Domingo 21º del Tiempo Ordinario " Y ustedes, ¿quién dicen que soy?" En el evangelio de hoy «El Señor Jesús repite a cada uno de nosotros su pregunta: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy”. Una pregunta clara y directa, ante la cual no es posible huir o permanecer neutrales, ni postergar la respuesta o delegarla a otro. Pero en ello no hay nada de inquisitorio, es más, ¡está llena de amor! El amor de nuestro único Maestro, que hoy nos llama a renovar la fe en Él, reconociéndolo como Hijo de Dios y Señor de nuestra vida. Y el primero en ser llamado a renovar su profesión de fe es el Sucesor de Pedro, que tiene la responsabilidad de confirmar a los hermanos.» ¿Cómo se conoce a Cristo? Ciertamente, Él es mucho más de lo que puede aparecer en un libro o de lo los rumores digan por ahí. ¡Mucho más! Hay en Él una riqueza que apenas puedo imaginar. Conocerlo realmente es en el fondo un don del Padre, algo que llega hasta el fondo del alma y que ilumina toda mi realidad. Pide a Dios, con esta oración: “Señor, enséñame quién es Jesús, quién es tu Hijo” ¿quién es Jesús en tu vida…? DESARROLLO DE LA CELEBRACIÓN Decimos: ✠ En el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén. Por medio de Jesús, Dios ha confiado su Iglesia a manos humanas y débiles. Que el Espíritu del Señor guíe a los líderes y miembros de la Iglesia y que el Señor Jesús esté siempre con ustedes. GLORIA Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo, Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre. Amén. ORACIÓN Señor Dios, que unes a tus fieles en una sola voluntad; concédenos amar lo que mandas y esperar lo que prometes, para que, en la inestabilidad del mundo presente, nuestros corazones estén firmes donde se encuentra la alegría verdadera. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén. Liturgia de la Palabra PRIMERA LECTURA Lectura del libro del profeta Isaías 22, 19-23 Así habla el Señor a Sebná, el mayordomo de palacio: Yo te derribaré de tu sitial y te destituiré de tu cargo. Y aquel día, llamaré a mi servidor Eliaquím, hijo de Jilquías; lo vestiré con tu túnica, lo ceñiré con tu faja, pondré tus poderes en su mano, y él será un padre para los habitantes de Jerusalén y para la casa de Judá. Pondré sobre sus hombros la llave de la casa de David: lo que él abra, nadie lo cerrará; lo que él cierre, nadie lo abrirá. Lo clavaré como una estaca en un sitio firme, y será un trono de gloria para la casa de su padre. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor. Salmo Responsorial Salmo 137, 1-3.6.8 R. Tu amor es eterno, Señor. Te doy gracias, Señor, de todo corazón, te cantaré en presencia de los ángeles. Me postraré ante tu santo Templo y daré gracias a tu Nombre. R. Tu amor es eterno, Señor. Daré gracias a tu Nombre por tu amor y tu fidelidad, porque tu promesa ha superado tu renombre. Me respondiste cada vez que te invoqué y aumentaste la fuerza de mi alma. R. Tu amor es eterno, Señor. El Señor está en las alturas, pero se fija en el humilde y reconoce al orgulloso desde lejos. Tu amor es eterno, Señor, ¡no abandones la obra de tus manos! R. Tu amor es eterno, Señor. SEGUNDA LECTURA De la Carta del apóstol san Pablo a los romanos 11, 33-36 ¡Qué profunda y llena de riqueza es la sabiduría y la ciencia de Dios! ¡Qué insondables son sus designios y qué incomprensibles sus caminos! «¿Quién penetró en el pensamiento del Señor? ¿Quién fue su consejero? ¿Quién le dio algo, para que tenga derecho a ser retribuido?» Porque todo viene de Él, ha sido hecho por Él, y es para Él ¡A Él sea la gloria eternamente! Amén. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor. ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO R/. Aleluya, aleluya. Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la Muerte no prevalecerá contra ella. R/. Aleluya, aleluya. EVANGELIO + Del santo Evangelio según san Mateo: 16, 13-20 A. Gloria a ti, Señor. Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Qué dice la gente sobre el Hijo del hombre? ¿Quién dicen que es?» Ellos le respondieron: «Unos dicen que es Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías o alguno de los profetas». «Y ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy?» Tomando la palabra, Simón Pedro respondió: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo». Y Jesús le dijo: «Feliz de ti, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en el cielo. Y yo te digo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la muerte no prevalecerá contra ella. Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo». Entonces ordenó severamente a sus discípulos que no dijeran a nadie que Él era el Mesías. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús. Reflexiones Profesión de fe Creo en Dios Padre, Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Y en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre, Todopoderoso. Desde allí vendrá a juzgar a vivos y a muertos. Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén. ORACIÓN DE LOS FIELES Con la certeza de que somos amados por Dios, nos acercamos a nuestro Padre Dios para pedir lo que necesitamos, con confianza filial digámosle: Por Cristo, tu Hijo, óyenos. 1. Por la Iglesia, por todos los cristianos. Que mantengamos firme nuestra fe en Jesús, el Hijo del Dios vivo, y encontremos nuestra fuerza en la fidelidad a su Evangelio. Oremos. Por Cristo, tu Hijo, óyenos. 2. Por el Papa Francisco, sucesor del apóstol Pedro. Que como Pedro, sea siempre testimonio de fe y de esperanza para todos los seguidores de Jesucristo. Oremos. Por Cristo, tu Hijo, óyenos. 3. Por los Gobernantes de nuestro país. Que trabajen por el bienestar de todos y especialmente por los más vulnerables de nuestra sociedad. Oremos. Por Cristo, tu Hijo, óyenos. 4. Por nuestros catequistas. Que el Espíritu Santo les siga llenando de sabiduría, fe y amor y sean generosos en el servicio que dan. Oremos. Por Cristo, tu Hijo, óyenos. 5. Por nosotros aquí congregados. Que como el apóstol Pedro profesemos la fe en Jesucristo y sepamos dar a las cosas su justo valor y pongamos nuestra confianza sólo en quien de verdad nos puede dar la libertad y la vida. Oremos. Por Cristo, tu Hijo, óyenos. (Intenciones libres) Dios Padre, escucha nuestras súplicas que te dirigimos con confianza filial y conduce a tu Iglesia peregrina a la plenitud de tu vida y de tu amor, por Jesucristo nuestro Señor Amén. Sabiendo que estamos en las manos del Padre, le dirigimos con la mayor confianza la plegaria misma de Jesús. R/ Padre nuestro Oración de Comunión espiritual: Creo, Jesús mío, que estás realmente presente en el Santísimo Sacramento del altar. Te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte dentro de mi alma, pero no pudiendo hacerlo sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Y como si ya estuvieras conmigo, te abrazo y me uno contigo. Quédate conmigo y no permitas que me separe de Ti. R. Amén. Oración final Al final de esta celebración nos hemos sentido uno en Cristo. Después de Jesús, y bajo su poder, el principio de unidad en el amor y el servicio es el papa, y con él los obispos. Con ellos somos llamados a continuar la misión de Cristo en la Iglesia y en el mundo. Para llevar a cabo esta tarea que el Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. R. Amén.