Si estoy en tu memoria… soy parte de tu historia Antes de empezar a desarrollar la primera etapa correspondiente a los meses de enero a abril es importante aclarar que no se pretende un estudio exhaustivo de nuestros fundadores ni tampoco un desarrollo cronológico de acontecimientos. Lo que se quiere intentar con los niños y jóvenes es que ellos se acerquen a las historias de estos personajes, a las realidades que vivieron en la época del 800, que descubran sus inspiraciones, sus motivaciones, sus sufrimientos, su profunda relación con Jesús y su ardiente pasión por las almas juveniles. Es importante, además, que los niños y jóvenes, al mismo tiempo que entran en el corazón y en la vida de Don Bosco y Madre Mazzarello, se confronten, se interroguen y crezcan en identidad carismática. Es fundamental que el animador(a) pastoral, a través de este contenido, suscite la experiencia de vida para que el joven sea capaz de descubrir el paso de Dios por su propia existencia. Si estoy en tu memoria… soy parte de tu historia Todas las personas establecemos numerosas relaciones a lo largo de nuestra vida: relaciones con nuestros familiares, amigos, vecinos, compañeros de estudio… A través de ellas, intercambiamos formas de sentir y de ver la vida; también compartimos necesidades, intereses y afectos y, sin darnos cuenta, dichas relaciones van forjando nuestra personalidad. En Don Bosco y Madre Mazzarello es importante partir de los encuentros significativos que ellos tuvieron con Dios, con su familia, su amigos, sus grupos juveniles y sus guías espirituales, pues fueron estas experiencias las que moldearon no sólo la personalidad de estos dos grandes santos, sino que fueron además el gran recurso del que ambos sacaron después la capacidad para ser padre y madre de multitud de niños y jóvenes. En otras palabras, estos encuentros significativos fueron la fuente del estilo pedagógico de Don Bosco y Madre Mazzarello. ENCUENTROS FAMILIARES Quien no tiene raíces en una familia, carece de un elemento importante no sólo dentro de sí mismo, sino para los demás. Guión de producción: La familia es referencia de vida de cada persona en nuestra sociedad; es la estructura en donde se vierten las emociones de los individuos, en donde se forman y se mantienen los vínculos afectivos y en donde se ponen más a prueba los conflictos humanos. En el seno de la familia se producen procesos básicos como la expresión de sentimientos, adecuados o inadecuados y la formación de la personalidad del individuo y los patrones de conducta. La familia igualmente es un centro de expresión espiritual. Cuando su integración es positiva, dentro de ellas se generan los valores más íntimos del espíritu: amor, bondad, y toda una serie de expresiones éticas y de felicidad personal; pero al mismo tiempo si no sucede así, la familia viene siendo el centro de sufrimiento y malestar más grande de la persona. Los miembros de una familia tienden a parecerse, no sólo fenotípicamente sino conductualmente. Si estoy en tu memoria… soy parte de tu historia Veamos ahora cómo eran las familias de Juanito y Maín y descubramos en sus personalidades las experiencias familiares que más marcaron sus historias de vida. (Los textos que hacen referencia a la vida de Juanito y Main son tomados de las memorias del Oratorio y de la Cronohistoria, respectivamente) El niño que vivió entre la orfandad y la pobreza “Nací en Murialdo, poblado de Castelnuevo de Asti, el 16 de agosto de 1815. Mi madre se llamaba Margarita Occhiena y mi padre Francisco. Eran campesinos que se ganaban honradamente el pan de cada día… No tenía yo aún dos años cuando nos sobrevino una grave desgracia. Un día mi papá, de vuelta del trabajo enteramente sudado, entró descuidadamente en la bodega subterránea y fría de la casa. El enfriamiento sufrido se manifestó en una fiebre violenta que terminó en una pulmonía muy fuerte. Todos los cuidados fueron inútiles, y a los pocos días murió a la edad de 34 años, el 12 de mayo de 1817. Sólo recuerdo, y es el primer hecho del que guardo memoria, que todos salían de la habitación del difunto mientras yo quería permanecer a toda costa en ella. Ven, Juan; ven conmigo, -repetía adolorida mi madre. Si no viene papá, no voy yo, -le respondí. ¡Pobre hijo mío!, -añadió- ven, ¡ya no tienes padre! Dicho esto, se puso a llorar. Ciertamente, en aquella edad no alcanzaba a entender qué desgracia tan grande era la pérdida del padre. Cuando muere mi papá quedamos en casa: Mamá Margarita, de 29 años; Margarita Zucca, la abuela paterna, de 64 años; Antonio José, de 9 años; José Luis, de 4 años; Juan Melchor, de menos de 2 años. Además, dos empleados para trabajos de campo, que también sostenía mi padre. La situación de pobreza fue dramática, pues las cosechas del año, que eran nuestro único recurso, se perdieron por causa de una terrible sequía. “Me contó mi madre que muchas veces alimentó la familia mientras tuvo con qué hacerlo’’ Si estoy en tu memoria… soy parte de tu historia Guión de producción: La pobreza de los Bosco es un elemento cultural de la condición campesina de su época. Su vida es de éxodo rural, de patrón en patrón. Eran emigrantes humildes, en su gran mayoría, analfabetos, sacrificados y laboriosos, herederos de una profunda religiosidad popular. De esta experiencia familiar y personal nacen las opciones de la vocación cristina de San Juan Bosco, su pedagogía y espiritualidad, sus convicciones morales, su tenacidad y gran laboriosidad. Huellas imborrables de una mamá formidable Guión de producción: La influencia de los padres en los 5 primeros años de vida en la formación de la PERSONALIDAD de un niño es de vital importancia, pues es en este arco de edad en el que se estructuran los primeros modos de relación con nuestros semejantes, se forman hábitos culturales fundamentales y se asimilan los principales sistemas de referencias sociales. Por ejemplo, durante los primeros 5 años se origina un vínculo estrecho del niño con su madre y la niña con su padre, lo que le otorga al niño o a la niña el sentimiento de seguridad y de confianza. En los primeros años de vida es fundamental el saberse querido y aceptado; ello propicia ciento por ciento la construcción de una personalidad sana y serena afectivamente y permite superar la fase egocéntrica de los primeros años para acceder a la fase de convivencia; es decir que el niño pasa del recibir al dar y esto incluye el vínculo entre una persona más débil (el niño) y otra más fuerte (el padre) y que es símbolo de autoridad. Si estoy en tu memoria… soy parte de tu historia ¿Cuál fue la influencia formativa que tuvieron sus padres en la personalidad de Juanito? Juanito Bosco recuerda: -“Pasada aquella terrible escasez, tuvo mi madre una buena propuesta de matrimonio. Ella respondió sin dudar un momento: “Dios me dio y me quitó a mi marido. Tres hijos me dejó él al morir, y yo sería una madre sin corazón si los abandonase cuando más me necesitan”. Le aseguraron que sus hijos iban a quedar al cuidado de un tutor responsable que vería solícitamente por ellos. Ella respondió: “El tutor, podrá ser tal vez un amigo, pero yo soy la madre; y no los voy a dejar aunque me ofrecieran todo el oro del mundo. - “Su mayor preocupación fue la instrucción religiosa de sus hijos, enseñarles la obediencia y tenerlos ocupados en cosas acordes con su edad. Mientras fui pequeñito ella misma me enseñaba a rezar; pero cuando ya fui capaz de rezar con mis hermanos, hacía que me arrodillara por la mañana y por la noche con ellos, y todos juntos entonábamos las oraciones y la tercera parte del rosario. Recuerdo que me preparó para mi primera confesión: me acompañó a la Iglesia, se confesó antes que yo, me recomendó al confesor y después me ayudó a hacer la acción de gracias. Luego siguió acompañándome hasta cuando vio que era capaz de hacerlo bien por mí mismo”. Mamá Margarita fue una persona clave en la formación de la personalidad de Juanito. Él nunca la olvidó, hablaba frecuentemente de ella y siempre reconoció la educación cristiana que le dio y los sufrimientos que soportó por él. - Le enseñó a rezar: Le advirtió el horror al pecado, el amor a la virtud y el deseo del paraíso. A pesar de ser analfabeta, narraba a sus hijos la Historia Sagrada y el catecismo, con preguntas y respuestas, como se enseñaba antes; y estaba atenta a que vivieran en la presencia de Dios, con frecuencia le decía: ¡DIOS TE VE! Un Dios al cual no se le ofende porque se le ama. Cuando llegó a ser sacerdote, era ella quien le recordaba rezar las oraciones: “Mira, estudia toda la teología que quieras, pero no olvides que tu madre sabe más. Sabe que tú debes rezar…” - Le enseñó a obedecer, pues Juan era de un temperamento fuerte, rebelde y caprichoso. - Lo educó en el trabajo. No soportaba que sus hijos estuvieran ociosos y les fue enseñando a trabajar, de acuerdo a su edad y capacidad: recoger leña, ir por el agua, dar comida a los animales… ella asumiendo trabajos que eran para hombres, daba ejemplo de laboriosidad y fortaleza. - No quiso que Juan fuera un joven comodón, lo educó en la austeridad. No permitió que en vacaciones del seminario Juan durmiera en colchón, sino que le tendía una estera de paja como a sus hermanos: “es mejor que te acostumbres a dormir con un poco de molestia… a las comodidades uno se acostumbra muy pronto”. Si estoy en tu memoria… soy parte de tu historia - Lo cuidaba de las malas compañías. Lo acostumbró a pedir permiso para ir con alguna persona a algún lugar y cuando no le parecía era inflexible en los permisos. - Aunque era dulce, no era débil. Usó el castigo cuando fue necesario, pero sin humillar jamás, perdonando generosamente cuando debía hacerlo. - Siempre apoyó a la vocación sacerdotal de su hijo y luchó con todos los medios a su alcance para hacerlo estudiar. En el estudio estaba la clave para un futuro diferente al de sus hermanos (trabajo rural) - Mamá Margarita fue su gran apoyo en Valdocco, la mamá de sus chicos. - Cuando D. Bosco fue al seminario, su madre le dio consejos que quedaron grabados en el corazón del hijo. La consagración que hizo de él en su nacimiento, los consejos sobre la vida sacrificada del sacerdote, las indicaciones sobre la elección de los amigos... calaron de tal manera en el alma de D. Bosco que le quedaron firmes para siempre. - Mamá Margarita fue dura e inflexible: “prefiero tener un hijo campesino que tener un sacerdote descuidado de sus deberes sacerdotales”, “nunca te visitaré si te haces rico”. Así fue configurándose la imagen de sacerdote que aprendió D.Bosco y que después vivió en su compañía, al tenerla presente como madre de familia en la nueva comunidad de Valdocco. - Cuando Mamá Margarita murió, llamó a su hijo y le indicó los jóvenes en los que podría confiar para fundar su congregación. Efectivamente Rúa, Cagliero...eran los indicados por el sexto sentido de la madre que conoce a los jóvenes. Esa intuición materna se manifestaba al comprender las andanzas de su hijo, sus proyectos y avatares, sus cansancios y sus alegrías. Ciertamente Margarita entendía la espiritualidad de D. Bosco. No en vano se la había enseñado ella. - Don Bosco comprendió tanto el valor insustituible de una madre en la formación de un muchacho que decidió que su oratorio no podía existir sin su madre y cuando murió Margarita fue la madre de Rúa quien ocupó su lugar. La ternura de la madre sabía compaginarse con la exigencia ante las situaciones (recordemos en la necesidad de enviar a Juan con los Moglia ante las dificultades con el hermanastro Antonio). Y se vio obligada a cumplir con los hijos los dos papeles, el de padre y el de madre. Nunca se quejó D. Bosco de haber crecido en una familia monoparental; mamá Margarita tuvo la fortaleza de ánimo suficiente para que sus hijos no echaran en falta la figura del padre. Si estoy en tu memoria… soy parte de tu historia La joven fuerte de los viñedos Entre e las colinas del Monferrato, al norte de Italia se encuentra un pueblecito de aproximadamente 2000 habitantes: Mornese. Su nombre significa cansancio, vida pobre y dura. La única fuente de la economía es el cultivo de la uva y el trigo. En este pequeño pueblo vivía la familia Mazzarello: una familia extensa y patriarcal, compuesta por la abuela, padres, hijos y primos. - “El ser una familia tan numerosa nos educó a todos para vivir y trabajar juntos, para acoger a los otros, establecer relaciones interpersonales serenas y abiertas, aceptar y valorar las diferencias como riqueza y aprender a resolver los conflictos normales en toda convivencia humana” - En 1834, José Mazzarello se casó con María Magdalena Calcagno y el 9 de mayo de 1837 nació María Dominica (llamada cariñosamente Maín) y la siguieron otros doce hijos, pero muy pronto Maín vio partir al cielo a dos de sus hermanitos, todavía pequeños y a algunos de sus primitos. En aquellos tiempos la mortalidad infantil era notablemente alta. No faltaron además otros sufrimientos en la familia como la epidemia de cólera en 1836, que cobró varias vidas entre los más allegados y un pariente alcohólico, que fue causa de mucha amargura. Fueron quizás estos sufrimientos los que unieron a la familia: “Eran personas de vida sinceramente cristinas, apreciadas y queridas por todos. En el pueblo eran admirados por la unión y el cariño que reinaba en ese hogar…” - Maín, por ser la mayor de los hermanos, se distinguió por su responsabilidad, ayudaba en los quehaceres de la casa, vigilaba los juegos de los hermanitos y hasta participaba en ellos si ninguna dificultad. Su vivacidad y alegría reanimaba la vida en su familia. ¿Personalidad aprendida o heredada? - Su padre José: de una personalidad rica que influye profundamente en su hija Maín, sobre todo en su fe firme y su conducta recta y transparente: “Hombre de fe y chapado a la antigua, Si estoy en tu memoria… soy parte de tu historia serio y paciente, frecuentaba la iglesia y escuchaba la Palabra de Dios y la practicaba. Era socio activo de las Conferencias de San Vicente de Paúl y fue de los primeros que en Mornese se acercaba cada domingo a los santos Sacramentos’’. Este hombre se preocupaba personalmente de la educación de los hijos; compartía con ellos su sabiduría de campesino. Sabía distribuir su tiempo entre el duro trabajo del campo y los momentos de oración. - Maín asume el ejemplo y las enseñanzas paternas, desarrollando la capacidad de trabajar con diligencia y, al mismo tiempo que admira y contempla, crece en las virtudes cristianas. Aprende a descubrir el sentido del mundo, el significado de la vida, la suya y la de toda otra criatura, viendo el fundamento último en Dios. Ha quedado como histórico este diálogo entre Maín y su padre: “¿Qué hacia Dios antes de crear el mundo? - Se contemplaba a sí mismo, se amaba a sí mismo y era feliz en sí mismo’’. Durante las largas veladas invernales, el padre enseña a Maín las lecciones de lectura, también es él quien la inicia gradualmente en el trabajo, en particular en las sacrificadas labores del campo. Se preocupa además del proceso de socialización de su hija; la lleva a los mercados y a las ferias de los pueblos, y con sus discretas llamadas de atención y sus agradables conversaciones, estimula la inteligencia y la libertad de la joven, encaminándola hacia un sabio discernimiento, para que después pudiera decidir, por sí misma, responsablemente. Más tarde, ya adolescente, María le confió a su amiga Petronila: “si en mi hay algo bueno, se lo debo a mi padre”. - Su madre, Magdalena, era de un temperamento extrovertido y simpático. Tenía un carácter fogoso y jovial; amaba la piedad y era devotísima de la Virgen. La capacidad de relacionarse, de involucrar a los otros, rasgo de María Dominica, provenía de su madre. Maín por ser la primogénita era también la colaboradora de la madre en la educación de la familia. La relación de Magdalena con su hija era enérgica y afectuosa. En una ocasión le confiesa a su amiga Petronila algunas imperfecciones que ella veía en el comportamiento educativo de la madre: “mi mamá con tantas palabras no conseguía nada y mi padre hablaba poquísimo y todos le obedecíamos”. - A pesar de los límites, Magdalena incide profundamente en el camino de maduración de su hija. Los defectos que Maín como la pereza al levantarse, las mentiras infantiles, la vanidad y la ambición, son corregidas por su madre. Ella también la ayuda a vencer la pereza que siente para confesarse, la prepara para el sacramento, la sigue con sensatez y amor. Cuando más tarde llega para Maín el momento de las opciones vocacionales Magdalena interviene de una manera tierna, presentándole la posibilidad del matrimonio, pero, después, cuando la ve decidida a consagrarse a Dios permanece a su lado, no sólo con su apoyo moral, sino también ofreciéndole ayudas materiales cuando se fue a vivir con las Hijas de la Inmaculada. Si estoy en tu memoria… soy parte de tu historia Me encuentro con mi familia y descubro el paso de Dios por mi vida Tú también, al igual que Juanito Bosco y Maín, tienes una historia familiar que llevas impresa en tu personalidad. Tus primeras experiencias cuando eras muy pequeño(a), las situaciones vividas por tus padres, las personas que han intervenido en tu formación, el lugar en que naciste, los momentos dolorosos que has vivido… todos son aspectos de los que Dios se ha servido para intervenir en tu vida. Sólo tienes que hacer memoria y ver en todo acontecimiento el paso de Dios por tu existencia. - Comencemos por compartir qué significa e implica para nosotros “encontrarnos con alguien”. ¿Por qué necesitas encontrarte con determinadas personas en tu vida? - ¿Qué sentimientos te suscita el encuentro con una persona querida? ¿Cómo te sientes después de ese encuentro? El encuentro con la realidad de tu familia te tiene que poner en dos actitudes: primero de reconciliación con tu vida y con las personas que hacen parte de ella y luego en actitud de agradecimiento por cuanto Dios ha hecho en ti, a través de tu familia. Eres lo que eres gracias a ella. No puedes mirar las realidades vividas como simple coincidencia, como un esporádico cruce o como capítulos que ya se han cerrado… No! Debes mirar tu vida desde los ojos de Dios, pues toda historia, personal y familiar es “historia de salvación”. Para trabajar… Echa a rodar tu película y cuéntame un poco de ti Coge un cuarto de cartulina del color que te identifique y divídela en ocho cuadros de igual tamaño. Si estoy en tu memoria… soy parte de tu historia En cada cuadro escribirás lo siguientes aspectos: 1. Antes de nacer: (¿qué me han contado del embarazo de mi mamá, cómo fue, quién de mi familia me esperaba con más ansias, cómo fue mi papá con mi mamá mientras me estaba esperando? Situación económica de la familia...) 2. Lugar y fecha de nacimiento: (como era mi pueblo, cómo estaba conformada la familia, cómo era mi cuarto, cómo festejó mi familia mi nacimiento…) 3. Mis hermanos (cuéntanos de tus hermanos… a quién te pareces, como son, con quienes tienes mejores relaciones, con quien no, ¿por qué?...) 4. Aspectos hereditarios (haz memoria de aquellos aspectos físicos y temperamentales que has heredado de tus padres o abuelos) 5. Huellas dolorosas (piensa en aquellas experiencias familiares que te han hecho sufrir: muertes, separaciones, conflictos familiares, crisis económicas…) 6. Huellas imborrables (recuerda los momentos más felices y las personas que intervinieron en ellos) 7. Figura paterna/materna más influyente (háblanos de esa persona, qué has aprendido de ella, cómo te ha formado, qué frase te ha dicho y tú recuerdas y llevas en tu corazón…) 8. Aspectos de mi familia que quisiera que mis hijos también vivieran y disfrutaran Por detrás del cuarto de cartulina, escríbele una carta a tu familia y cuando llegues a casa ojalá puedas entregársela a aquella persona más especial que quisieras que la leyera. Antes de nacer Lugar y fecha de nacimiento Mis hermanos Aspectos hereditarios Figura paterna/materna más influyente Aspectos de mi familia que quisiera que mis hijos también vivieran y disfrutaran foto Huellas dolorosas Huellas imborrables Me interrogo: - ¿Qué cosas nuevas aprendí de mi? - ¿Qué constantes encontré? - ¿Qué me llama más la atención? (Si el grupo se presta, se pueden compartir las reflexiones) Una vez realizado el trabajo, el cual no podrá hacerse en media hora, sino que requiere un buen espacio de tiempo, el animador podrá preparar un lugar en donde los jóvenes se Si estoy en tu memoria… soy parte de tu historia puedan sentir lo más cómodos posible o disponer la capilla o un oratorio para realizar la siguiente oración de sanación por la familia. Oración de sanación por la familia Canción (Cada joven puede colocar en el altar o en un lugar preparado para el momento el cuadro familiar que ha completado) ¡Señor Jesús! Hoy venimos a Ti, en nombre de cada una de las personas de nuestra familia. Tú, en tus designios de amor por cada uno de nosotros, nos has colocado en ella y nos has vinculado a cada una de las personas que la componen. En primer lugar, te queremos dar gracias de todo corazón por cada uno de los miembros de mi familia, por todo el amor que he recibido tuyo a través de ellos y te queremos alabar y glorificar porque nos has colocado en ella. A través de la familia y en la familia, tú nos has dado la vida y has querido para nosotros que formemos un núcleo de amor. Hoy, Señor, queremos que Tú pases con tu sanación por cada uno de nosotros y realices tu obra de amor en cada uno de nosotros. Y antes de nada, Señor, queremos pedirte perdón por todas las faltas de amor que hayamos tenido en casa, por todas nuestras indelicadezas, por todas nuestras faltas de comprensión, por no ser a veces cauces de tu amor para ellos. En primer lugar, Jesús, te pedimos que entres en el corazón de cada uno y toques aquellas experiencias de nuestra vida que necesiten ser sanadas. Tú nos conoces mucho mejor que nosotros mismos; por lo tanto, llena con tu amor todos los rincones de nuestro corazón. Donde quiera que encuentres - el niño herido -, tócalo, consuélalo y ponlo en libertad. Vuelve a recorrer nuestra vida, la vida de cada uno de nosotros, desde el principio, desde el mismo momento de nuestra concepción. Purifica las líneas hereditarias y líbranos de aquellas cosas que puedan haber ejercido una influencia negativa en aquel momento. Bendícenos mientras íbamos formándonos en el vientre de nuestra madre y quita todas las trabas que puedan haber dificultado, durante los meses de gestación, nuestro desarrollo en plenitud. Danos un profundo deseo de querer nacer y sana cualquier trauma tanto físico como emocional que pudiera habernos dañado durante nuestro nacimiento. ¡Gracias, Señor!, por estar ahí presente para recibimos a cada uno de nosotros en tus brazos en el momento mismo de nuestro nacimiento, para darnos la bienvenida a la tierra y asegurarnos que Tú nunca nos faltarías ni nos abandonarías. Si estoy en tu memoria… soy parte de tu historia Jesús, te pedimos que rodees nuestra infancia con tu luz y que toques aquellos recuerdos que nos impiden ser libres. Si lo que más necesitamos cada uno fue más cariño maternal, mándanos a tu Madre, la Virgen María, para que nos dé lo que nos falta. Pídele que nos abrace a cada uno, que nos arrulle a cada uno, que nos cuente cuentos y llene el vacío que necesita el calor y el consuelo que sólo una madre puede dar. Quizá "el niño interior" siente la falta del amor del padre. Señor Jesús, déjanos gritar con libertad, con todo nuestro ser: "¡Abba!, ¡papá! ¡Papito!. Si necesitábamos alguno de nosotros más cariño paternal y la seguridad de que nos deseaban, y nos amaban de verdad, te pedimos que nos levantes y nos hagas sentir la fuerza de tus brazos protectores. Renueva nuestra confianza y danos el valor que necesitamos para hacer frente a las adversidades de la vida, porque sabemos, Padre nuestro, que tu amor nos levantará y nos ayudará si tropezamos y caemos. Recorre nuestra vida, Señor, y consuélanos cuando otros nos trataban mal. Sana las heridas de los encuentros que nos dejaron asustado, que nos hicieron entrar en nosotros mismos y levantar barreras de defensa ante la gente. Si alguno de nosotros se ha sentido solo, abandonado y rechazado por la humanidad, concédenos por medio de tu amor que lo sana todo, un nuevo sentido del valor de cada uno como persona. ¡Oh Jesús, nos presentamos en este día ante ti, toda la familia y te pedimos que sanes nuestras relaciones, que sean unas relaciones llenas de cariño, de comprensión y de ternura y que nuestra familia se parezca a la tuya. Te pedimos, por intercesión de tu Madre, la Reina de la Paz, que nuestros hogares sean lugares de paz, de armonía y donde realmente experimentemos tu presencia. ¡Gracias, Señor! Canción