El astrolabio Julieta Fierro Generaciones de seres humanos se han dedicado a estudiar la naturaleza, algunos simplemente por el placer de comprenderla, otros para poder utilizarla de manera respetuosa. Dos de las disciplinas que han tenido mayor importancia para entender el mundo son la física y la matemática. Ambas contribuyen a simplificar y a generalizar a tal grado el conocimiento que pueden emplearse juntas para las labores tecnológicas como la construcción de aviones seguros o para predecir situaciones que sucederán dentro de miles de años, como la vida del Sol. En este texto daremos un ejemplo de cómo surgieron algunas unidades de medida a partir de observaciones astronómicas. Asimismo, se presentará la manera en que el docente puede construir un astrolabio muy sencillo. La circunferencia. Algunas de las unidades de medida que utilizamos han surgido de observaciones astronómicas. En ocasiones nos preguntamos por qué dividimos la circunferencia en 360°. Desde los albores de la historia los babilonios se dieron cuenta de que la sucesión de las estaciones, es decir, las épocas de seca y lluvia íntimamente relacionadas con la agricultura, estaban separadas por unos 360 días; a este lapso lo llamaron año. Ellos pensaban que el Sol se trasladaba en torno de la Tierra y que además recorría distintas regiones del cielo durante las estaciones. Puesto que el Sol recorría en, aproximadamente, 360 días la bóveda celeste, llegaron a la conclusión de que una circunferencia podía dividirse en 360 grados. El Sol, visto desde la Tierra, parece recorrer la bóveda celeste en aproximadamente 360 días de tal manera que cada 30 días pasa a lo largo de una constelación. Los babilonios fueron más lejos, se dieron cuenta que las fases de la Luna se repetían cada 30 días aproximadamente, así que dividieron su año en 12 meses (360/30=12). A los grupos de estrellas delante de los cuales pasaba el Sol durante el año, les llamaron constelaciones del zodiaco. A partir de entonces utilizaron las docenas para medir objetos tan diversos como el número de horas de la noche o conjuntos de frutas. El tamaño aparente de varios objetos puede ser el mismo, depende de su dimensión y de su distancia. Una vez descubiertas las medidas angulares se pudieron calcular las dimensiones de objetos cercanos y lejanos empleando unidades angulares. Si extendemos nuestro brazo con el pulgar ex-tendido notaremos que logramos cubrir, con nuestro dedo, objetos alejados como un árbol. Esto se debe a que vemos los objetos distantes más pequeños; entre más alejados estén, más reducidos los vemos (podemos comprobar esto alejando y acercando nuestro dedo de la cara). Para medir unidades angulares podemos construir un astrolabio. Vamos a necesitar: 1. Un transportador. 2. Un popote. 3. Un cordón delgado (o estambre) de 50 cm de largo. 4. Un clip. 5. Cinta adhesiva. Procedimiento: 1.Amarre el clip a un extremo del cordón. 2.Sujete el otro extremo del cordón al centro del transportador con cinta adhesiva. 3. Sujete el popote a la parte plana del transportador con la cinta adhesiva. Utilización: Si se asoma por el popote de tal manera que coincida con la altura de un objeto, la cuerda marcará sobre el transportador su dimensión angular respecto del piso, ya que el clip sirve como plomada. Los mesoamericanos también construyeron lo que probablemente fueron astrolabios. Utilizaban dos barras sujetadas por el centro, de tal manera que una pudiera moverse respecto a la otra. Si colocaban una horizontal, con la otra podían inferir la altura sobre el horizonte de los astros. Con este tipo de mediciones Se puede construir un astrolabio muy sencillo usando un transportador podían predecir el paso del Sol por el cenit y los eclipses. Las dimensiones angulares son sumamente útiles para determinar la altura de los objetos. Pensemos en varios que tienen las mismas dimensiones angulares vistos desde cierto lugar: un dedo y un edificio. Reiteramos que entre más alejados están, más pequeños se ven. La trigonometría es el área de las matemáticas que permite determinar la altura de un objeto conociendo su distancia y su dimensión angular. Así como este ejemplo, existen centenares de situaciones donde las matemáticas han socorrido al hombre en la solución de problemas prácticos.