HISTORIA DEL DERECHO ESPAÑOL TEMA III. HISPANIA ROMANA (218 a.d.C. a 408 d.C.) 1. La Romanización Jurídica y Política de España. 2. Fuentes del Derecho Romano. 3. Derecho Provincial de la España Romana. 4. Derecho Romano del Imperio de Oriente: la obra de Justiniano. 5. Instituciones: la Organización Provincial y Municipal Romana. 6. Los grandes servicios públicos: la Justicia, la Hacienda y el Ejército. 1. La Romanización Jurídica y Política de España. Se denomina Romanización al proceso experimentado por los pueblos de la Península Ibérica como consecuencia de la conquista romana y la consiguiente incorporación e integración de la nueva provincia, Hispania, en la estructura política y en la órbita de los pueblos latinos. Este proceso comienza a partir del desembarco de Cneo Escipión en Ampurias en el 218 a. de C. Y termina con la conquista de los pueblos del norte en tiempos de Octavio Augusto (Guerras Cántabras 29-19 a. de C.). Hispania fue considerada tras la conquista como territorio provincial de Roma, dividiéndose en 193 a. de C. en dos provincias: Hispania Citerior e Hispania Ulterior. En la Romanización jurídica se produce el siguiente proceso cronológico: 1.º La Prerromanización, que se extiende desde la Conquista hasta la concesión de la Latinidad por Vespasiano. 2.º La Concesión de la Latinidad por Vespasiano. 3.º La Concesión de la Ciudadanía por Caracalla La Romanización jurídica vio reforzada su influencia a partir del siglo III por la extensión gradual del Cristianismo, que aportó nuevos valores religiosos y morales que afectaron al conjunto de relaciones sociales y jurídicas. 2. Fuentes del Derecho Romano. El Derecho Romano es producto de un lento proceso de elaboración que abarca desde la fundación de Roma, identificada con el 754 a. de C., hasta la caída del Imperio Romano de Occidente en el 476 d. de C. El Derecho más antiguo está formado por los mores maiorum o costumbres de los antepasados, interpretadas por los pontífices o sacerdotes, y por las «leges regias», redactadas a fines del siglo VI a. de C. Este Derecho de supera con la Ley de la XII Tablas hacia el 451-449 a. de C., que marca el inicio de nuevas vías de creación del derecho por las Asambleas y los Magistrados. Con la constitución de la República romana, a principios del siglo IV a. de C. Se definió el reparto de poderes entre Magistrados y Asambleas. En este contexto será el Senado el órgano más importante y cuyas decisiones, llamadas Senadoconsultos acabarían por constituir una fuente de Derecho. A mediados del siglo III a. de C., se sitúa el origen de la Jurisprudencia, a través de respuestas de prestigiosos juristas a los casos planteados por los particulares y las consultas realizadas por jueces y magistrados. En la Roma republicana se configura la triple pluralidad de sistemas jurídicos: Ius Civile o Derecho de los ciudadanos romanos; Ius Honorarium, introducido por la jurisdicción de los magistrados para suplir o corregir el Ius Civile; y el Ius Gentium, que era el Derecho que siendo romano era accesible a los no romanos. Durante la época del dominado comenzarán a surgir las primeras compilaciones de legislación y de jurisprudencia que acabarían por ejercer una destacada influencia en la evolución del derecho romano y medieval. 3. Derecho Provincial de la España Romana. El Derecho Provincial se configuraba a partir de una «Lex Provinciae», estatuto fundamental en el cual por mandato del Senado quedaba establecida la situación jurídica de los diferentes territorios sometidos a Roma. La provincia de Hispania recibió esta Ley en el año 133 a. de C., pero su texto no es conocido hoy día. Seguidamente se otorgarían numerosas «Leges» especiales, entre las que destacan las leyes de colonias y municipios, que respondían al modelo de Leges datae, o fundacionales. Encontramos ejemplos de estas normas en la Ley de Osuna –Lex Ursonensis- del año 44 a. de C. Posteriormente, en época imperial serían otorgadas de carácter más específico como la Ley de Salpensa –Lex Salpensana-, y la Ley de Málaga –Lex Flaviae Malacitanae- que regulaban distintos aspectos de la vida municipal. La fuente más importante para el conocimiento del Derecho Municipal Romano será la Lex Irnitana, del año 91 d. de C. Que contiene la reglamentación de las magistraturas municipales y el estatuto jurídico de la localidad. Otro grupo de leyes provinciales son las de los distritos mineros imperiales, de las que se conservan los Bronces de Vipasca –Lusitania-, que contienen normas sobre la administración de estos distritos y principalmente regulan los servicios públicos: arriendos de baños públicos, zapatería, barbería; e el régimen jurídico de la explotación minera. Un tercer conjunto de disposiciones son los Decretos o disposiciones de los Magistrados, de los que se conservan algunos ejemplos. No se conoce de modo directo ningún Senadoconsulto o decisiones del Senado dirigidas a Hispania, pero hay referencias de ellos como el mencionado por Tito Livio del año 197 a. de C. Que condujo a la división de Hispania en dos provincias. Por el contrario se conocen numerosas Constituciones Imperiales dirigidas a las provincias hispánicas en el s. IV por los Emperadores romanos. Por último hay que significar la existencia de documentos públicos o privados de aplicación del Derecho. Entre los documentos públicos se conservan contratos de Hospitalidad y Patronato, y entre los privados se conocen diversas manifestaciones de negocios jurídicos, contratos y testamentos. 4. Derecho romano del Imperio de Oriente: La obra de Justiniano Justiniano empieza su reinado como Emperador de Oriente en el año 527, pasado ya más de medio siglo de la desaparición del Imperio de Occidente. El reinado de Justiniano ofrece debido a su obra legislativa un extraordinario interés. Desde el punto de vista del derecho, Justiniano trató de dotar a su nuevo imperio de un aparato jurídico a su medida y para ello decidió llevar a cabo la monumental tarea de recuperar el derecho romano clásico. Esto fue posible gracias a que la tradición del derecho romano clásico se había conservado en las escuelas de Berito y Constantinopla, gracias a las cuales Justiniano pudo contar con una serie de juristas de primera fila, entre los que destaca Triboniano que fue el que presidio las tareas compiladoras. Estas se iniciaron el 13 de febrero del 528 fecha en la que Justiniano convoco una comisión de diez juristas para encargarles una nueva recopilación de leyes vigentes a partir de los Códigos Gregoriano, Hermogeniano, Teodosiano y Constituciones Post Teodosianas, este trabajo se termino en el plazo de un año y el resultado fue el Codex que se promulgo el 7 de Abril del 529,con la expresa derogación de los códices viejos y de todas las leyes que no hubiesen sido recogidas en el Codex de Justiniano que se divide en 12 libros y estos en titulo con sus correspondientes epígrafes. Al año siguiente se empezó a recopilar el “derecho de los juristas” llamado iura formándose la recopilación que recibe el nombre de Digesto dividido en 50 libros, separados a su vez por títulos y epígrafes, haciéndose indicación del jurisconsulto y de la obra de la que se toma el pasaje, calificados como leyes en la Edad Media. Fue publicado por Justiniano a través de la Constitución Tanta entrando en vigor el 17 de Diciembre del533. Esta Constitución recoge la división del Digesto en siete partes Cuando aún no se había publicado el Digesto tres jurisconsultos romanos redactaron un tratado con carácter docente llamado Instituciones que se dividen en cuatro libros, subdivididos en títulos encabezados por una rúbrica referida a su contenido. Las Novellae o constituciones dictadas por Justiniano contienen 157 leyes, y pertenecen al periodo de los años 535 a 540. El texto esta dividido en capítulos, refiriéndose la mayoría al derecho Público Eclesiástico y otras al régimen de Familias y Sucesiones. La obra de Justiniano tomará en el siglo XVI el nombre de Corpus Iuris Civilis. Este derecho se prolongaría durante toda la vida del Imperio Bizantino, respetándose durante la invasión turca y manteniéndose hasta la época contemporánea. En todo caso lo trascendente para Europa Occidental y para la historia jurídica de los reinos hispánicos será el redescubrimiento del Derecho Romano Justinianeo a fines del siglo XI y su difusión conocida como el gran proceso de Recepción del Derecho Común en la Europa Medieval y Moderna. 5. La Organización Provincial y Municipal Romana. Probablemente desde comienzos del s. II a. de C., los romanos consideraron a la península territorio provincial, sujeto a los procónsules designados por el Senado. En el 197 a. de C. Esa circunscripción fue dividida en dos provincias, la Citerior y la Ulterior. En tiempos de Augusto, en torno al año 13 a. de C., la provincia Ulterior sería dividida en dos: la Bética, y la Lusitania. Esta organización territorial persistió, con ligeros reajustes hasta el s. III, cuando la provincia Citerior fue subdividida en tres: la Tarraconense, la Cartaginense y la Galletia. Finalmente en el s. V el territorio español aparece constituido por siete provincias, las cinco peninsulares (Bética, Tarraconense, Lusitania, Cartaginense y Galicia), la insular de Baleares y la africana MauritaniaTingitana, integradas en una Diócesis perteneciente a la prefectura de las Galias. El sistema de gobierno de estas provincias fue encomendado en una primera fase a dos pretores con amplios poderes civiles y militares. En una fase posterior, tras la división de las provincias romanas en senatoriales e imperiales, aquellas fueron gobernadas por antiguos cónsules o pretores designados por el Senado. Las provincias imperiales, por su parte serían gobernadas por delegados del Emperador. En el bajo imperio, con la subdivisión del Imperio en prefecturas, diócesis y provincias, los prefectos imperiales ocuparían la cúspide de la administración territorial. El régimen municipal estuvo condicionado por el carácter jurídico de las ciudades peninsulares, que variaba entre las ciudades indígenas y las colonias y municipios romanos. Las ciudades indígenas, que habían suscrito un pacto con Roma que las convertía, según los casos, en ciudades federadas, ciudades libres o inmunes y ciudades estipendiarias. Las colonias desempeñaron un importante papel en la romanización de la península como puestos avanzados y asentamientos de veteranos del ejército. Los municipios aparecen como ciudades provinciales a las que se ha concedido el régimen jurídico latino o romano, organizando su propia constitución de acuerdo con el gobernador provincial. El gobierno de las ciudades se organiza a imagen y semejanza del gobierno en Roma, correspondiendo, por tanto, al pueblo reunido en los Comicios, a la Curia municipal y a los magistrados. 6. Ejército. Los Grandes Servicios Públicos: la Justicia, la Hacienda y el Desde un principio los pretores constituyeron la cúspide de la organización jurisdiccional romana. En las provincias, mientras tanto los gobernadores fueron jueces ordinarios en lo civil y criminal, con atribuciones delegadas del príncipe ante quien era posible recurrir sus sentencias. Los gobernadores delegaron la función judicial en los legados jurídicos. Durante el Bajo Imperio esta organización se vuelve algo más compleja con la aparición de nuevas magistraturas. El territorio provincial quedaría dividido en circunscripciones judiciales, que hasta el s. III fueron denominadas conventus. La administración financiera provincial quedó en manos de un quaestor, en las provincias senatoriales, y de un delegado del Emperador en las provincias imperiales. La estructura fiscal se basó en un sistema de impuestos directos e indirectos. Entre los impuestos directos se dieron los de carácter territorial, como el vectigal o el stipendium y los impuestos personales o tributum capitis. Entre los impuestos indirectos, el más importante fue el portorium que gravaba el paso de mercancías. El Ejército hispano-romano fue una institución capital de la España romana, tanto por su acción militar en el proceso de conquista como, por su activo papel en el proceso de romanización del territorio. La legión es la denominación del ejército romano y de nombre de la Legio VII Germina toma nombre León. Estuvo organizado inicialmente como una milicia de reclutamiento forzoso que pasaría a contar en principio con la participación de los aliados itálicos y, más tarde con soldados indígenas de las provincias romanas. A partir de la reforma del Imperio realizada por Augusto el ejército pasaría a operar en las provincias imperiales con independencia de los gobernadores y bajo la dirección de los delegados del Emperador. Tuvo lugar además una articulación definitiva de las milicias profesionales, integrando en cuerpos distintos a ciudadanos romanos e a indígenas.