5. Cómo comparar: los mecanismos esenciales 5.1. El triángulo de Ogden y Rkhards Tras las preguntas sobre el tiempo y el espacio de la compara­ ción, podemos pasar a la última pregunta: ¿Cómo comparar? Para responder a esta cuestión la tradición de la comparación ha es­ tablecido unos mecanismos analíticos bastante importantes. Indi­ camos los principales agrupándolos en los siete apartados si­ guientes: 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. El triángulo de Ogden y Richards. Las reglas de la conceptualización. El árbol de Porfirio. Estrategias clasificatorias. Los cánones de MiH. La formalización. Elfuzzy set analysis. Pasemos a analizar cada uno de estos mecanismos y a ver su importancia para la comparación. 81 Introducción a la investigación comparada En un tratado de lógica de 1946, Ogden y Richards indicaron los componentes esenciales de un concepto estableciendo la rela­ ción entre el término (el vocablo utilizado), el significado vincu­ lado y el referente empírico (el objeto al que remite la palabra) con un triángulo (figura 5.1). Todo concepto empírico tiene una «estructura» triangular. Más exactamente, la construcción de un concepto requiere que los tres aspectos o, mejor dicho, los tres lados del triángulo se precisen adecuadamente. Ya sea para evitar el problema de la ambigüedad, si la relación unívoca entre término y significado no es precisa, o el problema de la vaguedad, cuando no se ha de­ terminado el objeto empírico al que se refiere el significado, o , bien el problema de la banalidad y de la formación de conceptos desordenados, si el significado no está bien articulado y organi­ zado respecto al término y los referentes 1• Por ejemplo, al término «partido político» se le atribuye el significado de «coalición de individuos que buscan, a través de medios legales, el control del aparato gubernativo 2» y se recono­ cen como partidos políticos entidades tales como el Labour Party o el Partido Conservador inglés o bien Forza Italia, los Democra­ tici di Sinistra en Italia y muchos otros en todos los países democr�coo. En el lenguaje común, las relaciones entre estos tres elementos a menudo se confunden por cuanto a un mismo término corresSignificado Término FIGURA 82 5.1. La «estructura» de un concepto. Referente 5. Cómo comparar: los mecanismos esenciales ponden diversos significados y distintos referentes empíricos� �in embargo, en el lenguaje científico, es fundamental la regla bas1ca de que a cada término corresponda un solo significa�o y un sol� conjunto de referentes empíricos. Esta regla --deducible a partir del triángulo de Ogden y Richards- es muy importante porque en la experiencia concreta del investigador se puede dar una enorme tensión referente-significado. Un corolario de esta idea y de las precedentes es que en el lenguaje científico no puede ha­ ber sinónimos, o diversos términos con el mismo significado, ni homónimos, es decir, que la misma palabra se emplee con signi­ ficados distintos. Este corolario demuestra una diferencia sustan­ cial entre el lenguaje común, que tiene sinónimos y homónimos, y el lenguaje especial o «científico», que intenta hacer �e . cada término un concepto con un significado propio bien def1mdo y referentes empíricos precisos. Este punto se cierra sin embargo con la plena consciencia, subrayada por diversos autores, de que la división rígida entre los dos tipos de lenguaje, propia del neo­ positivismo, no se puede sostener completamente 3• Por otra par­ te, la dificultad derivada de la utilizacíón de términos iguales que sin embargo tienen significados y referentes empíricos distintos surgió de forma súbita con el desarrollo de las relaciones cultu­ rales a nivel internacional. La dificil relación entre término, significado y referente cons­ tituye el núcleo de la conceptualización, es decir, de la forma­ ción de conceptos empíricos. Una buena conceptualización debe Íograr tener presentes las relaciones nada simples que supone el triángulo propuesto por Ogden y Richards. Los problemas de difícil solución no se refieren tanto a los conceptos empíricos en sentido estricto -ya hemos mencionado la operacionalización en el capítulo 3- como a las normas cuya existencia, si bien parcial, queremos señalar en el plano empírico. Estos conceptos remiten a ideales, a valores, y para ellos no basta la referencia a indicadores y buenos referentes empíricos, sino que se producen también construcciones conceptuales articuladas para señalar los diferentes grados de presencia de un determina­ do aspecto. 83 Introducción a la investigación comparada Podemos señalar a este respecto de qué manera numerosos conceptos de gran importancia para las ciencias sociales remiten ª ideales. Algunos, además, tienen una doble valenéía:-lá.' emplñ­ ca y la ideal, y esta doble valencia se conserva porque, en térmi­ nos de análisis, resulta útil mantenerse lo más cerca posible del uso corriente de la palabra para dotar de una mayor capacidad heurística, es decir, interpretativa, al concepto. Por ejemplo, el concepto de democracia es uno de estos términos «dobles» sobre el que han tratado decenas de autores y que ha dádo lugar a un debate aún no concluido y de especial relevancia 4• Este debate enseña al menos cómo, en comparación con las numerosas defi­ ntci?n,es _ngr_�!1,tiyf;l�,. �S!!S están condi�ion�da� por-el contexto histonco y cultural. Por eJemplo, el propio termmo «democracia» evocara retereñié's empíricos distintos para un europeo occid�n­ tal, un americano o un ruso. Dahl acuñó el término «poliarqpía» , v., , ,.,, v-,.._,,' , ,, ""· para evitar el problema de la elección de una definic1on empírica de democracia (conservando su uso normativo). Pero el precio de esa decisión fue que dicho neologismo no entró en el debate polí­ tico y se mantuvo en el debate científico aun después del home� naje formal al intento de su autor. ·t>Para aclarar la relación entre valencia empírica e ideal de un · concepto, en el ejemplo de la democracia, podemos utilizar la distinción entre definición «mínima» y, por decirlo así, «máxi­ ma» de democracia. Para el análisis empírico de las transiciones e instauraciones democráticas, es importante dar una definición millim.3 que indique cuáles son esos aspectos más 1ññíediat;­ mente controlables y empíricamente esenciales que permiten establecer un umbral más allá del cual un régimen no puede con­ siderarse democrático. En esta perspectiva se consideran demo­ cráticos todos los regímenes que presentan al mend&: a))sufragio universal masculino y femenino;_'b)ielecciones l}bres, competiti­ vas, recurrentes y justas; e) más de un partido/d) foentes de in­ formación diversas y alternativas. Un aspecto importante de esta definición es que si no hubiera o faltara aunque sólo fuera uno de estos elementos, ya no habla­ ríamos de régimen democrático sino de otra estructura político- 84 5. Cómo comparár: los mecanismos esenciales institucional, quizás intermedia y caracterizada por la incerti­ dumbre y la ambigüedad con distinta intensidad. Por último?.-��­ sulta útil subrayar que. la definición mínima debe centrarse en las instífuc1ones que caracterizan la. deinocrada:elece16ñes, partidos eñ-corñpetición (al menos potencial), pluralismo en la informa­ ción, conectando de esta forma con las definiciones clásicas como la de Schumpeter, Dahl y Sartori, pero llevando el nivel de abstracción de estas dos definiciones al plano más inmediata­ mente empírico de las instituciones que son indispensables para un régimen democrático. La definición mínima supone lógicamente que pueda haber también una definición máxima. Si recordamos que «democra­ cia» tiene la característica de ser al mismo tiempo un término ����!.!E!!Y<? ):' prescriptivo, la �:f!1_1ición 1!1á?':i1!1a �.:be._partir ne­ cesariamente de los idealesó de los principios. n1ás que de insti­ tucicmes·concretas, como hace la definición mínima: Esta defi­ nición, si se artiéula bien, sería especialmente útil incluso para el análisis aquí desarrollado, que ve una fase posterior del pro­ ceso de democratización en el crecimiento de la «cualidad de­ mocrática 5». De hecho, partiendo de esa definición, oportuna­ mente operacionalizada empíricamente, podría comprenderse tanto la distancia de las democracias reales con respecto a su definición máxima como el grado de democraticidad de los re­ gímenes que han superado el umbral mínimo indicado anterior­ mente. , Sin embargo, no existe una definición máxima en sentido es­ tricto. En realidad no·es posible ni oportuno establecer el punto o puntos de llegada de unos principios e ideales que cambian conti­ nuamente. De una forma más limitada, con el objeto de servir a los fines antes señalados, se puede dar una definición que indi­ que las posibles direcciones que van a tomar las democracias contemporáneas teniendo en cuenta los principios o ideales que las informan para alcanzar de forma más o menos completa el «poder del pueblo». Citando a Sartori 6, el problema de la maxi­ mización de las democracias reales es efectivamente el de la «op­ timización» una vez que se han establecido ideales y direcciones 85 Introducción a la investigación comparada de desarrollo y se intenta conseguirlos progresivamente. De este modo nos dirigimos hacia una definición de democracia que se puede considerar más ideal o normativa. Para este fin parecen de poca utilidad los esfuerzos de distintos autores por ordenar y me­ dir las democracias reales y existentes 7• Más bien es necesario partir de los principios que las sustentan, y, desde este punto de vista, la afirmación de que los dos valores que debería lograr una democracia contemporánea son «libertad» e «igualdad» podría encontrar un consenso amplio. Que esto desemboque en la auto­ nomía del individuo y que la autonomía individual sea finalmen­ te el aspecto crucial de la democracia como sostiene Held 8, no parecen requisitos necesarios para la definición de una democra­ cia ideal, que puede precisarse de un modo más sencillo como «el régimen que debe crear las oportunidades institucionales más adecuadas para conseguir la libertad y la igualdad». Y en el que, por tanto, el problema puede convertirse en un problema empíri­ co: el de mostrar el quantum de libertad e igualdad existentes en un determinado país en un momento dado 9• 5.2. Las reglas de la conceptualización Así pues, el problema es, sobre todo, la formación de conceptos, intentando especificar con precisión su significado y referentes empíricos 10• En este sentido, ¿podemos decir que lo dicho en el epígrafe anterior nos lleva a identificar reglas a las que atenerse para definir un concepto? En sentido estricto no existen reglas de este tipo. Tenemos, más bien, varias definiciones: las decla­ rativas o analíticas, que son descripciones del uso de un cierto término en base a un control empírico; las estipulativas, que crean un significado nuevo y útil en cierto modo para los fines de una determinada teoría; las explicativas, en parte declarati­ vas y en parte estipulativas, que retoman el uso más o menos corriente de un concepto sin eliminar la formación de un signi­ ficado teóricamente útil respecto a una nueva realidad obser­ vada 11. 86 5. Cómo comparar: los mecanismos esenciales Sin embargo, en la experiencia investigadora, la recomenda­ ción más importante sigue siendo la de Sartori, que aconseja ate­ nerse a algunas reglas elementales 12• a) Ante todo, se debe mantener un anclaje terminológic� que haga referencia a la etimología, por ejemplo, a las �aíc�� lati­ nas y griegas del vocablo, y sobre todo que respete el s1gmficado central que tenía el uso original del término. . Ejemplo: El término «dictadura» original�ente --en la anti­ _ gua Roma republicana- indicaba una magistratura electiva Y temporal creada para hacer frente a un momento excepcional de crisis. En sentido común, pero también en las excepciones cultas, el término «dictadura» ha visto falseado su significado. Otros términos han corrido una suerte parecida. b) Además hay que mantener un anclaje histórico, observan: do cuál ha sido en realidad y es el uso de la palabra. Se observara por tanto la evol�ción de su significado en la historia evitando el «convencionalismo total», es decir, intentar comparar todo el len­ guaje con convenciones o pretender a toda costa sustituir el uso original del término por sµ uso convencional, algo que �e suele hacer. En resumen, la actualización de conceptos reqmere que quien utiliza una cierta palabra conozca los acontecimientos del pasado a los que ésta está vinculada. John Stuart Mili ya advertía que, cuando se hacen compara­ ciones, es importante establecer continuamente conexiones entre hipótesis y aspectos empíricos o bien continuos viajes de «ida Y vuelta» de la teoría a la realidad de referencia. Esto es tanto más necesario por cuanto se trata de conceptos importantes y comple­ jos, como pueden ser proceso de democratización, transición, instauración y consolidación. La realidad resulta extremadamente rica y compleja, y, por tanto, es indispensable elegir conceptos formulados correctamente. Un ejemplo de error en la formación de un concepto pu�d� ser el que representa el término party government. Usado ongmal­ mente por Schattschneider en 1942 para describir el sistema de gobierno estadounidense, la expresión tuvo éxito y por ello ter- 87 5. Cómo comparar: los mecanismos esenciales Introducción a la investigación comparada minó utilizándose con un significado tan amplio que puede in­ cluir todas las democracias actuales, a pesar de que el papel y la importancia de los partidos hayan sido y sean notablemente dis­ tintos, como por ejemplo entre el caso italiano y el francés o en­ tre los casos europeos y el estadounidense. Quizás sea oportuno recordar que un concepto tiene sentido si su uso nos permite «desglosarn la realidad en lugar de «aferrar­ la». Un concepto omnímodo es de dificil utilización y requiere especificaciones posteriores. Un concepto útil permite distinguir entre los posibles referentes empíricos, o bien nos ayuda a reali­ zar una selección entre los numerosos casos existentes. Ejemplo: Actualmente casi todos los regímenes se declaran «democráticos» y, en realidad, cada vez son más numerosos los que pueden satisfacer una definición mínima de democracia. Esto significa que el uso del término «democracia» ya no es suficiente y que no pueden distinguirse los regímenes con un simple contras­ te democrático-no democrático. Por una parte; surge el aspecto normativo, vinculado a la definición ideal de democracia (lo que debería ser); por otra, dos aspectos empíricos: el más «moderno», relativo a las especificaciones necesarias para definir la democra­ cia en sus diversas representaciones concretas, a menudo con ca­ racterísticas ambiguas («democracia protegida», «limitada», etc.),· y el «clásico» (cómo distinguir la democracia del autoritarismo). c) Por último, otra sugerencia para una correcta definición empírica de los conceptos aconseja que cuando se defina un con­ cepto empírico, se tengan en cuenta también los significados atri­ buidos a los conceptos afines, partiendo obviamente de la base de los dos anclajes antes indicados. Es decir, que se tenga en cuenta que cualquier definición no proceda de un vacío y esté vinculada siempre a diversos conceptos próximos que formen parte del mismo campo semántico 13• Las ventajas concretas de este modo de proceder son al menos dos. La primera es que de esta manera una investigación que pro­ ponga relaciones y posibles explicaciones de fenómenos afines puede articularse con mucha más claridad. Por ejemplo, si defini­ mos y diferenciamos adecuadamente entre consolidación democrá- 88 tica y estabilidad política podemos comprender mejor las relacio­ nes entre pr-eceso de consolidación y una de sus consecuencias, precisamente la estabilidad en los casos empíricos estudiados. La segunda ventaja es que no se desarrolla un trabajo superfluo du­ plicando significados o referentes. Si definimos la consolidación del mismo modo en que se define la estabilidad en la litera�ra especializada habremos hecho un trabajo innecesario, ya que el segundo concepto ya sería suficiente para nuestra investigación. En este sentido conviene que no haya superposiciones de signifi­ cado entre términos o conceptos diversos para no superponer tampoco referentes empíricos relacionados. Sin embargo, el triángulo palabra-significado-referente impli­ ca otro aspecto importante y útil para la formulación y el trata­ miento de conceptos empíricos. Para aclarar este punto, debemos introducir un ·segundo mecanismo esencial para la comparación: el árbol de Porfirio. 5.3. El árbol de Porfirio El árbol de Porfirio, nombre de un antiguo filósofo neoplatónico, 1 que propusieron nuevamente Cohen y Nagel 4, ayuda a: compren­ der la regla fundamental según la cual «la connotación y la deno­ tación de un concepto están inversamente relacionadas». ¿Qué quiere decir esto? Para responder a esta cuestión, volvemos al triángulo de Ogden y Richards. El lado que une el término con el significado representa lo que podemos denominar la connotación o intensidad del concepto, lo que equivale a decir el conjunto de características definitorias esenciales y propiedades que carac­ terizan dicho concepto. El lado que une el significado con los referent�s empíricos (u objetos) define la denotación general, observada u esperada, o bien la extensión empírica que posee el concepto que se examina, es decir, el conjunto de referentes em­ píricos a los que se aplica. Volviendo al concepto de partido político, su connotación se concretará, por ejemplo, en el hecho de ser una institución for- 89 Introducción a la investigación comparada mada por un conjunto de personas, más o menos organizadas, que están en el centro de las elecciones reclutando candidatos, forman­ do listas y participando en la campaña electoral; en el centro del gobierno en el parlamento o en el gabinete ministerial o en otros lugares de toma de decisiones informales a nivel central y local; en el centro de la formulación de las políticas en los sectores más diversos y váriados. Evidentemente se trata de una connotación compleja a la que corresponde una denotación más simple que identifica en los distintos sistemas democráticos a los actores ins­ titucionales a los que se aplican dichas propiedades connotativas. Connotación y denotación son, por tanto, muy importantes para definir el nivel de generalidad de un concepto y sobre todo la posibilidad de tener con cierta nitidez lógica conceptos con ni­ veles de abstracción inferiores. Para dejar claro este pasaje, con­ tamos con la ayuda del árbol de Porfirio. Esquemáticamente -y con·una cierta libertad respecto a la formulación binaria de la elección que el propio filósofo propone, pero creo que eficaz­ mente-, el árbol de Porfirio puede representarse con sus ramifi­ caciones invertidas (figura 5.2). El árbol representa con claridad el procedimiento lógico pro­ pio de la escala de abstracción, también llamada «escala de ge­ neralidad», que procede de lo más general a lo más particular y viceversa; nos muestra, en consecuencia, la relación entre conno- FIGURA 5.2. El árbol de Porfirio. 90 5. Cómo comparar: los mecanismos esenciales tación y denotación. Si se encuadran en el proce�imiento_ l?gico de. la distinción per gens et dijferentiam -o lógica clasificato­ ria- es evidente que hay una relación inversa entre referente empírico y significado: entre _ámbito de e;te�si_ón y ámbito de connotación: cuanto mas ampho es uno, mas limitado debe ser el otro y viceversa. El árbol de Porfirio, por tanto, está vinculado_ al triángulo de Ogden y Richards: el segundo muestra e� mecam�­ mo fundamental de la definición de un concepto empínco; el pn­ mero, su articulación a través de la escala de abstracción. Lazarsfeld, como ya hemos visto, tiene en cuenta las dos ope­ raciones conceptuales cuando habla de espacio_ de los at�but�s (todos los aspectos relevantes de un concepto) mtentand� identi­ ficar cuáles son los referentes empíricos que entran en dicho es­ pacio: cuanto más amplio sea el espacio de los atributos, más re­ ducido será el referente empírico. Me parece oportuno subrayar esta regla porque, aun ��endo fundamental, es Ínuy fácil obviarla en la fase de formacion de conceptos. Ante la operación de conceptualizac�?n, por _ lo gene­ ral el investigador intenta aumentar la connot:ac10n precis�ndo al máximo el significado del término, pero al mismo tiempo mtenta aumentar su realidad empírica de referencia ampliando de esta forma el referente. En resumidas cuentas, existe la tentación de maximizar a un tiempo connotación y denotación con la esperan­ za de obtener conceptos más significativos, más importantes: El riesgo aquí, como demuestra Sartori, es el del ensa�che o e�t1ra.,. miento conceptual (conceptual stretching); es decir, amphar la extensión o denotación de un concepto sin reducir como corres­ ponde su intensidad o connotación, esto es, las _caracterís!ic�s o atributos de significado, que es, como hemos visto, la pnncipal causa de una mala clasificación. Por ejemplo, la noción de «democracia consociativa», divul­ gada por el investigador holand�s Lijph�rt, c?rrespondía a una serie de características muy precisas que mclman una cultura re­ ferencial, una sociedad dividida por fracturas étnicas, lingüísti­ cas, religiosas o de otrc? tipo. Sin embargo, en el _momento en el que el término se difundió en el vocabulario político entrando en 91 Introducción a la investigación comparada el uso cotidia�o, perdió su significado original, ampliando de forma d�sm�dida el referente empírico (una vez más el problema del «estiramiento conceptual»). Por ejemplo, el término se utilizó también para Italia en referencia al periodo de solidaridad n�cio­ nal de 1978-1979 o incluso en el periodo anterior de las «absten­ ciones» comunistas de 1976. D��de el punto de vista de la política comparada, se plantea ta1?bien u� �roblema de «clasificación adecuada». Para ello po­ _ dríamos utlhzar, mcluso para la clasificación, la regla que ya he­ mos empleado para obtener una buena conceprualización. Cuan­ do se pasa del concepto empírico a la clasificación, el punto de _ �artida puede ser una noción general como «democracia»; a par­ hr de ��ta noción, id�ntifi��remos diversas dimensiones (seg­ mentacion), de cada dimens10n punrualizaremos los aspectos más específicos (especificación), procediendo si fuera necesario me­ diante genus et dijferentiam: de lo general a lo particular. En este ámbito, estrechamente vinculado al ejercicio clasifica­ _ esta,, como hemos visto, el uso correcto de la escala de abs­ tono, tracción. Sartori, como se recordará, lo convierte en otro punto central de su propuesta sobre cómo comparar. El uso de la escala de ab�tracción es, por tanto, crucial para la comparación, ya que permite efecruar con mayor rigor los controles sucesivos de las hipótesis con el mismo nivel de abstracción para todos los casos que se es�dian Y: después, con distintos niveles de mayor o menor _ abstracc10n. Asi se pueden formular hipótesis más generales, pe�o a menudo también menos significativas, o, por el contrario, articular las mismas hipótesis especificándolas a medida que se entra en el detalle de los casos y aumentan las variables a tener en cuenta mientras disminuyen los posibles referentes empíricos. En resumen, el árbol de Porfirio ayuda a afrontar y resolver este problema, permitiendo elaborar una buena clasificación. De hecho constituye la representación gráfica de una escala de abs­ tracción que, una vez más, podemos representar como muestra la figura 5.3. ¿Por qué son entonces tan importantes la escala de abstracción o la clasificación? La importancia de la escala de abstracción ra- s 5. Cómo comparar: Los mecanismos esenciale Concepto Dimensiones principales --_.Aspectos más especlficos FIGURA 5.3. El árbol de Porfirio y la clasificación. a la vez dica en la posibilidad que nos ofrece de poder perseguir dos objetivos principales: que tam­ a) Un objetivo cognoscitivo-recognitivo (obsérvese como bién existen ciencias exclusivamente clasificatorias, a buen la biología) que representa la base para·aicanzar una rico clasificación en el momento en que se pasa de lo gené a la diferencia. ización, b) Un objetivo explicativo a través de la parametr se hace que es la operación necesaria y esencial con la que facotros de ción varia la zar anali constante un factor para so­ pero , ística estad en a utiliz se • tores. La parametrización r 15 se Smel plo, ejem Por . arada bre todo en política comp comhace de la parametrización un elemento central de la paración. s de todas Esta operación analítica es una de las más interesante se com­ o cuand todo las que un investigador puede utilizar, sobre de vista punto el para entre casos que pueden tratarse sólo desde que es al, ment to imen cualitativo. Si no queremos recurrir al exper un de­ de encia más bien endeble, ¿cómo podemos valorar la incid mos viéra estu Si terminado factor en otro que queremos explicar? 93 5. Cómo comparar: los mecanismos esenciales Introducción a la investigación comparada el campo de la estadística, la operación sería obvia: se parame­ triza, haciendo constantes todos los demás factores que podrían influir potencialmente en el fenómeno que h ay que explicar. Por ejemplo, si queremos comprender el impacto de la diferencia de sexo en el comportamiento electoral, basta con hacer constantes, e s decir, no influyentes, todos los demás factores que pudieran in­ fluir en esta relación, como la edad, lugar de residencia o clase so­ cial, y, dentro de las subclases así determinadas, es decir, sub clases en las que se contempla a personas residentes en la misma zona o zonas similares, de edades semejantes, con cultura y clases socia­ les parecidas, pero de distinto sexo, constatar, si es que existen, di­ ferencias de comportamiento entre hombres y mujeres. Si en este punto del análisis las diferencias desaparecen, el sexo no es un factor determinante del voto; si permanecen o se acentúan, lo es. En el ejemplo anterior resulta evidente que en el tratamiento · estadístico o «cuantitativo» la clasificación desempeña una parte determinante en la parametrización, incluso a nivel cualitativo. La pa rame trización se obtiene me diante la clasificación. Más exactamente, se procede a la clasificación de tal forma que se pueda parametrizar o hacer constante el criterio utilizado para di­ ferenciar entre las distintas c}ases. Después, dentro de cada clase, se identifican subclases -utilizando la escala de abstracción- y con éstas como referencia se controlan las hipótesis que interesa controlar. Otro ejemplo puede ayudarnos a aclarar las ventaj as de la parametrización en un análisis comparativo realizado con da­ tos cualitativos. Supongam os que que rem os e xplicar e l éxito electoral de los partidos en distintos países. Ante todo, podemos empezar clasificando los partidos elegidos se gún las organizacio­ nes y después ver si entre partidos con organizaciones semejantes hay algunos que hayan tenido éxito y otros que no. Si la organi­ zación que hemos parametrizaélo permanece constante, no es re­ levante para explicar el éxito y deb erem os recurrir entonces a otras explicaciones, como la relación con los medios de comuni­ cación o el papel de sus líderes. Pero cada vez podremos parame­ trizar un factor mediante una cuidada clasificación y controlar de esta forma el impacto de dicho factor. en 94 En resumen, clasificación y esca la de abstracción pueden ser­ vir para controlar empíricamente a través de la parametrización hipótesis sobre causas que aún hay que demostrar. El problema concreto es que bajando en la escala de abstracción se puede P�?­ fundizar en una cierta relación, dentro de una clase, pero tamb1en se corre el riesgo de que darse con un número exce sivamente exi­ guo de casos y, por tanto, de encontrarse con una confirmac�ó� endeble de las relacione s. P ara que sean significa tivas, las clas1f1caciones necesitan un amplio background empírico. Por ejemplo, de una noción general y m ínima de democracia es indispensable pasar a de finiciones m ás precisas y diferenciadas como las de de­ mocracia de consenso o mayoritaria (véase más adelante). 5.4. Estrategias clasificatorias Así pues, la clasificación e s «la operación intelectual con la que se divide la extensión de un concepto, respetando algunas reglas [...], en un determinado número de clases 16». Se � abl� de cl_asifi- · cación como operación de identificación de un entena particular de diferenciación entre distintas rea lidades y de atribución de esas realidades a cad a clase . Sin embargo, es obvio que m acrofe­ nómenos políticos como los partidos, grupos de presión, parla­ m entos, gobie rnos, le y e s ele ctora les, p articip a ciones, e tc., se prestan mal a la diferenciación en base a un único criterio. El re­ sultado clasificatorio es pobre y en gran medida distorsionador. En ciencia política -se suele recurrir a tipologías, es decir, o�era­ ciones intelectuales de descripción-reconocimie nto de la rea hdad, definida previamente, en base a m ás de un criterio diferenciador. Aunque la gran mayoría de las tipologías utilice dos criterios, al­ gunas tipologías utilizan tres o, en muy pocos casos, cuatro.. La razón por la que sucede esto e s bastante clara. Una tipolo­ gía con dos criter:ios que tenga tres clases para cad a crite rio es �a una tipología con nueve ca sillas, es decir, tipos. Un ejemplo �ena _ el de las democracias contem poráneas que podrían ser d1stmtas en base a dos criterios. Un primer criterio podría referirse a las 95 Introducción a la investigación comparada relaciones del ejecutivo respecto al legislativo y distinguir entre 1) presidente-líder del ejecutivo efecto sin apoyo parlamentario; 2) primer ministro y gobierno dominante en un parlamento que confiere confianza al gobierno, y 3) equilibrio entre ejecutivo y parlamento, que tiene autonomía en la legislación que se aprue­ ba. Un segundo criterio podría referirse a las leyes electorales y diferenciar entre: 1) leyes mayo ritarias; 2) leyes mayoritarias con segunda vuelta, y 3) sistemas proporcionales. Aplicando los dos criterios a la vez, tendríamos una .tipología con nueve casillas dis­ tintas. En este sentido tendríamos ya un resultado complejo . Si además hubiera tres o cuatro criterios diferencia dores, l a parsi­ monia característica de una tipología desaparecería. Es evidente, por tanto, que la elaboración de clasificaciones o tipologías no es una operación sencilla, y para hacerlo bien hay que respetar algunas reglas básicas. La primera es la necesidad de elegir la o las dimensiones que se consideren esenciales en el ámbito estudiado. Se habla entonces de la relevancia del crite­ rio, quizás sólo en relación con los fines de la investigación, y de esto ya hemos hablado en el capítulo 3. Podemos añadir aquí que un criterio es efectivamente discriminador y significativo si los casos considerados se distribuyen con bastante regularidad entre las clases resultantes. Si, por ejemplo, una clasificación de los grupos de intereses supone que la mayoría de los g os sólo está en una o dos cla ses, ento nces el criterio de base opuesto es poco discriminador y, por tanto, inadecuado par a u correcta clasificación. Podemos añadir las dos reglas clásicas postuladas po Mill 17, que son la exclusividad y l a exhaustividad. La primera (exclusi­ vidad) supone que la clasificación debe formularse de tal forma que una determinada realidad debe pertenecer exclusivamente a una clase y no puede pertenecer al mismo tiempo a otra. Dicho de otra forma, e l criterio distintivo que se asume como esencial en una determinada clasificación debe tener un fuerte poder dis­ criminador. La segunda regla (exhaustividad) supone que cada clase que surja de la articulación de dicho criterio debe compren­ der todo s los objetos o realidades asumibles. En conjunto, una 96 5. Cómo comparar; los mecanismos esenciales buena clasificación de las políticas públicas debe generar clases distintas en las que entren todas las políticas públicas. Si en lugar de una c lasificación quiere establecerse una tipología, entonces hay que añadir una tercera regla a la que hay que prestar gran atención: el segundo, e l tercero o, en su caso, los demás criterios , utilizado s para construir los tipos no deben superponerse ni si­ quiera en parte al primer criterio. Es decir, deben observar asp�c­ tos distintos del primer criterio usado . Si además de las relacio­ nes entre ejecutivo y legislativo se usara la forma de elección del jefe del ejecutivo como segundo criterio para distinguir entre democracias, habría una superposición parcial teniendo en cuenta cómo se ha articulado dicho criterio anteriormente. C lasificaciones y tipo logías presentan diverso s problemas, pero debemos hacer hincapié al menos en dos. El primero es que las clases o los tipos deben ponerse al mismo nivel de abstrac­ ción. La escala de abstr acción que pone en re lación inversa deno ­ tación y connotación debe respetarse. No deberían introducirse clases que se refieran a un nivel más particular. Por ejemplo, una tipología democrática no puede diferenciar entre regímenes ma­ yoritario s, presidenciales y de consenso porque lo s regímenes presidenciales son, en cualquier caso, un subtipo de los �ayorit�­ rios. E l segundo problema deriva del hecho de que una t1pologia y a ún más una c lasificación simplific�n profund��ente .l a rea­ lidad, ya que filtran realidades comp leps y multtd1mens10nales como son la democracia, el parlamento, el gobierno, etc., a través de dos o tres criterios como máximo. La pérdida de información y de riqueza empírica es enorme. Un modo de evitarlo, al me�os en parte, consiste en e laborar criterios cl asificatorios compleJOS. Así, por ejemplo, tras e l criterio de las relaciones entre ejecutivo y legis lativo, están las dimensiones más específicas que se _re­ construyen en la c lasificación resultante, que es tal en un sentido un poco forzado. Las dimensiones más específicas en el ejemplo propuesto serían: modalidades de formación del ejecutivo (elec­ ción directa, indirecta o par lamentaria del jefe del ejecutivo ), p�e­ sencia/ausencia de una re lación de confianza que puede no com­ cidir, ejecutivo monocrático o ejecutivo colegial. En este sentido 97 Introducción a la investigación comparada el criterio propuesto era compuesto y al mismo tiempo escondía una tipología. L a otra forma de mantener una mayor variedad de informa­ ción es utilizar modelos multidimensionales. A propósito de mo­ delos, este término se ha utilizado en ciencias sociales de formas muy distintas 18• Aquí podemos evocar en primer lugar el término atribuyéndole el mismo significado de tipo ideal tal como lo for­ muló Weber. Con este término el filósofo alemán 19 entendía «la acentuación unilateral de uno u varios puntos de vista y mediante la conexión de una serie de fenómenos particulares difusos y dis­ cretos [ ... ] correspondientes a aquellos puntos de vista destaca­ dos unilateralmente, en un marco conceptual unitario [ ...] (por otra parte] este marco no puede encontrarse empíricamente en la realidad». Desde este punto de vista, la noción de tipo ideal co. rresponde, efectivamente, a la formación de un concepto empíri­ co -podemos recordar que el tipo ideal weberiano constituye una modalidad distinta de construcción de los conceptos respecto a todo lo que hemos dicho en el capítulo 3- o bien a las caracte­ rísticas de un «modelo», es decir, a una noción más específica en la que distintas dimensiones o aspectos están relacionados unita­ riamente dentro de un determinado fenómeno sin que haya una clasificación o una tipología verdadera con indicación explícita de los criterios discriminadores. También hay tipos ideales o modelos 4 emocracia, como la mayoritaria y la de consenso, propuestos por Lijp , en los que se toman en consideración conjuntamente diez dimensiones; modelos de régimen autoritario resultantes también de la inclusión de dis­ tintas dimensiones, y hay también modelos de partido. En resumen, la ventaja indudable de utilizar modelos es que evitan las rigideces impuestas por un uso correcto de la lógica clasificatoria con sus reglas. Desde este punto de vista, la estrategia de investigación más correcta es la que sitúa el uso de clasificaciones y tipologías junto a la elaboración de modelos, en relación con los distintos objeti­ vos de investigación, para obtener los mejores resultados posibles. Con este fin se pueden seguir dos direcciones distintas y com­ plementarias: la primera, que representa una estrategia por po- 98 5. Cómo comparar: los mecanismos esenciales Iaridades o, abreviando, polar 20 aísla dos moqelos con caracte­ rísticas opuestas, y la segunda, que se puede denominar de la� ti­ pologías múltiples 21, vuelve a proponer el mecanismo de la tipo­ logía clásica, pero lo enriquece con distintos criteri_os relevant:s respecto a las tipologías más tradicionales que no mcluyen mas de dos dimensiones. La estrategia polar consiste en la identificación de una s�rie de dimensiones que nos parecen relevantes (entre cua?"o y seis�, para las que se establecen los polos extremos y despues se anali­ za el caso complejo viendo dónde !\e sitúa. Esquemáticamente, el procedimiento lógico puede representarse como en la figura 5 .4 • Veamos a continuación una aplicación concreta. En su propues­ ta «polar», Lijphart 22 parte de la premisa de que las democracias toman sus «formas institucionales» de dos principios que pueden ser puros o mixtos: el principio mayoritario y el de consenso. Cada uno de estos dos principios influye en todas las dimensiones rele­ vantes de un régimen democrático, que pueden reagruparse en dos conjuntos: el que se refiere al ejecutivo y los partidos y el que con­ cierne a la estructura unitaria o federal del régimen. El primer con­ junto comprende los siguientes aspectos: 1) gobierno monocolo�? de coalición; 2) dominio de.l ejecutivo sobre el legislativo o eqmh­ brio entre los dos poderes; 3) número de partidos e issues relevan­ tes del sistema de partidos; 4) sistema electoral mayoritario o pro­ porcional; 5) estructura plural o neocorporativista de _gru�?s de interés. El segundo: 6) grado de unidad o de descentralizacion feDimensiones I······X······························································I ¡.................x..........··································.....�.I I ......................................·············X················I I......x.··························································· ··l 1..................................... x ..............................1 ¡.....············..···················............... ·····.X.........¡ FIGURA 5.4. Estrategia polar. 99 Introducción a la investigación comparada deral del país; 7) unicameralismo o bicameralismo débil o fuerte, y 8) constitución rígida o •flexible, a los que el autor añade otros as­ pectos referentes al papel del banco central y de los tribunales constitucionales. Una dimensión posterior puede ser la medida en la que un régimen recurre a instrumentos de democracia directa, como los distintos tipos de referéndum posibles. • El primer modelo pol� de democracia (modelo mayoritario) que surge combinando las distintas dimensiones se denomina mo­ delo Westminster y se caracteriza por la concentración del poder ejecutivo en gobiernos fonnados por un único partido y mayorías ajustadas; la fusión de los poderes (legislativo y ejecutivo) y do­ minio del gobierno; monocameralismo o bicameralismo asimétrico (una cámara tiene poderes mayores y una base de representación distinta de la otra); sistema bipartidista con una única dimensión contenciosa relevante, la de clase, que divide la derecha y la iz­ quierda; sistema electoral mayoritario (plurality); pluralismo de los grupos de interés; gobierno centralizado y unitario; constitución flexible y soberanía parlamentaria; existencia exclusiva de formas de democracia representativa (ausencia de consultas directas). • Los aspectos más relevantes del segundo modelo, el modelo de consenso, son: gobiernos formados por varios partidos y coa­ liciones amplias; separación formal e informal del ejecutivo y del legislativo hasta llegar a una situación de equilibrio entre ambos poderes; bicameralismo simétrico y posible sobrerrepresentación de las minorías; sistema multipartidista con diversas dimensiones contenciosas importantes, además de la división entre derecha e izquierda (por ejemplo, religión, diferencia entre centro y perife­ ria del país, temáticas medioambientales, diferencias profundas en política exterior); sistema electoral proporcional; estructuras neocorporativistas, es decir, acuerdos más o menos formales y estables sobre temas diversos de política económica entre gobier­ no e intereses organizados como sindicatos y asociaciones em­ presariales; descentralización de poderes y estructura federal; constitución escrita y poder de veto de las minorías. En el cuadro 5.1 intentamos resumir el razonamiento de Lijphart. 100 s. Cómo comparar: los mecanismos esenciales Cuadro 5.1� Tipología de los modelos polares de democracia (Lijphart) Características estructurales Modelo mayoritario Modelo de consenso Primera dimensión: poder ejecutivo y sistema de partidos l. Características del gobierno Gobierno monocolor; mayoría ajustada Gobiernos de coalición; por lo general numerosos 2. Relaciones ejecutivoparlamento Fusión de poderes y dominio del gobierno Separación formal e informal entre los dos poderes 3. Sistema político y divisiones políticas Bipartidismo, espacio político unidimensional Pluripartidismo y espacio político multidimensional 4. Sistema electoral Mayoritario Proporcional 5. Representación de intereses Representación plural Neocorporativismo, concertación Segunda dimensión: estructura unitaria o federal del régunen politico 6. Organización del Estado Gobierno centralizado y unitario 7. Características del legislativo Bicameralismo asimétrico Bicameralismo simétrico o unicameralismo 8. Constitución Flexible y no escrita; soberanía de la mayoría; ausencia de control de constitucionalidad 9. Papel del banco central Dependiente del ejecutivo Independiente del ejecutivo Gobierno descentralizado y federal Constitución rígida y escrita; poder de veto de las minorías; existe el control de constitucionalidad Tercera dimensión (no discriminadora): instrumentos de democracia directa 10. Referéndum No existe o poco importante Presente 101 Introducción a La investigación comparada Las ventajas de la distinción entre los dos modelos polares son . evidentes. Respecto a las tipologías tradicionales, la información que se pierde es notablemente inferior, ya que se tienen en cuenta más dimensiones; se pueden combinar datos cuantitativos con da­ tos cualitativos, ganando en rigor y precisión; por último, dentro de cada dimensión se pueden observar mejor las características de cada país. Pero sobre todo el cambio sustancial de uno o varios de estos aspectos nos muestra cómo la democracia examinada ha pa­ sa�o en un determinado periodo de tiempo de soluciones mayori­ _ tarias a soluc10nes de consenso o viceversa, en un grado más o menos amplio dependiendo del número y características de las di­ mensiones correspondientes. En este sentido es un instrumento bastante útil para mostrar y analizar el cambio democrático, aun­ que limitado y parcial, pero en cualquier caso relevante. , º?ª desventaja de la estrategia polar respecto a las «tipologías _ multtples» radica en el hecho de que sólo considera dos modelos de democracia (mayoritaria y de consenso) sin identificar todas las soluciones intermedias, que además son la mayoría de los ca­ sos concretos. Se trata pues de una estrategia que sirve más bien para decir si un caso está cerca o lejos del modelo mayoritario o de consenso o si el cambio de una de sus dimensiones va en un sentido o en otro. Por el contrario, como veremos, las tipologías múltiples permiten al final recomponer modelos más específicos, ya sean mayoritarios o de consenso, y en este sentido presentan una mayor precisión en la identificación de una democracia res­ pecto a las dimensiones que se consideran más importantes. Am­ bas estrategias son útiles. Ninguna debería prevalecer sobre la otra. Sin embargo, deberían perfeccionarse, como en realidad hizo el propio Lijphart 23• La segunda estrategia en la que se usan tipologías múltiples . sigue el recorrido tradicional en la formulación de una tipología, pero con más dimensiones y al final con más tipos. A este objeto e� fundamental referimos nuevamente a·aquellos aspectos institu­ c10nales sobre los que ha habido numerosas aportaciones de re­ lieve en la última década 24• Una de las lecciones que se pueden sacar de estos trabajos es que el sistema electoral --consideradas 102 5. Cómo comparar: Los mecanismos esenciales las alternativas esenciales del mayoritario, al que se puede añadir por sus · efectos un sistema con proporcionalidad reducida, y del proporcional- y las reglas fundamentales del gobierno forman a su vez un «sistema» con diversas dimensiones que coexisten e inte­ ractúan con las estructuras institucionales relativas al poder ejecuti­ vo y al legislativo: nos referimos a los cuatro tipos institucionales: presidencialismo, semipresidencialismo, semiparlamentaris­ mo, parlamentarismo. Por tanto, con una cierta simplificación y selección que destaca sólo las combinaciones empíricamente re­ levantes, las dos macrovariables que surgen de esta literatura pue­ den clasificarse y combinarse como sigue: Al. A2. A3. A4. Presidencialismo y sistema electoral mayoritario. Semipresidencialismo y sistema electoral mayoritario. Semipresidencialismo y sistema electoral proporcional. Semiparlamentarismo y sistema mayoritario o proporcional reforzado. AS. Parlamentarismo y sistema electoral proporcional. A6. Presidencialismo y sistema electoral proporcional. En el semipresidencialismo, un concepto desarrolla�o por Duverger 25, el jefe del Estado se elige por sufragio universal di­ recto y el primer ministro debe mantener la confianza del parla­ mento. Este sistema diárquico tiene como consecuencia que el poder del presidente se debilita o es nulo con una mayoría parla­ mentaria distinta que sea fuerte y cohesionada. El semiparla­ mentarismo es la llamada chancellor democracy, que configura una estructura institucional en la que el primer ministro y su go­ bierno desempeñan un papel de iniciativa legislativa mucho más fuerte que el del parlamento. El ejemplo más claro del primer tipo es la V República Francesa, mientras que generalmente se cita a Gran Bretaña como un ejemplo del segundo tipo. Por otra· parte, es útil demostrar las estructuras específicas en las que es­ tán presentes al mismo tiempo el presidencialismo y el sistema proporcional para las elecciones al parlamento, que representa la solución institucional más corriente en América Latina 26• 103 s. Introqucción a la investigación comparada una Además de las dimensiones institucionales que se refieren ál ejecutivo y al legislativo, tercera dimensión institucional pue­ de contribuir a dar una mejor definición del modelo institucional en sentido estricto. Se trata del grado de descentralización en el reparto del poder entre el gobierno central y las autoridades pe­ riféricas. Las principales variables que hay que tener en cuenta son: la representación paritaria a nivel central de las unidades locales, independientemente de su dimensión, a través de un gru­ po del parlamento; la autonomía de las unidades locales en nu­ merosos sectores de policy; la autonomía fiscal de los gobiernos locales. Formas y modalidades de descentralización pueden en­ contrarse en cada uno de los tipos señalados anteriormente: pre­ sidencialismo, semipresidencialismo, semiparlamentarismo y par­ lamentarismo. Si el primer conjunto de dimensiones se refiere a las institu­ ciones, el segundo conjunto que define una democracia viene dado por el sistema de partidos. Algunos autores sostienen cla­ ramente la conexión histórica y lógica entre partidos políticos y democracia 27 o bien definen la democracia en relación con los partidos 28• Como instituciones intermedias -que son al mismo tiempo vote-seeking, office-seeking y policy seeking según la efi­ caz clasificación propuesta por Strom 29-, los partidos (y el sis­ tema de partidos) pueden observarse en el desarrollo de distintas funciones: en la búsqueda del consenso (electoral) y del apoyo a nivel de masas; cuando ocupan cargos gubernativos y parlamen­ tarios centrales o locales; en la formulación de políticas que sos­ tienen como partidos en el gobierno y a las que los partidos de oposición se muestran contrarios; en sus relaciones con la buro­ cracia, el ejército, la magistratura (si bien a nivel de élite). El número y la dimensión relativa de los partidos, algunos de sus aspectos organizativos, la composición, homogeneidad o he­ terogeneidad de la coalición de partidos que apoya al gobierno son las principales características que definen el sistema de parti­ dos en una democracia. Respecto a estos elementos, podemos su­ gerir una tipología simplificada que se inspira en la obra de Sar­ tori 30• 104 Cómo comparar: los mecanismos esenciales B1. Sistema de partidos predominante cohesionado, con un líder fuerte y gobiernos de partido únic�. B2. Bipartidismo y gobiernos de partido único. . ., B3. Multipartidismo homogéneo y gobiernos de coahct�n._ , B4. Multipartidismo heterogéneo y gobiernos de coal1c1on. Debería resultar obvio que en cualquier caso puede darse una competición que adopta formas y grados difere?te�. �ede cam­ biar, de hecho, tras el impacto de varias reglas mstttuc10nales: el umbral de acceso a la arena política, especialmente la electoral; la diferencia entre los principales partidos en cuanto a votos Y es­ caños· la dimensión de la volatilidad electoral en el sistema de partid�s por diferentes razones; algunas características de la ley electoral o del proceso de toma de decisiones en el parlamento. Sin embargo, queda otro conjunto de factores que son funda­ mentales para c9mprender un régimen democrático. A � e�� �e que estos factores no suelan tenerse en cuenta en l�s anahs1s_ tt­ pológicos sobre la democracia, es conveniente considerar �u im­ portancia. De hecho, por un lado manifiestan elem�titos_ ma� sus­ tanciales de los regímenes democráticos, con 1mphcac1ones sociales y económicas; por otro, si se establece la con�xión entre el análisis de la democracia y los procesos de cambio, resultan útiles incluso para analizar la consolidación, la crisis y también la instauración. Estos factores se refieren a las relaciones entre las instituciones políticas y la sociedad civil y se pueden dispon�r de forma sintética junto al continuum autonomía-control. Preci­ sando que dicho continuum tiene distintas dimensiones entrelaza­ das, podemos hablar de cuatro tipos: C l. C2. C3. C4. Autonomía. Semiautonomía. Semicontrol. Control. Simplificando su presentación, hay autonomía de la sociedad frente a las instituciones públicas, partidos incluidos, cuando se 105 5. Cómo comparar: los mecanismos esenciales Introducción a la investigación comparada ti�ne al mismo tiempo una sociedad articulada en el plano aso­ ciati�o con élites industriales coherentes, grupos intelectuales, . med�os _de comunicac;ión, asociaciones de distinto tipo, incluyen­ do smdicatos fuertes, un sector público de la economía·relativa­ mente limitado y partidos que no condicionan ni dominan asocia­ ciones ni sectores de la propia sociedad. Por el contrario, hay control cuando, con un amplio sector público de la economía o con una intervención fija y recurrente del gobierno en la· econo­ mía y una sociedad asociativamente pobre, quizás como conse­ cuencia de un largo periodo autoritario, los partidos desarrollan un papel dominante respecto a las pocas asociaciones de intere­ ses existentes, incluso la de los empresarios; están en situación de condicionarlas de distintas formas, como con el nombramiento de representantes del gobierno en el sector público. Semíautonomía y semícontrol configuran tipos intermedios. l primero s� caracteriza por unas sociedades y élites civiles ·que � ttenen una cierta autonomía respecto a los partidos fuertes de la _ sociedad, con un sector económico público sólido. El segundo presenta un amplio sector público, partidos en situación de condi­ cionar demandas y decisiones respecto a una sociedad más bien débil aunq�e no esté aplastada por los propios partidos o por las correspondientes élites políticas. Estos tipos intermedios son los más interesantes y los que cuentan con un mayor número de ca­ s�s empíricos. Su ambigüedad constitutiva como punto interme- , d10 puede superarse estableciendo una distinción empíricamente relevante entre una sociedad que manifiesta un grado propio de , a�to�omia, al menos a través de asociaciones empresariales y smdicatos con conductas políticas propias y distintas del gobier­ no y de los partidos, quizás incluso de oposición, y una sociedad que sufre el condicionamiento gubernativo de las administracio­ nes, y no sólo de la élite de los partidos. En el cuadro 5.2 se recogen todas las variables principales. Para formular una tipología democrática, con la combinación de las variaciones de tres macrofactores se obtienen distintos tipos o modelos de democracia. Por ello es necesario hacer una selección que, simplificando este complejo cuadro, identifique los tipos 106 Cuadro 5.2. Tipología múltiple de democracia A. Instituciones de B. Sistema de partidos gobierno C 1. B 1. Sistema de partidos predominante cohesionado, con un C2. líder fuerte y A2. Semipresidencialismo gobiernos de partido C3. único y sistema electoral C4. mayoritario B2. Bipartidismo y A3. Semipresidencialismo gobiernos de partido único y sistema electoral proporcional· B3. Multipartidismo A4. Semiparlamentarismo homogéneo y gobiernos de y sistema mayoritario o coalición proporcional reforzado Al. Presidencialismo y sistema electoral mayoritario AS. Parlamentarismo y sistema electoral proporcional C. Sociedad civil/política Autonomía Semiautonomía Semicontrol Control B4. Multipartidismo heterogéneo y . gobiernos de coalición A6. Presidencialismo y sistema electoral proporcional empíricamente más relevantes de democracia. En primer lugar está la democracia mayoritaria, resultado de la combinación de semiparlamentarismo con el sistema electoral proporcional refor­ zado o con un sistema mayoritario, el bipartidismo, un gobierno monocolor que en última instancia se caracteriza por la autono- 107 s. Introducción a la investigación comparada mía. La combinación de instituciones presidenciales con un siste­ ma electoral mayoritario, con el bipartidismo y un gobierno mo­ nocolor y la autonomía del ejecutivo respecto al legislativo puede dar vida a un modelo mayoritario diferente. Esto significa que una sociedad civil fuerte y autónoma establece los límites y con­ fines de una estructura institucional mayoritaria que garantice una mayor eficacia en la toma de decisiones. Se pueden identificar otros dos modelos importantes: la de­ mocracia plebiscitaria y la democracia fuertemente mayori­ taria. La primera es resultado de las instituciones presidenciales y de un sistema electoral. mayoritario o de representación pro­ porcional para las elecciones al parlamento, una solución muy habitual en América Latina 31; de un pluripartidismo muy hete­ rogéneo o de un partido dominante, pero escasamente organizado, y de un líd�r fuerte; de una sociedad cuyos sectores principales , pueden controlarse total o prácticamente. El segundo modelo es resultado de la combinación de instituciones presidenciales con un sistema electoral mayoritario, o bien del sistema de semipre­ sidencialismo o semiparlamentarismo con un sistema electoral mayoritario, con un partido dominante cohesionado y un gobier­ no monocolor con un pluripartidismo homogéneo y un gobierno de coalición con control de la sociedad, que no consigue sin em­ bargo hacer de contrapeso e imponer límites a las instituciones políticas. El cuarto modelo empírico de un régimen democrático mayo­ ritario es la democracia débilmente mayoritaria. Las principa­ les características del modelo son: parlamentarismo y sistema electoral proporcional, o presidencialismo y sistema electoral proporcional; un partido dominante y cohesionado y un gobierno monocolor o un partido dominante, un líder fuerte y un gobierno monocolor; también puede darse una autonomía relativa de la so­ ciedad civil que puede ser más o menos acentuada y que pone lí­ mites a las instituciones. Entre los modelos no mayoritarios podemos establecer un continuum entre democracia proporcional y democracia con­ tenciosa. La primera se caracteriza por una coherencia funda- 108 Cómo comparar: los mecanismos esenciales mental entre los tres niveles: en un sistema parlamentario elegido mediante un sistema proporcional se crea un multipartidismo bastante homogéneo, y el resultado más obvio es un gobierno· de coalición con grupos autónomos de la sociedad ampliamente re­ presentados a través de los sindicatos y otras asociaciones. En la democracia contenciosa no se da la misma coherencia: el parlamentarismo o el presidencialismo y el sistema electoral pro­ porcional van acompañados de un multipartidismo heterogéneo. En este caso los partidos pueden tener un cierto control de la so­ ciedad civil, lo que permite el funcionamiento de una democracia de este tipo. Dentro de este modelo una mayor autonomía de la sociedad podría causar problemas e incluso una probable crisis. El cuadro 5.3 presenta resumidamente los seis modelos que acaba­ mos de identificar y describir que conjugan aspectos esenciales del diseño constitucional con los referidos a los partidos y a las relaciones entre instituciones políticas y sociedad civil, teniendo presente también que el funcionamiento concreto de los primeros depende en gran medida de los otros dos grupos de aspectos. 5.5. Los cánones de Mill Entre los cánones que aparecen en el Sistema de la lógica de John Stuart Mill 32 está el canon de las variaciones concomitan­ tes, que se considera uno de los fundamentos de la estadística. Retomado por Durkheim en sus investigaciones, este canon ana­ liza y considera las variaciones cuarltitativas de las variables ope­ rativas. Los cánones que a nosotros nos interesan, por su relevan­ cia para la comparación, a pesar de que el propio Mili considere sus cánones en función de la lógica propia de las ciencias fisico­ naturales y no de las sociales, son: 1) el canon de la concordan­ cia y 2) el canon de la diferencia; a ellos podemos añadir un ter­ cer canon: el método conjunto de concordancia y diferencia. Es importante comprender el mecanismo analítico que subyace en estos dos cánones porque nos puede ayudar a comparar mejor (cuadro 5.4). 109 5. Cómo comparar: los mecanismos esenciales Introducción a la investigación comparada Cuadro 5.3. Modelos empíricos de democracia Cuadro 5.3. (Continuación) DEMOCRACIA MAYORITARIA A4. Semiparlamentarismo y sistema electoral proporcional reforzado o mayoritario o Al. Presidencialismo y sistema electoral mayoritario. B2. Bipartidismo y gobiernos monocolores. CI. Autonomía. DEMOCRACIA PROPORCIONAL A4. Semiparlamentarismo y sistema electoral proporcional reforzado o mayoritario o AS. Parlamentarismo y sistema electoral proporcional. B3. Multipartidismo homogéneo y gobiernos de coalición. CI. Autonomía o C2. Semiautonomía. DEMOCRACIA PLEBISCITARIA A1. Presidencialismo y sistema electoral mayoritario, · o A2. Semipresidencialismo y sistema electoral mayoritario, o A4. Semiparlamentarismo y sistema electoral proporcional reforzado o mayoritario o A6. Presidencialismo y sistema electoral proporcional. B 1. Partido predominante cohesionado, con un líder fuerte y gobiernos monocolores. C 4. Control o C3. Semicontrol. DEMOCRACIA CONTENCIOSA A4. Semiparlamentarismo y sistema electoral proporcional reforzado o mayoritario o A6. Presidencialismo y sistema electoral proporcional. B 4. Multipartidismo heterogéneo y gobiernos de coalición. C4. Control o C3. Semicontrol. . DEMOCRACIA FUERTEMENTE MAYORITARIA Al. Presidencialismo y sistema electoral mayoritario, o A2. Semipresidencialismo y sistema electoral mayoritario, o A4. Semiparlamentarismo y sistema electoral proporcional reforzado o mayoritario. B 1. Partido predominante éohesionado, con un líder fuerte y gobiernos monocolores o B3. Multipartidismo homogéneo y gobiernos de coalición. C 4. Control. DEMOCRACIA DÉBIL MENTE MAYORITARIA A3. Semipresidencialismo y sistema electoral proporcional, o A4. Semiparlamentarismo y sistema electoral proporcional reforzado o mayoritario o A6. Presidencialismo y sistema electoral proporcional. B 1. Partido predominante cohesionado, con un líder fuerte y gobiernos monocolores. C2. Semia utonomía o C3. Semicontrol. 110 · El canon de la concordancia afirma que «si dos o más casos del fenómeno investigado sólo tienen una circunstancia en co­ mún la circunstancia en la que coinciden todos los casos es la caus� o el efecto de dicho fenómeno». Vemos que el principal problema sigue siendo la explicación del fenó�e� o. De he�ho, hay que estar en condiciones de sondear con prec1s10n y exactitud los distintos aspectos dentro de_l fenómeno dado, y para �llo es necesaria una notable claridad analítica y teórica al aproximarse al fenómeno. El canon de la diferencia afirma que «si un caso en el que el fenómeno investigado se verifica y un caso en el que el mismo fenómeno no se verifica tienen todas las circunstancias en común excepto una, y ésta se verifica sólo en el primer caso, la circuns­ tancia en la que sólo difieren ambos casos es el efecto o la c�usa, o una parte indispensable del efecto o de la causa,, del fenome­ no». Este canon complementa al anterior, y el método de las va­ riaciones concomitantes es, en la práctica, sólo una versión más sofisticada de él. 111 Introducción a la .investigación comparada Cuadro 5.4. 5. Cómo comparar:. los mecanismos esenciales Dos métodos para el análisis comparativo histórico EL MÉTODO DE LAS CONCORDANCIAS CASO 1 CASO2 CASO3 a d c e f X g h i X X y ·Y y b Diferencias generales Semejanza crucial EL MÉTODO DE LAS DIFERENCIAS CASO POSITIVO CASO NEGATIVO a b c a b c nox noy X y Semejanzas generales Diferencia crucial x = Variables causales y = Fenómeno a explicar FUENTE: Skopcol, 1984, p. 379. Canon de la c onc ord anci a y c anon de la diferenci a constitu­ yen, en el fondo , dos modos distintos ae contempl ar el mismo problema. Estos dos cánones reafirman la necesidad de claridad analítica al enfrenta rse a toda s las dimensiones d el fe nómeno : en el pl ano de los h ech os concretos es import ante poseer l a máxima inform ación � o bre el fe nómeno . Hay un tercer c anon de Mill , 112 para nosotros importante , el llamado canon conjunto de concor­ dancia y diferencia, que combina el método de la semej anz a y el de la diferencia y que , por tanto , no añade mucho más . Po demos decir, por tanto, que al llevar a cab o una comparación , se parte po r lo g ener a l de la identificación de circunst ancias comunes, pero será posteriormente el análisis de l as diferencias l o que nos permitirá un conocimiento profundo del fenómeno . D os ej emplos pueden aclarar nos cómo usar los dos cánones principales . • Primer ejemplo: Un fenómeno de gran relevancia, común a una quincena de paí ses europeos , fue el nacimiento y el desarro­ ll o de l os partidos obr er os en un momento d e l a historia d e l as instituci ones democrátic a s. Podre mos analiz ar este fenómeno identificando las circunst ancias co munes a los distintos p aíses. O también identificando cuáles son l as diferencias que ll e van a re­ sult ados distintos . Así v em os que es neces ario tener siempre sufi­ ciente claridad an alítica par a identificar posibles concord ancias Y diferencias que concurren para defi nir los partidos en el plano de la solidez, de la fu erz a electoral y d e l a estructur a organiz ativa . • Segundo ejemplo: Tras el proceso de democratiz ación -y con parecid a difusión- se des arrolló el welfare state en numero­ sos país es. Algunos e ruditos prefie ren dest ac ar l a s circunst a ncias comunes a los distintos p aíses; otros dan preferencia al análisis de l as divergencias. Podemos observar, sin embargo, que el análi­ sis de las «circunstancias adicionales», es decir, de las diferen­ ci as, permite comprender más a fondo el fenómeno y o btener un result ado de investigación más significativo . Podemos decir entonces que al profundiz ar en el al)álisis s e tiende generalmente a evid enci ar l as diferencias más que l as se­ mejanzas: el método de la diferencia parece ser el más utiliz ado y, en cierto sentido , más eficaz que el de l a concord ancia. No obstante , amb os cánones siguen ten i endo el obj etivo común de alc anzar una explic ación más pre cis a del fenómeno que s e examina . En conclusión los cánones de Mill nos permiten volver a distinguir entre d os �strategias de comparación . Éstas configurarían dos enfoques completamente diferentes de l a comparación, con 113 s s. Cómo comparar: los mecan;smos esenciale Introducción a la investigación comparada referencia a Durkheim y a We ber respectivamente. La primera, la tradición durkheimiana -de la comparación cuantitativa o esta­ dística-, se caracteriza por hipótesis en las que los valores cuan­ titativos de cada variable se comparan en varios casos. La segun­ da, la tradición weberiana -de la comparación cualitati va o histórica-, se basa en cambio en la comparación sistemática de los casos entre sí y de sus propiedades correspondientes partiendo de su presencia o ausencia para determinar las semejanzas y las diferencias. E n este tipo de comparación la explicación se centr a en las diferen tes combinaciones de causas . Sin embargo, las dos formas de comparación no se excluyen. Más bien se integran. N_o o bstante , para po der comprender adecuadamente y en pro­ fundidad los cánones de Mili, se necesita un importante caveat, c omo pue d e resultar indir ectamente con los ejemplos d ados y co n la forma de proponerlos. Más concretament e, si partimos de la base de lo que Mili afirma efe ctivamente, ambos cánones con­ lle van premisas muy fuertes : 1) damos por descontad o que esta­ mos en condiciones de precisar y demostrar empíricamente todos los elementos que entran en la explicación del fenómeno ; 2) la explicación es de tipo «determinístico» y no probabilístico ; 3) se presupone la existencia de una sola causa ; 4) no existen interac­ ciones entre las causas qu e transforman el efec to ; 5) tenemos el mismo mecanismo qu e tiene la misma estructura y podemos pre­ cisar y o btener to dos lo s datos en los distintos casos 33• Analice­ mos estas cinco premisas. La primera constituye un deseo legíti­ mo, y debe ser ·un empeño del investigador, y Gomo tal se entiende -por tanto no como una premisa- sin hacerse ninguna ilusión. Segunda , la explicación comparada es de tipo determinístico si te nemos un número l imit ado d e casos, y los dos cánones de Mili indirectamente nos lo recuerd¡;¡.n. E n este sentido es oportuno ser co nscientes d e ello cua ndo se compara. E s bien sa bido, p or el conti:ario, que con un ele vado número de casos y con el uso de la estadística l a e xplicación se vuel ve pro ba bilística . Sobre la terce­ ra y l a cuarta premisas podemos decir qu e, com o sabe cualq uiera que haya investigado, la multicausalidad y las interacciones entre las explicaciones se acep tan y son o bjeto de investigación. E n 114 s se r echazan Y los , _ este sentido , las dos premisas correspondiente _ ng1do . erse en un se ntido menos c áno nes de Mill de b en ente nd ausalid ad coyuntu­ Por último deb emos te ner en cuenta la multic mismo e fecto puede ral ( véase �l próximo epígrafe ), en la que el ión diferente de causas Y que en ser resultado de una combinac aplicación cuidado­ muchos casos puede resol verse sólo con una o 6). En el epíg rafe 6.6 del _capítul sa del process tracing ( v éase a puede ignorarse. Dicho esto? res.�1est e sentido l a última premis delos de exphcac1on ta que los cánones de Mili aportan dos mo tener muy en cuenta s mo e b e que d comparada ( v é ase más arrib a) en nuestras investigaciones. 5.6. La formalización do comparativo? Y · Es posible una formalización lógica del méto tas pregun�: ha� es �n caso afirmativÓ, ¿cómo puede h acerse? A 34 y Brusch1 3 • Di­ n i respondido principalmente dos autores : Rag d ta­ alización se pro pone a travé s � cho de forma sencilla, la form ca�o ­ s lo Y eana bool blas de verdad a las que se aplica el álgebra ción sec la en os a do de estos últim nes de Mili. Ya h emos h abl su ­ sas u ca las e d odo anterior. Ahora podemos recordar q ue el mét pro­ se ue q ar c i l ficientes o causas cuya presencia b asta para exp ecir, de aquellas d es , s saria nece s sa cau las d e l e duzca u� efecto, y minad o fe nómeno no se produce c ausas si n l as cua les un deter ucirlo (pues sólo lo pero que pueden no ser suficientes para prod n importa�tes s), producen algunas causas necesarias y �o _o� �� mtuitivos _qu� meto­ para la explicación, pero con todos los hmites o cu ahtatl v �: n o dos parecidos tienen en el análisis comparativ na s Y si algunas causas son nec�sa , siempre es posible comprender el al­ , o drían serlo. Por el co ntran� suficientes y si nuevas causas p e se car�ct enza P?r gebra booleana se basa en la lógica binaria, qu n determmado fe no­ la presencia o, mej or dicho, la ausencia de u el cuadro 5.5. n e n ció ca i l p meno. Po demos ver una primera a tes de u tilizar esta n e ni e onv c ventajas y los in . . <,·Cuáles son las entaJ a s c o nsJ�ten v s e ipal as princ l do, en mi esu R ión? ac liz a form ·; .1:.1 is Introducción a la investigación comparada s. Cuadro 5.5. Tabla de verdad con cuatro condiciones causales Condiciones Resultados Número de casos XI X2 X3 X4 y o o o o o o o o o o o o o o o o o 1 o o o o 1 o o o o 1 1 o o 1 o o 1 o 1 o 1 o 1 o 1 o o 1 o 1 I 1 1 o o o o 1 8 6 10 5 13 7 11 5 9 3 12 23 15 5 8 6 Leyenda: XI, X2, X3, X4 = condiciones causales expresadas en el antecedente de la hipótesis. Y = resultado expresado en el conse cuente de la hipótesis. FUENTE: Ragin, 1987, p. 88. sobre todo en la posibilidad de poner clarament e en evidencia la causalidad coyuntural, es decir, identificar las difer entes combi­ naciones de causas que pueden conducir a la form ación del fenó­ meno estudiado; en segundo lugar, podemos evide nciar la multi­ causalidad que aparece a menudo en el análisis comparativo de los fenómenos macropolíticos; en tercer lugar, esta formalización 116 Cómo comparar: los mecanismos esenciales nos obliga a un rigor y a una precisión ststemáticos que de otra forma obtendríamos con dificultad. Los inconvenientes de esta formalización también son impor­ tantes. Ante todo, nos lleva a simplificar y esquematizar la inves­ tigación, y. esto podría acarrear el riesgo de la pérdida de infor­ mación y de alejamiento aún mayor de la realidad estudia�. El segundo inconveniente consiste en la gran cantidad de trabaJo ne­ cesario para elaborar tablas de verdad precisas y relevantes. El tercer aspecto negativo vinculado a los otros reside en la dificul­ tad objetiva que representa la elaboración de tablas de verdad no banales sino significativas. Estos dos últimos inconvenientes son lo opuesto de la tercera ventaja indicada anteriormente. . El cuadro 5.6 muestra un ejemplo concreto de ventaJas e m­ convenientes posibles con la formalización. Como se ve, el invesCuadro 5.6. Hipótesis de tabla de verdad relativa a tres casos de fracaso de régimen político Condiciones A B e o o o 1 o o o 1 o 1 o o o o o 1 1 1 1 Fracaso Número de del régimen casos o 1 1 1 1 1 1 9 2 3 2 1 3 A: conflicto entre nuevos y antiguos funcionarios. B: muerte de un dictador. C: insatisfacción con el régimen. FUENTE: Ragin, 1987, p. 90. 117 Introducción a la investigación comparada · tigador puede decidir no utilizar la formalización porque los da­ tos a su disposición no lo permiten o p orque a su juicio los incon­ venientes superan a las ventajas. Sin embargo, la lógica que rige la formalización debe mantenerse en esencia cada v ez que n o re­ curramos explícitamente a la elab oración de tablas de v erdad propiamente dichas. 5. 7. El fuzzy set analysis El fuzzy set analysis (FSA) («análisis de conjuntos difusos») sur­ ge c omo r esp ue sta constructiva a las críticas suscitadas p or el análisis basado en las tablas de verdad y el álgebra booleana. Una de las críticas más fuertes era que en las tablas de verdad se p odí­ an insertar sólo variables dicotómicas. E sta limitación parecía una simplificación poco adecuada a la realidad de l os fenómenos social es y políticos. Por ej emplo, no parecía p osible decidir de forma dicotómica si un sistema político era o no era democrático. De hecho, la existencia de varios tipos de democracia y de varios grados de calidad de la democracia hace más oportuna una escala que -aun siendo cualitativa- tenga en cuenta la gradualidad d e los fenómenos políticos. El investigador americano Charles C. Ragin, que ya había de­ sarrollado un algoritmo y un software para analizar las tablas de verdad dic otómicas 36, recientemente ha intentado responder a esta critica utilizando un nuevo enfoque propio de la informáti­ ca 37, el de losfuzzy sets. Unfuzzy set es un conjunto cuyas fron­ teras son «flexible&')>. Esto eq uivale a decir que no es necesario declarar inmediatamente y de modo dicotómico si un determina­ do país forma o no parte del conjunto de las democracias porque también es posibl e que sólo lo haga parcialmente. Si pensamos en los «híbridos democráticos 38» y en las democracias en traqsi­ ción, resulta evidente que no estamos ante un fenómeno definible en términos de «blanco o negro» . Los llamados fuzzy values caracterizan el grado de pertenen­ cia d el caso a la categoría. Por ej emplo, las democracias comple- 118 l s. Cómo comparar: los mecanismos esenciales mientras. que l�s tas podrían valorarse con unfuzzy value de «l», 8», Y asi sucesi­ casi democracias 39· tendrían unfuzzy value de «0, es s� compone vamente. De este modo, una escala de fuzzy valu cia) con pa­ emocr� de dos extremos cualitativos (democracia-no d c�so a l e d el grado de pertenencia sos intermedios cuantitativ os ( de ncia e de perte� la categoría). Otro e jemplo puede ser el grado al form enencia . un país a la Unión Europea. Mientras q ue la pert ­ e rt e p razonable evaluar el gr�d� de sugiere una dicotomía, sería do distmto (fuzzy nencia de Suiza a la Unión Europea de un mo a <:fuzzy value = Chin e d ncia e n e value > «O») del grado de pert Ja altamente «O» ). D e hecho, una realidad social m�y comple � men ob­ l os fe�o �: diferenciada hace necesaria una g�aduació� de L1Jphart que por s cida u d o mtr s goría e cat s la bién Tam os. _ rvad se os tipos polares se ayudan a clasificar una democracia en base a l y. Juzz o . . dejarían transformar en escalas del tip e este proceso de co�ifica­ qu e d o g es ri l e e t s exi nte e iam Obv fazzy ,es�a muy ción se vuelva arbitrario, sobre t odo si la escala u n maximo d e e abl s n e p s diferenciada. Por est e motiv o · es indi bserv_ que ª e s , tant� s . o _ ci�on m ! s transparencia para la codificación. N o ob z� tomi o dic na � misma necesidad exist e también para u precedi­ ir be e d al fo s_ � i i anál l e n, Ragi pio o pr l e � gún simple. Se de c asos, respe­ do d e un esfuerzo muy intenso de codificacion 41• De este modo el tando al mismo tiempo los enfoques teóricos porque_ �� de análisis sigue siend o en gran medida cualitativo la familiaridad es los elementos más importante de este enfoque es d arrollo de un del investigador con sus casos, lo que permite el qu� el número �� c�sos debe esquema de codificación. Es obvio fam1han�ad., . seguir siendo bastante bajo para garantizar esta se basa en las reglas aritmettcas El análisis fazzy set también 42• El algo ritmo es comparable al de de la fuzzy set algebra (FSA) (aquellas, �on la minimización de las tablas «clásicas» de verdad mate attc eso � o valores sólo dicotómicos). Sin embargo, el proc to al d el algebra que se aplica es mucho más sofisticado respec Juzzy set algebra b ool eana 43• Ante todo, para una aplicación de isi �e las !!bias hay que redefinir los concep�o_s centrales d�l anál � suficie nte s . De de v erdad, es decir, las condiciones necesarias y 119 Introducción a la investigación comparada hecho, el análisis booleano puede verse como un caso especial de FSA. Por otra parte se ha creado un software que analiza estas ta­ blas de �erdad no dicotómic s con ayuda del orde nador, dado que � el algoritmo es tan complejo que no es posible encontrar una ecuación causal sin recurrir a él. Hay que añadir además que el FSA es una novedad muy re­ . e de la meto cient dología comparativa. Quedan de hecho muchos ��oblema� respecto al software, y no hay una respuesta a la cues­ tion de como deben medirse los fazzy values. Apar te de esto, el �so de esta metodología en la investigación ha sido bastante errá­ tico y a menudo el FSA simplemente no se aplica de forma co­ _ ente esta situa rrecta. Obviam ción no facilita su difusión y un re­ . _ conocimiento más amplio de esta técnica en las cienc ias sociales. A pesar de todo, el FSA se presenta como una de las técnicas más sistemátic�s y formalizadas del análisis compara tivo, y por eso puede considerarse un paso más en el desarroll o de la meto­ dología comparat�va. Esto nos muestra cómo los meto dólogos se , esfuerzan por mejo rar las técnicas analíticas, en este caso inten­ tando superar los límites debidos a la dicotomización tos. ��n esta per��ectiva es oportuno señalar hasta de los da­ qué punto la pos�. �ihdad de utdi;�r el orde a�or no sólo ha mejo rado- la apli­ � . cuantitati cabilidad de los anahsis vos, sino tamb ién la del método _ o. comparativ 120