Diego de Almagro : descubrimiento de Chile, 1954 Feliú Cruz, Guillermo, 1900-1973 / Villalobos R., Sergio Antes de partir a Chile, Almagro comisiono al capitán Juan de Espinosa, su secretario, para que pasase a España y concertase el matrimonio de su hijo con doña Elvira de Loayza, hija de Lope Hernández de Treviño y de doña Juana de Loayza, vecinos de Ciudad Real, y además para que le adquiriese en Castilla una renta por valor de cien mil pesos, como aporte de su hijo al matrimonio. Espinosa, en lugar de arreglar el matrimonio con doña Elvira de Loaiza, lo concertó con doña Natalia de Carvajal, hija del licenciado Juan Suarez de Carvajal, del Consejo de Su Majestad, y más tarde obispo de Lugo. Almagro se mostró conforme con aquella gestión, según una carta que dirigió a Espinosa el 18 de noviembre de 1537: “Lo principal del casamiento de don Diego que hicisteis, dándome deudo con el señor Ldo. Carvajal, ha sido tan a mi voluntad como si lo tornara con el duque del infantazgo” En cuanto a la renta, Espinoza adquirió un juro de trescientos noventa y tres mil setecientos maravedíes en las rentas reales de la ciudad de Jerez de la Frontera. Además dió al licenciado Carvajal ocho mil quinientos ducados- cuando se concertó el casamiento. Pero todos estos preparativos se vieron frustrados por muerte de la novia. De todos modos, el joven Almagro gozó de su renta y dio poder para que fuese cobrada en España. Siempre Almagro estuvo velando por la felicidad de su hijo. Antes de volver de Chile, cuando el porvenir se mostraba incierto, lo nombró para que le sucediese en la gobernación, y poco antes de morir designo coma curador de él a Diego de Alvarado que seria, a la vez, Teniente de gobernador en Nueva Toledo, mientras el joven llegara a una edad conveniente En sus últimos momentos, instituyó por su heredero universal al rey para ganar, según afirmación del licenciado Villalobos en sus “posiciones”, “la voluntad a Su Majestad, para que hiciese mercedes al dicho su hijo y le favoreciese”. De la hija de Almagro es muy poco lo que sabernos. Se Isabel y era hija de una india llamada Mecía. Almagro no se preocupó mucho de ella porque debía ser muy pequeña; pero no la olvidó y en su codicilo le dejó mil pesos para dote o para que entrase a un convento.