“Debemos establecer una ética personal que separe lo negociable de lo no negociable, el punto de no retorno”. Walter Riso Desde mi punto de vista estoy totalmente de acuerdo con esta frase debido a que se debe actuar en base a la ética, en base a un comportamiento ético, donde no haya espacio para negociaciones fuera de ese código, donde podamos decir no con autoridad, por nuestro comportamiento y nuestra forma de hacer las cosas bien. Walter Riso hace referencia a que en toda relación se deben mantener ciertos límites personales para que las mismas surjan adecuadamente y no presenten problemas en su futuro. Para que se puedan instaurar esos términos es necesario tener una comunicación asertiva y aprender a decir que no. Cuando se habla de asertividad, se refiere a la capacidad que posee un individuo de exigir sus derechos sin violentar los de los demás. El propósito principal de este estilo de respuesta es mantener un punto medio, en el que no se llegue a la excesiva pasividad; como hace el sumiso, o a lo que conocemos como agresividad, donde se encuentran las personas dominantes. La relación que posee la ética con las dos características mencionadas anteriormente es que en ocasiones las personas no son capaces de manifestar sus sentimientos, pensamientos y desacuerdos; quizás por temor a la reacción que pueden llegar a tener los sujetos que emiten una opinión con la que no se está de acuerdo. Una de las situaciones a las que se enfrentan los individuos no asertivos, es su problema para decir no. Se les hace muy complicado negarse a hacer algo que les piden, aunque estas peticiones vayan en contra de sus principios, sus necesidades o sus deseos, por miedo a las consecuencias negativas que les pueda arrastrar el negarse a hacer algo que no quieren hacer. Este tipo de conductas podrían tener como resultado la incapacidad de defender los derechos personales, como decir “no”; y por lo tanto permitir que los demás nos manipulen, convirtiéndonos en el blanco de abusos, ya que otras personas tienen la percepción de que nunca nos vamos a resistir a lo que nos pidan; provocando que en algunas circunstancias se cometan acciones inadecuadas que no nos agradan, con el objetivo de complacer o agradar a alguien más. Según María Belén Badano Durañona, psicóloga especialista en clínica de adultos y directora de Quilmes Consultorios, hay varias razones por las que demoramos en lanzar una negativa: "sentimiento de culpa por no responder a lo que el otro espera, o que pueda hacernos parecer un egoísta, un vago, una mala compañera, una madre abandónica. En cambio, al responder sí saciamos la sed narcisista que nos da una satisfacción inmediata de ser aceptados”. El hecho de poder controlar estos escenarios dependen única y exclusivamente de nosotros mismos. Es necesario aprender a hacernos cargo de mejorar las relaciones personales con los demás. Las respuestas negativas puede que quebranten nuestros vínculos con algunas personas, pero a su vez; muchas veces quizás mejoren por demostrar sinceridad y respeto, tanto para los demás como para nosotros mismos. La manera en que reaccionamos, y nos negarnos a realizar acciones que vayan en contra de nuestros principios y valores va a determinar cómo nos vean los demás y la imagen que proyectemos: puede ser una imagen de respeto, o vulnerabilidad a los abusos de personas mal intencionadas. Es importante comprender que antes de exigir respeto es necesario que nos respetemos a nosotros mismos. Una de las claves de la asertividad es saber decir que no. Para aprender a decir no, es importante conocerse a uno mismo y tener claro cuál es el sistema de valores que se tiene y cuáles son los fundamentos en los que uno se basa para seleccionar aquellas cosas que se quieren, o no hacer. De este modo, si en algún momento se entiende que hacer un favor específico, o cumplir una exigencia u orden, va en contra de los principios, se empieza a identificar un límite. Es entonces cuando se debe reconsiderar y pensar que tal vez sea el tiempo de decir “no”. La capacidad de autoafirmación y la asertividad se encuentran en aceptar con consciencia y sin culpa que todos tenemos derecho a pedir lo que deseamos y a rechazar aquello que nos molesta o nos perjudica. Decir que no, está permitido. Cambiar de opinión, también. Y, sobre todo, entender que no es necesario justificarse por ello. Las personas que realmente nos valoran y respetan, no necesitan que les demos ningún tipo de explicación. Esto, es fundamental para tomar decisiones de una forma razonable y en base a unas convicciones, evitando los comportamientos precipitados e impulsivos de los que uno se puede arrepentir. En definitiva, es importante saber e interiorizar que no se está obligado a nada, que decir no es un derecho personal que hay que poner en práctica con asertividad. Referencias Bibliográficas Maytte. (2019, mayo 02). Aprender a poner límites: la importancia de decir que NO. Retrieved abril 19, 2020, from CityVega: https://cityvega.com/maytte/3755-aprender-aponer-limites-la-importancia-de-decir-que-no Pérez, C. (2018, diciembre 18). ¿Por qué es importante animarse a decir que no? Retrieved abril 18, 2020, from Infobae: https://www.infobae.com/tendencias/masmariana/2018/12/18/por-que-es-importanteanimarse-a-decir-que-no/ Riso, W. (2003). Aprendiendo a quererse a sí mismo. Barcelona: Editoria Norma. Riso, W. (2009). El derecho a decir no. Barcelona: Planeta.