RELACIÓN ENTRE LA ÉTICA Y LA MORAL1 Frente a la confusión que existe en el lenguaje cotidiano e incluso en algunos círculos científicos sobre el uso indiscriminado de los términos “ética” y “moral”, es necesario establecer su relación para señalar sus especificidad y a la vez sus semejanzas, con miras a superar dicho impace, de tal manera que el hombre de nuestro entorno, no sólo enriquezca su vocabulario sino también de el uso adecuado de los mismos términos, de acuerdo a los contextos y finalidad con que se refiera a los mismos. Por consiguiente, la relación se establece teniendo en cuenta las semejanzas y luego las diferencias a partir de los siguientes aspectos: definición, fuero, carácter, polaridad, contexto, esencia y dimensiones SEMEJANZAS 1. Las dos son exclusivas del ser humano 2. Son complementarias: se dan las dos a la vez 3. Las dos significan “costumbres” 4. En el lenguaje común se utilizan como sinónimos y por ende indistintamente, siendo el contexto el que determina la diferencia. 5. Están orientadas hacia el bien o hacia lo bueno 6. Son radicales: no admiten ningún tipo de matiz: o “se es” o “no se es”. DIFERENCIAS ELEMENTOS ASPECTOS - DEFINICIÓN - FUERO - CARÁCTER - POLARIDAD -CONTEXTO - LA ESENCIA - DIMENSIONES 1 MORAL ÉTICA Conjunto de normas o reglas de comportamiento que establecen la distinción entre lo bueno y lo malo como criterio de perfección humana Reflexión sobre el comportamiento moral en relación con la bondad y la maldad de los mismos; es el modo de ser o carácter en cuanto forma de vida adquirida o conquistada por el hombre Externo: del comportamiento o conducta Institucional y Colectivo ¿Qué debo hacer? Es reflexión sobre la vida moral “El ser”: capacidad de opción entre bien y mal, conveniente e inconveniente Subjetiva: expresa el grado de coherencia o incoherencia del sujeto humano responsable; se da en dos aspectos el individualista y el voluntarista Interno o de la conciencia Personal ¿Qué es lo bueno? Se relaciona con la vida o “moral vivida” “Deber ser”: orientación del hombre al bien, a lo bueno, a la bondad Objetiva: es la construcción o destrucción normativa de la realidad humana, el discurso es de orden colectivista, e institucionalista-estructuralista RUÍZ AMAYA, Dukeiro de Jesús. Guía de Moral Fundamental. USTA. Bogotá. 2010. SITUACIÓN MORAL HOY Actualmente existen dos tendencias opuestas que identifican y caracterizan la situación moral en ésta época postmoderna, la primera habla de crisis de la moral, la segunda, de resurgimiento o vuelta de la praxis moral. - Crisis moral En cuanto a la primera, cuando se habla de “crisis”, generalmente se concibe de manera negativa, identificándola como carencia, necesidad, desequilibrio, problema, pérdida, desorientación, desadaptación, etc., pero también y aunque pocas veces se concibe como algo positivo, significa: “un pare”, un reflexionar, proceso, desarrollo, crecimiento, discernimiento, readaptación, reacomodación. Para M. Vidal2, la crisis moral nace de la “crisis de sentido”, es decir, que “la crisis moral se identifica con la pérdida de sentido”, producto de la valoración o forma de estimar la moralidad en situaciones concretas. La crisis en la forma de estimar se manifiesta en cuatro aspectos: autonomía, sospecha, objetividad y racionalidad. Crisis de autonomía. El hombre postmoderno está ávido de autonomía, desde el más pequeño hasta el adulto mayor la reclaman, aunque no todos reconocen que “la autonomía es una condición imprescindible de la moral”, pero, la reafirmación unidimensional de la misma ha conducido de hecho unas veces al oscurecimiento y otras a la negación de la moral: se vive sin ningún límite o parámetro, da lo mismo actuar de una u otra manera, se ponen medios ilícitos para conseguir los fines o las metas, lo cual desvirtúa el ser de la moral. Lo anterior, para Vidal, tiene las siguientes repercusiones: “a) Genera una moral sin “límites”, es decir, sin la contrapartida de los factores que la superan: la “gracia” y el “pecado” b) Origina inevitablemente una moral prometeica, insensible a la “gratuidad” del don y de la promesa c) Propicia una moral “hipotética”, es decir, sin referencias absolutas” 3 El fundamento de la demanda de la moral autónoma esta en la razón autónoma, cada quien argumenta y da razones de diversa índole reclamando y demandando de manera delirante y agotadora que se le deje hacer lo que le da la gana, lo que quiera, en un concepto falso de autonomía. Crisis de sospecha “La crisis moral actual es una crisis de credibilidad”, generalmente las personas se comprometen, utilizando diversos medios y mediaciones, pero no son fieles respecto del 2 3 VIDAL, Marciano. La ética civil y la moral cristiana. San Pablo. Madrid. 1995. Ibíd. p. 31 cumplimiento de dichos compromisos: se dice sí, pero cualquier disculpa se da por no cumplir, se prometen cosas pero nunca llegan o se reciben, se promete entrega total, amor eterno y fidelidad y se debe mendigar el amor, se tiene “un amor en cada esquina”, o “un amor en cada puerto”...por ende, el sujeto humano es falsificador de la moral. Los productos de la conciencia del hombre de hoy, se interpretan “desde los tres maestros de la sospecha: Marx, Nietzsche y Freud, haciendo jucios desde una conciencia falsa. En consecuencia, al realizar una lectura o hermenéutica a los productos de la moral, “Se llega a la sospecha de que la ética es una proyección enfermiza del individuo (Freud), un falseamiento ideológico de la clase social (Marx), una justificación resentida de la debilidad humana (Nietzsche). Tales sospechas no han sido todavía 4 levantadas. Siguen pesando sobre los productos de la estimativa moral” Esta crisis de sospecha conduce a dudar del otro sea persona o institución, porque se pone en tela de juicio la misma facultad estimativa del hombre: “será que dice la verdad o estará mintiendo”?, “Le creo o no le creo”? ¿“Es justa la justicia o es para los de ruana”?, ¿”Es verdad que todo tienen un precio”? Crisis de objetividad. La ética tiene una doble dimensión: subjetiva y objetiva, las cuales constituyen la totalidad de la dimensión moral. El hombre actual frente a ésta doble dimensión ha originado una crisis al tender hacia los dos polos: “frente a un exagerado objetivismo anterior, ha resaltado la importancia de la subjetividad”, tendencia que se constata en: “a) En la valoración de la pluralidad cultural frente a la unidad convergente supracultural; b) en el énfasis de la variación histórica frente a la continuidad de lo permanente; c) en la exaltación de la situación individual frente a la generalización de lo humano; d) en la exaltación de “lo diferente” frente al nominalismo de “lo normal”5 La crisis de objetividad influye, quiérase o no, en lo cultural y en las apreciaciones que instituciones, organismos, entes y personas que deben legislar lo hagan con “imparcialidad”, en cuanto que en la estimativa moral existe una crisis de objetividad al ser generadora de normatividad ética: “la crisis moral es crisis de objetividad y consiguientemente de normatividad” Crisis de racionalidad. Los cambios respecto de la nueva cosmovisión que tiene el hombre postmoderno en los comienzos del siglo XXI, han llevado a la sobrevaloración de la racionalidad, de la ciencia positiva, de la tecnificación, al “desencantamiento del universo” (M. Weber), es decir, tanto al imperio de la razón instrumental como de la ciencia positiva, donde los saberes no científicos, como las humanidades y dentro de ellas la ética, no cuenta, pues M. Weber ha dicho que “la investigación ha de prescindir de los valores”, entre cuyos efectos está el que 4 5 Ibíd. p. 31 Ibíd. p. 32 “muchos creyeron que el problema ético de la fundamentación de los juicios morales debía quedar definitivamente excluido del ámbito de las ciencias. Se lo relegó a las zonas de lo irracional, de lo emotivo, de lo mítico” La crisis moral actual es, por tanto, crisis de la pretendida criticidad ética. ...el discurso ético ha sufrido una permanente crisis al pretender validad públicamente su carácter crítico. La afirmación de Shopenhauer es especialmente cierta en relación con el momento actual “en todos los tiempos se ha pretendido mucha y buena moral; pero la 6 fundamentación de la misma ha sido siempre difícil” . Por otra parte, se reconoce la existencia de “zonas desmoralizadoras en el hombre actual”, en la vida comercial, laboral e incluso afectiva donde prima el egoísmo, la envidia, el rencor y la venganza, que han llegado a imponerse y dada la permisividad de personas e instituciones se han tolerado en contra de la misma justicia, del amor cristiano y de valores como la solidaridad, la subsidiaridad y la equidad. En efecto, la crisis moral es un hecho, en cuanto no se sabe con seguridad, hoy, cuáles son las bases que justifican las costumbres, tradiciones, escala jerárquica de valores y culturas, por ello se someten a serios cuestionamientos y exámenes no sólo principios, doctrinas, sino personas e instituciones, entre otras: la autoridad del Romano Pontífice, la Iglesia Católica y su tarea, el pecado, el derecho a la guerra, la vida, la ética, la moral. Todo esto porque se relativizan los principios según las culturas, la situación de hoy es diferente, dentro de una misma nación, las subculturas readaptan las leyes haciendo que dentro de sus pueblos o comunidades no rijan “las normas únicas e inmutables”, los actos son juzgados con criterios distintos e incluso subjetivos y parcializados, que van desde la injusticia hasta cualquier tipo de discriminación, se vive en la inseguridad, en la sospecha, en la incertidumbre. ¿Qué hacer para no llegar a tocar fondo? Causas de la crisis moral En una mirada global, se pueden clasificar en dos grupos: generales y particulares - Generales Causas - Particulares 6 Ibíd. p. 33 * * * * Mayor capacidad crítica y universalidad Existencialismo Moral dualista Espíritu científico actual * * * * * * Enseñanza individualista y asocial Enseñanza no estimulante Enseñanza separada del dogma Enseñanza seccionada y analítica Enseñanza separada de la espiritualidad Enseñanza moral legalista Factores generales Se destacan principalmente los siguientes, sin pretender dar una mirada “universal” y definitiva propiamente dicha, dada la complejidad del fenómeno de la moralidad * Mayor capacidad crítica y universalidad: frente al reconocimiento de una nueva cosmovisión donde pluralidad ideológica reina, al pasar de sociedades locales unitarias y cerradas a sociedades plurales y abiertas, las nuevas generaciones han desarrollado una mayor capacidad crítica, puesto que ya no se quedan como “seres obedientes que hacen caso a ciegas”, que agachan la cabeza y nada ponen en tela de juicio, sino que cuestionan, confrontan y debaten las razones que se les quieren imponer con sus puntos de vista personales, dando explicaciones del porqué de su manera de pensar y de actuar, por tanto, llegar a consensos es más difícil pero no imposible. * El existencialismo: Para Sartre “el hombre es lo que hace de sí: la existencia precede a la esencia”, es “el ser en sí”, por ende, la existencia es el único apoyo de que dispone el ser humano para la realización de “su propia vida o esencia” y aunque en el fondo “el hombre es una nada, sólo por momentos puede hacer algo, cuando libremente se emplea en algo, es “el ser para sí” y en consecuencia “la existencia humana puede estar abocada a la nada o a la trascendencia”7 Es éste contexto surgen dos tendencias o corrientes: una atea, otra, teísta. ** En la corriente atea, la libertad humana tiene un poder absoluto, ilimitado, por lo cual “el hombre está condenado a la libertad”8, de tal manera que los actos que realice, los valores, que determinan la conducta moral son fruto del ejercicio de la libertad, nada le puede cohibir, y “de buena fe” se asume incondicionalmente la propia subjetividad libre y responsable. ** En la corriente teísta, el hombre es capaz de autodeterminarse orientado por unos valores objetivos de acuerdo a como la conciencia se los da a conocer, pero los vuelve subjetivos de acuerdo a su existencia concreta, de la cual sólo cada quien sabe y puede dar razones, es decir, que “cada hombre es el único que puede darle sentido a su propia realidad”. Según estas dos corrientes existencialistas el hombre nunca está seguro de nada, ni siquiera de su existencia, está ansioso, no encuentra ni orden ni armonía, siempre está en continua búsqueda, es un ser insatisfecho. * Espíritu científico actual. Si el hombre ha sido dotado de razón, es inteligente, busca transformar el medio, pero, no siempre es para “humanizarlo” y por lo mismo, mejorar el nivel y calidad de vida, como se puede valorar en la “carrera por conquistarlo todo” e incluso la misma vida, cuando, más que el hombre como individuo, las asociaciones, entidades e incluso Estados y gobernantes, “no se detienen en la carrera por ganarle la lucha a la vida”, que incluso se llegan a utilizar medios no lícitos para cumplir tal fin. En el caso de la reproducción humana asistida o “fecundación invitro” sea con esperma del mismo esposo o de una tercera persona, de la “producción en serie de células madres” a partir de embriones humanos; las multinacionales de las comunicaciones, de la virtualidad, 7 Cf. FISCHL, Johann. Manual de Historia de la filosofía. Heder. Barcelona. 1984. p.512 y Varios. Diccionario de Filosofía. El Búho. Bogotá.1986. 8 Diccionario de ka Real Academia de la Lengua de la tecnología e investigación de punta, las grandes sumas de dinero invertidas en la guerra sin cuartel, en espionaje, en capacitación para ser profesional de las masacres y desapariciones y retenciones ilegales, o para ser “sanguinario” y en el menor tiempo lograr eliminar al rival de turno, se ve que es una carrera contra reloj y hacia la muerte, -pues se habla que el hombre mismo da pasos de gigante hacia su autodestrucción- es necesario “hacer un pare y en seco –definitivo, puntual y transparente, sincero- para plantear algunos interrogantes, independientemente del credo o religión de las personas llámense científicos como individuo y personas concretas con nombres propios, o como Estado y gobernantes: ¿No tiene límite “alguno” el ejercicio de la inteligencia humana? Si es así, “lo descubierto, la innovación, debe ser utilizado con qué finalidad o se puede hacer a partir del libre albedrío? ¿De los avances en tecnología, medicinas, comunicaciones, psicología, psiquiatría, genoma humano, etc., solo se pueden beneficiar las personas pudientes? Y en ese contexto, ¿qué sucede con la calidad de vida de las personas de países tercermundistas? * Moral dualista. En una sociedad tradicionalista, piramidal y conservadora donde la autoridad se entendió como reflejo de un orden divino que había que respetar y obedecer íntegramente y en la cual lo religioso era el fundamento de toda actividad humana: el hombre debía ser bueno y comportarse como tal con miras a “ganar el cielo”, a salvarse, la persona no se concibe como sujeto de derechos y deberes, sino que está subordinada a los poderes político-religioso, lo cual lleva a una doble moral: la del señor y la del siervo. La sociedad es erigida sobre la moral del señor, de su individualismo, de los de su clase, donde los egoísmos incontrolados, la competencia agresiva, la ley del más fuerte, el dominio de una minoría, la sacralización de la técnica y de la producción y en general de los valores económicos, conlleva a la rebeldía del siervo al sentirse excluido de la sociedad, al darse cuenta que es explotado, que es servil y que sin su trabajo y aporte el orden tal como se ha llevado hasta ahora fracasaría. En efecto hay una ruptura con dichos sistemas permitiendo el paso de una sociedad dominante y opresora a una de consenso y aunque los acuerdos se quedan muchas veces escritos y se convierten en promesas, el hombre sigue reclamando la igualdad de los deberes y el respeto para ejercer los derechos. Factores internos. La experiencia de la manera como tradicionalmente se enseñó lo moral fue traumática dada la imposición, los sometimientos, el castigo y la negación de quien no “obedecía”, factores que influyeron a acelerar la crisis moral y son: * Una enseñanza no estimulante. Los contenidos no correspondían a las necesidades de las personas, al imponerse límites, hacer prohibiciones; estaba desfasada en cuanto a contenidos: era envejecida, abstracta, no incitaba ni menos conquistaba. * Una enseñanza seccionada y analítica: la enseñanza fragmentada y analítica impidió una visión unitaria y coherente, no hay visión de conjunto, ni tampoco la fundamentación básica es concreta, pues la enseñanza de la filosofía de las virtudes y de la teología moral se estudiaron como dos áreas paralelas sin ninguna relación ni complementación, lo cual llevó a la confusión, al rechazo. * Una enseñanza separada de la espiritualidad: el “ser perfectos como mi Padre celestial es perfecto”, es obligatorio, pero no se enseña a todos el cómo ejercitarse para alcanzar dicha meta, la cual sólo conquistan unos pocos: aquellos que viven la ascética y la mística, es decir, aquellos que son capaces de hacer de su diario vivir “una vida de santidad” al buscar dicho perfeccionamiento en la cotidianidad y quehaceres diarios, a lo cual la mayoría no llega porque fraccionan la existencia en momentos “sagrados” de oración, cultos, prácticas rituales, celebraciones sacramentales y otros que son la vida ordinaria: el sobrevivir, los negocios, los amigos, las distracciones, los caprichos e incluso el pecado. * Una enseñanza separada del dogma: la moral se imponía y las verdades de fe se repetían, incluso de memoria, pero no se entendían y por ende no llevan a ninguna práctica, se enseñaban dando por su puesta la gracia y la fe por el mero hecho de ser bautizados, pero sin establecer la relación entre lo que se cree y lo que se vive, pues se peca y no siempre se acude a la recuperación de la gracia a través de la praxis sacramental, no se experimenta el ser salvado en la cotidianidad. * Enseñanza de contenido individualista y asocial. El haber estimulado una “salvación individual” en la cual el creyente debe “ser bueno” para salvarse haciendo obras de caridad, amando al prójimo y a Dios como a sí mismo, conllevó a que cada quien viva su propia moral, incluso de manera egoísta, donde el prójimo cuanta sólo para “darle” cosas, pero no como aquel a quien se debe ayudar a salvar y a la vez quien me ayuda a salvar, pues la moral se limitó a algunos actos cuyo fin primario y esencial no era ayudar a salvar al prójimo, sino salvarse a sí mismo. Lo anterior no llevó a un compromiso moral social, porque se buscaba sólo salvar al individuo sin repercusión en estructuras, entidades e instituciones, desconociendo la dimensión social que tienen las acciones humanas de cada individuo, no se estimuló el conformar comunidad, se impuso más que la mansedumbre y la humildad, la resignación, como sinónimo de la voluntad de Dios, no se podían cuestionar las normas y se debía creer con la fe del carbonero. * Formación moral legalista: el cristianismo posee una moral específica, que se denomina hoy como “moral de máximos”, cuyo referente y meta es la utopía del ser perfectos como el Padre celestial es perfecto (Mt 5, 48), y aunque se tenga conocimiento de la misma, e incluso se repita de memoria, el comportamiento de los cristianos no es el mismo que se pide, porque como se dijo antes se enseñó desde la restricción: no haga, no diga, no vaya, no... tal como se ve en el decálogo: Dt 5, 6-21; Ex 20, 1-17. En estas condiciones, no hay claridad de conciencia en las actos, porque se tienen como referentes lo que “todos hacen o dicen”, e incluso aunque vaya abiertamente en contra de las enseñanzas y de la moral: por ejemplo, el aborto provocado, que aunque no es un método de planificación, los creyentes lo practican como tal y ahora con la despenalización parcial, en Colombia, el asunto de agrava, o en el caso de la infidelidad, que reconociendo los riesgos de la promiscuidad, de alguna manera las parejas “ponen los cuernos”, por los motivos que sea; pero también, el celebrar los sacramentos como el de la confesión sin ninguna preparación y propósito de enmienda o de corrección para alcanzar la perfección, el comulgar cuando se está en pecado mortal porque se vive en unión libre, etc. En efecto, las actitudes y la manera de vivir la moral determina un enfoque particular de los criterios y valoraciones morales, apuntando al simple cumplimiento de la norma, cuando se pueda, y cuando no se queda así, porque al decir de muchos: “no tienen ganas...”, “no me nace...”, “la manera como se celebra es aburridora, monótona, desesperante”, “voy a... cuando quiero...” etc. En conclusión la enseñanza de la moral dada especialmente en los templos, los confesionarios, la catequesis, las escuelas y algunas veces en los hogares se limitó a dar normas que prohibían, que restringían, que no estimularon ni el compromiso como bautizados ni menos la opción por otros que son “nuestro prójimo” y con quienes cada quien debe buscar y ayudar a instaurar el Reino de Dios en la tierra en el aquí, el ahora, el ya. Resurgimiento de la moral Frente a la crisis moral, algunos autores como Vidal afirman que “la ética es una realidad “socialmente desvalida” en cuanto vive a la intemperie y se realiza al margen de instituciones y de estructuras de poder”, pero otros afirman que no es cierto, puesto que la misma sociedad consciente de la inversión de valores, quiere retomar algunas instancias, entre ellas la moral y la axiología, para hacer una relectura, resignificarlas y reconstruir los cimientos sobre los cuales descansarán las grandes transformaciones que exigen los retos que el presente siglo trae consigo y a los cuales la humanidad debe enfrentar. Las siguientes situaciones manifiestan dicho resurgimiento La esperanza: una persona que no tenga “sueños” e ideales, que no tenga motivos para vivir ha perdido toda esperanza, pero frente a la moral y a la ética, éstas no se acaban por estar en crisis, es decir que “la crisis moral presente no significa fin o muerte de la moral. Por una parte estamos asistiendo al crepúsculo u oscurecimiento de un sistema de moral vigente; y por otra vislumbramos el nacimiento de una nueva moral. En esta noche cercana a ser día, “al par de los levantes de la aurora”, como diría San Juan de la Cruz, nos preguntamos por el sentido de la crisis moral y por los rasgos de la nueva moral que buscamos. En consonancia con esa apreciación de algunos años, creo que la crisis moral actual se orienta hacia una resolución de signo positivo”9 ¿Será, entonces cierto el refrán de que: “después de la tempestad viene la calma? Pues, si se asume una actitud optimista y positiva si, porque de cómo se dijo al reflexionar sobre la crisis, ésta permite crecer, replantear, asumir, planear, ejecutar para poder conquistar las metas. La reafirmación del valor de la persona humana y su dignidad: aunque el hombre es el objeto de estudio de diversas ciencias como la sociología, la psicología, la moral, la educación, etc., la nueva concepción de hombre como ser pluridimensional e hijo de Dios, en el caso del creyente, permite, al menos en teoría el que no sólo se tengan deberes sino también se demanden los derechos, lo cual se reafirma, en el caso de Colombia, en la Constitución Política Nacional de 1991, denominada como “la Constitución de los Derechos Humanos” Rehabilitación del discurso ético desde lo filosófico: el imperativo categórico de Kant ha inspirado nuevos fundamentos filosóficos que favorecen la reflexión y la 9 Op. cit. VIDAL Ética civil y moral cristiana. p. 43 argumentación de la ética, gracias a la capacidad moralizadora del hombre y a la búsqueda de trascendencia. Se han hecho nuevas propuestas como la de una “ética civil de mínimos”, como es el caso de Adela Cortina, donde pese a los pocos principios concordados, éstos sean como la base o fundamento que permita llegar a un consenso universal, sin ningún tipo de discriminación. Como compromiso y para evitar un atentado más sobre la autodestrucción de la especie humana, se requiere un “reflorecimiento” de la moral para asegurar el presente y el futuro de la especie, de una manera digna y como testimonio y coherencia de vida entre lo que se cree y lo que se vive.