Mecanismos de evasión Los mecanismos mentales de evasión, se utilizan, al igual que los de defensa, para proteger el Yo, y tanto jóvenes como viejos se sirven ampliamente de ellos. Las pautas de conducta seguidas para buscar el ajuste, en este tipo de mecanismos, siempre se refieren al alejamiento, que implica todas las posibles formas de huida. Cuando utilizamos mecanismos de evasión en la búsqueda del ajuste, nuestra conducta está dando a entender que hemos renunciado a la lucha franca y nos acogemos a los tipos evasivos de ajuste que nos proporcionen protección contra el peligro. El miedo a la libertad Erich Fromm, cuya obra es un continuo intento de aplicación de los conceptos y el método del psicoanálisis a los fenómenos históricos y sociales, pretende estudiar a través de qué mecanismos esos hechos históricos y sociales van formando la conciencia psíquica individual, y para ello estudiará el significado que para el hombre moderno tiene la libertad, y el cómo y el porqué de sus intentos de rehuirla, a la luz de los procesos históricos, sociales y económicos. La piedra angular sobre la que girará toda la obra de Fromm en este punto es de sobre conocida: el hombre, cuanto más gana de libertad más pierde en seguridad. Y ello parece ser la espada de Damocles que siempre pende sobre la cabeza del hombre: si quiere ser libre le acechará una gran inseguridad, inseguridad que a su vez le hará rehuir esa libertad. Por ello en épocas de crisis, el hombre siente más inseguridad, sentimientos de impotencia, etc., y de ahí que sea justo en épocas de crisis cuando más prolifera el autoritarismo. Fromm analiza este proceso dialéctico seguridad-libertad a tres niveles: ontogenético, filogenético e histórico. A pesar del posible “cliché” histórico, afirma Fromm que era la ausencia de libertad individual la más destacada característica de la Edad Media. Pero, en cambio, existía una gran seguridad. Sin embargo, al final del Medievo fue constatándose una revuelta en todos los terrenos contra esa estructura medieval, en filosofía, economía, etc. Como consecuencia de tal revuelta se produjo un cambio radical en la posición del hombre moderno: el hombre era ya dueño de su destino, poseía un grado de libertad desconocido hasta entonces, pero a la vez perdió la seguridad que poseía en el Medievo. Las soluciones que cada persona emplea para combatir esa inseguridad son muy variadas, pero entre ellas destacan dos, muy utilizadas y muy relacionadas entre sí: El autoritarismo: es un mecanismo de evasión que consiste en la tendencia a abandonar la independencia del yo individual propio, para fundirse con algo o alguien exterior a uno mismo, que tiene autoridad o se le atribuye. Posee dos formas principales, que suelen ir juntas en los individuos autoritarios: la primera es una tendencia fuerte a la sumisión y a la dependencia, como consecuencia de los sentimientos de inferioridad, impotencia e insignificancia individual. La segunda, también consecuencia de sus sentimientos de inferioridad, se refiere a la tendencia a someter a los demás, pero de una forma tan ilimitada y absoluta que estos queden sometidos al papel de meros instrumentos. También Se define como la búsqueda de vínculos secundarios, los cuales sustituyen los que se han perdido por el abandono del Yo. Su rasgo principal es la búsqueda de fundirse con un elemento externo con el fin “de adquirir la fuerza del que el <<Yo individual>> carece”. La sumisión, la dominación o con mayor intensidad, el masoquismo o sadismo son tendencias compulsivas que sustentan este mecanismo, tendencias que son impulsadas por fuerzas internas de la psique y tiene repercusión en la construcción del Yo y su nivel de autoconciencia. Por efecto, dichas personas tienen poca frecuencia en lo que Fromm denomina como el sentimiento del <<Yo Soy>>. La destructividad La destructividad, dice Fromm, es distinta a la simbiosis, pero tiene como base el mismo temor al aislamiento. La destrucción es un intento desesperado para que el individuo no sucumba ante el mundo. Este impulso se puede ocultar tanto en el amor como en el patriotismo. Esta tendencia puede ser reactiva (por defensa, en tal caso, una afirmación de la vida propia). La destructividad tiene su fuente no solo en la comparación del Yo con el Otro, sino también en la angustia y la frustración. La angustia es generada a partir de la amenaza a los intereses materiales y/o emocionales, según Fromm. Esto puede suceder debido a la sensación de impotencia frente al mundo. La frustración de la vida la define Fromm en tanto “El individuo aislado e impotente ve obstruido el camino de la realización de sus potencialidades sensoriales, emocionales e intelectuales” En revisión de algunos conceptos que ofrece Freud, Fromm reconoce que la destructividad no es innata, como plantearía la hipótesis biológica de Freud. Esto lo justifica a partir de la mención de estudios antropológicos que revelan que los impulsos de destructividad varían según grupo social. Fromm establece que “el grado de destructividad observable en los individuos es proporcional al grado en que se halla cercenada la expansión de su vida”. En otras palabras, si el impulso por vivir se ve limitado, esta energía se convierte en tendencia destructiva. Conformidad automática: también como consecuencia de los sentimientos de inferioridad, insignificancia e impotencia, el hombre abandona su yo individual, deja de ser uno mismo para ser uno de tantos, se identifica y conforma con la mayoría. Como ya Ortega y Gasset había anunciado más de cincuenta años, será este mecanismo el más utilizado por el hombre contemporáneo. Fromm define este mecanismo de evasión como la resolución más generalizada en la sociedad. Se constituye de la adopción completa que le son impuestas a partir de las pautas culturales. La brecha entre el Yo y el mundo desaparece. Este mecanismo lo compara con el mimetismo animal: se fusionan con el ambiente que cuesta definirlos. La mejor palabra para definirlos es la de autómata. No vive angustiado, pero ha perdido su personalidad. Fromm se detiene y enfoca sus esfuerzos en el problema de cómo distinguir entre lo que me es propio, original de mi creación y lo que me es dicho sobre que pensar, que sentir y que querer. El eje fundamental está en reconocer si cuando decimos estas tres afirmaciones, se tratan significativamente de verdades o falsedades, en tanto Yo pienso, siento y quiero. Fromm utiliza el ejemplo de la sugestión hipnótica para demostrar que lo que nosotros pensamos y que sostenemos que es nuestro pensamiento puede ser, en algún caso, un pensamiento introducido por un tercero. En su experimento sugiere como un persona que sostiene que su pensamiento es propio puede ganar “legitimidad” si otros piensan lo mismo. La diferencia está en que quienes saben que su pensamiento no es propio han observado por completo el experimento. Fromm cree que la culminación de todo este proceso histórico se encuentra en la Alemania nazi (1933- 1945): ¿cómo fue posible que el partido nacionalsocialista alemán, de reciente creación, alcanzara el poder en tan breve tiempo y como consecuencia de ser votado por una mayoría del pueblo alemán.? Muchos creen que la victoria nazi fue la consecuencia de un engaño por parte de una minoría acompañado de coerción sobre la mayoría del pueblo. Pero con ello no queda explicado el fenómeno. El psicólogo no puede y no debe contentarse con esta explicación. El problema es mucho más profundo: la explicación es fundamentalmente de tipo psicológico. La raíz del problema —y por tanto también la posibilidad de solucionarlo— no está tanto en las condiciones socioeconómicas ambientales, cuanto en la estructura de la personalidad de los individuos que se someten a toda autoridad y a toda norma. Aunque, evidentemente, esa estructura de personalidad venga determinada por las estructuras socioeconómicas en que le ha tocado formarse. Es importante tomar en consideración dentro de la psicología social y los trabajos que se pudieran desarrollar en esta, estos mecanismos ya que nos ayuda a analizar muchos comportamientos colectivos y porqué las masas ya en conjunto, nos comportamos utilizando estos mecanismos desde mi punto de vista inconscientes y quienes tienen el poder en muchos sentidos aprovechando estos lo manejan también que mueven a las mayorías para sus intereses personales. Alvarado Abarca, D., and Castillo Hidalgo, D., 2013: El Miedo a la Libertad. Erich Fromm (Resumen), Essay, Pensamiento Político II, Escuela de Ciencias Políticas, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Costa Rica, San José, Costa Rica 2013. Anastasio Ovejero Bernal. (Noviembre 1981). El Autoritarismo: Enfoque Psicológico. El Basilisco, número13, 40-44.