1 ÍNDICE 3 Presentación 4 6 Introducción Pautas de intervención con niños, niñas y adolescentes 8 9 11 Para recordar, un breve repaso de lo abordado durante el taller Sexo y género Asignación de género y construcción de identidades Diferencia y desigualdad 12 Equidad / Igualdad 14 Violencia de género 18 Actividades para talleres y sesión informativa Niños y niñas 22 25 26 Adolescentes Mujeres adultas Anexo 2 PRESENTACIÓN En el marco del Proyecto “Fortalecimiento del liderazgo social de promotoras comunitarias de los derechos de las mujeres en Ejido Azotlán y Ejido Cañada de Onofres”, realizado en colaboración con el Programa Indesol (Coinversión Social 2016), Convivencia Joven, A. C. ha elaborado el presente manual, con la intención de que sea una guía en la capacitación de las Promotoras Comunitarias de dichas comunidades, que desde el 2015 han sido capacitadas en materia de Derechos de las mujeres y han replicado con otras mujeres de su comunidad sus conocimientos adquiridos y contextualizados a través de sus experiencias personales en su condición de mujer. La experiencia adquirida durante la capacitación y las réplicas realizadas en 2015, evidenciaron la necesidad de integrar el conocimiento y reconocimiento de la violencia de género como principal motivo de la violación de los derechos de las mujeres, por tal motivo, se consideró dar continuidad a la capacitación de las Promotoras en materia de violencia de género desde diferentes contextos. Así mismo, cabe hacer mención que en la realización de réplicas, nos encontramos con el interés de directivos de escuelas, madres, y el interés de las mismas promotoras, para abordar el tema de prevención de violencia con otras poblaciones vulnerables a repetir estereotipos de género que propician la violencia. puntual en dicha materia; y la segunda sección, describe actividades encaminadas a realizarse a través de tres talleres réplica dirigidos a mujeres adultas; niños y niñas; y adolescentes. El contenido de este manual y las actividades descritas forman parte de la revisión de bibliografía especializada en el tema y los aprendizajes y experiencias que Convivencia Joven ha obtenido de otros proyectos realizados con resultados positivos. Esperamos y confiamos que este manual sea de gran utilidad y una contribución para trabajar la prevención la de violencia de género. Consideramos que el modelo de intervención que las promotoras comunitarias han llevado a cabo, representa el reconocimiento y ejercicio de sus derechos, además de propiciar el interés y la apertura de las participantes para identificar las formas y modalidades de la violencia de género, generando con ello una participación activa en su prevención. Reconociendo la importancia que tiene identificar los estereotipos de género que propician la violencia en las diferentes etapas de la vida, el presente manual forma parte de la capacitación otorgada a las Promotoras Comunitarias en materia de género y violencia, y consta de dos secciones; en la primera se abordan conceptos e información 3 INTRODUCCIÓN Reconocer la violencia parece algo sencillo, sobre todo si tomamos en cuenta que en la actualidad la mayoría de las personas estamos expuestas a diferentes mensajes que parecen ponernos al tanto de sus lamentables consecuencias; es el caso de medios como la televisión, en donde continuamente se aborda el problema a través de programas “especializados” o series de entretenimiento. Cada vez parece que existe un mayor esfuerzo por prevenirla o erradicarla de espacios que son trascendentales para el desarrollo de las personas, como la escuela o la familia, constantemente presenciamos el lanzamiento de programas gubernamentales de atención a la violencia y sabemos de la impartición de talleres o “pláticas” de prevención en escuelas, centros de salud u otros lugares públicos. Sin embargo, la mayoría de estas campañas informativas y procesos de prevención-atención sólo se centran en las consecuencias más visibles o en la descripción de sus formas (física, psicológica, sexual…), sin detenerse en los aspectos que la originan y hacen que se siga presentando. Casos de violencia letal, como la producida en el contexto del crimen organizado o los feminicidios en Ciudad Juárez o Ecatepec, nos alertan e indignan por la magnitud que puede alcanzar el problema en caso de no ser atendido, pero también nos ofrecen pistas sobre un problema de fondo: la victimización por condición social, es decir, ser joven y/o mujer ya es un riesgo para sufrir violencia. La violencia no siempre es tan evidente y esto no quiere decir que no existan daños duraderos y profundos en las personas que la viven; que no la veamos no significa que no exista, pero ¿Por qué no logramos detectarla? Uno de los mecanismos más importantes de aprendizaje es la experiencia, sacamos conclusiones (muchas veces sin darnos cuenta) de lo que observamos y escuchamos en situaciones similares, si notamos que algo se repite damos por hecho “que es así”, difícilmente nos preguntamos si puede ser diferente o cómo fue que se produjo. Damos por hecho, por ejemplo, que las mujeres tienen ciertas características (sensibles, vanidosas, entregadas…) y que cumplen ciertos papeles en la vida (madres, esposas, cuidadoras…) que les dan un ámbito de acción “natural”, es decir, la casa y la familia. La violencia que es producto de una condición social, como el rol de género, surge porque encierra un cúmulo de desigualdades en las relaciones humanas y oportunidades de desarrollo, en este caso en comparación con los hombres. La violencia parte de estas características que no son naturales, si no que se asignan o colocan en el marco de la cultura y los procesos sociales, sin embargo, terminamos creyendo que forman parte de la vida al punto que justificamos las manifestaciones de abuso: “llora porque es muy sensible…”, “es que también ella es muy coqueta…”, “¿qué hacía afuera de su casa tan tarde…?” En el caso de la violencia hacia las mujeres, muchas campañas de prevención-atención dificultan el entendimiento de la situación social que desencadena los abusos, dando como resultado un “tipo” de víctima: la mujer golpeada, temerosa y aislada, que no tiene a quien pedirle ayuda, a la que se le dice: “No te preocupes, si realmente quieres, busca ayuda y se resuelve el problema”. 4 Entonces, si una mujer no es golpeada continuamente por su pareja y no se encuentra profundamente asustada, pareciera que no está viviendo violencia. El asunto es que la violencia por condición de género sucede de muchas formas, en un sin número de situaciones y puede provenir de hombres o mujeres. Además, contrario a lo que parecen comunicar estas campañas, no es un asunto de “esa mujer maltratada”, si no de todas las personas que alimentamos un sistema de género basado en la desigualdad (lo masculino es más valioso que lo femenino) y los opuestos (femenino como contrario a lo masculino). Existen formas de violencia que resultan mucho más sutiles y que están presentes en casi cualquier ámbito de interacción, en la casa, la escuela, el trabajo, la comunidad, justificadas o negadas por suponer en automático que se trata de situaciones “normales” de una mujer. Cuando se le llama “floja” a una niña por no querer “atender” a su hermano o a su padre; a una mujer “fodonga” por no mantener limpia la casa o “arreglarse” para el marido; a una adolescente “loca” por usar cierta ropa o salir con chicos diferentes. Estos insultos recogen la idea de que una mujer no puede salirse de ciertos parámetros de conducta y buscan, mediante el daño a su autoestima, obligarle a que regrese al “buen comportamiento”, incluso imponiendo castigos físicos “justificados”. Estas violencias “que no vemos” van configurando escenarios en los que las mujeres se convierten en “objetos” que deben ser guiados, decirles cómo comportarse, qué ropa usar, cómo responder, qué les está permitido. En contextos de descomposición social, como Juárez y Ecatepec, la configuración llega al punto de determinar si una mujer “merece” ser violada o asesinada. La violencia no es un hecho natural y por ello es imprescindible desentrañar su origen y mecanismos de repetición en las propias relaciones humanas, identificar las valoraciones, ideas y creencias que dan como resultado la desigualdad entre personas y las conductas de abuso. En el caso de la violencia por razones de género, es imprescindible detenerse a pensar sobre las características y funciones que venimos atribuyendo a las mujeres y, aunque sea doloroso, podremos rastrear que el conjunto de ideas y condiciones que llevan a tolerar que una mujer sea objeto de un “piropo” en la calle, son similares a las que preceden la violación y desaparición de otra. 5 Pautas de intervención con niños, niñas y adolescentes Realizar procesos de intervención con niños, niñas y adolescentes requiere tomar en cuenta algunos aspectos en la conducción de las sesiones de trabajo. Detallemos los más importantes: •Realizar acuerdos de convivencia antes de iniciar el taller. Esto implica que cada quien se comprometa a hacerse responsable de su conducta, principalmente: hablar en primera persona (“yo pienso que…” en lugar de “nosotros pensamos…”), decidir si participar o no en las actividades pero no entorpecer la participación de los demás, evitar reírse o burlarse, no hacer referencia a los demás al contar algo (“El otro día Sofía dijo que su mamá le pegó…”), si se quiere compartir una anécdota que sea de uno mismo o misma. •Las actividades son a través de juego o dinámicas participativas. Hay que prever que existirá cierto nivel de ruido (plática y risas) provocado por los juegos y las dinámicas, esto no se contrapone al aprendizaje, por el contrario, lo hace posible y favorece la participación, sólo es importante aclarar en qué momentos puede haber ruido y en cuáles es necesario guardar silencio para escuchar a las promotoras o las compañeras y compañeros de grupo. •Organizar la conformación de equipos y la participación. Es preferible que los equipos queden conformados de acuerdo a la ubicación que tienen las y los participantes en el salón de clases, de tal forma que no tengan que desplazarse. Durante el tiempo destinado para comentar, la participación será voluntaria, dando la palabra por turnos a quienes levanten la mano; es recomendable preguntar directamente a quienes no hayan participado si desean hacerlo, animándoles a hablar, pero de negarse, no se les debe presionar, respetando su decisión final. •Forma de dirigirse a las y los participantes. Por lo limitado del tiempo no será posible destinar algún momento para la presentación individual de las y los participantes, sin embargo, cada persona (incluyendo las promotoras) se colocará en el pecho una etiqueta con su nombre para mencionarlo al momento de dirigirnos a esa persona, siendo esta la forma indicada. Bajo ninguna circunstancia las promotoras pueden alzar la voz, 6 amenazar, colocar sobrenombres o insultar a las o los participantes; las indicaciones se deben dar de forma directa, mencionando el nombre de la persona a la que nos dirigimos y de forma respetuosa, incluyendo las indicaciones de guardar silencio, colocarse o mantenerse en un lugar o continuar con alguna de las actividades. Si en algún momento se presenta ruido o movimiento excesivo y generalizado que entorpezca las actividades, se puede hacer un llamado a todo el grupo para que “vuelvan a sus lugares y guarden silencio para poder continuar”, recordándoles que se hizo un acuerdo en el que cada persona se comprometió a hacerse responsable de su propia conducta. No se puede tocar a las o los participantes para “reforzar” alguna indicación (“ve para allá…”, “ya no te levantes…”) ni por cualquier otra razón. Si es necesario dar alguna indicación extra, comentar algún detalle de la actividad o preguntar algo de forma individual, es recomendable acercarnos a la persona a la que deseamos dirigirnos y hablarle en un volumen moderado. •Ni “personas chiquitas” ni “rebeldes sin causa” Aunque es importante tomar en cuenta la etapa de desarrollo en la que se encuentran las y los participantes (y las actividades están diseñadas a partir de ello), no debemos “dar por hecho” que se van a comportar de cierta forma, evitando prejuicios que entorpecen la relación y pueden resultar ofensivos o contraproducentes para los objetivos de la intervención. Niños, niñas y adolescentes pueden (y lo hacen todo el tiempo), analizar lo que observan, sacar conclusiones de hechos cotidianos, dar su opinión conformando una postura, tomar decisiones y entender sus consecuencias, por lo que es perfectamente factible solicitarles que reflexionen sobre algún hecho y verbalicen sus conclusiones, siempre tomando en cuenta que se debe abordar con un lenguaje claro y sencillo. Muchas de las situaciones de discriminación o exclusión que viven niños, niñas y adolescentes se debe a que los adultos suponemos que son incapaces de “comprender” algunos aspectos de la vida, sin embargo, cualquier tema puede ser abordado cuando se hace con el lenguaje y los ejemplos necesarios. Ni las y los niños son personas chiquitas, ni las y los adolescentes son rebeldes porque sí, ambos grupos tienen necesidades específicas y algunas de ellas se vinculan al juego, la socialización y la experimentación que no siempre son acordes al “mundo de los adultos”, por lo que es imprescindible colocarse en el lugar del otro (ser empáticos) y entender que estas necesidades no los imposibilitan para aprender. Es necesario dar un trato respetuoso, lo que implica mínimamente tomarlas y tomarlos en cuenta, pedir su opinión ante cualquier situación que les afecte; no pre-suponer que “no van a entender”, “que sus asuntos o preocupaciones son menores” o que “necesitan ser controlados porque son un desastre”. No debemos perder de vista que su experiencia en la vida, su visión sobre los hechos y sus contundentes preguntas merecen toda nuestra atención, si es que deseamos seguir aprendiendo. 7 Para recordar, un breve repaso de lo abordado durante el taller Sexo y género Plantear la diferencia entre sexo y género, partiendo de uno mismo o misma es muy similar a decir: “Lo que soy y cómo aprendo a expresar eso que soy, tomando como punto de referencia mi cuerpo”. Siguiendo con el enunciado, “lo que soy” corresponde al sexo: hombre o mujer, depende básicamente de los genitales y algunas funciones biológicas (por ejemplo la ovulación), dando lugar a diferencias de tipo natural entre hombres y mujeres. “Cómo expreso eso que soy” representa el género: masculino o femenino, aprendiendo a expresarme de forma “masculina” si soy hombre y “femenina” si soy mujer, las diferencias entre masculino y femenino no son naturales, son sociales, es decir, se aprenden mediante las relaciones con otras personas (familia, amigos, maestros, vecinos…) y a través de medios culturales y de comunicación (programas de televisión, literatura, canciones…). Sexo Género BiológicoNatural CulturalSocial Hombre Mujer Masculino Femenino En la mayoría de las sociedades esta es la primera y más importante distinción que se hace entre las personas, prácticamente desde su nacimiento, designando “cosas para hombres” y “cosas para mujeres”, dando por hecho de forma errónea que las diferencias de sexo llevan también a diferencias de conducta, sentimientos, capacidades y formas de ser entre hombres y mujeres, cuestiones que en realidad corresponden al género. Distinguir con claridad el sexo del género permite darnos cuenta que las diferencias entre hombres y mujeres son mínimas, que compartimos mucho más de lo que nos diferencia y que teniendo las mismas oportunidades podemos desarrollar capacidades similares. 8 Asignación de género y construcción de identidades Incluso antes del nacimiento, las personas somos objeto de una serie de decisiones por parte de los adultos (mamá, papá, etc.) que involucran la asignación de un género (masculino o femenino), reflejado en aspectos como el nombre que nos dan o el color y tipo de ropa que eligen para nosotras(os). Conforme crecemos vamos reconociendo los objetos que utilizamos de forma cotidiana; en especial nuestros juguetes, cuyas características definen las posibilidades para el desarrollo de habilidades y gustos, como los deportes o los juegos de rol. Estos últimos son representaciones de la vida adulta: jugar a la mamá, a la guerra, al doctor o doctora, a las luchas, a maquillarse… En fin, nuestros juguetes determinan a qué jugamos, así como las habilidades y gustos que vamos conformando. Alrededor de los cuatro años hemos entendido con claridad que existen niños y niñas (hombres y mujeres) y sabemos a qué sexo pertenecemos; sin embargo, lejos de basar esta distinción en aspectos biológicos, lo hacemos en función de las diferencias que sí notamos: largo del cabello, forma de vestir, tipo de actividades, comportamientos, y por supuesto, formas de juego. Bajo estas circunstancias se ha conformado nuestra identidad de género, es decir, no sólo sabemos que somos mujeres u hombres, sino que orientamos nuestro comportamiento hacia el sexo al que sentimos que pertenecemos, prefiriendo estar con personas de nuestro mismo sexo, imitando sus conductas y reforzando la idea de hacer “cosas de niños” o “cosas de niñas”. 9 Nunca o casi nunca se nos explica que no estamos haciendo cosas de hombres o de mujeres, sino cosas masculinas y femeninas, determinadas por lo que los adultos y la cultura suponen que “debe ser”, generalmente nadie nos dice que podemos elegir, por lo que crecemos con la sensación de que estas diferencias son naturales, aunque como hemos visto, se trata de características aprendidas. Pues yo toda la vida los he tratado igual... Durante la adolescencia, a partir de los once o doce años de edad, las identidades de género cobran mucha importancia, en esta etapa las personas comenzamos a explorar nuevos comportamientos que nos proporcionan sentido de individualidad (ser yo), pero también sentido de pertenencia (ser parte de un grupo). Los roles de género (lo que hacen los hombres y lo que hacen las mujeres en un grupo social donde se relacionan) comienzan a definirse con claridad, de hecho, muchas veces “exageramos” Asignación de género •A l nacer los comportamientos con tal de expresar nuestra pertenencia a uno u otro género. La diferencia básica en los roles de género “tradicionales” (los que llevamos repitiendo desde hace muchísimo tiempo) empieza a producirse: los hombres-adolescentes hacen muchas de sus actividades de tiempo libre fuera de casa, mientras que las mujeres-adolescentes escuchan constantemente: “no puedes andar tú sola”, además de recibir, por lo general, más responsabilidades en la casa. Iden ad de género •A lrededor de los 4 años Roles de género •A par r de la adolescencia 10 Diferencia y desigualdad Desde la adolescencia, pero más claramente en la vida adulta, hombres y mujeres vamos haciendo lo que creemos que “nos corresponde”, un conjunto de comportamientos y responsabilidades para las mujeres y otro conjunto diferente para los hombres, estos son los roles de género. Los roles diferentes dan como consecuencia un sistema de género que es importante analizar para tratar de determinar si es justo o no, si realmente lo deseamos como está o es preferible transformarlo para alcanzar condiciones más justas. El término “sistema de género” se refiere a la manera en que se relacionan hombres y mujeres en diferentes espacios de encuentro (la casa, la calle, la escuela, el lugar de trabajo, etc.), se le llama sistema debido a que los comportamientos o roles son idénticos o muy parecidos en todos estos espacios. Mencionemos ejemplos concretos: En la familia lo más común es que las mujeres se encarguen del cuidado de niños y niñas, cocinar, limpiar y organizar la casa, mientras que los hombres realizan trabajo remunerado o composturas de la casa. En un consultorio médico lo más frecuente es encontrar mujeres recepcionistas y enfermeras, pero en su gran mayoría los médicos son hombres. En oficinas, las mujeres fungen como secretarias o “asistentes”, mientras que los hombres como gerentes o directivos. más lamentable, ¿cuántas veces has presenciado que un hombre sea acosado por un grupo de mujeres al ir caminando?, y ¿cuántas ocasiones has visto a una mujer padeciendo este terrible comportamiento? Lo que tienen en común todos estos ejemplos es que en cada espacio de relación con los hombres, las mujeres se encuentran en desventaja, siendo ellos los que tradicionalmente mantienen posiciones de poder económico y social, ordenan o toman las decisiones. Las mujeres, por su parte, cumplen responsabilidades de cuidado o servicio para los demás, reciben órdenes o instrucciones y son, en mucha mayor medida, víctimas de conductas de abuso. Por supuesto que existen mujeres ejerciendo mayor poder tanto en su vida privada como en la esfera pública, sin embargo, aún persiste un sistema de género mayoritariamente desigual y desventajoso para las mujeres, basta indicar que las mujeres con trabajo remunerado cumplen otra jornada laboral dentro de sus hogares, aspecto poco frecuente en el caso de los hombres. Se escucha de “trabajadoras domésticas” (mujeres) y “ayudantes en general” (hombres), pero pocas veces al revés; el comportamiento en la calle es aún 11 Pues a mí mi esposo sí me ayuda con los niños... ¿Te ayuda?, pero si también es su responsabilidad. Conformamos nuestra identidad de género a una edad tan temprana y en un sistema de relaciones hombre-mujer tan marcado por las diferencias, que muchas veces nos parece “natural” el rol de vida que estamos llevando, aunque sea considerablemente desigual e injusto. Por supuesto que los sistemas de género no son consecuencia de “la naturaleza humana”, sino de asignaciones, identidades y roles enseñados y repetidos una y otra vez; su transformación depende, en un primer momento, de darse cuenta que existen, de des-acostumbrarnos a que así sean las coas, a dejar de ver “cosas para hombres” y “cosas para mujeres”. Equidad / Igualdad Todas las personas tenemos en común una serie de derechos que nos proporcionan un sentido de igualdad como seres humanos, más allá de rasgos físicos, capacidades, grupo social de pertenencia o cualquier otro aspecto. Por ejemplo, hombres y mujeres somos “iguales ante la ley”, en teoría tenemos el mismo derecho de acceso a la justicia en caso de ser víctimas de algún delito, lo que implica mínimamente que se sancione al responsable y en la medida de lo posible el daño sea reparado. Sin embargo, no se puede “proclamar” la igualdad de derechos para todas las personas y esperar que automáticamente suceda, de ser así, no viviríamos en un país con tantas desigualdades, ya que 12 efectivamente en México existen varias leyes al respecto. Las mujeres han tenido a lo largo de la historia menos oportunidades de desarrollo educativo e inclusión en campos profesionales, menos opciones de autonomía (decidir por sí mismas) e independencia económica (trabajo remunerado) y han sido consideradas responsables absolutas de la crianza de hijos e hijas. Además, existen aspectos biológicos que son determinantes en lo que respecta al posible ejercicio de derechos, no porque sean limitantes “naturales”, sino porque forman parte del ser mujer y deben ser tomados en cuenta. Analicemos un ejemplo que lamentablemente es verídico y representa uno de muchos casos similares: La atención médica que reciba debe incluir la prevención o atención de cualquier infección de transmisión sexual, bajo los riesgos que se desprenden de la forma de la violación y su condición biológica (ser mujer), como el VIH o el VPH. Otros factores a tomar en cuenta para un efectivo acceso a la justicia son su edad, pertenencia a una comunidad indígena y su rol de género (factores socioculturales). ¿Requiere de un “traductor” debido a que no habla español? ¿Existe riesgo de re-victimización, violencia o discriminación en su comunidad por su rol de género? ¿Qué tipo de apoyo psicológico y social requiere una adolescente después de un evento así? Citlali tenía 13 años de edad y vivía en una comunidad indígena localizada en el estado de Sonora, cuando fue víctima de una violación sexual por parte de un hombre adulto “amigo” de su padre. No se puede hablar de verdadera “igualdad” de derechos, si antes no se toman en cuenta las particularidades de cada grupo social y se generan medidas de “equidad” para contrarrestar las desventajas y problemas de dicho grupo. La violación fue denunciada en una agencia del Ministerio Público, cuyo responsable integró y presentó al juez las pruebas necesarias para establecer que se había cometido el delito y procesar al responsable. La equidad es el conjunto de medidas especiales (legales, sociales, educativas, laborales, políticas, etc.) que se adoptan, para que las personas que forman parte de un grupo que ha vivido o vive en desventaja de oportunidades alcance una efectiva igualdad de derechos. Reflexionemos: ante una violación sexual, ¿el acceso a la justicia debe ser exactamente igual para hombres y para mujeres? ¿Qué factores deben tomarse en cuenta en el caso de Citlali para que se garantice su protección? Aunque una violación sexual siempre es un hecho atroz que acarrea consecuencias irreparables para la víctima, el efectivo acceso a la justicia implica reconocer aquellas condiciones particulares que agravan la situación de Citlali. Una primera y muy importante diferencia es de aspecto biológico, es decir, a diferencia de un hombre, Citlali puede quedar embarazada como consecuencia de la violación, por lo que su protección como víctima debe incluir la anticoncepción de emergencia o la interrupción segura del posible embarazo. 13 Derechos humanos Aunque existen leyes que se supone garantizan el acceso a la justicia para Citlali, luego de la denuncia sus derechos no fueron respetados; el juez reclasificó el delito y no le fue permitido interrumpir el embarazo, sin mencionar más detalles sobre otras graves omisiones para la activación de las medidas de equidad que ameritaba su caso. Mujeres Niñas(os) Indígenas Personas con discapacidad Medidas de Equidad igualdad de derechos Lo anterior es una muestra lamentable de la persistencia de un sistema de género desigual e injusto que permanece hasta el día de hoy; sin embargo, la violación de derechos por parte del juez fue denunciada y el caso continúa, mientras tanto, un grupo de asociaciones de mujeres apoyaron a Citlali para trasladarse a la Ciudad de México y que pudiera interrumpir el embarazo de forma segura. A pesar de la discriminatoria actuación del juez, es de resaltar el papel que tenemos las y los ciudadanos, en especial cuando nos organizamos, para no permitir que estas prácticas continúen, denunciando y demandando que las autoridades cumplan con sus obligaciones y acompañando a las personas que se vuelven víctimas de este sistema desigual. Violencia de género La mayoría de las manifestaciones de violencia en la vida cotidiana se producen porque miramos el mundo de manera distorsionada; nos equivocamos cuando pensamos que “los hombres son insensibles”, que “los niños no pueden entender algunas cosas”, que “los homosexuales son violadores en potencia”, que “los indígenas son ignorantes” o que “las mujeres son débiles”. La violencia que se produce por estas y otras distorsiones casi nunca se ve, pasa desapercibida para la mayoría de las personas porque nos hemos acostumbrado hasta un nivel absurdo a que “así son las cosas”. El término “violencia de género” es usado para señalar cuando se daña o se busca dañar a una persona basándose en su condición de género; como ya hemos señalado, el sistema de género que hemos conformado es profundamente desigual e injusto para el rol femenino, por lo que son mujeres las que viven mayoritariamente este tipo de violencia. Es importante señalar que el fin último de la violencia (incluida por supuesto la que se da por razones de género) es controlar o condicionar el comportamiento de la víctima a través del miedo, esto ante la posibilidad de que el daño se repita y quizás sea de mayor gravedad. 14 Originalmente el término se refería casi de forma exclusiva a la violencia hacia las mujeres por parte de su pareja (esposo, novio, etc.); no olvidemos que su rol de vida ha estado estrechamente relacionado al ámbito privado, es decir, a la casa y la familia, y que damos una tremenda importancia a que las mujeres “tengan” pareja. Lo anterior nos ayuda a darnos cuenta que la violencia en otros espacios, como la calle o el trabajo, ha sido más largamente tolerada y justificada en comparación con la que ocurre en el ámbito privado. Pongamos un ejemplo, al enterarnos que una mujer es insultada por su pareja, cada vez es más común que la mayoría reaccionemos con indignación y enojo; sin embargo, cuando la vemos padecer las miradas o palabras lascivas de un desconocido, más de una persona sugiere que es responsable por “su manera de vestir”. En las empresas, la política o espacios de competencia también sucede algo similar, somos testigos de descalificaciones, rumores, insultos o abierto acoso hacia algunas mujeres y frecuentemente las explicaciones coinciden en señalar que esto “es parte del ambiente”, que “es un espacio de hombres” o que “ellas se lo buscan, pues sólo así logran subir”. Espacios sociales en clara descomposición por una violencia generalizada nos muestran la versión más aberrante e indignante de esta forma de mirar el mundo, la desaparición, secuestro, explotación u homicidio masivo de mujeres en lugares como Ciudad Juárez o Ecatepec. Por supuesto que la violencia de género se da en los hogares y en las relaciones de pareja y esto es un problema muy grave, pero también ocurre en cada uno de los espacios en los que se incluyen y participan las mujeres, siendo cada vez más común que reprobemos la que ocurre en el ámbito privado y toleremos (justificando) la que se da fuera de él. La violencia de género no debe entenderse como la violencia de los hombres hacia las mujeres, sino como la violencia hacia las mujeres por su condición de género, es decir, por el conjunto de características, valores y roles que les han sido asignados, pensando en la mayoría de los casos que son “cosas naturales”. Si pensamos que la violencia de género ocurre por la conformación de un sistema social masculino-femenino con un gran desequilibrio de poder, es claro que la mayoría de los victimarios o agresores sean hombres o que estén de alguna forma implicados en las expresiones de violencia. Cuando se busca dañar a una mujer insultándola por tener (o si quiera suponer que desea tener) varias parejas sexuales, se hace acudiendo a la figura del hombre para posibilitar que se consuma el insulto, convirtiéndose en el que ejerce su “poder” sexual, pues finalmente es ella la que termina “tomada”. 15 En este ejemplo también vale la pena mencionar el designio o supuesto social del que se parte para dañar, se trata de un “valor” cultural, que la mujer sea “casta” se convierte en sinónimo de “decencia”, que no tenga vida sexual o no se sepa que la tiene. Yo estoy de acuerdo que entre mujeres tenemos que apoyarnos… ...pero hay que ver como se viste, le encanta que la miren, si sólo por eso ha llegado hasta donde está.... La violencia ocurre y se justifica por el conjunto de valores (casta, sumisa, discreta…), características (débil, sentimental, amorosa…) y roles (esposa, madre, cuidadora…) que injustamente se han asignado a las mujeres y que absurdamente hemos tomado por mucho tiempo como “naturales”, siendo en realidad aspectos de género. En este sentido, la prevención de la violencia de género necesariamente pasa por analizar el sistema masculino-femenino que hemos conformado y buscar la manera de hacerlo más justo y equitativo, generar experiencias que no estén condicionadas por el tipo de genitales que tenemos y que contribuyan a la formación de personas completas. En el fondo, el insulto del esposo, el rumor originado por la compañera de trabajo y la violación sexual cometida por “un amigo del padre”, son producto del mismo conjunto de “ideas” sobre lo que se viene designando, absurda e injustamente, como “ser mujer”. La violencia en las relaciones de pareja se da por el mismo sistema de género desigual e injusto que hemos conformado, además, muchas veces las mujeres se sienten obligadas o presionadas a no abandonar a su pareja para no contradecir los “valores” que se les han enseñado desde pequeñas. 16 Formas de violencia de género Física •Golpes •Empujones •Jalones •Some miento ("abrazar " o presionar para inmobilizar) •Uso de armas o cualquier utensilio Sexual •Miradas •Palabras •Tocaminetos en cualquier parte del cuerpo •Obligar a mirar •Violación Psicológica •Menosprecio •Insultos •Celos •Chantaje •Amenazas •Rumores Económica •Control de gastos •Negar o condicionar el dinero •Disponer de dinero o propiedades sin consultarlo •Destrucción o enagenación de bienes Los cuentos de hadas, las canciones o las telenovelas son muestras contundentes; en estos, las mujeres deben encontrar a su “príncipe azul” para ser “felices” y “respetadas”; además, las tramas resaltan la idea de que el amor romántico “todo lo puede vencer”, y hay que aferrarse a él, pues “amar también implica sufrir”. La idealización del amor romántico (suponer que hay un amor verdadero, que dura para siempre y es la única forma de alcanzar la felicidad) promueve la dependencia emocional (sentir que sólo se está bien estando con esa persona), que sumada a la dependencia económica, termina por encadenar a muchas mujeres a relaciones violentas y destructivas. En este sentido, la prevención de la violencia de género debe contribuir de forma especial al desarrollo de niñas y mujeres seguras de sí misas y de sus capacidades, independientes emocionalmente y autónomas en sus decisiones. Entendiendo de una vez por todas que las relaciones de pareja no brindan la felicidad, sino que pueden contribuir al bienestar de las personas sólo en la medida que son equitativas y constructivas, que aportan algo bueno a cada parte. 17 Actividades para talleres y sesión informativa Niños y niñas Sesión 1 “Iguales, pero diferentes” Temas: Identidades de género. Objetivo: Mostrar la influencia de la presión social y las identidades de género en el proceso de toma de decisiones, favoreciendo el reconocimiento de diferencias personales y re-valorando la libertad de elegir por encima de la pertenencia a uno u otro sexo. Materiales y equipo: letreros (“sí” y “no”), formatos de registro, cinta adhesiva, gises, rotafolio y marcadores. Duración: 60 minutos Los letreros son colocados uno al lado del otro en una pared, dejando espacio de un metro entre ambos; partiendo de la pared se marca una línea en el piso que sirve para dividir las zonas de “sí” y “no”, respectivamente. Las y los participantes se colocan frente a la pared haciendo una fila sobre la línea de gis, dos participantes se colocan al final de la fila, un poco separados del resto; se da la siguiente instrucción al grupo: Vamos a hacer un juego, se trata de que nos digan brincando si les gustan o no algunas cosas. Ahora mismo están sobre la línea neutral, voy a leer un enunciado y ustedes responderán sí o no brincando a la zona correspondiente, en caso de que no estén seguros pueden permanecer en la línea. Una vez que se los indique todos regresan a la zona neutral para decidir sobre otra cosa. A los dos participantes que se encuentran al final de la fila se les indica que tendrán una tarea especial: registrar en un formato el número de niños y niñas, respectivamente, que brinquen a las zonas de “sí” y “no”. Hagamos una prueba antes de empezar, listos: “Me gustan los gatos”… Ya Se hacen las aclaraciones necesarias hasta asegurarse que los participantes en la fila y los que registran hayan entendido bien lo que van a hacer. A continuación se da lectura a los enunciados, cerciorándose que quienes registran tengan el tiempo suficiente para hacerlo tras cada afirmación (Anexo). Una vez leídos todos los enunciados, se prepara una tabla en el pizarrón para que todos puedan verla. Se busca que reflexionen sobre la forma en que eligieron sus respuestas: 18 ¿Qué cosas les gustan y cuáles les desagradan a las niñas? ¿Cuáles a los niños? ¿Hay cosas que les gusten o desagraden por igual a niños y niñas? ¿Cuáles? ¿Notaron si algunos de sus compañeros o compañeras miraban a dónde brincaban los demás antes de decidir? ¿Notaron si algunos compañeros o compañeras cambiaron su decisión por seguir a la mayoría de su mismo sexo? ¿Por qué pasa esto? ¿Por qué a veces a niños y niñas les gustan las mismas cosas y otras veces no? ¿Creen que existen cosas que son sólo para niños y otras que son sólo para niñas? ¿Por qué? ¿Creen que las personas tenemos derecho a elegir lo que nos gusta o debemos hacer sólo lo que dicen que es para nosotros por ser niños o niñas? ¿Por qué? Sesión 2 “Lo que soy y lo que expreso” Temas: Sexo y género. Estereotipos de género. Objetivo: Aclarar la diferencia entre lo que es natural y es aprendido en los hombres y las mujeres, contribuyendo a la formación de posiciones más flexibles sobre las identidades de género, cuestionando la veracidad de los estereotipos. Materiales y equipo: 10 pliegos de papel kraft, marcadores y gises de colores. Duración: 60 minutos Se conforman 8 o 10 equipos, en cada caso los integrantes deben ser del mismo sexo (solamente niños o niñas). Entregados los materiales se da la siguiente instrucción: Cada equipo va a hacer un dibujo, los equipos conformados por niñas van a dibujar la silueta de un niño, luego van a responder la pregunta ¿Cómo son los niños?, escribiendo todas las características que crean necesarias, pero con una condición, las características que son “naturales” o desde el nacimiento las escriben dentro de la silueta y las que consideren que son “aprendidas” las escriben afuera de la silueta. (Se realiza en el pizarrón). Los niños van a hacer lo mismo, pero dibujando la silueta de una niña y respondiendo la pregunta ¿Cómo son las niñas? Recuerden, las características naturales o de nacimiento adentro de la silueta y las aprendidas afuera de la silueta. (Se realiza en el pizarrón). 19 Van a tener 30 minutos para hacerlo, ¿alguna pregunta?... Pueden empezar. Terminando el tiempo, se les avisa que van a pasar por turnos para hablar sobre su dibujo y mencionar las características que identificaron, en un primer momento sólo los equipos conformados por niños, las niñas no pueden hablar mientras estos estén exponiendo. Al finalizar todos los equipos, las niñas pueden dar su opinión, expresando principalmente en qué cosas están de acuerdo y en cuáles no. Posteriormente se repite la dinámica con los equipos conformados por niñas exponiendo y los de niños dando su opinión al final. Una vez finalizados ambos momentos, se busca que las y los participantes reflexionen sobre la diferencia entre sexo y género, los estereotipos y su falta de veracidad: En niños y niñas ¿Qué cosas son naturales y cuáles son aprendidas? ¿Creen que los genitales determinan de alguna forma la manera en que nos comportamos? / ¿Los niños se comportan de una forma por tener pene y las niñas de otra por tener vulva? ¿Los equipos conformados por niños pusieron cosas parecidas en sus siluetas? ¿Y los conformados por niñas? ¿Por qué? ¿Todas las niñas tienen los mismos gustos, intereses o habilidades? ¿Y los niños? ¿Qué cosas harán la diferencia? ¿Podemos elegir nuestros gustos, intereses y habilidades independientemente de ser niños o niñas? Sesión 3 “Viejos cuentos, mismas desigualdades” Temas: Diferencia y desigualdad; roles y estereotipos de género. Objetivo: Analizar las características, valores y roles incorporados a los géneros para mostrar la desigualdad que producen entre hombres y mujeres (sistema de género). Materiales y equipo: Libro de cuentos, película “La cenicienta” versión corta, proyector, bocinas, computadora, cuestionarios, lápices. Duración: 60 minutos 20 Se lee o proyecta una versión corta de “la cenicienta”; posteriormente se conforman 8 ó 10 equipos cuidando que estén integrados por similar número de niños y niñas (mixtos), dando la siguiente indicación: Vamos a entregar a cada equipo un cuestionario que tendrán que responder entre todos los integrantes, no es un examen ni nada parecido, sus respuestas nos van a ayudar a entender un poco mejor lo que acabamos de ver en la película (o escuchar en el cuento). Daremos 20 minutos para hacerlo, ¿alguna pregunta…? Inicien por favor. Una vez finalizado el tiempo, se prosigue con la lectura de cada pregunta y respuesta por parte de los equipos, tomando turnos para hacerlo y cuidando que todos participen. Se aclara que las respuestas pueden ser complementadas o modificadas por cualquier participante del mismo o de otro equipo. Cada pregunta ofrece una oportunidad de reflexión, por lo que las Facilitadoras deberán hacer aclaraciones o explicaciones más detalladas después de cada participación para lograr un mejor entendimiento de cada punto abordado. Finalmente, se ofrece un mensaje final que sirva para fortalecer que: -La desigualdad entre hombres y mujeres no es algo natural. -La desigualdad que enfrentan las mujeres desde hace mucho tiempo es consecuencia de un sistema de género desigual e injusto que debe ser transformado (identidades y roles). -La desigualdad también produce violencia hacia las mujeres en la escuela, la familia o las relaciones de pareja, pero tampoco debemos permitirla o tolerarla. 21 Adolescentes Sesión 1 “Lo que soy y lo que expreso” Temas: Sexo y género. Estereotipos de género. Objetivo: Aclarar la diferencia entre lo que es natural y es aprendido en los hombres y las mujeres, contribuyendo a la formación de posiciones más flexibles sobre las identidades de género, cuestionando la veracidad de los estereotipos. Materiales y equipo: 10 pliegos de papel kraft, marcadores y gises de colores. Duración: 60 minutos Se conforman 8 o 10 equipos, en cada caso los integrantes deben ser del mismo sexo (solamente hombres o mujeres). Entregados los materiales se da la siguiente instrucción: Cada equipo va a hacer un dibujo, los equipos conformados por mujeres van a dibujar la silueta de un hombre, luego van a responder la pregunta ¿Cómo son los hombres?, escribiendo todas las características que crean necesarias, pero con una condición, las características que son “naturales” o desde el nacimiento las escriben adentro de la silueta y las que consideren que son “aprendidas” las escriben afuera de la silueta. (Se realiza en el pizarrón). Los hombres van a hacer lo mismo, pero dibujando la silueta de una mujer y respondiendo la pregunta ¿Cómo son las mujeres? Recuerden, las características naturales o de nacimiento adentro de la silueta y las aprendidas afuera de la silueta. (Se realiza en el pizarrón). Van a tener 30 minutos para hacerlo, ¿alguna pregunta?... Pueden empezar. Terminando el tiempo, se les avisa que van a pasar por turnos para hablar sobre su dibujo y mencionar las características que identificaron, en un primer momento sólo los equipos conformados por hombres, las mujeres no pueden hablar mientras estos estén exponiendo. Al finalizar todos los equipos, las mujeres pueden dar su opinión, expresando principalmente en qué cosas están de acuerdo y en cuáles no. Posteriormente se repite la dinámica con los equipos conformados por mujeres exponiendo y los de hombres dando su opinión al final. Una vez finalizados ambos momentos, se busca que las y los participantes reflexionen sobre la diferencia entre sexo y género, los estereotipos y su falta de veracidad: En hombres y mujeres ¿Qué cosas son naturales y cuáles son aprendidas? ¿Creen que los genitales determinan de alguna forma la manera en que nos comportamos? / ¿Los hombres se comportan de una forma por tener pene y las mujeres de otra por tener vulva? ¿Los equipos conformados por hombres pusieron cosas parecidas en sus siluetas? ¿Y los conformados por mujeres? ¿Por qué? 22 ¿Todas las mujeres tienen los mismos gustos, intereses o habilidades? ¿Y los hombres? ¿Qué cosas harán la diferencia? ¿Podemos elegir nuestros gustos, intereses y habilidades independientemente de ser hombres o mujeres? Sesión 2 “Mi pareja ideal” Temas: Estereotipos de género y amor romántico Objetivo: Mostrar las diferencias de género en la concepción del amor romántico, señalando factores de desigualdad y peligro de violencia para las mujeres, así como de represión emocional en los hombres. Materiales y equipo: Papel ilustración, gises pastel y crayolas pastel. Duración: 60 minutos Se conforman 8 o 10 equipos, en cada caso los integrantes deben ser del mismo sexo (solamente hombres o mujeres). Entregados los materiales se da la siguiente instrucción: De forma individual van realizar una pintura con los materiales que les hemos entregado, se trata de una pintura temática, por lo que deben tomarse 5 o 10 minutos para pensar lo que van a hacer. El tema de la pintura es “Mi relación de pareja ideal”, ¿entienden lo qué significa ideal…? (Se permite la participación y después se hace cualquier aclaración necesaria). Traten de representar TODOS LOS ASPECTOS que consideran forman parte de esta relación, incluyendo por supuesto a la persona, pero también lo que sucedería para que sea realmente ideal o perfecta. Van a tener 30 minutos para hacerlo… ¿alguna pregunta?... Pueden empezar. Terminando el tiempo, se pide a 2 o 3 equipos conformados por mujeres que compartan sus pinturas, mostrándolas y hablando un poco sobre el contenido y lo que representa. Posteriormente se hace lo mismo con 2 o 3 equipos conformados por hombres. Una vez hecho lo anterior, se busca que las y los participantes reflexionen sobre la influencia de los estereotipos de género en las concepciones del amor romántico por parte de hombres y de mujeres, así como las posibles desigualdades y riesgos que involucran, especialmente para las mujeres. ¿Notaron parecido entre las pinturas que hicieron las mujeres? ¿Qué imágenes se repiten? ¿Y entre las pinturas elaboradas por los hombres? ¿Qué aspectos parecen ser más importantes en las relaciones imaginadas por los hombres? ¿Y en las imaginadas por las mujeres? ¿A qué se deben las diferencias encontradas entre hombres y mujeres? 23 ¿Consideran que encontrar a su pareja ideal es algo necesario para ser felices? ¿Creen que existen personas destinadas a estar juntas? ¿Consideran que el amor es lo más importante para tener una buena relación de pareja? ¿Qué más se necesita? Sesión 3 “Violencia en el noviazgo, ¿qué hay detrás?” Objetivo: Mostrar los factores individuales y sociales que propician expresiones de violencia en el noviazgo y que son consecuencia de un sistema de género desigual, mediante el análisis de una historia real. Materiales: Cortometraje “Instantáneas: viví violencia en el noviazgo”, computadora, proyector, bocinas, cuestionarios y lápices. Duración: 60 minutos Se proyecta el cortometraje, explicando que se trata de una historia real; posteriormente se conforman 8 ó 10 equipos cuidando que estén integrados por similar número de hombres y mujeres (equipos mixtos), dando la siguiente indicación: Vamos a entregar a cada equipo un cuestionario que tendrán que responder entre todos los integrantes, no es un examen ni nada parecido, sus respuestas nos van a ayudar a entender un poco mejor lo que acabamos de ver en el cortometraje. Daremos 20 minutos para hacerlo, ¿alguna pregunta…? Inicien por favor. Una vez finalizado el tiempo, se prosigue con la lectura de cada pregunta y respuesta por parte de los equipos, tomando turnos para hacerlo y cuidando que todos participen. Se aclara que las respuestas pueden ser complementadas o modificadas por cualquier participante del mismo o de otro equipo. Cada pregunta ofrece una oportunidad de reflexión, por lo que las Facilitadoras deberán hacer aclaraciones o explicaciones más detalladas después de cada participación para lograr un mejor entendimiento de cada punto abordado. Finalmente, se ofrece un mensaje final que sirva para fortalecer que: -La violencia en general y la que se da en el noviazgo en particular, no es algo natural. -La violencia en el noviazgo y la que enfrentan las mujeres en otras circunstancias es consecuencia de un sistema de género desigual e injusto que debe ser transformado. -A nadie le gusta el maltrato, pero muchas personas permanecen en relaciones violentas debido a la dependencia emocional, económica y social que han experimentado toda su vida, por lo que requieren de tiempo y oportunidades para tomar nuevas decisiones. 24 Mujeres adultas Sesión informativa de derechos de las mujeres y muestra de una opción productiva Objetivo: Informar sobre la equidad de género y los derechos de las mujeres, enseñando el proceso de elaboración de una artesanía. Materiales: Historieta de derechos de las mujeres. Hojas de maíz, alambre, estambre, bolas de unicel, resistol blanco y tijeras. Duración: 120 minutos Entregando una historieta a cada asistente a la sesión, las Promotoras dirigen una actividad de lectura en grupo, solicitando a 2 ó 3 participantes que vayan leyendo fragmentos del material. Posteriormente, se analizan algunos puntos del contenido mediante preguntas al grupo: ¿Habían escuchado hablar de los derechos humanos? ¿Para qué creen que sirven? ¿Por qué las mujeres contamos con derechos específicos? ¿Han escuchado hablar de la equidad de género? ¿Qué es? ¿Cuál es su importancia? Las Promotoras presentan los ejemplos que consideren necesarios y solicitan algunos otros al grupo. Posteriormente se entregan los materiales para la elaboración de la artesanía, dando las instrucciones correspondientes y acompañando de manera personal. 25 Anexo Preguntas para juego 1. Me gusta venir a la escuela 2. Me gusta dibujar 3. Me gusta salir con mis papás los fines de semana 4. Me gusta bailar 5. Me gusta el color rosa 6. Me gusta jugar luchas 7. Me gusta el pastel de chocolate 8. Me gusta jugar futbol 9. Me gustan las historias de princesas y príncipes 10. Me gusta andar en bicicleta 11. Me gusta peinarme 12. Me gusta dibujar 13. Me gustan los videojuegos 14. Me gusta cocinar 15. Me gusta escuchar música 16. Me gusta jugar con pistolas o armas de juguete 17. Me gusta hacer la tarea 18. Me gusta el color azul 19. Me gusta correr 20. Me gusta el helado 26