José María Nava Jiménez Inmanencia y vaciamiento Leyendo el texto de ética y representación me llamó la atención como se habla de una ética inmanente en el sentido de “(…) que no fundamenta una moral, sino que se manifiesta como moral em el tiempo de la vida individual y en el tiempo de la vida social”. (p. 23). La definen así comparándola con la ética política o religiosa, que están determinadas por algo trascendente, ya sea el poder o la divinidad. El texto señala como tanto el poder como la divinidad (que no es más que otra forma de poder) pueden determinar una moral, pero sin dar paso a la libertad. En cambio, lo que llaman ética inmanente, es una ética del acontecimiento, una decisión que la persona libre toma en el momento. El texto dice: “la experiencia ética acontece en un espacio de libertad de relaciones libres y, por otra parte, de relaciones igualitarias: una relación en la que yo reconozco al otro como igual a mí en cuanto sujeto de derecho, de acción y de deseo, pero también de afectos y de pasiones”. (p. 25). Es decir, se trata de un reconocimiento y un acogimiento del otro. No bajo una lógica jerárquica de poder, como se trataría en la política y en la religión, sino bajo una lógica igualitaria. Esto está muy relacionado con el vaciamiento cuando se habla del cuerpo y del sujeto. A la pregunta ¿cómo es posible una representación ética? José Sánchez responde con la idea del vaciamiento del sujeto. El sujeto, el artista o el actor, debe vaciarse: “la privacidad se interrumpe, se alcanza una cierta borradura de la identidad personal y el actor se pone en condición de ser “un cualquiera”, no cualquiera, sino un hombre o una mujer cualquiera” (p. 122). En otras palabras, el sujeto que quiere ser ético en relación con los otros debe entregar su cuerpo libremente (no olvidemos que la ética solo puede surgir de la libertad del individuo). Me parece inevitable comparar estas ideas con las del budismo zen. El Zen carece de dominio y por eso carece también de violencia; al eliminar cualquier tipo de trascendencia nada ni nadie representa un poder. De igual manera, la ética para que este dirigida hacia “otro” concebido como un semejante, y surga de la libertad, debe carecer de dominio. El Zen carece de dios; de igual forma la ética inmanente que describe José Sánchez carece de dios (político o religioso). Por otra parte, en el budismo Zen también se habla del vaciamiento. Si el Zen se libera de la idea trascendente de dios, también lo hace de la idea del individuo. En otras palabras, el budismo carece de un “yo” y así el sujeto está vacío. De igual forma, el vaciamiento del artista inicia cuando se diluye el “yo” en favor de “un cualquiera”. El cuerpo del artista o el actor puede así ser habitado por alguien más, o por algo más como la comunidad o una causa. Yo lo veo como un sacrificio libre: el sujeto ético renuncia por un momento a su “yo” para que habite en él lo que hay afuera: la causa justa o la comunidad. Ahora que revisábamos el proyecto Rimac, pienso que la metodología interdisciplinaria y activista de esta propuesta pueden ser analizadas desde los conceptos de inmanencia y vaciamiento. Considero que el proyecto Rimac es inmanente de dos formas: en tanto que aborda un tema y una problemática local que aqueja a una comunidad, por lo que la decisión de actuar se dirige en relación con los “otro”; y en tanto que escogen el andar y el interactuar con su entorno, es decir, el proyecto se origina del interactuar directamente con las personas y el espacio, en ese sentido es inmanente. Por otra parte, también creo que los individuos se presentan vacíos en el proyecto Rimac. Es interesante notar, como el proyecto se muestra sin hacer énfasis en los autores, y al mismo tiempo en la página se le da un espacio amplio a los comentarios de los usuarios. Lo importante es el proyecto y sus implicaciones, y no tanto las personas que lo hicieron. En otras palabras, a diferencia de la imagen tradicional del “artista”, los individuos que hacen proyectos como el proyecto Rimac, no hacen un uso enfático del “yo”. En suma, lo que me pareció más interesante es que se muestre que la inmanencia y el vaciamiento son esenciales en lo ético, el activismo y lo interdisciplinario. Referencias: Sánchez J. (2016) Ética y representación. Ediciones y producciones escénicas y cinematográficas. Paso de gato. México: D.F. Proyecto Rimac. Recuperado de: https://rimac.wordpress.com/contacto/