA AL MAESTRO) Señor, que aquí está Peralta con un montón de gente que sacó del infierno y quiere que lo deje entrar... ¿Qué me dice? (PAUSA, ESPERA RESPUESTA) Está bien, Maestro, como usted diga... (FINALIZA LA LLAMADA Y LE INFORMA A PERALTA) Dice que esperes un momento que viene él personalmente a atenderte... (APARECE DIOS MUY SONRIENTE) DIOS.- Peralta, has sido muy bueno y servicial en la Tierra y hasta en el cielo, por ello mereces una recompensa... (TODOS APLAUDEN EN SEÑAL DE ESTAR DE ACUERDO CON ÉL)... pero no puedo tener a tanta gente aquí a la vez... (SE OYEN MURMULLOS DE PROTESTAS ENTRE TODOS)... Lo que podemos a hacer es enviarlas de nuevo a la Tierra para darles una nueva oportunidad de ganarse correctamente su entrada al cielo... (AHORA TODOS CELEBRAN NUEVAMENTE)... Y para cumplir tu último deseo, te volverás pequeñito y descansarás conmigo a la diestra de Dios Padre... (TODOS CELEBRAN Y APLAUDEN A PERALTA) NARRADOR.- Y así el Señor lo perdonó y esa alma caritativa a todo el mundo ayudó y en el cielo se quedó...