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Manual de Capacitación para la Prevención de la Violencia de Género con Niños, Niñas y Adolescentes

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1
ÍNDICE
3
Presentación
4
6
Introducción
Pautas de intervención
con niños, niñas y
adolescentes
8
9
11
Para recordar, un breve
repaso de lo abordado
durante el taller
Sexo y género
Asignación de género
y construcción de
identidades
Diferencia y
desigualdad
12
Equidad / Igualdad
14
Violencia de género
18
Actividades para
talleres y sesión
informativa
Niños y niñas
22
25
26
Adolescentes
Mujeres adultas
Anexo
2
PRESENTACIÓN
En el marco del Proyecto “Fortalecimiento del liderazgo social de promotoras comunitarias de los
derechos de las mujeres en Ejido Azotlán y Ejido Cañada de Onofres”, realizado en colaboración con el
Programa Indesol (Coinversión Social 2016), Convivencia Joven, A. C. ha elaborado el presente manual,
con la intención de que sea una guía en la capacitación de las Promotoras Comunitarias de dichas comunidades,
que desde el 2015 han sido capacitadas en materia de Derechos de las mujeres y han replicado con otras
mujeres de su comunidad sus conocimientos adquiridos y contextualizados a través de sus experiencias
personales en su condición de mujer.
La experiencia adquirida durante la capacitación
y las réplicas realizadas en 2015, evidenciaron la
necesidad de integrar el conocimiento y reconocimiento
de la violencia de género como principal motivo de
la violación de los derechos de las mujeres, por tal
motivo, se consideró dar continuidad a la capacitación
de las Promotoras en materia de violencia de
género desde diferentes contextos.
Así mismo, cabe hacer mención que en la realización
de réplicas, nos encontramos con el interés de
directivos de escuelas, madres, y el interés de
las mismas promotoras, para abordar el tema de
prevención de violencia con otras poblaciones
vulnerables a repetir estereotipos de género que
propician la violencia.
puntual en dicha materia; y la segunda sección,
describe actividades encaminadas a realizarse a
través de tres talleres réplica dirigidos a mujeres
adultas; niños y niñas; y adolescentes.
El contenido de este manual y las actividades
descritas forman parte de la revisión de bibliografía
especializada en el tema y los aprendizajes y
experiencias que Convivencia Joven ha obtenido
de otros proyectos realizados con resultados
positivos. Esperamos y confiamos que este manual
sea de gran utilidad y una contribución para
trabajar la prevención la de violencia de género.
Consideramos que el modelo de intervención
que las promotoras comunitarias han llevado a
cabo, representa el reconocimiento y ejercicio de
sus derechos, además de propiciar el interés y la
apertura de las participantes para identificar las
formas y modalidades de la violencia de género,
generando con ello una participación activa en su
prevención.
Reconociendo la importancia que tiene identificar
los estereotipos de género que propician la
violencia en las diferentes etapas de la vida, el
presente manual forma parte de la capacitación
otorgada a las Promotoras Comunitarias en materia
de género y violencia, y consta de dos secciones;
en la primera se abordan conceptos e información
3
INTRODUCCIÓN
Reconocer la violencia parece algo sencillo, sobre
todo si tomamos en cuenta que en la actualidad
la mayoría de las personas estamos expuestas
a diferentes mensajes que parecen ponernos
al tanto de sus lamentables consecuencias; es
el caso de medios como la televisión, en donde
continuamente se aborda el problema a través
de programas “especializados” o series de
entretenimiento.
Cada vez parece que existe un mayor esfuerzo
por prevenirla o erradicarla de espacios que son
trascendentales para el desarrollo de las personas,
como la escuela o la familia, constantemente
presenciamos el lanzamiento de programas
gubernamentales de atención a la violencia y
sabemos de la impartición de talleres o “pláticas”
de prevención en escuelas, centros de salud u
otros lugares públicos.
Sin embargo, la mayoría de estas campañas
informativas y procesos de prevención-atención
sólo se centran en las consecuencias más visibles o
en la descripción de sus formas (física, psicológica,
sexual…), sin detenerse en los aspectos que la
originan y hacen que se siga presentando.
Casos de violencia letal, como la producida en el
contexto del crimen organizado o los feminicidios
en Ciudad Juárez o Ecatepec, nos alertan e
indignan por la magnitud que puede alcanzar
el problema en caso de no ser atendido, pero
también nos ofrecen pistas sobre un problema
de fondo: la victimización por condición social,
es decir, ser joven y/o mujer ya es un riesgo para
sufrir violencia.
La violencia no siempre es tan evidente y esto no
quiere decir que no existan daños duraderos y
profundos en las personas que la viven; que no la
veamos no significa que no exista, pero ¿Por qué
no logramos detectarla?
Uno de los mecanismos más importantes
de aprendizaje es la experiencia, sacamos
conclusiones (muchas veces sin darnos cuenta) de
lo que observamos y escuchamos en situaciones
similares, si notamos que algo se repite damos por
hecho “que es así”, difícilmente nos preguntamos
si puede ser diferente o cómo fue que se produjo.
Damos por hecho, por ejemplo, que las mujeres
tienen ciertas características (sensibles, vanidosas,
entregadas…) y que cumplen ciertos papeles en la
vida (madres, esposas, cuidadoras…) que les dan
un ámbito de acción “natural”, es decir, la casa y
la familia.
La violencia que es producto de una condición
social, como el rol de género, surge porque encierra
un cúmulo de desigualdades en las relaciones
humanas y oportunidades de desarrollo, en este
caso en comparación con los hombres.
La violencia parte de estas características que no
son naturales, si no que se asignan o colocan
en el marco de la cultura y los procesos sociales,
sin embargo, terminamos creyendo que forman
parte de la vida al punto que justificamos las
manifestaciones de abuso: “llora porque es muy
sensible…”, “es que también ella es muy coqueta…”,
“¿qué hacía afuera de su casa tan tarde…?”
En el caso de la violencia hacia las mujeres, muchas
campañas de prevención-atención dificultan
el entendimiento de la situación social que
desencadena los abusos, dando como resultado
un “tipo” de víctima: la mujer golpeada, temerosa
y aislada, que no tiene a quien pedirle ayuda, a
la que se le dice: “No te preocupes, si realmente
quieres, busca ayuda y se resuelve el problema”.
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Entonces, si una mujer no es golpeada continuamente por su pareja
y no se encuentra profundamente asustada, pareciera que no está
viviendo violencia. El asunto es que la violencia por condición de
género sucede de muchas formas, en un sin número de situaciones
y puede provenir de hombres o mujeres.
Además, contrario a lo que parecen comunicar estas campañas, no es
un asunto de “esa mujer maltratada”, si no de todas las personas que
alimentamos un sistema de género basado en la desigualdad
(lo masculino es más valioso que lo femenino) y los opuestos
(femenino como contrario a lo masculino).
Existen formas de violencia que resultan mucho más sutiles y que
están presentes en casi cualquier ámbito de interacción, en la casa, la
escuela, el trabajo, la comunidad, justificadas o negadas por suponer
en automático que se trata de situaciones “normales” de una mujer.
Cuando se le llama “floja” a una niña por no querer “atender” a su
hermano o a su padre; a una mujer “fodonga” por no mantener limpia
la casa o “arreglarse” para el marido; a una adolescente “loca” por
usar cierta ropa o salir con chicos diferentes. Estos insultos recogen
la idea de que una mujer no puede salirse de ciertos parámetros de
conducta y buscan, mediante el daño a su autoestima, obligarle a
que regrese al “buen comportamiento”, incluso imponiendo castigos
físicos “justificados”.
Estas violencias “que no vemos” van configurando escenarios en los
que las mujeres se convierten en “objetos” que deben ser guiados,
decirles cómo comportarse, qué ropa usar, cómo responder, qué les
está permitido. En contextos de descomposición social, como Juárez
y Ecatepec, la configuración llega al punto de determinar si una
mujer “merece” ser violada o asesinada.
La violencia no es un hecho natural y por ello es imprescindible
desentrañar su origen y mecanismos de repetición en las propias
relaciones humanas, identificar las valoraciones, ideas y creencias que
dan como resultado la desigualdad entre personas y las conductas
de abuso.
En el caso de la violencia por razones de género, es imprescindible
detenerse a pensar sobre las características y funciones que venimos
atribuyendo a las mujeres y, aunque sea doloroso, podremos rastrear
que el conjunto de ideas y condiciones que llevan a tolerar que una
mujer sea objeto de un “piropo” en la calle, son similares a las que
preceden la violación y desaparición de otra.
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Pautas de intervención
con niños, niñas y adolescentes
Realizar procesos de intervención con niños, niñas y adolescentes requiere tomar en
cuenta algunos aspectos en la conducción de las sesiones de trabajo. Detallemos los
más importantes:
•Realizar acuerdos de convivencia antes de iniciar el taller.
Esto implica que cada quien se comprometa a hacerse responsable de
su conducta, principalmente: hablar en primera persona (“yo pienso
que…” en lugar de “nosotros pensamos…”), decidir si participar o no en
las actividades pero no entorpecer la participación de los demás, evitar
reírse o burlarse, no hacer referencia a los demás al contar algo
(“El otro día Sofía dijo que su mamá le pegó…”), si se quiere compartir
una anécdota que sea de uno mismo o misma.
•Las actividades son a través de juego o dinámicas participativas.
Hay que prever que existirá cierto nivel de ruido (plática y risas)
provocado por los juegos y las dinámicas, esto no se contrapone al
aprendizaje, por el contrario, lo hace posible y favorece la participación,
sólo es importante aclarar en qué momentos puede haber ruido y en
cuáles es necesario guardar silencio para escuchar a las promotoras o
las compañeras y compañeros de grupo.
•Organizar la conformación de equipos y la participación.
Es preferible que los equipos queden conformados de acuerdo a la
ubicación que tienen las y los participantes en el salón de clases, de tal
forma que no tengan que desplazarse. Durante el tiempo destinado para
comentar, la participación será voluntaria, dando la palabra por turnos
a quienes levanten la mano; es recomendable preguntar directamente a
quienes no hayan participado si desean hacerlo, animándoles a hablar,
pero de negarse, no se les debe presionar, respetando su decisión final.
•Forma de dirigirse a las y los participantes.
Por lo limitado del tiempo no será posible destinar algún momento
para la presentación individual de las y los participantes, sin embargo,
cada persona (incluyendo las promotoras) se colocará en el pecho una
etiqueta con su nombre para mencionarlo al momento de dirigirnos a
esa persona, siendo esta la forma indicada.
Bajo ninguna circunstancia las promotoras pueden alzar la voz,
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amenazar, colocar sobrenombres o insultar a las o los participantes; las indicaciones se deben dar de
forma directa, mencionando el nombre de la persona a la que nos dirigimos y de forma respetuosa,
incluyendo las indicaciones de guardar silencio, colocarse o mantenerse en un lugar o continuar con
alguna de las actividades.
Si en algún momento se presenta ruido o movimiento excesivo y generalizado que entorpezca las
actividades, se puede hacer un llamado a todo el grupo para que “vuelvan a sus lugares y guarden silencio
para poder continuar”, recordándoles que se hizo un acuerdo en el que cada persona se comprometió
a hacerse responsable de su propia conducta.
No se puede tocar a las o los participantes para “reforzar” alguna indicación (“ve para allá…”, “ya no te
levantes…”) ni por cualquier otra razón.
Si es necesario dar alguna indicación extra, comentar algún detalle de la actividad o preguntar algo de
forma individual, es recomendable acercarnos a la persona a la que deseamos dirigirnos y hablarle en
un volumen moderado.
•Ni “personas chiquitas” ni “rebeldes sin causa”
Aunque es importante tomar en cuenta la etapa de desarrollo en la que se encuentran las y los
participantes (y las actividades están diseñadas a partir de ello), no debemos “dar por hecho” que se van
a comportar de cierta forma, evitando prejuicios que entorpecen la relación y pueden resultar ofensivos
o contraproducentes para los objetivos de la intervención.
Niños, niñas y adolescentes pueden (y lo hacen todo el tiempo), analizar lo que observan, sacar
conclusiones de hechos cotidianos, dar su opinión conformando una postura, tomar decisiones y
entender sus consecuencias, por lo que es perfectamente factible solicitarles que reflexionen sobre
algún hecho y verbalicen sus conclusiones, siempre tomando en cuenta que se debe abordar con un
lenguaje claro y sencillo.
Muchas de las situaciones de discriminación o exclusión que viven niños, niñas y adolescentes se debe
a que los adultos suponemos que son incapaces de “comprender” algunos aspectos de la vida, sin
embargo, cualquier tema puede ser abordado cuando se hace con el lenguaje y los ejemplos necesarios.
Ni las y los niños son personas chiquitas, ni las y los adolescentes son rebeldes porque sí, ambos grupos
tienen necesidades específicas y algunas de ellas se vinculan al juego, la socialización y la experimentación
que no siempre son acordes al “mundo de los adultos”, por lo que es imprescindible colocarse en el
lugar del otro (ser empáticos) y entender que estas necesidades no los imposibilitan para aprender.
Es necesario dar un trato respetuoso, lo que implica mínimamente tomarlas y tomarlos en cuenta, pedir
su opinión ante cualquier situación que les afecte; no pre-suponer que “no van a entender”, “que sus
asuntos o preocupaciones son menores” o que “necesitan ser controlados porque son un desastre”.
No debemos perder de vista que su experiencia en la vida, su visión sobre los hechos y sus contundentes
preguntas merecen toda nuestra atención, si es que deseamos seguir aprendiendo.
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Para recordar, un breve repaso de lo abordado durante el taller
Sexo y género
Plantear la diferencia entre sexo y género,
partiendo de uno mismo o misma es muy similar a
decir: “Lo que soy y cómo aprendo a expresar eso
que soy, tomando como punto de referencia mi
cuerpo”.
Siguiendo con el enunciado, “lo que soy”
corresponde al sexo: hombre o mujer, depende
básicamente de los genitales y algunas funciones
biológicas (por ejemplo la ovulación), dando lugar
a diferencias de tipo natural entre hombres y
mujeres.
“Cómo expreso eso que soy” representa el género:
masculino o femenino, aprendiendo a expresarme
de forma “masculina” si soy hombre y “femenina”
si soy mujer, las diferencias entre masculino y
femenino no son naturales, son sociales, es decir,
se aprenden mediante las relaciones con otras
personas (familia, amigos, maestros, vecinos…) y
a través de medios culturales y de comunicación
(programas de televisión, literatura, canciones…).
Sexo
Género
BiológicoNatural
CulturalSocial
Hombre
Mujer
Masculino
Femenino
En la mayoría de las sociedades esta es la primera y más importante distinción que se hace entre las
personas, prácticamente desde su nacimiento, designando “cosas para hombres” y “cosas para mujeres”,
dando por hecho de forma errónea que las diferencias de sexo llevan también a diferencias de conducta,
sentimientos, capacidades y formas de ser entre hombres y mujeres, cuestiones que en realidad
corresponden al género.
Distinguir con claridad el sexo del género permite darnos cuenta que las diferencias entre hombres y
mujeres son mínimas, que compartimos mucho más de lo que nos diferencia y que teniendo las mismas
oportunidades podemos desarrollar capacidades similares.
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Asignación de género y
construcción de identidades
Incluso antes del nacimiento, las personas somos objeto de una serie de decisiones por parte de los
adultos (mamá, papá, etc.) que involucran la asignación de un género (masculino o femenino), reflejado
en aspectos como el nombre que nos dan o el color y tipo de ropa que eligen para nosotras(os).
Conforme crecemos vamos reconociendo los objetos que utilizamos de forma cotidiana; en especial
nuestros juguetes, cuyas características definen las posibilidades para el desarrollo de habilidades y
gustos, como los deportes o los juegos de rol.
Estos últimos son representaciones de la vida adulta: jugar a la mamá, a la guerra, al doctor o doctora, a
las luchas, a maquillarse… En fin, nuestros juguetes determinan a qué jugamos, así como las habilidades
y gustos que vamos conformando.
Alrededor de los cuatro años hemos entendido con claridad que existen niños y niñas (hombres y
mujeres) y sabemos a qué sexo pertenecemos; sin embargo, lejos de basar esta distinción en aspectos
biológicos, lo hacemos en función de las diferencias que sí notamos: largo del cabello, forma de vestir,
tipo de actividades, comportamientos, y por supuesto, formas de juego.
Bajo estas circunstancias se ha conformado nuestra identidad de género, es decir, no sólo sabemos que
somos mujeres u hombres, sino que orientamos nuestro comportamiento hacia el sexo al que sentimos
que pertenecemos, prefiriendo estar con personas de nuestro mismo sexo, imitando sus conductas y
reforzando la idea de hacer “cosas de niños” o “cosas de niñas”.
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Nunca o casi nunca se nos explica que no estamos haciendo cosas de hombres o de mujeres, sino
cosas masculinas y femeninas, determinadas por lo que los adultos y la cultura suponen que “debe ser”,
generalmente nadie nos dice que podemos elegir, por lo que crecemos con la sensación de que estas
diferencias son naturales, aunque como hemos visto, se trata de características aprendidas.
Pues yo toda
la vida los he
tratado igual...
Durante la adolescencia, a partir de los once o doce
años de edad, las identidades de género cobran
mucha importancia, en esta etapa las personas
comenzamos a explorar nuevos comportamientos
que nos proporcionan sentido de individualidad
(ser yo), pero también sentido de pertenencia (ser
parte de un grupo).
Los roles de género (lo que hacen los hombres
y lo que hacen las mujeres en un grupo social
donde se relacionan) comienzan a definirse con
claridad, de hecho, muchas veces “exageramos”
Asignación de
género
•A l nacer
los comportamientos con tal de expresar nuestra
pertenencia a uno u otro género.
La diferencia básica en los roles de género
“tradicionales” (los que llevamos repitiendo desde
hace muchísimo tiempo) empieza a producirse:
los hombres-adolescentes hacen muchas de
sus actividades de tiempo libre fuera de casa,
mientras que las mujeres-adolescentes escuchan
constantemente: “no puedes andar tú sola”, además
de recibir, por lo general, más responsabilidades
en la casa.
Iden ad de
género
•A lrededor de
los 4 años
Roles de género
•A par r de la
adolescencia
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Diferencia y desigualdad
Desde la adolescencia, pero más claramente en la vida adulta, hombres y
mujeres vamos haciendo lo que creemos que “nos corresponde”, un conjunto de
comportamientos y responsabilidades para las mujeres y otro conjunto diferente
para los hombres, estos son los roles de género.
Los roles diferentes dan como consecuencia un
sistema de género que es importante analizar
para tratar de determinar si es justo o no, si
realmente lo deseamos como está o es preferible
transformarlo para alcanzar condiciones más
justas.
El término “sistema de género” se refiere a la
manera en que se relacionan hombres y
mujeres en diferentes espacios de encuentro (la
casa, la calle, la escuela, el lugar de trabajo, etc.), se
le llama sistema debido a que los comportamientos
o roles son idénticos o muy parecidos en todos
estos espacios.
Mencionemos ejemplos concretos: En la familia
lo más común es que las mujeres se encarguen
del cuidado de niños y niñas, cocinar, limpiar
y organizar la casa, mientras que los hombres
realizan trabajo remunerado o composturas de la
casa.
En un consultorio médico lo más frecuente es
encontrar mujeres recepcionistas y enfermeras,
pero en su gran mayoría los médicos son hombres.
En oficinas, las mujeres fungen como secretarias
o “asistentes”, mientras que los hombres como
gerentes o directivos.
más lamentable, ¿cuántas veces has presenciado
que un hombre sea acosado por un grupo de
mujeres al ir caminando?, y ¿cuántas ocasiones
has visto a una mujer padeciendo este terrible
comportamiento?
Lo que tienen en común todos estos ejemplos
es que en cada espacio de relación con los
hombres, las mujeres se encuentran en desventaja,
siendo ellos los que tradicionalmente mantienen
posiciones de poder económico y social, ordenan
o toman las decisiones.
Las
mujeres,
por
su
parte,
cumplen
responsabilidades de cuidado o servicio para los
demás, reciben órdenes o instrucciones y son, en
mucha mayor medida, víctimas de conductas de
abuso.
Por supuesto que existen mujeres ejerciendo mayor
poder tanto en su vida privada como en la esfera
pública, sin embargo, aún persiste un sistema
de género mayoritariamente desigual y
desventajoso para las mujeres, basta indicar
que las mujeres con trabajo remunerado cumplen
otra jornada laboral dentro de sus hogares, aspecto
poco frecuente en el caso de los hombres.
Se escucha de “trabajadoras domésticas” (mujeres)
y “ayudantes en general” (hombres), pero pocas
veces al revés; el comportamiento en la calle es aún
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Pues a mí mi esposo
sí me ayuda con
los niños...
¿Te ayuda?, pero
si también es su
responsabilidad.
Conformamos nuestra identidad de género a una edad tan temprana y en un sistema de relaciones
hombre-mujer tan marcado por las diferencias, que muchas veces nos parece “natural” el rol de vida que
estamos llevando, aunque sea considerablemente desigual e injusto.
Por supuesto que los sistemas de género no son consecuencia de “la naturaleza humana”, sino
de asignaciones, identidades y roles enseñados y repetidos una y otra vez; su transformación depende,
en un primer momento, de darse cuenta que existen, de des-acostumbrarnos a que así sean las coas,
a dejar de ver “cosas para hombres” y “cosas para mujeres”.
Equidad / Igualdad
Todas las personas tenemos en común una serie de derechos que nos proporcionan un sentido de
igualdad como seres humanos, más allá de rasgos físicos, capacidades, grupo social de pertenencia
o cualquier otro aspecto.
Por ejemplo, hombres y mujeres somos “iguales ante la ley”, en teoría tenemos el mismo derecho de
acceso a la justicia en caso de ser víctimas de algún delito, lo que implica mínimamente que se sancione
al responsable y en la medida de lo posible el daño sea reparado.
Sin embargo, no se puede “proclamar” la igualdad de derechos para todas las personas y esperar
que automáticamente suceda, de ser así, no viviríamos en un país con tantas desigualdades, ya que
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efectivamente en México existen varias leyes al
respecto.
Las mujeres han tenido a lo largo de la historia
menos oportunidades de desarrollo educativo
e inclusión en campos profesionales, menos
opciones de autonomía (decidir por sí mismas) e
independencia económica (trabajo remunerado) y
han sido consideradas responsables absolutas de
la crianza de hijos e hijas.
Además, existen aspectos biológicos que son
determinantes en lo que respecta al posible
ejercicio de derechos, no porque sean limitantes
“naturales”, sino porque forman parte del ser
mujer y deben ser tomados en cuenta. Analicemos
un ejemplo que lamentablemente es verídico y
representa uno de muchos casos similares:
La atención médica que reciba debe incluir la
prevención o atención de cualquier infección
de transmisión sexual, bajo los riesgos que se
desprenden de la forma de la violación y su
condición biológica (ser mujer), como el VIH o el
VPH.
Otros factores a tomar en cuenta para un efectivo
acceso a la justicia son su edad, pertenencia a una
comunidad indígena y su rol de género (factores
socioculturales).
¿Requiere de un “traductor” debido a que no
habla español? ¿Existe riesgo de re-victimización,
violencia o discriminación en su comunidad por
su rol de género? ¿Qué tipo de apoyo psicológico
y social requiere una adolescente después de un
evento así?
Citlali tenía 13 años de edad y vivía en una
comunidad indígena localizada en el estado de
Sonora, cuando fue víctima de una violación
sexual por parte de un hombre adulto “amigo” de
su padre.
No se puede hablar de verdadera “igualdad” de
derechos, si antes no se toman en cuenta las
particularidades de cada grupo social y se generan
medidas de “equidad” para contrarrestar las
desventajas y problemas de dicho grupo.
La violación fue denunciada en una agencia del
Ministerio Público, cuyo responsable integró
y presentó al juez las pruebas necesarias para
establecer que se había cometido el delito y
procesar al responsable.
La equidad es el conjunto de medidas especiales
(legales, sociales, educativas, laborales, políticas,
etc.) que se adoptan, para que las personas que
forman parte de un grupo que ha vivido o vive en
desventaja de oportunidades alcance una efectiva
igualdad de derechos.
Reflexionemos: ante una violación sexual, ¿el
acceso a la justicia debe ser exactamente igual
para hombres y para mujeres? ¿Qué factores
deben tomarse en cuenta en el caso de Citlali para
que se garantice su protección?
Aunque una violación sexual siempre es un hecho
atroz que acarrea consecuencias irreparables para
la víctima, el efectivo acceso a la justicia implica
reconocer aquellas condiciones particulares que
agravan la situación de Citlali.
Una primera y muy importante diferencia es
de aspecto biológico, es decir, a diferencia de
un hombre, Citlali puede quedar embarazada
como consecuencia de la violación, por lo que
su protección como víctima debe incluir la
anticoncepción de emergencia o la interrupción
segura del posible embarazo.
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Derechos humanos
Aunque existen leyes que se supone
garantizan el acceso a la justicia para Citlali,
luego de la denuncia sus derechos no fueron
respetados; el juez reclasificó el delito y no
le fue permitido interrumpir el embarazo, sin
mencionar más detalles sobre otras graves
omisiones para la activación de las medidas
de equidad que ameritaba su caso.
Mujeres
Niñas(os)
Indígenas
Personas con
discapacidad
Medidas de
Equidad
igualdad de
derechos
Lo anterior es una muestra lamentable de la persistencia de un sistema de género desigual e injusto que
permanece hasta el día de hoy; sin embargo, la violación de derechos por parte del juez fue denunciada y
el caso continúa, mientras tanto, un grupo de asociaciones de mujeres apoyaron a Citlali para trasladarse
a la Ciudad de México y que pudiera interrumpir el embarazo de forma segura.
A pesar de la discriminatoria actuación del juez, es de resaltar el papel que tenemos las y los ciudadanos,
en especial cuando nos organizamos, para no permitir que estas prácticas continúen, denunciando y
demandando que las autoridades cumplan con sus obligaciones y acompañando a las personas que se
vuelven víctimas de este sistema desigual.
Violencia de género
La mayoría de las manifestaciones de violencia en la vida cotidiana se producen porque miramos el
mundo de manera distorsionada; nos equivocamos cuando pensamos que “los hombres son insensibles”,
que “los niños no pueden entender algunas cosas”, que “los homosexuales son violadores en potencia”,
que “los indígenas son ignorantes” o que “las mujeres son débiles”.
La violencia que se produce por estas y otras distorsiones casi nunca se ve, pasa desapercibida para la
mayoría de las personas porque nos hemos acostumbrado hasta un nivel absurdo a que “así son las
cosas”.
El término “violencia de género” es usado para señalar cuando se daña o se busca dañar a una
persona basándose en su condición de género; como ya hemos señalado, el sistema de género que
hemos conformado es profundamente desigual e injusto para el rol femenino, por lo que son mujeres
las que viven mayoritariamente este tipo de violencia.
Es importante señalar que el fin último de la violencia (incluida por supuesto la que se da por razones
de género) es controlar o condicionar el comportamiento de la víctima a través del miedo, esto ante la
posibilidad de que el daño se repita y quizás sea de mayor gravedad.
14
Originalmente el término se refería casi de forma exclusiva a la violencia
hacia las mujeres por parte de su pareja (esposo, novio, etc.); no olvidemos
que su rol de vida ha estado estrechamente relacionado al ámbito privado,
es decir, a la casa y la familia, y que damos una tremenda importancia a que
las mujeres “tengan” pareja.
Lo anterior nos ayuda a darnos cuenta que la violencia en otros espacios,
como la calle o el trabajo, ha sido más largamente tolerada y justificada en
comparación con la que ocurre en el ámbito privado.
Pongamos un ejemplo, al enterarnos que una mujer es insultada por su
pareja, cada vez es más común que la mayoría reaccionemos con indignación
y enojo; sin embargo, cuando la vemos padecer las miradas o palabras
lascivas de un desconocido, más de una persona sugiere que es responsable
por “su manera de vestir”.
En las empresas, la política o espacios de competencia también sucede algo
similar, somos testigos de descalificaciones, rumores, insultos o abierto
acoso hacia algunas mujeres y frecuentemente las explicaciones coinciden
en señalar que esto “es parte del ambiente”, que “es un espacio de hombres”
o que “ellas se lo buscan, pues sólo así logran subir”.
Espacios sociales en clara descomposición por una violencia generalizada
nos muestran la versión más aberrante e indignante de esta forma de mirar
el mundo, la desaparición, secuestro, explotación u homicidio masivo de
mujeres en lugares como Ciudad Juárez o Ecatepec.
Por supuesto que la violencia de género se da en los hogares y en las
relaciones de pareja y esto es un problema muy grave, pero también ocurre
en cada uno de los espacios en los que se incluyen y participan las mujeres,
siendo cada vez más común que reprobemos la que ocurre en el ámbito
privado y toleremos (justificando) la que se da fuera de él.
La violencia de género no debe entenderse como la violencia de los
hombres hacia las mujeres, sino como la violencia hacia las mujeres
por su condición de género, es decir, por el conjunto de características,
valores y roles que les han sido asignados, pensando en la mayoría de los
casos que son “cosas naturales”.
Si pensamos que la violencia de género ocurre por la conformación de un
sistema social masculino-femenino con un gran desequilibrio de poder, es
claro que la mayoría de los victimarios o agresores sean hombres o que
estén de alguna forma implicados en las expresiones de violencia.
Cuando se busca dañar a una mujer insultándola por tener (o si quiera
suponer que desea tener) varias parejas sexuales, se hace acudiendo a la
figura del hombre para posibilitar que se consuma el insulto, convirtiéndose
en el que ejerce su “poder” sexual, pues finalmente es ella la que termina
“tomada”.
15
En este ejemplo también vale la pena mencionar el designio o supuesto social del que se parte para
dañar, se trata de un “valor” cultural, que la mujer sea “casta” se convierte en sinónimo de “decencia”,
que no tenga vida sexual o no se sepa que la tiene.
Yo estoy de acuerdo que entre
mujeres tenemos que apoyarnos…
...pero hay que ver
como se viste, le
encanta que la
miren, si sólo por
eso ha llegado
hasta donde está....
La violencia ocurre y se justifica por el conjunto de
valores (casta, sumisa, discreta…), características
(débil, sentimental, amorosa…) y roles (esposa,
madre, cuidadora…) que injustamente se han
asignado a las mujeres y que absurdamente hemos
tomado por mucho tiempo como “naturales”,
siendo en realidad aspectos de género.
En este sentido, la prevención de la violencia
de género necesariamente pasa por analizar
el sistema masculino-femenino que hemos
conformado y buscar la manera de hacerlo más
justo y equitativo, generar experiencias que no
estén condicionadas por el tipo de genitales que
tenemos y que contribuyan a la formación de
personas completas.
En el fondo, el insulto del esposo, el rumor originado
por la compañera de trabajo y la violación sexual
cometida por “un amigo del padre”, son producto
del mismo conjunto de “ideas” sobre lo que se
viene designando, absurda e injustamente, como
“ser mujer”.
La violencia en las relaciones de pareja se da por
el mismo sistema de género desigual e injusto
que hemos conformado, además, muchas veces
las mujeres se sienten obligadas o presionadas a
no abandonar a su pareja para no contradecir los
“valores” que se les han enseñado desde pequeñas.
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Formas de violencia de género
Física
•Golpes
•Empujones
•Jalones
•Some miento
("abrazar " o
presionar
para
inmobilizar)
•Uso de armas
o cualquier
utensilio
Sexual
•Miradas
•Palabras
•Tocaminetos
en cualquier
parte del
cuerpo
•Obligar a
mirar
•Violación
Psicológica
•Menosprecio
•Insultos
•Celos
•Chantaje
•Amenazas
•Rumores
Económica
•Control de
gastos
•Negar o
condicionar el
dinero
•Disponer de
dinero o
propiedades
sin
consultarlo
•Destrucción o
enagenación
de bienes
Los cuentos de hadas, las canciones o las telenovelas son muestras contundentes; en estos, las mujeres
deben encontrar a su “príncipe azul” para ser “felices” y “respetadas”; además, las tramas resaltan la idea
de que el amor romántico “todo lo puede vencer”, y hay que aferrarse a él, pues “amar también implica
sufrir”.
La idealización del amor romántico (suponer que hay un amor verdadero, que dura para siempre y es la
única forma de alcanzar la felicidad) promueve la dependencia emocional (sentir que sólo se está bien
estando con esa persona), que sumada a la dependencia económica, termina por encadenar a muchas
mujeres a relaciones violentas y destructivas.
En este sentido, la prevención de la violencia de género debe contribuir de forma especial al desarrollo de
niñas y mujeres seguras de sí misas y de sus capacidades, independientes emocionalmente y autónomas
en sus decisiones.
Entendiendo de una vez por todas que las relaciones de pareja no brindan la felicidad, sino que pueden
contribuir al bienestar de las personas sólo en la medida que son equitativas y constructivas, que aportan
algo bueno a cada parte.
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Actividades para
talleres y sesión informativa
Niños y niñas
Sesión 1 “Iguales, pero diferentes”
Temas: Identidades de género.
Objetivo: Mostrar la influencia de la presión social y las identidades de género en el proceso de
toma de decisiones, favoreciendo el reconocimiento de diferencias personales y re-valorando
la libertad de elegir por encima de la pertenencia a uno u otro sexo.
Materiales y equipo: letreros (“sí” y “no”), formatos de registro, cinta adhesiva, gises, rotafolio
y marcadores.
Duración:
60
minutos
Los letreros son colocados uno al lado del otro en una pared, dejando espacio de un metro
entre ambos; partiendo de la pared se marca una línea en el piso que sirve para dividir las zonas
de “sí” y “no”, respectivamente.
Las y los participantes se colocan frente a la pared haciendo una fila sobre la línea de gis,
dos participantes se colocan al final de la fila, un poco separados del resto; se da la siguiente
instrucción al grupo:
Vamos a hacer un juego, se trata de que nos digan brincando si les gustan o no algunas cosas.
Ahora mismo están sobre la línea neutral, voy a leer un enunciado y ustedes responderán sí o
no brincando a la zona correspondiente, en caso de que no estén seguros pueden permanecer
en la línea. Una vez que se los indique todos regresan a la zona neutral para decidir sobre
otra cosa.
A los dos participantes que se encuentran al final de la fila se les indica que tendrán una tarea
especial: registrar en un formato el número de niños y niñas, respectivamente, que brinquen a
las zonas de “sí” y “no”.
Hagamos una prueba antes de empezar, listos: “Me gustan los gatos”… Ya
Se hacen las aclaraciones necesarias hasta asegurarse que los participantes en la fila y los que
registran hayan entendido bien lo que van a hacer.
A continuación se da lectura a los enunciados, cerciorándose que quienes registran tengan el
tiempo suficiente para hacerlo tras cada afirmación (Anexo).
Una vez leídos todos los enunciados, se prepara una tabla en el pizarrón para que todos puedan
verla. Se busca que reflexionen sobre la forma en que eligieron sus respuestas:
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¿Qué cosas les gustan y cuáles les desagradan a las niñas? ¿Cuáles a los niños?
¿Hay cosas que les gusten o desagraden por igual a niños y niñas? ¿Cuáles?
¿Notaron si algunos de sus compañeros o compañeras miraban a dónde brincaban los demás
antes de decidir?
¿Notaron si algunos compañeros o compañeras cambiaron su decisión por seguir a la mayoría
de su mismo sexo? ¿Por qué pasa esto?
¿Por qué a veces a niños y niñas les gustan las mismas cosas y otras veces no?
¿Creen que existen cosas que son sólo para niños y otras que son sólo para niñas? ¿Por qué?
¿Creen que las personas tenemos derecho a elegir lo que nos gusta o debemos hacer sólo lo
que dicen que es para nosotros por ser niños o niñas? ¿Por qué?
Sesión 2 “Lo que soy y lo que expreso”
Temas: Sexo y género. Estereotipos de género.
Objetivo: Aclarar la diferencia entre lo que es natural y es aprendido en los hombres y las mujeres,
contribuyendo a la formación de posiciones más flexibles sobre las identidades de género,
cuestionando la veracidad de los estereotipos.
Materiales y equipo: 10 pliegos de papel kraft, marcadores y gises de colores.
Duración:
60
minutos
Se conforman 8 o 10 equipos, en cada caso los integrantes deben ser del mismo sexo (solamente
niños o niñas). Entregados los materiales se da la siguiente instrucción:
Cada equipo va a hacer un dibujo, los equipos conformados por niñas van a dibujar la silueta
de un niño, luego van a responder la pregunta ¿Cómo son los niños?, escribiendo todas las
características que crean necesarias, pero con una condición, las características que son
“naturales” o desde el nacimiento las escriben dentro de la silueta y las que consideren que son
“aprendidas” las escriben afuera de la silueta. (Se realiza en el pizarrón).
Los niños van a hacer lo mismo, pero dibujando la silueta de una niña y respondiendo la pregunta
¿Cómo son las niñas? Recuerden, las características naturales o de nacimiento adentro de la
silueta y las aprendidas afuera de la silueta. (Se realiza en el pizarrón).
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Van a tener 30 minutos para hacerlo, ¿alguna pregunta?... Pueden empezar.
Terminando el tiempo, se les avisa que van a pasar por turnos para hablar sobre su dibujo y
mencionar las características que identificaron, en un primer momento sólo los equipos
conformados por niños, las niñas no pueden hablar mientras estos estén exponiendo. Al finalizar
todos los equipos, las niñas pueden dar su opinión, expresando principalmente en qué cosas
están de acuerdo y en cuáles no.
Posteriormente se repite la dinámica con los equipos conformados por niñas exponiendo y los de
niños dando su opinión al final.
Una vez finalizados ambos momentos, se busca que las y los participantes reflexionen sobre la
diferencia entre sexo y género, los estereotipos y su falta de veracidad:
En niños y niñas ¿Qué cosas son naturales y cuáles son aprendidas?
¿Creen que los genitales determinan de alguna forma la manera en que nos comportamos? /
¿Los niños se comportan de una forma por tener pene y las niñas de otra por tener vulva?
¿Los equipos conformados por niños pusieron cosas parecidas en sus siluetas? ¿Y los
conformados por niñas? ¿Por qué?
¿Todas las niñas tienen los mismos gustos, intereses o habilidades? ¿Y los niños?
¿Qué cosas harán la diferencia? ¿Podemos elegir nuestros gustos, intereses y habilidades
independientemente de ser niños o niñas?
Sesión 3 “Viejos cuentos, mismas desigualdades”
Temas: Diferencia y desigualdad; roles y estereotipos de género.
Objetivo: Analizar las características, valores y roles incorporados a los géneros para mostrar la
desigualdad que producen entre hombres y mujeres (sistema de género).
Materiales y equipo: Libro de cuentos, película “La cenicienta” versión corta, proyector, bocinas,
computadora, cuestionarios, lápices.
Duración:
60
minutos
20
Se lee o proyecta una versión corta de “la cenicienta”; posteriormente se conforman 8 ó 10
equipos cuidando que estén integrados por similar número de niños y niñas (mixtos), dando la
siguiente indicación:
Vamos a entregar a cada equipo un cuestionario que tendrán que responder entre todos los
integrantes, no es un examen ni nada parecido, sus respuestas nos van a ayudar a entender un
poco mejor lo que acabamos de ver en la película (o escuchar en el cuento).
Daremos 20 minutos para hacerlo, ¿alguna pregunta…? Inicien por favor.
Una vez finalizado el tiempo, se prosigue con la lectura de cada pregunta y respuesta por parte
de los equipos, tomando turnos para hacerlo y cuidando que todos participen. Se aclara que las
respuestas pueden ser complementadas o modificadas por cualquier participante del mismo o
de otro equipo.
Cada pregunta ofrece una oportunidad de reflexión, por lo que las Facilitadoras deberán hacer
aclaraciones o explicaciones más detalladas después de cada participación para lograr un mejor
entendimiento de cada punto abordado.
Finalmente, se ofrece un mensaje final que sirva para fortalecer que:
-La desigualdad entre hombres y mujeres no es algo natural.
-La desigualdad que enfrentan las mujeres desde hace mucho tiempo es consecuencia de un
sistema de género desigual e injusto que debe ser transformado (identidades y roles).
-La desigualdad también produce violencia hacia las mujeres en la escuela, la familia o las
relaciones de pareja, pero tampoco debemos permitirla o tolerarla.
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Adolescentes
Sesión 1 “Lo que soy y lo que expreso”
Temas: Sexo y género. Estereotipos de género.
Objetivo: Aclarar la diferencia entre lo que es natural y es aprendido en los hombres y las mujeres,
contribuyendo a la formación de posiciones más flexibles sobre las identidades de género,
cuestionando la veracidad de los estereotipos.
Materiales y equipo: 10 pliegos de papel kraft, marcadores y gises de colores.
Duración:
60
minutos
Se conforman 8 o 10 equipos, en cada caso los integrantes deben ser del mismo sexo (solamente hombres
o mujeres). Entregados los materiales se da la siguiente instrucción:
Cada equipo va a hacer un dibujo, los equipos conformados por mujeres van a dibujar la silueta de un
hombre, luego van a responder la pregunta ¿Cómo son los hombres?, escribiendo todas las características
que crean necesarias, pero con una condición, las características que son “naturales” o desde el nacimiento
las escriben adentro de la silueta y las que consideren que son “aprendidas” las escriben afuera de la
silueta. (Se realiza en el pizarrón).
Los hombres van a hacer lo mismo, pero dibujando la silueta de una mujer y respondiendo la pregunta
¿Cómo son las mujeres? Recuerden, las características naturales o de nacimiento adentro de la silueta y
las aprendidas afuera de la silueta. (Se realiza en el pizarrón).
Van a tener 30 minutos para hacerlo, ¿alguna pregunta?... Pueden empezar.
Terminando el tiempo, se les avisa que van a pasar por turnos para hablar sobre su dibujo y mencionar
las características que identificaron, en un primer momento sólo los equipos conformados por hombres,
las mujeres no pueden hablar mientras estos estén exponiendo. Al finalizar todos los equipos, las mujeres
pueden dar su opinión, expresando principalmente en qué cosas están de acuerdo y en cuáles no.
Posteriormente se repite la dinámica con los equipos conformados por mujeres exponiendo y los de
hombres dando su opinión al final.
Una vez finalizados ambos momentos, se busca que las y los participantes reflexionen sobre la
diferencia entre sexo y género, los estereotipos y su falta de veracidad:
En hombres y mujeres ¿Qué cosas son naturales y cuáles son aprendidas?
¿Creen que los genitales determinan de alguna forma la manera en que nos comportamos? /
¿Los hombres se comportan de una forma por tener pene y las mujeres de otra por tener vulva?
¿Los equipos conformados por hombres pusieron cosas parecidas en sus siluetas? ¿Y los
conformados por mujeres? ¿Por qué?
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¿Todas las mujeres tienen los mismos gustos, intereses o habilidades? ¿Y los hombres?
¿Qué cosas harán la diferencia? ¿Podemos elegir nuestros gustos, intereses y habilidades
independientemente de ser hombres o mujeres?
Sesión 2 “Mi pareja ideal”
Temas: Estereotipos de género y amor romántico
Objetivo: Mostrar las diferencias de género en la concepción del amor romántico, señalando
factores de desigualdad y peligro de violencia para las mujeres, así como de represión emocional
en los hombres.
Materiales y equipo: Papel ilustración, gises pastel y crayolas pastel.
Duración:
60
minutos
Se conforman 8 o 10 equipos, en cada caso los integrantes deben ser del mismo sexo (solamente hombres
o mujeres). Entregados los materiales se da la siguiente instrucción:
De forma individual van realizar una pintura con los materiales que les hemos entregado, se trata de una
pintura temática, por lo que deben tomarse 5 o 10 minutos para pensar lo que van a hacer.
El tema de la pintura es “Mi relación de pareja ideal”, ¿entienden lo qué significa ideal…? (Se permite
la participación y después se hace cualquier aclaración necesaria). Traten de representar TODOS LOS
ASPECTOS que consideran forman parte de esta relación, incluyendo por supuesto a la persona, pero
también lo que sucedería para que sea realmente ideal o perfecta.
Van a tener 30 minutos para hacerlo… ¿alguna pregunta?... Pueden empezar.
Terminando el tiempo, se pide a 2 o 3 equipos conformados por mujeres que compartan sus pinturas,
mostrándolas y hablando un poco sobre el contenido y lo que representa. Posteriormente se hace lo mismo
con 2 o 3 equipos conformados por hombres.
Una vez hecho lo anterior, se busca que las y los participantes reflexionen sobre la influencia de
los estereotipos de género en las concepciones del amor romántico por parte de hombres y de
mujeres, así como las posibles desigualdades y riesgos que involucran, especialmente para las
mujeres.
¿Notaron parecido entre las pinturas que hicieron las mujeres? ¿Qué imágenes se repiten?
¿Y entre las pinturas elaboradas por los hombres?
¿Qué aspectos parecen ser más importantes en las relaciones imaginadas por los hombres?
¿Y en las imaginadas por las mujeres?
¿A qué se deben las diferencias encontradas entre hombres y mujeres?
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¿Consideran que encontrar a su pareja ideal es algo necesario para ser felices?
¿Creen que existen personas destinadas a estar juntas?
¿Consideran que el amor es lo más importante para tener una buena relación de pareja? ¿Qué
más se necesita?
Sesión 3 “Violencia en el noviazgo, ¿qué hay detrás?”
Objetivo: Mostrar los factores individuales y sociales que propician expresiones de violencia en el
noviazgo y que son consecuencia de un sistema de género desigual, mediante el análisis de una
historia real.
Materiales: Cortometraje “Instantáneas: viví violencia en el noviazgo”, computadora, proyector,
bocinas, cuestionarios y lápices.
Duración:
60
minutos
Se proyecta el cortometraje, explicando que se trata de una historia real; posteriormente se conforman
8 ó 10 equipos cuidando que estén integrados por similar número de hombres y mujeres (equipos
mixtos), dando la siguiente indicación:
Vamos a entregar a cada equipo un cuestionario que tendrán que responder entre todos los
integrantes, no es un examen ni nada parecido, sus respuestas nos van a ayudar a entender un poco
mejor lo que acabamos de ver en el cortometraje.
Daremos 20 minutos para hacerlo, ¿alguna pregunta…? Inicien por favor.
Una vez finalizado el tiempo, se prosigue con la lectura de cada pregunta y respuesta por parte de los
equipos, tomando turnos para hacerlo y cuidando que todos participen. Se aclara que las respuestas
pueden ser complementadas o modificadas por cualquier participante del mismo o de otro equipo.
Cada pregunta ofrece una oportunidad de reflexión, por lo que las Facilitadoras deberán hacer
aclaraciones o explicaciones más detalladas después de cada participación para lograr un mejor
entendimiento de cada punto abordado.
Finalmente, se ofrece un mensaje final que sirva para fortalecer que:
-La violencia en general y la que se da en el noviazgo en particular, no es algo natural.
-La violencia en el noviazgo y la que enfrentan las mujeres en otras circunstancias es consecuencia
de un sistema de género desigual e injusto que debe ser transformado.
-A nadie le gusta el maltrato, pero muchas personas permanecen en relaciones violentas debido
a la dependencia emocional, económica y social que han experimentado toda su vida, por lo
que requieren de tiempo y oportunidades para tomar nuevas decisiones.
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Mujeres adultas
Sesión informativa de derechos de las mujeres y muestra de una opción productiva
Objetivo: Informar sobre la equidad de género y los derechos de las mujeres, enseñando el
proceso de elaboración de una artesanía.
Materiales: Historieta de derechos de las mujeres. Hojas de maíz, alambre, estambre, bolas de
unicel, resistol blanco y tijeras.
Duración:
120 minutos
Entregando una historieta a cada asistente a la sesión, las Promotoras dirigen una actividad de
lectura en grupo, solicitando a 2 ó 3 participantes que vayan leyendo fragmentos del material.
Posteriormente, se analizan algunos puntos del contenido mediante preguntas al grupo:
¿Habían escuchado hablar de los derechos humanos? ¿Para qué creen que sirven? ¿Por qué las
mujeres contamos con derechos específicos?
¿Han escuchado hablar de la equidad de género? ¿Qué es? ¿Cuál es su importancia?
Las Promotoras presentan los ejemplos que consideren necesarios y solicitan algunos otros al
grupo. Posteriormente se entregan los materiales para la elaboración de la artesanía, dando las
instrucciones correspondientes y acompañando de manera personal.
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Anexo
Preguntas para juego
1.
Me gusta venir a la escuela
2.
Me gusta dibujar
3.
Me gusta salir con mis papás los fines de semana
4.
Me gusta bailar
5.
Me gusta el color rosa
6.
Me gusta jugar luchas
7.
Me gusta el pastel de chocolate
8.
Me gusta jugar futbol
9.
Me gustan las historias de princesas y príncipes
10.
Me gusta andar en bicicleta
11.
Me gusta peinarme
12.
Me gusta dibujar
13.
Me gustan los videojuegos
14.
Me gusta cocinar
15.
Me gusta escuchar música
16.
Me gusta jugar con pistolas o armas de juguete
17.
Me gusta hacer la tarea
18.
Me gusta el color azul
19.
Me gusta correr
20.
Me gusta el helado
26
Descargar